Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

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Candelario Obeso, testigo de la "africanidad" de finales del siglo XIX Candelario Obeso es un poeta fundamental no sólo para el acervo cultural de Colombia, sino también por el controvertido título de precursor de la poesía negrista. Vivió durante los años en que se pusieron en práctica las leyes abolicionistas. De hecho, la esclavitud se dio por concluída en 1852, pero fue sólo la firma de un documento, ya que los españoles siguieron por mucho tiempo perpetuando la costumbre europea. El poder estuvo en manos de los criollos y el gobierno se concentró en Bogotá. Parecía que las regiones de los alrededores no tenían ningún valor y que el corazón del nuevo estado latinoamericano estaba en el centro del territorio. A medida que uno se acercaba a la costa (atlántica y pacífica) aumentaba el número de ex esclavos africanos que se habían ido hacia las zonas periféricas, para reconstruir su vida lejos de los sitios donde habían sufrido la violencia esclavista. De modo que el territorio de Colombia parecía estar dividido en dos: el centro donde vivían los que tenían el poder (los blancos) y las afueras donde se encontraban las etnias que no podían ascender a altos cargos. Sus condiciones socio-económicas siguieron siendo las mismas del período del colonialismo, aunque se había llegado a la independencia y muchos africanos participaron en el proceso de liberación del país. El Magdalena era la región donde vivían muchos ex esclavos a lo largo de las riberas del gran río y tragados por las profundas e infinitas selvas que les daban el sustento. El panorama literario de estos años no contemplaba obras de autores negros o indios, sino sólo de escritores de origen europeo y de cultura europea, que no tomaban en cuenta a los indígenas o africanos, considerados inferiores. ELEONORA MELANI(Prato, Italia, 1981). Se licenció en Filología hispánica en la Universidad de Florencia con un trabajo sobre la autora uruguaya Teresa Porzecanski y en la misma facultad consiguió la especialización en "Estudios sobre las dos Américas". Es colaboradora de la revista romana «Fili d'aquilone», del Centro Studi Jorge Eielson de Florencia y de la Revista Aurora Boreal de Dinamarca.El primer escritor colombiano que con su literatura se salió de las filas europeístas fue precisamente Candelario Obeso. Su obra mayor es Cantos populares de mi tierra(1877), que tiene poemas dedicados sobre todo a escritores, intelectuales y amigos del poeta y sólo uno para una mujer, distinguida por las letras S.G.L. Esta obra fue corregida muchas veces antes de salir su versión definitiva y se destacó por su ortografía

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Candelario Obeso

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Page 1: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

Candelario Obeso, testigo de la "africanidad" de finales del siglo XIX

Candelario Obeso es un poeta fundamental no sólo para el acervo cultural de

Colombia, sino también por el controvertido título de precursor de la poesía

negrista. Vivió durante los años en que se pusieron en práctica las leyes

abolicionistas. De hecho, la esclavitud se dio por concluída en 1852, pero fue sólo

la firma de un documento, ya que los españoles siguieron por mucho tiempo

perpetuando la costumbre europea. El poder estuvo en manos de los criollos y el

gobierno se concentró en Bogotá. Parecía que las regiones de los alrededores no

tenían ningún valor y que el corazón del nuevo estado latinoamericano estaba en el

centro del territorio. A medida que uno se acercaba a la costa (atlántica y pacífica)

aumentaba el número de ex esclavos africanos que se habían ido hacia las zonas

periféricas, para reconstruir su vida lejos de los sitios donde habían sufrido la

violencia esclavista. De modo que el territorio de Colombia parecía estar dividido

en dos: el centro donde vivían los que tenían el poder (los blancos) y las afueras

donde se encontraban las etnias que no podían ascender a altos cargos. Sus

condiciones socio-económicas siguieron siendo las mismas del período del

colonialismo, aunque se había llegado a la independencia y muchos africanos

participaron en el proceso de liberación del país.

El Magdalena era la región donde vivían muchos ex esclavos a lo largo de las

riberas del gran río y tragados por las profundas e infinitas selvas que les daban el

sustento. El panorama literario de estos años no contemplaba obras de autores

negros o indios, sino sólo de escritores de origen europeo y de cultura europea,

que no tomaban en cuenta a los indígenas o africanos, considerados inferiores.

ELEONORA MELANI(Prato, Italia, 1981). Se licenció en Filología

hispánica en la Universidad de Florencia con un trabajo sobre la autora uruguaya

Teresa Porzecanski y en la misma facultad consiguió la especialización en

"Estudios sobre las dos Américas". Es colaboradora de la revista romana «Fili

d'aquilone», del Centro Studi Jorge Eielson de Florencia y de la Revista Aurora

Boreal de Dinamarca.El primer escritor colombiano que con su literatura se salió

de las filas europeístas fue precisamente Candelario Obeso. Su obra mayor

es Cantos populares de mi tierra(1877), que tiene poemas dedicados sobre todo a

escritores, intelectuales y amigos del poeta y sólo uno para una mujer, distinguida

por las letras S.G.L. Esta obra fue corregida muchas veces antes de salir su versión

definitiva y se destacó por su ortografía fonética, que reproducía el habla del

pueblo africano de Colombia, con las palabras alteradas ortográficamente. Obeso

dio importancia a la transcripción fonética del habla costeña, tanto que se podría

esbozar un vocabolario de normas que se encuentran en la escritura de muchas

palabras. De todas formas estos textos resultaron incomprensibles para los

lectores. Los protagonistas de las poesías son los africanos de la costa colombiana,

descritos en sus actividades cotidianas, en sus trabajos y también en el ocio pero,

lo que más cuenta es que no falta el aspecto de dignidad de estos hombres, que el

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poeta nunca descuida. El hecho de que estas poesías estén escritas en una jerga

que mezcla español con africanismos no es la certificación que Obeso era un poeta

ignorante. En efecto era un hombre muy erudito, que siempre cultivó el amor hacia

las letras y al comienzo de los años ochenta publicó libros didácticos sobre el

aprendizaje del italiano, inglés y francés. En estas tres obras adaptó los idiomas

extranjeros al español, otro elemento más que corrobora la opinión de que Obeso

era un estudioso de la lengua y literatura.

Con sus Cantos rindió homenaje a sus orígenes, al África olvidada que nunca había

sido discutida con carácter revalorizado en territorio americano. De hecho, hasta

ese momento, siempre que se hablaba de África se citaban simples imágenes de

esclavitud y barbarie. Los africanos nunca se habían considerado seres humanos,

ni se habían espiado con un catalejo poético que deseaba contar, explicar, mostrar

que también ellos eran hombres, con sus sufrimientos, alegrías, su apego a su casa y familia. «Es el paraíso de la oscuridad» como lo definió Mónica Mansour (La poesía negrista, México, Era, 1973, p. 83.), en que celebra el

continente donde ahondan sus raíces, su pueblo y carácter. De todas formas no

faltan sutiles alusiones a la peristencia del hombre blanco, el español, que seguía

interfiriendo en la vida colombiana y sobre todo actuando como si todavía existiera

la colonia. Obeso tuvo que luchar contra dos estereotipos: el de clase y el de raza.

Su origen era muy humilde, vivía de sus obras y tenía la piel negra. Era un africano

pobre, así que el desprecio de la sociedad criolla que relegaba a los miserables en

el fondo de la escala social, se fortaleció cuando se consideró su procedencia

africana. Los prejuicios perduraron y llegaron hasta hoy, con importantes y

notables conquistas que abrieron a la idea de igualdad de derechos humanos, pero

no hasta llegar a la debelación de este tormento anidado en la pereza intelectual.

El debate sobre la correcta colocación de la obra de Obeso es muy largo y amplio.

