Gomez y Llobet (Eds) 2010_Manejo de Fauna en Bolivia

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Editores: Humberto Gómez & Alfonso Llobet Celebrando: Con el apoyo de:

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Editores: Humberto Gómez & Alfonso Llobet

Celebrando: Con el apoyo de:

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Título Original: Experiencias de Manejo de Fauna Silvestre en BoliviaEditores: Humberto Gómez & Alfonso LlobetPrimera edición en españolProyecto fi nanciado por el Reino de los Países Bajos

Cita Bibliográfi ca Sugerida: Gómez, H. & A. Llobet (Eds.). 2010. Experiencias de Manejo de Fauna Silvestre en Bolivia. Editorial FAN, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. 327 pp. [para toda la obra]

Noss, A., R.L. Cuéllar, A. Arambiza & J. Barrientos. 2010. Sostenibilidad de la cacería en el Chaco: 12 años de manejo de fauna silvestre en la Tierra Comunitaria de Origen Isoso. Pp: 1 – 50. En: Experiencias de Manejo de Fauna Silvestre en Bolivia. Gómez, H. & A. Llobet (Eds.). Editorial FAN, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. [para un capítulo de la obra]

Fotografías de Tapa: de izq. a dcha. R. L. Cuéllar, A. Noss, A. Garitano-Zavala, F. Guerra & J. Severiche / M. Zambrana Fotografías de retiras de tapa: R. L. Cuéllar

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Todos los criterios vertidos en la presente publicación son responsabilidad de sus respectivos autores, no refl ejan necesariamente la opinión o afi rmación de los editores, ni de la Fundación Amigos de la Naturaleza y fi nanciadores.

ISBN: 978-99905-66-49-9Deposito Legal: 8-1-852-10Coordinación y Revisión: Karina Sauma Producción de Artes: Florencia Cheda

Editorial FANKm. 7 1/2 Doble Vía a La GuardiaTel: (591-3) 355-6800 Fax: (591-3) 354-7383e-mail: [email protected] - www.fan-bo.org

Impreso en Bolivia por Artes Gráfi cas SagitarioMayo, 2010. Santa Cruz de la Sierra - Bolivia Papel reciclado

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Presentación

La fauna silvestre tiene una singular importancia en el bienestar humano, particularmente de las poblaciones de áreas rurales. Sin embargo, gran parte del aprovechamiento de fauna no está vinculado a los pobladores locales y se realiza bajo sistemas que ponen en riesgo la permanencia sostenible de las especies.

Afortunadamente, en Bolivia, esta situación ha cambiado a partir de la constatación del potencial que representa la fauna silvestre para nuestro bienestar. En esta publicación el lector podrá encontrar algunos casos, que exponen los procesos de toma de decisiones y las acciones de manejo de la fauna silvestre y sus hábitats, a cargo de comunidades locales con el fi n de alcanzar diferentes objetivos: el mantenimiento de poblaciones naturales para contar con una fuente de proteína, la reducción de daños que produce la fauna silvestre, la producción comercial de diferentes productos, y otros.

El libro está compuesto por trece capítulos que incluyen experiencias interesantes de manejo de fauna resaltando sus procesos sociales y de conservación de la biodiversidad. Presenta sólo una muestra de las experiencias que se han desarrollado y se desarrollan en el país, pero que lo posicionan como líder en el manejo de fauna silvestre en Latinoamérica.

Se presenta un resumen de doce años de manejo de fauna en la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Isoso, tanto para uso de subsistencia como para uso comercial y se incluye una evaluación del valor de la fauna silvestre para la seguridad alimentaria de los pobladores locales. Se describen dos experiencias de implementación de planes de manejo de lagarto, una en la TCO Takana y otra en el Municipio de Loreto, en las que se resalta el proceso de distribución de benefi cios.

Una síntesis de la problemática de manejo de una de las especies más emblemáticas del Chaco, el guanaco; los siete años de experiencia en la crianza en cautiverio de las P’isacas en el Altiplano boliviano; las experiencia de manejo de abejas nativas para la producción de miel en el Chaco; el manejo de mariposas con fi nes comerciales en los Yungas y una experiencia reciente de piscicultura con una especie nativa, el suche, en Apolo, son algunas de las experiencias que contiene esta publicación.

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La recuperación de prácticas tradicionales para el manejo de fauna queda ampliamente descrita, como otra dimensión del manejo de fauna, a través de las experiencias de reducción de eventos de depredación en Apolobamba, y el control de paloma totaki por medio de cacería deportiva en Santa Cruz.

Esperamos que este libro estimule la curiosidad, el debate y la discusión, además de la generación de ideas, para así promover el manejo responsable y sostenible de nuestro patrimonio natural y continuar siendo líderes en manejo de fauna silvestre en Latinoamérica.

Humberto Gómez CerveróDirector Técnico Científi co

Fundación Amigos de la Naturaleza

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Prólogo

Por su condición de país megadiverso, Bolivia reconoce a la biodiversidad como un recurso de carácter estratégico y de interés público, susceptible de ser aprovechado para el benefi cio de las poblaciones locales haciendo necesario el desarrollo de criterios de sostenibilidad y modelos de manejo que permitan asegurar su conservación y uso sustentable. En el caso particular del manejo de fauna silvestre, este se debe llevar a cabo con base en el conocimiento científi co y local, tratando de compatibilizar el desarrollo económico con el bienestar social (vivir bien) y el mantenimiento de los procesos biológicos de los recursos aprovechados. En este sentido, el manejo de fauna no debe ser considerado como una actividad aislada, sino que forma parte de las políticas ambientales nacionales y locales.

El objetivo del presente libro ha sido compilar diferentes experiencias de manejo de fauna que se están llevando a cabo en Bolivia, bajo distintos enfoques y con diversos objetivos, aunque todas coincidentes en un aspecto trascendental: lograr, a través de su uso sostenible, la efectiva conservación de las especies bajo aprovechamiento y de los hábitats que estas ocupan. Objetivo que en todos los casos se trata de alcanzar a partir de promover la amplia participación de los actores locales en la toma de decisiones y el manejo de sus recursos naturales.

Son muchos los desafíos que tenemos en Bolivia para asegurar los diferentes aspectos de sustentabilidad relativos al manejo de la fauna silvestre; entre estos: contar con una normativa actualizada sobre conservación de la Vida Silvestre, el desarrollo de sistemas de monitoreo confi ables sobre el recurso manejado, el fortalecimiento de la institucionalidad de las instancias locales para el ejercicio de adecuados mecanismos de control, así como asegurar la auto-sostenibilidad económica de los proyectos y programas de manejo.

En este escenario de grandes retos, el libro Experiencias de Manejo de Fauna Silvestre en Bolivia se convierte en una útil herramienta que nos permite analizar el camino recorrido y aprender de las experiencias relativas al manejo de fauna que se están desarrollando en nuestro país, alentándonos a experimentar y plantear soluciones que se adecúen a nuestro contexto y realidad.

Omar Rocha OlivioDirector General de Biodiversidad y Áreas Protegidas

Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y de Gestión y Desarrollo Forestal

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Agradecimientos

El tiempo es sin duda el enemigo de todos. Queremos agradecer el ánimo, empeño, esmero y alta calidad que los 29 autores, que han contribuido a esta obra, demostraron para preparar y revisar manuscritos en tiempo récord y contra reloj. Sin duda alguna, si su respuesta no hubiera sido tan positiva no hubiéramos logrado este resultado, a todos ellos muchísimas gracias. Su gran esfuerzo representa una signifi cativa contribución al conocimiento del manejo de fauna silvestre en Bolivia.

Queremos también agradecer a otros investigadores a quienes les solicitamos trabajos y quienes manifestaron su interés de ser parte de este proyecto, pero por el escaso tiempo de producción declinaron su participación; el hecho de considerar siquiera la posibilidad de incluir sus manuscritos es digno de ser reconocido.

Un agradecimiento especial al Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos y de Gestión y Desarrollo Forestal, a la Dirección General del Biodiversidad y Áreas Protegidas y a su Director Omar Rocha Olivio, por haber revisado la publicación y haber tenido la gentileza de escribir el prólogo.

Esta publicación se pudo lograr gracias al apoyo del Reino de los Países Bajos, quienes a través de un fi nanciamiento institucional apoyan a la Fundación Amigos de la Naturaleza en muchos aspectos como la producción y difusión del conocimiento de nuestra biodiversidad y sus acciones para conservarla.

Humberto Gómez, Alfonso Llobet & Karina Sauma

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Presentación

Prólogo

Agradecimientos

Sostenibilidad de la cacería en el Chaco: 12 años de manejo de fauna silvestre en la Tierra Comunitaria de Origen Isoso Andrew J. Noss, Rosa L. Cuéllar, Alejandro Arambiza & Joaquín Barrientos

La Fauna Silvestre: Seguridad alimentaria para los Pueblos Indígenas de Tierras Bajas en BoliviaWendy R. Townsend

Manejo comunitario de peni (Tupinambis rufescens) y taitetú (Tayassu tajacu) en Isoso: Una iniciativa de conservación a largo plazoRosa L. Cuéllar, Lee A. Fitzgerald & Florencio Mendoza

Dos años de cosechas de lagartos (Caiman yacare) en la TCO Takana: ¿Qué hemos aprendido?Guido Miranda-Chumacero, Robert Wallace, Agustín Estívariz & Felzi Gonzáles

Plan de Manejo de Lagarto del Municipio de Loreto (Beni, Bolivia): Avances y desafíos para el manejo de Caiman yacare en BoliviaSilvia Ten & Mario González

El guanaco, ¿una especie potencial para el manejo en el Chaco boliviano?: posibles causas que han promovido su declinaciónErika Cuéllar & Jorge Segundo

Una experiencia de crianza rural productiva en cautiverio de un ave silvestre del altiplano boliviano: la P´isaka (Nothoprocta ornata)Álvaro Garitano-Zavala

Experiencias de Manejo de Fauna Silvestre en Bolivia

Índice

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Crecimiento, engorde y reproducción del Suchi (Rhamdia quelen; Pisces, Pimelodidae) en la comunidad Santa Catalina del Municipio de ApoloFrancisco Osorio & Gustavo Álvarez

Manejo de abejas nativas por mujeres Isoseño-guaraníes del Chaco bolivianoRosa L. Cuéllar, Tomás Martinez & Evelyn Rivero

Manejo de mariposas diurnas mediante crianza y cosecha directa del estado silvestre en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado CotapataJuan F. Guerra, Jhovana P. Sanchez & Asociación Accidental Para el Manejo de los Recursos Naturales Nayriri

El Chaku como herramienta de mitigación de confl ictos entre carnívoros y animales domésticos en el Área Natural de Manejo Integrado Nacional ApolobambaHerminio Ticona, Robert Wallace, Erika Alandia, Jorge Zapata & Rodolfo Nallar

La paloma Totaki (Zenaida auriculata) y la expansión agrícola: un potencial recurso para el turismo de caza deportiva controladaAbraham Rojas Valverde

Gobernanza en el manejo de fauna silvestre en BoliviaHumberto Gómez

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Experiencias de Manejo de Fauna Silvestre en Bolivia

Índice

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Sostenibilidad de la cacería en el Chaco: 12 años de manejo de fauna silvestre en la Tierra Comunitaria de Origen Isoso

Andrew J. Noss, Rosa L. Cuéllar, Alejandro Arambiza & Joaquín Barrientos

Mazama gouazoubira - Fotografía L. Maff ei

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Resumen

Desde 1996 el pueblo Isoseño-Guaraní desarrolla un programa de manejo sostenible de fauna que integra tradiciones culturales con datos de cacería y de fauna generados por cazadores y técnicos Isoseños. Más de 700 cazadores y 33 puestos ganaderos han aportado datos a través del automonitoreo de cacería sobre especies cazadas, lugares de cacería, esfuerzo, y muestras para describir la estructura poblacional.

Solo entre 2002-2007 los registros suman más de 7.000 ungulados y armadillos. Métodos complementarios para estimar abundancia incluyen el conteo de animales mediante batidas, el conteo de huellas en parcelas, y muestreos sistemáticos con trampas-cámara. Las percepciones de los cazadores y los modelos para evaluar la sostenibilidad de la cacería coinciden en un uso sostenible de urina, taitetú, y cuatro especies de armadillos; versus una sobre-cacería de anta, tropero, y corechi. A consecuencia, las comunidades y autoridades de Isoso han desarrollado y adoptado un reglamento de cacería que incluye vedas temporales entre otras medidas; una zonifi cación interna creando reservas comunales sin cacería; y planes de manejo para el uso comercial sostenible de taitetú y peni. En 12 años la población isoseña ha crecido en un 50%, y se han establecido ocho nuevas comunidades, mientras que la TCO Isoso también cuenta con 480 puestos ganaderos y colonias menonitas. El uso sostenible de fauna en el futuro, tanto en Isoso como en otras TCOs de Bolivia, depende de involucrar a todos los actores sociales y gubernamentales en el manejo activo de la fauna, con la participación de cazadores y técnicos locales.

Palabras clave: auto-monitoreo, captura por unidad esfuerzo, conocimiento tradicional, Isoseño-

Guaraní, parabiólogo.

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Abstract

Since 1996 the Isoseño-Guaraní people have developed a sustainable wildlife management program that integrates cultural traditions with hunting and wildlife data generated by hunters and Isoseño parabiologists. More than 700 hunters and 33 private ranches have contributed data through self-monitoring on hunted species, locations, eff ort, and samples to describe population structure. From 2002-2007 alone, more than 7.000 ungulates and armadillos were recorded.

Complementary methods to estimate abundance include drive counts, track counts, and systematic camera trap surveys. Hunter perceptions and models to evaluate hunting sustainable coincide that hunting of gray brocket deer, collared peccary, and four species of armadillos is sustainable; while tapir, white-lipped peccary and three-banded armadillo are being over-hunted. As a result, the Isoso communities and authorities developed and adopted a hunting regulation that includes temporary hunting bans among other measures; an internal zonifi cation creating communal reserves with no hunting; and management plans for the sustainable commercial use of collared peccary and tegu lizards. In 12 years the Isoseño population has increased 50%, and eight new communities have been established, while the Isoso TCO also includes 480 private ranches and Mennonite colonies. In the future, sustainable wildlife use in the Isoso, as in other TCOs of Bolivia, will require the involvement of all social and government actors in active wildlife management, with the participation of hunters and local technicians.

Key words: catch per unit eff ort, Isoseño-Guaraní, parabiologist, self-monitoring, traditional

knowledge.

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Introducción

La declaración de Evo Morales, Presidente, ante las Naciones Unidas en abril de 2009 (Cuadro 1) resalta la importancia del uso sostenible de los recursos naturales, y demanda un balance entre el consumo y lo que la naturaleza genera. La misión y los objetivos de la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (Cuadro 2) resalta la importancia de los actores locales - comunidades campesinas e indígenas - en combinar la conservación y la producción, los saberes tradicionales y la gestión técnica, para lograr el uso sostenible de recursos naturales. Este capítulo resume la experiencia del pueblo Isoseño-Guaraní desde 1996 en la aplicación de los conceptos expresados por el presidente Morales y la DGBAP, a través de su organización representativa la Capitanía del Alto y Bajo Isoso (CABI) y con apoyo de Wildlife Conservation Society (WCS).

Históricamente, la cacería ha sido una actividad importante de subsistencia y una fuente de ingresos económicos para la población rural (Robinson & Redford 1991, Robinson & Bennett 2000). Algunos consideran que la cacería de subsistencia por poblaciones rurales y especialmente indígenas se regula a través de tradiciones asegurando un uso sostenible (COICA 1989, Alcorn 1993, Gadgil et al. 1993, Kleymeyer 1994, Redford & Mansour 1996). El recurso fauna está siendo cada vez más presionado en Bolivia por el crecimiento de la población humana, la expansión de actividades agrícolas, y la conversión y fragmentación de bosques naturales (Taber et al. 1997, Steininger et al. 2001a, 2001b, Killeen et al. 2002). Estas presiones pueden sobrepasar los efectos positivos de reglamentos tradicionales que favorecían el uso sostenible, y como solución se propone el manejo comunitario de fauna como un proceso participativo que integra conocimientos tradicionales con estudios técnicos y un manejo más activo de la fauna (Townsend & Rumiz 2004).

Tradiciones Isoseñas

Los Isoseños, al igual que otros pueblos indígenas, tienen una tradición histórica y cultural de respeto a la naturaleza. Los reglamentos y leyes implícitas que rigen las relaciones del hombre con plantas, animales y lugares se cristalizan en el sistema de creencias generadas alrededor de los “dueños del Monte”, o en guaraní los “Kaa-Iya”. Los Tumpa son los creadores de las especies animales y vegetales: los Iya son sus dueños en la tierra. Cada Iya es responsable de una especie animal que vive en su “corral”, y el Iya dispone y cuida de cada animal. Existen también Iya relacionados con lugares genéricos como el río, las lomas, el cerro, y otros relacionados con lugares particulares sagrados.

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Cuadro 1 - Evo Morales, Presidente: Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra (discurso realizado el 22 de abril del 2009 ante la Asamblea General de las Naciones Unidas).

• El Derecho a la Vida, qué signifi ca el Derecho a Existir El Derecho a que ningún ecosistema, ninguna especie animal o vegetal,

ningún nevado, río o lago sea eliminado o exterminado por una actitud irresponsable de los seres humanos. Los humanos tenemos que reconocer que también la Madre Tierra y los otros seres vivientes, tienen derecho a existir y que nuestro derecho termina allí donde empezamos a provocar la extinción o eliminación de la Naturaleza.

• El Derecho a la Regeneración de su Biocapacidad La Madre Tierra tiene que poder regenerar su biocapacidad. La actividad

humana sobre el Planeta Tierra y sus recursos no puede ser ilimitada. El desarrollo no puede ser infi nito. Hay un límite, y ese límite es la capacidad de regeneración de las especies animales, vegetales, forestales, de las fuentes de agua y de la propia atmósfera. Si los seres humanos consumimos y peor aún, derrochamos más de lo que la Madre Tierra es capaz de reponer o recrear, entonces estamos matando lentamente nuestro hogar; estamos asfi xiando poco a poco a nuestro Planeta, a todos los seres vivos y a nosotros mismos.

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Cuadro 2 – Dirección General de Biodiversidad y ÁreasProtegidas

MISIÓNGenerar escenarios para que las comunidades campesinas y los pueblos indígenas originarios, como actores protagónicos de la conservación de la naturaleza, asuman roles en la gestión pública y en los niveles de representación institucional, incrementando las capacidades humanas de forma que, sobre la base de la complementariedad de los saberes, se garantice efi ciencia, efi cacia y efectividad en la implementación de las políticas nacionales de conservación de la naturaleza y la calidad ambiental.

Objetivo InstitucionalConservar la biodiversidad por su importancia ecológica, cultural, económica y social a nivel de ecosistemas, especies y genes:

• Establecer un marco político-normativo que priorice la participación protagónica de los actores locales y la sociedad en general,

• Impulsar un cambio sostenido de actitudes y capacidades de la población respecto al manejo y conservación de la naturaleza y la calidad ambiental,

• Generar capacidades institucionales y organizacionales de los actores sociales del sector de la biodiversidad y forestal, garantizando la conservación de la naturaleza y la calidad ambiental, y

• Estimular la producción con valor agregado y el comercio de bienes y servicios derivados de la biodiversidad, generando benefi cios justos y equitativos para la población local, bajo criterios de sustentabilidad ecológica, social y económica y con la ayuda de mecanismos organizativos, fi nancieros y técnicos.

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El cazador presenta ofrendas de comida y oraciones al Iya. A menudo el Iya aparece en sueños, indicándole cuál será su suerte en la cacería. Si al Iya le agradó la ofrenda y la oración, o si el cazador es respetuoso de las reglas, el Iya le dará “mbota” y tendrá suerte para cazar. El hombre agradecerá al Iya por este presente, ofreciendo coca, alcohol o tabaco sobre el cuero del animal cazado. De esta manera invita al Iya a participar en la comida. La ofrenda y la oración no bastan para agradar al Iya. El cazador debe ante todo respetar las normas, que apuntan a un mismo objetivo: mantener el equilibrio en las relaciones entre hombres y medio ambiente. Algunas de estas reglas, destinadas a los cazadores, son:

• No cazar las crías de los animales.• No cazar en cantidad excesiva, sino lo necesario para la subsistencia.• No maltratar a los animales, no herirlos y dejarlos agonizar luego.• No hacer ruido o bulla (con perros o escopeta) en los lugares de cacería,

porque esto ahuyenta a los animales.

La falta de respeto a estas reglas puede provocar la ira del Iya, quien manda enfermedades al cazador, y hasta la muerte. Las reglas de cacería van en dos sentidos: por un lado son consejos prácticos para el cazador (no hacer ruido), y por otro son reglas “ecológicas” que promueven un uso racional del recurso animal. Actualmente algunas de estas reglas no se practican: por ejemplo, la mayoría de los cazadores utilizan escopetas y cazan con perros, otros no oran a los Iya y no les hacen ofrendas. Sin embargo, lo más importante es que el sistema perdura hasta hoy, con bastante fuerza. Ningún cazador pone en duda la existencia de los Iya y su poder. Todos tienen su “socio” que mora en su lugar de cacería aunque no siempre cumplen con los ritos de rezo y ofrenda.

Si bien existen reglas implícitas que son favorables a la protección (a la no cacería) de crías y hembras preñadas por ejemplo, otras reglas o creencias no van en este sentido. Los Isoseños si bien reconocen la desaparición paulatina de varias especies animales, no hablan de su extinción como especie. Todos saben que el solitario (Catagonus wagneri) es un animal que se encuentra ya poco cerca de las comunidades y en los terrenos tradicionales de cacería. La explicación Isoseña es que existe mucho ruido y movimiento humano en estas áreas, por lo cual el mismo Iya de los solitarios les llevó a lugares más apartados y tranquilos. La suerte del cazador es, ante todo, un regalo del Iya. El cazador se esforzará por matar el animal que aparezca, sea cría, sea hembra preñada, sea animal en peligro de extinción, para aprovechar este regalo que le hace el dueño. Si aparece al cazador uno de estos animales, lo considerará como un regalo del Iya y se esforzará por cazarlo, sin cumplir con propuestas de manejo.

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Finalmente, cada cazador tiene su “socio” en el monte, y no en cualquier monte: la zona entera del Isoso está cuadriculada en zonas “personales” de los cazadores, que son la morada de su “socio” y el lugar donde pueden ir a cazar. La distribución tradicional del espacio y la propuesta de rotación de zonas de cacería son, en este caso, incompatibles (Combès et al. 1998, CEA 2005).

Área de estudio

La TCO Isoso se encuentra en la provincia Cordillera, departamento de Santa Cruz, en la parte norte de la extensa llanura del Chaco Boreal. Abarca 19.000 km2, con 30 comunidades y 12.000 habitantes isoseño-guaraníes, 5.000 habitantes Menonitas, y unas 480 propiedades privadas saneadas por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (Barahona et al. 2005, Noss & Castillo 2007). En 1996 cuando se inició este trabajo, la población isoseña era de 8.000 personas en 25 comunidades. Las comunidades de Isoso se ubican en las orillas del Río Parapetí, a una altitud de 250 a 350 m.s.n.m. La precipitación media anual en esta zona es de 550 mm. La época lluviosa generalmente empieza en octubre y fi naliza en febrero o en marzo, con un periodo seco anual entre 6 y 8 meses. La temperatura media anual es de 26º C (Montes de Oca 1989).

Los comunarios cazan en un radio de 10-20 km alrededor de sus comunidades, defi niendo un área de cacería de unos 3.200 km2 hasta el año 2006. Luego se han creado nuevas comunidades por comunarios Isoseños que salen de otras comunidades y también por asentamientos de colonos provenientes de sitios externos a la TCO Isoso. Por tanto, el área de cacería se extiende a unos 6.200 km2 (Fig. 1). Cerro Cortado es una zona sin cacería porque además de ser designada como zona de investigación por la Capitanía del Alto y Bajo Isoso, está distante 25 km de las comunidades. Con el objetivo de conservar la fauna silvestre en el paisaje más amplio, a través del manejo sostenible de la fauna, se inició en 1996 un programa de investigación y manejo comunitario de fauna en la zona de Isoso. Las actividades realizadas entre 1996 y 2009 por cazadores y técnicos Isoseños para generar información sobre las poblaciones de fauna en la zona y la cacería de subsistencia como presión sobre las mismas incluyen las siguientes: el auto-monitoreo de cacería, análisis de datos de cacería, el monitoreo de fauna por transectas, el monitoreo de fauna mediante registro de huellas en parcelas, y conteos mediante batidas y muestreos sistemáticos con trampas-cámara. Estos datos se analizaron a través de modelos para evaluar la sostenibilidad de la cacería de subsistencia, y se discutió en las comunidades los resultados técnicos en relación a sus creencias y conocimientos tradicionales para generar y aplicar propuestas y medidas de manejo con el fi n de asegurar el uso sostenible de la fauna.

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Figura 1: Comunidades de Isoso y área de cacería (inicial 1996-2006, adicional 2007-2009).

Métodos

Auto-monitoreo de cacería

Al inicio del programa de auto-monitoreo de cacería en 1996, acompañamos a cazadores en sus salidas de cacería para conocer el tipo de información que podríamos registrar y para practicar con ellos la forma de anotar los datos. Luego distribuimos cuadernillos y balanzas a los cazadores voluntarios para que ellos registraran su cacería. Se anotaron datos sobre la especie, sexo, peso (estimado en el caso de anta Tapirus terrestris), estado reproductivo (preñada o lactando, número de fetos), edad aproximada del animal y lugar de cacería.

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Contratamos a medio tiempo 11 monitores de cacería quienes se encargaron de complementar la información relacionada a la salida del cazador y al animal cazado en su comunidad.

A partir del año 2002, algunos cazadores registraron la duración de su salida en horas, incluyendo aquellas salidas sin éxito, lo que permite estimar el esfuerzo de búsqueda en horas por cazador por año (Noss 1998, 1999, E. Cuéllar 2000, Leaños & Cuéllar 2000, Arambiza 2003, Noss et al. 2003a, Leaños 2004, González 2004, 2006, Céspedes & Martinez 2005, Iti 2005, Parada 2005).

Los lugares de cacería son conocidos de manera general (por ejemplo Cerro Colorado, Andiraikua, Brecha Dril, etc.), así un monitor comunitario regresó al lugar aproximado (con un error no mayor a 5 km) y levantó las coordenadas de cada sitio de cacería con un receptor GPS. La georeferenciación de los lugares y eventos de cacería nos permitió crear, en Arcview, mapas de la distribución de las actividades de cacería de las presas importantes, relacionados con información sobre el número de individuos cazados de cada especie.

A partir de 2003 probamos el muestreo sistemático de cacería, con el fi n de conocer si el auto-monitoreo de cacería por cazadores voluntarios estaba reportando datos representativos de las comunidades Isoseñas (Cuéllar 2004, 2006). Seleccionamos una muestra al azar de 160 familias en 11 comunidades donde viven los monitores de cacería contratados por el programa, y solicitamos a las familias anotar diariamente al menos la especie y el peso de los animales cazados por algún miembro de la familia. Este registro también estuvo apoyado por el monitor.

Se registró también de forma mensual la actividad de los cazadores “potenciales” (jóvenes y hombres adultos) para defi nir la proporción de cazadores activos participando en el programa de auto-monitoreo, y así extrapolar la cosecha total en Isoso según los datos reportados por los cazadores voluntarios. A través de los mismos datos se estimó un índice de “capturas por unidad de esfuerzo por año” (catch per unit eff ort - CPUE), dividiendo el total de capturas por especie entre el número de cazadores-meses. Más de 700 cazadores aportaron datos, y estimamos que 2/3 de los cazadores activos participaron en el sistema de auto-monitoreo (Noss et al. 2003a, 2003b, 2004, 2005a, 2008, Cuéllar et al. 2004, Noss & Cuéllar 2008).

Además de anotar información, los cazadores colectaron cráneos de animales cazados para estudios complementarios. En el caso de los ungulados, especímenes de cráneos permiten determinar la edad de los animales cazados en base al desgaste dental. Maff ei (1999, 2000, 2001, 2003, 2004) generó claves

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de desgaste dental para urina, taitetú, tropero y anta; estableciendo la relación entre el desgaste observado y la edad según los anillos dentales; y analizó cráneos provenientes de la cacería en Isoso para detectar si hubo cambios en la distribución de edades.

Distribuimos cuadernillos también en algunos puestos ganaderos de los cuales tenemos alguna información de 33 de ellos. Los parabiólogos y monitores de cacería de Isoso apoyan visitando los puestos una vez cada mes para registrar los datos. Sin embargo, los datos no son sistemáticos, dado que la gente que vive en los puestos cambia cada vez y no todos tienen interes en registrar su cacería (Cuéllar 2003). Los puestos ganaderos ubicados en la zona de distribución de los guanacos (Lama guanicoe) tienen menor tiempo de monitoreo (2002-2005), mientras que los que están cerca de las comunidades de Isoso tienen mayor tiempo de registro (2002-2008).

Estimaciones de densidad - batidas

Un método efectivo de contar urina y taitetú es la batida para realizar un conteo completo dentro de un área reducida - en algunos casos 100 x 100 (1 ha) y en otros 200 x 200 m (4 ha). Con grupos de 20-30 personas, dejamos a 4-5 observadores en una senda o camino, mientras el grupo mayor ingresó al monte, se dispersó en una fi la en la linea del fondo y a veces en los laterales y distantes 10-20 m entre batidores. Ese grupo caminó en línea hacía el camino, gritando y golpeando los árboles para buscar y espantar los animales presentes dentro del área. Realizamos estas batidas en en dos zonas de Isoso: 1) cerca de las comunidades, donde se practica la cacería, 2) en Cerro Cortado y Campo Grande, donde no se caza (Noss et al. 2006).

Muestreos sistemáticos con trampas-cámara

Este método fue exitoso para estimar densidad poblacional de antas mediante la identifi cación de individuos por características particulares como manchas, cicatrices y otras marcas; y luego el análisis de captura-recaptura (Maff ei et al. 2002, 2003, Noss et al. 2003c, Cuéllar et al. 2004a, 2004b). Las trampas-cámara se usaron en el sitio sin cacería de Cerro Cortado (2002, 2003, 2005) y en la zona de Guanacos de puestos ganaderos (2004, 2005). Para animales cuyos individuos no se pueden distinguir en fotos de trampa-cámara, el análisis de ocupación de parches (“patch occupancy”) a través del programa PRESENCE permite comparar abundancia relativa entre años en el mismo sitio, y entre sitios.

Índices de abundancia - huellas

En 1996 se inició una evaluación de la abundancia relativa de especies importantes

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12

como presas, a través de indicios de huellas (Cuéllar & Noss 1997, Noss & Cuéllar 2000, Leaños & Barrientos 2005, Iti 2006, Iti & Cuéllar 2006, Leaños 2006). Establecimos un sistema de transectas permanentes (de 2-5 km de largo) de investigación en zonas de cacería y en una zona sin cacería. Sobre las transectas se crearon parcelas de 1 m x 2 m cada 200 m y se hicieron revisiones semanales de las huellas, previa limpieza de las parcelas el día anterior. Se consideraron como observaciones independientes las huellas de cada individuo en cada parcela, tratando de no duplicar individuos que podrían haber pisado varias veces la misma parcela, o caminando sobre la transecta dejando así huellas en dos o más parcelas consecutivas. Generamos un índice de abundancia por especie y zona de registro de huellas por cada 1000 parcelas revisadas: reg/1000p.

Modelos de sostenibilidad

Varios autores han evaluado la sostenibilidad de la cacería, utilizando datos biológicos y de cacería. Los siguientes cuatro primeros ejemplos en realidad no evalúan la sostenibilidad de la cacería directamente, pero utilizan índices para inferir sobre la misma. Los últimos dos ejemplos representan modelos teóricos para evaluar la sostenibilidad de la cacería (Robinson & Redford 1994): 1) comparaciones de densidad poblacional o biomasa (o abundancia) en zonas con cacería versus zonas sin cacería; 2) declinación de densidad; 3) cambios en rendimientos de cacería o captura-por-unidad-esfuerzo; y 4) comparaciones de estructura de edad según el desgaste dental y/o el análisis de anillos dentales en el caso de ungulados.

El “modelo de caza” realiza un análisis poblacional según la productividad y la densidad, y compara esta productividad con la cosecha de los cazadores. P es la productividad reproductiva de la población, determinada en % de la población total, asumiendo que 50% de las hembras están reproduciéndose y que 50% de la población total son hembras. Las cosechas son sostenibles si son 30% o menos de la productividad reproductiva (P) de la población (Bodmer 1994, Bodmer et al. 1994, 1997).

El “modelo de vulnerabilidad” calcula la tasa de crecimiento poblacional y la compara con la cosecha actual por cazadores. Tasas sostenibles de cosecha de fauna se pueden calcular según la tasa intrínseca de aumento poblacional. La cacería más la mortalidad natural no deben exceder la productividad. Robinson & Redford (1991) estiman que un 20% de la productividad es disponible para cazadores en el caso de animales con una longevidad mayor a 10 años. Para animales con una longevidad entre 5 y 10 años, una cosecha sostenible puede alcanzar el 40% de la productividad (Robinson & Redford 1991, 1994, Bodmer et al. 1997).

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Finalmente, el “modelo unifi cado” de Bodmer (2003) une los dos modelos anteriores. Los primeros seis métodos y modelos se aplicaron y evaluaron en un trabajo anterior (Noss 2000) para los cuatro ungulados y los cinco armadillos que representan las presas más importantes en Isoso. Noss & Cuéllar (2008) aplican el último modelo para dos especies relativamente vulnerables a la cacería - el tropero y el anta.

Resultados

Auto-monitoreo de cacería

La cantidad de animales silvestres reportada por año ha sido variable debido a que depende de la actividad de los cazadores y de la voluntad para reportar su cacería. Sin embargo cada año contamos con datos de entre 100 y 350 cazadores de un total de 17 comunidades hasta el año 2000, 11 hasta el año 2006, y 13 en el año 2007 (Tabla 1). A partir de este año se incrementa el número de comunidades participando en el automonitoreo (hasta 23 comunidades), pero sobre todo de penis y taitetús, especies que están sometidas a un manejo para el uso comercial de sus cueros. Por esta razón, consideramos en este capítulo solo aquellas donde los cazadores registran también otras especies. Se identifi caron 29 especies de mamíferos, 21 de aves y 12 de reptil con algún registro en el programa de automonitoreo de cacería. Sin embargo, las especies más cazadas para el consumo en la dieta de los Isoseños provienen de 21 especies de mamíferos, 9 de aves y una de reptil (Noss 1998, 2000). Las cantidades cazadas de estos animales varían de acuerdo al fi n por el cuál son cazados y a la cantidad de carne que aportan para el consumo. Algunas especies de mamíferos, especialmente los carnívoros, son cazados de forma casual por ser perjudiciales para el ganado doméstico. Las otras especies de mamíferos grandes y medianos son cazadas para el consumo de su carne. Algunas especies de aves como los psitácidos se cazan vivas para venderlas como mascotas. Del único reptil que se caza, el peni colorado (Tupinambis rufescens), se consume la carne y el cuero se vende o se canjea por mercadería a los comerciantes (Cuéllar 2000a, 2000b, Sánchez 2003).

Entre 2002-2007, fueron reportados más de 7.000 ungulados y armadillos (Tabla 2). La urina y el taitetú son los ungulados más cazados, pero las cantidades de animales cazados se mantienen en el tiempo y se los encuentra cerca de las comunidades, sugiriendo un uso sostenible de las mismas. Las antas y los troperos se cazan poco hacia el este o en el centro de Isoso, mientras que la mayoría de los individuos se cazan hacia el norte, sur, y este de Isoso (Arambiza & Manuel 2005, Iti 2006). El caso de Kopere Brecha es notable, porque en 1998 una tropa de troperos apareció en los chacos de la misma comunidad. En la ausencia de un evento tan extraordinario, los cazadores de esta comunidad no suelen cazar

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Tabla 1: Cazadores con registros de cacería por año (automonitoreo).

Comunidad 2002 2003 2004 2005 2006 2007

Ibasiriri 32 37 14 17 27 42

Yovi 35 44 40 33 29 31

Isiporenda 23 36 39 37 20 -

Kapeatindi 0 18 30 24 13 23

Karaparí 9 17 16 12 14 18

Kopere Brecha 10 18 27 26 4 7

Koropo 6 24 25 40 17 18

Kuarirenda 25 71 32 69 22 50

La Brecha 6 39 25 44 9 -

Rancho Viejo 32 43 58 62 29

Kopere Guasu 0 5 4 0 0 1

Aguarati 6

Guandare 1

Pikirenda 2

Yapiroa 5

Total 111 271 256 314 184 247

troperos. Cabe destacar la casi-desaparición de la especie en los registros de cacería de 2004. La cacería de antas en el sur de Isoso podría ser relativamente alta en algunos años por la ampliación de desmontes en ciertas zonas y por tanto la migración de antas hacia los bosques remanentes, y en el este del Isoso por la posible dispersión de antas de la fuente que representa el Parque Nacional Kaa-Iya (Noss & Cuéllar 2008). Las antas y los troperos no se cazaron en los últimos años en el sur, mientras que hay registros de caceria todavía en el este.

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El uso actual para fi nes de subsistencia aparentemente es sostenible para las cinco especies de armadillos, con la excepción del corechi Tolypeutes matacus y, posiblemente Chaetophractus vellerosus (Noss 2000, Noss et al. 2008). A las cinco especies aún se las encuentra todavía a menos de 5 km de las comunidades de Isoso. El corechi es el armadillo más frecuentemente cazado, pero con solo una cría por gestación, tiene la productividad más baja de todos los armadillos. Su estrategia de defensa, de doblarse en bola, es efectiva contra jaguares (Panthera onca) y zorros (Pseudalopex gymnocercus y Cerdocyon thous) pero no contra cazadores humanos. Los armadillos diurnos, el peji (Euphractus sexcinctus) y el pecho amarillo (Chaetophractus villosus) son menos vulnerables a cazadores Isoseños porque se pueden escapar corriendo y cavando, mientras que los cazadores y sus perros evitan las horas más calientes del día. El tatu mula (Dasypus novemcinctus), produciendo cuatro crías idénticas por gestación, tiene una productividad relativamente alta y resiste mejor la presión de cacería (Noss et al. 2008).

Puestos ganaderos

Hay 33 puestos con algún registro de cacería hasta el año 2009. Las aves que se anotan son muy pocas y sólo se registraron algunas charatas y loros habladores; y de los reptiles sólo algunos penis. Similar al patrón en las comunidades, se cazaron más individuos de taitetú, corechi y urina; mientras que los cuatro ungulados - taitetú, urina, anta y tropero - aportaron mayor cantidad de biomasa para el consumo por los habitantes de los puestos ganaderos. En los últimos años el corechi ha bajado de importancia mientras que el taitetú ha aumentado (Tabla 3). Los felinos también son consumidos, pero no se los busca como presa preferida sino de forma esporádica porque son depredadores de terneros y cabras. No hay registros de puma (Puma concolor) o jaguar en los últimos años. En algunos puestos no hay registros de animales cazados. Según los habitantes del lugar no tuvieron necesidad de cazar, sin embargo, es probable que no hayan registrado su cacería.

Índices de abundancia - huellas

El único sitio sin cacería donde se han realizado revisiones de parcelas para huellas es Cerro Cortado, al límite entre la TCO Isoso y el Parque Nacional Kaa-Iya. Los datos de huellas entre 1997-2000 (Noss & Cuéllar 2000) indican que el anta es tres veces más abundante (35 reg/1000 par) que en la zona de cacería (12 reg/1000 par). Sin embargo, las huellas de tropero eran menos abundantes en Cerro Cortado (0,7 vs. 0,2 reg/1000 par), y se supone que las formaciones vegetales podrían limitar su presencia. En el periodo 2004-2005, la abundancia

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del anta disminuyó cerca de las comunidades (1,4 reg/1000 par) mientras que aumentó en Cerro Cortado (66,8 reg/1000 par). A su vez, no se tuvieron nuevos registros de huellas de tropero en las sendas de Isoso, mientras que se registran con mayor frecuencia en Cerro Cortado (0,8 reg/1000 par) (Noss & Cuéllar 2008). En el periodo 2004-2006, la abundancia de urina es de 139 reg/1000 par en zonas de cacería versus 65 reg/1000 par en Cerro Cortado (Ity 2006), en ambos casos un poco menor a los valores del periodo 1996-1999: 166 y 76 reg/1000 par respectivamente (Noss & Cuéllar 2000). La abundancia de taitetú aparentemente también bajó entre los dos periodos, de 31 a 17 reg/1000 par en zonas de cacería, y de 14 a 12 reg/1000 par en Cerro Cortado. Estos datos sugieren una disminución general de ungulados en la TCO Isoso en 10 años. Sin embargo, es notable la abundancia mayor de urina y taitetú en zonas con cacería, cerca de las comunidades, durante toda la década.

Estimaciones de densidad - batidas

Conteos realizados en los años 1998-1999 a través de batidas en zonas con cacería cerca de las comunidades y una zona sin cacería sugieren que la población de urinas y de taitetús se mantienen en Isoso con la presión de cacería en esos años (Noss et al. 2006). Los resultados de las batidas realizadas en el año 2007 no tuvieron mucho éxito en el encuentro de animales. Consideramos probable que el área de censo en la mayoría de las batidas haya sido muy pequeña (1 ha). En 2009 ampliamos el área y además probamos hacer batidas con un cazador y sus perros, adicional a los cazadores que ayudaron a observar y contar los animales. Este último método fue más efi ciente en el encuentro de animales ya que los perros olfatean y persiguen a los animales que observan, facilitando el conteo por parte del personal de apoyo.

Estimaciones de densidad - muestreos sistemáticos con trampas - cámara

Las estimaciones de densidad, según muestreos en Cerro Cortado y Guanacos, para tapires usando los métodos de captura-recaptura son similares a otros sitios sin cacería del Parque Nacional Kaa-Iya con mayor humedad (Maff ei et al. 2002, 2003, Noss et al. 2003c, Cuéllar et al. 2004a, 2004b, 2005). De las presas importantes para cazadores en Isoso, calculamos el índice de abundancia que representa la ocupación de parches para urina, taitetú, tropero, anta y jochi (Dasyprocta azarae). Los valores varían entre años de muestreo, pero son similares en los sitios muestreados en Isoso (Cerro Cortado y Guanacos) en comparación a otros sitios del Parque Kaa-Iya sin presión de cacería (WCS, datos no publicados). En general, los datos de trampas-cámara sugieren que dentro o cerca de los sitios Guanacos y Cerro Cortado no se han afectado las poblaciones de presas importantes.

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Modelos de sostenibilidad

Modelos estándares para evaluar la sostenibilidad de la cacería, comparando el estado de las poblaciones de fauna (su abundancia y productividad en su hábitat natural) con el uso de las mismas especies por parte de pobladores locales, también indican que la cacería de urinas y de taitetús en Isoso es sostenible (Noss 2000). Los mismos modelos y las observaciones de los cazadores Isoseños sugieren una sobre-explotación de anta y de tropero en Isoso. Sin embargo, aplicando el modelo unifi cado de Bodmer (2003) se observaron algunas diferencias locales. En el sur de Isoso, la cacería es la mitad de la productividad, pero la densidad es menor a 0,8 K donde se llega a la cosecha máxima sostenible (MSY o maximum sustained yield) para esta especie. Dado el acelerado incremento en la superfi cie de desmontes en esta zona, la cacería de anta no deja de ser preocupante. En el norte, se tiene una población cerca de K, donde la cacería disminuye la población, aumentando la cosecha sostenible posible hasta reducir la población a K. Para el tropero la densidad poblacional estimada es menor a 0,6 K donde se llega a MSY para esta especie. En el centro de Isoso, la cacería sobrepasa muchas veces la productividad y no debe haber una población legítima. En otras zonas la cacería es menor a la productividad, pero no deja de ser preocupante porque la densidad es bien reducida en relación a K, y la cacería de pocos individuos llega a sobrepasar los niveles sostenibles (Noss & Cuéllar 2008).

Captura por unidad de esfuerzo

Diferencias entre años en el esfuerzo invertido para conseguir animales podrían indicarnos las diferencias en la densidad o abundancia de las poblaciones de los animales (Puertas 1999, Robinson & Bodmer 1999, Sirén et al. 2004). La fi gura 2 muestra una tendencia de disminución en la cantidad de animales cazados por unidad de esfuerzo desde que se inició el monitoreo en 1996 hasta el año 2006. Dicha tendencia sugiere condiciones de sobre-caza o es indicador de la disminución de las poblaciones de la fauna en su hábitat natural. El año 2002 los datos provienen de menos del 20% de los cazadores potenciales, por lo que los resultados podrían ser poco representativos. En el año 2003, las cantidades de animales cazados por unidad de esfuerzo se elevan en casi todas las especies, pero vuelven a bajar en los próximos años. No encontramos motivos biológicos para justifi car incrementos reales en las poblaciones de fauna como sugieren las fi guras anteriores en algunos años. Asumimos más bien que los datos no son muy precisos y/o que algunos cambios en los patrones de cacería o en el grupo de cazadores activos producen la variabilidad interanual. Los datos en general no muestran un patrón claro de sobre-cacería, ni siquiera para las especies más vulnerables (Cuéllar et al. 2004, Noss et al. 2005a). Los datos del monitoreo sistemático, reportados en capturas / 1000 cazadores-horas (Fig. 3), no coinciden precisamente con los datos anteriores. Se inició este registro recién

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Figura 2: Captura-por-unidad-esfuerzo - datos de automonitoreo.

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Figura 3: Captura-por-unidad-esfuerzo - datos de monitoreo sistemático.

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en 2003, y sugieren una declinación en rendimiento de cacería hasta 2005, luego un incremento en 2006 para los ungulados. En el caso de los armadillos el patrón es de declinación continua para las cinco especies.

Estructura de edad de los ungulados

Una segunda tendencia que se puede evaluar para determinar la sostenibilidad de la cacería tiene que ver con cambios en la estructura poblacional de las especies que se cazan (Fig. 4). Las clases de edad de las urinas entre años fueron semejantes, sin embargo, hubo mayor cantidad de individuos de la clase de edad <1 año, y un aumento contínuo en la proporción de individuos de esta clase que se cazaron hasta 2000 (Maff ei 1999, 2000, 2001, Rojas & Maff ei 2004). La cacería de estos animales jóvenes que aún no se han reproducido podría afectar a la población a largo plazo. Entre 2003-2009, sin embargo, registramos más

Figura 4: Estructura poblacional según desgaste dental de ungulados cazados en Isoso.

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individuos de 2-6 años, animales adultos. En los taitetús los individuos de dos años y las crías fueron los que tuvieron mayor cantidad de individuos, representando 43% del total de animales capturados (Maff ei 1999, 2004, Rojas & Maff ei 2004). Ese patrón se mantiene entre 2003-2009. No hubo una tendencia defi nida de aumento o disminución de alguna clase de edad, por lo que es probable que la población se encuentre estable. La distribución de edad de los troperos presentó alta variabilidad en los diferentes años, pero los animales de 3 años tuvieron el mayor número de individuos cazados (25% del total).

A diferencia notable en relación a los demás ungulados, las crías (clase de edad <1 año) fueron las menos cazadas (Maff ei 1999, 2004, Rojas & Maff ei 2004). Pero entre 2003-2009, la proporción de animales jóvenes aumenta. En el caso de las antas, la mayor cantidad de individuos cazados estaban en la clase edad de 1 año (Maff ei 1999, 2003, Rojas & Maff ei 2004). Las primeras dos clases de edad fueron las más cazadas, representando el 63% de los individuos, y el patrón se

Figura 4: Continuación.

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mantiene en el periodo 2003-2009. Esta situación es crítica para la población de antas, considerando que esta especie tiene su primera cría recién a los tres años, y se las está cazando antes de que lleguen a su edad reproductiva.

Discusión

El auto-monitoreo es una herramienta valiosa para evaluar la cacería, proveyendo información indispensable sobre las especies más importantes, cantidades y biomasa de animales cazados por especie, estacionalidad y zonas de cacería. Los cazadores también recopilan información biológica sobre estas especies, por ejemplo, describiendo patrones de actividad y reproducción. Con la participación de aproximadamente 60% de los cazadores activos, sin remuneración ninguna, el programa de participación directa genera interés entre cazadores para desarrollar e implementar medidas de manejo. A su vez, la herramienta tiene limitaciones importantes: la información no es completa, y detectamos sesgos por método de cacería y por especie. Por ejemplo, la cacería practicada por los niños y la cacería de aves para el comercio no es registrada en los cuadernillos (Cuéllar 2000a, 2000b, Saavedra 2000). La falta de precisión cuantitativa de los datos restringe el análisis a una evaluación cualitativa y a comparaciones relativas entre diferentes especies o dentro de una misma especie (Noss & Cuéllar 2001, Noss et al. 2003a, 2004, 2005a).

En base a la experiencia de comparar los dos métodos de monitoreo de cacería, una combinación de ambos podría ser muy útil para tener una idea más real de la cacería: el automonitoreo para especies más cazadas y de tamaño grande como anta, taitetú, y urina; y el muestreo sistemático para animales más pequeños como armadillos, el peni colorado, aves y otros mamíferos que son cazados ocasionalmente.

Planes de manejo

¿Cómo se llega al manejo adecuado? Primero, la CABI y las comunidades Isoseñas diseñaron e implementaron planes de manejo de fauna en el marco de la titulación de la Tierra Comunitaria de Origen de Isoso (Noss & Cuéllar 2001, Noss et al. 2005b, Barrientos & Cuéllar 2009). En las tierras que se titulan a nombre de las comunidades, los habitantes tienen derechos legales de cazar con fi nes de subsistencia, y a la vez responsabilidades para cuidar los recursos de la fauna. Los estudios descritos arriba indican cuáles son probablemente las especies más vulnerables a la cacería de subsistencia actual y aquellas que más requieren de intervenciones inmediatas si se las quiere mantener en Isoso: el anta y el tropero. En 2005 se establecieron vedas temporales para favorecer una recuperación de estas dos especies (Barrientos & Cuéllar 2009).

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Consideramos que las demás especies de ungulados y armadillos también pueden benefi ciarse de medidas de manejo que puedan tomar los Isoseños para cuidar sus animales. En reuniones comunales los cazadores revisaron y discutieron los datos que venían tomando ellos mismos, así propusieron las siguientes medidas (Cuadro 3):

1) establecer áreas de cacería y de no cacería, 2) cazar solo animales adultos, 3) cazar solo machos durante la época reproductiva, o no cazar esa especie

mientras se estén reproduciendo, 4) cazar solo lo que la familia necesita, 5) cazar solo animales abundantes, 6) cuidar las plantas que son importantes para los animales de monte, y 7)

prohibir el ingreso de cazadores de afuera (Noss & Cuéllar 2001, Noss et al. 2005b). Estas medidas coinciden bastante con tradiciones culturales (Combès et al. 1998, Noss 2004, CEA 2005), con algunas excepciones como ser la veda para especies vulnerables. Sin embargo, se identifi caron además dos especies en peligro de extinción, el guanaco y el solitario, para las cuales se acordó una veda indefi nida desde 2005 (Barrientos & Cuéllar 2009).

Segundo, la zonifi cación interna de la TCO Isoso destaca la creación de la primera reserva comunal de fauna dentro de Isoso, y el traslado de un proyecto ganadero desde la ribera del río Parapetí a una zona menos vulnerable (Arambiza et al. 2009). Estas iniciativas fueron propuestas y negociadas con las comunidades de Isoso por los parabiólogos y monitores de fauna quienes desarrollan formas de integrar conocimientos tradicionales con datos técnicos. Los mismos proponen otras reservas comunales en los tuscales (Acacia aroma) de las riberas del río Parapetí para proteger las poblaciones de loro hablador (Amazona aestiva) (A. Arambiza com. pers.) y en las pampas de Guanacos para proteger el mismo guanaco (J. Segundo com. pers.). Otra zona de reserva comunal en Cerro Colorado y Cerro Cortado fue solicitada y protegida por la comunidad de Rancho Viejo y avalada por las autoridades del Alto y Bajo Isoso a partir de 2002 para desarrollar actividades de investigación, turismo, y educación ambiental. Sin embargo, desde 2009 la zona está siendo presionada por algunas comunidades de Isoso que la quieren convertir en otro proyecto ganadero. El confl icto en este caso resulta de diferentes visiones que tienen comunidades vecinas para el uso de la TCO, de recursos externos que apoyan proyectos ganaderos versus proyectos de conservación, y de divisiones políticas.

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Cuadro 3 - Reglamento de cacería desarrollado por autoridades y técnicos de la CABI y adoptado en 2005 por las comunidades de Isoso en Asamblea General (Barrientos & Cuéllar 2009).

1. Los recursos naturales de la TCO Isoso son propiedad de los isoseños, quienes tienen todos los derechos de uso para su subsistencia y obligaciones para su preservación y conservación.

2. Ninguna persona que no pertenezca a las comunidades de Isoso tiene derecho a cazar, ni a vender animales silvestres o productos provenientes de la fauna.

3. Deben colocarse letreros con mensajes de no cazar en el territorio isoseño, en todas las vías de acceso principales identifi cadas.

4. Los pobladores isoseños mantienen su derecho de cazar para el autoconsumo de carne o para el uso medicinal, de todas aquellas especies no mencionadas en este reglamento.

5. Las antas son animales muy importantes para la alimentación de los isoseños, pero están disminuyendo en forma rápida en el Isoso. Se prohíbe su caza por un periodo de 3 años, para permitir que sus poblaciones aumenten.

6. Los troperos también son importantes en la dieta de los Isoseños, pero se ha notado que las tropas han disminuido en tamaño y que no se los encuentra frecuentemente. Se prohíbe la caza de esta especie por 2 años para favorecer la recuperación de sus poblaciones en bienestar de los pobladores locales.

7. El solitario vive únicamente en el Chaco y, además, es una especie que actualmente no se encuentra fácilmente. Se prohíbe la caza de solitarios hasta tanto se evalúe el estado de sus poblaciones y se considere que hayan aumentado lo sufi ciente.

8. Los guanacos viven únicamente en las pampas en la parte sur-este de la TCO Isoso. Los isoseños no cazan tradicionalmente guanacos y su hábitat se encuentra relativamente lejos de Isoso. No obstante, dado que los isoseños desean que dicha especie no desaparezca, se decidió apoyar al equipo de investigación de CABI-WCS y a los guardaparques de la zona, denunciando cualquier actividad irregular que vaya en contra de la conservación de estos animales y del lugar donde viven.

9. Cualquier infracción a las normas establecidas por la CABI debe ser evaluada por los comuneros, en reuniones con el capitán comunal. Estos últimos serán quienes establecerán las sanciones correspondientes.

10. Si las infracciones se cometieran con las especies guanaco y solitario dentro de la TCO Isoso, debe darse parte al Comité de Fiscalización del Programa (parabiólogos y capitanes comunales) para que sus autoridades determinen las acciones a seguir.

11. Lo establecido en el mencionado reglamento debe ser evaluado permanentemente por los isoseños y por el Comité de Fiscalización del Programa y apoyado por todos los técnicos locales de la CABI.

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Tercero, los Isoseños implementaron sistemas de manejo de algunas especies para generar benefi cios económicos. Dos propuestas de manejo de especies fueron aprobadas e implementadas a partir de 2006 (con extensiones válidas hasta 2011) por parte de la Dirección General de la Biodiversidad: 1) Plan de manejo para el comercio de cueros de taitetú (Tayassu tajacu) producto de la cacería de subsistencia de las comunidades del Isoso (Cuéllar & Noss 2002); y 2) Plan de manejo para el uso comercial del peni (Tupinambis rufescens) en el Isoso (Cuéllar et al. 2002).

Estos planes de manejo implican un compromiso serio por parte de los pobladores Isoseños para dar cumplimiento a las normas establecidas en el plan: estudios de mercado, muestreo sistemático y constante de la población de cada especie, establecimiento y control de cuotas anuales por especie, conformación de un comité de gestión, y capacitación de técnicos y cazadores (Noss et al. 2003b, Rumiz 2004). La misma titulación de la TCO provee el marco legal para el uso comercial de fauna por parte de los habitantes Isoseños. Así mismo, exige un seguimiento riguroso de las actividades de los cazadores.

Conclusiones

La población humana sigue creciendo en Isoso, no solo en las comunidades Isoseñas establecidas, sino también con la creación de nuevas comunidades de Isoseños y de migrantes a la TCO Isoso. De 1996 a 2009 la población Isoseña aumentó en un 50%, de 8.000 a 12.000 habitantes. La sostenibilidad de la cacería en la TCO Isoso puede mantenerse si se amplía el área de cacería, por ejemplo de los 3.200 km2 entre 1996-2006 hasta 6.200 km2 en 2009 en una TCO que abarca 19.000 km2. Sin embargo, por la presencia de colonias menonitas y puestos ganaderos dentro de la TCO, con su propia presión (cacería, desmonte) sobre la fauna, el área total no está disponible para cazadores Isoseños. Para tener datos más confi ables se debe continuar con el monitoreo de cacería y de fauna en áreas representativas de Isoso y con los distintos grupos de cazadores. No se tienen datos de cacería de los Menonitas. La cacería en los puestos se realiza todo el año y los datos estimados podrían aumentar si considerásemos los animales que cazan los visitantes a los puestos (cacería no registrada en los cuadernillos). Especialmente en vacaciones del sector educativo suelen frecuentar los puestos, familias completas provenientes de algunos pueblos vecinos, como Charagua, Camiri y Boyuibe o en otros casos los hijos de los puesteros que viven en lugares donde hay escuelas (Cuéllar 2003). Es posible que la creación de nuevas comunidades consolide el control por parte de esos pobladores sobre cazadores que llegan de afuera, y así favorecer su uso sostenible. No se tienen datos de cacería por cazadores externos.

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La declinación de recursos externos para actividades de conservación puede afectar la sostenibilidad del uso de fauna, por ejemplo si parabiólogos y monitores, al no tener sueldos, se dedican a la cacería para mantener a sus familias, o si los proyectos productivos (ganaderos) son priorizados por las comunidades y reducen los hábitats disponibles para la fauna. Hasta cierto punto el ganado doméstico puede co-existir con la fauna silvestre, si la población humana caza menos porque tiene acceso a carne de animales domésticos y/o ingresos económicos que permiten aprovechar otras fuentes de proteína; y si las medidas de manejo de ganado favorecen a la fauna. Pero la conversión masiva de hábitats naturales a potreros y una actividad ganadera intensiva sin manejo de bosques y acompañada por la cacería pueden reducir drásticamente las poblaciones de fauna en Isoso.

Los costos de monitoreo y de manejo son signifi cativos para pobladores de Isoso, ya sea para cazadores como para técnicos locales. Sin embargo, a través del programa de automonitoreo y otras iniciativas, los Isoseños han demostrado un compromiso muy importante en aportar tiempo e información de manera voluntaria al manejo comunitario de fauna en Isoso. Seguramente esto representa nuevas manifestaciones culturales de tradiciones y conocimientos Isoseños a favor de un uso sostenible de la fauna como respuesta a las presiones evidentes de crecimiento poblacional humano y de desarrollo económico en la zona. Sería importante apoyar esas iniciativas locales con proyectos externos, con recursos generados por los proyectos de uso comercial de fauna, y/o con recursos públicos para la gestión integrada de las TCOs.

Luego de 12 años de trabajo en el manejo comunitario de fauna en Isoso, podemos observar logros importantes en cuanto la participación de los cazadores y de las comunidades de Isoso en generar información y propuestas y en aplicar medidas de manejo que se basan en conocimientos tradicionales y en datos técnicos, adaptándose a un contexto de crecimiento poblacional humano y de desarrollo económico en la TCO (Ayala 2000, 2003, 2006, Painter & Noss 2000, Painter et al. 2003, Noss & Painter 2004, Painter 2005, Arellano-López 2005, Painter & Arellano-López 2005, Arambiza & Painter 2006). La fauna silvestre sigue siendo un recurso importante, tanto de subsistencia como económico a través de programas formales de uso comercial, y las especies más importantes como presas se mantienen en Isoso mientras que las especies en peligro de extinción se protegen.

La zonifi cación interna de la TCO Isoso defi ne un uso racional de las tierras, protegiendo en reservas comunales los recursos críticos (tuscales) y áreas fuente además del Parque Nacional Kaa-Iya, y permitiendo el desarrollo económico de otras zonas a través de proyectos de agricultura y ganadería. Estos pasos desarrollados con la CABI y las comunidades de Isoso por sus propios técnicos

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Isoseños son ejemplos muy importantes para otras TCOs en Bolivia de cómo avanzar hacia un uso sostenible de la fauna silvestre a través de su manejo activo por las comunidades.

Agradecimientos

Este trabajo se realizó en parte gracias al apoyo de la Agency for International Development (USAID/Bolivia Cooperative Agreement No. 511-A-00-01-00005). Las opiniones expresadas representan a los autores y no necesariamente refl ejan los criterios de USAID. Agradecemos a la Capitanía del Alto y Bajo Isoso y a la Dirección General de Biodiversidad por autorizar y apoyar el programa. Agradecemos a las autoridades de Isoso, comunarios, cazadores, parabiólogos y monitores de cacería de Isoso por su apoyo y participación permanente.

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Datos de los Autores

Andrew J. Noss1, Rosa L. Cuéllar2, Alejandro Arambiza3 & Joaquín Barrientos3

1WCS-Ecuador, Av. Eloy Alfaro N37-224 y Coremo, Quito, [email protected] (autor de correspondencia)2WCS-Bolivia, Av. Argentina, Calle Teniente Parada N° 155, Santa Cruz, [email protected]ía de Alto y Bajo Isoso, calle Pocherena N° 122, Santa Cruz, [email protected]

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La Fauna Silvestre: Seguridad alimentaria para los Pueblos Indígenas de Tierras Bajas en Bolivia

Wendy R. Townsend

Charque de carne silvestre - Fotografía H. Gómez

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Resumen

La cacería de subsistencia de los Pueblos Indígenas del oriente Boliviano se constituye en la principal fuente proteína animal de estos grupos humanos, en la que los mamíferos llegan a representar hasta el 80% de la biomasa obtenida. En este documento se analiza la cacería practicada por los Pueblos Indígenas, desde el punto de vista de cumplir con los requerimientos nutricionales mínimos establecidos por la OMS y FAO. La revisión de literatura reporta valores de consumo diario desde 2 a más de 100 g de proteína por consumidor, con un promedio de 27 g/consumidor por día, estimándose que para cumplir el 100% del requerimiento mínimo de proteína, un hombre de 60 kg de peso debe consumir aproximadamente 52 kg de carne de monte en el transcurso del año. Las especies de cacería más buscadas son los mamíferos, y de estos, los ungulados son los más representados. A partir del análisis de producción sostenible para las especies más cazadas, se estima un potencial 0,6 y 1,9 kg de biomasa animal silvestre que podría ser cosechada anualmente por hectárea de hábitat bien preservado. Siendo que la fauna silvestre es fundamental para la sobrevivencia de los Pueblos Indígenas, por su rol integral en la nutrición de miles de familias, es urgente que ellos sean proactivos con respecto a la protección y buen manejo de suficiente tierra para la producción y prevención de la sobrecosecha de fauna.

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Introducción

Para los habitantes de la ciudad, la fauna silvestre son los animales salvajes, los que habitan en los bosques, las pampas, y los ríos; son los animales que se observan en los documentales de televisión, cuando visitan al zoológico o en la jaula de un vendedor ilegal de crías silvestres para mascotas. Pero para los Pueblos Indígenas de la Tierras Bajas del Oriente de Bolivia, tener acceso a la fauna silvestre hace la diferencia entre una existencia miserable, hambrienta, enfermiza y una pobreza digna. La fauna silvestre juega un rol importante en las expresiones culturales (Ulloa 2002), pero también es primordial para la seguridad alimentaria de miles de habitantes rurales del país.

La profunda relación entre la fauna silvestre y los Pueblos Indígenas en América Latina está presente en el arte, las herramientas y los rituales culturales (Ulloa 2002) y esta importancia deriva de su impacto sobre el bienestar de los Pueblos Indígenas, vía su economía y nutrición familiar. La proteína animal proveniente de la fauna silvestre hace posible que la gente pueda vivir en zonas alejadas de los centros de distribución de carne comercial. El acceso al recurso faunístico permite que los comunarios rurales reserven su producción de animales domésticos para momentos de necesidad económica o de escasez. Sin embargo, aunque es un recurso de reconocida importancia para los Pueblos Indígenas (Ojasti 1993, 1997, 2000, Redford 1993, Townsend & Rumiz 2003), el valor de su contribución no fi gura en la economía formal, por lo que no se toma en cuenta su aporte a los pobres de la nación; además, la preservación del ambiente natural donde el recurso está presente, no tiene reconocimiento como parte de la función económica social (FES) en las tierras orientales. La producción natural de fauna silvestre ofrece una fuente de proteínas, accesible a la gente más marginada, siempre y cuando existan zonas de producción; es decir, que el recurso está esperando en el monte y contribuirá a la seguridad alimentaria de estas personas, sólo si se asegura una adecuada extensión de tierras naturales que permita la reproducción permanente de la fauna silvestre.

En este documento se examina la cacería terrestre practicada por los Pueblos Indígenas de Bolivia, la cual ha sido estudiada utilizando diferentes métodos (Tabla 1). Las cifras de uso actual han sido convertidas a equivalentes de proteína animal para estimar la biomasa necesaria para cumplir con los requerimientos nutricionales mínimos establecidos por la OMS y FAO (1973).

