Gerra del cenepa

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GUERRA DEL CENEPA La reclamación por parte de Ecuador de un acceso con soberanía a la cuenca del Amazonas se remonta a 1827, cuando Simón Bolívar, gobernante de la Gran Colombia, de la que Ecuador formó parte hasta 1830, reclamó como territorios que le correspondían a su país los de Tumbes, Jaén (Cajamarca) y Maynas (entendiéndose por Maynas el territorio conformado por los actuales departamentos peruanos de Loreto y Amazonas). La Gran Colombia reclamaba esa comarca como compensación por las deudas de la campaña emancipadora y por los "reemplazos" (el costo de reponer con nuevos efectivos las bajas sufridas en las tropas de apoyo a la guerra independentista peruana). En respuesta, el 17 de mayo de 1828, el Congreso de la República del Perú rechazó tales

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GUERRA DEL CENEPA

La reclamación por parte de Ecuador de un acceso con soberanía a la cuenca del Amazonas se remonta a 1827, cuando Simón Bolívar, gobernante de la Gran Colombia, de la que Ecuador formó parte hasta 1830, reclamó como territorios que le correspondían a su país los de Tumbes, Jaén (Cajamarca) y Maynas (entendiéndose por Maynas el territorio conformado por los actuales departamentos peruanos de Loreto y Amazonas).

La Gran Colombia reclamaba esa comarca como compensación por las deudas de la campaña emancipadora y por los "reemplazos" (el costo de reponer con nuevos efectivos las bajas sufridas en las tropas de apoyo a la guerra independentista peruana). En respuesta, el 17 de mayo de 1828, el Congreso de la República del Perú rechazó tales pretensiones por considerar que dejaban de lado el principio del Uti possidetis que implicaba tomar como punto de partida el territorio tradicionalmente ocupado por cada país al año 1810. En consecuencia, autorizó al presidente José de La Mar a tomar las medidas militares del caso. En virtud de ello, tropas peruanas invadieron la ciudad de Guayaquil, pero fueron rechazadas por las tropas al mando del general Antonio José de Sucre.

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DISPUTAS ENTRE EL PERÚ Y ECUADOR

Cuando se constituye el Estado ecuatoriano, se suscribieron diversos acuerdos y tratados con la finalidad de trazar la frontera entre ambos países, sobre todo en la parte amazónica. Ecuador señaló la existencia del Protocolo Pedemonte-Mosquera que, firmado en 1830, fue una continuación del Tratado Larrea-Gual. Perú cuestionó la validez de ese tratado, llegando a afirmar que nunca se firmó, debido a que jamás se encontró el documento original.

Durante 1859 y 1860, ambos países libraron una guerra sobre un territorio cercano al río Amazonas. Ecuador ingresó a una guerra civil que impidió las relaciones diplomáticas con el resto de Hispanoamérica, incluyendo al Presidente del Perú Ramón Castilla, ya que no existía un gobierno reconocido en Ecuador con el cual tratar. Igualmente, entre 1879 y 1883 el Perú participó en la Guerra del Pacífico contra Chile y no pudo atender otros asuntos diplomáticos.

En el siglo XX Ecuador se enfrentó nuevamente a Perú. Se dieron nuevos incidentes limítrofes. El más importante de esos conflictos fue el que se dio en el año de 1910. En 1922 hubo otra disputa referida a la firma del Tratado Salomón Lozano entre Perú y Colombia, que resultó favorable a esta última nación. Este tratado causó malestar tanto en Perú (donde se señala que el presidente Augusto B. Leguía lo suscribió bajo presión de los Estados Unidos), como en Ecuador, que se veía, de esa forma, limitando con Perú por el este.

Status-Quo fronterizo en 1936, previo a la guerra de 1941

El 11 de enero de 1941, alegando que los ecuatorianos habían realizado incursiones e incluso ocupado territorio peruano en la provincia de Zarumilla, el presidente del Perú, Manuel Prado Ugarteche, ordenó la

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formación del Agrupamiento Norte, una unidad militar a cargo del Teatro de operaciones del Norte.

La posición peruana alegó en 1941 que Ecuador desconoció esa línea provisional por lo que movilizó su ejército, ingresando a territorio ecuatoriano por Tumbes (localidad de Aguas Verdes limítrofe con Huaquillas). El Perú empleó sus recursos militares haciéndose con el control del espacio previamente ocupado por Ecuador los días 5, 23 y 24 de julio, y que constituía el 50% del territorio que dicho país consideraba suyo.

La Fuerza Aérea del Perú bombardeó la población ecuatoriana de Santa Rosa, en la provincia fronteriza ecuatoriana de El Oro, y amenazó con hacer lo mismo con la ciudad de Guayaquil. Tropas peruanas invadieron regiones del sur del Ecuador, y presionaron hasta la firma del protocolo de Río de Janeiro el 29 de enero de 1942, cuya legitimidad fue garantizada por Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos de América. La firma del protocolo de Río de Janeiro confirmó la línea del “Status Quo” de 1936, firmada en Washington por Perú y Ecuador, menos la pérdida por parte de Ecuador de 5.392 millas cuadradas.

