Función (I) (De Juan Sevillano Casamitjana)

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Ensayo que contiene cuatro micro relatos.1· Manire y yo2· Retirada3· Pensamientos de un/una cualquiera4· La leyenda de Alida

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  • Funcin (I)

    De Juan Sevillano Casamitjana

  • 1 Manire y yo

    Me despierto por la maana, bien temprano, justo una hora antes de que salga el sol tal y como me han enseado durante estos aos a base de latigazos, ya lo tengo automatizado y ms me vale tenerlo porque sino ya s lo que me espera

    Bueno no, no lo s pero prefiero no saberlo. Habiendo desayunado un chusco de pan sobrante de la cena de anoche de mis amos me dirijo a pie al arepago que no est muy lejos. Saludo a mi compaero Manire, otro esclavo como yo e iniciamos nuestra tarea que es la de vigilar la ciudad hasta que se haga de noche. Parece que no ha empezado muy bien el da ya que un esclavo se ha rebelado contra su amo. Nosotros ya sabemos qu hacer: Uno habla con el amo para decirle que recibir un castigo severo y otro habla con el esclavo para hacerle entrar en razn con frases como Es que no te das cuenta que si no cedes estars peor que ahora? En el mejor de los casos el esclavo entra en razn, se arrodilla ante su amo y besndole la mano le implora perdn y le promete sumisin hasta que el amo lo acepta a cambio de unos cuantos ms que justos, latigazos. En el peor de los casos, el rebelde acaba siendo asesinado con el apoyo de la justicia y relevado por otro nuevo. sta vez ha ocurrido lo primero.

    Al medioda llega el pequeo descanso para comer y eso s que es comer, a vecesson pan y pasteles, otras, fruta y legumbres, otras carne, otras pescado, otras huevos y queso y otras veces todo lo dems anteriormente dicho acompaado siempre de un botijo de vino tinto. Cmo puede ser que un esclavo viva tal privilegio? Pues porque gracias a Calope existen humanos libres ms abiertos de mente que se ofrecen a hacernos tal recompensa para agradecernos el tener la ciudad tan segura. Siempre nos sobra, as que la comida restante la guardamos para la cena acompaada de la racin de fruta pasada que nos dan.

    Despus del descanso seguimos con lo nuestro, ayudamos a la gente libre a llevarmercanca, interrumpimos peleas absurdas de hombres borrachos que casi siempre empiezan con un Mi mujer es ms digna de ser esculturizada que la tuya y otros tantos conflictos que ocurren en las polis comnmente.

    Al finalizar el da Manire y yo cenamos, recordamos momentos anecdticos, nos despedimos y nos vamos a nuestro lugar correspondiente a dormir con el utpico deseo de que algn da alguien luche contra la esclavitud, no por nosotros, ya que gracias a Temis no estamos tan mal, pero s por aquellos esclavos que tienen que decidir entre sumisin y muerte

  • 2 Retirada

    Estamos en el da 22 de enero de 1939 y son las cuatro de la maana. Me he puesto el despertador a sta hora y ahora estoy despierto, sentado en la cama de mi habitacin, alumbrado por una pequea vela colocada en la mesita de noche que alumbra mi cara pensativa y poco ms. Me levanto, salgo de la habitacin y sin hacer mucho ruido paso del pasillo a la cocina. Ya all, cojo un trozo de pan de hace tres das, lleno un vaso de leche e inserto el pan en el vaso hasta que est blando. Al terminar, friego el vaso, barro las migas que he podido dejar y vuelvo a mi habitacin para coger una vieja mochila campera, la cual prepar ayer sobre las once de la noche puesto que ya nada ni nadie impedira mi destino... Me voy!.

