Garrapatas en perros

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GARRAPATAS EN PERROS & GATOS: Biología y control con antiparasitarios, pipetas, spot-on, collares, vacunas, champús, repelentes, remedios caseros, garrapaticidas Última actualización el Martes, 21 Mayo 2013 12:37 Escrito por P. Junquera Las garrapatas, después de las pulgas, son los parásitos externos que más afectan a los perros en todo el mundo; afectan menos a los gatos. Las garrapatas son arácnidos (como los ácaros de la sarna), no insectos. Todas las garrapatas chupan sangre del hospedador. Hay garrapatas que afectan a perros y gatos en todo el mundo, si bien las especies y su abundancia varían mucho según la región. En climas templados y fríos (p.ej. España, sur de Argentina y Chile, etc.) hay unas especies de garrapatas concretas y los problemas de garrapatas se reducen fundamentalmente a los meses de verano. En climas subtropicales y tropicales hay otras especies de garrapatas y puede haber infestaciones de garrapatas durante todo el año, con mayor o menor intensidad. Con pocas excepciones, la mayoría de las garrapatas que afectan a perros y gatos son las mismas que las que atacan al ganado, a otros animales salvajes (mamíferos, aves, etc.) y a los seres humanos. Se trata sobre todo de especies de garrapatas duras de los géneros: Amblyomma en América y África Dermacentor en todo el mundo

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GARRAPATAS EN PERROS & GATOS:

Biología y control con antiparasitarios, pipetas, spot-on,

collares, vacunas, champús, repelentes, remedios

caseros, garrapaticidas

Última actualización el Martes, 21 Mayo 2013 12:37 Escrito por P. Junquera

Las garrapatas, después de las pulgas, son los parásitos externos que más afectan a los perros en todo el mundo; afectan menos a los gatos. Las garrapatas son arácnidos (como los ácaros de la sarna), no insectos. Todas las garrapatas chupan sangre del hospedador.

Hay garrapatas que afectan a perros y gatos en todo el mundo, si bien las especies y su abundancia varían mucho según la región. En climas templados y fríos (p.ej. España, sur de Argentina y Chile, etc.) hay unas especies de garrapatas concretas y los problemas de garrapatas se reducen fundamentalmente a los meses de verano. En climas subtropicales y tropicales hay otras especies de garrapatas y puede haber infestaciones de garrapatas durante todo el año, con mayor o menor intensidad.

Con pocas excepciones, la mayoría de las garrapatas que afectan a perros y gatos son las mismas que las que atacan al ganado, a otros animales salvajes (mamíferos, aves, etc.) y a los seres humanos. Se trata sobre todo de especies de garrapatas duras de los géneros:

Amblyomma en América y África Dermacentor en todo el mundo

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Haemaphysalis en Europa y Asia Hyalomma en Europa y Asia Ixodes en todo el mundo Rhipicehpahlus en todo el mundo.

Entre las garrapatas blandas, Otobius meningni que se suele instalar típicamente en las orejas, puede ser un problema local en perros y gatos en América latina.

La inmensa mayoría de las garrapatas viven en la naturaleza, no en el interior de edificios; y abundan allí donde viven sus hospedadores preferidos. En general se las encuentra sobre todo en y alrededor de zonas de bosques (pero en el sotobosque, es decir, cerca del suelo), matorral, pradera, pastizal, etc. También pueden abundar en parques y jardines cerca de las ciudades, en zonas periurbanas. Apenas se las encuentra en tierras agrícolas cultivadas, pero sí a su alrededor.

Con muy pocas excepciones, las garrapatas no son capaces de sobrevivir reproduciéndose en las ciudades o dentro de las casas adonde pueden llegar prendidas a una mascota. Pero atención. Una garrapata repleta que se desprende de un perro o un gato, puede poner huevos en algún rincón de la casa, o del jardín. De los huevos saldrán larvas, y éstas pueden subirse y prenderse (picar) a animales o personas. Eso sí, las larvas son de ordinario muy pequeñas (1 milímetro) y pueden pasar desapercibidas. Además es improbabilísimo que logren completar su desarrollo a garrapatas adultas en un entorno doméstico.

La especie Rhipicephalus sanguineus, que tiene a los perros como hospedador preferido, puede completar todo el ciclo biológico sobre el hospedador, y también puede instalarse al interior de edificios, especialmente donde viven numerosos perros (perreras, pensiones, criaderos). Esta garrapata original de África se da hoy en día en todo el mundo.

Todas las especies de garrapatas pasan por tres estadios de desarrollo sucesivos (además del huevo): larva, ninfa y adulto (machos y hembras): todos los estadios chupan sangre, es más, sólo se alimentan de sangre.

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Las larvas salen de los huevos y son los estadios más diminutos (apenas 1 mm de longitud): de ordinario apenas se ven a simple vista. Tras chupar sangre, las larvas mudan a ninfas que son algo mayores. Éstas vuelven a chupar sangre y después mudan a adultos. También los adultos chupan sangre, pero son sobre todo las hembras adultas las que más sangre chupan (hasta más de 1 ml), pues la necesitan para producir seguidamente los huevos. Las hembras adultas repletas de sangre pueden alcanzar hasta 2 cm de tamaño; según la especies alcanzan el tamaño de un frijol (o alubia o judía) o incluso de una aceituna grande. El ciclo completo de vida es decir, de huevo a huevo, puede durar de varios meses a varios años, según la especie y el clima.

Según las especies, las larvas, las ninfas y los adultos se encaraman a hierbas, arbustos o ramas y esperan a que pase un hospedador adecuado para agarrarse a él. La «comida» de sangre puede durar varios días o semanas. Una vez repletas de sangre, las garrapatas hembras adultas caen al suelo donde ponen varios miles de huevos y mueren. Muchas garrapatas pueden pasar meses e incluso años sin comer, esperando a encontrar un hospedador.

Para saber más sobre la biología y los ciclos de vida de las garrapatas pulse aquí.

Los perros y gatos atrapan garrapatas fundamentalmente fuera de las casas, directamente del suelo o de la vegetación. Es rarísimo que se transmitan de un animal a otro. Si los perros y gatos tienen fácil acceso a zonas infestadas, como suele ser el caso en las zonas rurales, será muy fácil y frecuente que atrapen garrapatas. Si viven en ciudades, lo típico es que atrapen garrapatas sólo durante paseos, excursiones, salidas al campo, etc. La excepción son las perreras, criaderos o pensiones para perros, donde las garrapatas R. sanguineus pueden completar el ciclo completo y por tanto infestar también a perros que no salen al exterior.

