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GACETA CIRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁ Año: 37 Edición No. 77 Febrero 2012 La verdad con ética y estética Por Juan Gossain Antonio Nariño, el periodista fantasma Por Enrique Santos Molano ¿Quien mata la libertad de Prensa? Por Javier Dario Restrepo Anne Sinclair, la dignidad detras de Strauss-Kahn Por Flor Romero Algo andaba mal en la TV Por Gustavo Castro Caicedo

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Gaceta Edición Febrero 2012 Círculo de Periodistas de Bogotá

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GACETACIRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁAño: 37 Edición No. 77 Febrero 2012

La verdad con ética y estéticaPor Juan Gossain

Antonio Nariño,

el periodista fantasmaPor Enrique Santos Molano

¿Quien mata la

libertad de Prensa?Por Javier Dario Restrepo

Anne Sinclair, la dignidad

detras de Strauss-KahnPor Flor Romero

Algo andaba mal en la TVPor Gustavo Castro Caicedo

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El Círculo de Periodistas de Bogotáexalta la vinculación de las instituciones y

empresas presentes al Premio CPB,sin la cual habría sido imposible realizar

La Noche de los Mejores

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4 Edición No. 77

CIRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁGACETA

Publicación del Círculo de Periodistas de Bogotá, CPB.

Edición No. 77 – Febrero [email protected]

ISSN en trámiteBogotá, Colombia

EDITORIAL:Una amenaza en camino

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¿Quien mata la libertad de prensa?

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“Si yo tuviera hambre, pediría medio pan y un libro”: García Lorca

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Ética y estética: la verdad bien contada

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Antonio Nariño, el periodista fantasma13

Pasajes del Idioma, tómelo con calma

17 Algo andaba mal, y ahora “Algo andara bien”

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Las amenazas contra la libertad de expresión no tiene fronteras

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¡Ojo: la ruina entierra al cementerio!25

Microlingotes27

28 Anne Sinclair: Mujer de Cabeza y dama decorazón

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Así iniciamos el Premio CPB

Píldoras de Sabiduría

El nuevo salario mínimo real: $ 998.787

La otra cara de Bolívar

El reportero ciudadano no es el nuevo periodista

Ofelia Romero de Wills, una vida ejemplar

Acoso sexual y laboral en los medios

489 años de un Espectador Colombiano en Tiem-po Catolico

Contenido

DirectorWilliam Giraldo

Consejo EditorialMaría Victoria Torres

Carlos Piñeros

Junta directiva CPB William Giraldo - Presidente

Carlos Piñeros - VicepresidenteRicardo Peláez - Secretario general

Germán Mejía - FiscalGladys Patricia - Contreras Tesorera

Rosario Fernández - Secretaria de capacitación Gloria Vallejo - Secretaria de bienestar

Juan Carlos Mora - Secretario comisión de ética Maria Victoria Torres - Secretaria de comunicacionesJesús Muñoz - Secretario de asuntos internacionales

Diagonal 33ª bis No. 16 – 56Tels: (1) 3400883 – 2825573

www.circulodeperiodistasdebogota.comcirculoperiodistas.cpb@hotmail.com

Diseño, Diagramación e impresiónLa Imprenta Editores S.A.

Carátula:

Maestro Arenas Betancourt

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5Edición No. 77

CIRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁGACETA

Edito

rial

UNA AMENAZA EN CAMINO

Una oscura noche se cierne sobre los trabajadores colom-bianos con la reforma pensio-nal en salmuera, que apunta a que todos “ahorren” para fi-nanciar el lucrativo negocio de los administradores de la gran torta de la “seguridad social”.

De espaldas a la masa laboral y a sus electores, los legislado-res y el gobierno perfeccionan mecanismos para marchitar el régimen de pensiones de prima media, alimentada du-rante 44 años con aportes de empleadores y trabajadores.

Los aportes para salud y pen-siones de los trabajadores se repartieron durante ese lapso entre la burocracia del Institu-to de Seguros Sociales, ISS, la construcción y dotación de clí-nicas, el crédito que distribuyó el otrora Instituto de Fomento Industrial, IFI, para incentivar el desarrollo empresarial, y una menor porción fue a inversio-nes que supuestamente ase-gurarían la vejez y la invalidez de los afiliados.Se extrajeron entonces más de $ 60 billones de las reservas

Por: William Giraldo – Presidente CPB

del ISS y los gobiernos nunca honraron la cuota-parte que les correspondía de la trilogía acordada para garantizar la estabilidad del sistema pensio-nal. Cumplieron los patronos y los trabajadores, y ahora nadie da razón por lo extraído ni por sus intereses ni por las cuotas del Estado ni por sus intereses a lo largo de 44 años.

Los expertos del Departamento de Planeación Nacional des-cubrieron en los años 90 que el sistema de seguridad social no era financieramente viable y copiaron de otras latitudes la “panacea” de los Fondos de Pensiones.

Se anuncia para las próximas semanas la entrada en fun-cionamiento de Colpensiones: un embeleco que ya se gastó $30 mil millones de la “seguri-dad social” en burocracia, au-tomóviles y oficinas, según el sindicato de trabajadores del ISS.

Los gobiernos administraron los recursos de la seguridad social desde que se estableció el sis-tema, se lucraron de él, pero tampoco han explicado las ra-zones por las cuales transfirie-ron a particulares la propiedad de las clínicas, de oficinas y el patrimonio general del ISS.Tampoco debe ocultarse la responsabilidad que les cabe a las centrales obreras en se-

mejante evasión, pues ellas in-tegraron siempre los consejos directivos del ISS en represen-tación de sus afiliados.

Los trabajadores de salario mínimo, que son la mayoría, ¿tienen la capacidad para ahorrar los $130 millones que necesitan para que los fondos de pensiones les reconozcan esa prestación económica para solventar los cinco o diez años de vida que les quedará después de cumplir los requisi-tos de pensión?

Según cuentas del sindicato del ISS, después de 20 años de funcionamiento los fondos pri-vados han pensionado a muy pocos de sus aportantes.

Aunque el ISS se ha caracteri-zado por contar con directivos y funcionarios “mañosos”, al menos tiene una nómina que bordea el millón de pensiona-dos.

Si algo hay que pedirle a este gobierno y a los legisladores es que no acaben el régimen de prima media, para que los trabajadores tengan la espe-ranza de lograr una pensión de vejez, aunque cada vez más lejana en la edad y en las semanas de aportes, que les imponen en un país con más del 60 por ciento de habitan-tes pobres.

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Fue García Márquez quien tuvo la mala idea de repe-tir una vieja frase, según la cual “el periodismo no es más que literatura hecha a la carrera”. Quién dijo mie-do: los estragos comenzaron en ese preciso momento. La peste se propagó como un incendio.

Peligrosa comparación. Ma-ligna como una epidemia

porque desde entonces no hay reportero colombiano que no sueñe con la ilusión de que el periodismo lo lle-ve, como si fuera un tren de paso, a la estación de la li-teratura. Y, mientras avanza el viaje, lo que va saliéndole es una mezcolanza de am-bas cosas: literatura mala con cara de periodismo. Pe-riodismo impreciso con ínfu-las de literatura.

ÉTICA Y ESTÉTICA:LA VERDAD BIEN CONTADA

Vamos por partes. ¿Se ha preguntado usted por qué en el periodismo los prota-gonistas de las noticias se llaman personas y en la li-teratura, en cambio, se lla-man personajes? Porque en las noticias de cada día los seres humanos son gente de carne y hueso, someti-dos a una realidad, pero en la ficción, por lo contrario, se les fabrica con lo que quie-ra su autor. Lo mismo pasa con los hechos, los lugares, las fechas.

Reporteros y redactores

Una cosa distinta es la gracia del periodista para contar el cuento. Sigo creyendo que el verdadero periodismo está en la reportería, en la bús-queda de la verdad, en la destreza para hallarla. Sin em-

Por: Juan Gossaín

“La verdad es la ética del oficio. Pero hay también un arte para contarla. La verdad también tiene su esté-tica”

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bargo, no basta con la saga-cidad del reportero: hay que contar la verdad bien conta-da. La verdad es la ética del oficio. Pero hay también un arte para contarla. La verdad también tiene su estética.

A ello se debe que algunos de los periódicos más res-petados del mundo, como “The New York Times”, ten-gan un formidable equipo de reporteros sueltos en las calles del mundo entero, husmeando, preguntando, insistiendo.

Pero tienen también unas mesas de redactores que se encargan de escribir lo que ellos encuentran. Contar el cuento

La crónica es la sal que se le pone al periodismo, y la pi-mienta también, si se quiere, pero los ingredientes están guardados en la despensa de los reporteros. La ma-gia radica en la manera de mezclarlos, que es el secreto de las buenas cocineras.

A nada sabe la carne de faisán si no se le pone una pizca de la mostaza apro-piada. La mejor lechona to-limense no es la que come tres veces al día sino la que está bien aliñada.

En el periodismo, como en la literatura, todo se reduce a contar el cuento bien con-tado. El problema radica en que el único deber de un escritor es escribir bien; el periodista, en cambio, tie-ne el doble compromiso de escribir bien y escribir la ver-dad. Por eso es que resulta mucho más complejo escri-bir una crónica que escribir una novela. (No he dicho más difícil: he dicho más comprometedor).

Cada vez que los colegas más jóvenes que yo --lo cierto es que a esta edad todos mis colegas son más jóvenes que yo-- me piden que les ponga un ejemplo de lo que llamo “contar el cuento bien contado”, ellos esperan que les hable de García Márquez. No lo hago porque el mejor ejemplo es Rafael Escalona.

El novelista dispone de cien páginas, o de mil, para echar su cuento. El compo-sitor de música popular, en cambio, tiene que atenerse a las cuatro estrofas de una canción. Y en ellas debe contarlo todo, con salero, con detalles, con garbo, con pelos y señales. Por eso es que nada se parece más a una buena crónica que los cantos de Escalona.

No le tuerzas el pescuezo: acarícialo

Don José Salgar, el mejor formador de periodistas que ha existido, le aconsejó un día a su discípulo García Márquez, en la redacción de “El Espectador”, que le torciera el pescuezo al cisne de la literatura y se dejara de estar revolviéndola con el periodismo.

Por fortuna, aquel mucha-cho soñador no le hizo caso y, más bien, le llevó la con-traria: despescuezó el perio-dismo para dedicarse a la li-teratura. Si un principiante de hoy me pidiera mi opinión, yo le sugeriría, hablando acá, en la cocina, que siga de periodista, pero que le eche un poco de maíz a la gallina literaria. Es decir: que cuente el cuento bien contado. ¿O es que acaso se pierde algo con escribir bien?

“.. el único deber de un escritor es escribir bien; el periodista, en cambio, tiene el doble compromiso de escri-bir bien y escribir la verdad”.

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La impunidad es la nota común en las muer-tes violentas de periodistas en América Latina. Pero también la prensa gratuita, Internet, los Gobiernos y nosotros mismos estamos aniqui-lando la prensa en esta región

Para la Sociedad Latinoamericana de Prensa (SIP), 2011 ha sido el año más trágico para los periodistas en dos decenios. En un informe, el periodista Tyler Bridges señala que entre 1995 y 2010 fueron asesinados en el mundo 258 perio-distas, y de los 40 asesinados este año, 22 son latinoamericanos. Sin embargo, en los tribuna-les solo existen 59 procesos.

¿De dónde procede esa inquina asesina contra quienes solo esgrimen las armas de la inteligencia?

Un hecho sorprendente: la participación de ciu-dadanos en atentados contra periodistas.

Si usted pregunta por los otros 199, habrá dado en el clavo: la impunidad es la nota común en las muertes violentas de periodistas y una de las cau-sas de la multiplicación de los casos de asesinato.Cuando un tribunal colombiano llamó a juicio al político Ferney Tapasco, acusado como autor intelectual de la muerte del columnista Orlando Sierra el 30 de enero de 2002 en Manizales, su caso pudo ser clasificado como excepcional. Es uno de los seis procesos en el mundo que han llegado hasta los que urden y ordenan la muerte de periodistas.

¿De dónde procede esa inquina asesina contra unos profesionales que, por definición, solo es-grimen las armas de la inteligencia y las ponen al servicio de los otros?

En el enfrentamiento más común, el de perio-distas y gobernantes, la inquina nace como una reacción del funcionario ante un fiscal que no ha sido nombrado y que, sin embargo, sigue todos sus actos con severidad implacable, en nombre de la ciudadanía.

En una inusual declaración recogida por la PNUD en su informe de 2004 sobre la democra-cia en América Latina, presidentes de la región califican a la prensa como “contrabalance del poder presidencial”, “medios hostiles”, “servido-res del gran capital”, “obstáculos para la gober-nabilidad”, “dueños de un poder total con res-ponsabilidad cero”.

Desde ese punto de vista son explicables las leyes de desacato de que echan mano los funcionarios para presionar a los periodistas y medios que, según ellos, han desafiado o des-acatado su autoridad. Es solo uno de los me-dios con que un presidente latinoamericano

¿QUIÉN MATA LA LIBERTADDE PRENSA?

Por: Javier Darío Restrepo

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puede pasar a la ofensiva contra los medios. La realidad muestra muchos más.

En Bolivia, el año 2009 se contaron nueve agre-siones contra periodistas en nueve meses, mien-tras en Nicaragua las turbas oficialistas se han encargado de acosar a la prensa con asaltos y golpizas; la campaña persistente del presidente Correa contra la prensa ha dado resultados.