    Apago la vela, salgo de la habitacin, me dirijo hacia el recibidor, llego a la puerta, la abro y silenciosamente salgo al exterior invadido por sentimientos de tristeza al dejar mi hogar, por la intemperie y por un color fro y negro. He caminado bastanterato hasta llegar a la estacin de tren, entro y compro un billete direccin a Figueres. Es curioso, antes de ver lo siguiente haba pensado que todos haban adoptado la posicin de mis padres y que se quedaran en sus casas aceptando eladoctrinamiento fascista, pero al entrar en la descubierta parada de tren me he encontrado a una infinidad de personas con sus pertenencias. Algunos solos, otroscon sus familias y otros con amigos. Miro a todos los lados y veo que un chico quetiene ms o menos mi edad me hace una seal mientras me sonre, me acerco y le estrecho la mano. "Cmo te llamas?" me pregunta con una alegra que das despus perdera. "ngel Ortega Snchez, vengo de Pomar y me dirijo a Figueres con el fin de llegar a tierras francesas, Y t?". "Me llamo Elio Rodrguez y yo tambin voy a tierras francesas". Dicho esto, entiendo que l tiene el mismo pensamiento que yo de salir de Espaa lo antes posible y dirigirse a tierras francesas a encontrar el falto de coherencia que carece -El pas del generalsimo-.Vuelvo a mirar de lado a lado y de arriba abajo la aglomeracin y no puedo aguantar hacer una pregunta a Elio: "Oye... toda sta gente tiene la misma idea que nosotros, es decir, la de abandonar Espaa por no aceptar la palabra de Franco?". A ngel se le borra la sonrisa, me mira fijamente y asiente, "No s cmova a acabar esto, cada vez que nos miro a todos me invade un extrao escalofro".Lo cierto es que a m tambin pero decido no confesarle lo mucho que coincido con l. Despus de eso hablamos de cosas agradables para hacer la dura despedida hacia lo desconocido ms amena y pasable. Hemos decidido seguir la ruta de La Jonquera. Dos o tres horas despus llega el tren direccin a Figueres y,como si de una bandada de pjaros escapando de un disparo se tratase, miles de personas suben al tren. Somos tantos que en vez de personas, parecemos una gigantesca masa con brotes de miedo. Horas despus llegamos a Figueres, se

  • escuchan gritos de bombas a lo lejos, Franco ha despertado, eso es lo que pensamos yo y ngel al mirarnos con los ojos abiertos como platos. Decidimos apartarnos de la muchedumbre y salir rpida pero sigilosamente de la estacin ya que estamos seguros de que Franco se ha enterado de nuestra identidad, nuestro paradero, nuestro destino y que no va a dudar en hacer cualquier cosa por encontrar su paz. Despus de mucho hablarlo decidimos ir a pie hasta La Jonquera. Al principio es relativamente fcil ya que las ganas y la valenta son nuestros aliados pero durante cuatro das caminando hay que ser un superhroe de comic para no acusar la fatiga. Da 26, al fin llegamos a La Jonquera. Estoy cansado, hambriento, sediento, sucio, jadeando y con las esperanzas desvanecidas. Creo que ya no pienso con claridad por lo que un sentimiento de resistencia escondido en mi interior me hace seguir. Elio tambin nota esa fuerza interior y sigue conmigo pero para desahogarse suelta mil y una maldiciones relacionadas con el general y sus amigos. Ya en la Jonquera, nos encontramos a Severo, su mujer Elvira y su pequea hija Sofa. Decidimos unirnosa ellos y descansar un rato. Decidimos recolectar las pocas provisiones que tenemos entre todos y darnos un pequeo premio de consuelo para animarnos a seguir. Mientras lo hacemos, Severo tiene conectada su radio como un miembro ms de la familia, pero por suerte ste no consume provisiones. El sexto miembro del grupo dice algo importante Ciudadanos Republicanos, al habla su presidente Juan Negrn. Las ltimas informaciones confirman que el ejrcito de Franco est buscando a todos los Republicanos, quieren pasar por la Avenida Diagonal de Barcelona y yo digo No pasarn!!. Se produce un silencio incmodo en el que cada uno de nosotros tiene su propio pensamiento. El pensamiento que me invadees que en cualquier momento irn a por mi familia y sufrirn sin ningn motivo aparente, sin poder aguantarlo empiezo a llorar. Siento rabia, impotencia y solo una pregunta ronda en mi conciencia, el incomprendido porqu.

