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“Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor” Muy queridos amigos y hermanos; ¡Paz y Bien! Os invito a unir nuestras voces para que, como los ángeles en aquella Buena Noche que manifestó la ternura de nuestro Dios, entonemos ese mismo canto que invita a glorificar a nuestro Hacedor y nos compro- mete en gestos de paz con nuestros hermanos que Dios tanto ama. “¡Dad Gloria a nuestro Dios!” (1) Tal vez ha ido quedando en el olvido, arrastrados por una costumbre que adormece los sentidos, la necesidad que tanto como individuos o como pueblo tenemos de volver la vista al cielo y al suelo. ¿Es posible que hayamos olvidado, tal vez obviado, que somos criaturas y no creadores? ¿Habremos olvidado trabajar sin recor- dar que “si el Señor no guarda la ciudad en vano vigilan los centine- las” (2) o tal vez hemos confundido nuestro papel que un día se nos in- dicó de proteger y desarrollar la creación. Si amigos, es urgente recuperar memoria, es necesario ejercitarnos en la humildad porque nosotros y nuestro mundo debemos redescubrir nuestra verdadera vocación; no es otra que glorificar al Señor de la vida. Nuestra terquedad, también nuestro pecado han posibilitado que Dios se haga carne; nuestra falta de razón y contemplación han llegado a incapacitarnos para leer en nuestra propia historia aquello que Dios quiere de nosotros y para nosotros: “que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (3) ; ni más ni me- nos que se sepan amados y capaces de amar. Esta es la única y verdadera gloria de nuestro Dios. Orar, alabar, celebrar y bendecir son verbos que debemos recuperar en nuestro léxico y aprender a conjugar si en verdad desea- mos salir de los oscuros valles de nuestra tibieza y abajar las colinas de nuestro orgullo devolviendo al cielo aquello que le perte- nece porque vamos a glorificar a Dios con nuestra vida. Fruto de esta actitud no va a ser otro que el florecimiento de la justicia, madre de la paz “haciendo a los hombres iguales sin avergonzarse nadie de los demás” (4) Mirad, el Niño que nos ha nacido, el Hijo que se nos ha dado es manifestación de la altura, anchura y profundidad de la ternura de nuestro Dios, por Amor nos hace hijos, por Amor nos hace hermanos. Ese canto que hemos entonado de paz ha de ser prece- dido por un hermoso canto de fraternidad; el otro, mi prójimo, no es un mero ente, es mi hermano, hijo de mi mismo Padre y en quien también, como en Cristo, Dios muestra toda su complacencia. Gloria y Paz, Dios y Hombre, cielo y suelo, todo llamado a la vida porque en todo y en todos es Navidad. (1) Dt 32, 1-12 (2) Salmo 127 (3) 1 Tim 1, 2-4 (4) Himno de Laudes E.D.C. Fraternitatis Editorial Diciembre de 2012 Número 10 Sumario Editorial Nuestra Iglesia Nuestro camino Nuestros maestros Tu rincón “Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando “unos cielos nue- vos y una tierra nueva en los que habite la justicia” (2Pe 3, 13; cf. Ap 21, 1)” Benedicto XVI, Porta fidei

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“Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”

Muy queridos amigos y hermanos; ¡Paz y

Bien!

Os invito a unir nuestras voces para que,

como los ángeles en aquella Buena Noche

que manifestó la ternura de nuestro Dios,

entonemos ese mismo canto que invita a

glorificar a nuestro Hacedor y nos compro-

mete en gestos de paz con nuestros hermanos que Dios tanto ama.

“¡Dad Gloria a nuestro Dios!” (1) Tal vez ha ido quedando en el olvido,

arrastrados por una costumbre que adormece los sentidos, la necesidad

que tanto como individuos o como pueblo tenemos de volver la vista al

cielo y al suelo. ¿Es posible que hayamos olvidado, tal vez obviado, que

somos criaturas y no creadores? ¿Habremos olvidado trabajar sin recor-

dar que “si el Señor no guarda la ciudad en vano vigilan los centine-

las” (2) o tal vez hemos confundido nuestro papel que un día se nos in-

dicó de proteger y desarrollar la creación.

Si amigos, es urgente recuperar memoria, es necesario ejercitarnos en

la humildad porque nosotros y nuestro mundo debemos redescubrir

nuestra verdadera vocación; no es otra que glorificar al Señor de la vida.

Nuestra terquedad, también nuestro pecado han posibilitado que Dios

se haga carne; nuestra falta de razón y contemplación han llegado a

incapacitarnos para leer en nuestra propia historia aquello que Dios

quiere de nosotros y para nosotros: “que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (3); ni más ni me-

nos que se sepan amados y capaces de amar. Esta es la única y verdadera gloria de nuestro Dios.

