FRANCISCO GONZALEZ GUERRERO, POETA

DE AYER, DE HOY Y DE MANANA

POR PEDRO DE ALBA

"El loco no se cansa de echar

al río sus monedas de plata"

González Guerrero despliega en la pureza del Jai-Kai. la siluetarumorosa del Alamo de la Ribera. Arbol prócer. magnífico señor de lasombra. lira gigante para viento y ruiseñor. que con gesto de Inanirrotolanza sus monedas al espejo indiferente o al cauce profundo. Asíeste poeta del silencio y del recato ha entregado su libro. cada poeInacomo onza de oro recién troquelado cae en el asfalto. rueda en el va­cío. se apaga en el bullicio de los días ciudadanos. Ni sonoro repiqueni feria de luces, la inercia de las horas grises no se rompe ni con lavarita mágica; vamos caminando en la rutina. nos inquietan las ne­cesidades animales y hemos perdido la divina exaltación.

Era de prosa y de angustia en que el alma de las gentes está sus-'pensa ante el horror del hambre o pendiente de las cotizaciones deloro,· ¿Poeta. para qué acuñas tus doblones? Para arrojarlos al río.para entregarlos en dádiva generosa. para difundir la luz del espí­ritu en medio de la tiniebla, No hay gesto comparable al del artista;él nos entrega su tesoro sin pedirnos nada. él convierte la arcilla enf,?rma animada y los toscos guijarros los trueca en piedras pre­cIosas.

Si el libro "Ad Altare Dei", de Francisco González Guerrero. hu­biese aparecido en otra época. habría hecho sonar las campanas delos grandes acontecimientos literarios. Libro realizado con técnicacastiza y noble. entretejido con las más puras resonancias modernas.con el carácter de las obras de todas las latitudes y también con elsello genuino de la mexicanidad.

Ha sido lectura predilecta de unos cuantos; en verdad cada díase leen menos los libros de versos; hasta en las aficiones más íntiTnasbuscamos el estudio social. el ensayo histórico, porque nuestro tieTnpono quiere dispersarse en la dulce vaguedad de los mundos lejanos.

El libro es como una ofrenda: pureza. sencillez. panoratnas ra-

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diosas. estados de gracia o de pecado. lo que se vive y lo que se sueña.todo se lleva en alto y se funde en cálida oración pagana para deposi­tarla en los altares del dios.

EL POETA

Este don Francisco González Guerrero es un legítimo pariente delotro Francisco. de González León. el de Lagos ~ así el mapa espiritualde mi Estado de Jalisco se fija con una antena en el sur. la de Gonzá­lez Guerrex;o ~ otra al norte. la de González León. y para completar latrilogía de los González. diré que en el centro de gravedad que esGuadalajara. se detuvo la estrella de occidente cuando nació EnriqueGonzálezMartínez. Tres poetas con varias afinidades y con marcadasdiferencias. González Martínez. pródigo. :múltiple. exuberante. abier­to; González León. solitario. monocorde. aislado. sacramental. conuna exquisita manera de ver a los hombres y a las cosas de su micro­cosmos pueblerino. González Guerrero. hermético. silencioso. año­rante de mundos lejanos. sin perder la delicada simpatía para sussemejantes. Los tres exploradores de las profundidades del ser y delas lejanías del Cosmos. acentuándose la nota personal y privativaen González Martínez. la claridad del a:mbiente en González León.la actitud solemne. sensual y pagana en González Guerrero. En Gon­zález Guerrero los caminos interiores nos llevan al misterio del sery del no ser. los graves problemas de la vida se resuelven en una ele­gante postura escéptica; a pesar de su espiritualidad. es oficiante delTemplo de Dionisos y bendice las horas que le permiten "la dichade besar la carne lozana". Se encuentra en el libro "Ad Altare Dei"el paganismo más depurado. co:mo si el autor fuera un supervivientede los cenáculos de Alejandría. cuando se intentara rendir culto a losdioses agonizantes. últi:mo esfuerzo para conservar los viejos altares.

Es que en González Guerrero se :mezclan las levaduras más ex­trañas. Acaso su sangre campesina esté hablando en la reverenciaa la naturaleza; su infancia católica en los terrenos nocturnos. cuandono se puede eludir la tentación; su :mocedad de lucha y de pobrezaquiere su desquite cuando en la plenitud actual pide el remanso delas alcobas perfu:madas. extiende sus :manos ávidas para reco­ger las pomas. "pechos duros de las vírgenes. que nadie ha tocadosino las manos del viento•'.

