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Diciembre de 1999 / BIODIVERSIDAD 22 / 21

Bill Weinberg, contiene textos so-

bre el contexto cultural, social ypolítico de la ecología, con énfasisparticular en las luchas ecológicasque se dan actualmente en la ciu-dad de Nueva York. En esa mega-lópolis, que para muchos ecolo-

gistas representa todo lo que elplaneta Tierra no debería ser, mi-les de ciudadanos se han tomadola iniciativa de rescatar lotes bal-díos para convertirlos en jardinesde la comunidad.

En sus ensayos, los colabora-dores John Wright, BernadetteCrozart y Sarah Ferguson narran losesfuerzos y logros de los activis-tas que han creado estos huertosguerrilleros en medio del concreto.

En Nueva York hay actualmenteunos once mil lotes baldíos enmanos del municipio. En Harlem so-lamente, el municipio es dueño de

1500 lotes baldíos y 1800 edifi-cios abandonados. Estos espa-cios son un peligro para los resi-dentes cercanos, especialmentelos niños, porque son usados como

vertederos clandestinos, y en ellosmerodean adictos al crack y ratasdel tamaño de gatos.

Frente a esta situación, gruposde ciudadanos se dieron a la tareade rescatar algunos de estos terre-nos y convertirlos en zonas verdes.

Hoy día, Nueva York tiene alrede-dor de 700 huertos de la comuni-dad que ocupan 200 acres, lo cuales cuatro veces el tamaño del Jar-dín Botánico de Brooklyn. Suenacomo mucho, pero no es más de

una décima parte del área que ocu-pan los lotes baldíos de la ciudad.

La creación y mantenimientode estos huertos ha desatado unadinámica social extremadamen-te positiva. Los vecinos llegan a

conocerse, y puertorriqueños, an-glosajones, dominicanos, colom-bianos, polacos e inmigrantes deotras nacionalidades trabajan jun-tos plantando árboles y plantascomestibles, haciendo impresio-

nantes murales, invirtiendo millo-nes de dólares en materiales y la-bor, solicitando fondos de funda-ciones, cabildeando a los políti-cos para obtener su apoyo, hacien-

NUEVA YORK:NUEVA YORK:NUEVA YORK:NUEVA YORK:NUEVA YORK:huertas urbanashuertas urbanashuertas urbanashuertas urbanashuertas urbanasde vanguardiade vanguardiade vanguardiade vanguardiade vanguardiaPor Carmelo Ruiz Marrero*

Esta breve reseña realizada por Carmelo Ruiz, sobre un libromuy especial titulado “Horticultura de Vanguardia”

(“Avant Gardening”), nos posibilita acercarnos a conocer laexperiencia de miles de ciudadanos en Nueva York que hanconvertido terrenos baldíos en espacios para la comunidad.

Varias reflexiones se pueden hacer de estas experiencias:la seguridad alimentaria en las ciudades, agricultura

peri-urbana, el Tercer Mundo dentro del primero y, también,acerca del racismo y la xenofobia.

tres, y áreas naturales que no hansido tocadas por la mano humana. Pero, ¿Acaso las ciudades son zo-nas perdidas para la ecología? ¿Es

que el movimiento ambiental notiene nada que buscar en las gran-des urbes?

El libro “Horticultura de vanguar-dia: lucha ecológica en la ciudad yel mundo” («Avant Gardening:

Ecological struggle in the city andthe world»), una antología de ensa-yos editada por Peter L. Wilson y

Los términos «ecología» y

«medio ambiente» evocanen las mentes de muchaspersonas imágenes depaisajes rurales y silves-

* Carmelo Ruiz Marrero es periodistapuertorriqueño e investigador asociadodel Instituto de Ecología Social enEstados Unidos.

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do recitales de poesía y concier-tos de jazz. En fin, de todo paramantener y cuidar estos huertos,que han resultado ser vehículos de

organización social, renacimientocultural, recuperación ecológica yregeneración espiritual.

