Gamboa Muiscas 2016

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    Los muiscasy su incorporacin a la monarqua castellana

    en el siglo XVI:nuevas lecturas desde la

    Nueva Historia de la Conquista

    DILOGOSE N P A T R I M O N I O C U L T U R A L

    MAESTRA EN

    PATRIMONIO

    CULTURAL

    UPTC

    J o r g e A u g u s t o G a m b o a

    Comentado

    por:

    Pablo Gmez Mon taez

    Luis Fernando Restrepo

    Isidro Vanegas Useche

    lvaro Ricardo Gmez

    Francisco Romano G.

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    Los muiscas

    y su incorporacin a la monarqua castellana

    en el siglo XVI:nuevas lecturas desde la

    Nueva Historia de la Conquista

    DILOGOSE N P A T R I M O N I O C U L T U R A L

    MAESTRA EN

    PATRIMONIO

    CULTURAL

    UPTC

    J o r g e A u g u s t o G a m b o a

    Comentadopor:

    Pablo Gmez Mo ntaez

    Luis Fernando Rest repo

    Isidro Vanegas Us echelvaro Ricardo Gmez

    Francisco Romano G.

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    DILOGOS EN PATRIMONIO CULTURAL

    ISBN: 978-958-46-7977-2

    Maestra en Patrimonio CulturalUniversidad Pedaggica y Tecnolgica

    de ColombiaRector UPTC

    Gustavo Orlando lvarez lvarez

    Vicerrector Acadmico

    Celso Antonio Vargas Gmez

    Decana Facultad de Ciencias

    de la Educacin

    Olga Njar Snchez

    Coordinador de la Maestra

    Pedro Mara Argello Garca

    Editores

    Pedro Mara Argello GarcaJohnny Meca Ospina

    Dilogos en Patrimonio Cultural es una publicacinque busca propiciar espacios dialgicos entre lacomunidad acadmica con la divulgacin de

    discusiones alrededor de una temtica patrimo-nial especfica.Logrando poner al alcance delas instituciones educativas textos acadmicosrelevantes y de alta calidad relacionados coninvestigaciones en las reas de las CienciasHumanas y Sociales.

    Se permite la copia, presentacin pblica y dis-tribucin de este documento bajo los trminosde la Licencia Creative Commons Reconoci-miento No Comercial Sin obras derivadas,la cual establece que en cualquier uso: 1) se decrdito a los autores del libro; 2) no se utilicecon fines comerciales; y 3) se den a conocerestos trminos de licenciamiento. Conozca laversin completa de esta licencia en la direccinweb: http://creativecommons.org/licenses/by-nc/2.5/co/

    Material libre para copia y distribucin con finespedaggicos y culturales.

    Los conceptos expresados en los artculos queintegran este volumen son responsabilidadexclusiva de sus autores, por lo tanto no com-prometen la posicin de la universidad, ni delcomit editorial.

    Contacto

    Maestra en Patrimonio Cultural UniversidadPedaggica y Tecnolgica de ColombiaAvenida Central del Norte 39-115Tel.: (57+8) 7405626, Tunja, [email protected]

    Preparacin editorial

    REA DE PUBLICACIONESMaestra en Patrimonio [email protected], 2015

    Diseo grfico y armada:

    Diego Martnez Celis

    Impresin:

    Imprenta y Publicaciones UPTC

    Tiraje: 300 ejemplares

    IMPRESO Y HECHO EN COLOMBIA

    UPTCTUNJA, 2015

    MAESTRA EN

    PATRIMONIO

    CULTURAL

    UPTC

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    Contenido

    PresentacinPedro Mara Argello Garca y Johnny Meca Ospina.........................................7

    Los muiscas y su incorporacin a la monarqua castellana en el

    siglo XVI: nuevas lecturas desde la Nueva Historia de la Conquista.Jorge Augusto Gamboa M. .............................................................................11

    El Neocriollismo Muisca: dilogos con las ideas de Jorge Gamboa.

    Pablo Gmez Montaez.................................................................................. 36

    Los muiscas, no eran muiscas? lvaro Ricardo Gmez....................... 53

    Colonialidad y biopolticas del archivo colonial.Dilogo con JorgeAugusto Gamboa sobre la incorporacin de los muiscas a la monarquacastellana.Luis Fernando Restrepo...............................................................65

    Muiscas, patriotismo criollo y nacin.Isidro Vanegas Useche....................................................................................71

    Variabilidad social en el altiplano cundiboyacense pre y post

    hispnico: una crtica a los esquemas de homogeneidad social y

    reas culturales. Francisco Romano G. ......................................................76

    Respuestas a los comentarios en torno a la conferencia:Losmuiscas y su incorporacin a la monarqua castellana en el sigloXVI: nuevas lecturas desde la Nueva Historia de la Conquista.Jorge Augusto Gamboa M. .............................................................................84

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    Presentacin

    Pedro Mara Argello Garca

    Johnny Meca Ospina

    El patrimonio est de moda. Al menos una veintena de eventosacadmicos a nivel nacional se han realizado en 2015, y son in-contables los encuentros a nivel regional y local que en su ttulocontienen la palabra patrimonio. Un creciente nmero de personasintegran grupos ms o menos institucionalizados encargados deconocer, proteger y divulgar su patrimonio local. El conjuntode objetos, prcticas y saberes que se denominan patrimonioaumenta de forma exponencial. Ya nadie circunscribe el patri-monio a esas antiguas construcciones que merecan mantenerseen pie, pero tampoco nadie se atreve a delinear hasta donde valo que se denomina patrimonio. Algunas voces incluso postulanque cualquier cosa es patrimonializable. En un momento dondelas humanidades y las ciencias sociales sufren por la escasez derecursos para investigacin y de los embates neoliberales que lasjuzgan por improductivas y poco tiles, los recursos para patri-

    monio abundan y se desperdician. Empresas dedicadas a transitarde pueblo en pueblo vendiendo a los Alcaldes la posibilidad deacceder a recursos IVA de telefona mvil para inventarios debienes patrimoniales pululan. Los noticieros y agencias de noticias

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    dan una pausa al presentismo y amarillismo para mostrar objetosy creencias que nos hacen colombianos. Y agencias de turismoincluyen elementos patrimoniales dentro del valor agregado desus paquetes, mientras ruegan que se firme la paz para inundaral pas de turistas extranjeros vidos de exotismo.

    Pero lo mencionado anteriormente representa solamente lasuperficie del fenmeno. Tras bambalinas, sin tanta visibilidad me-ditica, se tejen una serie de entramados y disputas: el patrimonioes un campo de batalla. Hay procesos legales que pretenden detenerobras de infraestructura que podran alterar la integridad de sitiospatrimoniales, comunidades que se ven amenazadas por el avancedel capitalismo y buscan con la patrimonializacin de sus prcticasque ellas sean reconocidas y respetadas, grupos que se asumencomo herederos de tradiciones que se supona desaparecidas y quereclaman espacios de dilogo y territorio, agentes del estado que

    tratan de cuidar mientras sus contrapartes de otro ministerio oagencia piensan en destruir, empresas privadas que muestran unacara amable en los medios de comunicacin en tanto contratanempresas dedicadas a negociar con las comunidades al mejor estilode los mercenarios, grupos armados (legales e ilegales) decidiendola vida y muerte tambin del patrimonio.

    Y en medio de todo esto est la academia. En ocasiones comoun juez que trata de decidir lo que es correcto, en otras como unactor incmodo que busca poner el dedo en la llaga; en ciertoscontextos tratando de entablar dilogos con las comunidades, enotros dicindoles lo que son y lo que deben ser; a veces imagi-nando un mundo como debera ser, en otras tratando de entenderlo que pasa.

    Es dentro de ste contexto que fue creada hace apenas unosaos la Maestra en Patrimonio Cultural, en la sede Tunja de la

    Universidad Pedaggica y Tecnolgica de Colombia. En parte,con el objetivo de entender las dinmicas propias que el patri-monio ha tenido y tiene en la actualidad. Y por otra parte, conla intencin de hacer propuestas a las diferentes problemticas en

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    Presentacin

    torno a ste tema. Una de las preocupaciones de la Maestra escmo contribuir a los debates en torno al patrimonio cultural.Y una de nuestras respuestas es el texto que el lector tiene ensus manos. Bsicamente, la idea con la coleccin que aqu seinaugura es brindar un espacio para debatir, para dialogar. Invitara un grupo de acadmicos a pensar sobre un tpico, a propsitode las ideas de otro.

    El texto de Jorge Gamboa es justamente un excelente ejemplode lo que se pretende con esta coleccin. Como es sabido poraquellos que han seguido su produccin textual, Gamboa ha ve-nido planteando una relectura de las crnicas de la conquista y delos documentos de archivo, y produciendo una nueva imagen delas sociedades muiscas que habitaron el Altiplano Cundiboyacense(si es que an se puede hablar de sociedades muiscas en trminostan homogenizadores). En diferentes contextos hemos podido

    conversar con otros investigadores del tema en relacin con lasnuevas propuestas de Gamboa. Algunos parecen sentirse optimis-tas, otros francamente contrariados. Lo que lamentablementeocurre es que no todos estn dispuestos a convertir su reflexinen un texto para animar el debate. Afortunadamente, un grupode ellos acept nuestra invitacin y decidi tomarse un tiempopara leer a Gamboa y escribir lo que pensaba. Ms all de nuestroagradecimiento, que refrendamos aqu pblicamente, nos hacefelices constatar que, como nosotros, existen investigadores inte-resados en confrontar ms all de los pasillos.

    Finalmente una nueva invitacin. La serie Dilogos en Patri-monioest abierta para acoger propuestas de otros investigadoresque quieran hacer ejercicios como el aqu planteado.

