GONZÁLEZ, Julio V La revolución universitaria (Córdoba {Arg.}, 1918)

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JULIO V. GONZÁLEZEx-presidente de la Federación Universitaria Argentina, ex–Secretario del Primer Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios y socio correspondiente de la Federación de Estudiantes del PerúLA REVOLUCIÓN UNIVERSITARIA1918 – 1919"La juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es pura."BUENOS AIRES COOPERATIVA EDITORIAL “NOSOTROS”19222JULIO V. GONZÁLEZ LA REVOLUCIÓN UNIVERSITARIA 1918 – 1919ÍNDICE Pág. Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . .

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JULIO V. GONZLEZEx-presidente de la Federacin Universitaria Argentina, exSecretario del Primer Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios y socio correspondiente de la Federacin de Estudiantes del Per

LA REVOLUCIN UNIVERSITARIA1918 1919

"La juventud vive siempre en trance de herosmo. Es desinteresada, es pura."

BUENOS AIRES COOPERATIVA EDITORIAL NOSOTROS

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NDICE Pg. Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

La revolucin universitaria de CrdobaEvocacin preliminar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 PRIMER PERODO LA PRE-REVOLUCIN Captulo I Hechos y sntomas precursores I.- Importancia del asunto. II.- La universidad anquilosada. III.- Transformacin del medio social. IV.- Primeros choques entre las nuevas y las viejas generaciones. . . . . . . . . . . . . . . 15 Captulo II La gestacin I.- Primeras manifestaciones de descontento. II.- El ao 18. Ruptura de relaciones entre los estudiantes y la universidad. La huelga del 14 de marzo. III.- Fracaso de la inauguracin de los cursos y clausura de la universidad. IV.- Intervencin del gobierno nacional. V.- Magnitud que adquiere el pleito local. Su difusin. El espritu y el verbo revolucionario. . . . . . . . . 27

SEGUNDO PERODO EL 15 DE JUNIO Captulo I La intervencin Matienzo I.- Primeros actos del interventor: la apertura de los cursos. II.La renovacin de los estatutos y del profesorado. III.- Ante la eleccin del nuevo rector: La causa estudiantil. . . . . . . . . . . .39

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Captulo II Ley huelga revolucionaria I.- Los trabajos electorales de la Federacin y su lucha con el enemigo invisible. II.- El acto eleccionario. III.- El tumulto: proclamacin de la huelga revolucionaria. IV.- Repercusin del acontecimiento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45 Captulo III El contenido del movimiento I.- Sus tres aspectos: proporciones materiales. II.- La reforma universitaria. III.- El ideal extra-universitario. . . .55 Captulo IV La lucha ideolgica I.- Modalidades e incidencias de la campaa estudiantil. Declaraciones y manifiestos. II.- Primera intervencin ostensible de la iglesia: la pastoral del obispo. III.- Clausura definitiva de la universidad. El rector y los estudiantes ante el gobierno nacional. IV.-El congreso nacional de estudiantes. 62 Tercer perodo LA CRISIS Captulo I La proyectada intervencin Susini I.- Determinaciones equvocas del gobierno nacional. El candidato a interventor. II.- Efectos y consecuencias de la actitud del gobierno. III.- Ante la sospecha del engao. . . . . 85 Captulo II El supremo esfuerzo de la juventud I.- La estatua derribada. Reaccin de los catlicos. II.- Das de incertidumbre y de peligro. Clericales contra liberales. III.El decreto definitivo de intervencin. IV.- La toma de la universidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .90

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CUARTO PERODO EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIN Captulo I La intervencin ministerial I.- El ministro-interventor y el pueblo estudiantil. II.- La recepcin: discursos, "arengas" y aclamaciones. III.- Sntesis de la obra de la segunda intervencin. IV.- Consideraciones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .105

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PREFACIO I Tres hechos trascendentales en la historia de los movimientos estudiantiles de la repblica, ocurrieron en el transcurso de los aos 1918 y 1919, los dos ltimos mientras el autor de este libro presida la Federacin Universitaria Argentina. Tales fueron, la revolucin universitaria de Crdoba, la revuelta del colegio nacional de Chivilcoy y la huelga de los maestros de Mendoza.1 Cada cual marca un perodo en el proceso que acusa el despertar de la conciencia colectiva de la pasada generacin universitaria. Con el levantamiento de Crdoba el estudiante argentino rompe la monotona de una vida lnguida e ignorada, apenas perceptible bajo el enquistamiento producido por el desinters y la indiferencia a que inducan los escasos e insignificantes problemas del aula. Reducida la posible actividad de los estudiantes al estrecho crculo de intereses puramente escolares, no tuvo oportunidad de concebir un destino superior y no vio un horizonte ms amplio, hasta que del centro de la repblica se levantara la antorcha que lo deline en toda su amplitud. Roto el encantamiento, como si dijramos, y baada la conciencia estudiantil en las aguas de su nuevo destino, el estudiante traspas violentamente el lmite de su accin exclusivamente universitaria, para lanzarse en una1

La presente edicin reproduce el ensayo histrico publicado originariamente en Enero de1922, en la Revista de Filosofa, Cultura, Ciencias, Educacin, Ao VIII N 1, que luego se reedita como PARTE I en el volumen La revolucion universitaria, 1918-1919, publicado por la Cooperativa Editorial "Nosotros" en el mismo ao. ste incorpora: PARTE II: Contra la intromisin de la poltica en la enseanza: La revuelta del colegio nacional de Chivilcoy, y, PARTE III: Por los derechos del magisterio: La huelga de los maestros de Mendoza, en pg. 243 y subsiguientes de la edicin: La revolucion universitaria, 1918-1919. Esta edicin publicada por Cooperativa Editorial "Nosotros, lleva superpuesto un rtulo que cita: Buenos Aires, Librera de J. Menendez, Editor. B. de Irigoyen, 186 y Lavalle, 612, 1922.

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empresa cuyo sentido se adivina por la doble ensea de liberalismo y accin social. En estas condiciones se produjeron el conflicto educacional de Chivilcoy y la huelga de maestros de Mendoza, hechos de evidente trascendencia, porque despus de la revolucin universitaria cordobesa, han venido a cerrar el ciclo evolutivo del nuevo espritu estudiantil. Bien es cierto que no alcanzaron el grado de resonancia de aqul, pero si se aquilata su importancia atendiendo al propsito superior que llevaban, es indudable que los acontecimientos de Chivilcoy y de Mendoza constituyen los dos grados sucesivos y complementarios del movimiento inicial cordobs. La Federacin Universitaria Argentina tom en los tres hechos una participacin activa, persiguiendo ideales perfectamente definidos. La revolucin estudiantil de Crdoba fue el punto de partida de una profunda reforma universitaria, extendida ms tarde a todas las universidades argentinas. El conflicto de Chivilcoy fue una protesta contra la intromisin de la poltica en la enseanza secundaria. La huelga de los maestros de Mendoza afirm los derechos del magisterio a organizarse para su propia elevacin y para adquirir personera gremial ante el poder pblico. Tales fueron los fines de renovacin y dignificacin moral que animaron a la Federacin Universitaria Argentina en sus campaas; en qu medida se cumplieron lo dir la posteridad. Estos altos propsitos iniciales deben distinguirse de ulteriores sucesos consecutivos a la ingerencia de las autoridades, que ante la hermosa afirmacin idealista de 1918 y 1919, se dedicaron a desviar el movimiento estudiantil, procurando aprovecharlo para fines polticos y burocrticos, que nunca haban entrado en el pensamiento de sus promotores. Este libro desea ser un trasunto fiel del espritu que anim a la juventud, a la vez que una crnica documentada de los sucesos. La segunda y tercera parte han sido extradas de la memoria que el autor presentara a la Federacin Universitaria Argentina, al dejar su presidencia en el mes de noviembre de 1919. Tal circunstancia, servir para justificar dos defectos que hallar el lector: la transcripcin "in extenso" de la documentacin que ilustra el asunto y la forma fra y protocolar en que est

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desarrollado cada uno de los puntos. En ltimo anlisis, el autor pretende darle a su obra un alto valor educativo. Crdoba sell a nuestra generacin con un timbre brillante de liberalismo; Chivilcoy la exalt como al guardin celoso de las fuentes culturales de la grandeza nacional y Mendoza le entreg el atributo de la hora mundial por que pasaba: las dos manos entrelazadas - la del obrero intelectual y la del proletario - sosteniendo, como en el escudo de la patria argentina, el nuevo gorro frigio de la libertad. Estos hechos que bajo tal aspecto se estudian y se presentan en esta obra, vendran a demostrar hasta qu punto la juventud, movida por ideales nobles y puros, puede tener eco y arraigar en la conciencia nacional. En estas pocas de crudo materialismo, en las que el desinters, la vocacin, el espritu de sacrificio y el carcter cvico sufren tan aguda crisis, la exaltacin de los hechos que han puesto en evidencia el valor de estas virtudes, podra llegar a provocar una reaccin favorable y a purificar esta atmsfera tan densa en que van formndose las nuevas generaciones que entrarn a actuar en la vida pblica del pas. "La juventud vive siempre en trance de herosmo. Es desinteresada, es pura." Estas palabras pertenecen al manifiesto dirigido a los hombres libres de Sud Amrica por la Federacin Universitaria de Crdoba, en 1918, y el autor de este libro las ha hecho suyas porque entiende que, sintetizando el espritu que presidi a los grandes movimientos de los aos 1918 y 1919, pueden ser erigidas en norma de todos los actos colectivos que realicen los hombres jvenes. A ellos van pues especialmente dedicadas. Y an el autor se atrevera a completarlas con las siguientes: hay que desvincularse del pasado, vivir el presente y entregarse al porvenir.

Buenos Aires, abril de 1922.

