George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

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  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

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    Puede hablarse de postmodernidad en America Latina?Author(s): George YúdiceReviewed work(s):Source: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 15, No. 29, Actas del Simposio:"Latinoamerica: Nuevas Direcciones en Teoria y Critica Literarias" (Dartmouth, abril de 1988)(1989), pp. 105-128

    Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACPStable URL: http://www.jstor.org/stable/4530422 .Accessed: 02/04/2012 14:36

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  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

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    REVISTA DE CRITICA LITERARIA

    LATINOAMERICANA

    Afio XV,

    N" 29, Lima, ler. semestre

    de 1989; pp. 105-128.

    LPUEDE

    HABLARSE

    DE

    POSTMODERNIDAD

    EN AMERICA

    LATINA?*

    George

    Yiidice

    Hunter

    College

    ZImitaci6n,

    originalidad o

    a-propia.ci6n?

    ,Puede hablarse

    de postmodernidad

    en Am6rica

    Latina? Esta

    pregunta ha engendrado

    un

    sinnuimero

    de pol6micas

    en las que

    vuelven

    a la escena los viejos histriones

    rivales

    de lo Propio versus

    lo Extranjero. En

    un congreso

    recientel, por ejemplo,

    Juan Corradi

    arguy6

    que no se puede hablar

    de postmodernidad en

    Argentina,

    y

    por extensi6n

    en

    America

    Latina,sino de pseudo-modernidad.

    Car-

    los Waisman, siguiendo

    la

    misma corriente, afirm6

    que

    el

    dis-

    curso postmoderno

    no tiene garante

    referencial en

    la

    Argenitina,

    pues la

    unica modernidad es la

    del atraso.

    Para

    el,

    el discurso de

    la

    postmodernidad es

    mera

    reproduccion,

    como todo discurso

    prove-

    niente de los pai'ses centrales. Andr6s Avellaneda, limitaindose al

    campo

    literario,

    aniadio

    que los

    escritores

    ma's

    j6venes

    que se consi-

    deran

    postmodernos

    escriben

    generos mas

    que relatos,

    es

    decir,

    copias, simulacros.

    Los tres ponentes estuvieron

    de acuerdo en que

    este

    aspecto

    reproductivo o simulacional

    del discurso

    postmoderno

    (en Argentina y, por extension, America

    Latina) acusa

    relaci6n

    con

    la perdida de la

    funcion

    critica que es

    inherente

    al espacio pui-

    blico.

    Corradi puntualizo

    que esta

    perdida

    no equivale a postmoder-

    nidad pues si por

    postmodernidad se entiende multiplicacion

    de

    Agradezco a la fundaci6n Professional Staff Congress de la City University of

    New York, el apoyo que hizo posible realizar

    pesquisas

    en Brasil y

    Argentina.

    1.

    "El debate del Post-Modernismo en

    la

    Argentina", panel organizado

    por

    Marta

    Francescato para el XIV Congreso Internacional de

    la

    Latin American Studies

    Association (18 de marzo de 1988).

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    106

    GEORGE

    UDICE

    espacios puiblicosy culturalizacion de la participacion democratica,

    en el

    caso de

    la

    Argentina el

    estado se

    mantiene sin

    participaci6n

    politica o

    cultural.

    De ahi,

    pues, el

    caracter

    simulacional

    del dis-

    curso

    postmoderno.

    En

    el

    congreso

    en que

    presente

    una

    versi6n

    preliminar de este

    articulo2,

    Nelson Osorio

    rechaz6

    la

    viabilidad de

    analizar

    la

    cultu-

    ra

    latinoamericana

    desde

    una

    perspectiva

    postmoderna.

    Arguy6

    que

    "postmodernidad"es

    un concepto

    foraneo

    que

    no casa bien

    con

    la

    realidad

    latinoamericana y que

    en vez de

    "aplicar"

    conceptos

    que emergen en circunstancias diferentes, habria que producir

    cientificamente

    conceptos

    propios

    adecuados ya no

    s6lo para

    conocer

    "nuestra

    realidad"

    sino

    tambien

    para

    entender la

    realidad de

    los

    paises

    hegem6nicos desde

    "nuestra

    6ptica."

    En

    apoyo

    de su

    opinion

    de

    que el

    concepto de

    postmodernidad

    no

    es

    viable

    respecto de

    America

    Latina,

    Osorio se

    refirio

    al

    hecho de

    que

    donde no

    ha

    arraigado

    modernidad

    no puede

    haber

    postmo-

    dernidad y

    puso

    por

    ejemplo el caso

    de un

    pais como

    Bolivia.

    j,Co-

    mo,

    dijo, podria

    hablarse

    de

    postmodernidad en

    Bolivia? Me

    atengo

    a

    lo

    que

    respondi en dicha

    ocasi6n: a

    saber, que si

    por

    postmoder-

    nidad entendemos las "respuestas/propuestas estetico-ideol6gicas"3

    locales ante,

    frente y

    dentro de

    la

    transnacionalizaci6n

    capitalista,

    ya

    no

    solo

    en

    Estados

    Unidos o

    Europa sino en

    todo el

    mundo, el ana-

    2.

    Latin

    America:

    New

    Directions in

    Literary

    Theory

    and

    Criticism,

    Dartmouth

    College, Hanover,

    New

    Hampshire, 8-10 de

    abril de

    1988.

    3.

    Adopto

    esta

    formulaci6n de

    Hugo

    Achugar,

    para quien

    "tiene una

    lejana

    relaci6n

    con

    la

    noci6n de

    'gesto

    semAntico' propuesta por los

    crfticos y

    te6ricos

    del

    Cfreulo

    Lingiifstico

    de

    Praga...A lo que

    se

    apunta es a

    la

    interacci6n del

    producto

    literario

    con

    la

    sociedad

    mds

    a

    su

    estructuraci6n sfgnica.

    En ese

    sentido, el

    poemario, la no-

    vela o

    el cuadro

    es

    considerado en su

    concretizacion

    hist6rica,

    tanto como

    ideol6gica

    y por lo mismo en su doble vertiente de respuesta ante una situaci6n hist6rica social

    dada

    pero a

    la vez

    como

    propuesta

    Qut6pica?)

    hacia el

    futuro;

    todo ello,

    obviamente,

    realizado o

    vehiculizado

    est6ticamente".

    Ver

    Hugo

    Achugar, Poesta

    y

    sociedad

    (Uruguay

    1880-1911)

    (Montevideo:

    Arca,

    1985),

    pag. 22,

    nota 2.

    Entre

    los

    muchos y

    contradictorios

    rasgos

    atribuidos a la

    postmodernidad

    esta

    el

    de

    las

    "multiples

    respuestas/propuestas"

    a

    partir de

    condicionamientos

    -media-

    tizados-

    a base

    de factores

    de etnia,

    religi6n,

    g6nero

    sexual,

    identidad

    geopolftica,

    etc.

    La

    "condici6n

    postmoderna"

    revela la

    inviabilidad de

    sostener teorfas

    tota-

    lizadoras

    acerea

    de la

    praxis

    humana. De

    ahf, pues,

    que

    no se

    pueda hablar de

    una

    modernidad

    (Habermas) ni

    de

    una

    16gica (Jameson) o

    condici6n

    (Lyotard)

    post-

    moderna.

    Ni tampoco

    de

    una teorfa

    de la

    cultura latinoamericana

    (Osorio),

    pues

    las

    condiciones de

    transcurso (para

    no decir

    "desarrollo"

    o

    "progreso" o

    "avance")

    econ6mico, polftico, social cultural, etc. son diferentes en distintas formaciones re-

    gionales-nacionales

    (v. gr.,

    revolucionismo

    centroamericano

    versus

    "redemo-

    cratizaci6n" en

    Brasil,

    Uruguay y

    Argentina), lo

    cual no

    quiere decir

    que no

    haya

    fuertes

    condiciones

    comunes (v.

    gr., la

    deuda

    externa).

    En

    lo que

    sigue, al

    hablar de

    "postmodernidad"

    debe

    entenderse

    "mliltiples

    respuestas-propuestas"

    locales

    ante, frente

    y dentro

    de la

    transnacionalizaci6n.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

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    LPUEDE

    HABLARSE

    DE

    POSTMODERNIDAD

    N

    AMERICALATINA?

    107

    lisis de las culturas latinoamericanas tiene que partir de esta rela-

    ci6n

    dial6gica.

    Y

    volviendo

    a

    Bolivia

    (con

    similares

    repercusiones

    en

    Colombia,

    Panama,

    Mexico

    y

    otros

    paises),

    Zc6mo

    se

    entienden

    los

    efectos del

    narcotrifico

    en la

    politica

    y

    hasta

    en la

    reorga-

    nizaci6n de

    la

    cultura

    (v. gr.,

    la

    composicion

    de

    ballenatos,

    co-

    rridos,

    etc.

    con esta

    tematica,

    y

    la

    subvencion

    de

    la

    mu'sica

    en

    la ra-

    dio) sino

    como

    fen6menos

    postmodernos? Para

    bien y

    para mal

    (y

    para

    todos los

    matices

    entre

    estos dos

    polos), ya no

    se

    puede

    definir

    de

    manera

    viable

    lo

    propio

    sin

    articularlo

    dentro de esta

    compleja

    relacion

    dialogica.

    Me

    parece

    que la

    postmodernidad se

    tiene

    que

    analizar

    al

    me-

    nos en

    dos

    dimensiones:

    una que

    tiene

    que

    ver con

    la

    heteroge-

    neidad de

    formaciones

    economico-socio-culturales

    irreductibles a

    una

    modernidad

    monologica

    y

    otra

    que

    considera

    las

    posibilidades

    de

    participaci6n

    democr6tica

    en estas

    formaciones

    heterogeneas.

    En

    realidad, las

    dos

    dimensiones

    estan

    relacionadas.

    Volviendo

    al

    ejemplo del

    narcotrafico,

    habria que

    ver

    como se

    relacionan

    di-

    versos

    modos

    de

    producci6n,

    diversas

    culturas,

    diversos

    aparatos

    administrativos,

    la

    lucha por

    la

    supervivencia y

    por

    la hegemonia

    de los diversos estratos sociales (obreros, narcotraficantes, mili-

    tares,

    burguesia

    nacional,

    capas

    medias,

    "mafia"("organized

    crime")

    nacional y

    extranjera,

    complejo

    militar-industrial

    nortea-

    mericano,

    etc.).

