García Canclini - Las culturas hibridas en tiempos globalizados

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t Néstor García Canclini Culturas híbridas Estrategias parc entrar y salir de la modernidad Nueva edición $PArDos AJst6 A16. 8cfdrn. lvlá(¡co

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Néstor García Canclini

Culturas híbridas

Estrategias parc entrary salir de la modernidad

Nueva edición

$PArDosAJst6 A16. 8cfdrn. lvlá(¡co

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(i¡¡rr;ía Canclini, NéstorCulturas híbridas : estrategias para entrar y sal¡r

tlcr l¿: modernidad.- 1e ed. 1a reimp.- Buenos Aires :

Paidós, 2OO5.352 p. ; 23x16 cm.- (Estado y Sociedad ; 45087)

rsBN 950-12-5447-9

1. lnterculturalidades 2. Culturas Híbridas l. Título

l" úl¡(ió,t, 1990, Editorial Grijalbo

l' nlitiott ncttnliz¡dn, 2A01, Editorial Paidós

I'' t t t n t ltr,siót t, 2005

{,)lr',1.r¡r r}inro\.ul('ntc ¡rrohibidas, sin la autorizaci<in escrita de los titulares.lrl tt'l'tttt,\lrl ,lr,rjo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción iotal o

Ir,r,r,rl (l(.r.st,r r¡lrra lror cualquíer medit'r o procedimiento, comprendidos larl,r'(rtr¡rlí.r y cl trirtarniento informático, y la distribución de ejernplares de ellar r ¡'tl r.r r r I r' .r It¡ rr i lcr o preístamo ¡rúblico.

(i ) 2(X)l tle totlas las edicio¡res en castellano

litlir'ionr's I'air1ris Ilrririca SA

[\l,r¡'¡,¡rrr¡ ( rrhí, ()2, lJ.trtr.krn¡rr, I ,lr.¡'.,1,1 crlrr'rorr l).lr',t At'll('nlirrl y Urtrgrr.ry

I rlrlr¡u,rl l',tr,lr'rs :iAl('ljI lclr'rr,r.t rr(l'1, llur.nrl; A¡¡r.s

l, rrr,rI I ¡¡¡,'¡,¡¡ 1.¡or/r.r II Ior=r.rllr.trrlrls.( ()1.n.¡lr

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(Jrrr.tl,r lrcr'l¡o r.l tlt.¡rrisikl <¡trc ¡rreviene la Ley 71.723

Irtr¡rrr'srl rrr l,r Argrntir-r¿r. I)ri¡rted in Argentina

Irn¡r r1's1¡ ('n'fnl leres Cráficos D'AversaVict'¡rlt' [,t'r¡1'¿ 318, Quilmes, en junio de 2005'lir.r.l.r: l5(X) ejemplarcs

rslrN e50- t2-5487-9

l.l¡lir:i¡in ¡)¡rra cornercializar exelusivamente enArgentina y UrugUay

SUMAITIO

Introducción a la nueva edicién. Las culturas híbridasen tiempos globalizados 13

Entrada 35Ni culto, ni populaq, ni masivo ........... .. 37La modernidad después de la posmodernidad 40

Agradecimientos 47

1. De las utopías al mercado ........ 51

¿La imaginación emancipada? .........Acabaron las vanguardias artísticas, Quedan los rituales deinnovación............. 60Fascinados con lo primitivo y lo popular ..".......... 67El arte culto ya no es un comercio minorista 7lLa estética moderna como ideología para consumidores ....... 77

2. Contradicciones latinoamericanas: ¿modemismo sin modemización? .. 81

Cómo interpretar una historia híbrida 84Importaq, traduciq, construir lo propio 87Expansión del consumo y voluntarismo cultural 94El Estado cuida el patrimonio, las empresas lo modernizan........... 98

3. Artistas, intermediarios y público: ¿innovar o demo cratizar? t07De Paz a Borges: comportamientos ante el televisor I07El laboratorio irónico ll7La modernidad de los receptores............. 137

¿Cultura para todos? 149

4. El porvenir del pasado ............ 157Fundamentalistas y modernizadores ante el patrimonio histórico... 157La teatralización del poder.............. t59

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Introduccitln a la

LAS CULruRAS HfBRIDAS EN

nueva edición

TIEMPOS GLOBALIZAIX)5

¿Cómo saber cuándo cambia una disciplina o un campo del conoci-miento? Una manera de responder es: cuando algunos conceptos irrumpencon fuerz4 desplazan a otros o exigen reformularlos. Esto es lo que hasucedido con el "diccionario" de los estudios culturales. Aquí me propon-go discutir en qué sentido puede afirmarse que hibridación es uno de esostérminos detonantes.

Voy a ocuparme de cómo los estudios sobre hibridación modificaron elmodo de hablar sobre identidad, cultura, diferencia, desigualdad, multi-culturalidad, y sobre parejas organizadoras de los conflictos en las cienciassociales: tradición/modernidad, norte/sur, local I global. ¿Por qué la cues-tión de lo híbrido adquiere últimamente tanto peso si es una característicaantigua del desarrollo histórico? Podría decirse que existen antecedentesdesde que comenzaron los intercambios entre sociedad€s, y de hechoPlinio el Viejo mencionó la palabra al referirse a los migrantes que llegabana Roma en su época. Varios historiadores y antropólogos mostraron elpapel clave del mestizaje en el Mediterráneo desde los tiempos clásicos deGrecia (Laplantine-Nouss), y otros recurren específicamente al términohibridación para identificar lo que sucedió desde que Europa se expandióhacia América (Bernand; Gruzinski). Mijail Bajtin lo usó para caracterizarla coexistencia, desde el comienzo de la modernidad, de lenguajes cultos ypopulares.

Sin embargo es en la década final del siglo XX cuando más se extiendeel análisis de la hibridación a diversos procesos culturales. Pero tambiénse discute el valor de ese concepto. Se lo usa para describir procesosinterétnicos y de descolonización (Bhabha; Young), globalizadores(Hannerz) viajes y cruces de fronteras (Clifford), fusiones artísticas,literarias y comunicacionales (De la Campa; Hall; Martín Barbero; Papas-tergiadis; Werbner). No faltan estudios sobre cómo se hibridangastronomías de distintos orígenes en la comida de un país (Archetti), nide la asociación de instituciones públicas y corporaciones privadas, de lamuseografía occidental y las tradiciones periféricas en las exposicionesuniversales (Harvey). Esta nueva introducción tiene el propósito devalorar estos usos diseminados y las principales posiciones presentadas.

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I /i ( .r¡lrrrr:rs lrí1r¡ r.l.r,,

lrn la rnedida erl (lue, srllrin t'scriLriiiJean Franco, "Cullurtts ltíbriLIas es unlilrro en búsqueda de un método" para "no encorsetarnos en falsasop<lsiciones tales como alto y popular, urbano o rural, moderno otr.rtlicitrnal" (Franco, "1"992), esa expansión de los estudios exige entrar enl.rs nucv¿rs avenidas del debate.

A:;irtristt'to, trataré algunas de las objeciones dirigidas por razones('l'r:,lcrnokigicas y políticas al concepto de hibridación. En cuanto al¡".l,tlttlo t tt'rrlífit'o tlc esta noción, la deslindaré de su uso en biología con ellrrt ,lr , orr:;¡(lt'r'.tr t'spccíficarrnerrte las contribuciones y las dificultádes quel,rr.r¡r.rrt.r r.!r l.rs t'it'nr.i¿rs socialr.s. ltcspct:to dt, srr aportación al pensamientoI'r 'l¡llt ., .rrlll)ll.trii t'l .rrr.ílisis y;r rr'.rtiz.ltlo t.rr t.l tibro irrgumcntándo por quél,r lrtl'llrl,rr rri¡l n() (.s sirrrirril¡ro tlt. f usitilt silr t.orrlr¡dit:ciOnes, sino queI'n..,lr- ir!'n{lrrr .l rl.rr t.u¡.nl,l tlt. lornr.r:; lr.u.lir-ul.rrt,s clc colrflicto generaáasrll lil lltlrtr tlllttt.tlt.l,t,l lt'r trttlr'y ctt trrt'tlro tlt'l;l rlcc¿rdencia de proyectosll¡it ir.ll¡llr':¡ ,lt'lttr,,l,'¡lt¡¡.1( tr-)tt rrt Alnfirir',r t.llilr¿t.'l-enemOS que re;pondef alrl ¡r¡r'¡r¡lrrl,r ,lt' :¡i r'l .lr({";u.r nl.rV()r'Vru'icd.rr{ cle bienes facilitadó por losItt¡rt'iltli¡'ltlrrrr ¡'l,rl',tli¡.trlulr':, tlcrtrot't'.lliz.t la capacidad de CombinaflOs y, lr=, l¡=ti'u I nll,¡¡ I lr l,r n l ¡ ¡ I I rr.r I I I tt t.,t I ltl.ltl t.rcittiva_

