Futurismo y Dada Tipografia 1

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1 Cuando la letra puede cambiar el mundo. Futurismo, Dadá y tipos A comienzos del siglo XX, futuristas y dadaístas vieron en la tipograa una herramienta para transformar la sociedad. «La imprenta es un ejército de 26 soldados de plomo con el que se puede conquistar el mundo». Como Gutenberg, –a quien se ha atribuido esta frase–, a lo largo de la historia han sido muchos los personajes conscientes de la influencia de la tipograa en la socie- dad. Los intentos por parte del poder de controlarla pero, también, su empleo en defensa de la libertad ponen de relieve que, desde su nacimiento en el siglo XV, ha sido temida y respetada por su capacidad para diseminar ideas, despertar conciencias, movilizar a la población y, en definitiva, contribuir al impulso de la democracia. Pero si la supuesta frase de Gutenberg se refiere a la tipograa como medio tecnológico y a su potencial para la propagación del conocimiento, a partir del siglo XX y con esa concepción como telón de fondo, la reflexión sobre su papel social se ha centrado, sobre todo, en las posibilidades de la composición tipográfica para incidir en el pensamiento y en el lenguaje y, con ello, para transformar el mundo. Desde que Saussure dio a conocer sus teorías lingüísticas, el siglo XX se ha caracterizado por una preocupación casi obsesiva por el lenguaje. Si, además, hablamos de diseño y tipograa, podríamos trazar un arco que comienza con las vanguardias y llega hasta el postestructuralismo, corriente que protagonizó los años 1980 y buena parte de los 1990. El tema es extenso pero en este artículo sólo me centraré en los dos movimientos que dieron inicio a lo que podríamos considerar un activismo tipográfico, con el lenguaje como telón de fondo: el futurismo y el dadaísmo. Reorganizar la experiencia: el futurismo. El 20 de febrero de 1909, Marinetti publicó en el periódico fran- cés Le Figaro el Manifiesto Futurista, con el que definía un nuevo concepto de arte y diseño pero, sobre todo, expresaba una violenta reacción contra el status quo. Así en su punto 11, decía: «Lanzamos en Italia este manifiesto de heroica violencia y de incendiarios incentivos, porque queremos librarla de su gangrena de profesores, arqueólogos y cicerones. Italia ha sido durante mucho tiempo el mercado de los chalanes. Queremos librarla de los innumerables museos que la cubren de innumerables cementerios.» Y es que este y otros muchos manifiestos que aparecieron pos- teriormente, formaban parte, –tal y como señala Richard Hum- phreys en su libro Futurismo–, «de un programa futurista de raíz política, concebido para desorientar y reorganizar la experiencia, primeramente de los italianos y después, de todos los seres huma- nos, a través de un desbaratamiento radical del lenguaje común». En palabras de Marinetti, el futurismo era «un movimiento anti- cultural, antifilosófico, de ideas e intuiciones, de instintos, bofe- tadas, puños purificadores y veloces. Los futuristas luchan contra la prudencia diplomática, el tradicionalismo, la neutralidad, los museos, el culto del libro.» En el manifiesto «Destrucción de la sintaxis. Imaginación sin hilos. Palabras en libertad» (Distruzione della sintassi. Immaginazione senza fili. Parole in libertà, 1913), Marinetti afirma que el futurismo se «funda en la renovación completa de la sensibilidad humana, acontecida como efecto de los grandes descubrimientos cientí- ficos», entre los que cita el telégrafo, el teléfono, el gramófono, el tren, la bicicleta, la motocicleta, el automóvil, el trasatlántico, el dirigible, el aeroplano, el cinematógrafo, el «gran periódico (síntesis de un día del mundo)», unas formas de transporte y comu- nicación que, en su opinión, ejercen una notable influencia en la Raquel Pelta Enero de 2011 Marinetti, «Palabras en libertad futuristas», 1919. Marinetti, cubierta del libro Zang Tumb Tumb, 1914. «Las ‘palabras en libertad’ futuristas fueron un instrumento para construir un ‘hombre nuevo’ a través de la transformación de los códigos que sustentan el lenguaje.» Marinetti, interior del libro Zang Tumb Tumb, 1914. 1

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  • 1Cuando la letra puede cambiar el mundo. Futurismo, Dad y tipos

    A comienzos del siglo XX, futuristas y dadastas vieron en la tipografa una herramienta para transformar la sociedad.

