Geografía y Política - Pedro Castro

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    8GEOGRAFIA Y GEOPOLITICA

    Pedro C astroUniversidad Aut6noma Metropolitana-Iztapalapa, Mexico

    El objetivo de este capitulo es el estudio del pensamiento geopolitico en America Latina, apartir de la revision de sus antecedentes hasta la produccion mas reciente de la region, espe-cialmente en Brasil yArgentina. Para este proposito, se comienza por abordar ciertos aspec-tos de sus relaciones con la geografia politica, campo con el que comparte un origen comun.Frecuentemente las expresiones geografia politica y geopolitica son usadas como equivalen-tes 0iguales, sin que exista ninguna justificacion aceptable. Geopolitica es una palabra incor-porada allenguaje de la politica internacional, y se presta a equivocos por su uso arbitrarioy retorico, Su definicion estricta es evasiva. Por ello, es indispensable precisar el termino yestablecer el valor semantico que le corresponde. Asi, debemos distinguir entre lageopoliticacomo campo de conocimiento, termino distinto a geopolitico 0geopolitica como una cuali-dad de la fuerza, posicion de un pais 0 region, 0una influencia, decision 0politica de unEstado hacia el exterior. Para fines didacticos, tenemos presente la diferencia entre lageopolitica (sustantivo relativo a un campo 0subcampo del conocimiento, como lageopoliticabrasilena), de geopolitico 0geopolitica (adjetivo, que serefiere, por ejemplo, al valor geopoliticodel Canal de Panama). Un significado derivado de este ultimo es elque serefiere a lageopoliticade un pais 0de una region 0incluso de una localidad, en razon de sus cualidades geograficasproyectadas mas alla de sus fronteras, en terminos politicos, militares 0incluso economicosy demograficos.

    En terrninos generales, la geopolitica como campo de estudio se refiere sobre todo adoctrinas para la accion practica, sujetas a intereses estatales coyunturales y que han incor-porado la terminologia y elementos teoricos de la geografia politica. Aqui se incluyen recien-tes propuestas que, tomando algunos de sus postulados tradicionales, abren nuevas lineas deinvestigacion, Para los propositos esenciales de este capitulo, se tratan las diferencias esen-ciales entre geopolitica y geografia politica, el origen europeo y norteamericano del pensa-miento geopolitico, la geoeconomia y la geopolitica critica, la geopolitica de origen lati-noamericano con sus criticas desde el ambito civil y academico, as! como situaciones de lasrelaciones interestatales que suponen, entre otras cosas, conflictos de diversa magnitud. AIfinal se hace una evaluacion de los temas expuestos, y se mira hacia el futuro de nuestramateria de estudio.

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    1. Geopolftica y geograffa poHticaGeopolitica y geografia politica son terminos que se confunden en ellenguaje coloquial acausa de la diversidad de sus puntos de vista, la laxitud de sus distintas definiciones, lavariedad de campos que cubren y el uso politico que con frecuencia se hace de ellos (Dear,1986;Kirby, 1986).Desde sus origenes como campo de la disciplina de la geografia humana,la geografia politica se ha preocupado por las actividades de los Estados-naci6n, y masespecificamente por sus dimensiones espaciales, su organizaci6n y las relaciones de poderestablecidas en su interior y entre Estados-naci6n. Las definiciones tradicionales de la geo-grafia politica son diversas, pero giran en torno a estos temas, y sus objetos de estudio se hanreferido por 10 general a Europa y Estados Unidos, si bien en los ultimos treinta afios seadvierte un interes creciente hacia otras areas del mundo. Fueron ge6grafos de paises ubica-dos en estas regiones quienes tuvieron como interes fundamental el estudio de su propiosuelo, con prop6sitos que servian en forma deliberada 0no a otro tipo de objetivos de carac-ter politico, de defensa 0de proyecci6n hacia elexterior. El aleman Friedrich Ratzel, a su vezpadre de la geografia politica y de la geopolitica, referia a este ultimo terrnino asuntos talescomo el crecimiento natural de los Estados, sus espacios 6ptimos y excluyentes, y la luchapor la supremacia intemacional. Asi, desde sus primeros tiempos la geopolitica tenia prop6-sitos politicos muy claros, y a 10 largo de su desarrollo cre6 un cierto numero de categorias,conceptos y terminos, dandose la situaci6n de que su mayor prop6sito era deorden practice,y no te6rico, a pesar de sus apariencias al contrario.

    Lageografia politica y la geopolitica han transitado demanera paralela desde sus orige-nes, por 10 que comparten algunos rasgos semejantes en cuanto a los campos del conoci-miento, aunque la segunda esta mas lejos que la primera de constituir un cuerpo te6rico yconceptual de largo alcance. Es por 10 tanto pertinente afirmar para el caso de la geopolitica10 que Clavalsostiene para la geografia politica, esto es, que carece de coherencia, entendidacomo la continuidad de su materia disciplinaria, la correspondencia entre su nucleo y losprincipios de las ciencias sociales en general, y en especial =-agregartamos-> de la geografiahumana. Esta tesis se ilustra en el hecho de que los problemas politicos fueron importantespara los ge6grafos entre 1890 y 1945, pero dejaron de serlo cuando emergieron interesesnuevos en los afios que siguieron, sin dejar de mencionar que la geografia politica se resistiaa abandonar su enfasis en el Estado mientras la geografia humana en su conjunto atendiacada vez mas fen6menos regionales y locales (Claval, 1984:8).

    Aunque la geografia politica es de menores alcances que la geografia social, urbana 0econ6mica, recientemente empez6 a abrirse a temas tales como las relaciones interestatales,movimientos sociales, ecologfa, violencia y guerra, fronteras, migraci6n y ciudadanfa, politi-cas de identidad, organizaciones intemacionales, democracia yjusticia ambiental (Low,2003:625).En terminos generales, esta afirmaci6n es igualmente cierta para la llamada geopoliticacrftica, un enfoque modemo pero cuya proyecci6n se ve limitada en America Latina por elpeso de los elaborados en las escuelas deguerra y por las contrapropuestas criticas de acade-micos de paises como Argentina 0Uruguay.Desafortunadamente para ambas, en este espa-cio la primacia del Estado continua abrumando a la geografia politica y a la geopolitica.