Su reiterada acusación a la prensa corrupta ha calado y es perceptible una extendida descon-fianza hacia los periodistas. En Venezuela uno de los llamamientos presidenciales es a apa-gar televisores para tener la mente limpia. No es necesario leer periódicos. Por su parte, el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, sitia económicamente a los medios de la oposición y promueve un acoso judicial contra periodistas incómodos para el gobernante.

Los informes de las últimas semanas dan cuen-ta de otro hecho sorprendente: la participación de ciudadanos comunes en los atentados con-tra periodistas.

En Honduras fueron miembros de una facción política los que amenazaron a la prensa por sus críticas al golpe de Estado. También en Bolivia, en el Alto, un locutor de radio fue atacado y apuñalado, tras ser amenazado. En México se cuentan 10 ataques contra los medios en este año y en Argentina una estación de radio fue incendiada y silenciada, según su propietario, por razones políticas.

¿Ha dejado de ser el periodista esa figura em-blemática en la que la gente confiaba cuan-do perdía la fe en las demás instituciones? Los narcotraficantes, como sucede en México, muestran su poder al silenciar a periodistas, o intimidan a los medios que osan denunciarlos, o imponen silencios y desconfianzas en las re-dacciones en que los periodistas miran a sus pares como posibles infiltrados de las podero-sas mafias.

Sume a estos hechos el de la vinculación de pe-riodistas y medios a políticos de imagen turbia, y la implicación de la prensa en campañas de

imagen de empresas de sospechosa catadura, los silencios interesados o no sobre hechos de escándalo, que los lectores interpretan como complicidades, y tendrá usted los factores que producen la baja credibilidad de los medios y el desmoronamiento de una influencia que pa-rece ir a la par con la desaparición de medios de comunicación.

Nadie parece lamentar la desaparición de es-tos medios porque el sustituto, las noticias por Internet, resulta satisfactorio. La participación de este medio en las audiencias mundiales ha pa-sado del 4% al 22% y sigue creciendo. Una re-ciente encuesta, en Medellín, Colombia, fue re-veladora: la mayoría de los lectores, el 42,26%, utiliza el periódico para leer las tiras cómicas y, mientras le dedican 3.2 horas día a la televisión y 3.1 horas al día a Internet, leen periódicos du-rante 21 minutos de promedio.

Este declive de la influencia y del peso moral de la prensa ocurre al mismo tiempo que arre-cian los ataques desde el poder y se intensifi-ca la guerra de narcotraficantes y delincuentes contra la prensa.

En un artículo dedicado al análisis de esta si-tuación el periódico The Nation señalaba las causas:

- Los Gobiernos que toleran la impunidad, que fue el hecho emergente en el foro promovido por la SIP en Ciudad de Guatemala, en donde al cabo de la exposición de casos de periodis-tas asesinados en América y el mundo, se im-puso la conclusión de que, con excepciones, todos esos ataques se mantenían impunes y de que esa impunidad pasaba a ser otra causa del problema.

- En el mismo artículo de The Nation había otro apunte: los directores y gerentes de medios suelen considerar que los mecanismos de se-guridad para sus periodistas no son parte de su responsabilidad, de modo que, como sucede en México, las reclamaciones de los reporte-ros para disponer de un chaleco antibalas, o un seguro de vida que les garantice que sus familias no quedarán desamparadas, son de-

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mandas que las empresas consideran extra-vagantes, excesivas y fuera de la órbita de sus obligaciones.- The Nation lo sugiere, pero los hechos le han dado solidez a este otro punto: los propios pe-riodistas han contribuido al agravamiento de su situación por la ingenuidad y el exceso de con-fianza con que se exponen al peligro, como si su carné de periodista pudiera detener las ba-las o los machetes.

Más grave aún fue la denuncia que hizo ante la directiva de la Fundación para la Libertad de Prensa de Colombia un antiguo fiscal general de la nación. Al informar sobre las investiga-ciones sobre periodistas amenazados y asesi-nados, aseveró que había encontrado que al-gunas amenazas y muertes se habrían podido evitar. Acusaciones hechas a la ligera, adjetivos

innecesarios, acotaciones gratuitas y alegres de periodistas de radio que improvisan para dar cuenta de los hechos antes que sus com-petidores, afectan a grupos poderosos que por ser delincuentes no son menos sensibles a las acusaciones públicas, sobre todo cuando son inexactas. Una información responsable y do-cumentada reduciría la frecuencia y la grave-dad de los atentados, dijo.

Fue el tema tratado en el foro Eurolatinoame-ricano, promovido por la Fundación Nuevo Periodismo y la Asociación de Periodistas Euro-peos en Asunción, recientemente. Se planteó que ante el acoso judicial, promovido por go-bernantes o por entidades o personas afecta-das, el periodista que esgrime pruebas de sus afirmaciones puede cambiar el rumbo de un proceso. En cambio, las acusaciones sin prue-bas se vuelven contra el medio y el periodista, que pierden en los estrados judiciales y ante la opinión pública. En el caso concreto del perió-dico El Universo de Guayaquil se ha llegado a decir que lanzó “una acusación hipotética, de-batible, grave, que hay que demostrar, pero sin intención delictiva”.

- Como la justicia no debate sobre intenciones sino sobre hechos, cada uno de estos adjetivos sobra y termina por afectar sobre todo a quien los sostiene.

- The Economist se preguntaba en un informe especial: ¿quién es el asesino de la prensa? Y se respondía señalando a la prensa gratuita, a Internet, a los Gobiernos. Sería desconcertante pero probable que, como en las buenas no-velas policiacas, la indagación llegara a decir que somos nosotros mismos los que estamos aniquilando la prensa. Por lo visto esta es la hi-pótesis posible

Tomado de TRIBUNA: JAVIER DARÍO RESTREPO 27/12/2011.

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“SI YO TUVIERA HAMBRE, PEDIRÍA MEDIO PAN Y UN

LIBRO”: GARCÍA LORCA

Aún está fresca la celebración de los 80 años transcurridos desde cuando Federico Gar-cía Lorca inauguró la primera biblioteca de su pueblo, Fuen-te Vaqueros, Granada, en sep-tiembre de 1931, pero no menos frescura exhalan sus reflexiones de entonces sobre el alimento del espíritu frente a la necesi-dad de calmar el hambre del cuerpo, acaso vigentes hasta que la civilización reconozca y aplique la dignidad de cuanto significa el respeto al hombre y la solidaridad para su evolución. - “Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea –inició García Lorca--, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediata-mente y lamenta que las perso-nas que él quiere no se encuen-tren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espec-táculo sino a través de una leve melancolía.- “Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin –siguió--, sino por todas las cria-turas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión. - “Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos

compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y con-tento de inaugurar esta bibliote-ca del pueblo, la primera segu-ramente en toda la provincia de Granada. - “No sólo de pan vive el hom-bre. Yo, si tuviera hambre y es-tuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. - “Y yo ataco desde aquí vio-lentamente a los que solamen-te hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. - “Bien está que todos los hom-bres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen to-dos los frutos del espíritu huma-no porque lo contrario es con-vertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en es-clavos de una terrible organiza-ción social.

- “Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambrien-to. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos

libros los que necesita y ¿dónde están esos libros? - “¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. - “Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Si-beria, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve in-finita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no mue-ra!». - “Tenía frío y no pedía fuego, te-nía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del cora-zón. - “Porque la agonía física, bioló-gica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida. - “Ya ha dicho el gran Menén-dez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se de-bate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz”.-

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CIRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁGACETA

ANTONIO NARIÑO,EL PERIODISTA FANTASMA

Los primeros setenta años del periodismo colombiano (1785-1855) están poblados de fantasmas. Los redactores de los periódicos eran invisibles. No aparecía, en las publica-ciones que llegaban a manos del público, nombre de direc-tor responsable, ni los artículos llevaban firma. En la colonia, porque no había en absoluto libertad de expresión; en las primeras décadas de la repú-blica, porque la libertad de ex-presión era absoluta. Es decir, que como no se podía opinar, ni decir cosa alguna sin la au-torización expresa del “superior gobierno”, no se escribía en los periódicos coloniales nada inconveniente de lo que tuvie-

ran que responder los periodis-tas fantasmas; en los tiempos inaugurales de la república, la libertad de opinar fue amplísi-ma, hasta llegar en no pocas ocasiones a la difamación y la injuria, detalle que aconse-jaba mantener un prudente anonimato.

La ley de prensa sólo exigía a los redactores dejar sus nom-bres en poder del impresor, quien no estaba obligado a revelarlos, salvo orden judicial. El primero de los fantasmas del periodismo colombiano, y el más ilustre, fue Antonio Nariño, nacido en Santafé de Bogotá el 9 de abril de 1765, en las postrimerías de la colonia, y muerto en Villa de Leiva, el 13 de diciembre de 1823, en los albores de la República, de la que fue partero.

También fue el partero mayor del periodismo colombiano. Cuando el investigador está frente a esas hojas impresas que nacieron con el nombre de “gacetas” (gazetas, en la ortografía española de la épo-ca), por ejemplo el Aviso del Terremoto ocurrido en la Ciu-dad de Santafé de Bogotá el día 12 de julio de 1785, la in-quietud preliminar es ¿quién las hacía, o quiénes? Con el impresor no hay problema. Fi-gura al final de la edición, in-variablemente. ¿Y los editores?

Ahí es donde los fantasmas asustan. ¿Quién escribía las gacetas? ¿Quién ordenaba los textos?

Al producirse el sacudón cuasi devastador del 12 de julio, que tumbó un tercio de la ciudad, más por la mala calidad de las construcciones que por la fuerza del sismo, el joven co-merciante de veintiún años, Antonio Nariño, tenía apenas tres meses de haber contraído matrimonio con Magdalena Ortega. La documentación de la vida de Nariño anterior a la fecha del terremoto nos infor-ma que a los diecisiete años había militado en el exclusivo batallón de Los Caballeros Co-razas, compuesto por los jóve-nes distinguidos de la capital del reino, y uno de cuyos ca-pitanes era José María Lozano, hijo mayor del marqués de San Jorge, y muy buen amigo de Antonio Nariño. A los Caballe-ros Corazas se les encomendó en 1781 la tarea hiperbólica de defender Santafé ante la posibilidad inminente de un ataque por parte del ejérci-to rebelde de los Comuneros, acampado en Zipaquirá. Sin embargo, al padre de José María Lozano, y a otros dos ca-balleros de la nobleza criolla, don Francisco de Vergara, re-gente del Tribunal de Cuentas, y don Francisco Antonio Vélez, los proclamaron capitanes del Común y se exigió su presen-

Por: Enrique Santos Molano

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cia en Zipaquirá para participar, del lado de los rebeldes, en las negociaciones de paz que adelantaban con el Arzobispo de Santafé, don Antonio Caballero y Góngora. Si bien el mar-qués de San Jorge y sus dos compañeros ju-raron haber aceptado el cargo de capitanes del Común con la única mira de colaborarle al arzobispo en el arreglo pacífico del conflicto, y alejar el peligro que amenazaba a las auto-ridades virreinales, se les sometió a vigilancia estricta por parte de los espías del Arzobispo y de la Real Audiencia.

Mientras duraron las conver-saciones (iniciadas el 26 de mayo) y hasta la firma preci-pitada de las capitulaciones el 8 de junio, se fraguaba una conspiración a dos bandas para derribar el régimen colo-nial, expulsar a los españoles e instaurar un gobierno crio-llo. Las cabezas de la cons-piración eran, en el campo, el plebeyo José Antonio Ga-lán, y en la ciudad la nobleza criolla. El plebeyo y los nobles acordaron que Galán reuniría un ejército de comuneros para derrotar las pocas fuerzas rea-listas de que disponía la real Audiencia, antes de que llega-ran los refuerzos enviados de Cartagena por el Virrey Flórez; y los nobles criollos darían un golpe en Santafé, depondrían la real Audiencia y asumirían el mando. A continuación Ga-lán, al frente de su gran ejérci-to comunero, marcharía sobre Cartagena a completar la liberación del Nuevo Reino de Granada.

El golpe de los conspiradores de Santafé de-bería producirse el 14 de junio. Ese día se reu-nieron setenta, armados de pistolas y cuchillos, en el atrio de la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, donde los sorprendieron y los masa-craron los soldados de la Real Audiencia. Los espías del arzobispo habían hecho bien su ta-

rea y delataron a tiempo la conspiración. José Antonio Galán, por su parte, obtuvo notables victorias militares sobre las tropas del Rey, llegó a ponerlas en jaque, mas no consiguió recu-perar el ánimo comunero, ni pudo reunir más de cincuenta hombres. Su posición se hizo di-fícil y comenzó a batirse en retirada hacia los Llanos. Los propios generales del Común, don Juan Francisco Berbeo y don Salvador Plata, le ofrecieron al arzobispo de Santafé financiar un grupo armado que persiguiera a Galán, y se

comprometieron a cazarlo. En efecto, lo cazaron.

Existe una connotación, sutil y estrecha, entre los sucesos del año 81 y el nacimiento del pe-riodismo colombiano cuatro años después. Antonio Nariño, testigo de le rebelión de los Comuneros, y un posible cóm-plice de los conspiradores del 14 de junio, presenció el atroz ajusticiamiento de José Anto-nio Galán y sus compañeros, en la Plaza Mayor de Santafé, el 1 de febrero de 1782. Pacien-te y discípulo del doctor José Celestino, con su amigo Pedro Fermín de Vargas participó en la Expedición Botánica. Amigo entrañable de José María Loza-no, compartió su indignación y su pena por la detención del marqués de San Jorge en 1784 y su destierro y condena a pri-sión perpetua en las mazmo-rras de Cartagena por el delito de rebelión.