Muchos estudiosos lo creen el precursor de la poesía negrista, sin embargo no hay

muchos trabajos que hayan tratado la cuestión de manera específica, ni que hayan

dado la razón a una de las dos tesis (Una excepción en este sentido es el trabajo de Martha

Canfield, Los precursores de la poesía negra, en «Razón y Fábula» Revista de la Universidad de Los

Andes (Bogotá), nº 21, septiembre-octubre 1978, pp. 13-26). Obeso publicó sus Cantos muchos

años antes que los autores de la corriente negrista y por esto «su obra se

considera también precursora de la poesía llamada "negrista" que tuvo su mayor

auge cincuenta años después de la publicación de su libro, Cantos populares de mi

tierra» (Laurence E. Prescott,Candelario Obeso y la iniciación de la poesía negra en Colombia,

Bogotá, Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, 1985, p. 71). O sea la obra de Obeso no se

había olvidado, sino que disfrutaba de un lugar considerable en el altar de honor

literario colombiano, pero no obtuvo un gran éxito como los protagonistas de la

literatura negrista del siglo siguiente. Los períodos que Obeso y Guillén vivieron

eran muy diferentes, ya que muchos escritores de los años treinta del siglo XX

entraron en contacto con el ambiente parisino y con las vanguardias europeas,

inexistentes en la época de Obeso. Por lo tanto el desarrollo de la literatura

negrista tuvo una evolución en el siglo XX, discordante con la del nuestro autor

afrocolombiano. La historia y las condiciones de los respectivos países de Obeso y

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Guillén eran muy desiguales y mucho dependió de la constancia de la esclavitud en

Cuba. Sobre esto Laurence E. Prescott escribió:

I maintain that the lenghty period of Spanish colonial domination and the later

foreign intervention on the island tended to promote a strong national

consciusness that,at times, united black and whites in a common struggle [...]. I

hold that the nature of race relations in Cuba encouraged a more assertive if not

direct-literary response by Afro-Cuban writers (Laurence E. Prescott, Without hatreds or fears, Jorge

Artel and the struggle for black literary expression in Colombia, Wayne University Press, Detroit, 2000, p. 35).

La presencia del afrocubanismo en literatura se reveló fundamental para la

identidad cubana y se vinculó a la historia y a la literatura nacional. La situación

en Colombia fue diferente: la esclavitud se acabó antes pero las luchas dentro de la

Gran Colombia amenazaron la unidad nacional. La cultura negra en literatura tuvo

algunos problemas al comienzo y no se consideró digna de ser valorizada. En

consecuencia, durante mucho tiempo, muchos escritores e intelectuales pensaron

que el acervo negro no era tan importante para la literatura colombiana. Obeso era

un afrocolombiano que vivió en el periodo después de la emancipación y se sintió

muy ligado a las tradiciones africanas que quería que renacieran en literatura.

As a member of this generation, Obeso no doubt found himself in a tenuous, and at

times uncomfortable and psychically demanding position: attempting to reconcile

his proud provincial background and his identity as a humble yet intelligent, black

costeño with the Euro-ethnocentric culture of the privileged, white-mestizo elite of

Bogotá. (Ivi, p. 449).

Obeso rechazó el blanqueamiento de su país y en cada poesía renovó el culto y el

apego a sus raíces de africano. 

Los autores del negrismo y sobre todo Guillén se reconocieron en su literatura.

Eran muchas voces poéticas, podemos recordar: Guillén cantó al negro cubano en

su alegría y en la turgencia de imágenes; Césaire contó la africanidad de Martinica

en su dolor y con imágenes cargadas de muerte; Palés Matos amó su Puerto Rico,

estigmatizándola y concretizando la realidad, preocupándose del destino de su país

y de todas las Antillas. Tres posiciones diferentes, autorizadas y coevas. En cambio

Obeso cantó solo: su obra era aislada, no entró en el contexto institucionalizado de

la literatura, sino que se presentó como un astro, como una cometa del negrismo

que duró muy poco tiempo y guió a los poetas sucesivos que condujeron un

discurso sobre el negrismo poético. No se están haciendo ilaciones sobre la no

originalidad de los autores del 1926, sino sólo una objetiva comprobación de los

años en que Obeso publicó sus Cantos, casi 50 años antes de Motivos de

son (1930) de Nicolás Guillén, de Tun tun de pasa y grifería (1937) de Luis Palés

Matos, y de Cahier d'un retour au pays natal (1939) de Aimé Cesaire. La obra de

Obeso exalta la etnia africana no sólo con un habla espuria, sino también con

imágenes poéticas a menudo cargadas de dulzura, rabia y ternura. Su defensa es

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la del negro de la costa, a menudo contra los blancos, en una sociedad que no

respetaba a los ex esclavos. No hay la alegría y el color de Guillén, que celebra una

fiesta del negro, de África, de Cuba, con brindis colectivos y sensualidad (como en

la famosa Rumbera), rasgos que faltan al angustiado Obeso. Los dos autores

reproducen el habla característica de su país, pero la diferencia es que Obeso

escribió todas sus poesías en lengua afrocolombiana, sin dejar ninguna palabra. En

Obeso tampoco existe el sentido de decadencia y de muerte de la Martinica de

Césaire. El autor colombiano describe el sufrimiento de los negros, pero el sentido

de muerte que se apodera de Cahier d'un retour au pays natal está ausente. En fin

es diferente también de Palés Matos y de sus huidas imaginarias, aunque las

representaciones siempre se entregaron al ambiente de Puerto Rico. Palés Matos

buscó la antillanidad dentro de la puertorricanidad, porque vio en la isla la

identificación de todas las Antillas (como en Mulata-Antilla). Estas pretensiones

estaban ausentes en Obeso: habla de los negros del Magdalena, de Mompox y

nunca aparecen referencias universales y totalizadoras en su poesía. Es posible

encontrar una situación análoga entre la dura vida de los negros en Colombia y la

de los negros en otro país, aunque Obeso siempre se quedó limitado y fiel a su

realidad y sus conocimientos de Mompox. 

El hecho de que Obeso sea o no el precursor de la poesía negrista pasa a un

segundo nivel respecto a su obra poética que preparó el terreno para la

efervescencia de la celebración del negro en las islas del Caribe. Las temáticas que

se pueden encontrar en sus Cantos son muchas, pero la que se destaca más es el

amor, representado en su su esencia poliédrica. El amor por la mujer, la familia, la

madre y la tierra está precedido por el adjetivo "proprio": el amor que siente es

para lo que tiene, lo que es suyo y quiere defender de las tentativas de invasión

ajenas. Su poesía es intimista y privada, baja en lo profundo del alma y le permite

difundir su esencia al mundo circunstante, al lector, con un lenguaje que, otra vez,

es suyo. Obeso es consciente de su pobreza. En el epígrafe de Epresión re mi

amitá, cita "Al señor Federigo de la Vega cuando soy un pobre negro", es decir que

no se disfraza con inútiles ni ridículos oropeles como habría hecho el Duque de la

Mermelada en Canción festiva para ser llorada de Palés Matos. Obeso se presenta

por lo que es en realidad y sobre todo sus poesías están escritas en primera

persona y sin utilizar la ironía. Se siente cerca de su gente y de sus compatriotas.

Los Cantos no se pueden considerar una obra autobiográfica porque no describen

la vida del autor o los acontecimientos pero se puede decir que mucha de la

personalidad del poeta aparece en las poesías. Obeso escudriña los habitantes, los

representa en sus dolores, sus elecciones y favorece la compenetración entre su

persona y los afrocolombianos. Obeso muestra los valores humanos: además del

amor, la dignidad, familia, trabajo, libertad, amistad, lealtad en sentido positivo y

en su violación. La adulteración de lo que el sujeto considera intocable, genera

sufrimiento: ahí vienen los Cantos. Cuando se habla de patria a menudo se

compromete una temática política y de protesta, dirigida a la presunción de los

europeos. Colombia está libre, es independiente y quiere gozar de este status sin

injerencias externas o internas. A esto se vincula el problema de ser negro en

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territorio americano: reclama sus derechos y renova el amor por su raza y sus

orígenes, aunque humildes. 

