Grandes Fortunas - John T Flynn

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INDICEPROLOGO I. FUGGER EL RICO: organizado! del Capitalismo II. JOHN LAW: el mago del dinero III. LOS ROTHSCHILD: los banqueros imperialistas PRIMER INTERMEDIO: I. Cosimo de Medici II. Sir Thomas Gresham. III. Jacques Coeur. IV. El arte y la industria del afeite. v. los escritores como negociantes. IV. ROBERT WEN: el reformista V. CORNELIUS VANDERBILT: el Rey de los ferrocarriles VI. HETTY GREEN: la avara SEGUNDO INTERMEDIO: I. Avaros. II Pobreza VII. MITSUI: el dinasta VIII. CECIL RHODES: el constructor del Imperio IX. BASIL ZAHAROFF: el hacedor de guerras TERCER INTERMEDIO: I. Hugo StiNNES. II. Fortunas territoriales. III. Fortunas dinsticas X. MARK HANNA: el poltico XI. JOHN D. ROCKEFELLER: el constructor XII. J. PIERPONT MORGAN: el promotor

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JOHN T. FLYNN.

GRANDES FORTUNAS. HISTORIA DE DOCE HOMBRES RICOS.PROLOGO.Lo que sigue en este volumen es evidentemente una serie de ensayos biogrficos. Estos ofrecen los contornos de las vidas de once hombres y una mujer. Y son presentados como doce fortunas significativas desde el Renacimiento. Habra sido muy sencillo hacer una seleccin algo diferente. Poda haber elegido a uno de los Mdici, a Sir Thomas Gresham o a Jacques Coeur, en vez de a Jacob Fugger, en la aurora del sistema capitalista. En un perodo posterior poda haberme referido a los hermanos Pris o a Samuel Bernard ms bien que a John Law. Poda haber elegido a Ouvrard, el financiero de la Revolucin Francesa y Napolen lo mismo que a los Rothschild. Alguien preguntar qu excusa puedo alegar para haber incluido a Cornelius Vanderbilt y no a John Jacob Astor, a Mark Hanna y no a Carnegie, a Hetty Green y no a Jay Cooke o Jay Gould. Y qu motivo puede haber para dejar fuera a Henry Ford, Andrew Mellon y los Du Pont? En el curso del libro espero dejar en claro para el lector el motivo que me ha llevado a elegir esos nombres. Despus de todo, el reparto de personajes de esta o de cualquier otra obra que tenga el mismo fin debe ser determinado de acuerdo con algn principio central de seleccin. Pude haberme limitado a elegir una docena de las fortunas ms grandes, en cuyo caso habra dejado de lado no slo a Mark Hanna y a Robert Owen, sino tambin a J. Pierpont Morgan y, en realidad, a casi todos los dems, salvo quiz a Rockefeller, Vanderbilt y Hetty Green. De haber hecho mi eleccin sobre esa base es posible que no hubiera incluido ms que a Rockefeller. Lo que he tratado de hacer en general era escribir acerca de esas figuras de la historia de la riqueza cuyas fortunas fueron, en su conjunto, claramente representativas de los ambientes econmicos en que florecieron y cuyos mtodos de acumulacin de la riqueza ofrecan las mejores oportunidades para describir dichos mtodos. He tratado tambin de situar a esos hombres dedicados a hacer dinero en ciertas pocas importantes, poniendo ms nfasis en las ltimas. Habiendo elegido a Rockefeller como evidentemente el ms importante desde todo punto de vista en el perodo entre 1870 y 1911, no era posible incluir a Andrew Carnege o Philip Armour ni a ninguno de los barones del petrleo de los Estados Unidos o de Europa, por grande que fuera la tentacin. Luego de haberme decidido por Vanderbilt no poda, sin repeticin, haber agregado a Gould, Huntington, Hopkins o Harriman y a otros muchos reyes del ferrocarril. Una vez elegido mi tema, mi propsito ha consistido en hacer, de la manera ms clara y vivida posible dentro de los lmites de un solo ensayo, una descripcin del sistema econmico de la poca, de los medios con los cuales se produca la riqueza y de los recursos con que grandes cantidades de4

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la misma iban a parar a las cajas d caudales del hombre rico. Me he separado, en parte al menos, una o dos veces, de esa norma de seleccin. He elegido a Hetty Green porque deseaba incluir por lo menos la fortuna de un avaro y la fortuna de una mujer, y ella combinaba felizmente ambas cosas. En cuanto a las omisiones, he dejado de lado a varios hombres cuyas vidas me senta fuertemente tentado a examinar. Entre ellos haba por lo. menos una fortuna oriental. Haba tambin una o dos fortunas inmensas basadas en la posesin de tierras. Las omit porque, despus de todo, me di cuenta de que pertenecan no tanto a las pocas en que aparecieron como a un sistema de vida econmica ya caduco o por lo menos en decadencia. En el caso del seor Ford y esto se puede aplicar a otros varios no le inclu obedeciendo a la regla de conducta que me trac antes de iniciar mis estudios: no tratara de la fortuna de ninguna persona viviente. No slo en mis selecciones, sino tambin en el mtodo seguido me he guiado por mis ideas acerca de los medios por los que se crea la riqueza y los mecanismos mediante los cuales llega a manos de los ricos. La riqueza es creada por el trabajo, pero por un trabajo dirigido. Es creada por obreros que trabajan con herramientas y reforzada y multiplicada por muchas habilidades, habilidades manuales y mentales. Es creada por ese trabajo mediante la utilizacin de materiales. En resumen, podemos decir que la riqueza es creada por obreros que trabajan con diversas habilidades y con herramientas sobre materias primas y bajo una direccin. El producto terminado es el compuesto de los materiales, el trabajo comn, las habilidades y las herramientas, e incluye todas las dotes tecnolgicas de la raza y la direccin de los organizadores. Ningn hombre que trabaje con sus propias manos, con materiales que l solo posee y crea, con herramientas que l mismo ha fabricado, puede producir lo bastante para hacerse enormemente rico. El problema de hacerse rico consiste en apropiarse de una parte grande o pequea del producto creado por la colaboracin de muchos hombres que utilizan todas esas energas. Toda la historia de la acumulacin de la riqueza consiste en descubrir los artificios mediante los cuales un hombre o un pequeo grupo de hombres pueden apoderarse del producto de muchos hombres, Al principio, cuando no haba mquinas, ni dinero, ni inventos de crdito intrincados, ningn hombre poda afirmar su derecho a una participacin en lo que haban producido otros hombres, como no fuera declarndose sencilla y escuetamente dueo de los materiales y de los hombres. La propiedad de tierras y la esclavitud humana fueron los primeros instrumentos para la adquisicin de riquezas. Y como ningn hombre poda adquirir el dominio de tierras y de hombres suficientes para hacerse rico como no fuera afirmando un poder poltico de origen divino, encontramos que los primeros hombres ricos fueron reyes. A medida que la sociedad creca y se desarrollaba, los hombres se fueron haciendo ms productivos individualmente, por una parte, y, por la otra, la invencin de la moneda y del crdito permiti a los individuos privados alegar derechos sobre el trabajo de grupos cada vez ms grandes de hombres. Podemos decir que toda la historia del arte de acumular la riqueza es la historia de la invencin ;uinas e instrumentos de crdito. En realidad, las dos fuerzas que distinguen al mundo ms viejo y sus espantosas escaseces del, mando ms nuevo y su creciente abundancia son la tecnologa y d crdito. Los cientficos y los doctos fueron aadiendo lentamente un fragmento de conocimiento a otro, un invento mecnico a otro, arrancando poco a poco a la tierra sus recursos no soados y multiplicando la productividad de los hombres. Al mismo tiempo, los hombres de negocios iban descubriendo y perfeccionando lentamente los artificios del crdito. Comenzaremos con la sencilla transaccin consistente en prestar cierta cantidad de cereal de una cosecha de la que deba resarcrseles con la siguiente. Inventaron el dinero como una medida de valor. Empezaron por hacer prstamos de dinero. Luego redujeron la transaccin de prstamo de dinero a un document escrito y ms tarde a un documento escrito que poda ser negociado. El lego que da por supuestos los mtodos de5

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negocio modernos apenas se da cuenta de los inmensos progresos que se ha hecho con esta energa dinmica del crdito. Al principio, cuando un hombre prestaba a otro un centenar de dracmas, esos dracmas tenan que existir en la realidad antes de poder ser prestados. Hemos adelantado tanto que ahora contamos con el milagro moderno del prstamo bancario en el que el dinero es creado en realidad por el mismo acto de prestarlo, de modo que vemos el fenmeno de una nacin que utiliza como dinero las deudas de sus ciudadanos. En los captulos siguientes hemos tenido en cuenta estos hechos. Y a medida que esos ricachos histricos crucen por nuestro escenario espero que podremos verlos tanteando esos inventos de crdito y de intercambio, fortalecindolos y refinndolos: el dinero, el crdito, los pagars, el inters, las letras de cambio, los descuentos, los bancos de depsito, los bancos de descuento, los ttulos de propiedad, las hipotecas, los beneficios lquidos, las acciones y obligaciones y, finalmente, los innumerables elementos del mundo social moderno. Mi propsito ha sido presentar las historias de esos hombres y sus pocas de la manera ms exacta posible yen trminos de nuestra propia poca. Tenemos tendencia a pensar en los problemas de nuestra poca, con sus depresiones, sus ejrcitos de desocupados, sus labradores que reclaman precios ms altos, sus pesadas deudas, sus recursos sociales para hacer frente a la pobreza, sus programas y planes, como nicos en la historia. Podemos suponer que las estratagemas con que nuestros dirigentes apremiados han tratado de evitar el destino y el desastre social son completamente nuevos y no experimentados. Pero no es posible recorrer los mercados, las bolsas, las plazas pblicas y los barrios bajos de las ciudades viejas y, en realidad antiguas, sin sentirse impresionado por el paralelismo entre sus crisis y las nuestras. Veremos depresiones en Florencia, la lucha de Francia contra la deuda pblica en la poca de Luis XV, la pobreza que atormentaba a los agricultores y los obreros en la Edad Media, as como a sus soberanos y jefes de gobierno conferenciando y trazando intilmente programas contra fuerzas que no comprendan y que estaban modificando sus sociedades respectivas. Veremos a los hombres de negocios y a los funcionarios pblicos disputando acerca del monopolio, de la fiscalizacin gubernativa, de los impuestos y la deuda pblica; a los obreros reclamando sus derechos y al gobierno gastando el dinero del pueblo. Contemplaremos a los Mesas econmicos con sus evangelios de paz y de abundancia a travs de todas las pocas, desde Fugger y Law y Rothschild hasta nuestros das. Los hombres se han amotinado a causa de los mismos males sociales, los mismos desrdenes, las mismas indignidades e irritaciones durante siglos innumerables. Por supuesto, este paralelismo puede ser llevado demasiado lejos. La tentacin es grande. Y porque ello es evidente, me apresuro desde el comienzo a declarar que he tratado fielmente de no utilizar material alguno que no haya examinado laboriosamente y que no cuente con un amplio apoyo en la historia. Tengo que decir algo ms. En el curso de estas historias de hombres ricos han surgido cuestiones y se me han ocurrido cosas que, a mi parecer, deban ser tenidas en cuenta. Pero no poda encontrar el modo de hacerlo sin interrumpir la narracin con una exposicin de esos problemas que slo servira para distraer al lector. He tratado de resolver el caso incluyendo entre algunos de los captulos ciertos estudios intermedios en los que he hecho breves observaciones sobre las cuestiones y los puntos que me han interesado. El lector los encontrar en esos intermedios dispuestos de tal modo que si se interesa lo bastante por ellos podr detenerse en su lectura, y si no se interesa podr pasarlos por alto sin perder ninguna de las partes esenciales de las doce historias siguientes. Febrero de 1941. Bayside, L. L. JOHN T. FLYNN.