    El da 27 a las dos del medioda llegamos y como ya nos queda poco para llegar anuestro destino decidimos no parar hasta llegar a Puigcerd pero Qu ven misojos? exclama Severo. Una valla fronteriza nos corta el paso portando unos soldados y una bandera ambos franceses. Un par de soldados nos obligan a arrinconarnos a un lado mientras nos registran nuestras pertenencias. Segn lo que he entendido nos van a llevar a Bourg_Madame, un campo de acogida y maana pasaremos a Vernet Somos considerados criminales! nos dice Severoal colectivo pero yo no lo escucho ya que... Eh! exclamo yo, No!, me acerco a uno de los soldados que quiere quedarse con un reloj de oro que le regal mi bisabuelo a mi abuelo, mi abuelo a mi padre y despus mi padre a m. El soldado ve que me acerco y me da con la culata de su escopeta en la cabeza y caigo al suelo. Con un aire de asco y superioridad unidos me dice palabras en francs que no entiendo pero Severo s, que me mira con los ojos muy abiertos y con miedo,

  • dice que se va a quedar todo lo tuyo y que como intentes algo te matar sin miramientos sucia rata espaola. An en el suelo, la ira se apodera de mi cuerpo, cierro los puos con fuerza y grito, con el mismo tono digo Quin te has credo que eres para quitarme el reloj de mi familia?, Qutame la ropa, la comida, todo!, pero de lo que mi familia sea en mi familia seguir, me levanto enrgico, el soldado francs da rpidamente tres pasos atrs y se prepara con la escopeta apuntndome. No, no dice Severo pero yo ya estoy perdido, no tengo los pensamientos claros y ya no estoy en mis cabales, as que tomo la decisin menos acertada. Salgo corriendo hacia el hombre que me est apuntando con su escopeta. En ese momento, ste hombre le ha dado al gatillo y

    [ngel Ortega Snchez: Barcelona, 19 de octubre 1912-Puigcerd, 27 de enero de1939.]

    Una de tantas tumbas de las victimas republicanas del franquismo que a da de hoy siguen sin ser encontradas.

    3 Pensamientos de un/una cualquiera

    Pobreza

    Podra alguien darle una definicin, un motivo, un porqu o una solucin?

    En los pases desarrollados existen millones de personas desamparadas en la intemperie de la parte cruda del capitalismo. Algunos los llaman mendigos, vagabundos y creen que es una especie distinta acostumbrada a ese sufrimiento que hara fundirse hasta al hierro.

  • En los pases desarrollados existe pobreza y la pobreza no debera de ser lgica en un pas desarrollado.

    Sales de tu casa camino al supermercado ms cercano y rara es la vez que no te encuentres a algn vagabundo, a una persona, pidiendo vida a travs de unas pocas monedas. Es importantes el analizar cmo nos sentimos al ver tal situacin porque es imposible no notar un fuerte escozor/ ardor en tu interior preguntando sin odos Dnde vivo?. Ms importante es analizar cmo canalizas esa pena que siente tu yo interior, ya que no sirve de nada girar la cabeza y dar sta situacin por sentada. Vivimos en una sociedad en la que nos hemos acostumbrado a que la pobreza sea algo normal, igual de normal que ver un rbol,incluso tememos a aquellas personas, no queremos hablar con stas e incluso ms de una vez los despreciamos cual si fueran escoria.

    Es muy frvolo sentir dichos sentimientos hacia lo que son personas con su vida, sangre, sentimientos e inteligencia.

    Los ayuntamientos buscan maneras para que stas personas no estorben en el mobiliario urbano: Si duermen en un csped se encendern los aspersores para que se vayan, si duermen en un banco fabricarn bancos ms incmodos para que no logren dormir ah y si da el caso que lo consiguen, despertarse al cabo de dos horas con un malestar corporal que les har ms incmoda la movilidad y aguantar el tipo hacia su infierno se convertir en un doble infierno, si duermen en cajeros, cerrar el cajero, si buscan en la basura multarles, si ocupan una casa

    Y as va la cosa, los ayuntamientos buscan maneras para que stas personas no estorben y lo que de verdad debera de estorbar es el pasotismo insensible que setiene al abordar stas situaciones.