I ¡\', ll,l r'J lllrA!t|,,:, titlt'tlNSAI)AS DESDE LA HIBRIDACIóN

I l.ly t¡trc c()rnenzar discutiendo si híbrido es una buena o una mala¡r.rl.rbrl- No basta que sea muy usada para que la consideremos respetable.I'or r'l t:o¡rtrario, su profuso empleo favorece que se le asignen significadostlist-orclantes. Al trasladarla de la biología a análisis sociocultuiales ganó(',rrtrl)()s de,aplicación, Pero perdió univocidad. De ahí que algu¡gs piefie-t':tlt st'guir hablando de sincretismo en cuestiones religiosr,r,'.1" rncstizajet'rl ltistoria y antropología, de fusión en música. ¿Ctrál t's t¿r vt.rrt,rj,r, ¡'rirrl I¿irrvcstigación científica, de recurrir a un término t'argltlo tlr. r.r¡rriv'r.itl;rrl?

Flncaremos, entonces, la discusión cpistcrrrokigit'ir. L)r¡it.n) r(.(.().()(.(,r(lu('cse aspecto fue insuficientemc.ntc tr¿rl¿lrlo r.rr rrri lilrrr t ('ul!ttttt:; Ittl¡t-itltn.Los rlt'lr¿rtes que hubo sobre csas ¡r;fgirrirs, y solrn. lrlr lr,rl,,rlr¡.;,lr.olr\rs.n¡lr¡l'r.s, t'il¿trlos en este nuev() tt'xto, nlt, ¡r1.¡-¡¡¡llr.lr,rlror..r r.l,rlfr,t,rt urr,¡rrr. l,rltlrtr.tr lri¡¡ y t'l csl¿ttutO clt.l cr)lrt:t.Plo rlt. lrilrritl,lr trin r.rr l.r,¡ r rr.rl( r,rii.,.,r r.rlr.:;.

l"tl lrt rl¡' t¡lr,r ¡rriln('ril tlt'fi ¡rit'iiltl' t'ttltt'tttltt lrttr lttl,t t,ltt, lttn lth ¡! r'.,{rr, r.(f( l(,tttl!ttttt!¡',: t'u l,t', ¡¡¡¡¡ r:;lrttt.lttft.'* 0 l,t.tltltttt,, tlt,;t.tt.ltt,; rlttt.t.tt.,lttttt t.n lttnlttt:;¡tslttlrlct ., t ttntltuttnt l,tll¡1 .\t'tt.-l'tlr nt!.,tttt,, ¡,:,ltttt lltltl,, ,lt¡t.ltt., ll l,ttit ilt tl.; ¡\ :.Ui ':: t '11'¡''¡, t,tr'tt ,¡ttr'l.t't ¡':,ll'ttt'1il¡.t:; ll.ttt¡.t¡l.rr¡ rllr¡r lr,l¡lr¡ llr.rrirr r..,:rtll,r,lrr,lr.lril'ti'lá'¡"¡¡'"' ¡t,,1 l,r rtl,tl lrrt lrrtr'rl¡'l! !¡r'! |'lr.¡irlr,t,r,l¡i.¡ frr¡.rtlr.,r ¡rilr,r.; Illl=icrri¡'1" l1"i "'' '1.'lr,tlr"¡t t'l',¡t¡¡¡¡v'l¡';1,. rr,rr irlrr r'rt l,li,, 'unnri,l,r,l¡.,, l,rlnr.,.. rlr.| =ta't"-= I !¡¡i'1"'¡ '¡ t-.lr'¡t,litlrt ¡r,¡ lttl.trtr'l ¡r lrrrlr, ¡'¡ rr¡rtrr¡l¡r l,rr.rlr. ..r.t'

=' e¡-la.i" =r:=s=il=1¡1,, r.¡r ,,1 lr-,llil.¡ llltif,r.t¡rililli:li¡ 3 llfttu.¡r tlttr.r rr ,.! :\nrlt,.t..l

Irritr¡tlttt t iritr .r l.r ¡rr¡, r'.r ,,1,' ""' I i

College de Massachtrsclts, y olrjcto clc cliccionarios r,sIrt.r ¡'lll;itrl'r'(Stavans). Como si el cs¡-raiiol y cl ingli's fucran idiom¿rs n,,.',,,1t''l'l'r'l';';con el latín, el árabe y las lenguas precolombinas. Si no reco¡r()cidfrlllt()h

l'r

larga historia impura del castellano y extirpáramos los térmi¡1¡r tlc ritlr

árabe, nos quedalíamos sin alcachofas, alcaldes, almohadas ni ¿lgarabit'Una maner;de describir este tránsito de lo discreto a lo híbrido, y a nucvas

f orma s discreta + ;; f;;;1;:ti.l;; á "

r,ru'iá ".ión"

propues ta P t: :' :::

Stross, según la cual en la histoiia. paqamos de for*as'-ai h"t"rágéneas a

otraq máJhomogeneái, y luego á-otras relativamente más herclogéneas'sin que ninguna sea "pura" o plenamente homogénea.

La multiplicación espectacular de hibridaciones durante el siglo.X*,::facilita precisar de qué se trata. ¿Se pueden colocar bajo un solá ':1-t1:hechos tan variad.os como los casamientos mestizos, ia combitu'i!" 1:ancestros africanos, figuras indígenas y santos católicos en el tlTo,u:::brasileño ,Ios collages tubhcitarioi de monumentos históricos cof b:ot.1il

y coches deportivos? Algo frecuente como la fusión de melod ía5 érnicas

con música ¿lásica y contemporánea o con el jazzy la salsa pueóe:t"1t:en fenómenos tan diversos como la chicha , Áezc?a de ritmo

" úlinot ^\

caribeños; la reinterpretaci ón jazzística de Mozart hecha por el grúPo

afrocubano lrakere; las reelaboraciones de melodías inglesas e hindrles

efectuadas po1 los Beatles, Peter Gabriel y otros músicos. Los artista? q.1e

exacerban estos cruces y los convierten en eies conceptuales cle r,r5 trabaios

no lo hacen en condiciones ni con objetivos semejantes. Antoni Mt'tlll-lutlpor ejemplo, tituló Híbridosel conjunto de proyectos exhibirlos et'r t'-,!:j;el Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid. En esa ocasión insinu 6, r""1:?.\::fotos, los desplazamientos ocurrid.os entre el antiguo uso d,e esg edrtrcro

como hospital y el destino artístico que ahora tiene. Otra uur, creó un sitto

web, hybiidspaTrr, "n

el que exploraba contaminaciones entre iryig""::arquitectónicas y mediáticás. Gran parte de su producción result a del cruce

multimedia y multicultural: la prensa y la publicidad callejera ittt:tt?l11en la televisión, o los últimos diez minutoJde la programación xelevisiva-

de Argentina, Brasil y Estados Unidos mostrados simultá neafflente' ^Yseguidos de un plano-secuencia que contrasta la diversidad delo calle en

esos países con la homogeneización televisiva.