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CAPTULO 1 FUGGER EL RICO. ORGANIZADOR DEL CAPITALISMO

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JACOB Fugger, apodado el Rico, fu la figura ms importante e imponente en la aurora de la era capitalista. Comenz siendo sacerdote y termin como el mayor millonario del siglo XVI, el ms grande de los aventureros del comercio, el primer organizador de empresas industriales del mundo moderno, banquero de emperadores y de papas, cuyas oficinas comerciales, almacenes y factoras se extendan por todas las ciudades y todos los puertos a lo largo de las rutas comerciales de Europa. Nacido tres dcadas antes de que Coln descubriera Amrica, Fugger vino al mundo en un momento en que los hombres vean en todas partes, con angustia, que su sociedad se hallaba mortalmen-te enferma. >Un monstruoso desarrollo interno destrozaba las entraas del feudalismo. Una nueva serie de huesos, msculos y nervios extraa la vida de los tejidos desintegrados del viejo sistema. social. La vida y el vigor se hallaban ya en la sangre del nuevo sistema que se adueara del mundo durante los cinco siglos siguientes y que ahora, a su vez, parece encanecido y dbil y siente en sus entraas los dolores de parto de nuevos sistemas. Los hombres buscaban a tientas otras formas y pautas de vida y otros instrumentos de organizacin apropiados para ordenar los nuevos mtodos. El lucro, el comerciante moderno y la clase media, haban aparecido en escena para desafiar a la tica y la economa escolsticas de Toms de Aquino, las teoras polticas de Alberto Magno y las tcnicas adquisitivas de los nobles bandidos. Y en la organizacin de los instrumentos comerciales de esta nueva era desempe Fugger un papel no distinto del de Rockefeller y Morgan al dar direccin y forma a la nueva civilizacin colectiva que se iniciaba en Amrica a comienzos de la dcada del 70. Quiz la sociedad europea no habra podido hacer nada mejor para s misma que la organizacin del feudalismo dadas todas las circunstancias de la poca. Pero en lo esencial el feudalismo no representaba un esfuerzo de crecimiento. Podra ser descrito como un vasto puerto de refugio al que acudan en busca de seguridad las masas acosadas, muertas de hambre y desordenadas de los primeros siglos que siguieron a la destruccin del Imperio Romano. Era una huida de la violencia y la necesidad. Lo que aterrorizaba a Europa en aquellos aos primitivos era el hambre. Hallam informa que de los setenta y tres aos de reinado de Hugo Capeto y sus dos sucesores, cuarenta y ocho fueron aos de hambre y que desde 1015 hasta 1020 todo el mundo occidental careci casi por completo de pan. Fu un espantoso interregno de barbarie en el que, como dice Hallam, las madres se coman a sus hijos y los hijos a sus padres y la carne humana era vendida "de una manera ms o menos encubierta" en la plaza del mercado. Las personas se vendan a s mismas como esclavas para evitar el hambre. Y en presencia de un hambre persistente se desmorona y cae la corteza exterior de las costumbres civilizadas, dejando solamente al salvaje desnudo que busca ansiosamente alimento. Una libertad precaria le parece poco precio para pagar la seguridad y la comida. Entretanto, muchos de los caudillos ms fuertes se dedicaban al bandolerismo. No emancipados todava de los conceptos ticos de su paganismo nrdico y de la adoracin de dioses que eran poco ms que bandidos divinos y asesinos celestiales, caan sobre los dbiles con esa extraa efusin de crueldad que ha caracterizado al paso del hombre por la tierra desde un principio. El nico refugio para el campesino, ms dbil, consista en venderse como esclavo a un barn feudal ms fuerte. Con el tiempo, sin embargo, este sistema se fu organizando, fortaleciendo y cristalizando. Y era ese sistema el que ahora agonizaba. Iba a ocupar su lugar un nuevo sistema que simbolizara, no la escapatoria y la huida, sino el crecimiento y desarrollo. El mundo de la Edad Media era un mundo rural en el que los hombres vivan en pequeos grupos de 50 a 500 almas. La unidad era el feudo. Se trataba de un microcosmos comunal formado por un pequeo nmero de familias reunidas alrededor del castillo del seor. El castillo, la casa de campo, el huerto, los campos, la8

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dehesa, el bosque eran los constituyentes fsicos de esa pequea sociedad, que se hallaba aislada de todas las dems sociedades. Poda haber alguna aldea, pero sta formaba parte del patrimonio. Y en algunos pocos lugares poda haber una ciudad. La sociedad existente dentro de ese pequeo cosmos era, en cuanto a los asuntos domsticos, totalitaria. Era una sociedad colectivista, una sociedad en la que el seor era el amo y el estado. El feudo produjo la riqueza creada en la Edad Media. Se trataba de una sociedad organizada para la subsistencia. Y eso era todo lo que consegua, poco ms de lo que consigue una familia en nuestras pocas de depresin. Los campos producan cereal, unas pocas hortalizas (zanahorias, repollos, nabos) y quiz algunos guisantes, habichuelas, cebollas, apio, ajo y perejil. Haba probablemente algn huerto de perales y manzanos y una via. La harina era molida en el pequeo molino del patrimonio feudal y el vino prensado en la prensa perteneciente al seor feudal. Haba artesanos que podan ser tambin labradores y que cambiaban sus servicios por otros servicios o por los productos ajenos. Se hacan muebles, se recoga, cardaba y teja la lana; se curaban los cueros y se hacan con ellos calzado, chaquetas y cinturones por cuenta de la comunidad. Pero la produccin comn estaba limitada por la capacidad de los artesanos para hacer cosas con herramientas muy toscas y materias primas muy reducidas. Hay ms clases que cosas en las estanteras de un almacn de comestibles moderno que las que se poda encontrar en toda la Alemania de aquel tiempo. Era desconocida toda esa vasta multitud de artculos y mercaderas que constituyen las necesidades del siglo XX. En la Amrica anterior a la depresin haba ms clases diferentes de llaves inglesas que diferentes clases de mercaderas en el Santo Imperio Romano feudal. Como alguien ha observado, ahora pasa ms carga por un solo ferrocarril en una sola noche y en una sola direccin que toda la que pasaba por las carreteras del Tirol durante un ao en la poca de Federico III. Cuando poda disponerse de todos los frutos de una estacin, los habitantes de una comuna feudal vivan una existencia modesta, pero en virtud de una serie de prescripciones y ordenanzas, tributos e impuestos, cierta cantidad de todo lo que se haba producido iba a parar a las arcas, los graneros y las bodegas del seor. Pero como el seor slo dispona de una parte de lo producido por una pequea poblacin de arrendatarios, todo lo que le corresponda no bastaba para hacerle rico. Slo los seores que posean inmensos feudos que comprendan una o dos ciudades, o que disponan de una docena, una veintena o un centenar de feudos, como suceda en algunos casos, obtenan de sus arrendatarios lo bastante para aumentar sus riquezas. Los ms ricos eran, por supuesto, los prncipes que posean dominios extensos y obtenan tributos de centenares de feudos. En el feudo no haba ni poda haber nada de lo que se llama abundancia, y que el poltico moderno exhibe con engao ante los ojos hambrientos de sus electores. Salvo la visita del hambre o de la enfermedad, haba lo bastante para comer, pero nada ms. La vida era indeciblemente opaca. Al patio del castillo feudal llegaban a intervalos el acrbata, el juglar y el mago errantes con sus trucos; el peregrino con sus cuentos, el trovador con sus cantos y sagas, y el buhonero con sus escasas mercaderas y especias exticas y su charla. Pero se trataba de intermedios poco frecuentes en un mundo opaco y triste. Ese mundo era el que se estaba deshaciendo. Y las fuerzas que lo deshacan eran el dinero, el comerciante y la ciudad. Imaginmonos una pequea ciudad que forma parte de las propiedades de algn seor floreciente. Dentro de sus murallas hay un revoltijo de edificios toscos, los hogares y tiendas de los artesanos: tejedores, guanteros, armeros, herreros, quiz vidrieros o acaso tallistas en madera y otros obreros; el castillo del seor, con su squito de obreros, villanos, hombres armados y caballeros. Fuera de las murallas, en algn lugar cubierto, hay un grupo de mercaderes, con sus carretas y banquetas al aire libre. A medida que pasa el tiempo, esos negociantes serviles y desclasifcados levantan sus viviendas, fijan all su centro de operaciones y al cabo de algn tiempo forman una pequea comunidad comercial. Dentro hay otros artesanos prsperos que asumen las funciones de comerciantes y venden sus productos y los de sus vecinos a esos extranjeros, as como en los9

