Fray José María Guzmán (1837) - Viaje a Los Santos Lugares

8/19/2019 Fray José María Guzmán (1837) - Viaje a Los Santos Lugares

1/62

B R E T EY S E N C I L L A N A R R A C I Ó N

DEL VIAGE QUE HIZO

A V I S ITA R L O S S A N T O S L U G A R E S

üerttsalrnELP. FR. JOSÉ MARÍA GUZMAN-,A M E R I C A N O ,

HIJO DEL COLEGIO APOSTÓLICODE NUESTRA SEÑORA ©E GUADALUPE DE ZACATECAS

U N t A mpmUCA MEXICANA:

QUIEN tA OÉÜWA A SU PATRIA.

Publícala un amigó del Autor.

SEGUNDA EDICIÓN, MEJORANDO LA DE ROMA.

MÉXICO: 1837.

BN LA OFIC INA D E LUlS A BADIANO Y VAL DES,

esquina de Santo Domingo y Tacuba.


2/62


3/62

ML EDITOR,

WLAI, diá 13 del presente mes de M arzo l legó á esta Capital el R. P. FK. JOSÉ M AR ÍAGUZMAN, de vuelta de Ro ma , á donde fué á agitar la causa de la beatificación del V. P. Fr.Antonio Margil de Jesús, fundador de los pr ia-cipales colegios de Propaganda de e sta A m érica.

Aunque este fué el principal objeto de suviage, se propuso visitar los l uga res .San tos deJerusalén, ínterin el fiscal despachaba dicha causaen Roma; ver i f icó su v iage fe l izmen te , y susamigos nos l lenamos de inquie tud .y deseos de.saber todo lo que le había pasado en tan lar

ga peregrinación. Luego que tuve el honor deabrazar lo , le pedí algunos apuntes de su piadosa expedición, y satisfizo mi curiosidad franqueándome impresa en R o m a , la breve y sencilla narración que ahora presento al Públ ico, y,autorizándome para que la reimprimiese. Era pre


4/62

eiso hacerlo así; ya, por el corto número de.ejemplares que habrá traído para satisfacer los

deseos de una multitud de personas piadosas, ócuriosas, que desean tener noticias de la Palest ina; ya ,tporqu je MiQ&a Kariacion está plagadade erratas de imprenta; r y tanto, que en la féde ellas llega su número á ciento y ocho, sincontar con las que se le fueron por alto al re-

visórí é innumerables en la puntuación, y p r osodia;" en Rom a" apenas sê sabe compo ner eriespañol, por lo que esta relación, aunque cor-*ta,. ' tardó algunos meses eiv publiparse. Yo creoqiie iiágb un servició á lâ reSgion en. darla álü¿; rio "ménós q u é 'á la literatura de los Mér-

x i c a n o s , en su segunda parte. E ste Puehlo esesencialmente piadoso: se recrea al oír ' noticias


5/62

felices, y desarrolló las virtudes que anidaba easu corazón. ¿ C on c ua nta c o m p l a c e n c i a p u e s ,

-no recorreremos y' visitaremos con la 'historiaaquellos ' mismos lugarég, dónde 'Jesucristo semostró el más benéfico de los hombres, dond easombró al mundo, ya con su doctrina, ya consu beneficencia, ya éfl un patíbulo afrentoso,derramando toda la sangre preciosa- qué tíircufaba

por sus venas para redimirnos" dé una" muerteeterna y bien merecida? La historia nos guiacomo por la mano, y nos d i c e . . . . aquí ííenóal mundo de alegría con su n ac im ien to . . . . aqu íconfundió en sil edad tierna la sabiduría de lossabios Rabinos . . . . Aquí anunció por primera

vez las palabras de consuelo y bienaventuranza,para preparará los humildes á seguir su d octrina ...Aquí alimentó á cinco mil hombres con c i nco peces y dos p a n e s . . . . Aquí, sanó uña muí-:titud de enfermos, extend iendo sobre ellossus manos*. . . . Aquí resucitó un muerto, y lle

nó de gozo á una v iuda desconsolada . . . . iMasyO no pretendo hacer la reseña de la vida deéste Dios benéfico, ni fué tal la voluntad, del- P.Guzman en toda la extensión de la palahrg', fuésí exc itar nuestra curiosidad, y aprovecharnos de,elía para remontarnos con íá imaginación á


6/62

pensamientos saludables, y cuya meditación de-;be dar por fruto una conversión sincera.

L a relación de este respe table sacerd oteestá escrita con la noble sencillez y modestiaque lo caracteriza: nadie puede escucharla desu boca sin sentirse herido de los mas tiernosafectos; el fuego de caridad que aparece en este es cr i to , aparece también en sus discursos;

á sus palabras siguen naturalmen te los suspiros'y lágrim as que brotan de sus ojos, y que vanacompañadas de los que las escuchan aun sinquerer. E sta esp ecie de electricidad se c o nm ue ve y sacude sin otro cond uctor que el asunto mismo que trata, el cual no puede ser in

diferente al que tiene Un espíritu noble, y unaalm a cristiana y sensible. N o esperen , pues, suslector es hallar en esta relación las bellas y poéticas descripciones de aquel Chateaubriand, queha encantado á la Europa con su hermosa pluma;esperen , sí, ver á un Peregr ino cristiano, poseído

de afecto á su R ed en to r, que lo l leva en sucorazón, que lo s igue y acompaña en las esce na s dolorosas de su pasión y muerte, que besa humilde aquellos lugares, ennoblecidos y santificados con la presencia y sangre de Jesucristo, y que ofrece su corazón al mismo Pa-


7/62

dré Eternor en el mism o número lagar dondesu unigénito Hijo profundió la última gota desu sangre por redimir á üh mundo delin cu ente. Es ta es la exp resión de un espíritu car itat ivo, que n o puede leerse c on indiferencia, porque la noble sencillez es compañera inseparable de la verdad. Yo no la pude tener cuando le óí la m uy interesante descr ipción que

me hizo de Jerusalén: aquella Ciudad, me dijo,siempre está de luto, no se oye en ella el menor ruido, ni el canto de las aves. Apenas seescu cha n en el M onteC alvario los quejidos de unastórtolas blanquesinas con cu ello negro, de las queaquí conocemos por de Campeche, cuyo cantó es

riias bien un quejido triste, agudo y pene tran te.Este razgo me transportó á aquel terrible lugar, yme afectó del mismo sentimiento que puede ocupar el ánimo de los moradores de aquella infeliz Ciudad, y que tienen bien presen te el horrendo deicidio que se cometió á presencia dé"

sus áridas colinas.Tiempo es ya de volver nuestra vista al

desengaño, y de escuchar su magestuosa voz.El filosofismo, ó dígase con mas propiedad, laincredulidad, huye hoy avergon zada de la culta Europa, habiéndose y a con ven cido de q ue


8/62

en la América no podía fijar su pendón ni estable-»ce r su imperio; logró, sí, por un mo m ento engañ ar á

uno que otro incauto, á una qu e otra mugerciila necia; pe ro la crue l epidem ia de l Cholera morbus de1833 que nos ha dejado las impresiones mas dolo-rosas, hizo que volviesen de su vértigo; entonces seacord aron de la fé de sus padres y de sus prom esas conso ladoras, y volvieron á abrazar c on do«

ble afedo y confianza aquellos principios de quehabían renunciado cuando gozaban de una salud robusta. ¡ Calamidad dic ho sa , que produjotan saludable desengaño ... Entie nd o por lo m ism o, que mis conciudadanos darán una acogidafavorable á esta relación: quizá algunos se re

montarán con la mente hasta aquellos lugares santos , harán serias reflexiones que los co nd ucirán naturalmente á la reconciliación con su Dios:es imposible que ocupándose de ellas deje sucorazón de inundarse de esperanzas y consuelos que inútilmente se buscan fuera de la reli

gión de Jesucristo.—Tal es el objeto con quese procura dar á luz este precioso escrito.


9/62

ACÍA ya muchos años que mi corazón deseaba con ansia viajar por la Pa les t ina , so lamente por visitar aquellos vener ables S an tu arios, y ver con mis prop ios ojos los lugares fe

lices en que un D ios h ech o hom bre, obró losmisterios de nuestra Re den ción. E stos de seo slos miraba yo entonces com o unos sueños, ómas bien, como unos delirios de la fantasía,incapaces de realizarse, en atención á la p obreza de mi estado, y á las inmensas dist ancias que separan aquella parte del globo de midulce y adorada patria la Amér ica . Mas Dios ,

que cuando quiere facilita aun los mismos imposibles , queriendo por su bondad proporcio-narrne el cumplimiento de mis an sia s, dispusocon su admirable Pro viden cia, que por modoextraordinario pasase yo á la Santa Ciudad deRoma, como encargado de la Postulación dela causa de Beatificación del V. P. FE. A NTONIO M A R G I L DE J ESÚS, que hacia como cua

renta años que estab a cuasi suspen sa.Salí, pues, de Veracruz el 6 de Marzo delaño 1834; y después de los disgustos, trabajosy zozobras consiguientes á la primera navegación, y á la estación en que emprendí mi marcha, á los ve inte o ch o dias de ella arribé á Nueva-York , Ciudad populosa de Norte América ,


10/62

Me demoré allí quince dias, tanto por tomaralgún descanso, como para hacerme cargo dela clase de gobierno que tienen aquellos Estados-Unidos. Admiré en efecto la pulcritud, lahermosura, el aseo, la bu ena fé en los tratados,y en suma la felicidad d e aquellos dichosos ciudadanos. No obstante, en aquellos dias fui testigo ocular de ¡algunas co nm ociones popularesá causa de las elecciones.

; E l dia 17 de Abril tom é otro buqu e, y m edirigí para la Francia, y el 8 de M ay o de sembarqué felizmente en Habré de Gracia, dedonde me dirigí á la famosa París. Allí enfermé gravemente; pero con la asistencia y auxilios que me ministró mi grande amigo el Excmo.Sr. General D. Anastasio Bustamante, recobréla salud en po cos d ias. V isité después todas lascosas que llaman la atención eh esta Capital,especialmente sus jardines y fábricas, y el dia4 de Junio, volví á tomar mi camino, y atravesando casi toda la Francia, y parte de la Tos-cana, llegué finalmente el 26 del mismo mes ála gran Roma, Metrópoli del mundo católico.Manifesté mis poderes, y fui reconocido por laSagrada Congregación de Ritos, como legítimoPostulador, aun antes de vestir el hábito Religioso; pues toda mi peregrinación la habia hecho en trage d>e secular.

El 12 de Julio me pasé al Convento deAraceli á la habitación que tienen los Americanos, reedificada con los mism os dineros d e lacausa del V. P. Margil. Me vestí el hábito, yluego co m en cé á agenciar la dicha causa; d e m o-


11/62

ádo, que á los ocho meses, esto es, el 3 de Febrero del año de 1835, se celebró la Congregac ión que llaman segun da preparatoria. Seg u ídespués mis instancias para la general coramSanctissimo; pero habiéndom e asegurado el Pr omotor de la Fé, que hasta después de seis meses n o podría trabajar en mi comisión, por estar comprometido con otras, determiné aprovechar este tiem po en hacer m i viag e prem editado ála Tierra Santa.