Si nos adentramos en el mundo modesto, agobiante, dramático pero digno de

Obeso, se puede comprender que este autor, describiendo el legado

afrocolombiano y describiéndose, se ha vuelto el portavoz de las dificultades de sus

habitantes. Se puede afirmar que su intensa obra acompañó a la corriente negrista

de importantes autores antillanos del 1926: 

La poesía negrista como movimiento literario fue inaugurada hacia 1926 por el

puertorriqueño Luis Palés Matos, [...] pero se puede decir que es la culminación de

esfuerzos anteriores (Mónica Mansour, op. cit, p. 9).

Obeso no entra en ningún movimiento literario, la suya fue una iniciación, un

válido y solitario acercamiento a la humanidad del africano, hasta entonces tratado

con tonos denigratorios o escarnecedores. Este estudio no tiene la presunción de

quitar autoridad a los hitos de la poesía negrista, sino sólo rendir homenaje a

quien, antes de 1926, había revalorizado África en América Latina y todavía no es

recordado como merecería. No hay literatura negrista sin vanguardia, porque esta

corriente se colocó dentro de esta oleada de innovaciones; en cambio Obeso

trabajó y produjo obras independientes de una cautivadora incursión cultural. En

esto y en lo que veremos más adelante reside su grandeza.

 

La función del negro y La canción der boga ausente, poesía manifiesto del corpus poético

Esta poesía se considera manifiesto porque entraña en pocas estrofas la esencia de

la obra de Obeso. Propone y presenta dos de las temáticas presentes en otras

poesías: la imposibilidad de traducir el amor a la realidad y el sufrimiento por el

rigor del trabajo. Obeso en los Cantos populares de mi tierra introduce la figura

del negro y la coloca en la sociedad de Mompox, donde el autor nació. Era

consciente de la dificultad de estos hombres a integrarse en el mundo circunstante

y, con sus poesías, les permite encontrar una dimensión dentro de la Colombia

post-esclavista. Quizás la poesía más significativa de los Cantos sea La canción der

boga ausente, en que Obeso muestra el boga y su dolor. Los bogas eran los que

trabajaban en los ríos, en este caso en el Magdalena, para llevar los productos de

una ribera a otra, a menudo por muchos kilómetros. Eran con los que se

identificaba la mayoría de los habitantes del citado río. Vivían aislados de las

ciudades, en comunidades autóctonas que se las arreglaban solos. Lo que le

gustaba de este tipo de vida era la independencia total del centro del poder, lejos

de cuestiones económicas y políticas. Su fuerza, su inteligencia y sufrimiento se

aplicaban a esa tierra y a ese tipo de trabajo repetitivo y cansado. Un trabajo que

obligaba, a veces, a quedarse lejos de su propria casa y a no poder gozar de la

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familia y de la intimidad. Obeso habla en nombre de estos bogas estajanovistas,

que pasan cada día en el champán, para barquear mercancías y gente de una parte

a otra del río. El umbral de tolerancia del dolor de los bogas era muy grande:

podían trabajar durante horas seguidas y soportar la lejanía de las personas

queridas. El trabajo los enervaba y era una constante de la vida de los africanos

que, aunque habían perdido el status de esclavos, seguían viviendo como

trabajadores infatigables. La historía se repetía, aunque ahora no había amos que

los controlaban. Sus conocimientos eran especializados, apuntados a algunos tipos

de trabajo. La tradición de los bogas venía de siglos atrás, al final del siglo XVI se

sancionó la mita del boga, que sostituyó los indios, incapaces de soportar estos

ritmos, con los negros. El puerto más transitado por su posición favorable fue el de

la ciudad natal de Obeso, Mompox. Así que no es una casualidad que el poeta haya

absorbido y asimilado el trabajo del boga. Los bogas proveían a las necesidades

pero Obeso no se detiene en este pequeño detalle. El poeta pone de relieve, por

primera vez en la literatura de la negritud, al negro, a sus sentimientos humanos y

sobre todo comunes a cada persona. Esta poesía es un canto de dolor, pero se nota

que no hay tiempo para perderse en inmersiones melancólicas: hay que volver a

trabajar y la primera y la última estrofa se sellan con imperativos repetidos y

procedentes de los verbos remar y bogar: remá remá y bogá bogá. Al final de las

otras cuatro estrofas aparecen otras palabras con /a/ final acentuada. La poesía

empieza con una exclamativa que reitera una constatación del caracter de la

noche:

Qué trite qué etá la noche,

la noche qué trite etá;

no hay en er cielo una etrella

remá, remá.

Estas palabras se colocan en el lugar de la observación, asimismo del trabajo del

boga, todavía no connotado con la ausencia adelantada en el título. Se repite dos

veces que la noche está triste, como para subrayar y enfatizar la situación efectiva.

En realidad este adjetivo denota un estado de ánimo que no se puede atribuir a la

noche: un periodo de tiempo es triste o feliz según uno lo percibe. Así la tristeza de

la noche es una alarma, preámbulo para la continuación del texto. "No hay en el

cielo una estrella": la falta de cuerpos celestes de la noche es algo que refuerza la

expresión anterior, aunque está separada por el punto y coma, que cierra la

consideración de la tristeza de la noche. No hay estrellas, o sea la noche está

oscura aún, los astros no iluminan nada, lo que se puede y que se tiene que hacer

es trabajar: "remá remá". El boga es devorado por la oscuridad de la noche y el

acto monótono del remar lo empuja a la reflexión sobre sus amores y su vida. En la

oscuridad se le ocurre el recuerdo de:

La negra re mi arma mía, 

mientra yo brego en la má,

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bañao en suró por ella,

¿Qué hará qué hará?

Se nota el repetido uso del adjetivo posesivo "mía": habría sido suficiente "re mi

arma", pero Obeso le añade "mía", redundancia expresiva, que casi traza un límite

de posesión del sujeto femenino. Antes de llegar a la breve pregunta que cierra la

estrofa y que se refiere a la mujer, hay una oración incidental que habla del boga.

Se aflige para enterarnos de que trabaja en el río ("en la má") y que se cansa por

ella. Así que se insinúa la duda sobre la fidelidad de la mujer y esto será el impulso

de toda la poesía: se entiende que la tristeza del boga es por la mujer, que

sospecha que lo haya olvidado:

Tar vé por su zambo amao

doriente sujpirará

o tar vé ni me recuerda...

¡Llorá!¡Llorá!

El adverbio "tar vé" deja entender una equivalente incertidumbre sobre la

posibilidad que ella siga queriéndole, pero también sobre el peligro que ella no se

acuerde de él. La probabilidad que la negra pueda haberse olvidado de él lo hace

llorar y este verbo, puesto al modo imperativo, está precidido por los puntos

suspensivos, que preparan a la efusión del lamento. 

La estrofa sucesiva llega al climax poético y parece una generalización de la

infidelidad e inconstancia de las mujeres:

La jembras son como toro

lor'eta tierra ejgraciá;

con acte se saca er peje

¡Der má, der má!...

A menudo los que hablan así son hombres heridos o atormentados por la traición

de la pareja. Pues, las mujeres, "las jembras" están al mismo nivel de todo lo que

hay en esa "tierra ejgraciá" y aquí sella la frase con un punto y coma. Si la tierra es

mísera y desgraciada, lo mismo las mujeres, pero el acento de Obeso descubre

unas intenciones ultrajosas de ellas, que sólo saben infligir sufrimientos y

desgracias a los hombres. La estrofa se cierra con la evaluación que "con acte se

saca er peje", concepto repetido en la estrofa siguiente:

Con acte se abranda el jierro 

se roma la mapaná...

¿cojtante y ficme?¡Laj pena!

¡No hay má, no hay má!...

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Esto significa que es mucho más fácil desempeñar un trabajo como el de la pesca,

o hacer blando el hierro para batirlo, o defenderse de un mapanare (serpiente

venenosa) que controlar a una mujer. En la vida se pueden aprender muchas artes,

porque estas son siempre iguales a sí mismas: cuando nos hemos aplicado muchas

veces a la elaboración de bloque de hierro se entiende a qué temperatura se vuelve

candente, tal como se llega a entender las conductas de peces y mapanares,

cuando se está en contacto con ellos. Pero, con los continuos cambios y el ser

imprevisible de la mujer, no se puede ser expertos de ninguna arte. 