    Las

    posibilidades

    democrdticas, desde

    luego,

    tendrfan

    que

    estudiarse a

    partir de

    las

    "respuestas/propuestas"

    posibles

    dentro de

    esta

    formaci6n

    heterog6nea.

    Esta

    hetereogeneidad

    podria hacer

    pensar

    que

    Am6rica

    Latina

    era

    ya

    postmoderna

    antes

    que

    Europa y

    Estados

    Unidos.

    Es

    esta

    una

    de

    las

    ideas

    rectoras del

    pensamiento de

    Octavio

    Paz sobre la

    modernidad,

    desde

    El

    laberinto de

    la

    soledad

    y Los

    hijos del

    limo

    hasta Tiempo nublado. Seguinel, la logica contradictoria(tradicion

    de

    ruptura) de

    la

    modernidad

    se

    exhausta ("el

    fin de la

    estetica

    fundada

    en el

    culto

    al

    cambio y

    la

    ruptura")4

    en el

    momento en que

    los

    paises

    centrales del

    imperialismo

    capitalista se

    descentran

    y se

    hacen

    tan

    "marginales"

    como

    la

    periferia:

    ...hemos

    ividoen

    la

    periferia e

    la historia.

    Hoyel

    centro,

    l

    nucleo

    de

    la

    sociedad

    mundial,se

    ha

    disgregado

    todos nos hemos

    con-

    vertido en

    seres

    perifericos, hasta

    los

    europeos y

    los

    norteame-

    4.

    Paz,

    Octavio.

    "El

    romanticismo y la

    poesfa

    contemporanea",

    "En

    Vuelta

    11, 127

    (junio

    1987);

    pag. 26.

    Vease

    en el

    mismo

    niimero

    su

    introducci6n

    ("lPostmoder-

    nidad?"

    pag. 11) a

    una

    secci6n

    especial

    sobre el

    tema

    que

    incluye

    su

    ensayo y los de

    Jean

    Clair y

    Cornelio

    Castoriadis.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    5/25

    108

    GEORGE

    UDICE

    ricanos. Todos stamosel margenporque anohay centro5.

    Las

    revueltasdel Tercer

    Mundo

    las rebeliones

    de

    las

    minorfas

    6tnicas y nacionales en

    las sociedades

    ndustriales

    son

    la

    insu-

    rrecci6nde particularismos

    primidos

    por

    otro

    particularismon-

    mascarado e

    universalidad: l capitalismo e

    Occidente6.

    Cabe

    aclarar

    que

    en

    el

    analisis de

    Paz

    se reducen todos

    estos

    "particularismos" a una

    marginalidad generalizada, para la

    cual

    se

    propone una

    estetica

    del

    presente, del ahora, que ignora la

    verda-

    dera

    diferencia de la otredad

    en la "virtualidad

    transhistorica" del

    poema7.

    Creo

    que la

    nueva estrella -esa que au'n no

    despunta

    en

    el

    ho-

    rizonte

    hist6rico pero

    que se anuncia ya de

    muchas maneras indi-

    rectas-

    sera'

    a del

    ahora. Los hombres

    tendran muy pronto que edi-

    ficar

    una Moral, una

    Politica, una Erotica y

    una

    Poetica

    del

    tiempo

    presente.

    El camino hacia el

    presente pasa por el cuerpo

    pero no debe

    ni

    puede

    confundirse con el

    hedonismo mecanico y

    promiscuo de

    las

    sociedades modernas de

    Occidente. El

    presente es el fruto en el

    que la

    vida y la

    muerte se funden. ("El

    romanticismo y

    la

    poesia

    contemporanea",

    paig.

    27).

    La propuesta

    apocaliptica/mesianica

    de

    Paz no

    solo

    despoja de

    su

    impacto politico lo que se ha

    dado en Ilamar "nuevos

    movimien-

    tos

    sociales" al

    asimilarlos a una

    estetica transhistorica

    sino que

    procura

    avanzar la idea de que se

    ha superado la

    modernidad, como

    si la

    modernidad

    fuera un

    fenomeno

    singular y

    u.nico.

    Yo quisiera, por

    otra parte,

    proponer

    un

    anailisis

    de la

    postmo-

    dernidad

    no

    como una nueva

    episteme que sucede a la

    modernidad

    sino

    como

    la

    comprension

    de

    que la modernidad

    consiste en

    "'mul-

    tiples

    respuestas/respuestas", es

    decir, que hay

    multiples moder-

    nidades, muiltiples formaciones sociales y culturales que consti-

    tuyen la

    modernidad. La

    postmodernidad no sucede ni

    reemplaza a

    la modernidad tal

    como se la ha definido

    desde Weber a

    Habermas

    sino

    que entiende a

    esta

    como una

    entre muchas otras,

    entre las cua-

    les van incluidas las

    de las sociedades

    latinoamericanas.

    5.

    Paz, Octavio.

    El

    laberinto de

    la

    soledad. (M6xico:

    FCE, 1959),

    p6g.

    152.

    6.

    Paz,

    Octavio. "El ocaso de

    las

    vanguardias". En:

    Los

    hijos

    del

    limo.

    (Barcelona:

    Seix

    Barral, 1974),

    pag.

    201.

    7.

    Esta

    po6tica

    del presente

    es una soluci6n

    "fundamentalista"

    casi religiosa y

    poco

    conducente a

    la democracia.

    A este

    respecto,

    podrfan asimilarse

    las

    crfticas

    de

    Ha-

    bermas

    a los

    neoconservadores

    (v.gr.,

    Daniel Bell,

    quien, dicho

    sea de paso,

    cola-

    bora a menudo

    en la revista

    Vuelta

    de Paz).

    Segdn

    Habermas, en

    The

    Philosophical

    Discourse of

    Modernity

    (Cambridge:

    MIT, 1987),

    los

    neoconservadores abogan

    por

    un

    retorno a

    la

    religion

    para contrarrestar la

    "decadencia moral"

    producida

    por

    las

    contradicciones de la

    modernidad capitalista.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    6/25

    PUEDEHABLARSEDE

    POSTMODERNIDAD N AMERICA ATINA?

    109

    Lejos de reconciliarlo todo, como hace Paz, en una poetica del

    ahora (que comprende la moral,

    la politica, la

    er6tica, etc. de la nue-

    va 6poca), me parece que las nuevas configuraciones sociales, tanto

    en Am6rica Latina como en Europa y Estados Unidos (e inclusive

    los paises socialistas) estAn involucradas en

    la

    construcci6n de

    nuevas maneras de pensar o imaginar la democracia, precisa-

    mente a partir de las particularidades que menciona

    Paz. Seguin

    Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, los proyectos democratizadores

    se

    estan reformulando en base del debilitamiento que

    la

    razon

    funda-

    mentadora ha sufrido ante el surgimiento de los nuevos movi-

    mientos sociales:

    El

    discurso

    de

    la democracia adical ya no es

    el discurso de lo

    universal; el nicho epistemol6gico desde el cual las

    clases y sujetos

    "universales"

    hablaban ha sido erradicado y

    reemplazado por una

    polifonfa de voces, cada una de las cuales construye

    su

    propia

    identidad discursiva irreductible. La conclusion

    es decisiva:

    no

    hay

    democracia

    radical y plural sin renunciar el

    discurso de

    lo

    univer-

    sal

    y

    su

    premisa implicita de un privilegiado punto

    de acceso

    a

    la

    "verdad", lcanzable s6lo por un

    numero

    limitado de sujetos8.

    El

    diagn6stico de Laclau y Mouffe lleva a pensar

    (o imaginar)

    el

    proceso politico como articulaci6n creadora. Explican

    que:

    En

    contraste con el peligro del totalitarismo,

    que impone arti-

    culaciones inmutables de manera autoritaria, el problema [sus-

    citado por el descentramiento y la multiplicidad

    de actores sociales]

    es la

    ausencia de aquellas articulaciones que permiten establecer

    sentidos

    comunes a los diversos sujetos sociales.

    Entre una l6gica

    de completa identidad y otra de pura diferencia, la experiencia

    de

    la democracia deberia consistir en el reconocimientode la multipli-

    cidad de l6gicas sociales y de

    la

    necesidad de articularlas. Pero

    esta

    articulacion deberfa re-crearse y renegociarse

    constantemente,

    pues

    no

    hay un punto final en que se lograra un

    equilibrio

    definiti-

    vo.

    (Ibid.,

    p6g. 188).

    Para Bernardo Subercaseaux esta articulaci6n creadora produ-

    ce una

    a-propia-ci6n, es decir, una identidad que s6lo

    puede ser pro-

    visoria. Contra el discurso de

    la "reproduccion

    cultural", que con-

    8. Laclau, Ernesto y

    Mouffe, Chantal. Hegemony

    and Socialist Strategy. Towards a

    Radical Democratic Politics. (Londres: Verso,

    1985),

    pdgs.

    191-92. Vease

    tambi6n,

    Ernesto Laclau: "The

    Politics and Limits of Modernity", trad. George

    Yiddice, en

    Universal Abandon?

    The Politics of Postmodernism, ed. Andrew

    Ross.

    (Min-

    neapolis: University of Minnesota Press, 1988).

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    7/25

    110

    GEORGE

    UDICE

    duce a una l6gica epigonal que opone lo autentico a lo postizo9, el

    critico

    chileno

    propone

    un

    "modelo

    de

    apropiacion" que opera

    segun

    la

    logica

    de la

    "creatividad articuladora":

    El modelo

    de apropiaci6n

    cultural se

    contrapone a

    una vision

    dual de

    la cultura

    de Am6rica

    Latina; por

    definici6n

    el

    proceso de

    apropiacion niega la

    existencia

    de

    un nucleo cultural

    endogeno

    incontaminado,

    rechaza el mito del

    purismo

    cultural

    y

    los

    esen-

    cialismos

    de cualquier tipo,

    puesto que

    lo latinoamericano no

    serfa

    algo hecho o

    acabado, sino algo que estarfa constantemente

    ha-

    ciendose, y que por lo tanto no podria ser comprendidoa partir de

    aproximaciones

    preconceptuales o

    precategoriales

    [...].

    Tras

    el

    en-

    foque

    de

    la

    apropiacion

    subyace

    la

    vision de una cultura

    ecum6-

    nica, abierta

    y no

    endogamica...(paigs.

