Fragmentos de tu historia

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Libro de testimonios acerca de Sergio Reyes Navarrete

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Fragmentos de tu historia A 40 años, palabras para tu Memoria…

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Agradecimientos

Queremos agradecer la generosidad de los testimonios recibidos,

a todos y todas quienes se dedicaron a buscar en sus corazones

la imagen de Sergio.

Que sus palabras y sus recuerdos, sean la inspiración

para aquellos que descubrirán la memoria a través suyo.

Magdalena Navarrete y Familia.

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SERGIO ALFONSO REYES NAVARRETE

“Cuando cortaron tus alas, no sabían de tu relación con nuestras Memorias”

La primera vez que leí esto pensé en Sergio como una golondrina; aunque este no fue nuestro primer encuentro, desde

ese día tuve algo que lo representara. De esto hace bastantes años.

Fue en la universidad, cuando hicimos un registro de todos nuestros compañeros ex alumnos de la Universidad de

Chile, que habían sido desaparecidos o ejecutados, que vi por primera vez esa foto en blanco y negro, con el nombre de

Sergio Alfonso Reyes Navarrete, el economista de 26 años que había sido secuestrado en 1974 y de quien no había

muchos datos, ni testigos que pudieran dar cuenta de su destino.

En el Colectivo José Domingo Cañas volví a reencontrar ese nombre y ese mismo rostro: un hombre de cabello oscuro,

con un cigarro en los labios, eternamente encendido. Ahí empezaba a relacionar mi historia con la suya.

Han pasado más de 17 años desde que supe de él y hoy, por azares de la vida, por esa porfiada resistencia al olvido me

encuentro escribiendo palabras para un libro tan íntimo que no sé bien por dónde comenzar.

Hace unos meses, su madre y yo comenzamos el camino por conmemorar los 40 años desde su secuestro, de aquel

fatídico día en que comenzó a perderse los cumpleaños familiares, el nacimiento de sus sobrinos… los abrazos de su

mamá. Ese día, probablemente, los esbirros que lo capturaron no lograron imaginar que, aun cuando ellos tenían las

armas para desaparecerlo, jamás podrían determinar el que permanecería en la memoria de su generación y de las que

le siguieron, en la vida y en la lucha.

Cuando partimos con este acto de memoria, pensamos en poner una placa que hiciera honor a su memoria, un trozo de

metal quemado a fuego que imprimiera su imagen para siempre, que lo inmortalizara y, creímos que era indispensable

dejar también un recuerdo para cada una de las personas que acompañaran a su familia este día; pensamos hacer un

díptico, un marcador de libros… y así llegamos a la idea de escribir un libro, pero no solas, sino con todos los que

quisieran dejar un recuerdo de su relación con Sergio.

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Este texto es precisamente eso, un cúmulo de testimonios de quienes lo conocieron en distintas etapas de su vida, desde

distintas perspectivas; las historias están unidas por un concepto único: el inmenso amor con que lo recuerdan sus

hermanos, sobrinos, amigos, compañeros y por cierto, el inmenso, inmortal, abrazador y profundo amor que le profesa

su maravillosa madre. Cada uno de nosotros ha brindado horas de su vida a escribirle y recordarlo, alegre, profundo,

comprometido. Hemos ofrecido horas de nuestras vidas, pero su madre, nuestra muy querida y admirada Magdalena

Navarrete ha dedicado los últimos 40 años de su vida a perpetuar la vida de Sergio, a mantener viva su memoria, a

buscarlo en cada lugar que ha sido posible. Vaya para ella, entonces, el mayor reconocimiento en este libro.

Somos conscientes que el tiempo ha pasado y cada uno ha seguido con sus vidas, pero también sabemos que, aunque

demos muchos pasos a diario, la memoria de nuestro querido Sergio está presente en nosotros. Algunos no lo

conocimos, algunos crecieron sabiendo de este tío que se transformaba en mito a cada paso, otros tendrán siempre el

recuerdo de un Sergio muy joven, con la convicción en el rostro, con la música de Pink Floyd y The Beatles en sus oídos;

otros lo hemos conocido en los andares políticos y hemos admirado su capacidad de trabajo. Esta es probablemente la

mayor intención de este homenaje: permitir que quienes estamos vinculados a él –por la razón que sea- podamos

compartir en la intimidad de la lectura personal, aquellos recuerdos que colectivamente hemos transformado en nuestra

memoria. También será un documento que jóvenes que están lejos de esta historia, podrán conocer y ver en Sergio, un

modelo de luchador social y militante mirista, pero también el hombre que llegó con flores al examen de grado de su

esposa.

