Giovanni Sartori IDEOLOGIA

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Giovanni Sartori Investigador de Ciencias Políticasn mGiovanni Sartori es un investigador en el campo de la Ciencia Política, especializado en el estudio comparativo de la política. Wikipedian mn Fecha de nacimiento: 13 de mayo de 1924 (edad 91), Florencia, Italian Educación: Universidad de Florencia (1946)n Premios: Beca Guggenheim en Ciencias Sociales, Estados Unidos y Canadá El autor repasa los rasgos antropológicos que están presentes en la política. Compara la concepción clásica y la concepción actual de la política. Destaca las dimensiones teorética, pragmática y axiológica de la política, así como la ideología y la utopía política. Define la ideología política y se refiere a los diferentes enfoques como se puede abordar el estudio de la democracia. Por último trata sobre algunos sistemas políticos como: la dictadura, el totalitarismo, el marxismo, el socialismo, el fascismo y la ideología militarista de seguridad nacional. Sistemas e ideologías 8.1. La ideología en política 1. ¿Ocaso de las ideologías? De un cuarto de siglo para acá, se viene hablando del ocaso o muerte de las ideologías en cuanto utopías absolutas o religiones seculares. Sin embargo, a pesar de dichas predicciones, las ideologías siguen vigentes y con innegable vitalidad en muchos de los movimientos sociopolíticos de nuestro tiempo. Con razón un autor advierte que las discusiones acerca de la ideología generalmente caen en dos amplios terrenos que hay que saber distinguir. Uno es el de la ideología en cuanto conocimiento (ideology in knowledge). Y otro es el de la ideología

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marco teorico sobre Giovanni Sartori y su ideologia del conocimiento.

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Giovanni Sartori

Investigador de Ciencias PolíticasnmGiovanni Sartori es un investigador en el campo de la Ciencia Política, especializado en el estudio comparativo de la política. WikipedianmnFecha de nacimiento: 13 de mayo de 1924 (edad 91), Florencia, ItalianEducación: Universidad de Florencia (1946)nPremios: Beca Guggenheim en Ciencias Sociales, Estados Unidos y Canadá

El autor repasa los rasgos antropológicos que están presentes en la política. Compara la concepción clásica y la concepción actual de la política. Destaca las dimensiones teorética, pragmática y axiológica de la política, así como la ideología y la utopía política. Define la ideología política y se refiere a los diferentes enfoques como se puede abordar el estudio de la democracia. Por último trata sobre algunos sistemas políticos como: la dictadura, el totalitarismo, el marxismo, el socialismo, el fascismo y la ideología militarista de seguridad nacional.

Sistemas e ideologías

8.1. La ideología en política

1. ¿Ocaso de las ideologías?De un cuarto de siglo para acá, se viene hablando del ocaso o muerte de las ideologías en cuanto utopías absolutas o religiones seculares. Sin embargo, a pesar de dichas predicciones, las ideologías siguen vigentes y con innegable vitalidad en muchos de los movimientos sociopolíticos de nuestro tiempo.Con razón un autor advierte que las discusiones acerca de la ideología generalmente caen en dos amplios terrenos que hay que saber distinguir. Uno es el de la ideología en cuanto conocimiento (ideology in knowledge). Y otro es el de la ideología en cuanto política (ideology in politics).En el campo del conocimiento habría que conceder que una larga tradición, que viene desde el siglo XVII con Bacon, que reafirmó a su modo Marx y a la que aportan sus elementos las doctrinas positivistas y la llamada sociología del conocimiento en Alemania, tiene sobre las ideologías una apreciación negativa. La ideología, desde este punto de vista, sería algo que se opone a la ciencia. Algo no discutible científicamente, algo que la ciencia debe poner entre paréntesis, cuando no destruir. El camino de la ciencia, el camino hacia la realidad, hacia las cosas, exigiría la liberación de las ideologías. La ideología en cuanto conocimiento no debería contar.Pero algo muy diferente es cuando se trata de ideología en política. La ideología si cuenta, y es relevante, políticamente hablando.

Para Sartori, ideología indica la parte política de un sistema de creencias; lleva a la vez una carga de verdad (elemento cognitivo) y una carga de pasión (elemento dinámico). En política, "ideología" se contrapone a "pragmatismo".En la ideología prevalecen los elementos duros (adamant), a saber, elementos cognitivos fijos o cerrados y elementos emotivos fuertes. Mientras en el pragmatismo prevalecen los elementos flexibles (flexible), a saber, elementos cognitivos elásticos y elementos emotivos débiles, la ideología declina y muere cuando se convierte en un simple pragmatismo (sin verdad y sin pasión). A Sartori no le cabe duda de que la ideología así entendida (sistema de creencias basado en elementos fijos caracterizados por fuerte afecto y estructura cognitiva cerrada) es una variable importante para explicar el conflicto, el consentimiento y la cohesión entre diferentes sistemas políticos. Asimismo, es la variable decisiva para explicar la movilización y manipulación de las masas por parte de las élites. Es decir, la ideología tiene un inequívoco papel político.2. ¿Cómo se produce una ideología política?Robert E. Lane tiene interesantes estudios sobre ideología política. Quizá lo más original suyo sea el paradigma para dar cuenta de la producción de cierta ideología política. Veámoslo:

Para una sociedad, una base existencial que crea ciertas experiencias comunes interpretadas a través de ciertas premisas culturales por hombres que tienen ciertas cualidades personales, a la luz de ciertos conflictos sociales, produce ciertas ideologías políticas.

Según éste paradigma, para que una ideología se produzca se requieren los siguientes factores entrelazados: 1) Una base existencial, que es el vehículo portador de la ideología de que se trate. Suele ser un pueblo, comunidad o región. Para ideologías encuadradas en patrones de creencias, los vehículos pueden ser partidos políticos, clases sociales u ocupaciones (Bell, 1960; Loewenstein, 1953; Mannheim, 1949).2) Unas experiencias comunes que se reflejan en pensamientos, y viceversa. El término que mejor expresa esta relación mutua es el de función. Las ideologías son funcionales para los organizadores y las sociedades (lo mismo que para los individuos), al ayudar a los miembros a trabajar juntos, al darles justificaciones racionales para sus sacrificios y aportes, al mantenerles su moral (Parsons, 1951).3) Unas premisas culturales sobre las cuales se diseñan las ideologías. Todas las ideologías tienen componentes morales, implican filosofías, se relacionan con teorías causales de ocurrencia en la cultura (Lane). 4) Unas cualidades personales, siempre muy ligadas a las premisas culturales, aunque son entidades separadas. Son los agentes de las ideologías, al interpretar la experiencia común a través de sus propias premisas culturales. 5) Unos conflictos sociales, finalmente, sin los cuales no hay cambio, no hay tensión en el sistema y, en consecuencia, no hay ideología justificadora del cambio, persuasiva y movilizadora (Coser, 1956).3. Definición de ideología políticaPara Willar A. Mullins, quien se fija no sólo en lo funcional sino en lo estructural de la ideología, toda ideología es por sí misma un activo agente de cambio histórico.

La ideología enlaza ideales con programas concretos estratégicos que tienen inmediata relevancia social. La ideología es conveniente políticamente. En contraposición con el mito, la ideología tiende a explicar el significado de acontecimientos, situaciones y posibles cauces de acción humana. Y en contraposición con la utopía, la ideología informa la acción política y se inclina a simplificar alternativas, a reducir situaciones complejas a proporciones razonables, de modo que dicha acción política sea posible. La ideología tiene cuatro componentes, que hacen que tenga un gran papel sociopolítico dentro de un grupo, partido o movimiento. Sin ser ciencia, la ideología tiene un poder cognitivo que la hace capaz de representar los "hechos" en términos de su relevancia para los quereres y aspiraciones humanas. Tiene un poder evaluativo de las políticas y programas, que la hacen muy útil para la acción política. Tiene la ideología un componente de acción-orientación que facilita la movilización y dirección de energías y recursos con miras a obtener los objetivos políticos propuestos por el grupo, o partido, o movimiento. Tiene también la ideología una coherencia lógica que corresponde a la coherencia de las concepciones, razones y justificaciones que "cuentan" en la "forma de vida" dentro de la cual opera la ideología. Estos cuatro elementos combinados permiten distinguir entre la ideología y otras formas culturales. Podemos definir ideología, siguiendo a Willar A. Mullins, como

un sistema de símbolos coherente lógicamente, el cual -dentro de una concepción más o menos sofisticada de historia- conecta la percepción cognoscitiva y evaluativa de la propia condición social -especialmente sus perspectivas para el futuro- con un programa de acción colectiva con miras al mantenimiento, o alteración, o transformacion de la sociedad.

8.2. DemocraciaSobre democracia se habla y se escribe mucho. Y no hay régimen político, por despótico que sea, que no intente llamarse a sí mismo democrático en cuanto depositario de la voluntad del pueblo. Es que hay algo en la democracia que la recomienda como la forma de vida más acorde con la naturaleza libre, igualitaria y social del hombre. Por eso todos quieren apropiarse de su nombre.Hay quienes sostienen que no se puede hablar de democracia sin calificativo. Y no les falta razón. No hay político, ni grupo, ni movimiento, ni dictadura que no se autocalifique de democrática. Quizá la explicación está en que la democracia satisface el instinto que tiene el hombre de ocuparse de la cosa pública, aunque sea malamente. Y este es un instinto muy generalizado, como solía decir J. K. Chesterton, con su humor inglés:

Este es el primer principio de la democracia: las cosas esenciales en los hombres son las cosas que ellos poseen en común y no las cosas que poseen separadamente. Y el segundo principio es sencillamente éste: el instinto o deseo político es una de estas cosas que los hombres poseen en común.

Es acertada la afirmación de que la democracia es, ante todo y primariamente una

forma de vida . Ella abarca la totalidad de los aspectos de las actividades del hombre en sociedad. Por ser un sistema de vida, es también una forma de gobierno, más aún, exige, para su plenitud, la más acabada forma de gobierno democrático.1. Un ideal a largo plazoLa democracia, sólo accesoriamente es una forma de gobierno. En el fondo, es una filosofía, una religión, una manera de vivir, un estilo de relaciones humanas que rotula una enorme variedad de fenómenos. La referencia a la definición clásica de democracia, dada por Lincoln en el cementerio de Gettysburg, exige ser complementada. Aunque resulta verdadero que no hay democracia sin gobierno del pueblo y para el pueblo, queda abierta la cuestión de saber qué se entiende por pueblo, cuál es su organización para que sea democrática y cómo gobierna el pueblo. En otras palabras, la idea democrática trasciende sus modos de realización. Es una exigencia que, hasta ahora, no ha sido satisfecha plenamente. Las realizaciones así llamadas democráticas que conocemos, son apenas satisfacciones contingentes y provisionales. Con el agravante de que la misma idea democrática ha venido evolucionando con el decurso imparable del tiempo, que afecta tanto a las creencias como a las instituciones.La democracia ha sido sucesivamente comprendida -y aplicada- como un instrumento de la libertad, como un instrumento de la justicia y como un ingrediente del bienestar. Éstas interpretaciones corresponden a momentos diversos de la evolución política y económica de la sociedad, y no se excluyen entre sí. Pudiéramos más bien decir que el proceso democrático es acumulativo y no se realiza por mutaciones ni saltos. G. Burdeau afirma:

Sería, pues, inexacto decir: la democracia fue primero libertad, después justicia, y después bienestar. Lo verdadero es que sí, en un primer tiempo, la democracia fue sin duda una búsqueda de la libertad, los hombres la han entendido a continuación como que es la libertad más la justicia, y, finalmente, como la libertad más la justicia más el bienestar.