    4-35)

    Roberto

    Schwarz

    tambien rechaza la

    oposicion

    imitacionl-ori-

    ginal pues "no

    permite

    []

    ver la

    parte de lo

    extranjero en lo

    propio,

    la

    parte de

    lo imitado en lo

    original,

    y

    tambien

    la

    parte original

    en

    lo

    imitado"10. Schwarz

    repiensa esta

    problemaitica

    en

    terminos

    de

    "articulacion",

    solo que para

    el

    los

    grupos

    subordinados deben

    tener

    la oportunidad de "retomar [los terminos de la actualidad] seguin su

    propio

    interes,

    lo

    que..

    .vale como

    definicion

    de

    democracia".

    (Ibid., subrayado

    mino) Esta

    uiltima

    afirmacion

    es

    importantisima

    a

    mi

    ver,'

    pues, como afirm6

    arriba,

    la

    polemica

    en

    torno de la post-

    modernidad es a fondo

    una

    discusi6n sobre las

    posibilidades de

    una

    cultura

    democratica.

    En

    lo que

    sigue, primero

    describo lo

    que se entiende

    por post-

    modernidad en

    las

    teorifas

    euronorteamericanas y luego

    paso no a

    aplicarlas

    a

    America Latina sino a

    desarticularlas y rearticular-

    las en

    funcion

    de

    los contextos

    latinoamericanos.

    ,Que'

    es

    Postmodernidad?

    Debo

    empezar con la

    advertencia de que a

    mi ver la postmo-

    dernidad

    no

    es un

    estilo, ni una

    estructura del

    sentir

    ("structure of

    feeling" en

    terminos

    de

    Raymond

    Williams), ni

    una nuevo epis-

    teme

    que viene a

    sustituir a

    la modernidad.

    Prefiero

    concebir nues-

    tra

    epoca

    como una

    condicion

    en la cual se

    esta

    repensando lo que

    ha

    9.

    Subercaseaux,

    Bernardo.

    "La

    apropiaci6n

    cultural en

    el

    pensamiento

    latinoamer-

    icano",

    Mundo, 1, 3

    (verano

    1987),

    pag. 31.

    10.

    Schwarz,

    Roberto.

    "Nacional

    por

    substracci6n",

    Punto de

    Vista, 9, 28

    (noviembre

    de

    1986),

    pdg.

    22.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    8/25

    LPUEDE

    HABLARSEDE POSTMODERNIDAD

    N AMERICALATINA?

    111

    sido la modernidad,

    condici6n

    en

    la

    cual nos damos cuenta de

    que

    ha habido

    varias modernidades,

    es decir, varias

    maneras de

    encarar

    los modos de implantaci6n

    y

    transformaci6n del

    capita-

    lismo, el cual proporciona

    los

    t6rminos

    en que se definen

    las

    mo-

    dernidades. Estos

    encaramientos, desde

    luego, tienen su

    especifi-

    cidad en

    relaci6n con la diversidad

    hist6rica, social

    y cultural

    de

    las diversas modernizaciones

    capitalistas.

    Insisto en el abandono de la idea de que modernidad

    y

    postmo-

    dernidad constituyan

    estilos

    con rasgos identificables

    y atribuibles

    a productos culturales. Es este el tipo de pensamiento que permite

    que criticos

    como Ihab Hassan

    o John

    Barth u Octavio

    Paz

    constru-

    yan sus

    historias

    de la literatura y la

    cultura segun

    un

    limitado

    repertorio

    de criterios, tales

    como las oposiciones

    integridad/-

    fragmentacion,

    realismo

    trascendente/inmanencia

    autorreferen-

    cial, tradici6n/ruptura,

    criterios

    segiin

    los cuales se destacan

    fi-

    guras que pertenecen

    a una

    episteme o a otra.

    Hay que sefialar,

    ademas,

    el lugar privilegiado

    de la

    vanguardia hist6rica

    de

    las

    primeras

    d6cadas

    de este siglo, pues funciona

    de bisagra entre

    estas

    dos epistemes en

    las teornasde estos criticos.

    Ahora bien, lo que esta en juego en esta manera de enfocar la

    problematica

    es la capacidad

    liberadora de la cultura,

    nocion

    que

    nacio con la modernidad

    misma a manera

    de resistencia a

    la co-

    lonizacion

    de

    la

    vida

    por

    la

    raz6n instrumental

    generalizada

    por la

    hegemonia del capitalismo

    burgu6s. La

    mayoria

    de los estudiosos

    coinciden

    en considerar que

    este potencial liberador

    se extinguio

    a

    partir

    de su uiltima explosi6n

    con las vanguardias

    "historicas"

    de

    las primeras

    decadas

    de este

    siglo. Estas

    perdieron su valor

    crftico

    ante la

    ofensiva del

    fascismo (conocido

    es el rechazo de la vanguar-

    dia por el r5gimen de Hitler) y del burocratismo-autoritario del

    comunismo staliniano

    (en que el realismo

    socialista vendria

    a en-

    carnar la revolucionariedad

    cultural). En los palses

    de la

    Europa

    occidental y en Estados Unidos

    las vanguardias

    seran cooptadas

    por

    su

    incorporaci6n

    al mercado

    consumista. Las

    Ilamadas

    neo-

    vanguardias

    o transvanguardia

    son consideradas

    repeticiones

    for-

    mularias

    de las primeras, las

    "historicas'.

    As'

    Ilegamos a la

    la-

    mada

    postmodernidad de nuestra

    epoca,

    a partir del "ocaso

    de las

    vanguardias" como la

    llama Octavio Paz.

    Para

    entender

    la historia del valor

    liberador de la cultura,

    al

    menos en el contexto occidental-europeo, necesito resumir los ar-

    gumentos neo-kantianos

    y neo-weberianos

    de Jurgen

    Habermas,

    quien

    se empefia en defender

    la idea de que la

    Ilamada postmo-

    dernidad es en realidad

    una

    impasse politico-cultural

    en espera de

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    9/25

    112

    GEORGE

    tJDICE

    la correcci6n del proyecto de la modernidad, a saber, la emanci-

    pacion de los

    seres humanos

    por medio

    de la razon

    (si

    bien

    no

    la

    razon instrumental).

    Segutn

    Habermas,

    la modernidad

    europea

    emerge

    con

    dos

    separaciones

    entrelazadas que ya

    hablan teorizado Max Weber

    y

    Emile

    Durkheim:

    1) por

    una parte,

    la

    desvinculacion del

    "siste-

    ma" (i.e.,

    economia y

    estado

    burgueses)

    y

    el

    Lebenswelt

    (denomi-

    nacion tomada de

    Husserl,

    que se refiere

    al conjunto

    de

    creencias

    y

    presuposiciones

    que sirven de

    fondo para las

    relaciones

    intersub-

    jetivas), y 2) por otra parte, la emergencia de la modernidad

    mediante la

    racionalizaci6n

    del

    Lebenswelt

    en tres esferas

    auto-

    nomas de

    valor:

    ciencia,

    moral y

    esteticall.

    Estas

    separaciones

    proporcionan,

    segun

    Habermas, el

    despegue

    entre

    sociedad

    tradi-

    cional

    y

    sociedad

    moderna, pues la

    racionalizacion

    opera

    por

    medio

    de

    reglas de

    convalidaci6n

    en cada

    una de

    estas esferas,

    que

    des-

    plazan la

    autoridad

    tradicional

    propia del

    mito, de la

    religi6n o del

    derecho

    absoluto

    monarquico. La

    reproduccion de la sociedad

    ra-

    cionalizada

    depende cada vez

    mais de las

    acciones de los seres hu-

    manos y

    menos de las

    autoridades

    tradicionales.

    Asi, pues,

    desde

    un principio, la modernidad se enemista con la tradicion en cuanto

    trascendencia o

    creencia

    no secular.

    Ahora

    bien, la

    contradiccion

    de

    la

    modernidad

    estriba en

    que

    este

    aumento de

    autonomia y

    reflexividad en la

    sociedad

    raciona-

    lizada

    produce

    sistemas

    de

    accion

    automaticos

    subordinados a

    la

    razon instrumental que

    hacen

    dispensables los

    procesos

    de en-

    tendimiento mutuo

    segun la

    razon comunicativa. Ello

    resulta en

    la

    colonizacion del

    Lebenswelt

    por

    economia y

    estado. Y

    la esfera es-

    tetica

    sera la

    encargada por

    excelencia de

    resistir esta

    coloniza-

    ci6n. Peter

    Burger

    lo explica

    de

    la siguiente manera:

    En la medida en que la burguesia expande su dominio, aun la

    resistencia a la

    razon

    instrumental se

    encuentra

    instituciona-

    lizada

    en una

    esfera

    estetica

    completamente

    autonoma

    respecto de

    las otras

    esferas de

    la

    vida

    social. El

    parnasianismo, el

    simbolis-

    11.

    Habermas,

    Jurgen.

    The

    Theory of

    Comunicative

    Action.

    Vol. 2:

    Lifeworld and

    System: A

    Critique

    of

    Functionalist

    Reason.

    (Boston:

    Beacon

    Press,

    1987).

    Ver, en

    especial: "The

    Uncoupling of

    System and

    Lifeworld",

    p6gs.

    153-197.

    Para

    la

    racionalizaci6n

    de la

    cultura

    occidental,

    vease Max

    Weber,

    The

    Protestant

    Ethic

    and

    the Spirit

    of

    Capitalism. (New

    York:

    Scribner's ,

    1958),

    pags.

    25-26. Cabe seiialar que Weber ubica esta racionalizaci6ns6lo en el occidente;hay

    otras

    formas

    de

    racionalizaci6n

    en

    otras

    culturas

    pero ellas

    no

    conducen,

    seg-dn

    Weber, al

    tipo de

    conducta

    racional

    necesaria

    (conformada

    por la

    6tica

    protestante)

    para el

    desarrollo

    del

    capitalismo.

    Ver

    tambi6n

    Wolfgang

    Schluchter,

    The

    Rise of

    Western

    Rationalism.

    Max

    Weber's

    Developmental

    History.

    (Berkeley:

    Univ-

    ersity of

    California

    Press, 1981),

    pfig. 19.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    10/25

    aPUEDE

    HABLARSE

    DE

    POSTMODERNIDAD N

    AMERICALATINA?

    113

    mo, el prerrafaelismo y el

    arte por

    el arte en

    general

    son

    ejemplos

    de

    esta

    especializaci6n

    est6tica.

    La

    modernidad genera

    su

    propia

    antimodernidad

    pero la

    somete

    a sus

    reglas de

    especializacion,

    he

    aqui una de

    sus

    contradicciones

    basicas. El precio

    de esta

    resisten-

    cia

    especializada es

    su

    alejamiento

    de la

    acci6n en la

    sociedad,

    el

    rechazo,

    segun

    Peter

    Burger,

    de la

    "praxis de

    la

    vida".