Igualmente se solidarizó con sus amigos de la infancia, José María y Luis de Ayala y Vergara, por el destierro de su abuelo, don Francisco de Vergara. Con su concuñado, el doctor José An-tonio Ricaurte y Rigueiros, creó Nariño una logia masónica que, disfrazada de tertulia literaria, se reunía los sábados en la hacienda de El Chicó, propiedad de los Ricaurte. Allí se juntaban Ri-caurte, Nariño, el hijo mayor del marqués de San Jorge, los nietos de don Francisco de Ver-

“Nariño concibió en ese momento (1785) la idea de una publi-cación con noticias del terremoto, que calmara la zozobra, permitiera medir los daños y tomar las medidas necesa-rias para la recons-trucción de la capi-tal y de las demás ciudades y regiones afectadas por el te-rremoto”.

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gara, los hermanos de Mag-dalena Ortega, el doctor Fray Diego de Padilla, Pedro Fermín de Vargas, y otros intelectua-les criollos, a leer curiosida-des, como los manuscritos de El Carnero, o gacetas que de tiempo en tiempo venían de Europa, con artículos ilustra-dos acerca de los avances de las ciencias, los experimentos eléctricos de Benjamín Franklin, la revolución industrial que se operaba en Europa, etc.

Habiendo recorrido Antonio Nariño la ciudad los días 12 y 13 de julio, anotado deta-lladamente los estropicios causados por el terremoto, y observado la incertidumbre y angustia de los habitantes por lo que hubiera podido ocu-rrir en las demás provincias del reino, Nariño concibió en ese momento la idea de una publicación con noticias del terremoto, que calmara la zo-zobra, permitiera medir los da-ños y tomar las medidas nece-sarias para la reconstrucción de la capital y de las demás ciudades y regiones afecta-das por el terremoto. La idea se cristalizó a una velocidad inverosímil.

El día 13 Nariño les planteó la iniciativa a José Antonio Ri-caurte, a Fray Diego Padilla y al impresor de la Imprenta Real, don Antonio Espinosa de los Monteros. El 14 Fray Diego Padilla solicitó el permiso del Superior Gobierno (en este caso la Real Audiencia, por es-tar el Virrey-Arzobispo residien-do en Cartagena) y lo obtuvo sin objeciones. Hasta el 14 se recogieron noticias minuciosas

de lo acaecido en Santafé y lugares circunvecinos; el 15 se compusieron los textos y se im-primió. El Aviso del Terremoto salió a las calles el 16.

Tres números asombrosos, por la cantidad y la calidad de la información que recoge, publi-có el Aviso, del 15 de julio al 15 de agosto de 1785. En el tercer número no participó Fray Die-go Padilla. Viajó en esos días a España a completar unos estu-dios. Entusiasmados con el éxito del Aviso, los fantasmas Ricaur-te y Nariño pidieron a la real Au-diencia autorización (y la obtu-vieron) para sacar una gaceta mensual, con el título de Gaze-ta de Santafé. Se publicó el 31 de Agosto, el 31 de septiembre y el 31 de octubre. Estando en preparación el número del 31 de noviembre, llegó de Carta-gena la orden del Virrey-Arzobis-po de suspender “por ahora” la Gazeta de Santafé.

No sería equivocado extender la partida de nacimiento del periodismo colombiano en esas fechas del 15 de julio y el 31 de agosto de 1785, y reco-nocer a Antonio Nariño, a José Antonio Ricaurte y a Fray Diego Padilla como sus progenitores. Empero, es verdad que esas criaturas (El Aviso y la Gaceta) fueron un aborto. En conse-cuencia, es justo que se hu-biese adoptado como el día del periodista el 9 de febrero, pues ese día de 1791 aparece el primer periódico colombia-no que logra continuidad de más de cinco años y que pu-blica cerca de trescientas edi-ciones.

El Papel Periódico de Santafé, que redacta otro fantasma, el cubano don Manuel del Soco-rro Rodríguez, es una hazaña del periodismo continental de su tiempo.

En la creación del Papel Pe-riódico de Santafé no resulta menos importante la partici-pación de Antonio Nariño que en las dos gacetas anteriores. Era a la sazón el alcalde ma-yor de Santafé y convenció al Virrey don José de Ezpeleta de publicar una gaceta semanal que contribuyera a difundir las luces entre los habitantes del Nuevo Reino. Ezpeleta, Nari-ño, José Antonio Ricaurte, José Caicedo y José María Lozano aportaron los dineros para fi-nanciar el Papel Periódico, nombre sugerido por el biblio-tecario de Santafé y periodis-ta, don Manuel del Socorro, redactor del semanario.

Antonio Nariño escribió nume-rosos artículos de análisis eco-nómico en el Papel Periódico de Santafé y, además, al pre-sentarse una crisis por la frac-tura irreparable de la vieja má-quina que servía a la Imprenta Real, importó una de Europa, que estableció en Santafé con el nombre de Imprenta Patrióti-ca, y en la cual continuó impri-miéndose el Papel Periódico, después de cuatro meses de suspensión forzosa.

Si buscamos artículos firmados por Antonio Nariño, en alguno de los numerosos periódicos que circulan en la Nueva Gra-nada entre 1791 y 1823, no los encontraremos. Los fantasmas no firman lo que escriben, ni

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pueden evitar que se les identifique por el estilo y por lo que dicen.

Antes que otra cosa, Antonio Nariño fue periodista. Amaba ese oficio y lo ejerció con pasión en cuanto significaba para la libertad del ser humano. Preso en la cárcel de Santafé, escribió en el Correo Curioso (1801), de Jorge Tadeo Lozano y Luis de Azuola, y en el Redactor Americano (1806-1809), de don Manuel del Socorro Rodríguez. En los días de la Patria Boba fundó el periodismo político y de opinión con La Bagatela y la Gazeta Ministerial de Cundinamarca.

En la cárcel de Cádiz escribió (1820) las Cartas de Enrique Somoyar, que le aportaron a la revolución de Riego, y a la lucha de Bolívar, un apoyo significativo. Con el seudónimo de Un Colombiano publicó en el Correo del Orinoco (1820-1821) una treintena de artí-culos, indispensables para comprender la compleja situación política que enfrentaban el Libertador Si-món Bolívar y la independencia de América, y que ayudaron a frenar las intenciones de la Santa Alianza de enviar una poderosa expedición de reconquista de las antiguas colonias americanas. De regreso a su patria llevó un diario de su travesía por el Orinoco, extraordinario ejemplo de observación periodística.

Los Toros de Fucha (1823) son el epílogo en la vida del periodista fantasma. Antonio Nariño ve con alarma cómo ciertas inclinaciones del gobierno del vicepre-sidente Santander amenazan la libertad de expre-sión, y levanta su voz para advertirlo.

La alarma no fue en vano. Santander dio marcha atrás con sus proyectos represivos, y la libertad de opinar, ganada con tanto esfuerzo y sufrimiento, se mantuvo.

Pero no podemos permitir todavía que el fantasma de Antonio Nariño descanse. Su presencia es más necesaria que nunca en los tiempos actuales, pues nunca como ahora han sido tan graves las amena-zas contra la libertad de expresión (en todas partes) ni tan tenebrosas las fuerzas que quieren aniquilarla.

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La salida de Ospina dde RCN y la lleggada dde Pardo

“Algo anda mal”, escribió un reputado crítico de televisión, luego de la dimisión de Cla-ra Elvira Ospina a la dirección de noticias del Canal RCN, y agregó: “Ella es gente buena, buena periodista y mejor per-sona”. Le reconoció “responsa-bilidad y coraje”. Y anotó: “Cla-ra Elvira Ospina es famosa por su rigor”, (rigor que algunos de sus periodistas denunciaban y llamaban “maltrato”, o mal tra-to, digo yo. No la conozco per-sonalmente, pero le reconocí en una columna ser acertada comentarista de literatura, ágil entrevistadora y muy trabaja-dora; y seguramente deber ser “gente buena”.

Tras lamentar la renuncia de Clara Elvira, el colega enfatizó: “Algo anda mal”. ¿Informado sobre todo lo que pasa en la TV, no sabía lo que ya era un secreto a voces? La verdad es que esa renuncia no fue sor-presa en el medio, como sí lo fue la del excelente profesio-nal, Darío Fernando Patiño, del Canal Caracol. La de ella era esperada hace meses. Fueron dimisiones con causas muy diferentes, por ello no resul-taba adecuado aplicarles la misma “lupa”.

La observación plena de la éti-ca periodística en la TV o en otro medio, es irrenunciable.

Por: Gustavo Castro Caycedo

El asunto no es si las presenta-doras de TV son “bellas”, o los periodistas “buenas personas”, o si vayamos a misa, o que le demos plata a los pobres, no; no se trata de eso. Los perio-distas tenemos obligaciones mayores, entre ellas dar buen ejemplo, ser transparentes, im-parciales.

Los críticos especializados es-tamos comprometidos con la opinión pública, que confía en nosotros. Por ello, invocar las cualidades personales de un profesional, pero ocultar o no denunciar hechos reprocha-bles, siendo esta nuestra obli-gación, como en el presente caso --que no fue de una re-nuncia sino de una petición de renuncia--, resulta por lo me-nos decepcionante.

A veces, cuando nos critican a los periodistas, hay quienes di-cen que “es un ataque a liber-tad de prensa”; pero la verdad es que privilegios, como el de dirigir un noticiero u otro me-dio, no presupone un derecho a ser “intocables”.

Sobre el caso Clara Elvira Os-pina hubo suficiente informa-ción. Los siguientes comenta-rios fueron publicados no solo por los medios que se citan, sino, además, reproducidos en redes sociales y algunos blogs y páginas web. El pe-riodista Juan Paz, de El Mun-do de Medellín, escribió en Septiembre pasado: “Algunos medios de comunicación han denunciado que el esposo de Clara Elvira Ospina, directo-ra de noticias del Canal RCN, tenía millonarios contratos de ‘prestación de servicios’ con entidades públicas. ¿Es eso prenda de objetividad e inde-

“A veces, cuando nos critican a los perio-distas, hay quienes di-cen que “es un ataque a libertad de prensa”; pero la verdad es que privilegios, como el de dirigir un noticiero u otro medio, no presu-pone un derecho a ser “intocables”.

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pendencia para una directora de un medio tan prestigioso?”

El mismo periodista dijo el 4 de Diciembre, sobre el “secre-to a voces” que hizo carrera en los medios: “En los pasi-llos del Congreso se comenta que Juan Fernando Londoño será investigado por alguno de los contratos que firmó con el secretario privado (e) de la presidencia del Senado, Car-los Obregón González, por la suma de 17 millones de pesos mensuales por tres meses. Lon-doño, esposo de la directora del telenoticiero de RCN, Cla-ra Elvira Ospina, no presentó ni un solo balance, informe o soporte de las actividades que desarrolló como contratista del Congreso. Es el mismo perso-naje que le hizo una revista a la Contraloría General de la República en época de Julio César Turbay Quintero y que costó la bicoca de 150 millo-nes de pesos. La Contraloría General de la República anda detrás de estos contratistas del Congreso”.

Semanas después (demasia-do tarde, a mi modo de ver), Clara Elvira Ospina renunció a su cargo de directora de noti-cias del Canal RCN, al progra-ma “Claramente” y a una sec-ción llamada “Tiempo de leer”, en los que demostró ser una preparada comentarista de li-bros y, repito, ágil entrevistado-ra. Su forzada dimisión coinci-dió con la de Darío Fernando Patiño, director de noticias del Canal Caracol, pero por cau-sas muy distintas.

La conocida revista virtual

“Cierto.com”, especializada en periodismo, dirigida por el ve-terano periodista José Absalón Duque, dijo hace 20 días: “Los ruidos de la renuncia de Cla-ra Elvira Ospina, anticipados por Cierto.com, venían desde comienzos de 2011 cuando al mismo funcionario esposo de Clara Elvira se le otorgó un mi-llonario contrato por la publi-cación de una revista oficial”. Y agregó: “Los medios perio-dísticos tenían en salmuera las publicaciones oficiales del tele-informativo”.

El 23 Diciembre de 2011, en su columna “El Campanario”, el periodista “Tomás Nieto”, habló de “la caída de la periodista Ospina” y dijo: “Las suspicacias sobre preferencias informativas y la cercanía con el poder le hicieron perder credibilidad a la conocida comunicadora que estaba al frente del infor-mativo”.

No resulta coherente invocar la libertad de información cuando, gozando de ella y habiendo faltas contra la ética qué denunciar, no se haga. ¿Será que a pesar de nuestra responsabilidad ética fiscali-zadora, pero debido a la soli-daridad gremial (o de cuerpo) para “defender” el buen nom-bre del periodismo, decidimos tapar errores graves a algunos colegas?

Hace pocos días, la respetada periodista Ana María Busquets de Cano, viuda del inmolado director de El Espectador, Gui-llermo Cano, en una entrevis-ta en ese mismo periódico, opinando sobre el periodis-

mo que se hace hoy, dijo: “Se pueden decir más claramente las cosas, pero no siempre se dicen. Muchas veces uno qui-siera que fueran más estrictos, más justos, o más valientes”.