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    Los muiscas y su incorporacin a lamonarqua castellana en el siglo XVI: nuevas

    lecturas desde la Nueva Historia de la Conquista

    Jorge Augusto Gamboa M.Instituto Colombiano de Antropologa e Historia - ICANH

    [email protected]

    Quiero empezar manifestando mi alegra por estar ac compar-tiendo con ustedes algunas ideas, especialmente en este sitio tanimportante1. Me refiero precisamente al lugar donde estamos,que probablemente era el sitio donde se ubicaba un asentamientomuy importante en pocas prehispnicas y posteriormente fueconstruida la universidad. Entonces es doblemente grato para mi

    estar aqu compartiendo con ustedes mis reflexiones sobre unostrabajos que he estado realizando en los ltimos aos acerca deestos grupos indgenas en el momento de la Conquista y en losaos posteriores2. Es un estudio que todava me encuentro enproceso de elaboracin, y en el cual llevo ya mucho tiempo, tal

    1. Este texto es la transcripcin de la conferencia del mismo ttulo dictada en las instala-

    ciones de la Universidad Pedaggica y Tecnolgica de Colombia, en la ciudad de Tunja,el da 3 de octubre de 2014. Se le han hecho algunas correcciones menores de estilo yse agregaron algunas notas, junto con una bibliografa general. El texto conserva, sinembargo, el estilo propio de una comunicacin oral.

    2. Para ampliar este tema puede consultar Gamboa, 2013.

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    vez cerca de 10 aos, revisando documentos tanto en los archivoscolombianos, incluyendo el de Tunja, como en los archivos espa-oles, para recoger informacin acerca de la conquista del altiplanocundiboyacense, ya que es un proceso bastante desconocido, a pesarde que muchos piensan que es un tema agotado.

    Cuando empec a hacer esta investigacin comenc a darmecuenta que muchas cosas que nosotros sabamos o creamos sabersobre este periodo y sobre este grupo indgena, simplemente esta-ban equivocadas. Simplemente eran falsas. Descubr que todo estohaba sido fruto de una serie de procesos que tienen que ver conla formacin de la nacin, con la formacin de la identidad, lo quehaba causado que las leyendas, malos entendidos, malas interpreta-ciones y errores de los historiadores se perpetuaran hasta el da dehoy. Entonces emprend una especie de labor de desmitificacin ydeconstruccin de todo este relato que nos haban enseado tanto

    en las escuelas como en los libros especializados sobre este periodoy sobre estos grupos en particular. Y todava estoy en ese proceso,ya que es una labor larga y ardua de la cual creo tener algunas ideasms o menos elaboradas pero que por supuesto todava estn enconstruccin, y no s si algn da acabar. Precisamente duranteestos das estoy aqu en Tunja consultando el maravilloso archivoque tienen ustedes y que es muy poco consultado y menos cono-cido por la gente local, pero que se conoce ms afuera. Conozcoinvestigadores de Estados Unidos o Espaa que conocen mejorel archivo de Tunja que la gente de ac. Es un poco triste pero almismo tiempo los invito a que aprovechen los enormes recursosque ustedes tienen para la investigacin sobre todo en pocas tantempranas y tan desconocidas como son los siglos XVI y XVII quees donde me estoy concentrando ahora. Lo que quiero compartirhoy con ustedes es una reflexin acerca de estos grupos llamados

    muiscas en el momento de la Conquista y cmo fue el proceso de suincorporacin a la monarqua castellana. Precisamente estoy tratandode evitar palabras como conquista, aunque ya la he usado variasveces pero voy a intentar evitarla en adelante, y expresiones como

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    sistema colonial que han sido puestas en duda o por lo menoshan sido reinterpretadas o reelaboradas por las nuevas tendencias ycorrientes que han surgido en los estudios sobre la materia.

    Entonces voy a estructurar esta charla en tres momentos. Prime-ro voy a hablar acerca de una pregunta que me ha venido surgiendoa lo largo de la investigacin y es la siguiente: existieron los muiscas?As de sencillo. Ya vern ustedes todo el veneno que eso contiene.Voy a tratar de mirar si existi o no una cultura llamada muisca, osi podemos seguir usando esta denominacin que hoy en da sigoutilizando, aunque con algo de incomodidad. En una segunda partevoy a hablar un poco acerca de lo que ha sido el desarrollo recientede las investigaciones sobre la Conquista, basndome especialmenteen una corriente nueva llamada Nueva Historia de la Conquis-ta que ha tenido unos desarrollos importantes y que podran serfcilmente aplicables para este tema3. Finalmente, en una tercera

    parte, me voy a concentrar en el caso especfico de la conquista delos llamados muiscas y ms concretamente tratar de hablar acercade lo que sucedi en este lugar, o sea, en el cacicazgo de Tunja.Supongo que es la parte de mayor inters para ustedes. Entonces,para aterrizar en un caso concreto, voy a partir de las reflexionessobre el caso de Tunja, que igualmente se puede aplicar a otroscasos. Por supuesto, sobre este episodio en particular tenemos tantainformacin, que en Espaa encontramos expedientes muy largos ycomplicados, a partir de los cuales se puede reconstruir todo lo quesucedi y que es bastante desconocido, dira yo. Ya veremos qu eslo que les quiero contar. Entre otras cosas, para adelantarles algunasde las primicias, les puedo decir que aqu nunca existi un per-sonaje llamado el zaque. Esto genera a veces mucha controversiay la gente abre los ojos porque efectivamente tiene que ver con laidentidad que nos hemos forjado en estas regiones, basada en todos

    esos mitos que montaron los cronistas, pero que ya veremos que

    3. Una buena sntesis de los principales postulados de esta corriente se puede consultaren Restall, 2012.

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    tambin son fruto de un proceso muy interesante, que tratar deque quede ms o menos claro.Empiezo entonces con el primer interrogante, acerca de si

    existi o no una cultura muisca. A medida que uno avanza en lasinvestigaciones, empieza a darse cuenta de que los grupos indgenasque habitaban esta regin del altiplano cundiboyacense y que hansido llamados de esa manera, realmente eran bastante heterogneosy que se nos ha vendido una idea de homogeneidad. Pero no tantopor culpa de los conquistadores. De hecho, los escritos de los pri-meros conquistadores como Gonzalo Jimnez de Quesada y sushombres son muy claros al explicarnos que en todo el altiplanocundiboyacense existan una serie de grupos diferentes, autnomos,con lenguas y costumbres bastante heterogneas. Ellos hicieronnfasis en que no haba una unidad poltica en esta regin. Esosfueron los primeros informes que se elaboraron sobre la marcha, en

    el momento mismo en que estaban dndose los hechos.Pero es interesante ver que en los aos posteriores se reelabora-ron todos estos relatos, creando la falsa idea de una homogeneidadcultural, basada en las costumbres de la zona de Bogot y sus alre-dedores, es decir, de lo que hoy en da es Funza y todos los pueblosque estn cerca, como Bosa, Soacha, Cajic o Cha. Es probableque toda esa zona tuviera una unidad cultural y poltica, pero elproblema es que las costumbres y creencias de esta zona se extra-polaron al resto del altiplano cundiboyacense. Por ejemplo, lo queconocemos acerca de la mitologa y las creencias es especficamentede esa zona, pero desconocemos lo que pasaba en otras regiones. Ypor supuesto tambin se concentraron en la zona de Tunja, usandoel mismo mtodo de extrapolar sus costumbres y creencias, juntocon la organizacin poltica. As se fue creando la idea de que en elaltiplano cundiboyacense existieron dos grandes entidades polticas,

    cosa que los primeros conquistadores no detectaron. Ellos siemprehicieron nfasis en que haba un cacique o seor en cada uno delos mltiples valles que vieron, y que toda la zona estaba divididaen una gran cantidad de entidades polticas.

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    En la generacin posterior de cronistas se cre la idea de queexistan solamente dos grandes cacicazgos, el de Tunja y el de Bo-got, y que toda la zona se divida entre esas dos grandes entidadespolticas. Al principio las trataban como cacicazgos o jefaturas, perocon el paso de los aos, me refiero ya al siglo XVII, se fueron con-virtiendo en reinos. Es muy interesante ver que de un cronista aotro la historia va cambiando y la imagen acerca de estos gruposse va transformando, partiendo desde los que podemos considerar

    como los cronistas ms tempranos, que fueron dos hombres queacompaaban a Gonzalo Jimnez de Quezada: Juan de San Martiny Antonio de Lebrija4. Ellos escribieron lo que es tal vez el primertexto descriptivo sobre los muiscas. Lo hicieron probablemente enSanta Marta en 1539, apenas volvieron de la expedicin que habapartido desde all tres aos antes. Un poco despus, fueron escritos lostextos de Gonzalo Jimnez de Quesada que le sirvieron como fuente

    a Gonzalo Fernndez de Oviedo y que hoy en da se encuentranperdidos5. Es lo que se conoce como El Gran Cuaderno o LosTres Ratos de Suesca, que todava presentan una imagen de estosgrupos como cacicazgos autnomos y heterogneos.

    Lo que quiero decir es que uno puede trazar una lnea a partirde los cronistas, que muestra cmo va cambiando la imagen de losmuiscas, a partir de varios cacicazgos autnomos, como los queobservaron los primeros testigos, hasta convertirse en dos grandesreinos casi al estilo europeo gobernados por dos grandes reyes,llamados el zipa y el zaque, con unas cortes, con ejrcitos, con todauna organizacin poltica y una parafernalia que obviamente nuncaexisti. Adems, se puede rastrear fcilmente cmo se fue formandoesta idea. De hecho no fue solo un autor, sino que podemos decirque todo arranc con la obra de fray Antonio de Medrano y fray

    4. Antonio de Lebrija y Juan de San Martn, Relacin del Nuevo Reino: carta y relacinpara su majestad que escriben los oficiales de vuestra majestad de la provincia de SantaMarta [1539]. En Relaciones y visitas a los Andes. Siglo XVI. Tovar, H. (Ed). 1995.

    5. Gonzalo Fernndez de Oviedo y Valds, Historia general y natural de las Indias, Islas yTierra Firme del Mar Ocano. 15 t. [c. 1547]; Asuncin, Paraguay: Guarania, 1944.