    Para ciertos efectos, la geopolitica ha sido tanto la cara publica de la geografia politica,como su mayor carga hist6rica. El uso diverso de sus conceptos ha dado al termino uncaracter polisemico y hasta cierto punto arbitrario, hasta ser moneda corriente dellenguajede la toma de decisiones, las relaciones intemacionales y elperiodismo. Mas aun, aunque 10geopolitico implica una miriada de fen6menos diferentes en cada contexto y escasamenterelacionados con alguna tradici6n intelectual reconocible, y a pesar de sus contradicciones yambiguedadcs, ello no parece preocupar ni a los politicos ni a los intelectuales de la seguri-dad (Atkinson, 2001: 426).

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    Geograffay geopolftica

    2. Geopolftica, organicismo estatal y geoestrategiaEl pensamiento geopolitico nace y se desarrolla en Europa, ligado a preocupaciones especi-ficas de dominio terrestre y maritimo de paises como Gran Bretafia, Alemania, Francia ySuecia. Halford Mackinder, Friedrich Ratzel, Rudolf Kjellen, Klaus Haushofer yAlfredMahanson ampliamente reconocidos como los primeros arquitectos de la disciplina (Weigert, 1943:87-126).Ellos hicieron propuestas tales como la teoria organicista del Estado (Ratzel, Kjellen),y lageoestrategia en la teoria delHeartland (Mackinder) y elpapel del poder maritimo (Mahan).Ellos asociaron la geopolitica con la Realpolitik, en la que los espacios fueron vistos comomercancias estrategicas en una lucha global por la supremacia intemacional. Estas escue-las trabajaron alrededor de las nociones de territorio y relaciones intemacionales, pero dediferentesmaneras. Lateoria del Estado organicodescansaba en elcampo del determinismogeografico, puesto que buscaba explicar la sociedad en relaci6n a su base local ambiental yterritorial. Los geoestrategas, en cambio, se enfocaron en el sistema intemacional y las rela-ciones exteriores dentro de tal sistema derivado de la organizaci6n defensiva y ofensiva delas naciones-Estado con respecto a objetivos estrategicos (Barton, 1997: 16-17).

    Las dos perspectivas confluian en un mismo punto, yen mayor 0menor medida, alimen-taron las doctrinas de sus mas leales seguidores, los llamados geopoliticos sudamericanos. Laimagen que plantea Raztel nos remite a la analogia biol6gica comun a fines del siglo XIX,cuando emergian las ciencias humanas. El terrnino Lebensraum (espacio vital) fue planteadopor el para designar el espacio necesario de vida para el organismo colectivo social. Tambienintrodujo una dimensi6n ideol6gica en la geografia politica evocando las relaciones privilegia-das entre la gente y el espacio que controlaban y construian, pero haciendo uso de una imagendinamica tan ambiciosa que podia ser utilizada para justificar todo tipo de aventuras politicas.La idea del Lebensraum fue construida parcialmente sobre el organicismo, pero en compafiiadel tratamiento simb6lico y psicol6gico de las dimensiones del Estado. Por otro lado, esta laidea de que los Estados estan involucrados en una confrontaci6n intemacional que dominasus relaciones mutuas. La geopolitica organicista abre paso entonces ala geoestrategia mun-dial:determina lamedida de la fuerza que cada naci6n debe a su configuraci6n, a sus fronterasmaritimas y continentales y al control que extemamente ejerce a traves de sus bases navales 0sus colonias. Sobre este tema Mackinder desarroll6 la oposici6n, que devino en un ejemploclasico, entre las posibilidades de defensa y ataque ofrecidas por elHeartland y la libertad demovimiento creada por el mar a la fuerza de la Rimland (Claval, 1984: 11-12).

    La Segunda Guerra Mundial marc6 el fin de la influencia dominante de la escuela delEstado organico, puesto que se consider6 como el origen de la escuela de geopolitica deMunich dirigida por el general Karl Haushofer. Los ge6grafos politicos de Estados Unidos yla Gran Bretafia despues de la Segunda Guerra Mundial tendian a rechazar las ideasgeopoliticas por su conexi6n con el uso del regimen nazi para racionalizar y aun guiar elexpansionismo aleman, asi como por su elemental determinismo. Su faceta geoestrategica,sin embargo, despues de una pausa emergi6 con un aire de renovaci6n de acuerdo con lascircunstancias del ultimo cuarto del siglo XX y principios del XXl. Una visi6n mas simple dela geopolitica encontr6 su camino en el lenguaje cotidiano de politicos y otros actoresinvolucrados en el estudio de los asuntos exteriores, como 10 demuestran las expresionesde los presidentes Richard Nixon y Ronald Reagan. El responsable del regreso de la palabrageopolitica al lexico politico en los setenta fue el secretario de Estado norteamericanoHenry Kissinger, contando con que las conexiones del termino con su pasado nazi casi ha-bian desaparecido de la memoria colectiva. Usando con flexibilidad el termino para descri-bir el papel de los Estados Unidos como fiel de la balanza de la politica mundial en lossetenta, redescubri6 la geopolitica tradicional como instrumento de analisis de las relacio-nes internacionales, Una visi6n pragmatica de sentido comun, pero de poca elaboraci6n

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    teorica, hizo posible la comprensi6n de que la politica exterior es guiada por entendidosgeopolfticos, incluyendo el rango de los lugares por su importancia estrategica, la especifica-ci6n de politicas en terrninos geograficos y el uso de metaforas geograficas. Esta situaci6nconfirma 10dicho por LeslieHepple en el sentido de que lageopolitica es probablemente elejemplo mas destacado de una serie de conceptos originados en el analisis geografico, peroque ha sido absorbida en la practica social y politica (Agnew,1997:93-94).

