Garcia Lorca Federico Libro de poemas

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Federico García Lorca LIBRO DE POEMAS (1921) A mi hermano Paquito POÉTICA (De viva voz a G[erardo] D[iego].) Pero, ¿qué voy a decir yo de la Poesía? ¿Qué voy a decir de esas nubes, de ese cielo? Mirar, mirar, mirarlas, mirarle y nada más. Comprenderás que un poeta no puede decir nada de la Poesía. Eso déjaselo a los críticos y profesores. Pero ni tú ni yo ni ningún poeta sabemos lo que es la Poesía. Aquí está: mira. Yo tengo el fuego en mis manos. Yo lo entiendo y trabajo con él perfectamente, pero no puedo hablar de él sin literatura. Yo comprendo todas las poéticas; podría hablar de ellas si no cambiara de opinión cada cinco minutos. No sé. Puede que algún día me guste la poesía mala muchísimo, como me gusta (nos gusta) hoy la música mala con locura. Quemaré el Partenón por la noche para empezar a levantarlo por la mañana y no terminarlo nunca. En mis conferencias he hablado a veces de la Poesía, pero de lo único que no puedo hablar es de mi poesía. Y no porque sea un inconsciente de lo que hago. Al contrario, si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios -o del demonio-, también lo es que lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema. PALABRAS DE JUSTIFICACION Ofrezco en este libro, todo ardor juvenil, tortura y ambición sin medida, la imagen exacta de mis días de adolescencia y juventud, esos días que enlazan el instante de hoy con mi infancia reciente. En estas páginas desordenadas va el reflejo fiel de mi corazón y de mis ansias teñido del matiz que le prestara, al poseerlo, lc vida palpitante en torno, recién nacida para mi mirada. Se hermana el nacimiento de cada una de estas poesías que tienes en tus manos, lector, al propio nacer de un brote nuevo del árbol músico de mi vida en flor. Ruindad fuera el menospreciar esta obra que tan enlazada está a mi propia vida. Sobre su incorrección, sobre su limitación, segura, tendrá este libro la virtud, entre otras muchas que yo advierto, de recordarme en todo instante mi infancia apasionada correteando desnuda por las praderas de una vega, sobre un fondo de serranía.

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Federico García Lorca

LIBRO DE POEMAS(1921)

A mi hermanoPaquito

POÉTICA (De viva voz a G[erardo] D[iego].)

Pero, ¿qué voy a decir yo de la Poesía? ¿Qué voy a decir de esas nubes, de ese cielo?Mirar, mirar, mirarlas, mirarle y nada más. Comprenderás que un poeta no puede decirnada de la Poesía. Eso déjaselo a los críticos y profesores. Pero ni tú ni yo ni ningúnpoeta sabemos lo que es la Poesía.

Aquí está: mira. Yo tengo el fuego en mis manos. Yo lo entiendo y trabajo con élperfectamente, pero no puedo hablar de él sin literatura. Yo comprendo todas laspoéticas; podría hablar de ellas si no cambiara de opinión cada cinco minutos. No sé.Puede que algún día me guste la poesía mala muchísimo, como me gusta (nos gusta) hoyla música mala con locura. Quemaré el Partenón por la noche para empezar alevantarlo por la mañana y no terminarlo nunca.

En mis conferencias he hablado a veces de la Poesía, pero de lo único que no puedohablar es de mi poesía. Y no porque sea un inconsciente de lo que hago. Al contrario, sies verdad que soy poeta por la gracia de Dios -o del demonio-, también lo es que lo soypor la gracia de la técnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es unpoema.

PALABRAS DE JUSTIFICACION

Ofrezco en este libro, todo ardor juvenil, tortura y ambición sin medida, la imagenexacta de mis días de adolescencia y juventud, esos días que enlazan el instante de hoycon mi infancia reciente.

En estas páginas desordenadas va el reflejo fiel de mi corazón y de mis ansias teñidodel matiz que le prestara, al poseerlo, lc vida palpitante en torno, recién nacida para mimirada.

Se hermana el nacimiento de cada una de estas poesías que tienes en tus manos, lector,al propio nacer de un brote nuevo del árbol músico de mi vida en flor. Ruindad fuera elmenospreciar esta obra que tan enlazada está a mi propia vida.

Sobre su incorrección, sobre su limitación, segura, tendrá este libro la virtud, entreotras muchas que yo advierto, de recordarme en todo instante mi infancia apasionadacorreteando desnuda por las praderas de una vega, sobre un fondo de serranía.

ROBERTO FABIAN LOPEZ
EDITADO POR "EDICIONES LA CUEVA"
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(1921)

VELETAJulio de 1920. (Füente Vaqueros, Granada.)

Viento del Sur,moreno, ardiente,llegas sobre mi carne,tiayéndome semillade brillantesmiradas, empapadode azahares.

Pones roja la lunay sollozantes los álamos cautivos, pero vienes¡demasiado tarde!¡ya he enrollado la noche de mi cuentoen el estante!

Sin ningún viento,¡hazme caso!gira, corazón;gira, corazón.

Aire del Norte,¡oso blanco del viento!llegas sobre mi carnetembloroso de aurorasboreales,con tu capa de espectroscapitanes,y riyéndote a gritosdel Dante,¡oh pulidor de estrellas!pero vienes demasiado tarde.

Mi almario está musgosoy he perdido la llave.

Sin ningún viento,¡hazme caso!gira, corazón;gira, corazón.

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Brisas, gnomos y vientosde ninguna parte.Mosquitos de la rosade pétalos pirámides.Alisios destetadosentre los rudos árboles,flautas en la tormenta,¡dejadme!tiene recias cadenasmi recuerdo,y está cautiva el aveque dibuja con trinosla tarde.

Las cosas que se van no vuelven nuncatodo el mundo lo sabe,y entre el claro gentío de los vientoses inútil quejarse. ,¿Verdad, chopo, maestro de la brisa?¡es inútil quejarse!

Sin ningún viento,¡hazme caso!gira, corazón;gira, corazón.

LOS ENCUENTROS DE UN CARACOL AVENTURERODiciembre de 1918. (Granada.)A Ramón P. Roda.

Hay dulzura infantilen la mañana quieta.

Los árboles extiendensus brazos a la tierra.

Un vaho temblorosocubre las sementeras,y las arañas tiendensus caminos de seda-rayas al cristal limpiodel aire.-En la alamedaun manantial recita

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su canto entre las hierbas.Y el caracol, pacíficoburgués de la vereda,ignorado y humilde,el paisáje contempla..La divina quietudde la Naturalezale dio valor y fe,y olvidando las penasde su hogar, deseóver el fin de la senda.

Echó a andar a internóseen un bosque de yedrasy de ortigas. En mediohabía dos ranas viejasque tomaban el sol,aburridas y enfermas.

Esos cantos modernos,murmuraba una de ellas,son inútiles. Todos,amiga, le contestala otra rana, que estabaherida y casi ciega:cuando joven creíaque si al fin Dios oyeranuestro canto, tendríacompasión. Y mi ciencia,pues ya he vivido mucho,hace que no lo crea,yo ya no canto más...

Las dos ranas se quejanpidiendo una limosnaa una ranita nuevaque pasa presumidaapartando las hierbas.

Ante el bosque sombríoel caracol se aterra.Quiere gritar. No puede.Las rams se le acercan.

¿Es una mariposa?,dice la casi ciega.

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Tiene dos cuernecitos,la otra rana contesta.Es el caracol. ¿Vienes,caracol, de otras tierras?

Vengo de mi casa y quierovolverme muy pronto a ella.Es un bicho muy cobarde,exclama la rana ciega.¿No cantas nunca? No canto,dice el caracol. ¿Ni rezas?Tampoco: nunca aprendí.¿Ni crees en la vida eterna?¿Qué es eso?Pues vivir siempreen el agua más serena,junto a una tierra floridaque a un rico manjar sustenta.Cuando niño a mí me dijo,un día, mi pobre abuelaque al morirme yo me iríasobre las hojas más tiernasde los árboles más altos.

Una hereje era tu abuela.La verdad te la decimosnosotras. Creerás en ella,dicen las ranas furiosas.

¿Por qué quise ver la senda?gime el caracol. Sí creopor siempre en la vida eternaque predicáis...

Las ranas,muy pensativas, se alejan,y el caracol, asustado,se va perdiendo en la selva.

Las dos ranas mendigascomo esfinges se quedan.Una de ellas pregunta:¿Crees tú en la vida eterna?Yo no, dice muy tristela rana herida y ciega.¿Por qué hemos dicho, entonces,

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al caracol que crea?Porque... No sé por qué,dice la rana ciega.Me lleno de emociónal sentir la firmezacon que llaman mis hijosa Dios desde la acequia...

E1 pobre caracolvuelve atrás. Ya en la sendaun silencio onduladomana de la alameda.Con un grupo de hormigasencarnadas se encuentra.Van muy alborotadas,arrastrando tras ellasa otra hormiga que tienetronchadas las antenas.El caracol exclama:hormiguitas, paciencia.¿Por qué así maltratáisa vuestra compañera?Contadme lo que ha hecho.Yo juzgaré en conciencia.Cuéntalo tú, hormiguita.

La hormiga medio muerta,dice muy tristemente:yo he visto las estrellas.¿Qué son estrellas?, dicenlas hormigas inquietas.Y el caracol preguntapensativo: ¿estrellas?Sí, repite la hormiga,he visto las estrellas.Subí al árbol más altoque tiene la alameday vi miles de ojosdentro de mis tinieblas.E1 caracol pregunta:¿pero qué son estrellas?Son luces que llevamossobre nuestra cabeza.Nosotras no las vemos,las hormigas comentan.Y el caracol: mi vista

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sólo alcanza a las hierbas.

Las hormigas exclamanmoviendo sus antenas:te mataremos, eresperezosa y perversa.El trabajo es tu ley.

Yo he visto a las estrellas,dice la hormiga herida.Y el caracol sentencia:dejadla que se vaya,seguid vuestras faenas.Es fácil que muy prontoya rendida se muera.

Por el aire dulzónha cruzado una abeja.La hormiga agonizandohuele la tarde inmensay dice: es la que vienea llevarme a una estrella.

Las demás hormiguitashuyen al verla muerta.

E1 caracol suspiray aturdido se alejalleno de confusiónpor lo eterno. La sendano tiene fin, exclama.Acaso a las estrellasse llegue por aquí.Pero mi gran torpezame impedirá llegar.No hay que pensar en ellas.

Todo estaba brumosode sol débil y niebla.Campanarios lejanosllaman gente a la iglesia.Y el caracol, pacíficoburgués de la vereda,aturdido a inquietoel paisaje contempla.

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CANCION OTOÑALNoviembre de 1918. (Granada.)

Hoy siento en el corazónun vago temblor de estrellas,pero mi senda se pierdeen el alma de la niebla.La luz me troncha las alasy el dolor de mi tristeza

va mojando los recuerdosen la fuente de la idea.

Todas las rosas son blancas,tan blancas como mi pena,y no son las rosas blancas.que ha nevado sobre ellas.Antes tuvieron el iris.También sobre el alma nieva.La nieve del alma tienecopos de besos y escenasque se hundieron en la sombrao en la luz del que las piensa.

La nieve cae de las rosaspero la del alma queda,y la garra de los añoshace un sudario con ellas.

¿Se deshelará la nievecuando la muerte nos lleva?¿O después habrá otra nievey otras rosas más perfectas?

¿Será la paz con nosotroscomo Cristo nos enseña?¿O nunca será posiblela solución del problema?

¿Y si el amor nos engaña?¿Quién la vida nos alientasi el crepúsculo nos hundeen la verdadera cienciadel bien que quizá no exista

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y del mal que late cerca?

¿Si la esperanza se apagay la Babel se comienzaqué antorcha iluminarálos caminos en la Tierra?

¿Si el azul es un ensueñoqué será de la inocencia?¿Qué será del corazónsi el amor no tiene flechas?