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mercados y las ferias. Con el tiempo, esos comerciantes de dentro y de fuera de las murallas descubren que poseen intereses comunes, que tienen que hacer frente a injusticias comunes, que deben defender derechos comunes contra las exacciones del seor. Se organizan. Y as nace la burguesa; la burguesa y la Cmara de Comercio que ha de heredar la tierra. Esta burguesa exige una voz en los asuntos pblicos. Se extiende y crece hasta que devora a la ciudad. Organiza los gremios. Presenta demandas. Arrebata al seor la funcin de gobernar las ciudades por medio de una carta de privilegio o de la asuncin violenta del poder. Reglamenta el comerco, los precios, la produccin, la competencia. Casas gremiales imponentes se alzan en las nuevas ciudades de toda Europa. Esos comerciantes se hacen moderadamente ricos. Construyen edificios ms slidos junto a murallas ms inexpugnables. A mediados del siglo XIV ya casi desafiaban el poder de los seores feudales. Y as, no slo sentaron las bases de la ciudad moderna, pusieron en movimiento la economa monetaria e iniciaron el sistema capitalista, sino que tambin crearon las primeras tcnicas rudimentarias del gobierno representativo, aunque pas mucho tiempo hasta que esa clase de gobierno lleg a ser popular. As naci la ciudad moderna y de ella naci a su vez el ogro que devor la filosofa, la tica, la esclavitud y los medios de vida del sistema medieval casi congelado. Y as surgi en el mundo una nueva clase de hombre rico. El rico del sistema feudal era el seor hereditario que en un mundo fuera de la ley daba al campesino y al burgus proteccin y orden a cambio de una parte de lo que stos producan. Se quedaba con parte de su produccin y de su trabajo directamente, y en algunos lugares llegaba a quedarse con el fruto de tres das de trabajo de cada seis. Exiga impuestos y tributos, y casi todos los acontecimientos de su propia vida as como los nacimientos, casamientos y muertes de sus vasallos eran excusas para imponer una nueva gabela. Pero poco a poco iban afluyendo el oro y la plata a ese mundo del trueque. Europa fu desvindose gradualmente hacia la economa monetaria, con consecuencias que no podan prever sus incultos filsofos sociales. Y a medida que se extendan las ciudades comenzaron los mercaderes a . acumular dinero a cambio de un servicio completamente diferente del que prestaba el seor feudal. Al cabo de unos pocos siglos se apoderaran de la tierra y la haran girar alrededor "del eje resonante del cambio", hasta que un da surgira una nueva fuerza que amenazara al hombre de empresa como l haba amenazado al seor feudal en otro tiempo. 2. Ms o menos por esa poca, en 1380, un sencillo tejedor suavo llamado Hans Fugger abandon su aldehuela de Graben para probar fortuna en una de esas ciudades en desarrollo, la ciudad libre de Augsburgo. Al final de su vida era todava tejedor, pero ms comerciante que tejedor, pues compraba algodn en rama .en Venecia para l y sus vecinos y venda su fustn y el de stos a otras ciudades. Cuando muri le sucedieron sus dos hijos, Andreas y Jacob. Estos formaron con el tiempo dos empresas separadas y, en realidad, dos dinastas separadas. Se convirtieron respectivamente en los jefes de dos casas Fugger: los Fugger Corzo y los Fugger Lirio. Los Fugger Corzo, encabezados por Andreas, prosperaron en un principio, pero luego desaparecieron rpidamente de las crnicas de la poca. Los descendientes de Jacob se convirtieron en los Fugger Lirio (llamados as a causa de sus blasones). Jacob cre un negocio floreciente, se cas con la hija de un tal Franz Basinger, un comerciante prspero y director de la Casa de Moneda, y se instal en una hermosa casa de la calle principal de Augsburgo, frente a la sede del gremio de los tejedores. Cuando falleci en 1469 ocupaba el sptimo lugar entre los ricos de la ciudad. Jacob Fugger II, su hijo ms joven, haba nacido el 6 de marzo de 1459 en aquella casa imponente. Tena dos hermanos mayores, Ulrich y Jorge, quienes trabajaban ya en el escritorio de su padre cuando ste muri. Ulrich tena en ese tiempo 28 aos y Jorge 16. Jacob no tena ms que 10. Pero tenan la suerte de contar con una madre inteligente que era tambin una excelente mujer de10

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negocios y poda dirigir a sus hijos cuerdamente hasta que ellos pudieran manejarse por s solos. Sin embargo, Jacob fu destinado al sacerdocio. Lleg a hacer sus primeros votos y era prebendado en Herrieden cuando su viril madre decidi que dejara el templo por la oficina comercial. Abandon la catedral de Franconia y fu a hacer su aprendizaje a Venecia. En 1478, a la edad de diecinueve aos, volvi a Augsburgo y ocup su lugar como socio en el negocio que llevaba entonces el nombre de Ulrich Fugger y Hermanos. Por lo tanto, Jacob no parti de la nada. Inici su carrera de hombre de negocios como socio de una empresa muy floreciente. Su hermano Ulrich, administrador muy capaz, haba ampliado mucho el negocio y establecido, en realidad, relaciones con la Casa de Habsburgo, que ms tarde iba a tener tanta importancia en la carrera de Jacob. Haba fundado ya sucursales de la casa en una docena de ciudades comerciales europeas y se haba establecido como recaudador de las rentas papales en Escandinavia. No obstante, aunque Ulrich y Jorge eran negociantes muy hbiles, las facultades intelectuales de Jacob eran de primer orden. A pesar de su juventud, no llevaba mucho tiempo en la casa cuando su influencia comenz a afirmarse. Antes de terminar el siglo XV Se haba convertido en el jefe de aquella empresa que creca rpidamente. Era uno de esos hombres que no slo poseen grandes talentos, sino que los muestran en su porte y su semblante. Tena la manera de ser imperiosa y el rostro jupiterino que caracterizaron al mayor de los Morgan y que hacan que los cazadores de dinero inferiores temblaran en su presencia. Posea esa vitalidad inagotable, ese temperamento tranquilo y sereno y ese inmenso talento para la organizacin que caracterizan a los grandes capitanes de la industria de nuestra poca. Durante su vida fu atacado con diversos grados de furia como monopolista, enemigo de los intereses alemanes, cazador egosta y codicioso de beneficios, enemigo de las normas morales establecidas por la Iglesia y el Estado. Lutero le denunci en numerosas ocasiones. Y en verdad, el destino le llev a Fugger a verse envuelto en aquella fatal aventura de las finanzas papales que precipit la revuelta de Lutero. Pero a travs de todo ello conserv la perfecta compostura del hombre que se cree a s mismo instrumento especial de Dios. As como un santo industrial posterior, John D. Rockefeller, deca: "Dios me ha dado mi dinero", as tambin el piadoso y adquisitivo Fugger deca: "Hay en el mundo muchas personas que me son hostiles. Dicen que soy rico. Soy rico por la gracia de Dios, sin dao de hombre alguno". Habindose iniciado como telogo y luego como comerciante, lleg a ser sucesivamente banquero, organizador de empresas industriales, industrial y estadista comercial. Era un dinasta. Pero no senta la ambicin de fundar una familia de rentistas nobles e improductivos. Contemplaba con pura satisfaccin la funcin del empresario y el beneficio de que ste vive. Rechaz la sugestin de retirarse a la vida tranquila y cmoda con la observacin de que "deseaba seguir obteniendo beneficios todo el tiempo que pudiera". Su ambicin consista en crear una dinasta rica y poderosa de banqueros e industriales. Se asoci con prncipes, emperadores y papas, pero nunca se jact de ello. Poda escribir a un emperador que le deba dinero el potentado ms poderoso de Europa para recordarle que deba su corona al apoyo financiero de Fugger, que su Majestad le deba dinero, y pedirle que "ordenase que el dinero que yo he prestado, junto con el inters que devenga, sea reconocido y pagado sin ms demora". Viva en plena magnificencia, rodeado de objetos de arte valiossimos y de la biblioteca ms grande de Europa, y contaba con una serie de propiedades que l juzgaba apropiada para un gran prncipe del comercio. Despus de su muerte, el capital de la compaa Fugger, de acuerdo con un inventario hecho en 1527, alcanzaba a 2.021.202 florines oro. Y veinte aos despus (1547) la casa, bajo la direccin de su sobrino Antn, un hombre de talento vulgar, posea un capital de cinco millones de florines. 3. La base de la fortuna de los Fugger fu, por supuesto, el comercio. Durante mucho tiempo los grandes comerciantes se haban codeado con los enjambres de buhoneros que pululaban por Europa.11

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El carromato del buhonero haba ido dejando las huellas de sus ruedas a lo largo de nuevos caminos, y estos caminos, junto con los restos de las antiguas carreteras romanas, se convirtieron en el sistema nervioso del Renacimiento. A lo largo de esas rutas comerciales se alzaron nuevas ciudades y las viejas adquirieron una vida nueva. Se formaron compaas de transporte y se abri a la navegacin nuevos canales. Esos buhoneros cambiaban la faz y animaban el corazn y los pulmones de Europa. Hicieron posible que el colmenero de algn feudo remoto de Turingia cambiase su miel por unas pocas onzas de pimienta o canela procedentes de las islas de Asa. Gracias a sus expediciones a caza de beneficios y moneda, le fu posible al tejedor de fustn de Augsburgo comprar el producto del platero de Florencia, las sedas de Venecia, los brocados de Lahore y los perfumes de Alejandra. Dos grandes corrientes comenzaron a fluir por toda Europa: una corriente de mercaderas hechas con toda clase de productos de todos los climas; y otra corriente de dinero acuado en las pequeas casas de moneda de centenares de pequeos prncipes. Esos tejedores de fustn y de lana y traficantes de herramientas comenzaron a contar con un mercado ms amplio para sus mercaderas y a producirlas en mayor escala. Los hombres afluan a las ciudades. El sistema capitalista, con su dinero y sus libertades, se converta en la doctrina reinante, aunque esa palabra era desconocida y las nicas doctrinas de que oan hablar los hombres eran las que defendan los ejrcitos sanguinarios y guerreros de la religin. Hombres como Fugger se iban haciendo una necesidad. Los comerciantes menores, que se movan en corriente incesante por la creciente red de rutas comerciales de Europa, haban dependido hasta entonces de los parroquianos que encontraban en las puertas de las haciendas, en las plazas de los mercados y en las ferias. Aportaban al comercio la utilidad de un lugar fijo. Pero se necesitaba una clase distinta de comerciante a quien se pudiera conferir la utilidad del tiempo y que desempease adems la funcin de comerciante al por mayor o intermediario. Esto exiga un talento especial, ese talento que en tiempos posteriores explica Jas grandes fortunas de los primeros Astor, los comerciantes aventureros ingleses; los Stewart, los Wanamaker, los Selfridge y los Straus en los Estados Unidos e Inglaterra. jTenan que poseer algo ms que el mero instinto para el regateo. Tenan que poseer no slo una gran capacidad para la organizacin y la contabilidad', sino tambin espritu de aventura, a diferencia del comerciante moderno, que todo lo reduce a frmulas llamadas la ciencia del comercio y hace que recaigan todos los riesgos en los hombros ajenos. Estos emprendedores en gran escala se granjeaban el respeto. Ya algunos comerciantes ingleses como Sir William de la Pole y Sir Richard Whttngton hablan alcanzado el ttulo de caballeros y los Mdici haban alcanzado en Florencia la nobleza y eran los gobernantes de la ciudad. El comerciante, que apenas se haba distinguido del pirata, y cuya moralidad, segn dice Niietzsche, no era ms que el refinamiento de la moral del pirata, surga ahora como los traficantes de Tiro, "la ciudad cuyos comerciantes son prncipes, cuyos traficantes son los honorables de la tierra". La casa Fugger manejaba gran nmero de mercaderas y productos. El pao de fustn, una especie de tejido de algodn tosco del que la pana es un tipo, era muy solicitado, y Augsburgo constitua un gran centro manufacturero de ese producto. Fugger abasteca a los tejedores con algodn en rama que adquira en los puertos del Mediterrneo, sobre todo en Venecia, y transportaba a lomo de mua a travs del Trol. A cambio, compraba sus productos y abasteca con ellos a toda Europa. Era algo ms que un comerciante; era tambin un intermediario, muy parecido al contratista, que operaba de acuerdo con el sistema de distribucin, proporcionando la lana y adquiriendo el pao de los numerosos telares a mano, los cuales llegaban a 3.500, segn algunos historiadores. Era un gran importador de metales, especias, sedas, brocados y damascos, terciopelos, hierbas, medicinas, obras de arte, viandas raras y costosas, frutos y joyas. Compr grandes diamantes, algunos de los cuales le costaron de 10.000 a 20.000 florines oro.