    Despuesde su eclipserelativoen loscincuenta ysesenta, Iageopoliticacomo geoestrategiase presenta de nuevo en la academia, las discusiones politicas y los libros de texto de relacio-nes internacionales. Hepple sostiene que esta vuelta se relaciona con Ia revaluaci6n de losestudios estrategicos y la estrategia global norteamericana. La monografia de Gray de 1977aplic6 el modelo del Heartland de Mackinder de geopolitica global al mundo contempora-neo, reviviendo la oposici6n entre el poder maritimo de los Estados Unidos y el poder terres-tre de la Uni6n Sovietica (Hepple, 1986:S23). Gray sefiala que mirando al mundo a finalesde los setenta, las teorias de Mackinder y Spykman comparten una 16gicacomun para finesde disefio de politica. Los Estados Unidos no pueden tolerar el control efectivo de Eurasia-Africa por la Uni6n Sovietica (Gray 1977: 28). En esta misma linea de los geopoliticosestrategas, la tesis mackinderiana delHeartland tiene, al menos hasta epocas recientes, unanotable actualidad. Asi,Cohen regionaliz6 elmundo en dos planos: regiones geoestrategicascon una importancia global y regiones geopoliticas con una dimensi6n subcontinental. Laestructura dual de s610dos regiones geoestrategicas fue equivalente a la dicotomia mar-tierra de Mackinder: el mundo maritimo dependiente del comercio y el mundo continentaleuroasiatico, mas una serie de diez regiones geopoliticas (Cohen, 1973).Para Flint no es 10mas apropiado hablar del renacimiento de la geopolitica, sino mas bien de su consolidacion,ya que se mantienen las luchas por el poder entre una variedad de actores politicos, aunquecon nuevas armas e instrumentos (Flint, 2002: 391).

    3. Propuestas recientes: la geoeconomfa y la geopolftica crfticaExpresiones conternporaneas del pensamiento geopolitico incluyen elementos tales comorevaloraciones de figuras del pasado, como el norteamericano Isaiah Bowman, perspectivasfrescas de la geopolitica alemana y la geografia de la guerra y la paz. En esteaggiomamentose consideran las circunstancias actuales en el mundo internacional, despojandolas de suscaracteristicas militares y geoestrategicas y a tono con preocupaciones sociales en ambitosglobales, regionales y locales. As!por ejemplo, Taylorpropone para la geopolitica un ampliomarco de analisis para estudiar la rivalidad global en la geografia politica (Taylor; 1993:50-5'1).El, como otros geografos politicos, considera que la visiongeoecon6mica ha eclipsado lavisi6n geoestrategica. Una caracteristica de la epoca es la declinaci6n de la competenciageopolitica como el proceso primario en las relaciones internacionales. Con la caida de laUni6n Sovietica, la competencia entre Estados tiene que ver mas con la economfa que con lapolitica 0 las armas: estamos entrando en la era geoecon6mica (Taylor,1994:408).

    Aunque la integracion economica de la economia mundial conternporanea esta amplia-mente denominada como nueva globalizacion, esta organizada a traves de tres regionesseparadas: Norteamerica, Europa Occidental y AsiaOriental, que se integran, aunque a unritmo diferente, a traves del Area Norteamericana de Libre Comercio (NAFTA),la UnionEuropea y Ia Zona de Cooperacion Economica Asia-Pacffico (APEC) (Taylor, 1994: 347).Habria que agregar en estas consideraciones la notable presencia de China en los mercadosinternacionales y el cambio ya sensible en la balanza asiatica de poder.

    En el crepusculo de la guerra frfa una corriente de la geopolitica percibio la necesidadde afrontar la conexion tradicional entre las ideas y las practicas politicas asociadas con el

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    Geografia y geopolftica

    expansionismo territorial (por ejemplo, Hepple, 1986 y Atkinson y Dodds, 2000; Dodds, 1994:470) A finales de los ochenta y principios de los noventa 6 Tuathail, Dalby, Agnew y Dodds,apoyados en el pensamiento sociologico, construyeron un nuevo enfoque para contrarrestarellegado historico y el razonamiento geopolitico tradicional, al que lIamaron geopoliticacritica (6 Tuathail, 1986, 1994; Dalby, 1990a, 1990b, 1991; 6 Tuathail y Dalby, 1998; Dodds,2001: 470). La naturaleza critica de esta vision es que representa una reflexion sobre lasmaneras en que las cuestiones geopoliticas estan representadas y circunstanciadas. Mas quela investigacion geopolitica tradicional enfocada en la geoestrategia en terminos de planeaciony resultados, la geopolitica critica. se dirige al examen de las ideas que les anteceden, suscircunstancias y su expresion en el plano del discurso estatal. Mas que reemplazar lasmetodologias geopoliticas tradicionales, la geopolitica critica. provee una plataforma quepretende ser valida para todos los niveles del analisis espacial, no solamente de los asuntosintemacionales, sino intrasociales en el marco de la globalizacion (Barton, 1997: 17-18).

    En los afios mas recientes, la geopolitica critica. se ha convertido en un campointerdisciplinario puesto que la teona mundial de sistemas, las corrientes cuantitativas delpensamiento de las relaciones intemacionales, la problematica sobre el genero y los escritospost-estructurales de la politica mundial transformaron los paisajes intelectuales de lageopolitica (Taylor, 2000; Agnew y Corbridge, 1995; 6 Tuathail y Dalby, 1998; Dodds y Atkinson,2000; Sharp, 1998; 2000b). Asi, en virtud de la geopolitica critica. la geografia politica seaparta cada vez mas de las agendas tradicionales de investigacion basadas en las fronteras, elpoder del Estado y las condiciones ambientales, y se dirige a una variedad mas amplia de lostemas propios de la geografia humana (Dodds, 2001: 470-471).