¿Y si la muerte es la muertequé será de los poetasy de las cosas dormidasque ya nadie las recuerda?¡Oh sol de las esperanzas!¡Agua clara! ¡Luna nueva!¡Corazones de los niños!¡Almas rudas de las piedras!Hoy siento en el corazónun vago temblor de estrellasy todas las rosas sontan blancas como mi pena.

CANCION PRIMAVERAL28 de marzo de 1919. (Granada.)

ISalen los niños alegresde la escuela,poniendo en el aire tibiodel abril, canciones tiernas.¡Qué alegría tiene el hondosilencio de la calleja!Un silencio hecho pedazospor risas de plata nueva.

IIVoy camino de la tardeentre flores de la huerta,dejando sobre el caminoel agua de mi tristeza.En el monte solitario,un cementerio de aldea

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parece un campo sembradocon granos de calaveras.Y han florecido cipresescomo gigantes cabezasque con órbitas vacíasy verdosas cabelleras,pensativos y dolientesel horizonte contemplan.

¡Abril divino, que vienescargado de sol y esencias,llena con nidos de orolas floridas calaveras!

CANCIÓN MENORDiciembre de 1918. (Granada.)

Tienen gotas de rocíolas alas del ruiseñor,gotas claras de la lunacuajadas por su ilusión.

Tiene el mármol de la fuenteel beso del surtidor,sueño de estrellas humildes.

Las niñas de los jardinesme dicen todas adióscuando paso. Las campanastambién me dicen adiós.Y los árboles se besanen el crepúsculo. Yovoy llorando por la calle,grotesco y sin solución,con tristeza de Cyranoy de Quijote, redentorde imposibles infinitos

con el ritmo del reloj.Y veo secarse los liriosal contacto de mi vozmanchada de luz sangrienta,y en mi lírica canciónllevo galas de payaso

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empolvado. El amorbello y lindo se ha escondidobajo una araña. El solcomo otra araña me ocultacon sus patas de oro. Noconseguiré mi ventura,pues soy como el mismo Amor,cuyas flechas son de llanto,y el carcaj el corazón.

Daré todo a los demásy lloraré mi pasióncomo niño abandonadoen cuento que se borró.

ELEGIA A DOÑA JUANA LA LOCADiciembre de 1918. (Granada.)A Melchor Fernández Almagro.

Princesa enamorada sin ser correspondida.Clavel rojo cn un valle profundo y desolado.La tumba que te guarda rezuma tu tristezaa través de los ojos que ha abierto sobre el mármol.

Eras una paloma con alma gigantescacuyo nido fue sangre del suelo castellano,derramaste tu fuego sobre un cáliz de nievey al querer alentarlo tus alas se troncharon.

Soñabas que tu amor fuera como el infanteque te sigue sumiso recogiéndo tu manto.Y en vez de flores, versos y collares de perlas,te dio la Muerte rosas marchitas en un ramo.

Tenías en el pecho la formidable aurorade Isabel de Segura. Melibea. Tu cantocomo alondra que mira quebrarse el horizontese torna de repente monótono y amargo.

Y tu grito estremece los cimientos de Burgosy oprime la salmodia del coro cartujano,y choca con los ecos de las lentas campanasperdiéndose en la sombra tembloroso y rasgado.

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Tenías la pasión que da el cielo de España,la pasión del puñal, de la ojera y el llanto.¡Oh princesa divina de crepúsculo rojocon la rueca de hierro y de acero lo hilado!

Nunca tuviste el nido, ni el madrigal dolienteni el laúd juglaresco que solloza lejano.Tu juglar fue un mancebo con escamas de platay un eco de trompeta su acento enamorado.

Y sin embargo, estabas para el amor formada,hecha para el suspiro, el mimo y el desmayo,para llorar tristezas sobre el pecho queridodeshojando una rosa de olor entre los labios.

Para mirar la luna bordada sobre el ríoy sentir la nostalgia que en sí lleva el rebañoy mirar los eternos jardines de la sombra,¡oh princesa morena que duermes bajo el mármol!

¿Tienes los ojos negros abiertos a la luzo se enredan serpientes a tus senos exhaustos...?¿Dónde fueron tus besos lanzados a los vientos?¿Dónde fue la tristeza de tu amor desgraciado?En el cofre de plomo, dentro de to esqueleto,tendrás el corazón partido en mil pedazos.

Y Granada te guarda como santa reliquia,¡oh princesa morena que duermes bajo el mármol!Eloísa y Julieta fueron dos margaritaspero tú fuiste un rojo clavel ensangrentadoque vino de la tierra dorada de Castilla,a dormir entre nieve y cipresales castos.

Granada era tu lecho de muerte, Doña Juana,los cipreses tus cirios, la sierra tu retablo.Un retablo de nieve que mitigue tus ansias,¡con el agua que pasa junto a ti! ¡La del Dauro!

Granada era tu lecho de muerte, Doña Juana,la de las torres viejas y del jardín callado,la de la yedra muerta sobre los muros rojos,la de la niebla azul y el arrayán romántico.

Princesa enamorada y mal correspondida.Clavel rojo en un valle profundo y desolado.

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La tumba que te guarda rezuma to tristezaa través de los ojos que ha abierto sobre el mármol.

¡CIGARRA!3 de agosto de 1918. (Fuente Vaqueros, Granada.)A Maria Luisa.

¡Cigarra!¡Dichosa tú!,que sobre el lecho de tierramueres borracha de luz.

Tú sabes de las campiñasel secreto de la vida,y el cuento del hada viejaque nacer hierba sentíaen ti quedóse guardado.

¡Cigarra!¡Dichosa tú!,pues mueres bajo la sangrede un corazón todo azul.La luz es Dios que desciendey el solbrecha por donde se filtra.

¡Cigarra!¡Dichosa tú!,pues sientes en la agoníatodo el peso del azul.

Todo lo vivo que pasapor las puertas de la muerteva con la cabeza bajay un aire blanco durmiente.Con habla de pensamiento.Sin sonidos...Tristemente,cubierto con el silencioque es el manto de la muerte

Mas tú, cigarra encantada,derramando son te mueres

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y quedas transfiguradaen sonido y luz celeste.

¡Cigarra!¡Dichosa tú!,pues te envuelve con su mantoel propio Espíritu Santo,que es la luz.

¡Cigarra!Estrella sonorasobre los campos dormidos,vieja amiga de las ranasy de los oscuros grillos,tienes sepulcros de oroen los rayos tremolinosdel sol que dulce te hiereen la fuerza del estío,y el sol se lleva tu almapara hacerla luz.

Sea mi corazón cigarrasobre los campos divinos.Que muera cantando lentopor el cielo azul heridoy cuando esté ya expirandouna mujer que adivinolo derrame eon sus manospor el polvo.

Y mi sangre sobre el camposea rosado y dulce limodonde claven sus azadaslos cansados campesinos.

¡Cigarra!¡Dichosa tú!,pues te hieren las espadas invisiblesdel azul

BALADA TRISTE(PEQUEÑO POEMAAbril de 1918. (Granada.)

¡Mi corazón es una mariposa,

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niños buenos del prado!.que presa por la araña gris del tiempotiene el polen fatal del desengaño.De niño yo canté como vosotros,niños buenos del prado,solté mi gavilán con las temible;cuatro uñas de gato,Pasé por el jardín de Cartagenala verbena invocandoy perdí la sortija de mi dichaal pasar el arroyo imaginario.

Fui también caballerouna tarde fresquita de mayo.Ella era entonces para mí el enigma,Estrella azul sobre mi pecho intacto.Cabalgué lentamente hacia los cielos,era un domingo de pipirigallo,y vi que en vez de rosas y clavelesellá tronchaba lirios con sus manos.

Yo siempre fui intranquilo,niños buenos del prado,el ella del romance me sumíaen ensoñares claros:¿Quién será la que coge los clavelesy las rosas de mayo?¿Y por qué la verán sólo los niñosa lomos de Pegaso?¿Será esa misma la que en los rondonescon tristeza llamamosestrella, suplicándole que salgaa danzar por el campo?...

En abril de mi infancia yo cantaba,niños buenos del prado,la ella impenetrable del romancedonde sale Pegaso.Yo decía en las noches la tristezade mi amor ignorado,y la luna lunera ¡qué sonrisaponía entre sus labios!¿Quién será la que corta los clavelesy las rosas de mayo?Y de aquella chiquita, tan bonita,que su madre ha casado,

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¿en qué oculto rincón de cementeriodormirá su fracaso?

Yo solo con mi amor desconocido,sin corazón, sin llantos,hacia el techo imposible de los cieloscon un gran sol por báculo.

¡Qué tristeza tan seria me da sombra!niños buenos del prado,cómo recuerda dulce el corazónlos días ya lejanos...¿Quién será la que corta los clavelesy las rosas de mayo?

MAÑANA7 de agosto de 1918. (Fuente Vaqueros, Granada.)A Fernando Marchesi.

Y la canción del aguaes una cosa eterna.

Es la savia entrañableque madura los campos.Es sangre de poetasque dejaron sus almasperderse en los senderosde la Naturaleza.

¡Qué armonías derramaal brotar de la peña!Se abandona a los hombrecon sus dulces cadencias,

La mañana está clara.Los hogares humean,y son los humos brazosque levanta la niebla.Escuchad los romancesdel agua en las choperas.¡Son pájaros sin alasperdidos entre hierbas!

Los árboles que cantan

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se tronchan y se secan.Y se tornan llanuraslas montañas serenas.Mas la canción del aguaes una cosa eterna.

Ella es luz hecha cantode ilusiones románticas.Ella es firme y suavellena de cielo y mansa.Ella es niebla y es rosade la eterna mañana.Miel de luna que fluyede estrellas enterradas.¿Qué es el santo bautismo,sino Dios hecho aguaque nos unge las frentescon su sangre de gracia?Por algo Jesucristoen ella confirmóse,por algo las estrellasen sus ondas descansan.Por algo madre Venusen su seno engendróse,que amor de amor tomamoscuando bebemos agua.Es el amor que corretodo manso y divino,es la vida del mundo,la historia de su alma.

Ella lleva secretosde las bocas humanas,pues todos la besamosy la sed nos apaga.Es un arca de besosde bocas ya cerradas,es eterna cautiva,del corazón hermana.

Cristo debió decirnos:“Confesaos con el aguade todos los dolores,de todas las infamias.¿A quién mejor, hermanos,entregar nuestras ansias

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que a ella que sube al cieloen envolturas blancas?”

No hay estado perfectocomo al tomar el agua,nos volvemos más niñosy más buenos: y pasannuestras penas vestidascon rosadas guirnaldas.Y los ojos se pierdenen regiones doradas.¡Oh fortuna divinapor ninguno ignorada!Agua dulce en que tantossus espíritus lavan,no hay nada comparablecon tus orillas santassi una tristeza hondanos ha dado sus alas.

LA SOMBRA DE MI ALMADiciembre de 1919. (Madrid.)

La sombra de mi almahuye por un ocaso de alfabetos,niebla de librosy palabras.

¡La sombra de mi alma!

He llegado a la línea donde cesala nostalgiay la gota de llanto se transformaalabastro de espíritu.

(¡La sombra de mi alma!)

El copo del dolorse acaba,pero queda la razón y la sustanciade mi viejo mediodía de labios,de mi viejo mediodíade miradas.

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Un turbio laberintode estrellas ahumadasenreda mi ilusióncasi marchita.

¡La sombra de mi alma!

Y una alucinaciónMe ordeña las miradas.Veo la palabra amordesmoronada.

¡Ruiseñor mío!¡Ruiseñor!¿Aún cantas?

LLUVIAEnero de 1919. (Granada.)

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,algo de soñolencia resignada y amable.Una música humilde se despierta con ellaque hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,el mito primitivo que vuelve a realizarse.El contacto ya frío de cielo y tierra viejoscon una mansedumbre de atardecer constante.

Es la aurora del fruto. La que nos trae las floresy nos unge de espíritu santo de los mares.La que derrama vida sobre las sementerasy en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,el fatal sentimiento de haber nacido tarde,o la ilusión inquieta de un mañana imposiblecon la inquietud cercana del dolor de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,pero nuestro optimismo se convierte en tristeza,al contemplar las gotas muertas en los cristales.