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Figuraban en primer lugar entre esas mercaderas los objetos de lujo. Los prncipes, los nobles, los caballeros y los comerciantes ms ricos eran clientes suyos. Los seores, la clase media y los ciudadanos acomodados recaudaban sus tributos, impuestos y multas en dinero y se dispona de un volumen creciente de plata y oro para las inversiones. Los seores contaban con una afluencia constante de moneda que en su mayor parte se desvaneca. Las rentas de toda Europa comenzaban a amontonarse en las manos de los grandes comerciantes. Esos hombres eran inevitablemente banqueros, banqueros de otros comerciantes, de los labradores, de los tejedores y de los gobiernos grandes y pequeos. Cuando algn gobierno necesitaba dinero acuda ordinariamente a esos ricos comerciantes. 4. En el joven mundo capitalista del siglo XIV lo que ms se acercaba a la tcnica de los grandes negocios era el comercio de especias. Las especias desempeaban el papel que iba a desempear el cobre en el siglo XV y el petrleo en el siglo XX. No haba mucha variedad en los alimentos de aquel tiempo, y los medios para conservarlos se hallaban an poco desarrollados. El paladar se resarca de la monotona de una dieta limitada, mediante la pimienta o alguna otra especia. Las especias eran objeto de una gran demanda y los capitanes del comercio recorran los mares en busca de provisiones de especias con algo del arrojo que muestra el capitalista moderno en la caza del petrleo. Venecia fu durante muchos aos el centro del comercio europeo de especias. Pero Portugal, despus de sus conquistas en la India, lleg a poseer tan grandes provisiones de esa mercadera que la capital mundial de las especias se traslad de Venecia a Lisboa, y ms tarde a Amberes. He aqu el modo cmo operaba ese negocio. Ante todo, era un monopolio real. El rey de Portugal, como la mayora de los monarcas de su poca y de las posteriores necesitaba constantemente fondos. Contrataba con algn comerciante el equipo de un navio, a expensas del comerciante, para una expedicin a las regiones productoras de especias del Oriente dominado por Portugal. El comerciante prestaba al rey una cantidad de dinero proporcionada con la cantidad de especias o de pimienta que esperaba llevar de vuelta en el barco. Cuando regresaba con la bodega de su navio cargada de pimienta, canela y otras especias, el rey pagaba el emprstito con el cargamento. Esas operaciones eran llamadas contratas de pimienta o tratados de especias. Es evidente que se trataba de empresas muy inseguras, pues el viaje era largo, en navios primitivos y a travs de mares amenazados por tormentas y piratas. El mercader que regresaba de su viaje con las manos vacas perda, por supuesto, su emprstito. Fugger comerciaba con especias, pero durante la mayor parte de s vida consider esas aventuras y sus tratados correspondientes de una manera muy parecida como John D. Rockefeller consider ms tarde a los productores de petrleo. Rockefeller prefera comprar su petrleo una vez que ellos lo haban extrado de la tierra, as como Fugger prefera comprar las especias a los navegantes afortunados una. vez que stos las haban puesto a salvo en los puertos. Un hombre tena que comprar pimienta en un punto distante, pagar por ella de antemano en la forma de un prstamo al rey, transportarla a su costo y riesgo y correr en un mercado fluctuante el albur de que no valiese lo que haba pagado por ella. Esta no era la clase de negocio que le gustaba a Fugger. Pero los otros comerciantes de Augsburgo, sobre todo la gran casa Welser, se dedicaban a l activamente. Cuando los portugueses conquistaron la India, un consorcio de comerciantes de Augsburgo encabezado por los Welser hizo un tratado de pimienta con el rey para equipar una flota y obtuvo un beneficio inmenso. Fugger slo tuvo una pequea participacin en el negocio. Pero al final sucumbi, como sucumbieron los refinadores a la quimera del petrleo. Magallanes, tras un viaje de tres aos alrededor del mundo, regres con varias conquistas en su haber. Tom posesin de las Molucas, las fabulosas Islas de las Especias, para la Corona de Espaa. Jacob Fugger se procur un contrato de especias con el de Espaa. Con sus colegas los comerciantes del13

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sur de Alemania equip las naves para dos viajes, uno de ellos encabezado por Sebastin Caboto y el otro por Garca de Loaisa, con objeto de transportar pimienta de las Molucas. Ambos viajes fueron completos fracasos. Pero Fugger muri antes de que los viajes terminaran y no pudo comprobar en la prctica lo acertado de su actitud anterior. Perdi en esa aventura 4.600 ducados espaoles. 5. Los nacientes magnates del comercio n dejaron, en su poca, de caer en cierto descrdito. Eran revolucionarios de la economa. Se hallaban tan obviamente en guerra con el orden establecido como los inventores de los telares mecnicos en una poca posterior, o los creadores del moderno capitalismo financiero en el siglo pasado, o los protagonistas de la sociedad capitalista planificada en nuestros das. Un antiguo dogma de la tica econmica, encanecido por la edad y abrumado con las bendiciones de la Iglesia el principio del "precio justo" era eliminado de la civilizacin. Europa vena operando a base de la tica econmica y social de San Juan Crisstomo, modelada de nuevo y adaptada a la poca por Santo Toms de Aquino, desde haca siglos. La busca ilimitada de la riqueza estaba condenada como algo inherentemente malo. El beneficio y el rdito, eran los demonios gemelos de los escolsticos, como lo fueron de los marxistas ateos cuatro siglos ms tarde. Crisstomo haba dicho: "Quienquiera que compra una cosa para beneficiarse vendindola, tal como es y sin cambio, es un traficante que debe ser arrojado del templo de Dios". "Qu otra cosa es el comercio dijo Casodoro, un jurisconsulto frailesco y una especie de escritor fantasma de Teodorico sino comprar barato y querer vender caro al menudeo?. . . El Seor arroja a esos traficantes del Templo". As era la cristiandad de los siglos XIV al XVI. El gran Doctor Anglico corrigi esas sentencias para permitir un beneficio. . . pero a un "precio justo". "El comercio en s mismo dijo- es considerado como algo deshonroso, puesto que no implica un fin lgico o necesario". "La ganancia arga en su Summa Theolgica que es la finalidad del comercio, aunque no implica lgicamente algo honorable o necesario, no implica algo pecaminoso o contrario a la virtud; de aqu que no haya motivo para que la ganancia no pueda ser dirigida a algn fin necesario u honorable; y por lo tanto el comercio puede ser lcito, como cuando un hombre utiliza las ganancias moderadas adquiridas en el comercio para el mantenimiento de su familia o piara ayudar a los necesitados". (Proposicin LXXVII, Artculo IV.). De aqu surgi la doctrina del precio justo que, segn se supona, inspir al comercio de Europa hasta el siglo XVIII. Pero como haba dicho el propio Santo Toms, el "precio justo no es absolutamente preciso, sino que depende ms bien de una especie de clculo". En consecuencia, la sociedad cre un medio legal para determinar y proclamar el precio justo. El gremio de comerciantes se convirti en el arbitro. Se supona que el comerciante y el artesano se contentaban con un ingreso adecuado a su posicin en la vida. Y se supona tambin que el gremio se guiaba para fijar el precio justo por el inters de la sociedad y no por el inters del hombre de empresa, lo que implica una diferencia entre el antiguo gremio y sus ediciones modernas, las sociedades comerciales del siglo XX. Bajo la influencia de esta filosofa se erigieron los gremios como autoridades legislativas en una especie de NRA medieval y procedieron a someter al comercio de su poca a las reglamentaciones ms extensas y exigentes. Todo se hallaba formalizado. El mismo comercio fu encauzado a macha martillo por rutas jurisdiccionales. En, Francfort haba 191 gremios, dieciocho de ellos en la industria del hierro solamente. Y como la reglamentacin engendra la reglamentacin, la ciudad feudal qued entrampada en un embrollo de reglas, frmulas, ordenanzas y expedientes que coartaban por completo el sistema econmico. Todo haba tendido a congelarse. Los comerciantes trataban de hacer trabajar a sus obreros durante largas horas, con jornales bajos, y les sometan a un prolongado aprendizaje. Haba resistencia a que ingresaran nuevos hombres en las filas de los comerciantes y los artesanos. Se imponan elevadas cuotas de ingreso para mantener fuera a los recin llegados. A un latonero de Bruselas se le cobr 300 florines por el privilegio de abrir su negocio. El aprendizaje y el perodo de jornalero se14