No pretendemos hacer una “historia” de Sergio, nuestro propósito siempre fue recopilar retazos de recuerdos, unirlos

con lazos indisolubles e indelebles, acariciar las letras de cada uno de ellos y con esto, poder tocar la imagen de nuestro

compañero, hermano, hijo, amigo y esposo.

Esto es lo que los asesinos no pudieron quitarnos: pudieron quitarnos sus abrazos y matar su carne, pero jamás

pudieron ni podrán impedirnos que acariciemos su memoria, tierna, dulce y militantemente, como se debe recordar a

las personas como él.

Estoy cierta que este aporte que hacemos a la memoria de este país con este texto, no es un “grano de arena” como se

suele decir, este aporte es, indiscutiblemente, un paso importante para dignificar a nuestro Sergio.

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No quiero terminar esta pequeña introducción sin darme un gusto personal: quiero escribirle a él también: “Sergio

Querido, no te conocí. Cuando te llevaron yo no había llegado a este mundo –ancho y ajeno-, nunca escuché tu voz,

jamás compartimos un café, no obstante, quiero decirte que estoy orgullosa de ti, que lo que tú dejaste sembrado, lo

acogimos casi 20 años después, aquellos que conocimos tu historia.

Quiero decirte que tienes una madre maravillosa y que la atesoro en lo profundo de mi corazón. Me siento privilegiada

de estar en el mismo camino político que tú, y que haces falta… nos haces mucha falta para inspirar el trazo incierto

por el que nos ha llevado la historia. Mujeres y Hombres como tú, como Miguel, como el Bauchi, como Lumi y Cecilia,

como tantos otros y otras, son indispensables en este mundo.

Querido Sergio, aquí están las palabras de tu gente cercana, cargadas de recuerdos para tu inmortalidad. Dicen que te

gustaba la música y la danza, que eras muy bueno para cazar bichos cuando chico, que en el Seminario San Rafael eras

brillante; nunca escucharé esas historias de lagartijas capturadas en los cerros del puerto, y de hecho yo les tengo

miedo a esos bichos, pero poco vale eso, cuando los recuerdos se empiezan a teñir de memoria.

Tu madre está bien, la estamos cuidando con todo el amor del mundo… Tú y yo nunca nos conocimos, pero ¿sabes qué?

Cada vez que enciendo un cigarro pienso en ti, y me gustaría que hubiésemos compartido uno, para que me contaras

historias de luchas dadas, de convicciones, tal vez algún consejo para llevar bien las finanzas, o los avatares del

cotidiano, ¡hay tantos temas de conversación! Qué pena que eso no haya sido posible, pero la memoria es infinita y tu

alma incansable también me acompaña.”

Esperamos que este compilado de historias sea un momento para compartir sus recuerdos, la vida, memoria y

consecuencia de Sergio lo vale.

Claudia Videla Sotomayor

15 de noviembre de 2015

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Recuerdos de mi hijo Sergio

Mi primer recuerdo fue cuando nació. La matrona de la clínica lo tomó de las piernecitas y me lo mostró. Era precioso.

Le pregunté si era hombrecito o mujer, y cuando me dijo que era varón me decepcioné porque ya tenía dos hijos varones

y queríamos una niñita, pero con los años he comprendido que fue mejor así.

Como era el tercero de cuatro hermanos y el menor (hasta ese momento), tuvo una buena diferencia de años con los

más grandes, lo que se notaba porque era el “conchito” de la familia. A él no le gustaba para nada, quería ser igual que

sus hermanos mayores y no aceptaba mimos o caricias como se hace con los bebes. Fue siempre un niño muy

independiente y llevado a sus ideas.

En esos años, no existían los jardines infantiles y lo matriculamos en un colegio inglés de Valparaíso, cuya directora era

la Miss Masks, mientras cumplía la edad para entrar al Seminario Episcopal San Rafael donde ya estudiaban sus

hermanos. El colegio era muy grande y tenía incluso un pedazo de cerro que le pertenecía y, tenía una política de colegio

siempre abierto a los estudiantes y como a Sergio, por su carácter inquieto y curioso, le fascinaban los insectos, muchas

veces llegaba con bichos y lagartijas. Como anécdota, un día descubrí en una cestita, una culebrita escondida en la

casa, y claro, el susto fue grande para mí, pero eran cosas de niño y después nos acostumbramos a su gusto por

descubrir la naturaleza.