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Y son las gotas ojos de infinito que miranal infinito blanco que les sirvió de madre.

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbioy le dejan divinas heridas de diamante.Son poetas del agua que han visto y que meditanlo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,la que amorosa y triste sobre las cosas caes!

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotasalmas de fuentes claras y humildes manantiales!Cuando sobre los campos desciendes lentamentelas rosas de mi pecho con tus sonidos abres.

El canto primitivo que dices al silencioy la historia sonora que cuentas al ramajelos comenta llorando mi corazón desiertoen un negro y profundo pentagrama sin clave.

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,tristeza resignada de cosa irrealizable.Tengo en el horizonte un lucero encendidoy el corazón me impide que corra a contemplarle.

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles amany eres sobre el piano dulzura emocionante.Das al alma las mismas nieblas y resonanciasque pones en el alma dormida del paisaje!

SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR10 de noviembre de 1919. (Granada.)

Yo pronuncio tu nombreen las noches oscuras,cuando vienen los astrosa beber en la lunay duermen los ramajesde las frondas ocultas.Y yo me siento hueco

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de pasión y de música.Loco reloj que cantamuertas horas antiguas.

Yo pronuncio tu nombre,en esta noche oscura,y tu nombre me suenamás lejano que nunca.Más lejano que todas las estrellasy más doliente que la mansa lluvia

¿Te querré como entoncesalguna vez? ¿Qué culpatiene mi corazón?Si la niebla se esfuma¿qué otra pasión me espera?¿será tranquila y pura?¡¡si mis dedos pudierandeshojar a la luna!!

EL CANTO DE LA MIELNoviembre de 1918. (Granada.)

La miel es la palabra de Cristo,el oro derretido de su amor.El más allá del néctar,la momia de la luz del paraíso.

La colmena es una estrella casta,pozo de ámbar que alimenta el ritmode las abejas. Seno de los campostembloroso de aromas y zumbidos.

La miel es la epopeya del amor,la materialidad de lo infinito.Alma y sangre doliente de las florescondensada a través de otro espíritu.

(Así la miel del hombre es la poesíaque mana de su pecho dolorido,de un panal con la cera del recuerdoformado por la abeja de lo íntimo.)

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La miel es la bucólica lejanadel pastor, la dulzaina y el olivo,hermana de la leche y las bellotas,reinas supremas del dorado siglo.

La miel es como el sol de la mañana,tiene toda la gracia del estíoy la frescura vieja del otoño.Es la hoja marchita y es el trigo.

¡Oh divino licor de la humildad,sereno como un verso primitivo!

La armonía hecha carne tú eresel resumen genial de lo lírico.En ti duerme la melancolía,el secreto del beso y del grito.

Dulcísima. Dulce. Éste es to adjetivo.Dulce como los vientres de las hembras.Dulce como los ojos de los niños.Dulce como la sombra de la noche.Dulce como una voz.

O como un lirio.

Para el que lleva la pena y la lira,eres sol que ilumina el camino.Equivales a todas las bellezas,al color, a la luz, a los sonidos.

¡Oh! Divino licor de la esperanza,donde la perfección del equilibriollegan alma y materia en unidadcomo en la hostia cuerpo y luz de Cristo.

Y el alma superior es de las flores.¡Oh licor que esas almas has unido!El que to gusta no sabe que traga un resumen dorado del lirismo.

ELEGIADiciembre de 1918. (Granada.)

Como un incensario lleno de deseos,

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pasas en la tarde luminosa y claracon la carne oscura de nardo marchitoy el sexo potente sobre tu mirada.

Llevas en la boca to melancolíade pureza muerta, y en la dionisíacacopa de tu vientre la araña que tejeel velo infecundo que cubre la entrañanunca florecida con las vivas rosasfruto de los besos.

En tus manos blancasllevas la madeja de tus ilusiones,muertas para siempre, y sobre tu almala pasión hambrienta de besos de fuegoy tu amor de madre que sueña lejanasvisiones de cunas en ambientes quietos,hilando en los labios lo azul de la nana.

Como Ceres dieras tus espigas de orosi el amor dormido to cuerpo.tocara,y como la virgen María pudierasbrotar de tus senos otra vía láctea.

Te marchitarás como la magnolia.Nadie besará tus muslos de brasa.Ni a tu cabellera llegarán los dedosque la pulsen como las cuerdas de un arpa.

¡Oh mujer potente de ébano y de nardo!cuyo aliento tiene blancor de biznagas.Venus del mantón de Manila que sabedel vino de Málaga y de la guitarra.

¡Oh cisne moreno!, cuyo lago tienelotos de saetas, olas de naranjasy espumas de rojos claveles que aromanlos nidos marchitos que hay bajo sus alas.

Nadie te fecunda. Mártir andaluza,tus besos debieron ser bajo una parraplenos del silencio que tiene la nochey del ritmo turbio del agua estancada.

Pero tus ojeras se van agrandandoy tu pelo negro va siendo de plata;

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tus senos resbalan escanciando aromasy empieza a curvarse tu espléndida espalda.

¡Oh mujer esbelta, maternal y ardiente!Virgen dolorosa que tiene clavadastodas las estrellas del cielo profundoen su corazón ya sin esperanza.

Eres el espejo de una Andalucíaque sufre pasiones gigantes y calla,pasiones mecidas por los abanicosy por las mantillas sobre las gargantasque tienen temblores de sangre, de nievey arañazos rojos hechos por miradas.

Te vas por la niebla del otoño, virgencomo Inés, Cecilia, y la dulce Clara,siendo una bacante que hubiera danzadode pámpanos verdes y vid coronada.

La tristeza inmensa que flota en tus ojosnos dice tu vida rota y fracasada,la monotonía de tu ambiente pobreviendo pasar gente desde tu ventana,oyendo la lluvia sobre la amarguraque tiene la vieja calle provinciana,mientras que a to lejos suenan los clamoresturbios y confusos de unas campanadas.

Mas en vano escuchaste los acentos del aire.Nunca llegó a tu oído la dulce serenata.Detrás de tus cristales aún miras anhelante:¡Qué tristeza tan honda tendrás dentro del almaal sentir en el pecho ya cansado y exhaustola pasión de una niña recién enamorada!

Tu cuerpo irá a la tumba intacto de emociones.Sobre la oscura tierra brotará una alborada.De tus ojos saldrán dos claveles sangrientosy de tus senos rosas como la nieve blancas.Pero tu gran tristeza se irá con las estrellas,como otra estrella digna de herirlas y eclipsarlas.

SANTIAGO(BALADA INGENUA)

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25 de julio de 1918. (Fuente Vaqueros, Granada.)

IEsta noche ha pasado Santiagosu camino de luz en el cielo.Lo comentan los niños jugandocon el agua de un cauce sereno.

¿Dónde va el peregrino celestepor el claro, infinito sendero?Va a la aurora que brilla en el fondoen caballo blanco como el hielo.

¡Niños chicos, cantad en el pradohoradando con risas el viento!Dice un hombre que ha visto a Santiagoen tropel con doscientos guerreros.Iban todos cubiertos de luces,con guirnaldas de verdes luceros,y el caballo que monta Santiagoera un astro de brillos intensos.

Dice el hombre que cuenta la historiaque en la noche dormida se oyerontremolar plateado de alasque en sus ondas llevóse el silencio.

¿Qué sería que el río paróse?Eran ángeles los caballeros.

¡Niños chicos, cantad en el pradohoradando con risas el viento!

Es la noche de luna menguante.¡Escuchad! ¿Qué se siente en el cielo,que los grillos refuerzan sus cuerdasy dan voces los perros vegueros?

-Madre abuela, ¿cuál es el camino,madre abuela, que yo no to veo?

-Mira bien y verás una cintade polvillo harinoso y espeso,un borrón que parece de platao de nácar. ¿Lo ves?

-Ya lo veo.

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-Madre abuela, ¿dónde está Santiago?-Por allí marcha, con su cortejo,la cabeza llena de plumajesy de perlas muy finas el cuerpo,con la luna rendida a sus plantas,con el sol escondido en el pecho.

Esta noche en la vega se escuchanlos relatos brumosos del cuento.

¡Niños chicos, cantad en el prado,horadando con risas el viento!

IIUna vieja que vive muy pobreen la parte más alta del pueblo,que posee una rueca inservible,una virgen y dos gatos negros,mientras hace la ruda calcetacon sus secos y temblones dedos,rodeada de buenas comadres,y de sucios chiquillos traviesos,en la paz de la noche tranquila,con las sierras perdidas en negro,va contando con ritmos tardíosla visión que ella tuvo en sus tiempos.

Ella vio en una noche lejanacomo ésta, sin ruidos ni vientos,al apóstol Santiago en persona,peregrino en la tierra del cielo.

-Y comadre, ¿cómo iba vestido?-le preguntan dos voces a un tiempo.

-Con bordón de esmeraldas y perlasy una túnica de terciopelo.

Cuando hubo pasado la puerta,mis palomas sus alas tendieron,y mi perro, que estaba dormido,fue tras él, sus pisadas lamiendo.Era dulce el Apóstol divino,más aún que la luna de enero.A su paso dejó por la senda

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un olor de azucena y de incienso.

-Y comadre, ¿no le dijo nada?-le preguntan dos voces a un tiempo.

-Al pasar me miró sonrientey una estrella dejóme aquí dentro.

-¿Dónde tienes guardada esa estrella?-le pregunta un chiquillo travieso.

-¿Se ha apagado -dijéronle otros-como cosa de un encantamiento?

-No, hijos míos, la estrella relumbra,que en el alma clavada la llevo.

-¿Cómo son las estrellas aquí?-Hijo mío, igual que en el cielo.

-Siga, siga la vieja comadre.¿Dónde iba el glorioso viajero?

-Se perdió por aquellas montañascon mis blancas palomas y el perro.Pero llena dejóme la casade rosales y de jazmineros,y las uvas verdes de l.a parramaduraron, y mi troje llenoencontré a la siguiente mañana.Todo obra del Apóstol bueno.

-¡Grande suerte que tuvo, comadre!-sermonearon dos voces a un tiempo.

Los chiquillos están ya dormidosy los campos en hondo silencio.

-¡Niños chicos, pensad en Santiagopor los turbios caminos del sueño!

¡Noche clara, finales de julio!¡Ha pasado Santiago en el cielo!

La tristeza que tiene mi alma,por el blanco camino la dejo

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para ver si la encuentran los niñosy en el agua la vayan hundiendo,para ver si en la noche estrelladaa muy lejos la llevan los vientos.

EL DIAMANTENoviembre de 1920. (Granada.)

El diamante de una estrellaha rayado el hondo cielo,pájaro de luz que quiereescapar del universoy huye del enorme nidodonde estaba prisionerosin saber que lleva atadauna cadena en el cuello.

Cazadores extrahumanosestán cazando luceros,cisnes de plata macizaen el agua del silencio.Los chopos niños recitansu cartilla; es el maestroun chopo antiguo que muevetranquilo sus brazos muertos.Ahora en el monte lejanojugarán todos los muertosa la baraja. ¡Es tan tristela vida en el cementerio!

¡Rana, empieza tu cantar!¡Grillo, sal de tu agujero!Haced un bosque sonorocon vuestras flautas. Yo vuelohacia mi casa intranquilo.

Se agitan en mi cerebrodos palomas campesinasy en el horizonte, ¡lejos!,se hunde el arcaduz del día.¡Terrible noria del tiempo!

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MADRIGAL DE VERANOAgosto de 1920. (Vega de Zujaira.)

Junta tu roja boca con la mía,¡oh Estrella la gitana!Bajo el oro solar del mediodíamorderé la manzana.

En el verde olivar de la colina,hay una torre moradel color de tu carne campesinaque sabe a miel y aurora.

Me ofreces en tu cuerpo requemado,el divino alimentoque da flores al cauce sosegadoy luceros al viento.

¿Cómo a mí te entregaste, luz morena?¿Por qué me diste llenosde amor tu sexo de azucenay el rumor de tus senos?