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    Pedro de Aguado, a finales del siglo XVI6

    , que despus retom frayPedro Simn a comienzos del XVII7.Un texto muy importante para la creacin de la imagen de

    los muiscas fue el de las Elegas de varones ilustres de Indiasdel padreJuan de Castellanos, que es un libro maravilloso desde todos lospuntos de vista y seguramente ustedes la conocern mejor queyo, porque es una de las grandes obras de la literatura castellana yuniversal(Rivas, 1997). Es un largo poema de casi trescientos milversos. Una crnica versificada de estilo pico en la cual se narratoda la conquista del Nuevo Reino de Granada y otros territorios.El autor introduce bastante fantasa en su narracin y empieza agenerar una idea de que la organizacin poltica de los muiscas eraparecida a la de los feudos espaoles. Pero no lo hace de un modoexagerado. De todos modos hay que reconocerle a Castellanos queera bastante fiel en muchas cosas. Se ha podido comprobar que

    muchas de sus observaciones son acertadas al contrastarlas con otrasfuentes. En todo caso, este cronista construye la idea de que era unaespecie de sistema feudal, y esta idea se fue desarrollando poco apoco y tuvo mucho xito entre la opinin pblica y los lectoresdel siglo XVII, o sea, los criollos neogranadinos. Por aquel entoncesexista una necesidad de generar un amor por la patria, por el lugarde nacimiento. Esto es lo que se ha denominado el patriotismocriollo, que se desarrolla en el siglo XVII por toda la Amricaespaola (Brading, 1998). Es una corriente de pensamiento en lacual los escritores, pensadores, historiadores, cronistas e intelectualesde cada uno de los reinos de Amrica empiezan a elaborar relatosacerca del pasado de sus lugares de origen, de su pasado indgena,para tratar de exaltar a sus antepasados. Lo hacan porque se consi-deraban descendientes y herederos de dos grandes continentes y de

    6. Fray Pedro de Aguado, Recopilacin historial, escrita en el siglo XVI. Bogot: ImprentaNacional, 1906.

    7. Pedro Simn, Noticias historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Oc-cidentales. 7 t. [1625?]; Bogot: Banco Popular, 1981.

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    dos grandes culturas: la europea y la americana. Pero, obviamente,ellos se conceban como los descendientes de los grandes imperiosque haban estado a uno y otro lado del atlntico, y empezaron adesarrollar investigaciones sobre el pasado prehispnico, sobre todoen los casos de Mxico y Per, que son los ms conocidos, dondeefectivamente haban existido dos grandes imperios. Hoy en da seha cuestionado incluso que se pueda hablar de imperios para elcaso del Tawantinsuyu o de la Triple Alianza, pero lo cierto es quefueron ellos quienes generaron esa idea.

    Los cronistas neogranadinos, para volver al caso nuestro, se sen-tan un poco inferiores. Tenan un cierto sentimiento de que aqunosotros tenamos que crear tambin un gran relato, y a alguno sele ocurri decir que los muiscas eran la tercera cultura o el tercerimperio de Amrica. Me estoy refiriendo a Lucas Fernndez dePiedrahita en 1688, y es a l a quien se le debe una crnica muy

    bien escrita que hizo famosa esta idea8

    . Piedrahita tuvo la opor-tunidad de consultar a todos los cronistas anteriores, junto conmuchos documentos, y organiz un relato de manera cronolgica,porque deca que las historias que se haban escrito anteriormenteno tenan un orden cronolgico y no eran del gusto de los lectorescontemporneos. Deca que los lectores barrocos de su poca gus-taban de una literatura muy caballeresca, pica, basada en grandesdramas y otras cosas. Lo que l quera demostrar era que en tierrasdel Nuevo Reino de Granada, haba existido un imperio queestaba a la misma altura de los incas o los mexicas, que no tenannada que envidiarles, y desarrolla la idea del tercer imperio. Es a lpersonalmente, a quien debemos toda la imagen contemporneaque tenemos acerca de los muiscas.

    Piedrahita, no se sabe de dnde, invent una serie de nombresde personajes y reyes muiscas. Por ejemplo, para el caso de Tunja,

    8. Lucas Fernndez de Piedrahita, Historia general de las conquistas del Nuevo Reyno deGranada. 2 t. Amberes, Holanda: Juan Baptista Verdussen, 1688; edicin facsmil, Cali,Colombia: Carvajal, 1986.

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    elabor una serie de genealogas, que se remontan muchos siglosantes de la conquista, con fechas exactas que no se sabe de dndelas sac. De este modo dice, por citar un caso, que el cacique fulanode tal gobern entre el ao tal y el ao tal, y estamos hablando dedoscientos o trescientos aos antes de la llegada de los conquis-tadores espaoles, lo cual hace que sea imposible que se puedatener tanta precisin y se nota a todas luces que son nombres y

    fechas inventados. Sin embargo, su relato est tan bien elaboradoy ha sido tan popular que se cuenta, incluso, en las escuelas hoy enda. Este relato llega hasta el ltimo cacique de Tunja, al que llamQuemuenchatocha y procede a contar la vida, obra y milagrosde todos y cada uno de ellos. Este era el tipo de historia que sehaca en la poca. Se contaban los hechos notables del reinado decada uno, hasta la llegada de los conquistadores espaoles.

    Resulta claro entonces que fue Piedrahita quien cre la ideade los dos reinos al estilo europeo, con sus cortes y una especiede nobleza indgena. Adems, cont que los dos reinos estabanen un proceso de enfrentamiento mutuo. Incluso narr batallasconcretas que supuestamente sucedieron antes de la llegada de losconquistadores. El texto ha sido tambin muy popular porque fue

    ilustrado y la imagen es muy poderosa. El autor mand a imprimirsu obra en un taller de Holanda, donde tambin hicieron unosgrabados para representar a algunos de los personajes principales.Sin embargo, lo que hizo el grabador fue tomar las imgenes deotra crnica, la de Antonio de Herrera y Tordesillas, en la cual serepresentaron a los doce incas que gobernaron el Tawantinsuyu ylas adapt, casi sin hacerles ningn cambio9. Es muy curioso que

    los reyes muiscas resultaran casi idnticos a los reyes incas. Son

    9. Antonio de Herrera y Tordesillas, Historia general de los hechos de los castellanos en lasislas y tierra firme del mar Ocano [].

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    las mismas figuras. Solo cambian pequeos detalles y uno a vecesencuentra en los libros de historia colombianos imgenes quepretenden ser el zipa fulano de tal, o el zaque fulano de tal, queson muy conocidas, pero que realmente son representaciones de losdoce incas que gobernaron el Per. Adems, estas representacionestambin son imaginarias. Las invent un artista europeo hacia1601, que es el ao en que sali publicada la crnica de Herrera yTordesillas, conocida popularmente como Las dcadas de Indias.Si ustedes observan Las dcadas podrn ver fcilmente que sonlas mismas imgenes que aparecen en las crnicas de Piedrahita,y eso es lo que ha quedado en el imaginario colectivo.

    El asunto es que la idea de que existi una cultura que alcanzese nivel de desarrollo fue muy importante para la fundamentacindel patriotismo criollo a partir del siglo XVII y eso tambin tuvoinfluencia en los procesos previos a la Independencia. Recordemos

    que a finales del siglo XVIII hubo un inters por parte de losilustrados criollos por investigar el pasado. Por ejemplo, Manueldel Socorro Rodrguez, que fue el precursor del periodismoen Colombia, que era de origen cubano, encontr algunos ma-nuscritos de la lengua muisca de Bogot y con base en ellos, sintener la menor idea, elabor un epitafio dedicado al cacique deSogamoso y lo bautiz como Sugamuxi10. Cuando uno mira losdocumentos de la poca de la Conquista, descubre que evidente-mente as no se llamaba ese cacique. Rodrguez tom la idea dePiedrahita diciendo que ese seor se llamaba Sugamuxi y elaborincluso un epitafio en una supuesta lengua muisca o chibcha.Resulta curioso que mucha gente despus de esto, crey que erael verdadero epitafio escrito en la tumba del cacique de Sogamoso.

    10. Manuel del Socorro Rodrguez, Rasgo sobresaliente de humanidad, ejecutado por So-

    gamoso, Sumo Sacerdote de la Nacin Mozca, de quien con este motivo se dan otrasnoticias acerca de su talento, carcter, riquezas y conversin a la F Catlica, PapelPeridico de Santaf de Bogot (Bogot). Tomo 3. Nm. 91 (viernes 24 de mayo 1793):306-308, nm. 92 (viernes 31 de mayo 1793): 314-316, nm. 93 (viernes 7 de junio1793): 320-324. 1793; edicin facsmil, Bogot: Banco de la Repblica, 1978.

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    Lo cierto es que los ilustrados de finales del siglo XVIII, en suafn por fomentar el amor a la patria, ayudaron a complementaresta imagen hasta que se cristaliz en el siglo XIX. Despus dela Independencia vemos cmo los muiscas empiezan a ser con-siderados como el fundamento de la nacionalidad colombiana,as como lo eran los incas en el Per o los aztecas en Mxico.Incluso sucedieron cosas muy divertidas. Por ejemplo, el caso dela repblica independiente que se form a partir de la Provinciade Santaf hacia 1812, en el periodo en que llamamos PatriaBoba o ms correctamente, la etapa de las primeras repblicas,como la denomina Daniel Gutirrez (2010), cuando las provin-cias que formaban el Virreinato de la Nueva Granada declararonsu independencia de la monarqua espaola. Los miembros de lalite criolla que estaban liderando ese proceso, quisieron rendirun homenaje a los antiguos habitantes de la regin, fundar una

    repblica y ponerle un nombre indgena, pero no saban nadaacerca del tema. Entonces Jorge Tadeo Lozano, se invent unnombre para la nueva repblica que se estaba organizando y lepuso Cundinamarca. Pero Cundinamarca era una palabra dela lengua quechua, que no tiene nada que ver con los indgenaslocales, ni con esta regin, ni con su lengua.

    Aun as, a Lozano le pareci bonito porque haba ledo lacrnica de Juan Rodrguez Freyle, titulada El carnero, en la quese dice que los indgenas del Per llamaban Cundinamarca, latierra del cndor, a todas las tierras que quedaban al norte de suterritorio. Pero esa era una palabra que usaban en el Per parareferirse a todo lo que quedaba hacia el norte de lo que hoy enda es Ecuador y, por supuesto, no era el nombre que los habitanteslocales le daban a estas tierras. A lo que voy es a sealar que siemprese ha utilizado a los indgenas como fundamento de la identidad,

    pero siempre se ha hecho mal. Para los criollos el caso era hacerlesun homenaje a los indgenas. Por eso lo que les importaba eraque Cundinamarca sonaba a algo indgena y entonces decidieronponerle as. De modo que para ellos esta era la nueva Repblica

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    de Cundinamarca y uno de los principales hombres ilustres deCundinamarca haba sido el cacique Sugamuxi. Esto es ms omenos el proceso que todos hemos conocido y mediante el cualfinalmente se cristaliz la idea de una cultura llamada muisca yde todo un imaginario nacionalista asociado a ella.