Es bien conocido que los gatos atrapan muchas menos garrapatas que los perros. Por un lado puede deberse a que los gatos dedican más tiempo que los perros a su propia higiene corporal y tal vez descubran y eliminen las garrapatas que han atrapado antes

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de que éstas se prendan para chupar la sangre. Pero también es cierto que los gatos suelen visitar menos las zonas infestadas de garrapatas, y no es lo más frecuente llevarse al gato de excursión o de paseo por el campo, pero sí al perro.

Las garrapatas sólo producen daño si pican y se prenden al hospedador. Eso sí, toda garrapata que se sube a un hospedador -perro, gato o lo que sea- tiene la intención de picarle y chupar sangre, pero suele tardar un tiempo, hasta varias horas, en encontrar un sitio "apetecible", prenderse y empezar a chupar sangre. Es importante saberlo, pues hay productos que logran matar a la mayoría de las garrapatas antes de que se prendan (es decir tienen efecto preventivo), y otros apenas evitan que la garrapata se prenda al hospedador.

La picadura de las garrapatas puede ser dolorosa para la mascota, sobre todo si es de una garrapata adulta grande. Pero la mayoría de las garrapatas, al picar, introducen con la saliva sustancias anestésicas para que el hospedador no sienta dolor, no note la picadura y poder ellas así chupar sangre sin que se dé cuenta la víctima.

En zonas tropicales y subtropicales donde abundan las gusaneras (miasis), las picaduras de garrapata pueden también atraer moscas que ponen sus huevos en las heridas. Algunas garrapatas (p.ej. de los géneros Ixodes y Dermacentor) inyectan toxinas con la picadura que pueden causar parálisis.

La pérdida de sangre que pueden causar unas pocas garrapatas no causa daño a las mascotas. Es la situación habitual en regiones de clima templado o frío con poblaciones relativamente pequeñas de garrapatas y una temporada corta. Pero en regiones tropicales o subtropicales, en zonas ganaderas, una mascota puede atrapar de golpe varios centenares de garrapatas. Entonces la pérdida de sangre sí que puede suponer un daño considerable.

El peligro mayor que amenaza a las mascotas por parte de las garrapatas es que muchas especies pueden transmitir microorganismos causantes de numerosas enfermedades: anaplasmosis, babesiosis, borreliosis (= enfermedad de Lyme), ehrlichiosis, hepatozoonosis, meningoencefalitis, etc. Es decir, las garrapatas son vectores de numerosas enfermedades. Estas enfermedades se dan sobre todo en perros, entre otras razones porque los gatos suelen atrapar muchas menos garrapatas que los perros.

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Los síntomas clínicos de estas enfermedades no son siempre muy específicos, y no es fácil diagnosticarlas en su fase inicial. No es raro que se detecten cuando ya no hay solución. A continuación se resumen los síntomas más importantes de estas enfermedades.

Anaplasmosis, causada por riquetsias del género Anaplasma. Fiebre alta, que a menudo es el único síntoma perceptible. Pueden darse también inapetencia, pérdida de peso, diarrea, vómitos, inflamaciones de las articulaciones con parálisis, síntomas neurológicos. Esta enfermedad puede afectar ocasionalmente a los seres humanos.

Babesiosis, causada por microorganismos unicelulares hemoparásitos del género Babesia. Fiebre alta, a menudo coloración parda de la orina. En la fase aguda la babesiosis puede causar fácilmente la muerte del animal. Si se supera la fase aguda, pueden seguir debilidad general, inapetencia, pérdida de peso e ictericia. Esta intoxicación es rara en seres humanos.

Borreliosis, causada por bacterias del género Borrelia. Fiebre, inapetencia, indiferencia. Más adelante se desarrollan inflamaciones articulares y parálisis, a menudo de forma intermitente. En fases finales puede haber daños hepáticos y cardíacos. Esta enfermedad también puede afectar a los seres humanos.

Ehrlichiosis, causada por riquetsias del género Ehrlichia. Puede tardar años en manifestarse. Inicialmente se desarrollan cansancio e inapetencia. Es típico que aparezcan hemorragias nasales y hemorragias puntuales en las mucosas y en la piel. También puede haber fiebre, ganglios inflamados y sangre en orina, heces, expectoraciones y articulaciones. Sin no se trata, fácilmente se hace crónica y la muerte del animal no es rara. Esta enfermedad también puede afectar ocasionalmente a los seres humanos.

Meningoencefalitis, causada por un virus. Es raro que los perros manifiesten síntomas clínicos de esta infección: sólo se han descrito para perros de razas grandes, que no pocas veces tienen desarrollo fatal. Se constata primero fiebre seguida de trastornos neurológicos (ataques epilépticos, dolores, hiperexcitación, disfunciones motoras, etc.). Esta enfermedad también puede afectar gravemente a los seres humanos.

Parálisis, causada por toxinas de algunas garrapatas. Los síntomas comienzan a los pocos días tras la picadura. Flojera general que evoluciona a parálisis de los miembros traseros. Tras 2 o 3 días parálisis completa de las patas. Si se sigue una parálisis de la musculatura respiratoria que se manifiesta por dificultades respiratorias, la muerte puede ocurrir en pocos días. Esta intoxicación es rara en humanos pero no se puede excluir, sobre todo en niños.

Hepatozoonosis, causada por Hepatozoon canis, un microorganismo unicelular. La mayoría de las infecciones no producen síntomas y se curan solas. Si se desarrolla la enfermedad, los síntomas dependen de qué órgano se vea afectado. Puede haber fiebre, anemia, pérdida de peso, inflamación de los

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ganglios linfáticos, exudación nasal y ocular, diarrea sanguínea, debilidad muscular. En casos de infecciones masivas el animal muere por daños irreparables al órgano afectado. Esta enfermedad no se da en seres humanos.

Una sola garrapata puede ser suficiente para transmitir una de estas enfermedades. Pero es importante saber que, para que la garrapata transmita esta enfermedad a la mascota, debe pasar un cierto tiempo chupando sangre, al menos varias horas. Por ello, cuanto antes se le quiten las garrapatas al animal, tanto menor es el riesgo de que atrape la enfermedad. Tras un paseo por el campo es pues muy aconsejable inspeccionar a la mascota para ver si ha atrapado garrapatas: conviene hacerlo al poco de regresar, y p.ej. unas 12 horas después. La diferencia es que inmediatamente al regresar del paseo las garrapatas apenas habrán chupado sangre y es más difícil encontrarlas, pues son aún pequeñas. Unas horas después se habrán hinchado de sangre y es más fácil encontrarlas.

El riesgo de que una picadura de garrapata transmita una enfermedad a la mascota depende mucho de cada región y de la época del año. Conviene pues consultar al respecto las recomendaciones regionales de las autoridades sanitarias o veterinarias. Ocurre que no todas las garrapatas de una población regional están infectadas con los microorganismos patógenos que pueden transmitir a los perros y los gatos, sino sólo un cierto porcentaje que varía de un lugar a otro: el 5%, el 10%, etc. Y en las garrapatas infectadas, los microorganismos pueden ser de especies diferentes, o de cepas de un mismo microorganismo más o menos virulentas o infectivas.