    La imprenta es un ejrcito de 26 soldados de plomo con el que se puede conquistar el mundo. Como Gutenberg, a quien se ha atribuido esta frase, a lo largo de la historia han sido muchos los personajes conscientes de la influencia de la tipografa en la socie-dad. Los intentos por parte del poder de controlarla pero, tambin, su empleo en defensa de la libertad ponen de relieve que, desde su nacimiento en el siglo XV, ha sido temida y respetada por su capacidad para diseminar ideas, despertar conciencias, movilizar a la poblacin y, en definitiva, contribuir al impulso de la democracia.

    Pero si la supuesta frase de Gutenberg se refiere a la tipografa como medio tecnolgico y a su potencial para la propagacin del conocimiento, a partir del siglo XX y con esa concepcin como teln de fondo, la reflexin sobre su papel social se ha centrado, sobre todo, en las posibilidades de la composicin tipogrfica para incidir en el pensamiento y en el lenguaje y, con ello, para transformar el mundo.

    Desde que Saussure dio a conocer sus teoras lingsticas, el siglo XX se ha caracterizado por una preocupacin casi obsesiva por el lenguaje. Si, adems, hablamos de diseo y tipografa, podramos trazar un arco que comienza con las vanguardias y llega hasta el postestructuralismo, corriente que protagoniz los aos 1980 y buena parte de los 1990. El tema es extenso pero en este artculo slo me centrar en los dos movimientos que dieron inicio a lo que podramos considerar un activismo tipogrfico, con el lenguaje como teln de fondo: el futurismo y el dadasmo.

    Reorganizar la experiencia: el futurismo.

    El 20 de febrero de 1909, Marinetti public en el peridico fran-cs Le Figaro el Manifiesto Futurista, con el que defina un nuevo concepto de arte y diseo pero, sobre todo, expresaba una violenta reaccin contra el status quo. As en su punto 11, deca: Lanzamos en Italia este manifiesto de heroica violencia y de incendiarios incentivos, porque queremos librarla de su gangrena de profesores, arquelogos y cicerones.

    Italia ha sido durante mucho tiempo el mercado de los chalanes. Queremos librarla de los innumerables museos que la cubren de innumerables cementerios.

    Y es que este y otros muchos manifiestos que aparecieron pos-teriormente, formaban parte, tal y como seala Richard Hum-

    phreys en su libro Futurismo, de un programa futurista de raz poltica, concebido para desorientar y reorganizar la experiencia, primeramente de los italianos y despus, de todos los seres huma-nos, a travs de un desbaratamiento radical del lenguaje comn.

    En palabras de Marinetti, el futurismo era un movimiento anti-cultural, antifilosfico, de ideas e intuiciones, de instintos, bofe-tadas, puos purificadores y veloces. Los futuristas luchan contra la prudencia diplomtica, el tradicionalismo, la neutralidad, los museos, el culto del libro.

    En el manifiesto Destruccin de la sintaxis. Imaginacin sin hilos. Palabras en libertad (Distruzione della sintassi. Immaginazione senza fili. Parole in libert, 1913), Marinetti afirma que el futurismo se funda en la renovacin completa de la sensibilidad humana, acontecida como efecto de los grandes descubrimientos cient-ficos, entre los que cita el telgrafo, el telfono, el gramfono, el tren, la bicicleta, la motocicleta, el automvil, el trasatlntico, el dirigible, el aeroplano, el cinematgrafo, el gran peridico (sntesis de un da del mundo), unas formas de transporte y comu-nicacin que, en su opinin, ejercen una notable influencia en la

    Raquel Pelta Enero de 2011

    Marinetti, Palabras en libertad futuristas, 1919.

    Marinetti, cubierta del libro Zang Tumb Tumb, 1914.

    Las palabras en libertad futuristas fueron un instrumento para construir un hombre nuevo a travs de la transformacin de los cdigos que sustentan el lenguaje.

    Marinetti, interior del libro Zang Tumb Tumb, 1914.

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  • 2mente humana y provocan una nueva percepcin del mundo. Y si existe esa nueva percepcin es preciso que aparezca un lenguaje tambin nuevo que permita la entera renovacin en la que se fundamenta el futurismo.

    Por eso, en la revolucin futurista, la palabra impresa fue una herramienta fundamental. Primero como vehculo de difusin de su doctrina y segundo porque, como escribi tambin Marinetti: El libro ser la expresin futurista de nuestras conciencias futuristas.

    En 1912, tres aos ms tarde del primer manifiesto futu-rista, Marinetti public el Manifesto tecnico della let-teratura futurista, en el que urgi a destruir la sintaxis, abolir la puntuacin, as como los adjetivos, adverbios y conjunciones, a desordenar y destruir el yo literario y a utilizar el verbo en infinitivo.