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Descripción general de la caza en el oriente boliviano

Desde hace varios años se viene estudiando la cacería de subsistencia de los Pueblos Indígenas del oriente Boliviano (Tabla 1) y a raíz de estos estudios se pueden hacer algunas generalizaciones:

1. Los mamíferos en general aportan entre el 75% y 80% de la biomasa de la cacería1 (Townsend & Rumiz 2001).

2. Cuando no hay mamíferos grandes, tiende a disminuir el tamaño de la presa que se caza y se necesita viajar mayores distancias para conseguir una presa (Cuéllar 1997).

3. La cacería de subsistencia, es decir aquella destinada a satisfacer las necesidades básicas de proteína animal en las familias, puede ser sostenible para comunidades con acceso a áreas de producción faunística; pero la venta y/o intercambio de carne de monte al exterior de la familia, puede causar sobreexplotación (Gobierno Departamental de Santa Cruz 2008).

4. Muchos cazadores indígenas mantienen la cosmovisión de que los animales son un regalo del “amo del monte”, que se presentan para ser cazados como una oportunidad dada al cazador y que no debe ser desperdiciada; dando así otra perspectiva al concepto de manejo de fauna silvestre (Townsend 1996, 2001; Noss & Cuéllar 2001).

5. No se ha podido documentar que cambie la cantidad de carne de monte consumida a raíz del aumento en los ingresos económicos temporales, ni en la riqueza permanente de las familias (Apaza et al. 2002, Wilkie & Godoy 2001, Godoy et al. 2002, 2006). En otro análisis de entrevistas longitudinales en 400 hogares indígenas en el Oriente Boliviano, Godoy et al. (2006) detectaron que el consumo de carne de monte disminuyó un poco (0,84-1,20 %) en el trimestre siguiendo el registro de un 1% de aumento en la masa corporal de los informantes, una medición que los autores consideran un indicador del estado económico de la persona pesada.

6. La fauna silvestre es un bien comunal de uso cotidiano por parte de los pueblos indígenas del oriente boliviano, pero como no forma parte del mercado formal, tampoco se registra como “benefi ciosa” para la economía del país, y ha sido poco considerada en la planifi cación nacional (Gobierno Departamental de Santa Cruz 2008).

1Los Ayoreos son una excepción debido a su preferencia por tortugas terrestres (Chelonoidis spp.).

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Tabla 1: Estudios de Cacería de los Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano y tasas de extracción de proteína animal silvestre estimadas de los datos accesibles.

Pueblo Indígena Método

Estimado promedio de gramos

de proteína/consumidor/ día

Referencia

Sirionó Observación de la extracción

88 Stearman1989

Yuqui Observación 40 Stearman 1991

Tsimane´ Puerto Mendez

Observación 14 Chichón 1992

Tsimane´ Chaco Brazil

28 Chichón 1992

Tsimane´Chacal 67 Chichón 1992

Sirionó Observación 42,7 Townsend 1995,

Ayoreo Observación 1,8 – 37,9 Ayala 1997

Guarani Observación 4,4 Cuéllar 1997

Tsimane´ Santa Rosita

Automonitoreo 46 Copa & Townsend 2001

Tsimane´TacuaraL Auto monitoreo 92 Copa & Townsend 2004

Chiquitano Automonitoreo 8,4 Rumiz et al. 1997

Chiquitano Observación 120 Morales 1999

Guarani Isoceño Registro por monitores Isoceños

4,2 Cuéllar 2000, 2006

Guarani Isoceño Registro por monitores Isoceños

2,2 Cuéllar 2000, 2006

San Miguel Reunión Participativa

21,2 PDM: Citado en Gobierno Dptal. Santa Cruz 2008

San Rafael Reunión Participativa

32,9 PDM: Citado en Gobierno Dptal. Santa Cruz 2008

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Estimaciones del uso de la fauna silvestre por los Pueblos Indígenas

Existen estudios de cacería entre diferentes pueblos indígenas del oriente de Bo-livia (Tabla 1), con los cuales se puede estimar un intervalo de las tasas de extrac-ción y así analizar la actividad en términos de su importancia para la nutrición familiar. La mayoría de estos estudios estima la cacería en números de animales o biomasa. Para este análisis, la información de número de animales se convirtió en biomasa usando el promedio del peso según medidas tomadas en el Beni por Townsend (1995). Para la conversión de biomasa a carne de monte, se consideró que un promedio de 70% de la biomasa es carne y el 30% restante son huesos, piel y menudencia (Stearman 1989, Townsend 1995). La carne de monte tiene un valor de proteína que varía entre el 18 y 26% (Leung & Flores 1961) por lo tanto los cálculos del presente modelo utilizan un promedio de 20% de proteína

* Otros estudios con tasas que están en el mismo rango identifi cado en la Tabla 1: Tsimane’, Apaza 2001; Tsimane’, Gutierrez 2005; Izozog, Montenegro 1998; Izozog, Escobar 2001; San Carlos, Ichilo, Diaz Rojas 2007; Tsimane´, Medinaceli 2004; Tsimane, Huanca 1999; Yuracaré, McDaniel 2000; Izozog, Leaños y Cuéllar 2000; Isoceño, Parada y Guerreo 2000; Tacana, Gómez et al. 2004; Tsimane, Townsend 2001; Isoceño, Beneria Surkin 1998.

Pueblo Indígena Método

Estimado promedio de gramos

de proteína/consumidor/ día

Referencia

San Matías Reunión Participativa

125,6 PDM: Citado en Gobierno Dptal. Santa Cruz 2008

Puerto Suarez Reunión Participativa

18,3 PDM: Citado en Gobierno Dptal. Santa Cruz 2008

Puerto Suarez Reunión Participativa

8,5 PDM: Citado en Gobierno Dptal. Santa Cruz 2008

Guarayo Reunión Participativa

9,7 EINE 2000

Chiquitano Reunión Participativa

4,2 EINE 2000

Chiquitano Reunión Participativa

4,2 PGTI 2006

Bajo Paragua- extracción maderera*

observación 100 + Solar, 1996; Townsend, et al. 2003

Tabla 1: Continuación.

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% Recomendado Mínimo de Proteína

Animal Diaria

Gramos de proteína/consumidor/día

Carne (kg)/ consumidor/

año

kg biomasa por año

15% 4,2 8,03 11,5

50% 15 27,97 40

100% 30 52,53 75

Tabla 2: Aproximación de la biomasa (kg) de fauna silvestre requerida para proveer el requerimiento mínimo de proteína animal en la nutrición de una persona de 60 kg.

Las cifras mostradas en la tabla 2 engloban la variación observada en los estudios listados en la tabla 1, aunque hay medidas de mayor consumo (ej. 120 g/consumidor/día, Morales 1997) por lo general, la tabla 2 tipifi ca la mayoría de los resultados publicados. Asimismo, en la discusión sobre la seguridad alimentaria se pueden considerar estos intervalos para detallar los análisis y así se cubren casi todos los casos.

contenida en la carne de monte. Las cifras de cacería de los estudios listados en la tabla 1, pueden ser resumidas en un intervalo entre 1 – 120 gramos de proteína de cacería/consumidor2, alcanzando un promedio de aproximadamente 27 g/consumidor/día.

La recomendación nutricional mínima de la OMS y FAO (1973) para el consumo de proteína de alta calidad (animal) es 30 gramos/persona/día para un hombre de 60 kg de peso. Es importante resaltar que ésta es una cifra mínima que no considera posibles necesidades adicionales producto de una mayor actividad en las áreas rurales, ni los altos niveles de parasitismo en las poblaciones humanas que viven en condiciones marginales. Considerando que los pueblos indígenas del oriente boliviano dependen de la fauna silvestre para cubrir sus necesidades de proteína animal y asegurar su alimentación autónoma, es imprescindible proteger la calidad ambiental e incluir la producción natural de fauna silvestre en la planifi cación de programas de desarrollo. Para cumplir con el 100% del requerimiento mínimo de proteína necesario para un hombre de 60 kilos, él debe consumir al menos unos 52 kg de carne de monte en el transcurso del año, o sea, aproximadamente 75 kg de biomasa de la diversidad de fauna que caza. Existe variación en el consumo diario, mensual, y anual entre personas, comunidades y lugares. En la tabla 2 se estiman los kilos de biomasa de fauna silvestre (terrestre) requeridos por año, para cumplir con diferentes porcentajes del mínimo de proteína animal necesaria para el funcionamiento metabólico humano.

2Consumidor = individuos mayores a 3 años de edad (Townsend 1995).

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Tabla 3b: Número de individuos de 19 kg (Tayassu tajacu) equivalentes a diferentes proporciones del mínimo de proteína animal requerida.

Tabla 3c: Número de individuos de pollo de 2 kg equivalentes a diferentes proporciones del mínimo de proteína animal requerida.

Para visualizar mejor el 100% de proteína mínima recomendada por la OMS, en términos de la producción faunística, es importante estimar la biodiversidad en número de individuos/especie; por ejemplo el mínimo proteína animal para una familia de 6 personas podría ser cumplido con aproximadamente 56 individuos de jochi pintado (Agouti paca) y/o tatú (Dayspus novemcinctus), (Tabla 3a) ó 23 individuos de taitetú (Tayassu tajacu) (Tabla 3b). La familia tendría que comer más de 200 pollos para cubrir esta misma necesidad proteica mínima (Tabla 3c).

Tabla 3a: Número de individuos de especies de 8 kg (como Dasypus o Agouti) equivalentes a diferentes proporciones del mínimo requerido de proteína animal.

% de Proteína Animal Diaria Recomendada

Número de animales de 8 kg /

consumidor / año

Número de animales de

8 kg/mes

Número de especies de 8 kg/ mes / familia de 6

personas

Número de animales de 8 kg /año /familia de

6 personas

15% 1,44 0,12 0,72 8,63

50% 5,00 0,42 2,50 30,00

100% 9,38 0,78 4,69 56,25

% de Proteína Animal Diaria Recomendada

Número de animales de 19 kg / persona /

año

Número de animales de 19 kg /mes

Número de animales de19

kg/ mes / familia de 6 personas

Número de animales de19

kg / año / familia de 6

personas

15% 0,61 0,05 0,30 3,63

50% 2,11 0,18 1,05 12,63

100% 3,95 0,33 1,97 23,68

% de Proteína Animal Diaria Recomendada

Número de animales de 2 kg / persona

por año

Número de animales de 2 kg/mes/persona

Número de animales de 2 kg/ mes / familia de 6

personas

Número de animales de 2 kg / año / familia de 6

personas

15% 5,75 0,48 2,88 34,50

50% 20,00 1,67 10,00 120,00

100% 37,50 3,13 18,75 225,00

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Especies más buscadas

Como se ha mencionado previamente, las especies de cacería más buscadas son los mamíferos, y de estos, los ungulados son los más representados en la lista, sin embargo, también se cazan los roedores grandes como Agouti paca y Dasyprocta variegata, así como Nasua nasua, y Dasypus novemcinctus.

Tabla 4: Especies de fauna silvestre más buscadas, su promedio de biomasa y susceptibilidad de sobreexplotación.

Aplicando los modelos de potencial productivo y cosecha sostenible de la fauna de cacería desarrollados para las especies neotropicales por Robinson & Redford (1991, 1994), en Perú por Bodmer (1994), y localmente en el Beni, por Townsend (1995,1996b) se pueden estimar los mínimos3 y máximos4 potenciales productivos de las especies listadas en la tabla 4. Con estos cálculos, se puede estimar también, la extensión del área requerida para la producción natural de la fauna silvestre, a fi n de cumplir con los requerimientos mínimos de proteína animal que satisfagan las necesidades de una familia (Tablas 5 y 6).

* Townsend 1996. ** Evaluación basada en los rmax (Robinson & Redford 1986) y comportamiento de las especies (Robinson & Redford 1989).*** Evaluación basada en el conocido uso de los chacos, (Jorgenson 1995), la extensión de áreas de acción (Robinson & Redford 1989)y uso de hábitats (Townsend 1995).

Especies Promedio de biomasa

(kg) *

Susceptibilidad de sobrecosecha (sin

cambio del uso del suelo)**

Coexistencia con la agricultura

tradicional (roza y quema)***

Tapirus terrestris >150 kg alta mala

Tayassu pecari 31 alta mala

Mazama americana 32 bastante regular

Mazama gouazoubira 22 moderada buena

Tayassu tajacu 19 moderada buena

Agouti paca 8 moderada buena

Dasyprocta variegata 5 baja muy buena

Nasua nasua 6 baja Buena

Dasypus novemcinctus 8 baja Muy buena

3 La producción mínima actual es “0”, pero esto no resultará en ninguna seguridad alimentaria. 4 El potencial productivo local depende de las restricciones en el uso de hábitat, cambio de uso del suelo, y presión de cacería, así como del desarrollo externo.

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En la estimación del espacio que asegure la sufi ciente producción natural de fauna silvestre y, por tanto, la seguridad alimentaria de los Pueblos Indígenas del oriente boliviano, se asume que ocho de las nueve especies en tabla 4 se producen en el mismo ambiente, cuando éste es óptimo. La tabla 5 indica un potencial de cosecha sostenible para las ocho especies más importantes en la cacería5, con un resultado máximo de 1,9 kg de biomasa para estas ocho especies (producidos en una hectárea de hábitat adecuado). Sumando la producción sostenible estimada para las ocho especies, hay un potencial entre 0,6 y 1,9 kg de biomasa animal silvestre que podría ser cosechada anualmente por hectárea6; en términos de carne, la variación oscila entre 1,3 kg a 0,45 kg que se podrían cosechar sosteniblemente, anualmente, de cada hectárea de hábitat preservado que ofrece fauna silvestre para la seguridad alimentaria. Es importante clarifi car que las especies grandes requieren espacios mayores que una hectárea para poder cumplir su ciclo de vida, en este sentido la aproximación realizada es sólo una estimación conveniente para los fi nes del análisis.

Para cumplir con el 15% del mínimo de proteína animal necesaria para una persona durante el año, en una zona de alta calidad para la producción de fauna silvestre (densidades altas, poca presión de caza) se requiere un mínimo de 6 hectáreas para cada consumidor o más, incluso hasta 17 ha si las densidades de fauna son menores pero todavía las especies existen en el lugar. Si la gente necesita cumplir con el 100% del mínimo requerido de proteína animal y no depender de otro tipo de proteína, como pescado, pollo, huevos o leche, requeriría entre 39 y 116 ha/persona para su área de producción natural, sin ningún enriquecimiento del hábitat, como el aumento en la oferta de alimentación o agua.

En la medida que la extensión de tierras en la parte oriental de Bolivia es considerable, es urgente socializar esta realidad, para promover una planifi cación coherente con la realidad del uso cotidiano y las presiones de programas de desarrollo agrícola y cambio del uso del suelo, lo cual no es compatible con la producción natural de fauna silvestre para la seguridad alimentaria de la gente pobre del oriente de Bolivia.

5 El Tayassu pecari no está incluido en esta lista dado que requiere grandes extensiones de tierra para sus migraciones, y por lo tanto es más difícil que se pueda actuar a nivel de una comunidad para asegurar la reproducción de la especie.6 Es importante resaltar que una hectárea aislada no es sufi ciente para producir estas especies, sino que el área productiva tiene que existir en bloques sufi cientemente grandes para asegurar el intercambio genético y acceso a recursos limitantes y especies claves para la alimentación durante el ciclo anual.

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Tabla 6: Área estimada para la producción sostenible de fauna silvestre para subsistencia, según diferentes niveles de proteína consumidos.

% del proteina animal

recomendado

kg carne/persona min ha/persona max ha/persona

100% 52 39,4 116,4

50% 27 20,4 60,4

15% 8 6,1 17,9

Conclusiones y recomendaciones

Desde que el hombre pisó el mundo ha utilizado la fauna silvestre para su subsistencia, creando estrechos lazos con ella, vía su domesticación y el diseño de mecanismos culturales que orientaron su uso y mantenimiento en estado silvestre. La principal razón proviene del aporte nutricional, ya que los aminoácidos que sintetizan los animales son requeridos en la nutrición humana, determinando la necesidad del consumo de proteína de alta calidad para asegurar el buen funcionamiento metabólico y crecimiento humano.

Todos los Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano recurren a la fauna silvestre para su subsistencia cotidiana, siendo ésta la justifi cación más imponente para la dotación de grandes extensiones de territorio bajo la categoría de Tierra Comunitaria de Origen (TCO). El importante rol del recurso faunístico en la canasta familiar de los pueblos indígenas ha sido documentado (Tabla 1) a través de investigaciones científi cas, reuniones comunales, y es de conocimiento general de las poblaciones rurales. Esta dependencia probablemente no cambiará en un futuro cercano y, por lo tanto, exige una profunda refl exión entre los planifi cadores de las actividades de desarrollo para asegurar la continuidad de esta relación.

Algunos políticos o planifi cadores dirán que es mejor producir estas especies en cautiverio (in situ, y/o ex situ), para así poder comer su carne y al mismo tiempo usar el monte para otras actividades que no son compatibles con la producción de fauna. Ante estas ideas se ofrecen las siguientes consideraciones:

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1. Los animales producidos en cautiverio, tienen dueño y éste espera recibir renumeración por sus esfuerzos de producción; recursos que quizá la gente pobre no tiene.

2. Convierte un recurso importante, que anteriormente fue accesible a la gente más necesitada de la comuna, en un recurso privado, sin acceso a todos.

3. La crianza en cautiverio de especies neotropicales puede resultar poco rentable y requerir mayores inversiones (Godoy et al. 2004).

4. La mayoría de las especies neotropicales tiene una tasa de productividad muy baja (Rushton et al. 2004).

5. La actividad de cacería tiene ciertas connotaciones y ramifi caciones culturales que no se puede duplicar por comprar la carne, ni comer “carne de monte” criada en cautiverio.

En los últimos años los esfuerzos del movimiento político de los Pueblos Indígenas ha logrado la demarcación de territorios Indígenas, o TCOs, algunas de las cuales tienen extensiones que inspiran envidia entre los colonos, menonitas, grandes empresarios y otros que buscan usar la agricultura como su forma de desarrollo productivo. Estas personas ven al bosque y los ambientes naturales como un bloqueo al potencial productivo del país porque miran la productividad en términos económicos formales, o sea desde el perspectiva de generar riqueza monetaria. Este es un grave error, porque las tierras naturales son productivas, sin ningún programa de desarrollo, sin inversiones de dinero; lo que realmente falta, es la capacidad de medir y/o apreciar esta producción, vía mecanismos que permitan incluirla en las medidas económicas internacionales como la Producto Interno Bruto. Sin embargo, de lo que sí se puede estar seguro, es que la gente de las comunidades, defi nitivamente, percibe la importancia de la producción natural de fauna silvestre y otros recursos naturales, sin los cuales, la vida sería mucho más difícil.

Con la gestión de las TCOs y los Municipios Indígenas, viene la responsabilidad de considerar esta fuente de inspiración cultural y nutricional. El primer paso sería un reconocimiento ofi cial de que las tierras no intervenidas por humanos son también productivas y, en muchos casos, producen mayor distribución del valor per cápita, que las actividades de conversión del suelo para producción agrícola/ganadera y además se incluyen los más pobres. Es importante considerar el tiempo que han sido productivas, dando subsistencia a los indígenas de tierras bajas, comparado con la limitada vida útil de las siembras comerciales que tienden a sustraer todo el valor nutritivo del sistema en poco tiempo.

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Siendo que la fauna silvestre es fundamental para la sobrevivencia de los Pueblos Indígenas, por su rol integral en la nutrición de miles de familias, es urgente que ellos sean proactivos con respecto a la protección y buen manejo de sufi ciente tierra para la producción y prevención de la sobrecosecha de fauna. Las estimaciones de producción sostenible de las 8 especies más buscadas en la cacería, presentadas en los tablas 5 y 6, son independientes de su destino fi nal: subsistencia, o comercialización. Por lo tanto, en las zonas de cacería de subsistencia se debería prohibir la cacería comercial, lo cual hace urgente el respaldo local en contra de la comercialización de la carne de monte en zonas comunales y fuera de sus territorios. Es muy urgente separar la comercialización de la carne de monte de su uso para la subsistencia, ya que hay que compatibilizar los dos usos en un plan de manejo que demuestre sufi ciente producción local para los dos fi nes.

Los Pueblos Indígenas tienen que considerar los benefi cios y problemas que puede traer cualquier proyecto de desarrollo, para concluir quiénes obtendrán el benefi cio, qué impacto se tendrá sobre las prácticas culturales y sobre la obtención de fauna silvestre para la subsistencia. Cualquier proyecto puede causar impactos negativos si no se consideran las necesidades de la fauna. Las comunidades deben prepararse para la discusión de los proyectos de desarrollo agrícola vía el mapeo de los manantiales (puquios), salitrales (saleros), manchas de especies alimentarias claves, ríos y humedales, hábitats críticos y riesgos naturales a las poblaciones de la fauna de cacería que utilizan.

Además, estos proyectos deben poder guiar los programas propuestos para minimizar el impacto sobre la producción natural de la fauna de cacería, ésta información puede servir de base para trabajos de mejoramiento de hábitat y así mejorar las condiciones para la producción natural de fauna silvestre, aumentando el potencial de capacidad de carga. Pero si la gente no defi ende el derecho a la seguridad alimentaria que aporta la fauna silvestre, ésta se puede perder por el entusiasmo de sentir mejoras materiales en su vida a través de la creación de riqueza monetaria inmediata.

Las estimaciones presentadas en este documento son generales y sirven como insumo de discusión y no como una medida exacta de planifi cación, la cual requeriría una evaluación local y la participación de los usuarios. Tampoco se intenta opinar sobre cuánta carne se debe comer, ya que las necesidades metabólicas individuales varían según los patrones ambientales, alimenticios, psicológicos y genéticos. Son cifras similares a estimaciones realizadas por otros autores en términos de extensión territorial (Robinson & Bennet 2000) y en lo económico (Bodmer et al. 1994, 2004). Por lo tanto, se espera que esta

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presentación de cifras pueda servir para mejorar el conocimiento sobre este tema y así empezar a reconocer la importancia del uso de fauna silvestre, que por su cotidianidad muchas veces pasa desapercibido pero merece un análisis crítico, especialmente en la discusión acerca del destino que se dará a las tierras naturales que quedan. Asegurar la oferta de fauna silvestre es tan importante para los pueblos indígenas, que se arriesga el futuro bienestar de ellos si no se pone atención al hecho que las tierras con hábitat natural son productivas sin necesidad de inversión externa. Al fi nal, la conservación de tierras naturales, bosques, sabanas y chaco, resulta fundamental para las prácticas culturales, la cosmovisión, y la nutrición de los pueblos indígenas del oriente boliviano.

Los pueblos indígenas del oriente de Bolivia utilizan la fauna de cacería para su seguridad alimentaria y no hay indicios de que esta dependencia pueda reducirse debido al aumento de los ingresos económicos derivados de algún programa de desarrollo (Apaza et al. 2002, 2003, Godoy et al. 2006, 2009, Wilkie & Godoy 2001,). Por lo tanto, depende del Estado la protección del derecho que se reconoce a los pueblos indígenas de alimentarse siguiendo sus costumbres dentro de sus territorios, tal como se menciona en el Convenio 169 de la OIT, la declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas y la Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia. La carne de monte es el recurso silvestre que tiene más benefi ciaros directos en relación a cualquier otro recurso biológico en Bolivia, con la posible excepción de los peces.

Dada la “auto-distribución popular” de un recurso natural que impacta sobremanera el bienestar de las familias más marginales del país, asegurar la producción de la fauna de cacería debe ser un enfoque prioritario para los programas de seguridad alimentaria y un eje principal en la planifi cación para “vivir bien”.

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Datos de la Autora

Wendy R. Townsend1, 2

1OTS NAPIRE Coordinator2Científi ca Asociada del Museo de Historia Natural Noel Kempff [email protected]

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Manejo comunitario de peni (Tupinambis rufescens) y taitetú (Tayassu tajacu) en Isoso: Una iniciativa de conservación a largo plazo

Rosa L. Cuéllar, Lee A. Fitzgerald & Florencio Mendoza

Cueros de Tupinambis rufescens durante el proceso de secado - Fotografía R. L. Cuéllar

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Resumen

Los planes de manejo de peni (Tupinambis rufescens) y taitetú (Tayassu tajacu) en Isoso fueron un esfuerzo de la Capitanía del Alto y Bajo Isoso (CABI) y la Asociación Accidental de Cazadores y Comercializadores de Cueros de Peni y Taitetú (AACCCPT), con apoyo técnico de Wildlife Conservation Society, Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, Texas A&M University, Fundación Amigos de la Naturaleza y otras instituciones y profesionales. Desde 1996, por más de una década trabajando en el Territorio Comunitario de Origen Isoso, desarrollamos un programa de automonitoreo de cacería en 25 comunidades, entrenando a un equipo de parabiólogos y monitores de cacería en métodos de monitoreo de fauna. Generamos información sobre la cacería y el estado poblacional de penis y taitetús, lo cual permitió elaborar propuestas de manejo aprobadas por la Dirección General de Biodiversidad en septiembre de 2006, para la comercialización de 2000 cueros peni/año y 500 cueros taitetú/año, provenientes de la cacería de subsistencia. Los cazadores de Isoso crearon la AACCCPT para generar normas internas que les permitan cumplir los compromisos asumidos en los planes y a la vez mejorar las condiciones de comercialización legal de los cueros. En este informe evaluamos el avance en los planes de manejo y las tendencias poblaciones de ambas especies durante tres años de manejo. Los resultados muestran que los Isoseños tienen una Asociación de Cazadores fortalecida, cumplen las normas establecidas y que las especies mantienen estables sus poblaciones en estado silvestre.

Palabras clave: plan de manejo, auto-monitoreo de fauna, asociación de cazadores, Isoseño-Guaraní,

parabiólogo, Bolivia, Chaco, Tupinambis, Tayassu.

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Abstract

Management plans are being developed and implemented for the tegu lizard (Tupinambis rufescens) and collared peccary (Tayassu tajacu) in Isoso indigenous communities, Department of Santa Cruz, Bolivia. Th is community-based resource management is an eff ort of the Capitanía del Alto y Bajo Isoso (CABI) and the Asociación Accidental de Cazadores y Comercializadores de Cueros de Peni y Taitetú (AACCCPT), with technical support from Wildlife Conservation Society, Museo de Historial Natural Noel Kempff Mercado, Texas A&M University, Fundación Amigos de la Naturaleza, and other institutions and agencies. Working in the Isoso indigenous territory since 1996, we developed a hunter self-monitoring program in 25 communities, and trained team of local parabiologists researchers in methods of wildlife monitoring. Th e hunter self-monitoring system generated a hunting database on the status of tegu lizard and collared peccary populations, which formed the basis for management plan proposals that were approved by the General Directorate of Biodiversity in September 2006. Management plans established a quota for the sale of 2000 tegu lizard skins/year and 500 collared peccary skins/year. Th e Isoseño hunters created the AACCCPT with the main purpose of establishing communal rules for legal, and just sale of skins. In this report we evaluate the progress of the management plans and the population trends in both species during 2006-2009. Th e results allowed us to conclude that the Isoseños have a strong hunter association, they respect the established rules, and the hunted species are maintaining relatively stable populations.

Key words: management plan, hunting self-monitoring, hunter association, Isoseño-Guaraní,

parabiologist, Bolivia, Chaco, Tupinambis, Tayassu.

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Introducción

El uso de los recursos naturales es una estrategia importante en la vida de los Indígenas Isoseños. Antes de la promulgación del “Decreto de Veda General e Indefi nida” en 1987 (D.S. 21774 declara la veda indefi nida y con carácter general para la captura, acoso, acondicionamiento de animales silvestres y sus productos derivados como ser: cueros, pieles y otros y crea el Consejo Consultivo de Vida Silvestre), los Isoseños solían vender los cueros de muchas especies de fauna silvestre. Luego, la actividad disminuyó de forma signifi cativa debido a que los precios bajaron.

La Capitanía del Alto y Bajo Isoso (CABI), en convenio con Wildlife Conservation Society (WCS) ha implementado desde 1996 un programa de automonitoreo de cacería y de poblaciones silvestres en su hábitat natural con el propósito de establecer medidas de manejo y conservación en el Territorio Comunitario de Origen. Este programa ha generado información básica sobre el estado de las poblaciones de las especies más consumidas por los Isoseños, entre las cuales están los penis (Tupinambis rufescens) y taitetús (Tayassu tajacu).

Estudios sobre estas especies en cuanto a dieta, abundancia, uso de hábitat, estado de salud y otros (Cuéllar 2000, Cuéllar et al. 2002, Mendoza & Noss 2001, Montaño 2000, 2001, Soria et al. 2001) fueron insumos complementarios para la elaboración de las propuestas de manejo presentadas a la Dirección General de Biodiversidad en el año 2003 y aprobadas en 2006 mediante las Resoluciones Ministeriales 188 y 225. Los planes de manejo aprobados permiten la comercialización de 2000 cueros de peni y 500 cueros taitetú por año, provenientes de la cacería de subsistencia.

El principal objetivo de estos planes de manejo es mejorar el aprovechamiento sostenible de estas dos especies y generar información biológica y ecológica en la TCO. Con los datos obtenidos, se podrá inferir el impacto del aprovechamiento sobre las poblaciones de penis y taitetús. Así mismo, se pretende fortalecer la implementación de los planes a partir de la generación de normas comunitarias de cacería dirigidas a alcanzar la sostenibilidad económica y ecológica del uso de estas especies.

Experiencias previas monitoreando penis en Argentina y Paraguay (Fitzgerald et al.1991, Fitzgerald 1992, Fitzgerald et.al. 1994, Mieres & Fitzgerald 2006) y taitetús en la Amazonía Peruana (Bodmer et al. 1997, Bodmer & Pezo 2001) sugieren que el monitoreo de la cosecha provee datos importantes para entender la estructura de la población y tendencias poblacionales. Información demográfi ca de estudios previos en comunidades de Isoso muestran que las poblaciones de

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penis y taitetús han sido sostenibles a través de los años (Cuéllar & Noss 2002, Cuéllar et al. 2002, Noss et al. 2005, Noss & Cuéllar 2008) por lo que nuestra inquietud fue conocer cómo varía el tamaño y la estructura de las poblaciones, especifi camente la proporción de sexos y la distribución de edades en respuesta a la aplicación de los planes de manejo de peni y taitetú en Isoso.

Área de estudio

El Territorio Comunitario de Origen Isoso se encuentra al Sur del departamento de Santa Cruz, en la provincia Cordillera. Se ubica en la parte norte de la llanura del Chaco Boreal. Tiene alrededor de 19.000 km2, con actualmente 30 comunidades (5 creadas recientemente), 12.000 habitantes Isoseño-guaraníes, y unas 480 propiedades privadas saneadas por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (Noss & Castillo 2007, Arambiza 2010 com. pers.). La mayoría de las comunidades de Isoso se ubican en las orillas del Río Parapetí (Fig. 1), a una altitud de 250 a 350 m.s.n.m. Es la parte más seca del Chaco Boliviano con una precipitación media anual que varía entre 500 y 800 mm. La época lluviosa generalmente empieza en octubre y fi naliza en febrero o en marzo, con un periodo seco anual entre 6 y 8 meses. La temperatura media anual es de 26º C (10-48 ºC) (Montes de Oca 1997, Navarro & Maldonado 2002). La vegetación es densa, baja y espinosa (Navarro & Fuentes 1999, Taber et al. 1997). Establecimos un campamento de investigación en Cerro Cortado, una zona sin cacería, distante 25 km de las comunidades colindando con el Parque Nacional más grande de Bolivia, el Parque Kaa-Iya del Gran Chaco con 34.400 km2.

Métodos

Sistema de monitoreo de las especies

Analizamos fundamentalmente datos de los animales cazados, pero también datos de conteos directos (en transectas lineales o en batidas) y registros de huellas en parcelas para evaluar el estado de la población e inferir sobre la densidad y la abundancia relativa. Registros de cacería

Desde 1996 los Isoseños desarrollan un programa de automonitoreo de cacería donde cazadores de al menos 15 de las 30 comunidades registran en cuadernillos su cacería. El esfuerzo en el registro depende del número de comunidades, de los cazadores registrando datos y de los parabiólogos y monitores de cacería apoyando en el registro. Los datos que registran son: comunidad, nombre del

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cazador, fecha, hora de cacería, peso, sexo, presencia de botones reproductivos en penis machos (Fitzgerald et al. 1991, Fitzgerald et al. 1993), edad (desgaste dental en taitetús y medidas de longitud hocico/cloaca y ancho del medio cuerpo en penis), lugar de cacería. Estimamos el índice penis/cazador/año y taitetús/cazador/año para evaluar las tendencias interanuales e inferir en la abundancia relativa de la población. Para los penis, agrupamos los datos por temporada de caza, por ejemplo, la cacería en 2006 correspondería a los datos de la temporada desde octubre de 2006 hasta abril de 2007 y así sucesivamente. Aquí presentamos datos de 3 años de manejo, en los penis, desde octubre de 2006 hasta abril de 2009 y en los taitetús desde enero de 2007 hasta junio de 2009.

Estructura de la población

Para conocer la estructura de edad en penis registramos la longitud hocico-cloaca (LHC) medido en los cueros directamente. Clasifi camos los cueros en individuos adultos (LHC ≥35 cm) y subadultos (LHC < 35 cm), basados en la categorización de edad realizada por Fitzgerald et al. (1993). Las tres categorías usadas fueron semejantes a las usadas en Paraguay y Argentina: clase 1, > 30 cm; clase 2, 25-30 cm y clase 3, < 25 cm (Mieres & Fitzgerald 2006).

Figura 1: Área de estudio.

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Colectamos las mandíbulas de los taitetús cazados para categorizar la edad (en años) según el desgaste dental. Usamos la clasifi cación de edades de Maff ei (1999). Para analizar la escala de edades entre años, agrupamos los datos en tres categorías: juvenil hasta 1 año, sub-adulto de 2 y 3 años y adultos a partir de los cuatro años. Asignamos estas categorías usando el criterio de clasifi cacion de los cazadores y verifi cando la edad según la clave de edades. Esta agrupación nos permitió comparar también la proporción de hembras-macho por categoría.

Densidad y abundancia

Batidas

Realizamos batidas para contar taitetús en dos zonas de Isoso: cerca de las comunidades (zona con caza) y en Cerro Cortado y Campo Grande (zona sin caza). En julio, noviembre y diciembre de 2007 hicimos batidas en 8 sitios (6 en zona con caza y 2 en zona sin caza). En junio de 2009 hicimos batidas en 9 sitios (7 con caza y 2 sin caza). Usamos las transectas lineales como línea de observación principal. Abrimos previamente picadas angostas en los bordes del área seleccionada para permitir el acceso de las personas de apoyo. El área censada fue 1 ha en la zona con caza y entre 3 y 4 ha en la zona sin caza. Los batidores se ubicaron en la picada paralela a la transecta lineal distanciados a 10 m entre ellos y caminaron hacia la transecta, haciendo ruido. En la linea principal otras personas observaron los animales que salieron del área. Censos en transectas lineales

Parabiólogos entrenados hicieron censos diurnos para contar taitetús y penis en transectas lineales. Usamos 20 transectas de 5 km dentro de la zona de cacería de Isoso y 7 transectas de 2 km en Cerro Cortado, donde no se caza (Fig. 1). Los censos se hicieron de dia a una velocidad promedio de 1 km/hora (Bodmer et al. 1997; Robinson & Redford 1991). Los datos registrados fueron: animales vistos o escuchados, fecha, hora, actividad, distancia en la senda, distancia perpendicular desde el sitio del animal observado a la senda, sexo del peni (cuando se lo capturó).

Para calcular el área censada, estimamos la distancia de visibilidad con el promedio de las distancias perpendiculares de los animales vistos y oidos y multiplicamos por la distancia censada cada año o temporada de caza. Luego dividimos la cantidad de animals observados y escuchados entre el área censada, para estimar la densidad (ind/km2). Si bien los censos no son un método aplicable directamente para penis, dado su comportamiento natural, las comparaciones entre años bajo el mismo método, nos podría dar una idea de las tendencias de la población activa fuera de las cuevas. Hicimos también censos de penis

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en transectas ubicadas en pampas (116 km de censo en 5 transectas), donde mayormente viven los penis. Dichos censos fueron realizados en días despejados y en las horas más calientes, desde las 10:00 hasta las 16:00.

Huellas en parcelas

Estimamos la frecuencia de huellas en parcelas de 2 x 1 m ubicadas en las transectas lineales descritas anteriormente y distanciadas a 200 m entre ellas. La frecuencia de huellas en una parcela no representa el número de animales que se hayan identifi cado, sino la presencia de huellas en esa parcela. Los parabiólogos y monitores limpiaron las parcelas para registrar al día siguiente las huellas nuevas. La mayoría de las revisiones de huellas se hicieron en las primeras horas luz para evitar que sean borradas por el viento o el ganado de la zona. El índice estimado fue frecuencia de huellas/1.000 parcelas.

Sistema organizativo para el manejo

Para el desarrollo de los planes de manejo, los Isoseños establecieron relaciones con instituciones socias y donantes. Adicionalmente crearon la Asociación Accidental de Cazadores y Comercializadores de Cueros de Penis y Taitetús (AACCCPT), liderada por dos representantes legales, con el objetivo de apoyar, fortalecer y capacitar a los cazadores para lograr el manejo adecuado de los penis y taitetús y hacer la distribución justa de los benefi cios. Las responsabilidades de la AACCCPT son: organizar a los cazadores, garantizar el registro de datos, asegurar el respeto al cupo asignado, seleccionar al comprador, establecer convenios de compra-venta, realizar el acopio, transporte y venta de cueros, distribuir los benefi cios y mantener informados a los cazadores de todas las actividades relacionadas al manejo.

Comercialización de cueros y distribución de benefi cios

Los cueros de los penis y taitetús cazados son estirados en el suelo o sobre los troncos de árboles para secarlos, siguiendo las costumbres tradicionales de los cazadores Isoseños. Los cueros de penis son cortados de forma longitudinal por la espalda y cortando la cola a una distancia no menor a 10 cm desde la cloaca. Los taitetús son abiertos por la parte ventral. Cada cazador es responsable de cuidar sus cueros hasta que la AACCCPT los acopie. El acopio se organiza en cada temporada de caza mediante reunión con los cazadores. Ellos registran los datos del animal cazado y con apoyo de un parabiólogo o monitor de cacería se coloca una etiqueta con un código de identifi cación, a cada cuero. Luego se fi jan las fechas de acopio. Los representantes de la AACCCPT negocian los precios de los cueros con las curtiembres interesadas, gestionan los permisos de movilización en la Dirección de Manejo de Recursos Naturales de la Prefectura de Santa Cruz,

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transportan los cueros hasta el lugar de venta y realizan los pagos a los cazadores. Los precios de los cueros son asignados según la calidad, la cual se defi ne por el tamaño del ancho del cuero, la presencia o no de cicatrices naturales o cortes durante la cacería y desollado y el estado de conservación del cuero seco y estirado.

Resultados

Existe una asociación de cazadores organizada, AACCCPT, que aglutina a todos los cazadores voluntarios en participar en el manejo, responsable de coordinar con las instituciones de apoyo y liderizar las actividades en todo el proceso del manejo. Se ha constituido un comité técnico de apoyo a la Asociación, conformado por parabiólogos con experiencia en monitoreo de fauna y manejo de planillas y datos. Los parabiólogos han capacitado a los representantes de la AACCCPT y a cazadores para el registro de los datos de los animales cazados y uso de planillas de registro de cueros. Todas las actividades del manejo de penis y taitetús son organizadas en Asambleas de cazadores al inicio de la temporada de caza (octubre-abril para penis y enero-mayo para taitetús) y se evalúa el cumplimiento de las mismas, al fi nal de cada temporada.

Los cazadores de Isoso tuvieron poco tiempo para organizarse para el inicio del manejo, ya que los planes fueron aprobados al inicio de la temporada establecida de caza de los penis. Ello llevó consigo una serie de falencias en el proceso, que desalentó a muchos cazadores a participar. Por ejemplo, muchos cueros acopiados en el primer año de manejo se pudrieron por la demora en la búsqueda de mercado. Esta demora además dió lugar a que varios cueros del primer año se vendan recién en el segundo año.

Los Isoseños colocaron precintos a los cueros al inicio del primer año de manejo, lo cual facilitó el control de los cueros vendidos. Luego decidieron no seguir con los precintos, dado el alto costo para el cazador. Esto, sumado a la falta de coordinación entre los parabiólogos, quienes registran los datos de los animales cazados, y los representantes de la Asociación de Cazadores, quienes registran los datos de los cueros acopiados, originó un descontrol de los animales cazados y cueros vendidos. Desafortunadamente, no tuvieron cuidado en establecer variables comunes en las distintas planillas usadas, de forma que se pudieran cruzar los datos y evitar repeticiones de registros.

En las tablas 1 y 2 presentamos los datos de cacería recogidos durante las tres temporadas de manejo, la cantidad de cueros de penis y taitetús vendidos y los benefi cios recibidos por los Isoseños. En total recibieron 42.478 Bs (alrededor de 6.068 USD) por la venta de 2.305 cueros en los tres años de manejo. Sin embargo,

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se descontó 16% para el pago de los impuestos de la AACCCPT ante la renta y un aporte de 1 Bs/cuero para los movimientos de los representantes de la AACCCPT, por lo que el efectivo recibido por los cazadores fue 34.376,5 Bs (alrededor de 4.911 USD).

Tabla 1: Penis cazados y cueros vendidos.

Año Caza-dores

peniscazados

penis/cazador

Comu-nidades

cuerosvendidos

Cuerosno vendi-

dos

monto recibido

(Bs)

2006 97 266 2,7 (1-24) 16

2007 283 586 2,1 (1-16) 21 766 86 24185,4

2008 170 416 2,4 (1-18) 23 255 161 7773,5

Total 1268 1021 247 31958,9

Tabla 2: Taitetús cazados y cueros vendidos en todo el año.

Año Caza-dores

taitetúscazados

taitetús/cazador

Comu-nidades

cuerosvendidos

Cuerosno vendi-

dos

monto recibido

(Bs)

2007 113 291 2,6 (1-12) 16

2008 73 123 1,7 (1-10) 14 211 203 8402,2

2009 99 208 2,1 (1-29) 14 73 135 2117,0

Total 622 284 338 10519,2

Monitoreo de las especies

Cacería

La cacería de penis y taitetús en Isoso se lleva a cabo con fi nes de subsistencia. La venta de cueros tradicionalmente fue un uso secundario. Los Isoseños consumen la carne y usan la grasa para fi nes medicinales (Cuéllar 2000). Hasta el año 2006, antes de la aplicación de los planes de manejo, el cuero era practicamente desechado por los cazadores y muy esporádicamente los hacian secar para usarlos como pisos. Los cazadores habitualmente van a cazar solos o en parejas y usan mayormente armas de fuego para cazar. Generalmente llevan consigo perros que les ayudan a encontrar y encuevar a los penis y taitetús.

El 2007 se registró un total de 264 (90,7%) taitetús cazados fuera de la temporada permitida de caza según el plan de manejo, el 2008 fueron 28 (23,1%) y no se sabe del último año, dado que los registros son parciales. Sin embargo, consideramos que habrá una gran proporción de taitetús cazados hasta fi n de año.

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La cantidad de cazadores participando en el aprovechamiento de taitetús dentro de la temporada de caza, varió entre años (Tabla 3). En el tiempo hubo un incremento del número de cazadores y comunidades participantes. Si se relaciona el número de cazadores con el número de taitetús cazados se observa que hubo mayor aprovechamiento por cazador en el último año. Los valores (taitetú/cazador/año) indican que el 2007 cada cazador aprovechó en promedio un taitetú durante esa temporada, cantidad que se incrementó en los siguientes años.

Tabla 3: Taitetús cazados en periodo de caza según plan de manejo.

Año N° de Caza-dores

Taitetús caza-dos

Taitetú/cazador/año

Comunidades

2007 25 27 1,1 7

2008 51 92 1,8 11

2009 76 156 2,1 14

Estructura de la población

Longitud hocico-cloaca (LHC) de penis

Los penis machos adultos fueron más cazados que las hembras adultas, y las hembras subadultas fueron las menos cazadas (Tabla 4). La proporción de penis sin registros de LHC va disminuyendo, lo cual indica que los cazadores estan asumiendo mayor compromiso con el registro de los datos. La mayor cantidad de penis con registros de LHC son de la temporada 2008. Las medias estimadas de LHC muestran un mayor número de penis machos adultos. Luego hembras adultas, machos subadultos y hembras subadultas (Fig. 2). Las líneas representan los patrones interanuales de cada grupo, los cuales son aparentemente estables cada año.

Tabla 4: Proporción de penis cazados por sexo y edad (%).

Año Machos adultos

Hembras adultas

machos subadultos

hembras subadultas

Sin Clasifi car

1998* 54,0 23,0 11,0 12,0 0,0

2006 4,5 2,2 9,7 9,7 74,0

2007 20,0 12,0 8,1 5,0 54,9

2008 49,0 16,3 5,5 5,0 24,0

* Fuente: Montaño (2000)

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Figura 2: Media estimada de longitud hocico-cloaca por sexo y edad en penis.

Figura 3: Proporciones del ancho del medio cuerpo (A) en penis.

Ancho del medio cuerpo de penis

Montaño (2001) midió el ancho en 100% de los penis cazados en el año 1998, en comunidades estudiadas. Los cazadores midieron 82% de los penis cazados el año 2006, 62% en el 2007 y 84% en 2008. La mayor proporción de cueros correspondió a la clase 1 con un rango entre 53 y 75%, luego a la clase 2 y en muy baja proporción a la clase 3 (Fig. 3). Hubo un incremento notable en la proporción de los cueros de clase 1 en los años 2007 y 2008, con relación al año anterior, pero menor que en el año 1998.

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Tabla 5: Porcentaje de las edades (años) estimadas en taitetús cazados.

Tabla 6: Proporción macho/hembra de los taitetús aprovechados.

n 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 Adulto

2007 143 13,3 25,9 13,3 10,5 2,1 9,1 0,0 6,3 0,0 3,5 2,1 14,0

2008 114 8,8 31,6 5,3 8,8 2,6 9,6 0,0 4,4 1,8 4,4 0,0 22,8

2009 96 15,6 51,0 6,3 9,4 5,2 3,1 0,0 3,1 0,0 3,1 0,0 3,1

Año Machos (%) Hembras (%) Sin clasifi car (%)

2007 55,3 41,9 2,7

2008 66,9 33,1 0,0

2009 44,5 23,9 31,6

Figura 4: Proporción de categorías de edad por año en taitetús.

Estructura de sexo y edad de taitetús

La estructura de edad de la población presenta una variada escala de edades (Tabla 5), notándose que los taitetús de dos años fueron los más representativos. La categoría adultos corresponde a taitetús cuya edad específi ca no fue identifi cada, pero que podría alterar las proporciones de edad de los taitetús mayor o igual que 4 años. En los tres años, el mayor porcentaje de taitetús cazados fueron machos (Tabla 6). La fi gura 4 muestra que en los años 2007 y 2008 el mayor porcentaje corresponde a adultos, luego subadultos y juveniles. La proporcion de machos en casi todas las categorias de edad, es mayor excepto en los juveniles y adultos del año 2007.

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Tabla 7: Densidad de penis estimada en bosque.

Año km censa-dos

penis observa-dos

área censada (km2)

Densidad (ind/km2)

2006 755 2 0,8 2,6

2007 490 2 2,0 1,0

2008 80 5 1,0 4,9

Total 1325 9

Figura 5: Densidad relativa de penis en bosque por conteo en transectas lineales.

Conteos en transectas lineales

Penis:

Este método, usado como un ejercicio para estimar la densidad, no es muy adecuado para el conteo de penis, dado que los niveles de actividad de la especie son impredecibles. Sin embargo, las comparaciones interanuales usando el mismo método, nos podrían dar una idea de las tendencias poblacionales de los penis activos fuera de sus cuevas en las horas más calientes del día (Tabla 7, Fig. 5). Aparentemente, la densidad de los penis en el bosque, varía entre temporadas. Los censos realizados en pampas, exclusivamente para observar penis, muestran que la densidad estimada en 1998 fue mayor (Tabla 8). Si comparamos los resultados de los censos en el bosque chaqueño de llanura aluvial, con los censos en pampas, se observa que las densidades son mayores en las pampas.

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Tabla 8: Densidad de penis estimada en pampas.

Año km censa-dos

Penis Prom. dist. perp. (m)

área cen-sada (km2)

densidad (ind/km2)

1998* 294,0 12 3,0 1,8 6,8

2007 219,5 6 8,7 3,8 1,6

2008 107,0 5 4,2 0,9 5,6* Fuente: Montaño (2000)

Tabla 9: Densidad de taitetús estimada en zona con cacería.

Año km censa-dos

Observa-ciones de Taitetús

Prom. dist. perp. (m)

área cen-sada (km2)

densidad (ind/km2)

2007 840 6 7,7 12,9 0,47

2008 480 4 8,3 8,0 0,50

2009 258 3 8,0 3,5 0,58

Total 1245

Taitetús:

Los censos en la zona con cacería fueron hechos generalmente en las mañanas. Más de 95% empezaron entre las 6:30 y las 9:30 y terminaron entre las 11:00 y 15:00 respectivamente. Así, los taitetús que suelen estar activos en horarios posteriores, no han sido registrados. Los conteos en esta zona indican que la densidad relativa estimada no varía de forma signifi cativa entre años (Tabla 9). Los horarios de censos en la zona sin cacería, Cerro Cortado, han sido mejor distribuidos a lo largo de todo el día, desde las 6:00 hasta las 18:00. Esto podría ser más representativo de la actividad de los taitetús. La densidad relativa estimada en esta zona varía entre años pudiéndose notar que la densidad es relativamente mayor en el año 2009 (Tabla 10). Comparando las densidades estimadas entre zonas, podemos notar que los valores son mayores en la zona sin cacería en los tres años analizados (Fig. 6).

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Figura 6: Densidad relativa de taitetús en zona con y sin cacería.

Frecuencia de huellas en parcelas

Penis:

Este método se usó como otro ejercicio para ver tendencias interanuales. Las revisiones de huellas en las temporadas 2006 y 2007 fueron hechas mayormente en las primeras horas de la mañana por lo que los penis que hubiesen dejado sus marcas por las tardes, podrían no haber sido registrados. En la tabla 11 observamos la cantidad de revisiones y parcelas revisadas. Podemos ver que los valores de la frecuencia de huellas por año, son bajos. Los valores de la frecuencia de huellas/1.000 parcelas estimados, nos muestran una tendencia creciente hasta la última temporada.

Tabla 10: Densidad de taitetús estimada en zona sin cacería.

Año km censa-dos

Observa-ciones de Taitetús

Prom. dist. perp. (m)

área cen-sada (km2)

densidad (ind/km2)

2007 152 2 7,0 2,1 0,9

2008 128 1 5,0 1,3 0,8

2009 34 1 12,0 0,8 1,2

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Tabla 11: Frecuencia de huellas de penis en parcelas.

Año No de revisiones No parcelas Frec. huellas Frec. huellas/1000 parcelas

2006 146 3796 15 4,0

2007 124 3224 18 5,6

2008 15 390 4 10,3

Total 285 7410 37

Tabla. 12: Frecuencia de huellas de taitetús en parcelas. Zona con cacería.

Año No de revisiones No parcelas Frec. huellas Frec. huellas/1000 parcelas

2007 199 5174 22 4,3

2008 83 2158 12 5,6

2009 17 442 3 6.8

Total 299 7774

Taitetús:

Los huelleros son más aplicables a los taitetús. Ha sido usado por muchos científi cos para obtener estimaciones de abundancia (Carey & Witt 1991, Wilkie & Finn 1990 en Cuéllar 1997) y ver tendencias interanuales, no obstante requiere mucho esfuerzo y tiempo. Para los Isoseños es una herramienta muy útil y accesible para ser aplicada en la zona. La tabla 12 muestra una frecuencia de huellas ascendente en la zona de cacería en los tres años de estudio. La estimación para la zona sin cacería es variable entre años, notándose que en el último año la abundancia relativa estimada es mayor (Tabla 13). Comparando los resultados entre las zonas con y sin cacería, podemos observar que las estimaciones de la frecuencia de huellas/1000 parcelas son mayores en la zona sin cacería (Fig. 7).

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Figura 7: Frecuencia de huellas de taitetús en zona con y sin cacería.

Conteos de taitetús por batidas

Realizamos batidas en zonas con y sin cacería (Fig. 1). Censamos 30 y 101 ha en 2007 y 2009 respecivamente en zona con cacería y 20 ha por año en la zona sin cacería. En la tabla 14 mostramos los animales encontrados en ambas zonas. No se observó ningún taitetú en el 2007, por lo cual no pudimos estimar la densidad. En el año 2009 observamos 16 animales en la zona con cacería, de los cuales 1 taitetú. La densidad estimada por este método fue 0,99 ind/km2.

Tabla 13: Frecuencia de huellas de taitetús en parcelas. Zona sin cacería.

Año No de revisiones No parcelas Frec. huellas Frec. huellas/1000 parcelas

2007 184 2024 19 9,4

2008 96 1056 6 5,7

2009 8 88 1 11,4

Total 288 3168

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Tabla 14: Sitios y animales observados en batidas con cazadores.

Sitio 2007 2009

Zona con cacería:

Karapari 1,2 1 T. matacus

K Brecha 1,2 1 M. gouazoubira

Kapeatindi 1,2 1 T. matacus 1 M. gouazoubira

Ibasiriri 1,2 1 Ch. villosus 4 Ch. villosus, 1 M. gouazoubira

San Silvestre 1

Kuarirenda 1 1 T. matacus

Iyobi 2 1 O. geoff royi, 3 M. gouazoubira, 1 Ctenomys sp.

Rancho Viejo 2 1 M. gouazoubira, 1 A. azarae

Kuarirenda 2 1T. tajacu

Zona sin cacería:

Campo Grande 1,2 1 M. gouazoubira 1 Ch. villosus, 1 M. gouazoubira

Cerro Cortado 1, 2 2 Ch. carbonaria, 1 M. gouazoubira

1 Ch. carbonaria, 1 M. gouazoubira

1 Batidas en 2007 - 2 Batidas en 2009

Discusión

Luego de 3 años de aplicación de los planes de manejo de penis y taitetús en Isoso, el programa lleva consigo ciertas fortalezas tales como: la institucionalidad del programa mediante una Asociación de Cazadores legalmente establecida, una base de estudios mediante un sistema de automonitoreo, un equipo de técnicos locales capacitados en monitoreo de poblaciones silvestres y el comercio garantizado de los cueros con mayores benefi cios económicos para los cazadores. Pero también algunas debilidades: no todos los cazadores anotan todos los datos necesarios para evaluar las poblaciones de estas especies, hubo falta de experiencia, liderazgo y desconocimiento sobre monitoreo por parte de los representantes de la AACCCPT, existió poca coordinación entre la AACCCPT y los parabiólogos en los dos primeros años de manejo, el sistema impositivo cargado al cazador ha sido alto, hubo tardanza en los pagos a los cazadores, falta de difusión de normas y planifi cación de actividades. Aún existen intermediarios quienes compran cueros a un precio menor que a través de la Asociación de Cazadores. Además, los cazadores aún no encuentran la forma de cubrir los gastos para acopiar y vender los cueros. El aporte de 1 Bs/cuero es mínimo con relación a lo que gastan los representantes de la Asociación para llevar los cueros a Santa Cruz.

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A pesar que la venta de los cueros les permite generar ingresos económicos adicionales a los cazadores, aún no han alcanzado a cubrir el cupo permitido de cacería en ninguno de los tres años de manejo. Estudios previos en Isoso estiman que se cazaron hasta 1180 penis/año (Cuéllar et al. 2002) y 652 taitetús/año entre 1997 y 2003 (Cuéllar & Noss, 2002) y los valores de animales cazados/año en los tres años de manejo han sido inferiores. Aparentemente, las debilidades mencionadas en el proceso del manejo han infl uido negativamente en la participación de cazadores en el programa.

Hubo un alto porcentaje de cacería de taitetús fuera de la temporada permitida de caza establecida en el plan de manejo. Esto refl eja que la cacería es de subsistencia y que la aplicación del plan no ha infl uido en los objetivos de la cacería. Sin embargo, nos sugiere que es controversial aplicar una restricción de caza cuando el producto es para uso en la dieta. Los Isoseños han sugerido gestionar un cambio en la norma para que se puedan vender los cueros de todo el año.

Los resultados de la estructura de la población de penis muestran que las medias estimadas de la LHC y del ancho del medio cuerpo en machos y hembras se mantienen relativamente estables. Es evidente una disminución de la propoción de cueros de la clase 3, correspondiente a individuos muy pequeños. Pretendemos que no exista cacería de penis juveniles, basados en la pauta de manejo aplicada en Argentina, que sustenta que disminuyendo la cacería de hembras juveniles, se tiende a incrementar la tasa de crecimiento poblacional (Fitzgerald 1994, Fitzgerald et al. 1994). Además, el valor económico de un cuero de clase 3 es muy bajo.

Son muchos los taitetús que no fueron categorizados por su edad. La mayor proporción de aquellos que fueron categorizados, corresponden a individuos de 2 años. Hay también un gran porcentaje de registros cuya categoría dada ha sido “adulto”. Esto podría deberse a que hay cazadores que desconocen la forma de categorizar la edad usando la clave de Maff ei (2000) o porque no guardan la mandíbula para su clasifi cación posterior. Estos registros podrán mejorar si se fortalece la capacitación de los cazadores en la colecta de los datos.

El porcentaje de taitetús machos cazados es notablemente mayor en todos los años de manejo, dichas diferencias son al azar ya que cuando el cazador encuentra taitetús, no distingue sexo ni edad al momento de cazarlos.

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Los censos en transectas lineales y el registro de huellas permiten evaluar tendencias poblacionales, especialmente para los taitetús. Los censos permiten identifi car la especie, que podría confundirse por observación de huellas (Cuéllar 1997). La identifi cación de huellas es variable dependiendo del tipo de sustrato, por lo que las observaciones deben ser minuciosas. Nuestra experiencia muestra que se requiere gran esfuerzo de búsqueda y que los encuentros son pocos, lo cual tendrá que ser evaluado por los Isoseños para fi nes de la continuidad del monitoreo.

La densidad de penis estimada en bosque indica que el tamaño poblacional de la especie ha sido mayor en la última temporada de manejo. Los censos en pampas muestran una relación semejante y una densidad mayor que la estimada para el bosque, lo cual sugiere que los penis podrían tener mayor actividad en las pampas o más alto nivel de detección y que los conteos en pampas podrían representar mejor la densidad de la especie con relación al bosque. Un estudio de 5 penis en el bosque de Cerro Cortado mediante radiotelemetría, indica que la densidad estimada en el año 2000 fue 3 ind/km2 (Mendoza & Noss 2001, Soria et al. 2001), sin embargo es una zona de bosque sin presión de cacería.

Las estimaciones de abundancia relativa de penis muestran una relación similar, con mayor frecuencia de huellas en la última temporada. Sin embargo, no es el mejor método para evaluar la población de penis. Según la experiencia de al menos 30 años de cosecha de penis para el comercio de cueros en Paraguay y Argentina y sin ningún tipo de manejo, se sabe que las poblaciones aguantan bien la presión de cacería, sin que se encuentren efectos sobre la demografía (Fitzgerald et al. 1991, Fitzgerald et al. 1994). Por ello, pretendemos que el monitoreo en Isoso se base fundamentalmente en evaluaciones de la población cazada.

El método de estimación de densidad de taitetús por batidas es práctico y participativo para los Isoseños. Además, por ser mamíferos grandes pueden ser vistos con facilidad. En las batidas de 1998 y 1999 registramos 3 taitetús en 165,5 ha censadas en zona con cacería (1,8 ind/km2) y ninguno en 181,5 ha censadas en zona sin cacería (Noss et al. 2006). Estos resultados indican que el método permite observarlos. En las batidas de 2007 no observamos taitetús, sin embargo, el área censada fue muy pequeña y podría favorecer a que los animales se ahuyenten, lo cual nos condujo a incrementar las batidas por zona y el área de censo por batida en el año 2009. Además, los asistentes de campo estuvieron mejor instruidos para evitar ahuyentar a los animales.

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Las investigaciones previas en Isoso han generado información básica que nos permitió conocer aspectos reproductivos de los taitetús. En los registros actuales también se anotan estos datos, lo cual nos ayuda a estimar la cosecha sostenible anual y proponer cupos. Éstos, se mantienen hasta ahora, sin embargo, se han creado comunidades nuevas, lo cual aumenta también el área de cosecha y por ende el valor de cosecha sostenible podría ser mayor.

En talleres comunales los cazadores analizaron permanentemente los estudios sobre algunas especies de la fauna, entre las cuales los penis y los taitetús. Como resultado, propusieron algunas medidas de manejo (Noss & Cuéllar 2001, Noss et al. 2005, Barrientos & Cuéllar, 2009) entre las cuales está: establecer áreas de caza y de no caza, cazar solo animales adultos, cazar machos durante la época reproductiva, cazar solo lo que la familia necesita, cazar solo especies abundantes, cuidar las plantas que son importantes para los animales de monte, y prohibir el ingreso de cazadores de afuera.

Algunas de estas medidas no se cumplen actualmente y otras sólo de manera parcial. Por ejemplo, en la cacería no existe selectividad por sexo, aún no se han establecido las zonas de no caza dentro de la TCO pero colindando al territorio Isoseño se encuentra el extenso Parque Kaa-Iya el cual es una fuente importante de provisión de fauna para los pobladores. La cacería de animales adultos es cada vez más aplicada, dado que cueros pequeños no son de interés en el mercado.

Conclusiones

La implementación de los planes de manejo ha sido y sigue siendo un fuerte desafío para los Isoseños. El proceso implica una sólida organización y mucha coordinación entre la Asociación de cazadores, los actores locales, instituciones de apoyo y compradores.

El rol de la AACCCPT y de los técnicos locales en la ejecución de los planes de manejo es fundamental para garantizar el monitoreo de las especies y la sostenibilidad ecológica y económica del programa. El fortalecimiento de esta organización generará mayor participación de los cazadores y por ende mejores benefi cios económicos para las familias Isoseñas. La nueva realidad política de la estructura organizativa de los Isoseños, con presencia de más de un capitán en varias comunidades y con intereses de poder bien establecidos, difi culta el fortalecimiento de la Asociación de Cazadores y conlleva a que el equipo técnico local, con mucha experiencia en monitoreo de fauna, no sea tomado en cuenta, lo cual sería un riesgo para la continuidad del manejo.

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La estabilidad en la estructura poblacional de los penis cazados a través de los años, nos indica que la cosecha no está afectando en los parámetros sexo y edad de la población cazada. Así mismo, el patrón semejante de mayor proporción de taitetús juveniles y machos cazados en los tres años de manejo nos sugiere que la población garantizará su permanencia, favoreciendo a que las hembras adultas se reproduzcan.

Mientras no se establezcan las zonas de caza y no caza en la TCO Isoso, el Parque Nacional Kaa-Iya es una gran fuente de provisión de fauna para los Isoseños. Además, las reservas comunales de conservación, investigación, difusión y manejo: Cerro Cortado y Campo Grande, ubicadas en la zona de cacería, son sitios importantes no solo para la protección de las especies, sino también para realizar investigaciones que permitan a los Isoseños evaluar el posible impacto del manejo sobre la población de la fauna en Isoso.

Agradecimientos

A la Capitanía del Alto y Bajo Isoso y a la Dirección General de Biodiversidad por apoyar la iniciativa y aprobar los planes de manejo. A los capitanes de Isoso, comunarios, representantes y socios de la AACCCPT. A parabiólogos y monitores de cacería por el apoyo en el monitoreo de cacería y participación permanente. A los promotores de Educación Ambiental por apoyar esta iniciativa. A Andrew Noss, Damian Rumiz y Rossy Montaño por su asesoramiento técnico. Agradecemos el apoyo fi nanciero de la Fundación Moore, US Fish and Wildlife Service, National Geographic Society, Cleveland Metroparks Zoo, Fundación Amigos de la Naturaleza. Los estudios biológicos se realizan en el marco de convenios de colaboración de WCS con la Fundación Ivi Iyambae, el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, La Prefectura de Santa Cruz y el Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad y Cambios Climáticos.

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Datos de los Autores

Rosa L. Cuéllar1, 2, Lee A. Fitzgerald2 & Florencio Mendoza3

1WCS-Bolivia, Av. Argentina, Calle Teniente Parada N°155, Santa Cruz, [email protected] (autor de correspondencia)2Texas Cooperative Wildlife Collection, Department of Wildlife and Fisheries Sciences, Texas A&M University, 210 Nagle Hall, College Station, Texas 77843-2258, USA, lfi [email protected]ía de Alto y Bajo Isoso, calle Pocherena N° 122, Santa Cruz, Bolivia

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Dos años de cosechas de lagartos (Caiman yacare) en la TCO Takana: ¿Qué hemos aprendido?