Al crecer era indisciplinado, en el colegio tenían cierta manera de castigarlos y, recuerdo que, cuando llegó al curso en

que podía usar pantalones largos, a él como castigo lo hicieron ponerse pantalones cortos. Él se las arreglaba para

cambiarse porque había una vecinita que lo miraba cuando pasaba frente a su casa.

Fue desde pequeño un gran lector y se refugiaba en sus revistas y libros; tenía colecciones que cuidaba con esmero, en

cambio, no le gustaban los deportes.

Valparaíso en esa época era un paraíso para los niños que podían recorrer sus cerros y riachuelos sin peligro alguno. Se

hacía mucha vida de barrio y ellos se criaron junto a muchos vecinos: Claudio, Tito, Lalo, Mario, Carlos, Darío, Tatín,

Nino; ellos, aun lo recuerdan. Las casas siempre estaban abiertas para los demás, en los cumpleaños nadie invitaba

porque llegaban todos los amigos como a su casa y en los años nuevos se visitaban con todos.

Desde chico tuvo una gran capacidad para soportar el dolor, nunca llegó a quejarse porque se había caído o le habían

pegado, lo que seguramente le sucedió porque era siempre el más bajito y delgado del curso.

Cuando se le declaró una apendicitis que, luego pasó a peritonitis, el médico no se explicaba cómo Sergio soportaba

tanto dolor.

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En el año 1964, la Induslever, firma donde trabajaba mi marido trasladó su gerencia a Santiago, por lo que nos tuvimos

que venir a vivir a la capital y cambiarlos de colegio. Ya en ese año a Sergio le habían dicho que no le renovarían la

matrícula por indisciplinado, entonces, su papá lo matriculó en el Liceo Amunátegui pero él nunca se acostumbró y,

terminado el año nos pidió volver a su antiguo colegio. Nosotros no estábamos en condiciones de pagarle un internado

pero Sergio nos aseguró que podía volver, nunca supimos cómo convenció a su guía espiritual, el Padre Julio Duque,

pero él lo becó para el último año de estudios en el Seminario San Rafael de Valparaíso.

Después de dar la PAA, se matriculó en Agronomía de la Universidad de Chile donde cursó un año para trasladarse a la

facultad de Economía de la misma universidad.

Con tres hijos en edad de merecer, nuestra casa siempre estaba visitada por muchas niñas que fueron siempre muy

queridas porque no tuvimos hijas, pero lo notorio fue que siendo Sergio el menor de los tres, fue el primero que llegó con

una niña tomados de la mano.

Ya en la universidad se le hizo muy complicado estudiar de noche como le gustaba por eso un día nos comunicó que se

cambiaba al pensionado de Economía que estaba en la calle República N°50, donde tenía más facilidades para sus

estudios; de todas maneras, siempre estuvo muy ligado a nuestra casa y generalmente pasaba los domingos con su

familia.

Como era tan aficionado a los libros, cualquier dinero para comprar ropa lo invertía en libros, llegó a tener una

biblioteca muy selecta; recuerdo los closets abiertos y los libros esparcidos en el suelo cuando Osvaldo Romo allanó su

departamento y luego lo sacó esposado llevándoselo.

Me imagino que en la Unidad Popular y el gobierno del presidente Salvador Allende fue uno más de los jóvenes idealistas

queriendo cambiar el mundo y en la conversaciones con sus hermanos no imaginaron el horror del un golpe de estado.

Un día de 1972 creo, llegó Sergio con María Elisa y nos presentó como su polola oficial. Fue un día muy feliz para mí,

por fin teníamos una hija.

Ellos vivían en calle Vergara, en un departamento en el centro de Santiago y se veían muy enamorados.

Con su forma de ser, reservado y antisistema, cuando se casó, no nos contó y durante un tiempo los seguimos tratando

de pololos… seguramente ellos se divertían con la situación. Uno de mis recuerdos más hermoso y doloroso es el del 19

de septiembre de 1974 en que hicimos un asado con toda la familia en la parcela de un amigo de su hermano Toco, en

Peñalolén. En el atardecer lo veo recostado a la orilla de la fogata, mirando las llamas, tal vez pensando en sus amigos

presos, torturados, quizá desaparecidos, porque en esos días llegaba a veces a nuestra casa muy agotado y se recostaba

en un sofá sin conversar. Como todos sabíamos lo que estaba pasando en el país, nadie preguntaba; sólo necesitaba

una acogida silenciosa de parte nuestra.