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LA REVOLUCIN UNIVERSITARIA(ENSAYO HISTRICO)

DE

CRDOBA

EVOCACIN PRELIMINAREn el ao 1918 el pas fue teatro de un acontecimiento extraordinario. De las aulas de la universidad de Crdoba, que dorma un sueo de siglos tras la muralla infranqueable de su gloria colonial, surgi impetuosa una maana de julio la juventud que se nutra de su seno. Con una irreverencia slo justificada por la magnitud del propsito, demostr al pas que aquella institucin era un monumento que el desarrollo de la cultura nacional haba dejado atrs como el smbolo legendario de una poca y como la perpetuacin anacrnica de un rgimen. Y aquella juventud se lanz a la calle. Abri en la plaza pblica y sacudi a pleno sol el infolio apolillado del estatuto universitario; esparci a todos los vientos las dolorosas verdades que surgan del entronizamiento de una vieja ideologa; dijo en todas las esquinas cosas nuevas y levant bandera de rebelda y de ideal. Crdoba, engendro de su universidad, sinti ms que sta misma el sacudn y en su conciencia aletargada repercuti el gesto como el campanazo que anuncia la hora de los grandes advenimientos. Y evidenci una sensibilidad insospechada, respondiendo unnimemente en todas sus esferas sociales y en todos sus centros de cultura. Es que la cruzada estudiantil que se iniciaba, tena la

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fuerza incontrastable del ideal. De ah que fuera, por sobre todo, una revolucin espiritual que rebals de Crdoba e inund a todo el pas. Y acaso se detuvo en l? Era demasiado grande en idea y en espritu para que sus lmites la detuvieran; y tan grande, que pudieron dirigirse en un manifiesto a toda la Amrica, diciendo: "Si en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho sagrado de la insurreccin. Entonces la nica puerta que nos queda abierta a la esperanza, es el destino heroico de la juventud. El sacrificio es nuestro mejor estmulo; la redencin espiritual de las juventudes americanas, nuestra nica recompensa, pues sabemos que nuestras verdades lo son - y dolorosas - de todo el continente". Proclamaron la violencia, es cierto, pero al exaltar el sacrificio y enarbolar bandera de "redencin espiritual", la ungieron de romanticismo. Obedecan a una inspiracin verdaderamente genial y al declarar que "las almas jvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales", dijeron apenas la mitad de lo que debieron decir, porque las fuerzas espirituales son capaces de mover a toda la humanidad, y ms an, son las nicas que pueden hacerlo. Dijrase que respondan a la invocacin del maestro Rod, que desde su Ariel les deca: "Toca al espritu juvenil la iniciativa audaz, la genialidad innovadora. Yo creo ver expresada en todas partes la necesidad de una activa revelacin de fuerzas nuevas; yo creo que la Amrica necesita grandemente de su juventud". Los estudiantes cordobeses usaron de la violencia. Vehementes, como que se trataba de hombres jvenes, cuando se sintieron burlados, irrumpieron en el antro oscuro donde se conspiraba contra sus ideales y arrojaron a la calle, junto con las figuras histricas, a los que medraban a la sombra de su recuerdo. En la vieja casa de la universidad dejaron las huellas no de un ciego vandalismo, sino del mpetu bravo y renovador. En todo lugar y en todo momento en que las circunstancias lo exigan, fueron violentos, y en las calles hasta sintieron la afrenta del sable policial, que actuaba en

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nombre de un orden que ellos no discutan. Pero como quiera que uno por uno y todos en conjunto, hallbanse posedos de una misma inspiracin purificadora y genial, en cualquiera de sus actos violentos brillaba a travs de su originalidad y su sentido simblico. La conquista del edificio de la universidad por el asalto a mano limpia y sin ms pertrechos guerreros que un pedazo de pan para la resistencia virtual del asedio, es un acto de una belleza intrnseca encantadora; tiene el sabor de una picaresca algazara estudiantil, y a la vez, el profundo significado del gesto viril con que definan sus ideales acerca de la casa que proclamaron pertenecerles por derecho propio. El derribamiento de una estatua, que erguida frente a la Compaa de Jess y la universidad, simbolizaba el espritu reaccionario amenazando perpetuarse fundido en bronce, a despecho de todos los esfuerzos y de todos los sacrificios, es un vandalismo sencillamente hermoso. Y el hecho se esfuma, como si dijramos, tras un velo de visin y fantasa, si evocamos el cuadro de los adeptos de la Iglesia, que pasan en procesin de desagravio frente al bronce derribado, cubrindolo de flores y entonando jaculatorias, mientras sobre l se lee todava el como epitafio que colocara la mano irreverente: "En Crdoba sobran dolos". Y bien: quin se atrevera a condenar estas violencias? quin se atrevera a sindicar por ellas la existencia de una finalidad pueril o pequea, en la campaa que las motivara? La ley misma cuando pretendi hacerlos caer bajo su rigor, por atentados de lesa soberana, les present una oportunidad ms para santificar la insurreccin, y hacer de ella la gesta heroica y romntica de toda una generacin. La juventud acusada ante el altar de la patria de profanarla con su rebelda! Cmo es posible un delito semejante, si ella misma es la patria, la verdadera patria, la patria del futuro? He aqu, en sntesis, lo que fue la "revolucin cordobesa", como nosotros la llambamos con cierto nfasis. Si lleg a tener honda repercusin en aquellos

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momentos y trascendencia incalculable a travs de actuales, fue porque se nutri e inspir en un ideal redencin espiritual: su fuerza estuvo all. La semilla triunfo definitivo fue sembrada y germin en corazones.

los de del los

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PRIMER PERODO LA PRE - REVOLUCIN CAPTULO I Hechos y sntomas precursores I.Importancia del asunto.Quien se limitase a ver en el movimiento de renovacin, llevado a cabo por los estudiantes de la Universidad Nacional de Crdoba, solamente una perturbacin transitoria reducida en sus efectos al estrecho marco del aula, siquiera sea con sus ms trascendentales consecuencias para la vida y la orientacin de ste o todos los institutos universitarios de la repblica, se colocara en un falso punto de vista y se vera as traicionado por la realidad que surge de los hechos. Remontndose a los orgenes del movimiento, profundizndolo hasta dar con sus races, abarcando su repercusin, desentraando su espritu y aquilatando sus efectos, el investigador se siente asaltado por sugestiones que no difieren en mucho de aquellas que pudieran provocar el conocimiento de los hechos histricos. Desde luego, de un primer anlisis de conjunto, brotan a la luz valores e intereses afectados, que estn fuera del terreno de las cuestiones puramente universitarias o docentes. Para expresarlo de una vez, diremos que la campaa llevada a cabo por los estudiantes de la universidad de Crdoba, es compleja hasta donde pueda concebirse, pues abarca una cuestin universitaria, una cuestin social, una cuestin religiosa y hasta una cuestin poltica. De ah que

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el primer interventor, doctor Jos Nicols Matienzo, pudiera decir en el discurso con que dio por terminada su misin: "la reforma reciente ha llegado en su hora trada por causas profundas servidas por fuerzas sociales provenientes de distintos rumbos, pero concurrentes al mismo fin". No extenderemos, sin embargo, este breve ensayo histrico hasta los lmites trascendentales que denunciamos, puesto que con ello traicionaramos la ndole del estudio, conviniendo en cambio y an as sintticamente, en reducir las miras al pleito local, entendiendo que en esta forma nos colocamos frente al ncleo originario y de irradiacin del movimiento reformista de la universidad argentina. II.- La universidad anquilosada.- No entraremos tampoco en el anlisis de la situacin de la universidad de Crdoba al advenimiento de los sucesos, ni mucho menos en el de la sociedad en medio de la cual ha vivido sus mejores tiempos, y sobre la que ha ejercido de una manera tan profunda su influencia secular. Y no es porque no sea ello necesario, pues justamente por considerarlo as y por entender que se trata de un aspecto fundamental de la cuestin, pensamos que no corresponde dentro del carcter sinttico y especialmente narrativo que intentamos dar a estas breves lneas. Por otra parte, los mismos hechos producidos y la infinidad de estudios, comentarios y crticas que ellos han provocado, hacen poco menos que redundante la tarea. Sin embargo, no podemos prescindir de un breve bosquejo preliminar, que contribuya a dar justa explicacin y exacto valor a los acontecimientos. La universidad de Crdoba se hallaba regida por la misma ley orgnica que la de Buenos Aires (2) y ambas, en2)

La ley N 1597, de 25 junio de 1885. Debe tenerse muy presente, sin embargo, que si bien ambas universidades se regan por las mismas reglas generales, entre ellas mediaba la enorme diferencia que separaba a los estatutos de una y otra, especialmente con respecto a la constitucin y renovacin de las academias, cuyo sistema anacrnico en la de Crdoba, fue la causa inmediata del movimiento.

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consecuencia, desarrollaban su accin dentro de mecanismos administrativos y docentes semejantes. Por qu, entonces, el movimiento renovatorio estall en aquella y no en sta, para evidenciar las fallas de la ley orgnica universitaria de 1885? Para la respuesta no podra apelarse a la casualidad, ni a meras razones circunstanciales, porque acontecimientos de esta naturaleza, que tanta semejanza tienen con los que se producen en el orden general de la sociedad, obedecen invariablemente a los principios de la casualidad, con su largo y preciso encadenamiento de hechos. Y tal es para el caso planteado. La renovacin universitaria se inici en la casa de Crdoba, porque si bien la una a la de Buenos Aires una idntica ley orgnica, la separaba profundamente y en su desmedro, una orientacin y un espritu diametralmente opuestos. Cul era este espritu? "Alma mater", "trisecular", "casa de Trejo" y tantos otros motes que eran como lises de su histrico blasn, dan la pauta para revelarlo. Se enquist en su primitivo plasma vital, dej pasar los siglos a travs de sus estrados, sin sustraerle los grmenes de renovacin que ellos arrastran y se reconcentr y amurall, para convertirse ms que en el templo pblico de la religin de la cultura nacional, en el santuario secreto que slo abrasus puertas a los adeptos de Trejo, su fundador. Su espritu era pues, conservador, unilateral y reaccionario. Se estudiaba el derecho pblico eclesistico y el cannico; en filosofa del derecho se enseaba que la voluntad divina era el origen de los actos del hombre. Pero con esto no se ha dicho todo. El instituto cordobs, por sobre estas tres caractersticas que apuntamos, era eminentemente clerical, hasta donde puede serlo una casa de altos estudios. Los estatutos de la universidad databan del ao 1879, en que haban sustituido a la "Constitucin Provisoria para la Universidad Mayor de San Carlos y Monserrat de la ciudad de Crdoba", vigente desde 1858. En aquellos se registraba un artculo que deca: "La universidad conservar el derecho de llevar en las funciones pblicas, el escudo que ha usado hasta hoy, en

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el que se halla grabado el nombre de Jess en la parte superior, el emblema del sol, a un lado, y en la parte inferior un guila con esta inscripcin: ut portet nomen meum en una faja que corre de izquierda a derecha". (Art. 2). En el proyecto de estos estatutos, confeccionado por una comisin especial nombrada por el presidente de la repblica, Dr. Nicols Avellaneda, en decretos del 26 de noviembre y 6 de diciembre de 1878, se insertaba otro artculo, bajo el nmero 54, que deca: "La patrona de esta Universidad ser la Virgen Santsima, bajo el ttulo de la Concepcin, segn fue jurado en Claustro de 23 de febrero de 1818; a cuya festividad de vsperas y misa concurrirn todos los estudiantes y graduados, por el orden de antigedad en Claustro". El bien templado y probado liberalismo del ilustre presidente argentino fue sometido con esta disposicin a una prueba demasiado dura, de suerte que, no pudiendo transar hasta ese extremo, hubo de redactar el decreto aprobatorio de los mencionados estatutos, de fecha 4 de octubre de 1879, en los siguientes trminos: "Art. 1.Aprubase provisoriamente el presente Estatuto General, para el rgimen de la Universidad Nacional de Crdoba, con la sola supresin de lo dispuesto en el artculo 54, que no tiene lugar en los Estatutos, y que puede proseguir como una prctica laudable." Y, efectivamente, aquella prctica continu realizndose hasta el advenimiento de la Reforma: el 8 de diciembre, consagrado a la Virgen de la Concepcin, era da de fiesta en la universidad de Crdoba, y se realizaba la ceremonia tradicional, con todo el brillo y la pompa de estos interesantes espectculos medioevales. Pero ms que lo que pudiera sugerir lo que dejamos expuesto y la vecindad del instituto al convento de los jesuitas - del cual estaba separado por la pared medianera - su tendencia ultramontana se evidenciaba por la ntima transfusin producindose constantemente a travs de los hombres que dictaban la ctedra, orientaban los estudios y redactaban estatutos y ordenanzas. As, dentro de aquel molde antiguo y estrecho que ellos imponan, habase