    Cuando uno compara la informacin documental de la pocacon los documentos que se hallan en Espaa y en los archivoscolombianos, empieza a darse cuenta de que exista realmenteuna gran heterogeneidad en cuanto a la organizacin poltica, lalingstica, las costumbres, las creencias, etc., que me han llevadoltimamente a replantear incluso la denominacin muisca. Esdecir, los indgenas de esta zona tampoco usaban esa denomina-cin para referirse a s mismos. Otra cosa es que en la lengua quehablaban en la Sabana de Bogot y sus alrededores, esa palabrao ms bien la palabra /mwiska/, significaba ser humano. Pero

    ellos a s mismos no se denominaban as. No era usada como unetnnimo para establecer una identidad cultural o una diferenciafrente a otros grupos con costumbres distintas. Los cronistas, losconquistadores y los primeros informes son muy claros al decirque cada grupo local tena su propio nombre, y haba nombresdiferentes para cada valle o cuenca hidrogrfica. Adems cadaentidad poltica reciba una denominacin diferente. Es muy claroen la documentacin de archivo que ellos tenan denominacionescomo los guatavitas, los sogamosos, los chas, los ubaques, etc.; esdecir, cada pueblo o comunidad tena su propio nombre y asfueron conocidos. No haba una denominacin general que loscobijara a todos.

    Adems, es muy importante sealar que los que empezaron ausar la denominacin muisca o mejor mosca, que era la palabradeformada que se usaba en la poca, fueron los espaoles. Es decir,

    sin exagerar demasiado, puedo afirmar que quienes denominarona los indgenas de esa manera y metieron dentro del mismo sacoa grupos muy heterogneos fueron los espaoles. De maneraque una conclusin que uno puede sacar rpidamente es que los

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    muiscas son una creacin de los espaoles y de la dominacincolonial. Antes de eso no existan los muiscas. Antes de la llegadade los europeos no haba ningn grupo llamado muisca, ni habauna unidad poltica o cultural, ni tampoco la zona estaba divididaen dos reinos. Lo que realmente exista era una serie de cacicazgosautnomos, por lo menos unos diez dentro de los cuales los deTunja y Bogot probablemente eran los ms poderosos. Pero noeran los nicos, ni haban logrado la hegemona regional. Al norteo al sur del territorio existan muchos cacicazgos independientes,con diferentes lenguas, que tambin es un hecho muy interesanteque hoy en da han demostrado los lingistas que estn haciendotrabajos sobre el tema11.

    Lo que sabemos actualmente acerca de la lengua muisca ochibcha est basado nicamente en una zona cercana al pueblode indios de Bogot. Pero si nos salimos de esa pequea regin

    que corresponde al actual municipio de Funza y sus alrededores,la lengua cambia, incluso se vuelve ininteligible. Un indgena deTunja no entenda a uno de Bogot, y uno de Tunja no entendaa los de Sogamoso. Incluso en lugares tan cercanos como Duitamay Sogamoso tambin se daban variantes dialectales, que para teneruna idea aproximada, podran tener tanta diferencia como la quehay entre la lengua espaola y el italiano, o la lengua espaola yel francs. Lo que sucede es que un hablante externo no est encapacidad de detectar estas diferencias. Es decir, por ejemplo anosotros, como hablantes del castellano, nos parece que un francshabla muy distinto que nosotros y no lo entendemos. Pero paraun hablante de una lengua que no sea europea, es posible que elfrancs y el espaol le parezcan muy similares, casi idnticos. Porlo tanto, a los espaoles que escuchaban a los indgenas de esteterritorio, todas sus lenguas les parecan iguales. Las diferencias

    solo empezaron a captarse a medida que se fueron familiarizandocon ellas. Lo que sabemos de la lengua muisca es vlido solo para

    11. Ver Gonzlez de Prez, 1987.

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    Bogot y sus alrededores porque la mayora de los manuscritosque han sobrevivido son fruto de la labor evangelizadora adelan-tada por los jesuitas a comienzos del siglo XVII en la doctrina deFontibn. Tambin hay manuscritos elaborados por los dominicosa finales del siglo XVI e incluso un arte de la lengua muisca ochibcha que hizo fray Bernardo de Lugo y se public en Espaaen 1619. Estos trabajos contienen algunas pequeas variantes y esprobable que correspondan a pueblos como Bogot o Bosa. Lointeresante es que, a pesar de que son lugares muy cercanos, sepresentan variantes dialectales, as que no es descabellado asumirque las diferencias se acentan en lugares ms lejanos.

    Precisamente en estos das encontr un documento en losarchivos de Tunja que hablaba de una india que sirvi de intr-prete y deca que no entenda algunas cosas de la lengua quehablaban en un pueblo vecino12. Es un fenmeno que hoy en da

    nos parece extrao, pero para los que han estudiado a los gruposindgenas de la poca es lo ms normal del mundo. Es decir, esavariedad de costumbres no es algo raro en Amrica y lo podemosver actualmente en las comunidades indgenas que sobrevivenen regiones como la Amazona, donde la diversidad de lenguastambin es muy grande an en reas muy pequeas, donde seencuentran lenguas tan distintas como el chino y el espaol,con unas estructuras gramaticales y una fontica muy diferente.Al mismo tiempo tambin encontramos gente que sabe hablarmuchas de esas lenguas. La posibilidad de hablar varias lenguas eratambin muy frecuente en el siglo XVI y por eso los espaoles

    12. El documento es una declaracin dada por una india llamada Magdalena el 20 denoviembre de 1599. Era oriunda de Servit, al extremo norte de la regin y dice queella no entiende la lengua de un lugar cercano llamado Loat. Hace esta declaracinpara confesar que unos aos atrs, en el marco de un pleito entre los encomenderos de

    los dos lugares, haba servido de intrprete, pero haba mentido, obligada por su amo,porque en realidad no entenda la lengua del otro pueblo. En ese momento haca estadeclaracin ante el escribano de Tunja para confesar su delito y descargar su concien-cia, persuadida por su confesor. Archivo Histrico Regional de Boyac (Tunja), NotaraSegunda, tomo 66, ff. 331 r. - 333 r.

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    no detectaban la diversidad. Lo que quiero enfatizar es que existauna gran diversidad y quien cre la idea de la homogeneidad fueprecisamente el proceso de conquista espaola. Sin exagerar, creoque podemos insistir en que los Muiscas son una creacin de losespaoles y que antes de ellos no existan. Aclaro que no estoydiciendo que estos grupos no existieron, o que no hubiera genteen esta regin, ni nada de eso. Lo que estoy diciendo es que laidea de una cultura muisca es fruto de la colonizacin espaola yla hemos llevado hacia el pasado.

    Me perdonarn tambin los arquelogos, pero tambin hayque corregir el uso que le dan a esta denominacin. Hay muchascosas que denominan muiscas equivocadamente porque es la cos-tumbre y porque existe la idea de que todo lo que se encuentraen este territorio es muisca. Hago la salvedad de que yo mismo,actualmente, no he podido abandonar esta costumbre, aunque

    actualmente estoy tratando de usar la denominacin muisca sola-mente como un referente geogrfico y temporal, pero no cultural.Es decir, cuando hablo de los muiscas (y aqu me perdonarnporque por costumbre sigo usando la palabra), me refiero a losgrupos que vivan en el altiplano cundiboyacense, bsicamente loque hoy son los departamentos de Cundinamarca, Boyac y partede Santander, o sea, en lo que antiguamente eran las provinciasde Santaf y Tunja en el siglo XVI. Y lo digo de manera muyaproximada, porque hay muchas dudas en torno a si es posible ono establecer una delimitacin clara, como antes se haba preten-dido. Los lmites poltico-administrativos no corresponden conlos lmites culturales de ninguna manera, aunque los espaolescrearon esas dos entidades administrativas, las provincias de Santafy Tunja, basndose ms o menos en cierta homogeneidad quealcanzaron a captar o a ciertos rasgos que les parecieron similares,

    pero que al principio incluyeron zonas, grupos, territorios, queculturalmente tampoco se asemejan. Reconozco que es una ideabastante provocadora, pero que tiene sentido si la miramos desdeel punto de vista que les estoy explicando. Y finalmente, como les

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    deca, la denominacin mosca se encuentra en los documentoscoloniales, y los mismos indgenas comenzaron a autoidentificar-se de esa manera, pero porque ya les haban puesto ese nombre.Ellos mismos adoptaron la costumbre de usar esta denominacinpara referirse a los que eran oriundos de las provincias de Tunjao Santaf. As fue como se populariz y sigui reforzando la ideade que haba una cultura muisca.

    Todo esto ha sido cuestionado por las nuevas tendencias queestn surgiendo en el mbito de la historiografa latinoamericana.La Nueva Historia de la Conquista nos ha ayudado a comprendermejor muchas cosas, no solamente la diversidad interna de casitodos los grupos indgenas de las Amricas. La idea obviamenteno es ma, ni se me ocurri de la nada. Resulta de ver la forma enque se estn cuestionando estas identidades en mbitos que nosparecen a nosotros muy homogneos, como Mxico y el Per. Es

    decir, hoy en da hay investigadores que dudan en llamar incasa todo lo que nosotros llamamos as, incluso en trminos lings-ticos13. Es curioso que se est presentando el mismo problemaque en el caso que vengo discutiendo, porque las variantes de lallamada lengua quechua son tales que los que hablan esas lenguasse resisten a pensar que su lengua es igual a la de su pueblo vecino.Por lo tanto, hay variedades de quechua. Actualmente los lingistassiguen hablando de quechua pero se refieren prcticamente a unafamilia lingstica. Ya no lo hacen en el sentido de una sola lenguapor la gran variedad presente en todos los Andes centrales. Es enel mismo sentido que nosotros podemos decir que el espaol, elfrancs, el portugus o el italiano son derivados del latn. Inclusohasta el ingls, que nos parece tan extrao a nosotros, tiene unafuerte base de latn (Ostler, 2007). Entonces en estas regiones re-sulta cada da ms difcil hablar de una homogeneidad cultural o

    de una identidad nica prehispnica. El caso de Mxico es inclusoms dramtico, la diversidad era muchsimo ms acentuada y los in-

    13. Consultar Stern, 1986 y Salomon & Schwartz, 1999.

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    vestigadores contemporneos ante tal cantidad de denominacionestnicas han optado por llamar genricamente nahuas a los gruposque habitaban en el siglo XVI la parte central de la Nueva Espaa,es decir, los mal llamados aztecas. Han optado por designarlosbasndose en la familia lingstica a la que pertenece la mayorade las lenguas que se hablan en ese territorio (Lockhart, 1999).Y aqu tambin lo curioso es que la llegada de los conquistadoresorigin la falsa sensacin de homogeneidad. Entonces podemosdecir que existieron unos incas, unos aztecas o unos muiscas, perotodos son fruto del proceso colonial. Es el nombre que recibieronlos pueblos indgenas de cada una de esas regiones despus de laConquista espaola y su incorporacin a la monarqua castellana.De manera de que si uno quiere recuperar la identidad muisca,debe volverse un indio colonial. En ese sentido, los rasgos quenosotros le atribuimos a estos grupos no son los rasgos que ellos

    tenan antes de la Conquista sino despus de ella. Por lo tanto esmuy difcil encontrar una identidad pura hoy en da; si es que esotiene algn sentido.

