García Usta, Jorge - García Márquez en Cartagena I

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S e i x B a n a l L o s TRES MUNDOS - Ensayo Jorge Garcia Usta Garcia Marquez en Cartagena S u s i n i c i o s literarios /

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Jorge García Usta - García Márquez en Cartagena I - La génesis creadora

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S e i x B a n a l L o s TRES MUNDOS - Ensayo

J o r g e G a r c i a U s t a

G a r c i a M a r q u e z e n C a r t a g e n a

S u s i n i c i o s l i t e r a r i o s

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Diseno de la colecci6n: Josep Baga Associats

Ilustraciones de la cubierta: • Garcia Marquez (detalle). Foto de Gustavo Vasquez, tomada del libro La Cueva. Cronica del Grupo de Barratiquilla, Heriberto Fiorillo, Planeta, 2002. • Cartagena (detalle en sepia). Foto de Oscar Diaz/El Universal (cortesia).

Para Rocio, Alejandro y Esteban.

Primera edition: marzo de 2007

2007, herederos Jorge Garcia Usta 2007, Editorial Planeta Colombiana S. A. Calle 73 No. 7-60, Bogota, D. C.

ISBN 13:978-958-42-1608-3 ISBN 10: 958-42-1608-2

Impreso por I diurnal I.inotipin Bolivar

Ninguna parte de esta publication, incluido el diseno de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningun medio, ya sea electrico, quimico, mecdnico, optico, de graba-cion o de fotocopia, sin permiso previo del editor.

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A G R A D E C I M I E N T O S

El autor agradece la colaboracion que recibid, en distintas

fases de este trabajo, de Nevija Usta, Rocio Garcia, Alfonso Miine-

ra, Oscar de la Espriella, Gustavo Ibarra, Elizabeth Pastrana, Sil­

via Marin, Algio de Le6n, Gilma Amarillo, Francisco Celis, Silvia

Zabala, Marta Silva, Freddy Badran, Miguel Caballero, Elena

Lepesquer, Enrique Munoz y John Jairo Junieles, asi como de la

seccion de Archivo del diario El Universal, durante el periodo

mencionado, y la Biblioteca Bartolome Calvo, del Banco de la

Republica, en Cartagena.

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P R 6 L O G O

El estudio que origina este libro se initio mientras su autor

era periodista del diario El Universal y miembro de la revista

En tono menor desde principios y casi hasta mediados de los

afios ochenta (1980-1986), motivado por la convicci6n de que

la literatura y el periodismo costenos poseen una extraordina-

ria tradici6n de ruptura que no ha sido estudiada en todos sus

aspectos y consecuencias. Y por otra convicci6n mas domestical

ningiin genio brota de los espasmos de la nada, esta situado

siempre en un cruce de corrientes y dialogos, de antecedentes

y contemporaneos, del que logra ofrecer sintesis admirables,

formas superiores del desarrollo artistico.

La investigaci6n continu6 con consulta a distintas fuentes

en los anos siguientes, en los cuales el autor particip6 en con-

ferencias y debates sobre el tema, y divulg6 trabajos parciales,

hasta publicar en 1992 una version preliminar en la revista

Historia y Cultura, de la Universidad de Cartagena.

Tampoco es originalmente mia (no podria ser) la tesis de

la influencia superior de Zabala y de la vecindad contrastante y

enriquecedora de Rojas Herazo en el joven Garcia Marquez. Una

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proviene del propio Garcia Marquez, quien le corjfeso al mismo

critico frances Gilard que (el sabio) Zabala fue mas importante

para el que el sabio Vinyes y quien le ha venido hablando a casi

una docena de periodistas del famoso lapiz rojo que corrigi6 sus

primeras notas periodisticas. Neocolonia at6nita y desarmada,

hemos sufrido una simpatica pero injustisima mitologizaci6n

en el rastreo de estos vigorosos antecedentes. Y como ocurre

siempre: exacerbados sus contornos misteriosos, las figuras

fontneas resultan mas seductoras que los inadvertidos criollos

que se limitan, en silencio, a sentar las huellas centrales de la

historia. Y, luego, reciben el olvido, mas alia o mis ac£ de la

muerte.

La otra tesis proviene del poeta Gustavo Ibarra Merlano, es-

critor esencial de nuestra historia literaria y testigo excepcional

del periodo formativo del joven Garcia Marquez. Esta obra se

limita a documentar ambas tesis, pero aprovecha la ocasi6n para

presentar un panorama mas profundo de uno de los periodos,

figuras y fen6menos eulturales mas importantes de la historia

de la costa Caribc y del pais, en este siglo.