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plasmado un "rgimen". De suyo, ste nos habla de crculos cerrados, de camarillas y de oligarquas. En los consejos y en los claustros, sus miembros desarrollaban su labor en pro del adelanto de la institucin, con la misma eficacia con que las aspas de un molino pudieran girar para desplazarlo. Haba entonces un aparente movimiento propulsor. Los cuerpos directivos no se renovaban jams, porque sobre constituirse por miembros que ejercan los cargos "ad vitam", en los tardos y raros casos de vacancia, producase la sustitucin en un preciso equivalente, espiritual e intelectual. Sintetizando, la universidad era un venerable monumento colonial, que desde su ereccin en 1613, se haba mantenido casi inmutable a travs de los siglos, no ya en su formaque ello sera absurdo pero s en su contenido, que consista en la herencia abrumadora de trescientos aos de orientacin confesional. III.- Transformacin del medio social.- Entendiendo la Universidad como la resultante, a la vez que el exponente del medio social en que acta, no hubiera sido asombroso ni deplorable, que la de Crdoba continuara mantenindose en su primitiva ideologa, si es que ella hubiese respondido al ambiente. Si la sociedad cordobesa tomando la palabra en su acepcin ms lata - acusaba en el ao 1918 un espritu conservador, tradicionalista y religioso, cerrado a las nuevas ideas, a las nuevas ciencias, a las nuevas costumbres y hasta a la nueva democracia qu otra cosa podra hacer su universidad sino continuar siendo el exponente del medio? Pues qu sacara con expulsar a los profesores que ensearan la filosofa espiritualista, la ciencia dogmtica y el derecho de las XII tablas, s no habra de encontrar el sustituto que entendiera la filosofa, la ciencia y el derecho de otra manera? Acaso se pretenda decir que si bien la Universidad debe atenerse a su condicin de resultante del medio, no debe olvidar que es tambin brjula que orienta la nave hacia los nuevos rumbos. Y se hablara en verdad, pues, justamente es esa la gran funcin que no pudo

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desempear la "Casa de Trejo" hasta 1918. Una vez que se asiente la reforma, podr la universidad de Crdoba realizar esta obra esencial de los grandes institutos. Pero el caso en que nos hemos estado colocando no responde a la realidad del momento que analizamos; y en tal grado no responde que si lo hemos planteado ha sido haciendo uso del recurso de las anttesis. Efectivamente; la universidad se hallaba detenida en su evolucin, pero la sociedad que la rodeaba y le daba vida, haba evolucionado grandemente y aceptado con alguna amplitud las corrientes modernas de dentro y fuera del pas. De manera que ya fallaba la ley que anotbamos y con ello, el instituto trisecular se tornaba doblemente anacrnico: ante el progreso de la cultura general del pas y ante el de la sociedad cordobesa. Este hecho, varias veces denunciado antes de ahora, constituy en los aos inmediatos anteriores al estallido de la Reforma, el tema de las conferencias y la comidilla de los cenculos intelectuales. IV.- Primeros choques entre las nuevas y las viejas generaciones.- La juventud, la nueva generacin que surga a la vida pblica en la docta ciudad, traa impresa una nueva sensibilidad, una comprensin distinta de las cosas y un bagaje de ideas y postulados que tenda abiertamente a romper con la tradicin. Comenzaba desconociendo todo vnculo que pretendiera atarla al pasado, como si fuese el fruto de una generacin espontnea, y dejbase arrastrar con fruicin por la corriente impetuosa del moderno liberalismo, que tena tanto de la inquietud de las revoluciones. En el espritu profundo y la clara inteligencia tpica de nuestros mediterrneos, el agua turbia de los grandes advenimientos dejaba su sedimento fecundante, en el que habran de germinar despus los hechos sobrevinientes. En el ao 1916 se produce el primer choque de la marea contra el pen del prejuicio. En la Biblioteca de Crdoba, improvisado baluarte, prontamente abatido, de la nueva generacin, uno de sus exponentes ms vigorosos, Arturo Capdevila, da una conferencia sobre los incas. Se

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expres en el lenguaje claro y rebelde de los nuevos y dej escapar ideas independientes y conceptos irreverentes para el medio. El diario que lo interpretaba -diario clericallanz al da siguiente su primer campanazo de alarma. "Se acaba de dar deca- una conferencia que es todo un atentado contra nuestra religin... El gobierno debe clausurar esas conferencias... siquiera por consideracin a los ciudadanos catlicos y a la propia cultura... Por lo dems, hablar del cristianismo en la forma con que se ha hecho en la Biblioteca de Crdoba, revela atraso de informacin cientfica y escasez de intelecto... Pontifican de estas cosas sin entenderlas, cuando debieran comenzar a estudiar3. Tuvo gran resonancia el hecho. Cargbase la atmsfera de la electricidad de las tormentas y ante la inquietud inusitada de la mar, en la nave ya desvencijada de la vieja "cultura", se aprestaban velas y aparejos para capear el temporal. Y como la primera racha que sorprendiera a la tripulacin en la maniobra, la palabra rotunda del conferenciante, glosando los hechos, silbaba en las jarcias amenazadora: "Es pura alharaca de mercaderes. Pese a quien pese, la causa de la libertad est asegurada en nuestro pas, y a cada hora que pasa la aseguramos ms." Estos hechos y voces aisladas, que de tiempo en tiempo se ponan en evidencia, como manifestaciones espordicas de un proceso oculto que iba minando el organismo social, eran demasiado sintomticos para que los ncleos afectados no reaccionaran y pusiranse en campaa para tratar de conjurar el peligro. Los elementos catlicos, pues a ellos aludimos, activaron la realizacin de un vasto plan de accin en este sentido. As fue cmo, por inspiracin de las autoridades eclesisticas y bajo el patrocinio directo de las mismas, los estudiantes adictos, que constituan una evidente minora3

Citado por el Sr. Hiram Pozzo, juntamente con el hecho de la referencia, en la conferencia que diera en la Biblioteca de Crdoba, el 17 de septiembre de 1916. Ideas. Ao II, nm. 7, de septiembre de 1916.

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dentro de las nuevas generaciones a que nos estamos refiriendo, organizaron en julio de 1917, la reunin de un congreso de estudiantes catlicos, que llev a cabo, entre otros propsitos, la creacin de una federacin que congregara a los mismos, con sede en Buenos Aires, y la fundacin de una revista que fuera su rgano oficial, llamada Tribuna Universitaria, la cual actualmente existe y se edita en aquella capital. El verdadero espritu y mviles de este congreso, fue puesto de manifiesto por el autor de un artculo que se public con este motivo, el 24 de mayo del mismo ao, en el peridico estudiantil El Universitario, que an aparece en Buenos Aires. Es imprescindible la transcripcin de sus prrafos esenciales, no slo porque son la expresin fiel de la verdad, pues emanan de un reconocido y confesado participante de la tendencia clerical, sino tambin porque el mencionado artculo provoc una polmica en el mismo peridico, que arroja mucha luz y aporta buenos elementos de juicio para juzgar el momento que pretendemos disear. Dice el articulista, despus de referirse a la federacin de estudiantes catlicos que constituira el congreso: "La nueva agrupacin apoyar el movimiento importante que ya existe en favor del restablecimiento de la enseanza moral y religiosa en las escuelas primarias, as como solicitar de las autoridades que se confen las nuevas escuelas que crear el Consejo Nacional de Educacin a las congregaciones docentes existentes en el pas, con lo que se obtendr una grandsima economa y se podr combatir con ms amplitud la plaga del analfabetismo." Agrega que se procurar el fomento de las asociaciones religiosas de enseanza en el sentido indicado, es decir, como instituciones de Estado, con lo que se conseguir combatir eficazmente el "normalismo" a cuyo amparo prosperan "tantos ateos, anarquistas y extranjeros". Con respecto a la enseanza universitaria, dice ms adelante: "los propsitos de la Federacin catlica de estudiantes sern igualmente importantes, apoyando las iniciativas de los profesores catlicos, que son ya numerosos, contndose muchos consejeros y hasta decanos de Facultad, entre los

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ex alumnos del Salvador y San Jos, los cuales mantienen su vinculacin constante con las casas educacionales donde recibieron las luces del saber". Luchara tambin la federacin, segn el articulista, para que los cargos directivos en las Facultades y en el consejo superior de las universidades sean ocupados por profesores adictos a la tendencia, para de esta manera "poder llegar a la libertad de enseanza universitaria, igualndose los ttulos expedidos por la Universidad oficial y las universidades particulares, con lo que se remediara el injusto desaire hecho hace algunos aos a la Universidad Catlica". As denunciado, con gran candor en el fondo, la trama de un verdadero plan de "penetracin pacfica" segn el eufemismo que usan las naciones conquistadoras de nuestro siglo por parte del clericalismo, en todos los rdenes de la enseanza pblica, fue bien pronto puesto de manifiesto por un representante del bando contrario. El estudiante Luis Gardoquea coment, efectivamente, aquel artculo en el mismo peridico, bajo el ttulo de "El plan clerical en la educacin argentina", y en el cual, encontramos sintetizado todo su espritu, en un prrafo que dice: "Lo que ignorbamos es lo que ha venido a revelarnos el seor Daz Salazar, en su artculo sobre la proyectada Federacin de estudiantes catlicos, es decir, la existencia de un plan perfectamente dispuesto para acaparar en favor del clericalismo todos los resortes educacionales del pas. No sabemos si el autor del artculo lo ha publicado por orden superior o si ha cometido una imprudencia; creemos esto ltimo, pues hasta ahora la eficacia del plan catlico ha dependido en gran parte, del carcter invisible, sordo y subterrneo con que ha sido desenvuelto." Se trab en estos trminos una polmica en la que intervinieron otros estudiantes y que tuvo, como decimos, por palestra las columnas del tan desconocido como imparcial y benemrito peridico estudiantil El Universitario. El estudiante que haba tomado a su cargo la defensa del clericalismo educacional, termin por perder los estribos, llegando a decir cosas como sta: "Ya estamos cansados de oir citar como autoridad en materia