    De ahi su

    concomitante

    carencia de

    importancia

    social.

    Contra esta

    impasse,

    las

    vanguardias

    "hist6ricas" de

    principios

    del siglo

    20

    procuran

    destruir

    esta

    institucionalidad

    aboliendo la

    autonomia de las

    es-

    feras de valor:

    S6lo

    despu6s de que

    el arte,

    en el

    Esteticismo

    del siglo

    19, se ha

    separado

    totalmente

    de la

    praxis de

    la vida, puede hablarse

    del

    de-

    sarrollo de lo

    estetico "puro".

    Pero el otro

    lado de la autonomia

    -la

    carencia

    de

    importancia social

    del

    arte- tambi6n

    surge

    a la

    vista.

    La

    protesta

    vanguardista,

    cuyo

    prop6sito fue

    reintegrar el arte

    en

    la

    praxis

    de la

    vida,

    descubre el

    vfnculo

    entre autonomfa

    e inconse-

    cuencia...

    La

    totalidad del

    proceso de

    desarrollo

    del arte

    s6lo se

    hace

    comprensible

    en la etapa

    de la

    auto-crftica. S6lo

    despues

    de

    que

    el

    arte

    se ha

    separado

    de todo lo

    que

    constituye la praxis

    de

    la

    vida

    sera posible comprender as dos cosas que constituyen el principio

    de

    desarrollo

    del arte en

    la sociedad

    burguesa:

    la

    progresiva

    des-

    vinculaci6n del arte

    de sus

    verdaderos

    contextos vitales, y

    la cris-

    talizacion

    correlativade

    una esfera

    independiente

    de

    la

    experiencia,

    a

    saber,

    o

    estAticol .

    El

    resto de

    la

    historia de

    la

    estetica moderna es

    conocidisima.

    Octavio Paz,

    por

    ejemplo,

    identifica

    a las

    vanguardias

    con la cul-

    minaci6n

    y

    casi

    simultaneo

    declive de la

    estetica

    del

    cambio

    o

    de

    la

    ruptura que

    caracteriza a

    la modernidad.

    Hoy asistimos al crepu'sculo de la est6tica del cambio, el arte y

    la

    literatura

    de este

    fin

    de siglo

    han perdido

    paulatinamente sus

    poderes de

    negaci6n;

    desde hace

    afios sus

    negaciones

    son

    repeticio-

    nes

    rituales,

    f6rmulas

    sus

    rebeldias,

    ceremonias

    sus

    transgre-

    siones. .

    .

    ("El

    romanticismo y

    la

    poesia

    contemporainea" pag.

    26).

    En

    su

    lugar

    emerge la

    nueva

    episteme

    postmoderna:

    La

    crftica, con

    cierto

    retraso,

    ha advertido

    que desde

    hace ma's de

    un

    cuarto

    de

    siglo

    hemos

    entrado en otro

    perfodohistorico

    y

    en otro

    arte. Se habla mucho de la vanguardia y se ha popularizado, para

    Ilamar a

    nuestra

    epoca,

    la expresi6n "la

    era

    postmoderna".

    Deno-

    12.

    Burger,

    Peter.

    Theory

    of

    the

    Avant-Garde,

    1984,

    pAg.17.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    11/25

    114 GEORGE

    UDICE

    minacionequivoca contradictoria,omo a idea misma de la mo-

    dernidad.Aquelloque estAdespuesde lo moderno o

    puede

    ser si-

    no lo ultramoderno: na modernidadodavfama'smoderna

    que

    la

    deayer. (Ibid.)

    Me parece que aqui se equivoca Paz. Lyotard mismo

    ha

    dicho

    que

    "la postmodernidad no se

    situ'a

    despu's ni en oposicion a

    lo

    mo-

    derno que la incluye, aunque aquella permanezca oculta"13. Pero

    antes de indagar de

    que

    manera la postmodernidad no es discon-

    tinua con la modernidad, me

    detendre

    brevemente en sus caracte-

    risticas,

    tal como las presenta Lyotard y las extiende Jameson a todo

    el

    campo cultural.

    Para Lyotard

    la caracterlstica

    ma's

    importante es el declive de

    los metarrelatos, de decir, los

    c6digos

    maestros de interpretaci6n

    de

    la historia, como el cristianismo, el revolucionismo, el Espiritu

    Ab-

    soluto hegeliano, el marxismo, e inclusive la idea del "pueblo como

    rey de las historias"

    (pag.

    31). Es decir, ya no se tiene fe en las ex-

    plicaciones globales o totalizantes. Por su parte, Jameson propone

    que la postmodernidad es una "dominante cultural" generalizada

    por la tercera o etapa tardia del capitalismo, cuyo paisaje cultural lo

    constituyen ya no

    la

    reproduccion

    mecanica como en la

    epoca

    ben-

    jaminiana sino la

    reproduccion

    semi6tica (que no es "repro-

    ducci6n"

    propiamente dicho sino

    "simbolizacion",

    articulaci6n de

    signos):

    ...en las debilitadas produccionesdel postmodernismoa perso-

    nificacionest6tica de esos procesos[de reproduccion]

    menudo

    tiende a

    desplazarse,de manera

    ma'scomoda,

    hacia una mera

    re-

    presentacion ematica del contenido: en otras palabras,a narra-

    tivas acerca de los procesos de reproduccion, que incluyen ca-

    maras de cine, videos, grabadoras, en resumen, toda la tecnologfa

    de la

    produccion

    y reproducci6ndel simulacro14.

    Quizas la idea mas importante de Jameson sea

    esta

    que explica

    el

    por

    que

    ya no se tenga fe en las explicaciones totalizantes. Esta

    comprensi6n le viene precisamente de las obras infundidas por esta

    estetica

    del simulacro (o, mejor dicho,

    articulacion

    signica):

    ...de los m.As

    energicos

    textos postmodernistas tiende a despren-

    13.

    Lyotard

    Jean-Francois. La postmodernidad

    (explicada a los

    niftos),

    (Rarcelona:

    Gedisa, 1987),

    contraportada.

    14.

    Jameson,

    Fredric. "El

    postmodernismo o la

    16gica

    cultural del

    capitalismo

    tardfo",Casa de las

    Am&ricas,

    55-156 (1986),

    pag.

    162.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    12/25

    ZPUEDE

    ABLARSE

    E

    POSTMODERNIDAD

    N

    AMERICAATINA?

    115

    derse

    algo mas, y ello

    es la sensaci6n de

    que

    mds alld

    de

    todas las

    tematicas o

    contenidos,

    la obra parece

    nutrirse de las

    redes

    de

    los

    procesos de

    reproducci6n,y que ello nos

    permite atisbar lo

    sublime

    postmodernista

    o tecnol6gico,

    cuya

    autenticidad estA

    avalada

    por

    el

    6xito de

    dichas obras

    en

    evocar todo un nuevo

    espacio

    postmo-

    derno que surge

    a

    nuestroalrededor....

    .lo

    que

    pretendo

    apuntar es que

    nuestras representaciones

    de-

    fectuosas de una

    inmensa red de

    comunicaciones y de

    computaci6n no

    son mas que

    una figuraci6n distorsionada

    de

    algo

    mas

    pro-fundo, a

    saber, todo el

    sistema

    internacional

    del

    capitalismo multi-nacional de nuestros dfas. De aquf se desprende

    que

    la

    tecnologfa de la sociedad

    contemporAnea

    no

    es

    hipnotica

    y

    fascinante por sf

    misma, sino

    porque

    parece

    brindarnos una

    forma

    ripida

    y facil de

    representaci6n

    para aprehender

    una red de poder

    y control

    aun mas

    diffcil de comprender

    para

    nuestras mentes

    e

    imaginaciones,

    ello es,

    toda

    la

    red

    global descentralizada

    de

    la

    terceraetapa

    del capital.

    ("El

    postmoderismo

    o

    ...",

    p4g.

    163).

    Este

    argumento depende

    de una

    comprensi6n

    aleg6rica de las

    obras a que se refiere Jameson, pues son simulacros de un referente

    irrepresentable, y por ende

    sublime.

    Se trata, como

    dice Jameson,

    "ya

    no...meramente [de] un

    problema de

    poderlo, de la incomen-

    surabilidad

    fisica del

    organismo

    humano con

    respecto a la

    Natu-

    raleza, sino

    tambi6n de los

    limites

    de la

    figuracion

    y de

    la

    inca-

    pacidad

    humana para

    representar

    esas

    fuerzas enormes".

    (Ibid.,

    p4g.

    161) El

    sublime

    postmoderno

    es, pues, "esa

    otra realidad de

    instituciones

    econ6micas y

    sociales

    enormes y

    amenazantes, aun-

    que s6lo

    muy

    ligeramente

    percibibles" (ibid.,

    pag.

    163)

    Contrario a

    los

    te6ricos de la

    vanguardia, Jameson no busca la

    manera

    en

    que estas

    manifestaciones

    est6ticas resisten

    la coloni-

    zaci6n

    del

    Lebenswelt. En el

    hoy

    dia de Jameson,

    el mundo vivido

    ya

    esta

    totalmente

    colonizado, a tal

    punto que es

    casi imposible

    re-

    conocerlo, de ahi

    la

    experiencia

    sublime de siempre

    quedarse corto

    en

    cuanto a

    figurarse la

    realidad a que

    aluden los

    simulacros y

    las

    fragmentacionesl5. Por lo

    tanto, mas que

    resistencia,

    Jameson,

    si-

    15. Entre

    los

    rasgos simulacionales

    y

    fragmentarios

    de

    la

    cultura

    postmoderna,

    Jameson

    enumera los

    siguientes: 1) el auge del

    populismo

    est6tico, que acepta

    la

    cultura de masas y

    el kitsch;

    2) la destrucci6n de

    la expresi6n del

    Ser (a la

    Van

    Gogh) y el auge de lo simulado (a la Warhol); 3) la mengua de los afectos con su

    concomitante remitencia a

    una

    profundidad humana

    (como

    en las

    pulsiones

    freudianas) y el

    surgimiento de la

    euf6rica

    jouissance como

    experiencia de la

    muerte

    del sujeto

    (Lacan); 4) la

    sustituci6n de la

    parodia (transgresi6n) por el

    pas-

    tiche

    (conformidad); 5) la

    eliminaci6n de la

    Historia por el

    "historicismo", es de-

    cir, por la

    espectacularizaci6n

    o

    simulaci6n de todos

    los

    estilos del pasado;

    6)

    la mo-

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    13/25

    116

    GEORGE

    UDICE

    guiendo a Kevin Lynch, en su The Image of the City, aboga por una

    "estetica

    de

    trazado de mapas cognitivos",

    mapas que

    compensen

    por

    la

    irrepresentabilidad que impide que el sujeto reconozca

    su

    "re-

    lacion Imaginaria...con sus

    Reales

    condiciones de

    existencia".