A esta sazón, felizmente se hallaba recienelecto en Ministro General de toda la Orden Seráfica el Rmo. P. Fr. Bartolomé Altémir, sugetorecom endable, que m e honraba con su amistad,y que habitaba en el mismo Convento de Ara-celi; le com uniqué, pues, mi intento, y n o solome lo aprobó, sino que al momento me extendió la patente á mi satisfacción. Pasé despuésá ver á N. SS. P. GREGORIO X V I . felizmentereinante, y le pedí la bendición Apostólica para partir á, Jerusalén, y habiéndomela concedido benignamente su Santidad, saK de Roma el

de Marzo del mismo año 1 8 3 5 , en compañía de un Padre Español llamado Fray PedroClemente, que acababa de l legar á Roma deaquellos Santos Lugares, y por lo mismo eraya muy práctico en esta peregrinación. Me acompañó también el hermano Donado Florentino Gómez, Zacatecano, que habia venido conmigo desde la América.

El dia 2 8 l legamos á Viterbo, donde d icha la Santa Misa, y obtenida la licencia delSr.Ó bispo , entramos al antiguo M onasterio de S ta .


12/62

4M aría de Pod io, y besam os la m ano á la célebreSta. Rosita, que es una de las incorrupciones masextraordinarias que se encuentran por la Europa.Visitamos también la humilde casa de dicha Santaqje ahora está dentro de los muros del Monasterio. Dos Papas han pasado a Viterbo á visitar átesta' San ta, y' le han besado tamb ién la hiano.

De Viterbo nos dir igimos á Monté-Fias-éó ne , don de se encu entra el m entad o vino deEst. D e aquí al L a g o de Bo lsen a, do nde fuéahogada S an ta Cristina, y al, dia siguiente llegamos á Ar/na' pendente, y salimos ya de losEstados Pontificios, internándonos por la Tos-.cana, justamente l lamada el Jardín de la Italia. Estuvimos en Sena, donde vimos la antigua Catedral: en Pisa, donde admiramos la famosa Torre, el Campo Santo y Bautisterio, yen Florencia, Capital de la Toscana, donde vimos los paseos y Palacios, y visitamos los Cuerpos de S. Andrés CorsinO, Santa María Magdalena de Pazis, B. Bartolomea Bañesi, B. Hipólito Galántihi, & c . & c : visitamos también lacélebre Cartuja, y en el Convento de Franciscanos se nos manifestó el mismo hábito con querecibió las Llagas N. P. S. Francisco, que esde color ceniciento, y com o lo acostumbranllevar los M isioneros Fr an cisca nos de laAmérica. Pasamos en esta Ciudad la SemanaSanta, y después nos dirigimos á Liorna, endonde tuvimos que aguardar hasta que se proporcionase embarcación para Levanté. Esta sedemoró mas de lo que nosotros pensábamos,pu es hasta p rincipios de M ayo' no se pa do da r


13/62

á la vela para aquellas partes un Bergantín Ge->no ves, que estaba para partir.

El 6 de M ay o de 1 8 3 5 , nos em barcam osen Liorna en compañía de cuatro ReligiososCarmelitas, que conducían una bellisima y portentosa Imagen de María Santísima, que se debía-colocar en el mismo Monte Carmelo: á la pro-jtecc ion de es ta Señ or a, atribuye» yo la felicidadde nuestra na vega ción, pues siemp re hubo vien-rto en popa; y después de dar vista á las Islas de Córcega, Cerdeñ a, Caprara & c , costeando por Malta, Candia (antigua Creta) y Chipre, llegamos finalmente el 21 del mismo Mayo á B.ayrut, puerto célebre de la Siria* ,

Desembarca rnos el 2 2 , y el 2 6 á las tres,de la tarde nos, dimos á la ve la para el Monte,Carmelo en una pequeña barca de Griegos cism áticos; al dia siguiente los vien tos contra riosnos hicieron tomar puerto en Sayda, que es laantigua Sidon. T od as estas Ciudades ya so n de.Tu rco s, y solo se encu entran algunos .Cristianños Maronitas, Armenios ó Griegos, cuyos Sacerdotes por lo ,común son casados. Nos de,tu;.vimos en Sidon hasta el dia 30, en que á la.una de la tarde nos embarcamos para el Morirte Carmelo. El 31 amanecimos en el puerto def.la antiquísima Ciudad de Tiro, que está mu y d e struida, y casi nada le queda de, su opulen cia y.celebridad primitiva. De aquí fué Rey Hirán,el que ayu dó á Salom ón en; la fábrica d el Tem plo ..

El dia 1. de Junio pasamos por frente de;lá Ciudad de S. Juan de Acre, que es la antigua Toleraaida, y como á Jas diez del dia ag-


14/62

6ribamos al pie del Monte Carmelo. Fuimos recibidos con m ucha urbanidad dé aquellos R eligiosos, y luego no s condu jeron á su nuevo yherm oso Con ven to que tienen edificado en loalto de la montaña. El 2 de Junio dije Misaen la cueva del Santo Profeta Elias, que estábajo del altar mayor de la Iglesia de dicho Convento, Visité el mismo dia la fuente del mism o S an to, la cue va de S. Eliséo, y la E sc uela dé los Profetas, que es una cueva espaciosa de veinte y un pa sos de largo, y d oce deancho.

El 3 de Jun io dije también M isa en la m ism a cu eva de S . E lias, y á las diez d e la no chem ontado en un asno aparejado, acom pañ ado d edos Turcos, me dirigí á la Santa Ciudad deNaza ret. En mi vida habia pasa do noche igualá aquella: llovió sin cesar; pero con tanta fuerza , que pasando el agua el sombrero, que erade paja, me corría con abundancia por la cabeza, rostro, estómago, y los paños interiores,creí morirme, tanto era lo que sufría; el asnocayendo y levantando, la noche envuelta en tinieblas, de modo, que no percibía cosa alguna; lasenda perdida, cansadísimo, sin que com er, & c :llegó en fin el dia, reco nocim os la s en d a ; pe rola agua siguió en abundancia, y suplicándole áun Turco que me compusiese el hábito, éste ,como no entendía la lengua, me levantó unatierna, y me hizo caer al otro lado sobre elodo y las espinas. Todos estos trabajos se me

endulzaban con la consideración de que ya finalm ente me hallaba en la Pa lestina, y que la


15/62

7tierra que pisaba era ;uiia i t ierra bend ita , santificada con las sagradas plantas-de Cristo nuestro Señor, y de su Santísima Madre. En fin,como á las diez del dia llegamos á Nazaret, áaqu ella. Ciudad dichosa en donde el V er bo divino en carnó , y, vivió veinte y tres años.

.E n la misma casa de la V irgen está el Conven to de- N . P. ;S. Fr ancisco; me recibieron esto sPadres con muchaScaridad, me pioporcionaronhábito y ropa para mudarme, y allí descanséde mis trabajos y caida turca.. : E l diai 5. dije ¿Misa en el, mismo lugar donde se obró e l misterio de' la ,E nca rna ción: enla tarde asistí ¡como Peregrino á la pro cesiónque diariamente se hace después de completas,que son siempre cantad as, y rn ec au só gran ternura e l ver á ¡los. ihfantitos, que apun tando áun tiempo con sus deditos a aquel sagrado lugar de la En car na ción , cantaban du lcem ente :Hic Verbum caro factura est. Alleluja, y la Co m unidad respondía: -,Et, habitabit $c;

Aqu í es p recisó advertir, para quitar equivo cac iones, que aunqu e la San ta Casa que,te-¡:nia la Santísima Virgen en Nazaret, fué trasladada por ministerio de los Angeles á Lore-to , como yo mismo la vi allí el año pasado dé183 4, y dije en ella do s ve ce s la Misa; sinemb argo, co m o las casa s de los pobres en e lLevante acostumbran tener en lo interior alguna cueva que sirve como de Oratorio, ó recamara fresca para dormir, la casa de la Virgentenia ' también e sta cueva ú Oratorio, com o alpresente se vé todavía al natural, y alli estaba


16/62

t

la Señora cuando el Ángel le anunció la Efi*carnación. El lugar donde apareció e l Ángel , quecorre spo nd e á aquel do nd e es tab a la pu er ta inter ior de la cas a t ras lada da, que co m un icab acon la cueva, está señalado con una gran colum na de pórf ido, puesta por S an ta H ele na . E nel Altar de esta feliz cueva, qué es todo dem árm ol , se dice, todo s los dias qu e no son d é prim e ra c lase la M isa de la En ca rna ció n, lo mismo que en Lore to .

En e l refer ido Al tar de la cueva de Na-zaret , como he dicho, celebré la Misa cincod i a s ; la dije tam bié n en la Oficina de l S eñor San José, que é9tá distante de al l í comoun tiro de fusil: la dije asimismo eft Mensa Chris-ti, qu e es un Te m pl o en la oril la d e N az ar ét ,donde se ve una gran piedra qué se e leva dela t ierr a c o m e unos cinc o pa lm os; all í es t radición qu e com ió va rias Véées nué stfo S e ñ q íJes uc ris to con sus Ap óstoles.- y se ven er a e naquel lugar una Imagen del Salvador, que di»een ser la mas parecida al original; y ciertam en te en ca n ta ' su he rmosura ; y mag es tad . V isité tam b ién la fuente d e la V írg éd , esto e s,aq ue lla mism a á do n de iba to do s los dias laK ein a de los Cielos á t ra er ag ua p ar a sus necesidades; d e es ta be be todo N a2a ret . Vis i tét ambién el Precipicio, qu e es un horrible de speñadero en e l ex t remo de una montaña contigua á la Ciudad: en este lugar quisieron precipi tar á nu es t ro S eñ or su» mism os paisan os , ysu M ag esta d se les esc ap ó de las m an os , co m adice e l Evangel io . Al l í hay un Al tar excavado.


17/62

9en la peña donde sé dice Misa cuando se ha-;c e la peregrinación, y se ga na indu lgencia. L amisma se gana en Sefora, población distanteuna legua al poniente de Nazaret, patria delSe ño r S. Joaquín y Se ño ra Sa nta A na . En fin,yisité la casa del ¿ebedéo donde nacieron losAp óstoles Sa ntia go , el M ayor y S. Juan, y está situada en un pequeño pueblo llamado Safa, com o do s millas distante de Na zare t. E xis-te aun en el mismo Nazaret, la propia Sinagoga á donde continuamente concurría nuestroS eñ or . Y o no pude decir alli M isa cua ndo fuiá visitarla, porque se hallaban los Griegos celebrando sus oficios.