Guido Miranda-Chumacero, Robert Wallace, Agustín Estívariz & Felzi Gonzáles

Caiman yacare - Fotografía E. Briggs

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Resumen

Seis comunidades de la TCO Takana, ubicada al noreste del departamento de La Paz han ejecutado dos cosechas de lagarto en cuerpos de agua de su territorio. Este aprovechamiento ha estado basado en estudios de la abundancia, distribución y parámetros poblaciones realizados para la elaboración de un plan de manejo, que considera la extracción de 524 individuos por año. Cada cosecha fue monitoreada por los mismos cazadores y por técnicos del Consejo Indígena del Pueblo Takana (CIPTA). En la primera cosecha del lagarto, iniciada en agosto de 2007, participaron 23 cazadores que organizaron una agrupación para el aprovechamiento del lagarto, denominada Matusha Aid’a (que signifi ca Lagarto Grande en takana), para el aprovechamiento del cuero y lograr otros benefi cios económicos por la comercialización de la carne y el aceite de la especie. En la distribución de ingresos, cada cazador aportó con un 20% de sus ingresos a sus organizaciones y al capital de reinversión. Con el soporte económico del capital de reinversión de la primera cosecha, en agosto de 2008, se realizó la segunda cosecha del lagarto, que duró 17 días, 6 días menos que en 2007, y en la que participaron los 23 socios de la Asociación Matusha aid’a. Las ganancias obtenidas de esta cosecha se elevaron en comparación a las utilidades de 2007. La cantidad de carne extraída y de la cual se elaboró charque, se incrementó considerablemente en relación al año anterior. Adicionalmente se ha extraído grasa para elaboración del aceite de lagarto y se han conservado las patas, dientes y osamentas para su posterior comercialización como artesanías. Todo esto apuntando hacia el aprovechamiento integral de la especie y en el marco de un proceso de cambio en el que los socios pasan de ser cazadores a ser manejadores.

Palabras clave: Aprovechamiento sostenible, Comunidades indígenas, Manejo de vida silvestre,

monitoreo, Caiman yacare.

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Abstract

Six communities from the Takana Indigenous Territory in the northeast of the La Paz Department conducted two spectacled caiman harvest campaigns from the water bodies inside their territory. Th e potential use of this natural resource was supported by studies on abundance, distribution and population parameters which were collected in order to develop the management plan for the species, considering a harvesting quota of 524 individuals per year. Each harvest campaign was monitored by the hunters themselves as well as by technicians from the Takana People Indigenous Council (CIPTA). Twenty-three hunters participated in the fi rst caiman harvesting in August of 2007, and decided to form an Association of caiman managers named “Matusha Aid’a”, meaning “large caiman” in Takana. Th e Association aimed to implement an integrated management plan by commercializing caiman hides, as well as receiving additional economic benefi ts from selling sub-products such as meat and oil. Each hunter contributed a total of 20% of their earnings to their representative organization, their communities, as well as part of the reinvestment capital for the next harvest season, which was run in August of 2008. Th e second harvest campaign lasted a total of 17 days, 6 days less than the previous year (2007), and all 23 hunters from “Matusha aid’a” Association participated. Th e earnings obtained from this second harvest increased in comparison to those received in 2007. Th e fresh meat collected was processed into dry meat, and this increased considerably in relation to the previous year. Fat was also extracted to produce caiman oil, and teeth, feet and bones were collected for subsequent commercialization with the purpose of achieving an integrated management of the species. Th is process represents a gradual change where associates evolve from hunters to real managers of the resource.

Keywords: Sustainable harvest, indigenous communities, wildlife management, monitoring, Caiman

yacare.

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Introducción

El proceso de construcción del plan de manejo de lagarto en la TCO Takana llevó más de 5 años. Durante este tiempo gracias al compromiso del CIPTA con la conservación de los recursos naturales y el desarrollo del pueblo Takana (Llobet 2004, Miranda et al. 2007, CIPTA & WCS 2001), se impulsó la realización de estudios para respaldar el aprovechamiento sostenible del lagarto (Ríos 2003, 2005). Producto de estas gestiones en 2007 se llevó a cabo la primera cosecha de lagarto en el departamento de La Paz y la segunda de Bolivia bajo el sistema de plan de manejo ejecutado por comunidades indígenas (Miranda-Chumacero et al. in prep.)

Todo este proceso nace a partir de la identifi cación de Caiman yacare, como un recurso con importante potencial, en el diagnóstico realizado por el CIPTA y WCS para la construcción de la “Estrategia de Desarrollo en base al Uso Sostenible de recursos Naturales de la TCO Takana” (CIPTA & WCS 2001). Dando seguimiento a este compromiso, dos muestreos poblacionales de lagartos fueron efectuados en la TCO Takana (Ríos 2003, Llobet 2004). Los resultados obtenidos arrojaron datos que indicaban las posibilidades de llevar a cabo un aprovechamiento sostenible basado en la abundancia natural encontrada en la región y en la tendencia de presentarse variaciones de las proporciones de clases de tamaños de acuerdo a los diferentes tipos de hábitat. Esta variación fue tomada en cuenta en la elección de los sitios de cosecha y en la estimación de la cantidad de individuos a extraer en cada uno de ellos (Llobet & CIPTA 2006).

Los resultados de la cosecha de 2007 se detallan en extenso en Miranda-Chumacero et al. (in prep). El objetivo del presente análisis es el de identifi car los indicadores relevantes, en función a dos años consecutivos de seguimiento a las cosechas, que permitan hacer un adecuado monitoreo de las poblaciones de C. yacare así como de las actividades de aprovechamiento con el fi n de brindar argumentos de decisión para los manejadores, y que los esfuerzos se concentren en la generación de información prioritaria para el manejo de la especie, efectivizando de esta manera el monitoreo de las actividades así como la logística del mismo.

Área de estudio

La TCO Takana se encuentra en la provincia Iturralde al Norte del departamento de La Paz. Esta TCO tiene una extensión de 389.000 ha distribuidas en dos grandes zonas: la zona de pie de monte, ubicada a lo largo de la carretera San Buenaventura a Ixiamas, y la zona del río Beni, ubicada a lo largo de la orilla oeste

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de este río desde la población de San Buenaventura hasta la comunidad Carmen del Emero (Fig. 1).

Figura 1: Zona de aprovechamiento de Caiman yacare en la TCO Takana I, al Norte de La Paz. Nótese las 6 sub-zonas defi nidas, que para efectos de la cosecha fueron agrupadas en tres (1-3, 4-5 y 6).

Los estudios realizados por Ríos (2003) abarcaron ambas zonas, determinando que sólo la zona del río Beni posee un potencial de aprovechamiento de la especie. Esto fue confi rmado por los estudios realizados por Llobet (2004), quien se concentró precisamente en dicha zona con potencial para determinar los sitios y cupos de aprovechamiento defi nitivos.

El área de aprovechamiento defi nida en el plan de manejo aprobado por las autoridades nacionales para la TCO Takana está dividida en 6 zonas que corresponden al área de infl uencia de las comunidades takanas asentadas en la margen del río Beni (Llobet & CIPTA 2006). Estas seis zonas fueron reagrupadas en 3 zonas por los mismos cazadores para fi nes de logística y organización de las cosechas (Miranda et al. 2007) (Fig. 1). Estas tres zonas abarcan un total de

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28 arroyos, 29 lagunas, el Lago Moa y diez secciones del río Beni, de acuerdo a los límites comunales y de las concesiones presentes. La superfi cie total de los cuerpos de agua corresponde a 290,96 km2 (22,45% del área propuesta para manejo y 8,94% de la TCO Titulada). En el aprovechamiento se excluye lagunas pequeñas, es decir, cuerpos de agua permanentes, con una superfi cie menor a 0,5 km2, independientemente de su origen, y yomomales que son formaciones extensas y más o menos densas de vegetación emergente, que no dejan superfi cies importantes del espejo de agua libre. Estos dos tipos de cuerpos de agua han sido identifi cados como sitios de reproducción en el trabajo de investigación del potencial (Llobet 2004). En toda esta área, el plan de aprovechamiento se basa en la extracción del 25% de los individuos mayores a 180 cm de longitud total (clase IV) reportados en los estudios (Ríos 2003, Llobet 2004).

Métodos

Organización de los cazadores

Una de las actividades más importantes que se ha hecho, junto a los estudios del potencial de aprovechamiento de lagarto y la consecuente elaboración del plan de manejo, ha sido la organización de los comunarios interesados en participar en el plan. En este proceso participó activamente el directorio del CIPTA.

Una vez conocido el potencial de aprovechamiento del recurso, los resultados de las investigaciones fueron presentados a las comunidades de las zonas en que se realizaron los estudios. Posteriormente, en base a estos resultados y a las discusiones emanadas en los talleres de presentación de resultados, se terminó de estructurar el plan de manejo. Este plan de manejo, una vez revisado y aprobado por el CIPTA, fue presentado a las comunidades de la zona. En esa oportunidad se levantaron listas de las personas que estarían comprometidas en participar en el aprovechamiento, una vez dadas a conocer las responsabilidades descritas en el plan de manejo. Con las personas que se comprometieron en participar en el aprovechamiento, se realizó un taller de coordinación de actividades (Miranda et al. 2007). En este taller se defi nieron detalles logísticos de la cosecha tomando en cuenta las condiciones de acceso a los cuerpos de agua, el número fi nal de personas que participaría y los medios disponibles.

Producto de este taller, el CIPTA vio por conveniente formar una asociación específi ca para el aprovechamiento del lagarto, a la cual los socios denominaron “Matusha Aid’a”, expresión takana que en español signifi ca “Lagarto grande”. Esta asociación está actualmente conformada por los socios que participan en el aprovechamiento de lagarto. En base a la lista de personas inicialmente interesadas en participar, se defi nió un máximo de 23 comunarios que podrían

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participar como socios que se benefi cien directamente de la comercialización del cuero de lagarto. Adicionalmente dejaron abierta la posibilidad de que más personas se sumen para aprovechar otros subproductos de la cacería tales como carne (en forma de charque), aceite y otros destinados a la elaboración de artesanías (osamentas, garras y escamas). Esta asociación posee un responsable del aprovechamiento que cuenta con el apoyo de responsables zonales. Esta asociación forma parte de una asociación mayor denominada “Animalucuana” (que signifi ca Fauna en español), creada posteriormente, y que abarca a otras iniciativas de manejo de recursos naturales en la TCO Takana (Fig. 2).

Figura 2: Sistema organizativo de la agrupación takana para el aprovechamiento de lagarto Asociación “Matusha Aid’a” como parte de la Asociación de Manejo sostenible de Fauna “Animalucuana”.

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Brazo técnico del CIPTA

Como parte de la gestión de su territorio, el CIPTA creó un brazo técnico con el fi n de contar con personal técnico especializado que pueda atender las demandas relacionadas con el manejo de recursos naturales que se generen en la TCO Takana. Este brazo técnico está conformado en parte por biólogos, técnicos locales y contrapartes locales que han apoyado a la ejecución de ambas cosechas. Técnicos voluntarios

Con el fi n de cubrir la gran extensión del área de aprovechamiento el CIPTA vio por conveniente la participación de técnicos voluntarios (estudiantes de la carrera de Biología) interesados en acompañar el proceso en el zona. En la cosecha de 2007 participaron cuatro técnicos voluntarios y en la del 2008 se redujo a dos.

Registro de los datos

En cada sitio de captura de lagartos se registraron los siguientes datos: hora de la captura, largo total, largo ventral (del hocico al ano), peso, sexo, largo del cuero, peso de la carne, número de balas usadas. En cada sitio de cosecha se registraron además el nombre del cuerpo de agua, fecha de cacería, horas de ingreso y salida del sitio. Estos datos fueron llenados en dos planillas paralelas, una llenada por los técnicos voluntarios y otra llenada por los mismos cazadores, esto con el fi n de comparar los datos reportados. Este análisis se presentará en un artículo específi co en el que se comparen los datos registrados por los cazadores y los que han sido reportados por los técnicos. Para los fi nes de los análisis de este documento se usan los datos reportados por los técnicos, considerando datos de 1.048 individuos capturados entre los años 2007 y 2008.

Análisis adicionales

En ambas cosechas se tomaron muestras para análisis genéticos (sin realización por el momento), muestras para análisis de mercurio (en curso), muestras de parásitos y de contenidos estomacales (en curso). En la primera cosecha, el equipo de veterinarios de WCS realizó una aproximación del estado de salud de las poblaciones silvestres de C. yacare (Alandia 2007).

Logística de la cosecha

Para la cosecha fueron necesarios varios materiales que fueron proveídos por el CIPTA en calidad de fondo de arranque para la Asociación “Matusha Aid’a”. Entre estos materiales están las balas, sal, material para el cuereo y combustible. Cada

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grupo de cazadores se organizó en cuanto a los botes y motores peque-peque (motores estacionarios de 6 a 16 HP, provistos de un largo eje-cola que termina en una hélice) disponibles en cada sitio.

Resultados

Esfuerzo y tiempo empleado

La cosecha en 2007 comenzó el 25 de septiembre y concluyó el 19 de octubre (24 días calendario, 21 días efectivos), mientras que la de 2008 comenzó el 20 de agosto y concluyó el 8 de septiembre (17 días calendario y efectivos). En 2007 se tuvo tres días sin cacería en medio de toda la cosecha, debido a: 1) días con mucho humo producto de los chaqueos en la zona, y 2) días considerados como de mala suerte por los comunarios.

En la fi gura 3 se puede ver de forma clara el menor tiempo invertido en 2008 para la captura de los 524 individuos fi jados como cupo anual. La diferencia es de 4 días menos de tiempo empleado respecto a 2007.

Si se hace este análisis por zonas, se puede ver en todos los casos el mismo comportamiento; en 2008 un menor número de días empleados en la cacería del cupo asignado por cada zona. En ambos años de cosecha, la zona de río abajo (ubicada más al norte), donde se encuentran las comunidades Carmen del Emero y Tequeje, fue en la que más tiempo tomaron para la captura de sus cupos respectivos (Fig. 4). En la zona de río arriba, donde se encuentra la comunidad de Cachichira, en ambos años capturó el cupo asignado (mayor que de las otras zonas) en menor tiempo.

La tasa de captura en 2008 fue mayor que la de 2007 (Fig. 5). En 2008 se capturó hasta 20 individuos por día (en lagunas), mientras que en 2007 se llegó a 16 individuos por día.

La tasa de capturas por tipo de ambiente ha variado de forma similar entre los dos años. La mayor tasa de captura en ambas cosechas se dio en lagunas (14 en 2007 y 20 en 2008) y en el Lago Moa, mientras que las menores en el río Beni (6 en 2007 y 8 en 2008) y en los arroyos (9 en 2007 y 7 en 2008). Si bien son cupos fi jos por cada cuerpo de agua, el esfuerzo por conseguir este cupo ha disminuido en cada año, por tanto ha mejorado el rendimiento de captura expresado en individuos capturados por día.

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Figura 3: Variación del esfuerzo de cosecha de lagartos entre 2007 y 2008. Nótese que en 2007 hubo 3 días sin actividad de caza (días 3, 13 y 19).

Figura 4: Comparación del esfuerzo de cosecha entre zonas para 2007 y 2008.

Figura 5: Variación del número de individuos capturados por día según el tipo de hábitat.

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Variación de las tallas y pesos

La relación entre el peso y la talla de los individuos capturados ha sido relativamente constante entre los dos años (Fig. 6). Existe una mínima diferencia en las líneas de tendencia entre 2007 (R2=0,75027) y 2008 (R2=0,66182), debido a una mayor talla de los individuos en 2008.

El largo de los individuos capturados en 2008 fue en general mayor respecto de 2007 en la mayoría de los tipos de cuerpos de agua, excepto en lagunas. El peso por su parte fue menor en general en todos los cuerpos de agua, excepto en lagunas, donde están los mayores promedios. Esto quizás esté relacionado con la época de reproducción, ya que los individuos tratan de acumular la mayor cantidad de grasa antes del inicio de ésta. Este análisis es muy preliminar y las diferencias encontradas son muy bajas. Por lo que se observa en la fi gura 7, el sitio en el que se han capturado los individuos con mayor peso es el Lago Moa. Estas diferencias en cuanto al peso y la talla y su relación con sus periodos reproductivos deben ser estudiadas.

Otro aspecto que muestra variación es el número individuos capturados que no llegaron a medir 180 cm de longitud total. Se registró una reducción desde el 21% (reportado en 2007) al 17% del total de individuos capturados en 2008 (Fig. 8).

Si comparamos los histogramas de frecuencias entre ambos años, se observa que en 2008 hubo un incremento en la proporción de individuos de tallas mayores. Esto puede sugerir que los cazadores van aumentando su experiencia (respecto a 2007) en la diferenciación de las tallas. Esto es particularmente evidente en las clases de tallas menores en las que la cantidad de individuos abatidos se ha reducido en hasta un 50% respecto del 2007. De igual manera la cantidad de individuos abatidos en las clases mayores a 200 cm de longitud total (LT) se ha incrementado considerablemente (Fig. 9). Esto probablemente es parte de un proceso de optimización de la cacería en si y del incremento de la experiencia de los cazadores. Se podría esperar que de continuar así, en las futuras cosechas el número de individuos que estén por debajo de 180 cm de LT, llegue a ser menor.

Proporción Hembras-machos

En ambas cosechas el número de hembras capturadas fue muy similar, 11 en 2007 y 12 en 2008. Aunque el numero global es similar, se pueden apreciar diferencias entre tipos de cuerpos de agua. En 2007 se capturó hembras en casi todos los cuerpos de agua, mientras que en 2008 sólo en lagunas y una en el río Beni (Fig. 10). Las hembras capturadas en 2007 tenían un rango de tamaño mayor, desde 144 cm hasta 190 cm de LT. En 2008 este rango de variación es menor, solo de 160 cm hasta 180 cm de LT (Fig. 11).

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Figura 6: Relación de la longitud total con el peso de lagartos cosechados entre 2007 y 2008.

Figura 7: Variación del peso (a) y de la longitud total (b) de los individuos cosechados por tipo de hábitat, tanto en 2007 como 2008.

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Figura 8: Proporción de individuos menores y mayores a 180 cm de LT en la cosecha de lagartos 2007 y en la de 2008.

Figura 9: Variación de la proporción de individuos por cada clase de tamaño entre las cosechas 2007 y 2008.

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Figura 10: Proporciones de sexos en la cosecha de 2007 y la de 2008 en los diferentes tipos de hábitats en total.

Figura 11: Amplitud de varación de las tallas de Hembras capturadas en 2007 y en 2008.

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Heridos y no recuperados

El número total de individuos heridos y no recuperados en el proceso de cosecha ha disminuido entre 2007 y 2008 (Fig. 12 y 13). En 2007 se llegó a un total de 136 individuos que representaba el 26%, mientras que en 2008 este porcentaje no supera el 15%, es decir 75 individuos.

Figura 12: Comparación de la fl uctuación de individuos cazados por día y los heridos por cada día de cosecha, tanto en 2007 (barras claras) como en 2008 (barras oscuras).

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En la cosecha de 2007 se observó que el número de heridos no variaba conforme al avance de la cosecha, sino que estaba más infl uenciado por las características ambientales predominantes de los cuerpos de agua en los que se capturaban los individuos, tales como la velocidad del agua y la profundidad (Miranda-Chumacero et al. in prep.). Este comportamiento es recurrente en 2008.

Si hacemos un análisis por zonas, se puede observar que en ambas cosechas existen zonas con mayor cantidad de individuos heridos y no recuperados: Tequeje y Carmen del Emero. En Cachichira se dio un descenso del número total de individuos heridos de forma signifi cativa, desde 54 individuos en 2007 a 9 en 2008. En Carmen del Emero las cantidades son muy similares por lo que podría esperarse que este patrón sea recurrente en la zona.

Figura 13: Disminución del número de individuos heridos y no recuperados por cada zona entre 2007 y 2008.

Carne como un producto adicional de la cosecha

En la cosecha de 2007 se extrajeron una total de 853 kg de carne a partir de los individuos abatidos. Mientras que en 2008 la cantidad subió a 1.660 kg (Tabla 1). Esta diferencia es producto, principalmente, de una mejor organización de los cazadores y de los comunarios que se dedicaron a extraer la carne. La carne casi en su totalidad se extrajo de la cola. Una proporción no cuantifi cada de la carne extraída en ambas cosechas fue empleada para el consumo local, principalmente de los cazadores y de sus familias. El restante fue destinado a la elaboración de charque. En 2007 alrededor de 40 kg de carne fresca fueron comercializadas principalmente en la ciudad de La Paz, pero el resto de ésta se destinó a la elaboración de charque para evitar su pérdida. Esta fue la razón para que en 2008 toda la carne fuera secada y salada inmediatamente a la extracción.

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Tabla 1: Reducción de la cantidad de carne extraída respecto de la comercializada en forma de charque.

Año Carne extraída (kg)

Charque producido (kg)

Diferencia (%)

2007 853 258 ~70

2008 1.660 1.087 ~34

Benefi cios económicos generados por la cosecha de lagartos entre 2007 y 2008

En 2007, la venta de los cueros generó una ganancia total de 57.967 Bs (8.281 USD). Además de 4.804 Bs (691 USD) por la venta de 258 kg de charque y una parte de carne fresca. En 2008, la venta de los cueros generó una ganancia total de 78.910 Bs (11.065 USD). Además de 16.305 Bs (2.346 USD) por la 1.087 kg venta de charque.

Cada uno de los cazadores-socios aportó, en ambos años, el 20 % de sus ganancias a: su organización matriz (3%), a la Asociación “Animalucuana” (2%), a la Asociación “Matusha Aid’a” (3%), a su Comunidad (5%) y a un fondo de reinversión para las siguientes cosechas (10%) (Tabla 2). Cada cazador ganó en promedio 288 USD en 2007 y 375 USD en 2008 por la venta de cueros, mientras que por la venta de carne, los comunarios a cargo de esta parte ganaron en promedio 24 USD en 2007 y 108 USD en 2008 (Tabla 2). En la cosecha de 2008, generalmente los encargados de recolectar la carne eran distintos a los cazadores para optimizar el tiempo, pero en la zona de Cachichira los benefi ciarios tanto de cuero como de carne fueron los mismos cazadores. En esta comunidad, por tanto, se ha dado el máximo de ingreso per capita derivado de la actividad en general, llegando a más de 450 USD por año.

Discusión

Entre 2007 y 2008 en una gran parte de los indicadores se nota un cambio positivo desde el punto de vista de optimización de los procesos de cosecha (Tabla 3). Esto sin duda es consecuencia de una mayor experiencia en los cazadores y en el mejoramiento de la logística empleada por ellos para el desplazamiento a los sitios de cosecha, la captura, el transporte de los individuos abatidos, así como el inicio de actividades de cosecha en los tiempos previstos e hidrológicamente apropiados. Una muestra de esto es la disminución de los individuos heridos y no recuperados en general, pese a que probablemente en algunos sitios, por las

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Tabla 2: Benefi cios económicos generados por la venta de cuero y carne (salada y seca en su mayor parte) de lagartos en 2007 y 2008. Se detalla el aporte realizado por los socios a sus entidades representativas y a la reinversión para futuras cosechas.

Producto Benefi cios generales 2007 (USD)

2008 (USD)

Incremento (%)

Cuero Aporte a Asociación (2%) 166 221 34

Aporte a CIPTA (3%) 248 332 34

Aporte a Comunidad (5%) 414 553 34

Re-inversión (2007:10%; 2008:12%)

828 1328 60

Ganancia Total Socios (2007: 80%; 2008:78%)

6.625 8.631 30

Total Ganado por cueros 8.281 11.065 32

Ganancia promedio por socio 288 375 30

Carne Aporte a Asociación (2%) 0 47 ---

Aporte a CIPTA (3%) 0 70 ---

Aporte a Comunidad (5%) 0 117 ---

Re-inversión (2007:10%; 2008:12%)

0 282 ---

Ganancia Total Socios (2007: 100%; 2008:78%)

400 1.830 229

Ganancia por venta de carne fresca

135 0 ---

Total Ganado por carne 691 2.346 239

Ganancia promedio por socio 24 108 345

Total ganancias 9.261 13.700 48

características del cuerpo de agua, siempre exista una cantidad de individuos que se hieran y no puedan recuperarse. En este caso se debería esperar que con el paso de los años el número de individuos heridos y que no puedan ser recuperados descienda a lo mínimo, pero deberá tomarse en cuenta, que existirán sitios en los que, por la velocidad de la corriente, la profundidad, las condiciones de visibilidad y otras, se tendrán alguna cantidad de estos casos.

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Indicador 2007 2008 Causas de variación

Variación espe-rada

Número de individuos cosechados

524 524 --- Incremento del cupo por cada plan

aprobado.

Número de sitios para cosechar*

34 34 --- Ninguna.

Número de sitios utilizados*

23 28 Sitios secos o sin acceso

Ninguna.

Número de días de cacería

21 17 Mayor experiencia

y mejor organización de

los cazadores

Reducción hasta un punto en el

que se obtenga el mayor rendimiento

por esfuerzo.

Número de cazadores 23 23 --- Incremento gradual conforme

al cupo de individuos

capturados.

Número promedio de botes usados por día

1,81 1,39 Mejora en el esfuerzo

Reducir al número óptimo para

lograr el cupo en el menor tiempo

posible.

Talla máxima de hembras abatidas

190 180 ? Incrementar cada vez la talla mínima

de captura en general.

Talla promedio de hembras abatidas

167,9 168,1

Talla mínima de hembras abatidas

144 160 Mayor experiencia en estimar la talla

Número de hembras abatidas

11 12 Al parecer proporción natural de

hembras que superan o

bordean la talla de 180

Reducir hasta que ninguna hembra sea capturada. Tomar como referencia el

máximo de talla de hembras como mínimo de talla a

capturar.

Tabla 3: Validación de los principales indicadores para las cosechas 2007 y 2008 de Caiman yacare en la TCO Takana.

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Indicador 2007 2008 Causas de variación

Variación espe-rada

Número de individuos de M. niger abatidos

6 5 Reducción paulatina hasta llegar a ningún

Caimán abatido.

Número individuos heridos no

recuperados(% del total del cupo

asignado)

136 (25,95%)

75 (14,31%)

Mayor experiencia en los cazadores

Ninguno o reducido al

mínimo (<1%).

Número de individuos cosechados por día

11 13 Optimización de la logística(incluye inicio de actividades en el tiempo

previsto, mayor experiencia de los cazadores)

Incremento del número de

individuos por día hasta el máximo de

rendimiento.

Promedio de la talla de captura (cm)

195,2 196,5 Mayor experiencia en

la identifi cación de los

individuos de talla s mayores

Ingreso a los cuerpos de

agua antes que terceros

Poblaciones de Caiman yacare respondiendo a

la cosecha

Incremento del promedio

producto de la caza selectiva

de individuos de mayor talla.

Talla máxima de captura (cm)

247 251 Llegar al máximo de talla reportada

para la especie

Talla mínima de captura (cm)

137 154 Mantenerse en el mínimo

establecido de 180 cm

Precio promedio por cuero (USD)

20,6 23,3 Mejores alianzas con curtiembres

Incrementando por año

Precio mínimo (USD) 18 17 Superior al año anterior

Precio máximo (USD) 23 30 Superior cada año

Total ganancias por venta de cueros (USD)

8.281 11.065 Mejores precios.Mayor

proporción de individuos de

tallas mayores.

Incrementándose periódicamente

cada año

Tabla 3: Continuación.

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Indicador 2007 2008 Causas de variación

Variación espe-rada

Cantidad de carne extraída (kg)

853 1.721,5 Mejor organización de los socios

para optimizar la utilización integral del

recurso

Llegar la máximo de carne obtenida posible de acuerdo

a la cantidad de individuos

abatidos.

Cantidad de carne seca comercializada (kg)

258 1.087

Cantidad de carne fresca comercializada

(kg)

40 ---

Ganancia total por la venta de carne seca

(USD)

691 2.346 Incrementándose periódicamente

Ganancia total por la venta de carne fresca

(USD)

135 ---

Ganancia por cazador (venta de cuero) (USD)

288 375

Ganancia por socio (venta de charque)

(USD)

24 108

Número de individuos capturados con talla inferior a 180 cm (% del total capturado)

111 (21,2%)

90 (17,2)

Número de personas, distintas de los socios

cazadores partici-pantes en el proceso

--- 9

* Entiéndase como sitio a un cuerpo de agua (arroyo, laguna, lago) o una sección del río Beni.

Tabla 3: Continuación.

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104

Otro factor que posiblemente infl uyó positivamente es que la cosecha de 2008 inició mucho antes que en el 2007, esto puede haber hecho que se evite la cacería furtiva por gente ajena a la TCO Takana en la zona. Con esto la actividad en si estaría aportando a los sistemas de control y protección de mismo recurso.

El menor tiempo empleado en la captura de la misma cantidad de individuos en 2008 respecto de 2007 puede ser una muestra de que:

a) existe más experiencia de los cazadores que se refl eja en la optimización de su tiempo y esfuerzo de cacería,

b) las poblaciones de Caiman yacare se encuentran en niveles que permiten mantener la cuota de extracción establecida de 524 individuos anualmente para estas dos cosechas,

c) el inicio de la cacería en el momento planifi cado, evita el ingreso de cazadores furtivos en los cuerpos de agua de la TCO Takana.

Para tener una aproximación más contundente, es necesario realizar un nuevo muestreo de las poblaciones de lagartos en los cuerpos de agua de la zona con el fi n de realizar una comparación de las poblaciones reportadas en 2001, 2004, las cosechas 2007-2008, y la situación actual.

Otro aspecto que es interesante comparar es la proporción de individuos menores a 180 cm de LT capturados. En 2007 esta cantidad llegó a un poco más de 21% del total, mientras que en 2008 este porcentaje se redujo al 17%, quizás debido a que hubo más capacidad de los cazadores para el reconocimiento de los tamaños.

En general la variación de los indicadores seleccionados para el monitoreo del plan de aprovechamiento de lagarto en la TCO Takana ha sido positiva. Esto signifi ca en términos sencillos que las prácticas de cacería, logística y de experiencia en general en los cazadores han mejorado. Si esto continua podría esperarse que tanto los indicadores referentes a la biología y ecología del recurso arrojen valores positivos, así como los que hacen referencia a los procesos en si y la sostenibilidad (social y ecológica) del aprovechamiento.

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Sugerencias al programa lagarto

Quizás sea necesaria la apertura de espacios de discusión de los resultados obtenidos en esta y otras experiencias para una análisis conjunto de los resultados arrojados. Con estos elementos bien podría generarse sugerencias valiosas al programa lagarto. La reconducción de este programa en la actualidad está siendo abordada desde una perspectiva de comercialización (MDRAMA 2008), que era y es muy importante y quizás podría enriquecerse con las experiencias generadas por las iniciativas de aprovechamiento realizadas en el marco de un plan de manejo.

Bibliografía

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Miranda-Chumacero, G., A. Llobet, & K. Lara. 2007. Memorias del Primer Taller para la Organización del aprovechamiento de Peces Ornamentales y Lagartos en La TCO Tacana I. WCS/CIPTA. La Paz, Bolivia.

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WCS & CIPTA. 2001. Estrategia de desarrollo Sostenible de la TCO Tacana con base en el manejo de Recursos Naturales. CIPTA/WCS. La Paz, Bolivia.

Datos de los Autores

Guido Miranda-Chumacero1, Robert Wallace1, Agustín Estívariz2 & Felzi Gonzáles2

1Wildlife Conservation Society, Programa de Conservación delGran Paisaje Madidi-Tambopata, CP 3-35181, La Paz, [email protected] (autor de correspondencia)2Consejo Indígena del Pueblo Takana (CIPTA), Tumupasha, Provincia Abel Iturralde. La Paz, Bolivia

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Plan de Manejo de Lagarto del Municipio de Loreto (Beni, Bolivia): Avances y desafíos para el manejo de Caiman yacare en Bolivia

Silvia Ten & Mario González

Caiman yacare - Fotografía J. Severiche & M. Zambrana

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Resumen

El lagarto (Caiman yacare) es uno de los primeros recursos de fauna silvestre que, después del Decreto de Veda (D.S. 22641), contó con una reglamentación específi ca para su uso en Bolivia. Los habitantes del municipio de Loreto han usado este recurso, en el marco del Programa Nacional de Aprovechamiento Sostenible de Lagarto, desde 1999, pero con unos resultados diferentes a los esperados según los objetivos que dieron origen a este Programa. A pesar de la reglamentación nacional existente, esta especie era cazada para benefi cio principalmente de rescatistas foráneos y curtiembres, sin acatar épocas de veda ni áreas de cosecha.

Con la aprobación del Plan de Manejo de Lagarto para el municipio de Loreto, por primera vez en el país se integra a indígenas, campesinos y ganaderos de un municipio para el manejo de este recurso desde una visión de unidad territorial. Una propuesta que involucra a los directos benefi ciarios como una opción para resolver localmente las defi ciencias en la aplicación del Programa Nacional de Aprovechamiento Sostenible de Lagarto que ha permitido: desarticular el sistema de caza ilegal en la zona; disponer de información sobre volúmenes, áreas, tamaños y benefi cios obtenidos por los cueros comercializados; distribución transparente de benefi cios según modelos concertados; comercializar la carne del 30% de los animales cosechados y aumentar los ingresos obtenidos por cuero con respecto a la situación de partida en un 300%.

Los avances alcanzados y las experiencias aprendidas a través de 3 años de implementación gradual de este Plan de Manejo de Lagarto son valiosas lecciones para avanzar hacia un manejo del lagarto en Bolivia que garantice la sostenibilidad biológica, social y económica desde una visión local del recurso y plantee soluciones a los problemas asociados a su aprovechamiento.

Palabras clave: lagarto, Caiman yacare, plan de manejo, Bolivia.

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Introducción

El Programa Nacional de Conservación y Aprovechamiento Sostenible de Lagarto (PNASL o Programa Lagarto) en Bolivia, se inicia de manera experimental en 1997 y a nivel nacional en 1999. Aunque al comienzo se pensó en un sistema de manejo bajo planes prediales, fi nalmente se adoptó el sistema venezolano para Caiman crocodilus, basado en la cosecha de una porción de los machos adultos de la población y en el establecimiento de cuotas de extracción a partir de análisis poblacionales bajo un enfoque de regiones ecológicas, modelo que fue desarrollado e implementado con éxito por dicho país (Llobet & CIPTA 2006).

Este Programa, dirigido a comunidades campesinas, indígenas (Territorios Comunitarios de Origen, TCOs) y estancias ganaderas, ha pasado por varias revisiones con objeto de solventar las defi ciencias encontradas en las diferentes etapas de su cadena productiva (Ministerio de Desarrollo Sostenible 2005):

1) Inscripción de centros de faeneo, empresas comercializadoras y curtidoras, y benefi ciarios en las respectivas Prefecturas. Éstos últimos, a través de la presentación de una carpeta que debe contener su solicitud de designación de cupo, plano del predio y documentos legales que acrediten el derecho propietario sobre el mismo.

2) Revisión técnica y legal de carpetas de inscripción para su aprobación, detectándose como principal falencia la presentación de planos incorrectos o sobreposición de predios que, como consecuencia de su regularización, genera demora en el procesamiento de la información para la determinación de los cupos prediales.

3) Monitoreo poblacional, de hábitat y de cosecha, a cargo del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado (MHNNKM), que emite un informe para emisión del dictamen de extracción no perjudicial, que debe ser aprobado por la Autoridad Científi ca CITES (el propio MHNNKM). Sin embargo, la exigencia legal de monitorear el 10% del área de cosecha no se cumple debido a la gran extensión y difícil accesibilidad a ésta, obteniéndose resultados muy variables de los conteos. A lo anterior se suma la realización de los conteos anuales a través de consultorías licitadas en cada departamento con fi nanciamiento de las Prefecturas correspondientes, aunque en ocasiones éstos han sido fi nanciados por curtiembres, no existiendo continuidad metodológica y restando independencia a la generación de información (Rumiz & Llobet 2005).

4) Determinación de cupos a cargo de la Autoridad Nacional sustentados en el análisis de la base de datos del SIG de predios inscritos y aprobados en las Prefecturas.

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5) Otorgación de cupo predial, licencia de aprovechamiento, precintos de seguridad CITES y guías de movilización (planillas que autorizan el traslado de cueros o animales en el territorio nacional) a cada benefi ciario o su representante legal;

6) Cosecha y movilización de cueros o animales enteros de lagarto. Todo cuero o animal debía contar con el precinto de seguridad CITES desde el momento de la cacería. “Este periodo es crítico para el programa, en el sentido que nuevamente se inicia una carrera por la adquisición de precintos otorgados a los propietarios de los predios o sus representantes legales, generándose en muchos casos trafi co de los mismos”.

7) Movilización o traslado de los animales enteros o cueros salados con sus correspondientes precintos, que deben estar acompañados de la guía de movilización respectiva, para su entrega a las curtiembres y centros de faeneo.

8) Control y vigilancia a cargo de las Prefecturas, con capacidad muy limitada.

Comunidades indígenas y estancias ganaderas del municipio de Loreto, siguiendo la normativa establecida por el Programa Lagarto, han ido participando discontinuamente en el PNASL desde 1999. Esta falta de continuidad en su intervención no se explica por decisiones tomadas con criterios comerciales o biológicos, sino en las defi ciencias con las que el Programa Lagarto fue asentándose: a) falta de control y monitoreo por las autoridades competentes sobre el origen de los cueros, lo que permitió no respetar los periodos de veda y cosechar en los lugares que los rescatistas1 y cazadores decidieran, tuvieran o no esos espacios autorización, sin respetar las propiedades privadas y/o comunales; b) reducido benefi cio económico para los benefi ciarios, pues buena parte de los potenciales ingresos caían fi nalmente en manos de los rescatistas que, con frecuencia, compraban las licencias de caza a los benefi ciarios; y c) oscilaciones anuales en los cupos de cosecha otorgados por la Autoridad Nacional, en ocasiones muy fuertes, que generaron un sentimiento local de arbitrariedad técnica y ausencia de concordancia con la realidad biológica.

Esta situación general se complicaba por otros factores administrativos del Programa Lagarto, como la tramitación anual de inscripción para las comunidades, difícil de costear, no por la inscripción en sí, sino por los gastos asociados que generaba el desplazamiento y la estadía en la capital departamental, Trinidad, donde deben hacerse los sucesivos trámites. De esta

1Los rescatistas son habilitadores de cazadores para obtener cueros a un precio preestablecido en función de la calidad y el tamaño. Ocasionalmente participan en cacerías, con equipos de caza propios, pagando por día de trabajo y no por cantidad de producto. En el departamento del Beni aún hay rescatistas en casi todas las capitales municipales. Trabajan normalmente con fi nanciamiento de las curtiembres, con las que tienen apalabrados un número de cueros anuales.

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manera se potenció, involuntariamente desde el Estado y premeditadamente por las curtiembres, la fi gura de los rescatistas, intermediarios entre benefi ciarios y Autoridad Administrativa, y entre benefi ciarios y empresas. Como resultado, los sectores sociales a los que se dirigía el Programa Lagarto no se apropiaron de él, ni éste logró cumplir con los objetivos de sostenibilidad biológica, económica y social perseguidos originalmente.

El Plan de Manejo de Lagarto del municipio de Loreto (PML-ML) es el resultado de un proceso iniciado con la selección de este municipio por el estudio “Biodiversidad-Pobreza” (fi nanciado por el PNUD), para la construcción de un modelo exitoso que pudiera desarrollar iniciativas, desde las comunidades locales y municipios, que incrementaran los benefi cios económicos para dichas comunidades mediante el manejo de su biodiversidad. Surgió así la idea del Proyecto “Aprovechamiento Integral y Sostenible del Lagarto (Caiman yacare) a partir de Emprendimientos Comunitarios e Indígenas del municipio de Loreto”, fi nanciado por el Programa Nacional de Biocomercio Sostenible, programa dependiente del Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Forestales y Medio Ambiente, cuyo punto focal técnico en esas fechas era la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), fi nanciado por SECO y la Embajada de los Países Bajos. Dicho proyecto fue ejecutado entre junio de 2006 y febrero de 2008 por la Asociación Boliviana de Conservación (ABC).

La situación de partida de aprovechamiento del lagarto en Loreto era compleja. Los propietarios ganaderos, que en general consideraban los cupos de cosecha otorgados por debajo del potencial biológico sostenible, vendían las licencias de caza a curtiembres o rescatistas sin realizar la cosecha, obteniendo un ingreso bajo, pero sin costos ni esfuerzo, al tiempo que sufrían el ingreso ilegal de cazadores furtivos de lagartos a sus predios. Por otro lado, el sector campesino, sin tierras tituladas a su favor que les permitiera acceder al Programa Lagarto, pero con cazadores experimentados en sus comunidades, si participaban en cacerías eran de carácter ilegal, entrando a cosechar lagartos a los predios ganaderos próximos sin autorización de sus propietarios, trabajando para algún rescatista. Finalmente, las comunidades indígenas, muy presionadas por cacería ilegal promovida por los rescatistas locales, con cupos de cosecha normalmente por encima de la capacidad biológica (según los estudios desarrollados con posterioridad), al igual que los ganaderos, solían vender sus licencias a un rescatista o curtiembre, que empleaban el mecanismo de entregar dinero a la comunidad por las licencias de caza para impedir a los posibles cazadores comunales interesados en realizar una caza legal y comercializar directamente con las curtiembres, que realizaran la cosecha; si algún comunario cazaba, negociaba directamente con el rescatista la cantidad de cueros y el precio, pero no sobre la base de los cupos establecidos por la Autoridad Nacional, sino en las necesidades de cueros del rescatista para cumplir con los cupos negociados con las curtiembres.

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Este panorama explica que se generara una dinámica de competencia entre curtiembres por el control de las licencias de caza, dirimida en forma de guerra de precios ofrecidos a los benefi ciarios autorizados por el Programa Lagarto por estas licencias, que físicamente implicaba el control de los precintos de seguridad nacional y las guías de movilización por las curtiembres. Con este control logrado, y ante la débil capacidad del Estado para fi scalizar la procedencia y movimiento de cueros, la cosecha de animales podía realizarse en el lugar y fecha que desearan los rescatistas.

En esta situación de manejo local con pocas probabilidades de ser sostenible (ambiental, social y económicamente), las acciones iniciales se dirigieron a la elaboración de un programa general de conservación y aprovechamiento que fuese producto de la concertación entre todos los actores e instituciones, públicos y privados, con incidencia directa y/o indirecta tanto en la especie como en sus hábitats tradicionales. Para ello, se realizó un diagnóstico del recurso en el municipio desde un enfoque integral, incorporando elementos biológicos, sociales, económicos y normativos, conscientes de la importante contribución que una gestión adaptativa y el análisis integral y estructurado de la cadena productiva tenían para la consecución de las metas planteadas por el Programa Lagarto: promover una participación social con igualdad de oportunidades, generar ingresos económicos a partir del aprovechamiento sostenible de la especie y garantizar el adecuado manejo de la misma (Ministerio de Desarrollo Sostenible 2005).

El PML del municipio de Loreto concertado localmente se presentó a las Autoridades del Programa Lagarto en abril de 2008, aunque su reconocimiento formal por el Estado, con la Resolución Administrativa VMABCC N° 013/2009 emitida por el Viceministerio de Medio Ambiente, Biocomercio y Cambios Climáticos, no tuvo lugar hasta el 17 de junio de 2009. En la Resolución se establece un periodo de 2 años de vigencia para el Plan de Manejo, renovables en función de los informes anuales de cosecha que los responsables del mismo deben enviar a las Autoridades para su seguimiento.

De esta manera se empezó a regularizar una actividad hasta ese momento informal y afectada por múltiples ilegalidades, que había generado confl ictos entre comunidades y propietarios privados por la caza incontrolada de lagartos, al tiempo que se organizó socialmente el aprovechamiento de la especie bajo principios de viabilidad social, ecológica y económica.

El PML-ML ha mantenido el apoyo de ABC y FAN durante las gestiones 2008 y 2009 para consolidar este proceso de manejo de fauna silvestre diseñado bajo principios y criterios de biocomercio.

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Área de trabajo

El municipio de Loreto, Primera Sección Municipal de la Provincia Marbán, tiene una superfi cie aproximada de 6.751.000 ha y una población de 3.859 habitantes, encontrándose en la categoría de pobreza III (Ministerio de Descentralización 2006). El municipio limita al norte con la provincia Cercado, al oeste con la provincia Moxos y al sur con los departamentos de Santa Cruz y Cochabamba, aunque su delimitación administrativa fi nal no está defi nida (Fig. 1).

Figura 1: Caracterización administrativa del municipio de Loreto.

Del total territorial, el área fi nal propuesta de manejo cubre alrededor de 165,023 ha aproximadamente, cerca del 25% del municipio. Esta unidad de manejo se zonifi có en seis áreas considerando como elementos centrales: a) presencia de poblaciones aprovechables de C. yacare; b) potenciales productos y subproductos que podrían obtenerse cumpliendo con las exigencias de la demanda del mercado; c) posibilidades de obtener el mayor aprovechamiento integral y la mejor rentabilidad y; d) la relación entre espacio zonifi cado y organizaciones sociales locales (ABC & HAM Loreto 2008) (Fig. 2).

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Métodos

Desde el inicio, el método principal aplicado en el componente social del PML-ML ha sido el taller participativo con los actores locales. Para cada etapa en la construcción del Plan de Manejo se convocaron a las organizaciones sociales e instituciones participantes, se presentaron los objetivos a alcanzar por línea de acción, experiencias previas y, con los benefi ciarios, se evaluaron ventajas e inconvenientes de cada posible opción para pasar posteriormente, siempre de forma concertada, a decidir el sistema a aplicar. A través de estos talleres y reuniones se fueron tomando todas las decisiones organizativas para la ejecución anual del PML-ML.

La implementación del Plan de Manejo se desarrolló a través de un plan anual de actividades constituido por cuatro líneas de acción principales: a) planifi cación; b) cosecha sostenible, transporte y acopio; c) comercialización de los productos obtenidos derivados del recurso; y d) distribución de benefi cios. Paralelas a éstas, se plantean otras tres líneas de acción: e) monitoreo, f) difusión, y g) control y fi scalización.

Figura 2: Zonifi cación para manejo del lagarto en el municipio de Loreto.

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Para el desarrollo de este Plan de Acción anual se organizó el Comité de Gestión de Lagarto del municipio de Loreto (CGL), con representación de los sectores sociales e instituciones locales: indígenas, campesinos, ganaderos, Gobierno Municipal y organización de mujeres. Este Comité opera como instrumento de gestión del Plan de Manejo y es apoyado por los planifi cadores locales y cazadores capacitados seleccionados participativamente.

Planifi cación

Al comienzo de cada año (febrero), se elabora un plan de trabajo anual en calendario que comprende: a) negociación pública con las curtiembres sobre precios de venta de los cueros a cosechar en función del cupo asignado; b) establecimiento de cupos, cazadores y áreas de cosecha por brigada de caza (planifi cación de cosecha); c) difusión de la planifi cación a comunidades y propietarios de estancias; d) registro de cosecha por cazadores y planifi cadores locales (automonitoreo); e) acopio de cueros en centros acordados que reúnen las condiciones para evitar su deterioro; f) transporte coordinado de los subproductos obtenidos; g) comercialización conjunta y registro de datos; h) distribución de benefi cios entre participantes; i) elaboración del informe de cosecha de la gestión y; j) envío del informe de cosecha a las Autoridades del Programa Lagarto.

Completada la planifi cación, el CGL informa a la autoridad departamental, inscribe el Plan de Manejo al Programa Lagarto y recoge las licencias de caza y guías de movilización. Estas últimas son entregadas a los planifi cadores de zona, de acuerdo al potencial de aprovechamiento calculado en la planifi cación anual, para realizar el transporte a Trinidad a medida que se avanza en la cosecha. La responsabilidad del seguimiento de su implementación y potenciales ajustes recae sobre los mismos benefi ciarios, a través del Comité de Gestión de Lagarto.

Cosecha sostenible, transporte y acopio

La selección de cazadores por zona (brigadas de caza), buscando efi ciencia en la caza (animales grandes y en buen estado, precisión en el disparo, óptimo descuerado y manejo de pieles) se realiza en consenso entre planifi cadores y la población de las comunidades tras los procesos de capacitación.

La propuesta para la cosecha anual, elaborada por los planifi cadores de zona, contempla un apartado dedicado a logística, en el cual se establece, según los lugares de cosecha y los productos a extraer y centros de acopio aconsejados, los

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mejores medios de transporte a utilizar desde el punto de recolección hasta el centro de acopio, y de éste a Trinidad para su entrega al comprador.

Posteriormente el CGL hace seguimiento de la evolución del proceso de cosecha a través de las inspecciones que los planifi cadores realizan de la misma, confi rmando que los grupos de caza están cosechando y que los medios requeridos se encuentran a disposición.

Comercialización de los productos obtenidos derivados del recurso

La comercialización se considera una actividad de responsabilidad compartida entre todos los sectores representados en el CGL de Loreto. Ésta se realiza bajo el modelo concertado de licitación pública de todos los cueros a obtener del Plan de Manejo, invitando directamente a las curtiembres autorizadas por el Programa Lagarto instaladas en la ciudad de Trinidad, a través de una oferta inicial de precios. Firmado el contrato de compra-venta con la curtiembre seleccionada, el CGL se encarga de hacerlo público al resto de empresas y a la Autoridad Departamental, coordinando con ésta la verifi cación de los productos entregados en curtiembre y su control mediante las guías de movilización empleadas.

Distribución de benefi cios

Las utilidades generadas deben sustentar el PML-ML, por tanto, en la distribución de benefi cios participan las organizaciones sociales (fortalecimiento y difusión), el CGL (planifi cadores) y el mismo Plan de Manejo (trámites administrativos y logística), junto a cazadores y propietarios. Los aportes acordados por piel comercializada, si bien pueden variar según las necesidades del PML-ML, consisten en USD 1,00 al CGL, USD 1,00 al PML-ML y USD 1,00 a la organización a la que pertenece el cazador.

Monitoreo

El modelo de monitoreo (biológico y socioeconómico) también fue diseñado participativamente con los benefi ciarios, considerándose un componente fundamental la retroalimentación y adaptación continua del mismo. Este automonitoreo se centra en dos eslabones fundamentales de la cadena productiva, la cosecha y la comercialización. En el primer caso, la participación de los cazadores se promueve a través de reuniones y talleres periódicos en las comunidades, que facilitan la organización, el reconocimiento y refuerzan

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la capacitación. El trabajo es completado con visitas puntuales y reuniones periódicas de coordinación con los planifi cadores de zona, responsables últimos de esta labor.

Monitoreo biológico

Realizado anualmente por los propios cazadores, mediante fi chas de registro retroalimentadas en función a sus sugerencias y los resultados de la cosecha anterior, el monitoreo tiene por fi nalidad evaluar la tendencia en los tamaños de los animales capturados, determinar el esfuerzo de búsqueda y el rendimiento de captura, el volumen total cosechado y su procedencia, proporcionando una rápida visión de potencial presión sobre el recurso, al tiempo que permite generar mayor información sobre el proceso de cosecha.

La información obtenida de este automonitoreo biológico es cruzada con el monitoreo a efectuar en la entrega del producto a la curtiembre con la que se trabaje. Este registro recoge la procedencia del animal, cantidad y tamaños comercializados, observaciones de la empresa e ingreso obtenido, aportando asimismo información al monitoreo económico (recibos de compra). De igual forma, se coordina con la Autoridad Departamental para que verifi que los productos entregados y su control mediante las guías de movilización empleadas. De esta manera, se reduce la posibilidad de pérdida de información, como la no contabilización de lagartos capturados no comercializados.

El registro en curtiembre es desarrollado, en el caso de las comunidades, por un representante de los cazadores de la comunidad y el planifi cador de la zona correspondiente. Para las estancias, el propietario y el planifi cador de zona son los responsables.

El cálculo de las tendencias de esfuerzo de cosecha (horas/cazador invertidas por animal) y la cosecha por unidad de esfuerzo o rendimiento de cosecha (CPUE, lagartos/hora/cazador) se desarrollan considerando el tiempo en horas empleado por cada brigada de caza para la cosecha de un lagarto.

En el caso de la cosecha de lagartos en la zonas 1 y 6, mejor comunicadas con Trinidad y, por tanto, destinadas al aprovechamiento de la carne, tras el monitoreo de la cosecha y previo al monitoreo de venta de cueros, se realiza un registro de la comercialización de carne. Este monitoreo, efectuado en el momento de su faeneo en la Empresa de Fomento Pesquero del Beni (EMFOPESBE), cuenta con el apoyo de de la misma institución e incorpora información relativa al peso y medidas del animal muerto y de la carne aprovechada.

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Monitoreo socioeconómico

Para el monitoreo socioeconómico, de manera anual, el Comité de Gestión de Lagarto emite un informe indicando: a) relación de ingresos y gastos, globales y por cada una de las seis zonas, acompañado de facturas y recibos que avalen la información; b) benefi cios entregados a las organizaciones para su distribución entre los diferentes propietarios inscritos al PML-ML; c) número total de participantes en la ejecución del Plan de Manejo en sus diversas fases (planifi cación, producción, transformación, mercadeo, control y fi scalización, etc.); d) debilidades y problemas detectados, especialmente en cuanto al sistema de organización comunal para el aprovechamiento; e) recomendaciones para ajustes en: aspectos organizativos internos, planifi cación de años siguientes, cosecha y comercialización, reinversión de utilidades, y revisión de alianzas, acuerdos interinstitucionales y entre los sectores sociales que participan del PML-ML.

En la medida de lo posible, este informe recoge anualmente opiniones del resto de las organizaciones e instituciones participantes en el PML-ML, para su análisis y evaluación conjunta. Los resultados son socializados mediante el sistema de difusión establecido para el Plan de Manejo.

Control y fi scalización

El Sistema de Control y Fiscalización del Plan de Manejo, dirigido a evitar actividades ilegales relacionadas con el aprovechamiento de C. yacare, se consideró necesario no tanto por el temor a posibles incumplimientos internos, como por la presencia de rescatistas y cazadores ilegales externos.

Este sistema se sustenta en los siguientes criterios generales: a) debe autofi nanciarse con las utilidades generadas por el propio PML-ML; b) atenerse a la normativa nacional, departamental y local; c) coordinar con la Autoridad Departamental; d) sustentarse en el empoderamiento local del recurso; e) asegurar el reconocimiento interno y externo del área que se encuentra bajo Plan de Manejo; f) aprovechar los medios locales existentes; y g) servir para el control general del tráfi co de fauna silvestre en la zona.

Difusión

La difusión, transversal a todas las líneas de acción del PML-ML, se entiende como un elemento estratégico que cohesiona a los diferentes actores que protagonizan el Plan de Manejo. La vulnerabilidad de las comunidades indígenas

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y campesinas ante la desinformación es grande. Este factor desestabilizador, que han manipulado rescatistas y empresas para cerrar negocios en la zona relacionados con el lagarto antes del Plan de Manejo, se ha podido frenar mediante una fuerte difusión interna de los componentes clave del PML-ML y los resultados de su automonitoreo, fortaleciendo la base social ya estructurada. Toda la difusión es liderada por las organizaciones sociales, en coordinación con el CGL, aproximando así a todos los actores locales y promoviendo el manejo del recurso bajo un enfoque municipal.

A estas siete líneas de acción, interrelacionadas entre sí, hay que añadir la asignación de cupos de cosecha por zonas y predios (requisito previo para la aprobación del Plan de Manejo). Para establecer las cuotas de aprovechamiento, se siguió la metodología comúnmente empleada consistente en conteos nocturnos con ayuda de fuentes de luz (Chabreck 1966, Woodward & Marion 1978, Coutinho & Campos 1996, entre otros), y coincidente con la actualmente recomendada y utilizada por la autoridad científi ca de Tierras Bajas (Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado 2005a y 2005b). Obtenidos los datos, y con objeto de maximizar la fi abilidad y adecuación en las cosechas propuestas, se diferenciaron los resultados de conteos hechos en distintos tipos de hábitat (Coutinho & Campos 1996) y entre poblaciones con distinto grado de cautela en función de la historia de aprovechamiento del recurso.

Asimismo, con objeto de establecer el estado de las poblaciones de C. yacare bajo manejo y sus tendencias, el PML-ML prevé el desarrollo de un sistema de monitoreo de dichas tendencias poblacionales. La información que se obtenga del monitoreo, a través de indicadores como distribución geográfi ca y espacial, abundancia, estructura poblacional y uso de hábitats, servirá para seguir las tendencias y las variaciones tanto espaciales como temporales de la dinámica poblacional de los lagartos.

Estas evaluaciones poblacionales de la especie se harán de forma directa en los cuerpos de agua, enmarcados dentro de protocolos de toma de datos estandarizados para que puedan ser confi ables y comparables, estimándose la abundancia relativa y estructura poblacional, de acuerdo a las categorías de tamaño de la especie. Se considerarán tanto zonas de monitoreo permanente, que serán analizadas individualmente, y ocasionales, cuyo análisis dependerá de las necesidades detectadas. Para la selección de estos puntos de muestreo permanentes se considerará, por zona establecida para el manejo en el municipio, la inclusión de los hábitats más importantes y los criterios recomendados por el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado (2005a) adaptados al ámbito municipal como unidad de manejo. Esta información se analizará conjuntamente con la información obtenido del automonitoreo de las cosechas.

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Resultados y discusión

Las líneas de acción que conforman el PML-ML comenzaron a aplicarse, a solicitud de los propios benefi ciarios, desde el año 2007, cuando éstas fueron concertadas y aprobadas localmente. Sin embargo, hasta la aprobación del PML-ML por Resolución Administrativa en el año 2009, la implementación sólo pudo desarrollarse parcialmente en aquellos predios que, individualmente, estaban inscritos en el Programa Lagarto. Con todo, las cosechas 2007 y 2008 aportaron una importante experiencia, con signifi cativos avances y lecciones aprendidas en muchos componentes, que permitió en el año 2009, con el PML-ML reconocido formalmente, avanzar en todo el ámbito municipal corrigiendo las debilidades detectadas y afi anzando las fortalezas del modelo de aprovechamiento propuesto.

Se inicia así un proceso social de adaptación gradual a los cambios propuestos técnicamente por el Plan de Manejo, que ha ido aportando a la búsqueda de alternativas en el contexto legal, y a la sostenibilidad biológica, social y económica de esta iniciativa.

Dimensión social

Como se ha mencionado en numerosas ocasiones, la base de funcionamiento de cualquier propuesta de uso sostenible de fauna reside en la participación responsable de los benefi ciarios, aunque conseguirlo no siempre sea sencillo.

En el caso del municipio de Loreto, sustentados en la visión compartida para el aprovechamiento de C. yacare expresada por los benefi ciarios del PML, se concretó una alianza social entre los sectores indígena, campesino y ganadero en forma de acuerdos suscritos por las partes. La base del acuerdo partió del reconocimiento colectivo de que el funcionamiento del Programa Lagarto no satisfacía a nadie. Pero también en admitir los diferentes niveles de implicación e intereses que cada actor tenía sobre el aprovechamiento del lagarto.

Puesto que los ganaderos no podían comprometerse a realizar la cosecha anual ni los trámites administrativos, convirtiéndose en actores dependientes de los rescatistas con escaso poder de negociación, se acordó que indígenas y campesinos se convirtieran en responsables de la cosecha anual en sus predios, bajo sistemas preestablecidos de coordinación, repartiéndose los benefi cios obtenidos. En los mismos acuerdos se estableció el reconocimiento por los propietarios privados de los derechos de usufructo a indígenas y campesinos sobre los cuerpos de agua de uso tradicional que atravesaban sus predios ganaderos para destinarlos al benefi cio de estos sectores sociales más desfavorecidos, a cambio de ejercer

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un control efectivo en toda la zona para evitar el ingreso de furtivos. Las áreas comunitarias quedaban como espacios de aprovechamiento de las comunidades con su propio sistema de distribución de benefi cios.

Sobre la base de los acuerdos sociales alcanzados, la planifi cación del aprovechamiento en todas sus fases, al convertir a los benefi ciarios en protagonistas, ha demostrado constituirse en un elemento estratégico esencial para asegurar la sostenibilidad ecológica, económica y social del Plan de Manejo.La anterior ausencia de un orden en los procesos de cosecha, acopio, transporte y comercialización, impedía, por un lado, dar efi ciencia económica a estas actividades y, por otro, quizás más relevante aún, podía generar sobrecosechas en algunos espacios y, sin duda, desconocimiento sobre los lugares de caza, cantidades extraídas y esfuerzos realizados. En este sentido, no era extraño que en una comunidad, antes del Plan de Manejo, tras conocer el levantamiento de la veda estacional para la especie por la Autoridad Nacional, más de una brigada de caza saliera a cosechar sin coordinar entre ellos las cantidades a extraer o lugares de caza. Realizada la cosecha, cada grupo de cazadores comercializaba directamente sus cueros con una curtiembre o el rescatista local, sin acuerdos previos de precios, o contratando un transporte de manera conjunta para llevar los cueros desde la comunidad al punto de venta. Pero más preocupante era que ninguna instancia, gubernamental o privada, recababa información sobre el origen de los cueros de lagarto que llegaban a las curtiembres, siendo imposible poder evaluar la sostenibilidad biológica del aprovechamiento.

Gracias a los esfuerzos desarrollados en planifi cación, elemento base del resto de las líneas de acción establecidas, se ha logrado:

a) Optimizar el aprovechamiento a través de su estructuración: actualmente el monitoreo demuestra que los cupos y espacios de cosecha son respetados, se avanza en la optimización de los costos de transporte, los benefi cios por cazador y lagarto se han incrementado, los pobladores se encuentran informados, y cazadores y habitantes comparten las labores de control y fi scalización.

b) Avanzar en la asunción gradual de responsabilidades por los benefi ciarios, al asignarse anualmente los responsables de cada una de las etapas del calendario de aprovechamiento y ser evaluado su trabajo en los informes públicos de cosecha que realiza el Comité de Gestión de Lagarto y las organizaciones sociales locales con las comunidades y el sector ganadero.

c) Romper el vínculo entre el rescatista y las comunidades o estancias. La eliminación de la presencia de rescatistas en toda la zona, y con ellos la caza ilegal, es uno de los grandes éxitos de este modelo compartido de manejo del recurso.

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d) Aumentar la participación local: de 26 cazadores, 4 comunidades y 9 estancias que participaron en la cosecha 2008, se ha pasado a 54 cazadores cosechando en 21 comunidades y 15 estancias en 2009, a las que hay que añadir otros siete predios privados que se establecen como área de conservación estricta a solicitud de sus propietarios.

e) Reconocimiento local en toda el área de manejo de los planifi cadores como interlocutores confi ables y representativos de y para los benefi ciarios.

f) Control de cazadores externos al área de manejo, impidiendo su entrada a los cuerpos de agua de los predios incluidos en el plan de manejo.

g) Iniciar la primera experiencia piloto de comercialización de carne de lagarto proveniente de plan de manejo en el país.

h) Mantener informadas a las autoridades administrativas sobre el proceso de aprovechamiento, facilitando su participación.

Asimismo, gracias a la retroalimentación continua del proceso, se han logrado redefi nir ciertos aspectos del Plan de Manejo optimizando su funcionamiento, como es el caso de los centros de acopio o la zonifi cación. Actualmente, el acopio de los cueros obtenidos en las comunidades y estancias de las zonas 2, 3, 4 y 5 se realiza en las mismas comunidades, ya con espacios habilitados para ello, abaratando costos y riesgos de maltrato a los cueros. En las zonas 1 y 6, al tratarse de zonas de extracción de carne, no se realiza acopio, se entregan directamente los cueros a la curtiembre tras ser faeneados los animales y salados los cueros en las instalaciones de EMFOPESBE, donde se procede al aprovechamiento de la carne. Por su parte, la zonifi cación inicial de la unidad de manejo en seis áreas, como resultado del monitoreo de la zafra 2008, ha sufrido pequeñas variaciones que han permitido optimizar los productos a obtener, cambiando algunos predios de zona a medida que la mejora de caminos internos ha permitido incorporarlos a las áreas de aprovechamiento de carne.

Sostenibilidad ecológica

En este apartado podemos considerar tres aspectos sustanciales:

a) Asignación de cupos: la percepción local de la asignación injusta de cupos de cosecha por las Autoridades no debe entenderse como una demanda de mayores volúmenes de extracción, sino de mayor información y participación en ésta. El desarrollo de conteos directos realizados en los cuerpos de agua del municipio de Loreto con participación local, así lo demuestra.

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2Según el PNASL, el tamaño mínimo legal de cosecha se sitúa en 1,80 m LT (longitud total), aunque las curtiembres consideran únicamente la medida del chaleco. Chalecos de: 1,00 lagartos de 1.80 m LT; 1.10 m 1,90 m LT; 1,15 m 1,95 m LT; 1,20 m 2,00 m LT; 1,25 m 2,05 m LT; 1,30 m 2,10 m LT; 1,35 m 2,15 m LT; 1,40 m 2,20 m LT.