    (Ibid., pag. 171)

    Una de estas

    condiciones es que ya no existe

    la

    "semiautonomi'a"

    de la esfera cultural o

    estetica,

    con

    su

    conco-

    mitante distancia

    critica, pues,

    la

    cultura, lejos de

    desaparecer o

    ex-

    tinguirse, ha

    explotado y "expan[dido].. .por todo

    el terreno

    social,

    hasta el punto de que se puede

    afirmar que toda nuestra vida

    social

    -

    desde el valor economico y el poder estatal hasta las practicas y la

    propia estructura de

    la

    misma

    siquis- se han tornado 'culturales'

    en

    cierto sentido

    original que la teoria

    auin

    no ha

    descrito" (Ibid.,

    pag.

    169).

    Todo esto

    implica que la "Izquierda" tenga

    que redefinir

    sus

    proyectos de ofensiva y

    resistencia, pues el planteamiento

    "sugiere

    que

    algunas de nuestras

    concepciones mas caras y consagradas

    por

    el

    tiempo acerca

    de la naturaleza

    de la

    polftica

    cultural puedan,

    por

    ende, estar ya

    superadas".

    Por muy diferentes que hayan sido estas concepciones -van desde

    denuncias

    de negatividad,

    oposicion

    y

    subversion

    hasta la critica

    y

    la

    reflexion-, todas compartianun

    presupuesto, eminentemente es-

    pacial,

    que pueden resumirse en la f6rmula

    igualmente

    consagrada

    por el

    tiempo de la

    "distanciacritica". Ninguna teorfa de la politica

    cultural vigente hoy en dia

    en

    la

    izquierda ha

    podido prescindir de

    la

    nocion de cierta distancia estetica minima,

    de Ia posibilidad

    de

    ubicar el acto cultural fuera

    del Ser inmenso del capital, con lo

    cual

    el

    primero se convierte en punto de apoyo

    de

    Arquimedes

    para

    asaltar al

    segundo. No obstante, el grueso de

    nuestra

    demostraci6n

    anterior

    sugiere que, en

    general, esa distancia (en especial

    la "dis-

    tancia

    critica")ha sido precisamente abolida en

    el nuevo espacio del

    postmodernismo. Estamos sumergidos en

    sus

    voluimenesabiga-

    rrados y

    atestados hasta el punto de que

    nuestros cuerpos

    post-mo-

    dernos se ven privados de

    coordenadas

    espaciales y son

    practica-

    mente

    incapaces de

    establecer una distancia (para no hablar de

    su

    incapacidad te6rica); al

    mismo tiempo, ya se ha observado c6mo

    la

    prodigiosa

    expansion del capital

    multinacional termina por pe-

    da

    retro sin

    nostalgia

    emocional

    (The

    Big

    Chill); (7)

    la

    p6rdida

    del

    pasado

    radi-

    cal; 8)

    el

    narcisismo

    y

    la esquizofrenia

    sociales

    debidos a

    la

    desedipalizaci6n

    (Lasch); 9) la transformaci6n de obra y del sujeto en texto constituido por dife-

    rencias;

    10)

    el

    sublime Camp

    o

    histdrico

    que

    provienen ya no

    de

    la incapacidad de

    figurar

    o

    re-presentar

    la

    incomensurabilidad sino

    del terror

    de

    la existencia si-

    mulada;

    11)

    la apoteosis

    del

    maquinismo

    capitalista de

    la

    tercera

    revoluci6n

    in-

    dustrial o

    cibern6tica;

    12)

    la

    abolici6n

    de

    la

    distancia

    crftica;

    13)

    la perdida de

    coordenadas

    en el

    espacio

    urbano.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    14/25

    IPUEDE

    HABIARSE

    EPOSTMODERNIDADN

    AMERICA

    ATINA? 117

    netrar y colonizar os enclavesmarcadamente

    recapitalistas

    la

    Naturaleza

    y

    el

    Inconsciente)

    que

    ofrecenasideros extraterrito-

    riales y arquimfdicos la efectividad rftica. Por

    esta

    raz6n,el len-

    guaje

    taquigrafico

    de la 'coptacion' esulta omnipresente

    en el

    seno

    de la

    Izquierda;

    pero

    el mismo ofrece

    una base inadecuada

    para

    comprender na situacionen la cual todos,de una u otra

    manera,

    sentimosvagamenteque no soloformas ontraculturales

    untuales

    y locales de resistenciay guerrade guerrillasculturales,

    sino

    in-

    clusoabie-rtasntervenciones olfticascomo as presentes

    en

    The

    Clash son de alguna forma secretamente desarmadasy reab-

    sorbidaspor un sistema del que puedenconsiderarse arte, dado

    queno logran omardistanciade61.(Ibid.,

    p4g.

    170).

    Ahora bien,

    Zc6mo

    se manifiesta la cultura en los pafses no

    hegem6nicos o perif6ricos (respecto de las metr6polis capitalistas),

    entre los cuales estan los paises de Am6rica Latina? A partir del

    diagn6stico detallado arriba, Jameson saca conclusiones que me

    parecen inaceptables. La aseveraci6n de que todo texto del tercer

    mundo sea necesariamente una alegoria de lo nacional y que esa

    alegoria este a

    flor

    de la lectura, en contraste con los textos del

    primer mundo en los que las

    alegorias

    son inconscientes debido a

    la mayor complejidad y abstracci6n de su situacion cultural16,

    esta

    aseveraci6n

    solo

    puede provenir o del privilegio que otorga Jameson

    al

    lector del tercer mundo (i.e.,

    considerandolo

    mas perspicaz que

    el

    del primer mundo) o de la condescendencia con que mira a un

    lector que ingenuamente reduce lo "Real" del capitalismo tardio a

    una lucha nacional conforme a mapas cognitivos en desuso desde

    la perspectiva postmoderna.

    America Latina y

    la

    Postmodernidad

    Las objeciones al diagn6stico de Jameson se pueden condensar

    en

    la manera en que casi todos los teorizadores de la modernidad y

    la postmodernidad privilegian un modelo

    occidental-eurocentrico

    de

    la

    cultura: proceso de autonomizaci6n en el esteticismo novecen-

    tista, recuperaci6n del potencial critico y su consiguiente cooptaci6n

    en

    el

    periodo de las vanguardias, culturizaci6n de todas las esferas

    de

    valor en la 6poca postmoderna con la concomitante colonizaci6n

    16.

    Ver:

    "Third-WorldLiterature in the Era of Multinational

    Capitalism",

    Social

    Text,

    15 (Fall 1986),

    paigs.

    69 y

    79-80.Vdase

    tambi6n la elocuente crftica de

    Aijaz

    Ahmad, "Jameson's Rhetoric of

    Otherness and the 'National Allegory',"en

    Social

    Text, 17 (Fall 1987), p&igs.3-25.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    15/25

    118

    GEORGE

    UDICE

    simulacional del Lebenswelt. Este modelo relega, necesariamente,

    a las

    otras

    sociedades a la

    condici6n de

    zagueras respecto

    de

    las

    oc-

    cidental-europeas.

    De ahi

    que

    despues de armar su

    modelo

    de

    la

    postmodernidad, Jameson

    haya

    desarrollado

    su

    teorla

    de la

    cultura

    del

    tercer mundo.

    Es decir, un

    mundo que todavia

    puede

    ofrecer

    re-

    sistencia a la

    expansion

    del

    capitalismo

    precisamente porque

    no

    ha

    sido

    colonizado a

    nivel interno,

    conciencial, al extremo

    de lo

    que se

    ve en

    Estados

    Unidos y la

    Europa

    occidental. Pero claro, se trata

    de

    un

    mundo

    que no

    conoce la

    "verdad" no tiene

    "mapas

    cognitivos")

    de la

    organizaci6ondel

    mundo

    segun la nueva

    logica postmoderna.

    En la epoca postmoderna la capacidad que buscaba la cultura de fi-

    gurarse o

    hacerse mapas de

    la

    realidad, aun si

    fuese por

    medio de

    fragmentaciones, se

    hace

    totalmente imposible.

    De ahi la

    constante

    sensacion

    del

    sublime

    histerico

    y

    esquizofrenico ante la

    incapa-

    cidad

    de

    representarse las

    condiciones de la existencia.

    En

    el

    ter-

    cer

    mundo

    se sigue

    creando

    mapas de la

    realidad conforme

    a

    es-

    quemas que,

    como las

    estrellas que se

    extinguieron hace millones

    de

    anios-luz,

    proyectan una

    representacion ilusoria17.

    Pero tratemos

    de pensar

    la

    problemaitica partiendo de otras

    premisas. Recordemos que hay varias modernidades y que la con-

    dici6n

    postmoderna no

    implica una

    ruptura con ellas,

    sino

    preci-

    samente el

    reconocimiento

    de que son

    multiples, de que

    no hay un

    solo

    modelo ni

    un solo

    sujeto que

    determinan el

    decurso de

    la his-

    toria.

    Recordemos

    tambi6n que en

    America

    Latina no se

    impuso la

    modernidad

    segun el modelo

    weberiano y que lo

    probable sea

    la

    im-

    posibilidad de

    su

    reproducci6n.

    Concuerdo, pues, con el

    diagn6stico

    que

    hace

    Jose

    Joaquin

    Brunner: a saber,

    que los

    intelectuales

    mo-

    dernizantes

    desconocen que

    la

    racionalidad no

    es una

    sino

    muil-

    tiple y

    contradictoria, pues

    las

    "situaciones de

    aprendizaje, de

    exis-

    tir socializarian a los individuos y grupos en 'racionalismos'

    situados,

    contextualmente

    condicionados

    y, por

    necesidad, diversos

    entre

    S

    `1

    8.

    Si se

    puede hablar

    de

    postmodernidad en

    el caso de

    America

    Latina, Brunner

    sugiere que ello

    se debe

    a su

    heterogenei-

    dad

    cultural:

    17.