Después, dé haber estado cinco dias én Nazaret alojado en la misma celda en que estuvo Napoleón cuando entró á . la Palestina, d eterminé marchar al M onte Tab or, Jordán & c . , yá las diez de la n oche sali de N azar et, ac ompañado con otros Religiosos y dos Turcos: álas dos de la m aña na estába m os en la cima deaquel San to M onte, que es m uy alto, her m osísim o, y e stá com o separado de tod os . los m ontes vecinos; digimos Misa sucesivamente los cinco Sacerdotes que all í estábamos, en el mismolugar don de el Se ñ or se transfiguró, y de spué sde registrar aquel Sa grad o M on te , y cortar algu*ñas varas para bácu los, nos bajamos,, y ca nt am os el E va ng elio en aquel lugar en donde; dijo el Se ñor á sus 'Discípu los: Visionem quiamvidistis fyc. D espu és ¡ños dirigimos al. Jo rdán ,á: donde: llegam os com o á las tres d e la:; ta róle; y habiend o tom ado alguna refecc ión, y be;,

2


18/62

10bido aquellas aguas, nos fuimos para el Mar deTiberiades, que es un gran lago que se formade las mismas aguas del Jordán, y t iene comodiez y ocho millas de largo y nueve de ancho,según mi regulación . N o s dio alojamiento unTurco á las orillas de este lago, y delante denosotros un joven arrojó su pequeña red á laagua, y en m enos de dos minutos sacó en ellatreinta y tres peces, tal es la abundancia deellos que con tiene est e lago; los tom am os t odos para cen ar y com er otro dia que nos detuvimos allí para baña rnos. T re s v ec es nos bañamos en este feliz lago, en cuyas aguas tantas veces anduvo Jesucristo.

Al dia siguiente pasamos á la Ciudad deTiber iades, visitamos la S inag og a de los Judios,hablamos con los rabinos, y allí una Judia joven trataba de inducirnos á su secta; la despreciam os y nos retiram os á la Iglesia de S .Pedro, en donde este Santo Apóstol fué tresveces examinado por Jesucristo sobre el amorque le tenia, y fué encar gado del gob ierno dela Iglesia. H a y allí un cuad ro herm osísim o quemanifiesta al vivo todo el pasage, remitido porel R e y de Portugal. D e aqu í nos dirigimos para el M on te de Pa n y P ec es , que dista de T iberiades como cinco millas. En el tránsito sedescubre


19/62

11los dem onios á entrar en los animales inmundos, los que luego se precipitaron en el lago,que es el m ismo de Tiber iades. S e ve n asimism o las ruinas de Be tsaida , patria de los A póstoles S. P e d r o , S. An drés, y S. Fel ipe. E nlo alto de la montaña está situada la antiguaCiudad de Betulia, en donde se quebrantaronlas fuerzas de los Asirios, por la valiente y famosa Judit.

Llegamos en fin al Monte de Pan y Peces, al m ismo lugar en dond e nuestro Se ñ orJesucristo con cinco panes y dos peces dio decom er á cinco mil hom bres, co m o refieren losEvangelistas; se cantó all í el Evangelio, puessiempre para este efecto se lleva todo lo necesario; y después de lomada alguna refacciónno s dirigimos al M on te de las B ienaventuranzas, en d ond e Jesuc risto pred icó aquel divinósermón, comenzando por las palabras: Béatipauperes, SfC., se can tó el E va ng elio, y nos fuim os al cam po de las Esp igas, en donde Jes ucristo mand ó á los A pós toles co rtar algu na s espigas para socorrer su neces idad . Aquí tambiénse cantó el Ev ang elio, y nos marcha mo s á C ana de Galilea* patria de los Apó sto les S . S imón, S . M ateo y S. Barto lom é. E stá esta población, m uy arruinada, per o su situación es hermosa. Vimos la casa de S. Bartolomé, y despu és pasam os al lugar en do nde se c elebraronaquellas bodas, en las que Jesucristo obró suprim er milagro, convirtiendo el agua en v ino apetición de su. M adre Santísim a: ahora e s untem plo arruinado que está en pod er de los Tu r-


20/62

12eos, los que nos permitieron cantar allí el Evangelio para ganar la Ind ulgen cia, pu es en tod os

estos lugares están conce didas muchísimas indu lgencias por varios S um os Pontífices; desp uésvim os la fuente de donde se extrajo la agu a,que la da muy buena, y como ya era tarde,con unas tórtolas que se mataron con la esc opeta en aquellos árboles, un poc o de arroz quellevábamos, y leche agria que nos vendieron losTu rcos, com imos, y nos regresamos á Na zaret ,á don de llegam os de noc he. M e detuve aunen N azaret otros dos dias celebra ndo y orandocuanto pude en el lugar de la En carnación . E ldia de la Sa ntísim a T rin ida d, m e concedieronlos Pa dres que ca ntara la M isa, la que me solemnizaron mucho, y yo mandé preparar contiempo en el refectorio otros dos principios deave para la comunidad, lo que me costó muypoco.En el mismo dia, que fué el 14 de Junio-á las tres de la tarde, determ iné irme para Je -ru sa lén , no obstante que se dec ia que habiapeste; quise irme por la Samaría, por donderegularmente iban á Jerusalén todos los añosJesucristo y sus Santísimos Padres. Este camino ha sido m uy pe ligroso , y muy pocos lo hanand ado por el justo tem or que tienen á los S a -maritanos; mas en este año estaban desarmados por Ibrain-Bajá, y así me arresgué á irpor en medio de ellos. Salí , pues, á caballo,acom pañad o de dos Tu rco s; y dejando á la izquierda el Monte Tabor, la Ciudad de Naim,e l Monte H er m o n , y los M ontes de G elb oé ,


21/62

1 3do nd e m urió Sau , llegué ya muy entrada lanoche á G inin , sitio donde salieron á J esucristo aquellos diez leprosos que curó su Mages-tad, y solo uno volvió á darle las grac ias. Aqu ícomienza la Samaría.

E l 1 5 á la madrugada salí de Ginin, y como á las once llegué á Sebaste, Ciudad antigua y muy arruinada, donde estuvo sepultadoS. Juan Bautista; como á las seis de la tardellegué á la antiquísima Ciudad de Siquén, llamada hoy por los Turcos Napulosa, Cap ital detoda la Samaría; atravesé por toda la Ciudadsin experimentar mas vejación que ciertas palabras injuriosas que nos gritaban unos much achos Turcos. Pasamos al Pozo de la Samari-tana, que distará de la Ciudad como dos millas, vimos allí inmediato el Sepulcro del antiguo José, el ca m po que dio Jac ob á este querido hijo suyo, el Monte Betel, & c , y por temor de algunos Turcos que parecían asecharnos, cam inamos en la noc he hasta llegar á unamuy pequeña población, en donde estaba unTurco principal, que nos recibió con muestrasde benevolencia. Allí descansamos un poco, yel 1 6 mu y tempran o proseguimos nuestro vía-ge , y com o á las on ce del dia para librarnosun poco del sol que nos abrasaba, nos entramos á una gruta inmediata al camino; nos refrescamos allí, tomamos alimento, y siguiendo lamarcha com o á las cinco de la tardé llegam osá Macmas, sitio en do nd e la V irge n y Sr . SJosé echaron menos al Niño Jesús, y se volvieron á buscarlo' á J erusa lén. Com o á las seis


22/62

14de la tarde descubrimos los muros de la Santa aunque ingrata Jeru salén, cuy a vista no pue

de menos de causar en un corazón cristianomuy encontrados afectos: la devoción, la ternura, la tristeza, la alegría, la gratitud, el am or,la indignación , todo contu rba el espíritu. Allíse repre senta á la imaginación hasta donde pudo llegar el amor y dignación de un D ios para con los hombres, y hasta donde pudo llegar la ingratitud y perfidia de estos para con

su D ios. T od o esto se me representó vivam ente á la primera vista de Jerusa lén, y no pudem en os que derramar muchas lágrimas; y bajando del caballo me postré á besar aquella tierra bendita, para ganar la indulgencia plenariaque hay conce dida por esto. Y considerandoque si me deten ia un poc o, pod rían cerrar laspuertas de la Ciudad, monté pronto á caballo,y. apresurado el paso logré entrar por la puerta que l laman de D am asc o, un mom ento antesque cerra sen las gua rdias. M e dirigí luego alConvento de S. Salvador, y hallé que estabacerrado por el, tem or de la peste; no obstantem e recibieron aq uellos Religioso s en un Hosp icio de abajo, manteniéndome tres dias incomunicado por el dicho temor, hasta que el dia deCorpus, 18 de Junio, pude y a d ecir M isa, y tratar con los Pad res que m e obsequiaron extraordinariamente.

A otro dia por la limosna corriente toméunas cajas de rosarios y cruces, y también m edieron los Religiosos muchas cosas ¿preciables.

El 20 bajé con mis compañeros al Con-


23/62

15ven to del San tísim o Sep ulcro , Pa gu é á los Turcos que tienen las l laves del T em p lo, , y meabrieron. .Entré, adoré el Sep ulc ro de mi D ioscon la dev oción que pu de, lo m ismo hice enel monte Ca lvario, piedra de la unción, lugarde la división de las vestiduras, &c. y aunqueel Con ven to e staba cerr ado por el temor de lapeste; pero el Sacristán que era un ReligiosoM urciano llamad o Fr. Jo sé Va lverde , que vivíapor separado con puerta interior al tem plo para cuidar de las lámparas, &c. me dio alojamiento en su habitación; con es to me quedé conél gustosísimo, pues tenia la entrada franca dedia, y de no ch e á la hora que quería á tod osaquellos Santos y Venerables Santuarios.

El dia 21 dije Misa sobre la lápida soladel Sa nt ísim o Sep u lc ro . »J« El 22 y 2 3 dijeMisa en el Santo Monte Calvarioj renovandoaunque indigno, el mismo Sacrificio que en aquelpropio lugar ofreció Jesu cristo por noso tros.

En todos estos días hice aberturas por mañana y por tarde, pag ándo les á los T ur cos para que me dejaran salir, y me abrieran cuán dovolvia, para d e. esta suerte ten er proporción devisitar todos los lugares venerables de aquellaSa nt a Ciudad. E l primer dia m e fui al M on teSíon; vi donde después de la Ascensión vivió,y murió la Santísima Virgen. Visité el :SaníoCenáculo, en donde hizo nuestro Señor la últ ima cena , instituyó el San tísimo Sa cra m en to, ydespués de resucitado apareció á los Apóstoles, Aquí, fué don de reunidos esto s, despu és dela Ascen sión, celebraron la elección d e S. M a-


24/62

16tias, recibieron e Espíritu Santo en compañíade la Santísima V irgen , y de aquí después se de rramaron por todo el M un do á predicar la do ctrina de Jesucristo. De. Sion exibit lex.