    Dentro de esta perspectiva de la gcopolitica critica. la gama de temas es amplia, ydesde luego pertinente para la realidad latinoamericana, como es el del flujo intemacionalde personas, en donde se combinan asuntos como el de la globalizaci6n, la defensa de lasfronteras, los derechos humanos, las evoluciones culturales, entre otros. Inmigracion ygeopolitica usualmente han sido tratados como topicos separados de estudio, y muy conta-das veces se ha hecho uso del termino geopolitica de la migracion. (Nagel 2002: 972).Acontecimientos recientes han puesto en claro que la regulacion de la movilidad demografi-ca es fundamentalmente un ejercicio geopolitico, porque supone la elaboracion de estrate-gias dirigidas a preservar la integridad de las fronteras, con el argumento de la defensa de lasamenazas del exterior. La contluencia del estrategismo- geopolitico y el control de la inmi-graci6n, sobre todo a partir del ataque a las Torres Gemelas, nos remite a los antiguos relatossobre la penetracion de amenazas externas (fundamentalismo islamico, explosiones demo-graficas, terrorismo, enfermedad, etc.) en el espacio nacional a traves de la inmigraci6n.

    Como en otros campos de estudio, la investigacion sobre la migracion ha estado marca-da por los esfuerzos para adoptar una nueva perspectiva sabre las redes y los flujostransnacionales. Es clara la persistencia de los lazos que los inmigrantes mantienen con sustierras de origen y con sus compatriotas en las sociedades huespedes. Contrariamente a lainmigraci6n del pasado, en que el foraneo debia adaptarse a su nuevo pais y romper suslaws con su pais natal, la 6ptica transnacional sostiene que los inmigrantes contemporaneosdeben adaptarse a un sistema global caracterizado por el flujo y la inestabilidad, en el que lascorrientes economicas y culturales escapan al control de los Estados-nacion (Appadurai,1991), yen el que nuevas modalidades de membresia politica (como doble ciudadarua)erosionan las tradicionales y exclusivas formas de ciudadania (Nagel, 2002: 973).

    En este contexto de fluidez global, los inmigrantes no desarrollan lazos firmes con sussociedades huespedes, sino que en su Iugar construyen campos sociales que cruzan fronte-ras nacionales (veanse Basch, Glick, Schiller y Blanc-Szanton, 1994). Especificamente, ellosmantienen sus lazos sociales, financieros y politicos con sus paises de origen -lazos que sonestimulados por sus gobiemos-, que yen a sus emigrantes como fuentes importantes de

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    envios, capital de inversion y votos (Nagel, 2002: 973). La combinacion de estos factores haconducido a la forrnacion de comunidades cuyos miembros demandan su membresia politi-ca en mas de un Estado, contribuyen a las economias de mas de un Estado y, gracias a lastecnologias modernas del transporte, mantienen una presencia fisica en mas de un Estado.La percepcion y tratamiento de estos actores llamados inmigrantes. en las sociedades occi-dentales refleja dos impulsos contradictorios dentro de la moderna economia politica. Porun lado, el funcionamiento de las economias requiere la movilidad de la fuerza del trabajo.Los actores politicos y los intereses econornicos dentro de los Estados-nacion rutinariamenteestimulan el movimiento -legal e ilegal, agregariamos- de trabajadores calificados y nocalificados a traves de las fronteras. Por otro lado, el sistema del Estado-Nacion descansa ensu habilidad para conservar su integridad territorial, cuidar sus fronteras, mantener la sobe-rania y gobernar a sus ciudadanos. Esta contradiccion se atempera por el impulso de laglobalizacion, que extiende las corrientes de capital, mercancias y servicios y trabajadores,pero no altera la naturaleza de tal contradiccion. A traves de la historia del modelo-sistemadel Estado-nacion, esta tension ha dado lugar a situaciones de panico con las inundacio-nes- de inmigrantes y las amenazas. que representan para la ciudadania y la cohesionnacional. Estos panicos giran alrededor de la nocion de asimilacion, entendida como unapolitica de igualar. al foraneo con el nativo. La inmigracion, en un sentido, trae al extranje-ro dentro de los limites de la nacion, y los inmigrantes son evaluados de acuerdo con lasformas de percepcion de las diferencias raciales, religiosas y/ o culturales de la sociedad delpais del que provienen (Nagel, 2002: 975-976).

    Una propuesta novedosa para America Latina es la de Jonathan R. Barton, que proponeunir los estudios de la geografia fisica de America Latina con cuestiones de desarrollo y susdimensiones del poder-espacio, a traves de una metodologia que va desde los espacios globalesa los sociales y personales. Este escalamiento hacia abajo pone en relieve las particularida-des de las poblaciones y lleva a una geografia politica mas democratica, de representaciony reconocimiento de las diferencias, en contraste con la homogeneidad- de personas yespacios asociados con la estructura tradicional del Estado-nacion, Su concepcion incluyelas relaciones entre individuos y sociedades impactadas por la organizaci6n del espacio,entendidas como de cooperacion, conflicto 0 dominacion (Barton, 1997: 8). La geopoliticaen su sentido democratico. implica que el Estado no es el unico nexo de poder, sino masbien uno de muchos, en linea con la noci6n foucaultiana del poder operante entre individuosdentro y sobre los espacios, en varias escalas geograficas (Barton, 1997: 15-16).

    4. America Latina: de la geograffa a la geopolfticaEn el contexto de la guerra rna y las disputas regionales, la asociaci6n imaginaria entre elespacio y la seguridad contribuyo a que la geopolitica tradicional recibiera en Sudamericanuevos aires, en contraste con su declinacion simultanea en terminos intelectuales que ocurriaen el mundo en los afios cincuenta y sesenta. El derrumbe de la Geopolitik y el nazismo noirnpacto sensiblemente en Brasil, Argentina 0Chile, ya que doctrinarios de estos paises, comoGolbery do Couto e Silva, habian recibido la influencia mas intensa de Ratzel, pero tambien deotros autores de origen europeo y norteamericano y 10 ajustaron a sus prop6sitos.