Para el propietario de las mascotas, lo importante es estar alerta. Si la mascota atrapó alguna garrapata, hay que observar al perro o al gato atentamente los días y semanas siguientes. Si se nota algo anormal hay que acudir al médico veterinario e informarle de la picadura. Si es posible conviene conservar la garrapata (p.ej. en alcohol) y llevársela al médico veterinario, pues conviene identificar la especie para estimar mejor qué enfermedad ha podido transmitir a la mascota: no todas las especies de garrapatas transmiten todas las enfermedades.

Hay que saber, que muy probablemente en la mascota sólo se "descubrirán" garrapatas si lo que atrapó fueron garrapatas adultas. Éstas pueden tener un tamaño de 2 a 10 mm (según las especies) antes de llenarse de sangre, y de 5 a 20 mm una vez repletas de sangre, es decir, un tamaño entre el de un grano de arroz y el de un frijol (alubia, judía) o incluso el de una aceituna. Si la mascota atrapó larvas, el propietario no verá nada, pues una larva repleta de sangre apenas supera los 1-2 mm (la cabeza de

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un alfiler). Una ninfa repleta puede alvanzar una talla de 2 a 5 mm, según las especies. Lamentablemente, tanto las larvas, como las ninfas, como las garrapatas adultas pueden transmitir enfermedades.

Contra la mayoría de estas enfermedades no hay vacunas para proteger a las mascotas, y la mejor prevención es evitar que la mascota atrape garrapatas.

Se habla popularmente de «vacunas contra garrapatas», «vacunas contra pulgas», etc. Los usuarios piensan en productos que se administran periódicamente, p.ej. una vez al mes. Casi siempre están pensando en las pipetas o spot-ons contra las garrapatas, que se explican más abajo en este artículo. Estos productos no son propiamente vacunas sino antiparasitarios químicos síntéticos clásicos. Hay unos pocos antiparasitarios externos inyectables, que tampoco son vacunas.

Respecto a vacunas propiamente dichas contra las garrapatas (o pulgas, piojos, ácaros, etc.) no las hay para las mascotas. La investigación continúa, pero deberán pasar decenios años antes de que se disponga de una vacuna comercial contra estos parásitos externos.

Claro que hay vacunas para perros y gatos (y para seres humanos y el ganado) contra ciertas enfermedades microbianas y virales, pero no, o apenas, contra parásitos externos (garrapatas, pulgas, insectos, ácaros, piojos, etc.).

Para saber más sobre las vacunas contra parásitos externos e internos del ganado y las mascotas consulte el artículo correspondiente en este sitio.

La inmensa mayoría de los repelentes comerciales contra insectos y garrapatas son para uso en seres humanos. Los hay con repelentes sintéticos (p.ej. DEET, icaridin) y con repelentes naturales (piretrinas, aceites esenciales y extractos de plantas). Hay algunos productos específicos para mascotas, pero muchos menos que para los seres humanos. No los hay para el ganado.

Pero el efecto repelente de la mayoría de estos productos es fundamentalmente contra los mosquitos (zancudos) y algo contra algunas especies de moscas (tábanos, jejenes, moscas negras, etc.). El efecto repelente contra las garrapatas suele ser mucho menor, si no es del todo nulo. Y es común a todos estos repelentes comerciales que su efecto dura sólo unas horas, rara vez más de 6.

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Algunos de los antiparasitarios químicos sintéticos de las pipetas (spot-ons), collares, champús , etc. (ver más abajo) también tienen cierto efecto repelente contra las garrapatas, p.ej. los piretroides (permetrina, deltametrina, cipermetrina) y el amitraz.

No hay ningún método biológico de evitar que un perro o un gato atrape garrapatas. El único método «biológico» de «curar» las garrapatas que haya podido atrapar una mascota es quitárselas a mano, una a una.

En algunos lugares las autoridades sanitarias locales han hecho intentos de controlar las poblaciones de garrapatas que pueden afectar a los seres humanos (y a las mascotas) en parques y zonas de recreo periurbanas altamente infestadas de garrapatas porque las visitan también animales salvajes que sirven de hospedadores a las garrapatas (ciervos, corzos, venados, zorros, etc.). A veces se han probado métodos biológicos (sobre todo con hongos entomopatogénicos), pero hasta la fecha con poco éxito práctico.

Una vez que las garrapatas han encontrado a su hospedador, no suelen picar inmediatamente, sino que buscan un lugar «a su gusto» para picar: p.ej. donde la piel es más blanda, o está más caliente, etc. El hecho es que se pasean por el pelaje de la mascota hasta encontrar estos lugares. Cada especie de garrapatas tiene sus lugares preferidos: entre las patas, en las orejas, en la zona inguinal, en el vientre, en el cuello, debajo de la cola, etc. Esta búsqueda puede durar horas. Esto significa que al regresar de un paseo, si la mascota ha atrapado garrapatas, es muy posible que unas hayan ya picado, y otras no, y anden aún correteando por el pelaje.

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Es también importante saber que, de ordinario, las garrapatas no producen «picor» o «comezón» a las mascotas, es decir, el hecho de que no se rasquen no significa que no tienen garrapatas. Si se rascan, lo más probable es que tengan pulgas u otros parásitos.

Cómo inspeccionar la mascota para encontrar las garrapatas

Para inspeccionar una mascota a la búsqueda de garrapatas hambrientas, es decir «no prendidas», que todavía no han picado, lo mejor es usar un peine de pulgas y peinar repetidamente todo el cuerpo. El peine será capaz de sacar las garrapatas adultas y tal vez las ninfas, pero no las larvas de todas las especies, que son más pequeñas que las pulgas. Estas ninfas o adultas hambrientas hay que matarlas inmediatamente, pues pueden picar también a los seres humanos. Por sí mismas no abandonarán a la mascota para subirse a una persona u otra mascota. Pero si con el peine se las quita de la mascota y, p.ej., caen al suelo vivas, se pondrán a buscar otro hospedador, que podría ser el dueño o alguien de la familia. Atención: no es fácil matarlas, pues tienen un cuerpo muy coriaceo. Hay que meterlas en alcohol, gasolina u otro disolvente orgánico. O echarlas al fuego, o atravesarlas con un alfiler. Si se tiran al retrete vivas, sobrevivirán el chapuzón...

Para inspeccionar una mascota a la búsqueda de garrapatas prendidas, que ya han picado, hay que palpar la piel de la mascota en búsqueda de pequeñas protuberancias, o «granitos», del tamaño de una grano de arroz, o menores, hasta el de un frijol. Es mejor hacerlo a contrapelo, al mismo tiempo que se inspecciona visualmente la piel.