    Por todas estas razones, las nuevas tendencias de investigacinnos han llevado a cuestionar muchos de los supuestos con los quetrabajamos, y nos han mostrado que el proceso que llamamosconquista no fue, como nos lo han contado, un asunto de buenosy malos, de vctimas y victimarios; sino un proceso en donde losmismos grupos indgenas tuvieron protagonismo. Fueron agentesy protagonistas de su propia historia, en el sentido de que la Con-quista no se realiz principalmente por la fuerza de las armas. Dehecho, los espaoles tenan muy poca capacidad armada. Pensemosen el caso del Per, donde fueron unos ciento sesenta hombrescontra un imperio poblado por ms de diez millones de personasy que poda movilizar cientos de miles de guerreros; o en el caso

    de Mxico donde quinientos hombres que llegaron con HernnCorts, supuestamente se enfrentaron a un imperio con cifras po-blacionales semejantes. La lucha fue tan desigual que no se podacomprender por qu un grupo tan reducido de hombres logr,

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    supuestamente, someter por la va militar a grandes imperios muydesarrollados y que en algunos aspectos estaban en el mismo nivelque los de Europa. Entonces ah pas algo muy interesante y esa esla gran pregunta que se han hecho hoy en da los investigadores dela Nueva Historia de la Conquista: cmo fue que un puado dehombres logr someter a estos grandes imperios y a estos gruposde indgenas tan numerosos en su propio terreno, habituados alcombate y con todo en su contra?

    Lo que se ha demostrado es que la Conquista fue realmenteun proceso de alianzas y negociaciones y que en muchos casos lallegada de los espaoles sirvi para desatar una serie de tensionesque se estaban viviendo en estas sociedades. Eran sociedades so-metidas por sus propias noblezas, es decir las clases dirigentes ind-genas mantenan a sus pueblos oprimidos y explotados. Al mismotiempo haban conquistado otros pueblos sobre los cuales ejercan

    formas de esclavitud, servidumbre y explotacin que hicieron quefinalmente la Conquista pueda ser vista como una rebelin de lospueblos contra sus propias clases dirigentes, que aprovecharon lallegada de los espaoles para establecer nuevas alianzas y rebelarsecontra sus opresores de alguna manera. Hay que ver, por ejemplo,que en muchas partes los espaoles fueron vistos como libertadoresy las masas indgenas rpidamente se aliaron con ellos y les sirvieronen buen grado en contra de los antiguos poderes establecidos. O seaque a los que les fue muy mal en ese periodo fue a los antiguos jefesindgenas, pero enseguida se crearon nuevos liderazgos. Adems,se debe tener en cuenta que la poltica de la corona espaola fueofrecer unas condiciones ms favorables de las que ellos tenan an-tiguamente. Esto est muy claro en el tema de los tributos. Siemprelos espaoles llegaban y les decan: si ustedes aceptan de buena ganasometerse a la corona van a tener un amplio margen de libertad

    y van a pagar menos tributos de los que ustedes le pagan a su jefeactual. Semejante oferta no haba ni que pensarla. Rpidamentemuchos de los grupos que estaban sometidos se aliaron con losespaoles. En Mxico fue muy interesante lo que sucedi porque

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    se puede demostrar finalmente que la respuesta a la pregunta delos investigadores es que est mal planteada. Es decir, no fue unalucha de un puado de europeos contra miles de indgenas, sinoque el enfrentamiento fue de miles de indgenas contra otrosmiles de ellos que defendan el nuevo rgimen, si me permitenllamarlo as. En la gran batalla final por la toma de Tenochtitlan en1521 lucharon unos doscientos mil guerreros mexicas contra unnmero similar o superior de nahuas y otros aliados nativos de los

    espaoles, dentro de los cuales se destacaron los tlaxcaltecas. Losque ganaron nunca pagaron tributos al rey y lograron un lugarprivilegiado dentro del nuevo orden. Tambin tuvieron derecho aautogobernarse y sus territorios fueron respetados. La nobleza delos grupos ganadores logr la hegemona en el centro de Mxicocon ayuda de los espaoles, cuando ayudaron a destruir a la antiguanobleza y se volvieron vasallos de la corona espaola. En el Per

    sucedi lo mismo. Los que se aliaron con los espaoles gobernarony recibieron prebendas de la corona espaola. Los conquistadoressupieron aprovechar muy bien que la mayora de grupos indgenaseran enemigos a muerte entre s, y muchos preferan aliarse conlos espaoles antes que con sus vecinos.

    A travs de ese proceso de alianzas y negociaciones, que fuebastante violento, se fue configurando lo que llaman el pactocolonial, que consiste en que la corona espaola le da una seriede prebendas a aquellos que le sirven bien, dndole tributos yobediencia. Los indgenas aliados, que aceptaron someterse sindificultades, recibieron tierras, trato especial, proteccin por partede la corona, a cambio del tributo. Eso fue tan efectivo que losprincipales opositores a la Independencia de Espaa, cuando llegese momento, fueron los indgenas. Rpidamente se volvieroncristianos porque era la religin de la corona espaola, y queran

    agradarla. Eso les daba un estatus superior dentro de la sociedad.Es decir, se volvieron muy realistas, muy partidarios de la monar-qua castellana. El rey se convirti en un smbolo de la justicia;de la proteccin de los desvalidos. Para los indgenas la principal

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    funcin de la corona era establecer tribunales para la proteccinde sus derechos, en donde ellos podan ir a quejarse de los malostratos que reciban, incluso de su propia gente. Muchos jefes tradi-cionales perdieron el poder de impartir justicia y el indio comnsali ganando, porque ahora haba una instancia que lo protegade los abusos de sus propios jefes. Razones como esta explicanpor qu los indios fueron los grandes opositores a la separacinde la monarqua espaola y lucharon contra los patriotas paradefender el Antiguo Rgimen. Ellos saban que con la llegada dela Independencia iban a perder una serie de prebendas y derechosque se les haba otorgado durante el periodo de la monarqua.

    Concluyo hablando un poco acerca del desarrollo de loshechos en la regin de Tunja. La conquista, como ustedes saben,se inici en los primeros meses de 1537 cuando lleg GonzaloJimnez de Quesada. Tradicionalmente se ha considerado que el

    fin de la conquista fue dos aos despus, en 1539, tomando comoindicador la fundacin de ciudades como Tunja (1539) y Santaf(1538). Se toma esta fecha porque es un hito simblico del fin dela guerra de conquista. Pero resulta que ese proceso no fue tansencillo. Quesada se devolvi rpidamente para Espaa en 1539 ydej la tarea de pacificacin real de esta zona a sus lugartenientes,entre ellos Gonzalo Surez Rendn, el fundador de Tunja. Ellosfueron los que realmente tuvieron que hacer todo el trabajo sucioposterior, pero Quesada fue muy hbil y se dirigi directamentea la corte espaola para mostrar que haba conquistado algunastierras, cuando realmente la guerra hasta ahora estaba empezandocuando se fue. Es decir, le hizo creer a la corona que ya todo habaterminado, y que los grupos de indgenas del altiplano haban sidomuy fciles de dominar, porque supuestamente solo se dedicaban ahacer rituales y a adorar a los astros. Pero viendo la informacin de

    la poca, lo cierto es que hubo muchos enfrentamientos militares.La guerra fue muy dura y complicada y dur mucho tiempo, casihasta 1550, mientras Quesada se dedicaba a hacer gestiones enEspaa para su propio beneficio.

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    Sobra decir que en esta zona tambin hubo alianzas entreindgenas y espaoles, que atacaron al cacique de Tunja. Al finalfue derrocado y su cacicazgo se desarticul para dividirlo en variosgrupos, como tambin le sucedi a todos los caciques grandescomo los de Guatavita, Bogot o Ubaque, y a todos los del surdel altiplano que lideraban confederaciones que fueron derrotadas.Estas entidades polticas se dividieron para formar encomiendassuficientes que alcanzaran para recompensar a todos los conquis-tadores que participaron en el proceso. Los capitanes de rangomedio que se aliaron con los europeos fueron ascendidos al rangode caciques cuando derrocaron a los jefes principales, creando in-cluso cacicazgos que antiguamente no existan, como por ejemploel de Turmequ. Los espaoles pasaron a ocupar los cargos queantes eran de los principales caciques o grandes jefes indgenas,como el zipa de Bogot o el hoa de Tunja14, y las comunidades

    terminaron dndoles el mismo trato que a ellos.Durante el periodo entre 1537 y 1550 no cambiaron muchascosas. El cambio ms importante fue el que acabo de mencionar,es decir, los caciques ms poderosos fueron reemplazados porese grupo pequeo de espaoles, manteniendo as las estructuraspolticas y buena parte de sus costumbres. Esto significa que elproceso de hispanizacin y especialmente, la evangelizacin, noavanzaron tan rpido como se cree, porque hasta finales de sigloXVI muchos pueblos seguan conservando sus tradiciones. Es so-lamente a partir de la dcada de 1570 que se da un rpido procesode hispanizacin y es el momento en que ya podemos hablar demuiscas con las caractersticas del indgena colonial, es decir,

    14. El cacique principal de Tunja era llamado hoa en tiempos prehispnicos. Es un ttulo queequivale a zipa o rey, como se ha demostrado en mi trabajo, El cacicazgo muisca en los

    aos posteriores a la Conquista. En este mismo texto se demuestra que el nombre del jefeque encontraron en Tunja los conquistadores era Eucaneme y fue confundido con uno desus sobrinos, llamado Quiminza, durante los aos de la guerra. Ambos fueron ejecutadosen 1540 y el sucesor fue un hermano de Eucaneme llamado Ramiriqu, que tuvo que irsea establecer en el sitio donde queda actualmente el municipio del mismo nombre.