    No estara mal ensear a los hijos e hijas de los alcaldes y las alcaldesas de los ayuntamientos toda la pobreza que hay en las calles y terminar con un Ves? Todo esto es provocado por gente como tu padre/madre, son los verdaderos culpables de todo esto aunque te digan que no.

    Existen millones de soluciones:

    -Construir en cada ciudad un macro edificios donde todos los sin techo puedan dormir gratuitamente sin la necesidad de pedirle listas de espera a los servicios sociales.

    -Construir baos pblicos gratuitos para los que necesitan higiene y no tienen medios.

  • -Obligar a todas las empresas, sociedades, fbricas y negocios a pagar un mnimoporcentajes para destinarlo a la gente de la calle, un nfimo porcentaje que las empresas no llegaran a notar y hara delicias a los ms necesitados.

    -Que entrase en el alcalde o la alcaldesa de cada ciudad la obligacin de, cada cierto tiempo, pasearse por las calles y hablar con todas y cada una de las personas que estn en la calle para incluirlos en un VERDADERO plan de insercin social que debera de incluir, entre otras muchas cosas, un psiclogo para quitarles el trauma y devolverles la confianza en ellos mismos.

    -Debates colectivos de los sin techo con el alcalde, formacin garantizada y enseada por el propio ayuntamiento y finalmente la insercin laboral que, claro, ahora mismo es complicado pero, porqu es complicado?...

    Las empresas no estn obligadas a dar oportunidades a sin techo y el ayuntamiento/ estado/ pantomima no hace nada al respecto. Pero igual que existen bonificaciones para otros temas debera, bueno da vergenza ajena proponer algo tan lgico. Debera de haber una bonificacin para todas aquellas empresas que diesen formacin y empleo a los vagabundos.

    Qu usted como estado/ ayuntamiento no puede afrontar ese gasto porque ve ms factible gastar millonadas en piscinas, estatuas y estructuras? Perfecto, no hay problema, pues se cambia la bonificacin por una multa. Todas aquellas empresas que no tengan un mnimo de porcentaje de su plantillas destinada a la insercin de los sin techo, debern de pagar una severa multa y, por supuesto, todo el dinero, hasta el ltimo cntimo recaudado de las multas relacionadas con ste aspecto ser utilizado para lo ms importante, hacer que la pobreza sea un fantasma del pasado.

    Sinceramente, creo, que es ms difcil conseguir llegar a dnde hemos llegado en la actualidad que las propuestas citadas anteriormente.

    Finalizar con tres preguntas que parecen no estar relacionadas con el tema pero que tienen mucho que ver:

    -Le han preguntado a algn vagabundo porqu no tiene empleo?

    -Porqu existen personas con problemas mentales?

    -De verdad existe Dios?

  • 4 La leyenda de Alida

    Dejemos que se nos lleve la brisa hasta el Valle de Yosemite, bonitas vistas verdad?, Hasta dnde nos llevar sta brisa? Ah, s, ya veo

    Hace ms de cincuenta aos que ningn humano ha pisado sta zona, de hecho, la ltima persona que pas por aqu fue

    Mira a tu derecha, ves esas botas negras que parecen estar abandonadas? Puesno lo estn, ste es su lugar. Formaron pare de Alida, una mujer que lo dio todo para proteger todo lo relacionado con la naturaleza.

    Nunca form parte de ninguna asociacin ni nada parecido, ella simplemente se pase por todas las zonas naturales del mundo dejando como seal unas botas como stas en cada valle, bosque, montaa y protegiendo cada uno de stos de lacodicia del ser humano.

    Mientras ella sigui en vida hizo un buen trabajo en cuanto a proteger toda la vegetacin se refiere.

  • Existe una leyenda acerca de sta gran mujer, cuenta que despus de su muerte, por causas naturales, en ste mismo valle su espritu fue repartido a todos y cada uno de los seres vivos del mundo.

    No s si es cierta o no sta leyenda, lo que s que tengo claro es que seguro que ese final sera de su agrado.