En esta estrofa Obeso afirma que "solo laj penas" son "cojtante y ficme": la firmeza

y la coherencia son caracteres exclusivos del dolor, no pertenecen a la mujer, por

esto Obeso escribe que sólo el sufrimiento corresponde al criterio de la

perseverancia. Estas estrofas centrales son las que cuenta el boga, su tormento,

casi resignación frente a la presunta traicionera. Este aspecto volverá también en

otras poesías de Obeso, no incluidas en los Cantos. La última estrofa repite el

esquema de la primera:

Qué ejcura que etá la noche 

la noche qué ejcura etá;

asina ejcura è la ausencia

¡Bogá!¡bogá!...

Se nota la variante "ejcura", proseguimiento del "trite" inicial, pero ahora no es un

carácter atribuido sólo a la noche, sino a la ausencia. "Bogá bogá" final es como

"remá remá": todo se queda igual a lo de antes, el camino reflexivo de las estrofas

precedentes, el recuerdo doloroso de su mujer, ha sido una paréntesis en las

entrañas más oscuras de la noche. Esto ha permitido al boga recordar que está

solo y las sospechas lo han inducido a rabiosas afirmaciones universales sobre la

infidelidad femenina. El boga está ausente porque está obligado a quedarse lejos

de su mujer y no puede vivir la cotidianidad con ella. En esta poesía se percibe la

imposibilidad de realizar la pareja, que será una constante frecuente en la trama

poética de los Cantos. Mientras que en algunas composiciones esta falta de

perfección dependerá de la reticencia de la mujer y de la fallida reciprocidad del

sentimento de amor, aquí la razón es inherente sólo al boga y a su trabajo, que lo

obliga a la continua y repetida ausencia.

Obeso enfrentó el tema del negro en Colombia con la conciencia de sus raíces, y, al

contar sus sentimientos lo mostró como un hombre cualquiera. Era fundamental

para los esclavos haber pasado el periodo de la colonia, pero era más importante

aún llegar a ser considerados hombres. El prejuicio contra los negros no se había

agotado y la obra de Obeso fue importante porque fue el primer autor que habló

del tema en una clave diferente.

Las varias facetas del amor en los Cantos populares de mi tierra

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La implicación dolorosa del amor por una mujer se puede encontrar en muchas

poesías en las que Obeso habla de este tema. Además el amor que trata tiene una

dimensión de pánico, abarca cada destinatario del sentimento humano y territorial.

Por lo tanto, no se hablará sólo de la mujer querida, sino también de la madre, de

la familia y de la patria. 

Es difícil encontrar poesías donde Obeso concibe el amor como alegría,

satisfacción sin dolor. La mujer, como hemos visto ya es inestable y voluble.

En Cuento a mi ejposa ella está triste, es infeliz y el hombre le pide que se quede

allí para desahogarse con él. En realidad su dolor de mujer abandonada se alivia

con otro hombre, que la deja embarazada. Así Obeso quita autenticidad al

desaliento que apoderaba la mujer. Utiliza una comparación procedente de

principios de química casera: un grano de sal se deshace rápidamente en el agua y

esto es lo que pasa con los sentimientos femeninos. También lo que se muestra

como algo concreto, se disuelve pronto porque es efímero, se consuma en muy

poco tiempo y no deja nada. Obeso muestra que una mujer puede volverse razón

de tormento interior y obsesión para un hombre enamorado y rechazado. Es un

ejemplo de esto la larga y desencajada A mi morena, en que Obeso pide perdón a

la mujer querida. Declara su amor, la deja sentir importante para el calor

doméstico y como detalle necesario para que su casa esté completa. Los atributos

de la mujer son dignos de una captatio benevolentiae, para inducir a la mujer a

escucharle y seguirle. El hombre gime de dolor por el amor perdido y con el

imperativo "güérveme" declara a la mujer su deseo; se entiende que antes había

amor entre los dos, pero ahora más. Obeso alterna el cortejo con amargas

reflexiones. Otra vez la imagen de la disolución de la alegría, comparada al humo,

pero el autor se corrige y rectifica, quizás frente a la reacción preocupada de la

mujer. Así que enumera árboles muy hermosos, perfumados y parece perfilar un

Edén terrestre, que podría acoger a la mujer con la mejor pompa de la naturaleza.

Respecto a esto se puede introducir el topos del locus amoenus. Este motivo ha

representado una categoría retórico-poética independiente, hasta el siglo XVI. Lo

que la caracterizaba era la presencia de árboles, arroyuelos, cantos de pájaros. En

el Medioevo muchos maestros de estilo consideraban la descripción del locus

amoenus fundamental en la poesía y al final del 1100 se utilizó como instrumento

para representar el Paraíso terrestre. Es un topos muy importante por el paisaje,

que tiene como base los elementos antedichos, necesarios para que un lugar esté

lleno de delicias. Además de esto, el paisaje se puede enriquecer con otros detalles

que vuelven el ambiente deleitoso a la mirada. Obeso utiliza este expediente para

atraer la mujer a su rancho. La última parte de esta poesía llega al mismo punto de

la Canción der boga ausente: la reprobación de la inconstancia de la mujer,

precidida de la súplica que vuelva a quererle:

Palomita yullilona,

ven, arrulla en mi morá;

güérveme a queré, que nunca

te gorveré a martratá

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pocque toy resuecto agora

a no gorverte a celá

El hombre le promete que no la tratará como antes, porque ahora ha entendido lo

que quiere decir vivir sin ella y no la controlará más en sus acciones.

Sucesivamente será preponderante otra corriente de ideas: menciona un

pensamiento pero no lo concluye por el temor que caiga el castillo de halagos que

se ha creado:

ya que las mujere son...

no rigo, Fracica, ná,

que la jié no amacga tanto

como amacga la vercdá...

En esta poesía no hay un crescendo que lleva a un climax central, sino se juega

todo en el mismo esquema: adulación, declaración de amor, consciencia de la

inmutabilidad de la mujer y también una apelación al otro ego, que es Fracico, al

que le sugiere resignarse por que nada podrá cambiar en la relación con la mujer:

Bogá, Fracico, bogá,

la mujer é caprichosa

la mujer é resabiá

¡naire puere aquí en er mundo

cambiale su natura...!

Obeso presenta las mismas dudas sobre la confianza de la mujeres en Parábola. La

parábola es un cuento alegórico y Obeso hace la moral de la mujer y su

inconstancia, insertando su esencia diabólica. La mujer ilusiona al hombre que está

por alcanzarla, pero, en realidad, es evanescente:

Rigo pué que er serso en fina

(eposa, culebra o mula

firelirá, virtú, guerra)

en la farda ar diablo ocurta.

Todo lo que tiene un germen femenino, tiene que ver con el diablo. El ser

demoniaco de la mujer se puede remontar, con antítesis, al papel de la mujer

angélica que se encuentra en Dante Alighieri. Él insertó a Beatriz en el proceso de

salvación del hombre, sublimándola. No se limitó a revestir la mujer querida del

papel de guía del poeta en el más allá, sino alegó un auténtico cambio en la

doctrina clerical. No fue simplemente la salvación del poeta, sino de todo el

mundo. En cambio, se decía, que para Obeso la mujer encierra, debajo de su

apariencia femenina, el diablo. Este habitante del infierno, que la tradición

cristiana identifica con Lucífer, el angel que se rebeló a Dios, había sido descrito

por Dante al salir del infierno. La caída de Lucifer del cielo y el retroceder de la

tierra a su contacto se cuenta también en el Antiguo Testamento y fue un elemento

Page 11: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

que coloreó la fantasía popular. Obeso se apodera de la demonización de la mujer,

que es sólo falsa apariencia y guarda maldad dentro de sí misma.