Según Joseph Pulitzer, “el eje del periodismo es la ética, la función pública y la indepen-dencia”. Saber la verdad y maquillarla, o callarla cuando la opinión pública debe co-nocerla, es una omisión gra-ve”. Yo agrego: en especial, en una actuación periodística indebida, como la de desem-peñarse como juez y parte.

Los periodistas debemos res-ponder por nuestros actos públicos y privados más que la inmensa mayoría de las personas. Que nos marquen nuestros errores es también un asunto propio de la libertad de expresión y de prensa. Nues-tras actuaciones como perio-distas deben ser ejemplo de transparencia ante la opinión pública a la que nos debemos y con la que tenemos compro-misos éticos ineludibles.- La misión del periodista no es solo la de informar, sino también la de fiscalizar, inclu-yendo, claro está, las actua-ciones de nuestro propio gre-mio.

Algo anda bienLa llegada de Rodrigo Pardo García-Peña a la dirección de noticias del Canal RCN fortalece al periodismo valiente y respe-tuoso, profesional, como lo prac-tican hoy los medios dirigidos por Darío Restrepo Vélez --City TV y ET--, Cecilia Orozco --Noticias Uno-- y Yamid Amat --CM&--.

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Rodrigo Pardo, quien denunció el triste caso de Agro Ingreso Seguro, es un periodista honesto, decente, sensato, estructurado, con carácter y con una trayectoria brillante. Se ha destacado por invitar a la “reflexión sobre la responsabili-dad del periodismo y los medios frente al te-rrorismo, al sensacionalismo y a la información sobre la violencia”, y por adelantar una cam-paña de responsabilidad periodística entre los medios, desde la revista Cambio. Todo eso es garantía de que con él el noticiero del Canal RCN será lo que debía ser.

Muy acertada, la decisión de Carlos Julio Ardila y Gabriel Reyes al contratar a Rodrigo Pardo. Su llegada significa el cambio radical que todos esperábamos. El amarillismo que le dejaron como una mala herencia, las “notas con char-cos de sangre” y las tragedias de los colom-bianos convertidas en show, serán cosas del pasado desde este mes, cuando Pardo, con el apoyo de María Elvira Samper y otros comu-nicadores verdaderamente profesionales, se apersonen de ese noticiero, dándole un perio-dismo de mayor profundidad.

Estamos seguros de que Pardo está de acuerdo --como nosotros--, con los planteamientos del Padre Alfonso Llano Escobar, S. J., hechos en re-ciente columna de El Tiempo, que tituló: ¡Gue-rra a los ‘morticieros’, la cual ha impactado a la opinión pública, que la ha “replicado” profusa-mente, y al periodismo colombiano, en la cual pide un cambio de actitud en la TV, diciendo: “los canales nacionales se han especializado en narrar muertes y asesinatos, en dar noticias sensacionalistas y amarillistas; están de moda las ‘balas perdidas, los choques aparatosos, con buena cuota de muertos; siguen las vio-laciones de menores, escándalos, espeluznan-tes crímenes pasionales y casos de dementes que violan o torturan a mujeres y menores, en cualquier municipio’, dejando al margen los he-chos importantes en el orden nacional e inter-nacional”, ocultando muchas cosas positivas. El Padre Llano pide a la audiencia sintonizar los noticieros de buena calidad, y cierra su colum-na, diciendo: “Si no se tiene en cuenta la ética, apaga y vámonos”.-

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PASAJES DEL IDIOMATómelo con calma

Hace poco, por la vía de las redes sociales, un joven practi-cante de periodismo advertía que “habemos algunos”, para señalar que él hacía parte de una especie de cofradía, un grupo de excepción, en el que la idea era equivocarse lo me-nos posible en los asuntos del oficio.

Al anotarle, con sutileza, que ese giro del auxiliar haber es incorrecto, un plural imposi-ble, no pareció aceptarlo de buen grado, y nos mandó al sitio más alto del mástil. “No se crea tan pluscuamperfecto”, fue su expresión. Esperamos, al menos, que le haya quedado la inquietud para no volver a pisar la cáscara. Hay que tomarlo con calma y…tratar de aprender, porque el periodista tiene excusas para todo menos para desfigurar la verdad y maltratar el lenguaje.

El episodio, con sello de anécdota, sirve como abrebocas de estas notas desapacibles, dedi-cadas a los avatares de la lengua cervantina, sin el propósito de emular a los llamados caza-gazapos, que en el país hacen carrera y valioso aporte.

En espacios radiales como el de Acord Bogotá (Antena 2, RCN), y en otros que nos brinda la red (Verbienmagazin), solemos trajinar sobre el terreno de los resbalones comunes en los que caemos al momento de hablar o escribir. Ahora veremos algunos ejemplos. Valor del diccionario. El académico Juan Gossaín, embelesado por el ruido de las olas del mar caribe en Cartagena, recordó en una estupenda nota para El Tiempo, que hace un

poco más de 400 años a un fraile de la época se le ocu-rrió decir que el diccionario, acabado de inventar, no ten-dría futuro y se convertiría en el cementerio de las palabras. El colega, compañero en El Espectador de otros tiempos, escribió para reafirmar que el diccionario, uno de sus gran-des amores, sigue vivo y ni si-quiera le hacen cosquillas los embates modernos de la tec-nología. Es el amigo siempre al alcance de la mano.

Términos deportivos. La cul-tura deportiva del país podría

tomar mayor impulso si en los medios de infor-mación se dejara la tendencia de mantener los términos originales en inglés de algunas discipli-nas, a pesar de que desde hace rato tienen su equivalente en español. Para el caso del tenis, por ejemplo, hablan de tie-breaker cuando po-drían decir simplemente desempate. Tal pare-ce que el esnobismo gana la partida.

No tiene voz pasiva. La Fundación del Español Urgente, que funciona en el país con la aseso-ría de la Academia Colombiana de la Lengua, recordó que la frase “fue abusada”, de uso co-mún en los medios cuando se habla de delitos sexuales, es incorrecta, porque el verbo abusar no tiene voz pasiva. La entidad recomienda el empleo de la voz activa (abusó), aunque en realidad, para efectos prácticos, lo mejor sería que nunca hubiera que utilizarla.

Sonrojo de notariado. Es una pena escuchar frases con la expresión “han habido”, en boca de personajes del periodismo, gobierno, fuer-zas castrenses, política, farándula y otras esfe-ras. Son cada vez más frecuentes, y desde lue-

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go notorias, las patinadas con el uso del verbo haber, sin que por lo visto nadie se sonroje. Ni el superintendente de Notariado y Registro. La manía de agregar la ene, para hacer un plural imposible, parece tener la fuerza de un hura-cán. No ha habido forma de evitarlo.

Ciento por ciento. Se escuchan las diversas propagandas sobre productos y campañas y persiste la costumbre de hablar del cien por ciento, en lugar del ciento por ciento. Tal pare-ce que los creativos de la publicidad decidie-ron olvidarse de las normas básicas del idioma español para seguir quizás la viciada costum-bre popular. Ciento por ciento equivocados.

Comenzar en el olvido. No se sabe cuándo empezó la guerra del desuso contra el verbo comenzar. El hecho es que los comunicadores de hoy solo hablan de iniciar, sin preocuparse por su correcta conjugación (casi siempre ne-cesita complemento). Ahora nada comienza o empieza: todo inicia. Aquí ocurre un verbicidio parecido al de colocar por encima de poner. Gajes de los desvíos idiomáticos, y de la falta de control de calidad de los medios.

Oportunidad en las redes. Con el crecimien-to de las redes sociales en los medios electró-nicos, tipo Twitter, Facebook y similares, se les presenta a los cultivadores del idioma español una excelente ocasión para lograr los objetivos de brevedad, claridad, sencillez y pulcritud en el uso de la lengua vernácula. No hay que caer en la trampa de la inmediatez para justificar errores imperdonables. Demasiado es exceso. Se pretende instituir como colombianismo el adjetivo demasiado, en el sentido positivo de mucho, muy o bastan-te, cuando lo cierto es que tiene connotación negativa. Cuando se afirma que algo es de-masiado bueno, como para ponderarlo, en realidad quiere decir que se pasa de la raya, cae en el exceso, y por lo tanto resulta todo lo contrario. Por eso nunca más apropiada la frase aquella de que es demasiado bueno para ser verdad.

Cosas de eufemismos. Desde cuando entra-mos en la línea de los eufemismos o del estilo alambicado, ya nadie quiere llamar las cosas por su nombre. Los términos originales les abrie-ron paso a los elegantes. Por eso el ladrón ya no es tal sino un amigo de lo ajeno, y en Bogotá si alguien compra algo pide que se lo regalen. Esguinces lingüísticos de cuello blanco.

Al cerrar este vistazo por los vicios del idioma en los medios y en la comunidad en general, no sobra reiterar que nada pretendemos distin-to de atraer la atención sobre la necesidad de comunicarnos dentro de la más castiza forma posible. Cervantes y don Rufino J. Cuervo lo agradecen.

A quienes se interesen por los asuntos del idio-ma, les recomiendo el libro Laberintos del Len-guaje, una recopilación de las mejores notas sobre español del maestro Gonzalo González (GOG), una verdadera autoridad en la materia. Se puede obtener como impreso o electrónico en la dirección www.libreriadelau.com.

“El periodista tiene excusas para todo menos para desfi-gurar la verdad y maltratar el lenguaje”.

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Mientras se acaba de congelar la ley SOPA (Stop Piracy Act) en el Congreso de Estados Unidos, luego de un candente de-bate --advertido por analistas de que po-dría dar pie a una cacería de brujas en la era de la Internet--, en Colombia se revive la polémica por las implicaciones de la in-juria y la calumnia.

Medios internacionales destacan que el proyecto Sopa provoca, desde que salió a la luz pública en octubre pasado, reaccio-nes contrarias emitidas por los defensores de la libertad de Internet y compañías de Internet, como Google, Yahoo y Facebook, que previenen sobre el riesgo de que esta norma pueda frenar la innovación y supri-mir la libertad de expresión.

En informe reciente de El Espectador, Al-varo Corzo reporta desde Nueva York que Terry Lus K, una de las mil voces apostadas en Manhattan para protestar contra el pro-yecto de ley, defiende a rajatabla la liber-tad de la Internet.

Unas 70 mil páginas de la misma red blo-quearon sus puertas de acceso para pro-testar contra dos proyectos de ley que bus-can cerrarle el paso a la piratería en la red,

no porque estén de acuerdo con la piratería, sino por el peligro que entraña su pretendida erradicación para la misma libertad de expresión.

Los conflictos, internos y externos, atropellan a la prensa. Los apetitos políticos desbordados no se que-dan atrás. Por donde se mire, hay problemas: en la vecindad: Venezuela y Ecuador, por ejemplo; en la lejanía: Irak, Irán, Siria, verbigracia.

En Colombia, a propósito de la celebración del Día del Periodista, surgen de nuevo los interrogantes de si las denuncias contra periodistas por injuria y calum-nia buscan, más bien, acallar a la prensa, en vez de corregir errores de los comunicadores.

Periodistas, juristas y congresistas fijaron sus posicio-nes en diálogo con Gaceta, la revista del Círculo de Periodistas de Bogotá, CPB.

Fidel Cano, director de El Espectador, no considera que la injuria y la calumnia sean necesariamente pa-sos a la mordaza, pero admite que muchos intentan utilizarlas para eso.

“Esto es, el periodismo no puede sobrepasarse de unos límites; ni más faltaba que sí, pero la demostra-

LAS AMENAZAS CONTRA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN NO

TIENEN FRONTERAS

“Hay unos límites donde no puede intervenir ni el Estado ni la prensa, y son el respeto a la intimidad del individuo como persona de su domicilio y de su familia”.

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ción de esa injuria o esa calumnia debe ser muy rigurosa. Creo, por ejemplo, que es mandatorio comprobar la “real malicia” del periodista para determinar esa injuria y esa calumnia”, dice.

Si esa rigurosidad se respeta, agrega, no cree que haya mordaza, sino la valoración de dere-chos que no son absolutos, como el acceso a la información, la libertad de prensa y de opi-nión, el buen nombre.

“Lo que sí es inevitable es que la gente utilice las demandas por injuria y calumnia para ame-nazar periodistas o denigrar de ellos, haya o no realmente ese delito. Allí claro que existe la mordaza, pero no es por culpa de que exista el delito de injuria y calumnia” concluyó.

Juan Manuel Galán, senador liberal y miem-bro de la comisión primera del Senado, afirma que la protección del buen nombre y la libertad de expresión son dos principios liberales que, en ocasiones, entran en conflicto.

“Los delitos de injuria y ca-lumnia han sido la forma tradicional de resolver esta tensión, a la cual se ha su-mado una interpretación exigente de parte de las Cortes y el carácter quere-llable de aquellos”. La exigencia de literali-

dad, según Galán, desconociendo el contexto, hace que sean ineficaces, pues se olvida que la injuria y la calumnia se dan dentro del acto comunicativo en el que la interpretación de los términos no se hace aislada del momento, del entorno ni de la forma de enunciación.

“Por lo anterior, se deben explorar nuevas for-mas de resolución de estos conflictos, que den cuenta de la complejidad de los actos del ha-bla”.

Héctor Helí Rojas, jurista liberal y actual vice-presidente del Parlamento Andino, encuentra aquí un problema histórico que genera tensión entre el derecho de los ciudadanos a informar

y a ser informados de manera oportuna y veraz, y el derecho a la honra al buen nombre, a la intimidad de los individuos.