Si se descubren unas pocas garrapatas prendidas -dos o tres- lo más razonable es extraerlas una a una. Si se descubren más, puede ser aconsejable aplicar un producto garrapaticida, entre otras razones porque es muy posible que el examen visual no haya descubierto todas las garrapatas.

Sacar las garrapatas a mano, una a una

Hay disparidad de opiniones y experiencias respecto a cómo hacerlo. En algunos casos funciona cubrir la garrapata con aceite de oliva o similar, o echarle una gota de alcohol, petróleo o gasolina a la garrapata, o acercarle un cigarrillo encendido; y esperar a que se suelte sola.

Pero hay quienes recomiendan no «echarle» nada a la garrapata sino sacarla efectivamente «a mano» o «a dedo». Para ello, agarrar la garrapata con los dedos o con una pinza, lo más adelante posible, es decir, lo más cerca posible de la boca con la que esta prendida a la mascota. A tí no te puede pasar nada, es decir, no corres ningún riesgo de infectarte, tampoco si la garrapata revienta y te manchas de sangre. Y si la sacas viva entera, la garrapata no te hará ningún daño, no te picará a ti, etc.

Tira de la garrapata hacia fuera de modo continuo pero no excesivo, sin girarla o torcerla, hasta que se desprenda: puede tardar bastante tiempo en soltarse. Se trata

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de evitar que se rompa y queden las piezas bucales dentro de la piel, pues la herida podría infectarse. Evita apretar o aplastar el cuerpo de la garrapata mientras está prendida a la mascota, pues esto podría “inyectar” su contenido en la mascota. Si se rompe la garrapata y quedan las piezas bucales en la picadura, normalmente se expulsarán naturalmente tras cierto tiempo, aunque no se excluye que pueda infectarse la picadura. Puedes aplicar un desinfectante para la piel tras la extracción.

Después, mátala (p.ej. en alcohol o gasolina) y tírala una vez muerta al retrete, o al fuego, o en su caso consérvala (en alcohol) para podérsela enseñar al médico veterinario si la mascota enferma más tarde.

Si una garrapata repleta de sangre cae al suelo viva dentro de la casa, y no se la descubre, puede esconderse en algún lugar y poner miles de huevos. Tras varias semanas, de estos huevos pueden eclosionar larvas que a su vez pueden infectar a las mascotas o a seres humanos. Es poco probable que ocurra con la mayoría de las especies de garrapatas, pero no puede excluirse con las de la especie Rhipicephalus sanguineus.

La verdad es que no hay muchos remedios naturales realmente eficaces –digamos contundentes– para evitar que una mascota atrape garrapatas al salir al campo, o para eliminarlas si ya las ha atrapado. Pueden reducir el riesgo de que las atrape, o reducir el número de garrapatas atrapadas, pero no son siempre muy fiables y el efecto no durará más que unas pocas horas. Según el nivel de infestación con garrapatas del lugar que visite la mascota, esto puede ser adecuado para protegerla, o del todo insuficiente.

En Internet hay numerosos sitios que proponen diversos remedios caseros, pero casi ninguno está apoyado por estudios serios. No obstante, probarlos cuesta poco y no se corre apenas riesgos. La mayoría se basan en piretrinas, aceites esenciales o extractos de ciertas plantas (citronella, lavándula, mamey, mandarina, masambey, nim, orégano, poleo, pomelo, romero, toronjil, etc.).

Algunos de estos extractos o aceites esenciales vegetales también forman parte de productos comerciales «biológicos» o «naturales» en forma de pipetas, champús, lociones, sprays, etc. Su eficacia suele ser notablemente inferior a la de los antiparasitarios químicos sintéticos comerciales, tanto el efecto curativo, como el preventivo (duración de la protección). A parte de tener una eficacia intrínseca menor que la de los antiparasitarios químicos sintéticos, muchos de estos productos apenas resisten al agua y al lavado, y la luz solar (los rayos UV) los descompone con mucha mayor facilidad que a los antiparasitarios sintéticos.

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Conviene saber que, en muchos países, los productos calificados como «naturales» (p.ej. extractos de plantas) están sometidos a normativas mucho menos severas para recibir el permiso de comercialización que los antiparasitarios químicos sintéticos, tanto en lo referente a la eficacia contra los parásitos, como a la seguridad para las mascotas. Por ser naturales se supone que no son peligrosos para las mascotas... Y respecto a la eficacia, el usuario puede decidir si el producto le es eficaz o no... Es evidente que los costos de desarrollo de estos productos son sustancialmente menores que los de los antiparasitarios químicos sintéticos, lo que hace que en algunos lugares proliferen enormemente. Es imposible ocuparse de ellos aquí en detalle.

Hoy en día, y según su modo de administración a la mascota y su eficacia, hay fundamentalmente tres clases de garrapaticidas con antiparasitarios sintéticos:

Spot-ons = pipetas (geles de esparcimiento sobre la espalda) Collares El resto: champús, jabones, baños, sprays, aerosoles,

No hay apenas inyectables (Hasta ahora las avermectinas han mostrado cierta efectividad) ni tabletas (u otras formulaciones orales sólidas) para el control eficaz de garrapatas en perros y gatos.

Eficacia objetiva y eficacia subjetiva

El propietario de una mascota que quiere protegerla contra las garrapatas con un antiparasitario comercial debe ser consciente de que ningún producto procura el 100% de protección contra todas las especies de garrapatas. La mayoría de los buenos productos ofrecen una protección entre el 90 y 98%, según las especies de garrapatas. Los productos menos buenos suelen alcanzar eficacias del 75% al 85%.

Esto significa que si a la mascota se le suben 100 garrapatas, el producto matará en promedio 75, 80, 85, 90 o 98 de las 100 garrapatas. La eficacia de cada producto varía también según las especies y los estadios de desarrollo (larvas, ninfas, adultos). Por lo general es más difícil matar a los adultos que a las ninfas y las larvas. La eficacia de los productos se suele determinar contra los adultos, es decir, si una producto tiene el 95% de eficacia contra los adultos de la especie X de garrapatas, se puede suponer que será aún más eficaz contra las ninfas y las larvas de dicha especie.

Ahora bien, esto significa, entre otras cosas, que es completamente diferente proteger a la mascota:

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contra una que otra garrapata ocasional en una región donde no hay muchas garrapatas (p.ej. España, sur de Argentina y Chile), que

contra cientos o miles de garrapatas con las que se puede topar una mascota en regiones tropicales o subtropicales ganaderas con alta incidencia de garrapatas y en la temporada alta de las mismas. Por ejemplo, si la mascota se pasea donde suelen descansar el ganado o animales salvajes afectados de garrapatas: en ese lugar puede haber miles de larvas, ninfas o garrapatas adultas esperando a un hospedador potencial.