    Tal persistencia se explica mejor si se consideran las circunstancias especificas de ca-racter historico y geografico en esos paises, en que el pensamiento geopolitico dio orden ydireccion a sus tareas de expansion e influencia hacia el exterior 0 a la mera defensa de suintegridad territorial. Leslie Hepple y Michel Foucher aceptan la racionalidad del pensa-miento geopolitico sudamericano en terminos de las condiciones politicas y culturales amenudo inestables y algunas veces violentas de los regfrnenes y gobiernos de la region. Como

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    Geograffa y geopolftica

    en el caso de los geopolfticos europeos 0norteamericanos, las ideas acerca del espacio y elterritorio son negociadas a traves de las culturas nacionales particulares y sus tradicionesintelectuales (Dodds, 2002: 177-178). En esta logica, no deja de ser digno de estudio com-prender c6mo sus ideas del Estado-naci6n viajaron a Sudamerica y fueron adaptadas y ne-gociadas en estos pafses. De igual forma resulta relevante preguntamos c6mo se transform6la doctrina de la seguridad nacional originada en Francia y los Estados Unidos para solu-cionar las necesidades propias de paises como Brasil, Argentina y Chile.

    a. Nueva geopo/ftica y viejos conflictosA10largo del siglo xx en varios paises latinoamericanos se establecieron institutos oficiales degeografia con el prop6sito de ordenar las cuestiones territoriales y de fronteras, proceso enocasiones nada facil debido a las limitaciones de recursos y a las disputas regionales. En lamayor parte de elios la labor fue asumida por los militares, quienes entendian la geografiacomo un conocimiento estrategico propio de su profesi6n, y la cartografia como un instru-mento ajeno a los civiles. Dadas estas condiciones y el adoctrinamiento ideologico en Europay Estados Unidos, el pensamiento geopolftico penetr6 profundamente en la mentalidad cas-trense, que deriv6 en un sentido de defensa y ganancia de territorios, asf como de competenciaen un entomo regional (Dodds, 1993b). De esta manera, en la mayoria de los paises sudameri-canos los conocimientos geograficos se sometieron a las viejas preocupaciones -olvidadas yaen otras regiones del mundo--- de la defensa territorial y la conquista de espacios. Con excep-ci6n de paises como Mexico, algunos paises latinoamericanos se han visto involucrados enconflictos de fronteras. Entre las numerosas confrontaciones de este tipo, los ejemplos de ladisputa fronteriza Chile-Argentina, las diferencias territoriales entre Ecuador y Peru y el acce-so boliviano al mar dan idea de la complejidad de los problemas regionales (Barton, 1997: 64).

    Paises lfderes en el Cono Sur, como Chile y Argentina, han mantenido conflictivas rela-ciones desde la independencia y siempre a causa de una busqueda de afirmar sus respectivassoberanias nacionales en el area de frontera. Llegaron a verse envueltos en agrias disputasque terminaron en guerras y secesiones territoriales. Buena parte de la animosidad actualentre ellos se deriva de sus dificultades para alcanzar acuerdos en la fijaci6n de las fronterasentre sus territorios a 10largo de los Andes y en la Patagonia, y desde luego en el Canal deBeagle. En 1979, gobemados por regimenes militares, ambas naciones estuvieron cerca dela guerra, pero la mediaci6n del papa resolvi6 el conflicto y favoreci61a firma de un Tratadode Paz y Amistad en 1984. La situaci6n resultante sobre la zona estrategica de Beagle y susislas, puente entre dos mayores oceanos e interrupcion- del territorio continental argenti-no en Tierra de Fuego, se percibe en Argentina como una derrota mas frente al expansionismochileno. En 1985 este pais regres6 ala democracia, despues del desastroso enfrentamientocon la Gran Bretafia por la soberania de las Malvinas, esas pequefias hermanas. Hasta lafirma y aprobaci6n del Tratado de los Hielos Continentales -proceso que tuvo lugar entrelos meses de diciembre de 1998 y junio de 1999-, las fronteras mas australes han sidomotivo de conflictos, particularmente con Chile, pais que reclama, al igual que Argentina y elReino Unido, su soberania sobre la Peninsula Antartica, Sobre la mesa se encuentra el apro-vechamiento de los recursos naturales de la regi6n y de la posici6n relativa de la zona, quepodra realizarse cuando los medios tecno16gicos adecuados 10hagan posible. La mentalidadgeopolftica incluye la exaltaci6n patri6tica, y en el caso de la Republica Argentina toma laforma de un singular irredentismo, aguijoneado por sus fracasos diplomaticos y militaresante Chile y la Gran Bretafia.

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    b. Brasil: Golbery do Couto e SilvaEn Brasil, el general Golbery do Couto e Silva elaboro esquemas ratzelianos del Estado mez-clados con elementos de seguridad nacional y desarrollo. Argumento que los peligros a los quese enfrentaba la sociedad se localizaban no solo en el campo internacional, sino tambien en elinterior del corpus del Estado. EI clima de guerra fria y el anticomunismo jugaron un papelrelevante para dar forma a tesis nuevas sobre la salud interna del Estado-nacion (Dodds,2000: 168).Su doctrina, expresada en una serie de ensayosescritos a partir de 1952ycornpila-dos en ellibro Geopolitica do Brasil, se convirti6 en base de las politicas de Estado, tanto en elplano externo como en el interno. En contraste con las formulaciones norhemisfericas, losescritos de Golbery no se limitaron a una preocupacion por las estrategias limitadascontrainsurgentes, sino tambien a demostrar que la seguridad nacional estaba ligada al desa-rrollo economico, politico y cultural del Estado (Hepple, 1992: 147;Dodds, 2000: 169). Sudoctrina se desarrollo y alojo en el seno de laEscola Superior de Guerra desde mucho antes delgolpe militar de 1964contra Joao Goulart. Aquise fraguo la conspiracion golpista y se forma-ron los cuadros tecnocraticos de origen militar y civilque habrian de dirigir lanueva etapa enla historia deBrasil bajo las consignas de desarrolloy seguridad. (Castro, 1980:108-109).Encontraste con la literatura francesa contrainsurgente, los brasilefios enfatizaron una visionmas comprehensiva de la seguridad de la sociedad, en la que el combate al enemigo inter-no fue uno entre varios elementos de la reconstituci6n del Estado. Lasmetas y estrategias degeopolitica. con efectos tanto en elambito interno como elexterno -vinculadas a los objetivosde los Estados Unidos en un clima de guerra fria-> pronto tuvieron sus replicas en vecinoscomo Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile0Bolivia, constituyendose asi una area de seguri-dad en America del Sur bajo el imperio de ferreas dictaduras militares.