    En

    el ya

    mencionado

    congreso

    de

    LASA,

    Jameson

    propuso

    una

    teorfa de la

    cultura

    del

    "segundo

    mundo",

    tambi6n

    basada en la

    posibilidad

    de

    resistencia

    y

    oposici6n

    dentro

    de un

    espacio que

    no se

    define en

    torno a la

    16gica

    del

    capitalismo

    sino en el

    de

    la

    colectividad

    personificada

    en los

    aparatos

    estatales

    de las

    sociedades

    socia-

    listas

    18. Brunner, Jos6 Joaqufn. "Notas sobre la modernidad y lo postmoderno en la

    cultura

    latinoamericana",

    en

    David

    y

    Goliat,

    17, 52

    (setiembre

    de

    1987),

    pag. 33.

    Este

    ndmero

    especial

    de

    David y

    Goliat,

    editado

    por

    Fernando

    Calder6n, esta

    dedi-

    cado a

    "Identidad

    latinoamercana,

    premodernidad,

    modernidad

    y

    postmoder-

    nidad,

    o...LLe

    queda

    chico el

    cors6 a

    la

    gorda?"

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    16/25

    LPUEDE

    HABLARSEDE POSTMODERNIDAD

    N AMERICALATINA?

    119

    ZQu6

    expresa...ese relativo

    malestar con la modernidad

    que

    vuelve

    a aparecer, una y otra vez, en la regi6n, casi con la misma frecuen-

    cia y fuerza con que se enarbolan nuevos proyectos modernizantes?

    Podrfa

    decirse que lo que

    peri6dicamente entra en conflicto son

    ciertas

    propuestas modernizantes

    -cuyo supuesto es invariable-

    mente la adopci6n y extensi6n

    de pautas racionales

    de

    conducta-

    con lo que a falta de un mejor

    t6rmino

    podemos liamar la

    hete-

    rogeneidad cultural de

    Am6rica

    Latina. (Ibid.,

    pAg.33).

    Con esto Brunner no se refiere a

    una

    "superposicion

    de

    entidades

    hist6rico-culturales, a

    la

    manera

    de capas geol6gicas" que se en-

    cuentran y producen "quiebras y grandes conmociones teluricas"

    conforme a una desusada contraposici6n

    de naturaleza y

    cultura.

    Se

    refiere

    mAs

    bien a "una suerte

    de postmodernismo

    regional

    avant la lettre que, sin embargo, es plenamente constitutivo

    de

    nuestra modernidad".

    Ahora bien, Brunner desconfia de entender esta

    heteroge-

    neidad cultural como un producto

    nacional, pues "reflej[andose] en

    el collage, en el pastiche, en los injertos y alegorias 'postmoder-

    nistas' de nuestra modernidad

    -

    [resulta] igual que esta

    iu.ltima

    un

    producto del mercado internacional". (Ibid.,

    p6tg.

    33) Heteroge-

    neidad cultural significa "participaci6n

    segmentada en ese mer-

    cado mundial" y "participaci6n diferencial segun c6digos

    locales

    de

    recepci6n", resultando por ende en:

    algo semejante a lo que proclaman

    ciertos representantes del

    postmodernismo: un descentramiento, una deconstrucci6n

    de

    la

    cultura occidental tal como

    ella es representada por los manuales;

    de su racionalismo, de sus instituciones claves, de los habitos y es-

    tilos

    cognitivos que ella supuestamente

    impone de manera uni-

    forme

    ...implosi6n de los sentidos

    consumidos/producidos/repro-

    ducidos

    y [...] la consiguiente

    desestructuraci6nde representaciones

    colectivas, fallas de identidad,

    anhelos de identificacion,

    confusi6n

    de

    horizontes temporales, paralisis

    de

    la

    imaginaci6n creadora, p6r-

    dida

    de utopias, atomizaci6n de la memoria local, obsolescencia

    de

    tradiciones. (Ibid., pag. 34).

    Es evidente, puies, que en las

    sociedades de Am6rica Latina

    no

    se produjo una decisiva autonomia de las esferas de valor, es decir,

    no

    se institucionalizaron independientemente

    de factores politicos

    o, inclusive, religiosos. La mezcla

    de formas tradicionales y

    nue-

    vas

    de

    prescripci6n normativa resulta

    en sociedades donde solo se

    logran "consensos locales y parciales".

    De ahi,

    segun

    Brunner,

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    17/25

    120 GEORGE

    UDICE

    que se imponga el autoritarismo para "controlar esa pluralidad de

    consensos" o que las

    ideologias adopten un "estilo mesiainico

    y

    fundamentalista de

    hacer politica". Brunner hace suyo este

    diag-

    nostico

    de Norbert Lechner y acepta la necesidad

    de establecer

    una

    "politica secularizada", que, como la postmodernidad

    entrafia

    "una

    cr'tica a la idea

    de sujetos plenos, un

    abandono de los 'relatos

    maestros', una

    conversion

    del tiempo en presente continuo, una re-

    duccion

    de la politica a intercambio de

    bienes materiales y sim-

    bolicos"19.

    Evidentemente, Brunner y Lechner abogan por una democra-

    cia en la que deje de plantearse la necesidad

    de cargar de "aura't

    o

    encanto a las ideologias, en la que se renuncie

    la construccion de

    identidades sociales

    por

    medio

    de

    la

    politica, y en la que, al con-

    trario, se gesten "proyectos

    de contra-secularizaci6n en

    el

    terreno

    de

    la cultura" para

    asegurar que

    la

    sociedad

    no prescinda de "ese

    conjunto de intereses

    y bienes que no pueden

    intercambiarse

    en

    el

    mercado: los derechos humanos, el arraigo

    social, el sentido de per-

    tenencia, la necesidad de referentes trascendentales"

    (Ibid., paig.

    37). Para Brunner, en

    America

    Latina

    "el malestar en la cultura

    no es.. .uno surgido del agotamiento de la modernidad" sino "uno

    de

    exasperaci6n con

    ella", con la "crisis permanente" que genera.

    Pero de este malestar deberia surgir un imaginario

    cultural en el

    que se proyecten desiderata

    democraticos,

    tales como los que sefiala

    Brunner.

    Ahora bien, si

    Brunner no es capaz

    de ofrecer una esperanza

    auraitica y s6lo nos

    ofrece la

    resignacion

    a una modernidad peri-

    f6rica de

    medios escasos

    (Ibid.,

    pag.

    37; y en esto parece haber

    mu-

    cho

    de

    condicion

    postmoderna),

    Nestor

    Garcla

    Canclini, en el en-

    sayo que sigue al de Brunner en el

    nuimero

    especial de David y Go-

    liat, parece sacar provecho de la idea de la refuncionalizacion cul-

    tural, es decir, de

    c6mo los diversos grupos sociales que componen

    la

    heterogeneidad

    cultural de

    America

    Latina "reproducen en

    su

    interior el desarrollo capitalista o construyen

    con

    el

    formaciones

    mixtas" en procura de una integraci6n social2O.

    En sus propias

    in-

    vestigaciones de

    la

    interacci6n de las "culturas

    populares" en el

    contexto del capitalismo mundial, Garcia

    Canclini ha mostrado

    que

    la

    modernidad apitalista no siempre

    requiere eliminar

    las

    19.

    Brunner cita de un

    manuscrito

    in6dito de Norbert Lechner,

    "Problemas

    de la

    de-

    mocratizaci6n

    en el contexto de una

    cultura

    postmoderna".

    20.

    Garcfa

    Canclini,

    N6stor. "Antropologfa versus

    sociologfa, ,un debate

    entre

    tradici6n y

    modernidad?"

    David y

    Goliat, 17, 52

    (setiembre

    1987);

    pag.

    40.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    18/25

    PPUEDE ABLARSEDE POSTMODERNIDAD

    N AMERICA

    LATINA?

    121

    fuerzas econ6micas culturales

    que

    no sirven directamente

    a su

    crecimiento i esas fuerzas a-incohesionana un sector

    numeroso,

    satisfacensus necesidades

    o las de una reproducci6n

    quilibrada

    del sistema. Aunque

    este equilibrio este cargado de

    contradicciones,sea precarioy genere una cultura

    ecl6ctica,

    inestable,como las artesanfas onvertidas n souvenir, as

    danzas

    indigenasreprogra-madasomovideoclips espectAculos

    eatrales

    urbanos, as varia-dasversionesde rocknacionalesproducidas

    n

    pafses latinoa-mericanos

    al fusionarlo con las estructuras

    mel6dicas

    el folkloreocal. (Ibid.,p&ig.4).

    Ni

    Garcia Canclini

    ni Brunner abogan por una noci6n

    senti-

    mentalista o romantizada de

    las culturas populares. Tambi6n re-

    chazan la noci6n del "imperialismo

    cultural", segun la cual se

    per-

    vertiria las culturas de los grupos locales2l. Otro antrop6logo,

    el

    brasilefio Renato Ortiz afiade su voz a estas dos al descartar

    como

    punto de partida para el analisis

    cultural

    "la

    oposici6n entre

    lo na-

    cional y lo extranjero, pues lo que

    [...]

    interesa es justamente

    lo que

    es negado en esas

    teorias,

    el advenimiento de

    la

    sociedad mo-

    derna"22. Esta modernidad brasilenia rebasa el contexto nacional.

    Como

    sefialara Garcia Canclini respecto de M6xico, Ortiz

    tambi6n

    comprueba que la cuesti6n de

    la

    cultura popular ha pasado de su for-

    mulaci6n "nacional-popular"

    a otra "internacional-popular"

    (Ibid.,

    pdg.

    205)

    ,Que

    quiere decir esto en el caso del Brasil?

    Ortiz

    propone que el proyecto

    moderno brasilefio siempre

    ha

    sido el de una "construcci6n

    nacional" (Ibid., pag. 35). Si pensa-

    mos

    en el proyecto de los modernistas

    de los afios 20, se comprueba

    esta observaci6n, pues el mismo

    Mario de Andrade confes6 que este

    movimiento fue un "presagioo preparador de

    la

    creaci6n de

    un nue-

    vo estado de ser nacional", es decir, del Estado Novo23. Lo que esta

    tratando de puntualizar Ortiz es que la modernidad brasilefia

    con-

    siste en una permanente aspiraci6n a ser moderna. En esto

    estriba

    su

    tradici6n de modernidad. Pero 6sta ha sido una tradici6n

    acri-

    tica, al rev6s de lo que propone

    Paz en Los hijos del limo al procla-

    mar la tradici6n moderna una tradici6n de ruptura y una

    ruptura

    de la

    tradici6n. Dice Ortiz:

    21. Vease: Garcfa Cancini, N6stor. "Cultura ransnacional y culturas populares en

    M6xico",Cuadernos Hispanoamericanos, 431, mayo de

    1986; p&ig.

