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Exgesis Bblica e Historia Antigua

Exgesis Bblica e Historia Antigua

Juan Stam B.

Le recientemente que interpretar la Biblia es como limpiar una ventana. Para que quede bien el vidrio, hay que limpiarlo por los dos lados. No basta limpiar un solo lado de una ventana.

Igualmente, para interpretar bien las escrituras hay que tener una visin clara de "las dos caras" del vidrio hermenutico: el lado bblico (el texto) y el lado histrico (el contexto). Por una parte, el trabajo exegtico consiste en aclarar nuestra visin de los aspectos filolgicos, gramaticales, literarios y doctrinales del texto mismo. Pero eso nunca quedar debidamente aclarado sin una visin clara del contexto histrico en que ocurre el texto como acontecer lingustico. Si el lado histrico del vidrio (el contexto) sigue manchado, no quedar claro el lado bblico-exegtico (el texto).

Casi todo el libro de Apocalipsis ilustra este principio. Me parece especialmente impresionante el caso de una frase en la visin de los cuatro jinetes. En la descripcin del caballo negro, despus de pregonar precios exorbitantes de trigo y cebada, ocurre la frase enigmtica "pero no daes el aceite ni el vino" (Ap. 6.6).

Sin disponer de algn referente histrico, estas palabras han quedado al azar del capricho de cada intrprete. Muchos comentaris tas simplemente las dejan sin explicar, ya que complican sus esquemas. Otros han especulado que los precios astronmicos de trigo y cebada se deban a una fuerte sequa (aunque el texto no hace referencia explcita a eso) y que, por tener races ms hondas que el trigo y la cebada, las viedas y los olivos no haban sido afectados por la sequa.

Otros, con una exgesis alegrica, han observado que tanto aceite como vino son smbolos bblicos del Espritu Santo. Pero cmo explicar el verbo "daar"? Por qu el texto nos instara a no "daar" al Espritu Santo? Eso lo resuelven algunos con una referencia al rapto. El texto significa para ellos que el rapto no habr de ocurrir todava con este tercer sello.

Otros, ms modesta y sensatamente, se han contentado con observar que el aceite y el vino pueden considerarse lujos, mientras el trigo y la cebada son alimentos bsicos para todos. Ese comentario parece concordar con el pasaje y ayuda, parcialmente, a iluminar el texto. Nos deja impresionados con un visionario, Juan de Patmos, capaz de estar viendo los cielos en un momento (Ap. 4-5) y en seguida de preocuparse por la canasta bsica de los pobres, los mismos campesinos que trabajan de sol a sol para producir tanto el trigo y la cebada como el aceite y el vino. Pero no llega a explicar a que se refiere el verbo "daar".

Aqu, como en muchos pasajes de Apocalipsis, un dato histrico muy especfico aclara la referencia de Juan. Y creo que el dato histrico aqu es una clave indispensable para entender acertadamente esta frase difcil. O sea, mientras el lado histrico del vidrio queda opaco, el lado exegtico tampoco podr quedar debidamente aclarado.

Hay evidencias histricas de un decreto del emperador Domiciano, del ao 92, el cual mandaba que "no se plantasen ms vias en Italia y que en las provincias se destruyesen la mitad o ms" para convertir las viedas al cultivo de trigo y cebada (Suetonio, Dom 7 y 14). Parece que los productores provinciales estaban exportando demasiado vino hacia Italia, lo cual haca bajar los precios en el mercado romano. Los productores italianos le pidieron algunas medidas proteccionistas a Domiciano y ste los complaci con su decreto del ao 92, ordenando a los terratenientes de Asia Menor y otras provincias que destruyeran cada ao la mitad de sus viedas.

Suetonio sigue a aclarar que Domiciano no pudo imponer su edicto tan parcializado en favor de los agricultores italianos. Los vinicultores provinciales simplemente se negaron a acatarlo, y Domiciano al fin tuvo que rescindirlo y hasta lleg a mandar castigos a los que abandonasen sus vias. Para parafrasear la situacin en trminos contemporneos, los poderosos latifundistas de Asia Menor dijeron "no se va a daar nuestra agro-exportacin, porque es lo que nos rinde las divisas extranjeras". A diferencia del Banco Mundial y el FMI de hoy, Domiciano no tena suficiente poder como para imponer sus polticas sobre la economa de las provincias.

Este dato histrico logra dar un sentido coherente a la frase, y a la vez revela el profundo entendimiento que tena Juan de la realidad econmica de la poca, como se nota en todo el libro. Un detalle histrico de hecho nos ha "limpiado el vidrio oscuro" para aclararnos bien el sentido de una expresin de otra manera inexplicable. Adems, el mismo detalle nos ayuda a ubicar el libro cronolgicamente: fue escrito durante el reinado de Domiciano, despus del decreto del ao 92 y su repudio por los latifundistas.