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prolongaban a veces hasta doce aos. Toda forma de progreso tena que luchar contra las reglas establecidas del feudo y de la ciudad. La pobreza era espantosa. Los obreros vivan en chozas. En toda Europa se produjeron levantamientos proletarios que abortaron. Los campesinos se sublevaron sin xito en Sajonia, Silesia, Brandenburgo, Iliria y Transilvania. Los obreros ingleses pidieron que se les pagase en moneda. Los gremios de jornaleros organizaron, a cubierto de asociaciones religiosas y de instruccin tcnica, uniones de contrabando, as como las tabernas clandestinas norteamericanas de la poca de la prohibicin se disfrazaban de clubs literarios y dramticos. Durante un siglo se mantuvo una resistencia silenciosa, cauta, sin ostentacin e inarticulada a esas cadenas que se multiplicaban. Nuevos modos de vida, nuevas demandas comerciales, los cambios introducidos por la economa monetaria en expansin traan consigo crecientes alteraciones en la aceptacin general de esos conceptos teolgicos del comercio. En una economa monetaria en desarrollo era necesario el crdito para una cosa, inclusive para el Papa y el abate que tronaban contra el rdito. El Papa Juan XXIII muri despus de haber empeado su mitra a Giovanni de Mdici por 38.500 florines. Al fallecer Juan, su sucesor exigi la devolucin de la mitra bajo pena de excomunin. Y un monarca, que posea lo que se crea ser la corona de espinas que haba desgarrado las sienes de Cristo crucificado la empe en una banca veneciana a cambio de un prstamo. Esta necesidad de crdito se manifest al principio en forma de tolerancia con los judos. Los nuevos monarcas asuman nuevos poderes sin los medios financieros para mantener esos poderes. Las rdenes religiosas, entregadas a grandiosos programas de construccin de catedrales y monasterios, necesitaban dinero. Los cristianos no podan prestarlo porque la Iglesia se lo prohiba. Esto ofreca una oportunidad a los judos, que no estaban ligados por la tica cristiana. Y as, al ser excluidos de otras formas del comercio, se convirtieron en los prestamistas de dinero de Europa. Tiene ms que un inters pasajero que Aaron de Lincoln, uno de los primeros prestamistas judos ingleses, adelantara fondos al ministro de St. Albans en Lincoln y por lo menos a otras nueve abadas cstercien-ses. Cuando falleci le deban los monasterios 24.000 libras esterlinas, que el buen rey Enrique II declar piadosamente canceladas, al mismo tiempo que confiscaba los bienes y el dinero contante de Aaron, que utiliz para costear la guerra contra Felipe Augusto de Francia. Se recuerdan muchos ejemplos semejantes. Santo Toms haba proporcionado una excusa tica conveniente para esa linda situacin. El gran telogo sostena que el prstamo a inters era un pecado y una injusticia para quien reciba el prstamo, el que era vctima de la usura. "El usurero peca al cometer una injusticia con quien recibe el prstamo a base de la usura. Pero el que recibe el prstamo con usura no peca, puesto que no es pecado ser una vctima". Pero, se preguntaba el telogo, el que recibe el prstamo no induce al prestamista a cometer un pecado ofrecindole la ocasin? "Es legtimo explicaba el Doctor Anglico utilizar el pecado para un buen fin". Y aade con lo que podra llamarse un sofisma ingenuo y casi santo, que "el que toma prestado dinero con usura no consiente el pecado del usurero, sino que lo utiliza; no le satisface la usura, sino el prstamo, el cual es bueno". Y qu fin poda ser mejor que la construccin de un monasterio o de una catedral o el apoyo a un monarca cristiano? En cuanto a la confiscacin de las propiedades del usurero, no est el pecador sujeto al castigo? No es posible excomulgar a un judo. Pero es posible privarle de los medios con los cuales l o su tribu cometen un pecado. Apoderarse de sus fondos es como desarmar a un bandido. A medida que los nuevos mtodos se extendan bajo la influencia de la economa monetaria en expansin, creca la necesidad de crdito de los hombres de negocios y los soberanos hasta el punto de que se precisaban fondos mayores de los que podan proporcionar los judos. Adems, la clase mercantil acumulaba sus ahorros en dinero y se apresuraba a prestarlo con inters, por lo que15

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apareci en escena el banquero cristiano, y la tica cristiana perdi parte de su plausibilidad. La sociedad se dividi en dos escuelas: la de quienes defendan la vieja escolstica y la de quienes siguieron el camino por el que les guiaban los humanistas. Los anticuados denunciaron rotundamente a Jacob Fugger y sus colegas en el comercio. Emprendieron la guerra en la Dieta y en el campo poltico. Haba grandes ciudades cuya seguridad dependa del poder de los gremios, como Constanza, Basilea, Lbeck y las ciudades han-setcas. Haba otras, como Augsburgo, las ciudades flamencas y muchas de Francia, que edificaban su prosperidad a base del capitalista independente. La Liga Hansetica, que comprenda a 150 ciudades en plena prosperidad, prohiba comprar trigo antes de que creciera, pao antes de que fuera tejido y arenque antes de que fuera pescado. Regulaba los precios, someta a sus miembros a las reglamentaciones ms minuciosas, lo ordenaba todo para perpetuar el lugar y el poder del "hombre vulgar", respaldaba su poltica y sus reglamentaciones con asambleas, tribunales, polica, flotas de barcos mercantes protegidas por una armada; enarbolaba su propia bandera y mantena sucursales extranjeras en las que los administradores y empleados vivan en una especie de cuarteles bajo una disciplina de hierro. A pesar de su poder, esos comerciantes tenan que luchar cruelmente contra los recursos libres y sin trabas de los comerciantes independientes. De aqu que acusasen a Fugger, que apareca como una potencia. La Compaa Ravensburg de Constanza, hasta entonces la mayor corporacin comercial de Alemania, pidi que no se permitiese a nadie poseer un capital que pasase de los lO.000 florines, aunque el suyo no bajaba de los 140.000. El Concejo de Nuremberg restringi esa cantidad a 25.000 florines. En la Dieta alemana se dijo que se reprochaba a la riqueza "la destruccin de todas las oportunidades para el trabajo del pequeo comerciante en una escala moderada". En Francia se inici un movimiento similar. Jacques Coeur, el millonario francs, excntrico pero poderoso, fu acusado de "haber empobrecido a un millar de comerciantes dignos para enriquecer a un solo hombre". Esta frase, con innumerables variaciones, estaba destinada a encontrar eco durante los siglos subsiguientes. En el Congreso norteamericano, ms o menos en la poca en que naci John D. Rockefeller, un representante de Misi-sip lamentara ms tarde "la muerte de tantos pequeos establecimientos que habran podido llegar por separado y en silencio a vivir existencias honrosas", y "un gran establecimiento se alza sobre las ruinas de todos los que lo rodean". Fugger sac pronto en consecuencia, como lo hicieron ms tarde John D. Archbold y John D. Rockefeller, que su filosofa necesitaba un apologista. Y encontr ese apologista ideal en el Dr. Konrad Peutinger, el humanista, que viva en Augsburgo. Peutinger era un paladn ms formidable que el canciller Day de la Universidad de Siracusa o el grupo de predicadores propicios que tomaban el oro de Rockefeller y utilizaban las Santas Escrituras para defenderle. Era una especie de combinacin de Samuel C. T. Dodd, el consejero versificador y filosofante de Rockefeller, y Elihu Root, quien cubri tenuemente con su propia respetabilidad a los odiados monopolistas de su poca. Era un abogado como la mayora de los abogados de su poca, un telogo que ocupaba su lugar en la escuela que crea que la filosofa conveniente para la sociedad humana deba buscar su criterio y sus datos en los asuntos de los hombres ms bien que en la contemplacin abstracta del espritu. Era el principal consejero de Fugger. Escribi: "Todo comerciante est en libertad de vender lo ms caro que pueda y que quiera. Al obrar as no peca contra el derecho cannico, ni es culpable de conducta antisocial. Pues sucede con bastante frecuencia que los comerciantes se ven obligados, en su propio perjuicio, a vender sus mercaderas a un precio ms bajo que el que pagaron por ellas". Defenda los "carteles" y los monopolios, el beneficio y el rdito. Fu en realidad el primer evangelista filosfico del sistema de beneficio. Hizo que el emperador Maximiliano I dictara leyes de acuerdo con sus doctrinas y los intereses de su poderoso cliente. As, el grupo adquisitivo reinante debe contar siempre con su filsofo. Ramss encontr el suyo en el templo. Nicias tuvo a su Hiero. Las corporaciones de Roma a su Cicern. Santo Toms surge providencialmente para erigir una fortaleza de filosofa alrededor16

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del seor feudal, cuyo rgimen depende de la supresin del comerciante. Y el Dr. Peutinger aparece en escena para refutar al apologista Anglico cuando la tica de ste ya no se adapta al procedimiento prevaleciente de conseguir la riqueza. En realidad, hasta el mismo gran Doctor Anglico haba dejado una gran escapatoria para los recaudadores de rditos. Sostena que aunque un hombre no poda percibir inters, si reciba un donativo "sin pedirlo y sin ninguna obligacin tcita o expresa, sino como un donativo voluntario, no peca, porque an antes de que preste el dinero podra recibir legalmente un donativo voluntario, y no queda en desventaja por el acto de prestar". (Summa Theoogica, Leccin LXXVIII, Artculo II). Aqu hay algo que se aparta de la rigidez teolgica e, inevitablemente, la teologa qued un tanto resquebrajada, primero por la utilizacin del "donativo", luego por un acuerdo para percibir adehalas, de una manera muy parecida a como se elude en nuestra poca las leyes sobre el impuesto a los rditos; y finalmente, arrojando abiertamente por la borda todo el bagaje aquiniano. Pues cuando Fugger escribe a Carlos V para que le paguen su prstamo pide claramente que "el dinero que yo he prestado, junto con-el inters que devenga, sea reconocido y pagado sin mayor demora". Es cierto que Fugger, el piadoso comerciante cristiano, necesitaba una base tica para sus empresas, puesto que disfrutaba de beneficios y rditos en una escala mucho mayor. Su bigrafo Jacob Strieder calcula utilizando las cifras del propio Fugger- que en 1494 l y sus dos hermanos haban invertido en su casa un capital de 54.385 florines, y diecisiete aos ms tarde (1511) ese capital haba aumentado a 269.091 florines oro. Era un aumento de capital de alrededor del 400 por ciento, o sea de un 23.5 por ciento al ao. Pero esto no representa todo el beneficio obtenido, pues no tiene en cuenta las cantidades retiradas durante esos diecisiete aos por todos los socios. Sin embargo, en 1511 se inicia una nueva contabilidad. Fueron extradas del negocio diversas cantidades para pagar a los herederos del sexo femenino. La firma comenz a operar nuevamente en ese ao con un capital de 196.791 florines oro. Al fallecer Jacob, su sobrino Antn hizo un inventaro que se tard dos aos en terminar y que revel un capital de 2.021.202 florines oro. Esto representa un beneficio de 1.824.411 florines oro, o sea ms del 900 por ciento. Es decir, que en un perodo de diecisis aos se haba obtenido un beneficio de ms del 50 por ciento anual. Pero otra vez es necesario agregar a esa cuenta un porcentaje considerable si se tiene en consideracin las grandes cantidades retiradas por los Fugger para hacer frente a los elevados gastos que implicaba la vida de esplendor que llevaban. 6. La larga lucha para destruir el viejo sistema feudal y la tica gremial primitiva de las ciudades y para poner en movimiento a la sociedad capitalista se prolong a travs de una serie de etapas. La primera fu la lenta infiltracin de la moneda. Luego vino el abandono pblico de la moral escolstica. Ms tarde surgi la libre competencia y la desaparicin de los monopolios comerciales de los antiguos gremios. La etapa siguiente fu el desarrollo del sistema bancario moderno. Y por fin surgi el empresario industrial en gran escala. Y Fugger aparece como la figura ms importante de la aurora de la era capitalista, porque desempe un papel dirigente en todas esas etapas. No es fcil fijar la fecha exacta en que se inici el sistema bancario moderno. Es ingenuo decir que comenz cuando empezaron a hacerse los prstamos, no en dinero contante, sino mediante crditos bancaros. Haba habido bancos desde los tiempos ms antiguos. Y en verdad, el famoso Mercato Nuovo o el Vendi Tavolini de la Florencia de los Mdici no diferan mucho, por lo menos en su aspecto y en la mayora de sus funciones, de los puestos que ocupaban los banqueros en la calle de Jano en el lado norte del Foro romano. En ste ocupaban los prestamistas un gran departamento mal iluminado, y se sentaban en hileras sobre grandes banquillos, con sus monedas extendidas ante ellos tras una reja de bronce. En el Mercato Nuovo, que todava subsiste, los banqueros se sentaban en banquillos ms bajos detrs de sus mesas cubiertas con tapetes verdes, hojas ordinarias de17