La representación de la mujer como femme fatale se repite muchísimo en la

literatura y es precedente a Obeso. Se puede recordar Madame de Merteuil de Les

liaisons dangereuses (1782) de C. Laclos, que muestra la mefistofélica

protagonista como un Don Juan femenino. Una mujer guapa y seductora, pero muy

calculadora y oportunista, capaz de acapararse muchos hombres, pero sin darse

nunca a alguien, en realidad. Esta obra maestra del libertinage francés, la audaz y

precisa descripción de Madame de Merteuil anticipa a los personajes de Balzac y

Stendhal. Lo de la mujer peligrosa, que puede causar daños permanentes al

equilibrio de un hombre es un estereotipo que se volverá a presentar durante los

siglos, lejos de los años en que Dante recitaba Donne ch'avete intelletto d'amore

en su Vita nova. Se tiene que notar la enorme distancia entre la clase social

descrita por Laclos al final del siglo XVIII en la corrupta Francia libertina y la

momposina de Obeso al final del XIX. Madame de Merteuil y los personajes que la

rodean se entregan al ocio, al lujo desenfrenado y a ambientes aristocráticos.

Laclos, a través de la Merteuil y su amigo/amante Valmont, nos muestra un retrato

de la aristocracia francesa antes del 1789. También Obeso nos introduce en una

sociedad: la de los pobres trabajadores afrocolombianos que no tienen tiempo (ni

capacidad) para perderse en juegos intelectuales, ya que tienen una familia que

alimentar. A pesar de la gran distancia que separa el palacete francés del rancho

colombiano, creo que es interesante registrar cómo los dos autores, aunque

diferentes, comparten una idea relativa a la peligrosidad de algunas mujeres: para

Laclos la Merteuil y para Obeso una negra o una morena, sin nombre. Hace falta

aclarar que las diversiones sádicas de la Madame francesa no se encuentran en las

mujeres descritas por Obeso. Éstas están caracterizadas por una mayor facilidad,

ligereza y frivolidad; de todas formas logran llevar al hombre a la ruina, aunque

utilizando medios diferentes y carentes de premeditación.

El hombre enamorado se describe dispuesto a galanterías verbales hacia una

mujer en la poesíaLucha y conquijta, título muy explicativo: el hombre lucha por la

mujer que quiere y que estimula a dominar sus miedos. Esta poesía está dedicada

a S.G.L, que muestra reticencia frente a las dulces palabras del pretendiente,

sobre todo por el diferente color de su piel: ella es blanca y el hombre es negro. O

sea, en esta poesía la mujer no se describe como una tirana indiferente al dolor del

hombre, sino como alguien que necesita protección y garantías. Además está

presente una mayor voluntad de posesión del hombre, una virilidad expresa con el

contacto físico al que se refiere con elementos fructíferos. Las palabras "lucha" y

"conquista" se pueden adaptar a la terminología bélica, por la que los soldados

luchan para conquistar su territorio. En este caso el límite es la mujer de la que se

quiere dominar las angustias. El poeta conoce la razón principal por la que la

mujer no confía en él, tanto que encara el problema, esperando abatir el obstáculo

de la sospecha hacia él:

Page 12: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

En eso te equivoca

la pietra máj bonita

en er cacbón, a vece, 

se jallan ejcondías!

Aclara que a la piel negra no corresponde un alma del mismo color: tiene la piel

negra, pero, a menudo, las mejores calidades se encuentran en lo que parece

desprovisto. Obeso demuestra su habilidad poética y su capacidad de hacer

sensuales las palabras de amor, que se enriquecen con un sutil erotismo. Las

imágenes pastorales llevan a un final muy positivo: está la conquista, pero también

una victoria, ya que la mujer parece una auténtica presa. 

El drama del amor fue una costante de Obeso también en las poesías no

pertenecientes a losCantos, como Crepúsculos del alma, en que la pareja se realiza

sólo en la dimensión onírica y en La ciencia al amor y el poeta, en que el amor se

concibe como fuente de alegría y de impulso vital (caso aislado). A veces el sujeto

trata de ostentar su temeridad y valor. Su actitud es muy presumida hacia las

mujeres, que piensa seducir sin esforzarse demasiado, como en El boga chaclatán,

en que pasa de la timidez de un "barbalimpio", chico joven e imberbe, a la altivez

de un hombre que entiende que la chica que quiere bailar tiene interés por él.

Habla de sí mismo como de un héroe épico, que ha vivido años escondiéndose y

comiendo lo que encontraba en el camino. Es un boga el que habla, pero es

"chaclatán", un auténtico jactancioso de la sociedad, diferente del "boga ausente"

que sufría por la lejanía de su casa y de su mujer. En esta poesía no hay

sufrimiento ni amor, sólo ostentación de cualidades particulares. 

Obeso muestra la relación entre dos personas en el estadio incial, con un evidente

presentimiento de ruina y destrucción en La oberiencia filiá (cuento a mi mae).

Esta poesía se construye sobre las preocupaciones que una madre siente hacia la

hija enamorada de un chico adulador. La protección de la madre se revela

entrometida y Obeso no hace entender si sus temores se basan en informaciones

verdaderas o si son sólo aprehensiones maternas. Luchan dos amores: el de la

madre por la hija y el de la chica por el joven. La chica no cumple su "oberiencia

filiá", ya que defiende el hombre que le gusta:

"-¡ Mamá...varay...no embrome 

ese muchacho tiene su labio limpio!

Y si viene en mi junta, me arza en peso

cuando muy barrialoso tá er camino"

Los hijos no escuchan los consejos de la madre, sobre todo cuando se habla de

amor y ésta es una máxima que Obeso escribe al cerrar la poesía. Es el amor de la

pareja que define el alejamiento entre madre e hijos y, sobre todo, es un amor

engañador que provoca la ruptura de una relación que vive de un sentimento

eterno e imperecedero. Son la razón, la experiencia y el juicio de la madre y de la

generación precedente que chocan con el sentimento, la emotividad y la edad de la

Page 13: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

hija. El amor de una madre no se tiene vivo con el dolor, la frustración y la

sospecha, caracteres que connotan otro amor, el profano, maldito, que hace sufrir

pero al que no se puede renunciar. La muerte de la madre entristece al poeta y en

cada poesía se nota este amor total. Es la única mujer de la que el hombre puede

fiarse, justo porque su amor es interminable y nadie puede desmentir esta

afirmación: Obeso la enuncia como si fuera un extracto de la Biblia. Aunque la

madre es de género femenino, nunca será causa de pena para su hijo. Este tipo de

amor aparece también en una poesía afuera de los Cantos, que es Contigo

sola (Candelario Obeso: Jorge Artel. Cuadernillos de poesía, Panamericana, 1997, pp. 35-36.), un

conmovedor texto en que una hija habla con la madre ya difunta. Al comienzo no se

entiende que se vuelve hacia ella, ya que habla de un profundo amor que siente

hacia un hombre. Lo introduce:

Él me adora...lo sé...capaz sería

de dar su sangre, el porvenir que sueña

por hacerme feliz. Debo pagarle

tanto ardoroso amor.¿por qué insesible

a su llanto he de ser?

Esto nos hace entender que la había puesto en guardia a la chica sobre sus futuros

pretendientes. Es fácil acordarse de la frase de la Oberiencia filiá: "Esa son su

artimaña...re muchacha me sucerió lo mimo..." en que era la madre que trasmitía a

la hija, en vano, todas las precauciones y recomendaciones para defenderse de los

hombres y proteger la hija del peligro. En los casos los consejos de la madre no son

seguidos porque las jóvenes quieren vivir su amor, pero en Contigo sola se puede

escuchar sólo la voz de la chica, la madre no habla nunca: así entendemos que está

muerta. Le pide perdón, pero le hace entender que ha cumplido su deber de hija:

ha buscado la virtud y la ha encontrado en la honestidad del hombre al que quiere.