¿Cuál es la utilidad de unificar bajo un solo término expeÍren"iu: Idispositivos tan heterogéneos? ¿Conviene designarlos con la ??l"Yhíbrido, cuyo origen biolágico ha llevado a que algunos autores ?q::t:?:sobre el riesgo de traspasar a la sociedad y la cultura la esterilictdu Y*suele asociarse a ese término? Quienes hácen esta críti ca rcclrerdan

€r

ejemplo infecundo de la mula (Corne¡o Polar, 1gg7). Aun ,t u\1"^:",encuentra esta objeción en textos recienles, se trata de la prolon$at:o"-::una creencia del siglo XIX cuando la hibridación era consiaJ/ada con

desconfia nza alr.rpJrru, que perjudicaría el desarrollo social .Desóe que en

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I (t ( ,rrlttt¡;¡r lrfl,r t,l.r:

ItJ70 Mc¡clcl r¡gstrir t.l t.lrrirptccirnicnto producido por cruces g,cll¿'ticos en

lr.t¡lrrica abundarn las hibriclaciones fértiles para aprovechar características

cle células de plantas diferentes a fin de mejorar su crecimiento, resistencia,

calidad, y el valor económico y nutritivo de alimentos derivados de ellas

(Olby; Cállender). La hibridación de café, flores, cereales y otros productos

ar-reiienta la variedad genética de las especies y mejora su sobrevivencia

arrtc cambios de hábitat o climáticos.De todas maneras, uno no tiene por qué quedar cautivo en la dinámica

bisl(rgica de la cual toma un concepto. Las ciencias sociales han importado

r.trchas nociones d.e otras disciplinas sin que las invaliden las condiciones

cle uso en la ciencia de origen. Cot."ptos biológicos como el de reproduc-

citlrr fueron reelaborados puruhablar de reproducción social, económica y

eultural: el debate efectuádo desde Marx hasta nuestros días se establece

¡n rclación con la consistencia teórica y el poder explicativo de ese término,

¡r() p()r rrna tlcpenclcncit¡ fatal c-lel uso que le asignó otra ciencia. Del mismo

,rr,r,1,,, l,rs ¡r1rli.¡¡lir,,rs solrre tl crnplcrl rnetafórico de conceptos económicos

r,il.,1 r.\iiln¡n,il. l)t'o(,(.s()s sirntrítiittos, Como kl haCe Pierre BOurdieU al

r.,,ln.r.r¡.sr.,rl til¡r¡l¡¡!r,rrllt¡rat y krs ntt'rcrtdos lingüísticos, no tiene que centrarse

¡.r l,r rrri¡,,r..r.:i.in tlt. t,sos tónninos de una disciplina a otra sino en las

,trr.r.,r(,r(,r'rt,n ..lrislt,rnoklgicas que sitúen su fecundidad explicativa y sus

Itrrritt,s t.¡ ct i¡rterior cle los discursos culturales: ¿permiten o no entender

nrt'jor algo c¡ue permanecía inexplicado? _

La c9nstr.r..ió., lingüística (Bajtin; Bhabha) y social (Friedman; Hall;

l);rpastcrgiadis) del coniepto de hibridación ha colaborado Para salir de los

,li*ct,r*rri biologicistas y esencialistas de la identidad, la autenticidad y la

l)rr.(.zir cultrrrai. Contribuy€. a identificar y explicar múltiples alianzas

i,.,,r,,,.1,,*: p()r r.jt.rn¡rkr, clei imaginario precolombino con el novohispano

.lr. l.s t.olo¡riz¡rri.r..* y ltrt'go con el de las industrias culturales (Bernand;

(,rr¡zrrrski), d¡ l.r cstóiica popular con la de los turistas (De Grandis), de las

t'r¡ltrrr¿rs ót¡it-¿rs ¡¿rcion¿rles con las de las metrópolis (Bhabha) y con las

instilrrciortcs globates (Harvey). Los pocos fragmentos escritos de una

lristori¿r rlc las iribridaciones han puesto en evidencia la productividad y el

potler i¡rnovaclor de muchas mezclas interculturales.

¿C(rmo fusiona la hibridación estructuras o prácticas sociales discretas

para generar nuevas estructuras y nuevas prácticas? A veces esto ocurre de

*odo'no planeado, o es resultado imprevisto de procesos migratorios,

turísticos y d" int"rcambio económico o comunicacional. Pero a menudo la

hibridació., ,rrrge de la creatividad individual y colectivl. No solo en las

artes, sino en lá vida cotidiana y en el desarrollo tecnológico. Se busca

reconaertir un patrimonio (una fábúca, una caPacitación profesional, un

c.njunto de saüeres y técnicas) para reinsertarlo en nuevas condiciones de

prohucció. y mercado. Aclaremos el significado cultural de reconversión:

se utiliza este término para explicar las estrategias mediante las cuales un

lrrtrorlut t ir'rr¡ ¡ l.t ttt¡¡=v+ -ll, l,iit It

pintor se convierte en cliscñ¡rlor, o lits lrurgucsías nacicltlitlt's ,ttlt¡tllr'lr'lt lnt,

idiomas y otras compctenr-i¿rs rrecesarias Para reinvertir stls t',t¡ril¡111'-,

económicos y simbólicos en circuitos transnacionales (Bourdieu). 'l'irrrrlrlélr

se encuentran estrategias de reconversión económica y simbtllic.l rtrsectores populares: los migrantes campesinos que adaptan sus sabcres

para trabajar y consumir en la ciudad, o vinculan sus artesanías con usos

modernos para interesar a compradores urbanos; los obreros que reformu-lan su cultura laboral ante las nuevas tecnologías productivas; los movi-mientos indígenas que reinsertan sus demandas en la política transnacio-

nal o en un discurso ecológico, y aprenden a comunicarlas por radio,televisión e Internet. Por tales razones, sostengo que el objeto de estudio no

es la hibridez, sino los procesos de hibridación. El análisis empírico de

estos procesos, articulados a estrategias de reconversión, muestra que lahibridación interesa tanto a los sectores hegemónicos como a los popularesque quieren apropiarse los beneficios de la modernidad.

Estos procesos incesantes, variados, de hibridación llevan a relativizarla noción de identidad. Cuestionary incluso, la tendencia antropológica yde un sector de los estudios culturales a considerar las identidades como

objeto de investigación. El énfasis en la hibridación no solo clausura lapretensión de establecer identidades "putas" o "auténticas". Además,

pone en evidencia el riesgo de delimitar identidades locales autocon-

tenidas, o que intenten afirmarse como radicalmente opuestas a la socie-

dad nacional o la globalización. Cuando se define a una identidadmediante un proceso de abstracción de rasgos (lengua, tradiciones, ciertas

conductas estereotipadas) se tiende a menudo a desprender esas prácticas

de la historia de mezclas en que se formaron. Como consecuencia, se

absolutiza un modo de entender la identidad y se rechazan maneras

heterodoxas de hablar la lengu4 hacer música o interpretar las tradiciones.

Se acaba, en suma, obturando la posibilidad de modificar la cultura y lapolítica.

Los estudios sobre narrativas identitarias hechos desde enfoques teóri-cos que toman en cuenta los procesos de hibridación (Hannerz; Hall)muestran que no es posible hablar de las identidades como si solo se

tratara de un conjunto de rasgos fijos, ni afirmarlas como la esencia de unaetnia o una nación. La historia de los movimientos identitarios revela una

serie de operaciones de selección de elementos de épocas distintas articula-dos por ios gtupos hegemónicos en un relato que les da coherencia,

dramaticidad y elocuencia.Por eso, algunos proponemos desplazar el objeto de estudio de la

identidad a la heterogeneidad y Ia hibridación interculturales (Goldberg). Ya no

basta con decir que no huy identidades caracterizables por esencias

autocontenidas y ahistóricas, y entenderlas como las maneras en que las

comunidades se imaginan y construyen relatos sobre su origen y desarro-

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I ¡{ ( rrlr rrr.ri lr¡l,r ¡,1.r.,

llrl llrt t¡rt nlunrl(f l,ur llr¡rtl,rnrt.ntc interconectado, las sedimentaciones¡tlt'¡rlrl,u'r.ri ()r'll.lniz.l(l.ts e¡t c()njuntos históricos más o menos estables(t'lrri.rs, rl.rcioncs, clascs) se reestructuran en medio de conjuntos interétni-r'()s, tr¿urscl¿rsistas y transnacionales. Las maneras diversas en que losruricrnbros de cada grupo se apropian de los repertorios heterogéneos delricnt's y mensajes disponibles en los circuitos trasnacionales genera nuevasformas de segmentación: dentro de una sociedad nacional, digamosMéxico, hay millones de indígenas mestizados con los colonizadoresL-rlarrcos, pero algunos se "chicattizaron" al viajar a Estados Unidos, otrosrernodelan sus hábitos en relación con las ofertas comunicacionales masi-vas, otros adquirieron alto nivel educativo y enriquecieron su patrimoniotr¿rdicional con saberes y recursos estéticos de varios países, otros se

irrcorporan a empresas coreanas o japonesas y fusionan su capital étnicocort los couocirnientos y disciplinas de esos sistemas productivos. Estudiarpr()ccs()s ct¡ltur¿rles, p()r esto, rnás que llevarnos a afirmar identidades,url()sr¡fit'it'rrtt's, sirvt. p.ttil t'or-locer formas de situarse en medio de laIrrlrro¡1'ttt'irl,ttl y t.lrlt.rrtlcr c(rrtro sc producen las hibridaciones.