Se puede ejemplificar esto en dos casos simplificados:

Caso 1. Si el producto que le puso a su mascota tiene una eficacia objetiva del 95% (-sería un producto excelente-) y su mascota se topa con 1 garrapata hambrienta en su paseo, lo más probable es que la garrapata no sobreviva. Usted concluirá subjetivamente que el producto es 100% eficaz. Pero no sabrá que el perro se topó con una sola garrapata... Probablemente, lo mismo habría ocurrido con un producto con una eficacia mediocre de sólo el 75%.

Caso 2. Si el producto que le puso a la mascota tiene una eficacia objetiva del 95% y la mascota se topa con 500 garrapatas hambrientas (-algo bien posible en zonas tropicales y subtropicales en la temporada alta!), hay una gran posibilidad de que 25 garrapatas (el 5% de 500) sobrevivan sobre la mascota y usted las descubra, al menos una buena parte de ellas. Concluirá subjetivamente que el producto tiene una eficacia del 0%, es decir, es basura. Si hubiera usado un producto mediocre con el 80% de eficacia, en vez de 25 habría encontrado hasta 100 garrapatas (el 20% de 500) en la mascota. También concluiría subjetivamente que el producto tiene una eficacia del 0%, es decir, es basura. Pero no sabrá que el perro se topó con 500 garrapatas y que un producto fue capaz de matar a 475, y el otro a 400.

Objetivamente ambos productos en el caso 1 y 2 fueron eficaces. Subjetivamente, para usted, en el caso 2 fueron del todo ineficaces.

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El término «spot-on» viene del inglés, del verbo «to spot» (= manchar, salpicar) + «on» (~encima). Está en relación con el término «pour-on», del verbo «to pour» (= verter, echar) + «on». Ambos describen modos de administrar productos de uso externo a los animales, sobre todo al ganado: «spot-on» y «pour-on».

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Los «pour-ons» se vierten a lo largo de la línea dorsal del animal. Los «spot-ons» se aplican en uno o varios puntos (o manchas), en el lomo del ganado o de la mascota. Una vez aplicado el producto, la sustancia activa se distribuye por todo el cuerpo del animal: más o menos, mejor o peor, antes o después (según la sustancia activa, los vehículos o disolventes de la formulación, el pelaje del animal, su comportamiento...). Los spot-on o pipetas contienen formulaciones líquidas de antiparasitarios listas para el uso, es decir, no hay que diluirlas en agua, ni hace falta un equipo para administrarlas: se administran directamente, de la pipeta al animal.

Los spot-ons se comercializan en ampollitas de tamaño diferente según el peso de la mascota. Estas ampollitas han acabado por recibir la denominación popular de «pipetas», en sí impropia, pues las pipetas son instrumentos de laboratorio que sirven para trasladar pequeñas porciones de líquido de un recipiente a otro. Más impropio aún es denominarlas "vacunas", pues se trata de garrapaticidas sintéticos clásicos, no de productos vacunas propiamente dichas.

Aunque ya había algún spot-ons hace unos 30 años (p.ej. con triclorfón, un organofosforado) este modo de administración se impuso en el mercado de las mascotas a partir de mediados de los años 90 del siglo pasado. Hoy en día los spot-ons son la forma der administración de garrapaticidas y pulguicidas más extendida para las mascotas.

Marcas más conocidas de spot-ons (pipetas) contra garrapatas

Las marcas originales de spot-ons garrapaticidas para mascotas más conocidas son las siguientes, si bien no todas están disponibles en todos los países:

FRONTLINE (con fripronil) de MERIAL; disponible para perros y gatos en todo el mundo. Introducida a mediados de los años 90 del siglo pasado. Es también muy eficaz contra pulgas. El fipronil es una molécula del grupo de los fenilpirazoles que se usa abundantemente como plaguicida en la agricultura y en el ganado. Hay ya numerosos genéricos. FRONTLINE PLUS es otra marca de MERIAL que contiene fipronil y además metopreno. El metopreno es un inhibidor del desarrollo de los insectos, sin efecto contra las garrapatas, añadido para mejorar la eficacia contra las pulgas. Recientemente MERIAL ha introducido una tercera versión en algunos países: CERTIFECT, que además de fipronil y metopreno contiene también amitraz. El amitraz es un veterano garrapaticida y acaricida genérico descubierto en los años 60 del siglo pasado. Se emplea mucho como plaguicida en la agricultura y en la ganadería. También tiene efecto repelente contra las garrapatas. Como todos los productos con amitraz es sólo para perros, pues el amitraz es tóxico para los gatos.

ADVANTIX (con mezcla de permetrina e imidacloprid) de BAYER. El efecto garrapaticida viene de la permetrina. El imidacloprid es un neonicotinoide que sólo tiene efecto pulguicida. Sólo disponible para perros, pues los gatos no toleran la permetrina. La permetrina es uno de los primeros piretroides, un veterano garrapaticida e insecticida genérico descubierto en los años 60 del

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siglo pasado. Se emplea mucho como plaguicida en la agricultura y en la ganadería. También tiene efecto repelente contra las garrapatas, como todos los piretroides. Hay algunos genéricos del imidacloprid, y muchos de la permetrina. En algunos países hay una versión K9-ADVANTIX que contiene además piriproxifén, sin efecto contra las garrapatas pero inhibidor del desarrollo de las pulgas y otros insectos.

PRAC-TIC (con piriprol) de NOVARTIS, disponible por ahora sólo en algunos países y sólo para perros. Introducida hacia 2007. El piriprol también es un fenilpirazol. No se emplea ni en la agricultura ni en el ganado. No hay genéricos y por su reciente introducción tardarán años en aparecer.

REVOLUTION / STRONGHOLD (con selamectina) de PFIZER. La selamectina es una lactona macrocíclica endectocida. Es sobre todo un pulguicida y antihelmíntico, eficaz contra las garrapatas Rhipicephalus sanguineus y Dermacentor variabilis, pero con efecto sólo parcial y de ordinario insuficiente contra el resto de las garrapatas. Se introdujo en casi todo el mundo en los años 1999-2000. No hay aún genéricos por ahora.

PROMERIS DUO (con mezcla de amitraz y metaflumizona) de FORT DODGE (hoy PFIZER). El efecto garrapaticida viene del amitraz. El amitraz es un clásico garrapaticida y acaricida genérico descubierto en los años 60 del siglo pasado. Se emplea mucho como plaguicida en la agricultura y en la ganadería. También tiene efecto repelente contra las garrapatas. La metaflumizona sólo tiene efecto pulguicida. Sólo disponible para perros, pues los gatos no toleran el amitraz. Hay genéricos del amitraz, pero por ahora no de la metflumizona.