En este entendido, al comparar el cupo de los predios y comunidades inscritos al Programa Lagarto con el asignado tras los estudios biológicos desarrollados para la elaboración del PML-ML, se observa que éste se reduce en un 53%. Incluso con la incorporación de 22 nuevos predios al Plan de Manejo, no inscritos con anterioridad al Programa Lagarto, el cupo se mantuvo un 10% por debajo del asignado anteriormente. A pesar de esta reducción, los estudios biológicos con participación local generaron apropiación y compromiso en los benefi ciarios, al considerarlo un método menos arbitrario, y sentar las bases adecuadas para implementar modelos de monitoreo que permiten garantizar la sostenibilidad ecológica del aprovechamiento en el tiempo y el espacio.

b) Zonifi cación: la visión de manejo del espacio municipal en conjunto supone un gran avance para la sostenibilidad del aprovechamiento en sus diferentes dimensiones. Por primera vez, campesinos, indígenas y ganaderos trabajan en conjunto, bajo un modelo de gestión integral, en base a los acuerdos suscritos entre ellos. Estos acuerdos han reconocido a las comunidades el derecho de usufructo de cuerpos de agua aprovechados tradicionalmente, aún al interior de propiedades privadas y, además, en los lugares donde se ha detectado una proporción de Clase IV muy baja, explicada por fuerte sobreexplotación reciente, establecer vedas concertadas en tiempo y espacio, para su rápida recuperación.

c) Monitoreo anual de la cosecha: bajo la responsabilidad de los propios benefi ciarios (cazadores y planifi cadores), se ha podido desarrollar un seguimiento de la cosecha efectuada. Además de disponer de volúmenes y áreas de extracción, según los datos disponibles hasta la fecha, se sabe que no existe extracción de individuos por debajo de 1,10 m de chaleco (tamaño no admitido por las curtiembres y, por tanto, cueros que serían rechazados), presentándose el grueso de chalecos extraídos para la cosecha 2009 entre 1,15-1,24 m (73,9%), mientras que los chalecos > 1,40 m aportan el 1,91% del total cosechado, de manera similar a la gestión 2008 (1,89%). Sin embargo, al comparar los tamaños obtenidos durante la gestión 2009 con los de la gestión 2008, se observa, de manera general, un incremento en las tallas de los lagartos cosechados (Fig. 1)2.

d) El cálculo de las tendencias de esfuerzo de cosecha (horas/brigada invertidas por animal) y la cosecha por unidad de esfuerzo o rendimiento de cosecha (CPUE, lagartos/hora/brigada) para el 2009 presenta grandes variaciones, tanto en los rendimientos - entre 0,04 y 0,80 horas para conseguir un lagarto, con una mediana de 0,25 horas - como en las tasas de captura, que se sitúan entre 1,25 y 26,67 lagartos obtenidos por hora y grupo de cazadores, con una mediana de 4 lagartos por hora y grupo de cazadores (o alrededor de 2 lagartos/hora y persona), resultados muy

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similares obtenidos para la zafra 2008. Si comparamos estos datos con los obtenidos por el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado (MHNNKM, 2005a) en 5 cuerpos de agua del Beni, observamos que, si bien no se alcanza el número de lagartos por unidad de esfuerzo observado en alguna de las lagunas monitoreadas por el MHNNKM, la mediana es casi 6 veces superior: 2 frente a 0,34; mientras que se duplica al compararla con la media de CPUE obtenida en el monitoreo de las TCOs Joaquiniano, Moré, Movima y Cayubaba: 1,01 (ABC y CPIB 2008).

Figura 1: Comparación de la distribución por tamaños de chalecos de C. yacare obtenidos en las gestiones 2008 y 2009.

Sin embargo, todavía no se dispone de sufi ciente información para poder extraer conclusiones, siendo preciso mantener el monitoreo por un lapso mayor de tiempo.

Mencionar que en el automonitoreo de la cosecha por los cazadores, el proceso de asimilación del sistema está siendo lento, a pesar de destinarse importantes esfuerzos a capacitación, concienciación de su relevancia y adaptación de las fi chas a las necesidades culturales locales. Aunque transmiten su conciencia sobre la importancia de este monitoreo, o precisamente por esto, temen que las planillas de automonitoreo se estropeen durante los eventos de cacería, esperando al retorno para su rellenado. Sin embargo, el cansancio en ocasiones y la necesidad de ultimar el transporte de otras, o incluso el deseo de precisar la información, termina posponiendo el rellenado de las fi chas de automonitoreo en varios de sus campos, o la unifi cación de datos por evento de cosecha.

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Incorporar esta nueva práctica, que se presumía requeriría un tiempo de adaptación social al trabajar con población rural, se ha mostrado difícil incluso para el monitoreo de aprovechamiento de carne, a pesar de ser una persona dependiente de la Universidad Autónoma del Beni (UAB) quien debía tomar esos datos en las instalaciones de EMFOPESBE. Como ha ocurrido con los cazadores comunales, hay fi chas incompletas y vacíos de registros sobre algunos datos.Con todo, los avances graduales se están logrando y el sistema de monitoreo consolidando, los planifi cadores de zona lo manejan con destreza, ya sin necesidad de técnicos externos, y los cazadores con experiencia en la cosecha 2008 han mostrado mayor responsabilidad con esta actividad.

Sostenibilidad económica

No sólo se ha logrado afi anzar la sostenibilidad biológica del emprendimiento, también la sostenibilidad económica ha sido asegurada, con un aumento de la utilidad obtenida por cuero del 300% con relación al anterior aprovechamiento de la especie sin Plan de Manejo.

En este aumento de benefi cio local, junto a los esfuerzos en planifi cación, han participado los siguientes logros alcanzados:

a) Negociación de la venta conjunta de cueros de comunidades y estancias mediante un sistema de licitación pública. Este modelo permitió romper el sistema tradicional de precios de los chalecos establecido por las curtiembres, sustentado en rangos de 10 cm, pasando a aceptarse incrementos del valor del cuero cada 5 cm. De esta manera se rompe una vieja práctica de negociación impuesta por las curtiembres y se logra un mayor benefi cio para los productores.

En ambas zafras, 2008 y 2009, fue la misma curtiembre la seleccionada al ofrecer los precios más altos. Sin embargo, al comparar éstos, se observa que en la gestión 2009 se ha producido una reducción media de los precios del 20% con respecto al 2008, afectando más a los cueros de menor tamaño que a los mayores (Tabla 1), justifi cado por la empresa en la crisis internacional que atraviesa el mercado.

Resaltar también que para la gestión 2009, el 50,35% de los 993 cueros comercializados fueron considerados de primera por la curtiembre, mientras que el 49,65% restante de segunda, comprados bajo la modalidad “dos por uno”. Entre los motivos que provocaron este elevado porcentaje de cueros de segunda destaca lo que la curtiembre denominó “cueros

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Tabla 1: Comparación de precios ofrecidos por la curtiembre Bolivian Croco al CGL del municipio de Loreto en las gestiones 2008 y 2009.

Figura 2: Comparación entre zonas de la clasifi cación de cueros en curtiembre (primera y segunda) frente al total del cupo cosechado.

Pieles (M)Precio de compra (Bs) Reducción de

preciosGestión 2008 Gestión 2009

1,15 A 1,19 160 120 25 %

1,20 A 1,24 175 140 20 %

1,25 A 1,29 200 160 20 %

1,30 A 1,34 210 170 19 %

1,35 A 1,39 220 180 18,2 %

1,40 A 1,44 230 190 17,4 %

Mayor a 1,45 240 200 16,7 %

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127

Tabl

a 2.

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sin relieve en fl or de piel” (característica natural de algunos especímenes de lagarto), clasifi cando bajo esta categoría el 35,09% de los cueros de segunda que, junto a cueros con un hueco en un fl anco (38,54%), la mayoría provocados por heridas o mordeduras, suman un total del 73,63% de los cueros clasifi cados de segunda. A éstos se añaden un 5,3% de cueros denominados “fl acos”, un 11,2% considerados sin talla comercial a pesar de encontrarse dentro del margen legal (1,10 – 1,14 cm) y un 9,9% que había sufrido maltrato (Fig. 2).

Este elevado porcentaje de cueros clasifi cados de segunda también ha sido justifi cado por la curtiembre compradora en la crisis internacional que sufre este sector y las altas exigencias de calidad del mercado. De hecho, durante la gestión 2008 la mayoría de los cueros cosechados fueron clasifi cados de primera calidad y únicamente 40 (13,2% del total) fueron considerados cueros de segunda, ninguno de ellos rechazado bajo el justifi cativo de “sin relieve en fl or de piel”.

El volumen de cueros considerados en curtiembre como de segunda, unido a los bajos precios de partida, ha provocado que los benefi cios obtenidos durante el año 2009 hayan sido menores a los esperados, reduciéndose la utilidad promedio por cuero en un 50,03% en comparación con la zafra 2008. Con todo, cazadores y propietarios de estancias han obtenido por la venta de los cueros un benefi cio líquido de 73.700,603 Bs, tras realizar un aporte de 20.853 Bs a las organizaciones sociales, el CGL y el PML. Si a esto se añaden los 27.187,60 Bs obtenidos por la venta de carne, el benefi cio líquido fi nal se sitúa en 121.741,70 Bs, un 65% más que el año pasado, habiéndose logrado aportes que superan en un 78% a los de la gestión 2008 (Tabla 2).

b) Incorporación de la carne a la cadena productiva del lagarto. En el año 2009 se fi rmó un convenio interinstitucional de cooperación entre el CGL de Loreto y la Universidad Autónoma del Beni para que, a través de EMFOPESBE, se dispusiera de una cadena de frío, apoyo técnico e instalaciones adecuadas para el faeneo de la carne. Esta comercialización, autorizada por la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGB-AP) como experiencia piloto, se dirigió al mercado nacional, buscando aumentar los ingresos económicos percibidos por los benefi ciarios del PML-ML, promover el aprovechamiento integral de la especie y, al introducir este producto de manera legal al mercado, combatir la caza ilegal que estaba generando la demanda interna de carne ya existente, especialmente en Santa Cruz y Beni. Por el momento, este aprovechamiento sólo puede ser aplicado a las zonas 1 y 6 del Plan de Manejo, ya que su cercanía permite garantizar la entrega de los animales enteros en el punto de faeneo en un lapso inferior a las 8 horas, tiempo máximo recomendado para realizar el aprovechamiento de la carne.

3El cambio ofi cial a la fecha es de 7,07 Bs=1 USD

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Resaltar de esta primera experiencia la incorporación al aprovechamiento de la carne de segunda, inicialmente no considerada. El análisis de los volúmenes de carne por lagarto que se perderían, motivó la decisión conjunta de incluir esta carne con un costo menor (mitad de precio) y bajo la responsabilidad del faeneo por los mismos cazadores.

Partiendo de los precios medios conocidos en el mercado nacional (18 Bs/kg), se acordó con EMFOPESBE que, tras haber cosechado todos los animales y revisado las fi chas de registro, tendría que cancelar la suma de 8,00 Bs/kg por carne de primera y 4,00 Bs/kg por la de segunda, asumiendo EMFOPESBE los gastos de refrigeración almacenamiento y transporte desde sus instalaciones a los compradores.

En esta experiencia piloto se ha logrado aprovechar un total de 3.810,40 kg de carne, 2.986,50 kg de primera y 823,90 kg de segunda, proveniente de 352 lagartos, generando un benefi cio de 27.187,60 Bs.

Zonas 1 y 6

Producto

Total lagartos

aprovecha-dos

Ingreso bruto

promedio por lagarto

(Bs)

Utilidad promedio

por lagarto (Bs)

Benefi cio líquido

promedio por caza-dor (Bs)

Lagarto en-tero (carne

+ cuero)352 202,45 185,95 3.319,86

Cuero 75 125,20 108,70 313,00

Total 427

Zonas 2, 3, 4 Y 5

Total lagartos aprovechables

Ingreso bruto promedio por

lagarto (Bs)

Utilidad promedio por

lagarto (Bs)

Benefi cio líquidos pro-

medio por cazador (Bs)

Estancias 75 70,00 53,8 525,00

Comunidades río Mamoré

372 108,25 92,00 978,36

Comunidades río Isiboro

119 99,40 83,20 528,91

Total 566 76,33 791,02

Tabla 3: Resumen de benefi cio bruto y utilidad por cuero, carne y cazador (zonas 1 y 6).

Tabla 4: Resumen de de benefi cio bruto y utilidad líquida por cuero y cazador (zonas 2, 3, 4 y 5).

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c) Los avances en el monitoreo socioeconómico han sido sustanciales al permitir el seguimiento detallado y transparente de todo el proceso de ingresos y gastos desde las primeras etapas del aprovechamiento. Como cabía esperar, los benefi cios obtenidos variaron en función de si se comercializaba el animal completo o sólo cuero, el número de pieles, las calidades con que éstas fueron clasifi cadas por la curtiembre y los costos de operación en cada zona y/o sector (predios ganaderos y comunidades) (Tablas 3 y 4). La presentación pública de estos informes ha empoderado a los benefi ciarios sobre su Plan de Manejo y frenado toda desinformación malintencionada, dándole viabilidad social y permitiendo el seguimiento anual del proceso.

Contexto legal-administrativo

Un cambio sustancial aportado por el Plan de Manejo es que, frente a la anterior inscripción de los predios por intermediarios (rescatistas), que se apropiaban de las licencias de caza y guías de movilización, ahora son los representantes elegidos por los benefi ciarios, el CGL, quienes controlan estos instrumentos básicos de control de cosecha y comercialización de los productos, devolviendo la gestión y toma de decisiones a la población meta a la que se dirigía el Programa Lagarto.

Sin embargo, es precisamente en el contexto legal-administrativo donde se han encontrado los principales obstáculos para operativizar ciertos componentes del PML-ML, destacando:

a) Recurrentes atrasos administrativos del Programa Lagarto, que en los años 2008 y 2009 no permitieron cumplir con la planifi cación inicial elaborada previamente, al levantar la veda dos meses y medio después de la fecha de inicio de caza propuesta en el Plan de Manejo. Estos atrasos implican reajustes y mayores costos de difusión y planifi cación, generan desconfi anza y confusión en los benefi ciarios al no cumplirse los plazos previstos anunciados, acortan el periodo de caza impidiendo planifi car con tiempo la cosecha, y afecta a la calidad de los productos al tener que cazar en meses de sequía extrema, cuando muchos animales han enfl aquecido o están enterrados esperando la subida de las aguas.

b) Ausencia de protocolos en curtiembre para clasifi car y medir cueros, que generan malestar entre los productores al observar arbitrariedad por parte de las empresas.

c) De igual manera, las curtiembres rechazan cueros de tallas admitidas por

el Programa Lagarto, alegando que no hay mercado para cueros de esas dimensiones. Si bien es cierto que la demanda internacional tiende a pieles de mayor tamaño, como se refl eja en los incrementos de precios que las

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curtiembres ofrecen a los productores a medida que el cuero aumenta, no porcentual sino gratifi cado, hay un incumplimiento de la norma que podría estar incentivando cosechas para restituir esas pieles rechazadas.

d) La experiencia piloto de aprovechamiento de carne ha mostrado una debilidad en el sistema de trazabilidad deseable para este producto, que fue respondida con objeciones a la movilización del producto por las Prefecturas de Santa Cruz y Beni, a pesar de la predisposición demostrada por la DGB-AP para emprender esta iniciativa.

Conclusiones y recomendaciones

Con un área propuesta de manejo de 165.022,50 ha, la participación de 22 comunidades indígenas y campesinas, junto a 30 estancias ganaderas, el PML-ML se convierte en una singular experiencia en manejo de fauna silvestre. Una heterogeneidad de actores e instituciones y diversidad de intereses, que se ha transformado en fortaleza al percibirse el Plan de Manejo como un ensayo pionero que impulsa el deseado desarrollo local conjunto y sostenible, en el marco de un manejo municipal.

Este Plan de Manejo, sustentado en una sólida alianza social e institucional, contempla en su diseño los componentes requeridos para asegurar la sostenibilidad ecológica, económica, social y cultural para el aprovechamiento del lagarto: aumento de ingresos económicos mediante sistemas de comercialización efi cientes y transparentes, con aprovechamiento más integral del recurso; fuerte control interno a las actividades ilegales; y un sistema de automonitoreo que permite realizar el seguimiento biológico y social de las actividades y sus ajustes, como parte de un proceso de aprendizaje y retroalimentación. En resumen, establece un sistema de aprovechamiento bajo los principios y criterios de biocomercio, que avanza subsanando las principales debilidades del PNASL en la zona: escasa participación directa, control de actividades ilegales y bajo benefi cio social.

Sin embargo, si bien el PML-ML ha demostrado que el aprovechamiento del recurso lagarto puede desarrollarse de una manera sostenible, justa y equitativa, al momento de diseñar un plan de manejo se deben considerar, por lo menos en el caso de C. yacare en Bolivia, ciertos aspectos que podrían limitar la consolidación del mismo:

1. El tiempo social de adaptación a nuevas prácticas de manejo de fauna no corre paralelo a los tiempos técnicos para proponer la solución a un problema o debilidad. Por lo tanto, se deben prever periodos de seguimiento y adaptación largos, manteniendo apoyo técnico externo

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para la adecuada implementación del plan de manejo.

2. Las decisiones de manejo, en el marco de la normativa y la información técnica, deben recaer en los benefi ciarios. El sistema social de elaboración de un plan de manejo ha de respetar este principio para encaminarse a la viabilidad social y cultural.

3. Los planes de manejo deben diseñarse desde una visión integral y realista de manejo del espacio, sustentándose en el monitoreo en el tiempo y el espacio de sus diferentes componentes.

4. La información permanente y transparente desde el inicio de la construcción del plan de manejo, mejor si se hace desde las organizaciones representativas y/o instituciones locales, es vital para el empoderamiento social del mismo y la lucha contra la ilegalidad.

5. Las debilidades en la ejecución de las competencias del Estado, especialmente control y fi scalización, difi cultan la legalidad, generando desánimo entre los potenciales benefi ciarios del plan de manejo.

6. Los atrasos administrativos en el calendario del Programa Lagarto, afectan a las planifi caciones elaboradas en la zona de manejo y, por tanto, a la buena ejecución del plan de manejo.

7. Los sistemas de automonitoreo de cosecha por los cazadores requieren tiempo de adaptación, aún con modelos de planillas adaptados a las características culturales locales.

8. La ausencia de un estándar sobre los sistemas de clasifi cación de los productos a obtener, tanto en tamaños como en calidades, así como de las tallas comercializables, otorga el control anual sobre estas decisiones a las empresas, pudiendo afectar sustancialmente los benefi cios esperados y la viabilidad social y económica del plan de manejo.

9. Si bien la norma puede promover el aprovechamiento integral del recurso, la comercialización de algunos subproductos puede obstaculizarse por falta de un sistema de control efi ciente o de reglamentación específi ca.

Por este motivo, con objeto de fortalecer el PNASL, paralelamente al fomento del aprovechamiento de C. yacare a través de planes de manejo, aunque ya fuera del ámbito de éstos, sería recomendable avanzar en aspectos relacionados con:

1. Analizar modelos y/o estrategias que permitan reforzar los instrumentos de control y fi scalización del Estado, especialmente sobre rescatistas y empresas.

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2. Puesto que los cronogramas propuestos en un Plan de Manejo se sustentan en la realidad biológica y social del área de manejo, se diseñan con objeto de garantizar la sostenibilidad del aprovechamiento en sus diferentes dimensiones y, por estos motivos, son aprobados por la Autoridad Nacional junto al mismo Plan, debieran establecerse vías legales que permitieran el respeto a los mismos, frente a la situación actual en la que los planes de manejo de lagarto aprobados fi nalmente deben adaptarse al variable calendario administrativo anual del Programa Lagarto.

3. Establecer protocolos estandarizados para curtiembres sobre medición y clasifi cación de cueros, con control desde el Estado.

4. Diseñar un sistema de trazabilidad para la carne que incluya a productores, empresas de acopio y transformación, restaurantes y Estado.

5. Establecer responsables y sistemas de seguimiento en curtiembre de los cueros rechazados y clasifi cados de segunda, verifi cando el origen de las pieles que reemplazan a los primeros o complementan los segundos.

Aspectos éstos que podrían avanzar sobre las experiencias y lecciones aprendidas con la elaboración e implementación de los 14 Planes de Manejo de Lagarto ya aprobados o en fase de ajuste y aprobación en Bolivia: Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure; Área Natural de Manejo Integrado San Matías; TCOs Tacana I, Tacana III, Joaquiniano, Moré, Itonama, Baures, Canichana, Sirionó, Cayubaba, Movima I y Movima II; y municipio de Loreto.

Agradecimientos

Este trabajo fue realizado con el apoyo técnico y fi nanciero del Programa Nacional de Biocomercio Sostenible, un Programa dependiente de Viceministerio de Biodiversidad Recursos Forestales y Medio Ambiente, ejecutado por la Fundación Amigos de la Naturaleza y Financiado por SECO y la Embajada de los Países Bajos.

Bibliografía

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Asociación Boliviana de Conservación y Central de Pueblos Indígenas del Beni. 2008. Propuesta de Plan de Manejo: Aprovechamiento integral y sostenible del lagarto (Caiman yacare) en las áreas de uso tradicionales de las TCOs

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Sirionó, Canichana, Movima I, Movima II, Joaquiniano, Cayubaba, Moré, Itonama, Baures y Tacana III. Programa Nacional de Biocomercio Sostenible, Fundación Amigos de la Naturaleza. Santa Cruz, Bolivia.

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Llobet, A. & CIPTA. 2006. Aprovechamiento y manejo sostenible del lagarto (Caiman yacare) en la Tierra Comunitaria de Origen Tacana, Provincia Iturralde, Departamento de La Paz. CIPTA/WCS. La Paz, Bolivia.

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Datos de los Autores

Silvia Ten1 & Mario González1, 2

1Asociación Boliviana de Conservación (ABC),Av. Comunidad Europea N° 624, Trinidad, [email protected] (autor de correspondencia)[email protected]

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El guanaco, ¿una especie potencial para el manejo comunal en el Chaco Boliviano?: posibles causas que han promovido su declinación

Erika Cuéllar & Jorge Segundo

Lama guanicoe - Fotografía E. Cuéllar

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Resumen

El guanaco (Lama guanicoe) y la vicuña (Vicugna vicugna) son las dos especies de camélidos silvestres en Bolivia. A pesar de que el guanaco posee una fi bra de calidad y con alto potencial de comercialización, nunca se ha realizado un manejo con fi nes comerciales en el país. Actualmente se conocen dos poblaciones pequeñas de guanacos en Bolivia y por lo tanto el estado de conservación de esta especie es crítico. Sugerimos que los principales factores que habrían promovido la declinación relativamente reciente de esta especie en el Chaco boliviano son la pérdida de áreas abiertas (pastizales principalmente); la competencia con ungulados domésticos; y la desestructuración de la población por la presión de cacería. Para ilustrar los tres factores anteriormente citados utilizamos la información disponible sobre la biología/ecología de la especie en el Chaco cruceño. Resaltamos también la importancia de la participación local en las acciones de conservación y potencial manejo de la especie.

Palabras claves: guanaco, Chaco, manejo comunitario, Bolivia.

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Introducción

Los camélidos sudamericanos silvestres están representados por dos especies: la vicuña (Vicugna vicugna) y el guanaco (Lama guanicoe). Desde tiempos muy remotos ambas especies han tenido gran importancia social y económica para las poblaciones humanas, principalmente con fi nes de alimentación y aprovechamiento de la fi bra a partir del vellón de estos animales (Bonavia 1996).

Tanto el guanaco como la vicuña, estuvieron sujetos a una intensa cacería desde la época colonial y alrededor de 1960 la vicuña estuvo el borde la extinción (Franklin 1974) aunque posteriormente se recuperó llegando a aproximadamente 275.000 individuos (Torres 1984, Marín et al. 2007). Previamente a la prohibición de la cacería de estas especies, la obtención de fi bra se realizaba a partir de pieles de animales cazados. Sin embargo, desde el establecimiento de la veda para estas especies, se han empezado a implementar planes de manejo sustentable, utilizando el método alternativo de esquila de animales vivos en diferentes países (Franklin 1982, Torres 1992). En Bolivia, el manejo asociado con camélidos silvestres se ha enfocado solamente en la vicuña, así como los estudios biológicos necesarios para diseñar e implementar el aprovechamiento de esta especie.

Por otro lado, aunque se menciona al guanaco como parte de los planes de manejo de camélidos silvestres en nuestro país (DNCB 1997), ninguna acción concreta se ha llevado a cabo en favor de esta especie, a pesar de que el guanaco posee una fi bra de buena calidad (Russel 1993) y con alto potencial de comercialización.

A diferencia de la vicuña, el guanaco es una especie críticamente amenazada con una sola población conocida restringida al Chaco cruceño (Cuéllar & Fuentes 2000) y algunas observaciones recientes que sugieren la existencia de una segunda población en la cordillera de Mochara en Tarija (Nuñez 2008).

En este capítulo presentamos una revisión de la información disponible sobre la población de guanacos chaqueños. Nuestro propósito es ilustrar los principales factores que habrían promovido la declinación de una especie con un alto potencial de manejo comercial en el Chaco: la pérdida de áreas abiertas (pastizales principalmente); la competencia con ungulados domésticos; y la desestructuración de la población por cacería.

Finalmente resaltamos la importancia de la participación local en las acciones de conservación y las evaluaciones de la viabilidad de un potencial manejo del guanaco en el Chaco.

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Distribución del guanaco

La distribución de la especie en Sudamérica va desde las zonas andinas del centro y sur del Perú y el norte de Chile (Cunnaza 1992, Hoces 1992) pasando por la parte Este de los Andes de Argentina (Puig 1992), país que alberga el mayor número de guanacos (96,7%), altiplano de Tarija (Nuñez 2008) y Chaco cruceño en Bolivia (Torres 1985, Villalba 1992, Emmons 1993, Anderson 1997, Cuéllar & Fuentes 2000) y el norte del Chaco en Paraguay (Torres 1985 - 1992, Cuéllar & Fuentes 2000). La distribución más austral de esta especie ocurre en la ladera oriental de los Andes de Chile y de Argentina, pasando por Patagonia, Tierra del Fuego e Isla Navarino (Cunnaza 1992, Puig 1992).

En Bolivia, el área focal de distribución del guanaco en el Chaco cruceño se encuentra en el extremo sur del departamento Santa Cruz (Emmons 1993, Cuéllar & Fuentes 2000), al SO del Parque Nacional Kaa-Iya. Esta zona incluye parte del Área protegida, parte de la TCO Isoso, y algunos puestos ganaderos privados. Existen, además, asentamientos humanos relativamente pequeños(60 familias) a 100 km sobre la carretera principal de acceso al área de distribución de la especie (Cuéllar & Fuentes 2000).

El paisaje consiste en una llanura aluvial, producto de los movimientos y deposiciones de sedimentos y arena del río Parapetí (Navarro & Fuentes 1999). La vegetación está representada por un mosaico en diversos estados de sucesión, sobre suelos bien drenados, que consiste en pampas, matorrales, arbustales, y formaciones de bosques nativos remanentes. La altitud va de 300 a 450 m.s.n.m., la temperatura promedio es de 26°C, con una extensa época seca (Navarro & Fuentes 1999).

Situación actual del guanaco en el Chaco boliviano

Pérdida de áreas abiertas

El análisis histórico de la vegetación realizado por Pinto (2003) muestra una considerable reducción de las áreas abiertas de sabana entre 1975 y 1999. Aproximadamente 91,5% de las sabanas se han perdido por la invasión de especies arbustivas. Esta reducción de la extensión de sabanas se traduce en la pérdida de hábitat potencial para el guanaco. Es probable que la distribución y abundancia de esta especie hubiese sido directamente afectada por la pérdida de sabanas en el Chaco, dado que el guanaco está estrechamente asociado con ambientes abiertos. La dependencia de lugares abiertos se debe a la necesidad de protegerse del ataque de los depredadores principalmente cuando adopta posiciones vulnerables durante la alimentación y el apareamiento (Bank et al.

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2003). Una prueba de esto último es que el guanaco posee un sentido de la vista altamente desarrollado, en contraste con el del olfato y oído, y esto es propio de animales que viven en ambientes abiertos (Koford 1957, Walker 1975).

Por otro lado las áreas de pastizales proveen forraje de alta calidad y, por último, los corredores de áreas abiertas facilitan el movimiento y la dispersión de individuos jóvenes recientemente expulsados de los grupos familiares. Es importante mencionar que si bien el guanaco desarrolla sus principales actividades (comer y caminar) en los lugares abiertos, estas actividades están relacionadas en forma inversa con la temperatura (más activos en las horas menos calientes del día). En general, la actividad de forrajeo declina entre las 12:00-14:00 horas cuando los guanacos frecuentemente descansan en la sombra (Cuéllar 2006). Aparentemente, el guanaco se refugia durante las horas más calientes para regular la temperatura del cuerpo (De Lamo et al. 2001) y, por lo tanto, se debe tomar en cuenta la necesidad de una combinación de zonas abierta con formaciones boscosas en zonas que alcanzan altas temperaturas como en el Chaco (Cuéllar 2006).

A pesar de que el guanaco ha sido categorizado como una especie que ocupa un amplio rango de hábitats (Franklin 1882, Miller et al. 1973), no se conoce los umbrales de uso en cuanto a estructura y composición de las formaciones vegetales en el Chaco. Al igual que para otros herbívoros mayores, se espera que la preferencia de hábitat por el guanaco este ampliamente relacionada con los recursos que le permitan desarrollar sus estrategias reproductivas y de sobrevivencia para garantizar la incorporación de los nuevos individuos. Sin embargo, la reducción de hábitat potencial para el guanaco en el Chaco hace que la población se concentre primero en los parches relativamente abiertos y consecuentemente en las zonas de matorrales aún penetrables (Cuéllar & Noss 2003). Esto último limita la expansión de la población de guanacos y la colonización de nuevas zonas en el Chaco.

En conclusión, y basados en nuestra experiencia en el Chaco, argumentamos que la sobrevivencia del guanaco depende de su habilidad en explotar los recursos disponibles, de lograr evadir depredadores, y maximizar el éxito reproductivo (Krebs & Davis 1993) dentro de las limitaciones de hábitat que actualmente enfrenta.

Competencia con ungulados domésticos

En general, la ganadería de la zona se desarrolla de una manera extensiva, sin normas de manejo y con escaso uso de tecnología y capital fi nanciero. El ganado pastorea libremente, dado que las estancias no se encuentran delimitadas con alambrados y raramente poseen potreros para la rotación de la carga ganadera

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(Chávez 2003). En consecuencia el ramoneo, pisoteo y diseminación de especies arbustivas se extiende hacia el Área protegida Kaa-Iya sin ningún control. En ambientes semiáridos, como el Chaco, el pastoreo libre sin un manejo de carga ganadera tiende a promover la erosión de los suelos, la pérdida de las especies forrajeras nativas y la expansión de especies invasoras (Cuéllar en prep.).

Chávez (2003) propone un manejo que consiste básicamente en delimitar clausuras para evitar el pastoreo libre, practicar la rotación entre potreros y realizar quemas controladas para así promover la recuperación de áreas sobre-explotadas y mejorar la producción de forraje por ha.

Por otro lado los resultados de la dieta del guanaco (Becerra 2002) han revelado que esta especie es generalista dado que se alimenta tanto de plantas de la pampa abierta, como de las formaciones arbustivas, como ha sido reportado en otras zonas (Franklin 1983, Pujalte & Reca 1985, Raedeke & Simonetti 1988). Sin embargo, el hecho de que el guanaco sea generalista no evita su vulnerabilidad ante la competencia con ungulados domésticos por los recursos limitados en la zona. Por ejemplo, Baldi et al. (2004) mencionan la alta probabilidad de competencia entre el guanaco y especies relativamente más pequeñas como la oveja durante periodos de escasez de recursos. En el Chaco el potencial competidor para el guanaco es principalmente el ganado vacuno, que también es generalista y aprovecha recursos similares a los del guanaco en su alimentación (Cuéllar en prep.). A pesar de que los herbívoros mayores subsisten con forrajes de baja y variada calidad nutricional (Westoby 1978, Belovsky 1984) los límites de fl exibilidad pueden variar en las estaciones anuales de menor productividad forrajera. Por esta razón, las consideraciones de un manejo de hábitat para el guanaco deberían incluir también el manejo de ungulados domésticos y las áreas de pastoreo/ramoneo de las mismas.

Estructura de la población

Para la evaluación de la población de guanacos en el Chaco utilizamos diferentes métodos: censos aéreos, censos sobre caminos y brechas, seguimiento de indicios, monitoreo de puntos fi jos, monitoreo no sistemático con trampas-cámara (Cuéllar & Fuentes 2000, Cuéllar 2001, Segundo 2008). Desde el 2001 hemos monitoreado sistemáticamente las zonas previamente identifi cadas con presencia de guanacos y hemos obtenido la información básica sobre distribución de la especie, época de pariciones, composición de los grupos familiares, entre otros aspectos biológicos/ecológicos de la especie (Cuéllar & Fuentes 2000, Cuéllar & Noss 2003, Cuéllar 2006, Segundo 2008). La población de guanacos en el Chaco (alrededor de 200 individuos) está concentrada en un área de aproximadamente 57.000 ha (Cuéllar 2006).

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En condiciones normales, el guanaco tiene una estructura social característica, con agrupamientos familiares, grupos de machos y machos solitarios (Koford 1957, Franklin 1974, Raedeke 1979, Franklin 1982 - 1983, Cajal 1989). Sin embargo, en poblaciones muy reducidas, como la del Chaco, existen solamente dos tipos de agrupaciones: grupos familiares (con y sin crías) y machos solitarios (Cuéllar 2006). En poblaciones bien estructuradas el tamaño de grupos varia estacionalmente, debido a que las hembras se unen o dejan al grupo liderado por el macho dominante (Franklin 1982). En el Chaco, las hembras generalmente mantienen la fi delidad al territorio del macho dominante. Complementariamente a este comportamiento, las crías prolongan su migración fuera del territorio familiar, ambos casos posiblemente responden a una estrategia de sobrevivencia en un ambiente con hábitat óptimo reducido. El tamaño de las agrupaciones de guanacos en el Chaco no sobrepasa los 11 individuos mientras que en otras zonas pueden alcanzar varias decenas de individuos (Cuéllar en prep.).

En general, los machos líderes de los grupos familiares defi enden su territorio contra otros machos o hembras (Koford 1957, Franklin 1982). Sin embargo, los grupos pequeños residentes del Chaco sobreponen sus territorios por gran parte del año, posiblemente por la limitada disponibilidad de pastizales abiertos en la zona (Cuéllar en prep.). Por otro lado cuando se observan machos solitarios, estos suelen ser animales viejos o enfermos que ya no están aptos para defender un territorio (Franklin 1982) o es posible también que los machos solitarios observados, especialmente en poblaciones muy reducidas, sean machos que no encuentran territorio apto o hembras disponibles para formar sus grupos familiares (Cuéllar en prep.).

Finalmente, los estudios sobre demografía y dinámica poblacional del guanaco son muy complicados en el Chaco debido a que no tenemos animales marcados ni con radiocollar para poder monitorearlos permanentemente. Aunque hemos desarrollado un método de identifi cación y monitoreo de grupos, nuestras observaciones quedan limitadas por la poca visibilidad debido a la vegetación densa.

Resumiendo, lo que podría estar sucediendo con la población de guanacos en el Chaco es lo que reportó Franklin (1982) para las vicuñas: los grupos familiares territoriales permanentes ocupan un territorio en hábitats óptimos; los grupos familiares territoriales marginales ocupan territorios en hábitats secundarios y de menor calidad, y por último los grupos familiares móviles son asociaciones temporales de hembras y un macho, que no tienen un territorio establecido.

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Importancia de la participación local en las acciones de conservación y potencial manejo del guanaco en el Chaco

Desde al año 1996, la Capitanía del Alto y Bajo Isoso (CABI) y Wildlife Conservation Society (WCS-Bolivia) han venido desarrollando un proyecto conjunto para el estudio, la conservación y el aprovechamiento de las poblaciones silvestres en su hábitat natural (Taber et al. 1997). De forma paralela se ha desarrollado la capacitación de miembros de las comunidades Isoseñas en el área de investigación como parabiólogos. Seis parabiólogos han formado parte del equipo que monitoreó la población de guanacos desde 2001. Un logro tangible de la participación de los parabiólogos fue la eliminación de la cacería de guanacos en su área de distribución (Cuéllar 2006, Segundo 2008). Adicionalmente, y dado que la población de guanacos se encuentra dentro del territorio comunitario de Isoso, proponemos el establecimiento de una reserva comunitaria para esta especie. La creación de esta reserva sería uno de los primeros pasos hacia el manejo, en principio, no extractivo del guanaco. Dado que ya existen planes de manejo para algunas especies con fi nes comerciales (ver Cuéllar, R.L. este volumen), pensamos esta experiencia podría benefi ciar en el diseño e implementación a mediano plazo de un manejo no comercial del guanaco en el Chaco. Sin embargo, es importante resaltar la complejidad de la zona en cuanto uso de tierra y diversidad de actores. Además de la TCO Isoso, la distribución del guanaco incluye propiedades privadas, un Área Protegida, el límite internacional con Paraguay, accesos fronterizos, y pequeñas comunidades de colonos relativamente nuevas, que confi guran un paisaje complejo para el manejo del guanaco.

Conclusiones

A pesar de que el guanaco es categorizado como un animal fl exible y exitoso en su rango de distribución esta especie estaría siendo afectada por la pérdida de los pastizales abiertos en el Chaco boliviano.

El guanaco prefi ere hábitats con baja cobertura vegetal, especialmente en la época reproductiva, cuando los animales son más vulnerables al ataque de los depredadores y cuando necesitan mejor calidad de forraje y mayor accesibilidad a estos.

La información relacionada a la distribución, abundancia y requerimientos básicos en cuanto hábitat del guanaco es aún incipiente en Bolivia. Esto último se debe probablemente a la rareza de las poblaciones de guanaco en el país.

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A pesar de que el guanaco posee una fi bra de calidad y con alto potencial de comercialización, la crítica situación actual de sus poblaciones silvestres imposibilita cualquier intento de manejo con fi nes comerciales por el momento.

El guanaco es una especie que merece mayor atención, primero para promover la recuperación de sus poblaciones en Bolivia y luego para potenciar su manejo, en el caso de que sus poblaciones silvestres se recuperen exitosamente.

Tomando como ejemplo el caso de la vicuña en Bolivia, que está sujeta a un manejo mediante la captura y esquila de animales vivos en estado silvestre, sería importante incorporar al guanaco como otra de las especies prioritarias para el manejo potencial en el país.

Dado que la estructura y composición del hábitat puede ser el factor determinante que regula la distribución, abundancia, reproducción, dispersión y hábitos alimenticios de la especie recordamos que cualquier intento de manejo del guanaco debe enfocar primero un manejo adecuado de su hábitat.

Agradecimientos

Wildife Conservation Society-Bolivia ha llevado a cabo el proyecto de conservación del guanaco desde su inicio. Varias fuentes de fi nanciamiento hicieron posible el desarrollo de este proyecto: Fundación Moore, Shared Earth Foundation, US Fish and Wildlife Service, Fundación Ivi Iyambae, Whitley Fund for Nature, Wildlife Conservation Research Unit (Univesidad de Oxford). Gregorio Castro, Claver Guarucupi, Carlos Guarucupi, Alberto Segundo, Joaquin Barrientos, Alejandro Arambiza han contribuido enormemente al desarrollo de este proyecto. Andrew Noss, Rosa Leny Cuéllar, Carlos Pinto, Alan Hesse, Rossy Montaño y Pablo Cuéllar han estado involucrados en diferentes etapas y áreas del proyecto.

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Datos de los Autores

Erika Cuéllar1, 2 & Jorge Segundo3

1Wildlife Conservation Research Unit, Department of Zoology, Oxford [email protected] , [email protected](autor de correspondencia)2Wildlife Conservation Society (Investigadora asociada)3Capitanía de Alto y Bajo Isoso, Comunidad Rancho Viejo, Isoso, Bolivia

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Una experiencia de crianza rural productiva en cautiverio de un ave silvestre del altiplano boliviano: la P’isaka (Nothoprocta ornata)

Álvaro Garitano-Zavala

Nothoprocta ornata - Fotografía A. Garitano-Zavala

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Resumen

Entre los años 2001 a 2007 se establecieron centros piloto en comunidades rurales del altiplano boliviano para evaluar la factibilidad biológica, económica y social de criar en cautiverio a un ave silvestre nativa del altiplano, el Tinamú Pisacca, P’isaka o Perdiz del altiplano (Nothoprocta ornata), con el fi n de obtener rédito económico para los pobladores locales con la venta de los huevos y la carne. Los resultados mostraron la posibilidad de mantener a esta especie en cautiverio y obtener reproducción en cautiverio con un manejo sencillo, compatible con las actividades agropecuarias locales y con un alto nivel de autonomía y aceptación por parte de los comunarios. Sin embargo, aspectos biológicos intrínsecos de la especie relacionados al desarrollo precocial de los pollos y los comportamientos derivados de la inversión de los roles sexuales, impidieron obtener adecuados niveles de rentabilidad en los modelos de crianza en sistemas cerrados. Tampoco la introducción de aves en los sistemas de crianza a partir de huevos cosechados sosteniblemente de poblaciones silvestres (sistemas mixtos) pudo lograr rentabilidad debido a los problemas asociados a la incubación artifi cial en el medio rural. Por el poco tiempo de crianza en cautiverio no se pudo avanzar más sobre el proceso de domesticación de la especie, particularmente por no contar con variaciones fenotípicas susceptibles de ser seleccionadas artifi cialmente. El análisis de los parámetros productivos y su rentabilidad, mostraron que con el conocimiento actual y bajo las condiciones de manejo experimentadas, la producción de huevos y carne para su comercialización no es factible económicamente hablando.

Palabras clave: Manejo de fauna en cautiverio, Andes, Nothoprocta ornata, Tinamidae, Andes.

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La especie, su aprovechamiento pasado y actual

El Tinamú Pisacca, P’isaka o Perdiz del altiplano (Nothoprocta ornata) (Fig. 1), es un ave de la familia estrictamente neotropical Tinamidae (Cabot 1992, Davies 2002). De las 45 especies de la familia, en Bolivia están presentes 24, distribuidas en bosques tropicales y subtropicales, sabanas, chaco, valles, altiplano y cordilleras (Hennessey et al. 2003, Armonía 2006). Si bien la morfología, tamaño y hábitos generales de los tinamúes (nombre genérico con el que se denomina en castellano a las especies de la familia) recuerda a los de especies de la familia Phasianidae del Viejo Mundo, como las perdices y codornices verdaderas, tal semejanza es solamente una convergencia ecológica, puesto que los parientes fi logenéticos más cercanos de los tinamúes son las aves no voladoras o “Ratites”, entre las que se encuentran los ñandúes sudamericanos (Sibley & Ahlquist 1990, García-Moreno et al. 2003, Livezey & Zusi 2007).

Figura 1: Fotografía del Tinamú Pisacca, P’isaka o Perdiz del altiplano (Nothoprocta ornata). (Fotografía A. Garitano Z.).

Las semejanzas con las perdices y codornices radican en sus hábitos más terrestres que voladores, lo que implica una mayor efi cacia en la marcha y la carrera, pero un vuelo más bien pesado, corto y explosivo debido a su cuerpo rechoncho y alas cortas y redondeadas (Cabot 1992). No es difícil entender entonces que los colonizadores europeos bautizaran inmediatamente a estas aves con los denominativos de “perdices” o “codornices”, nombres que se usan aún hoy en día. También los científi cos incluyeron inicialmente a los tinamúes con las galliformes con la denominación de “cripturas” (Merrem 1813); las semejanzas con estas aves incluyen además las coloraciones crípticas del plumaje y muchos de los comportamientos antipredatorios (Cabot 1992, McGowan 1994).

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Sin embargo, comparte con sus parientes fi logenéticos - además de rasgos morfológicos fundamentales entre los que destaca el paladar paleognato o dromeognato - el cuidado androparental exclusivo, es decir, que es el macho el que elabora el nido, incuba los huevos y lleva adelante la prole sin colaboración de la hembra. Esta característica deriva en la ausencia de dimorfi smo sexual en la coloración del plumaje, y un dimorfi smo sexual inverso en la masa: las hembras son, en todas las especies, ligeramente mayores que los machos (Cabot 1992, Davies 2002). Esta inversión de roles sexuales, como veremos más adelante, es la más importante y determinante característica para cualquier tipo de manejo que se quiera hacer sobre estas especies y otras aves paleognatas como los ñandúes.

Los tinamúes han sido y siguen siendo recursos para la caza de subsistencia en tierras bajas, al menos las especies de porte mayor (p.e. Redford & Robinson 1987, Rojas-Guamán & Calderón-Vaca 2010). En el altiplano, se conoce que representaron una de tantas fuentes proteicas de caza para los primeros pobladores cazadores-recolectores (p.e. Hastorf 1999), pero esta importancia disminuyó progresivamente con el cambio hacia actividades agropecuarias; de todas formas, las especies del altiplano siguen constituyendo elementos importantes en las tradiciones y leyendas.

Los colonizadores europeos trajeron consigo la tradición de la caza deportiva, basada en el disparo al salto como la practicaban con las perdices europeas. Esta actividad se realiza aún en Sudamérica con la mayoría de las especies de tinamúes de campos abiertos (pampas, sabanas, altiplano, valles secos). El aprovechamiento cinegético está particularmente organizado y reglamentado en Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, y en Bolivia, existen cazadores deportivos que cazan varias especies de tinamúes, siendo la P’isaka una de las presas más comunes en el altiplano y valles secos, aunque este aprovechamiento no está regulado ni reglamentado (Garitano-Zavala 2002). Por otro lado, los pobladores del altiplano aprovechan a la P’isaka en recolección sostenible de los huevos y eventualmente la caza de individuos adultos para el consumo o la venta (Garitano-Zavala 2005).

La P’isaka se distribuye sobre la cordillera de los Andes desde el sur del Perú hasta el norte de Argentina y Chile, entre los 2.500 y 4.800 m.s.n.m., en Bolivia ocupa todo el altiplano y cordilleras hasta los 4.200 m y las cabeceras de valles secos hasta los 3.500 m (Cabot 1992, Garitano-Zavala et al. 2003a). Tiene una masa promedio en el altiplano boliviano de 505 g (Garitano-Zavala 2005), y como todas las especies de tinamúes de campos abiertos, su plumaje es críptico con manchas, rayas y vermiculaciones que los hacen prácticamente invisibles cuando se ocultan entre los pajonales o arbustos.

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El tipo de aprovechamiento planteado

El tipo de aprovechamiento que se ha experimentado y evaluado es el de crianza en cautiverio para la producción y venta de la carne y los huevos. La propuesta para este tipo de aprovechamiento surgió de la iniciativa de la Autoridad Binacional Autónoma del Lago Titicaca (ALT) dentro del proyecto binacional de Bolivia y Perú para la “Conservación de la Biodiversidad en la Cuenca del Sistema Titicaca, Desaguadero, Poopó, Salar de Coipasa (TDPS)”. Se planteaba la posibilidad de generar recursos económicos con el aprovechamiento de tres especies de fauna presentes en la cuenca: la P’isaka, el Suri (Pterocnemia pennata) y la Rana Gigante (Telmatobius culeus), además de varias especies de peces y de plantas. De esta forma, idealmente se estaría logrando que la preservación de los recursos de la naturaleza repercuta en un corto plazo en la economía y bienestar de los pobladores locales, uno de los paradigmas de la conservación de la biodiversidad planteado también en la Estrategia Nacional de Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad de Bolivia (Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planifi cación 2001).

La idea se podía sostener como potencialmente factible en ese momento, debido a la existencia de varios conocimientos previos. Se realizaron varias experiencias de crianza experimental con otras especies de tinamúes con relativo éxito, aunque sus fi nes no eran los de producir carne y huevos para comercializarlos, es el caso de Nothoprocta cinerascens (Lancaster 1964), Nothura maculosa y N. darwinii (Bump & Bump 1969), Eudromia elegans (Bohl 1970), Tinamus solitarius (Bokermann 1991) y Taoniscus nanus (Silveira & da Silveira 1998). En Brasil se realizaron varios estudios en torno a la posibilidad de criar a la Perdiz colorada (Rhynchotus rufescens) con fi nes productivos (Frozi 1982, Carnio 1993, Sick 1993, Moro 1991 - 1996), y en Canadá lo propio con Nothoprocta perdicaria, una especie endémica de Chile (Aggrey et al. 1992, Kermode et al. 1995). Otras experiencias de crianza en cautiverio de varias especies de tinamúes han sido desarrolladas en Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Dinamarca, África y Japón con fi nes de introducción para la caza, aunque ninguna introducción ha tenido éxito (Cabot 1992, Davies 2002), esta evidencia hace suponer que varias especies de esta familia pueden ser mantenidas en cautiverio.

En específi co para la P’isaka, se conoce que muchas personas en el ámbito rural lograron criarla en cautiverio o semicautiverio recogiendo pollos del campo, aunque nunca lograron reproducirla (Garitano-Zavala 2005). Por otro lado, se sabe que son altamente tolerantes a la presencia del hombre pues viven y anidan en los campos de cultivo y tienen hábitos de forrajeo generalistas y oportunistas (Garitano-Zavala et al. 2003a), particularidades que las predisponen a aceptar una dieta artifi cial.

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Con estos antecedentes se planteó evaluar la posibilidad de criar en cautiverio a la P’isaka con fi nes productivos, considerando como característica ineludible que la estrategia de manejo diseñada pueda ser desarrollada de forma autónoma por los comunarios del altiplano una vez transferida. Por esta razón, se consideraron las siguientes directrices:

• Aprovechar al máximo las adaptaciones biológicas de la especie a las condiciones del altiplano, con el fi n de evitar la inversión en tecnologías especializadas (por ejemplo calefacción, ventilación, control automatizado de condiciones ambientales, incubación artifi cial, alimentación automatizada, etc.).

• Utilizar al máximo los recursos e insumos provenientes del altiplano, tanto para la construcción de las jaulas, ambientación de los ambientes de cría, así como para la alimentación, entre otras aspectos.

• Generar una estrategia que, para ser sostenible económica y socialmente, implique los mínimos costos posibles, la máxima facilidad de manejo e independencia tecnológica, y el mínimo tiempo de dedicación a los cuidados, de tal forma que sea compatible con las actividades agropecuarias de rutina, pues los recursos económicos a generarse serían complementarios.

Otro aspecto fundamental que se tuvo en cuenta desde un principio, es que muy difícilmente los productos generados (carne y huevos) podrían tener un costo a la venta menor que los de gallina, puesto que con esta última especie se tiene varios siglos de experiencia en domesticación.

Por tanto, los productos al ser más costosos deberían dirigirse no al autoconsumo, sino a la venta para un consumidor particular, explotando virtudes inherentes al producto, o aspectos establecidos por el sistema de producción. En el caso de la P’isaka se consideró que esto sería posible si se ofrece al consumidor una carne “silvestre o de caza” sin afectar las poblaciones naturales, sabrosa, con muy baja proporción de colesterol (Quispe 1992), proveniente de animales alimentados con alimentos naturales y no alimentos balanceados industriales, y para los huevos, además aprovechar sus cualidades como el precioso aspecto pulido y brillante de la cáscara (Fig. 2).

Antes de pensar en un emprendimiento productivo, es imprescindible evaluar científi camente la factibilidad de la crianza productiva en cautiverio con esta especie, más aún considerando que sería la primera experiencia mundial con ella. El objetivo de este reporte es dar a conocer los resultados de las experiencias encaminadas a evaluar esta factibilidad, desarrolladas durante siete años.

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Características de los sistemas de crianza experimental

Se eligieron dos comunidades rurales del altiplano boliviano del Departamento de La Paz para emprender las experiencias piloto: Qurpa (16°40’S – 68°51’O, entre los 3.800 y 4.200 m.s.n.m., provincia Ingavi), y Sahuiña (16°12’S – 69°05’O, entre los 3.800 y 3.900 m.s.n.m., provincia Manco Kápac), en las que se trabajó con los comunarios con las experiencias de manejo entre los años 2001 a 2007. También se implementó un sistema análogo al de las comunidades rurales en el campus universitario de la UMSA en Cota Cota desde el año 2003.

Los sistemas de crianza experimentados ha sido ampliamente descritos en otras obras (Garitano-Zavala et al. 2003b, Garitano-Zavala et al. 2004, Garitano-Zavala et al. 2005, Garitano-Zavala et al. 2008), y a grandes rasgos pueden ser descritas de la siguiente manera:

Se trata de jaulas de cría constituidas por ambientes de tierra y vegetación natural cercados por paredes de adobe de aproximadamente 1,5 m de altura y cubiertos por malla milimétrica sostenida por bastidores de madera. El ingreso a estos ambientes es siempre a través de áreas de manejo de adobe techadas con

Figura 2: Fotografía de una nidada de Písaka incubada por un macho en cautiverio. (Fotografía A. Garitano Z.).

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calamina. Los ambientes de cría utilizados tuvieron diferentes superfi cies, con el fi n de experimentar diferentes estrategias de agrupamiento para la reproducción, así como destinarlos a diferentes fi nes de manejo. En Qurpa y Sahuiña habían 10 jaulas de 0,64 m2 destinadas a la cría de parejas reproductoras y para aislamiento temporal de individuos; en Qurpa, Sahuiña y Cota Cota se construyeron cinco jaulas de 6 m2 destinadas a la conformación de grupos reproductivos; y se construyeron también jaulas de crianza grupal donde se podían mantener más de 10 individuos adultos; primero se implementaron jaulas de 35 m2 en Qurpa, Sahuiña y Cota Cota, y luego en Qurpa una de 165 m2 y en Sahuiña una de 80 m2 (Fig. 3).

Se alimentó a las aves con un balanceado de cebada, soya y conchilla, al cual se añadió un núcleo de vitaminas-minerales, y coccidiostato. Detalles sobre la proporción de los componentes en la mezcla, su relación con los requerimientos nutricionales, la palatabilidad y su disponibilidad en el mercado se desarrollan en Lozano (2005).

Figura 3: Interior de una de las jaulas de crianza grupal construida y ambientada en la comunidad de Qurpa. (Fotografía A. Garitano Z.).

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Todo el material animal (aves adultas y huevos) fueron obtenidos en las serranías de la comunidad de Qurpa. Se capturó en el período reproductivo 2000-2001 a 17 aves adultas, y se solicitó a los comunarios que vendiesen al proyecto los huevos que normalmente recolectan de sus campos; de esta forma se obtuvieron 77 huevos en febrero y marzo de 2001, y 14 en marzo y abril de 2002. Para evaluar la factibilidad productiva del manejo mixto de poblaciones silvestres y poblaciones mantenidas en cautiverio, entre diciembre de 2006 y abril de 2007 se obtuvieron de la misma forma 217 huevos. El resto de aves con las que se trabajó nacieron en cautiverio en los sistemas de crianza.

Supervivencia de las aves adultas en cautiverio en las condiciones de manejo utilizadas

En la primera fase de la experiencia piloto se evaluó por separado la supervivencia y reproducción de aves adultas nacidas en vida silvestre y de las aves nacidas en cautiverio, bajo el supuesto de que aves criadas en cautiverio desde pollos podrían adaptarse mejor a las condiciones de manejo para obtener reproducción. Con este fi n, se criaron en Sahuiña exclusivamente los 17 adultos capturados del medio silvestre, y en Qurpa los adultos que se obtendrían de los huevos recolectados.

Fue sorprendente descubrir que todas las aves capturadas como adultas del medio silvestre sobrevivieron en Sahuiña a las condiciones de manejo y confi namiento. Las primeras aves del grupo de 17 empezaron a morir recién a los 11 meses desde el inicio de la experiencia de crianza, aparentemente por hipotermia en invierno, lo cual quizás estaba relacionado a un proceso natural de envejecimiento; a este respecto es importante recordar que al momento de capturar a las aves en vida silvestre no existía forma de conocer la edad que tenían. Al fi nal de las experiencias, siete años después, aún vivían en las jaulas dos aves de esa primera captura.

Respecto a las aves nacidas en cautiverio, cuando alcanzan el tamaño adulto alrededor de los 300 días de edad (Molina 2005), prácticamente todas sobreviven en cautiverio en condiciones normales. Esta evidencia muestra que las estrategias de manejo de los adultos resultaron adecuadas, tanto para adultos capturados del medio silvestre, como para los nacidos en cautiverio. Utilizando como indicador la masa corporal, se ha determinado que la masa de las aves adultas en cautiverio se ha mantenido en el rango de las aves de vida silvestre (Garitano-Zavala et al. 2004).

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A lo largo de los varios años de experiencias, se fueron simplifi cando progresivamente las estrategias de manejo y disminuyendo el tiempo destinado a los cuidados rutinarios, sin comprometer la supervivencia y salud de las aves. Se ha logrado poco a poco que estas actividades representen apenas una hora diaria para los comunarios, y una mañana íntegra una vez por semana, de la siguiente manera:

• Se da el alimento balanceado junto con alimento fresco (alfalfa y papa) cada día sobre platos de cerámica sin recoger el sobrante, los sobrantes de comida se recogen y pesan una vez por semana para calcular el consumo semanal.

• Se recogen todas las heces de las jaulas y se lavan los platos y otros materiales con agua y detergente una vez por semana, lo cual se evidenció que no compromete la sanidad de las aves.

• Para evaluar la salud de las aves, al momento de dar el alimento y agua se observa si alguna de ellas está postrada o inactiva, y si existen excrementos demasiado fl uidos en las jaulas. De esta forma de separan individuos potencialmente enfermos y se evitaron epidemias.

Las aves mantienen en cautiverio los comportamientos crípticos y antipredatorios como en la vida silvestre (Gismondi 2005), incluso luego de varias generaciones; esto implica que dentro de las jaulas pueden realizar vuelos explosivos de escape y por ende podrían lastimarse. Como estrategia de prevención, se limita el ingreso a los ambientes de cría a lo mínimo necesario, se mantiene la vegetación al interior de los ambientes de cría así como escondites de paja para que las aves se oculten en ellos mientras se realizan las labores de manejo rutinario.

De esta forma, se logró un tipo de manejo que es compatible en tiempo con las actividades agropecuarias y es posible de ser manejado de forma autónoma por los comunarios sin mayores problemas y con un alto nivel de aceptación (Garitano-Zavala et al. 2003b, Garitano-Zavala et al. 2008).

Reproducción en cautiverio

Fue una gran satisfacción lograr reproducción en cautiverio con las aves nacidas en cautiverio en la siguiente época reproductiva inmediatamente después de su nacimiento; también se obtuvo reproducción en cautiverio de las aves adultas capturadas del medio silvestre en su segunda época reproductiva en cautiverio (Garitano-Zavala et al. 2005). Esto indica que todos los componentes del comportamiento reproductivo son innatos y pueden darse en las condiciones de confi namiento utilizadas (Gismondi 2005). Incluso el tamaño de los huevos

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puestos en cautiverio fueron mayores (aproximadamente 2 g más) que los provenientes de vida silvestre (Garitano-Zavala et al. 2004).Para diseñar la mejor estrategia para la reproducción en cautiverio, se experimentaron tres modelos:

• Conformar parejas de adultos reproductores eligiendo al azar entre los adultos un macho y una hembra, y separándolos en jaulas individuales (de 0,64 m2). Esto permitiría que estos individuos se reprodujeran sin interferencia de otros conespecífi cos, pero se evita la selección epigámica entre ellos.

• Criar varias hembras y adultos juntos (en general diez o más) en una sola jaula de crianza grupal (de 35, 80 y 165 m2). Esto incrementa la posibilidad de interferencia entre conespecífi cos, pero permitiría una mejor selección epigámica.

• Conformar grupos reproductivos en las jaulas destinadas a tal fi n (de 6 m2). Los grupos reproductivos se formaron observando los comportamientos reproductivos en las jaulas de cría grupal y detectando a las hembras que solicitaban cópulas y al macho o a los machos que solían montarlas, en general se conformaron tríos: una hembra con dos machos, pero otras combinaciones también se presentaron.

Se presentaron eventos reproductivos con puestas de huevos en los dos últimos modelos; probablemente la imposibilidad de que la hembra realizase selección epigámica sobre el macho asignado en el primer modelo fue el factor más importante, puesto que cuando se conformaron en el tercer modelo parejas, sí se presentaron eventos reproductivos.

Después de analizar los parámetros de producción de huevos en relación a los comportamientos reproductivos durante los varios años de estudio en los sistemas piloto de cría, se logró detectar tres características de la biología reproductiva de la P’isaka que deben considerarse al momento de analizar la factibilidad de la crianza productiva (Garitano-Zavala en prensa):

• Las hembras presentan comportamientos reproductivos complejos que impiden una mejor producción de huevos; se trata de comportamientos agonistas en los que las hembras dominantes pueden lastimar e incluso matar a otras hembras y machos en los ambientes de cría grupal. Pearson y Pearson (1955) en su estudio de la P’isaka en vida silvestre, sugirieron que la hembra era territorialista y presentaba comportamientos de dominancia, lo cual parece confi rmarse con las observaciones en cautiverio. De esta forma, ya sea por la presencia de muchas agresiones entre las aves, o por la sumisión de muchas otras, el resultado es que se producirían menos huevos.

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• No todas las hembras producen huevos, y la producción de huevos está fuertemente infl uenciada por características individuales, muchas no produjeron nada, y otras un máximo de ocho huevos por mes durante diez meses al año (Garitano-Zavala et al. 2008). Aún la máxima cantidad es pequeña si se compara con gallinas ponedoras. La razón parece estar relacionad a que los huevos de P’isaka son proporcionalmente grandes en relación al tamaño de las hembras (Garitano-Zavala et al. 2005). Esto puede implicar que la producción de cada huevo representa para las hembras un gasto energético mayor de lo que representa para una gallina. En general las P’isakas colocaron huevos en cautiverio con intervalos de cinco a seis días entre puestas lo cual parece apoyar el postulado (Garitano-Zavala et al. 2008).

• Los machos no elaboran nidos o abandonan con facilidad las nidadas, este aspecto será analizado con más detalle en el siguiente apartado.

Todas estas características no pueden modifi carse en el corto plazo sin que antes aparezcan rasgos fenotípicos particulares, como individuos menos agresivos, o hembras con mejores parámetros de puesta. Mason (1984) lista cuatro criterios que diferencian a una especie como doméstica respecto a las silvestres: a) su reproducción está bajo control de los humanos, b) se obtiene un producto de utilidad para el humano, c) los animales son mansos y permiten su manipulación, y d) ha existido una selección genética respecto a los tipos silvestres. En el largo camino de la domesticación, los resultados obtenidos para la P’isaka se restringen en parte sólo al primer criterio.

La incubación

Como se mencionó en el tercer apartado, todos los huevos recolectados en Qurpa fueron destinados a la evaluación de la supervivencia y reproducción de aves nacidas en cautiverio. Por esta razón, todos los huevos fueron incubados artifi cialmente.

Se evaluó la efi cacia de incubadoras a gas y eléctricas. Las primeras evitan la dependencia al suministro constante de energía eléctrica en el medio rural, pero tienen la desventaja de que este tipo de incubadoras no están disponibles actualmente en el mercado y obligan a la rotación manual de los huevos. Durante las primeras fases de las experiencias, el suministro de energía eléctrica en ambas comunidades era muy irregular y con amplias variaciones de voltaje, por esta razón la incubación con gas fue evaluada en el medio rural y la incubación con energía eléctrica y rotación automática en los laboratorios de La Paz. Para lo último se hizo necesario transportar los huevos desde Qurpa hasta La Paz. Los resultados de las dos incubaciones fueron de 62 % de éxito para la incubadora a

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gas de un total de 77 huevos, y 100 % con la incubadora eléctrica de un total de 14 huevos (Garitano-Zavala et al. 2005). También la mayoría de los huevos que se obtuvieron por reproducción en cautiverio (que en los tres sistemas de crianza durante los años de experiencia sumaron 781) ingresaron a incubación artifi cial usando incubadoras eléctricas, para obtener polluelos. Razones por las que los huevos no ingresaban a incubación artifi cial eran entre otras: que las aves los habían roto en las jaulas, accidentes involuntarios durante el recojo, o el destino para otros estudios e investigaciones.

Una vez que se obtuvieron aves adultas de los huevos incubados artifi cialmente, se esperaba que los machos, en los eventos reproductivos, se encarguen de la incubación y del cuidado de los pollos, de tal forma de evitar los costos y complejidad asociados a la incubación artifi cial.

Pero la incubación natural ocurrió muy esporádicamente. En general los machos no construyeron nidos y las hembras ovipositaron en el suelo, y en las pocas ocasiones en las que los machos elaboraron nidos (Fig. 2), fueron muy susceptibles a abandonar la incubación. Sólo el 14 % de todos los huevos ovipositados en cautiverio fueron incubados por los machos, y monitoreando las únicas 16 ocasiones en las que los machos elaboraron nidos y entraron en cloquez para incubar los huevos ovipositados por las hembras, se registró el abandono de 13 nidadas, y el nacimiento de 15 pollos de las únicas tres nidadas que incubaron los machos hasta el fi nal (Garitano-Zavala en prensa). Probablemente este es un efecto secundario de las condiciones de confi namiento, del manejo, de la presencia humana, de la ausencia de algún recurso (como sitios o elementos para construir nidos) y/o de la densidad de aves. No se pudo contrarrestarlo durante todo el periodo de evaluación con ninguna de las experimentaciones evaluadas.

Ante la difi cultad de lograr que la incubación pueda ser realizada por las P’isakas, se evaluó una estrategia alternativa: la incubación y cuidado de los pollos llevada adelante por gallinas cluecas. En Qurpa se evaluó esta posibilidad manteniendo en un área anexa a cuatro gallinas ponedoras. Pese al gran problema de contar con huevos de P’isaka coincidentemente con el estado de cloquez de las gallinas, se logró incorporar experimentalmente 20 huevos de P’isaka en las nidadas de las gallinas, pero de ellos sólo cinco pollos lograron nacer; de ellos, el primero fue picoteado por la gallina y ante este peligro se traspasó los otros cuatro a una P’isaka macho para intentar la adopción, pero todos murieron por hipotermia.