¿No fue por mi figura entristecida?(¡Oh mis torpes andares!)¿Te dio lástima acaso de mi vida,marchita de cantares?

¿Cómo no has preferido a mis lamentoslos muslos sudorosos de un San Cristóbal campesino, lentosen el amor y hermosos?

Danaide del placer eres conmigo.Femenino Silvano.Huelen tus besos como huele el trigoreseco del verano.

Entúrbiame los ojos con tu canto.Deja tu cabelleraextendida y solemne como un mantode sombra en la pradera.

Píntame con tu boca ensangrentadaun cielo del amor,en un fondo de carne la moradaEstrella de dolor.

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Mi pegaso andaluz está cautivode tus ojos abiertos,volará desolado y pensativocuando los vea muertos.

Y aunque no me quisieras te querríapor tu mirar sombríocomo quiere la alondra al nuevo día,sólo por el rocío.

Junta tu roja boca con la mía,¡oh Estrella la gitana!Déjame bajo el claro mediodíaconsumir la manzana.

CANTOS NUEVOSAgosto de 1920. (Vega de Zujaira.)

Dice la tarde: “¡Tengo sed de sombra!”Dice la luna: “Yo, sed de luceros.”La fuente cristalina pide labiosy suspiros el viento.

Yo tengo sed de aromas y de risas,sed de cantares nuevossin lunas y sin lirios,y sin amores muertos.

Un cantar de mañana que estremezcaa los remansos quietosdel porvenir. Y llene de esperanzasus ondas y sus cienos.

Un cantar luminoso y reposadopleno de pensamiento,virginal de tristezas y de angustiasy virginal de ensueños.

Cantar sin carne lírica que llenede risas el silencio.(Una bandada de palomas ciegaslanzadas al misterio.)

Cantar que vaya al alma de las cosas

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y al alma de los vientosy que descanse al fin de la alegríadel corazón eterno.

ALBAAbril de 1919. (Granada.)

Mi corazón oprimido .siente junto a la alboradael dolor de sus amoresy el sueño de las distancias.La luz de la aurora llevasemilleros de nostalgiasy la tristeza sin ojosde la médula del alma.La gran tumba de la nochesu negro velo levantapara ocultar con el díala inmensa cumbre estrellada.

¡Qué haré yo sobre estos camposcogiendo nidos y ramas,rodeado de la auroray llena de noche el alma!¡Qué haré si tienes tus ojosmuertos a las luces clarasy no ha de sentir mi carneel calor de tus miradas!¿Por qué te perdí por siempreen aquella tarde clara?Hoy mi pecho está resecocomo una estrella apagada.

EL PRESENTIMIENTOAgosto de 1920. (Vega de Zujaira.)

El presentimientoes la sonda del almaen el misterio.Nariz del corazón,palo de ciegoque explora en la tiniebladel tiempo.

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Ayer es lo marchito,el sentimientoy el campo funeraldel recuerdo.

Anteayeres lo muerto.Madriguera de ideas moribundas,de pegasos sin freno.Malezas de memoriasy desiertosperdidos en la nieblade los sueños.

Nada turba los siglospasados.No podemosarrancar un suspiro

de lo viejo.El pasado se ponesu coraza de hierroy tapa sus oídoscon algodón del viento.Nunca podrá arrancárseleun secreto.

Sus músculos de siglosy su cerebrode marchitas ideasen fetono darán el licor que necesitael corazón sediento.

Pero el niño futuronos dirá algún secretocuando juegue en su camade luceros.Y es fácil engañarle;por eso,démosle con dulzuranuestro seno.Que el topo silenciosodel presentimientonos traerá sus sonajas

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cuando se esté durmiendo.

CANCIÓN PARA LA LUNAAgosto de 1920.

Blanca tortuga,luna dormida,¡qué lentamentecaminas!Cerrando un párpadode sombra, mirascual arqueológicapupila.Que quizá sea...(Satán es tuerto)una reliquia.Viva lecciónpara anarquistas.Jehová acostumbrasembrar su fincacon ojos muertosy cabecitasde sus contrariasmilicias.

Gobierna rígidola Faz divinacon su turbantede niebla fría,poniendo dulcesastros sin vidaal rubio cuervodel día.Por eso, luna,¡luna dormida!vas protestandoseca de brisas,del gran abusola tiraníade ese Jehováque os encaminapor una senda¡siempre la misma!Mientras Él gozaen compañía

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de Doña Muerte,que es su querida..

Blanca tortuga,luna dormida,casta Verónicadel sol que limpiasen el ocasosu faz rojiza.Ten esperanza,muerta pupila,que el Gran Leninde tu campiñaserá la OsaMayor, la ariscafiera del cieloque irá tranquilaa dar su abrazode despedida,al viejo enormede los seis días.

Y entonces, lunablanca, vendríael puro reinode la ceniza.

(Ya habréis notadoque soy nihilista.)

ELEGÍA DEL SILENCIOJulio de 1320.

Silencio, ¿dónde llevastu cristal empañadode risas, de palabrasy sollozos del árbol?¿Cómo limpias, silencio,el rocío del cantoy las manchas sonorasque los mares lejanosdejan sobre la alburaserena de tu manto?¿Quién cierra tus heridas

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cuando sobre los camposalguna vieja noriaclava su lento dardoen tu cristal inmenso?¿Dónde vas si al ocasote hieren las campanasy quiebran tu remansolas bandadas de coplasy el gran rumor doradoque cae sobre los montesazules sollozando?

El aire del inviernohace su azul pedazos,y troncha tus florestasel lamentar calladode alguna fuente fría.Donde posas tus manos,la espina de la risao el caluroso hachazode la pasión encuentras.Si te vas a los astros,el zumbido solemnede los azules pájarosquiebra el gran equilibriode tu escondido cráneo.

Huyendo del sonidoeres sonido mismo,espectro de armonía,humo de grito y canto.Vienes para decirnosen las noches oscurasla palabra infinitasin aliento y sin labios.

Taladrado de estrellasy maduro de música,¿dónde llevas, silencio,tu dolor extrahumano,dolor de estar cautivoen la araña melódica,ciego ya para siempretu manantial sagrado?

Hoy arrastran tus ondas

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turbias de pensamientola ceniza sonoray el dolor del antaño.Los ecos de los gritosque por siempre se fueron.El estruendo remotodel mar, momificado.

Si Jehová se ha dormidosube al trono brillante,quiébrale en su cabezaun lucero apagado,y acaba seriamentecon la música eterna,la armonía sonorade luz y mientras tanto,vuelve a tu manantial,donde en la noche eterna,antes que Dios y el tiempo,manabas sosegado.

BALADA DE UN DIA DE JULIOJulio de 1919.

Esquilones de platallevan los bueyes.

-¿Dónde vas, niña mía,de sol y nieve?

-Voy a las margaritasdel prado verde.

-El prado está muy lejosy miedo tienes.

-Al airón y a la sombrami amor no teme.

-Teme al sol, niña mía,de sol y nieve.

-Se fue de mis cabellosya para siempre.

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-¿Quién eres, blanca niña?¿De dónde vienes?

-Vengo de los amoresy de las fuentes.

Esquilones de platallevan los bueyes.

-¿Qué llevas en la bocaque se to enciende?

-La estrella de mi amanteque vive y muere.

-¿Qué llevas en el pechotan fino y leve?

-La espada de mi amanteque vive y muere.

-¿Qué llevas en los ojos,negro y solemne?

-Mi pensamiento tristeque siempre hiere.

-¿Por qué llevas un mantonegro de muerte?

-¡Ay, yo soy la viuditatriste y sin bienes.

Del conde del Laurelde los Laureles!

-¿A quién buscas aquísi a nadie quieres?

-Busco el cuerpo del condede los Laureles.

-¿Tú buscas el amor,viudita aleve?Tú buscas un amor

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que ojalá encuentres.

-Estrellitas del cieloson mis quereres,¿dónde hallaré a mi amanteque vive y muere?

-Está muerto en el agua,niña de nieve,cubierto de nostalgiasy de claveles.

-¡Ay! caballero errantede los cipreses,una noche. de lunami alma te ofrece.

-¡Ah! Isis soñadora.Niña sin mieles,la que en bocas de niñossu cuento vierte.

Mi corazón te ofrezco,corazón tenue,herido por los ojosde las mujeres.

-Caballero galante,con Dios te quedes.Voy a buscar al condede los Laureles.

-Adiós, mi doncellita,rosa durmiente,tú vas para el amory yo a la muerte.Esquilones de platallevan los bueyes.

Mi corazón desangracomo una fuente.

IN MEMORIAMAgosto de 1920.

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Dulce chopo,dulce chopo,te has puestode oro.Ayer estabas verde,un verde locode pájaros gloriosos.Hoy estás abatidobajo el cielo de agostocomo yo bajó el cielode mi espíritu rojo.La fragancia cautivade tu troncovendrá a mi corazónpiadoso,¡rudo abuelo del prado!Nosotrosnos hemos puestode oro.

SUEÑOMayo de 1919.

Mi corazón reposa junto a la fuente fría.(Llénala con tus hilos,araña del olvido.)

El agua de la fuente su cancióh le decía.(Llénala con tus hilos,araña del olvido.)

Mi corazón despierto sus amores decía.(Araña del silencio,téjele tu misterio.)

El agua de la fuente lo escuchaba sombría.(Araña del silencio,téjele to misterio.)

Mi corazón se vuelca sobre la fuente fría.(Manos blancas, lejanas,detened a las aguas.)

Y el agua se lo lleva cantando de alegría.

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(¡Manos blancas, lejanas,nada queda en las aguas!)

PAISAJEJunio de 1920.

Las estrellas apagadasllenan de ceniza el ríoverdoso y frío.

La fuente no tiene trenzas.Ya se han quemado los nidosescondidos.

Las ranas hacen del cauceuna siringa encantadadesafinada.

Sale del monte la luna,con su cara bonachonade jamona.

Una estrella le hace burladesde su casa de añilinfantil.

E1 débil color rosadohace cursi el horizontedel monte.

Y observo que el laurel tienecansancio de ser poéticoy profético.

Como la hemos visto siempreel agua se va durmlendo,sonriyendo.

Todo llora por costumbre.Todo el campo se lamentasin darse cuenta.

Yo, por no desafinar,

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digo por educación:"¡Mi corazón!"

Pero una grave tristezatiñe mis labios manchadosde pecados.Yo voy lejos del paisaje.Hay en mi pecho una hondurade sepultura.

Un murciélago me avisaque el sol se esconde dolienteen el poniente.

¡Pater noster por mi amor!(Llanto de las alamedasy arboledas.)

En el carbón de la tardemiro mis ojos lejanos,cual milanos.

Y despeino mi alma muertacon arañas de miradasolvidadas.

Ya es de noche, y las estrellasclavan puñales al ríoverdoso y frío.

NOVIEMBRENoviembre de 1920.

Todos los ojosestaban abiertosfrente a la soledaddespintada por el llanto.

TinTan,TinTan.

Los verdes cipresesguardaban su almaarrugada por el viento,

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y las palabras como guadañassegaban almas de flores.

TinTan,TinTan.

El cielo estaba marchito.¡Oh tarde cautiva por las nubes,esfinge sin ojos!Obeliscoy chimeneashacían pompas de jabón.

TinTan,TinTan.

Los ritmos se curvabany se curvaba el aire,guerreros de nieblahacían de los árboluscatapultas.

TinTan,TinTan.

¡Oh tarde,tarde de mi otro beso!Tema lejano de mi sombra,¡sin rayo de oro!Cascabel vacío.Tarde desmoronadasobre piras de silencio.

TinTan,TinTan.

PREGUNTASMayo de 1918.

Un pleno de cigarras tiene el campo.-¿Qué dices, Marco Aurelio,de estas viejas filósofas del llano?

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¡Pobre es tu pensamiento!

Corre el agua del río mansamente.-¡Oh Sócrates! ¿Qué vesen el agua que va a la amarga muerte?¡Pobre y triste es tu fe!

