Gramsci - El PC y la agitación obrera en curso

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  • 8/7/2019 Gramsci - El PC y la agitacin obrera en curso

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    A. Gramsci

    El Partido Comunista y la agitacin obrera encurso

    Escrito: Noviembre de 1921Primera Edicin: En LOrdine Nuovo , 22 de noviembre de 1921Digitalizacin: AritzEsta Edicin: Marxists Internet Archive, ao 2001

    Un estremecimiento de lucha recorre las filas del proletariado italiano. La mxima depresin de la actividad del proletariadodecisivamente se ha sobrepasado y la lucha de clase va readquiriendo el ritmo imponente que tena antes de losacontecimientos de finales del ao 1920. La ofensiva capitalista, cuyo inicio se puede reconocer en los episodios del 21 denoviembre -hace un ao- en Bolonia [1] , se ha movido al paso, en sus diversas formas, acelerando solamente despus quesobre la moral de las masas haba tenido su malfico influjo la desastrosa poltica del Partido Socialista y de laConfederacin del Trabajo y tambin aprovechando sobre todo los errores y culpas de los dirigentes proletarios, no pereceque haya sido tan perniciosa como stos, si a su mayor ensaamiento la clase obrera responde levantndose de nuevo alcombate.Entre el periodo de lucha obrera que la tctica equvoca de los socialistas ech a perder entonces y el actual, se dandiferencias profundas de situacin y de relaciones de fuerza. Entonces pareca abandonada a los organismos proletarios lainiciativa de los movimientos y la eleccin del programa de conquista, y el adversario, patronal y Estado, parecadesorientado y casi pasivo. En cambio, hoy est la burguesa con una serie de armas bien templadas que mueve contra elproletariado y lo ataca en el terreno poltico con la reaccin y el fascismo, y en el terreno econmico con el cierre defbricas y las denuncias de los convenios de trabajo antes conquistados.Segn los socialistas de derecha, fue un error proponerse en aquel periodo favorable objetivos revolucionarios demasiadograndiosos e irreales y no asegurarse ms limitadas conquistas, en las que todava el proletariado se habra slidamentereforzado. Pero aqullos no aluden a conquistas econmicas, puesto que stas en realidad se verificaron en gran escala yevidentemente hablan de un programa poltico cuya realizacin, en el terreno poltico, se ve impedida por la aclamadaaspiracin a la conquista de todo el poder por la clase obrera.Pero estos hombres no dicen ni muestran qu rgimen, si no es la posesin ntegra de la fuerza estatal por parte delproletariado, habra librado a ste del contraataque burgus. Es fcil comprender que si no se tena una slida organizacinde lucha, y la ofensiva burguesa se deriv de la reaccin ante el peso de la voluntad de los organismos proletarios en lamarcha de la vida social, y de la conciencia que corresponde a esta aparente influencia, aquella ofensiva se habr desencadenado en el caso de que las masas vieran reforzada su influencia social, no sobre su organizacin, sino sobreulteriores concesiones obtenidas mediante medios pacficos de hipotticos aliados entre la izquierda burguesa en el campode combinaciones parlamentarias o de cualquier simulacro de crisis del rgimen. En realidad, el nico medio de impedir hoyla reaparicin de la ofensiva burguesa es el desarme del aparato burgus de gobierno y de la propia burguesa y de la accindirecta del poder y de la fuerza armada del proletariado; o sea, la dictadura revolucionaria de ste.En la situacin actual, en la que la burguesa tiende a una dictadura econmica y poltica suya, que deje inmutable la formade su rgimen, pero que destruya las fortalezas de las organizaciones obreras y empuje al proletariado a la condicin deanteguerra o ms atrs an, los exponentes de la socialdemocracia, para quienes tampoco puede regir la cmoda coartada

    con la que respondan hasta ahora, no osan ya formular ningn programa. Sostienen o ms bien realizan el repliegue sinlucha para no verse obligados a admitir la necesidad del armamento, no slo ideal, sino tambin material, del proletariadopara la lucha de clase, con la que consigue necesariamente el programa de consolidacin de este aparato de lucha en unaparato de poder revolucionario.Los comunistas, en cambio, coherentes con las acusaciones que en el "feliz" periodo de los aos 1919 y 1920 hacan a lapoltica de los socialistas de derecha, incapaz de utilizar toda etapa recorrida luchando por el proletariado para laorganizacin de su facultad revolucionaria, hacia fuera y contra el Estado burgus, como nica garanta de la defensa deaquellas conquistas y de su integracin hasta la emancipacin proletaria, los comunistas hoy sostienen que el proletariadodebe aceptar de la situacin las elocuentes enseanzas de lucha que se derivan, y debe afrontar los conflictos singulares conlas fuerzas adversarias con una visin general de sus tareas que preparan el movimiento nico de toda la clase trabajadoraen el plano revolucionario.