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pergamino para hacer las anotaciones, balanzas, una escudilla para las monedas de plata, y el oro en bolsas colgadas del cinturn. El banquero romano primitivo era ante todo un cambista. Lleg un tiempo en que aceptaba depsitos que luego prestaba a sus clientes. El banquero florentino era tambin un cambista. Pero era mucho ms un prestamista de dinero. En un principio prestaba su propio dinero, pero luego empez a aceptar fondos ajenos que utilizaba en su negocio y por cuyo uso pagaba. Hay'una solucin de continuidad un largo perodo en la primera Edad Media en que se pierde toda huella de los bancos. El prestamista y sobre todo el prestamista judo es el nico que aparece como una figura solitaria que se mueve en un mundo inamistoso de feria en feria y de ciudad en ciudad, vctima de los caballeros, los reyes y los bandidos. Por ese tiempo, sin embargo, reaparece la banca en el mundo de los negocios. Surge entre los lombardos de Asti, Chieri y otras ciudades, y posteriormente en Florencia. Esos banqueros operaban a la manera de prestamistas sobre prendas, como los judos, y se hacan cargo de objetos de valor de diversas clases como negocios accesorios. Luego encontramos a los aventureros comerciales ms importantes afluyendo a los negocios bancarios. Se vean obligados a pedir en prstamo ciertas cantidades de dinero en relacin con sus actividades en los mercados. El comerciante banquero pona su puesto en el mercado. Los otros comerciantes se dedicaban a la compra y venta de mercaderas. A veces operaban mediante el intercambio de artculos y otras veces mediante la moneda, quiz hasta el 40 por ciento. Pero haba comerciantes que necesitaban un crdito hasta que pudieran disponer de todas las mercaderas que les haban sido consignadas. En consecuencia, acudan con sus vendedores al banquero, el que, o bien garantizaba el pago, o bien lo haca en realidad para ser resarcido posteriormente. De aqu surgi la prctica de las letras de cambio. Siempre haba particulares, instituciones o gobernantes que sentan la necesidad de un depositante seguro para su dinero. El rey ingls depositaba a veces sus fondos en manos de los Caballeros Templarios, y lo mismo hacan otros prncipes y seores. Era una supervivencia lgica de la antigua costumbre de conservar los fondos en los templos. Con el tiempo los banqueros fueron hacindose ms que meros prestamistas de sus propios fondos. Aceptaban en depsito los fondos de otras personas y quedaban en libertad de prestarlos a su vz. Esos depsitos daban derecho a pedir prstamos a los banqueros. Sin embargo, ocurra a veces que cuando el depositante iba a reclamar parte de su dinero se encontraba con que el banquero no dispona de l. En esas circunstancias el banquero llevaba a su cliente a otro banquero en poder del cual tena dinero depositado o con quien gozaba de crdito, y as poda satisfacer el pedido de su cliente. Al cabo de un tiempo se hizo ya innecesario para el banquero acudir personalmente a un colega para arreglar esas cuestiones. Daba a su cliente una orden escrita para un banquero vecino por los fondos( de que careca. De este modo comenzaron a ponerse en uso los cheques. Y la siguiente fase consisti en que el propio cliente diese a otra persona una orden escrita para que su banquero le entregase los fondos. As se puso en boga el uso general de los cheques. Durante todo el tiempo sirvi el banquero para sacar de dificultades a los reyes, pequeos prncipes y seores que necesitaban dinero. Cuando el rey necesitaba dinero a prstamo poda obtenerlo, al principio, de un usurero particular. Pero ms tarde ste tena que ser ayudado por un consorcio de comerciantes, que subscriban el prstamo, por lo general bajo la direccin de uno de los colegas que dispona de ms medios e influencia. Y uno de esos colegas sola ser Fugger. Y as vemos la aparicin del banquero internacional. Las ciudades, ayudadas ahora por un sistema ordenado de impuestos, podan, si lo necesitaban, vender sus ingresos de antemano a los recaudadores de impuestos, quienes, con no poca frecuencia, reunan los fondos a la manera de las antiguas corporaciones romanas de impuestos, mediante18

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subscripciones entre los comerciantes acomodados. Se ve funcionar durante todos esos aos primeros una serie de ordenanzas, edictos, leyes y reglamentaciones de las ciudades, los reyes, organismos pblicos y gremios que se refieren a cheques, depsitos, letras de cambio, certificados negociables de depsito, registros bancarios y libros de contabilidad. La contabilidad por partida doble fu perfeccionada en Venecia, donde hizo Fugger su aprendizaje. Los italianos, sobre todo los banqueros florentinos, inventaron nombres para diversos instrumentos y transacciones casa, banco, giornali, debitte, creditore- que iban a llegar a ser las palabras cotidianas de las oficinas comerciales del mundo entero. Esos hombres forjaban lentamente los instrumentos, las armas y la jerga del estado capitalista moderno que, con el tiempo, se convertiran en el molde de la sociedad. Esos antiguos banqueros han dejado sus nombres en las instituciones y en las calles de las ciudades de Europa. En Florencia se conserva todava en los nombres de las calles el recuerdo de los Bardi, los Peruzzi, los Albruzzi, los Grecci y otros, todos ellos banqueros. La familia Fugger haba seguido esa evolucin primero como tejedores, luego como prestamistas de dinero en las cercanas de las ferias y mercados, y ms tarde como banqueros internacionales durante la mayor parte del tiempo. La casa comercial de Jacob Fugger contaba con una red de sucursales y factoras que se extenda desde aples en el Sur y la Pennsula espaola hasta Hungra y Polonia en el Este y Escandinavia e Inglaterra en el Oeste. 7. Ningn cuadro que trate de describir la aurora del capitalismo sera completo si no se consagra un breve espacio a la que fu quiz la primera depresin autntica y estrictamente capitalista de Europa, originada en gran parte por las operaciones de esos nuevos banqueros. El episodio es conocido, generalmente, como la quiebra de los bancos Bardi y Peruzzi, en Florencia, y tuvo consecuencias no muy distintas de las de la bancarrota de Jay Cooke en los Estados Unidos, de Baring en Inglaterra o del Credt Anstalt en Viena en 1931. Florencia haba llevado muy adelante la organizacin de sus energas productoras. Los tejidos de lana eran uno de sus productos ms importantes. Los hogares de los ciudadanos y de los aldeanos fueron convertidos en talleres en los que se trabajaba con exceso por una paga nfima y a los que los comerciantes enviaban la lana cruda para que la laborasen. Mientras la Iglesia y sus doctores tronaban contra el rdito y el beneficio, los sacerdotes de las aldeas lean cartas pastorales amenazando a los obreros con negarles los santos sacramentos si se oponan a las exacciones de los usureros ricos de Florencia que dominaban el sistema. Una provisin continua de lana cruda por una parte, y amplios mercados por la otra, se hicieron esenciales para la seguridad econmica de la ciudad. Esto llev probablemente a los comerciantes banqueros florentinos a Inglaterra, donde se produca la mejor lana. Dos de las casas comerciales ms grandes de Florencia, los Bardi y los Peruzzi, iniciaron extensas operaciones en Florencia en la ltima parte del siglo XIII y comienzos del siglo XIV. Hicieron grandes emprstitos, primero a Enrique III y ms tarde a Eduardo II y Eduardo III, pero sobre todo al ltimo. A cambio consiguieron el privilegio de comerciar en Inglaterra, la que de otro modo estaba cerrada para los comerciantes extranjeros, as como el de comprar lana para el mercado florentino. A esos prstamos a Eduardo III atribuyen los historiadores las quiebras de los Bardi y los Peruzzi. Pero es simplificar demasiado las cosas. Ya en 1337, cuando Eduardo III emprendi la intil lucha de un siglo, conocida con el nombre de Guerra de los Cien Aos, invadiendo a Francia, deba a los Bardi 62.000 libras y a los Peruzzi 35.000 libras. Pero inmediatamente hizo otros enormes emprstitos adicionales para financiar su ambicioso deseo de arrebatar la corona de Francia a Felipe VI. En 1343, al terminar la primera fase de aquella aventura quijotesca, se dice que deba 900.000 libras a los Bardi y 600.000 libras a los Peruzzi. Sapori, quien ha estudiado recientemente este episodio histrico, cree que esas sumas son exageradas y que en realidad se acercaban a las 500.000 y 400.000 libras respectivamente. Eduardo haba prometido pagar el capital y los intereses de esos emprstitos en moneda acuada, y19