Se deshojan las rosas en el lodo.-¡Oh, dulce Juan de Dios!¿Qué ves en estos pétalos gloriosos?¡Chico es tu corazón!

LA VELETA YACENTEDiciembre de 1920. (Madrid.)

El duro corazón de la veletaentre el libro del tiempo(una hoja la tierra y otra hoja el cielo) .Aplastóse doliente sobre letrasde tejados viejos.Lírica flor de torrey luna de los vientos,abandona el estarribre de la cruzy dispersa sus pétalos,para caer sobre las losas fríascomida por la orugade los ecos.

Yaces bajo una acacia.¡Memento!No podías latirporque eras de hierro...mas poseíste la forma;¡conténtate con eso!y húndete bajo el verdelégamo,en busca de tu gloriade fuego,aunque te llamen tristeslas torres desde lejosy oigas en las veletaschirriar tus compañeros.Húndete bajo el pañoverdoso de tu lecho,que ni la blanca monja,

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ni el perro,ni la luna menguante,ni el lucero,ni el turbio sacristándel convento,recordarán tus gritosdel invierno.Húndete lentamente,que si no, luego,te llevarán los hombresde los trapos viejos.Y ojalá pudiera dartepor compañero...este corazón mío¡tan incierto!

CORAZON NUEVOJunio de 1918. (Granada.)

Mi corazón, como una sierpe,se ha desprendido de su piel,y aquí la miro entre mis dedosllena de heridas y de miel.

Los pensamientos que anidaronen tus arrugas ¿dónde están?¿dónde las rosas que aromarona Jesucristo y a Satán?

¡Pobre envoltura que ha oprimidoa mi fantástico lucero!Gris pergamino doloridode lo que quise y ya no quiero.

Yo veo en ti fetos de ciencias,momias de versos y esqueletosde mis antiguas inocenciasy mis románticos secretos.

¿Te colgaré sobre los murosde mi museo sentimental,junto a los gélidos y oscuroslirios durmientes de mi mal?

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¿O te pondré sobre los pinos-libro doliente de mi amor-para que sepas de los trinosque da a la aurora el ruiseñor?

SE HA PUESTO EL SOLAgosto de 1920.

Se ha puesto el sol. Los árbolesmeditan como estatuas.Ya está el trigo segado.¡Qué tristezade las norias paradas!

Un perro campesinoquiere comerse a Venus, y le ladra.Brilla sobre su campo de pre-beso,como una gran manzana.

Los mosquitos -Pegasos del rocíovuelan, el aire en calma.La Penélope inmensa de la luzteje una noche clara.

Hijas mías, dormid, que viene el lobo,las ovejitas balan.¿Ha llegado el otoño, compañeras?dice una flor ajada.

Ya vendrán los pastores con sus nidospor la sierra lejana,ya jugarán las niñas en la puertade la vieja posada,y habrá coplas de amorque ya se sabende memoria las casas.

PAJARITA DE PAPELJulio de 1920.

¡Oh pajarita de papel!

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águila de los niños.Con las plumas de letras,sin palomo y sin nido.

Las manos aún mojadas de misteriote crean en un fríoanochecer de otoño, cuando muerenlos pájaros y el ruidode la lluvia nos hace amar la lámpara,el corazón y el libro.

Naces para vivir unos minutosen el frágil castillode naipes que se eleva temblorosocomo el tallo de un lirio,y meditas allí ciega y sin alasque pudiste haber sidoel atleta grotesco que sonríeahorcado por un hilo,el barco silencioso sin remeros ni velamen,el líricobuque fantasma del miedoso insecto,o el triste borriquitoque escarnecen, haciéndolo Pegaso,los soplos de los niños.

Pero en medio de tu meditaciónvan gotas de humorismo.Hecha con la corteza de la cienciate ríes del destino,y gritas: Blanca Flor no muere nunca,ni se muere Luisito.La mañana es eterna, es eternala fuente del rocío.

Y aunque no crees en nada dices esto,no se enteren los niñosde que hay sombra detrás de las estrellasy sombra en tu castillo.

En medio de la mesa, al derrumbarsetu azul mansión, has vistoque el milano te mira ansiosamente:Es un recién nacido,una pompa de espuma sobre el aguadel sufrimiento vivo.

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Y tú vas a sus labios luminososmientras ríen los niños,y callan los papás, no se despiertenlos dolores vecinos.

Así pájaro clown desaparecespara nacer en otro sitio,así pájaro esfinge das tu almade ave fénix al limbo.

MADRIGALOctubre de 1920. (Madrid.)

Mi beso era una granada,profunda y abierta;tu boca era rosade papel.

El fondo un campo de nieve.

Mis manos eran hierrospara los yunques;tu cuerpo era el ocasode una campanada.

El fondo un campo de nieve.

En la agujereadacalavera azulhicieron estalactitas.mis te quiero.

El fondo un campo de nieve.

Llenáronse de mohomis sueños infantiles,y taladró la lunami dolor salomónico.

El fondo un campo de nieve.

Ahora maestro gravea la alta escuela,

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a mi amor y a mis sueños(caballitos sin ojos) .

Y el fondo es un campo de nieve.

UNA CAMPANAOctubre de 1920.

Una campana serenacrucificada en su ritmodefine a la mañanacon peluca de nieblay arroyos de lágrimas.Mi viejo chopoturbio de ruiseñoresesperabaponer entre las hierbassus ramasmucho antes que el otoñolo dorara.

Pero los puntalesde mis miradaslo sostenían.¡Viejo chopo, aguarda!¿No sientes la maderade mi amor desgarrada?Tiéndete en la praderacuando cruja mi almaque un vendaval de besosy palabrasha dejado rendida,lacerada.

CONSULTAAgosto de 1920.

¡Pasionaria azul!Yunque de mariposas.¿Vives bien en el limode las horas?

(¡Oh, poeta infantil,

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quiebra tu reloj!)

Clara estrella azul,ombligo de la aurora.¿Vives bien en la espumade la sombra?

(¡Oh, poeta infantil,quiebra tu reloj!)

Corazón azulado,lámpara de mi alcoba.¿Lates bien sin mi sangrefilarmónica?

(¡Oh, poeta infantil,quiebra tu reloj!)

Os comprendo y me dejoarrumbado en la cómodaal insecto del tiempo.Sus metálicas gotasno se oirán en la calmade mi alcoba.Me dormiré tranquilo

como dormís vosotras,pasionarias y estrellas,que al fin la mariposavolará en la corrientede las horasmientras nace en mi troncola rosa.

TARDENoviembre de 1919.

Tarde lluviósa en gris cansado,y sigue el caminar.Los árboles marchitos.Mi cuarto, solitario.Y los retratos viejosy el libro sin cortar...

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Chorrea la tristeza por los mueblesy por mi alma.Quizáno tenga para mí Naturalezael pecho de cristal.

Y me duele la carne del corazóny la carne del alma.Y al hablar,se quedan mis palabras en el airecomo corchos sobre agua.

Sólo por tus ojossufro yo este mal,tristezas de antañoy las que vendrán.

Tarde lluviosa en gris cansado,y sigue el caminar.

HAY ALMAS QUE TIENEN..8 de febrero de 1920.

Hay almas que tienenazules luceros,mañanas marchitasentre hojas del tiempo,y castos rinconesque guardan un viejorumor de nostalgiasy sueños.

Otras almas tienendolientes espectrosde pasiones. Frutascon gusanos. Ecosde una voz quemadaque viene de lejoscomo una corrientede sombras. Recuerdosvacíos de llantoy migajas de besos.

Mi alma está madura

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hace mucho tiempo,y se desmoronaturbia de misterio.Piedras juvenilesroídas de ensueñocaen sobre las aguasde mis pensamientos.Cada piedra dice:¡Dios está muy lejos!

PRÓLOG024 de julio de 1920. (Vega de Zujaira.)

Mi corazón está aquí,Dios mío.Hunde tu cetro en él, Señor.Es un membrillodemasiado otoñaly está podrido.Arranca los esqueletosde los gavilanes líricosque tanto, tanto lo hirieron,y si acaso tienes picomóndale su cortezade hastío.

Mas si no quieres hacerlo,me da to mismo,guárdate tu cielo azulque es tan aburrido.El rigodón de los astros.Y lo Infinito,que yo pediré prestadoel corazón de un amigo.Un corazón con arroyosy pinos,y un ruiseñor de hierroque resistael martillode los siglos.

Además, Satanás me quiere mucho.Fue compañero míoen un examen de

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lujuria, y el pícarobuscará a Margarita-me lo tiene ofrecido-.Margarita morena,sobre un fondo de viejos olivos,con dos trenzas de nochede estío,para que yo desgarresus muslos limpios.Y entonces, ¡oh Señor!seré tan ricoo más que tú,porque el vacíono puede compararseal vinocon que Satán obsequiaa sus buenos amigos.

Licor hecho con llanto.¡Qué más da!Es lo mismoque tu licor compuestode trinos.

Dime, Señor,¡Dios mío!¿Nos hundes en la sombradel abismo?¿Somos pájaros ciegossin nidos?

La luz se va apagando.¿Y el aceite divino?Las olas agonizan.¿Has queridojugar como si fuéramossoldaditos?Dime, Señor,¡Dios mío!¿No llega el dolor nuestroa tus oídos?¿No han hecho las blasfemiasbabeles sin ladrillospara herirte, o te gustanlos gritos?¿Estás sordo? ¿Estás ciego?

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¿O eres bizcode espírituy ves el alma humanacon tonos invertidos?

¡Oh Señor soñoliento!¡Mira mi corazónfríocomo un membrillodemasiado otoñalque está podrido!

Si tu luz va a llegarabre los ojos vivospero si continúasdormido,ven, Satanás errante,sangriento peregrino,ponme la Margaritamorena en los olivoscon las trenzas de nochede estío,que yo sabré encenderlesus ojos pensativoscon mis besos manchadosde lirios.Y oiré una tarde ciega mi¡Enrique! ¡Enrique!lírico,mientras todos mis sueñosse llenan de rocío.Aquí, Señor, te dejo

mi corazón antiguo,voy a pedir prestadootro nuevo a un amigo.Corazón con arroyosy pinos.Corazón sin culebrasni lirios.Robusto, con la graciade un joven campesino,que atraviesa de un saltoel río.

BALADA INTERIOR

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16 de julio de 1920. (Vega de Zujaira.)A Gabriel.

El corazónque tenía en la escueladonde estuvo pintadala cartilla primera,¿está en ti,noche negra?

(Frío, frío,como el aguadel río.)

El primer besoque supo a beso y fuepara mis labios niñoscomo la lluvia fresca,¿está en ti,noche negra?

(Frío, frío,como el aguadel río.)

Mi primer verso,la niña de las trenzasque miraba de frente,¿está en ti,noche negra?

(Frío, frío,como el aguadel río.)

Pero mi corazónroído de culebras,el que estuvo colgadodel árbol de la ciencia,¿está en ti,noche negra?

(Caliente, caliente,como el aguade la fuente.)

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Mi amor errante,castillo sin firmezade sombras enmohecidas,¿está en ti,noche negra?

(Caliente, caliente,como el aguade la fuente.)

¡Oh, gran dolor!Admites en tu cuevanada más que la sombra.¿Es cierto,noche negra?

(Caliente, caliente,como el aguade la fuente.)

¡Oh corazón perdido!¡Requiem aeternam!

EL LAGARTO VIEJO26 de julio de 1920. (Vega de Zujaira.)

En la angosta sendahe visto al buen lagarto(gota de cocodrilo)meditando.Con su verde levitade abate del diablo,su talante correctoy su cuello planchado,tiene un aire muy tristede viejo catedrático.¡Esos ojos marchitosde artista fracasado,cómo miran la tardedesmayada!

¿Es éste su paseocrepuscular, amigo?Usad bastón, ya estáismuy viejo, don Lagarto,y los niños del pueblo

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pueden daros un susto.¿Qué buscáis en la senda,filósofo cegato,si el fantasma indecisode la tarde agosteñaha roto el horizonte?