Este lugar tan venerable y tan sagrado,está por nuestros pecados hecho mesquita deTur cos, y no dejan entrar allí á los Cristianos;pero á mí por providencia de Dios me permitieron entrar á hacer Oración. Saliendo de aquíme fui á la casa de Caifas, á donde fué juzgado digno de muerte el mismo autor de lavida. Todo esto estaba antiguamente dentro delos muros de la Ciu dad, pero destruida estapor los Ro m an os, y vuelta á redificar, h a queda do fuera de ellos. D e la ca sa d e C aifas mefui al torrente Cedrón, por el mismo caminoque anduvo nuestro Señor, cuando lo traíanpreso del huerto de Getsemaní; en aquel torrente, que está ahora seco, y se deja ver enmedio del profundo Valle de Josafat, cayó nuestro Se ño r cuan do lo condu cían atado, y dejóimpresa en una dura peña la planta del pié,que hasta el dia se conserva, y yo mismo laadoré y besé Varias ocasiones para ganar la Indulgencia. Pasado el Valle de Josafat, l lamado así porque allí se deja ver aun el dia dehoy, él magnífico Sepulcro de este Rey, estáel huerto de Getsemaní; donde se ejecutó laprisión del Reden tor. Au n existen allí oc hoolivos, que en la grosura de sus troncos, tortuosidad , y aridez de sus ramas¿ man ifiestan claram ente la verdad d e - la tradición^ que afirmahaber sidó'^ellos testigos de aquel funesto ca-


25/62

17tastrofe. De los huesos de las pocas aceitunasque dan estos olivos, forman los Religiosos algunas coronas que son muy estimadas, y á míme dieron algunas. S e conserva en el dichohuerto el lugar donde se ejecutó la prisión, yel que ocupa ban los A pó stole s cuan do, estabandormidos, y está á un tiro de fusil la dichosagruta á donde se retiró el Señor solo á oraren aquella triste noche, y adonde la formidable rep resentac ión, no solo de los trabajos quele esperaban , sino principalmen te la de nuestrasculpas y mala correspondencia, le hicieron sudar sangre. E n esta ven erab le gruta tuve y oel consuelo de celebrar una vez, y hacer oración delante de una imagen devotísima del Señor que se venera allí, manifestando el pasajemuy al vivo.

De Getsemaní pasé á ver el lugar del martirio de S. Estevan, y aún se deja ver el cuerpo del Sa nto , estam pad o en una peña viva, donde cayó oprimido de las piedras que le arrojaban. De aquí me volví á Jerusalén entrandopor la puerta que llaman de S. Estevan.

Al dia siguiente volví á pagar á los Turcos, y salí á visitar la ca sa de l Sr . S. Joaqu ínque ahora es un Templo bien formado, y allísegún la tradición, fué concebida en gracia, ynació al mundo la Reina de los cielos. ¡Quélástima me cau só el ver este lugar tan d igno deveneración y de respeto, convertido en alberguede cam ellos ¡Aun mas com pasión me dio el v erel Sa nto lugar don de fué azo tado nuestro .Se-ñor Jesucristo convertido en muladar No han


26/62

18podido los pobres Religiosos rescatar del poderde los Turcos estos Santuarios tan venerables,para tenerlos con el aseo y decoro que se mere ce n. En frente de este lugar estab a el palacio dePilato s, y allí mismo la esc aler a que subió nuestro Señor después de azotado, la cual arrancó Santa Helena, y la trasladó á Roma, y hoy se veneraen un Templo inmediato á S. Juan de Letran, yyo allí la he subido de rodillas tres ocasiones.

El palacio de Pilatos está casi todo arruinado, y solo subsiste el Pretorio, que según latrad ición, es el mismo en que fué presentadonuestro Señor, y afirman que es lo único quequedó en pie en la destrucción de Jerusalén,como eterno monumento contra aquel ingratopueblo, que all í mismo desconoció á su Señor,y se cargó de su sangre. Esto llaman el arcodel Ecce-Iiomo, y pasa de una á otra parte dela calle. Aquí regularmente terminaba yo todoslos dias mi peregrinación para irme después alMonte Calvario por la calle de la Amarguraque aquí principia, y termina en la puerta Ju-diciaria, en donde finalizaba la Ciudad antiguamente, y en donde se deja ver una gran columna , en la que dicen fué fijada la senten cia co ntra nuestro Se ño r. L o que resta de aquí de camino hasta el Calvario, no se sabe ciertamentesi es el mismo que llevó Jesucristo, porque entonces era campo, y hoy está allí cargada la principal población. En la tarde salí á ver la cueva de Je rem ías que está al norte de la Ciudad,y los sepulcro s de los R ey es, que d istan de ellacomo una milla.


27/62

1 9El dia 22 habiendo encargado que me l le

vase n algo de co m er al M o nt e O livete, dich a laMisa muy temprano en e l Monte Calvar io , mefui para Betania , que dis ta de Jerusalén comotre s m illas al orie nte , visité allí la c asa de S a nta M arta , en t ré a l sepulcro de L áz ar o, y he ch aoración para ganar la Indulgencia, pasé á verel lugar donde estaba la casa de Santa MariaCleofas, vis i tada muchas veces de Jesucris to ysu Sant ís ima M ad re , com o par ienta inm ediata ;de esta casa solo existen los cimientos. Frentede ella, como á un tiro de pistola, está una granpiedra durís ima , de color p ard o, y hay tradiciónque en el la se sen taba m uch as ocasiones nu estroSe ño r cua ndo iba á Be tania , y se ga na Indu lgencia rezando a llí un P ad re n u e st ro ; desd e es telugar se descubre el Mar muerto en donde sesepultan y se pierden las agu as del Jo rd án . E neste lago estuvieron antiguamente las Ciudadesnefandas, sobre las cuales l lovió fuego la divina justicia, y las dejó reducidas á cenizas. Talvez po r esto se ob ser va qu e aqu ellas ag ua s soiífétidas y ja m as crian pe z, algu no . D es pu és d ehaber visitado todos estos religiosos monumentos,tomé con mis compañeros , una senda es t rechay p e d re g o sa , y fatigado del sol y del c am ino ,me senté bajo la sombra de un grande Almendro;y dispuso la D ivina Pro vid en cia qu e po r allí pas ara u n a Tu r c a j ov e n , q u e . t r a í a a g u a d e u n a fu ente , ésta nos dio d é be be r, y tam bién una s c i ruelas que ba stan te m e refresc aron . D e a quí seguimos nuestra ruta por Betfage, que es el lugaren do nd e Jesucris to m on tó en el jum enti l lo p a-


28/62


29/62

21prano en el Santo Monte Calvario, salí á piecon mis compañeros, y me dirigí á las montañas de Judéa, que hoy llaman S. Juan, paracelebrar la fiesta del divino Precursor en aquelmismo lugar en que tuvo su dichoso nacimiento. En el camino pasé por una cañada, poblada de algunos árboles, y en medio vi un Monasterio de Monges Griegos cismáticos, y unTemplo muy antiguo; y es tradición que en aquelmismo lugar fué cortado el árbol de que se formó la Cruz de nuestro Señor. Mas adelante seven unas ruinas, que dicen ser de la casa deObededon, donde estuvo depositada la Arca. Poco antes de las once llegué muy cansado á S.Juan, aunque solo dista unas cuatro millas, pero el cam ino es muy dob lado y montuoso. E nla misma casn que era de S. Zacarías, h ay ahora Co nvento d e Religiosos Fran ciscanos: éstosme recibieron con caridad, y me proporcionaronel decir Misa en el lugar donde nació el Precursor, y oí cantar el Benedictus allí mismo donde por primera vez lo en ton ó S . Z ac ar ía s, loque me causó no pequeña complacencia.

En el mismo dia de S. Juan en la tarde,me fui con los Religiosos á visitar una casa muy

antigua, que está situada como en medio de unamontaña vecina al Convento, la que fué casa decam po de S . Zaca rías, y allí se hallaba el Santo con su familia cuando la M adre de D ios fuéá visitar á su Esp osa. En tram os en ella los R eligiosos, y después todo el pueblo de C atólicos que atrajo la festividad del dia, y encendido el altar, y poniéndome la estola, me hi-


30/62

22cieron cantar el Evangelio que comienza: Exur-gens María fyc., y al llegar á aquellas palabras: Elait María, entonaron los Re ligiosos solemn em ente el Cántico del Magníficat, en aque l propiolugar donde la primera vez lo entonó Maria Santísima. Al dia siguiente le supliqué á una Turca, que me alquilara tres jumentos, y nos acompañ ara á enseñ arno s el desierto del Bau tista. A sílo verificó, y llega nd o á aquel lugar que dista como tres millas, entré en la cueva, que está enlo a lto de una roca , y tiene bastante capacida d;fué ésta la habitación del Bautista casi toda suvida, y aquí estuvo, hac iendo áspera pen itenciaun hombre santificado desde el vientre de su Madre. Al pie de esta horrible gruta sale una pequeña fuentecilla de agua hermosa y cristalina.Desde aquí se ve Modin, patr ia de los Maca-beos, de donde salió en un tiempo la libertadde Israel. S ub im os después á lo alto de la m ontaña , y vimos el lugar en do nd e el mismo Bautista sepultó á su madre Santa Isabel, y luegonos. regresam os al C on ven to.

El dia 26 partimos de allí para Belén, yen el tránsito vi un cam po gran de de rosa quenosotros llamamos de Castilla, y un terebintode grandeza extraordinaria. Pasé después porel Sepulcro de R aq u el , que está á las in m ediaciones de una pequeña población que antigua m ente se l lam ó R am a, y es aquella de quehace mención S. Mateo, hablando de la degollación de los Inocentes. Vox in- Mamá audita


31/62

2 3Ide Sr. S. J o s é , y del Ap óstol S. M a tía s, yulgar escogido por el Verbo eterno para naceral mundo. La vista, aunque lejana, de esta feliz población, alegra naturalmente el corazónde un cr istia no , porque se le represen tan lasternuras de un Dios niño. Las campiñas están,cubiertas de árboles frutales: lo que mas abunda allí es la higuera, y el olivo. So br e la d ichosa cueva donde nació el Salvador, está elconvento de Fra nciscan os, el de Griegos, y Armenios, lo mismo que en el santísimo Sepulcro. Luego que entramos en el convento, nosfuimos á visitar el lugar de l nacim iento , el de lpesebre, el de la adoración de los Reyes, elsepulcro de las Sa nta s P a u la , y Eustoquia suhija, el de S . Geró nim o, y la habitación de esteSan to donde tradujo la Biblia; todo esto está d entro de la misma gruta, ó cueva de Belén. Enla tarde fui á visitar la gru ta donde esta banlos pastores cuando el Ángel les apareció á darles la feliz nu eva. Distará esta de Belé n co m odos millas, y después fui á ver la aldea donde habitaban estos dichosos pastores. Reg resa nd ode allí y entrando á Belén, visité una devotahermita de la santísima Virgen, que aseguran los

habitantes del país: ser el lugar adonde se alo-rjó la Reina de los cielos después de su divinoparto, hasta que de allí emprendió la fuga paTra el Egipto . D ic en tamb ién que allí m ismo derramó la Se ño ra alguna s go tas de su sagrada leche, por cuya causa las madres cuando se venescasas de leche para sustentar á sus tierneci-tos hijos, ocurren á este lugar, y tomando de


32/62

2 4una tierra blanca quá se encuentra en lo interior de la he rm ita , y beb iendo la desleída enagua , consiguen por lo com ún la abundancia deleche que necesitan. E s esto en tal grad o, quelas mismas Turcas allí ocurren por el remedioen ésta necesidad, y casi de su cuenta correque no falte el aceite para las lámparas de aque^lía de vo ta hermita. L a miran con tal respe to y"ven eración , que allí van los dichos Tu rco s á hacer los juramentos que jamás han de violar.