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su compromiso haba sido garantizado por el Arzobispo de Canterbury y el Obispo de Lincoln. Tan ansioso por esas sumas se hallaba el temerario Eduardo que, por haber llevado a cabo el arreglo, entreg a "los comerciantes de la sociedad Bardi" 30.000 libras esterlinas, a los "comerciantes de la sociedad Peruzzi" 20.000 libras esterlinas, y "en consideracin a la gran ayuda prestada al rey", 500 marcos a un agente de los Peruzzi en Inglaterra y, por la misma razn, otros 500 marcos a la esposa de otro agente y a la de un agente de los Bardi. Las esposas de otros dos agentes percibieron 200 libras cada una. Fu como si dos grandes casas bancarias norteamericanas manejasen un emprstito de los Estados Unidos para el gobierno de Chile a base de un 20 por ciento de inters, mientras los socios de las dos casas bancarias perciben una adehala de varios centenares de millares de dlares del presidente chileno, quien tambin hace objeto de sus larguezas a los agentes sudamericanos de las casas bancarias y a sus esposas. As, el soborno comercial se haba abierto ya camino en fas operaciones bancarias. Pero, durante todo este tiempo, Florencia, lanzada de lleno en el primer episodio de expansin incontrolada de la era capitalista, se endeudaba cada vez ms. Los comerciantes obtenan beneficios y los depositaban en las bancas de los Bardi, los Peruzzi, los Mozzi, los Frescobaldi y los Scali, o los invertan en diversas emisiones de bonos subscritas y administradas por esas casas, pero sobre todo por los Bardi y los Peruzzi. Inglaterra y los tejedores flamencos competan cada vez ms con su industria lanera. Pero a medida que aumentaba su produccin trataban continuamente de ensanchar sus mercados. Florencia, una unidad econmica como la Inglaterra moderna, importaba materias primas y exportaba productos elaborados. Disfrutaba de su expansin gracias a las actividades estratgicas de sus banqueros ricos, quienes se hacan ricos explotando a los monarcas y prncipes europeos y utilizando al mismo tiempo sus emprstitos como armas para hacer que los productos florentinos penetrasen en los pases y las ciudades europeos cerrados desde antiguo por los derechos de aduanas. Un mercado, entre otros, era de gran valor para Florencia: la ciudad de Lucca. Esta ciudad era un campo de batalla comercial entre los mercaderes de Florencia y los de Pisa. Y a consecuencia de esa situacin se convirti en la vctima de un episodio que pinta notablemente el espritu de violencia que deform a las primeras luchas del capitalismo primitivo. Una banda de mercenarios germanos se apoder de Lucca y ofreci venderla a la ciudad de Pisa. Esta accedi a pagar 60.000 florines oro e hizo un primer pago de 13.000 florines, que estaba destinado a perderse cuando Florencia se arm para impedir la venta de su valioso mercado a su rival principal. Ms tarde ciertos comerciantes y banqueros florentinos entre los que figuraban sin duda los Bardi y los Peruzzi< ofrecieron a los mercenarios germanos 80.000 florines. As podran disponer de Lucca como mercado para sus productos y apoderarse de sus aduanas y sus ingresos por impuestos. Fu como si unos cuantos de los comerciantes y fabricantes principales de Filadelfia propusieran comprar la ciudad de Pittsburgo a un regimiento amotinado de la Guardia Nacional de Nueva York, que se hubiera apoderado de ella y tratara de vendrsela al Este. Pero Florencia, gobernada todava por los restos del viejo espritu gelfo, protest contra esa compra inmoral de los pobladores de una ciudad como otros tantos esclavos. Por fin, los apresadores de Lucca vendieron la ciudad por 30.000 florines a un comerciante aventurero genovs llamado Gherardno Spnola. El resultado de todo esto fu la guerra entre Florencia y Pisa. El primer efecto de la guerra fu una demanda de emprstitos para financiarla, que tuvieron que arbitrar las casas bancarias. Y esto sucedi en el tiempo en que Eduardo III haca avanzar a sus ejrcitos por Flandes y peda mayores adelantos de dinero a los Bardi y los Peruzzi. La competencia de los tejedores de lana ingleses y flamencos haba estado minando el comercio de Florencia de una manera muy parecida a como la competencia de las Carolinas influy en los negocios de la industria textil de Nueva Inglaterra y la competencia del Oriente en la industria textil de Manchester. La produccin decay en Florencia. Las calles se llenaron de desocupados. Los comerciantes que tenan grandes depsitos de dinero en las20

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bancas Bardi, Peruzzi, Frescobaldi y otras reclamaban sus fondos. Algunos de los banqueros menores quebraron. Creca la indignacin contra todos los banqueros. Florencia hizo frente a una crisis no muy distinta de la que tuvieron que enfrentar los Estados Unidos en 1933 y Alemania en 1932. Lo nico que poda salvar a los grandes banqueros era una moratoria. Llegaban rumores inquietantes de Flandes, donde los generales de Eduardo no obtenan ms que pequeos xitos. En esa crisis, la vieja ciudad, donde el partido popular haba sido siempre fuerte, con su activo poplo minuto, que odiaba a los gibelinos porque representaban no slo la filosofa del realismo econmico, sino tambin la intervencin y el dominio extranjeros, se someti al recurso de la dictadura. En 1342, el grotesco aventurero llamado Gualterio de Brienne, un francs que se daba a s mismo el ttulo de Duque de Atenas, fu nombrado dictador gracias a las maquinaciones de los banqueros. Proclam una moratoria de tres aos para las deudas privadas, lo que salv a esos banqueros. Pero luego de haber llegado al poder conspir inmediatamente para completar su dominio. Suspendi el pago del inters de la deuda pblica e hizo planes para ir extinguindola gradualmente mediante la repudiacin progresiva, lo que le acarre en seguida la rabia de los banqueros En 1343 la miseria de la ciudad era tan grande, la marcha de la guerra tan adversa, la ira contra el dictador tan general que el pueblo se lanz a las calles en una sublevacin desenfrenada. Saquearon el palacio de los Bardi, apoderndose, segn se ha dicho, de objetos preciosos por valor de 30.000 florines. El dictador se vio obligado a renunciar y huy de la ciudad. Ciertos banqueros napolitanos que tenan emprstitos todava pendientes de pago en Florencia los reclamaron. Llegaron noticias de los reveses que sufra Eduardo y que llevaron a la Guerra de los Cien Aos a su primera pausa en 1343; el rey ingls dio el golpe de gracia a los banqueros florentinos negndose a pagar sus emprstitos. La banca Peruzzi quebr inmediatamente. Y al cabo de un ao le sucedi lo mismo a la gran banca Bardi. Arrastraron en su cada a la mayora de los banqueros de Florencia. El desastre conmovi a toda Europa y produjo las consecuencias ms deprimentes en aquellas ciudades en las que la organizacin capitalista se haba extendido, como Venecia y Genova. La deuda excesiva, la industria demasiado desarrollada, la concentracin del dinero, el poder y la riqueza; el derroche de los gobernantes y la fuerza destructora de la guerra haban acarreado a Europa su primera gran depresin capitalista de la era moderna. 8. Como la mayora de los grandes banqueros, desde Jacques Coeur y Wlliam de la Pole en la aurora del capitalismo hasta J. P. Morgan y los Mitsui en nuestros das, Fugger juzg esencial para sus grandes planes mantener una asociacin ntima con el soberano. Y el soberano, cuando Fugger subi al poder, era Maximiliano I, quien, como todos los gobernantes de la historia desde Perides y Csar hasta Roosevelt y Churchill, consideraba esencial mantener una asociacin ntima con las fuentes de crdito. Fugger estableci una relacin estrecha con el pobre e inestable Maximiliano, el "ltimo caballero de Europa". Cuando el Habsburgo falto de recursos necesitaba fondos poda contar siempre con el fiel Fugger y sus recursos, al parecer inagotables. Pero si Fugger era una fuente inagotable de dinero para el emperador, su Majestad era una fuente inagotable de privilegios, monopolios y beneficios para Fugger. Si ste tena en sus arcas todo lo que Maximiliano requera, el rey tena en su rico reino metales y otras riquezas muy valiosas indispensables para el Jacob adquisitivo. Maximiliano era emperador del Sacro Imperio Romano, la plida sombra imperial de poder que iba desapareciendo lentamente de Europa. Pero de mucha mayor importancia para l era la lucha por la supremaca que tena lugar en Alemania, as como en todos los dems pases, entre el rey por un lado y los numerosos seores feudales por el otro. Del mismo modo que en la lucha apenas oculta que tiene lugar en los Estados Unidos entre los gobiernos locales y el gobierno federal con respecto a la creciente supremaca del ltimo, Alemania se volva hacia un gobierno central fuerte que resolviera sus problemas mal comprendidos. El espritu de revuelta en religin, la expansin de la21

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cultura, el despertar de la curiosidad de las masas, las energas dinsticas, comerciales, tecnolgicas y polticas, mantenan en fermento a la poblacin, pero quiz en el centro de todo ello, acentuando y estimulando a todos los dems elementos de inquietud, se hallaban las fuerzas econmicas. Pero lo que agitaba principalmente el espritu de turbulencia, de controversia y de cambio era probablemente, ms que nada, el dinero. Desde haca doscientos aos por lo menos se vena desintegrando el mundo feudal. La gente saba que las cosas iban mal. Discutan, argumentaban y luchaban con respecto a las causas y a los medios de curacin. En toda Alemania se realizaban conferencias para investigar qu era lo que andaba mal y cmo poda ir bien. Pero al parecer nunca dieron con la verdadera causa ni siquiera hablaron acerca de ella. La lucha se resolva por s misma ora en enconadas controversias religiosas, ora en guerras entre principados y estados, ora en debates polticos. Lo que vean era un trastorno poltico, el esfuerzo del rey para hacerse el amo contra la violenta oposicin de los seores. Adoptaron medidas contra esto. Pero no tomaron medidas contra la potente energa que impregnaba al sistema como un germen maligno: el dinero. As, cuando se examina la larga historia de la declinacin de la Edad Media a uno le sorprende el hecho de que nada contribuyese tanto a destruir el orden existente como las medidas que tomaron los polticos de la poca para salvarlo. Durante varios siglos el dinero la moneda acuada haba venido escurrindose por las manos de los gobernantes y del pueblo. Despus de la cada del Imperio Romano, las monedas comenzaron a desaparecer. Se calcula que en el ao 518 despus de Cristo haba una cantidad equivalente a 370.000.000 de pesos de oro y plata en Europa. Ya en el ao 806 esa cantidad haba disminuido a 160.000.000, o sea ms o menos a la mitad. Pero despus del 800 la produccin sobre todo en el Sacro Imperio Romano era ms que suficiente para compensar la cantidad que desapareca anualmente, y en los siglos XIV y XV esa produccin aument de manera notable. Sin duda, gran parte de los metales preciosos ocultos comenzaron a reaparecer. Los clculos sobre las cantidades precisas en uso deben ser tomados con mucha cautela. Ciertamente, a medida que los hombres se daban cuenta del valor de esos metales para el intercambio se aceleraba la busca de los mismos. Durante todos esos aos tuvieron lugar las aventuras de los alquimistas que entraban al servicio de diversos particulares y gobernantes ricos con la esperanza de que pudieran producir el oro que tanto se anhelaba. Los reyes comenzaron a imponer y reformar las medidas ms severas para aumentar la provisin de metales preciosos en sus reinos. En Inglaterra, por ejemplo, todo comerciante era obligado a importar cierta cantidad de moneda acuada de oro y plata en barras en cada barco y la exportacin de metal estaba prohibida. Durante un tiempo esas monedas de metal fueron poco ms que mercaderas glorificadas oro, plata, cobre que competan, como seala Marx, con todas las dems mercaderas. Pero las monedas no se consuman como las otras mercaderas y adquirieron una velocidad que no podan adquirir otras mercaderas. Los obreros queran que se les pagase en moneda. Los labradores preferan cambiar sus productos por monedas siempre que les fuera posible. Preferan tambin pagar sus impuestos y servicios en moneda, e inclusive su renta. Los seores estaban de acuerdo con ello. El seor poda entregarse ahora al lujo. La gente compraba cada vez ms a los comerciantes, quienes a su vez se hacan cada vez ms ricos. El banquero fu adquiriendo importancia a medida que creca el crdito. Los hombres comerciantes, banqueros, ciudadanos ya no podan tolerar los desrdenes que se derivaban de las pequeas guerras, las querellas familiares y el bandolerismo de los numerosos seores y caballeros. Se volvieron hacia la Corona en busca de orden, estabilidad y proteccin contra los barones feudales. El rey -Maximiliano no perciba ms ingresos del reino que los de su propio estado: el Tirol. Poda obtener soldados de los seores vasallos suyos mediante el reclutamiento, de acuerdo con las obligaciones feudales de aqullos, cuando deseaba luchar contra los paganos o un enemigo extranjero. Pero en la gran lucha por el dominio de Alemania, el emperador necesitaba un ejrcito mercenario para utilizarlo contra los propios seores y eso requera dinero contante. Y slo poda obtenerlo en cantidad suficiente22