    Hacia mediados de los sesenta los regimenes burocratico-autoritarios. deAmerica delSur se propusieron reorganizar sus paises con las doctrinas de la seguridad nacional y eldesarrollismo. Inspirados por los escritos geopoliticos brasilefios y el entrenamientocontrainsurgente en instituciones como la Escuela de las Americas y el Colegio Interameri-cano de Defensa, buscaron contener el peligro de guerras internas en el contexto de la arne-naza global del comunismo y la emergencia de la Cuba socialista (Hepple, 1992: 146-147;Dodds, 2000: 168).

    El pensamiento de Golbery fue decayendo en Brasil en la medida en que amainaba laguerra fria, se consolidaba el regimen militar iniciado en 1964,se proyectaba su comercio enelmundo, se renovaban las generaciones politicas y se daban pasos hacia el distanciamientoprudente de los Estados Unidos. Asociada a la represi6n y la seguridad nacional-intima-mente ligadas- la geopolitica qued6 confinada, en todo caso, a los espacios castrenses.Brasil, a pesar de sus dimensiones y de su vecindad con la mayor parte de los paises deSudamerica, tenia consolidadas sus fronteras y planteaba el expansionismo mas en termi-nos economicos y politicos que territoriales.

    c. La geopolftica argentina y sus criticosEn circunstancias muy distintas, en un pais ala defensiva, sus vecinos argentinos construye-ron su propia versi6n de Golbery, y la mantuvieron vigente -al menos ante los ojos delpublico- hasta que los regimenes militares fueron sustituidos por los civilesen 1983.Soste-nian que la sociedad civily la economia nacional estaban amenazadas por fuerzas subversi-vas que buscaban minar los valores occidentales y cristianos en que se sustentaba el almapatria. Aliados a los intereses industriales y comerciales mas rcaccionarios, las fuerzas ar-madas buscaron identificar y destruir esos elementos en la sociedad que eran considerados

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    subversivos y por 10 tanto peligrosos. (Dodds, 2000: 169). En cada una de las tomas delpoder por los militares, ellos se justificaban argumentando que la amenaza de la agresi6ncomunista combinada con los fracasos econ6micos hacian que las fuerzas armadas defen-dieran el Estado contra los peligros del exterior.

    Armados con la doctrina de la seguridad nacional y la metafora organica del Estado, losmilitares argentinos emplearon el discurso geopolitico y sefialaron los espacios contamina-dos que debian ser purificados- por el bien de la naci6n. La revista Estrategia, fundada porelgeneral Enrique Gugliamelli, jefe de laAgencia Nacional de Desarrollo durante el regimenmilitar de Ongania (1966-1971), demandaba el desarrollo de areas tales como la Patagonia yla protecci6n de lugares estrategicos como el Rio de la Plata, las Malvinas, la Antartida y elCanal de Beagle, a fin de evitar que fueran dominados por Estados rivales. como Brasil,Chile 0 la Gran Bretafia (Dodds, 2000: 169). Otros pensadores geopoliticos como Atencio(1965) se inclinaron por la protecci6n de los territorios argentinos existentes, y no por laanexi6n de otros en America del Sur ymas alla, La geopolitica argentina, por 10 tanto, desta-c6 en los setenta con un amplio proyecto que ligaba al Estado con la seguridad nacional, losterritorios en disputa, el desarrollo regional y en particular de regiones como la Patagonia ylas Malvinas (Hepple, 1992;Dodds, 2000: 171).Los temores sobre el expansionismo brasile-fio, como en epocas pasadas, se evidenciaron en los escritos de Carlos Moneta (1988), quienen 1975 advirti6 que Brasil intentaria ocupar la Antartida argentinahacia 1990, porqueBrasil reconocia la significaci6n estrategica del continente polar y elPaso de Drake. El Atlan-tico Sur y las Malvinas tambien ofrecieron a los militares una oportunidad para articular unsentido de misi6n para el pais, y autores militares como Fernando Milia (1965,1983 y 1985)argumentaron que los espacios oceanicos argentinos eran fundamentales para el desarrolloecon6mico y para demostrar el compromiso del pais con la comunidad occidental de nacio-nes cristianas. La revista Geopolitica defendia los proyectos de integraci6n interna mas quela anexi6n. Bajo elliderazgo de Andres Bravo yAugusto Rattenbach, las primeras edicionesse concentraban en la integraci6n continental, la no alineaci6n y la necesidad de desarrollarareas regionales tales como la Patagonia. Uno de los miembros de su comite editorial,Cirigliano (1975), en La Argentina triangular: geopolitica y proyecto nacional, deline6 su vi-si6n geopolitica de una Argentina que tenia que superar dos debilidades: la sub-explotaci6nde sus espacios abiertos- en Patagonia y Antartida y la sobre-concentraci6n de gente eindustrias en la provincia de Buenos Aires (Dodds, 2000: 172-173).

    Aunque la mayor parte de las veces tales disputas politico-geograficas en America delSur se han resuelto mas a traves de la diplomacia que por conflictos armados, han estadocargadas de imaginario patriotico, y desde luego de la presencia de los ejercitos de diferen-tes paises. No es accidental que las diferencias territoriales y fronterizas hayan tenido uncaracter mas dificil cuando dominan regimenes militares autoritarios, debido ala mentali-dad geopolitica dominante en las academias en donde se forman sus lideres. Escolar et al.llaman laatenci6n sobre el estrecho vinculo entre nacionalismo y territorio, sintetizado en elterritorio patriotico, dentro de la educaci6n publica y la cultura. En la misma linea, estosautores sostienen que la mitologia territorial se alimenta de argumentos pseudocientificoscomo los que sostienen los llamados expertos geopoliticos, cuyo discurso se mantienevigente a partir de su evidente irracionalidad. (Escolar et al., 1993: 362).