Eficacia de los spot-ons (pipetas) contra garrapatas

La gran mayoría de las sustancias activas garrapaticidas de estos productos tienen «efecto de contacto»: la sustancia activa se reparte rápidamente por toda la superficie del cuerpo de la mascota y las garrapatas mueren por contacto externo. La única excepción actual es la selamectina, que tras la administración a la mascota penetra en su flujo sanguíneo y alcanza a las garrapatas a través de la sangre que chupan, es decir, actúa de modo «sistémico».

La mayoría de los spot-ons o pipetas mencionadas o sus genéricos procuran un control bastante bueno de las garrapatas. Si se administran a una mascota ya infectada con garrapatas (uso terapéutico o curativo), logarán eliminar el 90-98% en 1 a 3 días tras la administración, según los productos, la especie de garrapatas, el nivel alto o bajo de la infestación, el tipo de mascota (tamaño, pelaje, etc.). Si se administran para proteger a la mascota y evitar que se infecte (uso profiláctico o preventivo), lograrán impedir ampliamente la infestación durante unas 4 semanas, en procentajes similares a los mencionados previamente.

Los spot-ons suelen ser bastante resistentes al agua (lluvia, chapuzones, etc,) y al lavado. Aparte de la alta eficacia, son muy fáciles y cómodos de aplicar. Su

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inconveniente mayor suele ser el elevado costo y el hecho de que las mascotas quedan impregnadas del producto químico, y hay usuarios que no quieren que sus mascotas estén “contaminadas” con plaguicidas.

Seguridad de los spot-ons (pipetas) contra garrapatas

Para los propietarios de las mascotas los spot-ons no presentan de ordinario un problema de seguridad. Pero si los niños pequeños juegan mucho con las mascotas, las agarran, abrazan, etc., es recomendable evitar que lo hagan algunos días tras el tratamiento de la mascota con un spot-on.

En los EE.UU. ha habido problemas serios de intoxicación de mascotas tras el uso de algunos spot-ons, especialmente en gatos y en perros pequeños. Según un informe de la EPA del 2010, la mayoría de los problemas han ocurrido con spot-ons a base de permetrina, fenotrina (=sumitrina) y amitraz, no autorizados para gatos, pero usados indebidamente en ellos, tal vez por despiste o confusión. También ha habido casos en perros, sobre pequeños y por dosis excesivas, p.ej. porque el usuario ha comprado pipetas para mascotas más grandes (salen más baratas...) con la intención de usarlas varias veces, y luego ha aplicado demasiado producto al animal más pequeño. Parece también que los perros pequeños tienen simplemente la piel más sensible que los grandes y pueden reaccionar negativamente al tratamiento.

Otra causa de intoxicaciones e intolerancias parece que debe atribuirse a los vehículos inertes (disolventes) de algunas formulaciones, no investigados lo suficiente y que parecen no ser tan inocuos como ingenuamente se suponía.

Antes de la aparición de los spot-ons, los collares impregnados eran pulguicidas y garrapaticidas muy populares para las mascotas. La mayoría son de materiales plásticos impregnados con insecticidas, casi siempre sustancias activas más bien antiguas, todas genéricas, pertenecientes a las clases de los piretroides (deltametrina, permetrina, etc.), organofosforados (diazinón, etc.), amidinas (amitraz). A menudo tienen también efecto pulguicida (salvo el amitraz).

Todas estas sustancias activas actúan por contacto con la garrapata. Los collares funcionan porque la sustancia activa garrapaticida con la que están impregnados se libera lentamente y se va extendiendo por el cuerpo de la mascota.

Los collares son fáciles y cómodos de aplicar y de ordinario más económicos que las pipetas. Un inconveniente de algunos collares puede ser su olor desagradable.

Eficacia de los collares contra garrapatas

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Algunos collares impregnados procuran una buena protección durante 6-12 semanas, notablemente más que los spot-ons. No obstante esto depende tanto del collar en sí (p.ej. la sustancia activa), como de la situación concreta: nivel de infestación, temporada del año, especies de garrapatas dominantes, etc. Por lo general, el nivel de control de los buenos collares suele ser entre el 80-90%, inferior al 90-95% que suelen procurar los mejores spot-ons. Pero esta protección puede durar unas semanas más que la de los spot-ons, tal vez hasta 12 semanas, aunque la eficacia irá bajando a medida que pasa el tiempo: en vez del 80-90% como al inicio, tal vez sea sólo del 60-75% hacia el final. Pero esto puede ser suficiente si ya pasó lo peor de la temporada de garrapatas.

Por su largo período de protección los collares son adecuados para proteger a las mascotas contra infestaciones (uso profiláctico o preventivo), sobre todo durante largos periodos; y no tienen mucho sentido usarlas para eliminar las garrapatas que ya ha atrapado el animal (uso terapéutico o curativo), entre otras razones porque actúan más lentamente que los spot-ons.

La resistencia al agua (lluvia, chapuzones) y al lavado depende de cada marca de collar y su composición. El agua no eliminará la sustancia activa que quede en el collar mismo, pero puede eliminar en mayor o menor medida la que se había extendido por el pelaje de la mascota, que es la que realmente la protege contra las garrapatas. En este caso tardará un tiempo hasta que el pelaje vuelva a impregnarse de sustancia activa.

Seguridad de los collares contra garrapatas

Desde el punto de vista de la seguridad, los collares son comparables a los spot-ons, salvo que algunas de las sustancias activas antiguas utilizadas en los collares son más tóxicas que las de los spot-ons (p.ej. los organofosforados). Pero los errores de aplicación descritos para los spot-ons (sobre todo usar el tamaño de pipeta incorrecto para el peso de la mascota) no deberían ocurrir con los collares.

La característica general de estos productos es que la duración de la protección contra la infestación por garrapatas es notablemente menor que la de las pipetas y los collares. Según el producto no ha de esperarse más de 2-4 días, a veces menos aún. Esto puede ser suficiente si sólo se pretende limpiar (es decir curar) a la mascota de garrapatas que ya ha atrapado, o protegerla para una salida al campo ocasional.

Muchos de estos productos contienen sustancias activas sintéticas de las clases de los piretroides (cipermetrina, deltametrina, permetrina, etc.), carbamatos (carbaril, propoxur, etc.), organofosforados (clorfenvinfos, clorpirifos, cumafós, diazinón,

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diclorvos, triclorfón, etc.) y amidinas (amitraz) o bien sustancias activas de origen natural como las piretrinas, el d-limoneno, el linalool, y otros aceites esenciales vegetales. Como los spot-ons y los collares, casi siempre tienen también efecto contra las pulgas y otros parásitos.

Unos están listos para el uso (champús, jabones, lociones), otros hay que diluirlos en agua antes del empleo (concentrados para baños).