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educacional al doctor Joaqun V. Gonzlez, cuyo mrito principal ha consistido en inventar ese organismo sin funciones que se llama Universidad de La Plata y rodendose all, para que le den bombo, de todos los corifeos liberales del pas. Esto ha sido, s, una obra sectaria, levantada exclusivamente contra el cristianismo argentino. All fue vicepresidente Agustn lvarez, el jefe de la masonera, y secretario Del Valle Iberlucea, el senador socialista. All han sido decanos, Piero, Rivarola, Matienzo, Mercante, Besio Moreno, todos liberales; all han sido profesores Holmberg, Lugones, Ferreyra, Rojas, Senet, Nelson, Ingenieros, Herrero Ducloux, Herrera, Chiabra, y tantos otros enemigos declarados de la Iglesia, cientficos unos, tesofos los otros y normalistas los dems" (4). En su inexperiencia de polemista y en su ceguera de fantico, fue a citar justamente los nombres ms destacados que puedan figurar en la brillante foja que llenan las ltimas dcadas de la educacin argentina, cual si con esta sola enumeracin hubiera querido consagrar a la universidad de La Plata como la expresin ms acabada de la orientacin moderna de la cultura universitaria. Nos hemos detenido quiz demasiado en este incidente, en apariencia sin valor, de la lucha que ya se insinuaba como pronta a recrudecer, entre liberales y clericales; pero recin en el transcurso posterior de esta relacin, se lo podr apreciar en toda su oportunidad y significado. Debemos advertir tambin, que si bien lo precedentemente expuesto tiene por sede inmediata la ciudad de Buenos Aires, lo hemos consignado, no obstante estarnos refiriendo exclusivamente al medio ambiente de Crdoba, por las estrechas vinculaciones y concomitancias que tiene con los hechos que se desarrollaban y preparaban en la ciudad monacal. Ante las maniobras que el "tradicionalismo" realizaba, aprestndose para una lucha cercana, el liberalismo, que encarnaban los jvenes universitarios cordobeses, y4

Los artculos a que nos referimos, pueden verse en la Revista de Filosofa- nm. 4, ao IV, julio de 1918, pginas 135 y siguientes.

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aunque sin el mtodo y la organizacin de aquellos que cuentan con una experiencia de siglos en la lucha, tambin se ponan en campaa. En agosto de aquel ao, los estudiantes de la Facultad de Derecho, publican una revista con el nombre de Cultura, cuyo carcter se pone de manifiesto en su propsito primordial de "reflejar en ella todas las preocupaciones que inquietan a los estudiantes de una poca en que, nuevas ideas y orientaciones, estn transformando paulatinamente el concepto de enseanza". En esta publicacin, que tuvo desgraciadamente efmera existencia, traducase el nuevo espritu que agitaba a la juventud estudiosa, llevado a sus pginas por aquellos que luego habran de ser los dirigentes del gran movimiento. Se haca eco, as, lo que constitua todo un agravio al medio social de una conferencia dada por Enrique F. Barros sobre Ameghino y de la constitucin de una comisin estudiantil, con el objeto de organizar un homenaje al sabio argentino, tan combatido y difamado por los catlicos por el delito de haber sido un liberal y un ateo consumado, temible y formidable en sus convicciones, como que emanaban de su profundo conocimiento de la ciencia. Ya fuera bajo su firma o con pseudnimo, colaboran en aquella revista muchos de los que bien pronto seran populares, como Deodoro Roca, Ral Orgaz, Enrique F. Barros, Carlos Astrada Ponce, Ceferino Garzn Maceda, Manuel T. Rodrguez, Alfredo Brandan Caraffa y muchos otros. No puede decirse que fuera aquella una publicacin de combate, pero como hecho precursor y sintomtico, revesta ya el carcter de un campo abierto a todas las discusiones (5).5

Se puede encontrar, por ejemplo, en sus pginas, artculos como el que con el ttulo de "Rebelda" y bajo el pseudnimo de Juan Montes, public Brandan Caraffa; artculo que es toda una profeca cuando dice: "Ya empiezan a manifestarse los primeros sntomas de un gran movimiento que tiene que venir fatalmente". "Ya empieza a sentirse, pues, la voz tan deseada del aliento y de la esperanza, que todos cobijamos en lo ms hondo de nuestros corazones. Esperemos con amor en esa juventud que hasta ayer callaba y a vida misma ha de darnos la razn de su silencio".

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Las lneas se tendan y tocaba a definirse. Las fuerzas se organizaban para librar la lucha cruenta, sobre la cual cernirase el nuevo pensamiento en accin. La juventud intelectual funda una universidad popular, para que fuera la tribuna desde donde se difundiesen los ideales encaminados al corazn del pueblo. Comienza a murmurarse esta palabra, desconocida hasta entonces, para llegar a pronunciarla en todo el significado de un valor social. Los acontecimientos locales, nacionales o mundiales, repercutan en Crdoba con una misma vibracin y se orientaban hacia alguno de los dos polos: conservatismo y liberalismo. El gran dilema universal planteado por la guerra europea, conmovi ms hondamente an que en parte alguna, a la sociedad cordobesa. La primera tendencia se embander con Alemania o con la neutralidad, que todo era uno, y la segunda con los aliados. El 14 de octubre de aquel ao, estos ltimos organizan una gran manifestacin pro-ruptura de relaciones con Alemania, que result imponente. Si bien no poda tomarse aquel acto como una expresin pura y precisa del nuevo espritu, bastaba para hacer presumir la cantidad y calidad de aquellos que lo alimentaban. Desde luego, se destacan en la manifestacin como dirigentes y oradores, los mismos que haban asumido la noble tarea de enarbolar bandera y que encabezaran poco despus el gran movimiento en toda su trayectoria: Martn Gil, Arturo Capdevila, Deodoro Roca, Enrique F. Barros, Arturo Orgaz. No falt en aquel da "neutralista". Eran los otros. la contra-manifestacin

Slo hemos pretendido con los hechos apuntados, hacer una somera comprobacin del nuevo ambiente social que se formaba en Crdoba en torno a la universidad y a que hacamos referencia preceden teniente. Por encima de la ciudad poblada de campanarios, destacbase ya la "Casa de Trejo", como el baluarte de la reaccin, sobre el cual habra de caer el asedio de las multitudes libertarias. A la vuelta de veinte aos, iba a cumplirse la sentencia que Osvaldo Magnasco, como

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ministro de instruccin pblica de la nacin, pronunciara en 1899, desde los propios estrados de su "aula magna": "Las instituciones son, al fin, formaciones del orden moral y tienen que adquirir o languidecen y mueren la consistencia y la morfologa misma que quiere darles el medio que las nutre" (6).

6)

Discurso pronunciado en la colacin de grados de 8 de diciembre de 1899. Anales de la Universidad Nacional de Crdoba, por Fr. Zenn Bustos. Tomo I, pg. XIX.

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CAPTULO II La gestacin I. Primeras manifestaciones de descontento. He ah, pues, apenas esbozados, el medio y el momento en que se desarrollaron los acontecimientos que pasamos a relatar. Por el curso natural de los hechos, la universidad, que aferrada a su tradicin, no haba seguido la evolucin del medio, constitua un anacronismo viviente, repudiado en primer trmino por los mismos jvenes espritus que se vean obligados a concurrir a sus aulas. Un redactor del diario La Nacin, de paso por Crdoba, escribi en l algunas impresiones del ambiente, de entre las cuales sacamos sta: "La juventud, en buena parte, es adversa al espritu de la Universidad; el cientificismo desaloja paso a paso el doctoralismo, y se cumple, segn todas las apariencias et ceci fuera cela, con que el gesto de Sarmiento sealaba, al inaugurar la escuela de Matemticas, la Facultad de Teologa" (7). Paulatinamente fu concretndose en las masas estudiantiles e intelectuales de la universidad y de fuera de ella, este espritu adverso a la casa de estudios. Las asociaciones que las unan con un vnculo hasta entonces dbil, se reorganizan y solidifican, como aprestndose insensiblemente para librar la batalla que se presuma. En junio de 1917 se hace la primera tentativa, concertando un movimiento para la sustitucin del sistema7

La Nacin, nmero de 2 de julio de 1917. Artculo titulado "Impresiones de Crdoba"

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vigente de provisin de ctedras por el de concursos, y a fines del mismo ao, los centros de estudiantes de Medicina e Ingeniera, se presentan al consejo superior de la universidad, pidiendo la revocacin de diversas medidas tomadas por las respectivas Facultades. El primero de los centros nombrados, se dirige al ministro de instruccin pblica de la nacin, anuncindole el envo de un memorial sobre las deficiencias del rgimen docente de la universidad y protestando especialmente por la supresin del Internado del Hospital de Clnicas, decretada por el consejo superior en sesin del 2 de diciembre 8. Esta resolucin vino a ser la piedra de toque, la causa inmediata del gran movimiento que estallara pocos meses despus. El consejo superior, quiz barruntando algo de esto, se avoc la reforma de los planes de estudio y de los estatutos. II. EI ao 18: ruptura de relaciones entre los estudiantes y la universidad. La huelga del 14 de marzo. Producido el interregno de las vacaciones, los primeros choques entre las entidades estudiantiles y la autoridad mxima universitaria, quedaron reducidos a simples demandas ms o menos lricas del alumnado. Pero en marzo de 1918, al ir a inaugurarse oficialmente el ao escolar, se abri de nuevo la herida que aquel llevaba en el flanco, con la supresin del Internado, especialmente. El anuncio de la apertura de los cursos, fue como el llamado a definir aquella vaga sensacin de descontento. Se celebran las primeras asambleas, provocadas y encabezadas por los centros de Medicina e Ingeniera, que haban tomado la iniciativa. Los estudiantes del primero hablan de declararse en huelga y los del segundo tienen ya como consigna "no matricularse". En una asamblea8

Este memorial, que es de fecha 21 de diciembre de 1917, corre inserto textualmente en la pg. 17 y siguientes de La reforma universitaria, publicacin oficial del Ministerio de Instruccin Pblica de la Nacin. Ao 1918.