EL P E R f o D O CARTAGENA,

LA GENESIS CREADORA

A pesar de que fue en Cartagena donde se cumpli6 uno

de los periodos fundamentales en la formaci6n literaria y

periodistica de Gabriel Garcia M&rquez, y de que Cartagena

es el segundo escenario —real, ficticio, polivalente1— m i s

importante despu£s de Macondo, este periodo ha sido prac-

ticamente desconocido durante anos y sutilmente desdenado

por la interpretaci6n mas divulgada de su genesis literaria, la

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1. A lo largo de toda su obra literaria, Cartagena es una de las recu-rrentes obsesiones temdticas de Garcia Marquez. En El otoho del patriarca aparecen ya aspectos reconocibles de la ciudad. En El amor en los tiempos del cdlera, a pesar de que el escritor evita el nombre directo del escenario, son aiin mas visibles y localizables los signos urbanos, incluso los mas tipicos. La ciudad aparece mas nitida, con pormenores hist6ricos, lugares coloniales pintorescos y una entranable carga anecd6tica. El cuento El rastro de Hi sangre en la nieve es un estupendo retrato de varias de las taras familiares y sociales de la Cartagena soberbia, que hereda y traslada hasta el siglo XX, los prejui-cios sangrientos de la Colonia. Del amoryotros demonios vuelve a la pasion por la historia de Cartagena y se erige, de paso, en un homenaje, tardio pero afortunado, al maestro Clemente Zabala.

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y

teoria del profesor frances Jacques Gilard, tan mitificada como

dicha genesis2.

Inexplicada, fragmentada y minimizada la presencia de

Garcia Marquez durante el periodo formativo esencial de su vida

periodistica y literaria (entre 1948 y 1949, primero, y luego, de

febrero de 1951 a febrero de 1952) esta etapa ha permanecido, a

pesar de su evidente trascendencia, en un estado de asombroso

menosprecio3.

Sin embargo, es el periodo Cartagena y la intensa y fructi-

fera convivencia literaria, periodistica y cultural con un grupo

de amigos4 —Clemente Manuel Zabala, Hector Rojas Herazo,

Gustavo Ibarra Merlano, Ramiro y Oscar de la Espriella, entre

otros— una epoca esencial en su formation creadora, por

varias razones: origen de un universo literario y periodistico;

origen, experimentaci6n y maduracion de formulas estilisticas

determinantes; formation de una actitud estetica e ideologica;

2. La teoria del profesor Gilard sobre la genesis creativa de Garcia Marquez, se ha convertido, por la desmesura de la prensa o la amistad, en un elemento macondiano mds. Una nota de Mauricio Vargas (El Heraldo, 25 de julio de 1982) asegura que "hay quien dice que [Gilard] hasta sabe mis de la vida del novelista que el propio novelista". Tampoco faltan las sospechas en contra. A prop6sito de una revaloraci6n de Mito, y refiriendose a un "fantasmal Grupo de Barranquilla" el novelista R. H. Moreno Durin dice que fue Mito "la que niicleo y catapult6 allende nuestras fronteras la obra de los narradores costenos. Pero esa es otra historia escrita en francos y con alta dosis de imaginacion". (Boletin Cultural y Bibliogrdfico del Banco de la Republica, vol. XXVI, No. 18,1989).

3. El desconocimiento es norma de las pocas alusiones al periodo Cartagena. Al menosprecio, siguen las inexactitudes, cada vez mas elemen-tales. El critico Angel Rama, en un notable ensayo sobre la obra de Garcia Marquez, Edificacidn de un arte nacional y popular, indica que en Cartagena Garcia Mdrquez trabaj6 como periodista en el Diario de Cartagena de Indias, error que luego corrige. Otras inexactitudes menores reiteran la amplitud del desgano sehalado. En su prdlogo a Textos costenos, Gilard llama al municipio de El Carmen de Bolivar "una regi6n de Cartagena" y hasta invierte el orden de los apellidos del poeta Gustavo Ibarra Merlano, figura esencial del periodo.

4. Se habla de grupo en forma laxa y convencional, no como una nueva capilla literaria, con liturgia y manifiestos. Implica la concepcidn de un grupo vital, con afinidades y diferencias.

relation primigenia con una serie de influencias literarias que

van desde las ya conocidas (y tergiversadas en su ocurrencia

cronologica y en su asimilacion initial) de Faulkner, Virginia

Woolf y Hemingway, pasan por Sofocles y llegan hasta otras

menos conocidas o estudiadas provenientes de los novelistas

norteamericanos del siglo XIX y de la primera mitad del siglo

XX, o periodistas espanoles y norteamericanos modernos, entre

los que se destaca Ram6n G6mez de la Serna; reflexiones basicas

sobre elementos constitutivos primordiales del mundo caribeno

(infancia, muerte, soledad, fiesta, mito, historia, entre otros).