“Es la tensión entre lo que debe ser la prensa, lo que deben decir los comuni-cadores y los derechos fundamentales de los ciu-dadanos, pues histórica-mente ha sido algo que no se ha podido resolver sino sobre las bases de un comportamiento ético del

comunicador, que debe saber que hay unos límites donde no puede intervenir ni el Estado ni la prensa, y son el respeto a la intimidad del individuo como persona de su domicilio y de su familia”.

El dirigente político se opone a despenalizar el delito de la injuria la calumnia, y dice que hay muchos remedios para cuando el periodista abandona el deber ético de preservar y respe-tar la honra y el buen nombre.

“Cuando el periodista no informa de manera oportuna y veraz, queda sometido a unas san-ciones que, en nuestro régimen, no son la cen-sura”.

Simón Gaviria, presidente de la Cámara de Representantes y actual director del Partido Libe-ral, sostiene que “no hay que permitir ni el más

mínimo intento de coartar la libertad de expresión y de información. El mayor riesgo para una democra-cia es que los medios de comunicación no puedan desarrollar libremente el ejercicio de informar a los ciudadanos”.-

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¡OJO: LA RUINA ENTIERRA AL CEMENTERIO!

Por: María Victoria Torres

Rodeado de comercios, in-dustrias, consultorios, oficinas, talleres de mecánica y hasta casas de lenocinio, entre refor-mas inciertas del Programa de Ordenamiento Territorial (POT) --que incluye la ruidosa ave-nida 26 que lleva al aeropuer-to--, se destaca desde 1825 el emblemático Cementerio Central y, en él, mausoleos de connotadas personalidades, y en medio de ellos está el de los periodistas, que también está por colapsar.

Este monumento nacional, de reconocidos valores histórico y arquitectónico, demanda una solución, pospuesta por dece-nios: su conservación con la dignidad propia de la memo-ria que alberga o su discutida y rediscutida reubicación.

El CPB no escapa a la indi-ferencia en la necrópolis. Su mausoleo (data de 1950) tie-ne 50 bóvedas: 42 ocupa-

das y 8 selladas sin saber qué guardan. De 41 cuerpos se ha podido encontrar dolientes en 5 familias. Del resto no hay la información que se requiere para darle buen uso.

Procederá, entonces, el des-alojo, que se toma unos 6 me-ses. Los espacios bajos podrán recuperarse para los osarios.

La restauración exige una in-versión no superior a 10 millo-nes e incluye la cubierta, las culatas, la fachada, el cielo raso hoy anidado por palo-mas; las tejas de barro, la es-terilla, sellado, pintura, pisos, impermeabilización, etc. Ver cuadro detallado.

La situación urge la presencia de la tradición de solidaridad que acompaña a estos gre-mios, más temprano que tar-de, para ejecutar los trabajos de recuperación, antes de que la devastación se encargue de derrumbar el mausoleo.

La ciudad del… ¡olvido!Casi 100 personas mueren en Bogotá cada día y, de ellas, por lo menos 50 cuerpos son depositados en los cemente-rios del Distrito. La Administra-ción no ha identificado a los dolientes de gran mayoría de tumbas y bóvedas.

De casi 8 hectáreas y más de 30 mil bóvedas del Cemente-rio Central solo se ha identifica-do el 20% de sus propietarios y son miles las bóvedas aban-donadas, sin lápida.

La desidia en el cuidado de un espacio que guarda el cuerpo de connotados protagonistas de la historia de los últimos dos siglos –próceres, políticos, empresarios periodistas y sím-bolos, en fin, de la nacionali-dad--, se refleja en el deterioro del campus y sus panteones.

El Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, IDPC, inició trabajos de recuperación en 2002 y los

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dos planes básicos contemplan la consolidación estructural del muro perimetral de osarios, que agrupa a familias de escasos recursos, y mejoras generales que, inclusive, llamen el interés de pro-pios y extraños como núcleo de cultura histórica y arquitectónica.

Aquí se encuentran los cuerpos de ilustres perso-

“Es tal el abandono que solo se ha encontrado dolientes del 20% de los cuerpos depositados en las tumbas.El cementerio se convierte en una ciudad… del olvido”.

najes, entre muchos otros, como los de Francisco de Paula Santander, Gonzalo Jiménez de Que-sada, José Asunción Silva, Enrique Olaya Herrera, Gustavo Rojas Pinilla, Rafael Uribe Uribe, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal.

El respeto a la historia y la cultura de otros lares, como Francia, por ejemplo, debería tocar a los urbanistas colombianos y es así que el cementerio más grande de París (el Père-Lachaise) aparece en las guías para los turistas. Allí reposan los restos de Honorato de Balzac, Miguel Ángel Asturias, María Callas, Camus, Prust, Oscar Wild.

Así como los periodistas velamos por el bien común de la sociedad y por el respeto a la vida y sus valores culturales, mal podemos tener azadón de palo en casa. Debemos asumir la restauración del columbario del CPB antes de que la decadencia termine por enterrarlo.-

ITEM UNIDAD CANTIDAD V. UNITARIO V. TOTAL1 m2 91,07 $ 10.000,00 $ 910.700,00

2 m2 17,50 $ 15.200,00 $ 266.000,00

3 m2 17,50 $ 11.876,00 $ 207.830,004 m2 17,50 $ 41.000,00 $ 717.500,00

5 m2 17,50 $ 65.000,00 $ 1.137.500,00

6 m2 17,50 $ 44.570,00 $ 779.975,007 ml 12,43 $ 7.600,00 $ 94.468,00

8 ml 12,43 $ 53.800,00 $ 668.734,00

9 m2 17,50 $ 61.000,00 $ 1.067.500,0010 m2 7,81 $ 29.570,00 $ 230.941,7011 m2 20,26 $ 23.090,00 $ 467.803,40

12 m2 6,60 $ 17.860,00 $ 117.876,00

13 m2 91,07 $ 10.850,00 $ 988.109,50

14 m2 7,81 $ 23.300,00 $ 181.973,00

15 m2 7,81 $ 46.800,00 $ 365.508,0016 m2 7,81 $ 28.500,00 $ 222.585,00

$ 8.425.003,60

PRESUPUESTO DE MANTENIMIENTO MAUSOLEOACTIVIDAD

Suministro e instalación de Teja de BarroEncorazado teja de barroSuministro e instalación de madera para cielo rasos. Inc. pintura en esmalte color caoba

Suministro e instalación de Esterilla bajo teja de barro, e= 4,0 cms de placa

Lavado de piedra Demoliciòn entramado superior de cubierta. Incluye retiro de escombros y disposición final. DesmonteTeja de Barro. Incluye retiro y disposición finalReforzamiento de cubierta, inc. Sum. E inst.

Cieloraso en esterilla, y Pañete e= 2,0 cms., inc. Sum. E inst.Pintura de cieloraso tipo 1, 3 manos., inc. Sum e inst,Pintura de muros tipo 1, 2 manos., inc. Sum e inst,Pelado, lijado, aplicación de anticorrosivo y esmalte negro mate (puerta 2 caras)Impermeabilización piedra (mate)

Demolición baldosín en cemento. Incluye retiro y disposición final

Suministro e instalación de baldosín con alistadoDestruncado, pulida, sellado y brillado de piso

TOTAL

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CIRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁGACETA

MICROLINGOTES

Cuando muere un locutor lo mejor es guardar un minuto de silencio......

¿Por qué llaman prensa amarilla a la que publica crónica roja?.......

Lo peor que le puede pasar a un perio-dista es que muera de una enfermedad crónica.………

En Cartagena acaban de inaugurar la Discoteca Gossa In........

Ahora El Tiempo tiene aval.......

Hay que contratar un chamán para que mejore El Tiempo........

Ese periodista ya no fuma, no bebe. Como quien dice, colgó los hábitos........

Es una novela tan mala que el héroe es el editor.........

Carlos Marx ¿ganaría un Capital con su obra?.......

Las Farc tienen la guerra como un paz.. a tiem-po........

Solo Cafam sabe lo que es el Éxito..........

Escribe mucho para cancelar letras.........

Es una periodista tan habladora que al marido lo llaman oidor..........

Aconsejar es perder un amigo por las buenas......

Para muchos es mejor una mujer bien formada que una bien informada.........

Fernando Barrero está feliz en España con Am-paro, su mujer, porque todo es paella.…….

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CIRCULO DE PERIODISTAS DE BOGOTÁGACETA

Asomo a una tragedia íntima tras las denuncias contra el ex director-ge-rente del Fondo Moneta-rio Internacional por vio-lación.

La imagen de Anne Sinclair, presentadora de televisión francesa, segura, profunda, gran profesional, fenómeno de popularidad quedó grabada en mi memoria, con sus mag-níficos programas dominicales 7 Sur 7 (la más importante de las emisiones políticas de la te-levisión francesa de su época, con l2 millones de telespecta-dores), y Questions a domicile que realizaba en T.F.I, para vol-ver a recordarla a raíz del sa-cudimiento de la opinión pú-blica del 14 de mayo de 2.011, cuando su marido Dominique Strauss-Kahn, director General del Fondo Monetario Interna-cional y próximo a anunciar su candidatura presidencial de Francia, fue acusado de violar a una camarera en el hotel So-fitel de Nueva York.

Un par de periodistas france-ses, Alain Hertoghe y Marc Tronchot acaban de publicar en la Editorial Calmann-Levy una biografía (autorizada pero no aprobada) de esta perio-dista impactante, cataloga-da como bella, ardiente, niña consentida, exasperante, ob-jetiva, única en estilo y tono.

ANNE SINCLAIR: MUJER DECABEZA Y DAMA DE CORAZÓN

Por: Flor Romero*

El libro es el recuento de una existencia excepcional, con sus pasajes de luces y sombras. Considerada como una perio-dista pionera, ejemplar, ícono de las estrellas de televisión por sus amistades entre las cuales se contaron Francoise Giroud (directora del semanario LÉx-press), la actriz Simone Signo-rée, Simone Veil, Marie-Claire Mendes France, y numerosos periodistas y escritores, marcó una época a fines del siglo XX.

De ascendencia húngara, su abuelo Paul Rosemberg, judío, instaló su galería en París y Lon-

dres y fue un gran coleccionista de obras de arte de Monet, Ce-zanne, Renoir Pisarro Toulouse-Lautrec, Bonnard, Gauguin, Van Gogh, Leger, Modigliani, Braque, Matisse, Anne aparece en bra-zos de su madre en un óleo de Picasso (Retrato de mujer y niña).

Lleva en sus genes el gusto de la cultura-dicen sus biógrafos-. Bella y elegante, quienes la admiramos en sus programas sabía-mos que, ante todo, era su personalidad lo que contaba más en la pantalla.

Una bella voz, inteligible, sin afectación del lenguaje, sintaxis per-fecta, rico vocabulario por lo que concierne a la forma y por lo que se apreciaba de fondo, una personalidad femenina a todo dar y una gran madurez. Sin declararse feminista, su rol en la televisión marcó una etapa y fue ejemplar, a tal punto, que me-reció comentarios en Le Monde sobre el sitio de las mujeres en la media, para destacar su talento y la verosimilitud de sus entre-vistas, que se vuelven más creíbles que las de muchos hombres. Ganadora de varios premios por sus programas en televisión, co-mienza su vida con las mejores perspectivas.

Hija del perfumero Schwartz, que cambia su apellido por Sinclair, combatiente de la II Guerra Mundial y con ancestros argelinos, Anne, a los 63 años, después de una brillante carrera, que aban-dona por motivos de ética, para permitir el desarrollo del futuro

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político de su segundo marido, ha confiado los secretos de su vida familiar, de sus estudios de letras y ciencias políticas, de su trayectoria pe-riodística, de sus amores, sueños y decepciones a los periodistas franceses que realizaron cerca de 70 entrevistas para tejer el relato, ceñido a la deon-tología de esta periodista admirable con amplios conocimientos enciclopé-dicos de historia, arte, cul-tura, y vasta capacidad de análisis. “La música, la lec-tura, el arte, son elementos indispensables en mi vida, y luego, cuando las cosas van mal, ellos apaciguan las tormentas”, confiesa.

Después del tsunami des-atado por el episodio del Hotel Sofitel, Elizabeth Ba-dinter dice que “Anne ha pasado de la pasión a la pasividad”. Herida, humi-llada por este affaire que ha dado la vuelta al mundo, la presentadora no se ha quebrado. Sus amigos periodistas le aconsejan regresar a la televisión. Como en

Anne abandonó el pe-riodismo por motivos de ética, para permitir el desarrollo del futuro político de su marido. Una lealtad sin reci-procidad. Cuando la adversidad la amenaza se refugia en la música, la lectura y el arte.

las novelas, la bella y competente periodista ha pasado del cuento de hadas a la tragedia griega. Aparece entonces el suspenso de esta tormenta mediática (en vísperas de cumplir 20 años de vida matrimonial con DSK). Sus cole-

gas confían en que ella ha de sobrellevar con talento y corazón tan difícil situación.

* Presidenta de UNEDA (Unión de Escritores de América)

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ASÍ INICIAMOS ELPREMIO CPB

Por: Fernando Barrero Chaves*

El Premio Nacional de Perio-dismo CPB está cumpliendo sus primeros 32 años. Y a pesar de haber ganado yo el Simón Bolívar, siempre pensé, como presidente del gremio, que sin demeritar esa distinción, sería importante tener también un premio de los periodistas para los periodistas

La propuesta sonó bien en la junta directiva del Círculo, y desde el principio recibió el apoyo entusiasta de Ofelia Romero de Wills, Nicolás Mora Dávila (q.e.p.d), Ismael Enri-que Arenas (q.e.p.d), Luis David Peña (q.e.p.d) y Javier Darío Restrepo.