¿Buscáis la azul limosnadel cielo moribundo?¿Un céntimo de estrella?¿O acasoestudiasteis un librode Lamartine, y os gustanlos trinos platerescosde los pájaros?

(Miras al sol poniente,y tus ojos relucen,¡oh, dragón de las ranas!,con un fulgor humano.Las góndolas sin remosde las ideas, cruzanel agua tenebrosade tus iris quemados.)

¿Venís quizá en la buscade la bella lagarta,verde como los trigosde mayo,como las cabellerasde las fuentes dormidas,que os despreciaba, y luegose fue de vuestro campo?¡Oh, dulce idilio rotosobre la fresca juncia!

¡Pero vivid! ¡Qué diantre!Me habéis sido simpático.El lema de "me opongoa la serpiente" triunfaen esa gran papadade arzobispo cristiano.

Ya se ha disuelto el solen la copa del monte,y enturbian el camino

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los rebaños.Es hora de marcharse.Dejad la angosta senday no continuéismeditando.Qué lugar tendréis luegode mirar las estrellascuando os coman sin prisalos gusanos.

¡Volved a vuestra casabajo el pueblo de grillos!¡Buenas noches, amigodon Lagarto!

Ya está el campo sin gente,los montes apagadosy el camino desierto;sólo de cuando en cuandocanta un cuco en la umbríade los álamos.

PATIO HÚMEDO1920

Las arañasiban por los laureles.

La casualidadse va tornando en nieve,y los años dormidosya se atrevena clavar los telaresdel siempre.

La quietud hecha esfingese ríe de la muerteque canta melancólicaen un grupode lejanos cipreses.

La yedra de las gotastapiza las paredesempapadas de arcaicos

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misereres.

¡Oh, torre vieja! Lloratus lágrimas mudéjaressobre este grave patioque no tiene fuente.

Las arañasiban por los laureles.

BALADA DE LA PLACETA1919

Cantan los niñosen la noche quieta:¡Arroyo claro,fuente serena!

LOS NIÑOS

¿Qué tiene tu divinocorazón en fiesta?

YO

Un doblar de campanasperdidas en la niebla.

LOS NIÑOS

Ya nos dejas cantandoen la plazuela.¡Arroyo claro,fuente serena!

¿Qué tienes en tus manosde primavera?

YO

Una rosa de sangrey una azucena.

LOS NIÑOS

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Mójalas en el aguade la canción añeja.¡Arroyo claro,fuente serena!

¿Qué sientes en tu bocaroja y sedienta?

YO

E1 sabor de los huesosde mi gran calavera.

LOS NIÑOS

Bebe el agua tranquilade la canción añeja.¡Arroyo claro,fuente serena!

¿Porque te vas tan lejosde la plazuela?

YO

¡Voy en busca de magosy de princesas!

LOS NIÑOS

¿Quién te enseñó el caminode los poetas?

YO

La fuente y el arroyode la canción añeja.

LOS NIÑOS

¿Te vas lejos, muy lejosdel mar y de la tierra?

YO

Se ha llenado de luces

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mi corazón de seda,de campanas perdidas,de lirios y de abejas,y yo me iré muy lejos,más allá de esas sierras,más allá de los mares,cerca de las estrellas,para pedirle a CristoSeñor que me devuelvami alma antigua de niño,madura de leyendas,con el gorro de plumasy el sable de madera.

LOS NIÑOS

Ya nos dejas cantandoen la plazuela,¡arroyo claro,fuente serena!

Las pupilas enormesde las frondas resecasheridas por el vientolloran las hojas muertas.

ENCRUCIJADAJulio de 1920.

¡Oh, qué dolor el tenerversos en la lejaníade la pasión, y el cerebrotodo manchado de tinta!

¡Oh, qué dolor no tenerla fantástica camisadel hombre feliz: la piel-alfombra del sol- curtida.

(Alrededor de mis ojosbandadas de letras giran.)

¡Oh, qué dolor el dolorantiguo de la poesía,este dolor pegajoso

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tan lejos del agua limpia!

¡Oh, dolor de lamentarsepor sorber la vena lírica!¡Oh, dolor de fuente ciegay molino sin harina!

¡Oh, qué dolor no tenerdolor y pasar la vida,sobre la hierba incolorade la vereda indecisa!

¡Oh, el más profundo dolor,el dolor de la alegría,reja que nos abre surcosdonde el llanto fructifica!

(Por un monte de papelasoma la luna fría.)¡Oh dolor de la verdad!¡Oh dolor de la mentira!

HORAS DE ESTRELLAS1920

El silencio redondo de la nochesobre el pentagramadel infinito.

Yo me salgo desnudo a la calle,maduro de versosperdidos.Lo negro, acribilladopor el canto del grillo,tiene ese fuego fatuo,muerto,del sonido.Esa luz musicalque percibeel espíritu.

Los esqueletos de mil mariposasduermen en mi recinto.

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Hay una juventud da brisas locassobre el río.

EL CAMINO

No conseguirá nuncatu lanzaherir al horizonte.La montañaes un escudoque lo guarda.

No sueñes con la sangre de la lunay descansa.Pero deja, camino,que mis plantasexploren la cariciade la rociada.

¡Quiromántico enorme!¿Conocerás las almaspor el débil tatuajeque olvidan en tu espalda?Si eres un Flammariónde las pisadas,¡cómo debes amara los asnos que pasanacariciando con ternura humildetu carne desgarrada!Ellos solos meditan dónde puedellegar tu enorme lanza.Ellos solos, que sonlos Budas de la Fauna,cuando viejos y heridos deletreantu libro sin palabras.

¡Cuánta melancolíatienes entre las casasdel poblado!¡Qué clara es tu virtud! Aguantascuatro carros dormidos,dos acacias,y un pozo del antañoque no tiene agua.

Dando vueltas al mundo,

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no encontrarás posada.No tendrás camposantoni mortaja,ni el aire del amor renovarátu sustancia.

Pero sal de los camposy en la negra distanciade lo eterno, si tallasla sombra con to limablanca, ¡oh, camino!¡Pasarás por el puentede Santa Clara!

EL CONCIERTO INTERRUMPIDO1920.A Adolfo Salazar.

Ha roto la armoníade la noche profunda,el calderón helado y soñolientode la media luna.Las acequias protestan sordamentearropadas con juncias,y las ranas, muecines de la sombra,se han quedado mudas.

En la vieja taberna del pobladocesó la triste música,y ha puesto la sordina a su aristónla estrella más antigua.

E1 viento se ha sentado en los torcalesde la montaña oscura,y un chopo solitario -el Pitágorasde la casta llanura-quiere dar con su mano centenaria,un cachete a la luna.

CANCION ORIENTAL1920.

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Es la granada olorosaun cielo cristalizado.(Cada grano es una estrella,cada velo es un ocaso.)Cielo seco y comprimidopor la garra de los años.

La granada es como un senoviejo y apergaminado,cuyo pezón se hizo estrellapara iluminar el campo.

Es colmena diminutacon panal ensangrentado,pues con bocas de mujeressus abejas la formaron.Por eso al estallar, ríecon púrpuras de mil labios...

La granada es corazónque late sobre el sembrado,un corazón desdeñosodonde no pican los pájaros,un corazón que por fueraes duro como el humano,pero da al que lo traspasaolor y sangre de mayo.La granada es el tesorodel viejo gnomo del prado,el que habló con niña Rosa,en el bosque solitario,aquel de la blanca barbay del traje colorado.Es el tesoro que aún guardanlas verdes hojas del árbol.Arca de piedras preciosasen entraña de oro vago.

La espiga es el pan. Es Cristoen vida y muerte cuajado.

El olivo es la firmezade la fuerza y el trabajo.

La manzana es lo carnal,fruta esfinge del pecado,

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gota de siglos que guardade Satanás el contacto.

La naranja es la tristezadel azahar profanado,pues se torna fuego y orolo que antes fue puro y blanco.

Las vidas son la lujuriaque se cuaja en el verano,de las que la iglesia sacacon bendición, licor santo.

Las castañas son la pazdel hogar. Cosas de antaño.Crepitar de leños viejos,peregrinos descarriados.

La bellota es la serenapoesía de lo rancio,y el membrillo de oro débilla limpieza de lo sano.

Mas la granada es la sangre,sangre del cielo sagrado,sangre de la tierra heridapor la aguja del regato.Sangre del viento que vienedel rudo monte arañado.Sangre de la mar tranquila,sangre del dormido lago.La granada es la prehistoriade la sangre que llevamos,la idea de sangre, encerradaen glóbulo duro y agrio,que tiene una vaga forma de corazón y de cráneo.

¡Oh granada abierta!, que eresuna llama sobre el árbol,hermana en carne de Venus,risa del huerto oreado.

Te cercan las mariposascreyéndote sol parado.Y por miedo de quemarse

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huyen de ti los gusanos.

Porque eres luz de la vida,hembra de las frutas. Clarolucero de la florestadel arroyo enamorado.

¡Quién fuera como tú, fruta,todo pasión sobre el campo!

CHOPO MUERTO1920.

¡Chopo viejo!Has caídoen el espejodel remanso dormido,abatiendo tu frenteante el poniente.No fue el vendaval roncoel que rompió tu tronco,ni fue el hachazo gravedel leñador, que sabehas de volvera nacer.

Fue tu espíritu fuerteel que llamó a la muerte,al hallarse sin nidos, olvidadode los chopos infantes del prado.Fue que estabas sedientode pensamiento,y tu enorme cabeza centenaria,solitariaescuchaba los lejanoscantos de tus hermanos.

En tu cuerpo guardabaslas lavasde tu pasión,y en tu corazón,el semen sin futuro de Pegaso,la terrible simientede un amor inocentepor el sol de ocaso.

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¡Qué amargura tan hondapara el paisaje,el héroe de la frondasin ramaje!

Ya no serás la cunade la luna,ni la mágica risade la brisa,ni el bastón de un lucerocaballero.No tornará la primaverade tu vida,ni verás la sementeraflorecida.Serás nidal de ranasy de hormigas.Tendrás por verdes canaslas ortigas,y un día la corrientellevará tu cortezacon tristeza.

¡Chopo viejo!Has caídoen el espejodel remanso dormido.Yo to vi descenderen el atardecery escribo tu elegía,que es la mía.

CAMPO1920.

El cielo es de ceniza,los árboles son blancos,y son negros carboneslos rastrojos quemados.Tiene sangre resecala herida del ocaso,y el papel incolorodel monte, está arrugado.El polvo del camino

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se esconde en los barrancos,están las fuentes turbiasy quietos los remansos.Suena en un gris rojizola esquila del rebaño,y la noria maternaacabó su rosario.

El cielo es de ceniza.Los árboles son blancos.

LA BALADA DEL AGUA DEL MAR1920.A Emilio Prados. (Cazador de estrellas.)

El marsonríe a lo lejos.Dientes de espuma,labios de cielo.

-¿Qué vendes, oh joven turbiacon los senos al aire?

-Vendo, señor, el aguade los mares.

-¿Qué llevas, oh negro joven,mezclado con tu sangre?

-Llevo, señor, el aguade los mares.

-¿Esas lágrimas salobresde dónde vienen, madre?

-Lloro, señor, el aguade los mares.

-Corazón; y esta amarguraseria, ¿de dónde nace?

-¡Amarga mucho el aguade los mares!

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El marsonríe a lo lejos.Dientes de espuma,labios de cielo.

ÁRBOLES1919.

¡Árboles!¿Habéis sido flechascaídas del azul?¿Qué terribles guerreros os lanzaron?¿Han sido las estrellas?

Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros,de los ojos de Dios,de la pasión perfecta.¡Árboles!¿Conocerán vuestras raíces toscasmi corazón en tierra?

LA LUNA Y LA MUERTE1919

La luna tiene dientes de marfil.¡Qué vieja y triste asoma!Están los cauces secos,los campos sin verdoresy los árboles mustios,sin nidos y sin hojas.Doña Muerte, arrugada,pasea por sauzalescon su absurdo cortejode ilusiones remotas.Va vendiendo coloresde cera y de tormentacomo un hada de cuentomala y enredadora.