I )1, I n t,trs( till't ltiru n t,A lrXt,l.,lCACIóN

Al rcducir la jerarquía de los conceptos de idenüdad y heterogeneidad enbeneficio del de hibridación, quitamos soporte a las políticas de homogenei-zación fundamentalista o simple reconocimiento (segregado) de "la plurali-rlad de culturas". Cabe preguntaq, entonces, adónde conduce la hibridación,si sirve para reformular la investigación intercultural y el diseño de políticasctr I t tr rales transnacionales y transétnicas, quizá globales.

Una dificultad para cumplir estos propósitos es que los estudios sobrelribridación suelen limitarse a describir mezclas interculturales. Apenasc()tncnzamos a avanzar, como parte de la reconstrucción sociocultural delconct'pto, para darle poder explicatiao: estudiar los procesos de hibridaciónsitu¿frrdolos en relaciones estructurales de causalidad. Y darle capacidadln'nnnúutica: volverlo útil para interpretar las relaciones de sentido que se

n.trrnstruyen en las mezclas.Si r¡trcremos ir más allá de liberar al análisis cultural de sus tropismos

Ir¡¡rtl,unt'r-rtalistas identitarios, debemos situar a la hibridación en otra redrlc t'ortt't'ptos: por ejemplo, contradicciórU mestizaje, sincretismo, trans-,rtllrn',tt'irin y crcolización. También es necesario verlo en medio de lasi!rnltrv,rh'nt'i¿ts rlc la industrialización y masificación globalizada de los

l,t r rr r'rilr' :-irrrlrtilit'Os, y de los conflictos de poder que suscitan.t llr¿t,l¡'l.ts 1r[rjctriones formuladas al concepto de hibridación es que

¡,it*-,1,' ¡,ul¡,.'r ir l,ir'¡l intcgración y fusión de culturas, sin dar suficientc pesoa la'= r,ttlritrlirrr{}rrts y a lo que no se deja hibridar. La afortunada

lrrtrorlut'citílr .r l:r rrttr=v,r ¡-rlr. r,,rr I'l

observación de Pnina Wcrbncr clc tltrc cl cosmopolitisrno, at lulrrrtldnr.¡r.nos forma como "gourmets multiculturales", tiene este ries¡¡o. ArrlolrkrCornejo Polar ha señalado en varios autores que nos ocupam()s elt. t.slt.tema la "impresionante lista de productos híbridos fecundos", y "cl torrocelebrativo" con que hablamos de la hibridación como armonización c'le

mundos "desgajados y beligerantes" (Cornejo Polal, 1997).john Kraniaus-kas también encontró que, como el concepto de reconversión indica lautilización productiva de recursos anteriores en nuevos contextos, la listade ejemplos dada en este libro configura una visión "optimista" de lashibridaciones.

Es posible que la polémica contra el purismo y el tradicionalismofolclóricos me haya llevado a preferir los casos prósperos e innovadores dehibridación. Sin embargo, hoy se ha vuelto más evidente el sentidocontradictorio de las mezclas interculturales. fustamente al pasar delcarácter descriptivo de la noción de hibridación -como fusión de estructu-ras discretas- a elaborarla como recurso de explicación, advertimos en quécasos las mezclas pueden ser productivas y cuándo generan conflictosdebido a lo que permanece incompatible o inconciliable en Ia prácticasreunidas. El mismo Cornejo Polar ha contribuido a este avance cuando diceque, así como se "entra y sale de la modernidad", también se podríaentender de modo histórico las variaciones y conflictos de la metáfora quenos ocupa si habláramos de "entrar y salir de la hibridez" (Cornejo Polar;1ee7).

Agradezco a este autor la sugerencia de aplicar a la hibridación estemovimiento de tránsito y provisionalidad que en el libro Culturas híbridascoloqui desde el subtítulo, como necesario para entender las estrategiasde entrada y salida de la modernidad. Si hablamos de la hibridación comoun proceso al que se puede acceder y que se puede abandonar, del cual sepuede ser excluido o al que pueden subordinarnos, es posible entender lasdiversas posiciones de los sujetos respecto de las relaciones interculturales.Así se puede trabajar los procesos de hibridación en relación con ladesigualdad entre las culturas, con las posibilidades de apropiarse devarias a La vez en clases y grupos diferentes, y por tanto respecto de lasasimetrías del poder y el prestigio. Cornejo Polar sólo insinuó estadirección de análisis en ese ensayo póstumo que cité, pero encuentro uncomplemento para expandir esa intuición en un texto que él escribió pocoantes: "una heterogeneidad no dialéctica: sujeto y discurso migrantes en elPerú moderno".

En este artículo, ante la tendencia a celebrar las migraciones, recordóque el migrante no siempre "está especialmente dispuesto a sintetizar lasdistintas estancias de su itinerario, aunque -como es claro- le sea imposi-ble mantenerlas encapsuladas y sin comunicación entre s{'. Con ejemplosde fosé María Arguedas, |uan Biondi y Eduardo Zapata, mostró'que la

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l0 (.¡rltru¡rlrll,¡r.1.r,.

oscilacirln entrc l.r itlt.ntitlacl dt' origen y la de destino puede llevar alrnigrante a hablar "c()r'r cspontaneidad desde varios lugares", sin mezclar-krs, como provinciano y como limeño, como hablante de quechua y deespañol. En ocasiones, decía, se pasa metonímica o metafóricamenteelementos de un discurso a otro. En otros casos, el sujeto aceptaclescentrarse de su historia y desempeña varios papeles "incompatibles ycontradictorios de un modo no dialéctico": "el allá y el aquí, que sont¿rmbién el ayer y el hoy, refuerzan su aptitud enunciativa y pueden tramarrr¿lrrativas bifrontes y -hasta si se quiere, exagerando las cosas-esquizofrénicas" (Cornejo Polaq, 1996: S41).

En las actuales condiciones de globalizacióru encuentro cada vez mayo-res razones para emplear los conceptos de mestizaje e hibridación. Pero alintensificarse la interculturalidad migratoria, económica y mediática se ve,corno diccn Franqois L,aplantine y Alexis Nouss, que no hay solo "la fusióryl,t t'olrt,siri¡¡, l¿t ósrnosis, sirto l¿r confrontación y el diálogo". En este tiempo('n (lur' "l,rs rlt't't'pt'iont's tlt' l¡s pr()rncs¿ls dcl urriversalismo abstracto hanlortrlt¡r'!tl¡r,r l,u, r'r'tsl),11'¡q¡rrt's particularistas" (Laplantine-Nouss,1997:L4),r'l ¡rcnri,uru¡'rrlo y l,rs ¡rr.it'lit'as rncstiz¿ts son recursos para reconocer lotlrsln¡lu y t'l,rlror,rr l.rs le¡rsioncs clc [as diferencias. La hibridación, como

Pr(,r'r'so rlt: intcrscccit'ln y trarrsacciones, es lo que hace posible que la¡¡tullirulturulidud evite lo que tiene de segregación y pueda convertirse enintart:ulturalidad. Las políticas de hibridación pueden servir para trabajardemocráticamente con las divergencias, para que la historia no se reduzca¿r guerras entre culturas, como imagina Samuel Huntington. Podemoselcgir vivir en estado de guerra o en estado de hibridación.

tls útil que se advierta sobre las versiones demasiado amables delrnt'stizaie. Por eso, conviene insistir en que el objeto de estudio no es lalribridez, sino los procesos de hibridación. Así puede reconocerse lo quecontienen de desgarramiento y lo que no llega a ser fusionado. Una teoríano ingenua de la hibridación es inseparable de una conciencia crítica de suslfrnites, de lo que no se deja o no quiere o no puede ser hibridado.

Ln nrnRrpAcróN y su FAMTLTA DE coNcrpros

A esta altura hay que decir que el concepto de hibridación es útil enalgunas investigaciones para abarcar conjuntamente contactos intercultu-rales que suelen llevar nombres diferentes: las fusiones raciale's o i'tnicasclcncrminadas mestízaje, el sincretismo de creencias, y tambión otr¡rs rnczclasrrtociernas entre lo artesanal y lo industrial, lo culto y kr ¡ro¡rtrlirr, kr t.scritoy lo visual en los mensajes mediáticos. Veamos ¡ror t¡rró ,rlgrur,rs tlt'r.st¿rsi¡rlcrrt'l¿lciones no pueden ser designadas corl los nornlrrt's t'l,lsit'()s, ('()nlonrr.sl rz.ts () sincréticas.

lrrtr'tlttt. ir'¡lt .t l.t tttt¡v,r r rlrr tr¡' 't I

La mezcla de colonizaclorcs cspañolcs y portugueses, lttt'¡qo lnp.lr.r,t.rt 1,

franceses, con indígenas amcricanos, a la cual se añadierort t.sr'lÉvn¡¡

trasladados desde Africa, volvió al mestizaje un proceso fundacional r'¡r t¡rssociedades del llamado nuevo mundo. En la actualidad menos del l(l ¡rorciento de la población de América latina es indígena. Son minorías tambió¡rlas comunidades de origen europeo que no se han mezclado con losnativos. Pero la importante historia de fusiones entre unos y otros requierela noción de mestizaje, tanto en el sentido biológico -producción defenotipos a partir de cruzamientos genéticos- como cultural: mezcla dehábitos, creencias y formas de pensamiento europeos con los originarios delas sociedades americanas. No obstante, ese concepto es insuficiente paranombrar y explicar las formas más modernas de interculturalidad.

