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Guardiana de la obra de su padre, le rinde homenaje en unas espectaculares fotos JULIETA KEMBLE “ME hUBIErA EncAnTAdo qUE MIs hIJos conocIErAn A pApA” heredera de la colección de uno de los artistas más representativos de la Argentina del siglo XX, habla de su nuevo proyecto editorial: un compendio de los escritos de su padre como estudioso y crítico de arte Julieta, con Violetas amenazadas por el negro, no se sabe por qué trama inenarrable (1984) detrás, posa sentada sobre el baúl en el que su padre guardaba fotografías. Lleva un vestido de gran escote en la espalda bordado a mano con piedras y zapatos bicolor de Jimmy Choo.

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Guardiana de la obra de su padre, le rinde homenaje en unas espectaculares fotos

JULIETA KEMBLE “ME hUBIErA EncAnTAdo qUE MIs hIJos

conocIErAn A pApA”

heredera de la colección de uno de los artistas más representativos de la Argentina del siglo XX, habla de su nuevo proyecto editorial: un

compendio de los escritos de su padre como estudioso y crítico de arte

Julieta, con Violetas amenazadas por el negro, no se sabe por qué trama inenarrable

(1984) detrás, posa sentada sobre el baúl en el que su padre

guardaba fotografías. Lleva un vestido de gran escote en la espalda bordado a mano con piedras y zapatos bicolor de

Jimmy Choo.

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“cuando papá murió quedó su pensamiento, no sólo su obra. porque

era un erudito, un hombre único”

A partir de 1960, Kenneth Kemble escribió decenas de columnas so-bre arte en el Buenos Aires Herald

y se convirtió en un destacado articulis-ta alrededor del mundo. Hijo de un in-migrante británico llegado a Argentina en 1911 y nieto de una pintora escoce-sa nacida en la India, desde muy joven se volcó al arte conceptual y tomó la escritura como un instrumento para difundir sus ideas de vanguardia.

A partir de 1998 –año en que murió, a los 74– su hija Julieta (40) es la alba-cea de su obra y su legado. Con sumo cuidado, ha resguardado no sólo el gran patrimonio pictórico de uno de los más renombrados artistas del Infor-malismo, sino que también se encargó de difundir su obra como escritor y erudito del arte. Con estudios en Co-mercialización y Dirección de Empre-sas, Periodismo e Historia del Arte, Ju-lieta es la segunda hija del artista, fruto de su relación con Berta Haendel, su cuarta mujer. Casada desde 1998 con Justo Saavedra y madre de tres hijos –Octavio (11), Tasio (7) y Amalia (5)–, hoy dirige JK, una casa editorial dedi-cada a la difusión del arte.

A catorce años de la muerte de su padre, Julieta rescató una de las facetas que él utilizó con coraje y lucidez para plasmar su pensamiento durante la se-gunda mitad del siglo XX –un momen-to de transición entre lo moderno y lo contemporáneo– y publicó dos volú-menes bajo su sello editorial. “Si tuviera que elegir un recuerdo de él, sería sen-tado en la mesa con su gin, escribien-do”, confiesa Kemble sobre un hombre que amaba a los gatos, era fanático del jazz y siempre luchó por la difusión del arte argentino en el mundo.

–¿Qué te hizo difundir con tanto ímpetu la obra de tu padre?

–Antes que nada, preservar el legado de una persona a la que quise tanto. Resguardarla, cuidarla y ponerla en valor me da fuerzas para ayudar a orga-nizar exposiciones y promocionar el pa-pel de Kenneth Kemble en el mundo. Porque él no sólo fue un gran pintor: su

Arriba e izquierda: con un vestido de noche en paillettes y tul, junto a la obra Pinocho entre bambalinas (1990), uno de los cuadros que el artista pintó en los últimos años de su vida. Abajo: las tapas de los dos volúmenes que Julieta publicó sobre los escritos de su padre bajo JK, su sello

editorial. Nadie faltó a la presentación en ArteBA.