Orar, alabar, celebrar y bendecir son verbos que debemos recuperar en nuestro léxico y aprender a conjugar si en verdad desea-

mos salir de los oscuros valles de nuestra tibieza y abajar las colinas de nuestro orgullo devolviendo al cielo aquello que le perte-

nece porque vamos a glorificar a Dios con nuestra vida. Fruto de esta actitud no va a ser otro que el florecimiento de la justicia,

madre de la paz “haciendo a los hombres iguales sin avergonzarse nadie de los demás” (4)

Mirad, el Niño que nos ha nacido, el Hijo que se nos ha dado es manifestación de la altura, anchura y profundidad de la ternura

de nuestro Dios, por Amor nos hace hijos, por Amor nos hace hermanos. Ese canto que hemos entonado de paz ha de ser prece-

dido por un hermoso canto de fraternidad; el otro, mi prójimo, no es un mero ente, es mi hermano, hijo de mi mismo Padre y en

quien también, como en Cristo, Dios muestra toda su complacencia.

Gloria y Paz, Dios y Hombre, cielo y suelo, todo llamado a la vida porque en todo y en todos es Navidad.

(1) Dt 32, 1-12

(2) Salmo 127

(3) 1 Tim 1, 2-4

(4) Himno de Laudes E.D.C.

Fraternitatis

Editorial

Diciembre de 2012 Número 10

Sumario Editorial

Nuestra Iglesia

Nuestro camino

Nuestros maestros

Tu rincón

“Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando “unos cielos nue-

vos y una tierra nueva en los que habite la justicia” (2Pe 3, 13; cf. Ap 21, 1)”

Benedicto XVI, Porta fidei

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Tu rincón

Nos encontrarás en:

www.fraternidadfranciscanadelacruz.wordpress.com

Nuestros maestros “Ved cómo nuestro Dios se humilla y cada día viene a nosotros bajo humildes apariencias”

Francisco de Asís Danos el Padre a su único Hijo: hoy viene al mundo en pobre cortijo. ¡Oh gran regocijo, que ya el hombre es Dios!

Teresa de Jesús

“La Serrezuela con Jesús”

Bajo este eslogan ha comen-zado el curso de catequesis 2012 - 2013 en nuestra co-marca. El Hogar “El Amor” se viste cada sábado con la alegría propia de los más pequeños.

Dos grupos forman el catecu-menado: Primera Comunión y preparación para la Confirma-ción.

Deseamos que el primer en-cuentro con Jesús para unos y la profundización de su cono-

cimiento para otros estimule su crecimiento en la fe y vivan gozosos en medio de su propio mundo.

Nuestra Iglesia “El Año de la Fe nos permite aumentar nuestra confianza en la fuerza y en la riqueza intrínsecas del

mensaje evangélico. ¿Cuántas veces no habremos comprobado que son precisamente las palabras de

la fe, esas palabras sencillas y directas, preñadas de la savia de la Palabra Divina, las que alcanzan más y

mejor los corazones y las mentes y les aportan las luces más decisivas? No temamos, pues, hablar con

vigor acendradamente apostólico del misterio de Dios y del misterio del hombre, ni desplegar incansa-

blemente las riquezas de la doctrina cristiana, que contiene palabras y realidades, convicciones funda-

mentales y formas de razonamiento que son las únicas que pueden traer esa esperanza de la que el

mundo tiene sed.

En los debates sociales de importancia, la voz de la Iglesia debe dejarse oír sin tregua y con determinación como lo hace ya en materia de

distinción entre las esferas que son competencia de la Iglesia y las del estado. Precisamente en este contexto, la armonía entre la fe y la

razón os brinda una seguridad especial: el mensaje de Cristo y de su Iglesia no es únicamente portador de una identidad religiosa que exigiría

ser respetada como tal, sino que lleva también consigo una sabiduría que permite examinar con rectitud las respuestas concretas a las cues-

tiones apremiantes - y, en ocasiones, angustiosas - que los tiempos presentes plantean […] Estoy convencido de que esta palabra es esperada

y encuentra siempre una acogida favorable cuando se la presenta con caridad, no como el fruto de nuestra propias reflexiones, sino , ante

todo, como palabra que Dios quiere dirigir a todo ser humano”.

Benedicto XVI

17-11-2012 A los obispos de la Conferencia Episcopal francesa. Ecclesia Num.: 3.653, Pág. 32

Itinerario de Vida - Fraternidad Franciscana de la Cruz

Espiritualidad

5. Amén de los días establecidos para los ejercicios espirituales, nuestras fraternidades realizarán dos “jornadas” de espiri-tualidad: Franciscana en Asís y Teresiana en Ávila acompañados por el director espiritual o por quien éste designe.

6. Junto al retiro espiritual de cada mes, se realizará en todas las fraternidades la revisión de vida y misión de la que debe quedar constancia en el libro de actas destinado a tal fin.

7. Al igual que junto al Sagrario queda encendida una lámpara que nos recuerda la presencia sacramental de Cristo, en la sala comunitaria de cada casa se encenderá una lámpara permanente en recuerdo de Aquel que nos hace hijos y hermanos,

Nuestro camino

Hogar El Amor

Teodora ha compartido varios meses con nosotros,

Carmen tras unos días en casa se ha quedado entre nosotros y ya hace el número 20 de los que aquí han vivido y viven. Gracias por vuestra presencia pues hace que este hogar tenga sentido.