Durante mucho tiempo se estudiaron más los aspectos fisionómicos ycromáticos del mestizaje. El color de la piel y los rasgos físicos continúanpesando en la construcción ordinaria de la subordinacióry para discriminara indios, negros o mujeres. Sin embargo, en las ciencias sociales y en elpensamiento político democrático el mestizaje se ubica actualmente en ladimensión cultural de las combinaciones identitarias. En la antropologí4en los estudios culturales y en las políticas la cuestión se plantea como eldiseño de formas de convivencia multicultural moderna, aunque esténcondicionadas por el mestizaje biológico.

Algo semejante ocurre con el pasaje de las mezclas religiosas a fusionesmás complejas de creencias. Sin duda, corresponde hablar de sincrctismopara referirse a la combinación de prácticas religiosas tradicionales. Laintensificación de las migraciones y la difusión transcontinental de creen-cias y rituales en el último siglo acentuó estas hibridaciones y aumentó, a

vecet la tolerancia hacia ellas. Al punto de que en países como Brasil,Cuba, Haití y Estados Unidos se volvió frecuente la doble o triplepertenencia religiosa, por ejemplo ser católico y participar en un cultoafroamericano o una ceremonianeu) age.Siconsideramos el sincretismo ensentido más amplio, como la adhesión simultánea a varios sistemas decreencias, no solo religiosas, el fenómeno se expande notoriamente, sobretodo en las multitudes que recurren para ciertas enfermedades a medicinasindígenas u orientales, para otras a la medicina alopátic4 o a ritualescatólicos o pentecostales. El uso sincrético de estos recursos para la saludsuele ir junto con fusiones musicales y de formas multiculturales deorganización social, como ocurre en la santería cubana, el vudú haitiano yel candomblé brasileño (Rowe-Schelling, L99t).

La palabra creolización también ha servido para referirse a las mezclasinterculturales. En sentido estricto, designa la lengua y la cultura creadaspor variaciones a partir de la lengua básica y otros idiomas en el contextodel tráfico de esclavos. Se aplica a las mezclas que el francés ha tenido en

América y el Caribe (Louisiane, Haití Guadalupe, Martinica) y en el

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(x'i'¿rtl() frtclit:o (ttt'rtnirin, la isla Mauricio) o el portugués en Africa((irrinca, Cabo Vcrc-le'), cn el Caribe (Curazao) y Asia (Ináia, Sri Lanka).I)¿rtlo clue presenta tensiones paradigmáticas entre oralidad y escritura,t'rrtre sectores cultos y populares, en un continuum de diversidad, UlfI l¿ttrnerz sugiere extender su uso en el ámbito transnacional para denomi-nar "procesos de confluencia cultural" caracterizados "por la desigualdaddt' poder; prestigio y recursos materiales" (Hannerz, lgg7). Su énfasis ent¡tre los fluios crecientes entre centro y periferia deben ser examinadosirrrrto con las asimetrías entre los mercados, los Estados y los nivelescduc¿rtivos ayuda a evitar el riesgo de ver el mestizaje como simplehornogeneización y reconciliación intercultural.

Estos términos -rnestizaje, sincretismo, creolización- siguen usándose('¡r buena parte de la bibliografía antropológica y etnohistórica paracs¡rt'cifit';tr fttrnt¿rs ¡rarticr-rlnres tic lribridación más o menos clásicas. Pero,;t'tittto tL'si¡iltirr l,ts fr¡sioncs t:rrtrt. t:ulturas barriales y rnediáticas, entrecr;lilr¡s tlr' ('()tt:;tttno rlr' ¡r,r'lrt'r,lt'iont's rlift.re.rrtt.s, entrc rnúsicas locales yll,tt!t;tl¡tr'trltl,tlr's, (lur'(x'rrrr('n t.n l,rs froltter¿rs y cn lits grandes ciudades (rroErtlu,tlll),' 1,,r lr,ll,tlrr'.r lrilr¡rl,tt'if¡r .rp.rrcct: ltrás clúctil para nombrar no sOlOl,ts l¡tt'zt l,t:; ttc t'lcrncrrtos (itnit'os o rcligiosos, sin<l con productos de lasIct'lrologÍ,rs .tv.rrrz.iltl¡ts y l)roccsos sociales modernos o posmodernos.

l)t'st¿rco lasJrotttrTas c¡rtrc países y las grandes ciudades como contextostlue conclicionan los formatos, estilos y contradicciones específicos de lalribridación. Las fronteras rígidas establecidas por los Estados modernos sevolvieron porosas. Pocas culturas pueden ser ahora descritas como unida-tlt's t'stables, con límites precisos basados en la ocupación de un territorio,rt'trt¿ttlo. l)ero esta multiplicación de oportunidades para hibridarse noirrr¡rlica indeterminación, ni libertad irrestricta. La hibridación ocurre ent'rttrcliciorres históricas y sociales específicas, en medio de sistemas del-rroducción y consumo que a veces operan como coacciones, según puedeapreciarse en la vida de muchos migrantes. Otra de las entidades sociales(lrte ausPician pero también condicionan la hibridación son las ciudades.l-as rnegalópolis multilingües y multiculturales, por ejemplo Londres,lJcrlín, Nueva York, Los Angeles, Buenos Aires, San pablo, México y HongKon¡;, son estudiadas como centros donde la hibridación fomenta mayoresctxrflictos y mayor creatividad cultural (Appadurai; Hannerz).

¿I,NS NOCIONES MODERNAS SIRVEN PARA HABLAR DE GI,OIIAT,IZ¡C:II1ru?

Los términos empleados como antecedentes o cqtrivalt'rrlt.s rlt. hilrricla-r'itilt, () sc¿l mestizaje, sincretismo y creolización, st us¿ln ('r'r g(,n(,ral par¿n'lcrirs('a procesos tradicionales, o a la sobrevivt.nci¡r dt. costrrrrrbrt.s yto¡ rlt.t:; .lr' ¡rt'¡1¡;¿miento premodernos en los colnit.r'rz()s tlt. l,r r¡rotlt.r.rritl¿rrl.

Itlttr¡rlttrr tt'rr¡ :t l.r ,ru.,,,r ,,1¡, r,,¡, t I

Una de las tareas de estc libro cs construir la noción c-lc hilrntlrlrr{ur l,,u,rdesignar las mezclas interculturalcs propiamente modernas, c¡rtrt.olr.r¡ !*1,¡

generadas por las integraciones de los Estados nacionales, los po¡r¡¡li5¡¡,.,,.políticos y las industrias culturales. Fue necesario, por eso, discutir krsvínculos y desacuerdos entre modernidad, modernización y modemisrno,así como las dudas de que América latina sea o no un continente moderno.

En los años ochenta y principios de los noventa la modernidad era

iuzgada desde ei pensamiento posmoderno. Escrito en medio de la hege-monía que entonces tenía esa tendencia, el libro apreció su antievolucio-nismo, su valoración de la heterogeneidad multicultural y transhistórica, yaprovechó la crítica a los metarrelatos para deslegitimar las pretensionesfundamentalistas de los tradicionalismos. Pero al mismo tiempo me resistía considerar la posmodernidad corno una etapa que reemplazaría la épocamoderna. Preferí concebirla como un modo de problematizar las articula-ciones que la modernidad estableció con las tradiciones que intentó excluiro superar. La descolección de los patrimonios étnicos y nacionales, así comola desterritorialización y la recanaersión de saberes y costumbres fueronexaminados como recursos para hibridarse.