    Carlos Reboratti, de la Universidad de Buenos Aires, ha sido una de las voces criticasdel pensamiento militar. Identifico los aspectos mas relevantes del razonamiento geopoliticode las dictaduras militares entre 1976y 1982,y puso de relieve que sus estrategias de seguri-dad nacional y programas de desarrollo atrajeron muy poca evaluaci6n critica de los acade-micos de las ciencias sociales. Sostuvo la naturaleza endeble yvaga de las teorias y conceptosdefinitorios de la geopolitica, que llevaron a ideas elementales de aplicaci6n eminentementepractica y autoritaria. Autores como Briano, Fraga y Guglialmelli -plante6 Reboratti- en-

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    tendieron la geopolitica en una forma elemental de determinismo geografico, carente por 10tanto de la capacidad para captar las complejidades del mundo modemo. Llamo a la necesi-dad de pasar estas ideas por un tamiz critico, dada su significacion en determinar las agresi-vas politicas nacionales tales como la invasion de las Malvinas y el estado cercano a la guerracon Chile en 1978 por la soberania del Canal de Beagle. Sus tesis coincidieron con las deLacoste, critico del papel del conocimiento geografico y las ligas acadernicas geograficas conla planeacion militar, guerra y nacionalismo violento (Lacoste, 1976; Dodds, 2000: 175).

    Afinales de los setenta y principios de los ochenta, el profesor Jack Child destaco por suautoridad en los temas geopoliticos sobre America del Sur. Como oficial del ejercito norte-americana especializado en America Latina, conocio los trabajos sobre la materia de losoficiales de las fuerzas armadas de Argentina, Brasil y Chile. Tenia muy claro que lageopolitica es conceptual y teoricamente vaga y que un modelo geopolitico adecuado noexiste. No obstante, mostro su simpatia hacia la doctrina argentina y sus autores con susobras y publicaciones, como Estrategia, Ia revista de geopolitica mas sofisticada y penetran-te en America Latina, y posiblemente del mundo (Child, 1979: 95). Bajo su influencia ysiguiendo sus pasos, su discipulo el coronel Howard Pittman produjo un monumental estu-dio doctoral sobre la geopolitica sudamericana publicado en 1981 que incluyo entrevistascon Pinochety otros (Pittman, 1981; Dodds, 2000: 176).

    5. La geopoHtica sudamericana: aspectos relevantesUna queja comun respecto a las doctrinas 0teorias geopoliticas en America del Sur es que, apesar de sus objetivos declarados, han side incapaces de producir modelos vigorosos y delargo plaza en materia de politica extema y estrategias de desarrollo nacional. Por otro lado,quienes se encuentran comprometidos en esta linea se han interesado mas en las aplicacio-nes practicas de los paises a que pertenecen, que en articular sus esfuerzos en una metacolectiva para teorizar sobre 1 0 geopolitico, Esto es un reflejo del hecho de que muchos delos escritores geopoliticos sudamericanos, por no decir todos, han mantenido fuertes com-promisos con sus gobiemos para desarrollar politicas, mas bien que penetrar en el mundoefimero (0 lejano) de la teoria geopolitica (Dodds, 2000: 177).

    La cornunicacion nula entre muchos autores geopoliticos sudamericanos y la mayonade los sostenedores de la geopolitica critica. es la propia de dos campos que se percibencomo de naturaleza muy diferente, y en buen grado incompatible. Una de las razones prin-cipales de csta situacion es que quienes sostienen la geopolitica en esa region del mundo sonen su rnayoria militares y servidores civiles retirados con visiones muy particulares del mun-do en terminos culturales, geograficos y hasta lingufsticos. En ese sentido la aceptacion. deo tolerancia hacia visiones diferentes esta fuera de discusion, porque los autores geopoliticosargentinos, chilenos, brasilefios 0uruguayos encontrarian que los principios de la geografiacritica dan una importancia menor que la suya a temas como los del territorio, la soberaniaestatal, y desde luego al sagrado binomio seguridad nacional-desarrollo. Sin dejar de men-cionar que la amplia gama de subtemas de los geopoliticos crfticos estan fuera de la cons ide-racion, en principio, de la geopolitica sudamericana en su sentido tradicional.

    La literatura geopolitica sudamericana, en todo caso, invita a explorar las interconexionesentre el crecimiento territorial, los programas politicos, la educacion geografica y las fronterasintemacionales. Circunstancias de pragmatismo politico ligaron a estos elementos con situa-ciones represivas y hasta belicas, La vigencia de este pensarniento ha mantenido abiertas laspuertas a debates pertinentes sobre la geografia argentina, donde caben las conocidas voces deMarcelo Escolar y Carlos Reboratti, cuyos temas de interes incluyen el estudio de los discursosgeopoliticos en forma critica a traves de analisis del desarrollo institucional como el propuesto

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    para el desarrollo de la Patagonia y la relocalizacion de la capital en Viedma (Escolar, 1991;Reboratti, 2000). Este Ultimo sostiene la inviabilidad del proyecto de cambio de sede de lospoderes federales de Buenos Aires a Viedrna, que se basaba en supuestos estrategicos talescomo la necesidad de desarrollar la Patagonia, region vacia, vulnerable, estrategicamente im-portante, region postergada y con un gran potencial para el desarrollo (Reboratti, 1987: 80).

    6. Comentarios finales y tendencias posiblesComo se ha visto, mientras declinaba la vieja geopolitica en America del Sur distintos auto-res estudiaban las posiciones de sus respectivos pafses y de la region en su conjunto frente almundo apoyados en la literatura frances a, alemana y anglofona (Child, 1979: 95). De estamanera, en el subcontinente se mantuvo viva esta vision peculiar que en su momento fue elpunto de arranque deillamado renacimiento de la geopolitica academica en la Gran Bre-tafia y los Estados Unidos, segun propia confesion de Hepple, uno de sus principales respon-sables (Hepple, 2001: 428). Sin embargo, quizas por algun prurito derivado de las inevitablesasociaciones de la geopolftica sudamericana con la experiencia nazi, dificilmente encontra-mos un reconocimiento del hecho en sus cultivadores contemporaneos de aquellos paises,particularmente de autores como Flint, Gray 0 Cohen, quienes claramente entienden lageopolitica en su aspecto territorial-estrategico,

    Como se dijo antes, no se advierte una interrelacion entre la geopolftica sudamericanay las tendencias anglosajonas de la geopolftica crftica 0cualquier otra, ya que ninguna delas dos parece dispuesta a realizar intercambios con miras a encontrar un cauce cornun.Dicho esto de otra manera, es poco probable que las novedades en materia de geopoliticacritica 0de otra perspectiva de la materia, presentes en publicaciones como PoliticalGeography 0Geoforum, tengan alguna recepcion entre los geopoliticos sudamericanos, 0que Estrategia haga alguna consideracion semejante hacia la otra parte.