Nos dimos entonces a la tarea de realizar el proyecto y cons-tituimos la Fundación Premio Nacional de Periodismo CPB. Agotados los trámites formales de estatutos y el proceso jurí-dico, nos lanzamos a la aven-tura.

Ofelia aceptó ser la coordina-dora general; Javier Darío, el libretista del primer programa de televisión para la entrega de los galardones, y como ju-rados nos aceptaron: el inolvi-dable Alfonso Castillo Gómez, Lucy Nieto de Samper y Daniel Samper Pizano.

Tengo frescos los recuerdos de personas tan importantes y entusiastas con la idea: Fan-

ny Mickey nos dio su Teatro Nacio-nal de la Calle 71; Alejandro Montejo, director de Inravi-sión, nos propor-cionó el espacio en el Canal Uno de Inravisión; Ju-lio Sánchez Cristo, entonces el mejor productor de tele-visión y ahora uno de los mejores de la radio, nos ofre-ció e hizo la pro-ducción; Alfonso Castellanos nos aceptó ser el pre-sentador de “La Noche de los Mejores”, como se llama aun el programa; Patricio Wills Ro-mero, entonces vicepresidente de RTI, nos prestó sus oficinas y contactó a todos sus clientes para que pautaran con noso-tros.

Hoy, 32 años después, creo que sin esos aportes, sin esa vo-luntad ejemplar, y sin el apoyo de los directores de los medios de entonces, ese proyecto no hubiese tenido el despegue exitoso que tuvo y que ha sido interrumpido, lamentablemen-te, un par de ocasiones.

El respaldo fue tal que nos per-mitió entregar $75.000 para cada modalidad del concur-so, diploma, medalla de oro y trofeo.

Las distinciones fueron: una en prensa, una en radio, otra en televisión, una en fotografía y/o caricatura, y una mención a la mejor tesis de grado de perio-dista. El esquema básico aún se conserva.

Veamos quiénes y por qué ga-naron la primera versión del Premio Nacional de Periodis-mo CPB:

PRENSA: Al equipo periodístico de El Heraldo de Barranquilla, conformado por José Cer-vantes Angulo, Horacio Brieva, Jaime Rueda, Manuel Pérez, Guillermo Martínez y Ricardo Bicenty, por la campaña sobre la epidemia de polio en Ba-rranquilla.

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RADIO: Al equipo periodístico de Caracol dirigido por Yamid Amat, por el cubrimiento del golpe de Estado ocurrido en Bolivia.

TELEVISIÓN: A Guillermo Aldana, del Noticiero 24 horas, por su trabajo sobre la suerte que corrió el avión de Aeropesca secuestrado por guerrilleros.

FOTOGRAFÍA: John Jairo Alzate de El Tiempo, por las fo-tografías del fusilamiento del M-19 en el Caquetá.

TESIS DE GRADO: La mención de Honor fue para Juanita Ardila Palacio y Edgar Cadena Madariaga, del INPAHU, por su tesis titulada: “Análisis comparado de siete días en la prensa colombiana”.

Hoy, con un CPB rescatado de su estado de postra-ción (provocada por una administración que no mere-ce recordación), nos alistamos para un nuevo premio, con reconocimientos adicionales, como por ejemplo, el del mérito periodístico a toda una vida de ejercicio profesional, el de opinión, el bibliográfico y el de re-velación. Y ahí va el Círculo, de notarios de la historia, haciendo historia.

También debiéramos considerar trabajos inéditos, ver-bigracia de quienes se dedican al “free lance”. Se po-dría pensar, igualmente, en una distinción para el cole-ga que, desde fuera de Bogotá, trabaja en medio de la confrontación entre grupos al margen de la Ley y el Estado colombiano. ¡Nadie sabe del sacrificio que representa el ejercicio profesional en esas regiones apartadas de la Patria! Y esos colegas necesitan muchas voces de aliento, estí-mulos a su tarea.

Debo decir que una las mayores satis-facciones de mis 46 años de vida pro-fesional es haber presidido el Círculo. Y siendo su presidente, haber sido Se-cretario de Prensa de la Presidencia de la República y luego Director de Inravi-sión.

Desde allí promovimos la ley 42 de 1985 “Por la cual se transforma el Ins-tituto Nacional de Radio y Televisión, Inravisión, en una entidad asociativa de carácter especial y se dictan otras disposiciones”.

Junto con dos ex presidentes del CPB, Germán Santamaría y Oscar Alarcón, jugamos un papel importante desde el Consejo Nacional de Televisión y se die-ron los primeros pasos para profesiona-lizar el medio, conservando el sistema mixto. ¡Cómo pasan los años!, diría algún cro-nista, pero lo importante es que el Círculo sigue cada día más fuerte y grande. Sus premios son cada vez más anhelados y solo nos urge el debate sobre la calidad de periodismo que estamos ejerciendo.

El periodismo debe ser el fiscal de la sociedad, pero no el juez. Cuando se confunden esos papeles, se cambia la filosofía del ejercicio profesional.-

*Presidente CPB 1978 - 1982

¡Nadie sabe del sacrificio que representa el ejercicio profe-sional en esas regiones apar-tadas de la Patria! Y esos co-legas necesitan muchas voces de aliento, estímulo a su ta-rea.

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PÍLDORAS DE SABIDURÍA

Por: Ricardo Peláez

El abogado y periodista Ri-cardo Peláez cultiva la fascina-ción de observar y coleccionar “leyes extraordinarias” extraí-das de expresiones del más variado origen.

Aporta para la presente edi-ción las siguientes, de “Mis máximas preferidas”, obra del pastor americano Norman Vin-cent Peale:

1. Quien trabaja con ahínco no desespera nunca, pues todo lo realiza con diligencia y esmero. (Menandro, 343-291 a. c.)

2. Los que aspiran a grandes hechos han de sufrir grande-mente. (Plutarco)

3. Los hombres nacen para salir airosos, no para fracasar. (Thoreau Henry David, 1817-1862).

4.Convierte en peldaños las piedras con que tropiezas. (anónimo).

5. No hay que contar los pollos antes de que rompan el cas-carón. (Esopo, 620-560 a. c).

6. Lo que comienza bien tiene la mitad del camino recorrido. (Artistóteles, 384-322 a. c).

7. Un gran hombre es aquel que no pierde su corazón de niño. (Mencio, 371-288 a. c).

8. Quien tenga paciencia po-drá tener lo que quiera. (Benja-mín Franklin, 1706-1790).

9. Todo llega si se tiene pa-ciencia de esperar. (Benjamín Disraelí, 1804-1881).

10. Era uno que pensaba en el cómo, no en el si (anónimo).11. Nunca me dijeron que no pudiera. (Tom Dempsey, 1947...).

12. Cada mañana tiene dos mangos. Puedes asir el mango de la angustia o el mango del entusiasmo. Según el mango que escojas, será el día. (anó-nimo).

13. Los poemas son hechos por los locos como yo, pero sólo Dios puede hacer un ár-bol. (Joyce Kilmer, 1886-1918).

14. Sólo en el carácter de unos cuantos está honrar sin envidia a un amigo que ha prospera-do. (Esquilo, 525-456 a. c).

15. La mentira nunca vive hasta llegar a vieja. (Sócra-tes.469-399).

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EL NUEVO SALARIO MÍNIMO REAL: $998.787

Por: Eduardo Pilonieta Pinilla

El salario mínimo legal mensual de quienes laboran la jornada ordinaria diurna se reajustó en 5.806573% para el año 2012, a partir del 1º de enero, y pasó de $535.600 a $566.700, se-gún Decreto 4919 del 26 de diciembre del 2011.

El auxilio de transporte también se reajustó en 6,60378%, al pasar de $63.600 a $67.800 men-suales, y la base salarial mínima, es decir, la cantidad que debe cancelarse al trabajador, antes de descuentos, ascendió a $634.500 mensuales.

A esta cantidad deberá agregarse: 8,333% mensual por concepto de cesantía, o sea $52.873; el 8,333% mensual por concepto de prima de servicio, $52.873; el 1% mensual por intereses a la cesantía, $6.345; el 7 % mensual para cubrir lo relativo a vestidos y zapatos de labor, $44.415 y el 4,165 % del salario, es decir excluyendo el auxilio de transporte, $23.603 por vacaciones, lo cual arroja un acumulado de $180.109.

Además, por concepto de parafiscales deben cubrirse mensualmente las siguientes cantida-des: al SENA el 2% del salario mensual, sin au-xilio de transporte, $11.334; al Instituto Colom-biano de Bienestar Familiar el 3% de la misma base, $17.001, y para el Subsidio Familiar el 4% del salario sin incluir el transporte $22.668, para un total de $51.003, con lo cual el acumulado adicional se eleva a la suma de $231.038.

A todo lo anterior deberá agregársele las si-guientes sumas, que cancelará al mes el em-pleador exclusivamente: por Pensión de Vejez, el 12%, del solo salario, $68.004; por Salud el 8,5%, $48.170 y por Riesgos Profesionales una cantidad que depende de la naturaleza de cada empresa y que para este caso la hemos calculado del 3% del solo salario, $17.001, para un total de $133.175, lo cual eleva el acumu-

lado a la suma de $364.287 dando un salario mínimo real de $998.787 mensuales.

Al trabajador se le descuenta: el 4% del solo sa-lario, por concepto de Pensión de Vejez: $22.668 y el 4% del solo salario, por Salud: $22.668, para un total de $45.336, por lo que quien labore en jornada ordinaria diurna recibirá mensualmente $589.164 como mínimo, salvo otras circunstan-cias.

El valor a pagar por el salario de un día de trabajo ordinario diurno sin transporte será de $18.890; de una hora ordinaria diurna, $2.361; de una hora ordinaria nocturna, $3.187; de una hora extra nocturna, $4.132 y de una hora extra diurna, $2.951. El valor de un día de transporte es de $2.260.

Pero para el empleador los costos reales son los siguientes: Por un día de trabajo en jorna-da ordinaria diurna, $33.293; por una noche de trabajo en jornada ordinaria nocturna (8 horas), $44.982; por una hora ordinaria diurna, $4.162; por una hora ordinaria nocturna, $5.619; por una hora extra nocturna,$7.283 y por una hora extra diurna, $5202.

[email protected]

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LA OTRA CARA DE BOLÍVAR

Por: Evelio Rosero

“El mal llamado Libertador”. Así se refiere el escritor Evelio Rosero a Simón Bolívar cuando escudriña en un pasado poco conocido.

Habla del padecimiento de mu-chos compatriotas a manos del militar caraqueño. Penetra en la primera masacre de la historia ordenada por Bolívar, en Nariño, secundado por Sucre.

Todo está en La carroza de Bo-lívar, quizá la novela más am-biciosa del autor, lanzada el pasado 28 de enero en Hay Festival 2012, de Cartagena, con presentación del periodis-ta Gustavo Tatis, en el Teatro Heredia.

Un trabajo llamado a levantar polvareda, críticas y comenta-rios encontrados, pues desde la historia novelada se levanta una voz que analiza los desafueros de quien naciera en Caracas, libertara cinco naciones y fuera a morir en Santa Marta.

Rosero es silencioso y pruden-te, riguroso y cuidadoso, dicen sus críticos, que le vaticinan escalar peldaños encumbra-dos. “Con su literatura parece destinado a suceder a García Márquez como el novelista más importante de Colom-bia”, anticipó el Time Out New York antes de que escribiera La carroza de Bolívar.

“Es imprescindible. Un descubri-miento deslumbrante”, opinó,

previamente también, la escri-tora española Lolita Bosch. “Un autor que tan sólo puede leerse como un clásico...Uno de esos pocos autores que se quedan para siempre en nuestra biblio-teca de libros de referencia”.

Evelio comenzó en 1979 con la poesía, siguió con el cuento, donde su obra “Ausentes” obtu-vo el Premio Nacional de Cuen-to “Gobernación del Quindío”.

Años después se ganó el Pre-mio Iberoamericano de Libro de Cuentos Netzahualcóyotl. Lo siguió el Premio Internacio-nal de novela breve La Marce-lina, de Valencia, España. En 2006 recibió el Premio Nacio-nal de Literatura. Hoy está no-minado al IX Premio Nacional de Literatura Libros y Letras.

Con la trilogía “Primera vez”, conformada por Mateo Solo, Juliana nos mira y El incendia-rio, publicadas entre 1984 y 1988, irrumpió en la novela.

En 2007 obtuvo el II Premio Internacional de Novela Tus-quets, con Los ejércitos, y su nombre se hizo visible entre crí-ticos, periodistas, historiadores, escritores y lectores, que vieron en Rosero a un creador con proyección internacional.

El jurado destacó entonces la singular elegancia y la maes-tría, no exentas de dramatis-mo, con que Rosero aborda un asunto no por habitual me-

nos difícil de tratar: la violencia arbitraria e irracional que asue-la a un pueblo.

“Más que explicar la situación de los diferentes ejércitos –el militar, el paramilitar, el gue-rrillero y el de los narcotrafi-cantes–, quise abordar la otra cuestión, la humana, aunque deberíamos decir inhumana”, dijo el escritor colombiano.