Por esta razón, el uso de incubadoras eléctricas para la incubación de los huevos se hizo imprescindible, y en adelante todos los huevos ovipositados en cautiverio y aquellos que se recogieron de vida silvestre fueron incubados en incubadora eléctrica. Algunos parámetros de incubación importantes de considerar para el éxito de la incubación son que los huevos ingresen a la incubadora en los

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primeros siete días después de la oviposición, de otra manera la deshidratación natural puede comprometer el desarrollo embrionario, y que la temperatura de incubación no suba en ningún caso a más de 37ºC, lo que puede ocasionar la muerte del embrión o nacimientos con anormalidades (Garitano-Zavala et al. 2008). El tiempo de incubación normal ha estado comprendido entre 22 a 25 días (Garitano-Zavala et al. 2004, Molina 2005), como estimaron Pearson & Pearson (1955) para la P’isaka en vida silvestre.

Desarrollo postnatal y supervivencia

La tan eventual incubación por los machos implica otra importante situación: la imposibilidad de que los polluelos sean cuidados en sus primeras etapas de desarrollo por un ave adulta. De esta manera, se hizo imprescindible desarrollar estrategias de cuidado de los polluelos desde su nacimiento, siendo las primeras tres a cuatro semanas las más críticas debido a la aún incipiente capacidad de termorregulación, lo cual ocasionó la mayores tasas de mortalidad; por ejemplo, del total de aves muertas entre 2001 y 2003, el 63% correspondió a pollos que no cumplieron el primer mes de edad (Garitano-Zavala et al. 2005).

Por las mismas razones expuestas en el apartado de incubación, se evaluó el uso de estufas a gas y lámparas eléctricas para dotar de calor a los polluelos. De ambas, la mejor estrategia por los costos y menor complejidad de manejo es el uso de lámparas de eléctricas. Pero debido a que el calor debe ser dado a los polluelos durante todo el día, incluyendo la noche, se genera otro problema: que si las aves están con luz durante toda la noche pueden estresarse y empezar a desarrollar comportamientos viciosos como el picaje (Garitano-Zavala et al. 2005). De esta forma se ha desarrollado un protocolo de cría de pollos con los siguientes pasos:

• Los polluelos recién nacidos permanecen en la nacedora de la incubadora durante uno a dos días dependiendo de su motricidad y desarrollo, siempre con la luz apagada durante la noche.

• Luego se los pasa a cajones de cartón de tamaño variable según la cantidad de pollos que se estén manteniendo, y se administra calor con un refl ector de 150 W evitando el ingreso de luz con un paño obscuro durante la noche para que los polluelos duerman y no se estresen. Si se cuenta con menos de quince pollos, pueden pasar la noche en la nacedora de la incubadora eléctrica. Esta etapa dura los primeros 30 días de edad.

• Luego pasan a ambientes tipo invernadero (provistos de agrofi lm como cubierta) de donde ya no se los desplaza hasta que cumplan los 50 días de edad.

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• Con más de 50 días, los juveniles pueden pasar a los ambientes de cría para adultos.

A estos problemas de supervivencia se añade la baja tasa de crecimiento postnatal. Molina (2005) determinó las tasas de crecimiento de cuatro variables morfométricas de los pollos, la masa, la longitud del tarso-metatarso, la longitud del pico y la longitud del ala. De ellas la más importante para los fi nes productivos es la masa. Para esta especie determinó que la asíntota para la masa se alcance hacia los 280 días de edad con aproximadamente 550 g, y que la infl exión de la mayor pendiente (edad que podría ser adecuada para el faenamiento) se alcanza hacia los 92 días con aproximadamente 350 g de peso vivo (Molina 2005).

Este desarrollo relativamente lento es propio de aves precoces (Ricklefs 1973), y en el caso de la P’isaka los parámetros de desarrollo de tarso-metatarso y alas demuestra la importante presión para el desarrollo precoz de la capacidad de carrera y vuelo como mecanismos antipredatorios; precisamente esta maduración temprana de huesos y músculos está asociada al desarrollo lento en aves (Starck 1993, Molina 2005).

Una posibilidad de modifi car la tasa de crecimiento es manipulando la dieta, particularmente dando mayor proporción de proteína animal. Con este fi n se implementó la crianza de lombriz roja californiana en los sistemas rurales de crianza, que no sólo incrementaría la proporción de proteína en la dieta de los pollos, sino que podría conseguir aumentar la apetencia de los pollos por el alimento balanceado que se les proporcionaba, puesto que los invertebrados son apetecidos por estas aves, particularmente en edades tempranas (Garitano-Zavala et al. 2003a). Sin embargo, la tasa de crecimiento y masa fi nal de los pollos alimentados con lombriz como suplemento alimenticio no difi rieron de las respectivas de pollos criados con el alimento balanceado de rutina, y además, el mismo modelo de desarrollo descrito por Molina (2005) fue observado para todas las variables morfométricas (Ortega 2009).

El desarrollo postnatal lento de esta especie, por tanto, aparentemente está relacionado a su biología, ecología e historia evolutiva (Molina 2005, Ortega 2009), y es algo que no podría modifi carse con las estrategias de manejo en el corto plazo, hasta que no aparezcan en el proceso de domesticación fenotipos de crecimiento más rápido que puedan ser seleccionados artifi cialmente. Por tanto, este aspecto es otro de importancia que infl uye en los altos costos de producción y deben considerarse en el sistema de manejo.

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Sistemas mixtos de aprovechamiento

Puesto que la mayoría de los parámetros productivos obtenidos en cautiverio mostraban que los aspectos biológicos de la especie por sí mismos y/o en interacción con el sistema de manejo jugaban un rol importante y difícilmente podían modifi carse, al menos en el corto plazo, se planteó la evaluación de una estrategia distinta.

Todo el sistema de manejo descrito hasta ahora puede califi carse como “sistema de crianza en ciclo cerrado”, puesto que a partir de animales adultos mantenidos en cautiverio se esperaba tener la producción de huevos, juveniles y reposición de adultos reproductores. Ya que al menos la mayor agresividad entre individuos y la difi cultad de incubación natural por parte de los machos eran eventos asociados al mismo sistema de cautiverio, se consideró importante evaluar la posibilidad de trabajar con “sistemas mixtos” (Garitano-Zavala et al. 2005).

Los sistemas mixtos se concibieron como la posibilidad de utilizar la producción de huevos de las poblaciones silvestres de P’isaka en condiciones naturales, en otras palabras, eliminar el factor de confi namiento en cautiverio como un problema en la producción de huevos. La idea era extraer los huevos de poblaciones silvestres para ingresarlos a los sistemas de crianza en cautiverio a través de la incubación artifi cial.

Para hacer una extracción de huevos del medio silvestre de forma responsable, sostenible y sin perjuicio para las poblaciones naturales, se debe hacer las colectas en ciertas cantidades adecuadas en tiempo y espacio. Como esto no se conocía en el momento de realizarlas, se planteó una aproximación adaptativa basada en la evaluación de la abundancia relativa de las poblaciones de P’isakas antes y después de las colectas de huevos en localidades con y sin recolección de huevos (Garitano-Zavala & Justiniano 2008).

Se realizó recolección efectiva de huevos sólo en la comunidad de Qurpa sumando un total de 217 huevos, y las evaluaciones antes y después no mostraron un efecto negativo de las colecciones de huevos sobre las abundancias relativas de P’isakas (Garitano-Zavala & Justiniano 2008); empero, es importante resaltar que se pudo evaluar esto sólo durante un año por restricciones de fi nanciamiento. La aproximación de recolección de huevos se basó en aprovechar una forma de “depredación común” en el altiplano boliviano, la cual es la recolección de huevos que normalmente ocurre en las comunidades rurales por parte de los comunarios. Para ello se solicitó a los comunarios que entregaran al proyecto todos los huevos recogidos a cambio de un monto económico que les permitiría adquirir la cantidad equivalente en huevos de gallina (Garitano-Zavala et al. 2008). Es posible evidentemente que la posibilidad de pago haya incrementado

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las expectativas de los comunarios para extraer más huevos, es un aspecto que no pudo ser evaluado en su real magnitud.

Sin embargo, los resultados productivos de los sistemas mixtos tampoco permitieron obtener buenos parámetros, pues el 64% no presentaron ningún tipo de desarrollo embrionario y el 10% presentaron embriones muertos (Garitano-Zavala et al. 2008). La principal razón presumible para esto, es que los comunarios probablemente entregaron los huevos muchos días después de su recolección, de tal forma que los zigotos no iniciaron ningún desarrollo embrionario, o los embriones existentes murieron. Es claro que este factor de error no puede ser controlado, pero además, es un aspecto que puede mantenerse potencialmente en las comunidades rurales en futuros escenarios de manejo.

Factibilidad económica y conclusiones

Se realizaron los análisis de factibilidad económica considerando como retorno económico para el sistema a la posible venta de todos los huevos y juveniles (carne) producidos durante un determinado tiempo. Como gastos se consideraron a la alimentación, materiales para reparaciones, pago del consumo de energía eléctrica, insumos sanitarios y de prevención en el mismo período de tiempo; no se consideró a la infraestructura ni a la mano de obra como inversión (Garitano-Zavala 2008).

Los precios a la venta para sólo recuperar los gastos considerados líneas arriba resultaron ser de aproximadamente 75 Bs cada juvenil (de 350 g de masa total y unos 250 g de carne) y aproximadamente 9 Bs cada huevo (Garitano-Zavala 2008). Si bien no es posible descartar la posibilidad de la existencia de mercados que pudiesen pagar tales precios sin un estudio específi co, las posibilidades son remotas, y además debe considerarse que no se está considerando el retorno para las inversiones en infraestructura, equipamiento, ni tampoco las ganancias.

Por tanto, el análisis de los parámetros productivos y su rentabilidad muestran que si bien se cuenta con un sistema de manejo posible de ser transferido para su manejo autónomo a las comunidades rurales, con el conocimiento actual y bajo las condiciones de manejo experimentadas, la producción de huevos y carne para su comercialización no resultó factible económicamente hablando debido principalmente a características biológicas de la especie, que son difíciles de manejar sin un proceso de domesticación de por medio.

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Agradecimientos

En primer lugar agradecer a las comunidades rurales del altiplano boliviano de Qurpa y Sahuiña, a sus autoridades y a todos sus pobladores, por el apoyo incondicional durante tantos años de realización de las experiencias piloto, y sobre todo por su comprensión sobre la naturaleza experimental del trabajo. En particular trabajamos juntos desde un principio con Gualberto Condori, Simón Vargas, Pablo Vargas, Celedonio Condori y Andrés Condori en Qurpa, y Genaro Alanoca y Seferina Huallpara en Sahuiña, un profundo agradecimiento por su constancia e iniciativas con las que gran parte de la estrategia de manejo se fue ensamblando. A los fi nanciadores en las diferentes etapas de investigación, en primer lugar a la Autoridad Binacional Autónoma del Lago Titicaca que en realidad tuvo la primera iniciativa sobre la posibilidad de la crianza productiva de la P’isaka, y al Banco Interamericano de Desarrollo. La Fundación para el Desarrollo de la Ecología (FUNDECO) siempre administró efi cientemente los fondos destinados al proyecto. Al Instituto de Ecología de la UMSA por acoger académicamente las investigaciones, así como por dotar de un espacio en el campus universitario de Cota Cota, sobre este aspecto un agradecimiento especial a la Lic. Esther Valenzuela directora del Jardín Botánico “La Paz”. Fueron muchos los estudiantes y profesionales que se involucraron en diferentes etapas del proyecto, sea como tesistas, técnicos o ayudantes de campo y laboratorio, su entusiasmo y energía siempre fueron un enorme motor para el desarrollo de las investigaciones: Paola Gismondi, Miguel Molina, Pablo Justiniano, Jackeline Campos, Zulma Chura, Pedro Ortega, Andrea Salazar, Nataly Zavala, Karen Udaeta, Claudia Flores, Juan Carlos Lozano, y tantos otros.

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Datos del Autor

Álvaro Garitano-Zavala1

1Unidad de Manejo y Conservación de Fauna, Instituto de Ecología,Universidad Mayor de San Andrés, Casilla 10077, La Paz, [email protected]

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Crecimiento, engorde y reproducción del Suchi (Rhamdia quelen; Pisces, Pimelodidae) en la comunidad Santa Catalina del Municipio de Apolo

Francisco Osorio & Gustavo Álvarez

Rhamdia quelen - Fotografía APSSU

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Resumen

Entre junio de 2007 y enero de 2009 se desarrolló el proyecto Manejo y Aprovechamiento Sostenible del suchi (Rhamdia quelen) en la comunidad Santa Catalina del Municipio de Apolo. En una primera etapa, en sistema semi intensivo, con alimento balanceado elaborado con insumos locales, se cultivaron alevinos de R. quelen en dos estanques rústicos, en el primer estanque se sembraron 350 alevinos con un promedio de 4,5 cm de largo total y en el segundo 150 con un promedio de 6,5 cm de largo total. Después de un año, en el primer estanque, la talla promedio llegó a 16,8 cm, con un crecimiento de 1,03 cm/mes. En el segundo estanque la talla alcanzó 19,9 cm, con el crecimiento de 1,12 cm/mes. Los resultados del peso muestran que los peces del primer estanque llegaron a pesar 36,5 g, es decir, aumentaron 3 g/mes. En el segundo estanque el incremento llegó a 59,7 g es decir subieron 4,8 g/mes. La segunda parte estuvo destinada a la reproducción artifi cial de R. quelen, se usaron reproductores nativos, hembras demasiado pequeñas (< 250 g), se indujo con gonadotrofi na y con hipófi sis de carpa. Se produjo la fecundación natural en tanques de plástico de 500 litros, mientras la fecundación artifi cial se la hizo en seco. El resultado fue, en conjunto, la obtención de aproximadamente 4.800 alevinos.

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Introducción

Como parte del programa de Apoyo al desarrollo de iniciativas productivas y de conservación de la Fundación Puma, se ejecutó el proyecto “Manejo y Aprovechamiento Sostenible del Suchi en la Comunidad Santa Catalina del Municipio de Apolo” a cargo de la Asociación de Productores Piscícolas Suchi Santa Catalina (APPSU) y con la asistencia técnica de Museo Nacional de Historia Natural y del Instituto de Ecología de la UMSA.

Se trata de un proceso social, económico y ambiental que se inicia con dos componentes, el crecimiento en estanques rústicos y la reproducción controlada, que son el fundamento para encarar distintos niveles de manejo y de este modo establecer la piscicultura del suchi (Rhamdia quelen) en la región de Apolo para satisfacer una demanda creciente y disminuir el efecto de la pesca local sobre las poblaciones silvestres. Paralelamente crear tecnologías que permitan, con el tiempo, ser económicamente y ambientalmente positivas.

La especie

Rhamdia quelen tiene distribución neotropical, habita desde el sudeste de México hasta el centro de la Argentina (Silfvergrip 1996). Vive en lagos y en partes hondas de los ríos, prefi ere ambientes de aguas tranquilas en fondos arenosos y limosos, junto a las márgenes de vegetación. Se esconde entre piedras y troncos, de donde salen en las noches en busca de alimento (Guedes 1980).

Se trata de una especie estenohalina que puede soportar hasta 9 g/l de sal, su rusticidad le permite vivir en aguas ácidas y básicas, entre 4,0 a 9,5 de pH, mientras su rango térmico está entre 15 a 34°C (Silfvergrip 1996).

El suchi tiene hábi tos omnívoros, con clara tendencia carnívora, alimentándose de peces pequeños, crustáceos y otros animales bentónicos (Silfvergrip 1996).Desde la perspectiva productiva en piscigranjas, tiene buena calidad de carne, resistencia a la manipulación y a las condiciones adversas del medio. Fácil adaptación a raciones, no presenta comportamiento agresivo. Es una especie que puede ser criada en cultivos de arroz así como en policultivo con otras especies. Puede ser cultivada en tajamares o jaulas a nivel extensivo o semi intensivo (Panorama da Aquicultura 2002).

La piscicultura

La piscicultura rural es la crianza por parte de grupos familiares mediante sistemas

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de cría extensivos o semi-intensivos para el auto consumo o la comercialización parcial”. La FAO sostiene que esta modalidad puede y debe desarrollarse en América Latina, porque su potencial se debe a que un porcentaje signifi cativo de la población está en el medio rural, existiendo una fuerte corriente de migración hacia las urbes que disminuye la demanda en el campo pero aumenta en la periferia de las ciudades (FAO 1999).

En América Latina la acuicultura rural aún se encuentra en etapa de desarrollo y para alcanzar la consolidación deberá cumplir con ciertos requisitos cuya responsabilidad en su gran mayoría recae sobre el Estado. Sin embargo, es evidente también que una parte muy importante pertenece a las iniciativas y responsabilidades de los interesados locales (FAO 1999).

Experiencia con la especie

La piscicultura de Rhamdia quelen (en Brasil “bagre sapo” y “jandia”; Colombia “capitanejo”; Ecuador “barbudo”; Paraguay “nurundiá”; en Trinidad y Tobago como “silver catfi sh”), tiene un importante grado de desarrollo con fi nes de subsistencia y seguridad alimentaria. Sin embargo, todas las fuentes de información para su cultivo a gran escala comercial provienen de Argentina y Brasil. En estos dos países este cultivo se propone como alternativa económica, dentro de políticas de exportación, aunque no se deja de considerar como una alterativa para la piscicultura rural, como estrategia para la seguridad alimentaria (Panorama da Aquicultura 2002).

Justifi cación

Apolo se encuentra en el Departamento de La Paz, es parte de la Sección Primera de la Provincia Franz Tamayo. El 2001 la población era de 13.271 habitantes Aproximadamente el 64% de la población vive en el ámbito rural (INE 2000). La población está caracterizada por ser bilingüe (aymará – quechua o español) con una tasa de analfabetismo de 33%. La pobreza tiene una incidencia del 95,77%, especialmente en la población rural (INE 2000).

Los índices de insatisfacción son altos, 100% en salud, 99,99% en insumos energéticos, 97,87% vivienda (materiales), 94,23% en servicios básicos (agua y saneamiento), 91,05% vivienda (espacios) y 85,5% en educación. El Municipio cuenta con un solo centro de salud (nivel 1). El personal de salud es de 0,30/100 habitantes y el número de camas es 0,68/1000 habitantes. La tasa de mortalidad infantil es 50,12 y la prevalencia de desnutrición global en menores a 2 años es 5 (INE 2000).

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La región se caracteriza por su precaria productividad agrícola, en la mayoría las parcelas producen para el autoconsumo, en un contexto donde la diversifi cación agrícola es limitada. La mayoría de insumos de la canasta familiar que se consumen provienen de La Paz, incluso la fruta (Ribera 2008).

La pecuaria se caracteriza por la cría de vacunos para producción de carne que se comercializa en Apolo. Especies menores (cerdos, ovejas, gallinas y patos) son de la dedicación familiar sin propósito comercial. Toda esta actividad insipiente es además precaria por la falta de asistencia técnica (Ribera 2008).

El consumo de proteína animal en la región es bajo, limitado a la oferta de la localidad de Apolo. Un recurso sustitutivo a esta insufi ciencia es la pesca, con intenso efecto en peces del río Turiapo, particularmente en el suchi (R. quelen) que es capturado con cañas de pesca. Los pescadores manifi estan que su captura era abundante hasta hace algunos años, mientras que actualmente ya no es lo mismo, es posible tener jornadas sin obtener producto.

La pesca en el río Turiapo es una importante fuente de proteína para la población. Su aprovechamiento varía durante el año, sin embargo, se advierte que el uso de este recurso es permanente, siendo su tope la época de lluvias. Es frecuente la instalación de trampas masivas (chapapas), que abarcan todo el ancho del río, estas capturas benefi cian solo a sus dueños. En época de lluvias los suchis se reproducen en áreas de inundación, sectores donde las personas los capturan a machetazos, en muchos casos antes de haberse reproducido.

La población de la región, desconoce los aspectos básicos de la historia natural del suchi, esto repercute de forma negativa, en su actitud frente a este recurso y consecuentemente en su conservación.

Para enfrentar esta situación y con el objetivo de mitigar el impacto en la población silvestre del suchi, pobladores de Santa Catalina Sur establecieron la cooperativa Asociación Productores Sostenible del Suchi (APSSU).

Esta cooperativa elaboró y presentó un programa a la escuela de proyectos de la Fundación PUMA, lo cual promovió la ejecución de tres componentes:

1.- Taxonomía y sistemática del suchi y estudio de parámetros biológicos como base para el manejo;

2.- Establecimiento de una línea base de la ictiocenosis (la taxonomía y sistemática) de la cuenca del río Turiapo, junto a los principales parámetros biológicos y ecológicos, como elementos para el establecimiento de programas de monitoreo.

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3.- Desarrollo de métodos experimentales para la cría y reproducción en cautiverio de R. quelen, como experiencia piloto para promover aspectos sociales, económicos y ambientales.

Objetivo general

Promover la conservación y manejo de Rhamdia quelen en la cuenca del río Turiapo, a través del establecimiento de un programa de piscicultura adecuado a la realidad regional, creando en el proceso tecnologías innovadoras que permitan optimizar su aprovechamiento.

Metodología

Prueba experimental de cría del suchi en estanques rústicos

Este ensayo piloto, cronológicamente incluyó varias actividades durante dos años que fueron necesarias para cumplir con los objetivos planteados. El ensayo se basó en resolver cuestionamientos de forma inmediata, para asumir labores o tareas consecuentes.

Calidad del agua

La calidad del agua se evaluó a partir de la acometida o captación del agua, en el río Turiapo, tres arroyos vecinos y estanques. Estos análisis consideraron inicialmente temperatura, pH y dureza (carbonatos) (Boyd 1995). Los resultados indican que el agua de la cuenca es de pH ácido (6). La dureza de carbonatos es baja y varía según las localidades entre 0,5 a 1 ºdh. Desde la perspectiva de la piscicultura, se trata de aguas infértiles que requieren endurecerse utilizando óxido de calcio (Cal) (Boyd 1995).

Construcción de la piscigranja (estanques y laboratorio)

En predios de APSSU se construyeron cuatro estanques, ubicados al este del campo aprovechando la pendiente y considerando que durante la época de lluvias es un sector exento de inundaciones del río Turiapo, la altitud de este sector es de 1.499 m.s.n.m.

Suelo

El suelo entre los primeros 40 a 50 centímetros es franco arcilloso, a mayor profundidad mantiene su condición pero con un incremento de la humedad. Para evaluar la permeabilidad, se hizo una prueba según Guerra et al. (1996).

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Éste se inundó en un día, mostrando la buena calidad del suelo para la construcción de estanques (Fig. 1).

Figura1: Prueba del suelo, pozo de 1,5 m de profundidad. Un día después de la excavación. (Fotografía APSSU).

Figura 2: Socios de APPSU posando para el recuerdo al fi nalizar su obra. (Fotografía APSSU).

Estanques rústicos

Se construyeron cuatro estanques rústicos, cada uno de 300 m2 de espejo de agua, fueron diseñados con la parte profunda (1,20 m) coincidente con el drenaje y la baja (0,80 m) con la acometida de agua, posibilitando de esta forma una efi ciente evacuación del agua. El escavado y construcción se realizó con un tractor DG 5 (Caterpillar). Posteriormente el trabajo consistió en el compactado de paredes y taludes, trabajo que fue realizado, por socios de APPSU (Fig. 2).

El tendido de la tubería para la acometida de agua y el drenaje fue posterior al compactado de taludes. En cada estanque se esparcieron dos fanegas (50 kg) de cal, para incrementar la dureza del agua (Boyd 1995).

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Abastecimiento de agua

La toma de agua está a 1.487 m de altitud, 12 m por encima del nivel de los estanques y a 2.300 metros de distancia. Se trata de un arroyo permanente (en el estiaje del 2007 mantuvo un caudal mayor a 50 litros por minuto).

Como no se disponía aun del equipo de análisis completo de agua, se consideró que este arroyo alberga poblaciones de invertebrados indicadores de la buena calidad del agua (Plecoptera, Ephemenoptera y Trichoptera) junto a poblaciones de peces (Ancystrus, Bryconamericus, Astroblepus etc.).

El diseño inicial propuesto (galería fi ltrante) para la captación de agua fue cambiado a criterio de los socios de APSSU, éstos consideraron que las crecidas en época de lluvia son bastante fuertes y que esta galería podría ser arrastrada. Resultado de estas consideraciones fue la construcción de un muro para asegurar el abastecimiento permanente de agua (Fig. 3).

Figura 3: Captación de agua en el sector alto del río Serna. Se aprecia el caudal de estiaje. (Fotografía APSSU).

Sin embargo, el tendido del politubo en los primeros 15 metros no tiene sufi ciente pendiente, lo que ha causado problemas para generar presión. El fi ltro para evitar el ingreso de material no ha sido efectivo, esto ha ocasionado dos obstrucciones, ambas durante la época de lluvias.

El laboratorio

Como parte esencial del proyecto se ha construido una infraestructura que incluye un laboratorio, una ofi cina, un depósito, un ambiente para reuniones y tres espacios para los técnicos, con capacidad de trabajo y hospedaje.

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La construcción se encuentra aledaña a los estanques y mantiene el diseño tradicional de la región, la referencia para este propósito fue una casa antigua que se encuentra a la entrada de Santa Catalina Sur.

El laboratorio este fue diseñado con cuatro objetivos:

a) La producción masiva de alevinos.b) Ensayos para el levante y engorde de alevinos.c) La venta del suchi (limpieza, almacenado, embarque, etc.).d) La investigación para la optimización de todo el proceso.

Para la producción de alevinos se consideró dos modalidades: la fecundación natural y artifi cial; de este modo se han construido mesones con espacio para ocho acuarios de 200 litros y el espacio sufi ciente para instalar equipo especial, como microscopios, análisis de agua y otros (Fig. 4).

Para la reproducción se ha acondicionado un área de aproximadamente 20 m2, espacio para instalar tanques, artesas y diversos tipos de incubadoras. El tendido de cañerías y del sistema eléctrico son externos, adaptables a diferentes alternativas de trabajo.

Figura 4: Mesones con capacidad brindar el espacio necesario para los diferentes trabajos que se requiera. (Fotografía APSSU).

Primer ensayo de levante y engorde

La construcción de cuatro estanques ha permitido ensayar el cultivo semi intensivo del suchi, se trata de la primera experiencia a nivel nacional que ha seguido un proceso de acondicionamiento del agua, obtención del pie de cría, siembra en estanques, ensayo de alimento balanceado, ajuste de dietas y en especial la reproducción. Para el control se ha numerado cada estanque (Fig. 5).

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Acondicionamiento de los estanques

En la región de Santa Catalina Sur, el pH del agua es 6, mientras su dureza total tiene valores bajos (< 1), asignándole al agua la calidad de infértil para la piscicultura (Boyd 1995).

Para superar esta condición se esparció, en cada estanque, 50 kg de cal apagada, adicionales al tratamiento inicial que se hizo durante su construcción. Para la fertilización se sumergió en una esquina del sector del drenaje una bolsa con 20 kilos de gallinaza, para de esta forma generar la presencia de plancton y bentos, imprescindibles para el cultivo semi intensivo. Obtención del pie de cría

La única alternativa para obtener individuos para el ensayo experimental del levante y engorde del suchi, fue la obtención de éstos de la vida silvestre. El 2 agosto de 2007 se obtuvo el plantel de cría, a través del vaciado de una pequeña poza (Fig. 6) donde se capturaron alevinos, que fueron puestos en cuarentena.

La cuarentena mantuvo los alevinos a la sombra, en dos piscinas de plástico. Una con individuos “grandes” de 1,6 g y 6,5 cm de peso y talla promedio y otra con “pequeños” de 0,6 g y 4,5 cm de peso y talla promedio (Fig. 7).

Durante la cuarentena de cuatro días se observó posibles peces lesionados o con anomalías que impedían su siembra en estanques. Los primeros dos días no se dio ningún alimento, los siguientes se administró el balanceado elaborado por el personal del proyecto.

Figura 5: Los cuatro estanques. La fotografía fue tomada desde el laboratorio; el del fondo es el estanque 4. (Fotografía APSSU).

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Figura 7: Cuarentena, se observan alevinos reunidos en la sombra. (Fotografía APSSU).

Figura 6: Captura del plantel de cría de una poza aislada. (Fotografía APSSU).

Para disponer de reproductores (pie de cría), el 5 de agosto de 2007, los socios de APSSU realizaron una pesca conjunta en una laguna aledaña al río Turiapo, donde obtuvieron 38 suchis jóvenes de 135 mm y 170 g, de talla y peso promedio.

Siembra en estanques

Finalizada la cuarentena se sembraron los alevinos de suchi en dos estanques, en el 1) 350 con promedio de 45 mm de largo total y en el 2) 150 con promedio de 65 mm de promedio (Fig. 8).

Los 38 peces del pie de cría, se sembraron en el estanque 3. Estos tenían un promedio de 135 mm de largo total. Un error técnico, con el propósito de mejorar la calidad del agua con la inclusión de cal apagada causó, dos días después, la muerte de 30 individuos.

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Es importante indicar que ningún estanque al momento de las siembras estaba maduro, no habían estado llenados más de dos días, tiempo insufi ciente para generar el plancton y bentos requeridos, dependiendo los peces, en este caso, solo del alimento balanceado.

Figura 8: Un socio de APSSU siembra alevinos en el estanque dos donde se aprecia el fondo lo que signifi ca la falta de madurez. (Fotografía APSSU).

Elaboración del alimento balanceado

Se elaboró el alimento balanceado utilizando proporciones similares de tres harinas (soya, maíz amarillo y de cascarilla de arroz), estas se juntaron y amasaron con frutos muy maduros de plátano y papaya, que se enriqueció con sales y minerales de uso veterinario.

La masa de esta preparación se procesó por una máquina de moler para darle forma consistente (tallarín), para su posterior secado al sol. Antes de su almacenamiento, en recipientes herméticos de plástico, se fragmentó en granos (Fig. 9).

Figura 9: El alimento procesado a través de la máquina de moler, de esta forma (tallarín) es secado al sol para después ser fragmentado. (Fotografía APSSU).

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Durante la cuarentena, cuando se administró este alimento a los alevinos, se observó que éstos se aglomeraban alrededor de los granos una vez que se habían remojado lo sufi ciente.

Control y seguimiento

Las actividades de control y seguimiento de la cría se fundamentó en el monitoreo de la calidad del agua, en el levante y engorde (talla y peso), en la calidad del agua en los cuatro estanques. El monitoreo del crecimiento fue en los estanques uno y dos; el estanque tres con reproductores no fue objeto de ningún control, esto debido a no ocasionar ningún tipo de perturbación en estos peces, hasta el momento de utilizarlos en la reproducción. El seguimiento incluyó observaciones preliminares del impacto de los estanques en el predio (fi ltraciones y erosión de los taludes) y el efecto de éstos sobre la fauna silvestre (aves acuáticas, anfi bios y otros).

Calidad del agua

Estabilizada la dureza de carbonatos, la gallinaza tuvo un efecto decisivo en la calidad del agua, manteniendo alternativamente su coloración verde y parda, lo que indica la alternancia de facies fi toplanctónica y zooplanctónica respectivamente, conducta ideal para la cría de peces. Sin embargo, en el caso del suchi hay que considerar al bentos como el recurso prioritario para su desarrollo.

En marzo de 2008 se realizó una evaluación del bentos. El resultado de este trabajo indica que el componente más abundante de esta comunidad son las larvas de mosquitos (Chironomidae). Cualidad que pudo ser comprobada al observar contenidos estomacales de suchis capturados en los estanques 1 y 2 para la presentación del proyecto en una feria de la Fundación Puma.

Peso y talla

El control de peso y talla se realizó durante las nueve estadías del personal técnico en la piscigranja. Con redes de arrastre se capturaban al menos diez peces para evaluar el cambio de talla y peso (Fig. 10).

Capturados los peces se los depositaba en un bañador con agua que contenía Quinaldine (1gta /10l) para adormecerlos y poder registrar el peso y talla. Eran medidos con un ictiometro y en una balanza mecánica con decigramos de precisión (OHAUS 2610).

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Posteriormente cada pez era depositado en otro recipiente con agua fresca por aproximadamente cinco minutos, después de su recuperación eran devueltos a los estanques.

Cambio de dieta

El cambio de dieta fue una actividad permanente, se fundamenta con el control del peso, a través del cual se obtiene la biomasa por estanque (peso promedio x el número de peces). Las dietas fueron el 7% de la biomasa de peces hasta diciembre del 2007 y el 3% el resto del proceso. El alimento era dispersado en los estanques al anochecer, durante seis días por semana (Fig. 11).

Figura10: Captura de peces por arrastre, para el control de peso y talla. (Fotografía APSSU).

Figura 11: Recipientes marcados con el peso correspondiente a cada uno de los estanques. (Fotografía APSSU).

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Levante

El levante o gordura se evaluó a través del análisis del factor de condición (K), para de este modo conocer cuánto engordan los peces, se calcula a través de la siguiente fórmula:

P L3 x 100

Donde P, es peso y L, largo total

Reproducción

Los peces del plantel de cría en el estanque tres no fueron objeto de ningún control, se determinó una dieta de 200 g diarios, con el fi n de evitar su manipulación hasta que el periodo de reproducción lo requiera.

Resultados y discusión

Calidad del agua

La dureza fue el parámetro que más atención ha merecido, sin que esto signifi que un gran esfuerzo. Se estabilizó la dureza, en los cuatro estanques, a partir de septiembre de 2007 con valores entre 3 y 5 º dH., adecuados para la piscicultura. Esto muy posiblemente se deba a que ningún estanque fue drenado ni siquiera parcialmente y a que los niveles de agua se han mantenido estables. Lo evidente de esta fase, es la presencia de bentos en los estanques, éste ha aportado al crecimiento de los peces, los cuales al fi nalizar el proyecto, cuando fueron eviscerados, tenían los estómagos llenos de larvas de mosquitos (Chironomidae).

Peso y talla

En un año la talla promedio en el estanque 1 aumentó de 4,5 a 16,8 cm, en un rango de 12,3 cm, aproximadamente un centímetro por mes. En el estanque 2 fue de 6,5 a 19,9 cm con un rango mayor de 13,4 mm, su crecimiento apenas mayor al estanque 1, 1,12 cm por mes (Tabla 1).

Los individuos del estanque 1 incrementaron su peso promedio de 0,5 a 36,5 g, es decir, en un año 36,0 g, 3 g/mes. En el estanque 2 los 150 peces tuvieron una subida de peso promedio más alto, de 1,63 a 59,7 g, con el incremento de 58 g, es decir 4,8 g/mes (Tabla 1).

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Tabla 1: longitud y peso promedio de los peces en nueve fechas de control, en un año de cultivo.

Gramos por

estanque

07/082007

18/092007

18/112007

03/122007

28/122007

20/012008

19/022008

03/042008

31/072008

Estanque 1

20 50 135 215 110 140 215 260 385

Estanque 2

20 50 115 145 140 210 148 200 270

Estanque 3

200 200 200 200 200 200 200 200 200

Control 07/082007

18/092007

18/112007

03/122007

28/122007

20/012008

19/022008

03/42008

31/72008

Estanque 1

LT (cm) 4,5 6,9 9,2 10,5 11,1 12,2 13,4 14,2 16,8

Peso (g) 0,5 2,3 5,4 8,8 10,0 13,3 20,1 24,7 36,5

Estanque 2

LT (cm) 6,5 8,5 11,6 12,5 13,4 14,1 15,5 17,0 19,9

Peso (g) 1,6 4,6 10,7 13,7 16,8 20,0 33,0 44,6 59,7

Estanque 1: 350 pecesEstanque 2: 150 peces

El mayor rendimiento del estanque 2 referente a tallas y peso, podría explicarse por las diferentes densidades. El estanque 1 tenía 350 peces y en el dos 150. En estas circunstancias, la disponibilidad del alimento vivo (bentos) era mayor en el último.

Dieta

La dieta, en el estanque 1 y 2 se ajustó periódicamente con el cambio de biomasa. Debido al lento incremento del peso se administró el 7% de la biomasa hasta diciembre del 2007. Posteriormente se bajó al 3% (Tabla 2).

Tabla 2: Cantidad de dieta (g/día), hasta diciembre de 2007 es el 7% de la biomasa, el resto es al 3%.

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En el caso del estanque 3, se mantuvo la dieta constante de 200 g/día, cantidad que triplicaba el cálculo inicial en relación a su biomasa, eran peces de 13 cm. Esto se hizo porque cuando se sembraron los estanques no estaban maduros y entonces no dispondrían de alimento vivo.

Los 200 g se aplicaron continuamente, sin observar las variaciones del número de individuos del plantel, los socios de APSSU iban agregando peces de uno en uno, considerando que nunca la densidad superaría 100 individuos.

La tabla muestra distintas raciones en un año de cultivo, sin embargo, a partir de esta información no se puede hacer el cálculo preciso de su costo, debido a que hubo periodos que no se alimentaba a los peces, esto como resultado de confl ictos internos de APSSU, lo cual afectó la evaluación del factor de condición como se verá más adelante. Esta situación entre septiembre, octubre, noviembre y diciembre fue producto del descuido del personal de planta. En estas circunstancias administrativas APSSU tenía un control limitado. La asignación de tareas les tomaba demasiado tiempo.

Otra causa fue que la elaboración del alimento dependía del mercado de La Paz, todos los ingredientes se producían en la región pero tenían que ser adquiridos en esta ciudad, incluido el plátano y papaya, situación que condicionaba su elaboración. La producción local de los insumos no era posible adquirirla en un tiempo determinado, se dependía del acopio que generalmente resultaba muy difi cultoso.

Factor de Condición (K)

El factor de condición fue el parámetro más atendido, para evaluar la actitud de los peces a esta primera experiencia de cría y engorde. Ambos estanques tienen similar respuesta, pese a las diferentes densidades, el 1 con 350 peces (1,17/m2) y el 2, 150 (0,5/m2).

Inicialmente se advierte una tendencia bien marcada de agosto a septiembre, después se estabiliza porque la administración del alimento no es constante.

Entre febrero y marzo (2008) la tendencia inicial reaparece, porque se vuelve a dar alimento permanentemente, seguida de otra disminución causada por la falta de insumos para preparar el balanceado (Tabla 3).

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Tabla 3: El factor K muestra dos tendencias, un incremento inicial, un periodo de disminución intermedio estable (11-07 a 01-08), un segundo incremento (02-08 a 04-08) para al fi nal observarse otra disminución.

El estanque 1 manifi esta cambios de forma leve. Se registra un incremento inicial del factor (agosto septiembre 2007), que después se estabiliza. Entre enero y abril del 2009 reaparece, para caer nuevamente (Fig. 12). El estanque 2 muestra una curva del factor de condición donde son más evidentes las fl uctuaciones de K. De manera similar al estanque 1 se advierten dos tendencias de incremento, entre agosto septiembre de 2007 y entre febrero y abril de 2009 (Fig. 13).

El análisis de la condición no puede realizarse como sería lo ideal. El impedimento es la falta de un comité de pesca de APSUU efectivo que haya cumplido con la planifi cación de la alimentación y por otra parte, en no haberse realizado la evaluación en más oportunidades (de 13 meses de cultivo solo se evaluaron nueve).

Figura 12: El factor K hasta el segundo control (1 agosto, 2 septiembre) manifi esta una tendencia al incremento, similar tendencias se observa entre el sexto y octavo control (7 febrero, 8 Abril 2008) nuevamente una caída en julio.

Factor K 07/082007

18/092007

18/112007

03/122007

28/122007

20/012008

19/022008

03/42008

31/72008

Estanque 1

0,57 0,68 0,70 0,73 0,73 0,72 0,84 0,86 0,76

Estanque 2

0,59 0,74 0,70 0,70 0,70 0,69 0,88 0,88 0,75

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Figura 13: En este estanque son más notorias las tendencias de incremento. El factor K hasta el segundo control (1 agosto, 2 septiembre) manifi esta una tendencia clara de incremento, idéntica a la que se observa entre el sexto y octavo control (febrero, abril 2008) para volver a bajar en julio.

A todo esto se adiciona el abastecimiento de insumos para la elaboración del alimento, todo lo que inicialmente se indicó que se podía adquirirse en la región, fi nalmente tenía que ser comprado en la ciudad de La Paz.

Con esta evaluación de K se puede asumir que el alimento balanceado tenía efecto positivo en la condición o gordura de los peces. En ambos estanques cuando se retoma disciplinadamente esta actividad se advierte el retorno a una tendencia del incremento.

Conclusión del proceso del crecimiento y engorde

Con la calidad del agua se ha logrado buenos resultados. El tema de la dureza está resuelto, se han mantenido valores entre 3 y 5 º dH, lo que signifi ca aguas productivas para la piscicultura. Esto se refl eja en el establecimiento del bentos en los estanques que ha aportado al crecimiento de los peces. El crecimiento fue diferente entre estanques, en el 1 de 4,5 a 16,8 cm, en el 2 de 6,5 a 19,9 cm. En cuanto al peso incrementaron 3 g/mes y 4,8 g/mes respectivamente. Estos valores son bajos, debido a que el ensayo fue con peces pequeños y, en estanques que no estaban maduros. Experiencias similares de crecimiento y engorde comercial en Brasil y Argentina inician con alevinos de 12 cm.

La dieta ha estado adecuada a las evaluaciones de talla y peso, sin embargo, no se la ha implementado como se programó mensualmente. El alimento balanceado debe ser mejorado, se debe incluir proteína de origen animal si se proyecta la comercialización; pese a esto, el que se administró durante este ensayo demostró su utilidad.

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Los peces han mantenido valores menores a 7,9 del factor K en condiciones de descuido, sin embargo, la respuesta ha sido efi caz al recibir adecuadamente la dieta.

El factor K es infl uenciado, signifi cativamente, por el alimento balanceado en este proceso del engorde. En ambos estanques esto se hace evidente, los peces dependen del suministro de una dieta constante.

El engorde y levante de suchis debe iniciarse en estanques maduros, mínimo inundados 15 días antes de la siembra. Debe hacerse con individuos de por lo menos 12 cm, y evaluando permanente la densidad ideal, parámetro que aún no fue trabajado.

Aplicando una regla de tres, con los datos del estanque 2, correspondientes a abril (K= 0,88, peso 44,6 y 17 cm) podemos asumir que un pez sembrado de 12 cm, alcanzará (4 cm/mes) 25 cm, máximo en cuatro meses y si fuera adecuadamente alimentado pesaría 70 g. Entonces en ocho meses podrían pesar 150 g.

En esta perspectiva las posibilidades y necesidades de realizar más ensayos para acumular experiencia son evidentes, en este sentido, la comercialización del producto no debe signifi car, de ningún modo, un programa de investigación asociado que condicione este proceso, más bien debe optimizarlo.

Efecto en la fauna local

Durante las labores técnicas, en el marco de tomar acciones adecuadas en el futuro, se ha evaluado la presencia de fauna silvestre en los ambientes de la piscigranja. Se han registrado garzas (Egretta thula, Bubulcus ibis y Buttorides striatus) junto a playeros (Actitis macularia y Tringa spp.). En especial B. striatus que fue la única especie que permanecía durante bastante tiempo cerca de los estanques, nunca se observó en estos.

El único y signifi cativo problema fue la presencia de anfi bios, en especial Bufo sp. Su proliferación es alarmante y difícil de controlar. En menos de un minuto es posible cosechar con una red más de cinco kilos de renacuajos. En una segunda etapa de comercialización, con la construcción de más estanques esta proliferación puede adquirir dimensiones realmente negativas para el cultivo y en especial para el medio.

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Reproducción artifi cial

La tarea de la reproducción es la actividad que más ha variado en el cronograma del proyecto. La construcción del laboratorio prevista entre julio y agosto de 2007 se empezó recién en septiembre de 2007.

Todo el proceso de la reproducción artifi cial se inició con la obtención de reproductores, tarea que resultó difi cultosa, en contraposición de todo lo que se había considerado posible. El compromiso de los socios de APSSU para capturar peces grandes no se hizo efectivo, primero porque sus actividades agrícolas no lo permitieron y fi nalmente porque en el periodo 2008 – 2009 hubo una sequía intensa. En este contexto se implementó el trabajo de reproducción artifi cial, en dos oportunidades, la primera en la época lluviosa 2007 - 2008 y la segunda en la del 2008- 2009.

Plantel de reproductores

La captura de peces fue un largo proceso que comenzó en agosto de 2007. Para esto se consideraron todos los individuos mayores a 150 mm, los que de forma permanente a medida de que se los capturaba eran depositados en el estanque 3. El plantel reproductor, en gran parte, proviene de pescas esporádicas realizadas por socios de APSSU. La captura más importante, como ya se indicó, la hicieron el 5 de agosto de 2007, con la captura de 38 peces.

Ensayo de inducción hormonal

La inducción con gonadotrofi na coriónica humana fue hecha en dos oportunidades, en enero y febrero de 2008. En la primera se utilizó cuatro acuarios con sus respectivas parejas. La experiencia sirvió para conocer el proceso con las hembras, considerando publicaciones de trabajos similares que recomiendan el uso de hembras de más de un kilo.

Contrariamente, disponíamos de hembras pequeñas (< 500 g) a las que aplicamos tres dosis, cada 24 horas. La inicial de 200 unidades internacionales (UI) para “despertar” el proceso de maduración y las otras de acuerdo a UI que correspondían a su peso (Luchini & Rangel 1983). Los machos fueron inducidos en una sola oportunidad con 200 UI, coincidiendo al tercero de las hembras. Después en cada uno de los acuarios se instaló una pareja.

El resultado de esta primera experiencia es la ausencia de efectos en hembras grandes, mientras las dos pequeñas murieron y sus óvulos estaban en estado 4,5 y 4 respectivamente (Tabla 4). Las grandes fueron devueltas al estanque 3 para utilizarlas en la siguiente oportunidad.

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Tabla 4: Peso de las cuatro hembras y las dosis (UI) aplicadas.

Acuario Peso (g) 1era dosis UI

2da dosis UI

3ra dosis UI

Resultados

3 480 200 440 440 Óvulos estado 3

1 322 200 350 350 Óvulos estado 3

4 243 200 240 240 Óvulos estado 4

2 179 200 170 170 Óvulos estado 4

Con relación al comportamiento de reproducción se ha observado que en todas las parejas las hembras atacaron a los machos, hubo un caso donde uno de ellos quedó sin aletas ventrales.

Segunda experiencia

En febrero, fundamentándonos en la primera experiencia, se incrementó el número de ensayos, además de acuarios atemperados se incluyeron tanques circulares de plástico (1000 l). Estos con el propósito de utilizar agua corriente para promover la maduración

Se implementó tres experiencias, con cinco, tres y cuatro hembras respectivamente. Las dosis de gonadotropina fueron aplicadas cada ocho horas y modifi cadas de acuerdo al primer ensayo (Luchini & Rangel 1983).

Para evaluar si el incremento de la temperatura del agua mejoraría signifi cativamente al efecto de la hormona, se incluyeron las hembras más grandes en tanques con agua a 26ºC y fl ujo producido por fi ltros de acuario.

Se consideró secundariamente el grado de abultamiento del vientre, por este motivo a la hembra con menos prominencia se la dejo en un acuario para observar si era evidente el efecto del tratamiento. En todos los casos se incluyeron ladrillos como sitios de protección para los machos que fueron incluidos formando parejas, ninguno fue inducido.

El resultado fue la presencia de óvulos casi tranparentes, en estado 4,5 en todas las hembras. Se extrajeron estos con una cánula y por simple presión, no murió ninguna y fueron devueltas al estanque 3 (Tabla 5).

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Tabla 5: Ensayo que incluye la hembra más grande, todas presentaban óvulos casi maduros, ya transparentes.

Ambiente Peso (g) 1era dosis UI 2da dosis UI 3ra dosis UI Resultados

Tanque 170 12 12 12 Óvulos 4,5

Tanque 70 5 5 5 Óvulos 4,5

Acuario 75 5 5 5 Óvulos 4,5

Tanque 53 4 4 4 Óvulos 4,5

Tanque 30 2 2 2 Óvulos 4,5

Los machos a simple presión emitían semen y ninguno presentó heridas, durante el día permanecían escondidos.

Para la segunda experiencia se consideró que la temperatura infl uía positivamente, por esta razón se trató de acondicionar los tanques a temperatura más alta y continua, lo que no fue posible por falta de calentadores. Por esto se prepararon acuarios a 28ºC y sin corriente de agua.

Se eligieron tres hembras, de vientre abultado, sin considerar tamaño, circunstancia que obligó a administrar dosis bajas, la primera “alta” para estimular el inicio de proceso, las siguientes dos dosis fueron cada 12 horas.

El resultado fueron dos hembras 4,5, una sin efecto (Tabla 6). Esto sugirió que la temperatura no infl uiría signifi cativamente, pero que las dosis si eran adecuadas. Las tres hembras fueron devueltas al estanque 3.

Para la última prueba se tomaron en cuenta hembras, aunque pequeñas, pero con factor de condición alto, considerando secundariamente el abultamiento del abdomen. Se trabajó con cuatro hembras (K = 0,76, 0,80, 0,90 y 0,79). Utilizando un tanque a 25ºC y tres acuarios a 27ºC. Todas las dosis fueron idénticas y administradas cada 12 horas.

Tabla 6: Se observa el peso de hembras muy pequeñas, las dosifi caciones bajas y los resultados de dos de ellas cerca de la madurez.

Ambiente Peso (g) 1er dosis UI 2da dosis UI 3ra dosis UI Resultados

Acuario 1 33,5 5 3 3 Óvulos 4,5

Acuario 2 32,6 5 3 3 Sin efecto

Acuario 3 30,8 5 3 3 Óvulos 4,5

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Este tratamiento consiguió la primera hembra que expulso por simple presión óvulos maduros, en estado 5, es decir el primer resultado positivo con factor K=7,9. Las demás hembras en estado 4,5, presentaba pocos óvulos en estado 5 (Tabla 7).

Tabla 7: Se trata nuevamente hembras pequeñas, esta vez de factor K alto la hembra con óvulos 5, tiene el factor de condición 0,79.

Ambiente Peso (g) 1era dosis UI 2da dosis UI 3ra dosis UI Resultados

Tanque 36,5 3 3 3 Óvulos 4,5

Acuario 1 35,1 3 3 3 Óvulos 4,5

Acuario 2 32,3 3 3 3 Óvulos 4,5

Acuario 3 34,2 3 3 3 Óvulos 5

Con el producto de la hembra 5 se ensayó la fertilización en seco, sin resultado positivo. No percatamos la migración del núcleo al micrópilo, el análisis previo con microscopio hubiera sido apropiado.

Tercera experiencia

Debido al término de la época de reproducción se determinó realizar un nuevo y defi nitivo ensayo en el periodo de lluvias 2008 – 2009. En enero, en presencia de una sequía, se preparó el trabajo de acuerdo a las anteriores experiencias y además considerando las siguientes nuevas condiciones.

El efecto de la hormona (gonadotrofi na coriónica) es bastante rápido para reproductoras tan pequeñas. Consecuentemente, es posible que el uso de la gonadotrofi na impida el observar el comportamiento reproductivo en estos peces, señal imprescindible para la reproducción natural en laboratorio, es decir, observar lo que ocurre en la naturaleza pero en acuarios o en los tanques de plástico.

Para esta última experiencia también se dispuso de extracto de pituitaria de carpa que incluía hormonas que direccionan de forma más evidente un proceso reproductivo.

Las condiciones logísticas eran:

a) El sistema de abastecimiento de agua obstruido, el fl ujo en los grifos del laboratorio era de solo 10 l/m.

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b) La gonadotropina estuvo almacenada, durante los últimos diez meses, en condiciones no confi ables, sucesivos cortes de luz interrumpieron el funcionamiento del refrigerador donde se guardaba este producto.

c) Se disponía de 31 reproductores, siete hembras pequeñas. La mayor media 31 cm y pesaba 254 gr, la menor era de 20,9 cm y pesaba 76,1 gr (Fig. 14).

d) El factor de condición (K) para las seis hembras era entre 0,79 y 0,86 (promedio 0,83). Todas tenían el abultamiento del vientre. Las extracciones de 10 óvulos de cada una de ellas, indicaron que su madurez estaba próxima al estado 4 (4 - 5), los óvulos median en promedio, 1,1 mm de diámetro.

e) La sequía era evidente, el caudal del río estaba muy bajo, teniendo en cuenta que se trataba de la época de reproducción no se advertía la presencia de individuos con este propósito, como ocurría en otras oportunidades. Posiblemente la leve e intermitente presencia de lluvias impedía este comportamiento.

f) Después de un esfuerzo de seis horas, una hembra fue capturada en el río Turiapo, sus óvulos estaban en estado 4 y su factor de condición era 0,72. Sin embargo sus óvulos estaban más grandes, en promedio 1,2 mm de diámetro.

g) Esto posiblemente se deba al agua en movimiento del río, donde la temperatura era 21ºC, mientras que nuestras reproductoras, en los estanques, estaban a 26 ºC, situación que reconfi rmaba que la temperatura no era factor determinante

h) Los 24 machos estaban maduros en estado tres, sus tallas estaban entre 22,6 y 15 cm de largo total. Se eligieron los seis más grandes, entre 22,6 y 19 cm. El factor de condición promedio de éstos era 0,77.

Figura 14: Plantel de reproducción, siete hembras entre 31 y 20 cm de largo. (Fotografía APSSU).

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En este contexto, para la implementación del trabajo de inducción se decidió, en una primera etapa, simular condiciones ambientales relacionadas al periodo de reproducción (lluvia e inundaciones), por un lapso de dos días y así promover la madurez sexual a estado 5.

Alcanzado este objetivo se realizaría una segunda etapa que consistiría en la inducción con hormonas. Considerando que solo se disponía de seis hembras y que la gonadotrofi na podía estar en mal estado, se decidió hacer el tratamiento con extracto de pituitaria.

Para la simulación del periodo de lluvias se llenaron dos tanques (A y B) con 100 litros c/u (Fig. 15). En cada uno se colocaron hembras separadas por ladrillos. La altura de los ladrillos alcanzaba a cubrir aproximadamente la mitad de la capacidad de cada tanque, más o menos 300 l, evitando de esta manera que las hembras se junten (Fig. 16).

Figura 15: Tanques circulares utilizados para simular crecidas, inundación y lluvias. (Fotografía APSSU).

Figura 16: Disposición de ladrillos para separar hembras. (Fotografía APSSU).

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Los machos fueron instalados en un acuario de 200 litros, igualmente con ladrillos y aireación continua. Se dejó de administrar a hembras y machos alimento.

Para simular lluvia al estanque A se le abasteció con el fl ujo disponible del agua (10 l/m) que ingresaba a manera de un pequeño chorro por un solo sector de las pared del estanque (Fig. 17), mientras el drenaje se abrió a 2 l/m, esto ocasionó que el agua superara la altura de los ladrillo, por este motivo se evitó que las hembras se juntaran. Como la disponibilidad de agua era limitada el estanque B se mantuvo con el volumen inicial mínimo (100 l).

En el estanque A después de aproximadamente una hora de fl ujo de agua se quitó el ingreso del agua y se cerró el drenaje estabilizando nuevamente el agua a la altura de los ladrillos. Momento en que el tanque B era sometido al mismo proceso, ingreso de agua a modo de lluvia y el drenaje abierto.

Después a ambos tanques se los mantuvo con 300 litros aproximadamente por seis horas, luego de este tiempo, el estanque A fue drenado lentamente (2 l/m) hasta tener el volumen inicial (100 l).

A este paso del procedimiento, el estanque B contenía 300 litros, mientras el estanque A tenía 100. Desde este momento, ad libitum, se variaron los niveles del agua. Entre 2 y 4 horas, con baldes de 10 litros, el agua del estanque B se vació al estanque A y viceversa, cambiando de esta manera el nivel del agua. Al azar, pero con la premisa de mantener niveles de agua superiores a los 100 litros se abastecía de agua, mientas se mantenían de igual manera el drenaje abierto o cerrado.

Figura 17: Chorro de agua disponible (10 l/m) que se utilizó al borde del tanque como efecto de lluvia. (Fotografía APSSU).

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El procedimiento durante 36 horas consistió en mantener los estanques con algunos periodos de agua baja y alta, al mismo tiempo que el efecto de lluvia producido por el chorro de agua se mantenía o quitaba al azar.

En la mañana del tercer día, con la cánula se obtuvieron óvulos de las seis hembras, llegándose a observar que todas respondieron positivamente al tratamiento de simulación de inundación, sin excepción, todas estaban con óvulos en estado 5 o muy próximos a este, el diámetro de éstos en promedio era 1,4 mm.

Ante esta situación, las dosifi caciones de pituitaria se establecieron en 5 mg /kg de acuerdo a Luchini (1990), dosis que condicionó un tratamiento diferente para cada una de las hembras (Tabla 8). La segunda inducción fue aplicada 12 horas después de la primera.

Tabla 8: Dosis en miligramos ajustado al peso de cada hembra, aplicada en dos inducciones separadas por 12 horas. Se enumeraron de acuerdo a la talla.

Hembra Peso g Dosis mg Inducción 1 Inducción 2

1 254 125 0,62 0,62

2 135 0,75 0,37 0,37

3 113 0,63 0,32 0,32

4 90 0,45 0,22 0,22

5 88 0,45 0,22 0,22

6 76 0,40 0,20 0,20

Las inducciones se hicieron a través de inyecciones intramusculares a nivel de la aleta dorsal, usando hipodérmicas para insulina.

En un principio se pulverizó la hormona en un medio de glicerina, método que se descartó después de la primera inducción a la hembra más grande. La densidad del preparado afectó fuertemente el sector de la inyección que se mantuvo abultado, dejándola notoriamente afectada sin movimiento. Esta hembra no recibió la segunda dosis y se la mantuvo en control hasta la recuperación de todos sus movimientos, después se la devolvió al estanque 3.

Para el resto del trabajo se utilizó agua tri destilada en vez de glicerina. A las hembras se las mantuvo en los tanques, separadas por ladrillos y con aproximadamente 100 litros de agua, abriendo el abastecimiento y el drenaje al azar, a distinto tiempo por estanque por periodos próximos a la hora.

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Después de la segunda inducción se espero doce horas, durante este lapso de tiempo se observó detenidamente cambios en su aspecto, el abultamiento de los

ientres y el comportamiento (Fig. 18). Para cualquier alternativa de reproducción natural o artifi cial (en seco) se eligieron tres hembras, las de vientre más abultado, estas al inicio del tratamiento tenían las características descriptas en la tabla 9.

Tabla 9: Características de hembras seleccionadas por abultamiento ventral.

Hembra Largo total (cm) Peso (g) Condición

6 30 76 0,83

4 22 90 0,83

3 24 113 0,79

Figura 18: Después de doce horas, desde la última inyección, los vientres estaban notoriamente más abultados. Pasadas las doce horas, era evidente que no todas las hembras habían desarrollado el mismo grado de abultamiento ventral. (Fotografía APSSU).

Fecundación natural y artifi cial

Se llenó un tanque similar a los A y B con aproximadamente 50 litros de agua, donde se colocó la hembra 6 junto a un macho. La presencia de ambos inició una serie de exhibiciones de comportamiento propio de la reproducción, se mantuvo la pareja por espacio de más o menos cinco minutos, hasta que la evasión de la hembra fue evidente.

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Figura 19: Reproducción artifi cial (en seco), se advierte la fl uidez del semen. (Fotografía APSSU).

Considerando que el espacio de la artesa era limitado, no se utilizó la última hembra. Todas estas junto con los machos fueron devueltos al estanque 3.

El paso siguiente a la fertilización, natural y artifi cial, fue la incubación de las ovas que se realizó en una artesa, utilizando coladores a manera de bastidores (Fig. 20).

Se incubaron ovas en siete bastidores, dos coladores de la fertilización natural, dos de la artifi cial, dos de la segunda hembra y fi nalmente uno de ovas recolectadas por los socios de APSSU del canal de desagüe que durante el proceso se dejaron caer accidentalmente (Fig. 21).

Inmediatamente se retiró este macho y se colocó otro, en este último caso el comportamiento fue más intenso y al cabo de no más de cinco minutos se observó la expulsión de gametos por parte de ambos, siendo el de la hembra más notoria.

Aprovechando la circunstancia de la reproducción natural y antes de las siguientes evacuaciones de óvulos, se sacó la hembra del agua y se le aplicó masajes para obtener óvulos en seco y proceder con la técnica de la fertilización artifi cial. Una segunda hembra fue utilizada para este mismo proceso de fertilización en seco (Fig. 19).

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Figura 20: Artesa con capacidad solo para siete coladores que fueron utilizados a manera de bastidores. (Fotografía APSSU).

Figura 21: Cantidad promedio de ovas por colador. (Fotografía APSSU).

Para el seguimiento de la incubación, se registró información cada cuatro horas (Fig. 22). Se tomaron muestras de cada colador, las que fueron fotografi adas, fi lmadas y fi jadas en solución de formol - alcohol - agua (F-A-A) (Gaviño 1979) (Fig. 23 a 25).

Con goteros adaptados para el propósito se extraían todas las ovas en mal estado, evitando de esta manera la proliferación de hongos. Este trabajo fue permanente durante tres días, hasta el nacimiento de las larvas.

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Figura 24: Estado embrionario donde ya se diferencia la presencia de la cabeza y la cola. (Fotografía APSSU).

Figura 23: Primera etapa, la división del huevo donde se advierte la formación de cuatro células. (Fotografía APSSU).

Figura 22: Control del proceso de desarrollo de los embriones de suchi. (Fotografía APSSU).

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Figura 25: Estado larval, se observa la presencia de ojos, mandíbulas y barbillas, la proporción del vitelo es signifi cativamente pequeña. (Fotografía APSSU).

Figura 26: Socios de APSSU recibiendo información practica en la instalación de estanques, en la granja de su propiedad. (Fotografía APSSU).

Capacitación

El desarrollo de aprendizaje tuvo tres componentes. Dos en el contexto de Santa Catalina Sur, considerando, en ambos, la implementación del proyecto. El tercero fue dirigido a la población de Apolo, fundamentado en la difusión de las actividades del proyecto.

En Santa Catalina Sur, se inició la capacitación a los socios de APSSU, a través de un curso taller, entre el 21 y 26 de enero del 2007 con la participación de 31 personas. El tema desarrollado fue “Introducción a la Piscicultura con énfasis al cultivo del suche” (Fig. 26).

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El programa informó sobre los aspectos técnicos de la cría de peces y de las actividades puntuales para el cultivo del suche al respecto, con énfasis a las tareas que se realizaron en Santa Catalina Sur.

El segundo componente de capacitación, en Santa Catalina Sur, no se implementó como se había programado; al inicio del proyecto se acordó con APSSU la conformación de un comité de pesca de cinco personas. Esto en la perspectiva de que la asociación tenga un seguimiento permanente al trabajo técnico y por consiguiente la capacitación de personal califi cado para asegurar la continuidad del proyecto.

En este sentido, esta actividad se ha desarrollado de manera incipiente, con dos personas capacitadas intermitentemente, aunque la segunda nominación se mantuvo todo el último periodo del trabajo y fue de manera más participativa y por lo tanto efectiva.

Su capacitación incluyó el registro de información como del control de peso y talla, calcular las dietas y registrar otro tipo de referencia. Para esto aprendieron el uso de hojas de registro (Excel).

Finalmente, la estrategia para la difusión del proyecto en la región Apolo fue ejecutada a través de entrevistas en la radio Franz Tamayo de Apolo (Red Erbol). Se disponía de aproximadamente de 45 minutos para explicar las actividades específi cas que se estaban ejecutando.

De esta manera la población de Apolo fue informada del proyecto incluyendo los resultados positivos como los tropiezos propios de una actividad piloto como la piscicultura del suchi. En este sentido, la actitud de la población fue de menos a más, en el sentido de aceptación al proyecto.

Conclusiones

Todos los aspectos y situaciones adversas que han ocurrido a lo largo de todo este tiempo son propios de los proyectos piloto como el que se ha implementado. En este sentido, es necesario mencionar estos en detalle.

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Es importante fortalecer y orientar la organización interna de APSSU para que participen efectivamente, es importante enmarcar el proyecto dentro sus actividades. Crear tareas y responsabilidad capaces de ser monitoreadas por ellos mismos. Un ejemplo es la falta de un Comité de Pesca, efectivo capaz de actuar cuando así se requiera, con capacidad de acción y convocatoria permanente.

Esta organización es imprescindible en un futuro inmediato, las tareas se irán incrementando y la demanda de personas responsables de cada actividad será creciente, como también de otras, como el control de anfi bios, por ejemplo, que solo requiere mano de obra temporal.

La información a través de la capacitación técnica a socios de APSSU ha sido importante. El curso de piscicultura es un logro, los socios conocen de cerca las actividades que se realizan en su proyecto.

Finalmente la difusión por radio ha logrado que la región este informada permanente. Esto ha logrado un cambio de actitud a cerca del proyecto, tanto a nivel gubernamental (Municipio y ONGs) como de la población en general.

Se ha aprendido bastante, es posible lograr la reproducción del suchi en cualquier época del año, solo se debe someter a las hembras a cambios de niveles de agua, simulando inundaciones, los machos no requieren de ningún tratamiento.

APPSU tiene reproductores adecuados para seguir trabajando, al menos, los próximos tres años, como también la capacidad técnica de lograrlo, sin embargo, queda un proceso que aprender relacionado a la producción masiva de alevinos y al crecimiento y engorde para la comercialización.