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conjunta se armonizan ambos temperamentos y, en definitiva, se resuelve ir a la huelga si las autoridades universitarias no aceptan las demandas estudiantiles, sobre la derogacin de las disposiciones que los afectaban. Comienzan a esgrimirse los medios coercitivos y se decreta as por el centro de estudiantes de Medicina, el "boycott" del Hospital de Clnicas, para que ningn estudiante acepte cargos de practicante en l. El 10 de marzo, en un primer arranque de protesta, se lanzan a la calle y realizan una manifestacin, en la cual aparecen ya unidos, puede decirse, todos los estudiantes de la universidad, porque los de la Facultad de Derecho se adhieren y forman parte de ella. Llevados por el xito de las primeras tentativas, las aspiraciones se magnifican para estar de acuerdo con la proporcin cuantitativa del movimiento y los oradores olvidan los pleitos iniciales de cada Facultad, para hablar de "reforma universitaria". Hay que cambiar los estatutos, hay que renovar todo el rgimen universitario. Das despus de esta manifestacin, y adherido oficialmente a la campaa el centro de estudiantes de Derecho, se constituye con delegados de cada una de las tres entidades estudiantiles, el "Comit pro-reforma". Mientras tanto el consejo superior se haca cargo de la situacin, y sacando de las carpetas las demandas de los estudiantes, encarga a una comisin especial, el proyecto de reformas de los estatutos, la que se expide en este sentido, aconsejndolas en un amplio dictamen. Pero los huelguistas no detienen por eso su campaa e insisten en imponer inmediatamente la reforma. El 14 de marzo, el Comit pro-reforma, decreta la huelga general universitaria por tiempo indeterminado, emplaza a los estudiantes que desempean puestos en la universidad, a que los abandonen en el trmino de 24 horas y lanza un manifiesto dirigido a todas las asociaciones estudiantiles, cientficas y culturales del pas. En l se deca lo siguiente: "A la juventud argentina

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"La Universidad Nacional de Crdoba amenaza ruina; sus cimientos seculares han sido minados por la accin encubierta de sus falsos apstoles; ha llegado al borde del precipicio impulsada por la fuerza de su propio desprestigio, por la labor anticientfica de sus Academias, por la ineptitud de sus dirigentes, por su horror al progreso y a la cultura, por la inmoralidad de sus procedimientos, por lo anticuado de sus planes de estudio, por la mentira de sus reformas, por sus mal entendidos prestigios y por carecer de autoridad moral. "La juventud universitaria no quiere ni puede hacerse cmplice de la catstrofe y revelndose contra tanto agravio quiere sin dilaciones que se ensee en sus claustros; quiere su engrandecimiento; quiere antes que nada aprender y no que se la haga morir de inanicin; quiere que su corazn y su cerebro, marchen a la par, por el ritmo ascendente y fecundo de los nuevos ideales; quiere que todo el enorme caudal de energas y de amor a la ciencia, que aporta ao tras ao a las aulas, en vez de quedar malogrado como hasta hoy, se realice en toda su plenitud, encontrando el estmulo y el gua capaces de encauzarlo por eficaces derroteros. "Toda la Repblica conoce en estos momentos la situacin de fuerza que se nos ha creado, con intereses mal entendidos, con ceguera fatalmente suicida. Hemos llegado a lo que no queramos: a la Huelga General, ya que considerbamos como una realidad indiscutible la necesidad imperativa del progreso oportuno y eficaz en la Casa de Estudios; progreso que nos hiciera posible el vivir a la altura de nuestra propia poca, a la que tenemos un derecho sagrado. Los que no quisieron o no alcanzaron a comprenderlo carguen hoy con el desplante noble, viril y decisivo. Estamos dispuestos a "sentir" ahora, lo que razonamos hasta la diseccin, antes; queremos, pues, que nuestros camaradas de toda la Repblica sepan que somos una juventud que tiene conciencia de su grave misin y que esta explosin de entusiasmo que ha llenado nuestra clsica ciudad de un profundo sabor de Renovacin y de Progreso, no es ms que el fruto de un exceso de voluntad puesto al servicio de un exceso de pensamiento."

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Al mismo tiempo, la resolucin de huelga general era puesta en conocimiento de los estudiantes cordobeses, por medio del siguiente manifiesto: "Estudiantes: "El Comit Pro-Reforma Universitaria, haciendo uso de las amplias facultades que le son exclusivas y considerando: "Que el actual estado de cosas imperante en la Universidad Nacional de Crdoba, tanto en lo relativo a los planes de estudio, como a la organizacin docente y disciplinaria que en la misma existe, dista en exceso de lo que debe constituir el ideal de la universidad argentina; "Que la amplia y liberal reforma universitaria impuesta por las circunstancias debe ser propiciada por los estudiantes, cuando no encuentra eco ni sancin en las corporaciones llamadas a establecerlas, valindose para ello de todos los medios a su alcance; "Que en todo momento las gestiones encaminadas a tal objeto se han estrellado con la intransigencia deliberada en que se mantienen los miembros de los cuerpos directivos de la Universidad, segn aparece por el silencio obtenido como nica respuesta a los memoriales presentados y reiterados en diversas oportunidades; "Que se han agotado los medios pacficos y conciliatorios para obtener del H. Consejo Superior Universitario la sancin de las reformas solicitadas por los diversos centros estudiantiles, resuelve: "Declarar la huelga general de estudiantes universitarios y mantenerla hasta tanto se proceda por quien corresponda a la implantacin de las reformas solicitadas." Ya el oscuro pleito casero adquiere alguna resonancia y comienza a llamar la atencin de propios y extraos. Los centros y federaciones universitarias de toda la repblica, se interesan por la suerte de los compaeros cordobeses y contagiados del vibrante entusiasmo de que hicieran gala desde el primer momento los revoltosos, les envan sus

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adhesiones en trminos altisonantes. Las autoridades de la universidad, alarmadas ante las proporciones que va adquiriendo el movimiento, deponen su empaque acadmico y derogan algunas de las disposiciones sobre las cuales los estudiantes haban fundado sus primeras protestas. Pero es tarde; ya aquello es una fuerza en marcha y nada la detiene, ni podr detenerla. Lleva la ceguera de los grandes impulsos. Las fuerzas huelguistas se organizan y su organizacin se adapta a la complejidad creciente de la empresa. Se constituyen comisiones para correr con la direccin ideolgica del movimiento y otras para encargarse de los fondos con qu mantener la campaa. El comit proreforma, autoridad mxima de las huestes estudiantiles, tiene la acefala tpica de las juntas revolucionarias. Lo presiden indistintamente los jefes de las delegaciones de Ingeniera, Derecho y Medicina, que eran Ernesto Garzn de la primera, Horacio Valdz de la segunda y Gumersindo Sayago de la tercera. III. Fracaso de la inauguracin de los cursos y clausura de la universidad. Impacientado el consejo superior ante la inocuidad de su resolucin condescendiente, tomada an en mengua de su dignidad, cambia de tctica y resuelve declarar el estado de beligerancia. En sesin del 20 de marzo acuerda no tomar en consideracin ninguna solicitud de los estudiantes, mientras no se restablezca la disciplina, y pocos das despus seala el 1 de abril como da para la apertura oficial de los cursos, suprimiendo la ceremonia tradicional que se realizaba con tal motivo. Lejos de amedrentarse con esta actitud heroica de la autoridad universitaria, la jefatura de las fuerzas enemigas acepta el desafo y resuelve a su vez, reiterar pblicamente la declaracin de huelga general, en un mitin que se realizara la vspera de la fecha decretada para la apertura de los cursos. El 31 de marzo se llev a cabo el acto en el teatro Rivera Indarte, con toda solemnidad y con todo xito.

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Arengaron a la multitud los dirigentes del movimiento, el presidente de la Federacin Universitaria de Buenos Aires, venido ex-profeso en representacin de los estudiantes porteos, y Arturo Capdevila, que conjuntamente con otros jvenes intelectuales egresados de la universidad, tutelaban la cruzada y la estimulaban con el ascendiente de su palabra. Horacio Valdez, Ismael Bordabehere, Gumersindo Sayago, Arturo Orgaz y otros tantos que se improvisaron, fueron los oradores de aquel da. Terminados los discursos en el teatro, la multitud recorri las calles de la docta y severa ciudad, en medio de un indescriptible entusiasmo, a los acordes de la Marsellesa que tocaba incesantemente una banda y que incesantemente coreaban los manifestantes. Aquel detalle insinuaba ya el contenido recndito del movimiento, con suficiente claridad como para que la gente seria, cerrara las puertas de sus casas al paso de los manifestantes y las beatas atisbaran azoradas por las rendijas de los postigos, golpendose en el pecho como si llamaran a la clemencia de dios. Al da siguiente se comprob una vez ms que la autoridad universitaria haba caducado de hecho. Los cursos no pudieron inaugurarse porque los profesores no contaron con un solo alumno en sus aulas. Pero tuvieron, en cambio, oportunidad de pasar un rato desagradable, pues fueron objeto de burlas y demostraciones hostiles a las puertas de la universidad, por parte de aquellos que debieron constituir su auditorio. No le quedaba al consejo superior otro camino que salvar su prestigio legalizando una situacin de hecho, es decir, adoptando como propia la resolucin del alumnado. Y as, en sesin del 11 de abril, decreta la clausura de la universidad por tiempo indeterminado y la prohibicin del acceso al edificio para "toda persona que no sea acadmico, profesor o empleado". El texto de la resolucin era el siguiente: "Atento los reiterados actos de indisciplina que pblicamente vienen realizando los estudiantes de las distintas Facultades de la Universidad, como ser:

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inasistencia colectiva a las clases, medios violentos para impedir la matriculacin de alumnos, falta de respeto a la persona de acadmicos y profesores, manifestaciones notorias de rebelda contra las autoridades del instituto; todo lo cual ha perturbado la funcin docente de las Facultades y ha obstaculizado que el Consejo Superior pueda continuar ocupndose de la reforma universitaria que tena a su consideracin, segn lo haba resuelto con anterioridad a los hechos que motivan la presente resolucin, como es notorio; el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Crdoba, en uso de las atribuciones que le confieren los incisos 1, 2 y 24 del art. 14 del Estatuto, resuelve: "1 Clausurar las aulas de la Universidad Nacional de Crdoba hasta nueva resolucin del Honorable Consejo Superior. "2 Queda prohibida la entrada al instituto a toda persona que no sea acadmico, profesor o empleado del mismo. "3 Comunquese la presente resolucin al Superior Gobierno de la Nacin, acompandola de una exposicin de motivos, y autorzase al seor Rector para que por s o por intermedio de una delegacin, ample ante aqul, los fundamentos ce este acuerdo. "4 El Rector tomar todas las providencias del caso para el cumplimiento de la presente resolucin." IV. Intervencin del gobierno nacional. Inmediatamente el rector, doctor Julio Deheza, dict un decreto nombrando a los acadmicos Eufrasio Loza y Santiago Beltrn, para que llevaran personalmente al presidente de la repblica el memorial en que se historiaban los hechos y procuraban justificar las medidas adoptadas. El comit pro-reforma dirigi tambin Poder Ejecutivo nacional, resolviendo intervencin en la universidad y dirigirse pidiendo que se avoque el estudio universitario para todo el pas. sus vistas al solicitar su al Congreso, del rgimen