“El modelaje fue algo que hice

para ganar plata, un período muy corto en mi vida

que ya no me interesa más”

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creatividad, su trabajo y su aporte a la cultura fueron tan grandes como su obra pictórica. Y a través de sus escritos es que dejó plasmado su riquísimo pensamiento.

–¿Sobre qué temas escribía?–Economía, política, literatura, música, de todo… Escri-

bía a los diarios, a los artistas, a sus novias. Pero creo que sobre lo que más escribió fue sobre arte, el tema que cono-cía como ningún otro. Porque su inquietud principal era la difusión del arte argentino. El pensaba que este país, al estar tan alejado, tenía cosas únicas que debían darse a co-nocer. Era un maniático de sus columnas en el Herald y era consciente del gran poder que tenía para lapidar o pon-derar el trabajo de cualquier artista. Yo siempre admiré su ética, el rigor y la disciplina con que desarrolló su tarea.

–¿Te ves parecida a tu papá?–Creo que en mi sentido de la lealtad y la justicia. Al

igual que él, yo soy muy sajona y no tengo problema en decir lo que pienso. Porque mi padre no fue un artista del montón, ni un artista condescendiente, ni un amante del poder. Provengo de una familia con una tradición de mujeres con coraje y personalidad. Y eso se hace evidente en esta labor que desempeño desde hace años como la albacea de la Colección Kemble.

–¿Qué te llevó a publicar estos libros?–Principalmente, mi gran admiración hacia todo lo que

hacía. Yo crecí muy apegada a él y nuestro vínculo era muy estrecho. Por eso, cuando murió, no dudé en hacerme cargo de su colección y luchar para difundir los valores que plasmó en su obra. Mi padre no fue ni el mejor ni el más cotizado artista de su tiempo, pero fue un hom-bre que siempre se enfrentó con los poderes públicos y privados que no cumplían con su palabra. Y eso me hizo avanzar en este proyecto, que no se habría concretado sin el apoyo de Justo Pastor Mellado, uno de los más grandes curadores y críticos de arte latinoamericano hoy en día.

–Si tu padre viera la publicación de estos libros, ¿qué pensaría?

–Me hubiera encantado que mi padre viera lo que estoy haciendo por él, porque siempre estuvo muy orgulloso de mí, ya que teníamos muchas cosas en común más allá de nuestro vínculo. Creo que él jamás pensó en publicar su obra escrita, ya que en toda su vida su único sueño fue promover la creatividad de los artistas por encima de las estructuras impuestas por el mercado y la sociedad. Publicar sus escritos no fue su sueño para él, pero sí co-mienza a ser el mío.•

“provengo de una familia con una tradición de mujeres con coraje y

personalidad. Y eso se hace evidente en la labor que hoy desempeño”

Arriba: junto a su padre, en el verano de 1981: recién llegados de unas vacaciones en Punta del Este. Abajo: en una enternecedora imagen, Kenneth Kemble le obsequia unos globos a su hija, en brazos de su madre, en el día de

su segundo cumpleaños.

La albacea de la Colección Kemble está enfocada en promover las ideas que el

artista plasmó en sus escritos. “El consideraba que la cultura

era dinámica y que siempre debía estar en movimiento”,

confiesa Julieta mientras posa delante de uno de sus cuadros favoritos. Con shorts de encaje

y blazer negro, confiesa: “Me encantaría que mi padre viera lo

que estoy haciendo por él”.

Texto: Rodolfo Vera CalderónFotos: María Teresa de Jesús AlvarezProducción: Victoria Miranda

Maquillaje: Patricia Celli, para Sebastián Correa, con productos LancômePeinado: Cristina Cagnina, para Staff CeriniAgradecimientos: Ralph Lauren, Evangelina Bomparola, El Camarín y Kallalith