El 27 dije Misa en la cueva de Belén, yen la tarde asistí con ve la co m o peregrino , ála procesión que se hace diariamente en aqueldevotísimo Santuario, y vi asimismo á los in-fantitos, que apuntando con sus pequeñitos dedos el lugar del Nacimiento cantaban con melodía: Hic nolum fecit D ominus, Alleluya. Salu*tare suum, Alleluya. D esp ué s de esto, en la misma tarde me despedí de los Religiosos, y mevolví á Jerusalén á pie, pues solo dista cincomillas. A la n it a d de l camino se deja ver unapeña, y en ella como estampado el cuerpo deun hom bre, y dicen ser del Sto. Profeta E lia s,que allí reposaba algunas vec es ; y co m o des deeste punto se descubre al mismo tiempo Jerusalén y Be lén, dicen que el St o. Profeta c u a ndo veía á Belén reía, y cuando miraba á Jerusalén se desh acía en llanto, porq ue sabía queen Belén habia de nacer el Verbo, y en Jerusalén le habían de quitar la vida.

Abalizando un poco mas paras Jerusalén ,se reconoce el lugar donde volvió á aparece»h prodigiosa estrella á los R ey es M ago s cu as-


33/62

25do salían de Jerusa lén, y los condujo á B elé n.Eri este sitio hay una cisterna en med io del camino. Finalmente, pasando vecino al monte delmal conse jo, en el cual se descubren unas casas, en donde, según tradición, se reunieron losJudíos por primera vez á maquinar la muertedel S al va d or , l legué al Va lle de Gion dond efué ungido Salo m ón , y por último entré en J erusalén.

Al dia siguiente dije Misa en el Altar denuestra Señora de los Dolores, que está en elmismo monte Calvario, y com o el Co nvento delos Religiosos estaba cerrado por el temor dela peste, siemp re me revestia para ceíebra r enel mismo lugar dond e a parec ió Jesucristo resucitado á Sta. María Magdalena. Esta circunstancia de estar todos encerrados por el temorde la peste, que solo se comunica por el contacto, me proporcionaba á mí la mayor l ibertad para estar solo en aquel santo lugar todoel tiempo que quería. Po r las no ches m e ibasolo al Calvario, y me estaba mucho tiempopostrado en el mismo sitio donde fué tendidonuestro Se ñ or Jesu cristo sobre el madero de laCruz, y cruelmente clavado, y le suplicaba ásu Magestad, que por los tormentos que en aquellugar sufrió por nuestro remedio, se compadeciera de mí, de mis parientes, de mis amigos,de m is bienhec hores, y de toda la Am érica miamada patria. También le pedia rendidamenteque el precio infinito d é l a sangre que allí derramó por el género humano, no se malograseeri la perd ición d e tan tos infieles, he re ge s, cis-

3


34/62

2 6m át icos & c . E n fin, h ac ia allí m is súpK'cas corf>forme m e dic tab a m i corazón ente rnec ido. L o

mismo pract icaba en e l s i t io venerable dondem urió el inm ortal , y con afecto de mi alm a b esaba mil veces con boca y ojos, y metia mismanos en aquel sagrado agujero, donde fué f ija d a la san ta C ruz , y po r d on de corr ió la sangre cal iente del R ed en tor . Conf ieso ingen uam ente qu e jam ás habia sent ido m ay or con suelo m iespíri tu, que en estos santos lugares. En el si

lencio de la no ch e m e b ajab a del C alv ario á lagr an lápida d on de fué ung ido el cu erp o del S alv a d o r, y después me en t rab a a l san t ís imo S epulcro .

Una vez me estuve al l í hasta que tocaronlos G rieg os á m aitines, vi sus ce rem on ias , y de spu és la misa que c ele bra ron & c . E n fin, en este santo lugar habr ía yo permanecido has ta la

m u e r t e , si no hubiera ten ido neces idad de r egresar pronto á Roma, á proseguir los asuntosque me tenia encargados mi Colegio .

D ia 2 9 , de spu és de de cir M isa en el santís imo Sepulcro , minis t ré la sagrada Comunión ámi com pañ ero e l H er m an o F lo ren tino Gó me z ,y le di la profesión de Tercero all í mismo, porcomisión anter ior que tenia del Rmo. Guardiande Jerusalén.E n los t re s días res tan tes qu e estuve en este san to T em pl o, s iem pre dije M isa, ó en el sant ísimo S ep ul cr o, ó en el C alva rio, y s iem pre saliendo á visitar en el dia los otros santos lugares que ya habia, vis i tado. Solo me restaba elSe pu lcro d e la jSa nt í s im a Virgen , de l Sr. S . J o


35/62

2 7sé, y los del S r. S . Joa qu ín y S ra . S ta . A n a ,qa e todos está n en un tem plo qu e t ienen losGriegos Cismát icos en e l Va l le de Jo sa fa t , i nmedia to a l huer to de Getsemaní . Antes de v isitar este santo lugar previne algunos l istones, yvolviendo á él otro dia por la mañana, logré elque los mismos Griegos me introdujeran al Sepulcro de la M a d re de D ios , y desp ués de ad orar lo , tom é la m edid a co n las cintas p rev en ida s,y ha bie nd o visitado tam bién los sepu lcros de S r.S . José , & c , m e pasé á la cueva de Ge tsemaní, do nd e dije M isa, y subí al M o n te O lívete para despedi rme de aque l Santuar io , y tocar a lgunas medidas ó plantas que l levaba, en la sagra da hu el la del Salv ad or. H ec ho es to , m e volví á Jerusalén.

Finalmente, habiendo visi tado ya todos lossantos lugares con gran consuelo de mi alma, yá toda sat isfacción, no obstante los temoresde la peste, habiendo visto en el breve términode un mes todo lo que hay remarcable en la Galilea, en la Ju de a, y aun en la S am aría ; de terminé mi reg reso pa ra R o m a. E n efecto, el dia3 d e Julio á las cu atr o d e la tar de , salí con m iscompañeros de la santa Ciudad de Jerusalén, y

m e dirigí á la Ciu da d d e Ramata, que ah ora sel lama R a m a ; pasé por e l Val le de l Te reb in to ,lugar en donde el pastorcil lo David ganó la fam osa batal la co nt ra el G iga nte Go liat; cam inétoda la noche, y á la mitad de ella toqué en elpueblo de S. Jeremías , de donde era es te Profeta , y do nd e s iempre habian padec ido m uc ho

•


36/62

28en su trán sito tod os los po br es Religiosos. A nosotros no nos sucedió cosa alguna.

H ab ien do ba jado las m ontaña s de Jud éáa l descubr i r l as cam piñas de S a ro n , enc on t ram os un peq ueñ o pueb lo qu e l laman del B ue nLadrón, tal vez porque all í seria donde éste se ejerci taba en el hurto. Seguimos por las campiñas,y a l amanecer l legamos á la Ciudad de Rama.Posamos en la casa que fué de S. Nicodemus,qu e hoy es Co nv ento de mi P . S . Fran cisco. E nla ta rd e salim os á pie á ver las co sas no tab lesde esta C iud ad , t an cé leb re en la historia. L oqu e m as l lam ó mi aten ció n fué los magn íficoses tan qu es sub terráne os que fabricó S ta . E len a,form ado s con veinte y cu atro arco s de m uch aconsis tencia . E s tan ta la abu nd anc ia de agu aqu e pue den c on tene r, que bas ta r ía para prov ee rá tod a la Ciud ad po r dos año s . T am bié n adm iré e l cé lebre Convento de los Templar ios , queya casi está arruinado, aunque su al ta y soberbia torre todavía subsiste después de tantos s iglos.

El dia 5 dije Misa en la misma habitaciónde S. Nicodemus; y sal iendo de al l í l legué antes de m ed io dia á la C iud ad y pu er to de Ja fa.

E sta es el ant iguo Jo p e do nd e tuvo S. P e d roaq ue lla visión m isteriosa d e la vo cac ión de losgen ti les , en el m ismo tiem po en qu e lo m an daba l lamar Cornel io desde Cesárea de Pales t ina ,q u e distará d e Ja fa com o diez y och o mil las ,p a ra que lo baut izase . L a cas a en do nd e es tosucedió al Apóstol, era de Simón Curtidor^ vecina al mar, en donde estaba alojado, y la que


37/62

2 9hoy es Convento de Franc iscanos . Es ta Ciudades tan ant igua, que algunos atr ibuyen su fundación á Jafe t h ijo de N ó e ; la tom aron los R om ano s con lo de m ás de la Pa les t ina , desp uéslos T u rc o s , después S . Luis R ey de Fr an c ia ,quien la reedificó y circu nd ó de m u ro s, luegovolvió á ca er en po de r de los T u r c o s , desp uésen tró en ella N ap ole ón ; finalmente, la r e c o b r aron los T u rc o s, los que hoy la po seen . E n esta C iud ad , según t rad ic ió n , se em ba rcó M ar íaSant ís ima con S. Juan Evangel is ta para Efeso.Aqu í tamb ién se em ba rcó Jo ná s huy endo d e .Dios c ua nd o lo m an d a b a á Ninive á pred icar. 'Aq uí m ismo resuei tó S. Pe d ro á la céle bre T & 'bita.