La luna le ha compradopinturas a la muerte.

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En esta noche turbia¡está la luna loca!

Yo mientras tanto pongoen mi pecho sombríouna feria sin músicascon las tiendas de sombra.

MADRIGAL1919

Yo te miré a los ojoscuando era niño y bueno.Tus manos me rozarony me distes un beso.

(Los relojes llevan la misma cadencia,y las noches tienen las mismas estrellas.)

Y se abrió mi corazóncomo una flor bajo el cielolos pétalos de lujuriay los estambres de sueño.

(Los relojes llevan la misma cadencia,y las noches tienen las mismas estrellas.)

En mi cuarto sollozabacomo el príncipe del cuentopor Estrellita de oroque se fue de los torneos.

(Los relojes llevan la misma cadencia,y las noches tienen las mismas estrellas.)

Yo me alejé de tu ladoqueriéndote sin saberlo,no sé cómo son tus ojos,tus manos ni tus cabellos.Sólo me queda en la frentela mariposa del beso.

(Los relojes llevan la misma cadencia,y las noches tienen las mismas estrellas.)

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DESEO1920

Sólo tu corazón caliente,y nada más.

Mi paraíso un camposin ruiseñorni liras,con un río discretoy una fuentecilla.

Sin la espuela del vientosobre la fronda,ni la estrella que quiereser hoja.

Una enorme luzque fueraluciérnagade otra,en un campo demiradas rotas.

Un reposo claroy allí nuestros besos,lunares sonorosdel eco,se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,nada más.

LOS ÁLAMOS DE PLATAMayo de 1919.

Los álamos de platase inclinan sobre el agua.Ellos todo lo saben pero nunca hablarán.El lirio de la fuenteno grita su tristeza.¡Todo es más digno que la humanidad!

La ciencia del silencio frente al cielo estrellado,

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la posee la flor y el insecto no más.La ciencia de los cantos por los cantos, la tienenlos bosques rumorososy las aguas del mar.

El silencio profundo de la vida en la tierra,nos lo enseña la rosaabierta en el rosal.

¡Hay que dar el perfumeque encierran nuestras almas!Hay que ser todo cantos,todo luz y bondad.¡Hay que abrirse del todofrente a la noche negra,para que nos llenemos de rocío inmortal!

¡Hay que acostar al cuerpodentro del alma inquieta!Hay que cegar los ojos con la luz del más allá.Tenemos que asomarnosa la sombra del pecho,y arrancar las estrellas que nos puso Satán.

¡Hay que ser como el árbolque siempre está rezando,como el agua del caucefija en la eternidad!

¡Hay que arañarse el alma con garras de tristezapara que entren las llamasdel horizonte astral!

Brotaría en la sombra del amor carcomidouna fuente de auroratranquila y maternal.Desaparecerían ciudades en el vientoy a Dios en una nubeveríamos pasar.

ESPIGASJunio de 1919.

El trigal se ha entregado a la muerte.Ya las hoces cortan las espigas.

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Cabecean los chopos hablandocon el alma sutil de la brisa.

El trigal sólo quiere silencio.Se cuajó con el sol, y suspirapor el amplio elemento en que moranlos ensueños despiertos.

El día,ya maduro de luz y sonido,por los montes azules declina.

¿Qué misterioso pensamientoconmueve a las espigas?¿Qué ritmo de tristeza soñadoralos trigales agita?...

¡Parecen las espigas viejos pájarosque no pueden volar! Son cabecitas,que tienen el cerebro de oro puroy expresiones tranquilas.

Todas piensan lo mismo, todas llevanun secreto profundo que meditan.

Arrancan a la tierra su oro vivoy cual dulces abejas del sol, libanel rayo abrasador con que se vistenpara formar el alma de la harina.

¡Oh, qué alegre tristeza me causáis,dulcísimas espigas!Venís de las edades más profundas,cantasteis en la Biblia,y tocáis cuando os rozan los silenciosun concierto de liras.

Brotáis para alimento de los hombres.¡Pero mirad las blancas margaritasy los lirios que nacen porque sí¡¡Momias de oro sobre las campiñas!La flor silvestre nace para el sueñoy vosotras nacéis para la vida.

MEDITACIÓN BAJO LA LLUVIA

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3 de enero de 1919.A José Mora.

Ha besado la lluvia al jardín provincianodejando emocionantes cadencias en las hojas.El aroma sereno de la tierra mojadainunda al corazón de tristeza remota.

Se rasgan nubes grises en el mudo horizonte.Sobre el agua dormida de la fuente, las gotasse clavan, levantando claras perlas de espuma.Fuegos fatuos que apaga el temblor de las ondas.

La pena de la tarde estremece a mi pena.Se ha llenado el jardín de ternura monótona.¿Todo mi sufrimiento se ha de perder, Dios mío,como se pierde el dulce sonido de las frondas?

¿Todo el eco de estrellas que guardo sobre el almaserá luz que me ayude a luchar con mi forma?¿Y el alma verdadera se despierta en la muerte?¿Y esto que ahora pensamos se lo traga la sombra?

¡Oh, qué tranquilidad del jardín con la lluvia!Todo el paisaje casto mi corazón transformaen un ruido de ideas humildes y .apenadasque pone en mis entrañas un batir de palomas.

Sale el sol. El jardín desangra en amarillo.Late sobre el ambiente una pena que ahoga.Yo siento la nostalgia de mi infancia intranquila,mi ilusión de ser grande en el amor, las horaspasadas como ésta contemplandola lluvia con tristeza nativa.Caperucita rojaiba por el sendero ....Se fueron mis historias, hoy medito, confuso,ante la fuente turbia que del amor me brota.

¿Todo mi sufrimiento se ha de perder, Dios mío,como se pierde el dulce sonido de las frondas?

Vuelve a llover.El viento va trayendo a las sombras.

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MANANTIAL(FRAGMENTO)1919

La sombra se ha dormido en la pradera.Los manantiales cantan.

Frente al ancho crepúsculo de inviernomi corazón soñaba.¿Quién pudiera entender los manantiales,el secreto del aguarecién nacida, ese cantar ocultoa todas las miradasdel espíritu, dulce melodíamás allá de las almas...?

Luchando bajo el peso de la sombraun manantial cantaba.Yo me acerqué para escuchar su cantopero mi corazón no entiende nada.

Era un brotar de estrellas invisiblessobre la hierba casta,nacimiento del Verbo de la tierrapor un sexo sin mancha.

Mi chopo centenario de la vegasus hojas meneabay eran las hojas trémulas de ocasocomo estrellas de plata.El resumen de un cielo de veranoera el gran chopo.

Mansasy turbias de penumbra yo sentíalas canciones del agua.

¿Qué alfabeto de auroras ha compuestosus oscuras palabras?

¿Qué labios las pronuncian? ¿Y qué dicena la estrella lejana?¡Mi corazón es malo, Señor! Siento en mi carnela implacable brasadel pecado. Mis mares interioresse quedaron sin playas.Tu faro se apagó. ¡Ya los alumbra

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mi corazón de llamas!Pero el negro secreto de la nochey el secreto del agua¿son misterios tan sólo para el ojode la conciencia humana?¿La niebla del misterio no estremeceal árbol, al insecto y la montaña?¿El terror de la sombra no lo sientenlas piedras y las plantas?¿Es sonido tan sólo esta voz mía?¿Y el casto manantial no dice nada?

Mas yo siento en el aguaalgo que me estremece... como un aireque agita los ramajes de mi alma.

¡Sé árbol!

(Dijo una voz en la distancia.)Y hubo un torrente de lucerossobre el cielo sin mancha.

Yo me incrusté en el chopo centenariocon tristeza y con ansia,cual Dafne varonil que huye miedosade un Apolo de sombra y de nostalgia.Mi espíritu fundióse con las hojasy fue mi sangre savia.En untuosa resina convirtiósela fuente de mis lágrimas.El corazón se fue con las raíces,y mi pasión humana,haciendo heridas en la ruda carne,fugaz me abandonaba.

Frente al ancho crepúsculo de inviernoyo torcía las ramasgozando de los ritmos ignoradosentre la brisa helada.

Sentí sobre mis brazos dulces nidos,acariciar de alas,y sentí mil abejas campesinasque en mis dedos zumbaban.¡Tenía una colmena de oro vivoen las viejas entrañas!

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El paisaje y la tierra se perdieron,sólo el cielo quedaba,y escuché el débil ruido de los astrosy el respirar de las montañas.¿No podrán comprender mis dulces hojasel secreto del agua?¿Llegarán mis raíces a los reinosdonde nace y se cuaja?Incliné mis ramaies hacia el cieloque las ondas copiaban,mojé las hojas en el cristalinodiamante azul que canta,y sentí borbotar los manantialescomo de humano yo los escuchara.Era el mismo fluir lleno de músicay de ciencia ignorada.

Al levantar mis brazos gigantescosfrente al azul, estaballeno de niebla espesa, de rocíoy de luz marchitada.

Tuve la gran tristeza vegetal,el amor a las alaspara poder lanzarse con los vientosa las estrellas blancas.Pero mi corazón en las raícestriste me murmuraba:si no comprendes a los manantiales¡muere y troncha tus ramas!

¡Señor, arráncame del suelo! ¡Dame oídosque entiendan a las aguas!Dame una voz que por amor arranquesu secreto a las ondas encantadas;para encender su faro sólo pidoaceite de palabras.

¡Sé ruiseñor!, dice una voz perdidaen la muerta distancia,y un torrente de cálidos lucerosbrotó del seno que la noche guarda.

MARAbril de de 1919.

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El mar esel Lucifer del azul.El cielo caídopor querer ser la luz.

¡Pobre mar condenadoa eterno movimiento,habiendo antes estadoquieto en el firmamento!

Pero de tu amargurate redimió el amor.Pariste a Venus pura,y quedóse tu honduravirgen y sin dolor.

Tus tristezas son bellas,mar de espasmos gloriosos.Mas hoy en vez de estrellastienes pulpos verdosos.

Aguanta tu sufrir,formidable Satán.

Cristo anduvo por ti,mas también lo hizo Pan.

La estrella Venus esla armonía del mundo.¡Calle el Eclesiastés!Venus es lo profundodel alma ...

. . Y el hombre miserablees un ángel caído.La tierra es el probableparaíso perdido.

SUEÑOMayo de 1919.

Iba yo montado sobreun macho cabrío.El abuelo me habló y me dijo:

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-Ese es tu camino.¡Es ése!, gritó mi sombra,disfrazada de mendigo.¡Es aquel de oro!, dijeronmis vestidos.Un gran cisne me guiñó,diciendo: ¡Vente conmigo!Y una serpiente mordíami sayal de peregrino.

Mirando al cielo, pensaba:Yo no tengo camino.Las rosas del fin seráncomo las del principio.En la niebla se conviertela carne y el rocío.

Mi caballo fantástico me llevapor un campo rojizo.¡Déjame!, clamó, llorando,mi corazón pensativo.Yo lo abandoné en la tierra,lleno de tristeza.

Vinola noche llena de arrugasy de sombras.

Alumbran el camino,los ojos luminosos y azuladosde mi macho cabrío.

OTRO SUEÑO1919.

¡Una golondrina vuelahacia muy lejos! . . .

Hay floraciones de rocíosobre mi sueño,y mi corazón da vueltas,lleno de tedio,como un "tíovivo" en que la Muertepasea a sus hijuelos.¡Quisiera en estos árbolesatar al tiempocon un cable de noche negra,

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y pintar luegocon mi sangre las riberaspálidas de mis recuerdos!

¿Cuántos hijos tiene la Muerte?¡Todos están en mi pecho!

¡Una golondrina vienede muy lejos!

ENCINA

Bajo tu casta sombra, encina vieja,quiero sondar la fuente de mi viday sacar de los fangos de mi sombralas esmeraldas líricas.

Echo mis redes sobre el agua turbiay las saco vacías.¡Más abajo del cieno tenebrosoestán mis pedrerías!

¡Hunde en mi pecho tus ramajes santos,oh solitaria encina!Y deja en mi sub-almatus secretos y tu pasión tranquila.