González Guerrero. provinciano incorporado al vértigo de la urbe.conserva la visión de su provincia. una provincia que no es la de LópezVelarde. ni la de González León; los temas pueblerinos asoman tí­midamente y son como un reflejo de lo que se lleva dentro. recuerdomacerado en las profundidades del propio espíritu. Hasta el paisajede González Guerrero se ahanza en los senderos de la vida intros-

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pectiva: es un paisaje en el que las llanuras. los montes. los ríos y elnrmamento tienen un valor íntimo y personal: la propia concienciasirve de marco como una órbita innnita.

Su voz apagada nunca desanna. su mirada descubre 10 que lamayoría de los mortales no ven. Esquiva el trato ocioso porque suíntima sinfonía requiere una concentración absoluta. el diálogo con­sigo mismo 10 libra de las voces importunas: su sensualismo es pro­ducto de la reverencia ascética. la inquietud de sus versos amorososestá santificada por humana oración y piadosa alabanza. ¿Y la mu­sicalidad única de algunos de sus poemas? Música de alma. armoníade las ideas. suaves y melodiosas cadencias. ritmos inesperados.Poeta de íntimo recato. de sencillez ejemplar. de alta dignidad artís­tica. camina derecho y vive su vida un tanto solitaria como un sím­bolo. porque en verdad es muy difícil encontrar quien marche alcompás de su canto interior.

RENGLONES ILUSTRES

Recuerdo cómo López Velarde. para hablar de los versos que learrebatan. gustaba de llamarlos simplemente "renglones"; en vezde terminología retórica empleaba palabras de muchacho de escuelaprnnarla.

En el libro de González Guerrero casi no se puede hacer distingosentre las excelencias de uno y de otro poema; ante la imposibilidadde citarlos íntegros. nos conformaremos con desprender algunos de los"renglones" más ilustres. aquellos que. teniendo parentesco con poe­tas eminentes de estos y de otros tiempos. evidencian. sin embargo.la personalidad acrisolada del autor. Pienso que el Marqués de San­tillana. Góngora y Garcilaso encontrarían sus propias huellas en estediscípulo del siglo XX y le tenderían la mano de maestro y de amigo.Este poeta ha demostrado. en medio de la desorientación reinante.cómo con el viejo arsenal del Siglo de Oro se le puede dar vida nuevaal idioma. El estudio de los clásicos. revolucionarios en su tiempo.le sirvió a González Guerrero para anrmar su espíritu de artista mo­derno.

La Vaquera de la Finojosa del Marqués revive en esta Serranillaque "no tenía nada sino dos frutas sazonando almíbar en rama".en que la picardía y la sensualidad riman sus acordes a muchos si­glos de distancia. Los Pastores. de González Guerrero. son amigosde los de Garcilaso. por más que también se parezcan al de Banville.que era "Pastor de Estrellas ". Es don Luis de Góngora el que brindasu secreto. el que da su más legítima aristocracia a González Gue­rrero. no por giros. imitaciones o frases torturadas. sino por las esen­cias capitosas. por los moldes breves que encierran la inmensidad.

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que simplifican lo eterno. La marca gongorina se encuentra a cadapaso en el libro de González Guerrero; hay, sin embargo, un poema,"Tierra de Sombras", para mí de una singular predilección. en el queLas Soledades, El Polifemo y La Galatea descubrieron a nuestropoeta el camino de las obras maestras. "Tierra de Sombras" esgemelo de los Nocturnos de José Asunción Silva y de los Paisajes deLugones, otros dos eminentes discípulos de Góngora a través de losvientos de Lutecia. González Guerrero acierta en "Tierra de Som­bras" con las notas del terror, de la sensualidad y del misterio; laadolescencia asustadiza va corriendo pareja con la sabiduría del ca­tador de caricias, la pesadilla pavorosa deja una rendija por la quese ve muy lejos una tenue luz de amanecer.

"Aun me queda, del divino instante.en UJl brazo la forma de tu cuello7 en el otro el calor de tu cintura".

exclama el poeta antes de hundirse en las aguas letales del sueñomaléhco. Se dehende al ser arrastrado por la corriente:

"Bajo súbito invierno raudal brevedetenía su curso el pensamiento:7 era temblor de una paloma zuraen mi abismado corazón el miedo.El Dragón de la noche se arrastrab.en medio del enorme bosque negro".

Así navega el poeta por la tierra de malehcios y de espantos hastaque se siente traspasado por los venablos, herido 'por el desaliento y

convertido en cenizas. .