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Se acercaba a su trmino el primer perodo del movimiento. El presidente de la repblica recibe a las delegaciones de las dos partes, pues los estudiantes tambin haban enviado la suya, y pocos das despus, el II de abril, dicta el decreto interviniendo la Universidad Nacional de Crdoba y nombrando para desempear el cargo de interventor, al procurador general de la nacin, doctor Jos Nicols Matienzo. El decreto dice as: Buenos Aires, abril 11 de 1918. "Vista la precedente comunicacin del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Crdoba, por la que pone en conocimiento del Poder Ejecutivo que ha clausurado las aulas de la misma, por diversos actos realizados por los estudiantes de las distintas Facultades, que le han impedido iniciar su labor ordinaria y considerando: "Que los sucesos ocurridos, denuncian la existencia de un gran malestar que hace indispensable la intervencin del Poder Ejecutivo, a objeto de remover las causas originarias y determinantes: "Que esa facultad del Poder Ejecutivo procede en virtud de la alta razn de Estado y de la superintendencia que, como consecuencia, ejerce sobre las instituciones universitarias, segn las disposiciones contenidas en el art. 1, inciso 3, 6 y 7, y artculos 2 y 3 de la ley 1597; por ello se resuelve: "Artculo 1- Intervenir la Universidad de Crdoba a los fines de estudiar los motivos y hechos que han producido la actual situacin y adoptar las medidas conducentes a reparar esas causas y normalizar su funcionamiento. "Art. 2- A tales efectos, nmbrase al doctor Jos Nicols Matienzo. "Art. 3- Comunquese, publquese, etc. (Fdo.) IRIGOYEN -- J. S. SALINAS. V. Magnitud que adquiere el pleito local. Propagacin del movimiento. El espritu y el verbo revolucionario. La

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cuestin universitaria, planteada e impuesta por los estudiantes, haba pasado los lmites de un pleito local para trascender a todo el pas. Difcilmente se ha de encontrar un vocablo tan apropiado como ste, para expresar todo el valor del hecho. Aquel ncleo de estudiantes y jvenes intelectuales, haban sabido dar al movimiento algo ms que un significado puramente escolar. Fieles intrpretes del momento histrico que les tocaba vivir, animaron a su campaa de un espritu tan profundo y tan amplio, que hall eco unnime no slo en los crculos estudiantiles y universitarios de toda la repblica, sino tambin en el seno de la opinin pblica. Pero fue especialmente en aquellos donde ejerci una influencia ms honda y determinante. As, por ejemplo, en la ciudad de Crdoba naci al calor del espritu de su juventud, la corriente regeneradora que inoculara sangre nueva a los gremios estudiantiles argentinos. Como la funcin hace al rgano, as la lucha crea las instituciones llamadas a sostenerla, o las modifica o las fortalece o las renueva, si ellas ya estn creadas. La que emprenderan los universitarios cordobeses, comenz por unirlos entre ellos en organismos aparentes y termin, cuando la evolucin natural del movimiento lo llevaba a abarcar horizontes ms vastos, por imponer la misma tendencia organizadora a todas las entidades similares del pas. Deca que esta corriente naci en Crdoba, ante todo, por la simple influencia de los acontecimientos que en ella se desarrollaban y ms especialmente, porque all se concret la creacin de la Federacin Universitaria Argentina, que habra de reunir en una sola entidad representativa, a todas las establecidas en los diversos centros universitarios de la nacin. Convenida, entonces en Crdoba la constitucin de esta autoridad nacional de los estudiantes argentinos, entre los dirigentes del movimiento de aquella ciudad y el delegado de la Federacin Universitaria de Buenos Aires, pocos das despus, aprovechando la estada en Buenos Aires de los delegados cordobeses, que haban venido a entrevistarse con el presidente de la repblica, se reuna una convencin con los representantes de las cinco

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federaciones universitarias existentes la de Buenos Aires, La Plata, Crdoba, Santa Fe y Tucumn y en la tarde del 11 de abril dejaban constituida la nueva entidad, bajo el nombre de Federacin Universitaria Argentina. Ser siempre ste uno de los frutos ms preciados de la gran empresa estudiantil de Crdoba y el que ms se prestar para aquilatar su alto significado. En la noche de aquel da se realiz en el mismo lugar de la convencin el local del centro de estudiantes de medicina una asamblea pblica de solidaridad con los estudiantes cordobeses, con ms de quinientos concurrentes, que escucharon la palabra de oradores venidos de distintos puntos de la repblica. Si el lector, siguiendo estas lneas, ha sonredo acaso ms de una vez al notar el tono trascendente con que la pluma juvenil del narrador, va relatando estas "cosas de muchachos", escuche algunos prrafos del discurso de Horacio Valdez, a la sazn uno de los tres presidentes del triunvirato revolucionario que "se conoca por "Comit proreforma". Y si el imaginario lector hubiera estado presente en aquel acto, habra visto hasta qu punto la palabra del orador, con su gran talla, su faz cetrina de pupilas aceradas, su voz cavernosa y potente, su argumento slido y su idea precisa y descarnada, daba la sensacin del ariete revolucionario, como lo pudieron haber dado Mirabeau o Robespierre. Dijo Valdez en el transcurso de su arenga: "Yo he tenido oportunidad, en una asamblea pblica, y en el calor de la lucha, de comparar a la Universidad de Crdoba con la Bastilla francesa de 1789. Y a fuer de sincero, el smil que en aquella vez apunt, fue tomando los caracteres de toda una identidad. En efecto; la Bastilla francesa, con su vetusta mole, representaba la tirana poltica de los Luises de Francia, y la Universidad de Crdoba, con sus costumbres coloniales, con sus claustros oscuros, donde se respira el incienso clsico, representa el predominio y la tirana que el pasado quiere ejercer sobre el presente...". Ms adelante, descubriendo la verdad de la empresa,

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que era desconocida hasta entonces, deca: "As hemos hecho en Crdoba, y desde el momento que hemos dejado vacos los claustros de la Universidad, nos hemos ido a la tribuna de la bocacalle a predicar lo que pasa en la Bastilla, a contagiar al pueblo de nuestro entusiasmo, porque queremos entrar de nuevo en ella triunfantes con el pueblo, porque a l le pertenece esa casa". Y luego agregaba estas palabras, rematadas con una definicin que era como una lpida: "De esta manera, habiendo enarbolado la bandera revolucionaria, hemos credo necesario ponernos todos firmes en la brecha, y os aseguro que hay unidad entre nosotros! Hay un liberalismo cientfico que es el que dirige las acciones de la juventud, levantada contra los prejuicios que se sostienen en la Universidad. Luego es la mayor amplitud de pensamiento. Yo tuve oportunidad de definirlo ante los viejos carcamanes de la Bastilla: el movimiento de los universitarios de Crdoba no es nada ms que un exceso de pensamiento puesto al servicio de un exceso de voluntad". "No extrais vosotros de mis palabras -terminaba diciendo- vengo de la hoguera y con el calor de ella"(9). As pensaban y as se expresaban los hombres de la revolucin cordobesa. As propagaban "el fuego de la hoguera" a toda la repblica y lo encendan en los corazones. Dgasenos ahora si no comprendieron el instante que vivan, si no dieron premeditadamente al movimiento la trascendencia que adquiri y si no estuvieron a la altura de esta misma trascendencia.

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Versin taquigrfica publicada en el suplemento nm. 3 del Boletn de La Federacin Universitaria. Abril de 1918.

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SEGUNDO PERIODO EL 15 DE JUNIO

CAPTULO I La Intervencin Matienzo I. Primeros actos del interventor. Con el decreto de intervencin de la universidad, se abre el segundo perodo de los sucesos. Se caracteriza ste por la confianza, la tranquilidad y la absoluta normalidad que rein en todo su transcurso. La medida tomada por el gobierno nacional fue acogida con aplauso unnime, pues en aquella intervencin cifraban sus esperanzas los dos bandos. Y no hay ms que juzgar por los efectos. Los profesores, sin haber indicio alguno que autorice a suponer que encubran una doble intencin, presentaron en gran nmero las renuncias de sus respectivos cargos al interventor, entre ellos los ms destacados como dirigentes de la reaccin acadmica. Por su parte, los estudiantes asumieron una actitud pacfica y respetuosa hacia el comisionado que asuma la direccin del instituto y de franco apoyo y colaboracin a la obra de reconstruccin que iniciaba. Poniendo manos a la obra, realiza su primer acto en este sentido, dictando una resolucin por la cual se reabra la inscripcin de alumnos en todas las Facultades, se invitaba a stos y a los profesores a reanudar su asistencia a clase y se suspenda "la aplicacin de la ordenanza disciplinara de 7

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de diciembre ltimo" (10). Qued derogada la dictada por la academia de Medicina en aquel mismo mes y ao, que suprima el internado de practicantes en el Hospital de Clnicas, y se pona en vigor la que rega anteriormente. La resolucin del interventor tuvo la ms franca y favorable acogida. Al da siguiente de tenerse conocimiento de ella, el comit pro-reforma daba por terminada la huelga y ordenaba la asistencia a clase. Los profesores la acataron igualmente, de suerte que el 19 de abril las aulas de la universidad de Crdoba acusaban una concurrencia extraordinaria. Simultneamente a la resolucin mencionada, el comisionado federal dictaba otra, convocando al consejo superior a reunirse bajo sus propias autoridades, para continuar discutiendo el proyecto de reformas a los estatutos. As lo hizo aquel cuerpo y sesion durante varios das, en sesiones secretas, hasta sancionarlo definitivamente. Entonces, el interventor suspende el funcionamiento del consejo superior y el de las academias, hasta tanto el Poder Ejecutivo nacional aprobase las

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El texto de! decreto es el siguiente:

Crdoba, 16 de abril de 1918. El comisionado del Poder Ejecutivo para intervenir en la Universidad de Crdoba. Considerando: Que, antes de tomar medidas definitivas, debe estudiar las causas que han perturbado el funcionamiento de esta institucin y que conviene entretanto evitar los perjuicios consiguientes a la suspensin de las clases, RESUELVE: 1 Invitar a los seores profesores y alumnos a reanudar la asistencia a las aulas el da 19 (diez y nueve) del corriente, bajo la autoridad del Comisionado Nacional. 2 Reabrir en todas las Facultades la matrcula correspondiente para que puedan inscribirse hasta el 30 del corriente mes, los alumnos que no lo hubiesen hecho todava, pudiendo entretanto asistir a clase condicionalmente. 3 Poner todos los empleados del Consejo Superior y de las Facultades, bajo la dependencia inmediata del Comisionado, cuyo secretario ejercer por ahora la secretara general de la Universidad. 4 Suspender la aplicacin de la ordenanza disciplinaria de 7 (siete) de diciembre ltimo.

Antese y comunquese.

(Fdo.): Jos Nicols Matienzo -- Julio Navarro Monz.