Los años noventa redujeron el atractivo del pensamiento posmoderno ycolocaron, en el centro de las ciencias sociales, la globalizaciín. Así comohoy percibimos con más claridad que lo posmoderno no clausuró lamodernidad, tampoco la problemática global permite desentcnderse clcella. Algunos de los teóricos más considerables de la globalización, c()rn()Anthony Giddens y Ulrich Beck, la estudian como culminación cle lastendencias y los conflictos modernos. En palabras de Beck, la globalizaciónnos coloca ante el desafío de configurar una "segunda modernidad", másreflexivar eu€ no imponga su racionalidad secularizante sino que aceptepluralmente tradiciones diversas.

Los procesos globalizadores acentúan la interculturalidad moderna alcrear merpados mundiales de bienes materiales y dinero, mensajes ymigrantes.'Los flujos e interacciones que ocurren en estos procesos handisminuido las fronteras y aduanas, así como la autonomía de las tradicio-nes locales, y propician más formas de hibridación productiva, comunica-cional y en los estilos de consumo que en el pasado. A las modalidadesclásicas de fusión, derivadas de migraciones, intercambios comerciales yde las políticas de integración educativa impulsadas por Estados naciona-les, se agregan las mezclas generadas por las industrias culturales. Si bieneste libro no habla estrictamente de globalización, examina procesos deinternacionalizació. y transnacionalización al ocuparse de las industriasculturales y las migraciones de América latina a Estados Unidos. Aun lasartesanías y músicas tradicionales son analizadas en relación con loscircuitos masivos transnacionales, donde los productos populares suelenser "expropiados" por empresas turísticas y comunicacionales.

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't'l ( rrlrrr.r, lril,rr,l.¡r

Al t'slt¡rli,rr rnovir¡ucrrtos rccientes de globalización advertimos quet'stt)s Ito solo irrtt'gritn y gcneran mestizajes; también segregary producennr.r('v¿rs dcsigualdades y estimulan reacciones diferencialistas (Appadurai,1996; Beck, 7997; Hannerz, 1996). A veces, se aprovecha la globalización('mpresarial y del consumo para afirmar y expandir particularidades('tnicas o regiones culturales, como ocurre con la música latina en laactualidad (Ochoa; Yúdice). Algunos actores sociales encuentran en estosprocesos recursos para resistir o modificar la globalización y replantear lascondiciones de intercambio entre culturas. Pero el ejemplo de las hibrida-ciones musicales, entre otros, pone de manifiesto las diferencias y desigual-dades que existen cuando se realizan en los países centrales o en lasperiferias: basta evocar la distancia entre las fusiones homogeneizadorasde 1o latino, de los distintos modos de hacer música latina, en lasdiscográficas de Miami, y la mayor diversidad reconocida por las produc-trlras klcalts clc Argcntina, Brasil, Colombia o México.

L'¿rtrt' ¿rgrcgnr, entonccs, a [a tipología de hibridaciones tradicionales(tttt'stiz,.tjt', sittt'rt'tisrno, creolización) las operaciones de construcciónlríltt'itl,r t'nlrt' ¿tctrlres rnodernos y en condiciones avanzadas deglol-r.rlizaciirrr. Hrrcontramos dos ejemplos en la formación multiculturalde /o lalitto: a) la neohispanoamericanización de América latina; b) lafusión interamericana. Por neohispenoamericanización me refiero a la apro-piación de editoriales, aerolíneas, bancos y telecomunicaciones por partede empresas españolas en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México,Perú y Venezuela. En Brasil, los españoles ocuparon en 1999 el segundolugar con el 28 por ciento de las inversiones extranjeras; en ArgentinaPasaron al primer puesto, desplazando a Estados Unidos el mismo año.l)or un lado, puede pensarse que conviene diversificar los intercambiost'on España y Europa para corregir la tendencia anterior a subordinarsesolo a capitales estadounidenses. Pero también en estos casos las condi-t'ionc-s asimétricas limitan la participación de artistas y medios deco m u nicación latinoamericanos.

tlajo el nombre de fusíón interamericana abarco el conjunto de procesostlr' "norteamericanización" de los países latinoamericanos y "latinizaciór:r"clc Estados Unidos. Me inclino a llamar fusiones a estas hibridaciones, ya(fue esa palabra, usada preferentemente en música, emblematiza el papelprominente de los acuerdos entre industrias fonográficas transnacionales,cl lugar de Miami como "capital de la cultura latinoamericana" (Yúdice,1999) y la interacción de las Américas en el consumo intercultural. (Analicérttiís t'xtensamente estas relaciones interamericanas y con Europa en miI rl'rr r I n tlobalización imaginada.)

I l.rltl.rr tlc fusiones no puede hacernos descuidar 1o que resiste o ser',¡( ur(l(' l,,t tcoría de la hibridación debe tomar en cuenta los movimientosrlttl l,t rcllr,tz¡¡rl. No provienen solo de los fundamentalismos que se

Itrttr¡rlttt't'iritr ;t ll ¡¡rrt-v,r .,11, r,,r, "r

oponen al sincretismo rcligioso y cl mestizaje intercultural. lixislr.n r.i¡ri¡tencias a aceptar estas y otras formas de hibridación, porqu(. f{(.n(,r'rlrrinseguridad en las culturas y conspiran contra su autoestima etnocéntnt',1Thmbién es desafiante para el pensamiento moderno de tipo analftico,acostumbrado a separar binariamente lo civilizado de lo salvaje, lo nacio-nal de lo extranjero, lo anglo de lo latino.

Asimismo, nos obligan a ser cuidadosos con las generalizaciones losprocesos que podemos llamar de hibridación restringida. La fluidez de lascomunicaciones facilitan apropiarnos elementos de muchas culturas, peroesto no implica que las aceptemos indiscriminadamente; como decíaGustavo Lins Ribeiro, refiriéndose a la fascinación blanca por loafroamericano, algunos piensan: "Incorporo su música, pero que no se casecon mi hija". De todas maneras, la intensificación de la interculturalidadfavorece intercambios, mezclas mayores y más diversificadas que en otrostiempos, por ejemplo gente que es brasileña por nacionalidad, portuguesapor la lengua, rusa o japonesa por el origery y católica o afroamericana porla religión. Esta variabilidad de regímenes de pertenencias desafía una vezmás al pensamiento binario, a cualquier intento de ordenar el mundo enidentidades puras y oposiciones simples. Es necesario registrar aquelloque, en los entrecruzamientos, permanece diferente. Como explica N. I. C.Vasantkumas del sincretismo, "es un proceso de mezcla de lo compatible yfijación de lo incompatible" (citado por Canevaci, 7996:22).

QUE CEIT,TBIÓ EN LA ÚUIIMA DÉCADA

América latina se está quedando sin proyectos nacionales. La pérdidade control sobre las economías de cada país se manifiesta en la desapari-ción de la moneda propia (Ecuadot, El Salvador) en sus devaluacionesfrecuentes (Brasil, México, Perú, Venezuela) o en la fijación maníaca aldólar (Argentina). Las monedas llevan emblemas nacionales, pero yarepresentan poco la capacidad de las naciones de gestionar soberanamentesu presente. No son referencias de realidad, aunque en los intentos derevalorizar su moneda y devolverla del delirio hiperinflacionario a unarelación verosímil con el país, Brasil la haya redesignado precisamentecomo real. Es,ta apuesta de confiar a un significante fuerte la vigorizacióndel significado es tan inconsistente desde las teorías lingüísticas y de larepresentación como desde el punto de vista económico es hacer dependerde la estabilidad de la moneda el reordenamiento y el control endógeno dela economía.

¿Por qué recurrir a doctrinas tan atrevidamente ingenuas para conse-guir efectos estructurales?, pregunta Renato janine Ribeiro. Como demues-tra este filósofo brasileño respecto de su país, el cambio de nombre de la

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.t(t ( ulrr¡r.r.,l¡tl,rr,l.r.,

nront'tl.r lrrvo t'ft't'los lt'rn¡rorarles: hizo posible que un presidente de lalit'¡rrilrlit';r sc t'ligicrar dos veces, cimentó la alianza entre izquierda y,lt'rcch¿r, ayucJ(r a privatizar organismos estatales y calmó pot tttrós años latt'rrsir'rn s()cial. Seis años después, el valor caído del real y la mayortlcpendencia externa de las variables económicas nacionales muestran queiniciar una nueva historia reconstituyendo el significado desde el signifi-ca1rlte, la economía desde las finanzas, fue solo un modo temporal deocultar los conflictos de la historia, una historia de oportunidades perdi-das, r'lccciones desdichadas, en suma descontrol de los procesos económi-(.()si y sociales que la moneda propia aspira a representar (Ribeiro, 2000).