El pasaje, aclarado a la luz del decreto del ao 92, revela tambin la crtica proftica de Juan ante las injusticias del Imperio Romano. En todo su libro Juan revela una autntica "opcin por los pobres" y una consecuente crtica anti-imperialista. Las vctimas de la economa de Asia Menor eran los obreros campesinos. La agroexportacin, que enriqueca a los terratenientes con pinges ganancias, produca una escacez de alimentos bsicos, con precios de trigo y cebada a unas doce veces ms que lo normal. Aparentemente, no eran las sequas que causaban la muerte por hambre, segn el texto, sino la agroexportacin y la especulacin con los precios de la canasta bsica. Y Juan, aunque estaba preso, y saba que a las comunidades les sobraban problemas, sin que a su pastor se le ocurriera "meterse en poltica", no puede callarse y levanta su voz de protesta proftica por la injusticia econmica de su sociedad.

Aunque el decreto se aplicaba slo al cultivo de vides, Juan lo extiende tambin al aceite. En 18.13 Apocalipsis vuelve a mencionar el comercio en aceite y vino, en la introduccin a la "cancin de protesta" (endecha burlesca: hebr. quinah) de Juan contra los mercaderes. Ya que uvas y aceitunas son los productos ms tpicos de Italia y Espaa, es lgico suponer que un problema parecido exista con la agro-exportacin aceitunera. Parece ser otro indicio del amplio conocimiento econmico de Juan de Patmos.

Cuando limpiamos los dos lados del vidrio, el texto bblico se hace mucho ms claro! Y debemos sealar ahora que "limpiar" el lado histrico del vidrio es de hecho una tarea doble. Tenemos que entender bien el mundo antiguo, pero, adems, entender bien nuestro propio mundo, con su agro-exportacin, inflacin, especulacin, medidas proteccionistas, su FMI y su BM y su TLC! O sea: para entender bien la Biblia tenemos que entender el mundo histrico en que fue escrit a, y esto es inseparable de nuestra comprensin clara y acertada de nuestro propio mundo actual.

Alguin dijo, exagerando slo un poco, que ser cristiano implica una vocacin de historiador. Convertirse a Cristo es comenzar a interesarse por el mundo antiguo de Egipto y Babilonia, Roma y Asia Menor, porque nuestra fe cristiana es una fe histrica. El evangelio es historia, arraigada en toda la historia salvfica desde Gnesis hasta Apocalipsis e inseparable de nuestra propia historia hoy y aqu. Por supuesto, los historiadores no poseen ningn monopolio sobre la verdad bblica, ni mucho menos, pero s tienen una gran responsabilidad de acompaar a todo el pueblo de Dios en su lectura de las escrituras, limpiando constantemente los dos lados del vidrio.

) Este artculo fue publicado en Boletin Teolgico #50 6.93, 71-73

) Ver J. Salguero, Biblia Comentada (Madrid: B.A.C., 1965), p.381; W. Barclay, Apocalipsis (Bs.As: Aurora, 1975), p.228; M. Rist, Interpreter's Bible (N.Y.:Abingdon, 1951), Vol.XII, p.356. Por supuesto quedara pendiente la tarea de investigar con ms detalles los aspectos histricos del decreto que menciona Suetonio. Tambin ayudara comparar el original de Suetonio con el griego de Ap.6.6.

) Ver mi artculo "El Apocalipsis y el Imperialismo Romano" en Lectura Teolgica del Tiempo Latinoamericano, ed. Carmelo Alvarez y otros (S.J.: SEBILA, 1979), pp.27-60; tambin en Capitalismo: Violencia y Anti-Vida, ed. Elsa Tamez y Saul Trinidad (S.J.: DEI, 1978), Vol. I, pp. 359-394.

) J.Robinson, Redating the New Testament (Phila: Westminster, 1976, pp.221-253) da a Apocalipsis una fecha de 68 d.C, por lo que tiene que negar que Ap. 6.6 se refiere al decreto de Domiciano. Pero Robinson ni demuestra por qu la frase no remite al decreto ni tampoco ofrece ninguna interpretacin convincente de la frase. Ms bien la referencia evidente al decreto del ao 92 es un fuerte indicio de que Juan escribi Apocalipsis bajo Domiciano y no en 68.

) Cicern, In Verrem. 3.81, seala que en su poca un denario compraba doce qunices de trigo; en Ap. 6.6 el jornal de sol a sol compra slo un qunice.