PROBLEMA DEMARCATORIO EN LA CORDILLERA DEL CÓNDOR

La demarcación de la línea fronteriza establecida en el protocolo, mediante el levantamiento de hitos, se inició en 1947. Sin embargo, ésta no fue culminada en la zona de la Cordillera del Cóndor, debido a que, mediante un levantamiento aerofotogramétrico, se "descubrió" la presencia del río Cenepa, entre el río Zamora y el río Santiago. Eso implicaba que lo consignado en el protocolo no correspondía con la geografía real de la zona. El río Cenepa era un accidente geográfico conocido desde muchos años antes, tal como lo reconoce en un ensayo el ex presidente peruano Fernando Belaúnde Terry. La suspensión se basó en la posición ecuatoriana, que señalaba la inexistencia de un "Divortium Aquarum"

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(divisoria de aguas) entre el río Zamora y el río Santiago, como contempla el Protocolo de Río de Janeiro. En efecto, el árbitro brasileño Braz Dias de Aguiar solamente menciona que los ríos necesarios para efectos de demarcación son el Zamora y el Santiago. Según el punto de vista ecuatoriano, este tema, añadido a otras "inconsistencias" en el texto del protocolo, fueron causa de que la demarcación se suspendiera unilateralmente. Como conclusión, Ecuador mantuvo durante años la tesis de que el protocolo era inejecutable.

El presidente ecuatoriano José María Velasco Ibarra, en 1960, pretendió declarar la nulidad del Protocolo de Río de Janeiro, arguyendo que "fue firmado bajo la fuerza y con amenazas", cuando las Fuerzas Peruanas "ocupaban" territorio ecuatoriano. Estas declaraciones del mandatario ecuatoriano mostraron las intenciones de Ecuador de buscar una salida a la cuenca del río Amazonas prescindiendo de lo señalado por el Protocolo de Río de Janeiro.

INCIDENTE DE 1981, "PAQUISHA"/ "FALSO PAQUISHA"

El 22 de enero de 1981, el gobierno peruano denunció un ataque a una de sus aeronaves cuando realizaba una misión de abastecimiento a puestos de vigilancia en el río Comaina (territorio peruano). El entonces Presidente del

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Perú, Arquitecto Fernando Belaúnde Terry, ordenó la inspección del río Comaina hasta sus nacientes en el lado oriental de la Cordillera del Cóndor, comprobándose la existencia, dentro de territorio peruano, de tres destacamentos militares ecuatorianos, con sus respectivas instalaciones. Este hallazgo causó acciones de fuerza, logrando las fuerzas peruanas desalojar los destacamentos ecuatorianos.

La posición ecuatoriana señalaba que esos destacamentos correspondían a la base de "Paquisha", establecida en territorio ecuatoriano. Pero, tras la medición de las coordenadas, se comprobó que no correspondían a la mencionada Paquisha sino, como lo calificó el presidente Belaúnde, a un "falso Paquisha". Tras las escaramuzas, que motivaron la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), el acta Sorrosa-Du Bois fijó las coordenadas de ubicación permitidas para las tropas fronterizas, ratificando la condición de la mencionada cordillera como límite natural entre ambos países.

En 1992, los presidentes del Perú y Ecuador, Alberto Fujimori Fujimori y Rodrigo Borja Cevallos, suscribieron el llamado Pacto de Caballeros en el que se comprometían a buscar soluciones pacíficas a las diferencias. Sin embargo, en el mes de diciembre de 1994 se empiezan a notar movilizaciones del ejército del Ecuador, que desde 1981 había estado preparándose para afrontar un conflicto generalizado, desplegando sus sistemas de defensa en el área de la Cordillera del Cóndor.[6]

POSICIONES

Cada uno de los países tiene un pensamiento diferente, a continuación se describe la de cada uno de ellos (ordenado alfabéticamente):

POSICIÓN ECUATORIANA

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La argumentación ecuatoriana señala, por su parte:

El Protocolo de Río de Janeiro es un tratado cuyo cumplimiento no puede ser exigido al Ecuador por cuanto fue un texto impuesto, y su suscripción se realizó estando ocupada una gran parte del territorio nacional.