La alimentación no ha sido la adecuada, se ha advertido que se debe incorporar proteína animal al balanceado utilizado, se trata de un factor que debe ser atendido seriamente para mejorar el rendimiento del cultivo. Se debe trabajar bastante en el tema del alimento vivo. APPSU no debe depender del abastecimiento por terceros en el tema de alimentación.

En el caso de la producción comercial se debe tener el diseño de estrategias y/o trampas que impidan la proliferación de anfi bios, pudiendo esto convertirse con el tiempo en un problema complicado de resolver.

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Recomendaciones generales

En la perspectiva de que este proyecto continúe se debe considerar lo siguiente:

• Capacitar a por lo menos cinco personas, en temas de producción del suchi, relacionados a las recomendaciones que se mencionan adelante.

• Los futuros estanques deben construirse en el mismo sector (oeste) del predio, sin proyectarse más de 50 metros al límite drenaje de los estanques instalados. Esto para mantener pendientes que favorezcan el drenaje.

• Pueden y deben hacerse dos reproducciones anuales, durante las lluvias y en el periodo seco. Felizmente ahora se dispone de estas habilidades.

• En ambas reproducciones, ocupar los 4 estanques para los alevinos que se logren obtener y habilitar un nuevo estanque, más pequeño, para los reproductores.

• En los 4 estanques bien fertilizados, deben mantenerse los alevinos hasta que tengan entre 10 a 12 cm, (4 meses), en un sistema casi extensivo, lo que bajaría el costo de producción.

• Alcanzando estas tallas y de acuerdo a la demanda recién serían sembrados en estanques de engorde y levante.

• El cultivo comercial debe iniciarse con individuos de 12 cm, para que en cuatro meses tengan 25 cm y 70 g.

La posibilidad de una segunda parte debe incorporar temas de investigación aplicada como ser:

1. Optimizar la producción masiva de alevinos para su levante y engorde. a. Larvaje, uso de alimento vivo.

2. Obtener resultados de la producción. a. Tallas comerciales. b. Tiempo de cultivo. c. Costos.

3. Mejorar la producción (levante y engorde) a. Optimizar el alimento balanceado. b. Incorporar el uso de alimento vivo.

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4. Producción del paltancho (Bryconamericus sp.) en la perspectiva de mejorar la alimentación del suchi.

5. Manejo de residuos sólidos y líquidos (eviscerados y letrinas).

6. Cría piloto de peces ornamentales con potencial de comercialización.

7. Estudio de la pesca local.

8. APSSU debe comprometerse a establecer un comité de pesca que permita fl uidez y proyección al trabajo, estableciendo de esta forma una política de empresa rural.

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Datos de los Autores

Francisco Osorio1 & Gustavo Álvarez2

1Instituto de Ecología, Campus Universitario, calle 26 de Cota Cota, La Paz, [email protected] (autor de correspondencia)2Colección Boliviana de Fauna, Campus Universitario,Calle 26 Cota Cota, La Paz Bolivia

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Manejo de abejas nativas por mujeres Isoseño-guaraníes del Chaco boliviano

Rosa L. Cuéllar, Tomás Martinez & Evelyn Rivero

Tetragonisca angustula- Fotografía H. Gómez

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Resumen

El proyecto manejo de abejas nativas en Isoso del Chaco boliviano es un esfuerzo de la Capitanía del Alto y Bajo Isoso (CABI) y Wildlife Conservation Society (WCS) a través de la Central Intercomunal de la Capitanía de Mujeres de Isoso (CIMCI). La iniciativa surge de las mujeres de las comunidades Karaparí, Kopere Brecha y Kopere Loma por la inquietud de conocer el comportamiento de algunas especies de abejas silvestres para criarlas en colmenas racionales cerca de los hogares. El principal objetivo es producir miel para el autoconsumo y la comercialización, de forma que las familias participantes puedan generar benefi cios económicos adicionales y mejorar las condiciones de vida en sus hogares.

Trasladamos colonias silvestres de tres especies de abejas, señorita (Trigona tetragonisca angustula), corta pelo (Scaptotrigona postica) y abeja de tierra (Geotrigona sp.) a cajas racionales y monitoreamos el comportamiento de las abejas y el peso de las cajas. También hicimos divisiones de cajas para tener mayor producción de miel y evitar sacar colonias del bosque. Los resultados de nuestros estudios indican que la abeja corta pelo se adapta más facilmente a las colmenas racionales, por lo que el proyecto se centra en esta especie. Se extrae la miel en noviembre y diciembre, cuando las cajas alcanzan su mayor peso, para su venta en Santa Cruz. El proyecto ha generado interés en Isoso y en comunidades de San José de Chiquitos, por lo que se está replicando la experiencia con algunas otras familias.

Palabras claves: meliponicultura, abejas nativas, colmena racional, Isoso, miel silvestre.

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Abstract

Th e native bee management project in the Isoso, Bolivian Chaco, is an eff ort of the Capitania del Alto y Bajo Isoso (CABI) and Wildlife Conservation Society (WCS) through the Central Intercomunal de Mujeres de la Capitanía de Isoso (CIMCI). Th is is an initiative of the women from the Karaparí, Kopere Brecha and Kopere Loma communities because they were interested in knowing the behavior of some wild bee species to raise them in beehives near the homes. Th e main purpose is to produce honey for self-consumption and commercialization, in order to generate additional economic benefi ts for the families and improve their livelihoods.

We collected wild colonies of three bee species, señorita (Trigona tetragonisca angustula), corta pelo (Scaptotrigona postica) and abeja de tierra (Geotrigona sp.); installed them in artifi cial hives; and then we monitored the bee behavior and the weight of the boxes. We also divided the hives in order to produce more honey and avoiding removing additional colonies from the forest. Th e results of our studies show that the corta pelo bees adapt more easily to the beehives, so the project put more eff ort into this species. Th e honey is extracted in November and December, when the hives reach maximum weight, and then it is sold in Santa Cruz. Other families from Isoso and also from San José de Chiquitos communities have shown interest in the project, so the experience has been replicated with some other families.

Key words: meliponiculture, native bees, beehive, Isoso, honey.

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Introducción

Los guaraníes de Isoso han aprovechado la miel silvestre desde hace muchos años para el autoconsumo, el uso medicinal y la comercialización. Sin embargo, poco se conocía sobre la vida de las abejas en Isoso y su capacidad de adaptación a la crianza en colmenas de caja. Se conocen algunas experiencias de domesticación y explotación de abejas nativas en Bolivia, por empresas privadas y diferentes grupos indígenas (Stierlin & Szabo 2004). Sin embargo, las condiciones naturales en las que se llevaron a cabo dichas experiencias son muy diferentes a las del Chaco.

En el año 2002 empezamos a nivel experimental un proyecto piloto de crianza de tres especies de abejas, señorita (yatei, Trigona tetragonisca angustula) como base del proyecto, corta pelo (tapejua, Scaptotrigona postica) y abeja de tierra (iviei, Geotrigona sp.) en tres comunidades de Isoso. La iniciativa surgió de las mujeres de las comunidades Karaparí, Kopere Brecha y Kopere Loma a través de la Central Intercomunal de Mujeres de la Capitanía del Isoso (CIMCI). La inquietud básica fue conocer si es posible manejar las colonias de abejas nativas en colmenas, para producir miel y otros productos de forma que generen benefi cios económicos adicionales para sus familias, cumpliendo criterios de sostenibilidad ecológica.

Luego de dos años de experiencia, los resultados indican que las abejas señorita y abeja de tierra no se adaptan fácilmente a los cambios de ambiente, mientras que la crianza de la abeja corta pelo en colmenas, ha sido exitosa. Basados en estos resultados, priorizamos la crianza de esta última especie, proyecto que sigue en vigencia actualmente.

Este documento presenta la información de la experiencia de las mujeres de tres comunidades de Isoso en el traslado de las colonias de abejas silvestres, el cuidado, el monitoreo, la extracción de miel y la división de colmenas. Como parte de la evaluación en el éxito de sobrevivencia, se evaluó la altura y la dirección de las piqueras de las colonias naturales de abeja señorita y corta pelo con relación a las piqueras establecidas en las cajas, para analizar si podría ser una de las posibles causas de abandono de las cajas por parte de las abejas. Esperamos que la información sea útil para otras familias Isoseñas o del Chaco Boliviano que tengan interés en sumarse a iniciativas semejantes.

Los objetivos de este proyecto son:

1. Conocer el comportamiento de algunas especies de abejas nativas de Isoso, así como los porcentajes de sobrevivencia y abandono en las colmenas.

2. Conocer la temporada de mayor producción de miel y las cantidades que se podrían cosechar de las colmenas.

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3. Apoyar a las familias del programa en la venta de la miel producida por las abejas en colmenas para generar ingresos económicos adicionales.

4. Apoyar técnicamente a otras familias Isoseñas interesadas en el manejo de las abejas silvestres.

Área de estudio

Se estableció el proyecto en las comunidades Karaparí, Kopere Brecha y Kopere Loma ubicadas en las orillas del río Parapetí de Isoso del Chaco Boliviano (Fig. 1). La precipitación media anual es de 550 mm. La época lluviosa generalmente empieza en diciembre y fi naliza en marzo. La temperatura media anual es 26°C.Isoso se enmarca dentro de los sistemas de paisaje de Chaco ribereño y Chaco de Llanura aluvial. El primero, contempla el algarrobal o bosque ribereño de la serie del amarguillo y cupesí y el segundo, contempla tres tipos de bosque: chaqueño de arenales y cerros areniscosos, chaqueño xérico bajo medianamente drenado y chaqueño xérico bajo mal drenado, según las características de los suelos. La vegetación tiene variaciones de bosques bajos y matorrales espinosos (Taber et al. 1997). Por lo general tiene un dosel entre 3 a 8 m de altura con mayor presencia de choroque, varias especies de cactus, bromelias y algunas emergentes como la cacha (Navarro et al. 1999).

Figura 1: Área de studio.

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Métodos

El proyecto inició con el levantamiento de información básica sobre el manejo de abejas, mediante entrevistas a 30 personas mayores de 65 años de edad en tres comunidades (10 de Kuarirenda, 10 de Karaparí y 10 de Isiporenda).

Colectamos abejas para identifi car las especies existentes. Para ello preparamos tres tipos de trampas: agua con miel, agua con sal y carne cruda. Colocamos tres trampas de cada tipo en el bosque y las revisamos cada media hora durante tres días.

Combinando la información de las especies y la historia en el manejo de las abejas, escogimos dos especies conocidas por su potencial para producir miel. Las especies señorita (Trigona tetragonisca angustula) y corta pelo (Scaptotrigona postica) fueron las seleccionadas por las mujeres de las tres comunidades.

Organizamos a 10 familias por comunidad y con el apoyo de un especialista las capacitamos en el manejo de abejas nativas, basada en la experiencia de los grupos indígenas Tacana y Sirionó.

Búsqueda y traslado de colonias

Para el traslado de las colonias usamos los siguientes materiales y herramientas: hacha, machete, colmenas, aspirador, máscara para protección, cinta masking, cinta métrica, planillas de registro de datos.

Se realizaron salidas al monte para ubicar las colonias. Cada familia ubicó entre 3 y 5 colonias para trasladar a la colmena racional. Abrimos con hacha la parte del tronco del árbol donde está la colonia, teniendo cuidado de no dañar demasiado la planta ni la colonia. Es recomendable sacar las colonias de troncos de árboles caídos (Fig. 2) para no dañar árboles sanos. Se tuvo el mismo cuidado para las abejas de tierra.

Con un cuchillo se desprendió el involucro y se sacó el panal de cría asegurándonos que la reina esté presente. En el caso de que la reina no estuviera, es necesario buscarla para ser colectada con alguna hoja de árbol teniendo cuidado de no dañarla. Nunca debe ser aspirada. Posteriormente colocamos la colonia con la reina al medio de la colmena, en la misma posición de su sitio original y en ambos lados se debe colocar polen y miel. Con un aspirador colectamos las abejas que se quedaron fuera de la colonia y las vaciamos sobre la última alza o nivel de la colmena donde se va a situar la miel elaborada por las abejas (Fig. 3).

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Tapamos y sellamos la colmena con cinta para evitar el ingreso de moscas y otros depredadores. Colocamos cera en el borde de la piquera de la colmena, cuidando de no taparla. Finalmente, amarramos la colmena y la trasladamos a su lugar defi nitivo, tratando de que sea un lugar protegido del sol y de los fuertes vientos (Fig. 4).

Las abejas de tierra fueron ubicadas en estructuras construidas de barro a una altura aproximada de 1 m, tratando de replicar las condiciones naturales de donde fueron extraidas. Sin embargo, no se tuvo éxito en la sobrevivencia de esta especie.

Anotamos en una planilla los datos de la colonia antes de trasladarla a la colmena: fecha, clima, especie de árbol, diámetro del árbol, dirección y altura de la piquera, profundidad y ancho de la colonia, tipo de monte. Estos datos son útiles no sólo para conocer más sobre la vida de las abejas, sino también para replicar las condiciones de vida en las colmenas. Anotamos también la dirección del pico de la colonia de las cajas.

Figura 2: Colonia en árbol caído. (Fotografìa C.Pinto).

Figura 3: Aspirando abejas. (Fotografìa A. Arambiza).

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Instalamos 126 colmenas en el año 2002 y 20 establecidas a nivel experimental en un meliponario de Kopere Brecha, a cargo de un parabiólogo.

En base a los resultados de sobrevivencia y abandono de las abejas trasladadas, establecimos en el año 2003 un total de 118 colmenas de abejas cortapelo en las mismas 3 comunidades y con las mismas familias del programa.

Estructura de la colmena

La colmena es una caja construida con madera. Para señorita usamos cajas de 15 cm de ancho x 35 de largo x 20 de alto y para corta pelo de 22 cm de ancho x 46 de largo x 23 de alto.

Las colmenas están compuestas por alzas o cajitas pequeñas formando niveles y una tapa (Fig. 5). Para señorita fueron 5 alzas y para corta pelo 6 alzas. El agujero donde va la piquera o entrada a la colmena está en el alza 2. Observamos que la abeja señorita no usa las divisiones internas de la colmena y que las cajas de la abeja corta pelo fueron muy grandes.

Figura 4: Colmenas bajo protección. (Fotografìa C.Pinto).

Figura 5: Colmena racional. (Fotografìa R. L. Cuéllar).

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Revisión de las colmenas

Se controlaron permanentemente las colmenas para conocer el estado de las abejas y hacer limpieza. Las revisiones se efectuaron por las noches para evitar ataques por otros depredadores de las abejas. Se revisaron una vez por semana las colmenas nuevas y una vez por mes a las colmenas ya adaptadas.

Se controló que los cántaros de miel estén llenos para saber si las abejas tienen sufi ciente alimento. Cuando no fue asi, colocamos miel en los cántaros.

Revisamos constantemente si la reina estaba presente y si la población de abejas era abundante. Cuando no observamos muchas abejas, trajimos individuos de otra colonia natural y las introducimos en la colmena. Cuando observamos otros insectos dentro de la colmena, los sacamos para evitar que afecten a la población de abejas.

Pesamos las colmenas una vez al mes para tomar la decisión de extraer la miel en el momento de mayor peso de la colmena. A partir del año 2006 hicimos la cosecha de la miel en las comunidades Karapari y Kopere Brecha. Empezamos con aquellas que tenían un peso mayor a 10 kg. Usamos un bañador, balde, agua, botellas plásticas, jarras, romanas, desarmadores, aspirador, cuchillo, cinta masking, linternas, planillas de registro de peso. Destapamos la caja, hicimos un agujero en cada cántaro y luego vaciamos la miel en el bañador, teniendo cuidado de no dañar a la reina. Posteriormente se envasó la miel para ponerla a la venta.

Nombre en castellano Nombre en guaraní

SeñoritaCorta pelo

Abeja de tierraAbejita

Abeja ladronaPichi de burroBoca de vieja

YateiTapejua

IvieiEiru

ËirakuañetïMburika rakuai

Tiaro yuru

Tabla 1: Abejas nativas más conocidas en Isoso.

División de colmenas

En noviembre de 2008 realizamos divisiones de colmenas en Karaparí. Dividirlas ayuda a aumentar la cantidad de colmenas de las familias sin necesidad de buscar nuevas colonias en el monte.

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Preparamos los materiales antes de la división y usamos una colmena en buen estado de producción, una colmena vacía, masking, desarmadores, malla milimétrica metálica y aspirador. Primero marcamos con letra A la colmena a dividir y con letra B la colmena nueva. Buscamos la reina, dividimos el alza donde está la reina y llevamos a la colmena nueva asegurándonos de llevar a la reina. Luego agregamos miel, gevora, involucro y propóleos para asegurar el alimento de las abejas. Después tapamos y sellamos con masking la colmena nueva para evitar invasiones de depredadores. Finalmente, cubrimos el tubo de ingreso de la colmena con malla milimétrica durante un día y la colocamos a una distancia entre 5 y 10 m de la colmena original. Es mejor hacer este trabajo por la noche. Se revisa ambas colmenas una vez a la semana para asegurarnos de que no haya insectos invasores que las dañen.

Resultados

Las abejas nativas de Isoso

Las abejas señorita, corta pelo y abeja de tierra, producen miel en cantidades sufi cientes para el consumo y el uso medicinal por la gente de Isoso, mientras que las otras, sólo producen miel para el consumo propio. Algunas especies de abejas nativas de Isoso se muestran en la tabla 1.

Estructura de la colonia

La mayoría de las abejas hacen sus nidos en huecos de árboles. La colonia de la abeja corta pelo tiene básicamente tres partes: la piquera, la región de cría y la región de almacenamiento.

Integrantes de la colonia

La reina es la madre de las abejas, es la más grande y la única de la colonia que puede tener crías; tiene alas pequeñas en comparación con el tamaño de su cuerpo. Las obreras son hembras estériles, y son las más numerosas de la colonia, cuidan y proveen de alimentos a la reina, recolectan polen de las fl ores y producen miel. Los zánganos son los machos de la colonia, son pequeños y fecundan a la reina.

Productos de las abejas

• Miel (ei): Es un producto dulce y espeso de las abejas a partir de las fl ores de las plantas. La miel es comestible y medicinal. El tipo de miel puede variar según las fl ores de la temporada. La miel de corta pelo extraída de colmenas de caja es más limpia que aquella sacada de los árboles.

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Tabla 2: Porcentaje de sobrevivencia y abandono de abejas trasladadas en 2002.

Especie Colonias traslada-

das

Colo-nias

Activas

Colonias muer-tas o abandona-

das

Sobreviven-cia(%)

Abandono(%)

Señorita 126 12 114 5 95

Corta pelo

20 15 5 75 25

• Polen (gevora): Es sacado de las plantas por las abejas y trasladado en sus patas para llevarlo a su colonia. Lo mezclan con miel y es el alimento principal de las abejas.

• Cera (eraiti): Es la grasa que producen las obreras para construir los cántaros de la miel.

• Propóleos (eraitimi): Es una resina de plantas sacada por las abejas y procesada en la colmena para proteger sus nidos de posibles ataques de otros organismos. Es pegajosa se usa para sellar las paredes de la colmena.

Traslado de Colonias y seguimiento a las colmenas

En el año 2002 trasladamos un total de 146 colonias de abejas en las tres comunidades, de las cuales 126 fueron de señorita y 20 de corta pelo como se ve en la tabla 2.Cosecha

Luego de un año, encontramos mayor abandono y menor producción de las colonias de señorita. En base a estos resultados continuamos el programa con la abeja corta pelo. Establecimos 118 cajas más de esta especie en las mismas comunidades (35 en Karaparí, 40 en Kopere Brecha y 43 en Kopere Loma) y con las mismas familias.

La extracción de miel luego de 1 año de monitoreo se muestra en la tabla 3. De 126 colmenas de abeja senorita, 111 no tuvieron miel y cosechamos sólo de 15. Así mismo, de 20 colmenas de abeja corta pelo solo hicimos la extracción de miel de 15 colmenas. Es evidente la baja producción de miel por colmena de la abeja señorita.

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Los registros de los pesos mensuales de las colmenas nos sirvieron para tomar decisiones para sacar la miel. En los años 2004 y 2005 los promedios de peso de las colmenas de corta pelo fueron aumentando desde agosto hasta diciembre lo cual nos sugiere que la cantidad de miel también es mayor (Fig. 6). En base a estos resultados, decidimos realizar la extracción de miel a partir del año 2006 en los meses noviembre y diciembre cuando las colmenas están más pesadas. Para sacar la miel primero preparamos los materiales mencionados en los

Tabla 3: Cantidad de miel cosechada.

Especie Colmenas Miel producida Por colmena (ml)

Total de miel cosechada (ml)

Señorita 15 30 450

Cortapelo 15 300 4500

Figura 6: Promedio de peso de colmenas de abeja cortapelo.

métodos. Destapamos la colmena, hacemos agujeros a los cántaros de miel, vaciamos la miel en un recipiente. Posteriormente medimos la cantidad sacada. Después de hacer la cosecha de miel, tapamos la colmena, la sellamos con masking y ubicamos la colmena en el lugar donde estaba.

En la fi gura 7 mostramos la cantidad de miel sacada en litros y el número total de colmenas donde se realizó la extracción durante tres años. Observamos que en el año 2007 la cantidad de miel fue mayor que en los otros 2 años. Los promedios de miel por colmena fueron de 2, 2,6 y 1,9 l/colmena en tres años consecutivos. En total se extrajeron 99 litros de miel en los tres años. El dinero de la venta ha sido recibido por las familias que participan en este proyecto. En la comunidad Karaparí ha sido usado directamente para las necesidades familiares. Sin embargo, en Kopere Brecha las socias han invertido el dinero en una tienda

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Figura 7: Miel extraída en colmenas de abeja cortapelo.

cuyas ganancias serán usadas para benefi cio de ellas y sus familias.

Altura de la piquera

Figura 8: Altura de las piqueras en abeja señorita.

La mayoría de las colonias naturales de abeja señorita colectadas del monte estuvieron ubicadas a una altura no mayor a 100 cm, mientras que en las cajas se las colocó entre 100 y 300 cm (Fig. 8). Las colonias naturales de abeja corta pelo fueron encontradas hasta una altura de 200 cm y fueron colocadas en las cajas entre 100 y 200 cm (Fig. 9).La mayoría de las piqueras de abeja señorita encontradas a una altura no mayor

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a 100 cm estaban dirigidas hacia el norte. Aquellas encontradas entre 100 y 200 cm, en su mayoría estaban dirigidas hacia el este y oeste; y las que encontramos a una altura mayor a los 200 cm estaban tanto hacia el norte como hacia el oeste (Tabla 4). En las cajas las colocamos mayormente con dirección este y oeste entre 100 y 300 cm (Tabla 5).De las piqueras de abeja corta pelo encontradas hasta los 100 cm de altura,

Tabla 4: Porcentaje de dirección de piqueras naturales. Abeja señorita.

Tabla 5: Porcentaje de dirección de piqueras en colmenas. Abeja señorita.

Altura (cm) N S E O

0-100 33 23 23 21

100-200 19 19 37 25

200-300 50 0 0 50

Altura (cm) N S E O

0-100 0 0 0 0

100-200 5 25 30 40

200-300 10 25 35 30

33% tenían rumbo norte. De las que encontramos entre 100 y 200 cm, 37% estaban dirigidas hacia el este y las que encontramos a una altura mayor a los 200 cm estaban tanto hacia el este como hacia el oeste (Tabla 6). En las cajas las colocamos mayormente con dirección hacia el este y oeste entre 100 y 200 cm (Tabla 7).De todas las colonias colectadas, 88% estuvieron sobre arboles sanos, 8% en

Figura 9: Altura de las piqueras en abeja corta pelo.

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Tabla 6: Porcentaje de dirección de piqueras naturales. Abeja corta pelo.

Tabla 7: Porcentaje de dirección de piqueras en colmenas. Abeja corta pelo.

Altura (cm) N S E O

0-100 37 29 16 18

100-200 24 22 24 20

200-300 13 21 33 33

Altura (cm) N S E O

0-100 0 0 0 0

100-200 0 0 50 50

200-300 0 0 0 0

troncos secos y 4% en arboles caídos. Después de un año de la extracción de las colonias de arboles sanos, encontramos que aproximadamente la mitad estaban en mal estado o secos.

División de colmenas

En total dividimos 5 colmenas y hasta el momento todas continúan activas. Aún no hemos hecho extracción de miel de estas cajas para permitir que las abejas estén bien adaptadas y no abandonen la colmena.

Discusión

El proyecto de manejo de abejas nativas en Isoso, si bien fue inicialmente establecido sobre la base de sugerencias de la crianza de abejas por otros grupos étnicos (Stierlin & Szabo 2004), luego se basa en los resultados de sus propios estudios realizados por la inquietud de conocer más sobre la vida de las abejas (Pikasuti 2004, Guasace 2004 - 2005, Martínez 2004).

En el proceso de aprendizaje sobre el manejo de las abejas, las mujeres del proyecto, sus familias y técnicos hemos analizado los resultados y tomado decisiones para establecer las bases del manejo.

Pudimos conocer que la abeja señorita del Chaco no se adapta fácilmente en colmenas de caja (Martínez 2004). Aparentemente es una especie muy delicada. Las causas de abandono podrían ser las diferentes condiciones de la caja, tales como olor y temperatura, aunque la falta de práctica de las personas al realizar

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el traslado sin asegurarse de que la reina esté presente, o la falta de cuidado de la colmena después del traslado también pueden infl uir.

La abeja corta pelo es más agresiva que la abeja señorita y por tanto exige tener cuidado al manejar las cajas.

La mejor época para trasladar las colonias a las colmenas es entre septiembre y octubre, periodo de fl oración de muchas plantas en Isoso. Consideramos que en este periodo, las abejas se adaptan mejor a su nuevo ambiente ya que hay una alta abundancia de fl ores incrementando la oferta alimenticia.

No es recomendable hacer el traslado de las colonias en tiempo de frío porque las abejas tienen menos actividad y también hay menos alimentos en el ambiente, lo cual podría causar el abandono o muerte de las abejas.

Es más conveniente para las abejas tener varias colmenas en un solo sitio y no cambiarlas de lugar. Al estar concentradas, las abejas tienen mayor posibilidad de defenderse de depredadores tales como hormigas, moscas y otras abejas. También es mejor que no estén expuestas al sol directo ni a los vientos fuertes. Así mismo, se debe ubicar preferentemente a las colmenas a la misma altura y con la misma dirección de la piquera original, para ayudar a las abejas a que se adapten más rápidamente.

La producción de miel en las colmenas se evalúa según el peso de las mismas y la revisión permanente del estado de la colmena. El mayor peso promedio de las cajas fue entre noviembre y diciembre, época en la cual recomendamos hacer la cosecha de miel.

Nuestra experiencia nos enseña que la producción de la miel en cantidades sufi cientes para la comercialización en Isoso, es lenta. Hicimos la cosecha después del segundo año de producción, lo cual consideramos adecuado para permitir la adaptación de las abejas y asegurar una buena producción. Luego se podría hacer una cosecha cada año.

El seguimiento de las colmenas es esencial. Es mejor hacer las revisiones y la cosecha de la miel por las noches, cuando las abejas tienen menos actividad; esto además evita ataques de insectos depredadores.

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Cuando establecimos las cajas no tuvimos cuidado de mantener la altura de la colonia donde fue encontrada, ni la dirección de la piquera. Nuestros datos indican que las colonias de ambas especies de abejas fueron encontradas a diferentes alturas. Sin embargo, ubicamos la mayoría de las cajas a una altura entre 100 y 200 cm y no tomamos mucho cuidado en la dirección de la piquera. Nuestros datos sugieren que aparentemente no existe un patrón marcado en la dirección de la piquera en ninguna de las dos especies, sin embargo, consideramos que es un elemento muy importante en Isoso que podría infl uir en la sobrevivencia de la colonia, dada la fuerte intensidad de los vientos.

Luego de un año de extraer las colonias de los árboles, observamos que éstos fueron afectados parcial o totalmente. Del 88% de las colonias extraídas de árboles vivos, la mitad terminaron secos o caídos. Es probable que esto se deba a que al sacar la colonia se hace un hueco grande sobre el tronco de la planta y esto favorece a que la misma sea tumbada con mucha facilidad por el viento. Muchos Isoseños y en general muchos indígenas de otros grupos étnicos hacen huecos grandes, queman el tronco o derriban el árbol para colectar la miel (Califano 1999, Stierlin & Szabo 2004).

Los registros de datos de nuestras observaciones fueron fundamentales para conocer mejor a las abejas y poder manejarlas. Los datos nos ayudan a tomar decisiones sobre cuáles colmenas necesitan ayuda con alimentos, conocer los meses de mayor peso y disponibilidad de productos de las abejas como la miel y otros, decidir qué colmenas están listas para sacar miel y según el estado de la colmena, podemos decidir cuándo dividirla. La división de colmenas no solo permite tener mayor producción de productos de las abejas, sino también evitamos hacer más daño a los árboles. Stierlin & Szabo (2004) indican que se puede cosechar la miel en el mismo año de la división de la colmena.

La producción de la miel en cantidades sufi cientes para la comercialización ha sido muy lenta. Además no existe un mercado seguro para la venta de la miel producida. Esto ha ocasionado que varias familias hayan perdido el interés en continuar en el proyecto. Sin embargo, otras familias continúan porque los ingresos económicos que generan por la venta de miel, son signifi cativos para ellas y no implica demasiado esfuerzo. El proyecto ha generado interés en muchas familias de otras comunidades tales como Iyobi, Koropo y también en Natividad y Santa Teresita de San José de Chiquitos (Guasace 2005), donde actualmente estamos replicando la experiencia. La Central Intercomunual de Mujeres de la Capitanía de Isoso está haciendo las gestiones para asegurar opciones de venta

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rápida para facilitar mejores ingresos económicos en las familias participantes.

Conclusiones

La abeja corta pelo, Scaptotrigona postica, tiene mayor capacidad de adaptación a las colmenas racionales en el Chaco, por lo que el proyecto se centró en la crianza de esta especie. La abeja señorita, Trigona tetragonisca angustula y la abeja de tierra Geotrigona sp. tuvieron un índice de sobrevivencia muy bajo.

Existe mayor sobrevivencia de las colonias de abeja corta pelo trasladadas a cajas racionales, cuando se las extrae del bosque en el periodo de mayor fl oración en el Chaco, septiembre y octubre; cuando se agrupan las colmenas para que tengan mayor posibilidad de defenderse de depredadores; cuando se las ubica en lugares protegidos del sol y del viento, y cuando se tiene cuidado en el manipuleo de la colonia, tratando de replicar las condiciones naturales de vida antes del traslado.La proporción del daño a los árboles de donde se extrajeron las colonias de abejas, ha sido alta por lo que se está haciendo mayores esfuerzos en lograr la división de las colmenas, no solo para tener mayor producción de miel y otros productos, sino también para cuidar el bosque.

El mayor peso de las colmenas fue entre noviembre y diciembre, periodo en que se recomienda la extracción de la miel.

La Capitanía del Alto y Bajo Isoso, bajo su actual estructura organizativa, apoya a las mujeres de la CIMCI que participan en el proyecto, en la venta de la miel. Además, incentiva y apoya a otras familias interesadas en la crianza de abejas silvestres. Sin embargo, aún no se ha hecho esfuerzo en buscar mercado para los otros productos (cera, propóleos, etc.), lo cual generaría mejores ingresos económicos para las familias participantes y mayor interés de pobladores Isoseños en el manejo de las abejas nativas.

Agradecimientos

Agradecemos a las familias de las socias del programa. A autoridades y comunarios de las comunidades Karaparí, Kopere Brecha y Kopere Loma de Isoso. Olfa Pikasuti y Dalcy Guasace aportaron con algunos registros de las abejas en Isoso y comunidades de San José de Chiquitos. A USAID y al Proyecto PRAC-Transierra por el apoyo fi nanciero. A Andrew Noss por el asesoramiento técnico en esta

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iniciativa. A Doña Felicia Barrientos por su gran apoyo en el tema organizativo y logístico. A Luciano Gonzáles por apoyar la iniciativa de replicar el proyecto en otras comunidades de Isoso. A Alejandro Arambiza por su disponibilidad para colaborarnos con sus conocimientos en todas las etapas del programa.

Bibliografi a

CABI, WCS - Bolivia & CIMCI. 2003. Manejo de abejas nativas en el Isoso (Chaco boliviano). Capitanía del Alto y Bajo Isoso/WCS-Bolivia/Central Intercomunal de Mujeres Isoseñas. Santa Cruz, Bolivia.

Califano, M. 1999. Los indios Sirionó de Bolivia Oriental. Fundación Centro de Estudios Políticos y Administrativos. Buenos Aires, Argentina.

Guasase, D. 2004. Fuente de vida y energía. En: Memoria II Congreso de investigadores en recursos naturales del Parque Nacional Kaa-Iya y zonas de infl uencia (San José de Chiquitos, noviembre 2002) Cuéllar, R.L. (Ed.). Wildlife Conservation Society y Capitanía del Alto y Bajo Isoso. Santa Cruz, Bolivia.

Guasace, D. 2005. Abejas Nativas en dos comunidades de San José. Memoria III Congreso de investigadores en recursos naturales del Parque Nacional Kaa-Iya y zonas de infl uencia (Roboré, octubre 2004). En: Cuéllar, R.L. (Ed.). Wildlife Conservation Society y Capitanía del Alto y Bajo Isoso. Santa Cruz, Bolivia.

Martínez, T. 2004. Manejo de abejas nativas señorita (Trigona tetragonisca angustula) y abeja corta pelo (Escaptutrigona posica) en tres comunidades del Isoso. En Memoria II Congreso de investigadores en recursos naturales del Parque Nacional Kaa-Iya y zonas de infl uencia (San José de Chiquitos, noviembre 2002) Cuéllar, R.L. (Ed.). Wildlife Conservation Society y Capitanía del Alto y Bajo Isoso. Santa Cruz, Bolivia.

Navarro, G. & A. Fuentes. 1999. Geobotánica y sistemas ecológicos de paisaje en el Gran Chaco de Bolivia. Revista Boliviana de Ecologia y Conservación Ambiental 5:25-50.

Picasuty, H. 2004. Manejo de abejas nativas: Monitoreo del estado de los árboles y sus habitantes después de extraer las colonias de abejas nativas. En: Memoria II Congreso de investigadores en recursos naturales del Parque Nacional Kaa-Iya y zonas de infl uencia (San José de Chiquitos, noviembre 2002) Cuéllar, R.L. (Ed.). Wildlife Conservation Society y Capitanía del Alto y Bajo Isoso. Santa Cruz, Bolivia.

Stierlin, E. & H. Szabo. 2004. Manual de Abejas Nativas Suro y Obobosi Scaptotrigona spp. Editorial Aguaragüe. Santa Cruz, Bolivia.

Taber, A., G. Navarro & M.A. Arribas. 1997. A new park in the Bolivian Gran

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Chaco-an advance in tropical dry forest conservation and community-based management. Oryx 31:189-198.

Datos de los Autores

Rosa L. Cuéllar1, Tomás Martinez2 & Evelyn Rivero3

1WCS-Bolivia, Av. Argentina, Teniente Parada N° 155, Santa Cruz, [email protected] (autor de correspondencia)2Capitanía de Alto y Bajo Isoso. Comunidad Kopere Brecha, Isoso, Bolivia3Capitanía de Alto y Bajo Isoso, calle Pocherena N° 122, Santa Cruz, [email protected]

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Manejo de mariposas diurnas mediante crianza y cosecha directa del estado silvestre en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado de Cotapata

Juan F. Guerra, Jhovana P. Sanchez & Asociación Accidental para el Manejo de los

Recursos Naturales Nayriri

Morpho menelaus godarti - Fotografía F. Guerra

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Resumen

El manejo de las mariposas diurnas se ha desarrollado en comunidades del Sector del Valle del Río Huarinilla, para generar un ejemplo de lo que puede signifi car la conservación en términos de calidad de vida. Esto realizado mediante un proyecto ligado a la conservación de hábitats naturales y biodiversidad: el aprovechamiento sostenible y la comercialización de mariposas diurnas. El Manejo incluye a las bases sociales, institucionales y ecológicas, que aseguren la sostenibilidad del programa. El éxito social del programa radica en la apropiación del mismo por parte de los comunarios, quienes se encuentran organizados en una Asociación Accidental, para luego pasar a manejar el emprendimiento comunal. La parte institucional está asegurada con la participación permanente del Instituto de Ecología asesorando los aspectos biológicos, la propia empresa comunal y la supervisión de las instancias sindicales apropiadas. La base biológica del programa está sentada en información primaria, generada en la zona de trabajo, con experiencias exitosas en la crianza de especies y la asesoría directa e indirecta de operaciones en el exterior, especialmente en el Perú, además de un programa de monitoreo para los efectos de la cosecha.

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Abstract

Management of diurnal butterfl ies was developed in sector of Huarinilla River Valley, working with local communities to generate an example of what conservation can achieve in terms of quality of life. Th is through a project linked to the conservation of natural habitats and biodiversity: the sustainable use and trade of butterfl ies. Management activities include the social, institutional and ecological bases to ensure the sustainability of the programme. Th e social success of the initiative is based in the appropriation of the community which is organized in an Accidental Association, with the intention to move on into a communal enterprise. Th e institutional part is supported by the permanent participation of the Institute of Ecology advising on biological aspects and the communal enterprise, and monitoring aspects concerning the local Union. Th e biological basis of the programme is sitting on primary information generated in the working area, based on successful experiences with these species, and the (direct and indirect) advice of foreign operations, especially in Peru, besides a monitoring program on harvesting operations.

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Introducción

Bolivia es un país considerado como megadiverso, se encuentra entre los diez países con mayor riqueza de especies de vertebrados y posiblemente ocupa el cuarto lugar mundial entre los países con mayor riqueza de mariposas, con más de 3.000 especies (MDSP 2003, Gareca et al. 2006). Esta cualidad permite, en términos biológicos, avanzar hacia propuestas de aprovechamiento de mariposas como estrategia de uso sostenible y conservación de la fauna silvestre en Bolivia, con ventajas sobre otros países.

La principal amenaza para la conservación de la fauna silvestre es la destrucción de los hábitats naturales. Sin embargo, la conservación de los hábitats silvestres depende de la capacidad de los mismos de generar recursos que permitan su conservación. Por esto es necesario el desarrollo de estrategias de manejo de la biodiversidad mediante alternativas diferentes, que permitan generar ingresos económicos al tiempo que se minimiza la presión de extracción sobre el hábitat silvestre.

Proyectos como la cría de mariposas poseen un gran potencial para comercialización, pero su factibilidad depende de que sean trabajados como alternativas sostenibles, es decir que sean deseables desde el punto de vista biológico, social y económico. Para poder iniciar un programa de cría de mariposas el conocimiento de su biología es fundamental (Gómez-S. 2006).

Las mariposas son difíciles de sobreexplotar, debido a sus altas tasas de reproducción, en contraste, los bosques tropicales son fáciles de destruir y su regeneración es comparativamente difícil y lenta (Shapiro 1979).

Una concepción popular, reiterada y equivocada es que la recolección de mariposas (con propósitos científi cos, educativos, recreativos o comerciales) es altamente perniciosa, y puede llevar a la extinción de especies. En realidad, la recolección no constituye una amenaza relevante para las mariposas; no hay prueba científi ca de que la simple recolección haya provocado la extinción de alguna especie (Munguira et al. 1993, Rivera 2002, Lamas 2003).

La cría de mariposas desde huevos, larvas o pupas, junto con la observación y el monitoreo de los adultos en una zona determinada, ayuda a identifi car y reconocer las especies comunes, raras y endémicas, determinando su historia natural, abundancia, distribución, diversidad y generaciones por año. Al mismo tiempo, estos procesos sirven como herramienta para detectar cambios en la abundancia y diversidad biológica, permitiendo el ajuste a tiempo de actividades de manejo y de impacto ambiental no deseadas, para luego evaluar, juzgar y detectar zonas de importancia en la conservación de las especies y sus hábitats

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(Brown 1991). Los ejemplos de aprovechamiento de mariposas son variados y su éxito ha sido relativamente alto en lo referente al aspecto económico. Países como Costa Rica, Colombia, México y Perú están avanzados en las técnicas de crianza y comercio de mariposas, que generalmente se realiza bajo la modalidad de “mariposarios”, que son centros de crianza y exhibición de mariposas. La red de Internet está llena de ejemplos y allí pueden encontrarse también gran número de páginas con información sobre compra-venta de mariposas.

Actualmente, la demanda internacional de ejemplares de mariposas es básicamente generada por seis sectores: 1) coleccionistas, 2) artesanías e industrias de adornos, 3) museos, 4) compra de escamas para la fabricación de chips y pantallas de computadoras, 5) exhibición en granjas de insectos (mariposarios), y 6) liberación de adultos en eventos (matrimonios, bautizos, graduaciones, etc.). Además, la crianza de mariposas presenta varias ventajas ambientales frente a otros proyectos productivos tradicionales, como por ejemplo:

1. Poseen altas tasas reproductivas y ciclos de vida cortos, por lo que el tiempo de cría es menor comparado con actividades agrícolas y ganaderas.

2. La mayor parte de la infraestructura de un centro productivo de mariposas se puede construir con materiales locales y tradicionales.

3. Estimula la regeneración y conservación de los bosques y de las poblaciones naturales de mariposas.

4. Los insumos que se requieren en el proceso productivo son reutilizables y reciclables.

5. En ninguna fase del proceso se utilizan sustancias tóxicas o elementos no biodegradables, ni se generan desechos tóxicos.

6. Es una actividad que puede implementarse en comunidades locales de diferentes regiones del país, generándoles ingresos adicionales a los de su trabajo.

7. La responsabilidad incluye a mujeres, jóvenes e inclusive niños en edad escolar (educación ambiental), sectores de la sociedad generalmente excluidos en prácticas productivas.

Adicionalmente, la explotación de mariposas en la zona de los yungas de La Paz ocurre desde hace décadas de manera ilegal. Los principales benefi ciarios de este comercio son personas ajenas a las comunidades y los habitantes locales perciben magros ingresos, con poca idea del valor real de este tipo de aprovechamiento. La venta de mariposas de procedencia boliviana es común en las páginas comerciales del Internet.

Nuestro principal objetivo es el aprovechamiento sostenible mediante la crianza y comercialización de las mariposas diurnas, contribuyendo a mejorar la calidad de vida y coadyuvando al desarrollo rural sostenible de las comunidades del valle del Río Huarinilla.

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Área de manejo

El Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Cotapata (PNANMIC) se encuentra ubicado en las Provincias Murillo y Nor Yungas del Departamento de La Paz. La ubicación hidrográfi ca corresponde a la cuenca Amazónica, la subcuenca del Río Beni, con el Río Coroico entre los más importantes (Ergueta & Gómez 1997). El área protegida comprende aproximadamente 612 km2 (Ibisch 2003).

La comunidad de El Chairo y Villa Esmeralda, se encuentra a orillas del río Huarinilla, en la unidad de vegetación de bosque húmedo montañoso de yungas, entre los 1.200 y 2.000 m.s.n.m. aproximadamente. Esta región está constituida principalmente por valles profundos y laderas con pendientes pronunciadas, además de ser sitios de descanso de turistas que hacen el recorrido por el camino precolombino “El Choro” o “Chucura” (Ribera- Arismendi 1995, MDSP 2001). Toda la zona de manejo está dentro del PNANMIC (Plan de Manejo del PNC 2006) (Fig. 1).

Figura 1: Mapa actual del área para manejo de las mariposas diurnas.

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Contexto social y organización del manejo

Características socio-económicas de la región

De acuerdo al Plan de Desarrollo Rural Sostenible del Valle del río Huarinilla (PDRS 2005), la principal actividad económica en la región es la agricultura. En promedio, el tamaño de la propiedad agrícola familiar llega a 2,98 ha, con un área promedio destinada a la producción de 0,73 ha; es decir, un 25% del total poseído. El restante 75% corresponde a áreas de descanso (barbechos), bosques secundarios y tierras incultivables, fundamentalmente por presentar altas pendientes (Fig. 2). Los cultivos predominantes en la zona son los cítricos (principalmente mandarina y naranja, y algo de lima, con un área promedio de 0,38 ha/predio), el café (que ocupa un área promedio de 0,22 ha) y, en grado menor, la coca que es prácticamente inexistente en la mayoría de las comunidades.La cobertura de los servicios de salud llega al 67% de la población. Se cuenta con una posta sanitaria para todo el valle.

La mayor parte de la población deposita la basura en las quebradas o en el río, lo que implica daños ambientales en la zona. Por otro lado, el uso de insumos químicos en la agricultura no tiene una signifi cación importante, apenas el 8% de la población usa pesticidas en el proceso productivo agrícola.

Organización para el manejo

Los comunitarios se organizaron en la Asociación Accidental “Nayriri” para el manejo de los recursos naturales, en éste caso de mariposas diurnas. Esta asociación también puede dedicarse al manejo de otros recursos silvestres de la zona. La ventaja de esta asociación es que no utiliza la fi gura de los Sindicatos Agrarios, la cual puede llevar a confl ictos por el uso de personalidad jurídica

Figura 2: Bosque yungueño con pendientes profundas. (Fotografía F. Guerra).

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por una porción de los comunitarios afi liados al sindicato y no ligados al aprovechamiento de mariposas. Esta fi gura también permite el paso hacia una empresa comunal de manera relativamente más sencilla.

Todos los comunitarios de la zona de El Chairo fueron invitados a participar de la Asociación y su permanencia en ésta depende de los criterios detallados en los Estatutos de la misma. El programa de trabajo de la Asociación incluye la capacitación en gestión empresarial, que permite a los comunitarios manejar el negocio del aprovechamiento de mariposas de manera más efi ciente. Además de un Directorio, la Asociación cuenta con un Coordinador que se encarga de la administración de recursos económicos y gestiones para el buen funcionamiento del Proyecto.

Métodos

Métodos para las bases biológicas del manejo y monitoreo

La mayor parte de esta información está basada en dos trabajos: “Implementación de un criadero de mariposas diurnas en la comunidad El Chairo - PNANMIC”, Guerra & Ledezma (2003-2004 sin publicar) durante la primera fase del trabajo para la Estación Biológica Tunquini (EBT) y el “Aprovechamiento sostenible y comercialización de mariposas diurnas”, Guerra (2005-2006 sin publicar), durante la segunda fase del proyecto.

Registro de especies de mariposas diurnas

Para el registro de las diferentes especies de mariposas de la parte baja del PNANMIC, se utilizaron los métodos de: 1) captura directa con redes entomológicas, 2) captura con trampas de dosel, 3) observación directa de especies conspicuas y rastros indirectos (alas rotas en el bosque), 4) cosecha y cría de estados inmaduros (huevo, larva, pupa).

Dado que no existe información sobre la dinámica poblacional de mariposas en el bosque montano yungueño, el aprovechamiento comenzó con una fase experimental con tasas de cosecha prudentes (aún en estudio).

Cosecha de especímenes

El modelo de cosecha propuesto por McCullough (1996), parece ser ideal para estadios inmaduros, con cosechas restringidas espacialmente, pero no por cantidad. Es decir, las parcelas sometidas a cosecha no tendrán una cuota, sino que el aprovechamiento en las mismas puede ser total.

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Para esto se divide el hábitat en parcelas de tamaño similar, las cuales son asignadas a dos categorías: aquellas donde se realizarán las cosechas (sin restricción) y aquellas donde no se realizarán las cosechas. El número de parcelas a cosecharse dependerá del tamaño de las divisiones y éste a su vez de la abundancia y distribución del recurso clave. El recurso clave es la planta hospedera de la especie.

El supuesto básico del modelo es que la dispersión desde las parcelas (todas

las no marcadas) reemplazará a los individuos cosechados y determinará una distribución nuevamente homogénea de la población cosechada (McCullough 1996). Es posible que, si bien la abundancia de mariposas no varíe rápidamente, la abundancia y distribución del recurso clave si cambie y afecte indirectamente las variables monitoreadas para las mariposas. Este efecto deberá minimizarse (idealmente eliminarse) con el cultivo del recurso clave en parcelas especiales y el enriquecimiento del hábitat con el mismo.

Crianza de estados inmaduros

La sala de crianza es un lugar con estantes sobre los cuales se pondrán las cajas pequeñas de crianza. El área de trabajo requiere piso de cemento, ser ventilada, tener luz natural y ventanas con malla milimétrica. Además, de lavaderos para la limpieza de todo el equipo.

El monitoreo de las especies bajo aprovechamiento se realiza de acuerdo al método que mejores resultados haya dado para el registro de las especies durante la primera y segunda fase del estudio, ya sea observación directa, o trampeo.

Metodología social

Para manejar los recursos naturales, en éste caso mariposas diurnas, se invitó a los comunarios de la Sub Central 2 de Julio para conformar una Asociación Accidental. Se capacitaró a los socios, mediante talleres en: conservación y desarrollo de la biodiversidad, captura directa de especies muy abundantes para uso directo, captura de especímenes (huevos, larvas, pupas y adultos) de especies poco abundantes y alto valor económico, para la crianza en cautiverio, producción de artesanías y montaje de especímenes. Se visitaron a otras experiencias de mariposarios, para adquirir conocimientos básicos para la implementación del proyecto.

Metodología económica

Se capacitó a los socios interesados en desarrollar el emprendimiento comunitario en Gerencia y Administración Empresarial, de tal manera que en el futuro manejen el proyecto por sí solos.

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Resultados

En principio, el registro y manejo de las especies de mariposas diurnas incluía los alrededores de la EBT. Actualmente las especies manejadas incluyen solamente a las registradas en los alrededores de la localidad El Chairo.

Resultados biológicos

Taxonomía, distribución y abundancia relativa de las especies a aprovecharse

En el trabajo se identifi caron 531 especies, distribuidas en seis familias de mariposas diurnas: Nymphalidae (Satyrinae 75, Ithomiinae 49, Nymphalinae - Charaxinae - Biblidinae 135, Danainae 3, Heliconiinae 28, Morphinae 22), Hesperiidae (80), Pieridae (58), Riodinidae (54), Papilionidae (16) y Lycaenidae (11). Cuatro subespecies son endémicas de Bolivia.

Aún faltan especímenes por identifi car de las familias Hesperiidae, Riodinidae y Lycaenidae, siendo probable la existencia de más de 700 especies para la zona. La tabla 1 incluye solamente aquellas especies consideradas para el manejo y que son sometidas a aprovechamiento. Ninguna especie está citada en los Apéndices de CITES, ni en las listas de la UICN. Las subespecies endémicas de Bolivia se señalan en la columna de Distribución Geográfi ca.

Si bien se han identifi cado tres subespecies endémicas con alto potencial económico como: Agrias amydon boliviensis, Prepona praeneste buckleyana y Prepona deiphile xanagoras, no se han incluido en la lista actual porque se desconocen las plantas hospederas de estas especies y no han sido registradas en el área actual de manejo. Aunque se desconocen las plantas hospederas de estas especies en Bolivia, en Colombia se ha registrado a Prepona praeneste en Aniba perutilis (Lauraceae) (Constantino 2006) y en Bolivia se ha criado a Agrias amydon boliviensis con Erytroxylum coca (Erytroxylaceae) (Tákács & Tello 1993).

Para dar una idea inicial de abundancia relativa, se han defi nido tres categorías con base en observaciones de campo: “común”, “frecuente” y “rara”. Sin embargo, estas categorías deben ser revisadas posteriormente con muestreos intensivos durante la época de lluvias y de transición, ya que solamente realizamos capturas durante la época seca (Tabla 1).

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Especie Nombre comúnAbundancia

Relativa (Cualitativa)

DistribuciónGeográfi ca

1 Morpho helenor pindarus Azulina *** Bolivia, Perú, Brasil

2 Morpho menelaus godarti Tornasol, Concha *** Bolivia (Endémica)

3 Fountainea ryphaea Murciélago ** Latinoamérica

4 Memphis spp. Murciélago ** Latinoamérica

5 Danaus plexippus megalippe Monarca *** Centro y Sur

América

6 Philaetrhia dido Caña verde *** México a Bolivia

7 Dione juno Mariposa del maracuyá *** Partes altas

Latinoamérica

8 Agraulis vanillae lucina Mariposa de la granadilla *** Bolivia, Perú

9 Phoebis philea philea Amarilla *** México a Paraguay

10 Phoebis argante Amarilla *** Latinoamérica

11 Phoebis sennae marcellina Amarilla ** Latinoamérica

12 Phoebis neocypris rurina Amarilla *** México a Bolivia

13 Eurema salome Amarilla *** Bolivia, Perú

14 Leptophobia aripa elodina Mariposa de la col

*** Perú, Bolivia, Argentina

15 Siproeta epaphus Zapatera *** México a Paraguay

16 Archaeoprepona meander magabates

Azulina *** Panamá a Bolivia

17 Dynastor macrosiris pharnaces

Mariposa de la piña

*** Bolivia, (Endémica)

18 Caligo illioneus praxiodus Búho ** Bolivia, Perú

19 Opsiphanes invirae agasthenes

Mariposa de la Palmera

*** Bolivia, Perú

20 Mechanitis lysimnia elisa Sonsa *** Bolivia, Perú, Argentina

Tabla 1: Clasifi cación taxonómica de las mariposas diurnas para el manejo, nombres comunes, abundancia relativa y distribución geográfi ca.

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Especie Nombre comúnAbundancia

Relativa (Cualitativa)

DistribuciónGeográfi ca

21 Hyalyris oulita ssp. Sonsa *** Bolivia (Endémica)

22 Pteurouros menatius lenaeus

Estronguista ** Perú, Bolivia

23 Heraclides anchisiades anchisiades

Estronguista *** Colombia a Bolivia

24 Heliconius numata bicoloratus

Mariposa del maracuyá

** Bolivia, Perú

25 Eueides isabellae ssp. Mariposa del maracuyá

*** México a Paraguay

26 Adelpha lycorias lara *** Colombia a Argentina

27 Heliconius wallacei fl avescens

** Latinoamérica

28 Smyrna blomfi ldia ** Sur América

29 Noreppa chromus Azulina ** Colombia a Argentina

30 Tigridia acesta ** México a Bolivia

31 Callicore sorana Mariposa número

** Sur América

32 Adelpha spp. *** Sur América

33 Zaretis spp. Mariposa Hoja *** Sur América

34 Brassolis sophorae ardens Mariposa del plátano

*** Ecuador, Perú, Bolivia

35 Fountainea nessus Mariposa Hoja ** Colombia a Bolivia

36 Eunica sp. *** Sur América

37 Parides sp. ** Sur América

38 Oressinoma sorata *** Bolivia, Perú

39 Oleria victorina Espejo *** Bolivia, Perú

40 Haenschhi sidonia Espejo *** Bolivia, Perú

41 Caligo eurilochus? Búho ** México a Bolivia

42 Altinote negra Sonsa *** Bolivia, Perú

43 Actinote anteas crassinia Sonsa *** Bolivia, Perú* Común ** Frecuente *** Rara

Tabla 1: Continuación.

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Mediante la captura de mariposas diurnas con redes entomológicas (Fig. 3), se registró el mayor número de especies, pero menor abundancia de individuos por especie. En muchos casos, se consiguieron especies que no son atraídas por las trampas de dosel. Las especies sobresalientes por su potencial económico fueron: Pseudohaetera hypaesia, Oressinoma sorata, Adelpha spp., Doxocopa spp., Morpho spp.

Figura 3: Captura directa con ayuda de redes entomológicas. (Fotografía A. Florez).

Con las trampas de dosel (Fig. 4) registramos un mayor número de individuos por especie, pero un menor número de especies. Fue el método más efi ciente para capturar especies que generalmente son consideradas raras, pero que probablemente no lo sean ya que muchas de ellas vuelan muy alto o se desconoce a profundidad los hábitats que frecuentan. Además, este método es muy efectivo para capturar a las hembras, consideradas muy raras en casi todas las especies. Los registros más sobresalientes por su potencial económico fueron: Morpho spp., Fountainea spp., Memphis, Caligo sp., Aenea spp., Prepona spp., Norepa sp. y Agrias sp.

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Mediante la observación directa e indicios, solamente registramos la abundancia relativa de especies comunes. También registramos una especie considerada muy rara (Prepona deiphile xenagoras), además de ser muy cotizada en el mercado internacional, pudiendo llegar a costar hasta 1.000 USD/ejemplar. Lastimosamente sólo encontramos pedazos de alas.

Por la cría y cosecha de estadios inmaduros se han registrado especies que generalmente son difíciles de observar, como Dynastor macrosiris pharnaces y Anisochoria polysticta, entre otras.

Uso del hábitat y comportamiento

Las comunidades de mariposas que se encuentran en el PNANMIC, presentan diferentes estratifi caciones en el bosque de acuerdo con los patrones miméticos. Existe estratifi cación en Nymphalidae entre frugívoros y saprófagos: algunas especies de Morphinae habitan el dosel, mientras que en el sotobosque son abundantes los Satyrinae e Ithomiinae. A otras subfamilias como Heliconiinae se las encuentra volando generalmente en el área media, pero bajan en busca de néctar y sitios para ovipositar.

En general, las mariposas diurnas son más activas en horas de mayor intensidad solar y temperatura, y muchas de ellas presentan coloración de camufl aje para escapar de los depredadores (Nymphalidae, Pieridae -algunas especies-, Papilionidae -algunas especies- y Lycaenidae).

Las especies que vuelan dentro del bosque se caracterizan por poseer vuelo lento o pausado, están asociadas a sitios sombreados, muchas son tóxicas, tienen actividad de vuelo durante todo el día y tienen una coloración y diseños

Figura 4: Trampa de Dosel ubicada a 10 m del suelo. (Fotografía A. Florez).

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de advertencia. A este grupo pertenecen las mariposas de las subfamilias Heliconiinae, Ithomiinae, Danainae y algunos Papilionidae pertenecientes a los géneros Parides y Battus. Varias especies de mariposas diurnas se concentran a orillas de los ríos y otros cuerpos de agua, principalmente de la familia Pieridae, Papilionidae y algunas Nymphalidae, que generalmente son ejemplares machos alimentándose de sales y fl uidos.

Por lo visto hasta ahora, las hembras de la mayoría de las especies de mariposas diurnas prefi eren ovipositar en plantas jóvenes o en hojas tiernas (cerca del suelo) de plantas hospederas maduras, en aquellas que se encuentran a los costados de los caminos, senderos en el bosque, orillas de los ríos, claros en el bosque y bordes del bosque, donde las plantas hospederas, por lo general, se encuentran en sus primeras etapas de desarrollo. Las hembras vuelan buscando su planta hospedera para la oviposición. Después de cada puesta se alimentan para recuperar fuerzas y continuar con la oviposición.

Plantas hospederas

El conocimiento de las plantas hospederas es muy importante para la sobrevivencia de las mariposas, ya que ellas, en la etapa de oruga, se alimentan esencialmente de una especie en particular o de un conjunto de plantas de un mismo género/familia. Al incrementar las plantas hospederas, aumentan las poblaciones naturales, que de por sí presentan una relación planta-huésped muy específi ca que estimula a las hembras a ovipositar.

Las plantas hospederas con las que se van a alimentar las mariposas deben ser reproducidas constantemente en el vivero, ya sea a través de reproducción por semillas o estacas, dependiendo del tipo de planta (Fig. 5).

Figura 5: Almácigos de plantas hospederas, para la alimentación de los estados inmaduros de las mariposas. (Fotografía M. Apaza).

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Cosecha y crianza de estadios inmaduros

La cosecha de estadios inmaduros debe realizarse con mucho cuidado buscando en el envés y haz de las hojas, brotes tiernos, fl ores y tallos de las posibles plantas hospederas. Luego deben ser retiradas cuidadosamente en cajas “tapperware” y transportadas a la sala de crianza (Fig. 6).

Figura 6: Sala de crianza, con estantes y cajas plásticas. (Fotografía M. Apaza).

La crianza de los estadios inmaduros es muy importante para conseguir ejemplares adultos grandes y sanos según el requerimiento: para reproductores, la venta directa a coleccionistas o artesanías, entre otros. En la tabla 2 (Anexos) se detallan las especies que se lograron criar, durante la primera y segunda fase del proyecto, con datos del tiempo de cría, plantas hospederas y precios en el mercado externo.

Las especies con mayor potencial económico que se lograron criar fueron:

- Morpho menelaus godarti (Fig. 7), subespecie considerada endémica de Bolivia, ha sido criada en cautiverio con éxito. Es una especie cotizada por su gran tamaño, hasta 20 cm de envergadura alar (hembras). Cabe mencionar que se han criado especímenes en diferentes ambientes, con temperaturas, humedad y luminosidad diferentes, obteniendo como resultados, machos en un ambiente y hembras en otro (se necesitan más estudios para confi rmar estos resultados). Se conocen tres plantas hospederas Inga cf. semialata, Ormosia sp. (Guerra & Ledezma 2008) y una tercera por identifi car.

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Figura 7: Morpho menelaus godarti. (Fotografías F. Guerra).

- Dynastor macrosiris pharnaces (Fig. 8), especie muy cotizada por coleccionistas por su gran tamaño (15 cm aproximadamente) y su aparente baja abundancia. Su reproducción en cautiverio ha sido exitosa, al igual que la puesta de huevos de una hembra que en una oportunidad ovipositó 52 huevos en diferentes plantas de piña en una sala de reproducción de 10m x 5m y 4m de alto. Se conocen varias especies de plantas hospederas, entre ellas Anonáceas y Bromeliáceas.

Figura 8: Dynastor macrosiris pharnaces. (Fotografías F. Guerra).

Otras especies que se lograron criar en cautiverio fueron Hylaris oulita spp., Phoebis philea philea, Heliconius spp., Dione juno, Leptophobia aripa elodina y Eurema salome (Tabla 1).

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Manejo y monitoreo

Manejo

Crianza en ciclo cerrado y repoblamiento de especies raras

Es muy importante notar que las cosechas del estado silvestre son mínimas, sobretodo restringidas a aquellas especies consideradas abundantes y/o con amplia demanda numérica en el mercado. En el caso de las especies raras, y, por tanto de mayor valor en el mercado para coleccionistas (baja demanda numérica), el manejo se basa en la crianza en cautiverio.

Para ello se coleccionaron estadios inmaduros (huevos y larvas), cuyas tasas de eclosión y sobrevivencia son pobres en estado natural (de las orugas capturadas del medio silvestre a partir del segundo estadio, casi todas se encontraban parasitadas, ya sea por moscas Tachinidae o avispas Braconidae e Ichneumonidae). Estos huevos y larvas se criaron en cautiverio y se destinaron al mercado de élite (pocos ejemplares), a la vez que el 10% de la producción fue liberada para el repoblamiento en la zona.

La captura y la obtención de adultos reproductores es una buena opción ya que se pueden obtener con seguridad huevos frescos y sanos, y por ende especímenes perfectos.

Sala de reproducción

Para las pruebas de crianza, reproducción y puestas de huevos se habilitó un espacio de 10 m de largo, por 5 m de ancho y 4 m de alto (Fig. 9), cubierto con malla milimétrica. En esta sala se cultivaron plantas hospederas e introdujeron reproductores para la puesta de huevos. Las mariposas seleccionadas fueron: Dione juno, Dynastor macrosiris pharnaces, Morpho menelaus godarti, Fountainea nessus, Altinote sp., entre otras. Estas especies se escogieron debido a que pueden ser fácilmente capturadas en sus diferentes estadios y porque su historia natural es bien conocida. Adicionalmente, los comunarios en muchos de los casos cultivan las plantas hospederas.

Se revisó diariamente las plantas hospederas, cogollos y brotes tiernos, para verifi car la puesta de huevos. Con los reproductores se consiguieron entre 200 a 300 huevos por puesta para Altinote sp., 56 huevos para Dione juno, seis huevos para Eueides isabellae, 15-40 huevos para M. menelaus godarti, y 30-45 huevos en el caso de Dynastor macrosiris. Se esperó que los huevos estén apunto de eclosionar, o eclosionados para luego retirarlos y colocarlos en cajas tapperware de plástico, para la crianza en cautiverio, hasta que emergió el adulto.

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Figura 9: Espacio habilitado para reproducción y puesta de huevos.(Fotografía F. Guerra).

Implementación de un mariposario con plantas hospederas (Jardín de mariposas y orquídeas Nayriri)

Para el establecimiento del jardín de mariposas y orquídeas Nayriri, se siguieron los siguientes pasos:

a) Para el “Jardín de Mariposas y Orquídeas Nayriri” (Fig. 10), se habilitó un espacio de vuelo de 120 m de largo, por 5-8 m de ancho y por 5-8 m de alto, cubierto con malla sombra Raschel (Sarán), con 60-80% de luminosidad, y con el alimento necesario para la alimentación de las mariposas adultas en el interior; como plantas con fl ores, además de recipientes con alimento adicional como fruta fermentada (Fig. 11), agua con azúcar y por supuesto su planta hospedera para la oviposición. El jardín de mariposas y orquídeas tiene forma de herradura y la infraestructura se construyó manteniendo la topografía del terreno, además, se desvió parte del agua de un arroyo que recorre el mariposario internamente, para mantener la humedad del jardín.

b) Se capturaron y se criaron parejas por cada especie seleccionada y se introdujeron en el espacio habilitado para la exhibición y reproducción.

c) Diariamente se revisaron las plantas hospederas, cogollos y brotes tiernos, para verifi car la puesta de huevos. Con los reproductores (2008) se consiguieron entre 10 y 15 huevos de Caligo sp., entre 15 y 25 de Mechanitis lysimina elisa, 100-150 huevos de Altinote sp., 46 huevos de Danaus plexippus y siete huevos en el caso de Dynastor macrosiris.