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    grupos campesinos que estn reunidos en pueblos al estilo espaol,a los cuales se les otorgan resguardos, que son tierras en propiedadcomunal. Adems, es cuando empieza la construccin fsica de lospueblos que vemos hoy en da en los departamentos de Boyacy Cundinamarca con su traza urbana caracterstica y sus capillasdoctrineras. En sntesis, tuvo que pasar casi un siglo para que enel altiplano cundiboyacense se adoptaran las costumbres espaolas,lo cual se hizo con mucho fervor a comienzos del siglo XVII.

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    El Neocriollismo Muisca:dilogos con las ideas de Jorge Gamboa

    Pablo Felipe Gmez MontaezUniversidad Santo Toms

    [email protected]

    Cuando fui invitado a participar en la presente compilacin, cierta

    duda me confront: Qu tiene que decir un etngrafo sobre lahistoria? Sin embargo, varias de las ideas de Jorge Gamboa en suconferencia fueron iluminando an ms varias de las afirmacionesdesarrolladas en mi tesis doctoral.15Revisar el pasado es impres-cindible para justificar y legitimar la continuidad en el presentede un pueblo muisca que hoy hace parte de los tantos que a lolargo de Amrica Latina -y el mundo general- viven un proceso de

    re-etnicidad o, como lo denomina Cristian Gros (1991; 2000), deetnognesis. Con estos trminos nos referimos a procesos dondegrupos que haban sido considerados extintos culturalmente hoyda se reivindican como existentes, mediante la implementacinde polticas de memoria, rescate de tradiciones, usos y costum-bres, organizacin comunitaria y la configuracin de valores quediferencien a tales grupos de la sociedad mayoritaria como etnias.Vale aclarar que en la actualidad, pese a poder identificar discursos

    15. Dicha tesis doctoral fue defendida y aprobada en febrero de 2015 y se titula ConflictoIntratnico Muisca en el Altiplano Cundiboyacense-Colombia: Transacciones, Disputasy Negociaciones en el Campo de la Identidad y la Memoria Indgena. Actualmentetrabajo en su reelaboracin como libro para publicar.

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    y prcticas comunes, lo que abunda entre los diferentes grupos quehoy se reconocen como muiscas es la diversidad en su manera deasumir la condicin tnica.

    A lo largo de ms de ocho aos de trabajo etnogrfico16condiversas comunidades -oficiales y no-, comparto con MercedesLpez Rodrguez (2005) que para legitimar su presente, stas hanoptado por construir una nueva verdad sobre su pasado. Para ellohan venido revisando la historia oficial tanto para negar aquelloselementos que las condenan nicamente al pasado como pararescatar otros que permitan justificar su existencia. De esta manera,para las comunidades muiscas de la actualidad no es convenienteaceptar su completa asimilacin, idea que ya circulaba en el sigloXVIII (Herrera, 2007), pero s vale la pena aceptar la idea de habersido una cultura poderosa, la tercera civilizacin indgena de Amricay la existencia de la antigua Nacin Muisca (Uricoechea, 1992)

    que hoy busca renacer o despertar. Aceptar, negar o reinventar elpasado corresponden a frmulas creativas que son empleadas porlos diferentes grupos sociales para justificar su presente en armnicacontinuidad con la labor de sus ancestros.

    El propsito de este captulo es exponer algunos campos detensin que emergen en el proceso de re-etnicidad muisca. Coneste concepto me refiero a relaciones de disputa y contradiccinque se dan en medio de procesos de rescate de ideas y elementosque hoy las comunidades tnicas consideran como parte de sudiferencia cultural y que, segn stas, mantienen una continuidadcon el pasado. Para ello tomar algunas proposiciones de Gamboaque, a mi parecer, se conectan con mi trabajo investigativo. Deesta manera, su revisin historiogrfica permitir encontrar, si noexplicaciones, relaciones directas con algunos de mis datos etno-grficos. Consecuentemente, la idea central del texto se deriva, en

    parte, de una de las conclusiones fuertes de Gamboa: recuperar la

    16. Parte de mi trabajo etnogrfico se puede consultar en Gmez Montaez 2009; 2010;2011a; 2011b; 2012; 2013a; 2013b; 2013c.

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    identidad muisca hoy es rescatar al indio colonial; yo propongo queal tomar ciertas ideas e imaginarios construidos colonialmente delo muisca, las comunidades actuales terminan, de cierta manera,re-colonizndose ms que des-colonizndose.

    Mi tesis central es que las diferentes maneras en que hoy losmuiscas se revitalizan como etnia corresponden a una nueva versindel criollismo. As como stos ltimos tomaron los imaginariosaportados por los cronistas y conquistadores, los muiscas de hoyalimentan la constelacin de representaciones positivas mediantereferentes diversos. Al igual que el criollo el muisca actual busca elmismo objetivo: consolidar las races de su cultura y hacerle frentea los sistemas que lo ubican como dominado.

    Qu entender por Neocriollismo?

    Dos ideas de Gamboa respecto de la imagen del pueblo muisca sonmuy ciertas y valen la pena retomarlas como base para entenderalgunos aspectos de la re-etnicidad actual. En primera medida, quela representacin de una gran cultura muisca hizo parte de las basesde un patriotismo criollo con una consecuente creacin de identi-dad granadina y posteriormente republicana. En segunda medida,tal invencin significaba el punto de partida de un gran relato denacin necesitado por los neogranadinos. Al igual que el indgena,el criollo neogranadino se senta vctima de la dominacin colonial,pues su origen territorial nunca le permiti estar al mismo estatusdel europeo peninsular. De esta manera, y fuera de los que muchoscreen, el criollo, pese a sus intenciones de equipararse al blanco,tuvo una valoracin positiva del indio, estratgica para consolidarlas bases histricas de su existencia e identidad americana. Con baseen esta idea propuesta por Carl Langebaeck (2009), he desarrollado

    el argumento siguiente: la neoindigeneidad, es decir la construc-cin discursiva de la identidad indgena muisca actual, puede sercomprendida como una forma de neo-criollismo. En pocasactuales, aunque aparentemente el colonialismo es cosa del pasado,

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    ciertos fantasmas se hacen presentes y aportan a la construccindel indgena como una alteridad necesaria para nuevos procesos deidentificacin y de anclaje con la historia17. Podemos revisar algunosde estos elementos de la historiografa criolla como ejemplo.

    El proyecto de construccin de una nacin colombiana en-contr en el muiscalas races del noble nativo que requera comouno de sus mitos fundacionales. Las nacientes recolecciones einterpretaciones de objetos prehispnicos desde el siglo XVIIcontribuyeron a engrandecer el pasado muisca respecto de otros(Botero, 2006: 43; Langebaek, 2009: 89-95). Desde ah comenzarauna cadena de reivindicaciones donde varios asumiran la labor delos primeros criollos orgullosos del pasado prehispnico. El sigloXIX trajo consigo el pensamiento ilustrado y con ste las ideas deEzequiel Uricoechea (1992), el cual afirmaba la existencia de unaantigua Nacin Muisca. Uricoechea resalt ms la dicotoma

    entre indios salvajes caribes o de tierras bajas y los civilizados detierras altas, donde incluy a los indgenas de Bogot en las ltimas(Botero, 2006: 63). Los textos producidos y la novelas histricaspermitieron que Bochica, una de las deidades principales de losmuiscas, fuera representada como un civilizador, que el Templodel Sol de Sogamoso se sacralizara an ms y que el ltimo zipa seconvirtiera en caudillo heroico, entre otras narrativas e imaginativasreivindicaciones (ver la compilacin completa de produccionesen Langebaek, 2009: 237-246)18. Miguel Triana argument a fa-vor de una gran Civilizacin Chibcha (1984) y otorga como

    17. Inspirado por estas ideas, he venido planteando como tesis que las reivindicacionesactuales de los elementos culturales tnicos indgenas y muiscason una extensin delas estrategias simblicas del criollismo. Esto se da en la medida en que, segn el mismoLangebaeck (2009), el indigenismo (valoracin positiva del indio) se relaciona o hundesus races en el criollismo, con lo cual criollo se vuelve una categora menos proble-

    mtica que la de mestizo.18. Una reflexin sobre las implicaciones de estas representaciones de lo muisca en la

    produccin de conocimiento sobre este grupo en la antropologa actual puede leerseen mi artculo Esbozo de una Antropologa de lo Muisca desde una perspectiva del sur:paralelos y trnsitos (Gmez-Montaez, 2013b).

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    caractersticas del carcter muisca el buen genio, la ecuanimidad,la dulzura y el metodismo en las buenas costumbres. Durante ladcada de los 30s del siglo XX, la condesa alemana Gertrud vonPodewils Drniz escribi el libro de leyendas muisca Chigys Mieenel que present el territorio imaginado del indgena de la sabanahabitado por un indio civilizado, culto y moral (Urrego, citadopor Gmez Londoo, 2005: 252). La aparicin del movimientoartstico Los Bachu contribuy a resaltar la mitologa y el llamadopanten muisca, que hoy se resume en el famoso mural del Ho-tel Tequendama de Bogot. El indigenismo de los aos sesenta ysetenta reforz en Cundinamarca y Boyac el orgullo por las racesmuiscay hasta sus deidades e idealizaciones fueron integradas porgrupos y hermandades gnsticas. Con el furor de Carlos Castaneday las prcticas neochamnicas, la idea de recuperar estilos de vidaasociados con lo indgena cobr cada vez ms fuerza. Es decir que

    entendemos que los neocriollismos -en plural- corresponden adiversas maneras de reivindicar las imgenes de culturas primigeniasy bsicas para la identidad de sociedades en momentos histricosy condiciones polticas diferentes, con el fin de acentuar procesosde resistencia frente a sistemas de pensamiento y produccin quese consideran dominantes. As como el criollo de la independenciaapel a la imagen positiva del indio civilizado, varios apelan a la

    imagen neochamnica para contrarrestar las presiones de la vidaindividualista y consumidora del capitalismo.