Su amor casi asume una forma sagrada, que cita Dios: "me hizo Dios para él!". El

amor por este hombre se vive como necesario para no caer en ultraje hacia Dios:

quererle es justo y no podría ser de otra manera. Aunque la madre está muerta, es

interesante ver que los hijos siguen las enseñanzas maternas para enfrentarse a la

vida. 

Nada satisface como una familia feliz, tampoco una ciudad que se presenta al

progreso. Canto rel montará es explicativa de este aspecto: declara las prioridades

de la vida y el apego a la tierra y a la familia:

Eta vira solitaria

que aquí llevo,

con mi jembra y con mi s'hijo

y mi perros,

no la cambio poc la vira

re lo pueblos...

Tiene todo lo que puede hacer una vida feliz: la mujer, los hijos y los perros. Su

vida es solitaria pero sólo en parte, ya que están estas presencias importantes.

Page 14: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

Comunica sutilmente que son los habitantes de la ciudad que deberían sentir

envidia por una existencia conducida en tranquilidad total (la policía está lejos y

nadie los molesta) y en comunión con la naturaleza (es una comunidad

autosuficiente gracias a los frutos de las plantas). Desmiente uno de los temores

más difundidos por los externos de la selva: los animales peligrosos, ya que Obeso

tiene una solución para cada uno de éstos. Es más difícil defenderse de las

ingerencias del gobierno que de los animales. 

También en la poesía Epresión re mi amitá, se puede leer el amor por la familia e

invita al amigo Federico de la Vega a quedarse en su rancho para que pueda

participar de la suerte que tiene, aunque como campesino. El alejamiento de la

patria hace sufrir el poeta, como vimos en la Canción der boga ausente, cuando

llora por la distancia de su mujer; también aquí expresa este concepto cuando

recuerda el viaje a La Habana. Las ciudades se consideraban centros de cultura,

de oportunidades de trabajo, pero para Obeso no podían compensar el vacío

provocado por la separación de su propia tierra. Este calor de la familia se ve

reflejado en los animales a los que dedica algunas poesías.

El amor por la naturaleza, la patria y los animales

Aunque en Mompox no hay la posibilidad de una apertura cultural como en las

grandes ciudades, Obeso supera esta mediante su relación con la naturaleza. De

hecho "es la naturaleza la que abre el libro y parece impregnar un tono o insinuar

una dirección o una perspectiva del poemario" (Laurence E. Prescott, Candelario Obeso y la

iniciación de la poesía negra en Colombia, cit, p. 76.) . La naturaleza es un tema vinculado al

amor y la poesía «Lo palomos» es el ejemplo más adecuado. Obeso había crecido

en un ambiente rodeado por la naturaleza y muchas imágenes presentes en su

poesía vienen de un largo y repetido contacto con la selva. En «Lo palomos» Obeso

saca de la naturaleza conceptos universales que pertenecen a la razón humana.

Reviste los palomos de calidades y atributos que no se adaptan al mundo animal,

pero adquiere sentido cuando se comparan con los hombres. Son los palomos que

nos enseñan a vivir y a querer a los demás, aunque el cariño que vemos entre ellos

es algo instintivo en los animales. De todas formas Obeso no da importancia a este

aspecto y no quita importancia al significado que el paralelo palomo/hombre

asume. Obeso culturiza los palomos, los hace humanos.

Siendo probe alimales lo palomos

a la jente a sé jente noj enseñan;

e su conduta la mejó cactilla;

hai en sus moros efertiva cencia!...

Nacen lo ros sobre la mimas pajas;

i alli se etán hata en repué que vuelan;

maj asina chiquitos, entre er nio,

se ran caló, entre juntos, i se besan.

Las palomas nunca conciben maldad o mala fe, sino siempre tienen bondad, a

diferencia de las mujeres que están listas para traicionar al hombre. Quizás Obeso

Page 15: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

haya puesto «Lo palomos» al comienzo de los Cantos para marcar la diferencia

entre la naturaleza y el hombre y entre la mujer y la paloma. La naturaleza es

como un libro de antropología y se aprende mucho más en ésta que con el estudio.

Esta poesía responde a los cánones del Romanticismo y es importante su posición

inicial, que reafirma la idea que Obeso tenía del predominio de los sentimientos

sobre la razón. Hay otra poesía que utiliza los pájaros como elemento de

comparación con otro tipo de amor, el de la madre que no sufre golpes repetidos y

acosadores. Se trata «No rigo er nombre», dedicada al pato. En la primera parte

de la poesía insiste en la fealdad de este animal y en la rudeza del varón,

despreocupado del cansancio de la mujer, que ni ayuda cuando está embarazada.

Esta negligencia del varón parece ser una nota de cada especie, no sólo de los

animales, sino de todos los seres, también de los humanos. La mujer del pato es la

guía de todos sus hijos, les enseña a nadar, a emitir chillidos y todo esto Obeso lo

definen una "maravilla". La descripción del pato es necesaria para confirmar y

hacer partícipe al lector que el único amor en que se cree es lo de la madre, y ésta

es una ley que vale también en el reino animal. Otra vez, lo que ofrece la

naturaleza se puede utilizar como enseñanza para el hombre, como un espejo en

que se encuentra el amor universal de las madres de cada ser viviente:

Y pongo ar fin ete vecbo

que nairen puera borrá:

no hay un amó tan intenso 

como er amo materná;

sólo en ér nunca se jalla 

ninguna contrarierá,

ni cosa apena que amacgue 

ar prencipio ni jamá...!

A su s'hijo er veneno

ocurta la mapaná,

laj s'avipa su ponzoña,

er riente er lobo vorá...!

¡Oh amó re maire y rivino,

quién te puriera epresá...!

Otro pájaro utilizado para referirse a la mujer es la gallina, como en «Epropriación

re uno córigos»: "Que en er fondo la paloma ej iguar a la gallina". La paloma se

pone al mismo nivel de la gallina, para significar la exacta equivalencia entre las

mujeres del mundo. La gallina es un animal que se encuentra en «A mi morena»,

con "Sin gallina no hay ná!". La gallina se utiliza para hablar de la volubilidad de la

mujer y la paloma es el ejemplo de la perfecta compañera de la vida. Obeso llama

"jembra" a la mujer, palabra que indica el sexo femenino de los animales y subraya

la compenetración del mundo animal y humano. Esto pone en evidencia la libertad

que aúna humanos y animales, y sobre todo la raza negra y los animales, como

escribe en «Canto der mortará», "los blancos están lejos". El negro parece volver a

un estado paradisíaco, primigenio, en que contempla los componentes de la

naturaleza como si fuera la primera vez que los ve y así, con temeridad, le viene

Page 16: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

bien medirse con ésta y convivir: "Nara temo pa lo trigues ta mi troja".

La serpiente es otro animal importante en los Cantos, que atestigua su presencia

en los lugares de la costa de la que Obeso habla. La serpiente remite a la religión

cristiana, al momento en que Eva pecó por primer vez, empujada por la serpiente

maléfica, manchando el Edén con su culpa y llevando a la caída del paraíso. La

tierra de la que habla Obeso es costera, cerca del agua, que es origen de la vida y

vinculada a la mujer, a su útero, del que nace el hombre. En «Parábola» Obeso

escribe:

Rigo pué que er senso en fina

(eposa, culebra o mula

filerirá, virtú, guerra)

en la farda ar diablo ocurta.

Marca una correspondencia entre las palabras entre paréntesis y la esencia

femenina. El elenco de las seis palabras son de género diferente por lo que evocan:

la esposa se pone junto a la culebra y a la mula, dos seres animados. Los segundos

tres términos indican entidades abstractas: fidelidad, virtud y guerra, esta última

palabra se aparta mucho de las otras dos e impregna con su carga pesimista

fidelidad y virtud. La guerra es la ocasión para mostrar el valor, pero puede llevar

a la traición y Obeso se había quedado defraudado y herido en el espíritu durante

la batalla de Garrapata. La mula, que aparece sólo en esta paréntesis dentro de

los Cantos, es un animal caracterizado por la obstinación y al mismo tiempo por la

inestabilidad, que se adapta a la idea que Obeso tiene de la mujer: puede ser mula

o culebra. 