Esta tristeza juvenil se pasa,¡ya lo sé! La alegríaotra vez dejará sus guirnaldassobre mi frente herida,aunque nunca mis redes pescaránla oculta pedreríade tristeza inconsciente que reluceal fondo de mi vida.

Pero mi gran dolor trascendentales to dolor, encina.Es el mismo dolor de las estrellasy de la flor marchita.

Mis lágrimas resbalan a la tierray, como tus resinas,corren sobre las aguas del gran cauceque va a la noche fría.Y nosotros también resbalaremos,

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yo con mis pedrerias,y tú plenas las ramas de invisiblesbellotas metafísicas.

No me abandones nunca en mis pesares,esquelética amiga.Cántame con to boca vieja y castauna canción antigua,con palabras de tierra entrelazadasen la azul melodía.

Vuelvo otra vez a echar las redes sobrela fuente de mi vida,redes hechas con hilos de esperanza,nudos de poesía,y saco piedras falsas entre un cienode pasiones dormidas.

Con el sol del otoño toda el aguade mi fontana vibra,y noto que sacando sus raíceshuye de mí la encina.

INVOCACIÓN AL LAUREL1919.A Pepe Cienfuegos.

Por el horizonte confuso y dolientevenía la noche preñada de estrellas.Yo, como el barbudo mago de los cuentos,sabía lenguaje de flores y piedras.

Aprendí secretos de melancolía,dichos por cipreses, ortigas y yedras;supe del ensueño por boca del nardo,canté con los lirios canciones serenas.

En el bosque antiguo, lleno de negrura,todos me mostraban sus almas cual eran:el pinar, borracho de aroma y sonido;los olivos viejos, cargados de ciencia;los álamos muertos, nidales de hormigas;el musgo, nevado de blancas violetas.

Todo hablaba dulce a mi corazón

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temblando en los hilos de sonora sedacon que el agua envuelve las cosas paradascomo telaraña de armonía eterna.

Las rosas estaban soñando en la lira,tejen las encinas oros de leyendas,y entre la tristeza viril de los roblesdicen los enebros temores de aldea.

Yo comprendo toda la pasión del bosque;ritmo de la hoja ritmo de la estrella.Mas decidme, ¡oh cedros!, si mi corazóndormirá en los brazos de la luz perfecta.

Conozco la lira que presientes, rosa;formé su cordaje con mi vida muerta.¡Dime en qué remanso podré abandonarlacomo se abandonan las pasiones viejas!

¡Conozco el misterio que cantas, ciprés;soy hermano tuyo en noche y en pena;tenemos la entraña cuajada de nidos,tú de ruiseñores y yo de tristezas!

¡Conozco tu encanto sin fin, padre olivo,al darnos la sangre que extraes de la Tierra;como tú yo extraigo con mi sentimientoel óleo bendito que tiene la idea!

Todos me abrumáis con vuestras canciones;yo sólo os pregunto por la mía incierta;ninguno queréis sofocar las ansiasde este fuego casto que el pecho me quema.

¡Oh laurel divino, de alma inaccesible,siempre silencioso, lleno de nobleza!¡Vierte en mis oídos tu historia divina,tu sabiduría profunda y sincera!

¡Arbol que produces frutos de silencio,maestro de besos y mago de orquestas,formado del cuerpo rosado de Dafnecon savia potente de Apolo en tus venas!

¡Oh gran sacerdote del saber antiguo!¡Oh mudo solemne cerrado a las quejas!

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Todos tus hermanos del bosque me hablan;¡sólo tú, severo, mi canción desprecias!

Acaso, ¡oh, maestro del ritmo!, mediteslo inútil del triste llorar del poeta.Acaso tus hojas, manchadas de luna,pierdan la ilusión de la primavera.

La dulzura tenue del anochecer,cual negro rocío, tapizó la senda,teniendo de inmenso dosel a la noche,que venía grave, preñada de estrellas.

RITMO DE OTOÑO1920.A Manuel Ángeles.

Amargura dorada en el paisaje,el corazón escucha.

En la tristeza húmedael viento dijo:-Yo soy todo de estrellas derretidas,sangre del infinito.Con mi roce descubro los coloresde los fondos dormidos.Voy herido de místicas miradas,yo llevo los suspirosen burbujas de sangre invisibleshacia el sereno triunfodel Amor inmortal lleno de noche.Me conocen los niños,y me cuajo en tristezas.Sobre cuentos de reinas y castillossoy copa de luz. Soy incensariode cantos desprendidosque cayeron envueltos en azulestransparencias del ritmo.En mi alma perdiéronse solemnescarne y alma de Cristo,y finjo la tristeza de la tardemelancólico y frío.Soy la eterna armonía de la Tierra,el bosque innumerable.

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Llevo las carabelas de los sueñosa lo desconocido.Y tengo la amargura solitariade no saber mi fin ni mi destino-

Las palabras del viento eran suaves,con hondura de lirios.Mi corazón durmióse en la tristezadel crepúsculo.

Sobre la parda tierra de la estepalos gusanos dijeron sus delirios.

-Soportamos tristezasal borde del camino.Sabemos de las flores de los bosques,del canto monocorde de los grillos,de la lira sin cuerdas que pulsamos,del oculto sendero que seguimos.Nuestro ideal no llega a las estrellas,es sereno, sencillo;quisiéramos hacer miel, como abejas,o tener dulce voz o fuerte grito,o fácil caminar sobre las hierbas,o senos donde mamen nuestros hijos.

Dichosos los que nacen mariposaso tienen luz de luna en su vestido.¡Dichosos los que cortan la rosay recogen el trigo!¡Dichosos los que dudan de la Muerteteniendo Paraíso,y el aire que recorre lo que quiereseguro de infinito!Dichosos los gloriosos y los fuertes,los que jamás fueron compadecidos,los que bendijo y sonrió triunfanteel hermano Francisco.Pasamos mucha penacruzando los caminos.

Quisiéramos saber lo que nos hablanlos álamos del río-.

Y en la muda tristeza de la tarde

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respondióles el polvo del camino:-Dichosos, ¡oh, gusanos!, que tenéisjusta conciencia de vosotros mismos,y formas y pasionesy hogares encendidos.Yo en el sol me disuelvosiguiendo al peregrino,y cuando pienso ya en la luz quedarmecaigo al suelo dormido-.

Los gusanos lloraron y los árboles,moviendo sus cabezas pensativos,dijeron: -El azul es imposible.Creíamos alcanzarlo cuando niños,y quisiéramos ser como las águilasahora que estamos por el rayo heridos.De las águilas es todo el azul-.Y el águila a lo lejos:-¡No, no es mío!Porque el azul to tienen las estrellasentre sus claros brillosLas estrellas: -Tampoco lo tenemos:Está sobre nosotros escondido-.Y la negra distancia: -El azullo tiene la esperanza en su recinto-.Y la esperanza dice quedamentedesde el reino sombrío:-Vosotros me inventasteis corazones-Y el corazón: -¡Dios mío!

El otoño ha dejado ya sin hojaslos álamos del río.El agua ha adormecido en plata viejaal polvo del camino.Los gusanos se hunden soñolientosen sus hogares fríos.El águila se pierde en la montaña;el viento dice: "Soy eterno ritmo."Se oyen las nanas a las cunas pobres,y el llanto del rebaño en el aprisco.

La mojada tristeza del paisajeenseña como un liriolas arrugas severas que dejaronlos ojos pensadores de los siglos.

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Y mientras que descansan las estrellassobre el azul dormido,mi corazón ve su ideal lejanoy pregunta:

¡Dios mío!Pero, Dios mío, ¿a quién?¿Quién es Dios mío?¿Por qué nuestra esperanza se adormecey sentimos el fracaso líricoy los ojos se cierran comprendiendotodo el azul?

Sobre el paisaje viejo y el hogar humeantequiero lanzar mi grito,sollozando de mí como el gusanodeplora su destino.Pidiendo lo del hombre, Amor inmensoy azul como los álamos del río.Azul de corazones y de fuerza,el azul de mí mismo,que me ponga en las manos la gran haveque fuerce al infinito.Sin terror y sin miedo ante la muerteescarchado de amor y de lirismo.Aunque me hiera el rayo como al árboly me quede sin hojas y sin grito.

Ahora tengo en la frente rosas blancasy la copa rebosando vino.

AIRE DE NOCTURNO1919.

Tengo mucho miedode las hojas muertas,miedo de los pradosllenos de rocío.Yo voy a dormirme;si no me despiertas,dejaré a tu lado mi corazón frío.

¿Qué es eso que suenamuy lejos,amor? El viento en las vidrieras,

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¡amor mío!

Te puse collarescon gemas de aurora.¿Por qué me abandonasen este camino?Si te vas muy lejosmi pájaro lloray la verde viñano dará su vino.

¿Qué es eso que suenamuy lejos,amor? E1 viento en las vidrieras,¡amor mío!

Tú no sabrás nunca,esfinge de nieve,lo mucho que yote hubiera queridoesas madrugadascuando tanto lluevey en la rama secase deshace el nido.

¿Qué es eso que suenamuy lejos,amor? El viento en las vidrieras,¡amor mío!

NIDO1919.

¿Qué es lo que guardo en estosmomentos de tristeza?¡Ay, quién tala mis bosquesdorados y floridos!¿Qué leo en el espejode plata conmovidaque la aurora me ofrecesobre el agua del río?

¿Qué gran olmo de idease ha tronchado en mi bosque?¿Qué lluvia de silencio

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me deja estremecido?Si a mi amor dejé muertoen la ribera triste,¿qué zarzales me ocultanalgo recién nacido?

OTRA CANCIÓN1919. (Otoño.)

¡El sueño se deshizo para siempre!En la tarde lluviosami corazón aprendela tragedia otoñalque los árboles llueven.

Y en la dulce tristezadel paisaje que mueremis voces se quebraron.El sueño se deshizo para siempre.¡Para siempre! ¡Dios mío!Va cayendo la nieveen el campo desiertode mi vida,y temela ilusión, que va lejos,de helarse o de perderse.

¡Cómo me dice el aguaque el sueño se deshizo para siempre!¿El sueño es infinito?La niebla lo sostiene,y la niebla es tan sólocansancio de la nieve.Mi ritmo va contandoque el sueño se deshizo para siempre.Y en la tarde brumosami corazón aprendela tragedia otoñalque los árboles llueven.

EL MACHO CABRÍO1919.

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El rebaño de cabras ha pasadojunto al agua del río.En la tarde de rosa y de zafiro,llena de paz romántica,yo miroal gran macho cabrío.

¡Salve, demonio mudo!Eres el másintenso animal.Místico eternodel infiernocarnal

¡Cuántos encantostiene tu barba,tu frente ancha,rudo Don Juan!

¡Qué gran acento el de tu miradamefistofélicay pasional!

Vas por los camposcon tu manada,hecho un eunuco¡siendo un sultán!.Tu sed de sexonunca se apaga;¡bien aprendistedel padre Pan!

La cabra,lenta te va siguiendo,enamorada con humildad;mas tus pasiones son insaciables;Grecia viejate comprenderá.

¡Oh ser de hondas leyendas santas,de ascetas flacos y Satanáscon piedras negras y cruces toscas,con fieras mansas y cuevas hondasdonda te vieron entre la sombrasoplar la llamade lo sexual!

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¡Machos cornudosde bravas barbas!¡Resumen negro a lo medieval!Nacisteis juntos con Filomnedesentre la espuma casta del mar,y vuestras bocasla acariciaronbajo el asombro del mundo astral.

Sois de los bosques llenos de rosasdonde la luz es huracán;sois de los prados de Anacreonte,llenos con sangre de lo inmortal.

¡Machos cabríos!Sois metamorfosisde viejos sátirosperdidos ya.Vais derramando lujuria virgencomo no tuvo otro animal.

¡Iluminados del Mediodía!Pararse en firmepara escucharque desde el fondo de las campiñasel gallo os dice:¡Salud!, al pasar.

FIN DE«LIBRO DE POEMAS»