El Puer to no es muy bueno, y se puededecir que solo es una rada, y en mi concepto es m as pel igrosa qu e las de Ba irut , Sid on ,Ti ro , y S. Ju a n d e Ac re ; pe ro es el pu ertoma s inm ediato á Jeru salé n, y p or eso m as nombrado . En es te se desembarcaban las maderasde ce dr o del mo nte L íba no que rem it ía de T iro e l R e y H irá n p ar a la fábr ica del T em p lode Salomón, y aqui finalmente á los tres diasde mi l legada m e em ba rq ué pa ra Ba irut en unBergant ín Mal tes con án imo d e encont ra r enaquel puer to un buque Imper ia l , que en aquellos d ías deb ia pa r t i r pa ra la E ur o p a. P er odesgrac iadamente tuv imos mal t i empo, y á millega da á Ba iru t, se m e dijo qu e este Bu q ue eldia an terio r se ha bía d ad o á la veja p ar a I tal ia . ¡Qué consternación para mí ¡Qué desconsuelo Pe rd ida aque l la opo r tunida d, escaso de


38/62

30re cu rso s , y nec esi tado á es tar lo m eno s unmes en un pais cálido, l leno de mosquitos, yen todos modos intolerable, hasta que se proporc ionase o t ro buque p ara E uro pa . P er o ad elante, me conformé con mi suerte , y para hacer la m eno s t r is te , de term iné en ca rga r a l Có nsul de A ustr ia que m e escr ibiera cu an do se presentase B uq ue , y re t i ra rm e y o a l M on te L íban o , donde por lo menos disfrutaría un aire fresco . Así lo verif iqué, y tomando una pequeñabarca , dentro de pocas horas es taba ya en Yu-n i , población si tuad a al pie del M on te L íb an o ;allí alquilé b est ias , y sub í á lo alto d e la m ontaña, y me alojé en el Colegio de Arisa, quees de R eligiosos F ran cis ca no s. E n este pais soli tario, delicioso y pintoresco, donde en lo masardiente del Verano se goza de un a i re f resco , y cuy as vis tas en ca nta n, pe rm an ecí d esd eel 16 de Julio hasta el 1 P de Agosto , en queavisánd om e el Có nsul , qu e e l mismo Be rgan t ínM al tes en qu? yo hab ia venido d e Jafa e s taba para marchar á I tal ia , regresé de mi desier to, yajustado el em b ar qu e, el dia 5 del mismo mes enla no ch e m e di á la ve la pa ra E uro pa . A lostres días estábamos á vista de la Isla de Chi

p r e ; pero comenzó el viento á sernos tan contrario, y tuvimos tantas calmas, que entre lascos tas de Chipre y de Candía nos demoramosco m o u nos veinte dias , ha sta qu e con sum idoslos v íveres, á los t rein ta dias de nav ega ción no svimos precisados á arr ibar á la Is la de Maltapara hacer nueva provisión, y seguir nuestraru ta p ar a L iorn a; pe ro hab iend o sabido en di -


39/62

31ch a Isla, que en Liorna estab a haciend o el có •lera morbo horribles estragos, nos determinamos á desembarcar en Malta, para hacer allíla cuarentena, y después irnos á Roma porÑapóles. Efectivamente asi lo verificamos, y pasados veinte y cinco dias de cuaren tena hechaen un lazareto, en don de estuvimos del todoincomunicados, salimos á pasear un poco porla famosa Isla de Malta. Verdaderamente admiran las fortificaciones de est a Isla en las cinco Ciudades que comprende; pero la nías fortificada, y mas bella, es la Valeta, que era laresidencia de los caballeros de Malta que gobernaban la Isla. Al presente está gobernadapo t- los Ingleses, quienes con ociendo el ca r á cter religioso del Pu eb lo M altes , no solo la ha ndejado en su culto, con sus Parroquias, C onven tos, & c , sino que ni aun ellos mismos tienen alli culto público. Aunque es muy pequeña la Isla, los poco s terrenos que n o están fa

bricados, se aprovechan bien, y no faltan all ífrutas mu y buen as, esp ecia lmen te los m elone s ycalabazas son muy particulares. Hay una cosa extraordinaria en esta Isla, y es , que las v íboras óserpientes, no tienen veneno, desde que naufragóallí S . Pa blo , y una de ellas le mordió co m o r efiere S. Luc as . Esta s víboras trasladad as á otraparte tienen veneno, y vueltas allí lo pierden.Se encuentran en lo macizo de las peñas deeste pais unas lengüecitas como de víboras petrificadas que apr ecian m uch o los extra ngeros , pu esaplicadas á mordeduras de animales ponzoñosos , experim entan felices efectos. Y o con segu í


40/62

32unas cuatro lengüitas de estas , para l levarlasá México, mi patr ia .

Habiendo es tado ocho dias en Mal ta , pasa da la fiesta de N . P . S . F ra n ci sc o , no s ap rovech am os de un Be rgant in N apol i tano que par-tia á Civitavechia, y el dia 5 de Octubre nosdimos á la vela para dicha Ciudad, á dondear r ibamos e l 11 , y volvimos á ha ce r nu eva cuarentena de diez dias .

E l 28 de l mismo l legué por ú l t imo á Roma, y en t ré a l Convento de Arace l i , con pasm o de los Religiosos, qu e no a ca b ab an d e admirar cómo en tan cor to t i empo habia te rmina do un a pe regr inac ión tan larga , y tan pe nosa . Pasé luego á ver a l Santo Padre , me recibió con mucha benignidad, y no dejó de admirarse también de que tan pronto hubiera regresado, y con tanta felicidad; le hablé del nego cio de la ca u sa del "V. P.. M arg il , qu e au nestaba en poder del Promotor de la fé , y conla recomendación de su Sant idad, se aceleróel despacho.

Hé aquí , én compendio, la sucinta narración de un viage, el mas feliz de mi vida, porlas dulces emociones, consuelo y sat isfacciónque en é l exper imenté .


41/62

3 3

TODOS los países del L ev an te que están bajo e l gobierno de los Turcos , se hal lan genera lme n te en l a m ayor decadenc ia . D esp rec iadas las letras , prohibido el estudio de la Religión, pa ral iza da la indu stria, y o prim ida la h umanidad por e l mas horrendo despot ismo, noes extraño el que los habitantes de estas poblaciones se miren sumergidos en la abyeccióny miseria. Desde que conquistaron con el a-l-fange estos paises opulentos, no han hecho otracosa que destruir y aniquilar, sin edificar de nuevo. N o se en cu en tran po r toda s pa rtes s ino ru inas lamentables de famosos edif icios, y gentesinfel ices que mueven á compasión. Las casas,excepto e l Diván en que procuran tener los Turcos algún a seo, en lo de m ás son de spre ciab lesy sucias; las calles y plazas están llenas de inmundicias , en tanto grado, que s i a lgún Camello m ue re en e l la s , co m o a co nte ce va r ias veces , al l í quedará inficionado el aire, hasta queel t iempo haya blanqueado sus huesos . ¡Qué horror me causaba e l ver es to , haciendo compara ción con la cul ta E uro pa , y m ucho m as conla extraordinar ia l impieza de Toscana, en don-

C O S A S N O TA B L E SDE LA PALESTINA

OTRAS PARTES D E L LEVANTE.


42/62

34de ac ab ab a de estar Ta l vez esta m isma suciedad y abandono en que viven los levantinos,cooperará en gran manera á exci tar ó fomentar la peste, que casi todos los años se padece en e l Levante ; por cuya causa todos losbuques que vienen de al lá á la Europa, sea enla estac ión q u e se fuere, no son rec ibid os si n oes con cu are n te na , como yo la p a s é ; porqu e siem pre se dice que vien en d e paises ap estados . Esta pes te abominable y contagiosa consiste en cier tos bubones ó tumores, que salenpo r lo com ún en las ingles (au nq ue tam bié n suelen atacar otras partes del cuerpo) y dentrode pocas horas se gangrenan, y causan regularm en te la m uer te . E n e l año pa sa do de 1834ata có á veinte y u n Religiosos Fra nc iscanos en e l Convento de S . Sa lvador en Je rusalén, y solo dos e sc ap ar o n, y diez y nu ev e muriero n. E st a p este solo se com un ica por el co nt ac to , y así que comienza á extenderse en unlugar, no hay mas arbi tr io para escaparse, quecerrar las puer tas , no comunicar con nadie , n itocar cosa alguna de fuera, s i no es despuésde bien lavada ó perfumada.

En los Templos magníf icos que tenían en

aquellos lugares los Catól icos, han hecho los Turcos sus mezquitas ó mosqueas, como el los l laman,y a llí oc urre n con t inua m en te á ha ce r su oración ;pero con tales acciones, gestos y ceremonias, quealgunas veces me movian á r isa , y o t ras mecausaba compasión. No t ienen en las mosqueasimágenes , n i a l tares , n i cosa que parezca á nuestro s tem plo s , s ino s olam en te un nicho p eq ue ño


43/62

35•axcavado eu la pared, que esté mirando á la M eca. E n lo alto de la m osq ue a se elev a una torreci l la redonda, a l modo de las chimeneas Inglesas, con una baranda al rededor, y al l í subeel Santón ó T ur co que cuida aquel la m osqu eaá da r unos gr i tos des temp lados pa ra l lamar á laoración ; po rqu e en tre ellos no se perm iten ca mpa na s. An tes d e que l legue el dia ya e stán clamando, lo mismo hacen á las doce del dia, y lomismo al ponerse el sol , y también á las diez


44/62

36Sid on vi tam bién Plá tano s , au nq ue no de la m ejo r ca l idad. L as Tu na s gran de s , que nosotros l lam am os m an sas, y los levantinos les dicen H igo sde Faraón, son también a l l í abundantes , especialmente en la Gali lea y Judéa.

E l terr en o m as fér ti l, según mis ob serv aciones , es el d e la Palestina, esp ec ialm en te la G alilea ,aunque por desgracia es tá cas i abandonado delt odo ; pero la grosura y robustez de las plantasque produce, el color de la t ierra, y las muy pequeñas porciones de ter reno cul t ivado, denotanJa m as extrao rdina r ia fecundidad . M uc has yerb a s aro m áti ca s y flores ex qu isitas qu e noso troscu ltivam os en los jard ine s, se pro du ce n allí natura lm en te en los cam po s. E sto s se miran cubiertos de tomil lo, ruda, orégano &c. al mismo't iempo que esmal tados de c laveles , azucenas , varas del Sr. S. José, y otras flores muy hermosas. Solo la Samaría no me pareció tan fér t i l ;pero all í suple la industria, pues los Samaritanosme parece son los únicos levantinos laboriosos.Verdaderamente causa p lacer andar por la Samaría , porque es tá tan cul t ivada como la Tos-

,cana ; yo me admiraba de ver por todas partes tantas montañas ár idas , y r iscos e levados ,cub iertos al mism o t iem po de árbo les fru tal es ,p lan tad os con o rde n y s imetr ía . E n la Ju d éa sed á la uva con ab u nd an ci a , y las san día s , quel laman al lá Pastecas, son m uy part icu lares, espec ia lmen te l as de R a m a , Ja fa , y Ce sá rea dePales t ina .

En e l L íbano , todas aque l las montañas están cubier tas de Moreras y de Cepas , de suer-


45/62

37te q ue no se reco je allí sino solo s ed a y vin o.C a d a familia t iene un ped aci to peq ueñ o de m ontaña que cultiva, y con la seda y vino se propo rciona ' los de m ás reng lone s nec esarios p ar ala vida.

E n esta feliz m on tañ a del L íb an o no ha yTurcos , s ino Catól icos , la mayor par te Maroní-tas , y Gen t i les q ue com un m ente l lama n D ru ses :estos no se sabe qué religión t i e n e n , p o rq u ehan tenido em peñ o en observar los , y na da ha npod ido invest igar sobre su cul to y co stum bre sreligiosas. N o hay en el L ev a n te ab un da nc ia d eganados, s ino muy pocos, y estos son de unafigura pa rticu lar. L o s toro s y v ac as son m u ycab ezo ne s, y s in c ue rnos , ó los t ienen m uy p equeños y son muy mansos . Los carneros t ien e n la cola m uy an ch a, de su erte q ue les form a com o un a de aquel las an qu eras que usab anlos M ex ica no s en las sillas de m on tar, y en esta par te del cuerpo es donde cr ian los carneros la m ay or gro sura, y ha y algunos cuy as c o .las pesan mas de treinta l ibras, cosa que parec e increíble; p ero yo mism o lo vi , y m e ca usó no peq ueñ a a dm iración. L as ca bra s t ienenlas orejas m uy , anc ha s, y de u na long itud extraordinaria , de modo que les cuelgan como balca rro tas , has ta la t ier ra. L o s cab allos son po r locomún de buena planta , y br iosos . Las muíasson muy raras , y para conducir las cargas deun a pa rte á otra , se vale n de camellos, que a b u ndan m as. E l pez , aun qu e e l lugar es tá m uy ce rc aal mar, se escasea en e l Levante , porque pocos se dedican á la pesca. Las legumbres son


46/62

38bu ena s po r lo com ún , y las cebo llas son de u n afigura rara, pues son largas como rábanos, yde mucha act ividad.