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Se esperó que los huevos estén apunto de eclosionar o eclosionados para luego ser retirados y colocarlos en cajas “tapperware” de plástico, para la crianza en cautiverio.

d) Posteriormente a la eclosión de los huevos (5 ó 15 días), en ambos casos (sala de reproducción y mariposario) las orugas fueron retiradas de las plantas hospederas, para evitar la defoliación de las mismas. Entonces se recogieron las larvas en contenedores pequeños y se alimentaron en la sala de cría, donde recibieron alimento hasta su desarrollo total (Fig. 12 y 13). Las plantas del área de vuelo (mariposario) son sólo para exhibición y para que las mariposas hembras depositen sus huevos.

Figura 10: Jardín de mariposas y orquídeas Nayriri. (Fotografía M. Apaza).

Figura 11: Alimentación de mariposas adultas en el Jardín de mariposas y orquídeas Nayriri. (Fotografía F. Guerra).

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e) Se realizó el mantenimiento permanente de las plantas hospederas dentro del área de vuelo y del vivero (fertilización, podas, manejo de plagas, riego, etc.).

f) Los recipientes de cría de las larvas fueron limpiados y lavados día por medio, para evitar la proliferación de hongos y sustancias tóxicas de los excrementos. El buen desarrollo de las larvas depende de la asepsia y el cuidado que se les dé.

g) La alimentación de las orugas se realizó diariamente con hojas extraídas del vivero y del área de estudio; dependiendo del estadio de la oruga o del deterioro del alimento, se realizó el cambio. Una buena opción para evitar el deterioro de las hojas fue el de recubrir el ápice de las hojas con algodón humedecido ó introducir el ápice en pequeños frascos con agua.

h) Las orugas gregarias fueron separadas por grupos dependiendo del número y el estadio larval.

i) Los especímenes en estado de pupa se separaron de los demás contenedores plásticos. Posteriormente se esperó el emergido de los adultos y se destinaron según su uso (sobres, reproductores, mariposario, artesanías y liberación en el medio silvestre). Éste proceso duró entre 10 y 30 días según la especie.

j) Los adultos escogidos para la venta en sobres y artesanías se sacrifi caron realizando una presión en el tórax y fueron introducidos en un sobre de papel cebolla/mantequilla con los datos de colecta correspondientes. Los especímenes en sobres fueron almacenados en cajas de plástico de cierre hermético, con naftalina y se expusieron al sol durante dos horas para que se deshidraten totalmente para su venta o preparado artesanal (Fig. 14).

k) En los espacios habilitados y sus alrededores no se utilizaron insecticidas o herbicidas. Muchas plantas llamadas “mala hierba, malezas y otros,” son productoras de néctar y polen para muchas especies de mariposas.

Figura 12: Toma de datos.(Fotografía F. Guerra).

Figura 13: Sala de cría.(Fotografía F. Guerra).

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Figura 14: Mariposas en sobres para la venta a coleccionistas. (Fotografía F. Guerra).

El “Jardín de mariposas y orquídeas Nayriri” es un atractivo turístico donde se exhiben mariposas vivas (150 individuos actualmente) de al menos 15 especies y epifi tas (Orchideacea, Bromeliaceae y Araceae). Tiene como meta contar con visitas anuales de más de 13.000 turistas nacionales e internacionales.

Monitoreo

Los resultados en detalle de los diferentes estadios para el monitoreo de las especies y el método se muestran en la Tabla 3 (Anexos).

El programa de monitoreo (aún en estudio) comenzará con una línea base cuantitativa resultado de un muestreo piloto, siguiendo los protocolos estandarizados por Conservación Internacional para el monitoreo de mariposas en sus Estaciones Biológicas (TEAM Sites, Fonseca et al. 2004) y los métodos que nosotros estamos poniendo a prueba (aún en estudio). El programa se ajustará para cada especie según los resultados del muestreo piloto, siguiendo las consideraciones sobre potencia del diseño para detectar cambios, especialmente en lo referente a declinaciones poblacionales (Gibbs 1998, Elzinga et al. 2001, Pacheco et al. 2004), dando así rigurosidad estadística al aprovechamiento, a la vez que fl exibilidad en las decisiones sobre cuotas de cosecha.

Si bien el programa se basa en el monitoreo de respuestas numéricas (abundancia y distribución), paralelamente se estudiarán las posibles respuestas funcionales

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(tamaño de nidadas, tasas de eclosión y sobrevivencia, crecimiento y maduración de larvas), como aporte teórico al manejo.

Se intentará diseñar el programa de monitoreo buscando una potencia de detección de tendencias negativas de 70-80% para declinaciones de 30-40% anual. Nuestro diseño básico (sometido a simulación) será de 3 muestreos anuales utilizando los métodos de conteo de adultos en transectas abiertas. (Pollard 1977, 1982, Royer et al. 1998); censo de huevos, larvas y pupas en transectas en banda; y captura con trampas.

Resultados sociales

Actualmente el directorio de la Asociación Accidental para el manejo de recursos naturales Nayriri, está conformado por cinco miembros: Un presidente, un Vicepresidente, un secretario de actas, un secretario de hacienda y un vocal.

Capacitación del personal para distintas actividades

La meta del proyecto ha sido que el programa de manejo de mariposas quede a cargo de los comunitarios, agrupados en la Asociación Accidental Para el Manejo de los Recursos Naturales. Para ello se han efectuado diferentes fases de capacitación:

Personal de apoyo durante la fase productiva de todo el proyecto

10 personas locales se capacitaron en todo el proceso productivo (búsqueda, captura y cría de estadios inmaduros, y búsqueda de plantas hospederas). El personal eventual (técnico local) y socios (Fig. 15), recibió capacitación continua durante su trabajo en el proyecto, con énfasis en los vínculos entre conservación y desarrollo, además de aspectos básicos del manejo del programa. Por otro lado, se desarrollaron talleres de fauna y fl ora silvestre para reforzar el conocimiento de la historia natural de las mariposas diurnas. Además, el personal eventual fue capacitado para el registro de datos (planillas) de los estadios inmaduros, proceso fundamental para el manejo del recurso.

Capacitación en la elaboración de artesanías

Se desarrollaron talleres para la elaboración de artesanías en base a alas de mariposas (cuadros y portavasos), desde el preparado de las muestras (alas de mariposas) hasta el diseño fi nal del producto (Fig. 16). Las artesanías son comercializadas en ferias donde participa la Asociación, y a visitantes del mariposario. El precio de un portavasos es de 15.00 Bs (c/u) y los cuadros cuestan entre 150.00 y 250.00 Bolivianos.

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Figura 15: Dr. L. Pacheco capacitando a personal eventual y socios en “Conservación y desarrollo”. (Fotografía F. Guerra).

Figura 16: Elaboración de cuadros en base a alas de mariposas criadas en laboratorio. (Fotografía F. Guerra).

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Visita a mariposarios

Se visitaron dos mariposarios, Japipi en el Perú (una experiencia exitosa en ese momento) y el Biocentro Güembé (Mariposario) en Santa Cruz, Bolivia (Fig. 17).

Figura 17: Comunitarios en ofi cinas de ProNaturaleza, Puerto Maldonado-Madre de Díos-Perú, Mariposario Japipi. (Fotografía F. Guerra).

Participación en investigaciones

El personal eventual ha participado en investigaciones sobre tasas de consumo de diferentes especies: “Tasa de consumo de Passifl ora edulis (Passifl oraceae) por larvas de Agraulis vanillae, Heliconius isabella y Dione juno (Heliconiinae)”; “Determinación de la tasa de consumo de alimento de las especies Danaus plexippus y Leptophobia aripa en condiciones controladas en laboratorio en la Unidad Académica Campesina Carmen Pampa”; “Historia Natural y aspectos poblacionales de Altinote negra demonica (Orden: Lepidoptera); especie bajo aprovechamiento comercial en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Cotapata”; y “Tasa alimentaria en el estado larval de dos especies Phoebis philea philea y Mechanitis lysimnia elisa (Orden Lepidoptera) en condiciones de laboratorio en Carmen Pampa, Nor Yungas, La Paz”.

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Resultados económicos

Las personas que trabajan actualmente en la producción reciben salarios cofi nanciados.

La totalidad actual de las ganancias por conceptos de entradas al mariposario, ventas de artesanías y mariposas en sobres, están destinadas a reinversión para la compra de insumos de producción y participación de la Asociación en ferias. En el futuro se tiene planeado destinar un pequeño porcentaje para investigación.

Gerencia del programa-personal administrativo: dos comunitarios recibieron formación en contabilidad en la misma localidad y recibieron formación adicional en gestión empresarial, de manera que pueden hacerse cargo del manejo contable y gerencial del programa. Además, fueron capacitados en la elaboración de la página web (www.nayriri.com).

Estudio de mercado

Adicionalmente a las consideraciones ecológicas, las cuotas de cosecha seguirán las recomendaciones emanadas de un estudio de mercado realizado específi camente para las mariposas de la zona (Sánchez 2006). Esto evitará asignar esfuerzos de cosecha sobre especies sin valor y saturar el mercado con especies de alto valor inicial, con posible perjuicio económico en el mediano plazo.

Exportación del producto al mercado externo

Para la exportación legal de mariposas desde Bolivia, es necesario cumplir diversos trámites que se detallan en Sánchez 2006. La Asociación Nayriri cuenta actualmente con un Plan de Manejo de mariposas diurnas aprobado, requisito fundamental para las exportaciones.

Para la obtención de la certifi cación CITES, en el caso de ser necesaria, se debe recurrir a la Dirección General de Biodiversidad (DGB), Autoridad Administrativa CITES en Bolivia.

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Discusión

Aprovechamiento de especímenes silvestres

Ríos (2002), indica que existe una controversia en torno a las colectas comerciales de especímenes silvestres: si causan o no la extinción de especies de mariposas. Sin embargo, otros expertos en relación al tema, concuerdan en que es poco probable que la colecta directa de la vida silvestre sea la causa principal de la extinción de poblaciones de mariposas.

El efecto de la colecta no es tan perjudicial para las mariposas (adultas) si se compara por ejemplo con el efecto producido por las carreteras. En experiencia propia (Dic. 1993), observamos decenas de miles de mariposas (principalmente Pieridae) sobre y a lo largo de la carretera (200 km aprox.), entre las localidades de San Ignacio de Velasco y San José de Chiquitos (Santa Cruz), miles de ellas aplastadas por los vehículos en tránsito, incluyendo el nuestro, de tal forma que en el trayecto bajábamos del vehículo para limpiar el radiador y los parabrisas llenos de ellas. Este “fenómeno” viene ocurriendo todos los años, en la misma época y aparentemente aquellas especies mantienen abundantes poblaciones.

La conservación de los lepidópteros y su medio ambiente, es un problema delicado que conlleva a reacciones emocionales en algunos círculos de conservacionistas que señalan la colecta lepidopterológica como “coleccionismo”. Sin embargo, algunos conservacionistas no toman en cuenta un punto importante: la enorme mayoría de mariposas son capturadas después de que sus huevos fertilizados han sido puestos. Es posible que cauce una fuerte impresión el número de especímenes capturados y exhibidos para algunos usos, como por ejemplo, los cuadros y artesanías de mariposas exóticas; sin embargo, la colecta de lepidópteros que implica remover individuos de una población no signifi ca necesariamente que se ha causado un daño permanente de la especie en su estado salvaje (Sbordoni & Forestiero 1985, Ríos 2002).

Por ello, no resulta de impacto que una mariposa, entre las miles que van a morir de vejez y otras circunstancias, sea atrapada. La reducción de los lepidópteros en el mundo por efectos de colecta es siempre menor a la reducción causada por otras actividades humanas mucho más destructoras, como el uso de químicos que eliminan todo insecto en cualquiera de sus estados de desarrollo, la deforestación y los asentamientos humanos.

Se están realizado pruebas para determinar la dinámica de poblaciones de mariposas (adultos), por ejemplo: senderos preestablecidos de 200 m de largo, utilizando 10 trampas de dosel cada 20 m, con cebos de atracción y contando los individuos atrapados en las trampas durante 3 días por sendero por mes.

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Ríos (2002) describe el “Ranching” de las mariposas como una buena alternativa, consistente en el manejo de sus poblaciones naturales a través del incremento de sus plantas hospederas en los bordes del bosque, haciéndolas así más disponibles para las orugas y, por lo tanto, aumentando la capacidad de carga de la cosecha. Éste método para la ecorregión yungueña podría dar muy buenos resultados (en estudio); en abril del 2008 plantamos 250 plantas de Cinnamonun triplinerve, 50 Passifl ora edulis, 60 Passifl ora sp.1, 25 Cleome boliviana, 30 Passifl ora sp.2, 100 Asclepias curasavica, 50 Asclepias sp., 70 Senna spectabilis, 65 Senna hirsuta y 20 de Croton sp., en senderos predeterminados, senderos en el bosque, bordes del bosque y caminos. Una vez que las plantas se adaptaron al medio, se observaron puestas de huevos de Heliconius spp., Dione juno, Danaus plexippus, Phoebis spp. y Leptophobia aripa elodina, en sus respectivas plantas hospederas.

La concentración de orugas en las plantas hospederas jóvenes fue un resultado muy alentador ya que nos muestra claramente las preferencias para las puestas de huevos de las diferentes especies; si bien las pruebas que se hicieron con especies comunes nos han dado estos resultados, esperamos obtener los mismos con especies consideradas de alto valor económico.

El modelo de cosecha de McCullough fue adaptado al área de manejo, que es pequeña. Este modelo fue diseñado aparentemente para zonas tropicales planas, lo cual en el área de trabajo es parcialmente efectivo. Otro factor que contribuyó a que el modelo de McCullough no sea tan efectivo es que el área de manejo (Fig. 1) está fragmentada en su interior y muchos de los socios tienen parcelas pequeñas.

Conclusiones y recomendaciones

“No existe evidencia científi ca alguna de extinción de poblaciones de mariposas por colecta comercial; sin embargo, la presión de caza sobre determinadas especies en ambientes degradados puede contribuir a la extinción de algunas de ellas” (Mulanovich 2007).

En cuanto al área de manejo

La reducción aproximada del 80% del área de manejo inicial, ha disminuido la diversidad y abundancia de especies para el manejo, principalmente de aquellas con potencial económico. Mientras más grande y diversa es el área de trabajo, mayor es la producción de mariposas y plantas hospederas. Se recomienda ampliar más el área de manejo, para aumentar las capturas, tanto de los estadios inmaduros como de los adultos, además del respectivo monitoreo de las especies.

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Debido a presiones económicas los comunitarios han diversifi cado y ampliado sus cultivos agrícolas en desmedro de sus bosques naturales, ocasionando la pérdida del hábitat de las mariposas diurnas. Se recomienda que en lo posible los diferentes ecosistemas deban mantenerse como tal y no hacer cambio de su uso, respetando compromisos de conservación de los ecosistemas propuestos. También se sugiere acordar en conservar un porcentaje de áreas naturales destinadas para el manejo de los recursos naturales.

En cuanto a las bases biológicas

En base al continuo registro de nuevas especies para elaborar la lista de mariposas diurnas, se estima más de 700 especies para la parte baja y media del PNANMIC. Se recomienda más investigaciones en cuanto a la diversidad de mariposas diurnas y sus plantas hospederas.

El registro de las especies de mariposas diurnas en la zona fue el adecuado, pero al momento de presentarse algunos confl ictos con la comunidad Tunquini, no se tomó en cuenta que la distribución de algunas especies consideradas con alto potencial económico como Agrias amydon boliviensis, Prepona praeneste buckleyana y Prepona deiphile xanagoras, no se registraron en la parte baja del PNANMIC y que fueron consideradas en principio en el Plan de Manejo de mariposas diurnas de El Chairo (formalmente aprobado). Se recomienda realizar investigaciones en la parte alta del PNANMIC, como Alto Villa, considerando éstas por encima de los 1.800 m de altitud y actualizar el Plan de Manejo.

En base a más de 700 especies probables para la zona, 127 con potencial económico se encuentran en 30 páginas de internet. Actualmente se manejan 43 especies para diferentes actividades. Se recomienda trabajar con al menos 25 especies, para exhibiciones en el mariposario, por lo menos 20 para el desarrollo de las artesanías, 25 para la venta de especímenes considerados con potencial comercial y dos para la liberación en eventos.

Las capturas de adultos e inmaduros son más fácilmente realizables cuando se limitan a los alrededores del bosque, cultivos, senderos, orillas de los ríos y bordes de los caminos, donde se encuentran las plantas jóvenes ó con hojas tiernas (a nivel del suelo). Se recomienda establecer un sistema de reforestación de plantas hospederas en alrededores del bosque, cultivos, senderos, orillas de los ríos y bordes de los caminos. Se sugiere también que las cosechas deben limitarse principalmente a especímenes machos (adultos) y estadios inmaduros (huevos, orugas de no más del 2º instar).

El poco conocimiento de los hábitats y el comportamiento de las mariposas en las diferentes etapas de desarrollo fue una limitante para encontrar más estadios

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256

inmaduros y plantas hospederas. Se recomienda más capacitación a los técnicos locales en la búsqueda y captura de estadios inmaduros y adultos.

En cuanto al manejo y monitoreo de especímenes silvestres

El Manejo de las mariposas diurnas considera las bases biológica, social e institucional. La interacción de estos tres pilares llevará al manejo adaptativo, lo cual incluirá fl exibilidad a los cambios y facilidad de detectar las tendencias (biológicas, sociales o del mercado), que den una alerta temprana a la base institucional del programa. Se recomienda que estos tres pilares del programa de manejo deban ser explícitos para que el sistema funcione efi cientemente.

Para el mercado interno es más factible el manejo de mariposas de bajo valor comercial; por el contrario, para el mercado externo se debe tender a la cría de mariposas con alto valor comercial. Es recomendable mantener planteles reproductivos en cautiverio de algunas especies de bajo y alto valor comercial, de acuerdo con el costo benefi cio de las experiencias piloto de repoblamiento.

Mientras se ofrezcan adultos perfectos para la venta, se generarán mayores ingresos económicos para el proyecto. Se recomienda mayores cuidados para la crianza y obtención de adultos perfectos.

Sin un Consejo de Manejo Adaptativo no existe un ente que supervise las actividades apropiadamente. Se recomienda la inmediata conformación del Consejo de Manejo Adaptativo para soluciones prontas dirijidas al mejor desarrollo del proyecto.

El jardín de mariposas y orquídeas Nayriri actualmente es factible, a pesar de que no está completamente implementado. Se recomienda implementar más infraestructura como viveros y salas de reproducción, para satisfacer las demandas de los visitantes.

El monitoreo de las mariposas diurnas aún no se ha optimizado debido a que los modelos experimentales no son completamente apropiados para la zona y aún están en estudio. Se recomienda optimizar los programas de monitoreo en base a los planteados en el presente documento.La administración del PNANMIC da seguimiento permanente al programa y será miembro (representando al SERNAP) del Consejo de Manejo Adaptativo (aún no conformado), el cual supervisará el programa en sus aspectos de sostenibilidad ecológica, social y económica. Se recomienda que este Consejo cuente con la participación del Programa Nacional de Biocomercio, un representante de la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGBAP), un representante del Instituto de Ecología (IE) y al menos un experto nacional independiente.

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257

En cuanto al contexto social

El actual modelo de organización del directorio responde de manera efectiva y efi ciente a las necesidades de la Asociación. Se recomienda que se mantenga el mismo modelo de organización.

El Chairo y las comunidades aledañas son parcelarias y organizadas en sindicatos (El Chairo, pertenece al sindicato 2 de Julio). Las propiedades se encuentran a orillas del Río Huarinilla, con delimitaciones imprecisas y con muchos confl ictos. Se recomienda que los socios se comprometan que los confl ictos interpersonales, familiares, entre otros, no afecten al buen funcionamiento del proyecto.

El compromiso de los comunitarios de mantener sus parcelas actuales intactas, no quiere decir que no deban continuar siendo limpiadas periódicamente de plantas consideradas malas hierbas que eviten el buen rendimiento de sus productos. Se recomienda implementar viveros y cultivar plantas hospederas en las parcelas y senderos que son utilizados para la extracción de sus productos. Así mismo se sugiere que los chaqueos en tierras cultivables sean controlados.

Debido a la falta de un manejo inapropiado de la basura (que crea contaminación visual y ambiental) existe descontento en los turistas. Se recomienda que la Asociación en conjunto con la administración del área protegida y el Municipio de Coroico, realicen un plan de manejo para la clasifi cación de la basura y el reciclaje de residuos sólidos y líquidos.

Se ha capacitado al personal técnico local para el manejo de la base datos de mariposas y plantas. Se recomienda más capacitación en manejo de bases de datos computarizadas a los socios.

Se ha capacitado a personal técnico y eventual en diferentes tipos de artesanías llegando a obtener productos de buena calidad. Se recomienda un control de calidad continuo y efectivo para mantener la calidad de productos estándar.

Los socios que visitaron otros mariposarios están convencidos de la factibilidad del emprendimiento comunitario. Se recomienda incentivar de forma audiovisual las experiencias de mariposarios exitosos en otros países a los socios.

Personal eventual que participó de investigaciones científi cas tiene conocimientos básicos científi cos del manejo y monitoreo de las mariposas diurnas y sus plantas hospederas. Se sugiere que el personal eventual realice investigaciones propias bajo supervisión del Consejo de Manejo Adaptativo.

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En cuanto al contexto económico

El proyecto de mariposas diurnas todavía no está generando ingresos económicos ni ayudando a mejorar la calidad de vida de las comunidades de El Chairo. Se recomienda que los socios: 1) Sean parte activa en la producción de mariposas; 2) Implementen viveros de plantas hospederas en sus lotes; 3) Mejoren la calidad de los productos artesanales y; 4) reactiven su página Web.

El estudio de mercado de las mariposas de El Chairo considera a especies que no se manejan actualmente. Se recomienda actualizar el Plan de Manejo y el Estudio de Mercado, en base a las especies incluidas y excluidas de mariposas diurnas.

Agradecimientos

Agradecemos al Dr. Luis Pacheco del Centro de Postgrado en Ecología y Conservación por el apoyo y asesoramiento permanente al proyecto, al Dr. Mario Baudoin por su apoyo incondicional, a la Lic. Julieta Ledezma del Museo Noel Kempff Mercado por la primera fase del proyecto, en la elaboración del plan de manejo y la identifi cación de las especies, al Lic. Luis Arteaga por sus sugerencias y comentarios en la primera fase, a Alfonso Llobet y al Lic. Wilson Gironda por la revisión del presente manuscrito. A E. Quispe, A. Valdivia, F. Varela y M. Devarenne por su ayuda en el trabajo de campo. El estudio se realizó con el fi nanciamiento de Biocomercio, administrado por la Fundación Amigos de la Naturaleza. El asesoramiento del Instituto de Ecología – UMSA, la administración de FUNDECO y la Estación Biológica Tunquini.

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Especie Planta Hospedera

Ciclo Biológico (Huevo-Adulto)

Rango de precios

en el mercado

Externo en USD

Usos

1 Morpho helenor pindarus

Dalbergia 90-137 días 9,00-18,00 Sobres, artesanías,

mariposario

2 Morpho menelaus godarti

Ormosia, Inga Cf. semialata

170-220 días

30,00-250,00 Sobres, artesanías,

mariposario

3 Fountainea ryphaea

Croton sp. 70-90 días 3,00 Sobres

4 Memphis spp. Piper spp. 70-90 días 3,00 Sobres

5 Danaus plexippus megalippe

Asclepias curasavica,

Asclepias sp.

55-75 días 2,00-2,50 Artesanías, mariposario

6 Philaetrhia dido Passifl ora spp. 50-65 días 3,00 Sobres, artesanías,

mariposario

7 Dione juno Passifl ora spp. 50-60 días 2,00 Artesanías, mariposario

8 Agraulis vanillae lucina

Passifl ora spp. 50-60 días 2,00 Artesanías, mariposario

9 Phoebis philea philea

Senna pendula, S.spectabilis,

S.hirsuta

45-55 días 25,00 Sobres, artesanías,

mariposario

10 Phoebis argante Senna pendula, S.spectabilis,

S.hirsuta

45-55 días 1,00 Sobres, artesanías,

mariposario

11 Phoebis sennae marcellina

Senna pendula, S.spectabilis,

S.hirsuta

45-55 días 1,00 Sobres, artesanías,

mariposario

12 Phoebis neocypris rurina

Senna pendula, S.spectabilis,

S.hirsuta

45-55 días 2,00 Sobres, artesanías,

mariposario

13 Eurema salome Inga, Senna pendula

30-50 días 0,75 Sobres, artesanías,

mariposario, eventos

Anexos

Tabla 2: Plantas hospederas, ciclo biológico, precios en el mercado externo y usos de las mariposas diurnas.

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Especie Planta Hospedera

Ciclo Biológico (Huevo-Adulto)

Rango de precios

en el mercado

Externo en USD

Usos

14 Leptophobia aripa elodina

Brassica spp., Cleome

boliviana

30-40 días 0,75 Sobres, artesanías,

mariposario, eventos

15 Siproeta epaphus Cecropia 60-75 días 3,00 Sobres, artesanías,

mariposario

16 Archaeoprepona meander

magabates

Cinnamomum triplinerve

90-110 días 3,00 Sobres

17 Dynastor macrosiris pharnaces

Anana, Bromeliacea

110-120 días

30,00-40,00 Sobres

18 Caligo illioneus praxiodus

Musa 95-110 días 5,00 Sobres, artesanías,

mariposario

19 Opsiphanes invirae

agasthenes

Musa 97- 100 días

2,00-2,50 Sobres, artesanías

20 Mechanitis lysimnia elisa

Solanum 37-47 1,00 Sobres, artesanías,

mariposario

21 Hyalyris oulita ssp.

Solanum 35-45 1,00 Sobres, artesanías,

mariposario

22 Pteurouros menatius lenaeus

Lauracea 90-105 días 10,00 Sobres

23 Heraclides anchisiades anchisiades

Cítrus spp. 90-105 días 2,50 Sobres, artesanías,

mariposario

24 Heliconius numata

bicoloratus

Passifl ora sp. 50-60 días 2,00 Sobres, artesanías,

mariposario

25 Heliconius isabellae

Passifl ora spp. 50-60 días 2,00 Sobres, artesanías,

mariposario

26 Adelpha lycorias lara

Cecropia sp. 67-73 días 2,00 Sobres

27 Heliconius wallacei

fl avescens

Passifl ora sp. 50-60 días 2,00 Sobres, artesanías,

mariposario

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263

Especie Planta Hospedera

Ciclo Biológico (Huevo-Adulto)

Rango de precios

en el mercado

Externo en USD

Usos

28 Smyrna blomfi ldia

Urera 85-95 días 5,00 Sobres

29 Noreppa chromus

Cinnamomum triplinerve

85-95 días 40,00 Sobres

30 Tigridia acesta Cecropia sp. 60-70 días 5,00 Sobres

31 Callicore sorana Serjenia? Paulinia?

60-70 días 8,00 Sobres

32 Adelpha spp. Rubus sp. 60-70 días 2,00 Sobres

33 Zaretis spp. Casiaria sp. 85-95 días 20,00 Sobres

34 Brassolis sophorae ardens

Palmae 85-95 días 2,00 Sobres

35 Fountainea nessus

Croton sp. 70-80 días 8,00 Sobres

36 Eunica sp. Euphorbiacea 80-90 días 1,50 Sobres

37 Parides sp. Aristolochia spp.

65-75 días 2,00 Sobres, artesanías,

mariposario

38 Oressinoma sorata

Cyperus sp. 40-45 días 2,00 Sobres, artesanías,

mariposario

39 Oleria victorina Solanum sp. 37-47 días 1,00 Sobres, artesanías,

mariposario

40 Haenschia sidonia

Solanum sp. 37-47 días 1,00 Sobres, artesanías,

mariposario

41 Caligo eurilochus?

Musa 95-110 días 5,00 Sobres, artesanías,

mariposario

42 Altinote negra demonica

Munnozia sp. 47-55 días 1,90-2,00 Artesanías, mariposario

43 Actinote anteas crassinia

Eupatorium sp. 50-55 días 1,90-2,00 Artesanías, mariposario

Fuente: Rango de precios obtenidos de páginas web especializadas.Sobres: Para la venta en sobres al mercado externo.Artesanías: Para la elaboración de artesanías.Eventos: Para la liberación de mariposas vivas adultas en eventos.Mariposario: Para la liberación de mariposas vivas en el jardín de mariposas y orquídeas.

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264

Tabla 3: Estadios para el monitoreo y métodos para los registros. Se repite la información sobre la Planta Hospedera, por su importancia para el monitoreo de huevos, larvas y adultos.

Especie Planta hospedera Estadios para monitorear

Método

1 Morpho helenor pindarus

Dalbergia Huevos, larvas adultos

Observación directa, Trampeo

2 Morpho menelaus godarti

Ormosia, Inga Cf. semialata

Huevos, larvas adultos

Observación directa, Trampeo

3 Fountainea ryphaea

Croton sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa, Trampeo

4 Memphis spp. Piper spp. Huevos, larvas adultos

Observación directa, Trampeo

5 Danaus plexippus megalippe

Asclepias curasavica,

Asclepias sp.

Huevos, larvas adultos

Observación directa

6 Philaetrhia dido Passifl ora spp. Adultos Observación directa

7 Dione juno Passifl ora spp. Huevos, larvas adultos

Observación directa

8 Agraulis vanillae lucina

Passifl ora spp. Huevos, larvas adultos

Observación directa

9 Phoebis philea philea

Senna pendula, S.spectabilis,

S.hirsuta

Huevos, larvas adultos

Observación directa

10 Phoebis argante Senna pendula, S.spectabilis,

S.hirsuta

Huevos, larvas adultos

Observación directa

11 Phoebis sennae marcellina

Senna pendula, S.spectabilis,

S.hirsuta

Huevos, larvas adultos

Observación directa

12 Phoebis neocypris rurina

Senna pendula, S.spectabilis,

S.hirsuta

Huevos, larvas adultos

Observación directa

13 Eurema salome Inga, Senna pendula

Huevos, larvas adultos

Observación directa

14 Leptophobia aripa elodina

Brassica spp., Cleome boliviana

Huevos, larvas adultos

Observación directa

15 Siproeta epaphus Cecropia Huevos, larvas adultos

Observación directa, Trampeo

16 Archaeoprepona meander

magabates

Cinnamomum triplinerve

Huevos, larvas adultos

Observación directa, Trampeo

Page 274: Gomez y Llobet (Eds) 2010_Manejo de Fauna en Bolivia

265

Especie Planta hospedera Estadios para monitorear

Método

17 Dynastor macrosiris pharnaces

Anana, Bromeliacea

Huevos, larvas adultos

Observación directa

18 Caligo illioneus praxiodus

Musa Huevos, larvas adultos

Observación directa, Trampeo

19 Opsiphanes invirae

agasthenes

Musa Larvas, adultos Observación directa, Trampeo

20 Mechanitis lysimnia elisa

Solanum Huevos, larvas adultos

Observación directa, Trampeo

21 Hyalyris oulita ssp.

Solanum Huevos, larvas adultos

Observación directa, Trampeo

22 Pteurouros menatius lenaeus

Lauracea Adultos Observación directa

23 Heraclides anchisiades anchisiades

Cítrus spp. Huevos, larvas adultos

Observación directa

24 Heliconius numata

bicoloratus

Passifl ora sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa

25 Heliconius isabellae

Passifl ora spp. Huevos, larvas adultos

Observación directa

26 Adelpha lycorias lara

Cecropia sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa, trampeo

27 Heliconius wallacei

fl avescens

Passifl ora sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa

28 Smyrna blomfi ldia

Urera Huevos, larvas adultos

Observación directa, trampeo

29 Noreppa chromus

Cinnamomum triplinerve

Huevos, larvas adultos

Observación directa, trampeo

30 Tigridia acesta Cecropia sp. Adultos Observación directa, trampeo

31 Callicore sorana Serjenia? Paulinia? Huevos, larvas adultos

Observación directa, trampeo

32 Adelpha spp. Rubus sp. Adultos Observación directa, trampeo

33 Zaretis spp. Casiaria sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa, trampeo

34 Brassolis sophorae ardens

Palmae Larvas, Adultos Trampeo

35 Fountainea nessus

Croton sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa, trampeo

Page 275: Gomez y Llobet (Eds) 2010_Manejo de Fauna en Bolivia

266

Especie Planta hospedera Estadios para monitorear

Método

36 Eunica sp. Euphorbiacea Huevos, larvas adultos

Observación directa

37 Parides sp. Aristolochia spp. Huevos, larvas adultos

Observación directa

38 Oressinoma sorata

Cyperus sp. Adultos Observación directa

39 Oleria victorina Solanum sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa, trampeo

40 Haenschia sidonia

Solanum sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa, trampeo

41 Caligo eurilochus?

Musa Adultos Observación directa, trampeo

42 Altinote negra demonica

Munnozia sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa

43 Actinote anteas crassinia

Eupatorium sp. Huevos, larvas adultos

Observación directa

Datos de los Autores

Juan F. Guerra1, Jhovana P. Sanchez2 & Asociación AccidentalPara el Manejo de los Recursos Naturales Nayriri 3

1Estación Biológica Tunquini – Instituto de Ecología, Campus Universitario,Calle 27 Cota Cota, Casilla 10077, La Paz, Boliviaferguerrafi [email protected] (autor de correspondencia)2Centro de Posgrado en Ecología y Conservación, Instituto de Ecología,Universidad Mayor de San Andrés, Casilla 10077. La Paz, [email protected]ón Accidental Para el Manejo de Recursos Naturales Nayriri,El Chairo – Villa Esmeralda, Nor Yungas – La Paz, Bolivia

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267

El Chaku como herramienta de mitigación de confl ictos entre carnívoros y animales domésticos en el Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba

Herminio Ticona, Robert Wallace, Erika Alandia, Jorge Zapata & Rodolfo Nallar

Vicuña (Vicugna vicugna) depredada por perros domésticos - Fotografía F. Beltrán / WCS. 2006

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268

Resumen

A medida que las personas, sus animales domésticos y cultivos avanzan sobre áreas antes prístinas expandiendo la extensión e intensidad de sus actividades alrededor del mundo, se incrementa signifi cativamente los confl ictos humanos – vida silvestre debido a la percepción negativa de algunos ganaderos y agropecuarios que ven en la fauna como amenaza por la destrucción de cultivos, depredación de ganado, competencia por pasturas y riesgo en la transmisión de enfermedades. En el Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba (ANMIN A) ocurre similar caso con la presión que ejercen los ganaderos en contra de zorros, pumas y cóndores, que son considerados como una de las principales causas para la pérdida de su ganado. Una de las medidas de mitigación no letal aplicada en el ANMIN A para disminuir los confl ictos humano vida silvestre es el Chaku o arreo de animales silvestre de manera organizada. Esta medida rescatada y practicada desde la antigüedad se convirtió en una actividad donde siete comunidades indígenas (tres Aymaras y cuatro Quechuas) de dos municipios del área protegida se organizan con el objetivo de ahuyentar a carnívoros como el zorro y puma y alejar al cóndor de las crías de ganado sin causarles daños. Demostramos la efectividad de dicho metodo de mitigación y su rentabilidad si es aplicado junto con otras medidas de mitigación no-letales diseñadas con las comunidades.

Palabras clave: confl ictos humano- vida silvestre, medidas de mitigación, chaku, Lycalopex, zorro

andino, Apolobamba.

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269

Abstract

As rural people and their domestic animals and crops expand into pristine areas around the world, human-wildlife confl icts also increase due to the negative perception of farmers towards wildlife that can be agents for crop damage, livestock predation, pasture competition, and disease transmission risk. In the Apolobamba National Natural Area of Integrated Management (ANMIN A) rural farmers resent Andean foxes, pumas and Andean condors, that are considered one of the principal causes of livestock losses. Here we report on one of the non-lethal mitigation techniques applied in the ANMIN A to reduce human-wildlife confl icts – the Chaku or organized wildife drive. Th is ancient technique was rescued and applied by seven indigenous communities (three Aymara and four Quechua) from two municiplaities with the objective of scaring Andean fox, puma and Andean condor away from livestock and their off spring without harming the wildlife. We demonstrate the eff ectiveness of this traditional techniqueand its cost-eff ectiveness if applied together with other non-lethal mitigation techniques also designed by the communities.

Keywords: human-wildlife confl ict, mitigation techniques, chaku, Lycalopex, Andean fox, Apolobamba.

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270

Introducción

Los daños a animales domésticos y cultivos producidos por la vida silvestre son una de los mayores fuentes de confl icto entre las áreas protegidas y las comunidades locales (Jackson & Wangchuk 2001). Esta problemática se encuentra en varias regiones del mundo (Tompa 1983, Jackson et al. 1996, Kaczenky 1999, Bangs & Shivik 2001, Karanth & Madhusudan en prensa), incluyendo Bolivia (Morales, 2003, Nallar et al. 2008).

Las soluciones propuestas son muy diversas, las mismas van desde la eliminación (Bjorge & Gunson 1985, Knowlton et al. 1999), uso de cercas convencionales y eléctricas (Shelton 1984, Angst 2001), collares para ganado (Burns et al. 1996), translocación (Linnell et al. 1997), cuidado y manejo (Robel et al. 1981), perros cuidadores (Coppinger et al. 1988, Andelt 1999), llamas cuidadores (Meadows & Knowiton 2000), asnos cuidadores (Walton & Feild 1989), hasta incluso la compensación por las pérdidas (Hötte & Bereznuk 2001).

La percepción negativa hacia la fauna silvestre, es una de las principales causas de confl ictos en el Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba (ANMIN Apolobamba) para la conservación de carnívoros alto andinos (zorro andino – Lycalopex culpaeus, cóndor andino – Vultur gryphus, puma – Puma concolor) por parte de los ganaderos. En Bolivia el mismo tipo de confl icto existe en otras áreas protegidas nacionales (Sajama – Ribera 1999, Zapata et al. 2010, Kaa Iya – A. Noss com. pers.).

En el contexto de un área protegida una de las posibilidades es tratar de disminuir los confl ictos entre humanos y vida silvestre mitigando las pérdidas de ganado doméstico ocasionadas por los depredadores involucrados con la aplicación de medidas no-letales. Este tipo de medidas fueron empleadas en un trabajo realizado por la Dirección del ANMIN Apolobamba y Wildlife Conservation Society (WCS) en las comunidades de Pajan y Sanachi del Municipio de Curva en el ANIMIN Apolobamba entre 2001 y 2003 para reducir las pérdidas de maíz por daños ocasionados por fauna silvestre (Morales 2003). Con este proyecto se demostró la importancia de la participación de las familias afectadas en las investigaciones y la búsqueda de soluciones, el valor de la tipifi cación de las especies causantes de confl ictos para la obtención de soluciones adecuadas a cada una de ellas y la importancia del uso de registros para cuantifi car y poder analizar las pérdidas y los efectos de las soluciones propuestas.

En base a esta experiencia es que se optó por rescatar algunos conocimientos y prácticas ancestrales no-letales para el control de las pérdidas de ganado ocasionadas por carnívoros alto andinos y denunciadas por diversas comunidades en el ANMIN Apolobamba. El presente artículo hace referencia a la aplicación

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de una de estas medidas no-letales, el “chaku”, y los resultados obtenidos con su implementación en siete comunidades originarias del ANMIN Apolobamba entre los años 2005 y 2008.

Antecedentes

En el mes de diciembre de 2001 se llevó a cabo un Taller de Gestión Ambiental Municipal para la Mancomunidad de Apolobamba (Municipalidades de Charazani, Curva y Pelechuco) donde se discutieron distintos problemas que enfrentaban cada una de las municipalidades. Para el sector de Curva se identifi có como uno de los problemas más signifi cativos la pérdida de ganado por eventos de depredación por vida silvestre (WCS/Mancomunidad de Apolobamba 2002).

Una serie de denuncias recibidas por el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) referidas a pérdidas de ganado a causa de ataques de vida silvestre, principalmente por puma y zorro andino, motivaron a esta institución, con el apoyo de WCS, a desarrollar talleres en los Municipios de Curva y Pelechuco para la evaluación de pérdidas de ganado (Gómez et al. 2002, Nallar et al. 2002). Los resultados obtenidos en este taller promovieron que el año 2004 WCS con apoyo del ANMIN Apolobamba den inicio al proyecto “Evaluación y Mitigación de Depredación a Ganado por Fauna Silvestre” en cinco comunidades de la Segunda Sección Municipal de Curva. La ejecución de este proyecto implicó la identifi cación, planifi cación e implementación de estrategias de control no letales para mitigar la depredación a ganado por fauna silvestre, así como la implementación de un sistema de monitoreo a dichos eventos de depredación para el cual se designaron Responsables Comunales que apoyen su realización. Entre las medidas no letales sugeridas para mitigar los ataques por fauna silvestre surgió la idea de efectuar “chakus”.

El “chaku” consiste en el arreo de animales silvestres, actividad para la cual antiguamente se contaba con la participación de todas las familias de una comunidad. En ocasiones los arreos se realizaban empleando diferentes instrumentos sonoros para asustar y ahuyentar a algunas especies de depredadores y proteger así al ganado doméstico. El chaku también se empleaba en arreos comunales de camélidos silvestres como la vicuña y el guanaco, llevándolos hasta lugares de encierro donde eran capturados para su esquila y posterior liberación. En el transcurso de esta actividad algunos machos adultos eran cazados para obtener su carne y cuero (Ratto 2003, Laker 2004, Vila et al. 2005). Actualmente, el chaku no constituye una actividad implícita de caza sino más bien es aprovechada en programas de uso sostenible de la vicuña y el guanaco, realizados en varias zonas del altiplano de Bolivia, Perú, Chile y Argentina (Ratto 2003).

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272

Área de estudio

El ANMIN Apolobamba tiene una superfi cie aproximada de 4.837,4 km2 y está ubicada en el extremo oeste del Departamento de La Paz, en las provincias Bautista Saavedra y Franz Tamayo (69º00’–69º20’E, 14º45’–15º25’S). Los municipios involucrados son Pelechuco, Curva y Charazani, que tienen una posición fronteriza con la República del Perú. Ocupan la región cordillerana de Apolobamba, extendiéndose hasta la región montañosa húmeda de ceja de monte. La geomorfología está caracterizada por los relieves cordilleranos, con fuertes pendientes y pronunciadas diferencias de nivel. Los ríos más importantes son: Suches, Pelechuco, Hilo Hilo, Sorapata y Charazani (MDSMA, DNCB, CECI 1997; ARAUCARIA–SERNAP 2004).

La implementación del chaku como alternativa de intervención y mitigación de eventos de depredación por carnívoros a ganado doméstico se realizó en las comunidades de Curva, Lagunillas, Caalaya, Medallani y Cañuhuma de la Segunda Sección Municipal de Curva - Provincia Bautista Saavedra y las comunidades de Nube Pampa y Puyo Puyo de la Segunda Sección Municipal de Pelechuco - Provincia Franz Tamayo, Departamento de La Paz.

Metodología

Documentación sobre las prácticas del chaku

La información sobre el chaku fue recopilada usando los siguientes métodos:

a) Reuniones participativas - Los primeros datos sobre el chaku de animales depredadores fueron obtenidos durante un taller participativo realizado en abril de 2002 en la comunidad de Caalaya donde participaron 31 familias. Estos datos fueron documentados grabando los relatos en cassetes. En septiembre de 2006, también se realizó una reunión con autoridades de las comunidades de Nube Pampa y Puyo Puyo, donde comentaron como se hacían antes los chakus.

b) Conversaciones personales - El mes de septiembre de 2005, durante conversaciones personales realizadas en la comunidad de Niño Corin, los señores Víctor Llaves (53 años), Salvador Bravo (41 años) y Joaquín Chisuco (68 años) relataron sobre la historia y realización de chakus en la comunidad de Curva.

c) Entrevistas personales (encuestas) - En julio de 2007, en las comunidades de Nube Pampa y Puyo Puyo, se llevaron a cabo entrevistas personales donde 30 personas (entre 50 y 70 años de edad) proporcionaron la información sobre el chaku en sus localidades.

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Implementación del chaku

En octubre de 2005 se realizaron reuniones ordinarias con familias benefi ciarias y autoridades comunales para implementar la aplicación de medidas de mitigación en las comunidades de Cañuhuma, Curva, Lagunillas, Medallani y Caalaya. En estas reuniones se decidió hacer chakus (Zapata J., 2005. Informe de viaje Nº 57 y acta de reuniones Nº 3, 2005) para lo cual se pasó a la etapa de planifi cación de las actividades.

a) Planifi cación – Se realizaba durante reuniones donde participaban los Responsables Comunales (RCs), técnicos de WCS y del ANMIN Apolobamba, en las cuales se defi nían fechas y horarios de realización, recorridos, grupos y zonas de trabajo, así como otras actividades a ser desarrolladas y sus responsables.

En la realización del chaku las familias se organizaron de acuerdo a las particularidades de cada comunidad. Por ejemplo, en Curva el chaku fue una actividad voluntaria donde los comunarios interesados en participar buscaban al RC para solicitar el material y se encargaban de hacer el arreo por la zona donde pasteaba su ganado. En las comunidades de Lagunillas y Medallani participaron todas las familias. En el caso de Lagunillas se realizó la zonifi cación de su territorio para defi nir el recorrido y se designaron para cada zona a dos representantes familiares; en esta comunidad el RC repartió el material por grupos a fi n de realizar el arreo de forma más ordenada. En el caso de Medallani, la comunidad tiene delimitadas dos zonas de pastoreo: Tocoroco al sur y Oqharia al Norte. Cada zona contó con un RC quién organizó y repartió el material para que se realice el chaku en cada área de pastoreo. En las comunidades de Caalaya, Cañuhuma, Nube Pampa y Puyo Puyo los comunarios nombraron jefes de grupo para cada zona compuesta de tres a veinte familias. Los jefes de zona fueron responsables de recoger el material y repartir a su gente para la realización del arreo en las áreas de pastoreo.

b) Material - Durante las reuniones de planifi cación y organización del primer chaku en las cuales participaron las autoridades comunales, familias benefi ciarias, responsables comunales y técnicos de WCS y del área protegida, se decidió la utilización de petardos de tres tiros como material principal para los eventos del arreo así como el uso de formularios o listas para el control de participación en el evento (Fig. 1).

c) Realización - Los chakus fueron realizados de forma simultánea en las comunidades de cabecera de valle (Curva, Lagunillas Caalaya y zona Tocoroco de Medallani) y en las áreas de puna (Cañuhuma, Puyo Puyo, Nube Pampa y zona Oqharia de Medallani). Entre los años 2005 y 2008 se efectuaron seis chakus en total con la participación de siete comunidades.

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274

Monitoreo de pérdidas de ganado por depredación

El monitoreo a eventos de depredación fue efectuado por familias ganaderas (benefi ciarias del proyecto) a través del uso de registros familiares en los cuales se documentaron mensualmente las pérdidas de ganado doméstico así como las causas de dichas pérdidas (Zapata J., Agosto 2007, informe técnico). Este sistema fue creado para establecer las principales características cuantitativas y cualitativas de las pérdidas, documentar los efectos de los eventos de depredación registrados, estimar las pérdidas económicas, documentar las diferencias que se produjeron entre años y conocer las características del impacto y la evolución de la depredación a ganado por fauna silvestre.

La información generada en las comunidades de Curva, Lagunillas, Caalaya, Medallani y Cañuhuma del municipio de Curva abarca los años 2005 a 2008 mientras que en las comunidades de Puyo Puyo y Nube Pampa del municipio de Pelechuco se cuenta con información para los años 2007 y 2008.

Resultados

La práctica del chaku a lo largo del tiempo

Las comunidades, autoridades y familias participantes en reuniones, conversaciones personales y entrevistas, indicaron que antiguamente los chakus eran organizados por las autoridades comunales (Mallkus), quienes en una reunión convocaban a todas las familias de la comunidad para programar fechas y épocas en que debía realizar el evento. Estas reuniones eran una iniciativa que buscaba atender la preocupación de algunas familias que sufrían muchas pérdidas de ganado por depredación.

Originalmente las herramientas utilizadas eran principalmente la unión de la gente que salía al chaku tocando tambores y pinquillos (quena), gritando muy fuerte, silbando, haciendo reventar warak’as (hondas) y lanzando piedras. El

Figura 1: Material y formulario utilizado en los 6 chakus.

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275

arreo estaba principalmente dirigido a ahuyentar a zorros andinos y pumas, pero también de alguna manera servía para ahuyentar cóndores andinos.

Con el paso del tiempo estas costumbres fueron olvidadas por la perdida de fe y el intercambio cultural con otras realidades. Otras prácticas como la cacería, uso de venenos, armadillas (trampa casera con arma de fuego), explosivos (dinamita) y la búsqueda de madrigueras de zorros para eliminar crías y adultos fueron reemplazando al chaku. Es así que, de arrear y asustar a los animales silvestres para disminuir la depredación del ganado se pasó a matarlos indiscriminadamente.

El área protegida fue creada el año 1972 bajo la categoría de Reserva de Fauna Ulla Ulla y ampliada en 2000 como ANMIN Apolobamaba (SERNAP 2000) y, entonces, éstas prácticas fueron prohibidas por su alto impacto en la conservación de carnívoros. Este problema motivó al rescate y aplicación de creencias y prácticas antiguas como el reunir a la gente y varias comunidades para realizar chakus evitando dañar a los animales silvestres.

La recuperación del chaku

El primer chaku se realizó el 6 de noviembre de 2005 y contó con la participaron de 190 familias pertenecientes a cinco comunidades (Curva, Lagunillas, Caalaya, Medallani y Cañuhuma) (Tabla 1), las cuales realizaron el arreo el mismo día. De esta primera experiencia se logró rescatar comentarios que hicieron las comunidades acerca de este ejercicio, donde coincidían al valorar la unión de la comunidad para un mismo objetivo. Así mismo se pudieron identifi car errores en la planifi cación, como por ejemplo la insufi ciente coordinación entre comunidades vecinas y fallas en la delimitación de zonas dentro y entre comunidades lo cual hizo que no se lleguen a cubrir todas las aéreas. Otro problema identifi cado fue el mal uso de los materiales que hicieron algunos comunarios al desviar los petardos para otros fi nes.

A fi n de corregir los errores observados durante el primer chaku, en la reunión de planifi cación del segundo evento se incluyó el uso de un mapa cartográfi co para realizar la zonifi cación entre comunidades vecinas y buscar la mejor estrategia para cubrir todas las áreas. El segundo chaku se efectuó el 12 de febrero de 2006 y contó con la participación de 205 familias de las mismas cinco comunidades que participaron en 2005 (Tabla 1).

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277

En el tercer chaku (6 de noviembre de 2006) se incorporaron dos nuevas comunidades de la puna (Puyo Puyo y Nube Pampa). En esta oportunidad la zonifi cación y el trazado de rutas para el arreo fue realizado por los responsables comunales quienes dibujaron en papelógrafos sus comunidades y áreas de pastoreo (Fig. 2). Los horarios para el inicio del chaku variaron según las zonas. En las comunidades de cabecera de valle (Curva, Lagunillas y Caalaya), el evento empezó a las 09:00 horas y la ruta se marcó de forma tal que los arreadores iban ascendiendo la serranía hasta llegar a la zona de Tocoroco de Medallani. En las comunidades de la puna (Medalani, Cañuhuma, Puyo Puyo y Nube Pampa), el chaku se inició a las 06:00 horas en Medallani (zona Oqharia) continuando en Cañuhuma, Puyo Puyo y terminando en Nube Pampa (Fig. 2).

Figura 2: Áreas de pastoreo para el tercer chaku (dibujo en papelógrafo).

Al tercer chaku se incorporaron 268 familias de siete comunidades (Tabla 1). Los avances en la organización y el desarrollo de los arreos motivaron a los comunarios de Nube Pampa y Puyo Puyo a proponer las épocas ideales para hacer los futuros chakus, las cuales estaban relacionadas con las características biológicas del principal depredador, en este caso el zorro:

a) Época de parición de crías de ganado doméstico, la cual coincide con el aprendizaje de técnicas de caza de las crías de zorro - marzo.

b) Época de celo o apareamiento de los zorros - septiembre.

c) Época de parición de zorros, la cual coincide con el período de parición de alpacas - diciembre.

Luego de que Responsables Comunales y técnicos de WCS analizaran y aprobaran la propuesta de cronograma de chakus, se estableció la realización del cuarto chaku en el mes de septiembre 2007, el quinto en diciembre de 2007, y el sexto en marzo de 2008.

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278

El cuarto y quinto chaku se realizaron en las siete comunidades en los meses establecidos (16 de septiembre y 15 de diciembre 2007) y contaron con la participación de 242 y 238 participantes respectivamente. El sexto chaku se realizó con un mes de retraso en relación a lo planifi cado y participaron 247 familias (Tabla 1).

Área cubierta durante los seis chakus

El área cubierta durante los chakus así como el número de comunidades participantes se fue incrementando con el tiempo. Si bien en los primeros dos chakus realizados en las cinco comunidades del municipio de Curva, el área cubierta fue de aproximadamente 287 km2, para los chakus realizados entre noviembre de 2006 y marzo de 2008 se abarcaron aproximadamente 445 km2

distribuidos en siete comunidades (Fig. 3).

Para la realización de los arreos, a lo largo de los años el número de comunidades participantes se vio incrementado de cinco a siete. De la misma manera se pudo observar un aumento del número de personas que tomaron parte en los chakus, de 190 familias en 2005 a 247 en 2008.

Figura 3: Ubicación del área de chaku, durante el 1er y 2do en 5 comunidades (mapa 1) y 3ro al 6to en 7 comunidades (mapa 2) del ANMIN Apolobamba.

Monitoreo de pérdidas de ganado por depredación

Entre los años 2005 a 2008, el número de familias que participaron en el llenado de registros familiares de pérdidas de ganado fue variable: en las cinco comunidades del municipio de Curva, 145 familias generaron información en el año 2005, 206 en el año 2006, 189 en la gestión 2007 y 179 familias llenaron registros durante el año 2008. En las dos comunidades que participaron del proyecto en el municipio de Pelechuco 98 familias generaron información para el año 2007 y solo 72 para el año 2008.

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279

En los cuatro años de trabajo, las familias documentaron un total de 2112 eventos de depredación a ganado, de los cuales un 85.6% fueron atribuidos al zorro andino (Lycalopex culpaeus), 8% al puma (Puma concolor) y 6,4% al cóndor andino (Vultur gryphus), siendo claramente el zorro andino la especie silvestre responsable del mayor numero de pérdidas de ganado. Por ende, en los análisis que siguen nos concentraremos en las pérdidas relacionadas al zorro andino.

Al analizar los datos del monitoreo de pérdidas de ganado por eventos de depredación registrados para el año 2005, en el mes de diciembre (un mes después de la realización del primer chaku) se observa un incremento sustancial del número de pérdidas por el zorro andino (Fig. 4). Por los resultados observados, pareciera que el chaku no tuvo efectos favorables en ese año. Esto pudo deberse, por un lado, a los problemas de planifi cación y organización entre comunidades que se observaron en esa primera experiencia, así como al hecho de que el mes de diciembre coincide con la época del año en la que se registra el mayor número de pérdidas de ganado debido a la época de parición de zorros y la abundante disponibilidad de crías de alpacas, las cuales son presa fácil para los depredadores.

Figura 4: Ocurrencias mensuales de eventos de depredación por zorro, enero de 2005 a diciembre de 2006 en 5 comunidades del ANMIN Apolobamba.

En el segundo chaku, realizado en el mes de febrero de 2006, se corrigieron muchos de los errores observados en el primer evento y para los meses que siguieron a su realización se observó un descenso de los eventos de depredación de ganado registrados, el cual se mantuvo hasta el mes de mayo. Después del tercer chaku (noviembre de 2006), si bien se observó un aumento en los eventos de depredación, estos fueron menores que los eventos registrados en los meses que precedieron este chaku y signifi cativamente inferiores a las pérdidas registradas para los mismos meses en el año 2005 (Fig. 4).

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280

A partir del cuarto chaku se establecieron épocas específi cas para la realización de los arreos siguiendo las características biológicas de los principales depredadores en la zona, en este caso los zorros andinos . Para la temporada de apareamiento de zorros andinos del año 2007 (septiembre) se realizó el 4to chaku en las cinco comunidades del municipio de Curva, donde si bien no se observó un descenso de casos de depredación, tampoco se registraron incrementos mayores. En el caso de las dos comunidades del Municipio de Pelechuco (Puyo Puyo y Nube Pampa), la realización del chaku en septiembre de 2007 fue seguido por una leve disminución de eventos de depredación en el mes de octubre para luego aumentar, aunque en niveles inferiores a los registrados en el mes de agosto (41 casos registrados en noviembre versus 54 reportados en agosto) (Fig. 5).

Figura 5: Ocurrencias mensuales de eventos de depredación por zorro, enero a diciembre de 2007 (5 comunidades y 2 comunidades).

En el quinto chaku realizado en la época de parición tanto de alpacas como de zorros (diciembre), se observó un importante descenso de los eventos de depredación reportados por los comunarios (Fig. 5). Para las siete comunidades, el número de pérdidas registradas en enero 2008 son considerablemente inferiores a las reportadas para ese mes en las gestiones 2005, 2006 y 2007 (Fig. 4, 5 y 6). Esto mismo se observa en el caso del sexto chaku, el cual fue realizado en el mes de abril de 2008.

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Figura 6: Ocurrencias mensuales de eventos de depredación por zorro, enero a diciembre de 2008 (5 comunidades y 2 comunidades).

Tabla 2: Cantidad de petardos utilizados y variación de los precios.

Chakus Cantidades Unidades Precio cajón (Bs)

Total (Bs)

1ro 50 cajitas 6 858,7 5.152,2

2do 51 cajitas 6 700 4.200

3ro 52 cajitas 7 720 5.040

4to 53 cajitas 8 720 5.760

5to 54 cajitas 8 750 6.000

6to 55 cajitas 8 750 6.000

Un análisis del promedio anual de animales perdidos a causa de los problemas de depredación nos muestra que cada familia en el año 2005 perdío 4,1 animales en promedio en el transcurso de un año, mientras que en el año 2008, perdió en promedio 1,3 animales. Considerando que el precio de una alpaca en la zona es de aproximadamente 400 Bs (56,7 USD), la cuantifi cación de las pérdidas anuales/familia a causa de los eventos de depredación ascienden a 1.640 Bs (236,3 USD) en 2005, versus 520 Bs (73,65 USD) en 2008.

Análisis económico de la práctica del chaku

La realización del chaku implicó la compra de petardos de 3 tiros para su desarrollo. La cantidad de cajones de petardos empleados en los distintos chakus y los precios de estos son presentados en la tabla 2.

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Haciendo una evolución del monto económico invertido por familia participante en los distintos chakus, se obtiene un promedio de 23,13 Bs por familia.

Estos cálculos nos demuestran que la realización del chaku es probablemente una actividad rentable ya que los 23,13 Bs invertidos en la compra de petardos ha contribuido en conjunto con otras medidas de mitigación a un ahorro de 1.120 Bs, que sería lo que un productor ganadero perdería normalmente sin aplicar ningún tipo de medida de mitigación.

Conclusiones

El trabajo realizado en el marco del proyecto de “Evaluación y Mitigación de Depredación a Ganado por Fauna Silvestre” permitió recuperar y revalorizar la práctica del chaku, una medida no letal de mitigación de pérdidas de ganado por depredadores altoandinos, la cual además de ser ancestral es propia y localmente accesible. Adicionalmente, la recuperación e implementación del chaku permitió la unión de familias con diferentes culturas e idiomas, y favoreció la participación de distintas comunidades, municipios y provincias, en una actividad que perseguía un objetivo común.

Si bien la aplicación del chaku como medida de mitigación de pérdidas de ganado no elimina totalmente los eventos de depredación, aparentemente el arreo de animales silvestres si contribuye a la disminución de los eventos de depredación de ganado. La experiencia alcanzada con el presente trabajo nos muestra que, para alcanzar buenos resultados es necesario cumplir con ciertos requisitos como tener una buena planifi cación que incluya un adecuada zonifi cación, la participación de sufi cientes personas para cubrir la mayor extensión posible, un trabajo coordinado dentro y entre comunidades. Así mismo, el conocimiento de las épocas y factores que motivan el aumento de los eventos de depredación de ganado en cada una de las especies depredadoras, se torna clave para la programación exitosa de las épocas de realización de los chakus.

Como pudo observarse, el efecto del chaku sobre la reducción de los eventos de depredación es temporal, es por ello que consideramos que la aplicación única de esta medida no es sufi ciente. A fi n de poder reducir las pérdidas de ganado producida por los depredadores por tiempos más prolongados, es recomendable

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combinar el chaku con otras medidas de mitigación no letales como pueden ser la mejora de corrales, el uso de campanillas o el mejor cuidado y supervisión de los animales durante las horas de pastoreo (WCS, datos no publicados).

La realización de esta actividad permitió a las comunidades participantes valorar sus capacidades para afrontar juntas este tipo de problemas y notar que existen alternativas no letales accesibles para solucionar sus confl ictos con la fauna silvestre del lugar. Los efectos favorables observados en la reducción de los eventos de depredación a partir de la aplicación del chaku motivó la participación de nuevas comunidades en el programa así como la inclusión de un mayor número de familias en el mismo. El desafío ahora que terminó el proyecto, será ver si la gente decide invertir en la compra de petardos para continuar implementando la medida de mitigación o si, a falta de cooperación externa, se resignaran nuevamente a sufrir pérdidas por causa de los ataques de vida silvestres y en particular el zorro andino.

Agradecimientos

Este trabajo fue posible gracias al apoyo del pueblo americano a través de USAID como parte del Programa de Conservación del Gran Paisaje Madidi-Tambopata de la Wildlife Conservation Society. Los contenidos son responsabilidad de los autores y no necesariamente refl ejan las opiniones de USAID o del Gobierno de los Estados Unidos. Deseamos expresar nuestro agradecimiento a los responsables comunales así como a los habitantes de las comunidades de Curva, Lagunillas, Caalaya, Medallani, Cañuhuma, Puyo Puyo y Nube Pampa. También queremos agradecer a la Dirección y al cuerpo de protección del ANMIN Apolobamba, y Erika Alandia, Andrea Morales, Fabián Beltrán, Glenda Ayala y Humberto Gómez, y todas las personas que han apoyado en este trabajo.

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Datos de los Autores

Herminio Ticona1, Robert Wallace1, Erika Alandia1, Jorge Zapata1 & Rodolfo Nallar1, 2

1Wildlife Conservation Society, Programa de Conservación delGran Paisaje Madidi-Tambopata, CP 3-35181, La Paz, [email protected] (autor de correspondencia)2Department of Veterinary Pathology, Western College of Veterinary Medicine, University of Saskatchewan, Canada

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La paloma Totaki (Zenaida auriculata) y la expansión agrícola: un potencial recurso para el turismo de caza deportiva controlada

Abraham Rojas Valverde

Nido con huevos y pichones de Totaki (Zenaida auriculata) - Fotografía A. Rojas

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Resumen

Se realizó el monitoreo en cuatro colonias de paloma Totaki (Zenaida auriculata) durante dos años consecutivos (1999 y 2000), obteniendo información acerca de la abundancia, comportamiento alimentario, presión humana y aspectos reproductivos de la especie en relación a los cultivos agrícolas de las tierras bajas del Este de Santa Cruz. Se estimó una población total de 6 a 7 millones de individuos distribuidos en 18 colonias, con un promedio de 341.000 por colonia para el año 2000. Se observó que las colonias se concentran desde el mes de abril hasta el mes de noviembre en relación directa con la disponibilidad de granos, producto del calendario agrícola de la zona. En cuanto a la alimentación, se registró que más del 80% del alimento consumido por las Totakis corresponde a cultivos agrícolas como sorgo, girasol, soja y maíz. El seguimiento a la nidifi cación de la especie reportó un éxito de eclosión de entre 60 y 62%, así como una sobrevivencia de pichones de 22% en 1999 y 11% en 2000. La cacería deportiva de la especie, puede desarrollarse de manera sostenible bajo adecuados sistemas de control.

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Antecedentes

La Expansión Agrícola no es otra cosa que la transformación de extensa áreas con bosque natural en áreas de cultivos agrícolas que han reemplazado al bosque, afectando un sinnúmero de especies de fauna y fl ora silvestres. La fauna que habitaba en estos bosques, en su gran mayoría, desapareció junto con él, sin embargo existen algunas especies generalistas a las que dicha transformación puede favorecerles ocasionando un crecimiento poblacional desproporcionado.

La paloma Totaki (Zenaida auriculata) es una especie generalista. En todas las Américas el género Zenaida y especialmente la especie Z. auriculata causan daños a la agricultura. Desde el Sur de los Estados Unidos, México y Nicaragua, en Colombia, Argentina y Uruguay, estas palomas atacan a cultivos de sorgo, mijo y girasol (Bucher 1974).

El Plan de Uso del Suelo (PLUS), aprobado en 1995 por el gobierno de Bolivia, caracteriza como Área de Uso Agropecuario Intensivo a las llanuras aluviales antiguas del Río Grande, al norte de la isoyeta de 900 mm de precipitación anual, además del pie de monte de las serranías chaqueña y del escudo chiquitano en las Provincias Andrés Ibáñez, Ñufl o de Chávez, Cordillera, Obispo Santiesteban, Warnes y Chiquitos, donde se han habilitando en los últimos 20 años, extensas áreas para cultivos de soya, girasol, sorgo, maíz, arroz y trigo y que, entre otras consecuencias, producen una abundante disponibilidad de alimento para especies como la paloma Totaki (Z. auriculata) posibilitando la formación de colonias numerosas. En 1995 se reportó a la Paloma Totaki como una nueva plaga para la agricultura en las Tierras Bajas del Este de Santa Cruz, y desde 1997, los agricultores estiman pérdidas de 10 a 30% o más de sus cultivos de sorgo y girasol, aunque no se cuenta con datos precisos sobre estas pérdidas (En prensa).