Uno de los más célebres deestos huertos fue el jardín ChicoMendes, que estaba en la esquina

de la calle diez con avenida B enManhattan, en una zona conocidacomo Pequeño Puerto Rico. En ladécada de los 80 no era más queun horrible lote baldío, y la comuni-dad sacó de ahí la basura, los es-

combros y los drogadictos (estosúltimos, después de cruentos com-bates callejeros). Tras la limpieza,se plantaron tomates, repollo, ha-bichuelas, ajo y culantro, constru-yeron una casita de madera y una

capilla a Santa Clara asentada so-bre arbustos de menta y rosas.

Y además, un estanque conpeces rodeado de iconos religio-sos, incluyendo un buda, la VirgenMaría, una estatuilla de un indíge-

na americano y un ídolo africanotallado en madera.

En diciembre de 1997 losbulldozers del gobierno municipialarrasaron ese bello jardín. El alcal-de Rudolph Giuliani se ha dedica-

do a acabar con todos los huertosde la comunidad como si fuera unapromesa de campaña. Giuliani y

sus aliados políticos, que son losdesarrollistas, los terratenientes ylos especuladores, tienen una vi-sión para el futuro de Nueva York

en la cual no hay lugar para los po-bres (que son mayormente afroa-mericanos y puertorriqueños) nimucho menos para sus molestososjardincitos que interfieren con el«progreso».

Dice Sarah Ferguson en su en-sayo, “Muerte del pequeño PuertoRico” («The Death of Little PuertoRico»), lo siguiente:

«El movimiento para preservarlos huertos de la comunidad debe-ría abrir los ojos de la gente al rolsilencioso pero fundamental quedesempeñan los huertos en huma-nizar una ciudad sobrepoblada deextraños. Más que espacios ver-des, los huertos de Nueva York sonmicrocosmos de democracia, don-de la gente establece un sentidode comunidad y de pertenecer a latierra. Como las pequeñas capillasy altares que construyen sobre sushuertos de flores, estos paraísoseclécticos son –en un sentido muyreal– iglesias, en las que la genteencuentra fe, en ellos mismos y ensus vecinos. Cuando me mudé en1994 al edificio donde actualmen-te vivo, yo resentía la salsa y me-rengue que los puertorriqueños ydominicanos en mi manzana ponían

en sus estereos toda la noche. Trasun verano jardineando con ellos,llegué a verlos como una familiaextendida».

«Horticultura de Vanguardia”provee no solamente un recuentode estas luchas sociales y ambien-tales sino que además, en ensa-yos escritos por Lyx Ish y Miekal

And, examina los diferentes aspec-tos culturales, económicos, políti-cos y ecológicos de la producciónde alimentos y la jardinería comoexpresión artística y acto político. También contiene una extensa crí-

tica a las nuevas tecnologías deingeniería genética escrita por esteservidor.

El libro está dedicado a lamemoria del puertorriqueño Ar-mando Pérez, quien fue brutalmen-

te asesinado en abril de 1999.Pérez fue uno de los fundadores delcentro cultural boricua Charas,que queda en la calle nueve deManhattan, en medio del sectorlatino conocido como Loisaida.

Ante los intentos de la administra-ción de Giuliani y los especulado-res de desahuciar a Charas, él ex-clamó que tendrán que matarloantes de que saquen al centro cul-tural del edificio donde está.

Fue asesinado pocos días des-pués de decir esas palabras. q

Para obtener este libro, contactena Autonomedia:P.O. Box 568, Williamsburg Station,

Brooklyn, NY 11211.C.e.: [email protected] http://www.autonomedia.org/>www.autonomedia.org

Avant Gardening:Ecological struggle in the city andthe world.Peter Lamborn Wilson y Bill Wein-berg, editores.Autonomedia, 1999. 165 páginas.