Otro animal de los Cantos es el perro, considerado un miembro de la familia, cuya

fidelidad es superior a la de los hombres, es un don de Dios. En «Dialogo

picarejco» la chica cortejada habla de su perro para poner en guardia al hombre

entrometido, pero luego se entiende que no es un perro de verdad sino un hombre

que ella llama así: "un perro que usa peinilla, un perro de güena raza". El

parangón con el perro subraya la defensa y fidelidad que el novio siente para la

chica". Laurence E. Prescott notó en estas palabras una identificación con la raza

negra fuerte y leal que puede compararse con la constancia de un perro. 

La naturaleza abarca también las plantas, útiles porque constituían el sustento

para la población. En «Lucha y conquista» se encuentran hermosísimas flores que

se adaptan a la belleza de la mujer blanca que quiere conquistar: "un beso re tu

labio re rosa y clavelina [...] ar nacdo güeleroso qué fló lo revaliza?". En el corpus

de los Cantos hay dos plantas: lengua-e-vaca y güevo-e-gato, citadas en «Er boga

chaclatán», donde asumen un valor hechicero:

Yo ocurto taba,

rezando, etrá una hojita

re lengua-e-vaca.

Allí duré ejcondío

cecca e ros año;

Page 17: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

no comiendo otra cosa 

que er güevo-e-gato.

Repué ete tempo

con una ciecta yecba

me gorví negro...

Atribuye a esta planta el don de oscurecer la piel; así que las plantas no sólo

satisfacen las necesitades alimentarias, sino que tienen dones extraordinarios.

Laurence E. Prescott escribió:

No estamos diciendo que nuestro boga inequívocamente reúna todas las

condiciones para ser considerado verdadero chamán. Según sugiere el poema,

tiene más que ver con la brujería que con el chamanismo (o la posesión espiritual)

en sí. (Ivi, pp. 130-131.)

Prescott llega a decir que el chamán es un hombre que ha sufrido un trauma

precedente, lo que pasa al "boga chaclatán", comprometido en una pelea:

El poder físico extraordinario del boga y su escapatoria milagrosa se pueden

interpretar como señas de una posesión espiritual o de nombramiento especia. (Ivi,

p. 132.)

Este cuento de vida peligrosa es necesario para seducir a la mujer, pero están

presentes trazas de chamanismo, que Obeso conocía. Quizás las plantas del boga

charlatán fueran alucinatorias y favorecían la entrada en el éxtasis para percibir el

cuerpo escindido del alma, que podía moverse donde quería:

Oye: yo he tao

una vara rictante

der Paire Santo...!

En el sur de América todavía existen los chamanes, los curanderos en las selvas.

Estos caracteres se atribuyen al boga y, como recuerda Prescott, también los

colombianos Jorge Isaacs (1837-1895) y José María Samper (1828-1888) hicieron

este tipo de conexión: los bogas poseían un tipo de ciencia muy cercana y

adquirida de los chamanes. 

Leer la vida del hombre en el gran libro de la naturaleza: Obeso lo hizo y fue

funcional para subrayar la importancia de su tierra y de su patria, temas

vinculados a la política. Una poesía política señala peligros internos y auténticos

que amenza su nación y denuncian actos que puedan ofender el país y sus

ciudadanos. La poesía patriótica surge para cantar el amor hacia la tierra y el

Page 18: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

orgullo de los ciudadanos, listos para defender el país. Ya en «Epresión re mi

amitá» se había encontrado una celebración de Colombia y de los derechos de

igualdad que Obeso había compartido entre las tres razas del país. Quiere su tierra

y en la misma poesía recuerda la nostalgia que sintió durante el período que pasó

en la Habana. Los personajes que Obeso utiliza en sus poesías son muy

espontáneos, vinculados a sus hábitos y a su familia. Esta naturalidad, lejos de las

estructuras mentales más complicadas del mundo urbano y civilizado se puede

notar en «Epropriación re uno córigos». Es una larga poesía que exprime la vida y

el apego a la realidad:

Cara sé tiene en er mundo,

apache re la cotilla,

otro sé que po má fuecte 

ej er punta re su vira.

Tiene er bejuco der monte

siempre un acbo a que se arrima,

y ete palo tiene er suelo,

y er suelo en acgo se aficma;

Obeso muestra su apego al mar en «Arió», escrita afuera de su "nativa morá".

Habla del hombre como de un pez que necesita el agua para vivir:

ya me voy re aquí eta tierra

a mi nativa morá;

no vive er peje richoso

fuera er ma!

Es probable que el lugar donde se encuentra esté lejos del mar y no sea posible

admirar la belleza paisajística y natural de Colombia. El ambiente y las mujeres de

su país tienen el mar hirviendo en el pecho y son mucho más intensas. El mar

aumenta la grandeza del corazón y el que nace cerca está obligado a volver allí,

atraído por una fuerza mayor. El hombre es un pez y la naturaleza es la patria que

influye en el hombre y lo atrae, porque la felicidad y el sentirse completo pueden

ser sólo en el lugar de origen.

LA LENGUA Y LA MÚSICALa lengua que Obeso utiliza en los Cantos es la fiel reproducción del habla de los

afrocolombianos que vivían en Mompox, sobre todo de las clases más bajas, los

bogas, los montaraces y las personas que trabajan la tierra. Obeso hizo que la

lengua del negro adquiriera propiedades poéticas y alcanzara el nivel literario del

español. Los fenómenos que se encuentran con frecuencia en el corpus de

los Cantos son: la fluctuación vocálica que lleva al cierre vocálico dentro de la

palabra y en sílabas sin acento, como: "malificio" por maleficio, en que se pasa de

la vocal media /e/ a la cerrada /i/. Se pueden encontrar también aperturas

Page 19: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

vocálicas, como en "sacreficio" por sacrificio, en que se pasa de la vocal cerrada /i/

a la media /e/, caso contrario del precedente. Hay diptongo en palabras como:

"juiga" por huya en que la vocal /u/ diptonga en -ui, o en la palabra "trataimiento"

por tratamiento, cuando se forma el diptongo -ai por asimilación al diptongo de la

sílaba sucesiva. Se pierde la vocal al comienzo de la palabra (aféresis), fenómeno

típico del habla coloquial y en algunos casos también de la culta: "taba" por estaba,

"toy" por estoy. Se pierde también la sílaba al final de la palabra, con acentuación

de la precedente (apócope): "infelicirá" por infelicidad, "morá" por morada. La

fricativa sorda -s se aspira o se pierde, fenómeno típico del area caribeña, sobre

todo en posición interna a la palabra y frente a consonante: "pejcá" por pescar,

"hitoria" por historia. Se aspira la glottidale "h" al comienzo de la palabra, con

sucesivo cambio a la consonante fricativa sorda velar /j/: "juiga" por huya, "jembra"

por hembra. La dental oclusiva sonora /d/ y la líquida vibrante /r/ se intercambian:

"richo"por dicho o casos en que la líquida vibrante /r/ sostituye la líquida /l/ y la

velar oclusiva sorda /k/: "branca" por blanca, "er" por el, "orvide" por olvide. Hay

casos de metátesis que lleva a la inversión de dos sonidos dentro de una palabra,

también en sílabas no contiguas: "trigues" por tigres, "probe" por pobre.

A nivel léxico aparecen muchas palabras que se encuentran en trabajos cotidianos

de los negros en la costa y en el Magdalena, como el boga. Muchas son el

resultado de la mezcla de palabras africanas y americanas. Se pueden subdividir

en términos relativos a la flora, empezando por "güevo-e-gato" y "lengua-e-vaca".