    ..

    22.

    Ortiz, Renato. A Moderna

    Thadiqao

    Brasileira.

    Cultura Brasileira e

    Industria

    Cultural. (Sao Paulo: Brasiliense,

    1988), pag. 190.

    23. de Andrade, Mario.

    "O

    Movimento Modernista", en Aspectos da

    Literatura

    Brasileira , (Sao Paulo: Brasiliense, 1988), pag. 190.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    19/25

    122

    GEORGE

    UDICE

    En este sentido

    [i.e., el

    utopismo

    y

    la futuridad

    que

    la

    ruptura

    im-

    plica] yo

    diria que

    la

    modernidad es

    inevitablemente un

    "proyecto

    inacabado"

    (y no

    como

    quiere

    Habermas,

    un

    proyecto

    "todavia"

    inacabado).

    Ella esta

    en

    contradiccioncon

    la situaci6n concreta

    en

    la

    cual

    se

    erige,

    pero a

    la

    cual

    simultaneamente se

    contrapone.

    Pienso

    que,

    en el

    Brasil,

    este

    lado

    explosivo,

    de

    ruptura,

    nunca

    se

    dio

    de

    la

    misma

    forma que

    en los

    paises

    europeos,

    porque

    la idea

    que

    domino

    nuestra

    imaginaci6n

    siempre

    se

    asocio

    a la

    necesidad

    concreta de

    construir

    una

    moderna

    sociedad

    brasilefia

    (Ibid.,

    pag.

    209).

    Asi,

    pues,

    Garcia

    Canclini

    aclara que

    la

    pregunta

    central

    entre

    los

    latinoamericanos:

    tanto

    para

    la

    teoria

    social

    como

    para la

    teorfa de

    la

    cultura, es

    -mds

    que

    como

    superar

    la

    modernidad-

    por

    que las

    tradiciones

    y la

    mo-

    dernidad

    componen

    un

    proceso

    parcialmente

    realizado

    y

    obstina-

    damente

    fallido.

    Por lo

    tanto,

    la

    reflexion postmoderna es

    perti-

    nente

    aqui con

    la

    condici6n

    de no

    concebirla como el camino

    para

    deshacerse

    de la

    modernidad,

    sino

    [..

    .1

    como

    una

    forma nueva

    de

    iluminar sus relaciones con la tradici6n, los limites y las crisis de

    ambas

    (Op.

    cit.,

    pag.

    44).

    Pastiche

    y

    Democratizacion

    No

    me

    parece

    una

    casualidad

    que

    al tratar

    de

    esta

    relacion

    en-

    tre

    modernidad y

    tradicion,

    Garcia

    Canclini

    apele

    al pastiche,

    al

    bricolage

    y al

    kitsch.

    Esta

    es

    una

    observacion

    importantisima

    por

    dos

    razones.

    En

    primer

    lugar, si el

    pastiche

    constituye

    un

    factor

    importante de la interacci6n en la modernidad, la postmodernidad

    de

    America

    Latina

    sale a

    relucir

    desde

    el

    momento

    en

    que

    comien-

    zan

    los

    proyectos

    modernizadores.

    Por

    eso

    Garcia

    Canclini

    dice

    que

    America

    Latina es

    "pre-postmoderna".

    (Ibid.)

    0

    quizas

    podria

    decirse

    que es

    para-moderna

    la

    situacion

    de

    la cultura

    en

    America

    Latina,

    como

    he

    sugerido en

    otro

    lugar24.

    Por

    otra

    parte,

    la

    obser-

    vacion

    es

    importante

    porque

    resalta el

    aspecto

    no

    revolucionario

    del

    proceso

    de

    heterogeneizacion,

    en

    contraste

    con

    lo

    que los

    ideologos

    de

    la

    vanguardia,

    entre

    ellos,

    Octavio

    Paz,

    Haroldo

    de

    Campos,

    Emir

    Rodrliguez

    Monegal

    y

    Severo

    Sarduy,

    han

    exigido de

    la inter-

    24.

    Sommer,

    Doris

    y

    Yidcice,

    George.

    "Latin

    American

    Literature

    from

    the

    'Boom'

    On",

    en:

    Postmodern

    Fiction:

    A

    Bio-Bibliographical

    Guide,

    ed.

    Larry

    McCaffery.

    (Westport,

    CT:

    Greenwood

    Press,

    1986),

    pAg.

    189.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    20/25

    ZPUEDE

    HABLARSEDE POSTMODERNlDAD N AMERICA

    LATINA? 123

    textualidad

    en su versi6n

    carnavalizadora y antropofAgica25.

    Cabe senialar

    que no es preciso

    postular una oposici6n

    tajante

    entre parodia y

    pastiche, ambos procedimientos

    forman parte de

    la

    intertextualidad.

    La diferencia estriba

    en que en el caso

    de la

    paro-

    dia

    se

    suele hacer

    hincapi6 en el aspecto

    transgresivo

    y

    en el

    del

    pastiche

    en el aspecto estilizador.

    En el primer

    caso se

    transgrede

    un

    modelo

    y en el segundo

    se emula. Pero las

    dos actitudes

    pueden

    coexistir

    en la misma relaci6n

    intertextual,

    y asl lo ve Sarduy

    al

    apropiarse de la

    definici6n bajtiniana

    del carnaval como "apoteo-

    sis que esconde una irrisi6n" ("El barroco y el neobarroco", paig.

    175).

    En

    ambos casos

    se trata de una

    a-propia-ci6n, pues

    como

    ex-

    plica Affonso Romano

    de

    Sant'Anna,

    la

    apropiaci6n par6dica

    in-

    vierte

    el sentido

    ideol6gico y est6tico

    del texto mientras

    que la apro-

    piaci6n

    parafrasica

    lo prolonga26.

    Tambi6n

    propone Sant'Anna

    que en los nuevos

    usos de la intertextualidad

    se

    puede hablar de que

    "democrAticamente varios

    estilos conviven entre

    si" (Ibid.,

    pdg.88;

    subrayado mino).

    No obstante,

    me parece que

    en el caso de la litera-

    tura y

    de la cultura latinoamericana

    en general

    casi s6lo se ha tra-

    tado el aspecto par6dico, transgresivo de la combinaci6n de estilos.

    Esto se

    ve

    claramente

    en el

    anailisis

    que hace Sarduy de

    la cultura

    cubana en Escrito sobre un

    cuerpo. A partir

    de una observacion

    de

    Cintio

    Vitier en Lo cubano

    en la

    poesta,

    acerca

    de "la mezcla

    de

    ele-

    mentos mitol6gicos

    grecolatinos, con

    la flora, fauna, instrumentos

    y hasta

    ropas

    indigenas"

    en un poema

    de Balboa, Sarduy

    ve

    en Pa-

    radiso de Lezama

    Lima

    la

    misma

    "violencia de ese encuentro

    de

    superficies,

    como

    adicion

    y sorpresa

    de lo heterogeneo yuxtapuesto"

    (pag.

    70).

    Ahora bien, esta manera de ver la intertextualidad no conduce

    a

    una interacci6n

    democrdtica,

    pues la heterogeneidad

    con que

    se

    hace dialogar el

    texto no

    participa, en el modelo

    sarduyano, de una

    verdadera intersubjetividad.

    El modelo es el

    de

    la

    ruptura, y a

    fin

    25. Ver: Paz, Octavio. Los hijos del limo y el artfculo

    citado arriba, "El

    romanticis-

    mo y la poesfa contemporanea";

    Haroldo

    de Campos, Introducci6n a Oswald

    de

    Andrade,

    Serafim

    Ponte Grande, Obras

    Completas

    de Oswald de Andrade, vol.

    2,

    (Rio de

    Janeiro: Civilizavao Brasileira,

    1971) y Morfologia de

    Macunaima.

    (Sao

    Paulo:

    Perspectiva, 1973), Emir

    Rodrfguez

    Monegal:

    "CarnavallAntropofagia

    /Parodia", Revista Iberoamericana,

    108-109, julio-diciembre

    1979; Severo

    Sarduy:

    Escrito sobre un cuerpo (Buenos Aires: Sudamericana, 1969); "Elbarrocoy el neo-

    barroco",

    en:

    Am&rica

    Latina en su literatura,

    ed.

    Cesar Fernandez Moreno.

    (Me-

    xico: Siglo XXI, 1972),

    Barroco, (Buenos

    Aires: Sudamericana, 1974),

    y La simu-

    laci6n, (Caracas: Monte

    Avila, 1982).

    26.

    Romano de Sant'Anna, Affonso. Par6dia,

    Pardfrase & Cia. (Sao

    Paulo:

    Atica,

    1985),

    pag.

    56.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    21/25

    124

    GEORGE

    UDICE

    de cuentas la heterogeneidad que viene a afirmar el ser del cuerpo o

    del

    texto

    es el

    medio

    mismo

    de

    expresion,

    sea

    en su versi6n

    escri-

    turaria

    tomada de

    Kristeva y

    Barthes

    o

    en la

    versi6n

    filos6fico-lin-

    guiistica

    tomada de

    Heidegger

    por

    medio

    de

    Octavio Paz. Cabe

    acla-

    rar

    que en

    primer

    caso,

    la

    ideologia

    de

    la

    ecriture,

    tal

    como

    se

    for-

    mulara en

    las

    paiginas de

    Tel

    Quel,

    reduce el

    ser

    escribiente a

    un

    estadio

    previo a

    la

    entrada

    en la

    socialidad, en

    la interacci6n

    inter-

    subjetiva.

    De ahl

    que el

    proyecto de

    Kristeva

    y Tel

    Quel

    sea

    poco

    conducente

    a un

    espfritu

    democratizador. En

    el

    caso de

    Paz,

    la

    solu-

    ci6n

    que

    ofrece a

    la

    dialectica de

    analogia e

    ironia,

    o

    de tradici6n

    y

    ruptura,

    ubicando al

    ser en

    el

    presente

    del

    cuerpo,

    version

    solipsista

    del

    Dasein

    heideggeriano,

    tambien es

    poco

    conducente al

    espiritu

    democratizador. En

    ambos

    casos,

    el

    proyecto

    exacerbado de

    van-

    guardia s6lo

    puede

    Ilevar

    a las

    posiciones

    neoconservadoras

    que

    tanto

    Kristeva

    como

    Paz

    han

    adoptado en

    afios

    recientes.