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reformas introducidas en los estatutos (11). El mismo da el comisionado parta para Buenos Aires, a fin de entregar personalmente el proyecto, acompaado de un informe, en el que aconsejaba su aprobacin con algunas modificaciones (12). II. La renovacin de los estatutos y del profesorado. No vamos a entrar al anlisis de las reformas, porque ello nos llevara fuera de los lmites de lo que no es sino una simple narracin. Bstenos con decir que ellas supriman todas las aberraciones del viejo estatuto, especialmente en lo que se refera a la constitucin de las academias o consejos de las Facultades, con respecto a las cuales, dejaban sus miembros de ser vitalicios y renovables a perpetuidad y por s mismos, y tambin acerca de la eleccin de rector. Esto constitua indiscutiblemente la mdula de la cuestin, de manera que la adopcin de las reformas significara la democratizacin de la universidad y con ella, el fin del estrecho y tradicional crculo que la tena acaparada. El propio inventor calific con precisin la reforma, en su discurso del 28 de mayo, al dejar constituidos los nuevos consejos que habran de elegir rector. "Esta reforma dijo- se caracteriza por el cambio de centro de gravedad de la autoridad universitaria" (13). "El estatuto del 7 de mayo asienta el gobierno de la Universidad sobre el profesorado, reconociendo que nada hay ms alto y ms respetable que la ctedra de una casa destinada a la enseanza superior...". Y por ltimo, denunciando el espritu de estas innovaciones, que coincidan en un todo11 12

Vase el texto de la resolucin en la pg. 3 de La Reforma Universitaria, op. cit.

El proyecto de reformas, el informe y algunas notas preliminares, corren insertos en el Boletn Oficial del 20 de julio de 1918.13

Lejos estaba de imaginarse en esos momentos el orador, que quince das despus, los estudiantes proclamaran la necesidad de cambiar una vez ms "el centro de gravedad de la autoridad universitaria", sosteniendo que "el demos universitario, la soberana, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes". Y ms lejos estara an de pensar que, poco menos de tres meses despus de lanzada la nueva teora, ella sera consagrada en sendas resoluciones del poder pblico e incorporada definitivamente al rgimen universitario argentino.

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con las aspiraciones y la prdica estudiantil, deca: "Y para que todas las ideas, todas las doctrinas y todos los mtodos puedan concurrir segn su mrito a disputar la direccin de la Universidad, ha adoptado el sistema de la renovacin frecuente de los funcionarios, lo que evita, adems, la tendencia a la oligarqua, tan peligrosa en todas las esferas de la vida social". Con la sancin de los estatutos y la ausencia del interventor, prodcese en Crdoba un breve interregno de absoluta tranquilidad, salvo uno que otro "boycott" de los alumnos a algunos profesores y la renuncia de gran nmero de ellos, al aproximarse el regreso del comisionado, y con l, la aplicacin definitiva de la reforma. Aprobado el proyecto por el Poder Ejecutivo, en decreto de 7 de mayo (14), el interventor regresa el 10 y toma las ltimas disposiciones que preparan la inauguracin de los nuevos estatutos. Al efecto, resuelve declarar vacante los cargos de rector, decano, delegados al consejo superior y de todos aquellos miembros de las academias que llevaran ms de dos aos de ejercicio en sus funciones (15). A la vez, convocaba a todos los profesores titulares y suplentes de cada Facultad (primera vez en la historia de la universidad de Crdoba en que los profesores eran llamados a formar parte del gobierno de la casa), para que reunidos en asamblea bajo la presidencia del interventor, el 28 de aquel mes, procediesen a elegir decanos y vice-decanos y a integrar los consejos directivos. Se acercaba el perodo universitaria cordobesa. lgido de la cuestin

III.Ante la eleccin del nuevo rector: la causa estudiantil. Preliminar a este perodo, brese, con la convocatoria del interventor a elecciones de renovacin de autoridades acadmicas en cada Facultad, otro que abarca desde el 14 de mayo hasta el 28 del mismo mes. En su14 15

Boletn Oficial, n, 7285, de 16 de mayo de 1918. En virtud de esta disposicin slo conservaron sus puestos, en el conjunto de todas las Facultades, siete consejeros.

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transcurso se producen algunos hechos que no podemos dejar de mencionar. En primer trmino debemos referirnos a la fundacin de la Federacin Universitaria, con su rgano periodstico oficial, llamado "La Gaceta Universitaria". Quedaba con esto, cerrado el ciclo de organizacin de las fuerzas estudiantiles. Por su parte, el Centro de Medicina, a quien le tocaba renovar sus autoridades, eligi para el cargo de presidente a Enrique F. Barros, que con Horacio Vldez, constitua, desde la iniciacin del movimiento, el binomio de hierro de la revolucin, a la vez que la frmula ms acabada de la accin y el pensamiento. No bien qued constituida la Federacin Universitaria, entr de lleno a participar en la lucha electoral, aunque por los nuevos estatutos que se comenzaban a poner en prctica, los estudiantes no tenan ninguna ingerencia directa o indirecta en ella. Por unanimidad de votos resolvi propiciar la candidatura del doctor Enrique Martnez Paz, para el rectorado de la universidad y en la misma forma levant candidatos para cada uno de los decanatos y para cada uno de los cargos de consejero, en las distintas academias y en el consejo superior. La juventud universitaria, por s y ante s, intervena en la direccin de la casa de estudios, imponiendo desde ya la futura reforma del rgimen universitario argentino (16).16

Con motivo de la resistencia que oponan algunos profesores a los candidatos levantados por los estudiantes, nada ms que por ser de stos, la Federacin Universitaria hizo ante el interventor, las siguientes declaraciones: "1 Que a los ncleos estudiantiles, tanto o ms que al electorado universitario, le interesa la exaltacin de un hombre apto para la funcin rectoral. "2 Que la Federacin, tanto o ms que el electorado, anhela la restauracin duradera del comn hogar, sobre firmes bases y garantas reales de idoneidad para el desempeo de los cargos docentes y directivos. "3 Que en el caso ocurrente, la F.U. no es exclusivamente la nica entidad que propicia el nombre del doctor Martnez Paz. La Federacin se honra en coincidir, respecto a este nombre, con los ms expectables ncleos del profesorado. La Federacin no impone, coincide. "4 La F.U., velando por su causa, hace formal afirmacin una vez ms de sus patriticos anhelos y de sus derechos bien conquistados al respecto. De sus fervorosos deseos de una era mejor. Y lo hace ante el seor Comisionado, con cuya levantada gestin se solidariza, a fin de dejar de todo esto, la ms autntica

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Fueron aquellos das de intensa actividad para los estudiantes, que no cesaron un momento en su campaa electoral. Los nimos se caldeaban y la nerviosidad suba de punto, a medida que se acercaba el da de las elecciones. Felizmente, sus esfuerzos fueron coronados por un xito casi completo, porque el 28 de abril, el profesorado universitario consagraba con su voto, para los cargos de los Consejos, y sus decanos, a todos los candidatos estudiantiles, salvo pequeas diferencias, como la de la Facultad de Ingeniera, donde result electo para el vice-decanato el profesor que los alumnos haban sostenido para el decanato. El triunfo de la causa estudiantil era completo y fue festejado ruidosamente. Acrecentados sus entusiasmos con la victoria preliminar, se aprestaron a la lucha definitiva que se producira con la eleccin de rector. El doctor Martnez Paz continuaba siendo la bandera de combate de los estudiantes. El 28 de abril, en magna asamblea general de profesores y ante una nutrida y bulliciosa barra estudiantil, que estremeca con inusitado clamor los oscuros y vetustos claustros de la Casa de Trejo, el comisionado del gobierno federal, consagr a las nuevas autoridades acadmicas y dio por terminada su misin con estas palabras: "Saludo en vosotros a la ilustre Universidad de Crdoba, en este da que abre una nueva poca en su existencia". A despecho de los acontecimientos posteriores, con aquel acto trascendental, la Universidad Nacional de Crdoba recobraba el empaado lustre de su blasn secular y poda ya sin reticencias motejrsela de "ilustre", desde la prpura de sus estrados.

constancia."

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CAPTULO II La huelga revolucionara I.Los trabajos eleccionarios de la Federacin y su lucha con el enemigo invisible. El 31 de mayo qued constituido el consejo superior de la universidad, nombrando para el cargo de vice-rector al ingeniero Belisario Caraffa, candidato de los estudiantes. En la misma sesin resolvi convocar a la asamblea universitaria para el 15 de junio, a fin de proceder a la eleccin de rector. Con el antecedente de los sucesivos triunfos eleccionarios, las perspectivas eran para los estudiantes de todo punto de vista halageas y fundaban sobradamente la conviccin de que sacaran triunfante al candidato que haban proclamado desde el primer momento, como encarnacin de sus ideales de renovacin. El doctor Enrique Martnez Paz era un hombre joven, profesor destacado por su ilustracin, desvinculado de los antiguos crculos universitarios y de una reconocida y probada orientacin liberal. Por eso su nombre sintetizaba las aspiraciones estudiantiles. En los quince das que precedieron a la eleccin rectoral, la Federacin despleg el mximo de actividad para asegurar el triunfo de su candidato. Los consejeros que deban concurrir a la eleccin fueron vistos uno por uno y comprometidos en favor de la causa de los estudiantes. Hacanse continuamente clculos y pronsticos; se tocaban todos los resortes, se recurra a todos los medios y se movan todas las influencias. Esta

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ardua labor, llevada a cabo con la fe y el tesn que dan las causas nobles, fue realizada por sus promotores a la luz meridiana, como quiera que alimentaban la conviccin de ejercer un derecho legtimo. Pero el enemigo, el secular enemigo que estaba en posesin de los ncleos bsicos de la sociedad, que se haba infiltrado en ella hasta la mdula y tena siempre el recurso supremo del sojuzgamiento de las conciencias; el enemigo, que ante la avalancha impetuosa de las nuevas fuerzas, se haba escurrido de la madriguera universitaria siguiendo el proverbial sistema jesutico de no presentar blanco jams; el enemigo, que haba vivido en los claustros oscuros de la "Casa de Trejo" y que continuaba agitndose subrepticiamente en los mil otros refugios de la sociedad; el enemigo invisible, sombro y silencioso, teja sigilosamente la urdimbre de la intriga, la red del soborno, la trampa de la traicin. Una vez ms explotaba y estimulaba las ms bajas pasiones del hombre, envileciendo las conciencias(17). Ms de una vez, la srdida labor subterrnea habrse visto interrumpida por la trepidacin que pona en sus antros el tropel impetuoso y rugiente de la nueva generacin, marchando a pleno sol17

En el manifiesto a que nos referimos ms adelante, dirigido por la Federacin Universitaria de Crdoba "a los hombres libres de Sud Amrica", se deca comentando la asamblea eleccionaria del 15 de junio: "grupos de amorales (se refiere a los profesores que en las primeras votaciones lo hicieron en blanco) deseosos de captarse la buena voluntad del futuro Rector, exploraban los contornos de la probable mayora, tirando sus votos en el primer escrutinio para inclinarse luego al bando que pareca asegurar el triunfo, sin recordar la adhesin pblicamente empeada, el compromiso de honor contrado por los intereses de la Universidad. Otros los ms en nombre del sentimiento religioso y bajo la advocacin de la Compaa de Jess- exhortaban a la traicin y al pronunciamiento subalterno". "En la sombra, los jesuitas haban preparado el triunfo de una profunda inmoralidad". Poco tiempo despus de estos sucesos, el seor Julio Barreda Lynch, publicaba en el peridico El Universitario, ya citado, un artculo titulado "La Corda Frates en la Universidad de Crdoba", de donde sacamos el siguiente prrafo: "Se consideraba ya asegurada la eleccin del doctor Martnez Paz, satisfaciendo las aspiraciones que motivaron la reforma, cuando el ncleo de la "Corda Frates", consigui que los jesuitas y el clero de Crdoba, presionaran a los electores por medio de sus madres, esposas e hijas. Fue as que llegado el da de la eleccin, algunos votantes que se consideraban liberales dieron su voto por el candidato de la "Corda Frates", con lo que vinieron a quedar neutralizados los efectos que se esperaban de la reforma".