Pero hablemos ya a lgo sobre las gentesque habitan los países del Levante. Estas sepu ed en dividir en T u rc o s, q ue son los due ño sactuales del terreno: en Latinos, que son losReligiosos Franciscanos, y otros algunos Católicos q ue está n bajo de su rito : en G rie go s, e nArmenios, Gofitos, ó Coptos, Maronitas; y finalmente , los desgraciados Judíos .

C om en za nd o p or los T urc os , d igo: que deestos unos habitan las Ciudades y Poblacionesprincipales, y estos ret ienen la denominación deTurcos; otros habitan la ca m pa ña ó lugare s pequeños, y á estos l laman Villanos; y á aquellos que andan errantes por los desier tos, danla denominación de Árabes ó Beduinos. LosÁrabes son naturalmente crueles y feroces, ycu an do e nc ue nt ran á algún Crist iano solo lo roban, y algunas veces lo matan, por cuya causa todos los Crist ianos para andar algún camino, se acompañan con los Turcos, ó por lomenos con una Turca , porque de lo contrar iova expu esta su vida. L o s otros T u rc os de las

Ciudades, son soberbios y orgullosos, y t ienená los Cristian os y Ju dio s en la ma s horrib leopre sión. N o pu ed en estos ha ce r cosa a lgun a,sin que luego se les exija el dinero; si tapanalguna go tera en las ca sas ó Co nv ento s q ue habitan, ó po ne n solam en te u na viga d e nu evo ,al pu nt o está al lí la or de n del G ob er n ad o r, exi

gién do les un a gr an m ul ta . M uc ha s vec es sin


47/62

39ha ce r cosa algun a los po bre s Re ligioso s, sonatormentados ter r ib lemente , has ta que no danel dinero que quieren aquellos Turcos despóticos . Y a he dicho qu e ellos t ienen las llaves de lSa nt ís im o Sep ulcro y C alv ar io , y por consiguiente t ienen al l í encerrados á todos los Religiosos que habitan dentro, Lat inos, Griegos,A rm enio s , & c , y nadie pue de sa li r n i en t rar,s in pagar á estos porteros, como yo lo haciap ar a po de r v i si ta r. H o y que M eh em et -A l í , B ajá de Eg ipto , h a co nqu istado la Sir ia y la P ales t ina , separándola del Gran Turco de Cons-tantinopla con la protección que ofrece á losE uro pe os , y con la substrac ción d e arm as qu eha hecho á los Turcos, ya no son tantas lasvejacion es q ue exp erim en tan los Religiosos. P ero gen era lm en te hab lando , los T ur co s son s iem

pre crueles y t i ranos en sus gobiernos. Por lamas mínima cosa, sin forma alguna de juicio,mandan cortar la cabeza á sus subditos, ó lescortan las narices, las orejas, ó los pies y manos , les toman las cosechas que levantan. . . Enfin, los tienen oprimidos bajo el mas horrorosodespot ismo. L a s person as que m as exp er ime nta n esta opresión son las infelices m ug ere s, p ue s

p a ra sac iar las pasiones las co m pra n com o bestias, y les dan el trato • d e esc lavas, las t ien enen ce rrad as , y cu an do a lguna vez sa len han deir s iempre cubiertas hasta el rostro, para quenadie las pueda ver. Yo las vi algunas vecesen sus propias casas yendo á hacer una visi tacon otro s Religiosos instruidos en el Á ra b e , end o n d e el las se suelen de scu brir tal vez el ros-


48/62

4 0tro e n señal de obseq uio á los R elig ioso s, yob se rv é qu e se t iñen las un as d e am aril lo, qu etien en calz on es h as ta la g a rg an ta del pie, y all íl levan un os peq ueñ os gri llos de oro , ó p l a t a ;qu e el vestido tala r es rico y gra cio so; qu e en lacab eza t ienen un pequeñ o turba nte adorn ado conper las & c , de don de pen den sobre la f rente m ult i tud de m on ed as de o r o , y so bre las orejascuelgan un as c intas pequ eñ as ad orn ad as con bolillos d e o r o ; t ienen tam bié n un a especie d ecabellera post iza que les cubre toda la espalda , y está form ada de peq ueñ itas tren za s deseda negra, que terminan en boli l l i tos ó monedas de oro. Las pobres van vest idas de otromodo; pero siempre l levan en la cabeza todaslas m on ed as de , plata que t iene n, dispu estas concuriosidad. Yo no se como pueden l levar tanto peso en la cabeza. El vest ido regularmente,es herm oso y r ico; p er o in de ce nte , po rqu e llev an los pec ho s de scu bierto s. E l vestido de losho m br es es bien cono cido, y así solo ad v ie rto 'que los parientes, ó que han visitado el sepulcr o de M ah om a, l levan e l turb an te verde. L u ego qu e e n tr a un o á sus ca sas de visita, lo co nducen al Diván ó estrado, y para l legar á él

se descalzan, aunque yo jamas lo hice: luegolo en cien de n un a p ipa de va ra y m ed ia ó dosvaras de larga , porque en e l Levante todo e lm un do fuma: desp ués t rae n el café en un as tasas peq ue ña s, luego ag ua de l imó n, de spu és losdulce s , qu e reg ularm en te son a lm en dra s cubiert a s , y finalmente u n a co pi ta d e rosoli o ag ua rdie nte . L a s co stum bre s de los T u rc o s son bien


49/62

4 1fa ras . E l los se circun cidan , y se abst ienen d epu er co co m o los Ju dío s; se abs t ienen tamb ién,del vino, au n qu e yo cre o qu e esto e s solo enlo público, y no en lo secreto; lo digo porqueen un a ocasión, visi tándo m e á mí un Tu rc o d e•los pr inc ipa les, le ofrecí un va so de vino , y m ehizo seña qu e no lo podia tom ar po rqu e lo estaban mirando sus subal ternos; mas luego queestos no lo asec ha ba n, se lo tom ó, y al de sp ed irs e se toc ó el pe ch o y la barb a, y tocó lamia como señal de amis tad. Los Turcos aunque sean los principales, siempre comen en lat ierra , y ja m as ha ce n uso del cub ierto, s ino todo lo ha ce n co n los d ed os ; lo que ca usa á unex tran ge ro qu e com e con e l los , no pe qu eñ amo rtif icación. S on na tu ra lm en te perezoso s, yau n los ar te san os to do lo ha ce n sen tad os en elsuelo. Así t rab ajan los h erre ro s, los ca rp in teros, & c , c uya v ista m e cau só mu cha r isa . Casi s iem pre está n fum and o la pipa, y to m an d ocafé. L o q ue m as lást ima m e cau sab a all í, er ael ve r los S an io s que el los ve ne ran . E sto s sonuno s hom bres im pu den tes , que n o cono cen lavergüenza, y así andan por las cal les mas públ icas enteramente desnudos, con horror de lahum anidad . A es tos hom bres suc ios y d e sv e rgonzados reputan por Santos los Turcos , y set ien en p or d ichosos , tan to ho m bre s com o m a -ge res, con toca rlos ó besarlos, lo que p ru eb asu esp antosa ceg ue dad , ign oran cia y fana t ism o.Y o vi uno de es tos pre te nd idos-S anto s que ibade snu do , y e n cu atro pies po r las c al les m aspúb l icas de Ba irut , co m o un bru to , ó com o be s-

4


50/62

. é.Xia, y tod as las ge nt es Jo m ira b an co n re sp e

to. '- T ien en o t ras es tupideces que asom bran , yque seria muy- mo lesto referir. L a m ay or de sgr ac ia es* q u e estos delirios son en aqu ellos infel ices i rremediables, porque ni admiten i lustración, ni estudian la religión, ni permiten quese les ha ble so bre esto ; y si algu no , co nv en cido de las ne ce da de s de su secta, pr ete nd e hacerse Cristiano, t iene pena de la vida; que si

no fuera por esto, ya casi todos ellos habríanabrazado el cr is t ianismo. Tal vez no está muylejos el que esto se verifique, según las cosasque pa rec e va prep aran do la Div ina Providen -eia¿ Dios lo ha ga . A n te s d e con cluir m i n arración sobre los T u rc os , no quiero om it ir u n acosa q ue m e c hoc ó dem asiad o, y es la pro tección part icu lar qu e dispensan á los pe rros. N o

tiene n á estos, es ve rda d, en sus cas as; pe rosí cuidan de que nada les falte de lo necesar io para la .v ida . Si una perra pare en mediod e la calle, bien: pu ed e esta r seg ura de qu e en nad a ser á m ole stad a, ni ella ni sus t ierno s ca ch orrillos, y qu e all í m ismo le l leva rán los T u rc o s diar iamente de comer. Cuando a lgún Turco r icom ue re , suele deja r un. g ra n legad o en favor d e

los per ro s, ó pa ra q ue se les fabriquen fuen tes,ó para sus al imentos, &c. Yo no sé de donde na ce es ta costum bre en los Tu rco s . P er oven gam os ya á los pob res ho m bres que e s tánbajo el dominio de semejantes t iranos.

Es bien sabido que en aquellos países vive n bajo, el po de r d e los T u rc o s m uch os milesde Cristianos. . . E st o s son ó L ati no s, ó Gri eg os ,


51/62

43ó Maron i t a s , &c .: P o r no m bre de La t inos , séent ienden solamente los Rel ig iosos Franciscanos , y a lgun os otros pocos Ca tólicos qu e r etien e n el m ismo rito de la Iglesia R om an a, y solo están all í para cuidar y conservar el aseo,el hono r, y resp eto qu e se deb e á aquellos lugares Santos en que se obró nuest ra Redención. Tienen los Religiosos Franciscanos enaquellos países musulmanes, cinco Conventos formales , que son: Nazaret, en don de en ca rn ó e lV e rb o D ivino, y vivió tantos a ños con su S ant í s ima Madre . S. Juan de Judéa, donde nac ióel Pre cu rsor, y es tuvo a lojada M ar ía San t ís im a po r t re s m eses con el H ijo d e D ios en suse n t r a ñ a s . Belén, do nd e es tá la d ichosa cu ev aen que nac ió e l Sa lvador. Santísimo Sepulcro,donde es tá e l Calvar io en que murió Jesucr isto , y do nd e está tamb ién el m ismo luga r enque fué deposi tado su sagrado Cadáver; y f in a l m e n t e , S. Salvador, en la misma Ciudad deJeru salé n, d on de res ide e l Pre la do super ior co nel m ay or nú m ero de R eligiosos, y d e aq uí sondest inados á donde se necesi tan. Los Colegiosson Dam asco, el Gran Cairo, Alepo, Arisa, ydo s en la Is la de C h ip re , que son Nicosiay la Árnica. Lo s Ho spicios son Jafa, Rama,S. Juan de Acre, Sidon, Trípoli de Siria, Ld-taquia, Roseto, y Alejandría.