    La nueva espiritualidad muisca:la moralizacin del etnnimo y gnosis de la lenguaLigados a los ejemplos anteriores, varias caractersticas se identifi-can dentro del discurso de los grupos y comunidades estudiados

    como verdades que sustentan al pueblo muisca de hoy. En primerlugar se debe resaltar que, junto con los procesos de organizacincomunitaria y fortalecimiento de los gobiernos indgenas en laforma de cabildos, los grupos muiscas de hoy han conformado

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    un gran campo de representaciones y prcticas para diferenciarseque ellos mismos denominan espiritualidad, la cual ha recogidovarios de los elementos citados. El muisca, entonces, es contem-plativo, mstico y entregado a lo sagrado. La fuerza espiritual desu territorio es tal, que para varios de sus lderes hoy no hay dudade que Bogot deba ser el centro del poder poltico del pas,derivado del poder de la antigua Bacat, uno de los nombres comose le conoce a la ciudad principal del territorio del zipa. La imagende una sociedad jerarquizada y compleja en sus ideologas polticasy religiosas, va de la mano con la de un pueblo que desarrollgrandes conocimientos en astronoma, medicina y ecologa. In-cluso uno de los discursos que con mayor frecuencia se identificanen la oratoria de las reuniones o crculos de palabra de lderesespirituales muiscas es con el que relacionan al Dorado, no conel oro fsico que los espaoles buscaron cuando se enteraron de

    los cultos votivos llevados a cabo en varias lagunas del territoriocon elementos de orfebrera, sino con un oro espiritual, es decir,un conjunto de valores y conocimientos que guardaban lo msvalioso de su legado para la humanidad.

    La moralizacin y lo que he denominado la sobre-espiritua-lidad de lo muisca se ve reflejada tambin en otra idea expuestapor Gamboa, referente al etnnimo. Segn l, en la Sabana deBogot y sus alrededores, la palabra /mwiska/ significaba serhumano, pero no era una forma propia de diferenciarse de otrosgrupos. Correspondi a un ejercicio de homogenizacin por partede los espaoles, que tuvo fuerza en el siglo XVII. Lo interesantees que otro discurso reiterativo es que para los grupos de hoy,muisca es ser persona, pero referente a un conjunto de valoresfundados en el respeto y en tener conductas consideradas positivas.Sin querer negar que entre los sistemas de pensamiento indgenas

    hay conceptos de este tipo, el citado tiene dejos de cristianismo. Enotras palabras, al significado comn de gente, identificado por loscronistas, los muiscas de hoy le han otorgado un campo de valoresticos. De todos modos no debemos olvidar que para los escritores

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    de la Conquista y Colonia, los pueblos indios del altiplano eranconsiderados dciles y su religin cercana de alguna manera a losvalores catlicos, lo que los hizo, segn la historia oficial, fciles deevangelizar. De alguna manera, esa tendencia a la vida espiritual-aunque tambin amerite separarse del catolicismo como acto deresistencia muchas veces- es rescatada hoy como caracterstica delpueblo en despertar.

    Pero si hay algo interesante que refleja la sobre-espiritualidadmuisca, es el campo gnstico que algunos grupos e individuosotorgan al mismo etnnimo. En el rescate de la lengua muisca helogrado identificar dos tendencias con sus respectivas metodologas.Una corresponde al uso de diccionarios que fueron escritos envarias pocas histricas, desde los recopilados por Fray Bernardode Lugo, pasando por el jesuita Duquesne y, principalmente lagrandiosa obra lingstica de Mara Stella Gonzlez de Prez del

    Instituto Caro y Cuervo. La consulta de tales diccionarios unida aprcticas rituales -colectivas e individuales- en diferentes territoriosha permitido la elaboracin de significados de palabras nativas quese han ido complejizando. De esta manera, los topnimos se hanconvertido en base fundamental para este tipo de elaboraciones.As, Soacha es Xue-Cha, varn del sol, tierra de guerreros; Facata-tiv es Fa Ata Tiva, primer capitn de Dios y el cerro la Conejerade Bogot es Chipa-Cuy, nuestro padre el cuy, entre otros. Porsupuesto, tales significados no son comunes para todos los gruposy corresponden a diferentes procesos de identificacin tnica y susrespetivas polticas culturales.

    Otra tendencia en el rescate de la lengua muisca se vinculacon otras dinmicas de reivindicacin positiva ligadas a neocrio-llismos. Cuando tom un seminario postgradual en la Universidadde los Andes, sobre Teoras Arqueolgicas con Carl Langebaeck,

    la primera parte del curso se inund con todo tipo de datos quelos ilustrados y romnticos elaboraron de los muiscas -ms bienchibchas para la poca-. De esta manera, supimos que los pueblosde la sabana y el altiplano fueron considerados desde las tribus

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    perdidas de Israel hasta los descendientes de la Atlntida. Y porms descabellada que esta ltima idea nos pueda parecer, hoy dahay varios rescatistas de la lengua muisca, pertenecientes y no a lascomunidades estudiadas, que la defienden. Duitama, Sogamoso yTunja se han convertido en epicentros relevantes de seguidoresdel trabajo de Marian Escribano, quien se denomina a s mismacomo semiloga gnstica. Su trabajo, que en su momento fue re-chazado por la misma Mara Stella Gonzlez de Prez, relaciona alMhuysqhubun, es decir la lengua del mhuysqa-ntese la reinventadalingstica- con el hombre de Mhu, en otras palabras, el hombre dela Atlntida (Escribano, 2000: 18).

    Las tesis de Escribano han calado en la de algunos lderes decomunidades muiscas como las de Alfonso Fonseca Balsero, ex go-bernador del cabildo de Cota, Cundinamarca. En una ocasin, meexplic el significado complejo de la palabra mhuysqa:

    Mhuysca es una vibracin csmica: esa H es un soplo, es unavibracin, es la vida, porque es muy diferente decir muisca a decirmhuysca (pronuncia un leve sonido ch). M es vibracin, H es elsoplo, Ues la unidad,Yes cnica, Ses una concertacin, Kes lamemoria de la tierra. Entonces la tierra comienza a tener memoriaen el nmero tres, el mica, y ah viene el disentimiento: nosotros nosomos de este planeta, nosotros aqu estamos en un vivero csmico,

    estamos en un banco gentico, por eso las miles y miles de especiesvivientes y todo un calendario gentico que tenemos. Total, aqu sepueden hacer muchas cosas, sobrados, que ya lo hicieron los atalayitas,los atlantis hicieron fue el experimento de todo, trabajar el genomasobrado () (Cota, junio 22 de 2012).

    Aunque sera falso afirmar que esta tendencia es la que ms sepresenta en el proceso de rescate de la lengua por parte de las

    comunidades muiscas, s es cierto que varios de sus miembros hanseguido ideas gnsticas y las han logrado poner en dilogo conla imaginera alrededor de su espiritualidad. Afirmamos que acse presenta un neocriollismo en dos sentidos: primero, porque al

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    partir de la palabra muisca, se apela a un vocablo otorgado porlos espaoles para homogenizar a una gran cantidad de pueblosdiferentes lingstica y culturalmente y que fue la denominacinpara identificar al pueblo prehispnico base de la identidad nacional.Segundo, porque corresponde a una valoracin positiva que haalimentado la imaginera neogranadina y criolla republicana conotras ms contemporneas que a su vez buscan resaltar el lugarque podra ocupar un sistema de pensamiento muisca en la redespiritual y esotrica de la modernidad. Jean-Paul Sarrazn, quienha estudiado la relacin entre la llamada New Agey las interpreta-ciones urbanas de una espiritualidad indgena, afirma que por logeneral los gnsticos burgueses de Bogot suelen etiquetar comotnico muchas de sus elaboraciones y con ello pretender construirfilosofas nativo americanas (2012: 141). Un miembro de PNMC,Guane Sua Fmeque, me contaba una vez que varios compaeros

    de su comunidad haban transitado por grupos y hermandadesgnsticas y que en aquellos un poco ms viejos resonaban las ideasde Samael, famoso maestro gnstico Bogotano de los aos setenta.Un indicador son las ideas de Jimmy Fiquitiva de la comunidadde Cota quien, siendo miembro de la Hermandad Blanca, elaborainterpretaciones de la geografa sagrada de su territorio en relacincon las tpicas redes que suelen elaborarse con lugares estereotpicoscomo el monte Shasta, Stonehenge, las pirmides de Egipto, el T-bet y otros referentes para practicantes de diversas gnosis. El cerroMajuy, tutelar de la comunidad de Coya y famoso por muchos porlos avistamientos de ovnis, es para Jimmy una pirmide natural quese conecta con otras como Machu Picchu. Interpretaciones comolas de Jimmy son, parafraseando a Eliade (1997), gnosis revolu-cionarias que permiten adems otorgarle un sentido al territoriodiferente al heredado colonialmente.

    Cota es un nombre que pusieron los espaoles porque antes usabanuna cota para subirse al caballo, una especie de estribo, pero el voca-blo Cota, como tal, es como una aseguranza, yo lo he sentido en la

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    montaa, o sea, yo no miro la etimologa de los libros, yo miro la fre-cuencia con la que uno dice Cota, entonces Cota tiene una C, tieneuna O,una Ty una A. Esa Ces el camino que estamos haciendo,la O es el cero en la totalidad, esa Tes la cruz, el cruce de energasy esa Aes el individuo.

    Aunque Jimmy reniega del vocablo espaol para re-significarlo,lo emplea como punto de partida para crear su gnosis. Un caso

    similar encontr cuando en el marco de una reunin llevada a caboen Usme con respecto al cementerio indgena hallado acciden-talmente, Gualcal, un abuelo que tambin transit por diferentesgnosis, deca a los asistentes que Sumapaz, nombre de la regincercana a Usme, tena como verdadero nombre Suna Pa, quesignificaba Camino del Padre. Nuevamente se re-significaba unterritorio a partir de una gnosis elaborada a partir de un nombreespaol, esta vez de una antigua hacienda.