La democracia occidental europea tomó siglos para desarrollarse como sistema capaz de funcionar. La simple creación de las condiciones históricas básicas para la democracia es un proceso difícil y a largo plazo. No basta con que en un pueblo se dé una Constitución democrática para que dicho pueblo sea democrático. Ni basta con calcar el modelo democrático de otros países ni con recalcar diplomáticamente su copia, para que el modelo funcione, sin más, en determinado país.En concreto, el aprendizaje y trasplante de la democracia en nuestros países latinoamericanos ha sido un proceso largo y difícil. Ninguno de nuestros Estados en Latinoamérica ha nacido democrático. Desde la independencia hemos estado importando modelos democráticos, y ninguno acaba de funcionar satisfactoriamente. Nuestra historia democrática ha sido un largo Via Crucis de avances y retrocesos, un recorrido con caídas y contradicciones, en el que nos vamos moviendo lentamente hacia esa meta ideal. 2. Enfoques (approaches) sobre la democraciaTal como lo anotamos atrás en el Tema 2, entendemos enfoque (approach) como

la manera de acometer un asunto, de abordar un tema. Es la estructura mental determinada (forma mentis) con la que se intenta analizar la realidad que se va a estudiar.Es evidente que la democracia es susceptible de ser abordada desde mútiples enfoques. Es como si ella fuese el centro de un círculo, al cual se puede llegar desde cualquier punto, con tantos posibles enfoques cuantos grados tiene la circunferencia. G. Burdeau expone al respecto:

Metafísicamente, se subrayará que la idea democrática confiere a la persona humana una dignidad que desborda siempre, por algún resquicio, las condiciones de su existencia. Sociológicamente, se verá en ella un llamado a liberar al hombre de las alienaciones que proceden del orden social existente. Psicológicamente, se encontrará en ella la raíz de un sentimiento de frustración al que oponemos el sentimiento de realización, tanto espiritual como temporal, que debe procurar una democracia efectiva. Pero cualesquiera que sean los puntos de vista desde los cuales se enfoque el origen de la exigencia democrática, es claro que ella tiene por fundamento el valor primordial del hombre.

Cada enfoque es inevitablemente selectivo; tiene sus propios'aprioris' remite a ciertas raíces ideológicas y aún filosóficas, que es clave discutir a profundidad. Pero tengamos en cuenta que los varios enfoques no son excluyentes entre sí, sino complementarios.Obedecen a estructuras mentales dispares los enfoques que se dan desde una cultura griega clásica y los que se dan desde una de las muchas culturas modernas. Respecto de la misma democracia estadounidense, y a distancia de muy pocos años, uno es el enfoque libertario y descentralizador de Jefferson, y otro el enfoque más igualitarista de Jackson. a) Aún reduciendo el campo de la democracia a una teoría sobre las varias formas de Estado (sin entrar a considerarla, además, como una forma social y aún una forma de vida), ya desde antes de Cristo se puede encontrar la aplicación de un enfoque de comunidad. La idea de democracia se ha asociado siempre a la de un pueblo que conquista y maneja su unidad. Herodoto designa con la palabra 'democracia' una forma de organización política, en la que el poder residiría no en determinado sector de ciudadanos, sino en todos los ciudadanos de la comunidad. Para Aristóteles, las formas mejores de organización política son las que tienden hacia un interés común, ya sea que el gobierno esté en manos de uno, en las de más de uno, o en manos de la mayoría; y formas viciosas o bastardas son las que sólo sirven a intereses privados y no al provecho de la entera comunidad. Viciosa es la forma 'democrática' porque busca solamente el interés de los pobres; aunque la más tolerable, puesto que ellos son la parte más necesitada de la comunidad.Pero la referencia democrática a la unidad de un pueblo, a lo que hoy llamamos comunidad, ¿qué sentido tiene? ¿Cuál es la identidad de este sujeto? ¿Quién realiza la comunidad? ¿Un tipo de autoridad? ¿Un tipo de organización común? ¿Un tipo de sistema de valores? ¿Un tipo de comunicaciones?b) Hay quienes le han dado más valor a un enfoque de soberanía y autonomía, para contraponer la democracia a otras formas de gobierno y de organización social. Con el vocablo 'democracia' se designa entonces la conducta que no está

regida desde el exterior, sino que se determina en función de los fines que ella se propone soberanamente. La democracia implica, así, en teoría -cualquiera que sea el cuadro en el cual se establece- que el grupo tiene el poder de determinar por sí mismo y que no obedece sino a sus propias normas. E implica también que el individuo vive las normas del grupo como las suyas propias. Para Montesquieu, el gobierno republicano es aquél en que el pueblo en conjunto, o solamente una parte del pueblo, tiene el poder soberano. Observemos de paso, como en su teoría de los gobiernos, Montesquieu considera que hay una doble posibilidad de República: la democrática, cuando el que gobierna es todo el pueblo ("la soberanía reside en el pueblo" se nos va a decir más tarde), y la aristocrática, cuando quien gobierna es una parte selecta del pueblo. El principio (o resorte) sobre el que se debe apoyar un buen funcionamiento de la república democrática es la 'virtud cívica' (hoy diríamos la co-responsabilidad ciudadana en el manejo de la soberanía).Pero dentro de este enfoque, quedan abiertos los problemas de cómo conciliar la autonomía (o soberanía) con la inter-dependencia cada vez más creciente de los grupos. Y el problema real de la necesaria delegación de las funciones de gestión (y de una parte de las decisiones que ellas conllevan) a órganos especializados.e) El enfoque de la libertad ha sido uno de los más socorridos para acercarse al estudio de la democracia, sobre todo en el mundo occidental, y a raíz de los principios libertarios de la Revolución Francesa. Ya Robespierre, en su conocido discurso del 5 de febrero de 1799, en el que se detalló lo que debía ofrecer la República, junto a la moral (en lugar del egoísmo), y junto a la igualdad (en lugar de los privilegios de clase), subraya la libertad (en lugar de la esclavitud). La libertad que deberá acompañar a todo Estado democrático o republicano. Robespierre pretendió que Francia era, bajo este aspecto, la primera democracia del mundo. Pero no podemos olvidar que por entonces también las ideas de los totalitaristas jacobinos eran consideradas democráticas. Hay que reconocer que este enfoque ha prevalecido en el Occidente, y muchas de las exigencias esenciales del constitucionalismo moderno, ligadas a la democracia, provienen de la estructura mental que considera la libertad, y sus garantías constitucionales, como presupuesto de la democracia. Biscaretti di Ruffia formula el Estado de democracia como el gobierno de la mayoría, respetando los derechos de la minoría. Estado regulado por la 'técnica de la libertad', que está garantizada jurídicamente por el Decreto constitucional.d) Desde la antiguedad también, la democracia ha sido abordada correctamente desde un enfoque de igualdad. Aún reconociendo que hay desigualdades insalvables, la democracia siempre ha reivindicado, al menos en teoría, una igualización. El advenimiento de la democracia ha traído consigo el negarle fundamento legítimo a la jerarquía piramidal de grupos sociales. La democracia inicialmente ha sido proclamación de la igualdad cívica y jurídica de los ciudadanos. Para Tocqueville y otros, la democracia reposa en dicha igualdad, ya esté acompañada de un régimen de libertades (como en los Estados Unidos) o no esté (como en el Antiguo Régimen francés). Pero sabemos que dicha igualdad política ha estado muy sujeta a limitaciones. Durante mucho tiempo no se les concedió a los esclavos, a los extranjeros, a las mujeres, a los no-correligionarios. El mismo Robespierre en el citado discurso, donde hace profesión de

republicanismo y democracia, llega a decir que la protección social sólo se debe a ciudadanos libres; pero en la República, sólo los republicanos son ciudadanos. Es decir, en la Revolución Francesa fueron excluidos de la igualdad jurídica los anti-republicanos; como lo serán en la Revolución Rusa bolchevique los enemigos de clase, en la Revolución Cubana los "gusanos" y en la Revolución Sandinista los Robelos y los Chamorros. En nuestro tiempo, se intenta ligar la democracia no sólo con la igualdad 'cívica' y 'política', sino también con la igualdad 'social' y la igualdad 'natural', siguiendo la división cuatripartita de Bryce, y aquí es donde se originan hoy las grandes diferencias conceptuales de democracia. En un exceso de simplificación, podría uno decir que la diferente concepción de la democracia en los países occidentales y en los países socialistas del Este, derive de la diferente posición respecto del grado en que se quiere exigir políticamente la igualdad 'social' y 'natural' de los hombres, así como de los medios que el régimen piensa utilizar para ello. Sigue pendiente la cuestión de en qué magnitud puede una democracia moderna pensar en reducir las desigualdades existentes, a qué ritmo y con qué medios.e) El enfoque de participación es privilegiado por autores social-cristianos. Con razón se piensa que las condiciones de una vida democrática no se cumplen si los individuos no hacen uso de sus derechos, es decir, si no hay participación efectiva en las decisiones y en las tareas; si los ciudadanos no influyen de hecho en la elección de sus gobernantes y en el manejo cotidiano de la cosa pública. Da en el clavo el demócrata exigente cuando liga siempre la falta de participación a una organización viciosa o bastarda, ya se trate de una empresa de producción o de un sindicato o de un partido político. Donde se da fracaso de participación, se da también desigualdad de responsabilidades y de las ventajas que reportan los varios puestos de trabajo o el diferente conocimiento de los datos.En buena lógica, Raymond Aron propone un acertado criterio para distinguir los regímenes políticos contrapuestos, cuando liga el sistema de partidos vigente en un país con la participación política real de la sociedad civil. Se dan los regímenes de partido único, en los que el monopolio de la actividad política legítima se le otorga a un sólo partido. Allí el Estado se casa indisolublemente con el partido, se convierte en un Etat-partisan con limitaciones de la participación con respecto al debate público, al juego de otras ideologías, al actuar libre de cuerpos intermedios, etc. Se dan, en contraposición, los regímenes de pluripartidismo (los realmente democráticos) en los que existe una organización constitucional de la concurrencia pacífica, para el ejercicio del poder. Es decir, hay una 'concurrencia': se admite legalmente la oposición al poder establecido. Pero esa concurrencia es 'pacífica': excluye el uso de la violencia. Una Constitución garantiza el ejercicio de dicha concurrencia pacífica. El 'resorte' ('principio' en la terminología de Montesquieu) que permite, un buen funcionamiento de este tipo de democracias es 'el compromiso'. Un régimen pluri-partidista funciona bien cuando hace un buen uso del compromiso, dice Aron. El amplio y enriquecedor juego de la participación requiere el uso correcto y maduro del compromiso.f) El enfoque de movilidad se ha utilizado también para un análisis de la democracia. Se intenta entonces medir el grado de democratización de una sociedad por el grado de movilidad social que hay en ella. Exigencia democrática sería el que en toda organización las funciones de dirección no fueran propiedad