    Ello no

    significa, sin

    embargo, que

    la

    intertextualidad

    adop-

    tada

    por la

    vanguardia

    solo

    pueda

    entenderse

    segutn el

    modelo

    transgresivo. La

    tradicion

    no

    tiene

    que

    ser

    necesariamente una

    tradici6n

    de

    ruptura.

    Silviano

    Santiago,

    en

    un

    brillante

    ensayo,

    desvincula el concepto de la tradici6n vanguardista del aspecto neo-

    conservador

    que

    acabo

    de

    sefialar.

    Santiago

    arguye que

    los

    mo-

    dernistas

    brasilefios

    de

    los

    afios

    20 no

    solo

    procuraron

    antr-

    opofagizar

    la

    cultura

    europea;

    ante

    esa

    cultura

    de

    prestigio

    sintie-

    ron la

    necesidad de

    inventar su

    pasado y

    su

    presente

    nacional, re-

    curriendo

    a

    una

    recuperaci6n

    cuasi

    arqueologica

    que

    se

    emparenta

    con

    el

    "modelo

    de

    apropiaci6n

    articuladora"

    que se

    propuso

    al

    prin-

    cipio

    de

    este

    ensayo. He

    aqui

    su

    argumento:

    El

    caso

    mas

    interesante,

    miver,

    para

    hablarde

    tradici6n

    nel

    Mo-

    dernismo, asi desvincularlo ela noci6ndeneoconservadurismo,

    seria

    el

    viajeque

    hicieron

    os

    modernistas,

    n 1924,

    a

    Minas

    Gerais,

    viaje

    del cual

    forman

    parte,

    entre

    otros,

    Mairio

    e

    Oswald

    [de

    An-

    drade],

    y

    un

    poeta

    suizo,

    radicado en

    Francia,

    Blaise

    Cendrars.

    Aquellos

    poetas

    estaban

    todos

    imbuidos por

    los

    principios

    futu-

    ristas,

    tenfan

    confianza

    en

    la

    civilizaci6n de la

    maquina y

    del pro-

    greso,

    y

    de

    repente

    viajan en

    busca

    del

    Brasil

    colonial.

    Deparan

    con

    el

    pasado

    hist6rico

    nacional y

    -

    lo

    que es

    ma's

    importante

    para

    nosotros

    -

    con lo

    primitivo en

    cuanto

    manifestaci6n del

    barroco se-

    tecentista

    mineiro27.

    27.

    Santiago,

    Silviano

    .

    "Permandncia

    do

    discurso

    da

    tradi-ao no

    modernismo",

    en

    Gerd

    Bornheim et

    al.,

    Cultura

    Brasileira:

    Tradiqfo/Contradiqio.

    (Rio

    de

    Ja-

    neiro:

    Jorge

    Zahar/Funarte,

    1987),

    pag. 124.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    22/25

    ZPUEDE

    HABLARSEDE

    POSTMODERNIDAD N AMERICA

    LATINA?

    125

    Esta recuperaci6n de la tradici6n se logra por medio de la su-

    plementaci6n, ese

    proceso por

    medio

    del cual

    se abre lo

    establecido a

    lo que

    ha sido

    excluido, como

    explica

    Derrida en De la

    gramato-

    logda28.

    Silviano Santiago

    describe el

    pastiche

    suplementador de

    la

    siguiente

    manera:

    El

    pasticheno

    rechazael

    pasado,en un gesto de

    escarnio,

    de

    des-

    precio,

    de ironfa, el

    pastiche acepta el

    pasado

    como tal, y la obra

    de

    arte

    no es sino un

    suplemento. Yo no lo

    Ilamarfa

    por

    eso un

    "neo-ex-

    presionismo",

    sino dirfa una

    especie

    de "suplemento del

    expre-

    sionismo". IAquf se refiere Santiago a la obra de los neo-expre-

    sionistas

    alemanes tanto

    como

    a cualquier obra

    que quisiese

    reto-

    mar

    la

    est6tica o el estilo del

    expresionismo sin ironizar

    o

    paro-

    diarlo,

    GY]

    Reparen en

    que la l6gica de la

    palabra suplemento

    es

    muy

    curiosa,

    porque el

    suplemento da la

    impresi6n

    de

    tener

    en ma-

    no

    alguna

    cosa

    incompleta a completar.

    Suplemento

    es una

    cosa

    que

    uno

    aiiade a

    algo

    que ya es un todo.

    De esta forma, yo

    no

    dirfa

    que el pastiche

    reverencia el pasado

    sino que el pastiche lo endosa

    (Ibid.,

    p6g. 136).

    Explica Santiago que si se quiere entender c6mo opera la tra-

    dici6n

    en

    la

    poesia de Oswald

    de Andrade,

    y por

    implicaci6n, en

    la

    vanguardia en

    general, hay

    que

    abandonar la

    lectura de los

    poetas

    concretistas de la

    decada del

    50 que se

    mantuvo en

    vigencia en

    las

    decadas

    de

    los 60

    y 70.

    En

    el

    contexto

    hispanoamericano se

    trataria,

    desde

    luego,

    de la lectura que

    hacen

    Paz, Sarduy,

    Rodriguez Mone-

    gal y

    todo un

    s6quito de

    epigonos que

    abogan por

    una "revoluci6n

    de

    la palabra"

    pero con

    resultados mas bien

    neoconservadores.

    28. "El

    suplemento se afiade,

    es un

    excedente, una

    plenitud que

    enriquece otra

    ple-

    nitud, el colmo de la presencia. Colma y acumulala presencia. Asf es como el arte,

    la

    techne,

    la

    imagen,

    la

    representaci6n,

    la

    convenci6n, etc., se

    producen

    a modo

    de

    suplemento de

    la

    naturaleza y se

    enriquecen

    con toda

    esa unci6n de

    acumula-

    ci6n. [...]

    Pero

    el

    suplemento suple.

    No

    se afiade mas

    que para

    reemplazar.

    Interviene

    o

    se

    insinda

    en-lugar-de;

    si colma, es

    como se

    colma un

    vacfo. Si

    representa y da

    una

    imagen, es por

    la

    falta

    anterior de

    una

    presencia.

    Suplente

    y

    vicario, el

    suplemento

    es un adjunto,

    una instancia

    subalterna que

    tiene-lugar.

    En tanto

    sustituto,

    no

    se

    aflade

    simplemente a

    la positividad de

    una

    presencia, no

    produce

    ningt1n relieve,

    su

    sitio

    estA asegurado en

    la

    estructura por

    la

    marca de un

    vacfo.

    En

    algdn

    lugar

    algo

    no puede

    Ilenarse

    consigo

    mismo,

    no

    puede

    realizarse sino

    dejandose

    colmar

    por signo

    y

    procuraci6n. El

    signo es

    siempre el

    suplemento de

    la

    cosa

    misma.

    [...]

    Cada

    una de las

    dos

    significaciones

    se cancela

    a

    su

    turno o

    se esfuma

    discre-

    tamente frente a la otra. Pero su funci6n com1n se reconoceen esto: se aniadao se

    sustituya, el

    suplemento es

    exterior, estal fuera

    de la

    posibilidad a que se

    sobreafiade,

    es

    extrafio

    a lo

    que,

    para

    ser

    reemplazado

    por 61, debe

    ser

    distinto a

    61."

    Derrida,

    Jacques. De la

    gramatologla.

    (Buenos Aires: Siglo

    XXI. 1971),

    pfigs.

    185-

    86.

  • 8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina

    23/25

    126

    GEORGE

    UDICE

    Para abreviar,

    vuelvo al

    modelo de la

    modernizacion

    de

    Ha-

    bermas para

    quien

    la

    raz6n

    instrumental

    ha colonizado

    el

    Leben

    swelt. Ante

    esta

    colonizaci6n,

    entre ellas las de los

    postmodernos

    neoconservadores

    como

    Daniel Bell y

    la del los

    postmodernos

    anar-

    quistas, como

    el tilda a

    los fil6sofos

    franceses

    (Derrida, Foucault,

    Deleuze

    y otros), los

    herederos

    de

    Nietzsche29.

    Ahora bien,

    en uno

    y

    otro

    caso,

    lo

    que

    seniala

    Habermas es que

    ningujn grupo

    rescata

    la

    unica

    alternativa capaz

    de disolver la

    aporia

    o

    impasse

    entre mo-

    dernidad

    instrumental y

    modernidad

    estetica

    antimoderna,

    es

    de-

    cir entre la ideologia de la modernizacion sistemica y la ideologia

    del

    refugio

    reaccionario del

    Lebenswelt en la

    esfera

    estetica.

    Aun

    la

    vuelta a

    la

    linguiistica

    y al

    discurso

    en

    la filosofia post-es-

    tructuralista ha sido

    incapaz de

    disolver esta

    impasse porque

    el len-

    guaje ha sido

    concebido

    como

    una

    alteridad

    absoluta,

    casi me-

    tafisica. Para

    superarla,

    Habermas vuelve al

    comienzo

    de la mo-

    dernidad

    y

    recupera

    la otra

    tradicion,

    no la

    de la ruptura sino

    la

    de

    la

    raz6n

    comunicativa (y,

    entiendase,

    democraitica).

    S6lo

    mediante

    la

    generalizacion

    de esta

    otra raz6n,

    arguye 61,

    serd

    posible abrir de

    nuevo el

    Lebenswelt casi

    aniquilado por la

    razon

    instrumental

    im-

    puesta por el capitalismo.

    Para establecer

    la

    relaci6n entre

    imaginario

    democratico y

    estilizaci6n

    articuladora

    (pastiche), quiero

    referirme al

    rescate de

    la

    tradici6n de

    la mimesis que

    hace Luiz

    Costa Lima en 0

    Controle

    do

    Imaginario.

    Razao e

    Imaginaqao

    no

    Ocidente30.

    Explica Costa

    Lima

    que:

    de

    la

    crisis

    actualdela

    teorfa

    nmanentista e lo

    poetico,

    e

    hace

    po-

    sible

    y deseableque

    se

    emprenda a

    relecturade los

    romainticos,

    destacando en

    ellos

    tendencias

    que han sido

    ignoradas. Tendencias

    que, especificamente en la provincia del arte, no lo desarticu