El Protocolo de Río de Janeiro señala el divisor de aguas Zamora-Santiago para distribuir equitativamente entre los dos países el espacio geográfico entre los ríos Zamora y Santiago. Sin embargo, en la realidad geográfica no existe dicha divisoria de aguas por el hecho de que el río Cenepa, que antes se pensaba que era un afluente insignificante del río Marañón-Amazonas, resultó ser un sistema hidrográfico independiente y mucho más extenso, interpuesto entre el Zamora y el Santiago. Al no existir la divisoria de aguas Zamora-Santiago es inaplicable el trazado de la frontera en este sector enunciado en el artículo VIII. B.1.[7]

Ante esa inejecutabilidad del Protocolo, resulta indispensable establecer una línea de frontera que distribuya equitativamente entre los dos países el espacio geográfico comprendido entre los ríos Zamora y Santiago.

Esa distribución, no obstante, sólo puede hacerse atendiendo a los derechos de las partes y reconociendo al Ecuador el acceso que demanda al Marañón-Amazonas, en debida atención a sus históricos derechos amazónicos y a los requerimientos de su desarrollo como país condómino en la Cuenca del Gran Río. De esa forma se abrirán amplias posibilidades para la cooperación de las dos partes en proyectos de interés común en la Amazonia, y para una útil y fácil comunicación de los puertos marítimos del Ecuador tanto con los accesos ecuatorianos al Amazonas y sus afluentes como con los polos de desarrollo binacional y multinacional en la región.

POSICIÓN PERUANA

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La argumentación peruana señala lo siguiente sobre este tema:

El Perú no tiene territorios pendientes de "devolución" con ninguno de sus vecinos;

Mientras Tumbes y Piura son invariablemente peruanas, Jaén perteneció a la Real Audiencia de Quito sólo entre 1563 y 1567 y entre 1819 y 1821, habiéndose pronunciado multitudinariamente por su pertenencia al Perú en ambas oportunidades, decisión ratificada por el virrey Francisco de Toledo (1569-1581, durante el reinado de Felipe II de España, 1556-1598, de la Casa de Austria) y por el gobierno del Perú en 1821;

Maynas (esto es, Amazonas y Loreto) nació como provincia peruana y fue adscrita al Virreinato de Santa Fe de Bogotá recién en 1772, pero pasó a ser una gobernación directamente dependiente del Virrey del Perú o Virreinato del Perú por cédula real del 15 de julio de 1802.

El Protocolo de Río de Janeiro es un tratado internacional perfectamente ejecutable y su cumplimiento no admite revisión alguna.

DESARROLLO DEL CONFLICTO

NUEVA CRISIS

En vista de los incidentes fronterizos acaecidos entre Agosto y finales de 1991, se produjo a comienzos de 1992 en Quito, un encuentro entre los presidentes de los dos países. La visita del presidente peruano, Alberto Fujimori, se proponía allanar las dificultades que impedían una solución diplomática al problema fronterizo, firmándose el llamado "pacto de Caballeros". En la tarde del 9 de enero de 1995, cerca de las 17:30 horas, en la zona del Cenepa, una patrulla de cuatro soldados peruanos del Batallón de Infantería de Selva "Callao" Nº 25 tuvo un encuentro con una patrulla ecuatoriana del Batallón Nº 63 "Gualaquiza". Al día siguiente las tropas peruanas son acompañadas por las ecuatorianas hasta el PV-1. El 11 de enero se produce un nuevo encuentro, de nuevo en la zona peruana del Cenepa, cerca de las 13:00, la patrulla peruana -de aproximadamente 10 soldados- es conminada por los ecuatorianos y se inicia un breve intercambio de disparos.

Sin embargo, estos incidentes fueron solucionados por la vía diplomática, llegando incluso a emitirse el 14 de Enero de 1995, una declaración conjunta que enfatizaba: "en la zona de frontera, hay un clima de paz y tranquilidad".

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En los días 19 y 22 de ese mismo mes, se volvieron a registrar escaramuzas entre patrullas militares de los dos países.

Las versiones políticas atribuyeron el crecimiento del enfrentamiento a la situación política que reinaba en ambos países; así, mientras el presidente ecuatoriano Sixto Durán Ballén se encontraba con bajísimos niveles de aceptación popular, su homólogo peruano Alberto Fujimori preparaba el camino para su reelección. En ambos casos, la popularidad de los mandatarios se incrementó.

Argentina, siendo parte del Protocolo de Río de Janeiro, y, por lo tanto, obligadamente neutral en el conflicto, proporcionó armas a Ecuador para ser usadas en contra del Perú, hecho que se tornó en todo un escándalo internacional, que incluso salpicó al gobierno venezolano de aquel entonces, llegándo la Presidenta argentina Cristina Kirchner, en ocasión de una visita oficial al Perú el 22 y 23 de marzo de 2010, a ofrecer disculpas formales en nombre de su país.[8]

En total se despacharon 75 toneladas de armamento, por un valor de 33 millones de dólares, que comprendían ocho mil fusiles FAL, 36 cañones de 105 y 155 mm., diez mil pistolas de 9 mm., 350 morteros, 50 ametralladoras pesadas, 58 millones de municiones, 45.000 proyectiles de cañón, nueve mil granadas, y explosivos. Estas armas partieron del aeropuerto bonaerense de Ezeiza el 17, 18 y 22 de febrero con destino a Venezuela, que después fueron transferidas a Ecuador.[9]