La eficacia de estos productos suele ser notablemente menor (70-80%) que la de los spot-ons y collares, según el producto, aunque algunos pueden también alcanzar >90%. Si la mascota se moja (llovia, chapuzón, baño) después del tratamiento, algunos productos puede perder casi toda su eficacia. Otro inconveniente es que pueden dar bastante trabajo aplicarlos, y no siempre es fácil bañar un gato...

Desde el punto de vista de la seguridad, hay que tener especial cuidado con los productos concentrados que deben diluirse antes del uso. Una dilución incorrecta puede ocasionar sobredosis tóxicas para la mascota, o subdosificación e ineficacia contra las garrapatas.

Los garrapaticidas comerciales contienen una o más sustancias activas que pertenecen a una clase química determinada. A continuación se enumeran las principales clases químicas y sustancias activas de garrapaticidas disponibles hoy en día para uso sobre mascotas. Los enlaces remiten a artículos en este sitio con información adicional sobre las clases químicas individuales.

ORGANOFOSFORADOS: Garrapaticidas e insecticidas de amplio espectro, no sistémicos, eficaces también contra muchos otros parásitos externos (piojos, pulgas, moscas, mosquitos, etc.). Se emplean en collares, champús, jabones, spot-on, baños, etc. Principales organofosforados garrapaticidas son: clorpirifos, clorfenvinfos, cumafós, diazinón, diclorvos, etión, triclorfón. Son los más antiguos de los pulguicidas actualmente disponibles, descubiertos en los años 50-60 del siglo pasado. Todos son genéricos, es decir su patente ha expirado. Los gatos no toleran algunos organofosforados (p.ej. el diazinón).

AMIDINAS - Amitraz . Garrapaticidas de amplio espectro, eficaces también contra piojos y ácaros, pero no contra moscas y mosquitos. Se emplean sobre todo en baños, pipetas (spot-on), y collares. Sólo para perros: el amitraz es tóxico para los gatos. Todos son genéricos.

PIRETROIDES: Garrapaticidas e insecticidas de amplio espectro, no sistémicos, eficaces también contra muchos otros parásitos externos (piojos, pulgas, moscas, mosquitos,

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etc.). Se emplean en collares, champús, jabones, spot-ons, baños, etc. Principales piretroides garrapaticidas son: cipermetrina, deltametrina y permetrina. Se introdujeron en los años 60-70 del siglo pasado. Todos son genéricos, es decir su patente ha expirado. Atención, la permetrina es tóxica para gatos.

ENDECTOCIDAS o lactonas macrocíclicas: insecticidas, acaricidas y antihelmínticos de amplio espectro. Se emplean sobre todo en pipetas. El único endectocida empleado en mascotas contra las garrapatas es la selamectina, si bien con eficacia sólo mediocre. Los demás endectocidas (ivermectina, abamectina, moxidectina, milbemicina, etc.) no son de ordinario eficaces contra las garrapatas de perros y gatos a las dosis terapéuticas. Habría que aumentar mucho la dosis, pero resultarían tóxicos para las mascotas. Se introdujeron en los años 80-90 del siglo pasado. Todos son genéricos, es decir su patente ha expirado.

FENILPIRAZOLES. Garrapaticidas e insecticidas de amplio espectro, no sistémicos. Se emplean sobre todo en pipetas (spot-on) y sprays. Principales fenilpirazoles garrapaticidas son: fipronil y piriprol (éste por ahora sólo para perros). Son también muy eficaces contra las pulgas. Se introdujeron entre 1990-2005. El fipronil es ya genérico. La patente del piriprol aún está vigente.

Puede ser útil saber que todas las sustancias activas garrapaticidas para uso en mascotas se consideran como plaguicidas y casi todas se emplean también en la agricultura y la ganadería, algunas también en la higiene pública como biocidas. Hay dos excepciones: la selamectina que no se usa en la agricultura ni en la ganadería, ni se clasifica como plaguicida sino como medicamento veterinario; y el piriprol, que es un plaguicida, pero sólo se usa en mascotas por ahora.

Hay sólo unos pocos reportes de cierta resistencia de Rhipicephalus sanguineus (se da en todo el mundo) a amitraz, cumafós y permetrina, en Panamá; y de Amblyomma cajennense (se da sólo en América) a la deltametrina en Brasil. No hay ningún reporte de resistencia a los garrapaticidas de nueva generación (fipronil, piriprol), ni de éstas especies de garrapatas, ni de otras importantes para las mascotas.

Se puede afirmar pues sin miedo a equivocarse, que no hay un problema de resistencia a los antiparasitarios con las garrapatas que de ordinario atacan a perros y gatos en España y América Latina. Por ello, si un producto no da el resultado esperado será porque se usó inadecuadamente (administración incorrecta, o producto no indicado para el problema concreto), o porque se trata de un producto de mala calidad, no porque haya un problema de resistencia.

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GARRAPATAS y ÁCAROS RESISTENTES a los garrapaticidas y acaricidas en bovinos, ovinos y aves

Última actualización el Martes, 05 Febrero 2013 15:01 Escrito por P. Junquera

Entre las garrapatas y los ácaros, las especies de parásitos con más problemas de resistencia a los garrapaticidas y acaricidas son:

en bovinos: las garrapatas Boophilus en ovinos: la sarna psoróptica (Psoroptes ovis) en aves: el ácaro rojo o dermaniso de las gallinas (Dermanyssus gallinae)

No hay problemas serios de resistencia de garrapatas o ácaros en perros y gatos.

Boophilus microplus (=Rhipicephalus microplus) en América y Australia, y Boophilus decoloratus (= Rhipicephalus decoloratus) en África presentan los mayores problemas de resistencia de garrapatas a los ectoparasiticidas en todo el mundo, tanto por su extensión e intensidad, como por las implicaciones económicas que ya alcanza y que amenazan con aumentar.

Se han reportado garrapatas Boophilus resistentes a casi todas las clases químicas actualmente disponibles para su control: organoclorados, organofosforados, amidinas, piretroides, endectocidas (ivermectina) y fipronil. La excepción hasta le fecha es el fluazurón, único inhibidor del desarrollo de las garrapatas.

En casi todo el mundo, la resistencia más extendida y de ordinario más fuerte es la resistencia a los piretroides (cruzada con los organoclorados), con factores de resistencia frecuentemente muy elevados (>500), seguida de la resistencia a los organofosforados y de las amidinas (con factores de resistencia de 10 a 100). Esto parece corresponder a la frecuencia y extensión del uso de dichos productos.

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En efecto, hacia finales de los años 80 del siglo XX, en la mayoría de los países con problemas serios de garrapatas Boophilus, los piretroides substituyeron a los organofosforados y amidinas, introducidos previamente. Comparados con los organofosforados, los piretroides resultaban menos tóxicos para los trabajadores y el medio ambiente, sobre todo para las aves; y tanto frente a los organofosforados como frente a las amidinas, los piretroides ofrecían un excelente control de las moscas picadoras. Es decir, que en general, los piretroides se han usado mucho más que los organofosforados y amidinas, al menos hasta inicios de este siglo.