Se refieren a dos plantas particulares: la primera es silvestre y comestible, la que

el boga chaclatán utiliza para ennegrecerse la piel. Lengua-e-vaca es una planta

africana con hojas planas, anchas y carnosas, verde y con frutos blancos. Está el

malibú, una liana útil para construir chozas, el "revirive", es decir el dividivi (voz

de orígen indígena), planta del Venezuela y de América central que se utiliza para

curtir las pieles, gracias a las propiedades astringentes del tanino. Hay tres

términos que definen lugares: "troja", palabra de origen incierta y variación de

troj, pequeño espacio que aquí Obeso utiliza para indicar el rancho. La palabra

sucucho significa rincón, pero, por extensión, aquí es un tugurio. La grafía

correcta es socucho, que se encuentra sólo en América Latina. 

Hay nombres de animales que viven en la zona andina: mapaná (mapanare),

serpiente muy venenosa del Venezuela y la simple culebra. Está la "picúa", por

picudo, que quiere decir barracuda, pero en Salvador y México es un insecto que

estropea las plantaciones de algodón. Aquí Obeso la utiliza para re presentar una

mujer muy atractiva y coqueta en «Er boga chaclatán».

Hay palabras coloquiales, como "catabre", colombianismo para indicar una

calabaza donde se pone el grano para la siembra. El adjetivo "yullilona"en «A mi

morena», subraya el carácter intratable y esquivo de la mujer. Este término remite

a "yuyo" (del quechua yuyu), una planta comestible utilizada para condimentar,

pero en algunas zonas de América se considera una maleza. Lo mismo se puede

afirmar de "magua", para indicar la falsedad de una mujer engañadora. Magua

está ligada a maguey, voz antillana de la más común pita, planta carnosa llena de

espinas cuyo zumo es necesario para el pulque. Obeso propone voces muy antiguas

Page 20: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

en sus versos: "asina", "no embacgante", "en fina" y palabras regionales, como

"mojocera" por hambre y "aturugar" por molestar. 

Obeso mostró el negro en sus aspectos cotidianos, empezando por lo que

constituye el supuesto para la comunicación: la lengua. El resultado es el

encuentro entre el español, los africanismos, los indigenismos; "eleva el lenguaje

de su pueblo humilde al nivel del arte literario escrito" (Laurence E. Prescott, Candelario

Obeso y la iniciación de la poesía negra en Colombia, cit., p. 196), pero nunca escribió poesías

exóticas. Obeso habló de sentimientos universales, del mundo, utilizando como

ejemplos precisamente a sus conterráneos.

El último aspecto importante de los Cantos es la música, que no es sólo como el

arte de combinar sonidos, sino como el logro de melodías internas, armónicas,

como en la antología de Obeso. No hay el vivo sonido de los tambores de las

poesías negristas del 1926, ni las aliteraciones o jitanjáforas. Esto será un acervo

que se utilizará 50 años después de la publicación de los Cantos. Sin embargo el

baile y la música son motivos que aparecen también en las poesías de Obeso. Las

palabras crean en ritmo, diferente del ritmo acosador de la futura «Rumbera» de

Guillén, que va en un crescendo hasta la consecución final del clímax. En «La

canción der boga ausente» el ritmo está marcado por las palabras acentuadas en la

última sílaba, que concluyen cada estrofa. La entonación es repetitiva y no se

produce un movimiento variable, sino sólo insistente y que percute la misma nota.

El ritmo de esta poesía restituye también la idea de la monotonía de este tipo de

trabajo. La música en los Cantos es sútil, sumisa, no desbordante como en Guillén. 

«Er boga chaclatán» es la única poesía en que se habla de un baile: el porro, que el

protagonista bailó con una chica, cuando le pisaron el pie. También en «A mi

morena» se refiere al baile: "tengo e toro, hata tabaco, un ron que hace bailá". Se

entiende con estos detalles que el baile era un componente importante de la

comunidad afrocolombiana. El mismo título de la antología lleva la palabra "canto",

nacida al comienzo de la historia humana como una serie de palabras entonadas

musicalmente. Pero las palabras, con el tiempo, han asumido autonomía, de modo

que por canto se entiende una composición en versos, sin el canto que se entiende

normalmente. Es decir, podemos referirnos a un texto en que el poeta expresa

conmovido su estado de ánimo (como Dante Alighieri). En el corpus poético de

Obeso hay poesías que especifican el tipo de composición. «Lo palomo» es una

balada, cuyo significado ha sufrido la misma metamórfosis del término canto. La

balada era una composición poética acompañada con el baile, que con el tiempo se

abandonó y pasó a significar un composición narrativa y romántica. La historia de

la canción remite a la chanson provenzal, al stilnovismo italiano y a Petrarca, que

le confirió una estructura fija, con endecasílabos y heptasílabos organizados en

estancias. «Er boga chaclatán» lleva un subtítulo, "serenata", una canción

instrumental y vocal del siglo XVIII, a menudo dirigida a la mujer amada. El boga

dará una imagen absurda de sí mismo para conquistar Merejirda. Los demás

títulos y subtítulos de las poesías tienen una acepción más narrativa: cuento,

paráfrasis, parábola, diálogo. Guillén sostuvo que Obeso recuperó "su peculiar

ritmo, el de la cumbia, pariente del nuestro son"(Mónica Mansour, La poesía negrista, cit.,

Page 21: Gran aporte sobre ''El Boga Ausente''

p. 83). La cumbia es un baile popular que tiene como característica el hecho de que

las bailarinas llevan una candela cuando se mueven. Como la cumbia es típica del

pueblo de Obeso, el son es la música de Cuba, que ha dado el título a la primera

obra de Guillén, Motivos de son.

Obeso fue el vate de la poesía negrista, pero no el fundador de la misma, ya que

sus Cantos difieren mucho de las obras de sus colegas caribeños. Su importancia y

su mérito residen en el hecho de haber visto a los negros con una perspectiva

nueva, diferente, y haberlo hecho en un país como Colombia, donde despertó un

interés vivo por esta temática, permitiendo que los negros reconsideraran su

dignidad y la exigencia del respeto como un derecho. Obeso ha redescubierto la

esencia humana en la miseria de los pobres, de los últimos de la sociedad. Pero

Obeso no se esconde detrás de un ingenuo optimismo, haciéndonos creer que todo

es fácil para el negro, puesto que hay dolores, sufrimientos por amores perdidos e

intolerancia, sobre todo la de los españoles. Obeso empezó desde adentro de la

comunidad del negro y lo mostró como un hombre común, un ser humano, creando

un documento humanitario, que anunció ya el movimiento de la negritud.

LosCantos son necesarios para acercarse a la poesía negra. De hecho, los autores

negristas no se inspiraron directamente en los Cantos, pero es cierto que los

leyeron, los conocieron y le confirieron el valor que les correspondía. "Guillén had

some laudatory things to say about the pioneering work of Candelario

Obeso" (Richard Jackson, Black writers and Latin America: cross cultural affinities, Washington,

Howard University Press, 1998, p. 176). Probablemente sin Obeso la poesía negrista habría

sido diferente: por lo mismo este autor afrocolombiano y sus Cantos merecen un

reconocimiento más consistente de lo que, hasta ahora, le ha sido atribuido.

 

Bibliografía:

Candelario Obeso, Cantos populares de mi tierra, publicaciòn digital de la pàgina web de la biblioteca

Luis Angel Arango del Banco de la Repùblica.

Mónica Mansour, La poesía negrista, México, Era, 1973

Martha Canfield, Los precursores de la poesía negra, en «Razón y Fábula» Revista de la Universidad de

Los Andes (Bogotá), nº 21, septiembre-octubre 1978

Laurence E. Prescott, Candelario Obeso y la iniciación de la poesía negra en Colombia, Bogotá,

Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, 1985

Laurence E. Prescott, Without hatreds or fears, Jorge Artel and the struggle for black literary

expression in Colombia, Wayne University Press, Detroit, 2000

Candelario Obeso: Jorge Artel. Cuadernillos de poesía, Panamericana, 1997

Richard Jackson, Black writers and Latin America: cross cultural affinities, Washington, Howard

University Press, 1998