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    Si el considerar como aislada la acci singular y ensalzar la tctica de ocupar sucesivamente y con poco gasto de energa lasposiciones aisladas, pod tener un sentido en el periodo de avance, hoy aquel mtodo equivale evidentemente exponerse acierta derrota.Los comunistas tiene esbozado el plan de accin proletaria de la canalizacin de todas las luchas en una nica accin delfrente nico de los trabajadores, que tiene como base todo el conjunto de las conquistas obreras que la ofensiva burguesaest acechando. Este plan se viene trazando en los mismos acontecimientos, que de manera casi automtica conducen a lostrabajadores a ampliar la base de los conflictos, fundindolos con aquellos a los que se ven provocados otras categoras yreuniendo reivindicaciones polticas y econmicas.Mientras esta sntesis de los esfuerzos se ve programticamente completa en la consigna del Partido Comunista, que debeservir como gua a la accin proletaria, en la realidad ah estn los factores que se oponen a su realizacin, y como elprincipal de estos la actitud de los jefes de derecha. La accin hacia el frente nico proletario aparece as como una doblelucha: contra la burguesa en el frente determinado por sus ataques y contra los socialdemcratas que impiden a laorganizacin proletaria responder con la ampliacin del frente a la tctica burguesa, que consiste en batir sucesiva yseparadamente las fuerzas obreras.El Partido Comunista comprende en toda su complejidad esta situacin y las dificultades que se oponen a la realizacin dela plataforma de accin nica que ha propuesto, que culminara en la huelga general nacional, poniendo la lucha en una vadecisivamente revolucionaria, no le disuaden de seguir y sostener todas las fases de la lucha defensiva proletaria que,aunque impedida por la dictadura socialdemocrtica sobre las organizaciones, contribuye por sucesivas acciones a laextensin del frente.Por esto, los comunistas tiene una tarea precisa, incluso si no se acepta por sus adversarios la forma de accin que ellospropugnan y que es la nica que presenta verdaderas probabilidades de una victoria proletaria. Ellos no se hacen de la

    menguada realizacin final del principio, y por parte de todas las masas, de su tctica, una razn de pasividad o una coartadapara su responsabilidad; estn ante todo por la lucha, la lucha en dos frentes, contra el abierto adversario burgus y contra elderrotismo interno de los oportunistas.Por consiguiente, el Partido Comunista est en primera lnea de los experimentos de accin ampliada que hoy se desarrollany que indudablemente preludian m,s amplias batallas. Ciertamente que si estas tentativas de la masa fracasaran, sera porefecto de la influencia de los socialdemcratas, que frenan la difusin del movimiento y tratan de explotar las eventualesderrotas proletarias como consecuencia del mtodo de la extensin de la accin, mientras que sera solamente consecuenciade la tarda extensin. Pero esto no quita que haciendo grandes esfuerzos no se pueda obtener que tambin por esta va,hecha menos directa por la fuerza de los derrotistas, se pueda aguerrir el proletariado para la lucha revolucionaria suprema.Por consiguiente, nos hallamos, despus de haber establecido bien toda la responsabilidad, de lleno en la lucha de la huelgageneral de Liguria y de Venecia Julia [2] ; pedimos la extensin del movimiento de los ferroviarios contra la aplicacin delartculo 56. [3]Hay que luchar contra esta situacin para extraer de todo su desarrollo un resultado de experiencia y de alineamiento

    revolucionario, con la mirada puesta siempre en el objetivo: accin general nica de todos los trabajadores.El nivel de la combatividad proletaria crecer a travs de estos episodios en la medida en que el Partido Comunista estunido en la lucha contra el derrotismo de los amarillos. Los cuales esperan, no menos acaso que los burgueses autnticos, elrevs que hunda al proletariado en la va muerta de la pasividad y de la consternacin.Pero a los viscosos y ms cnicos enemigos del movimiento obrero, parece que les sopla otro viento: el de la gran tempestadrevolucionaria.[1]Se trata de los famosos "hechos del Palacio de Accurzio", una obscura provocacin que seal el inicio del escuadrismoen Emilia. Diez ciudadanos boloeses fueron asesinados con bombas de mano delante del ayuntamiento.[2]En Liguria, en apoyo a los metalrgicos, que estaban en huelga durante semanas contra la amenaza de reduccin desalarios, del 17 al 21 de noviembre se ha realizado el paro general. En la Venecia Julia, contra las decisiones de losindustriales triestinos de realizar el cierre en los astilleros navales de Trieste y Muggia y de reducir los salarios en elastillero de Monfalcone, se ha declarado la huelga general en toda la regin: Tambin en Liorna, los metalrgicos hanentrado en huelga.[3]En Npoles, el 6 de noviembre, los ferroviarios haban reanudado la huelga en defensa del principio de la jornada laboralde ocho horas y contra la aplicacin del artculo 56, del 7 de julio de 1907, enterrado despus de la agitacin de 1920, queestableca el despido para los ferroviarios en huelga.

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