exclusiva de un pequeño grupo. Pero de la utopía al hecho hay mucho trecho.g) Un enfoque de apertura o de transparencia comunicacional permite valorar hoy mejor lo que para una democracia significa el que la mayoría de la población tenga acceso fácil y no distorsionado a la información de los hechos y al conocimiento del manejo de la cosa pública. Cuando, por ejemplo, la política es el asunto de unos pocos que hacen de ella su oficio, su menester (mester en la Edad Media, o metier, como decían entonces los artesanos franceses, y mystére, los pitagóricos en la Grecia antigua), se abre una distancia entre este grupo de "iniciados en el misterio" y los demás. Y ésta distancia reduce la eficacia de los mecanismos democráticos de elección y de consulta.A través del monopolio de las informaciones, de la ritualización de las comunicaciones, de la multiplicación de las instancias intermedias un grupo de poder (cualquiera que sea), se sustrae fácilmente al control público. Parece ser cierta exigencia actual de la democracia el que haya una apertura continuada que permita que todas las conductas y todos los conocimientos sean del dominio público, es decir, se promuevan, en cierta forma, al status de cosas públicas (cualquiera que sea el número de quienes penetran este dominio público). Pero ¿no caemos aquí, de nuevo, en una ficción poco realista y en una utopía, al pretender que pueda darse una sociedad transparente por sí misma, es decir, fundada sobre la comunicación de todos con todos?h) La propuesta de un enfoque conflictual de la democracia resulta interesante, tal como la ha hecho recientemente el profesor Jean-Louis Seurin, de la Universidad de Bordeaux. Todo sistema totalitario pretende ignorar el conflicto y muy generalmente les impone un denominador común a todas las actividades sociales. Pero al revés de dichos sistemas, podemos decir que la democracia se caracteriza por un intento de enfrentar y manejar la heterogeneidad de los valores, de los comportamientos y de los deseos, de modo que los conflictos se conviertan en motor de crecimiento. Como quiera que hoy -cualquiera que sea el grado de evolución moral o política de la sociedad- la unanimidad es imposible, no queda otra solución realista que la búsqueda del compromiso y el arreglo de los conflictos. Son idealistas los que suponen siempre el problema resuelto. Idealistas ingenuos son los liberales, como Rousseau, que imaginan para el presente, una unanimidad social. Y son idealistas los marxistas que imaginan, para el futuro, dicha unanimidad en una democracia comunista.Los teóricos realistas y pragmáticos (como Locke y John Stuart Mill), parten de la idea de que de hecho nunca se puede esperar algo mejor que un compromiso entre intereses contrarios. Éste es el sentido [democrático] de una solución negociada y debatida conflictualmente, es decir, finalmente aceptable por todos. Y éste, asimismo, es el sentido de una interpretación relativista de la política, naturalmente vedada a los idealistas de extrema derecha y a los idealistas de extrema izquierda, que razonan siempre como si el problema estuviera resuelto, como si hubiera o pudiera haber un 'final de la política', ¡aunque sea el final de la historia!i) Podemos, por último, llamar la atención sobre un enfoque que puede ser fecundo en consecuencias prácticas, culturales y educativas. Es un enfoque que, por fuerza, está muy emparentado con varios de los atrás señalados. Y tiene el interés adicional de entroncarse con claros principios humanistas, cristianos y de

sana estrategia política. Es el enfoque del diálogo. Para Georges Burdeau, el principio o resorte de la democracia es el diálogo. Y para Georges Vedel, la idea de diálogo expresa la filosofía profunda de la democracia. Ésta filosofía democrática -dice- rechaza la creencia de que existe una armonía espontánea y automática entre los diversos interlocutores del mundo político. Pero ésta filosofía tampoco cree que las oposiciones sean de tal naturaleza que impidan encontrar una conciliación.Para Vedel , la vida democrática se articula con cinco diálogos esenciales: Primero, un diálogo entre el poder constituyente y el poder constituido. A través de este intercambio, la estructura política se hace flexible y evoluciona sin perder estabilidad.Segundo, un diálogo entre gobernantes y gobernados. Es la fórmula más adecuada para acercarse a cierta identificación de los que mandan y los que obedecen, sin atentar a la división de trabajo necesaria en una comunidad.Tercero, un diálogo entre el Congreso y el Ejecutivo. Se le da así una respuesta a la doble exigencia de reflexión y eficacia de los poderes del Estado. No se traba -con discusiones interminables de una asamblea numerosa -la necesaria eficacia de los órganos del Ejecutivo, que son por sí mismos, instrumentos de decisión; pero son conducidos por un proceso de consulta amplia y sometidos a fiscalización.Cuarto, un diálogo entre la mayoría y la minoría. Diálogo fundamental y que, a juicio de muchos, tiene el secreto de la verdadera democracia.Quinto, un diálogo entre el Estado y los grupos y cuerpos intermedios. Con él se puede superar la situación de pugna y de habitual conflicto entre el interés general y los intereses particulares.Es claro que estos diálogos democráticos se entablan con sujeción a normativas muy diferentes. De ahí los diferentes regímenes democráticos, según la diferente organización del diálogo. 3. La democracia políticaSegún la terminología de la encuesta llevada a cabo por la Unesco en 1948, democracia, en sentido estricto, es la democracia política. Su definición más conocida es la que dio Lincoln en el cementerio de Gettysburg. "Es el gobierno del pueblo, por el pueblo, y para el pueblo".La llamada democracia directa, en la que el pueblo ejerciera directamente el poder político, sin otorgar su representación o mandato a compromisarios o diputados, es en nuestro tiempo un imposible práctico. A duras penas se conserva un vestigio suyo en los cantones de Suiza. Es, en efecto, imposible que un pueblo numeroso, con problemas complejos que exigen decisiones rápidas, pueda gobernarse a sí mismo por medio de una participación directa y constante. Por ello en todas partes se ha impuesto nuestra llamada democracia representativa, con sus vicios y limitaciones en cuanto auténtica expresión de la voluntad del pueblo.4. Postulados teóricosRecogiendo, en síntesis, los elementos que hoy se vinculan más con la idea de una verdadera democracia política, encontramos que pueden reducirse a estos tres: 1) La soberanía del pueblo expresada por medio del sufragio. Democráticamente, ésta soberanía se expresa en el derecho que tiene el pueblo a darse a sí mismo

una Constitución y nombrar, en elecciones periódicas, a sus representantes en los puestos de mando del Estado.2) La libertad y Ia igualdad. Son postulados democráticos ligados con la dignidad de la persona humana, dignidad que es inviolable e irrenunciable. Hay libertades básicas, afirmadas por las Naciones Unidas en la Declaración de los derechos humanos, como las que tienen que ver con la vida, con la conciencia y el culto, con la expresión de opiniones, con la reunión y la asociación, con el domicilio y movilización, con la participación política. La igualdad es ante todo la igualdad jurídica de todos los ciudadanos ante el Estado, sin discriminación racial, religiosa, de sexo o condición social. Pero hay quienes insisten en que la igualdad de una verdadera democracia debe ser también igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, igualdad social y económica.La democracia liberal insiste en asegurar más la libertad que la igualdad de los ciudadanos. Ésta democracia, defensora de un haz de libertades, es calificada por los marxistas de utópica e inoperante. A su juicio, las libertades de la democracia liberal son formales y no reales.La democracia socialista insiste en asegurar más la igualdad que la libertad de los ciudadanos. Ésta democracia, que busca una sociedad sin clases y que a todos les da iguales oportunidades, es calificada por sus críticos como violatoria de derechos fundamentales del hombre, que les niega la libertad política a individuos y grupos, y que, por lo tanto, no es ya democracia sino totalitarismo.La anterior antinomía intenta ser superada por algunos con la llamada nueva democracia orgánica, que intenta equilibrar, en difícil síntesis, los valores individuales de una democracia liberal y los valores colectivistas de una democracia socialista, asegurando que haya de todos modos una libertad política que le garantize al ciudadano su participación en la cosa pública.3) Un Estado de derecho. Hoy se considera que no hay democracia si no se satisfacen las exigencias esenciales de constitucionalismo moderno. Esto incluye que haya: un Estado de derecho, un sistema representativo y asimismo la división de los tres poderes del Estado. Ciertamente, no se puede hablar de sistema democrático si no se garantizan plenamente los derechos fundamentales de la persona humana, porque sin ellos no son realizables ni la libertad ni la igualdad. También es indispensable el sistema representativo para la articulación de la voluntad popular. De ahí que sea de un sistema democrático el sufragio libre y universal. 5. Presupuestos reales de la democraciaAdemás de los postulados teóricos, hoy se insiste, con razón, en los llamados presupuestos sociales de una democracia política moderna. Hay países, en efecto, que tienen una Constitución democrática, pero en los que no se puede hablar de una democracia verdaderamente operante, porque el pueblo no se encuentra en condiciones democráticas. Éstas condiciones se pueden reducir a dos principalmente: 1) Un buen nivel de vida. El que no haya grandes diferencias económicas y sociales entre los varios miembros de la comunidad política favorece a un sistema democrático. Como anota R. Dahl, es opinión extensamente compartida que un alto nivel de desarrollo socioeconómico no sólo favorece la transformación de un régimen hegemónico en una poliarquía, sino que -llegado el caso- contribuye a

mantenerla. Lipset ha demostrado que altos niveles de desarrollo económico tienden a ser correlativos con estabilidad democrática. En este buen nivel de vida deben incluirse también la educación y la cultura. Una sociedad en la que gran parte del pueblo no sabe leer ni escribir, no está preparada para el ordenamiento democrático. No puede captar la información política, que es otro prerrequisito para su participación en el proceso político. Según investigaciones de la Unesco, es necesario un mínimo de cuatro años de escuela para todos, para que funcione el proceso de comunicación que exige una sociedad democrática.2) Una participación política activa. La población debe poder intervenir activamente en los asuntos públicos y tener cauces normales para hacerlo. Son, por ello, instrumentos eficaces de la democracia: los partidos políticos, los grupos de intereses y organismos intermedios, la posibilidad de expresión de la opinión pública. 6. ¿Dos democracias?La controversia suscitada a nivel mundial entre dos grandes bloques de sistemas, el de las democracias occidentales y el de las así llamadas "democracias populares", el de un socialismo democrático y un socialismo "real" de corte totalitario, plantea con vigor las preguntas: ¿Hay dos democracias? ¿Puede darse una democracia de igualdad sin libertades civiles? Buenos elementos de respuesta da el siguiente texto de Portantiero:

La democracia no es un derivado que surge necesariamente de una estructura: es una producción popular, una transformación de la naturaleza de la política que no depende transparentemente de una base económica… ¿Qué se quiere decir con la afirmación de que la democracia es una producción social? En principio, señalar que se trata de una dimensión autónoma con respecto al Estado y a la economía. Que no es un dato necesario, sino un proceso alojado en la conflictualidad de lo social. Aunque su punto de llegada sea el consenso, su construcción elude mucho más al conflicto, como creatividad y como transformación, que a una participación congelada institucionalmente. En este sentido, la democracia es una voluntad permanente de realización de lo nacional-popular, una lucha que no se cancela en ninguna Edad de Oro futura, una "revolución permanente", a través de la cual los hombres proyectan su voluntad de controlar la vida…La relación entre igualdad y libertad no es mecánica, y es sabido que la falta de libertad es, circularmente, un factor generador de desigualdad. Esto lleva a la vieja y manida distinción entre "democratización sustantiva" (o democracia real) y "democracia formal". A la diferenciación que, desde Rousseau y el socialismo anterior a la II Internacional, se ha establecido entre "democracia liberal" (formal) y "democracia igualitiaria" (real). La segunda respondería a la pregunta acerca de quién ejerce desde el Estado el poder soberano; la primera acerca de cómo, cualquiera que sea el titular de la soberanía, ejerce el poder dicho. En esta contraposición la tradición socialista revolucionaria ha privilegiado, teóricamente y de hecho, el quién sobre el cómo. A principios de siglo esa distinción cortaría en dos al movimiento socialista. . . Dos tradiciones, la socialdemócrata y la comunista, se congelarían desde entonces como propuestas de realización del socialismo, a partir de definiciones diferentes sobre la democracia y sobre su articulación con la transformación socialista.

8.3. AutocraciaPor contraposición con el concepto anterior de democracia, se puede decir que hay un sistema autócrata, en mayor o menor grado, allí donde:No se reconoce la soberanía del pueblo, por no haber elecciones represensentativas.No hay igualdad política de los ciudadanos ante la ley.No se reconoce un Estado de derecho sino simplemente un gobierno de hecho impuesto por la fuerza, y/o no se reconoce el sistema representativo, y/o no se reconocen ciertos derechos fundamentales de la persona y de los grupos humanos. 1. La dictaduraUn sistema autócrata suele definirse como el régimen político en el cual la autoridad del Estado se concentra en una sola persona (o grupo), que no legitima sus decisiones. En toda forma dictatorial de gobierno la autoridad política está concentrada en un sólo hombre o en un pequeño grupo. El término se usa para describir formas modernas de absolutismo, a veces disimulado tras una fachada de instituciones democráticas y constitucionales.Se dan diferentes sistemas autócratas modernos. Los principales actualmente son las dictaduras (por lo general militaristas), y los totalitarismos (por lo general marxistas).La dictadura es, en esencia, el gobierno creativo de un individuo o de unos pocos, que ejecuta lo necesario sin legitimidad. En su forma moderna (fue notable en la antigüedad la dictadura romana constitucional), se trata ordinariamente en Latinoamérica de dictaduras militares, que se adueñan del poder para la conservación (y evolución reformadora) de un ordenamiento social existente y para el rechazo de movimientos revolucionarios que atentan contra él. Son dictaduras funcionales, no-totalitarias. Sus actividades están ligadas al cumplimiento de determinadas funciones que sean antídoto contra la ineficacia de la democracia parlamentaria y antídoto contra aquellas fuerzas que, en caso de dejarlas sin freno, podrían erosionar y destruir el ordenamiento jurídico. En general, estas dictaduras se caracterizan por tres cosas:a) En ellas el ejército desempeña un papel independiente del partido o los partidos, pero papel decisivo para la totalidad del Estado, y que está en el centro de la burocracia.b) Suelen tener carácter temporal o transitorio, sin ánimo de perpetuarse (como son todos los gobiernos totalitarios), y c) La transformación que intentan de la sociedad no la apoyan en una estricta base utópica-ideológica (como sí lo hacen los totalitarismos).2. El totalitarismoEl totalitarismo acentúa y perpetúa las características de las dictaduras funcionales. Es un tipo de Estado que somete la comunidad y sus elementos constitutivos a sus intereses particulares y se coloca por encima del cuerpo social. La dictadura totalitaria trata de perpetuarse por todos los medios, y la transformación que intenta de la sociedad la apoya en una base utópica-ideológica. Así fueron los totalitarismos pasados: el nacionalsocialismo alemán de

Hitler y el fascismo italiano de Mussolini. Y así son los actuales totalitarismos marxistas de las llamadas dictaduras del proletariado, en las que la dictadura existe sobre el proletariado, y aún sobre una parte muy importante de los miembros del mismo partido único, que todo lo controla.Este nuevo totalitarismo se convierte así en el poder absoluto del Estado y del partido, que se ocupan, por tiempo indeterminado, en la transformación radical de toda la sociedad y que se encarnan en el supremo grupo gobernante del partido comunista. Ya en 1918 Lenin reconocía que sería la mayor estupidez y el más absurdo utopismo suponer que el tránsito del capitalismo al socialismo sería posible sin violencia y sin dictadura. Y más recientemente, Mao Tse-tung, no sólo aceptó la doctrina de Lenin, sino que la robusteció. Para él, democracia para el pueblo y dictadura sobre los reaccionarios, representan la dictadura democrática del pueblo, que deberá ser mantenida a lo largo de más de diez generaciones.3. Del totalitarismo a la democraciaSegún un autorizado politólogo, Robert Dahl, los regímenes se podrían clasificar desde un punto de vista democrático, por dos dimensiones importantes:1) Por la amplitud con que facilitan la oposición, el debate público o la lucha política; y2) Por el derecho a participar los ciudadanos en el manejo de la cosa pública.

Si nos fijamos en la figura (de las dos coordenadas: debate público y participación), podemos llamar hegemonía cerrada o autocracia al gobierno más próximo al ángulo inferior izquierdo. Si un régimen se encamina hacia arriba a lo largo de la trayectoria I, tiende a abrirse más al debate público, lo que supone la liberación del régimen (oligarquías abiertas). Si un régimen evoluciona en el sentido de conceder mayor participación, según la trayectoria II, puede decirse que camina hacia una mayor popularización, o que se hace más representativo (hegemonías representativas). En este esquema, la democracia se situaría en el ángulo superior derecho. No hay en la realidad ningún régimen, de dimensión considerable, totalmente democratizado. Pero podemos llamar poliarquías democráticas a los regímenes que siguiendo la trayectoria III, se acercan más al ideal de la democratización en cuanto sistemas sustancialmente liberalizados y popularizados, es decir, muy representativos, a la vez que francamente abiertos al debate público.

4. Tipología de los dictadoresRecogiendo unas agradables páginas del escritor español Jose María Gironella, tituladas El drama de los dictadores, podemos recordar la clásica división entre asténicos y pícnicos, que puede también aplicarse a los hombres con vocación de mando totalitario, como lo hace el doctor Enrique Salgado en su Radiografía del dictador.Los asténicos serían fríos, irritables, introvertidos y a salvo de oscilaciones provenientes del exterior. Autosuficientes y con una enfermedad latente o posible: la esquizofrenia. En esta línea encontraríamos a Richelieu, a Calvino, a Robespierre, a Salazar, a Chiang Kai-chek y al actual Jomeini. Representante

arquetípico lo sería Robespierre: descolorido, enfermizo, de nariz larga y aguileña, "asesino lleno de virtudes", impenetrable y de crasa brutalidad. Los pícnicos se mostrarían, por el contrario, extrovertidos, propensos al humor y a la acción, histriónicos, audaces, de optimista sensualidad, lábiles y ambivalentes, con frases melancólicas y tendencias maníaco-depresivas. En ese cuadro podríamos citar a Nerón, a Mirabeau, a Mussolini, a Kruschev, a Tito, a Mao Tse-tung, a Pérez Jiménez, a Gadafi. Su arquetipo, además de Napoleón, podría ser Kruschev; bajo y rechoncho, obeso, de cuello corto, propenso a la obesidad, agresivo, repartiendo apretones de manos, llamado "el Carnicero de Ucrania" e interesándose por la comida de cerdos. Adler habla de los muchos dictadores bajitos: César, Napoleón, Hitler, Mussolini, Franco. A los que cabe oponer los de talla impresionante: Nasser, Fidel Castro, Idi Amín Dadá. También abundan, por supuesto, los dictadores de talla mediana. Y siempre emergen datos anómalos: el miope Robespierre se empeñó en su niñez en domesticar pájaros, "ejercicio sublime para aprender a domesticar luego a las personas". Según otras versiones, a lo que se dedicaba era a decapitarlos con una pequeña guillotina.

8.4. MarxismoEl marxismo-leninismo, con sus varios retoques y diversidad de aplicación según los países, es hoy una ideología de fuerte penetración y uno de los sistemas económico-políticos que controla más población del mundo.1. Principios del marxismoA pesar de las varias formas actuales de marxismo, hay elementos básicos y comunes que siguen siendo fieles al pensamiento original de los fundadores del marxismo: Marx y Engels.1) El primado filosófico del materialismo. Para Engels, "materialismo histórico" no es solamente insistir en el papel desempeñado en la historia por las causas económicas y sociales, sino elevar dichos factores a la suprema dignidad de "causa primera" y de "gran motor". Para Marx, toda la historia (incluidos el derecho, la filosofía, la religión, el arte y toda ideología) se reduce, en última instancia, a la evolución de los factores económicos y sociales. "No es la conciencia de los hombres lo que determina su existencia, sino que, al contrario, es su existencia social la que determina su conciencia". 2) El primado fundamental de la economía. Todas las alienaciones (enajenaciones) del hombre (políticas, sociales, psicológicas, religiosas, etc.) tienen su raíz y su causa en la alienación (enajenación) económica. Mientras subsistan la propiedad privada de los medios de producción y la consiguiente explotación del hombre por el hombre, el hombre seguirá estando dividido con los demás, con el producto de su trabajo y consigo mismo. Hay, pues, que socializar los medios de producción y repartir los beneficios entre todos.3) El primado táctico de la política. Pero para echar por tierra los privilegios capitalistas y realizar la propiedad colectiva de los medios de producción, hay que adueñarse del poder político; se debe imponer la "dictadura del proletariado" sin debilidad, y por el tiempo que sea necesario para liquidar los residuos del