    Estas ideas abrieron el campo a las dimensiones semnticas y visuales del lenguaje. La experimenta-

    cin tipogrfica se entender como un ejercicio para derribar las barreras entre las palabras e imgenes y, segn indica Humphreys, estar destinado a explosionar el intrincado edificio de distincio-nes conceptuales en el cual, segn Marinetti, se basaban los efectos decadentes de la tradicin y las convenciones.

    Para Marinetti: El libro ser la expresin futurista de nuestras conciencias futuristas, y se manifestar en contra de lo que se conoce como la armona de una composicin. De ah surgir la ruptura con la tradicin tipogrfica y el empleo de varios tipos de letras, de la composicin en lneas verticales, oblicuas, circulares o enlazadas por parntesis, espaciadas, etc, elementos dirigidos a destruir las ataduras a las que haba estado sometido el lenguaje: la sintaxis, la gramtica, la lexicalidad o la produccin de significado.

    Y es que las palabras en libertad fueron un instrumento para construir un hombre nuevo a travs de la transformacin de los cdigos que sustentan el lenguaje.

    Ser y actuar ms que proclamar: Dad

    Udo Rukser, en un artculo publicado en Freie Zeitung en 1919, dijo: Dada es menos significativo como movimiento artstico que como (movimiento) cultural, humano-poltico. Cada movimiento desafiante a lo torpe y superficial es importante cada artista es un dadasta en la medida en que tiene el coraje de ser lo que la naturaleza le ha hecho.

    Dad atac las prcticas aceptadas en poltica, religin, arte y moralidad y protest contra la defensa hipcrita de los valores tradicionales para proponer otros como el individualismo, la libertad y la responsabilidad personal.

    Para Allan C. Greenberg, con su respeto por la libertad y por la vida, el nfasis dadasta se coloc en la existencia sobre la esencia,

    convirtindose ms en ser y actuar que en proclamar. Si bien las actitudes hacia el activismo no fueron iguales para todos los artistas, hay que sealar que a travs de su trabajo artstico, los dadastas demostraron su preocupacin por conseguir un mundo mejor que podra lograrse sin la intermediacin de las estructuras sociales y de poder existentes hasta entonces.

    La personalidad del Dad y las de sus fundadores y cola-boradores quedan patentes en las palabras que Hugo Ball escribi en el primero y nico nmero de la revista Cabaret Voltaire: Hoy y con la ayuda de nuestros amigos de Francia, Italia y Rusia, publicamos este pequeo cuaderno que debe detallar la actividad de este cabaret cuyo objeto es recordar que, ms all de la guerra y las patrias, hay hombres independientes que viven otros ideales.

    Tristan Tzara afirm tiempo ms tarde: Estbamos resueltamente en contra de la guerra sin por ello caer en las fciles trampas del pacifismo utpico. Sabamos que no se podra suprimir la guerra si no era extirpndole las races.

    La impaciencia por vivir era grande, el asco se aplicaba a todas las formas de la civilizacin dicha moderna, a su mismo fundamento, a la lgica, al lenguaje, y la revuelta tomaba formas en las que lo grotesco y lo absurdo primaban sobre los valores estticos.

    Y es que la intencin de Dad era situarse ms all de las fronteras geogrficas, las divisiones artsticas y las consideraciones polticas de la poca porque, segn comentan Bhar y Carassou: Dad es un movimiento internacional que habla todas las lenguas, bebe en todas las culturas, se dirige al hombre entero y no slo al senti-miento artstico. En el plano esttico, su mano violenta sembr la confusin en todos los gneros, prohibiendo cualquier clasificacin rigurosa. Sus producciones son proteiformes y son objeto al mismo tiempo de la apreciacin literaria, plstica, dramatrgica y socio-

    Marinetti, Parole in libert, 1915.

    Cubierta del nmero 1 de la revista Der Dada, 1919.

    Theo van Doesburg, cartel Dada matinee, 1923.

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  • 3lgica. Buscando la naturaleza potica del hombre tras su barniz cultural, prueba que se puede ser creador sin haber escrito un solo verso ni trazado una sola curva.