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hacia la meta de su gran destino. Veinticuatro horas antes de la eleccin universitaria, la Federacin Universitaria cerraba su campaa con un grandioso mitin en el teatro Rivera Indarte, de adhesin a la candidatura del doctor Martnez Paz. Los otros llegaban a la lucha con dos candidatos: el doctor Antonio Nores y el doctor Alejandro Centeno. Veinticuatro horas despus, Crdoba y el pas entero, sera sacudido hasta los cimientos por aquella juventud, estallando en un mpetu de rebelda como jams se viera ante los lares de la patria. II.El acto eleccionario. El 15 de junio a las tres de la tarde, deba llevarse a cabo en el saln de grados de la universidad, la reunin de la asamblea universitaria que consagrara de entre sus miembros al primer rector de la reforma. Crdoba entera estaba pendiente de este acto. Por la repercusin que haban tenido los hechos precedentes, por la forma en que se llevara a cabo la campaa y por la importancia decisiva que la opinin estudiantil y la de toda la repblica, daba a esta ltima batalla de la gran lucha por la reforma universitaria (18), aquel acto revesta una trascendencia inusitada. Mucho antes de iniciarse la asamblea, la universidad y sus alrededores se hallaban atestados de pblico, compuesto en su mayora de estudiantes. Haba en el ambiente una manifiesta nerviosidad producida por la exaltacin de los nimos y la mal contenida impaciencia. En la masa estudiantil se traduca especialmente este espritu, como que a la fundada sospecha de una votacin adversa, se agregaba la firme resolucin de impedir en toda forma la derrota, que de producirse sera el fruto de la traicin.18

Debemos advertir a este respecto, que la campaa de los estudiantes cordobeses en pro de la renovacin del rgimen universitario, provoc un movimiento en el mismo sentido en todos los dems institutos de la repblica, especialmente en el de Buenos Aires.

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No escap por eso al recelo de los estudiantes, la presencia en la casa de la universidad de elementos extraos a ella, empleados de la polica de investigaciones, algunos, e individuos de malos antecedentes, los otros. Inmediatamente se apersonaron al vice-rector los dirigentes de la Federacin y le ofrecieron el concurso de sus afiliados para mantener el orden. Como ste aceptara el ofrecimiento, sin ms dilaciones, desalojaron a casi todo el elemento sospechoso. La sesin se abri con 42 consejeros presentes, sobre un total de 45. Verificada la primera votacin, su resultado acrecent la expectativa de la concurrencia. El doctor Nores obtuvo 15 votos; el doctor Martnez Paz, 12 y el doctor Centeno 10. Como ninguno de los candidatos obtuviera mayora absoluta, se realiz la segunda votacin, de la cual el doctor Nores result con la misma cantidad de sufragio, el doctor Martnez Paz aument 13 votos y el doctor Centeno rebaj a 9. Continuando los candidatos en la misma posicin, corresponda, de acuerdo con los estatutos, realizar una tercera votacin sobre los dos que hubiesen obtenido mayor nmero de votos, y fue entonces que los sufragios del tercero de los nombrados, se volcaron ntegramente sobre el primero, quedando as triunfante la candidatura reaccionaria del doctor Antonio Nores, y con ello, consagrada la derrota de la causa estudiantil. III.El tumulto. Proclamacin de la huelga revolucionaria. No alcanz a proclamarse el resultado definitivo de la eleccin, porque cuando la concurrencia que atestaba el saln y desbordaba en las galeras, tuvo la certeza, por el recuento preliminar de los votos, de que haba sido vencida la candidatura de los estudiantes, estall instantneamente el desorden ms espantoso que pueda ser imaginado. Una silbatina ensordecedora, producida con pitos que ex-profeso para esta prevista contingencia llevaban los estudiantes, rompi el silencio con que se esperaba la proclamacin del candidato triunfante. Al mismo tiempo

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saltaban hechos pedazos los cristales de las puertas y las ventanas, se arrancaban los cortinados, crujan las sillas y las poltronas acadmicas, saltaban al aire papeles y libros, tumbbanse las mesas, caan con estrpito los cuadros de Trejo y toda la corte de frailes que cubran las paredes, estallaban petardos en las galeras y un torbellino humano, incontenible y devastador, haca retemblar el recinto con un solo y creciente rugido, en el que se confundan gritos, silbidos, insultos e imprecaciones. Por los ventanales desnudos, saltaban a la calle restos de muebles, marcos de cuadros y todo lo que tena cabida por ellos(19). Mientras tanto los consejeros se escurran de la sala, huyendo de la furia de los tumultuarios, convencidos ya de que haba terminado el perodo de las palabras. Algunos de ellos, sabiendo el ascendiente que Horacio Valdez tena sobre sus compaeros, le pidieron que les hablara para contenerlos. Valdez, aparentando acceder, se elev sobre lo que pudo y cuando hubo menguado un tanto la algaraba con su presencia, comenz diciendo con voz ronca y estentrea: -No voy a pedir calma!... No necesit decir ms. Mientras esto suceda en el saln de grados, en todo el edificio de la universidad se19

) El rector electo, en comunicacin dirigida al ministro de instruccin pblica, con fecha 16 de julio, informndolo de los acontecimientos y de las razones que haba tenido en cuenta el consejo superior para clausurar la universidad, haca mencin de estos hechos en la siguiente forma: "Llegado el momento de la eleccin, verificada sta y proclamado mi nombre, toda una faccin de estudiantes, de antemano dispuesta para impedir el libre ejercicio del acto, si el voto de la asamblea no responda a su deseo, irrumpi en el saln de grados dando gritos destemplados y llegando algunos a incitar con arengas a los estudiantes para que continuaran en el desorden y usaran de la violencia, increpando al mismo tiempo a los seores consejeros reunidos, en forma tal, que constituy el ms grave desacato que pueda darse. Siguise a esto una continua serie de destrozos en los salones y oficinas del rectorado, que acentu ms el carcter peculiar de esa rebelin. Los revoltosos salieron de los claustros a la calle, usando y abusando de sus derechos, hasta constituirse, sumndose a elementos no universitarios y heterogneos, en fuerza desconocedora de todo respeto, que se desvi hacia su verdadero rumbo: el ms crudo socialismo y que dirigida por encumbrados personajes de esa filiacin, se coloc en un tren de franca desobediencia, desacatando y amenazando".

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producan escenas semejantes. En el patio central, que encuadran largas galeras conventuales, la estatua de bronce de Fray Trejo y Sanabria, sufra las irreverencias de que la hacan objeto con marcada saa los revoltosos. Unos la regaban con manguera, otros que la haban enlazado, forcejeaban desesperada pero intilmente por derribarla, y por fin se contentaban con llenar su pedestal con letreros alusivos. No poda escaprseles el detalle ms sugestivo, y as fue que la campana, la vieja campana de la universidad, se vena abajo repicando desaforadamente. Pero hubo por sobre todos un instante trgico, que una feliz circunstancia impidi que se consumara. No falt quien llegase hasta la puerta que sobre la pared medianera, comunica el edificio con la capilla del convento de la Compaa de Jess, y un instante despus, los amotinados la destrozaban e intentaban franquear la entrada. Gruesos barrotes de hierro lo impidieron, que de no haber sido as, no es difcil preveer las terribles consecuencias que hubiese tenido la introduccin de los exaltados en la casa de los jesuitas. Como no pudieran vencer la resistencia de los barrotes de hierro, lanzaban por entre ellos al interior, papeles encendidos para provocar un incendio que no alcanz a producirse, porque del otro lado tenan buen cuidado de impedirlo. Hubo escenas de pugilato y de ria entre los estudiantes y aquellos individuos que por sospechosos fueran expulsados antes de la eleccin. Se haban introducido nuevamente en la universidad, aprovechando la confusin, y pretendieron en la forma en que podan hacerlo estos mercenarios del crimen, contener a la juventud(20). Se vieron as relucir puales dirigidos contra los revoltosos, pero apenas si se haba levantado el brazo homicida, cuando ya caan arrollados los asesinos, porque puede ms el pecho valiente y el brazo desnudo y viril,20

En el telegrama que la Federacin Universitaria de Crdoba envi a la Federacin Universitaria Argentina, dndole cuenta de los sucesos, se deca: "Para que nada nos falte, compaeros nuestros han sido heridos por el pual asalariado. Al pual hemos contestado con la rebelin". El hecho fue igualmente registrado por los diarios de la localidad y los de Buenos Aires, como La Nacin y La Prensa.

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que el arma esgrimida por los cobardes. Quin haba contratado y llevado all esa gente? Cmo se supo que haban de ser necesarios? He ah la obra del enemigo invisible. He ah su sistema. En el saln de grados, los amotinados proclamaron la huelga general, la revolucin universitaria y la Universidad Libre. Se improvisaron oradores, se dijeron arengas a granel y en todas ellas se lanzaron los anatemas ms terribles contra los reaccionarios y contra la "Corda Frates", a quien se acusaba de ser la causante de la derrota estudiantil. Barros, Valdz, Roca, Taborda, Bordabehere y todos los que dirigan e inspiraban la campaa, hicieron or su voz una vez ms, en aquel instante solemne para la cultura universitaria del pas. No menos de dos horas dur el tumulto y al cabo de ellas, no qued rincn, salvo la biblioteca que fue respetada en absoluto, donde no hubiera rastros de la refriega. A instancias del vice-rector se retiraron al fin los estudiantes, pasadas las seis de la tarde. Formaron columna y recorrieron las calles de la ciudad, entre gritos y cantos y mueras al rector electo. Crdoba, que desde el principio de la campaa haba intentado en vano defenderse de la