“Los ejércitos es la épica del sobreviviente, sin héroe y siem-pre provisional, la que intenta dar testimonio de la deriva de-mencial de un país caído bajo el fuego cruzado”, según Ba-belia, El País.

Rosero alcanzó resonancia in-ternacional con esta novela. Fue traducida a doce idiomas. En 2009 recibió el Indepen-dent Foreign Fiction Prize en el Reino Unido y en 2011, el ALOA Prize en Dinamarca.

Tusquets Editores recuperó en 2009 su novela Los almuerzos, en la que el autor aborda la doble moral y los pecados de hombres de la Iglesia. “Cuan-do el lector haya avanzado en las 136 páginas de esta nove-la, de repente, casi sin darse cuenta, sentirá cómo una na-rrativa abrupta, brutal, vertigi-nosa lo arroja a un abismo en donde todos los personajes pierden el nombre y en donde la historia cobra un giro ines-perado que devora cualquier suposición”, escribió El Espec-tador.

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EL REPORTERO CIUDADANONO ES EL NUEVO PERIODISTA

Hay razones para afir-mar que erramos hoy al suponer que la revolu-ción sociológica y cul-tural, provocada por el avance de la tecnología de la información, susti-tuye al periodista por el ciudadano reportero en las redes sociales de la Internet, en los medios

tradicionales, o en los nuevos inclusive, de la comunicación y el periodismo.

La ebullición descomunal de mensajes que circulan libérrimos por la vía electrónica está plagada de banalidad y, en mucho, emba-durnada de vulgaridad, que nada aporta al desarrollo humano. A la opresión de un botón se encuentra fácil la prueba en los portales de la prensa, en las reacciones biliosas de los cibernautas a sus contenidos, por buenos que estos sean.

El periodismo –sobra decir-lo—no se limita al dominio de unas técnicas en el tra-tamiento de los temas, ni a su presentación adornada, dramatizada, resumida o dilatada, ni al sabroso em-pleo de unos géneros lite-rarios, ni a transmitir hechos aislados, con contextua-lización o sin ella, ni a opi-nar con conocimiento, ni a proveer reportes de carác-ter general o especializado según el nicho de mercado destinatario de la respectiva publicación.

El reportero ciudadano tampoco tiene por qué saber de la responsabilidad social ni ética del periodista; menos se preocupa por la historia, el respeto de los valores humanos, sociales o políticos de una comunidad a la hora de pro-testar, por ejemplo, contra algo que lee, ve y/o escucha en la red electrónica.

Un temor silencioso invade numerosas salas de redacción, y se acrecienta cuando se vincula laboralmente personal sin formación, cuando se nota la ascendente frecuencia de colabo-raciones externas de los reporteros ciudadanos y cuando “se baja” o se copia material ajeno de la Internet para los medios que, así, poco a poco, aligeran su rigor.

Como todo en exceso aburre, por bueno o sa-broso que sea, es probable que la mosquitera sobre tanta basura ahuyente a los cibernautas, acelere el desarrollo de su criterio y los conduz-

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ca a satisfacer sus ansias de saber en portales, medios y fuentes de reconocida respon-sabilidad. También, es factible que los mismos portales opten por cuidar mejor sus conteni-dos y reacciones sin incurrir en censura, pero sin alejar a los buenos navegantes ni perder sus objetivos al permitir abusos de la libertad.

Bienvenida, la participación ciudadana en el intercambio gigantesco y veloz de la infor-mación, pero con responsa-bilidad. Esa nueva presencia comunitaria ahonda la demo-cracia participativa y tiende a revaluar el concepto tradicio-nal de soberanía. Pero aun así, no reemplaza la responsabili-dad del periodista. La Internet es herramienta extraordina-ria para que este profesional cumpla su deber y estimule la profundización de los valores sociales y políticos.

La rapidez en la obtención de conocimiento sobre la vida del mundo acaba de mostrar en Colombia una repercusión muy significativa: el estudian-tado universitario logró con argumentos que el gobierno retirara del Congreso su pro-yecto de ley sobre la reforma educativa.

La elocuencia de los jóvenes líderes, fundamentada en pro-cesos semejantes que se han dado en otros países, y ado-bada con las aspiraciones de una nación joven que ve en la historia cómo se han pos-puesto planes para salir del subdesarrollo, por casi un si-glo, convenció a un gobierno

demócrata de la procedencia de abandonar la reforma pro-puesta.

Parece un milagro. Que no se habría logrado sin el acceso de los estudiantes al conoci-miento por la Internet. Con un gobierno opresor, pues tam-poco. Viene ahora un debate ilustrado, como debieran serlo todos los que buscan solucio-nes estables y patrióticas a las grandes diferencias sociales y políticas de la nación.

Este es buen ejemplo de apro-vechamiento de la red electró-nica. La exhibición sexual –para seguir los ejemplos-- y la so-breexposición en las redes, por voluntad propia, no debieran alterar el derecho a la intimidad ni a la privacidad de quienes desaprueban esas extravagan-cias. Es natural que el reportero ciudadano no vea obstáculos para meterse en sábanas aje-

nas, lo que sí le está vedado al periodista responsable.

La movilidad laboral interna-cional y la circulación de capi-tales demandan reglas nuevas de facilidad y protección. Eso explica la creciente formali-zación de acuerdos entre los países. Y vendrán en muchos otros temas de la vida diaria (la educación no se escapará), con lo cual veremos que la so-beranía tendrá varios autores responsables de una y varias a la vez (por temas), no de una sola comarca si ella participa del intercambio en la aldea global.

Entonces el concepto de civi-lización no se restringirá para la satisfacción exclusiva del dominante, pues sería tanto como su negación para otros relacionados. Como lo ha sido para los débiles en el atraso incomunicativo anterior a la In-ternet. La revolución que esta red trae apenas está en mar-cha.

Nada cuesta soñar con el disfrute de la civilización del respeto de los derechos y la honra de los deberes, mientras los poderosos no sigan retro-cediendo el humanismo con inventos de que hay armas –verbigracia-- de destrucción masiva donde no existen. Si no, ¿hablamos de cuál civiliza-ción?

“Es factible que los mismos portales opten por cuidar mejor sus contenidos y reaccio-nes sin incurrir en cen-sura, pero sin alejar a los buenos navegantes ni perder sus objetivos al permitir abusos de la libertad”.“Viene ahora un deba-te ilustrado, como de-bieran serlo todos los que buscan soluciones estables y patrióticas a las grandes diferencias sociales y políticas de la nación”.

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OFELIA ROMERO DE WILLS, UNA VIDA EJEMPLAR

Ofelia Romero de Wills y sus compañeros de junta directiva del Círculo de Periodistas de Bo-gotá, crearon hace 31 años el Premio CPB: de los periodistas para los periodistas, para ser en-tregado en La Noche de los Mejores, cada 9 de febrero, Día del Periodista en Colombia.

Con la misma autoridad y emoción que los creó y los hizo realidad hace tres décadas, ella tiene todos los merecimientos para recibir el Premio al Mérito Periodístico Guillermo Cano, por la dedicación de su vida al periodismo y al trabajo gremial, constante, listo a defender y a

dignificar una pro-fesión muchas ve-ces demeritada, otras desviada de sus nobles fines y otras utilizada por el poder al cual, según sus propias palabras, hay que huirle o, por lo me-nos, guardar dis-tancia.

Meritorio, el trabajo de Ofelia por el gre-mio desde unas cuantas juntas direc-tivas a las que perteneció y desde los comités de Ética, Capacitación, y uno muy especial, no institucional, el Comi-té de rescate del CPB, en una época de ingrata recordación, precisamente por el abuso del poder.

Con paciencia y mesura de cirujano y con la colaboración decidida de muchos colegas, se pudieron sanear los males y corregir los desafueros de una señora presidenta que, ilícitamen-te y a su antojo, manejaba los fondos de la agremiación en los años noven-ta. La casa de Ofelia se convirtió en

sala de cuidados intensivos y con las iniciativas, aportes e intervenciones de cada uno de los socios, quienes además de los conocimientos periodísticos, los tienen en derecho, economía, teología, política y ética, se pudo, después de más de un lustro, rescatar y salvar de la agonía nuestra organización, que hoy goza de la mejor buena salud. La vocación periodística Meritoria, también su carrera periodística, siem-pre en función de lo social.

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Académica por excelencia, con un máster en matemáti-cas y física de la Escuela Nor-mal Superior y un posgrado de la Universidad de Boston que terminó en 1949, hizo sus pri-meros pinos en el periodismo durante el bachillerato, cursa-do en el Instituto Pedagógico Nacional, creando artesanal-mente un periódico con las noticias y los comentarios más sobresalientes de la vida esco-lar, casi siempre cargados de humor, propios entonces de su adolescencia.

En 1957 se estrenó como co-lumnista de opinión en el dia-rio La República y fueron tan certeros sus comentarios y crí-ticas sobre cine, que no tardó Guillermo Cano en invitarla a El Espectador a escribir diaria-mente una columna: “De esto y aquello”, que se convirtió en referente de la actividad políti-ca, social, económica, jurídica y religiosa del país, con énfasis en Bogotá.

Así como podía reconocer los logros en materia de admi-nistración o desarrollo, no du-daba en cantarle la tabla al Estado, a las alcaldías o a los entes de control, bien por el desgreño administrativo, bien por falta de políticas sobre la protección a la mujer, a la ni-ñez, a los homosexuales y las a poblaciones minoritarias cam-pesinas e indígenas.

Sin dejar su columna, Ofelia incursionó en la crónica, el re-portaje, la entrevista y las en-cuestas no solo en el diario de los Cano sino en Cromos, Se-mana, Nueva Frontera y Diners.

Los acontecimientos revolucio-narios que nacional e interna-cionalmente prodigaron las añoradas décadas de los años 60 y 70, están consignados en estos medios con su firma.

Los micrófonos de las radios Sutatenza, Nacional de Colom-bia y Caracol, en Contrapunto Femenino, se abrieron a su voz para narrarles a los oyentes desde la divulgación de carti-llas educativas para la alfabe-tización hasta la moderación de debates con especialistas sobre el diario acontecer.

Y como si fuera poco, por la misma época fue jefe de re-dacción de las revistas femeni-nas Laura e Ilusión de Cromos, corresponsal de la Agencia In-terpress Service y profesora de redacción periodística de la Universidad de América.

Dejó la columna de El Espec-tador cuando Gloria Pachón Castro, como directora de las páginas Femeninas de El Tiem-po, la invitó a colaborar con otras escritoras. Buscaba pun-tos de vista distintos a los de los comentaristas tradicionales, todos del sexo masculino.

Y entre unas y otras, Ofelia di-rigió revistas institucionales como Comunicaciones, del ministerio del mismo nombre, del Colombo Americano, COL-USA, del Club del Hogar de Nestlé y Fuego, en su segunda etapa. Familia, política y… Si en 1949, cuando Ofelia re-gresó a Bogotá de los Estados Unidos, no hubiera traído su ajuar de novia, habría empe-zado la más promisoria ca-rrera en la enseñanza de las matemáticas y de la física, pues el doctor José Francisco Socarrás, rector de la Escuela Normal Superior, la esperaba con contrato en mano. Imposi-ble. Su feliz noviazgo de cinco años con el escritor y periodis-ta Gustavo Wills Ricaurte, (por entonces en El Tiempo y en la Universidad de los Andes), ter-minaba ese mismo año en el altar con la marcha nupcial de Mendelssohn.

Y al empezar la nueva vida de pareja, renunciaba a las ofer-tas laborales, pues la sociedad bogotana no veía bien que una mujer casada trabajara, porque quería decir que su marido no tenía con qué man-tenerla.

Sin embargo, mientras Gus-tavo se desempeñaba como secretario general de la recién fundada universidad de los Andes, a su lado y ad hono-rem trabajó en la Fundación liderada por Mario Laserna, en la consecución de fondos a través de cartas y llamadas telefónicas a las universidades

Académica y máster en matemáticas, su periodismo en prensa y radio fue referente de buena información y orientación para la basta sociedad bogo-tana.

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de Estados Unidos, especial-mente.

Cuando la vida les sonreía aún más con la presencia de sus dos bebés, Margarita y Patri-cio, en 1953 falleció Gustavo en un absurdo accidente au-tomovilístico. Era editorialista y columnista de El Espectador.

Ofelia se refugió en la crianza de sus dos hijitos, y en el cari-ño de sus padres, don Heraclio Romero y doña Soledad León, y de sus hermanos. Cuando creía que el dolor era superior a sus fuerzas, el cine la revivió.

Era la mitad de la década de los cincuenta y la intelec-tualidad bogotana discutía la entrada de la cultura a la modernidad y una de las bue-nas tribunas era un Cine-Fo-rum que dirigían el arquitecto Carlos Arbeláez Camacho y Leonor Carrizosa. No dudaron en invitar a Ofelia y nombrar-la redactora de actas. Una de ellas fue su primera columna de opinión, publicada en La República. Desde entonces y sin proponérselo dio a conocer las claves de su éxito periodís-tico: criterio y redacción.

Su pensamiento y su escritura se funden en notas ejempla-res, gracias al dominio y ma-nejo del idioma en un estilo directo, claro y sencillo.

Engolosinada con el periodis-mo, no dudó en aceptar ser la guionista de un documen-tal de cine para la Colombian Petrolium Company. Con los coautores, el escritor e histo-riador Carlos Delgado Nieto, el

periodista y cineasta Fernando Guillén y el fotógrafo Nereo Ló-pez emprendió una riesgosa pero fascinante aventura por el Rio Magdalena: Mompóx, Cicuco y Barranquilla fueron sus destinos. También las sel-vas del Catatumbo.