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pidindoselo prestado a los banqueros, quienes, a su vez, por medio de consorcios, podan reunir el dinero entre los comerciantes. Y as el rey, las ciudades y los comerciantes, quedaron unidos por las necesidades ineludibles de la nueva economa monetaria. Esta inmensa necesidad de dinero que sentan el emperador, y tambin el Papa, con esa finalidad, tuvo consecuencias perjudiciales para la vieja moral escolstica de Toms de Aquino, pues tanto el rey como el Papa necesitaban del hombre rico como la fuente de crdito, y el hombre rico, a su vez, origin un franco abandono del "justo precio" y de la proscripcin contra la riqueza monetaria y el rdito. Y as, los comerciantes y banqueros, bien defendidos, se convirtieron en los subditos ms poderosos, desafiaron el poder de los seores, se construyeron castillos propios, adquirieron ttulos y propiedades y llegaron a ser con el tiempo los dueos de la creacin. Maximiliano era uno de esos frgiles vasos en los que se vierten los destinos de un pueblo en un momento de crisis. Era joven, bien proporcionado, rubicundo y sano, inquieto, ambicioso y no enteramente desprovisto de talento. Viva con sencillez, coma moderadamente y evitaba las copiosas libaciones de vino del Rin y de cerveza que embrutecan a la nobleza alemana. Los campesinos tiroleses le adoraban porque era valiente y aventurero como un cazador, y una figura brillante en los torneos. Gozaba de una popularidad inmensa entre los nobles jvenes, era gracioso y encantador en sus relaciones personales, estimulaba a los artistas y los sabios y, en general, mostraba las cualidades de urbanidad, cordialidad, buen natural entusiasta y coraje que le valieron el ttulo de el "ltimo caballero de Europa". Pero era inestable, peleador, y conspiraba continuamente por el poder supremo. Se lanz a una guerra calamitosa tras otra. Inventaba constantemente nuevos artificios para obtener ms dinero. Hasta cuando era ya anciano, en 1518, hablaba de otra cruzada contra el infiel. Habiendo cado hacia el final de su reinado en la pobreza ms humillante, amargado por las dificultades a que sta le expona, abandon el Tirol, descendi por el Inn y el Danubio y, postrado por una larga enfermedad, falleci. 'y A ese prncipe inestable, quimrico y tolerante se ali Jacob Fugger como su banquero principal. Y la altura a que se elev el gran banquero de Augsburgo en la jerarqua de Habsburgo queda de manifiesto por el papel que desempe en la designacin del sucesor de Maximiliano en el trono. Carlos I, rey de Espaa, era un Habsburgo, el hijo mayor del Archiduque Felipe, nico hijo de Maximiliano. Felipe se haba casado con la hija de Fernando e Isabel de Espaa, y muerto antes que esos monarcas. Su hijo le sucedi en el trono de Espaa con el nombre de Carlos I. Maximiliano haba decidido hacer de su hijo Carlos su sucesor en el Sacro Imperio Romano. Pero haba otro candidato en el campo, Francisco I de Francia. La eleccin del emperador se hallaba en manos de los Electores, un pequeo grupo de duques y arzobispos. El Margrave de Brandenburgo, el Conde Palatino del Rin y los Electores de Maguncia y de Trier eran caballeros prcticos y poda conseguirse sus votos con una sola condicin: Maximiliano tena que ofrecerles un precio ms alto que Francisco. La pelea se inici en la Dieta de Augsburgo en 1518. Maximiliano se iba haciendo viejo. Su tesoro estaba vaco. Y aunque hablaba de sus planes de emprender otra cruzada, no poda pagar los gastos de posada de sus cortesanos. Sin embargo, ayudado por los recursos financieros de Fugger, pudo conseguir la promesa de que los Electores apoyaran la candidatura del rey de Espaa. Las negociaciones, reducidas a los trminos comerciales ms groseros, llegaron a un punto en que el Margrave de Brandenburgo tena el voto decisivo. Fugger emprendi la compra del noble malandrn. Francisco le haba ofrecido una rica esposa francesa con una gran dote. Pero Fugger contaba con la nieta de Maximiliano la hermana de Carlos de Espaa y 300.000 florines renanos. Garantiz la entrega de 100.000 florines en moneda contante como adelanto en cuanto Carlos fuese elegido. Fu necesario obtener grandes sumas de diversas fuentes, inclusive inmensas cantidades que haba que reunir en Espaa, para completar la compra de los otros Electores. Maximiliano haba23

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encargado a Fugger la realizacin de esos arreglos. Pero el anciano Maximiliano falleci poco tiempo despus y Carlos I asumi la direccin de su propia campaa. Casi su primer acto fu desplazar a Fugger. Acudi a los Welser, los principales rivales de Fugger en Augsburgo, y les confi la tarea de manejar ms de 300.000 florines recaudados en Espaa para administrar la eleccin. Eso llen de rabia a Fugger. Se hallaba amenazada toda su posicin como banquero de la casa real ms poderosa de Europa, los Habsburgo. No perdi tiempo para obrar. Hizo saber a Carlos que no tena ms que dar su apoyo al francs para echar abajo todas las esperanzas del dscolo monarca espaol. Se puso en contacto con los Electores. Pronto aprendi Carlos que una eleccin no consiste slo en hacer promesas a quienes tienen votos que vender, sino en convencer a los electores comprados de que sern cumplidas las promesas. Cuando los agentes de Carlos se pusieron en contacto con los Electores stos les hicieron saber con claridad que deseaban que Fugger manejase los arreglos financieros mediante los cuales se comprometan a no vender la corona de su pas a un francs. Insistieron en que slo se sentiran satisfechos si Fugger garantizaba el pago de sus participaciones respectivas. Fugger fu puesto otra vez triunfalmente al timn. En el desempeo de esa importante comisin, de la que result la eleccin de Carlos de Espaa como emperador del Sacro Imperio Romano con el ttulo de Carlos Vi en 1519, Fugger extendi crditos por un valor de ms de medio milln de florines oro. Su fama lleg a la cumbre. En adelante sigui siendo el indiscutido banquero y consejero financiero principal del emperador. Los augsburgueses decan con orgullo que el nombre de Fugger era conocido en todo el mundo. Se convirti en una figura casi legendaria. Lutero relat, con algo de temor reverente a pesar del odio que senta por la clase rapaz de los Fugger y de su enemistad con el propio Fugger, cmo el obispo de Brixen, uno de los compaeros literarios de Peutinger, haba muerto en Roma dejando un trozo de papel apenas legible, y cmo el Papa Julio se lo envi al agente de Fugger en Roma para que lo descifrase. El agente lo reconoci como la prueba de un depsito de varios centenares de miles de florines que el buen obispo tena en la casa de Fugger. Cuando el Papa pregunt en qu plazo poda ser entregado el dinero, el agente de Fugger replic: "En cualquier momento". El Papa se volvi hacia los cardenales franceses e ingleses que se hallaban presentes y les pregunt: "Podran tambin vuestros reyes entregar tres toneladas de oro en el trmino de una hora?". Cuando le respondieron que no, Su Santidad replic: "Pues eso es lo que puede hacer un ciudadano de Augsburgo". El astuto banquero de Augsburgo obtuvo ms que el inters y los "donativos" de su soberano. La funcin de banquero banquero siempre dispuesto y leal y consejero financiero le abri la puerta de valiosos privilegios en el dominio ducal del Tirol perteneciente a Maximiliano, rico en recursos naturales, el-mismo Tirol que estimul con sus minas el anhelo patritico del Anschtuss entre los estadistas alemanes del siglo XX. Obtuvo del manirroto monarca cargado de deudas los valiosos monopolios del cobre y de la plata que llegaron a ser la fuente principal de su gran fortuna. No obstante, sera cometer una injusticia con Fugger decir que su lealtad a los Habsburgo era solamente fruto de sus planes rapaces. Era banquero, comerciante, industrial, catlico y alemn. No es posible afirmar, por supuesto, cules eran los porcentajes en que se combinaban esos ingredientes en su naturaleza imperiosa. Se senta fuertemente ligado a la Casa de Habsburgo. Su filosofa poltica, basada en sus intereses comerciales, le uni inevitablemente con el monarca cuya lucha contra los principados y pequeos estados fomentaba la causa del orden y la estabilidad a base de un gobierno central ms fuerte, tan esencial para la prosperidad de la clase comercial. Dio a la campaa del Habsburgo por el gobierno central fuerte el apoyo celoso que el magnate industrial de la poca de Mark Hanna dio a McKinley y Taft, y que sus sucesores dan hoy da con igual vigor a los defensores del gobierno local contra las fuerzas del poder federal, porque han cambiado sus intereses variabl