capitalismo y eliminar toda posibilidad de oposición. Como final de la utopía, después de esta etapa larga de socialismo (en la que "cada uno recibe según su trabajo"), se llegará a un punto en el que la autoridad política y el mismo Estado sobrarán y la producción de bienes será suficiente para todos (de modo que "cada uno reciba según su necesidad").4) El primado práctico del partido. Todo proceso de "conquista del poder" y, luego de construcción del socialismo mediante la "dictadura del proletariado", es primordialmente obra de una minoría esclarecida y organizada, la que conforman el partido y sus cuadros dirigentes. Es como un proceso de destilación fraccionaria . Del petróleo crudo (la masa negra) se extrae el material apto (el pueblo real), del que se separa la esencia pura, clara y detonante (el militante del partido).2. El marxismo después de MarxHoy día, cuando se habla de "marxismo", apenas se enuncia un concepto aproximativo. No se da un solo marxismo: existen varios. Hay varias interpretaciones del marxismo, que tienen sus rasgos típicos y sus grandes diferencias. Hay marxismos reformistas, marxismos leninistas, marxismos stalinistas, marxismos trotskistas y una variada gama de "izquierdismos" que toman su inspiración de Marx.Pero ya se trate de marxismo (en singular) o de marxismos (en plural), es innegable el hecho de que la obra personal de Carlos Marx sigue siendo la autoridad, la referencia obligada, la nueva "Biblia" de la que los demás hacen sus propias exégesis o interpretaciones.Una historia de los marxismos después de Marx debería incluir hombres revolucionarios de la talla de Lenin y Mao, de Tito y Castro. Y debería incluir pensadores tan disímiles como Trotsky, Rosa Luxemburg, Gramsci, Bauer, Lukács, Pannekoek, Reich, Lefebvre, Althusser. Parece lógico que al tratar de concretar los elementos básicos del marxismo, les concedamos más valor, como exponentes auténticos del marxismo, a aquellos ideólogos que han construido el socialismo y han hecho las grandes revoluciones, por sobre las opiniones a veces contradictorias de intelectuales e ideólogos de escritorio o de cárcel. Éstos ofrecen, sin embargo, el gran aporte de romper un cierto monolitismo dogmático del marxismo y mostrarnos la validez de varias interpretaciones y el atractivo de varios rostros del marxismo. Este hecho de un cierto "pluralismo" en el marxismo nos tiene que llevar a matizar los juicios de valor que demos sobre él. No es lo mismo un marxismo humanista y abierto al papel, a veces dominante, que ejercen elementos de la "superestructura" (cultura, política, religión, arte, filosofía) que un marxismo mecanicista y cerrado al papel "siempre determinante" de los factores económicos de producción. No es lo mismo un marxismo que propugna un juego libre democrático de la sociedad y una estructura interna democrática del partido, que un marxismo que propugna a toda costa la dictadura férrea de un partido por sobre el resto de la sociedad y aplica en la estructura interna del partido una línea dogmática, burocrática y autoritaria.Tratándose aquí de una simple introducción breve, no podremos sino delinear algunos de los nombres principales de revolucionarios y pensadores, sin la profundidad y el detalle de precisión que merecerían en un estudio más cuidadoso. Mientras tanto, la bibliografía al final, puede remitir al lector interesado a estudios de mayor extensión y profundidad.

1) LENIN (1870-1924). Vladimir Ilich Ulianov fue el estratega de la Revolución y quien le imprimió al marxismo su carácter agresivo, militante y fuertemente ideológico. La mayor parte de su vida estuvo dedicada al desarrollo de una doctrina revolucionaria. En El Estado y la Revolución resumió las tesis marxistas:El Estado es el producto de la irreconciliabilidad de los antagonismos de clase y el agente de la clase capitalista. La democracia liberal es el otro nombre del capitalismo, que ejerce dominación sobre los trabajadores. La Ley y el Estado son instrumentos de dominación de la clase dominante contra las clases trabajadoras.La revolución, por consiguiente, y el triunfo de la clase proletaria, son deseables e inevitables. Las etapas revolucionarias que Lenin prevé son las siguientes: 1) La toma del poder por la fuerza a cargo del proletariado, bajo su apropiado liderazgo.2) El control del poder político por los trabajadores bajo la forma de una "dictadura del proletariado" en contra de los restos de las clases capitalistas.3) La socialización de los medios de producción y la abolición de la propiedad privada. 4) Finalmente, la lenta "desaparición del Estado" como instrumento de coerción y opresión de clase, y la emergencia de una sociedad sin clases y sin Estado. Para Lenin, el imperialismo es la última etapa del capitalismo. Dice que el porvenir del comunismo está en los países explotados por los grandes monopolios o imperios capitalistas. Como buen estratega, vió que la relación partido-masa es el eje de la estrategia marxista. La masa es la última instancia de la revolución . Pero la masa debe ser permanentemente guiada por el partido, para que la revolución sea seria, científica y organizada. Y es el partido el que debe tener la supremacía y el control sobre todo el gobierno en el Estado socialista. La lucha de clases debe utilizar todos los medios legales e ilegales, de acuerdo con el análisis de la situación en cada momento. Hay que saber dar un paso atrás, para luego dar dos pasos adelante.El mayor aporte de Lenin está en la gran importancia que les concedió a la organización política, a la voluntad política y al liderazgo como requisitos para la revolución. Con frecuencia a esto se le llama teoría de la "sustitución". Para Marx, la clase trabajadora, con conciencia de clase, "sustituye" a toda la sociedad. Para Lenin, el partido comunista, integrado por esclarecidos profesionales de la revolución, "sustituye" a la clase trabajadora; piensa y habla a nombre de ella. Finalmente, para Stalin, el jefe y líder único "sustituye" a los demás en la conducción del partido y del proletariado. 2) STALIN (1879-1953). Iosif Visarionovich Chugachvili fue el gran constructor del socialismo marxista-leninista en la U.R.S.S. Con Stalin los términos Unión Soviética y Rusia se identificaron con el comunismo. La supervivencia del comunismo se ligó fuertemente al bienestar de la Unión Soviética. Con Stalin, lo que había sido una ideología revolucionaria y un movimiento revolucionario (así se venía entendiendo el marxismo), se convirtió en la ideología oficial del status quo, en una ortodoxia de Estado y de partido. El primer elemento del stalinismo es un nacionalismo estrechamente asociado a las tradiciones rusas. Stalin se empeñó

en forjar un socialismo en un país (Rusia), sin preocuparle mucho la suerte de las revoluciones comunistas en el resto del mundo. La organización y funciones del partido comunista bajo Stalin representan el último desarrollo de lo que Lenin había comenzado. El partido es una élite compuesta por miembros leales y eficientes, cuya misión es llevar adelante la causa del socialismo soviético y educar las masas en el socialismo. Después del fracaso de la Nueva Política Económica (un capitalismo controlado por el Estado) instaurada por Lenin, Stalin comienza en 1929 la era de los planes quinquenales y construye una impresionante industria pesada y militar. Guió a la U.R.S.S. por la ruta de la modernización económica. Como bien afirma Isaac Deutscher, Stalin encontró a la U.R.S.S. con el arado de palo y la dejó dotada de armas atómicasUna de las más incisivas críticas al sistema staliniano (que es aplicable a casi todos los sistemas comunistas) es la del comunista yugoeslavo Milovan Djilas en su libro La nueva clase, escrito solamente tres años después de la muerte de Stalin. "Todo sucedió -escribe Djilas- en U.R.S.S. y otros países comunistas, de modo diferente de como los líderes, y líderes tan prominentes como Lenin, Trotsky, Stalin y Bukharin, habían anticipado". Ellos esperaban que el Estado iría desapareciendo, que la democracia se reforzaría, que el nivel de vida mejoraría, que el internacionalismo suplantaría al nacionalismo. Y sucedió exactamente todo lo contrario, afirma Djilas. El sueño de una sociedad sin clases sigue siendo un sueño. En efecto, ha surgido en la mayoría de los países con régimen comunista una nueva clase, el partido comunista, con sus apetitos burocráticos, que controla todo el aparato del Estado.En 1956, Nikita Kruschev, sucesor de Stalin, presenta un resonante "informe secreto" a los delegados del partido comunista soviético en su 20° Congreso. Denuncia ahí lo que fue el "culto a la personalidad" entronizada por Stalin y lo que fueron sus crímenes y los millones de personas eliminadas físicamente o enviadas a campos de concentración bajo su tiranía férrea. El novelista Alexander Solyenitsin, premio Nobel, describe en detalle, en su obra El archipiélago Gulag lo que fue ese régimen de terror, de inseguridad y de desespero que la voluntad caprichosa de Stalin, secundada por los caprichos de otros, llegó a implantar bajo el pretexto de "dictadura del proletariado".3) MAO-TSE-TUNG (1893-1977). Mao fue por más de cuarenta años el máximo líder del partido comunista chino y el jefe del gobierno comunista en la China desde el final de la guerra civil hasta su muerte (1949-1977). Mao, mostró que la revolución puede hacerse con el campesinado y desarrolló con éxito una nueva estrategia revolucionaria, a saber, la guerra de guerrillas. Uno de sus grandes méritos, como el de Tito en Yugoeslavia, consistió en haber recorrido su propio camino hacia el comunismo, mostrando así que pueden intentarse modelos comunistas diferentes del modelo soviético.Mao intentó crear un marxismo menos satisfecho de los logros ya adquiridos (menos aburguesado) y más revolucionario. Afirma los mismos principios básicos del marxismo, de tipo filosófico, económico, táctico y práctico. Pero introduce nuevas ideas. Por primera vez en la teoría y en la práctica del movimiento comunista internacional, afirma claramente que la clase y la lucha de clases existen también dentro de la sociedad socialista. Subsisten elementos de reacción burguesa, y hay contradicciones políticas en el seno mismo del partido, que hacen