Chile, por su lado, también había realizado entregas de armas y pertrechos militares al Ecuador, en plena guerra del Cenepa. Parlamentarios opositores al régimen de Alberto Fujimori en el Perú, denunciaron que éste había negado el permiso para que aviones de la FAP interceptaran a dos aviones cargueros de la FAE, que, después de realizar una escala en Brasil, se dirigieron a Iquique, en Chile, con el fin de cargar pertrechos y armas. Chile se defendió, aduciendo que se cumplió la entrega de un contrato de venta de armas, firmado antes del inicio del conflicto. [10] [11] La venta de armas de Chile a Ecuador, se realizo el 31 de Enero de 1995.El monto de la venta fue de 1millon 900mil dólares y consistió en 3,000 fusiles, 7,829 cargadores y 300 cohetes Low.[12]

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SITUACIÓN MILITAR DEL PERÚ Y ECUADOR

La situación militar de ambos países al inicio del conflicto, venía a ser muy dispareja, a diferencia de la imagen que representaban; las ventajas estaban del lado ecuatoriano.

El Perú afrontaba desde 1980 una guerra interna desatada por el grupo terrorista Sendero Luminoso, que conoció su más cruenta etapa entre 1982 y 1991. Las Fuerzas armadas del Perú se hicieron cargo de la lucha antisubversiva desde Diciembre de 1982, con el consiguiente desgaste que ello conlleva, tanto económico como social.

La Fuerza Aérea peruana, que desde la década de los años 60 y parte de los 80, había llegado a ser considerada como una de las más poderosas de Hispanoamérica, se hallaba, en 1995, en una deplorable situación. Así, en el momento de estallar el conflicto, de más de 100 aparatos de combate que tenía en inventario, sólo se hallaban operativos: 3 Mirage 2000, 7 Sukhoi 22, 4 Camberras, 8 A-37B y 5 helicópteros artillados Mi-25; los Mirage 2000, que venían a ser los aviones más modernos de la FAP, no contaban con misiles aire-aire de medio alcance. Los sistemas de radar sólo tenían una operatividad del orden de menos del 45%, y los sistemas antiaéreos, del 20%.[13] Por el lado ecuatoriano, después del Incidente de 1981 "Paquisha", se inicia una serie de compras y modernizaciones de sus sistemas aéreos y terrestres; entre los más importantes está la compra de aviones Kfir C2, y las modernizaciones de sus Mirage F1. Se puede afirmar que, para inicios de 1995, la Fuerza Aérea del Ecuador era una de las más competentes de la región, contando con un arsenal de 12 Mirage F.1JAs, 10 Kfir C.2s, 10 Jaguars MK.1 y 10 A-37B. Sus fuerzas terrestres habían sido preparadas durante largo tiempo para el combate en la selva; a lo largo de la guerra del Cenepa se desplegaron, preferentemente, soldados profesionales de brigadas de fuerzas especiales como los "Iwias". En contraparte de esto, el ejército peruano estaba conformado al principio del

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conflicto, en su grueso, por conscriptos de servicio militar obligatorio escasos de preparacion.[13] Las fuerzas armadas ecuatorianas hicieron uso de sus cortas líneas de abastecimiento y la ventaja geográfica que otorga la cordillera del Cóndor (6500 pies de altura) para atacar directamente con morteros y lanzadores de cohetes múltiples, a tropas del ejército peruano que intentaban fortalecer sus posiciones. Todo esto gracias al uso de tecnología moderna, tal como el posicionamiento global satelital GPS, para localizar con precisión su objetivo.[14] A pesar de que la sofisticación del armamento data de los años 60’s y 70’s, un conflicto armado a esta escala era desconocido entre países hispanoamericanos. Las fuerzas armadas ecuatorianas lograron adoptar una defensa activa y un combate tierra-aire, conceptos implementados por fuerzas armadas estadounidenses e israelíes.[15] Conceptos y técnicas que el general Paco Moncayo aprendió y aplicó tras su estancia en Israel como agregado militar en ese país en 1986. [16]

Gabriel Marcella, analista estadounidense de la Escuela Superior de Guerra del Ejército de los EE.UU dice lo siguiente:

La limitada victoria del Ecuador en el Cenepa genera un nuevo umbral en el antiguo conflicto: Ecuador ha logrado una victoria militar sobre Perú por primera vez desde la batalla de Tarqui en 1829. Los ecuatorianos integraron exitosamente las estrategias militares, operaciones y tácticas con una acertada campaña de información tanto en lo nacional (diplomacia) como en lo militar (operaciones sicológicas)".[17]