Antecedentes de la caza deportiva en Santa Cruz

La caza deportiva controlada (turismo de caza deportiva) de Totaki o torcaza genera un gran movimiento económico en países como Argentina, Paraguay, Colombia, México y otros donde hay áreas agrícolas extensas. Los permisos y/o patentes que otorgan los municipios como dueños del recurso a agencias de turismo de caza deportiva, generan anualmente importantes ingresos económicos.

En Santa Cruz, Bolivia, la caza deportiva se viene realizando informalmente desde los años 80. Al inicio de los años 90, representantes de agencias de turismo identifi caron las zonas agrícolas de Cuatro Cañadas, Tres Cruses, Okinawa, Las Brechas y otros sitios como lugares con gran potencial para realizar la caza deportiva. Entre 1996 y 1997 se realizaron las primeras incursiones de turistas

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cazadores (principalmente de Paraguay, Colombia y Argentina) que ingresaron a las Brechas a cazar Totakis, a pesar de que en Bolivia estaba vigente el Decreto Supremo 22641 de Veda General Indefi nida lo cual refl eja la escasa posibilidad de control de las entidades gubernamentales sobre este tipo de actividad.

Reglamentación de la caza deportiva controlada en Santa Cruz

Entre los años 1998 y 2000, a iniciativa del Departamento de Ornitología del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado (MHNNKM), en coordinación con la Prefectura del Departamento de Santa Cruz como autoridad Ambiental competente, se realizó un estudio para obtener insumos técnicos para proponer un reglamento de caza deportiva controlada que asegure la sostenibilidad ambiental, económica y social en el área de expansión agrícola de Santa Cruz.

Para esto, se plantearon los siguientes objetivos:• Estimar el tamaño de la población de Totaki (Zenaida auriculata) que se

encuentra en el área de expansión agrícola de Santa Cruz.• Determinar la estacionalidad de la especie en el área de estudio.• Estimar los cultivos más afectados y más consumidos por la especie.• Estimar la tasa de crecimiento y otros aspectos de su biología reproductiva.• Proponer un reglamento de caza deportiva controlada socio-

ambientalmente sostenible.

Área de estudio

El área de estudio comprendió 4 colonias de palomas Totaki ubicadas en la zona de expansión agrícola en las tierras bajas del Este del Departamento de Santa Cruz, donde la especie estableció sus colonias en porciones de bosque contiguos a cultivos o en bañados a orillas del Río Grande. Las manchas de bosque varían desde pequeñas cortinas rompe viento, hasta porciones de bosque de varios km2 donde la Totaki establece sus dormideros y sitios para nidificación.

Inicialmente se realizó una evaluación rápida logrando identificar 18 colonias, de las cuales se eligieron cuatro donde se realizaron censos, monitoreo de nidos y análisis de dieta. Estas colonias fueron:

A) Colonia Planta de Gas: Ubicada a orillas del Río Grande a 60 km al Este de la ciudad de Santa Cruz, entre las Brechas menonita Nº 7 y Nº 12, cerca del sitio de salida del gasoducto a Brasil (17°56’8,5” S y 62°45’9,5 O”).

B) Colonia SAO: Ubicada a 45 km al Sudeste de la localidad de Cuatro Cañadas que está sobre la carretera Santa Cruz-Trinidad, entrando por las Conchas (17°25’0”S y 62°17’5”O).

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C) Colonia Mario Justiniano: Ubicada a 35 km al Sudeste de la localidad de Cuatro Cañadas que está sobre la carretera Santa Cruz-Trinidad, entrando por Las Conchas (17°30’25,5”S y 62°22’5”O).

D) Colonia Chihuahua: Ubicada en una colonia menonita del mismo nombre a 68 km al Este de la localidad de Cuatro Cañadas, sobre la carretera Santa Cruz - Trinidad, entrando por la localidad de Cuatro Cañadas, entre las coordenadas 17°14’1”S y 62°04’5”O.

Características ambientales del área de estudio

El área de estudio es una región donde las actividades agrícolas están en superfi cies crecientes; se observan grandes extensiones desmontadas con fi nes agrícolas. El bosque originario es un bosque seco chaqueño semideciduo con elementos vegetales como Pseudananas sagenarius (Garabatá), Trithrinax schizophylla (Palmera de Saó), Aspidosperma quebrachoblanco (Cacha), Chorisia insignis (Toborochi), Cochlospermum tetraporum (Arbol del papel) (Killeen et al. 1993, Fredericksen et al. 1999). El bosque presenta manchones donde el sotobosque tiene extensas y densas áreas cubiertas por Garabatá (familia Bromeliaceae), además de Palmera de Saó, que son alguno de los sitios preferidos por la Totaki para establecer sus dormideros (Rojas & Davis 1999).

Metodología

Censos para estimar el tamaño poblacional

Los censos consisten en el conteo de bandadas en vuelo que pasan por un área de tamaño determinado, durante un tiempo determinado, a una hora establecida. Este método es usado para la estimación indirecta de poblaciones de aves que se congregan en grupos grandes de varios millones (David & León 1980). Dichos censos se llevaron a cabo en sitios estratégicos cercanos a los dormideros por donde pasaron las bandadas hacia los cultivos, en las primeras horas de la mañana y regresando en la tarde. Es importante mencionar que, como los censos se realizan simultáneamente entre varias personas, éstas tienen que tener la sufi ciente práctica, sincronía y criterio uniformizado en cuanto a la estimación del número de palomas que contienen las bandadas que pasan por un determinado espacio en un determinado tiempo. Esta capacidad técnica fue desarrollada mediante horas de prácticas de campo con asesoría científi ca, comparando resultados hasta tener un margen aceptable de variación de los números estimados por los investigadores.

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Cada día se realizaron dos censos. El primero 15 minutos después del amanecer, cuando las palomas salían del dormidero, y el segundo en la tarde, cuando las bandadas regresaban al dormidero. Los censos se realizaron cada 20 días, durante tres días consecutivos en cada colonia, haciendo un total de 54 días de censo en cada colonia y 208 días de censo en las cuatro colonias durante los 16 meses de estudio. El número de investigadores normalmente fue de 4 a 6 personas que se distribuían en espacios de cada 100 m. Análisis de la dieta

Para realizar el análisis de la dieta, se colectó una muestra de 8.809 Totakis. Las colectas se hicieron con escopeta y se realizaron preferentemente en la tarde, ya que a esta hora la Totaki tiene en el buche todo del alimento que consume durante el día. Los especímenes se colectaron quincenalmente desde el mes de abril hasta octubre. Por razones técnicas, se realizaron dos tipos de análisis: análisis in situ y análisis en laboratorio. El análisis in situ consistió en examinar el sexo, edad, contenido de grasa y el contenido del buche de cada espécimen por separado, estableciendo la lista de ítems presentes en el buche. Luego se asignó el valor de 1 al ítem más abundante, 2 al segundo ítem y así sucesivamente hasta listar todos los ítems presentes. La lista de todos los ítems con su respectivo valor correspondía al 100% del peso del contenido del buche. El análisis en laboratorio consistió en el pesado del buche completo y de cada ítem por separado. También se examinó el contenido de grasa, asignando el valor de 1 al espécimen con poco contenido de grasa, 2 al espécimen con regular contenido de grasa y 3 con mucho contenido de grasa. El sexo se determinó inspeccionando las gónadas y el plumaje. Esta información se registró en una planilla elaborada para tal efecto (Bucher 1976). En el laboratorio se realizaron análisis complementarios, tomando datos de biometría (peso, largo total, medida del ala y cola), tamaño de las gónadas, y estado de muda halar y corporal. Estos especímenes se encuentran en la colección científi ca de ornitología del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado.

Monitoreo de nidos

El monitoreo de nidos se llevó a cabo con el fi n de conocer patrones de reproducción y productividad de las colonias de Totaki. Se registraron datos del lugar de anidación, tipo de vegetación, ubicación y densidad de nidos, tamaño de las nidadas, éxito en la eclosión de huevos y porcentaje de éxito hasta que logran volar (Bucher 1977).

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Dado lo extenso de las superfi cies del área de anidación, y para fi nes estadísticos, se monitorearon superfi cies de anidación iguales en todas las colonias: 1.600 m2

cada año en cada colonia, divididas en cuatro parcelas de 20x20m y cada parcela tenía 4 sub-parcelas de 5x20 m2 (Fig. 1).

Figura 1: Modelo de parcela utilizada para el monitoreo de nidos en áreas de anidación de la paloma Totaki (Z. auriculata). En colonias con alto grado de alteración humana (por cazadores locales), se establecieron parcelas de 300 m2. Cada parcela era una senda de 50 m de largo, en la que se censaron los nidos encontrados hasta tres metros a la izquierda y derecha de la senda (Fig. 2).

Figura 2: Modelo de parcela de muestreo de nidos en colonias de paloma Totaki con alteración humana. Cada parcela fue censada semanalmente, desde el inicio de la nidifi cación, hasta que se encontraron los últimos pichones que ya podían volar y la totalidad de los nidos vacíos.

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Para cada parcela y sub-parcela se confeccionó una planilla donde se registraron los nidos encontrados, indicando: fecha; número de nidos con uno, dos, tres o más huevos; número de pichones; además del número de nidos vacíos, nidos con signos de depredación; número de pichones muertos y número de pichones que ya podían volar. Posteriormente se realizó la sumatoria de todas las variables de las cuatro parcelas y sub-parcelas. La determinación de los intentos de nidifi cación se realizó registrando la totalidad de nidos que tenían por lo menos un huevo durante el periodo de nidifi cación. Después de 14 días se registró la cantidad de nidos que tenían por lo menos un pichón. Después de 14 a 16 días de la eclosión, se censó la cantidad de pichones que abandonaron su nido pero aún permanecieron cerca de éste, donde eran alimentados por sus padres. Por otro lado, se asumió que un pichón completó su ciclo exitosamente si, después de una visita en la que se observó la presencia de pichones con más de 10 días, en la siguiente observación el nido estaba vacío (Bucher 1977). Estimación de la productividad

La productividad se puede expresar en distintas formas, siendo las más frecuentes la producción por unidad de superfi cie, la producción por intento de nidifi cación (número de nidos), producción por casal y la producción total de la colonia (Bucher & Orueta 1977). La productividad por unidad de superfi cie se realizó midiendo la superfi cie total del dormidero donde la Totaki nidifi có, y estimando una superfi cie equivalente al 25% del dormidero como el espacio que utiliza para nidifi car.

Resultados y discusión

Tamaño de las poblaciones y estacionalidad de Totaki (Z. auriculata) en el área de expansión agrícola

A partir de los censos realizados durante 2 años consecutivos en 4 de las 18 colonias identifi cadas, el primer año se estimo una población total de 6.918.096 millones de individuos, mientras que el segundo año se estimaron 6.145.038 millones de individuos (el detalle de los cálculos se describe en los resultados del número de palomas por colonia) de . Dichas cifras nos permiten suponer que las poblaciones de Totaki presentes en el área oscilan entre los seis y siete millones de individuos.

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Número de palomas por hectárea

Tomando en cuenta que la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (ANAPO) reporta que en 1998 la superfi cie de cultivos en las Tierras Bajas del Este oscila entre 400.000 y 500.000 hectáreas, y que la cantidad de palomas estimada es de 7 millones, se puede estimar una densidad aproximada de 16 palomas por hectárea de cultivo. Esta cantidad no sería un problema para la agricultura si no fuera por la característica gregaria de la Totaki, que se manifi esta congregándose en grandes bandadas en determinadas zonas de cultivo. Número de palomas por colonia

El año 1999, se estimó un promedio de 384.338 palomas por colonia; este promedio multiplicado por el número de colonias registradas (18), permite estimar una población aproximada de 6.918.084 palomas. El año 2000, la población promedio por colonia estimada fue de 341.391 que multiplicada por el número de colonias muestra un total de 6.145.038 palomas distribuidas en las 18 colonias de Totaki presentes en las Tierras Bajas del Este de Santa Cruz. En esta estimación no se incluyen las colonias ubicadas en la localidad de Charagua, en los alrededores de los asentamientos Menonitas en dicha zona. Colonia “Planta de Gas” (las Brechas)

La colonia “Planta de Gas” se ubica en toda la zona llamada “Las Brechas”, donde los agricultores, mayormente Menonitas, están organizados en brechas o líneas que van desde la Brecha Nº 3 hasta la Nº 10. Los cultivos más abundantes son el sorgo y la soya y en menores cantidades el maíz. En 1999 y 2000, no se observaron grandes extensiones de cultivos de girasol en esta zona. Esta colonia es una de las primeras en poblarse por totakis a lo largo del año, empezando en la segunda mitad del mes de abril, y permaneciendo solo hasta agosto, aparentemente por la falta de alimentación. Esta colonia alcanza el máximo nivel de abundancia en mayo y junio con una población estimada de 400.000 a 500.000 individuos (Fig. 3); a fi nes de agosto e inicios de septiembre se censaron cantidades no mayores a 30.000 individuos.

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Figura 3: Promedio mensual del número estimado de palomas Totakis (Z. auriculata) en la Colonia Planta de Gas, períodos abril-septiembre de 1999 y 2000. Colonia “Chihuahua”

En esta colonia, la Totaki empezó a concentrarse a partir de abril, permaneciendo hasta Noviembre, y alcanzando su mayor abundancia en los meses de junio y julio con una población estimada de 400.000 a 700.000 individuos. Las porciones de bosque (dormidero) en la Colonia Chihuahua están protegidos de cazadores locales, ya que los dueños (agricultores Menonitas) prohíben el ingreso de personas particulares o cazadores locales sin permiso. Sin embargo, el mayor problema que probablemente está afectando a la Totaki, ha sido la eliminación con propósitos agrícolas de más del 60 % del monte dormidero en julio del año 2000, lo cual posiblemente produjo una disminución considerable del número de individuos en agosto del mismo año (Fig. 4).

Figura 4: Promedio mensual del número estimado de palomas Totakis (Z. auriculata) en la Colonia Chihuahua, períodos abril-noviembre de 1999 y 2000.

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Colonia “Mario Justiniano”

Esta colonia permaneció con una abundante población durante cinco meses, desde abril hasta septiembre, que es cuando empiezan a abandonar el dormidero. En junio de 1999 se estimó una población de más de 700.000 individuos (Fig. 5). Según la información vertida por trabajadores de la fi nca donde se encuentra el monte dormidero, en los últimos cuatro años no se observó individuos nidifi cando, lo cual explicaría el abandono del dormidero en septiembre de 2000. Las actividades de perturbación son las mismas observadas en las otras colonias.

Figura 5: Promedio mensual del número estimado de palomas Totakis (Z. auriculata) en la Colonia Mario Justiniano, períodos abril-octubre de 1999 y 2000.

Colonia “SAO”

En los alrededores de esta colonia hay abundante disponibilidad de alimento durante los ocho meses de permanencia de la Totaki, ya que hay cultivos de soya durante las campañas verano e invierno, y luego de girasol, sorgo y maíz, lo cual permite a la especie tener una constante y variada disponibilidad de alimento desde abril hasta noviembre.

Esta colonia permaneció con un alto número de individuos durante ocho meses, (abril - noviembre de 1999 y 2000). La mayor cantidad de palomas se estimó en junio con más de 850.000 individuos. Esta es la mayor cantidad estimada hasta la fecha en todas las colonias estudiadas (Fig. 6).

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Figura 6: Promedio mensual del número estimado de palomas Totakis (Z. auriculata) en la Colonia SAO, períodos abril-noviembre de 1999 y 2000. Estacionalidad

A partir de los censos de los años 1999 y 2000, se evidenció que las Colonias de Totaki empiezan a congregarse en grandes bandadas en los cultivos y sitios dormideros a partir de la segunda mitad de abril, alcanzado el mayor número en los meses de mayo, junio y julio. Hay algunas colonias, como “Planta de Gas” y “Paurito”, que a partir del mes de agosto empiezan a despoblarse para reducirse a pequeñas bandadas observadas en septiembre. Otras colonias, como “Mario Justiniano” y “Angelito”, abandonan el dormidero a partir de octubre; el resto de las colonias permanecen hasta mediados de diciembre. Algunas colonias abandonan progresivamente los sitos dormideros, dos o tres meses antes que otras, lo cual probablemente se debe a dos factores: 1) La escasez de alimentos en los alrededores de las colonias donde la Totaki forrajea, es decir que en cercanías de colonias como “Planta de Gas” y “Paurito”, los cultivos de sorgo se cosechan en julio quedando muy poco grano disponible para la Totaki, por lo que abandonan el sitio dormidero en busca de otro lugar cercano donde encuentren mejor oferta de alimento. 2) La necesidad de un sitio adecuado para nidifi car, es decir que a partir de agosto y septiembre la Totaki fi siológicamente está en condiciones óptimas para nidifi car, y si el sitio donde duerme está continuamente perturbado y no permite la nidifi cación, éstas abandonan el lugar para buscar un sitio con mejores condiciones.

Análisis de dieta

En total se analizaron 8.809 especímenes de Totaki, 4.950 el año 1999 y 3.859 el año 2000. La información obtenida del análisis in situ y en el laboratorio muestra que más del 80% del peso total del contenido en el buche corresponde a cultivos agrícolas tales como sorgo, girasol, soja y maíz. El resto corresponde a semillas de gramíneas silvestres o cultivadas para forraje. En los buches se observó, como ítem más abundante, al sorgo seguido del girasol y la soya. (Fig. 7).

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En los buches analizados en 1999, se observó mayor abundancia de girasol, lo cual posiblemente se debe a que la mayor cantidad de especímenes se colectaron en los meses de octubre y noviembre cuando los cultivos de girasol están abundantes y disponibles. Los buches analizados el año 2000 presentan una mayor abundancia de sorgo, este cultivo es permanente y abundante en los meses de abril, junio, julio, agosto y septiembre. Además, los especímenes se colectaron en cercanías de cultivos de este tipo. Los cultivos más consumidos desde abril hasta octubre en las tierras bajas del Este de Santa Cruz son el sorgo, girasol y soya (Fig. 8). La abundancia relativa de los ítems encontrados en los buches de los especímenes analizados, está directamente relacionada con el calendario de cosecha de los diferentes cultivos.

Figura 7: Porcentajes de los ítems alimenticios encontrados en el buche de la Totaki (Z. auriculata) durante el período abril – septiembre de 1999.

Figura 8: Porcentaje del peso de los alimentos consumidos cada mes por la paloma Totaki Z. auriculata, durante los meses abril – octubre de 1999 y 2000.

En el año 2000 se evaluaron mensualmente los ítems de alimentos encontrados en los buches observando un alto nivel de sorgo en abril, junio, julio, agosto y septiembre (Fig. 9). Este año se observó un bajo porcentaje de girasol en los buches analizados, lo cual puede deberse a que se colectaron pocos especímenes en octubre y ninguno en noviembre, que es cuando el girasol está maduro y disponible para la Totaki.

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En el mes de abril de 1999 y 2000, el ítem más abundante fue el sorgo granífero de las variedades Sorghum caff rorum, S. saccharatum y S. sudanense, el cual es también utilizado como forraje para ganado. La Totaki consume el sorgo cuando está maduro o semi-maduro en la panoja. También en abril es abundante el rastrojo de soja (granos esparcidos en el suelo que deja la cosechadora).

En mayo y junio la dieta de la Totaki varía ya que cultivos como la soya (en forma de rastrojo), el sorgo y girasol se encuentran disponibles (Fig. 10).

Figura 9: Porcentaje de ítems de alimentos encontrados en los buches de la paloma Totaki el mes de abril de 2000.

Figura 10: Porcentajes de ítems alimenticios encontrados en los buches de la paloma Totaki en mayo y junio.

El sorgo, si bien es un ítem constante durante todos los meses, fue más abundante en los buches durante julio, agosto y septiembre. En julio también hay muchos cultivos de sorgo disponibles para la Totaki, sin embargo la fi gura 11 no muestra el alto consumo de sorgo porque los especímenes analizados fueron colectados en colonias cercanas a cultivos de girasol.

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Figura 11: Porcentajes de ítems alimenticios encontrados en los buches la paloma Totaki en julio y agosto de 2000.

Figura 12: Porcentajes de ítems alimenticios encontrados en los buches la paloma Totaki en septiembre y octubre de 2000.

El mes de septiembre se obtuvo un mayor porcentaje de sorgo (65%), mientras que en octubre se observó una abundante disponibilidad de girasol por lo que más del 51% del peso del contenido de los buches corresponde a este ítem. No se pudo realizar ninguna colecta en noviembre pues no se realizaron actividades de turismo-cacería debido a la convulsión social que se vivió en Bolivia durante ese año (Fig. 12).

Monitoreo de nidos

De las cuatro colonias estudiadas, solo dos nidificaron entre agosto y septiembre en el mismo lugar donde duermen (colonias “Chihuahua” y “SAO”). En las otras colonias, las palomas abandonaron el dormidero en la época de reproducción. Factores como alteraciones causadas por cazadores locales, chaqueos en el monte dormidero, una fuerte sequía (ocurrida en 1999) y la densa humareda causada

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por incendios forestales y pastizales a lo largo de las Tierras Bajas, probablemente producen el movimiento de esta especie (Bucher & Orueta 1977). Los mismos autores señalan que los desplazamientos de la Totaki se realizan en función de la disponibilidad de alimento y sitios adecuados para dormir y reproducir. En 1999 la Totaki nidificó en la colonia “Chihuahua” pues al parecer ésta reunía las condiciones requeridas, pero un año después (en septiembre del año 2000) las palomas abandonaron el dormidero, probablemente debido a que los agricultores chaquearon más del 60% del bosque donde nidificaron el año anterior.

Características generales de los nidos

En la Colonia “Chihuahua”, el año 1999 se observó que la Totaki nidificó solo en áreas donde el sotobosque está cubierto de Garabatá (Ananas ananisoides, Bromeliaceae), el 92% de los nidos de Totaki encontrados en esta colonia fueron construidos en el suelo en áreas cubiertas por Garabatá. Tenían forma más o menos circular, presentando una ligera depresión en el centro. El material con que estaban construidos en su mayoría era hojas secas y ramitas delgadas, además de restos de gramíneas; solo el 8% de los nidos se encontraron entre 0,2 m hasta 2 m o más de altura, en ramazones densas y horizontales. Una situación similar se observó el año 2000 ya que un 90% de los nidos se registraron en el suelo y solo el 10% en altura Período y época de nidificación

El periodo de anidación, desde que la Totaki empieza a construir su nido hasta que los últimos pichones abandonan el nido, es de aproximadamente 36 a 38 días. La construcción del nido se realiza entre 8 a 10 días, la incubación dura 12 días y los pichones permanecen en el nido de 12 a 14 días. Dos años consecutivos de monitoreo muestran que la época de reproducción de la Totaki en las tierras bajas de Santa Cruz puede variar de un año a otro hasta en 55 días. El año 1999 la nidificación empezó en la segunda mitad de septiembre, mientras que el año 2000 la anidación empezó a fines del mes de julio (mes y medio antes que 1999). Esta variación podría deberse a la mayor disponibilidad de agua, ya que el año 1999 fue bastante seco.

En los años 1999 y 2000, la Totaki solo realizó la postura de huevos durante los meses de septiembre y octubre, lo cual no concuerda con lo observado en Argentina por Buchere y Orueta (1977), quienes mencionan que Z. auriculata nidifica en forma constante durante los meses de enero a abril, realizando varias posturas siempre y cuando tengan disponibilidad de alimentos. Esta diferencia podría deberse principalmente a factores climáticos, disponibilidad de alimento

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Figura 13: Tamaño de postura de la Totaki (Z. auriculata), en las Tierras bajas de Santa Cruz, Bolivia en los años 1999 y 2000.

y agua, así como la alteración humana de los dormideros, lo cual pudo retrasar la actividad reproductora de la especie.

Tamaños de postura (Número de huevos por nido)

El tamaño de postura en la especie Zenaida auriculata normalmente es dos huevos, rara vez tres, y excepcionalmente más de tres (De la Peña 1995).

De los 1.063 nidos censados en 1999, el 73% contenía dos huevos, el 25% un solo huevo y solo el 2% tres huevos. El año 2000, de 838 nidos censados, el 64% tenía dos huevos, 28% un solo huevo, 7% tres huevos y solo el 1% con cuatro huevos (Fig. 13).

Los nidos con un solo huevo pueden deberse a que la hembra todavía no había puesto el segundo huevo o a la depredación de uno de ellos. En cuanto a los nidos con tres o más huevos, es posible que sean el resultado de la postura de más de una hembra. Éxito de reproducción En el año 1999, la suma de los huevos encontrados en todos los nidos arrojó un total de 2.067 huevos, de los cuales el 820 llegaron a eclosionar (éxito de incubación); y de estos, 463 consiguieron abandonar el nido y volar (éxito de cría) (Tabla 1). En general, de cada 100 huevos puestos, se produjeron 22 nuevos individuos exitosos. En el año 2000, se hizo el seguimiento a 838 nidos con un total de 1.510 huevos de los cuales el 563 llegaron a eclosionar, y 165 consiguieron abandonar el nido con éxito (Tabla 1).

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Año Total nidos

Total huevos

Eclosión Pichones

No. No. Éxito Fracaso Pichones que volaron

(éxito)

Pichones que murieron (fracaso)

1999 1.063 2.067 820 (40%) 1247 (60%)

463 (22%) 357 (43%)

2000 838 1510 563 (37,3%)

947 (62,7%)

165 (11%) 438 (29%)

Tabla 1: Porcentaje de éxito y fracaso en la nidificación de la Totaki (Z. auriculata) en los años 1999 y 2000 en las Tierras Bajas del Este de Santa Cruz, Bolivia.

Bucher (1977) reportó que en Argentina, de cada 100 huevos puestos por Z. auriculata, se produjeron 37 nuevos individuos, una producción más alta que la observada en el presente estudio en Santa Cruz. Esta situación podría deberse fundamentalmente a que en el citado estudio la mayoría de los nidos (86%) estaban construidos sobre ramazones a alturas desde 0,5 m hasta más de 14 m. En el presente estudio la situación observada es diferente, pues más del 90% de los nidos estaban construidos en el suelo, donde estarían más expuestos y accesibles a los depredadores.

Factores de mortalidad

En el año 1999, del total de fracasos, el 80% de los huevos desaparecieron de los nidos y el resto fueron encontrados quebrados en el mismo nido o no eclosionaron, presumiblemente por infertilidad o por abandono de sus padres. Por otro lado, de los 820 pichones nacidos, el 43% no llegaron a completar su desarrollo; en el 80% de estos casos los pichones desaparecieron del nido; el resto fueron encontrados muertos en o cerca del los nidos; en algunos casos solo se encontraron restos de pichones que probablemente fueron presa de depredadores.

El año 2000, del total de huevos no eclosionados, el 73% de éstos desaparecieron de los nidos, mientras que el resto fueron encontrados fuera del mismo nido, quebrados o pisados.

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De los 563 pichones nacidos en el año 2000, el 78% murieron posiblemente como consecuencia de depredación o abandono de los padres. El alto nivel de mortalidad en el año 2000 puede deberse a la continua presencia de gente caminando sobre el área de nidificación. La alta mortalidad de huevos y pichones en la zona sin duda está relacionada a depredadores y la intervención directa o indirecta del hombre, ya que se trata de áreas eminentemente agrícolas. A manera de ejemplo, en la Colonia “SAO” durante la época de nidificación se registró la presencia de cazadores locales los fines de semana y feriados, quienes cazaban durante la noche en la misma área donde duerme y nidifica la Totaki. Esta actividad pudo ser un factor que influyó en la mortalidad de los huevos y pichones en esta colonia. Otro importante factor de mortalidad es la recolección de huevos por gente que llega de los pueblos cercanos (como Cuatro Cañadas, Tres Cruces, Seis de Agosto y Puerto Rico), quienes recolectan vasijas llenas de huevos para consumo propio o para venderlos localmente a 0,1 centavo de boliviano por unidad. Se observó que la mortalidad es más alta en la etapa de huevos que en la de pichones. Además, el color blanco de los huevos y el hecho de que los nidos estaban en el suelo, los vuelve más conspicuos y los hace más vulnerables a predadores. Los pichones, recién después de 8 a 10 días de la eclosión, pueden reaccionar ante la presencia de extraños ya que abandonan su nido corriendo por el suelo, regresando luego al mismo cuando pasa el peligro. Los posibles predadores de nidos de Z. auriculata, observados en el área de monitoreo de nidos fueron: Zorro (Cerdocyon tous), Carachupa (Didelphis sp.), Gato gris (Herpailurus yaguarundi), Peni (Tupinambis sp.), Peta (Geochelone carbonaria), Suso (Cyanocorax chrysops), Cacaré (Cyanocorax cyanomelas) y varios Roedores y Serpientes no identificados.

Estimación de la productividad o tasa de crecimiento

Para la estimación de la productividad por unidad de superficie se midió la superficie total del dormidero donde la paloma Totaki nidificó (aproximadamente de 6.500.000 m2), y se asumió que un 25% de esta superficie era usada como área de nidificación (1.625.000 m2) (Fig. 14).

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El año 1999, se produjeron 463 nuevos individuos en una superfi cie aproximada de 1.200 m2; en este sentido, para la colonia entera (con una superfi cie de 1.625.000 m2) se estima una producción aproximada de 626.979 nuevos individuos. Similar situación se observó el año 2000 en la Colonia “SAO” donde el monte dormidero tenía una superfi cie 6.000.000 m2 y la anidación ocurrió en una superfi cie de 1.500.000 m2 (aproximadamente el 25 % de la superfi cie total del dormidero). El análisis de productividad muestra que en 1200 m2 se produjeron 165 nuevos individuos, por lo que en una superfi cie de 1.500.000 m2 se llegarían a producir aproximadamente 206.250 nuevos individuos cada año. La productividad estimada del primer año fue de 626.979 individuos y del segundo año fue de 206.250 individuos por colonia. El promedio de la productividad de los dos años es de 416.614 nuevos individuos. Si este promedio de productividad es multiplicado por las 18 colonias registradas en el área de expansión agrícola (asumiendo que las colonias son aproximadamente del mismo tamaño), se estima que 7.499.061 millones de nuevos individuos se agregarían cada año a la población total de Totakis en las Tierras Bajas de Santa Cruz.

Figura 14: Esquema donde se muestra la superfi cie total de un dormidero y en su interior el área donde se concentra la nidifi cación.

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Infl uencia de la Totaki en los cultivos agrícolas Los cultivos más afectados

Los cultivos económicamente más afectados por la Totaki son el girasol y el sorgo. En el caso del girasol, se pudo observar capítulos donde la Totaki se comió hasta el 40% de los granos no cosechados. Esta especie ataca al girasol desde que está semi-maduro, acudiendo en grandes bandadas que se posan sobre el capítulo de la planta para ingerir las semillas. Después de que el girasol es cosechado, queda gran cantidad de semilla en el suelo a disposición de la Totaki. El caso del sorgo es muy similar al del girasol pues la Totaki acude en grandes bandadas a este cultivo, posándose sobre las panojas para ingerir sus granos. La cantidad de grano que consumen está en función del tamaño de la bandada y la frecuencia con que éstas acuden a una determinada parcela de cultivo. En el caso de la soja, la Totaki solo puede perjudicar a este cultivo cuando está recién nacido; al comer el cotiledón, arranca de raíz del plantín, esta situación no fue observada pero se tienen reportes orales de algunos agricultores. Cuando la soja madura, la Totaki no puede ingerirla ya que la vaina que protege a la semilla es muy resistente. La mayor parte de la soja que come la Totaki se encuentra disponible en los rastrojos.Hasta el momento no se tienen reportes acerca de daños considerable producido por la Totaki en otros cultivos de menor escala como el maíz, arroz y trigo. Esto se pudo constatar con los análisis de buches; pues los individuos colectados mostraron una baja presencia de estos granos.

Medidas de control recomendables para proteger los culti vos agrícolas

Uso de detonadores a gas y cohetes

Son mecanismos que funcionan a gas y producen detonaciones periódicas que ahuyentan a la Totaki de los cultivos. Esta medida implica un costo económico en la compra de gas, cohetes y en la contratación de personal para manejarlos, pero no producen daños aparentes al medio ambiente.

Chaqueo y quema de los sitios dormideros

Esta medida solo se ha podido registrar en la Colonia “Chihuahua”, donde en el año 1998 los productores Menonitas quemaron el dormidero para ahuyentar a la Totaki de sus cultivos, adicionalmente talaron otra parte del bosque con

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propósitos agrícolas. Esta actividad no tiene ningún efecto en el control de Totaki como plaga dado que el nomadismo hace que ésta se desplace a otros lugares donde hay sufi ciente vegetación para dormir y nidifi car. La quema del dormidero causa efectos negativos al resto de la fauna silvestre que vive en las cortinas rompe viento y montes dormideros. Envenenamiento de dormideros y bebederos

Hasta la fecha no se ha podido constatar en las Tierras Bajas de Santa Cruz el uso de veneno como medida de control de la Totaki. Sin embargo, por la magnitud de las pérdidas económicas, algunos agricultores manifi estan que podrían inducir a los productores a fumigar en avioneta los dormideros con insecticida, tal como ha ocurrido en otros países como Argentina, Colombia y Brasil; en estos casos las consecuencias de envenenamientos han sido desastrosas para la vida silvestre, el medio ambiente y para el mismo hombre. Esta situación podría causar la declinación hasta niveles críticos de especies de aves de rapiña, canidos y félidos importantes para el equilibrio de un ecosistema. Cacería de subsistencia, comercial y deportiva

Es importante mencionar que la cacería de subsistencia y comercial realizada por cazadores locales durante los fi nes de semana, es más intensa desde mayo hasta julio. En general grupos de ocho a diez personas ingresan durante la noche al interior del dormidero, y permanecen cazando hasta la madrugada, obteniendo un promedio de 60 palomas por cazador, que posteriormente venden a trabajadores petroleros o agrícolas que las compran al precio de un boliviano por espécimen. Esta actividad, debidamente reglamentada, podría ser una forma de ayudar al control de la Totaki como plaga.

Reglamentación de la caza deportiva controlada para las actividades del turismo de cacería.

Con los insumos técnicos del presente estudio, el Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado propuso al Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planifi cación una propuesta de Reglamento de caza controlada para la Totaki, el cual fue analizado por el Consejo Consultivo de Vida Silvestre de la Dirección General de Biodiversidad y luego aprobado mediante la Resolución Ministerial No. 089 del 21 de mayo de 2001. En sus partes más relevantes, dicha Resolución levanta la Veda sobre la paloma Totaki (Z. auriculata) en la región productora de grano en las provincias Andrés Ibáñez, Ñufl o de Chávez, Chiquitos, Cordillera, Obispo Santiesteban y Warnes del Departamento de Santa Cruz (Arts. 1, 2 y 3), encomendando a la Dirección de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la

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Prefectura de Santa Cruz, como autoridad ambiental departamental competente, la aplicación, del control y fi scalización del reglamento, y al Museo Noel Kempff , la realización de un monitoreo técnico ambiental de las poblaciones de Totaki.

En la actualidad la Prefectura del Departamento de Santa Cruz sigue emitiendo permisos y/o patentes para agencias que operan vendiendo paquetes de turismo de caza deportiva en los municipios de Tres Cruces, Cuatro Cañadas, Las Brechas y otros, pero no se está realizando ningún monitoreo ambiental de dicha actividad. Tampoco se conoce a qué actividad se destinan los fondos que se recaudan por el pago de los permisos de caza deportiva.

Conclusiones y recomendaciones

La abundante cantidad de Totaki, con una población estimada entre seis y siete millones de individuos en las Tierras Bajas del Este de Santa Cruz, permite el aprovechamiento sostenible mediante la caza deportiva reglamentada. Es evidente que la abundancia de Totaki en una determinada colonia, está regulada por la cantidad de alimento disponible en las cercanías de cada colonia a lo largo del año. Si tomamos en cuenta el criterio emitido por Lack (1954), quien menciona que las aves son capaces de producir en un año una cantidad de descendientes por lo general mayor que las pérdidas sufridas durante el mismo período, y si a esto sumamos la enorme disponibilidad de alimento (granos), estimamos que la cantidad de descendientes que pueden producir una población de siete millones de Totakis es sufi ciente para abrir la posibilidad de pensar en diferentes opciones de aprovechamiento racional como la caza deportiva reglamentada, lo que a su vez generaría importantes ingresos mediante la emisión de patentes y/o permisos de caza deportiva. Estacionalidad Las primeras bandadas numerosas de Totaki se empiezan a observar a partir de la segunda mitad de abril, aumentando progresivamente y alcanzando el máximo número entre junio y julio. Esta situación está en directa relación con el calendario de cosecha de granos en la zona. En los meses de agosto y septiembre los cultivos de girasol sufrieron el mayor ataque por la Totaki. A partir de septiembre, las colonias empezaron a despoblarse y en noviembre la mayoría abandona las Tierras Bajas ya que el alimento es cada vez más escaso.

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La reproducción y la alteración en los dormideros

No se tiene certeza sobre si todas las colonias de Totaki se reproducen en las Tierras Bajas de Santa Cruz. De las cuatro colonias identifi cadas, solo en dos se pudo monitorear la nidifi cación. Las otras emigraron posiblemente para reproducirse en otro lugar. Una situación a favor de esta hipótesis se observo el año 2000, en el mes de septiembre en la colonia “La Laguna” donde se observó una masiva concentración de palomas nidifi cando sobre una densa cubierta de vegetación acuática al interior de la laguna, haciendo que los nidos estén inaccesibles para cazadores y depredadores terrestres. La reproducción de la Totaki en una determinada colonia estaría determinada por factores como: grado de perturbación en los dormideros, disponibilidad de alimento y agua. Si bien la cantidad de palomas cazadas por cazadores locales es considerable, es más importante tomar en cuenta la constante perturbación del dormidero, lo cual puede ser un factor determinante para que la Totaki elija un sitio u otro donde nidifi car. La Totaki y la agricultura

Las medidas de control que han tomado los productores agrícolas están en función de ahuyentar las bandadas de Totakis de los cultivos (protección del cultivo). Se entiende que tratar de disminuir la cantidad de palomas para disminuir el daño es prácticamente imposible e improductivo ya que, para que el daño disminuya signifi cativamente, se tendría que matar más del 50% de la población (3 millones de individuos), lo cual implicaría un esfuerzo muy difícil de realizar en cuanto a costo y tiempo. Además si tomamos en cuenta la capacidad de reproducción (reposición) que tiene la Paloma Totaki, fácilmente nos damos cuenta que esta medida de control de las poblaciones es la menos indicada. Uso cinegético de la Totaki como parte del control (turismo de caza deportiva) Consideramos viable pensar en el potencial aprovechamiento de la paloma Totaki, ya sea en forma directa para la alimentación humana, o a través del fl ujo controlado de turistas y la generación de divisas y empleos eventuales que genera la cacería deportiva. Este potencial turístico muestra la urgente necesidad de un plan de monitoreo del uso sostenido de la Totaki que debe contemplar: 1) aspectos técnicos referidos a la biología y ecología de la especie y 2) aspectos legales referidos al control y fi scalización para evitar efectos colaterales que podría generar la caza deportiva y comercial.

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Impacto socioeconómico del turismo cinegético en las comunidades de las Tierras Bajas del Este El turismo de cacería puede generar importantes ingresos en la población loca. Como ejemplo se puede mencionar que durante dos años, dos compañías de turismo, ingresaron a Santa Cruz 321 turistas; cada turista realizó cuatro días de actividad cinegética, para lo cual necesariamente contrataron guías o ayudantes de campo locales además del consumo de servicios de alimentación, hotelería, transporte, entre otros. Calculamos que este fl ujo de turistas generó, solo en la contratación de guías, más de 25.000 USD, sin considerar los permisos y patentes que tendrían que haber pagado a la Prefectura del Departamento que es la autoridad ambiental competente.

Reemplazo del plomo como munición de caza deportiva

Es evidente que la caza deportiva en el área referida se realiza cada vez con mayor intensidad y seguramente se va a consolidar una vez se reglamente la operación de turismo cacería de la paloma Totaki. En este sentido es importante plantear una estrategia y un plan de acción para que, en un lapso no mayor a 5 años, se pueda reemplazar el uso del plomo como munición, debido a los daños que causa este elemento cuando se ioniza e ingresa a los tejidos.

El problema del control

Entre las medidas aconsejables y que se pueden aplicar (algunas de ellas ya probadas en otros países) se incluyen:

• Cosecha anticipada Consiste en disminuir el tiempo de exposición de un determinado cultivo,

cosechándolo lo antes posible para disminuir el tiempo de exposición a las aves granívoras como la Totaki, y de esta forma disminuir el daño.

• Desecantes químicos Productos que permiten el secado rápido del cultivo, anticipando el recojo

de la cosecha y disminuyendo el tiempo de exposición a aves granívoras.

• Variedades e híbridos resistentes Consiste en cultivar variedades resistentes al daño de aves. Esta resistencia

está dada por altos contenidos de taninos, lo que hace a los granos poco palatables para las aves.

• Repelentes Consiste en repelentes visuales muy simples, desde el conocido

espantapájaros hasta mecanismos sofi sticados como los detonadores a gas

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o pólvora (cohetes). También el poner cebos que atraen a aves de carroña y que ayudan a repeler las palomas de los cultivos.

• Combate directo para proteger al cultivo Si bien se ha demostrado que la eliminación masiva de una especie con

alto potencial reproductivo no tiene perspectivas de lograr disminuir los daños, es recomendable incentivar la caza deportiva reglamentada por su atractivo turístico y la implicancia económica que podría generar el uso racional de esta especie.

La caza deportiva como ayuda al problema agrícola

La caza comercial y deportiva merece ser alentada por el signifi cado económico y deportivo que implica, sin crear una falsa expectativa de que pueda constituir la solución total del problema agrícola. Es importante considerar la implementación de un mecanismo de coordinación entre las compañías de turismo que realizan faenas de turismo de cacería y los productores agrícolas, de manera que estas faenas se realicen cerca de los cultivos más afectados temporalmente. Consideramos que este problema necesita ser encarado de una forma conjunta ya que si bien la Totaki brinda benefi cios económicos a las compañías de turismo, por otro lado es un gran problema para los productores agrícolas.

Se recomienda implementar a corto, mediano y largo plazo, un plan de monitoreo del uso sostenible de la Totaki, a través del reglamento de caza deportiva de esta especie, el cual debe ser elaborado en base a fundamentos técnicos científi cos y legales. El desarrollo del monitoreo y el cumplimiento de esta reglamentación serían las herramientas para asegurar el uso sostenible de esta especie.

En vista que las actividades de turismo cacería son una fuente generadora de empleos para la gente de los pueblos de Tierras Bajas, se recomienda realizar un estudio más profundo sobre el efecto socioeconómico que generó la cacería de Totaki en dos años de actividad y lo que podría generarse en los próximos años.

Monitoreo del aprovechamiento de la Totaki a través de la caza

El monitoreo de los efectos que producen las actividades de caza sobre la Totaki y el resto de la fauna silvestre, permitirá identifi car y prevenir efectos negativos sobre la vida silvestre y el medio ambiente en general.

La información que arroje el monitoreo del comportamiento de las poblaciones de Totaki sometidas a caza, permitirá sugerir ajustes al plan de aprovechamiento de esta especie, que permitan mantener poblaciones estables que aseguren la permanencia de este recurso en el largo plazo.

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La identifi cación de los efectos directos o indirectos que produce la caza de Totaki sobre la fauna silvestre, permitirán sugerir la modifi cación, suspensión o cambio de algunas prácticas o actividades que conciernen a la cacería de Totakis, para disminuir y mitigar los efectos negativos que produce la caza sobre la fauna silvestre.

Se deben identifi car los efectos negativos sobre las aves migratorias, especialmente en los cuerpos de agua, para alertar, y sugerir modifi caciones, cambios o la suspensión de los factores que los producen. Esto es necesario ya que el área referida colinda con áreas protegidas como El Parque Nacional Kaa Iya y el Parque Regional Lomas de Arena, donde puede darse un importante intercambio de fauna, especialmente de aves acuáticas y rapaces migratorias.

La identifi cación de residuos de agroquímicas en los tejidos de la Totaki, permitirá identifi car los efectos actuales y riesgos futuros a los que está sometida tanto esta especie como sus predadores.

Por último, toda la información que se obtenga, permitirá asegurar el uso racional de este recurso mediante la implementación de estrategias sustentadas en criterios técnicos y científi cos, disminuyendo además el efecto sobre el resto de la fauna silvestre.

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Datos del Autor

Abraham Rojas Valverde 1

1Investigador asociado al Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, Universidad Autónoma Gabriel René Moreno de Santa Cruz. [email protected]

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Gobernanza en el Manejo de Fauna Silvestre en Bolivia

Humberto Gómez

Taller AAPICA - Fotografía R. Estrada

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Resumen

El manejo de fauna silvestre es un proceso social que involucra personas e instituciones. Bajo el supuesto de que este proceso se logrará de forma apropiada solo cuando los niveles de gobernanza así lo permitan, se analizan una serie de condiciones con las cuales se debe contar a fi n de poder llevar delante de manera óptima el proceso del manejo de fauna: la participación de los interesados, la equidad, la rendición pública de cuentas, la transparencia y fl ujos de información, la descentralización, la efi ciencia y efi cacia de las acciones, la dirección y puntualidad y, por último, la refl exión y experimentación local. Se usan ejemplos del libro “Experiencias de Manejo de Fauna en Bolivia” como muestras de la integración de las condiciones de gobernanza en el manejo de fauna en el país.

Palabras clave: manejo de fauna, gobernanza ambiental, Bolivia.

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¿Por qué hablar de gobernanza en el manejo de fauna?

Los capítulos presentados en este libro abordan el manejo de fauna silvestre desde diferentes perspectivas. Tradicionalmente, el manejo de fauna es entendido como “la ciencia y el arte de decidir y actuar para manipular la estructura, dinámica y relaciones entre poblaciones de animales silvestres, sus hábitats y la gente, a fi n de alcanzar determinados objetivos humanos por medio del recurso fauna silvestre” (Ojasti & Dallmeier 2000). En palabras del mismo Ojasti es una defi nición “engorrosa” pero llena de términos que son muy importantes y que son analizados por los autores y enriquecidos a continuación con una perspectiva de gobernanza.

“El binomio ciencia y arte signifi ca investigación y aplicación que son dos actividades esenciales en el manejo de fauna” (Ojasti & Dallmeier 2000), que como veremos más adelante, forman una parte esencial de la gobernanza necesaria para lograr un manejo apropiado de fauna, más aún si esas actividades son realizadas con un sentido participativo.

“Decidir y actuar expresa la función gerencial implícita en el manejo de cualquier recurso, es decir, adoptar las decisiones más acertadas desde el punto de vista técnico y enmarcadas en una política coherente” (Ojasti & Dallmeier 2000), es decir, el manejo de fauna es un proceso fundamentalmente humano y social, es llevado adelante por personas e instituciones y se encuentra limitado por factores bióticos y económicos. Este aspecto “humano” del manejo de fauna condiciona el éxito de cualquier proceso, y es la razón principal de la necesidad de un ambiente de gobernanza adecuada.

La defi nición tradicional que Ojasti & Dallemeir (2000) presentan (que en realidad pertenece a R. H. Giles, como ellos indican) radica en un triángulo de relaciones entre animales silvestres-hábitat-gente que “integra los tres componentes que involucran cualquier plan de manejo y será empleado como un marco de referencia conceptual del manejo de fauna”, instrumento que como vemos en los casos presentados en el presente volumen por Miranda-Chumacero et al. (2010), Ten & Gonzáles (2010) o Rojas (2010), va más allá de las limitaciones biológicas o tecnológicas (como también lo presentan Osorio & Álvarez 2010) e incluyen una serie de factores organizativos, gerenciales e institucionales muy complejos.

Esta confi guración, que podría haber sido vista como “externa” al manejo de fauna, en el caso Latinoamericano, está internalizada y, es más, es inherente al proceso del manejo. Las condiciones humanas, sociales e institucionales deben darse en primer lugar a un nivel local, pues es la escala a la que el manejo sucede, y por tanto, deben ser abordadas desde esa perspectiva. Ese conjunto de condiciones

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locales, sociales e institucionales son las que conforman la gobernanza para el manejo de fauna silvestre.

El análisis presentado a continuación parte del supuesto de que un manejo de fauna apropiado se logrará solo cuando los niveles de gobernanza (y gobernabilidad, aunque esta no es analizada) así lo permitan, las dimensiones ambientales y las dimensiones económicas pueden ser superadas, pero la dimensión humana –traducida en la gobernanza de los procesos y su respectiva gobernabilidad– será la que en última instancia determine la viabilidad de los procesos. Tanto gobernanza como gobernabilidad, deben ser pensadas por lo menos a una escala local y nacional, cuanto mejor a una escala internacional.

Gobernanza necesaria para el manejo de fauna

La gobernanza se refi ere a quién decide y cómo. Se ha defi nido como: “la interacción entre las estructuras, procesos y tradiciones que determinan cómo se ejerce el poder, cómo se toman las decisiones sobre cuestiones de interés público, y cómo los ciudadanos u otras partes interesadas tienen la palabra” (Graham et al. 2003).

Muchas veces, la gobernanza es confundida con “gobernabilidad”. La gobernabilidad abarca políticas, instituciones, procesos y poder. La naturaleza de la gobernabilidad depende de las reglas institucionales para la toma de decisiones y la capacidad de las personas de participar en la toma de decisiones que les afectan. También depende de la distribución del poder, es decir el poder de tomar decisiones con o sin el consentimiento de los demás (Swiderska et al. 2008).

La gobernanza está compuesta de una serie de factores o condiciones, con las cuales se debe contar a fi n de poder llevar delante de manera óptima el proceso del manejo de fauna. Estas condiciones pueden incluir la participación de los interesados, la equidad, la rendición pública de cuentas, la transparencia y fl ujos de información, la descentralización, la efi ciencia y efi cacia de las acciones, la dirección y puntualidad y, por último, la refl exión y experimentación local. El análisis, comprensión e integración de estas condiciones en cualquier proceso de manejo de fauna podría ayudar a lograr niveles de gobernanza que permitan un manejo más adecuado. A continuación se describen brevemente las mencionadas condiciones haciendo referencia a ejemplos específi cos que pueden ser encontrados en los capítulos de la presente publicación.

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Participación de los interesados

Los habitantes locales tienen un conocimiento valioso y específi co en los sitios; éste conocimiento puede ser complementado con el conocimiento de los “expertos en recursos naturales”, este proceso que se ha venido a denominar “diálogo de saberes” es una característica fundamental del proceso de manejo de fauna, pues los actores locales son, en general, los más vulnerables a los problemas medioambientales y, por lo tanto, los más indicados para percibirlos.

Las experiencias presentadas por Ten & Gonzáles (2010) en el caso del plan de manejo de lagarto de Loreto y, por Ticona et al. (2010) para la prevención de confl ictos entre depredadores y ganado en Apolobamba, son una clara muestra de que el proceso de participación efectiva de los actores locales tiene un mayor impacto en el manejo de fauna. Instrumentos como normas comunales o reglamentos internos, como las desarrolladas en la TCO Isoso sobre la cacería de subsistencia (Noss et al. 2010), son el resultado de procesos positivos de participación que resaltan una vez más su importancia.

Townsend (1999) ya hacía referencia a esta evidente necesidad, pues en dicho trabajo resaltaba la importancia de que la participación no debía ser solamente una participación “pasiva” (aquella donde se informa lo que ya ha pasado o va a pasar y donde el conocimiento y la información están en manos de “los técnicos”); sino que deberíamos, para hacer un manejo de fauna efectivo, alcanzar niveles de participación funcional o interactiva, que puedan lograr fi nalmente una “auto-movilización”.

Lo cierto y fundamental, y lo que en la práctica está pasando ya, es que un proceso de manejo de fauna debe comenzar y terminar asegurando una participación interactiva de los interesados, deseablemente, para lograr mayores y mejores impactos que se refl ejen en el cumplimiento de los objetivos planteados y en la conservación de las especies y sus ecosistemas.

Equidad

Equidad no es necesariamente lo mismo que igualdad. La equidad implica un reconocimiento de que los titulares de derechos tienen un rol principal en la toma de decisiones, a diferencia de los interesados (Swiderska et al. 2008). Por ejemplo, aquellos grupos con mayor dependencia, mayor conexión histórica con el territorio y su biodiversidad, y que han hecho la mayor contribución a la conservación, se pueden considerar los titulares de derechos; sobre estos derechos están aquellos que, en el caso de poseer territorios (como las TCOs), la ley legítimamente les confi ere.

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Este reconocimiento de equidad en el proceso del manejo de fauna es fundamental a la hora de trabajar sobre la necesidad de mantenimiento de poblaciones saludables de fauna silvestre y el derecho a contar con un ambiente sano, como lo expone Townsend (2010), o al momento de discutir aspectos sobre quienes tienen acceso a los recursos naturales a través de reglamentos (Noss et al. 2010), o en el marco de la distribución de los benefi cios que provienen de la comercialización de productos de fauna silvestre como los lagartos (Miranda-Chumacero et al. 2010, Ten & Gonzáles 2010), miel de abejas nativas (Cuéllar et al. 2010b) o mariposas diurnas (Guerra et al. 2010).

Las cuestiones de quién paga los costos de la conservación de la diversidad biológica y si las comunidades deben “esperar” para hacer un uso de recursos que supuestamente corresponden al “bien común”, sin compensación directa, sólo ahora están siendo consideradas seriamente como una posibilidad (Carter & Gronow 2005). Estos aspectos son fundamentales y deben ser considerados desde un inicio en el proceso de manejo de fauna silvestre.

Rendición de cuentas

La rendición de cuentas es fundamental para asegurar que los gobiernos (sean nacionales, regionales, o locales) y la gobernanza sirvan a las necesidades de la sociedad, y que la participación en la toma de decisiones sea signifi cativa (es decir, seguida de acciones). La rendición de cuentas mejora cuando los “funcionarios” o quienes están a cargo localmente del proceso de manejo son “elegidos” directamente por la población local en lugar de ser “nombrados”. La selección de responsables zonales, como en el caso de los Chakus en Apolobamba (Ticona et al. 2010), o la selección de técnicos locales que trabajarán directamente en los procesos (Osorio & Álvarez 2010), o más aún la construcción colectiva de los proceso y evaluación continua de forma conjunta, como en el caso de la crianza de P’isacas en el Altiplano (Garitano-Zavala 2010), son formas efectivas de mejorar la rendición de cuentas.

Sin lugar a dudas, la co-gestión de los procesos de manejo constituye una manera de institucionalizar la rendición de cuentas, ya que supone que se ha pasado un proceso de acuerdos negociados sobre posiciones, derechos y responsabilidades entre los diferentes actores (Borrini-Feyerabend et al. 2004). Estos procesos, que se dejan entrever en la TCO Isoso (Noss et al. 2010, Cuéllar et al. 2010), que también están implícitos en el desarrollo e implementación planes de manejo de lagarto (Miranda-Chumacero et al. 2010, Ten & Gonzáles 2010) y otros casos presentados en este libro, deben ser profundizados en la medida que los procesos de participación son también profundizados.

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Transparencia y fl ujos de información

La falta de transparencia y acceso a la información sobre las decisiones y los procesos de decisión es un obstáculo fundamental para la participación y la rendición de cuentas. La transparencia, es una condición cada vez más importante ya que la globalización da rienda suelta a nuevas presiones y dinámicas a nivel local y ya que el poder del sector privado tiende a seguir creciendo.

El compartir la información, resultados y discusiones desde el inicio del proceso de manejo es sin duda una necesidad, así como el establecer claros canales de comunicación. Todos los ejemplos presentados en el libro se nutren de este espíritu, y sin duda alguna los mayores avances en cuanto a la gobernanza en el manejo de fauna silvestre se han dado en este punto. Situaciones críticas como la que representa el manejo del guanaco en el Chaco (Cuéllar & Segundo 2010) requieren de transparencia en cuanto a los factores que pueden conducir a la declinación de las poblaciones, la distribución de los benefi cios económicos del lagarto (Miranda-Chumacero et al. 2010, Ten & Gonzáles 2010) o las mariposas (Guerra et al. 2010) no podrían realizarse si no existiera transparencia en los procesos de negociación.

La transparencia y fl ujo de información incluye un matiz adicional, muy importante por cierto, aquel relacionado con la obtención de la información “biológica” para el manejo, en el pasado hecha por “técnicos” y actualmente llevada adelante por medio de investigación participativa (Gómez et al. 2003, Townsend 2003, Cuéllar et al. 2010a) o incluso de forma directa por parabiólogos (Noss et al. 2010, Cuéllar & Segundo 2010) o de una forma compartida (Garitano-Zavala 2010). Sin lugar a dudas, la “democratización” de la investigación, y el hecho de quitar el velo de “misterio” que la misma tenía para los pobladores locales ha sido, y es, uno de los factores fundamentales de éxito descritos en los capítulos precedentes. Este aspecto es también crucial a la hora de llevar adelante el monitoreo sobre la implementación de acciones de manejo de fauna y analizar su impacto sobre el recurso manejado.

Descentralización

Las decisiones se hacen mejor cuando existe capacidad para actuar y controlar (Mayers & Bass 1999). Si bien la planifi cación centralizada y los proyectos de “arriba hacia abajo” a gran escala pueden ser efi caces en la prestación de algunos servicios públicos como la educación y la salud, esto es raramente el caso del manejo de vida silvestre (Swiderska et al. 2008). La variabilidad local, la complejidad y la imprevisibilidad de los ecosistemas naturales signifi can que se necesitan respuestas fl exibles y adaptables de gestión a nivel local en donde

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los actores centrales en el análisis, planifi cación, negociación y acción son los benefi ciarios del proceso de manejo de fauna (Borrini-Feyerabend et al. 2004).

Todos los casos presentados aquí mantienen una ruta de trabajo basada en las decisiones a nivel de quienes manejan directamente la fauna, y que en la práctica son quienes reciben sus benefi cios o sus “daños”. El manejo de fauna, de entre diferentes dimensiones del manejo de recursos biológicos, por su naturaleza ofrece y (en cierta medida fuerza) a que la descentralización deba practicarse.

Efi ciencia y efi cacia

Esto signifi ca que la gobernabilidad hace el mejor uso de los recursos disponibles, las instituciones y la capacidad para la gestión racional de los recursos. El despilfarro o intervenciones inefi caces disminuyen los recursos disponibles para obtener más respuestas apropiadas (Swiderska et al. 2008). La mejor manera de asegurar que la gobernanza sea efi ciente y efi caz consiste en basar las intervenciones en un análisis profundo de la situación local, en lugar de utilizar la “sabiduría recibida”.

Este análisis de la situación local para diseñar acciones apropiadas puede ser visto, por ejemplo, en el diseño de las medidas de mitigación de daños provocados por fauna silvestre en Apolobamba (Ticona et al. 2010) en donde se parte de un análisis de las prácticas tradicionales que se usaban para controlar el problema. El análisis debe incluir, además, no solo la situación local sino la información disponible para un manejo apropiado y, a partir de este análisis, tomar decisiones para adaptar, cambiar o seguir el curso de acción planifi cado, un ejemplo de esto puede ser visto en los ejercicios de fertilización que se llevaron a cabo con el suchi (Osorio & Álvarez 2010) en Apolo, donde, sobre la base de diferentes experiencias y luego de un análisis de la situación ambiental de las áreas de reproducción de la especie, se lograron reproducir las condiciones para lograr procesos de fertilización viables.

Dirección y puntualidad

Esto signifi ca utilizar pruebas sólidas acerca de la realidad sobre el terreno y los plazos que permitan una verdadera participación de los interesados (Swiderska et al. 2008). Externamente, los regímenes ambientales impuestos por la gobernabilidad se basan a menudo en la normalización, la centralización y un parámetro único para todos los enfoques locales que descuidan la complejidad dinámica y la heterogeneidad. En su lugar, por la naturaleza de los objetos del manejo debería haber sufi ciente amplitud y fl exibilidad para dar cabida a la diversidad local y al cambio. Esto puede verse, por ejemplo, en la necesidad de adecuación del calendario de cosecha de lagarto en Loreto, en donde, por

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las condiciones locales la época de cacería debe adelantarse a la época que autorizada por el Reglamento de Aprovechamiento de Lagarto (Ten & Gonzáles 2010).

Refl exión y experimentación

La construcción de la fl exibilidad en la gobernabilidad es esencial para que se fortalezca la capacidad de respuesta y se genere el aprendizaje a partir de la experiencia (Swiderska et al. 2008). En la medida que nuestro conocimiento de la naturaleza es imperfecto, también lo es nuestra comprensión sobre la mejor manera de manejarlo. Por lo tanto, es importante experimentar con diferentes enfoques de gestión, evaluar sus impactos y retroalimentar las lecciones. Pero estos experimentos sólo son realmente útiles si se puede capturar la atención y el apoyo de aquellos que controlan la política, dando lugar a cambios en las políticas y las instituciones (Mayers & Bass 1999).

“Aprender haciendo”, “investigación acción” y otros son expresiones frecuentemente utilizadas para describir la evolución de los acuerdos para la cogestión de los recursos naturales como un enfoque de gestión adaptativa necesaria (Townsend 2003). En la presente publicación, prácticamente todos los capítulos contienen ejemplos de estos procesos de experimentación y refl exión.

Borrini-Feyerabend et al. (2004) destacan que la “gestión adaptativa” es el único enfoque “sensato” dado que al cambio ambiental y social generalizado se añaden la incertidumbre inherente y la complejidad de los ecosistemas. Estos mismos autores hacen hincapié en la gestión de adaptación como un aprendizaje a través de procesos iterativos para adaptar las soluciones a contextos específi cos.

¿Cómo promover la gobernanza en el manejo de fauna Silvestre?

Por supuesto las recetas no existen, los aspectos precedentes deben ser vistos como condiciones necesarias, probablemente no siempre aplicables en todos los casos, que tienen que tomarse en cuenta para asegurar un mayor éxito en los procesos de manejo de fauna. Los casos presentados en esta publicación nos muestran que pueden ser el camino correcto.

Las comunidades locales tienen un papel importante que desempeñar en la conservación y manejo de la biodiversidad. Sin embargo, la conservación basada en la comunidad como una panacea, así como la conservación basada en el gobierno como otra panacea, ignoran la necesidad de la gestión de bienes comunes en múltiples niveles, con múltiples interacciones verticales y

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horizontales entre las instituciones. Mejorar la integración de la conservación y el desarrollo requiere repensar la conservación mediante el uso de una perspectiva de la complejidad y la capacidad para hacer frente a múltiples objetivos, el uso de las asociaciones y los procesos de deliberación y aprendizaje a partir de bienes comunes de investigación para desarrollar herramientas de diagnóstico (Berkes 2007). De esta manera, el abordaje de manera directa de la gobernanza en el proceso de manejo de fauna puede conducir a desarrollar un enfoque pluralista que se inicia desde abajo hacia arriba e implica redes y vínculos entre diferentes niveles de organización que pueden apoyar, en este caso, niveles adecuados de gobernabilidad.

Concretamente, algunos pasos deben ser incluidos si realmente asumimos que un efectivo manejo de fauna silvestre no puede ser alcanzado sin una gobernanza adecuada, pues está en su naturaleza: el manejo es normativo y requiere una acción colectiva.

En ese sentido, la promoción de una adecuada gobernanza para el manejo de fauna silvestre debería:

• Construir sobre prioridades locales, la diversidad de medios de vida y las defi niciones locales de bienestar.

• Construir sobre sistemas locales de conocimiento y manejo.• Construir sobre instituciones locales y organizaciones sociales.• Fortalecer los recursos y tecnología localmente disponibles para lograr

resolver las necesidades humanas más fundamentales.• Promover incentivos económicos y políticas para la distribución equitativa

de los benefi cios de la conservación• Adoptar códigos de conducta por parte de las organizaciones de

conservación y profesionales.• Fomentar acuerdos negociados y posibilitar políticas para la acción local.

Estos representan puntos fundamentales que pueden apoyarnos a desarrollar un apropiado nivel de gobernanza en los procesos de manejo de fauna silvestre, y que por tanto, deberían ser considerados para ser operacionalizados antes de comenzar, de manera óptima, y servir de guías para reorientar las acciones.

Los casos presentados en el libro representan, sin lugar a dudas, ejemplos muy valiosos de cómo diferentes factores de gobernanza son incluidos, y presentan además una muestra de la necesidad de pensar en esta dimensión cuando llevamos adelante procesos de manejo de fauna silvestre en nuestro contexto.

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Agradecimientos

Este manuscrito representa un intento de buscar un factor común de algo no tan común explícitamente en las doce contribuciones del libro “Experiencias de manejo de fauna silvestre en Bolivia”. Mi agradecimiento más sincero al esfuerzo de los autores de cada uno de los capítulos del libro y que han sido la fuente de la refl exión aquí presentada.

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Datos del Autor

Humberto Gómez 1

1Departamento de Ciencias, Fundación Amigos de la NaturalezaKm 7 ½ Doble vía a La Guardia, Santa Cruz, [email protected]