necesario que se prosigan las tareas revolucionarias. Tal el sentido de "Revolución Cultural" que desató en la China comunista de 1966 a 1969. Puso también un fuerte acento sobre la educación del hombre nuevo, revalorizando así la conciencia, el espíritu, el arte, la cultura (en suma, la llamada superestructura) en su relación dialéctica con la infraestructura productiva. Para Mao, rehacer al hombre es tan importante como rehacer la naturaleza, afirma. El adversario no debe ser eliminado, sino debe ser reeducado. 4) TITO (1892-1979). Josip Broz encarna otro tipo de revisionismo marxista, otro modelo de comunismo nacional, diferente del soviético. De la segunda guerra mundial, el partido comunista yugoeslavo emergió victorioso sobre los nazis, con un fuerte raigambre popular, consciente de su poder de liderazgo y sin enemigos dentro de casa. Gracias a ello, una vez consumada la ruptura con Stalin, en 1948, Tito pudo intentar un nuevo modelo de comunismo. Hacia 1958 dicho modelo yugoeslavo ha abandonado el modelo stalinista de modernización que consistía en un control total del Estado y en una subordinación de las actividades económicas a una burocracia fuertemente centralizada. En su lugar, el modelo yugoeslavo se ha venido moviendo hacia una descentralización, con base en unidades de producción cuasi-independientes, controladas por sus bases. Se le ha concedido gran importancia a la gestión y administración de las empresas y otras ramas de la economía por parte de los obreros que las componen (consejos obreros). Se ha limitado el papel del partido único (Liga de los Comunistas de Yugoeslavia) al campo casi exclusivo de la orientación y lo ideológico. Se ha abierto el sistema a un mayor debate público, y a mayor participación política de los ciudadanos. Es decir, se ha intentado construir un modelo de socialismo marxista de rostro más humano y compatible con cierta democracia en lo interno, y con una posición no-alineada en lo internacional. 5) EUROCOMUNISMO. El término eurocomunismo se viene usando para describir e indentificar nuevas tendencias, ideológicas y políticas, que han aparecido desde 1975 (algunas veces antes) en algunos partidos comunistas europeos que se mueven dentro de las democracias occidentales. Tales los de Italia, Francia y, en una época, España. El mismo término sugiere que en el mundo occidental europeo se ha venido incubando un nuevo tipo de comunismo, muy diferente en doctrina y en tácticas, del comunismo soviético y del de sus satélites de Europa Oriental. Sin embargo, éste fenómeno no es ni comprensivo de todos los casos, ni preciso en sus lineamientos, ni organizado en sus acciones, ni uniforme en sus líderes, teorías o políticas. Es más bien una protesta inarticulada contra un comunismo dogmático y burocrático, y una búsqueda todavía a tientas de un cierto comunismo nacional y democrático.¿En que están las diferencias de éstos dos tipos de marxismo? Veámoslo.En 1921 todos los partidos comunistas del mundo, que se habían separado de los partidos socialistas y habían formado la llamada Segunda Internacional, aceptaron las famosas 21 condiciones sugeridas por Lenin y formaron la Tercera Internacional. Dichas 21 condiciones se referían a puntos tan importantes como: a) La lucha de clases era inevitable y deseable, con la acción de los comunistas en apoyo de la clase trabajadora. b) La revolución era el camino para obtener el Poder.c) La dictadura del proletariado era instrumento necesario para la liquidación de

las fuerzas contrarrevolucionarias y para la consolidación de la revolución.d) Debería venir la colectivización y la nacionalización de los medios de producción. e) Deber de todos los comunistas del mundo era defender la patria del socialismo -la Unión Soviética- contra todas las fuerzas "imperialistas".Era consecuencia de lo anterior el que la relación entre los partidos comunistas de los varios países y la Unión Soviética se reducía, en la práctica, a una relación de subordinación a Moscú y de control por parte de los soviéticos. Éstos dictaban desde lejos, y sin atender a las circunstancias concretas de cada país (buscando más bien lo que favorecía los propios intereses estratégicos de la U.R.S.S.), las políticas y las tácticas de sus partidos satélites.El eurocomunismo se supone que representa un rompimiento doctrinal y táctico de ésta dependencia respecto de la Unión Soviética. Los eurocomunistas (también hoy muchos de los marxistas de países en franca vía de desarrollo) han comenzado a reconsiderar el principio de la lucha de clases, tal como la definieron Marx y Lenin. Y las razones son muchas. La distinción entre clases trabajadora y "capitalista" no es tan marcada en las nuevas sociedades industriales, como lo fue antes. La gran mayoría de los que trabajan como empleados son asalariados y forman una nueva clase media en ascenso, cada vez más extensa. La composición y el ingreso de la clase trabajadora han cambiado radicalmente, de modo que hoy permiten relativamente buenos ingresos para trabajadores técnicos y de "cuello-blanco", cuya mentalidad y modo de vida es también cada día más de clase media. El proceso democrático y la movilización social cierran la brecha entre trabajadores y capitalistas, y les permiten hoy a los comunistas, en combinación con otros partidos y fuerzas, buscar y quizá llegar a obtener por vías democráticas, el Poder del Estado. Estos nuevos comunistas buscan el cambio, el compromiso, una "unión popular", un "frente amplio", una "democracia avanzada", etc., con otros partidos de izquierda, no con miras a establecer un socialismo de "dictadura del proletariado", sino para formar un gobierno que prepare las condiciones favorables al desarrollo de un socialismo democrático.3. Algunos elementos de discusiónHay que reconocer, con equidad, muchos aciertos y aportes del marxismo. Algunos de sus análisis han enriquecido el pensamiento contemporáneo. Son válidos sus aportes en cuanto a la crítica del capitalismo y en cuanto al condicionamiento económico de múltiples aspectos de la vida política, social, cultural y aún religiosa de los hombres. Pero también la historia de nuestro siglo ha demostrado que son falsas algunas de las "leyes" que Marx señaló como científicas, necesarias e inevitables. Así, por ejemplo, la revolución no se ha producido en ninguno de los países capitalistas en los cuales la predijo, sino precisamente en los países que no reunían las condiciones previstas por él. El análisis marxista no se ha podido aplicar con éxito ni siquiera para analizar fenómenos muy importantes de los mismos países socialistas (la tiranía staliniana, la revuelta de los obreros de Budapest y Polonia, la primavera revisionista de Praga, la revolución cultural china, el movimiento proletario de Solidaridad en Polonia y otros).El deseo de eficacia y transformación hace popular al marxismo, sobre todo entre los jóvenes. Y de hecho, donde se ha implantado ha transformado la vida y

costumbres de los pueblos. Pero este criterio último para determinar lo que es verdadero y bueno distancia a muchos del marxismo. En aras de la eficacia económica y política, en ciertos regímenes marxistas se sacrifica la libertad de pensamiento y de prensa, se falsea la verdad según el oportunismo del partido, se encarcela a los escritores e intelectuales que se atreven a criticar el sistema, se oprime a los creyentes, se reprimen militarmente los intentos de democratización o las huelgas con que los obreros reclaman un justo mejoramiento económico. Es decir, para el marxismo, el fin práctico justifica todos los medios, incluso la manipulación de las personas, las cuales se convierten en simples medios al servicio de la dictadura del proletariado.El marxismo sigue siendo más una visión global de la existencia que un simple análisis social, más una filosofía de la historia que una ciencia, más una concepción metafísica del mundo que una teoría económica o política. Por ello, constituye algo imposible de aceptar para quienes tienen otra visión global de la existencia y otra concepción de la historia y de la sociedad, cual es la judeocristiana. Por su fondo filosófico, todos los elementos del marxismo están impregnados de materialismo y ateísmo, lo cual hace tan difícil su aceptación por parte de un creyente, ya sea judío, cristiano o musulmán. Por ello, el Magisterio ordinario de la Iglesia sostiene que el cristiano no puede adherirse, sin contradicción, a un sistema ideológico (cual es el marxista), que se opone radicalmente a su fe y a su concepción del hombre... No puede adherirse a la ideología marxista, ni a su materialismo ateo, ni a su dialéctica de violencia ni a la manera como ella entiende la libertad individual dentro de la colectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al hombre y a su historia personal y colectiva.Finalmente, para muchos marxistas, el materialismo histórico se traduce todavía en un economicismo. Son las fuerzas materiales y las relaciones de producción las que determinan la conciencia, es decir, los fenómenos culturales y espirituales. Estos marxistas absolutizan lo económico, tanto al interpretar la historia como al fijar los criterios para que el hombre actúe. Erigen en dogma básico lo económico. Para ellos la causa última de todas las alienaciones, la culpable de todas las esclavitudes y desdichas del hombre y de la sociedad, es de tipo económico. Al conceder así "un valor primordial a algunos aspectos de la realidad con detrimento de otros" (Pablo Vl), estos marxistas tienden a reducir la historia, el hombre y la sociedad a una dimensión parcial, y no la más importante: la economía. De esta forma, un marxismo así se quedaría, en la práctica, en el mismo nivel "economicista" y "unidimensional" del capitalismo burgués. Y aquí está uno de los puntos fundamentales de discrepancia con otros pensamientos sociales y aún también "marxistas", progresistas y humanistas.

8.5. Socialismo y socialismosTanto la palabra "socialismo" como la palabra "democracia", están en la boca de todos y significan cosas muy diversas. Por ello cuando se utilizan hay que fijar cuidadosamente de que se trata, para no llamarse a engaño.1. Socialismo como ideal y como sistemaEn primer lugar, hay que tomar conciencia de que generalmente, cuando se pondera al socialismo se está hablando de un ideal utópico, de una posible

sociedad en la que existan perfecta igualdad y justicia para todos los ciudadanos, sin que haya privilegiados por su nacimiento, su dinero o su clase social. Son los valores del socialismo en referencia a una sociedad tal y como debería ser. y que todos anhelamos sinceramente. Estos valores socialistas -como dijo Pío XI- se aproximan mucho a los postulados sociales del cristianismo y ninguna persona sensata puede oponerse a ellos, sino más bien desearlos.Pero también hay que enfocar el socialismo como sistema, como intento concreto de encarnar históricamente los valores socialistas. Como sistema es: un tipo de organización socioeconómica de una nación, basada en la propiedad colectiva de los medios de producción, por lo menos de los más importantes (definición). Y en cuanto sistema, el socialismo tiene un rostro múltiple. Son muy diferentes y aún contradictorias las varias experiencias de organización que se cobijan bajo el mismo rótulo de "socialistas".Hay socialismos moderados que sólo buscan una "organización racional" de la sociedad, haciendo que la propiedad sea social, es decir, que no pertenezca únicamente a un grupo de individuos o familias sino a toda la sociedad. Y hay socialismos extremos cuya base es la "colectivización total" de los medios de producción (tierra, industria, banca, comercio, etc.).Hay socialismos democráticos que garantizan la libertad de las personas y los grupos, facilitan el debate público y permiten la activa participación política de los ciudadanos en el manejo de la cosa pública. Y hay socialismos totalitarios que aplastan derechos fundamentales del hombre, que no permiten elecciones populares ni discusión de los asuntos públicos, que todo lo imponen dentro de un autoritarismo absoluto y deshumanizante.2. Diversidad de sistemas socialistasEl socialismo como sistema de organización socioeconómica se presenta hoy dividido en tres grandes corrientes:1) El marxismo-leninismo, más frecuentemente conocido como comunismo. Es el socialismo extremo y totalitario de Rusia y sus satélites del bloque Oriental, lo mismo que el impuesto en la China, Mongolia, Corea del Norte, Vietnam, Laos, Cambodia, Cuba, Albania y Yugoeslavia.El marxismo-leninismo es la forma más radical de socialismo. Afirma la lucha de clases, la dictadura del proletariado y la concentración de casi todo el poder en manos de un partido único y bien organizado, que se supone es la vanguardia de la revolución. El comunismo es dogmático en su intento de acabar con la propiedad privada y nacionalizar todos los medios de producción, como primeros pasos hacia una futura sociedad sin clases.Ha habido algunos intentos de limarle las aristas a este socialismo totalitario, para darle un rostro humano y permitirles a los ciudadanos cierto juego de libertad y participación política. Tal el intento de la llamada "Primavera de Praga", aplastada por los tanques soviéticos en agosto de 1968. Tal el intento de la llamada "autogestión" obrera de los medios de producción en Yugoeslavia, que está funcionando, aunque con dificultades. Tal el intento parlamentario de Allende de implantar en Chile un socialismo típico, sin partido único, sin dictadura del proletariado y garantizando la propiedad privada de bastantes empresas. Intento que tuvo un final abrupto en septiembre de 1973. Tal el intento valiente de los obreros y campesinos del sindicato Solidaridad en la actual Polonia.