En este contexto es interesante mencionar el caso particular de dos países frecuentemente visitados por el autor de este artículo, Kenya y Cuba, en los que por normativas legales los piretroides tardaron mucho en introducirse. En ellos, los organofosforados han podido seguir empleándose casi exclusivamente hasta finales del siglo XX. Ha habido casos de resistencia, pero ni estaban tan extendidos, ni alcanzaban factores tan elevados como para imponer el cambio generalizado a las amidinas o a los piretroides.

Hasta la fecha hay sólo pocos casos confirmados de resistencia a la ivermectina (Brasil y México). Se trata de factores de resistencia medianos (5-90). Esto no hace menos preocupante la situación, pues con la caída de los piretroides el uso de ivermectina y otros endectocidas para el control de las garrapatas ha aumentado considerablemente, es decir, es de temer que paulatinamente aparezcan más casos.

A pesar de usarse desde hace relativamente poco tiempo, se han reportado ya casos de resistencia de garrapatas Boophilus microplus al fipronil en Uruguay, Brasil y México. Algunas cepas de garrapatas resistentes a la permetrina muestran al parecer resistencia cruzada con el fipronil.

Algo típico de la resistencia de las garrapatas Boophilus experimentado por el autor de este artículo en numerosos países es que, no es raro encontrar propiedades con problemas de resistencia, adyacentes o muy cercanas a otras que no los tienen. Esto puede explicarse por el hecho de que las larvas de las garrapatas apenas migran: donde eclosionan, allí se quedan de ordinario, esperando a que pase un hospedador. Y además, en muchas propiedades ganaderas hay muy pocos animales salvajes como hospedadores alternativos que podrían transportarlas de una propiedad a otra. También ha podido jugar un papel el hecho de que para el control de garrapatas hay bastante diversidad de clases de productos, de modo que un propietario usa, p.ej. un organofosforado, mientras que su vecino utiliza tal vez un piretroide y otro vecino una amidina: si entran garrapatas resistentes del vecino que está utilizando otra clase química, serán “fácilmente” controladas por el otro producto. Esto puede frenar la extensión de la resistencia en una región.

Es de señalar que, hoy en día y en muchos países, si se generaliza la resistencia a las amidinas, combinada con la de piretroides, no quedarán productos eficaces para el control las garrapatas mediante baños de inmersión o aspersión. En efecto, los organofosforados garrapaticidas, por su toxicidad, están desapareciendo o han desaparecida ya en muchos países, el fluazurón y el fipronil sólo están disponibles como pour-ons y los endectocidas para el control de garrapatas sólo están disponibles como pour-ons, inyectables o suspensiones orales.

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Se han descrito casos de resistencia de los ácaros de la sarna psoróptica (Psoroptes ovis) ovina a los organoclorados, a los organofosforados y a los piretroides, sobre todo en Argentina y en Gran Bretaña. No se han reportado aún casos de resistencia a los endectocidas. La resistencia a los piretroides parece bastante extendida en Gran Bretaña, pero de hecho se sabe bastante poco sobre la frecuencia y la distribución de dicha resistencia en la mayoría de los países.

Una de las razones de esta ignorancia es que el diagnóstico preciso es más complejo que en garrapatas y moscas de los cuernos: entre otras razones porque los ácaros de la sarna apenas sobreviven unas horas fuera del hospedador y hasta ahora no se ha logrado cultivarlos in vitro en laboratorio.

En cualquier caso se puede decir que la resistencia a la sarna psoróptica en ovinos no ha alcanzado los niveles de la de las garrapatas Boophilus o de la de las moscas de los cuernos en bovinos. Pero es una amenaza seria, por las implicaciones económicas para la industria ovina que podría tener si se extiende o intensifica.

La resistencia del ácaro rojo (Dermanyssus gallinae), sobre todo a los piretroides está muy extendida por todo el mundo. También se han reportado casos de resistencia a organofosforados y carbamatos. No son raros los casos de poblaciones de ácaros rojos con resistencia múltiple a todos estos compuestos. Estos problemas de resistencia del ácaro rojo están ya muy extendidos en toda Europa y América Latina.

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Como ocurre con otras especies que desarrollan resistencia a los piretroides, también en el ácaro rojo esta resistencia puede alcanzar factores que convierten al producto en totalmente inútil. La escasez de productos alternativos para el control del ácaro rojo hace que, en algunos casos, el control resulte imposible, las poblaciones de ácaros se disparen y la única solución sea destruir el gallinero y construir uno nuevo, o proceder a una fumigación con gases tóxico de todo el edificio previamente vaciado, extremando las precauciones para no reintroducir ácaros en él.

Recientemente ELANCO ha introducido un nuevo producto (ELECTOR) para tratamientos del entorno ganadero que contiene spinosad, contra el que los dermanisos no tienen (aún...) resistencia y que se puede usar en los gallineros de ponedoras sin tener que alejar las gallinas. Por ahora está disponible en algunos países (e.g. USA, UE). Para muchos productores este nuevo producto puede resultar interesante. También es eficaz contra larvas de moscas y contra escarabajos Alphitobius (escarabajo de la cama, cucarrón negro, etc.).

Lamentablemente, donde este nuevo producto no está disponible, no hay aún alternativas a los piretroides, organofosforados y carbamatos que estén sólidamente documentadas:

Se lee bastante en los foros de internet sobre el uso de polvo de sílice, que no es un antiparasitario químico, sino un producto mineral inerte que "seca" a los ácaros. Pero no hay productos comerciales con claras instrucciones de uso contra los ácaros rojos: cada productor hace lo que puede, con mayor o menor éxito. Eso sí, no se corren riesgos de crear problemas de residuos en carne o huevos.

Los endectocidas (ivermectina y moxidectina) son tóxicos para las gallinas a las dosis eficaces contra el ácaro rojo. Además, crearían problemas insolubles de residuos en carne y huevos.

También se lee bastante en los foros de internet sobre el uso inoficial (o clandestino...) del fipronil contra los ácaros rojos en gallinas. No hay ningún producto comercial con fipronil autorizado para este uso, ni en la UE, ni en los EE.UU., ni en América Latina. Sabiendo que los producto tópicos con fipronil para el ganado (sólo hay pour-ons) tienen tiempos de espera de más de 3 meses, no hay que ser un lince para intuir que, su uso en gallinas o pollos, crearía problemas de residuos en carne y/o huevos probablemente insolubles, independientemente de que no se sabe cómo habría que usarlo para que fuera eficaz sin ser tóxico (¿a qué dosis, cómo administrarlo, con qué intervalo, con qué margen de seguridad, etc.?).

Para mayor información visite http://parasitipedia.net/