    La geopolitica en sus distintas versiones, por las razones apuntadas en este trabajo, carecede estatus teorico, y mas bien debe apreciarse a la luz de su naturaleza doctrinaria y como guiade accion politica, en todo caso. La llamada geopolttica critica, por su parte, aporta un modeloteorico y conceptual todavia inacabado, si bien es un esfuerzo en construccion, en el quenuevos temas y de amplia variacion tienen acogida. El riesgo que se corre, sin embargo, es queplanteada en terminos tan abstractos como 10hace su definicion ya senalada, se convierta enun espacio en el que muchos temas quepan holgadamente, desde genero hasta identidad,desde medio ambiente hasta desarrollo. Un aparato con bases conceptuales mas estrictas, consus delimitaciones necesarias, perrnitirfa a la geopolftica critica crecer y desarrollarse sin lospeligros de convertirse en el ambito de convivencia de monografias sin conexion aparente, ynegarse en consecuencia a la construccion teorica, como ocurre en cualquier ciencia. Si estaobservacion a la geopolitica critica es cierta, tambien es valida para la geografia politica. Basterecordar que en textos universitarios de amplia difusion, la geografia politica todavia es trata-da a partir de sus elementos constitutivos mas elementales: poblacion, recursos, avances tee-no16gicos y otros, sin que se presente una vision teorica capaz de integrarlos y , por decirlo asf,ponerlos en accion para ir mas alia de la mera descripcion y explicacion de sus elementos(Renouvin y Duroselle, 1968; Merle, 1988; Duroselle, 2000).

    Las tendencias que apuntan en el horizonte en materia de geografia polftica y geopoliticaen sus diferentes versiones tienen en todo caso una caracteristica en comun: los temas terri-toriales y de la frontera seguiran cediendo terreno frente a los procesos radicados en laintegracion, la globalizacion y la competencia economica intemacional. En esta perspectivala geoeconomia tiene relevancia, dada la importancia de los avances representados por elcomercio de bienes y servicios, la inversion y las nuevas tecnologias. Proceso en sf contradic-

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    torio, porque el atraso y el estancamiento adquieren un yalor relativo mayor al absoluto queya tienen, y que ponen a una parte del planeta en una situaci6n de marginaci6n cr6nica.Frente a esa revolucion, los temas territoriales y de frontera se antojan propios de una fasehist6rica ya superada 0 que pareceria estar superandose. En esta situacion juegan nuevosactores con instrumentos y estrategicas ineditas, como es el casu de China, cuya complejidadrebasa las consideraciones de estrategia militar y politica a las que estamos acostumbrados.Su irrupcion en el escenario intemacional, impensable apenas un cuarto de siglo arras, haurgido el replanteamiento de las consideraciones relativas a la (mica superpotencia despuesde la caida del bloque socialista y la liquidaci6n de la Uni6n Sovietica. La presencia chinacomo una potencia regional sin precedentes, y como un jugador en todos los 6rdenes en elplano global, debera ser objeto de analisis cuidadoso en los pr6ximos afios por las ramascorrespondientes de la geograffa politica y la geopolitica.

    La migraci6n como parte del estudio de la geopolitica critica tiene una importanciaparticular, en la 6ptica del fen6meno de la transnacionalizaci6n de los procesos sociales en elsiglo XXI. Los movimientos masivos de poblaci6n que tienen lugar hoy en dia ponen enacci6n elementos de diverso orden capaces de afectar a mediano y largo plazo las configura-ciones sociales tanto en las regiones que se abandonan como en las que la reciben. Comoconsecuencia, se esperarian alteraciones en los equilibrios locales, regionales, nacionales yhasta intemacionales en ambos espacios. Por poseer la mayor relevancia en el espacio lati-noamericano, principalmente para Mexico, conviene enfocar el tema desde la 6ptica de 10que podriamos llamar la geopolitica silenciosa presente en las relaciones de esta naci6ncon los Estados Unidos. Es un hecho incontestable que aquf se plantea un fen6meno migra-torio sin paralelo en el mundo contemporaneo, sefialado por el numero creciente de mexica-nos que de manera legal e ilegal ingresan al territorio de su vecino en busca de empleo y engeneral de mejores condiciones de vida. En un extrema se percibe la debilidad de las institu-ciones sociales anfitrionas frente ala avalancha incontenible de los barbaros del SUf.Esta geopolftica silenciosa es advertida por pensadores de la derecha norteamericana comoel profesor Samuel Huntington, quien ve la inmigraci6n mexicana, con sus altos indices denatalidad y su resistencia a integrarse, una inmigraci6n fundarnentalmente diferente delas anteriores y un serio desaffo a la identidad anglosajona y protestante de los EstadosUnidos (Huntington, 2004). Sin reconocerlo, tiene en mente el Destino Manifiesto, pero alreves, por decirlo asi: ala conquista y ocupaci6n de territorios mexicanos de 1848 seguiria lareconquista en silencio en manos de los inmigrantes mexicanos que ya dejan sentir suinfluencia en el paisaje cultural, economico, politico y demografico de los Estados Unidos.Huntington imagina un irredentismo vivo y palpitante, y niega la dinamica de la adaptaci6nde las sociedades y los grupos humanos. La polemica esta abierta, pero en todo caso lamigraci6n latinoamericana y en especialla mexicana esta llamada a ser uno de los fen6me-nos transnacionales de mayor importancia, y materia destacada de la geopolitica critica.

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