    En su puesta en cuestin de todas esas formas de la civilizacin moderna, como dice Tzara, los dadastas arremeten contra el lenguaje porque piensan que tras ese instrumento de relacin se esconde su verdadera naturaleza y funcin: el engao. Para ellos, la civilizacin completa est corrompida por las palabras y por los valores de los que son portadoras. En plena guerra, vocablos como Belleza, Verdad, Bien, han demostrado su vacuidad porque los seres humanos no han dejado de matarse y es ms, muchas veces, lo han hecho en su nombre. Los ideales ms profundos estn podridos y Dad descubre que lo estn desde lo ms profundo, la actividad intelectual que genera las ideas y las palabras empleadas para describirlas.

    Ms all de que el lenguaje pueda ser la expresin del pensamiento, los dadastas lo entienden como un conjunto de sistemas de signos arbitrarios y como el vector de las ideas dominantes. As lo obser-vaba Tzara, en su Manifiesto sobre el amor dbil y el amor amargo publicado en 1920, en el que se preguntaba si se poda confiar en las palabras, teniendo en cuenta la arbitrariedad de los signos. Treinta aos despus de haber desaparecido Dad, Tzar volvi a hablar de ello: Nos consideramos los ms indicados para hacer objeto de nuestros ataques a los mismos cimientos de la sociedad, al lenguaje como agente de comunicacin y a la lgica que era su trabazn.

    El pensamiento se crea en la boca, deca Tzara en 1920; no exis-ten ideas fuera del lenguaje porque es un producto social. Y en esa misma lnea, Ribemont-Dessaignes afirm: No existe nada ms que las palabras y su definicin es intil, como la definicin de lo que existe fuera de nosotros y slo se traduce con palabras. No hay pues realidad salvo esta palabra. El diccionario basta y sobra.

    El lenguaje crea las cosas y la cultura es un sistema de signos que mantiene las estructuras sociales. Por eso, Dad combate el lenguaje convencional y lo ataca en su funcin de armazn de la comunicacin, porque es cmplice de la jerarqua social bajo sus distintas formas (oral, escrito, plstico, grfico). Quiere conven-

    cer al pblico de la naturaleza arbitraria de los signos y, de esta manera, liberarlo de un orden social criminal que ha conducido a la Guerra. A travs, pues, de la deconstruccin de la funcin semntica de los signos, Dad quiere trastocar y cambiar el mundo.

    Para desmantelarlo, hay que producir nuevos signos o violar los cdigos establecidos. Por eso tambin, Dad rompe con las reglas de lo que es uno de los vehculos fundamentales del lenguaje en las sociedades occidentales: la tipografa.

    Como ha sealado Arthur Cohen, cada espectador de las mani-festaciones tipogrficas dadastas se ve obligado a forzar al ojo para ver de un modo distinto, a registrar ideogramas ms que palabras, a absorber los ritmos del tipo ms que la linealidad del plomo que caracterizaba a la tipografa tradicional y a descubrir significados ocultos.

    Los dadastas tomaron del futurismo la violencia del lenguaje, los conceptos de dinamismo y simultaneidad y el carcter polmico de los manifiestos. Como los futuristas, quisieron acabar con la tradicin y buscar nuevos modelos de comunicacin pero fueron an ms lejos, conscientes del papel de la tipografa en el proceso de deconstruccin del sistema de signos.

    Ambas corrientes, sin embargo, ejemplifican bien una parte de la historia de la tipografa la de quienes no han credo en la neutrali-dad de la letra que ha recibido poca atencin debido al nfasis que a lo largo del siglo XX se ha puesto en los aspectos funcionales del tipo. Ponen, asimismo, de relieve aquello que dijo Herbert Bayer: la revolucin tipogrfica no fue un acontecimiento aislado sino que fue de la mano de una nueva conciencia poltica y social y consecuentemente, de la construccin de nuevos fundamentos cul-turales, por eso, sin duda, podemos hablar de tipografa activista.

    Para saber ms:

    Belli, G.: Protagonistas y eventos del futurismo italiano, en VV.AA.: El Universo Futurista: 1909-1936, Buenos Aires, Fundacin PROA, 2010.

    Carassou, M.; Bhar, H.: Dad. Historia de una subversin, Barcelona, Edicions 62, 1996.

    Dachy, M.: Dada: The revolt of art, Nueva York, Abrams, 2006.

    Greenberg, A.C.: Artists and revolution: Dada and the Bauhaus, 1917-1925, Michigan, UMI Research Press, 1979.

    Humphreys, R.: Futurismo, Londres, Ediciones Encuentro, 2000.

    Mancebo, J.A.: De las palabras en libertad a la potica del acero.

    Martn, S.: Futurismo, Taschen, 2005.

    Theo van Doesburg, Kurt Schwitters, cartel Kleine Dada Soire, 1923.

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