[)t' los ¿rños cuarenta a los setenta del siglo XX la creación de editorialescrr Argcntina, Ilrasil, Móxico y algunas en Colombia, Chile, Perú, Uruguayy Vt'rrt:zucla, 1-rrodtrjcron Llna "sustitución de importaciones" en el camporll l¡r cr¡llr¡r¡r lclr;rrlu, tan significativo para la cónfiguración de naciones.lrnror r'.ilrt.r:; nrotlcrn.r:i; ¿r l)¿lrtir dc rnediados de los setenta, la mayoría deItt:; t'tlrlnrt':, lttt'r¡ut'lrt',¡ttl¡, tl vt'lrclicron SuS CatálOgOS a editOfialeS eSpañO-1.r,,. (lu.' lrrr'¡',o lrrr'r'on t'orrrpr.ltl{ls por empresas francesas, italianas y.tlr't r t.il t.t',

I .r lr¡:.lor r,r :.ot'i,rt rlt' las culturas latinoamericanas que trazamos en estel¡1,¡n rt'r,r'l.r (llr(' un r'('crrrso clave para la modernización fue multiplicar elr':,lrrrli.rrrl.ttlu rrnivt'rsit¿rrio (de 250 mil en 1950 a 5.389.000 al finalizar la.lr'ir',rrl,r rlc krs st'tt'nta). f)esde los ochenta, las universidades, envejecidas yr'(('rirnnr(.urrr'nl(' ,rslixi¿rtlrs, sc han vuelto para los jóvenes, dice luan\:rllrrr,r l'rt'.r¡rlr";r,r:;:;.rl,r .lt'r':;¡tt'rit tloncle se les entretiene para que no se¡ unt'tr'r l,ilt r'lr l.tr lrrt ,1,' t,rttlllt lrl :;tlr'i.ll".

.\rrn,¡rr-rrrr, lrrlr, lr'\'.'r!r".',('l¡rr:-l l'.llr.r¡t ltitt-t'treinta, cuargnta o cincugn-l,r ,ril,,., ,rl ',,rlir ,1,' l,r, rnttr'r'r,,trl.irl,.:., 1, ,t V(.(-(ts l<lS nfejOfes investigadOfeStrris.t.tl,,ttt 'r I ttt,,¡,.t 1' | ';l.t,l,t', lltt¡,lrl:,, l.r ¡rltlC¿lC-itin SUpefiOf bUSCaba

¡,r,,.l.l,ir inl,.l,., lrr.rl,..;l'.u.rr.l .1r..,.r¡lollo¡r.rr'¡orr,tl;lroysigucfrustrandoalaitri\,r¡i:1 l,: t,t'.t'1,, l,' ,,llt't t'¡¡rl.¡¡ t'ltllt'tl:;('.1 lr'.fllitjitf t'tf ¡rtteStos SeCUnda-ri,r-:r.ll,,.,,rririr'.,,1,'l lrnlrrt'l lnrt¡rrlrltlvolvt.r'st.tt1t'¡riCOcltlaStfanSnaCiO-,,=l,...lirF 1',¡¡l¡,,l,rrrl.rl'rrrrl¡rr'r'irillyt.l t'rtttft't'r:itl{Cl ¡rftlpiOpaíS.Nadaenla::¡¡¡ i*rl-.1 i'¡,1¡¡,, l,r l.rrl,rr lr'¡rr,lcl vrllu¡rtarisrn<) político; muy pocos cargos

¡'*il.li, ',', !' ¡l,iir r¡'rr .rll,' rrrvr.l Itnrl-t'sionirl, y la formación en la CrítiCai¡i!r=!e.. lr¡=! l,:i: l¡i¡ n ,l,",,.rlrllr,r ¡).tril ('igrcerl()S a qUieneS SOIO Se pide qUe.:É.ár! r. ¡.e,rrr,. \ l,r', lrl\.r'n,.'.,1t. lritr:c treinta años les preocupaba cómo4,,,¡f¡¡ i¡ li:!=irr¡ i.r r rrlr. l,' r'rrlltr y lo popular; a los universitarios y¡'¡,,f*=i,,:¡=i.='= jrr't'rr.'.¡ r'rr .'\rrrr'rir',r l¡ttirta les aflige ahbra cómo flotar en lo

'l'.1 ,r,*f r¡ltr r rr!lir \/ (lc l¡t r:lase media; si son colombianos ol= ¡,r, llrlnl,r r.'i i rlrrro y .trltilrdg irse.!.,¡i,l; .r, i:i.; ,1,' .rl'.lrt.rt irirl cle lo público en

e¡1 !,, f r,:.r.:.r:rr i'rr.rl. (lur. l'('BiStfábamOS haCeI . I r.,. ¡.!'¡r ¡ .,,. tr¡{'\,(},,. irrt'i¡riCntes entonces,

lo privado, de lodiez años se hancolaboran en esta

llttr,,tltttt irirr .r l.r ¡¡rt( \"¡ ,,lI' L,r¡

reorientación. Uno es la rligitirliz.¿tcitirr y rneclia-rtizaci(ln r-lt' los l'rr,{.'ii'iiculturales en Ia producci(rn, l;r circulación y el consulno, qttc tr¿¡tsltr'¡r'l,riniciativa y el cor-rtrol económico y cultural a empresas tralrsn¿tcio¡t.rk':;Otro es el crecimiento de los mercados informales, la precarizacit'rtt rlt'ltrabajo y, en su modalidad más espectacular, el narcorreordenamiento rlcgran parte de la economía y la política, con la consiguiente destrucci(rnviolenta de los lazos sociales.

Persisten unas pocas fundaciones y acciones mecenales en la culturapor parte de empresarios de algunos países latinoamericanos/ pero se

cerraron en todas partes instituciones auspiciadas por actores privados ypúblicos. El lugar de estos actores nacionales suele ser ocupado porinversionistas extranieros en telecomunicaciones, distribuidoras yexhibidoras de cine y video, vendedores de productos y servicios inforrná-ticos. La innovación estética interesa cada vez menos en los museos, en las

editoriales y en el cine; se ha desplazado a las tecnologías electrónicas, al

entretenimiento musical y la moda. Donde había pintores o músicos, haydiseñadores y disc jockeys. La hibridación en cierto modo se ha vuelto más

fácil y se ha multiplicado cuando no depende de los tiempos largos de lapaciencia artesanal o erudita, sino de la habilidad para generar hipertextosy rápidas ediciones audiovisuales o electrónicas. Conocer las innovacionesde distintos países y la posibilidad de mezclarlas requería, hace diez años,

viajes frecuentes, suscribirse a revistas extranjeras y pagar abtrltad¿rs

cuentas telefónicas; ahora se trata de renovar perit'rdicamerrte cl equipo clc

cómputo y tener un buen servicio de Internet.Pese a que vivamos en un presente excitado consigo mismo, las historias

del arte, de la literatura y de la cultura siguen apareciendo aquí y allá comorecursos narrativos, metáforas y citas prestigiosas. Fragmentos de clásicos

barrocos, románticos y del jazz son convocados en el rock y la música tecno.

La iconografíadel Renacimiento y de la experimentación vanguardista nutrela publicidad de las promesas tecnológicas. Los coroneles que no teníanquién les escribiera llegan con sus novelas al cine, la memoria de losoprimidos y desaparecidos mantiene su testimonio en desgarrados cantos

rockeros y videoclips. Los dramas históricos se hibridan con discursos dehoy más en movimientos culturales que sociales o políticos.

Entre tanto, los perfi.les nacionales mantienen vigencia en algunas áreas

del consumo. Sobre todo, en los campos donde cada sociedad dispone de

ofertas propias. No es el caso del cine, porque las películas estadouniden-ses ocupan entre el80 y 90 por ciento del tiempo en pantalla en casi todo elmundo; al dominio de la producción y la distribucién, se agrega ahora laapropiación transnacional de los circuitos de exhibición, con lo cual se

consagra para un largo futuro la capacidad de marginar lo que queda delas cinematografías europeas, asiáticas y latinoamericanas. Es diferente loque ocurre con la música: las majars (Sony, Warneq Emi y Universal)

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-¿lt ( lulttrr.rs lrflr ¡.1.¡.,

¡nanejatr el 90 l)()r ci(lnto del mercado discográfico mundial, pero lasencuestas de consumo dicen que en todos los países latinoamericanos másde la mitad de lo que se escucha está en español. Pero eso, lasmegadisqueras y MTV conceden atención a nuestra música.