Todos es tos Conventos , Colegios y Hospicios , se m ant iene n solam ente de limosnas q ueles rem iten de los pa íses c ató licos , rjues no tienen al l í otro arbi tr io para subsist i r, porque nise les perm ite po r los T u rc o s sem bra r, n i fa-


52/62

4 4 bricar, ni valerse de otro medio para subvenirá las ne cesid ad es de la vida; an tes los op rim encada dia con nuevas contr ibuciones , é impuestos exhorbitantes, los que se exigen con tantoTigor, qu e no va len lágrim as, ni súplicas, ni humil laciones, y algunas veces los cast igan cruelmente hasta que pagan las sumas que les imponen. Yo conocí al l í a lgunos Religiosos venerables que habian sido conducidos presos al S a ntís im o Se pu lcr o con los de m ás Catól icos del paíssentenc iados á m u e r t e , en e l t iemp o en qu eNapoleón se hal laba en la Palest ina; y allí e stuvieron e nc err ad os añ o y m edio, esp eran do lam u er te , de la cual esc ap aro n p or m isericordiade D ios . D e otros supe que ha bian sido l levados á Damasco atados á las colas de los caba l los, sufr iendo m uch os trabajo s. To d a s e stasvejaciones las l levan con pac iencia aque llos R eligiosos, y no se d et er m in an á reg res ars e á su

. pa ís , co m o lo pod rían ha ce r, por no de sam parar aquel los lugares Sa nto s de nue st ra R ed ención . E n estos t iemp os qu e n ad a se les rem itede Po rtug al , y m uy poco de la E sp añ a, qu eera de do nd e les iban las ma yo res l imosn as, tem en pe re ce r; y po r esto desea ría yo que m it i ca pa t r ia .la A m érica Se pten tr iona l , los auxiliase con algunos anuales socorros, los que sepodrían poner en Malta por medio de los Inglese s, .y el Co m isario de t ier ra S a n ta qu e ha yallí, los rem itiría á Je ru sa lén co n la m ay o r comodidad; exigiendo recibo del Procurador parasatisfacción de nu estro G ob iern o. Así ten dr iala R ep úb lica m ex ica na el consuelo d e coquerai?


53/62


54/62

46los Latin os, en tart to gra do , qu e los po bre s R eligiosos Franciscanos, t ienen que sentir mas d eellos, qu e d e los mismos T urc os . To dos c e lebr an sus oficios all í (lo m ismo su ced e en B elén) , y es un a confusión el esc uc ha r tan tas voces á un t iem po en tan diversos idiom as. L avigilia de S. Pedro en la noche, me parecia eldia del juicio en el tem plo del San tís imo S epulcro .

L o s Grieg os, y a se sabe qu e con sag ran enp a n feí m en tad o todo s, y t ienen dive rsas ce rem onias de las nue st ras . Lo s A rm enios , Co ptos ,So r ianos , y M ar on i tas , unos consagran eom onoso tros en pa n ácim o, y ot ros en fe rm en tad o ; p e r o- s i i s ceremonias son tan raras , que noacababa yo de admirarme cuando los ve ia celebrar, (se supone á los Católicos, pues á los

herejes no se les puede oir la Misa). Bastedec ir, qu e me pa rec e hab la m as e l que ay ud ala M isa, qu e el mism o que la ce leb ra, y lasp al ab ra s d e la con sagra ción las dicen semito-nadas .

Los Maroni tas aunque es tán dispersos porm uch as par tes de l L ev an te ; pero la m ayo r parte de e llos habi tan en e l M on te L íb a n o , en

donde t ienen mul t i tud de Conventos de uno yo tro s ex o,, y en eHos c e rc a d e cin co mil individu os. So n, c om o l levo dicho, todos Ca tól icos;t i enen su 'P a t r ia rc a , sus Obispos, sus Cu ras , & c ;todo s están sujetos inm ed iata m en te, no á losT u r c o s , s ino a l Pr ínc ipe ; de l M onte L íb a n o ,quien paga anualmente e l t r ibuto a l Turco,

- E sto s M aro nit as son po r lo com ún m uy


55/62

4 ?pobr es, y s e ' distinguen en los u s o s - y costumbres de los dem ás levantinos. So lo los e c l esiásticos conse rvan la barba en tre ellos? los se-'culares solo llevan el vigote. La s müge res usancuernos en las cabezas, y estos por lo comúnson de plata ú oro, según la calidad de laspe rso na s, y com o de media vara d e largos.Otras, en lugar de cuerno, llevan fijada con fuertes muelles en las sienes una gran trompeta^también de oro ó plata, y guarnecida con mucha curiosidad. Aunque el vestido sea humildey dete riora do, pero el cuerno ó la trom petahan de ser de gran lujo. La primera vez quey o vi sem ejan tes figuras, n o dejé de reirme co nmucha gana; ¿cómo es posible (me decia yo ámí mismo) que sea tanto el delirio de estasgentes que con estas ridiculeces intenten agradar? ¿C óm o pueden soportar ese peso tan enorm e, q ue tal ve z por peniten cia no ló llevarían ;pero reflexionand o de spué s un p oco , decia: "¿yqué otra cosa hacen las mugeres en Europa yen mi patria la América ? ¿qué son aquellaspeinetas, aquellos zarci l los, aquellos corsés. . . .tantas r id ic u le ce s? . . . . El mundo en todas partes es igual; y si se diferen cia-e'n los usos, n o

se diferencia en lo ridículo.T od a esta gran montuna, que tiene c o m oun millón de habitantes, está muy bien- labrada; aun los m as escarpado s' riscos y las p eñastajadas por la naturaleza, se • ven cubiertas d emoreras y de viñas. Allí se co no ce lo que pu ede el-trabajo y la industria del hombre; familias • hay ; que no J ie n en sino¿ ve inte •«•.treinta va -


56/62

4 8ras de te r reno , ó m as b ien d e ba r ran co ó dur a s pe ña s, y de al lí sac an lo ne ces ario p a rasubsistir; p o rq u e c o n el vino y la sed a q u e re-,cojen de aquel pe qu eñ o te rre no bien cul t ivado , y a t ienen pa ra pro ve ers e de las semil lasqu e han m en ester.

Ca si en todo s los M aro nita s , lo mismo qu eentre los Griegos y Armenios , re ina una profunda igno ranc ia; esp an tan las respu estas y laspreguntas tan necias que á uno le hac en . L o sS ac erd ot es ap en as sabe n las cosas nec esar ias ;l io es ex trañ o, pue s s iendo mu y po bre s, y po rlo com ún casa dos , t iene n nec esidad de traba jarpe rso na lm en te pa ra m an te n er los hijos y la familia, y por lo mismo no tienen tanto t iempopa ra de dic arse al estudio. Y o vi un albañilm uy miserable que t raba jaba en el C on ve ntode Arisa de) Monte Lívano, que era Diácono,y estaba casado, y tenia cuatro ó cinco hijos,pero era ignorant ís imo.

La úl t ima clase de gentes que habitan enel Levante, son los desgraciados Judíos. Estosde sve ntu rad os están all í lo m ismo qu e en todas par tes humil lados , perseguidos , y odiadosde todos , y mucho mas de los Turcos , porque

los rep uta n c om o asesinos de un gr an Pr ofe ta,cual era en concepto de e l los nuest ro Sr. Jesucristo . P o r e sta cau sa no les pe rm iten á losinfel ices ni entrar en el templo del Santís imoSepulcro y Monte Calvar io , n i aun pasar porall í inmediato; y si alguno de ellos lo hiciera,a l m om ento le cor tar ían la ca be za . N o les deja n tam po co te ne r posesión algu na, y así viven


57/62

40-como ex t rangeros en su misma an t igua-pa t r ia : ,su propia agua les cuesta el dinero, y t ienenque co m pra r todas las producc iones de su mism o p a ís ; sufr iendo el azo te que sus P a d re satraje ron sob re ellos, y verificando á la le tr ala profecía que tantos siglos antes dejó escritaJe re m ías , quien hab land o en perso na d e los futuros Judios, se expresaba de esta suerte: Re-,cordare Dóm ine, quid acciderít nobis, réspiceoprobrium nostrum; Hereditas nostra versa estad alienas, domus riostra ad extráñeos; aquamnostram pecunia bibimus, ligna nostra pretio corrí ,paravimus; Paires nostri peccaverunt, et non,sunt, et nos iniquitates eorum portavimus [*]. ,

No puede darse descripción mas l i teral de.la actual si tuación en que se hallan los Judios;y lo mas lamentable es , que el cumplimientode tod as las Profec ías, los milagros, que n o pu ed enne ga r estos desg raciad os, y el tor ren te de luces que por todas partes difunde nuestra Santa Re ligión, en vez d e i lum inarlos, los cieg any obst inan mas; s iendo esta su misma durezay obsecacion una de las pruebas mas i r refra-

[*] Acuérdate, ó Señor, de loque nos ha suce

dido: mira y considera nuestra ignominia.—Nuestra heredad ha pasado a manos de extrangeros,en poder de extraños se hallan nuestras casas.—A precio de dinero bebemos nuestra agua, ycon dinero compramos nuestra leña. — Pecaronnuestros Padres, y ya no existen, y el castigo desus iniquidades le llevamos-nosotros. Orac ión deJ e r e m í a s c a p . 5. ¡Pobres Judios


58/62

soga bles del Crist ianismo . P e ro dia l legará enqu e ellos ab ran los ojo s, y co ng reg ue el S eñor las dispersiones de Israel , para que hagancon nosotros un sólo rebaño. Así está profet izado.

; M a s ya es preciso conclui r es tas m is br eves y senci l las observaciones, que solo las heformado, por e l deseo que me anima de ser

útil á mi patria. Yo suplico á mis paisanos,qué dispensen los defectos qué haya cometidoen ellas ¡ y reciban solam ente la bu en a voluntadcon que • he pro cu rad o por esté fácil y bre vemedio instruir los en materias , que al paso queson piadosas, exci tan vivamente la curiosidad.

F I N .


59/62

51

NOTA.Después de publicada en Roma la preceden

te relación, como me hubiese yo propuesto reimprimirla, he procurado rectificar de viva voz consu autor varios hechos, pues quisiera que hubiese sido mas difuso; jamás nos cansamos de leerni de hablar sobre lo que nos agrada. Esta relac

Fray José María Guzmán (1837) - Viaje a Los Santos Lugares

Documents

Transcript of Fray José María Guzmán (1837) - Viaje a Los Santos Lugares