Cerca de las entonaciones de alto registro se encuentra la notagraciosa y leve; vemos al poeta tocar las cuerdas del repertorio in­fantil y recordamos vagamente los poemas de su tocayo GonzálezLeón. Aquel de "Campanas de la Tarde'" que dice:

•'Fué mi libro de texto un amor escolar". se ¡hermana con este:

"La juventud su breve catecismoletra por letra me enseñó una Tez:Corta las rosas, córtalas hoy mismo;de su recuerdo Tivirás después ••• 1..

La ingenua manera de González León en sus "Cuentos de la Co­cina •• tiene un eco remoto en "Adolescencia", de González Guerrero;aunque la avidez juvenil se abrevaba en distintas fuentes. uno y otrosugieren un mundo de fantasía.

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"La Torre en vano medíael tiempo con cuenta gotas"

se lee en "Ad Altare Dei'" y en "Campanas de la Tarde" se nos ha­bla de

"Friolentas noches de enero,el ronronear del Calderoy el estallar de burbujas de la fantasía."

Todavía en "Voces mudas" descubrimos la a:finidad espiritualde estos poetas:

"Ya el Jardín olvidó la podadera.se ha cruzado de ramas la senda Preferida."

dice González Guerrero, y en "Solariega". del poeta de Lagos. se di­buja la casa sobre un fondo mortecino. en un ambiente en el que

"Casi nunca hay rosas/!Iobre el huerto displicenteyen un .sueño de hoja.s seca.sel espejo de la fuente...

LOPEZ VELARDE y GONZALEZ GUERRERO

He lerdo cien veces •'Zozobra", de López Velarde: conozco la Ín­tima :filiación de la mayoría de sus versos y alguna vez he hecho laexégesis de lo que algunos amigos conceptuaban obscuro e impene­trable. Al repasar el libro de González Guerrero me encuentro condos poemas de idéntico título a los de "Zozobra". "Vírgenes" y "TierraMojada". y otro. "Regresooo. de gemela intención con "El RetornoMalé:fico", Con los mismos títulos se logran creaciones de diversocontenido: "Vírgenes", de González Guerrero. suena a canción pa­gana. ávida y hambrienta, fresca y risueña: dentro de su brevedadacierta con el tono cardinal y envuelve a las "Vírgenes •• con la au­sión que se desvanece.

"¡Oh. las vírgene.s de pechos duros.en vano hacia ellas tendemosnuestra cóncava esperanza."

Las vírgenes de López Velarde tienen el sello elegíaco y místico.el autor fué siempre un poco cenobita. las tentaciones de San Antonioy la :fiebre de Pafnucio no eran extrañas a su eterna combustiónamorosa: como un cofrade de los ritos solemnes. llama a las vírgenes"¡Hermanas mías. todas las que contentas con el limpio daño de lavirginidad vais en las bodas celestes.,.". pero junto al limpio

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daño de "Las Once tnil Vírf!enes" ~e oye el rumor de la selva embra­vecida y entonces el poeta quiere detener a las vírg'ene~ que

"arrastra el fatal despeñadero de la muertecon un lúbrico lazo de claveles .l;nado a cada virltinal cintura" .

La "Tierra Mojada", de González Guerrero, en la que" trasciendea tinaja de olor Guadalajara", denota el afán de renovación y desencillez, de íntima alef!ría y de pureza, el poeta se sumerge en elcapelo de la lluvia y se siente ingenuo y cándido porque la tierra

"Está corno en el díaque voló la paloma del diluvio."

En cambio, a López Velarde el olor de la tierra mojada le enciendesu ~angre de labriego y le hace recordar que e8tá "hecho de barro" ;el olor de la tarde mojada para él se vuelve incitante y le hace pensar en:

"Las consabidas náyades arterasque salen del baño al amor"

y a pesar"de la roltativa y del cirio pascual"

las tardes son para él

"como una alcoba submarinacon su lecho y su tina"

"El Retorno Maléhco", de López Velarde, y "Regreso", de Gon­zález Guerrero. son dos poemas que evidencian cómo una emociónsimilar sigue rutas distintas; los poetas vuelven al pueblo nataldespués de largos años de ausencia y las voces del pa~ado y la an­gustia de la~ cosas inanitnadas les llenan el espacio de oracionesfiliales y melancólicas. López Velarde vuelve al pueblo, que se leaparece como

"edén subvertido que se callaen la mutilación de la metralla.••

"Hasta los fresnos mancos.los diltnatarios de cúpula oronda.han de rodar las quejas de la Torreacribillada en los vientos de fronda .••

Era el panorama espectral de un pueblo de Zacatecas azotado porlas calamidades de la guerra civil.