Las culturas populares no se extinguieron, pero hay que buscarlas enotros lugares o no lugares. La puesta en escena de lo popular siguehaciéndose en museos y exposiciones folclóricas, en escenarios políticos ycomunicacionales, con estrategias semejantes a las que analicé en loscapítulos 5 y 6.Aunque la recomposicióry revaloración y desvalorizaciónde culturas locales en la globalización acentúa, y a veces cambia, algunosprocesos de hibridación.

Es más claro que cuando escribí este libro que la interacción de lossectores populares con los hegemónicos, de 1o local con lo transnacional,no se deja leer sólo en clave de antagonismo. Las majors de la industriamusical, p<lr ejemplo, son empresas que se deslizan con soltura entre loglolrrrl y lo nrrcional. Expcrtas en glocalizar, crean condiciones para quet'ircrrlcrnos errtrc c-livers¿rs escalas de la producció. y del consumo.

lin surna, crr krs proccsos gkrbalizadores se amplían las facultadesr'rr¡nbirr¿tlori¿ts clc krs consumidores, pero casi nuncalahibridación endógena,o sr!¿r cn los circuitos de producción locales, cada vez más condicionadospor una hibridación heterónoma, coercitiva, que concentra las iniciativascombinatorias en unas pocas sedes transnacionales de generación demensajes y bienes, de edición y administración del sentido social.

Polfrrces DE HTBRTDACTóN

¿Es posible democratizar no solo el acceso a losbienes, sino la capaci-dad de hibridarlos, {e combinar los repertorios multiculturales que expan-de esta época global? La respuesta depende, ante todo, de accionespolíticas y económicas. Entre ellas, quiero destacar la urgencia de que losacuerdos de libre comercio sean acompañados por reglas que ordenen yfortalezcan el espacio público transnacional. Uno de los requisitos para elloes que también globalicemos los derechos ciudadanos, que las hibridacio-nes multinacionales derivadas de migraciones masivas encuentren recono-cimiento en una concepción más abierta de la ciudadanía, capaz de abarcarrnúltiples pertenencias.

Quiero decir que reivindicar la heterogeneidad y la posibilidad demúltiples hibridaciones es un primer movimiento político para que elttrundo no quede preso bajo la lógica homogeneizadora con que el capitalfi¡r¿uttriero tiende a emparejar los mercados a fin de facilitar las ganancias.lrri¡iir quc las finanzas sean vistas como parte de la economía, o sea de laPrrrrlt¡eci(rn cle bienes y mensaj€s, y que la economía sea redefinida como

lntr<xlttcc'iritr ,t lr ¡¡ttcu.r .,1r, t,',¡r '' r l

escenario de disputas polftici-rs y tliferencias culturales, es el p¿rsi() stg,tttcttlr'

para que la globalización, entcndida como proceso de apertur¿t rlt' lo¡'

mercados y los repertorios simbólicos nacionales, como intensificat:ititr tlt'intercambios e hibridaciones, no se empobrezca como globalismo, dictadu-ra homogeneizadora del mercado mundial.

A lo que están haciendo en esta dirección los movimientos de protesta

contra el Banco Mundial, el FMI y la OECD (ecologistas, por derechos

humanos, etc.), es necesario agregar un trabajo específicamente intercultu-ral, de reconocimiento de la diversidad y afirmación de solidaridades.Mencioné antes las fronteras y las grandes ciudades como escenarios

estratégicos. Para estas tareas conviene considerar también los exilios y las

migraciones, condiciones propicias para las mezclas y la fecundación entre

culturas.Explica Edward W. Said: "Considerar'el mundo entero como una tierra

extranjera'posibilita una originalidad en la visión. La mayoría de la gente es

consciente sobre todo de una cultura, un ambiente, un hogar; los exiliadosson conscientes de por lo menos dos, y esta pluralidad de visión da lugar a

una consciencia que -Para utilizar una expresión de la música- es

contrapuntística... Para un exiliado, los hábitos de vida, expresión o activi-dad en el nuevo ambiente ocurren inevitablemente en contraste con unrecuerdo de cosas en otro ambiente. De este modo, tanto el nuevo ambiente

como el anterior Son vívidos, reales, y se dan juntos en un contrapunto".

fames Clifford, al comentar este párrafo de Said, sostie'ne que lttsdiscursos diaspóricos y de hibridación nos permiten pensar la vidacontemporánea como "una modernidad de contrapunto" (Clifford,L999:313). Pero en otro lugar del mismo libro, Itinerarios transculturales, se

pregunta si la noción de viaje es más adecuada que otras usadas en el

pensamiento posmoderno: desplazamiento, nomadismo, Peregrinaje. Ade-más de señalar las limitaciones de estos últimos términos, proPone aiaie

como "término de traducción" entre los demáS, o Sea "Llna palabra de

aplicación aparentemente general, utilizada para la comparación de unmodo estratégico y contingente". Todos los términos de traducción, aclara,

"nos llevan durante un trecho y luego se desmoronan. Traduttore, tradittore.

En el tipo de traducción que más me interesa uno aprende mucho sobre los

pueblos, las culturas, las historias distintas a la propia, 1o suficiente Paraó*p""ut a percibir lo que uno se está perdiendo" (Clifford, L999:56).

Veo atractivo tratar la hibridacíón como un término de traducción entre

mestizaje, sincretismo, fusión y los otros vocablos empleados Para desig-

nar mezclas particulares. Tal vez la cuestión decisiva no sea convenir cuál

de esos conceptos es más abarcador y fecundo, sino cómo seguir constru-yendo principios teóricos y procedimientos metodológicos que nos ayudena volver este mundo más traducible, o sea convivible en medio de sus

diferenci ars, y a aceptar a la vez lo que cada uno gana y está perdiendo al

Page 12: García Canclini -  Las culturas hibridas en tiempos globalizados

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hibridarse. Htrcuentr() cn un poema de Ferreira Gullar, musicalizado porl{aymundo liagner en un disco donde canta algunas canciones en portu-gués y otras en español, alternando su voz y su lengua de origen con las deMercedes Sosa y Joan Manuel Serrat, una manera excelente de decir estosdilemas. El disco se llama, como el poema de Gullar, Traduzirse:

Uma parte de mim é todo mundoOutra parte é ninguém, fundo sem fundo

Uma parte de mim é multidáoOutra parte estranheza e solidáo

Uma parte de mim pesa, ponderaOutra parte delira

Uma parte de mim alm<lqa e jantaOutr¿r parte sc cspantar

L.lrn.r ¡rartt do nlirlr d- lrcrlnancnte()utr,r purtc se sabc dc rc¡rcnte

Uma parte de mim é só vertigemOutra parte linguagem

Traduzir uma parte na outra parteQue é uma questáo de vida e morteSerá arte?

Vinculamos así la pregunta por lo que hoy puede ser el arte y la culturaa las tareas de traducción de lo que dentro de nosotros y entre nosotrospermanece desgajado, beligerante o incomprensible, o quizá llegue ahibridarse. Este camino puede liberar a las prácticas musicales, literarias ymediáticas de la misión "folclórica" de representar una sola identidad. Laestética se desentiende de los intentos de los siglos XIX y XX de convertirlaen pedagogía patriótica.

Debo deciq, a la luz de lo que desarrollé antes, que otra amenazareemplaza en estos días a aquel destino folclorizante o nacionalista. Es laque trae la seducción del mercado globalista: reducir el arte a discurso dereconciliación planetaria. Las versiones estandarizadas de las películas ylas músicas del mundo, del "estilo internacional" en las artes visuales y laliteratura, suspenden a veces la tensión entre lo que se comunica y loclcsgarrado, entre lo que se globaliza y lo que insiste en la diferencia, o escx¡rulsado a los márgenes de la mundialización. Una visión simplificadatlt' l¿r hibridación, como la propiciada por la domesticación mercantil del,n'tt', t'stá facilitando vender más discos y películas y programas televisivos

Intr<xluc:ció¡l ,t l¿t ¡tttcv,t erllr lrln t I

t.n otras regiones. Pero la ect¡¿rliz.¿rcirln cle las diferencias, la sinrul¡tt'iritt rle(lue se desvanecen las asimetrfas entre centros y periferias, vuclvc rliffr'ilt¡ue el arte -y la cultura- sean lugares donde también se nombre lo tluc ttosc puede o no se deja hibridar.

La primera condición para distinguir las oportunidades y los límites dela hibridación es no hacer del arte y la cultura recursos para el realismornágico de la comprensión universal. Se trata, más biery de colocarlos en el

campo inestable, conflictivo, de la traducción y la "traición". Las búsque-das artísticas son clave en esta tarea si logran a la vez ser lenguaje y servértigo.

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