Es innegable que éste tipo de socialismo logra muy buenas realizaciones en los campos económico y social: industria pesada, empleo para todos, buena cobertura de educación y salud para la población. Pero junto a ello, hay innegables fallas.Desde el punto de vista económico, estos sistemas colectivistas forzados tienen permanentes fracasos en la agricultura, el artesanado, la pequeña y mediana industria, el comercio y la vivienda. Desde el punto de vista político, estos sistemas constituyen un poder absoluto de dominación, controlado por el partido y con un aparato tremendo de represión policial. No hay libertad de asociación, de expresión, de desplazamiento. El disentir de la línea impuesta por el partido se paga con trabajos forzados, con prisiones o clínicas psiquiátricas. La existencia de archipiélagos Gulag no es un accidente sino el modo propio de estos socialismos burocráticos y autoritarios. Uno de los nuevos filósofos de izquierda francesa ha dicho recientemente: Entre la barbarie del capitalismo, que se censura a sí mismo en todo momento, y la barbarie del socialismo, que nunca se censura, me decido por el capitalismo (B-H. Lévy). Desde el punto de vista religioso, estos sistemas tratan de imponer el ateísmo desde el gobierno y recortar al máximo las libertades religiosas, de modo que apenas les quede aire para respirar a la Iglesia y a las demás confesiones religiosas.Todo esto hace pensar que no es fácil instaurar un socialismo de rostro humano mientras se mantenga un apego total a la ortodoxia marxista-leninista. El stalinismo, más que ser una aberración, es una consecuencia. El archipiélago Gulag, con sus islas de exterminio, no es un accidente en este tipo de socialismo rígido y autocrático. "Así como los errores que detectó Copérnico llevaron a cambiar el sistema estelar tal como lo había trazado Ptolomeo, así los errores grandes del sistema socialista marxista-leninista imponen una revisión dolorosa del mismo sistema", ha reconocido con sinceridad el marxista francés Roger Garaudy.2) La social democracia es una forma más liberal de socialismo. Este tipo de socialismo moderado y democrático, sólo o en coaliciones, controla los gobiernos de Alemania Occidental, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Luxemburgo, Noruega, Holanda, Senegal y, desde mayo de 1981, el gobierno de Francia. En Suecia dominó durante 44 años. Este tipo de sistema socialista rechaza, desde Bad Godesberg (1959), los dogmas del marxismo-leninismo. Su propósito es integrar las ventajas del socialismo con las de la democracia. Admite el pluralismo democrático. Rechaza el Estado omnipotente y la dictadura del proletariado. Renuncia a la colectivización a la fuerza y acepta un sistema mixto en el cual también hay propiedad privada de algunos medios de producción. No hay un partido único sino que se admiten otros partidos autónomos. Admite que en unas elecciones populares se pueda llegar a perder el poder, como ocurrió en Suecia en 1976, después de tener 44 años el gobierno.Estos socialismos democráticos del mundo libre presentan sus ventajas. Han logrado buen desarrollo económico, con respeto de las libertades fundamentales. Hay justicia social y a la vez libre juego democrático. Hay una economía socializada (que sirve al interés general y no a los intereses de unos pocos), pero con rostro humano (economía que no aplasta a los individuos). Sin embargo, no puede olvidarse que en todo sistema socialista se corre el riesgo de un agigantamiento exagerado del poder central, que fácilmente se vuelve un pulpo

devorador de personas y de grupos intermedios. Dice con razón el líder socialista de India, Asoka Mehta, que el socialismo es una atractiva meta, pero la concentración de poder es tan peligrosa como la concentración de capital . Tampoco puede olvidarse el peligro del agigantamiento de la burocracia oficial, con malgasto de los dineros públicos e ineficiencia administrativa. En general, el Estado es mal administrador. Los sectores socializados y oficiales suelen recargarse de burocracia y funcionar negligentemente.Hoy se habla, con frases laudatorias, de la Europa de los siete socialistas. En Italia, la Cámara de Diputados acordó, en el mes de agosto de 1983, su confianza a Bettino Craxi, quien durante nueve años desempeñó el cargo de secretario general del partido socialista italiano. Para Enrico Berlinguer, éste primer ministro socialista no es sino "un duro encerrado en una jaula cuya llave la tienen los demócratas-cristianos". Pero el presidente del Consejo Socialista ha cumplido varios años de gobernante y piensa seguir siendo el árbitro entre las fuerzas políticas que son más poderosas que su propio partido: la D.C. y el P.C.I.En Portugal, Mario Soares, secretario general del partido socialista, volvió a ocupar el 9 de junio de 1983 el palacio de São Bento, como jefe de gobierno. Ya lo había hecho anteriormente por dos ocasiones: después de la Revolución en abril de 1974, y luego presidiendo un "gobierno minoritario" de julio de 1976 a diciembre de 1977. En Lisboa se dice popularmente que "Mario es un socialista creyente pero no practicante…".En Austria, Fred Sinowatz, sucesor desde el 17 de mayo de 1983 como primer ministro, al célebre socialista Bruno Kreisky. Aunque ha tenido que disminuir prestaciones sociales y aumentar impuestos, tiene el apoyo del 48% de los ciudadanos en un país de sólo seis millones de habitantes, en el que el socialismo democrático está ya bien aclimatado.En España, el popular Felipe González preside los destinos políticos desde octubre de 1982, dentro de un socialismo poco ideológico y muy pragmático. Su autoridad personal como líder se impuso en el Congreso del PSOE (partido socialista obrero español) en 1979, para suprimir del partido toda referencia al marxismo-leninismo.En Suecia, Olof Palme, el 19 de septiembre de 1982, volvió al poder, después de seis años, con el apoyo de 45.6% de los votos, mucho más que los votos sumados de los conservadores, los liberales y los centristas. El socialismo en libertad y con rostro humano, funciona mejor en los países escandinavos que en los países latinos.En Grecia, Andreas Papandreu, con 65 años de edad, logró adueñarse por las elecciones del 18 de octubre de 1981 del poder. Durante siete años hizo de PASOK (movimiento socialista panhelénico) el primer partido del país. Con 172 diputados sobre 300, controla la Asamblea Nacional de Grecia.En Francia François Mitterrand, desde junio de 1981, gobierna como presidente constitucional el Estado francés, apoyado por una coalición de partidos de izquierda, entre ellos el partido comunista francés en la primera etapa del recorrido. 3) El socialismo idealizado del Tercer Mundo abraza sistemas muy diferentes de nuevos Estados afroasiáticos. Estos sólo se parecen entre sí por su fuerte afirmación de nacionalismo y por su deseo de distanciarse de los dos bloques que

dominan el mundo, el del capitalismo y el del comunismo. Tal el socialismo musulmán de Argelia y Libia, el de Siria e Iraq, el "ujamáa" de Tanzania, el cooperativismo de Guyana, y quizá tal fue el intento del Perú, durante el régimen de Velasco Alvarado, con sus pasados descalabros económicos.

8.6. FascismoEl fascismo denota tanto el movimiento que llevó a Mussolini al poder en Italia (1922-1945), como la ideología política que inspiró dicho movimiento y que ha inspirado a partidos semejantes de otros países.Deliberadamente vago y pragmático, el fascismo no aspira a tener la coherencia ideológica y la rigidez dialéctica del marxismo, frente al cual reclama ser una alternativa válida. Los fascistas miran la destrucción del comunismo como a uno de sus principales objetivos, pero comparten con los socialistas la hostilidad contra el sistema burgués liberal.Los fascistas denigran la democracia liberal como algo pusilánime, ineficaz y pasado de moda. La democracia decadente debe ser reemplazada por un sistema de gobierno inspirado por los principios de "orden, obediencia, justicia", más bien que por los principios de "libertad, fraternidad, igualdad", de la Revolución Francesa. Entre los varios influjos intelectuales que han moldeado al fascismo, los más importantes han sido: el sindicalismo de Sorel, con su creencia en la violenta derrota de la burguesía; la glorificación que hace Hegel del Estado; y el desprecio que sentía Nietzsche por los ideales y valores cristianos de la civilización occidental.El término fascista deriva de la palabra latina fasces, que fue un emblema de los lictores o magistrados de la antigua Roma, símbolo de su fuerte autoridad. Dicho emblema consistía en un haz de varas amarradas entre sí y que remataban en un hacha romana. Eso quisiera ser la ideología de los fascistas: una combinación de muchos individuos juntos, con miras a generar poder físico del Estado y autoridad moral para conducirlo.El partido fascista emergió en Italia a partir de 1919, al mismo tiempo que los nazis en Alemania. Pero el Estado fascista de Mussolini cuajó diez años antes que el Estado nazi de Hitler. Los fascistas se adueñaron del poder en Italia en octubre de 1922, y lo dejaron, cuando los Aliados invadieron a Italia por Sicilia, en julio de 1943. Mussolini fue ejecutado por bandas campesinas el 28 de abril de 1945.1. Algunos elementos ideológicosEl fascismo es un totalitarismo de derecha. Tiene los elementos institucionales de todo régimen totalitario y algunos elementos ideólogicos que permiten ubicarlo como una ideología de derecha, extrema y reaccionaria.Carl J. Friedrich, en su libro Dictadura totalitaria y autocracia, señala seis elementos de todo totalitarismo: 1) Una ideología oficial, es decir, un cuerpo oficial de doctrina que cubre todos los aspectos de la vida humana. 2) Un sistema de partido único y de masas, dirigido por un dictador. 3) Un sistema de control policiaco. 4) La concentración en manos del Estado de todos los medios de información y propaganda. 5) La concentración en manos del gobierno de todos los medios y recursos militares. 6) El control central y la dirección de toda la economía.