El pueblo de Jalisco al que regresó González Guerrero e~ un pueblo

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envejecido por la inercia y desfigurado por el Carro del progreso,' enese pueblo manso

"Iban las calles sin saber a dóndecayendo y levantando.hasta quedar dormidas en el campo.

Las casitasestaban sin crecer un palmo .•.Recoletas. caducas.sin embargo.nada ha podido resistir como ellasel telúrico baile del espanto.

Ellas saben las vidas paralelasde la locomotora que se va llorandoy el burrito que vuelve cantando."

Los dos poetas se sienten hijos pródigos en su terruño y van reMpasando el rosario del recuerdo con diferente tonalidad; el paisaje d~

López Velarde se extiende

"en un anochecer de maleficio.n la luz de petróleo de una mecha"

y González Guerrero se apresta a descubrir las reliquias del pasadocuando

" ,se Ola.

antes del turno de 105 grillos en el jardín.la banda del silencio ..•y los naranjos.antes pura la frente de azaharestenían frutos nuevos en 105 brazos."

López Velarde volvía a su pueblo bajo el peso de un amor frustraMdo. añorando

"el amor amoroso de las parejas pares"

siente envidia de

"Las golondrinas nuevas. renovandocon sus noveles picos alfareroslos niños tempraneros"

y en un desfallecimiento profético dice:

"Mi sed de amar será como una argollaempotrada en la losa de una tumba".

entretanto. la briosa vitalidad de González Guerrero y un cierto estadode gracia saludan mansamente a las sombras de lo que se fué:

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"A mi encuentro salió toda de blancocon el perfume que aprendí en mi novia.la casa que el olvido está alquilando."

y a la desesperanza fúnebre de "Zozobra", responde GonzálezGuerrero con una radiante alegoría del tiempo que viene cargado depromesas:

"Cabalgaba el rocín de la aventuraal margen de los libros no estudiados;rubias horas de sol. vistiendo seda.esparcían sus ansias como nardos."

Así pasaron estos dos poetas por las calles de su pueblo nataLen desfile de recuerdos y de presagios, sumisos al llamado apremiantede su extraño destino.

EL VITALISMO DE GONZALEZ GUERRERO

"Me siento rama verde. va a florecer mi vida;y algo.tal vez la dicha. canta en mi corazón...

En esta exaltada estrofa se difunde González Guerrero en la in­mensidad de la naturaleza; no inquiere, como Amado Nervo: "¿Seráacaso la muerte, será acaso el amor?", no, éL con una actitud valerosa,acepta sus ansias de saborear lo mismo la fruta prohibida que el paneucarístico. Sentirse "rama verde" para entrar en la pluridad de losmundos, como cuando algún amigo de mis mocedades, frente a laextensión de campos exuberantes, decía, en un arranque de centauro,que le daban ganas de relinchar. El orgullo de ser gentes de razónse sacrifica ante el infinito de lo inconsciente, nuestros sentidos sonpOlla cosa y aspiramos a los registros dionisíacos de los animales o alinefable silencio de las plantas, que guardan los secretos más profun­dos de la vitalidad.

La primavera de González Guerrero es una íntima euforia espi­ritual. se hermana con la primavera de la amada y con el florecer delos campos,

"desbordante en amables canciones. y floridaigual que tu olorosacalleja de provincia",

así en su poema

"Mientras tu Primavera ...• ,

tiende al paso de la amada los tapices policromados y entona para elfestín las

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"palabras que destilanamor, como en embrujo .•• "

se reserva para la hora del cansancio y la desilusión la hospitalari.atibieza en las alcobas y entonces le tiende las Inanos

"para llevarla tras levespasos a la escondidasoledad, vaso oscurode sombra y de caricias."

Cuando hayan pasado los días bulliciosos y el desbordam.iento dela juventud. le dirá bajo la amable sombra del recuerdo:

"Que t6 espere un silencioancho de piel felinacomo flor de reposo."

versos dignos de un mandarín oriental. que ofrecen la magnificenciade la piel de tigre como decoración adecuada para los instantes en queel amor vuelve sumisos a los guerreros y a los tiranos.