Es indudable que en este desconocimiento garrafal han

incidido tambien las pocas vagas (pero significativas) alusiones

de Garcia Marquez sobre el periodo Cartagena, especialmente

a partir de su consagracion universal. En todo caso y sin el

menor animo de suscitar enconos intrarregionalistas pueriles,

es justo pensar que estas omisiones inexplicables y estrategicas

del escritor abrieron el espacio propicio para que a partir de la

segunda mitad de la decada de los setenta, aproximadamente,

y hasta hoy, apareciera y se asentara un movimiento critico y

divulgativo, poderoso y organizado (una especie de cajas de

resonancia concertadas) encaminado a presentar la trascen­

dencia de sus origenes creativos, circunscrita —mediante el

enfasis superlativo, de un lado y la omision abierta o la menci6n

superficial, de otro— a s6lo una £poca, un medio y un grupo

de amigos en Barranquilla5.

Esta epoca, este medio y estos amigos —el circulo mas

publicitado y rastreado de la literatura costena, por lo menos

en el siglo XX— habrian encaminado por un extrano sistema

encantatorio, por sugestion vitalista y por lecturas providencia-

les, el talento y la obra del juvenil escritor, a partir de 1950.

Incluso, sobre la periodizacion de la obra periodistica

y literaria del escritor surgieron monopolizadores de temas y

5. La teoria del profesor Gilard esta" montada sobre un supuesto absoluto: la total preeminencia del Grupo Barranquilla en la formacidn del joven Garcia Mdrquez; una tesis que resulta, en esencia, peregrina desde el solo examen de la producci6n creativa de los posibles integrantes del grupo

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subtemas, propietarios exclusivos de anecdotas, drasticos his-

toriadores personales, testigos presenciales privilegiados de una

palabra, una imagen o un monosilabo del escritor. Desaparecio

la preocupacion por escudrinar la esencia documental de esa

genesis creadora ubicada en Cartagena —trascendental para

la propia obra futura del escritor— tanto en documentos dis-

persos como en periodicos, y en los testimonios orales de los

amigos y escritores de aquella £poca que nunca, en mas de 30

anos —tanto por dignidad o habitos personales como por la

autoconciencia del valor de sus propias obras—, se interesa-

ron por disputar un cupo en una carroza triunfal que, a fin de

cuentas, pertenece a su principal creador.

El maximo, o al menos el mas conocido, orientador de esta

periodizacion ya casi clasica pero distorsionada y nefasta para

una valoraci6n integral de nuestra historia literaria reciente, ha

sido, como dijimos, el critico trances Jacques Gilard, quien al

mismo tiempo que realiz6 un trabajo meritorio, incuestionable,

de recopilacidn textual, genero una equivocacion capital.

Vale agregar aqui, a modo de paliativo, que, por la lucidez

mostrada por Gilard en otros ensayos sobre aspectos de la

cultura del caribe colombiano, en el caso de la genesis literaria

garciamarquiana, todo parece indicar que sus esfuerzos investi-

gativos intermitentes sufrieron una sugestiva induccion y con-

duccion caribenas, a las que el, de todas maneras, acogio con un

cartesianismo insolito sobre el cual fue levantando un edificio

interpretativo que pasa por encima, adecua o, simplemente,

liquida todo aquello que no encaje en el intenso organigrama

de sus preconceptos.

Es cierto que Gilard dio ejemplo a cierto sector de la

desprotegida y rutinaria critica literaria colombiana, en cuanto

a persistencia investigativa y proteccidn financiera, en relacion

con su trabajo sobre Garcia Marquez. Pero en el tema que nos

ocupa, a el debemos la mayor parte de entuertos, acomodos

cronologicos, omisiones sustanciales y hasta perplejidades

personales, e incluso una muestra antologica de supersticion

critica, esa que consistio en liquidar la extraordinaria figura de

Clemente Manuel Zabala en una descripci6n intonsa y mutila-

dora: "una personalidad misteriosa".

Pues se supone que buena parte de la labor critica consiste

en explicar a sus lectores el valor de "personalidades miste-

riosas' ,»6

original. Solo Cepeda Samudio produce en el area de la literatura una obra de ficcidn consistente.

La tesis del profesor Gilard, debidamente adobada por otros periodistas con su sabrosa pocima de ane'cdotas, dio origen a un interesante debate entre German Vargas y Nestor Madrid Malo, que lastimosamente derivo hacia un enfrentamiento personal, pero en el cual se logra esclarecer muchos aspec­tos de la existencia del Grupo Barranquilla, sobre todo, la dimension de sus hipoteticas proyecciones.

Una muestra de la habil distorsi6n metodoldgica empleada en la investigacibn esta en la forma como averigua el critico Gilard la figura de Clemente Zabala. Ademas de Garcia Mdrquez, sus unicas fuentes son dos importantes periodistas barranquilleros. Pero no consulta a ninguno de los periodistas y escritores de Cartagena que compartieron anos de trabajo con Zabala y conocieron a fondo su personalidad, sus trabajos periodisticos y sus ideas culturales. 6. Vease nota al pie 5.

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