Con el periodismo y como activista política acompañó a Esmeralda Arboleda desde la Dirección del Partido Liberal en la lucha por la consecución del voto femenino y la promul-gación de la Ley de Capacita-ción Civil de la Mujer.

Y como socia fundadora de la Unión de Ciudadanas de Colombia y del Comité de Ac-ción Ciudadana, compuesto por los más importantes sindi-catos del país, luchó para que los programas que buscaban crear conciencia cívica en las mujeres para el goce de sus derechos, fueran aceptados por las mismas mujeres e in-cluidos en las agendas guber-namentales. Años más tarde, y como integrante activa del Nuevo Liberalismo, fue nom-brada por Luis Carlos Galán en el Tribunal de Garantías.

Méritos, todos ganados en su larga trayectoria de vida ciu-dadana participativa, que han sido y seguirán siendo ejemplo para las nuevas generaciones del periodismo colombiano.-

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ACOSO SEXUAL Y LABORAL EN LOS MEDIOS

A sus veintiséis años, Claudia tiró la toalla. ¡Tanto tiempo dedi-cado a estudiar la carrera que idealizaba por sus inquietudes in-telectuales y académicas, tanto dinero invertido, originado en mu-chos años de esfuerzos de su ma-dre, para graduarse y ejercer por fin una profesión, para ver luego cómo todo se iba a la basura! Ni qué decir del tiempo de su vida ya perdido. El daño era irreversible.

Exhausta de buscar empleo, una más de las miles de egresadas de las facultades de periodismo y comunicación social, no pudo soportar más su frustración.

“Me cansé, me voy para Cana-dá”.

-¿Y eso? --le repliqué--, ¿No dizque la comunicación social era tu vida? ¿No pensabas ser la mejor periodista investigadora de Colombia?

“No --me respondió--. Eso quedó en el pasado”.

-Bueno y… ¿por qué? Se quedó en silencio, y varias lágrimas humedecieron las mejillas de su bello rostro. Tras largos minu-tos de silencio, tomó aire y recuperó la palabra:

“Me mamé de que a toda hora me lo estuvieran pidiendo para darme trabajo. Me mamé de la falta de oportunidades. Me canse de pasar más de un año sin recibir un solo peso, y de seguir viviendo a costillas de mi madre, como un zánga-no”.

Relató el esfuerzo con el que había logrado hacer pasantías en un noticiero de televisión, en el cual apenas duró tres me-ses, agobiada porque su jefe inmediato se lo pedía constan-temente y, como no accedía, le hacía el trabajo imposible.

Ya con el título de profesional en mano, visitó al jefe de redac-ción de una revista, le entregó la hoja de vida, y la primera invitación que obtuvo fue a cenar. En la cena --lo que ella temía--, para ser admitida, simplemente, tenía que acostarse con él. La historia se repetía y se repetía. Cuando algo pare-cía concretarse, venía lo peor.

Frustrada, escuchó a un amigo que regresó de vacaciones de Canadá, donde trabajaba tasajando reses, búfalos y cer-dos. Devengaba tres veces más que el salario promedio de un periodista. La decisión de Claudia fue inevitable: estudiar en el Sena e irse. Hoy ya está en ese país, disfrutando de un trabajo estable y bien remunerado, aunque triste por no po-der hacer lo que le nace y sabe: periodismo, producción de televisión, presentación de noticieros.

Hay centenares de mujeres en la inopia por huirle al acoso sexual y que, además para no caer en verguenza pública, no se atreven a denunciar a sus perseguidores.

Lo que la mayor parte de mujeres no sabe es que hay he-rramientas contra el acoso sexual: sanción penal por acoso

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sexual y sanción legal por acoso laboral. Pero el primer gran poder contra estos atropellos es la mujer misma: su convicción, su ética, el respeto a sí misma, a sus derechos de mujer y trabajadora, para denunciar a sus potenciales victimarios.

La Ley 1257 del 4 de Diciembre de 2008 tipificó en su artículo 29 el delito de acoso sexual al estipular que quien, “en beneficio suyo o de un tercero y valiéndose de su superioridad mani-fiesta o de su relación de autoridad o de poder, edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica, acose, persiga, hostigue o asedie física o verbalmente, con fines sexuales no con-sentidos, a otra persona, incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años”.

Llamo la atención de los señores, empresarios de nuestros medios de comunicación, directo-res, jefes, colegas, compañeros y demás que pretendan aprovecharse, para recordarles que pueden verse involucrados en una investiga-ción penal y ser sujetos de una sanción que, en mi opinión, debería ser más contundente.

Hemos presenciado denuncias con resultados, a pesar de que los casos se decoren de alguna manera para evitar el escarnio público. Quisié-ramos verlos todos denunciados y sanciona-dos, como producto de una cruzada ética, de la toma de conciencia y de valor civil por el respeto a la dignidad de la mujer (también del hombre, porque hay casos contrarios), hasta acabar tanta persecución.

Jornadas infernalesCarolina, harta de que su esposo --contratado por un noticiero de nuestra televisión para cum-plir un horario fijo--, tuviera que quedarse prác-ticamente todos los días doblando turno, y har-ta de que los fines de semana que tenía para descansar fueran interrumpidos constantemen-te para hacer trabajos extras, le sentenció: “O tú noticiero o nuestro hogar”. Él prefirió el hogar, pero la mayoría de periodistas en circunstan-cias semejantes no lo pueden hacer, por las necesidades económicas, y siguen sometidos a ese ritmo brutal, así su vida de hogar y de otros roles sea un desastre.

Otra vez: muchos desconocen la existencia de normas que sancionan el acoso laboral. La Ley 1010 definió éste trato agresivo, ofensivo e in-digno del empleador, discriminándolo en va-rias conductas, desde la agresión física hasta la imposición de deberes ostensiblemente ex-traños a las obligaciones laborales, las exigen-cias abiertamente desproporcionadas sobre el cumplimiento de la labor encomendada y el brusco cambio del lugar de trabajo o de la la-bor contratada sin ningún fundamento objetivo referente a la necesidad técnica de la empre-sa.

Hay que tomar conciencia sobre los límites de los derechos y deberes de empresas y depen-dientes, asegurar una ética social general, que los respete y haga respetar. Real y lamentable, pero en nuestros medios de comunicación se multiplican estos abusos, y las denuncias casi no existen.-

* Abogado y periodista

Quisiéramos ver sancionados todos los abusos sexuales y laborales, como pro-ducto de una cruzada ética, de la toma de conciencia y de valor civil por el respeto a la dignidad de la mujer. El primer paso es denunciar.

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Ligera historia de cuatro pioneros de un oficio:

489 Años de un EspectadorColombiano en Tiempo Católico

Don Fidel Cano Gutiérrez fun-dó El Espectador el 22 de mar-zo de 1887 en Medellín y lo defi-nió como un periódico político, literario, noticioso e industrial.

Don Francisco de Paula Pérez fundó, a su vez, El Colombia-no, el 6 de febrero de 1912, también en Medellín, con el propósito de revivir un diario del mismo nombre desapa-recido en la Guerra de los Mil Días, cuyo objetivo era buscar la unidad nacional.

El más antiguo de todos los pe-riódicos vigentes es El Catolicis-mo, fundado por el arzobispo Manuel José Mosquera el 1º de noviembre de 1846. Por eso se llama el “decano del periodis-mo colombiano”. Son 165 años de silenciosa constancia.

El Congreso de Colombia aprobó dos proposiciones en homenaje a los dos primeros, con base en que se trata de diarios de carácter general, abiertos a la información, a la opinión y al debate, y promo-tores de la libre expresión y del periodismo.

Destacó la imparcialidad de El Espectador, su apego a la ver-dad, su espíritu propositivo, su lucha contra el narcotráfico, la corrupción, y fuerzas armadas al margen de la ley.

Por su reciedumbre ética fue asesinado su director, Guiller-mo Cano Isaza el 17 de diciem-bre de 1986, uno de los golpes más aviesos contra la libertad de prensa en Colombia.

Para terminar de acallarlo fue bombardeado con dinamita el 2 de septiembre de 1989. Es-tuvo a punto de la quiebra y, pese a todo, sigue vigente con su lucha ardorosa por la de-mocracia y la transparencia.

En sus páginas quedó la im-pronta de plumas como las de Luís Eduardo Nieto Caballero, Al-berto Lleras Camargo, Eduardo Zalamea Borda, Gabriel García Márquez, Eduardo Caballero Calderón, Antonio Panesso Ro-bledo, Inés de Montaña, Alfon-so Castillo Gómez y José Salgar y, desde la caricatura, de Her-nán Merino, Pepón, Consuelo Lago y Osuna, entre otros.

Desde el 1 de marzo de 2010 es el primer periódico del país que se imprime con tintas eco-lógicas, fabricadas con aceites derivados de la soya, prueba de su compromiso con la pro-tección del medio ambiente. Y su destacada presencia en la Internet tiene amplia acogida internacional, inclusive.

El Colombiano, a su vez, pasó su bandera de 1912 por la unidad nacional a la lucha global por la

democracia, al asumir en 1930 su orientación Julio C. Hernández y Fernando Gómez Martínez.

El diario antioqueño ha desa-rrollado gran variedad de op-ciones informativas, desde la general hasta la especializa-da, con revistas y suplementos, así como con los productos en la Internet.

Aboga por los derechos fun-damentales de la persona, el pluralismo, la tolerancia, la equidad y la ética basada en la responsabilidad social civil y el fortalecimiento de la justicia.Consulta también con frecuen-cia el querer de los antique-ños, en procura de crecientes condiciones de convivencia y bienestar generales, y sus ser-vicios se extienden igualmente vía Internet.

El homenaje del Congreso a El Espectador y El Colombia-no fue promovido por el sena-do Efraín Cepeda Sarabia, y aprobado por la plenaria del Senado.-

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SER PERIODISTA

Por: Jorge Yarce*

Es trabajar por la verdad, bus-carla y aproximarse a ella por sobre los prejuicios.Es informar a la comunidad de los hechos que merecen ser convertidos en noticias.Es dar a conocer aconteci-mientos de interés público des-pués de analizar y valorar bien los datos.Es tener prudencia de no pre-cipitarse y averiguar bien la va-lidez de las fuentes de la infor-mación.Es decir las cosas de forma que hablen los hechos sin no-tarse lo que piensa quien re-dacta la noticia.Es preferible escuchar mucho a hablar mucho: tenemos dos oídos y una sola bocaEs no convertir en risa lo que es causa de dolor, ni en tristeza lo que es motivo de alegría.Es saber que la calumnia es acusación falsa y que difamar es atentar contra la honra aje-naEs callar cuando con hablar los daños para las personas y la sociedad pueden ser peo-res.Es averiguar por sí mismo y no repetir las cosas oídas sin veri-ficarlas.Es amar la exactitud y la impar-cialidad en la noticia.Es hablar y escribir con clari-dad, brevedad y corrección.Es no mezclar nunca la infor-mación con las propias opinio-nes o emociones.Es respetar el derecho del pú-blico a ser informado veraz-mente.

Es procurar, al redactar las no-ticias, no usar adjetivos que pueden ocultar la objetividad.Es renunciar a la pasión políti-ca y a las emociones que en-turbian la información.Es saber preguntar y saber re-coger las respuestas sin permi-tir que la información invente o deforme.Es ayudar a clarificar proble-mas y no ayudar a crear más problemas.Es estar en actitud de aprender porque el estudio es el mejor respaldo para informar mejor.Es respetar a todas las per-sonas cualquiera que sea su edad, condición o papel en la sociedad.Es no condenar antes de que lo hagan los jueces.Es procurar que el bien sea no-ticia.Es dominar la técnica del ofi-cio y perfeccionarse en ella como un buen artesanoEs poseer una cultura con un visión adecuada de la vida, el mundo y la sociedad.Es distinguir muy bien entre ac-tualidad, novedad e interés de la información.Es no ceder a la tentación del poder de la información para someter o explotar a otros.Es aceptar las limitaciones perso-nales y la ayuda de los colegas: cuatro ojos ven más que dos.Es luchar contra la vanidad de verse u oírse en letra impresa, en audio, en imagen o en tex-to virtual.Es guardar celosamente lo que se le confía en reserva.

Es no perder la costumbre de rectificar las equivocaciones cometidas.Es disciplinar constantemente la inteligencia, venciendo la pereza.Es tener como respaldo seguro una actitud ética con base en una conciencia cierta y recta.Es fomentar la curiosidad por cosas y personas y desarrollar un espíritu crítico con argu-mentos.Es no fiarse solo de la propia experiencia: siempre hay per-sonas que saben más que uno.Es no despreciar el orden que, a veces, parece ser enemigo del oficio.Es no cerrar la puerta a los erro-res para no dejar afuera la ver-dadEs opinar, respetando siempre al lector y a quienes tienen opiniones diferentes.Es no invadir la intimidad ajena con preguntas sobre el fuero de la vida personal.Es amar y respetar la libertad de los demás para vivir con li-bertad la propia misión.Es facilitar la participación del público para comentar la infor-mación.En contribuir a crear una opi-nión pública al servicio de toda la sociedad y no de unos grupos.Es trabajar siempre más por el bien común más que por el in-terés personal.Es tener una pasión que dura toda la vida.* Instituto Latinoamericano de Lide-razgo

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