Como se ve, cinco de estos elementos son de orden institucional, y ciertamente los tuvo el fascismo como régimen de gobierno. El otro elemento (el primero en la lista) es de orden ideólogico, y también lo tuvo el fascismo, a pesar de que Mussolini asegurara en 1942 que el fascismo no necesitaba dogmas, sino disciplina, y que su único punto de referencia doctrinal era la Nación.Ideológicamente, se puede definir mejor el fascismo por sus temas negativos. Es un anti muchas cosas: anti-liberal, anti-individualista, anti-igualitarista, anti-parlamentarista, anti-comunista, anti-burgués, anti-democrático. Pero le podemos señalar también varias referencias o raíces ideológicas, como son: 1) El elitismo o la afirmación de que un país se gobierna mejor con base en una minoría de marcada superioridad intelectual, física, moral y política, que sobre las bases de una masa mediocre y bastarda; que la historia del mundo está hecha por las minorías excelentes; que la democracia (gobierno del pueblo) es una morbocracia (gobierno de los enfermizos y de los adocenados) y una mobocracia (gobierno de la masa voluble).2) El darwinismo social o la afirmación de que quienes logran sobrevivir o tener éxito son superiores o mejores que quienes no tienen éxito o perecen. El conflicto entre individuos, grupos y especialmente razas y naciones, es un proceso natural y necesario para seleccionar al mejor y eliminar al débil e incompetente.3) El grupismo o la afirmación de que los individuos desean siempre pertenecer a grupos y ser incorporados en jerarquías que tomen las decisiones. El totalitarismo, al revés del liberalismo, pretende ser, en esencia, un retorno a los valores de grupo y a la autoridad. Presume ser la respuesta a la necesidad que sienten los individuos de "pertenecer" definidamente a un todo. 4) El estatismo o la afirmación de que las instituciones y funciones, no sólo del cuerpo político sino también del cuerpo social de un país, deben estar todas organizadas por el Estado y actuar bajo control del Estado.Todo dentro del Estado; todo para el Estado; nada fuera del Estado. Cabe observar que dentro de su concepción totalitaria y absolutista de Estado, el fascismo intentó darle al Estado un sentido "corporatista", es decir, que el Estado lograra una cooperación entre el capital y el trabajo, de modo que se superara la lucha de clases marxista.2. Elementos de discusiónEl fascismo, en su forma extrema o en sus formas moderadas, es totalmente rechazable. Si lo juzgamos, no por sus motivaciones (búsqueda en un país de solidaridad nacional y unidad, afianzamiento del orden y la disciplina), sino por sus hechos y métodos (intervención del Estado en todos los sectores de la vida humana, imperialismo invasor, reducción del espacio de los derechos y libertades humanas, negación de todo pluralismo, crímenes y métodos anti-democráticos, etc.), el fascismo como movimiento y como ideología política de un grupo o partido, merece un franco rechazo.No olvidemos que aunque el fascismo italiano dejó de existir en 1945, otros movimientos fascistas semejantes llegaron al poder también. Son más conocidos los casos de la Heimwehr en Austria, de la Ustaska en Croacia, de la Guardia de Hierro en Rumania, de la Falange en la España de Franco y el Corporativismo en el Portugal de Oliveira Salazar. La tentación fascista sigue insinuándose permanentemente en nuestras débiles democracias latinoamericanas.

Actualmente hay quienes hablan de la existencia de un "fascismo amistoso", de un "fascismo de rostro humano", de un "fascismo estilo Madison Avenue", que sería la actual tendencia de poder en los Estados Unidos de la era Reagan. Su primera raíz es la vinculación íntima entre el capitalismo y el Estado. Su segunda raíz es el poderío creciente y la cohesión en marcha de la élite en el poder. Su tercera raíz es la voluntad, participada por muchos, de detener el proceso de ruina de la familia, de decadencia de la comunidad, de pérdida de sentido del trabajo. Junto a ello hay otros ingredientes coyunturales. Este tipo de "fascismo benévolo" adopta la forma de un autoritarismo de rostro democrático. Dice el general Maxwell Taylor: Nosotros debemos progresar simultáneamente en el frente interno y en el frente externo, gracias a un poder nacional integrado, que responda a una voluntad nacional unificada.Debemos subrayar que la mejor manera de alejar el espectro amenazador de las dictaduras y de los totalitarismos de derecha o de izquierda, es hacer de nuestra democracia representativa una democracia más efectiva y real; convertirla en una democracia cada día más integral y participativa. No permitir que un vaciamiento gradual de las instituciones democráticas vaya sustituyendo a nuestra democracia -siguiendo caminos aparentemente legales- por un régimen autoritario.Segun Oswald Spengler en su obra La decadencia de Occidente, entre las causas que motivaron el ascenso del totalitarismo en Europa, después de la primera guerra mundial, están: la falta de confianza en las democracias, la fuerza violenta de las masas, la necesidad de nuevos líderes o Césares, el miedo al socialismo, la convicción muy difundida de que únicamente un régimen autoritario podría solucionar las crisis del Estado y de la sociedad.

8.7. La ideología militarista de Seguridad NacionalUna ojeada al mapa político de Suramérica señala el hecho protuberante de la permanencia de regímenes militares en todos los países, con muy escasas excepciones. Entre ellas Colombia y Venezuela. Muchos de éstos regímenes se unificaron alrededor de la así llamada ideología de la Seguridad Nacional.

1. Ni democracia liberal ni dictadura del proletariadoFrente al doble reto del subdesarrollo y de la amenaza comunista mundial, ésta ideología propugna un camino intermedio, más autoritario y eficiente que el de la desacreditada democracia liberal, y menos totalitario e inhumano que el de la dictadura del proletariado.Su inspiración la dan tres experiencias externas a nuestro continente y un ingrediente muy típicamente latinoamericano: 1) Ha influido la doctrina norteamericana de la Seguridad Nacional, según la cual, frente al comunismo internacional hay que tomar medidas de seguridad no sólo externa (frente a una posible agresión) sino también interna (frente a la penetración económica, social, psicológica y política). La Escuela Nacional de Guerra, creada en los Estados Unidos en 1946, ha influido en escuelas semejantes de varios de nuestros países.2) Ha influido la así llamada geopolítica alemana, según la cual, tanto el espacio vital (geográfico) como el espacio ideológico (político) son decisivos para la

supervivencia de una Nación. Éste pensamiento tuvo su aplicación desenfrenada en la ideología del nacional socialismo alemán.3) Ha influido también la doctrina francesa de la contra-subversión. La amarga experiencia de Francia en la guerra de guerrillas, primero en Indochina (Vietnam) y luego en Argelia, mostró claramente que a los enemigos externos-internos hay que combatirlos no sólo en el frente militar sino también en el frente político, económico y psicosocial.4) El ingrediente latinoamericano lo da nuestra típica situación de subdesarrollo. En nuestros países, la lucha contra la subversión interna y contra la penetración del comunismo internacional no tendrá éxito si no se suprime el caldo de cultivo que los alimenta, a saber: la pobreza, la desigualdad, la injusticia social. No puede haber seguridad nacional sin desarrollo, ni desarrollo sin seguridad. En nuestros países, seguridad y desarrollo van de la mano.2. DefiniciónLa definición más comúnmente aceptada es la propuesta por la Escuela Superior de Guerra del Brasil:

Seguridad Nacional es el grado relativo de garantía que un Estado puede proporcionar a la Nación que jurisdicciona, en una determinada época -a través de acciones políticas, económicas, psicosociales y militares-, para la consecución y salvaguardia de los objetivos nacionales, a pesar de los antagonismos internos o externos existentes o previsibles.

3. Una ideología con solesCitamos algunos de los elementos que están dando la base ideológica a este nuevo modelo político militar que se impuso en Brasil y otros países del Cono Sur:a) El núcleo central de la doctrina es la tripleta Nación-seguridad-desarrollo, que debería unificar a la Nación por encima de las contradicciones sociales existentes.b) Se afirma una concepción totalizante de la sociedad. La defensa de una nación no depende exclusivamente del presupuesto militar, de la cantidad de tropas y armas, sino de su potencial económico, de sus valores e ideología, y de la solidez de sus estructuras políticas y sociales. c) Es importante la fijación de los objetivos nacionales o "intereses de la patria", que una clase dirigente debe infundir al conjunto pueblo-masa. d) Para la obtención de dichos objetivos nacionales se considera que están ya fracasados y superados los instrumentos tradicionales de la democracia, a saber, el régimen parlamentario liberal y los partidos políticos. En adelante, los instrumentos serán: un régimen fuertemente autoritario y una burocracia eficazmente centralizada al servicio del Estado. Son, en consecuencia, eliminados los partidos políticos, los grupos de presión y los mecanismos sindicales como inoperantes para la seguridad nacional y su modelo de desarrollo económico.e) Surge una nueva articulación de las fuerzas sociales. Un grupo funcional (militares + burócratas + tecnócratas) es el que tiene a su cargo halar e impulsar el modelo hacia los objetivos nacionales.f) En todo este modelo, los militares tienen un papel nuevo y preponderante, para el correcto funcionamiento tanto del gobierno como del aparato burocrático del Estado. Más aún, surge como nueva instancia de decisión política, como un cuarto

Poder, por sobre el ejecutivo, el legislativo y el judicial, el llamado Consejo de Seguridad Nacional. Por eso afirmamos que es una ideología distinguida con soles de generales.

4. Algunos elementos de discusiónNo se puede negar que la Seguridad Nacional ha sido una fuerza cohesionada y eficaz contra el subdesarrollo y la subversión comunista en países que estaban siendo erosionados por la anarquía social y el caos económico.Se le critica que haya adoptado un modelo de desarrollo neocapitalista liberal, muy abierto a la penetración del capital extranjero, con sus ventajas de acumulación de capital y sus desventajas de injusticia social e inadecuada distribución de los beneficios entre las clases populares y sectores marginados del país.Se le critica que lleve a un régimen de autocracia, pisoteando elementos básicos de una democracia política (sistema representativo, sufragio libre y universal, debate público, participación política). Asimismo, su concepción totalizante la hace similar a la pretensión totalitarizante del fascismo y del marxismo, con su poder absoluto, despótico y deshumanizante.Se le critica que, al igual que otros regímenes autocráticos, incurra en el despropósito ético de que "el fin justifica los medios". Con tal de lograr los "objetivos nacionales" y que funcione el modelo económico y político, legitima cualquier intervención o pretexto de Seguridad Nacional, aunque se atropellen derechos fundamentales de la persona humana y de los grupos sociales.Se critica también, con razón, el que a la Nación la divorcia del pueblo. Se gobierna para el pueblo, sin el pueblo. La élite "funcional" (militares + burócratas + tecnócratas) piensa, decide y actúa por el pueblo. Se niegan la participación popular y el libre juego de los grupos intermedios en el manejo de la cosa pública.Para juzgar del papel preponderante que asumen los militares en el gobierno, hay que saber distinguir sus varias formas. Las dos primeras se pueden juzgar más benévolamente que la tercera.1) Existe la forma de gobierno militar de intervención temporal, que se ve obligado a tomar el poder para solucionar problemas graves y urgentes del país, y luego convocar a elecciones libres, permitiendo que siga la curva institucional del país.2) Existe también la forma de gobierno militar, por un periodo más o menos largo, como resultado de contradicciones políticas y socioeconómicas insolubles para los partidos y para un régimen ordinario de democracia liberal. 3) Está finalmente la forma de gobierno militar de corte totalitario: busca perpetuarse en el poder con todos los medios, y la transformación que intenta hacer de la sociedad, la apoya en una base utópico-ideológica, ya sea de tipo populista o justicialista o fascista. Ésta tercera forma, la más reprobable de todas, es la de Seguridad Nacional. Implica una ideología política autocrática y totalizante, que va contra todos los principios de la democracia.Glosario