    Nuevas mitologas:confrontando la homogeneidad muisca

    Como parte del repertorio natural discursivo de varios lderesmuiscas de la actualidad est la Ley de Origen. Esta correspon-de a los ordenamientos cosmolgicos de todo tipo (gobierno,

    salud, familia, vida comunitaria, etc.) dados desde los mitos deorigen. Sin embargo, como etngrafo nunca defend la asepsia yla completa neutralidad de las charlas y entrevistas. Siempre megustaba colocar en la mesa ciertos temas que generaran reflexiny me llevaran a comprender de qu manera los propios muiscassolucionabas ciertas tensiones de sentido en varios de sus referen-tes culturales. El mito que ms se cita para explicar el origen de

    los humanos es el de Bachu, la gran madre que emergi de lalaguna de Iguaque con su compaero Fuchunsa, a quien crio yprepar como padre progenitor de los muiscas. Sin embargo, loscronistas encontraron otro mito que explicaba el origen humano.

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    Se trata de Iraca (el sol) y el Sogamoso (la luna), quienes crean alas personas. Cuando pona este tema en varias conversaciones lamayora de las veces encontraba cierto desconcierto. En algunasla explicacin era que cada territorio determinaba sus ordenanzas.Lo cierto es que la aceptacin de la heterogeneidad prehispnicareferente al mito de origen muisca presentaba ciertos problemaspara legitimar la unidad actual de un pueblo en reconstruccin.Mantener el mito predominante de Bachu significaba mantenercierta homogeneidad.

    Hay otra idea particular desarrollada por Gamboa que dialogacon mi trabajo etnogrfico. Corresponde al hecho de que desdeel principio de la Colonia, la imaginera sobre la cultura homo-gnea muisca fue alimentada por referentes que haban cobradoms validez. El ejemplo ms claro que da al respecto es el uso quese le dio a los grabados que ilustraron las crnicas de Antonio de

    Herrera y Tordesillas en 1601 sobre los doce incas que gober-naron el Tawantinsuyu, que fueron adaptados para reconstruiruna genealoga de reyes muiscas de Tunja inventada por LucasFernndez de Piedrahta en 1688. El mismo cronista haba creadola idea del pueblo muisca como el tercer imperio de Amrica.En la actualidad, los muiscas emplean la misma frmula: apelan areferentes indgenas que ocupan un mayor nivel de representati-vidad y validez para justificar -y amplificar cualitativamente- suexistencia. Dos ejemplos lo pueden ilustrar.

    El primero corresponde a un nuevo relato mtico que, segnmis colaboradores, fue narrado por una de las mximas autoridadesespirituales de la Sierra Nevada de Santa Marta. Hade RamnGil, lder wiwa, devolvi a los muiscas la historia del cndor yel guila, la cual brevemente narra lo siguiente: en tiempo anti-guos Bacat era el centro espiritual que convocaba a lderes de

    todos los pueblos de Amrica quienes, para renovar el pacto dehermandad entre pueblos originarios de Amrica, vean al guila-ave del norte- danzar con el cndor -ave del sur. Un da ambosse mataron entre s y eso fue interpretado como la seal que in-

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    dicaba que desde el oriente llegaran otras gentes a imponer la leydel fuego y de la espada. Por esa razn, los muiscas entregaran suconocimiento a pueblos hermanos para que siglos despus fuerandevueltos y el guila y el cndor volvieran a danzar.

    El anterior relato comprende varios elementos: en primer lugar,coloca al gran pueblo muisca como centro espiritual de Amrica;en segundo lugar, resalta un leitmotivdel gran relato de los pueblosoriginarios americanos: la tragedia comenz con la llegada delhombre blanco; y en tercer lugar, contribuye a que ciertas prcticasque los muiscas de hoy han tomado de otras culturas indgenas nosean vistas como mimesis sino como repertorios y elementos quehan sido devueltos.

    Sin embargo, la idea de la oposicin radical entre espaoles ynativos tiene sus contradicciones. Gamboa seala que por lo menoslos primeros aos de conquista correspondieron a una serie de pactos

    y alianzas que hicieron que culturas indgenas rivales combatieranentre s y que los vasallos se rebelaran contra sus lderes opresores.Varios miembros de las comunidades actuales lo saben y por esoresaltan que su dominacin estuvo favorecida por pleitos internos,situacin que hoy da tambin es tomada como la explicacin delos diferentes conflictos que hay en el plano poltico y espiritualentre las diferentes comunidades muiscas de la actualidad y al inte-rior de stas. Es cuando las ideas del blanco como causa nica de ladominacin y de las peleas entre ellos mismos se tensionan. Comoindicador vale resaltar que las comunidades muiscas estn dispuestasa rescatar cualquier institucin y prctica originaria -as sea de ori-gen colonial como el cabildo y el resguardo- menos el cacicazgo19.

    19. Otras instituciones originarias prehispnicas como el sacrificio, por supuesto no buscanser rescatadas. Rituales de sacrificio como el de los moxas, han sido re-significados. Elmoxa, identificado como una vctima sacrificail que era preparada y cuidada por aos

    para tal efecto, en la actualidad es definida por algunos lderes espirituales muiscascomo un conjunto de caractersticas humanas internas, es decir, un conjunto de valo-res enmarcados por la voluntad de lucha y de sacrificio. De esta manera, el moxa sesobre-espiritualiza, se reinventa y se reivindica a partir de sistemas de pensamiento mscercanos al crecimiento personal y la meditacin.

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    Como relato complementario est aquel que pone en tensina los ladinos de los chontales. Los primeros son definidos porlderes muiscas de hoy como aquellos que se dejaron colonizar:aprendieron el castellano e incorporaron la religin catlica. Lossegundos fueron quienes resistieron huyendo a tierras lejanas yentregando los conocimientos a pueblos hermanos, elemento quecoincide con el mito del cndor y el guila. Los conocimientoscorresponden, principalmente, al manejo y mito de plantas me-dicinales que hoy da hacen parte del collage de prcticas ritualescomo el tabaco -en varias versiones- la coca, las cuales histrica-mente corresponden a usos muiscas de antao, y a otras forneascomo el yag, el peyote y rituales como el temazcal, que hacenparte de las actividades de varios grupos.

    Los dos relatos corresponden a la invencin de un pasadoque permite legitimar tanto el panindianismo permeado en el

    campo tnico muisca -caracterstica comn de procesos de re-etnicidad, sobre todo en medios urbanos y modernos, as comola ubicacin de un lugar relevante del pueblo muisca en el campohistrico y espiritual. De esta manera, la emergencia de los relatoscorresponde con otra estrategia del neocriollismo, pues lo que fuecomenzado por los cronistas y retomado por los criollos, ilustradosy romnticos, ahora es continuado por diferentes miembros de lascomunidades muiscas actuales. Esto se da de la siguiente manera.

    Segn Prez de Barradas (1952) la verdadera historia de lomuisca, registrada en las crnicas, slo comprende, para el territoriode Bogot, desde los relatos sobre el zipa Saguanmachica y, paraTunja, desde el zaque Micha hasta la conquista espaola, datosque segn Gamboa tambin podran haber sido inventados yamplificados. Eso significa que desde los archivos documentalesvlidos para la historia, slo hay informacin correspondiente a

    68 aos. Langebaeck (1992), incluso, nos recuerda que las crnicasslo son fuentes que validan el 1% de la historia muisca. Ms allde esta historia todo pareciera convertirse en leyenda y en mito.Segn Oscar Guarn Martnez (2010), la llegada de los espaoles

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    siempre signific para los historiadores desde el siglo XIX un finalteleolgico de una cultura muiscacivilizada que se erigi comoun pasado paradigmtico para construir la nacin neogranadina.Hacia atrs todo era incierto y esta suerte de vaco histrico seconstituy en un espacio retrico que fue ocupado con imgeneshistoriogrficas de toda suerte (p. 215).

    Es decir que cuando miembros actuales de las comunidadesmuiscas alimentan la imaginera con las representaciones histo-riogrficas, con discursos gnsticos, panindianistas o apelan alintercambio cultural para sobre-espiritualizarse, complementan lalabor iniciada por quienes en sus crnicas y discursos identitariosde nacin inventaron a la homognea nacin de los muiscas. Ysin embargo, los referentes para alimentar la etnicidad muisca sontantos y tan variados, que al igual que los pueblos prehispnicos deantao, los muiscas actuales no deben considerarse homogneos.

    Conclusin: Lo muisca ms all de un etnnimo

    La debatida idea de homogeneidad que aporta Gamboa es una baserelevante para lo que he propuesto en cuanto la comprensin dela etnicidad muisca. Muisca no corresponde a una etnia especfica,sino a un campo de representaciones, a una identidad discursivay a una red. La riqueza de su estudio en la actualidad no estanto identificar lo que los une sino las maneras diferenciales enque los muiscas de la actualidad, al revisar su pasado y conectarlocon su presente, se identifican y crean su proyecto etnopoltico.De esta manera, la historiografa representa un insumo complejode imgenes, relatos y vacos para ser llenados que permiten a loslderes muiscas seleccionar, reinterpretar, reinventar y ensamblarcoherentemente diversos elementos que les permitan diferenciarse

    y, al mismo tiempo, justificar un proyecto comn como pueblo.Por eso mismo, tal vez la mejor metfora tomada de Gamboa paradefinir a los muiscas es la de la familia lingstica, pues sta agrupa almismo tiempo que permite identificar diferencias sutiles y radicales.

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    No hay tensin ms interesante que escuchar a un lder muis-ca decir en castellano hay que descolonizar el pensamiento. Yaunque no pretendemos negar un proceso de resistencia y reivin-dicacin relevante que busca un lugar para el pueblo muisca enel espectro etnopoltico actual, debemos ser conscientes que losmuiscas, como muchos otros grupos, han optado por reconstruirimgenes de su pasado a partir de frmulas ya empleadas por loscriollos y continuadas por sus sucesores. Han aprovechado la pocainformacin de generaciones previas a la llegada del blanco paraelaborar relatos y versiones que redunden en el muisca espiritual,sabio y poderoso. Han negado de la historia oficial su completaasimilacin, pero si han rescatado la imaginera positiva de la grannacin muisca, del tercer imperio de Amrica, de la sociedadcompleja con caciques que fueron vistos como prncipes y susterritorios como confederaciones. Han retomado su panten y

    han apelado a otros referentes que validen ms su condicin, talcomo los cronistas granadinos lo hicieron con otros del Per.Para descolonizarse, han reinventado una lengua y algunos le hanotorgado a sta cierta gnosis.

    En ltimas, los muiscas crean una nueva verdad, tomandofrmulas de origen colonial. Ah yace la principal tensin: desco-lonizar mientras recolonizar.

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