Dentro de la aparente brevedad del libro se tocan todas las cuerdas.se siente que es la producción de muchos años y que los panora-rnashan sido vistos desde variados ángulos de la vida. En una época Gon­zález Guerrero recibió. como González Martínez. el soplo de la es­piritualidad trascendente de Mallarmé o de Maeterlinck, C01YlO en eldelicioso calafón

"Dejo mi alma dormida"

"abro un libro de versos" ... y "Delicia", allí las voces inefablesse tejen con la diaria emoción, y el amor humilde tiene el valor de 10eterno y de lo infinito,

"Pensar que nuestra alcoba es el centro del Mundoy única en su belleza la rosa que cortamos! .••¡Dulzura de las noches! Tenemos todavíala dicha de morder la carne lozana."

apenas asomado a las quietudes místicas. el poeta se escapa y nosdice:

"en mi pegaso inqui.to voy a encontrar la vida .• ,'·

González Martínez y González Guerrero le dieron su m.atÍz al sirn­bolilimo y aunque a veces trataron de encerrarse en sus alcázares in­teriores. era tan vigorosa su vitalidad, que se escapaban a cada pasopor entre las rejas de los ventanales, alternando así el culto al silen­cio y la salutación a la vida rUInorosa.

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Las más puras esencias vitales se concentran en el poema "Ma­ñana"; el romántico y el epicurista se dan la mano; el enamoradodel ayer y el agorero del mañana se confunden en el dramático va­lor del instante. La divina ilusión de la Juventud y "El canto de viday de esperanza" de Darío, parecen desplegar su aliento sobre la cum­bre espiritual de nuestro poeta, parecen abrirse las lejanías del futuroen una promesa fecunda, pero hay un contrapeso, una llamada a lasrealidades inmediatas que invitan a concentrar todas las emocionesen la inmensa pequeñez del minuto de dicha, de alegría o de dolor.

MAÑANA

"MAÑANA será un día venturoso.

Mañana encontraremos el caminofácil, por la romántica laderadel ensueño que tanto perseguimos:y el alma, entre las cumbres silenciosas.a volar echamos en un grito.

Mañana será un día con cimientofirme. fundado en corazones vivos.Ascenderemos, con la fortalezadel orgullo. al inhóspite dominiode los que nada esperan de los otros.y viviremos como en un castillo.

Mañana ser·á un día cual ningunode esta guirnalda que tejió el destino.Volverá el soL mañana, a dar luz de oroy el amor será un huerto florentísimodonde descansaremos de la vidacon la dulzura buena del domingo.

* * *y en tanto que decíamos: "mañana",

de la copa agotarnos nuestro vino:y al repetir: "mañana". íbamos dandopasajero deleite a los sentidos.Con cadenas de rosas, sin saberlo.fuimos de cada instante los cautivos.

Seguimos el miraje del mañana.Creíamos en él como en un ídolo:pensábamos en él como pensamosen la mujer que guarda nuestro anillo.y ese mañana de ilusión fué estéril.¡Lo bello fué el instante que vivimos!"

Copio íntegramente este poema para ser consecuente conmigomismo y porque a fuerza de leerlo casi me lo sé de memoria; pienso,además, que quienes lean este ensayo dilatarán su corazón con estasestancias musicales. Cómo no sentir la plenitud interior y la difusiónsideral cuando el poeta nos dice:

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"y el alma entre las cumbres silenciosas.a volar echaremos en un grito";

él nos el~va y nos hace respirar el aire de las cumbres; nos lleva almirador de las excelsitudes y de los abismos. Lograr con elementosdiáfanos y naturales la suprema elevación es un distintivo de la"eterna poesía". En este poema recorre González Guerrero la escalaque va de Apolo a Dionisos; después de sublimar el pensamiento en lapureza de las alturas. nos invita a la selva de Pan y nos dice:

"y al repetir: "mañana", íbamos dandopasajero deleitc a los sentidos.Con cadenas de rosas. sin saberlo,fuimos de cada instante los cautivos."

La impalpable esencia espiritual nos invade y luego las voces de lossentidos nos incorporan a la danza de las bacantes; en el rito griegoy en la sonata de los minutos vamos recogiendo las flores y los pám­panos en la primavera y en las vendimias.

He tomado mi desquite contra el automatismo insulso. contra larutina enervante. contra la vulgaridad de las preocupaciones diarias.refugiándome por una hora en el ambiente de este libro; he recorridoen compañía de González Guerrero la gama lírica de las emocionesy con su ayuda he avivado mis le; anas aficiones juveniles de empeder­nido lector de versos.

Fin de semana saturado de aromas y de armonía que me hacenvivir plenamente; anhelo de quietud y de equilibrio. ensueño de pazque se destaca para mí en un fondo de melancólico atardecer: todoeso me ha dado el poeta González Guerrero. espléndido y manirroto.dibujante de paisajes. troquelador de medallas. gambusino de lasprofundidades del alma.

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