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Pero otras veces llegaba contando como un tipo que creían derecho y que tenía poder, estaba entregando nombres de

compañeros a los que estaban torturando, otras veces le llegaban noticias de compañeros muertos o de algunos de los

que no se sabía su paradero.

Creo que mi hijo fue feliz la mayor parte de su vida, amante de lo bello en todas sus formas, en el arte, la literatura,

consecuente con sus ideales se quedó en el país y eso le costó la vida. Es uno más de los héroes de la resistencia contra

la dictadura y así pasará a la historia.

Sabemos que por su intermedio, muchas personas salvaron su vida y su hogar fue refugio de compañeros que debían

sumergirse para salvar la vida… de eso existen muchos testimonios.

Magdalena Navarrete Faraldo, Madre.

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SERGIO

Escribo desde el dolor, pero también desde la admiración y desde la fraternidad. El recuerdo que tengo de él cuando

niño es por sobre todas las cosas de un infante rebelde, aficionado a la observación de insectos, muy dado a gozar con la

lumbre y el calor producido por el fuego.

Me producía envidia, no sé si sana o no, el hecho de que dos vecinas, señoras ya, dónde lo veían le hacían cariño y le

daban sonoros besos, producto creo yo de su singular temperamento que sin duda atraía.

Despuntaba ya una inteligencia superior que en la adolescencia se tradujo en su ingreso a la universidad en la carrera

de Agronomía y con posterioridad en Economía, ambas en la Universidad de Chile.

Ahí fue donde empezó a definir su posición política, por lo cual comenzamos a acercarnos, pues, logramos identificarnos

plenamente con los anhelos de cambios y de justicia de los jóvenes de entonces.

Amante del arte y la cultura, llegaba a la casa al anochecer, apagaba las luces y en posición yoga escuchaba a Bach,

cosa que compartíamos además por cierto fanatismo por los Beatles.

Siempre lo veía portando o leyendo a autores de peso como Cortázar o Mac Luhan, cosa que me parecía y parece

francamente admirable. De los cuatro hermanos fue, a mi modo de ver, el más inteligente y el que tenía la visión más

clara de la realidad, el que unía pensamiento y acción, el que me explicaba el acontecer con sencillez y mesura.

Para terminar esta brevísima semblanza quisiera destacar un hecho que lo retrataba de cuerpo entero: arriesgando la

vida fue capaz de cobijar a un compañero que era asediado por los esbirros de la dictadura, y lo hizo decididamente,

ganándose para siempre mi admiración y cariño.

Aunque parezca cliché ¡hermano, tu estás con nosotros!.

Calolo (Jorge Reyes Navarrete, hermano)

16 de noviembre de 2014.

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Mi tiempo con Sergio

Mis recuerdos con mi hermano Sergio son difusos, él ya vivía fuera de la casa de mis padres cuando

ocurrió el golpe militar. Era yo un niño de 12 años, tal vez esos son los tiempos que más recuerdo, ya que fueron los de

más tensión en mi casa. Muchas tardes, escuché las charlas de mis hermanos con respecto a lo que estaba pasando y,

en un par de ellas, Sergio señalaba que todo estaba muy complicado y peligroso en el día a día, y que incluso uno de sus

compañeros había sido encontrado muerto en una ciudad costera.

Cuando mi hermano llegaba a mi casa, generalmente los Domingos, me tocaba la cabeza diciéndome que no viera tanta

televisión , que me iba a cuadrar la cabeza. En otras ocasiones me ayudaba en las tareas , sobre todo de matemáticas, y

lo recuerdo largos ratos extendido en el sillón del living leyendo y , a veces, lo veía dormitar en ese mismo sillón.

Siempre hubo mucho diálogo entre mis hermanos, generalmente charlas políticas, lo que no comprendía demasiado en

ese momento pero que me fue quedando claro en el tiempo.

Con la distancia del tiempo, percibía a Sergio como un joven tranquilo y reflexivo, fuerte en sus opiniones y con humor

sarcástico.

Hay pasajes en que recuerdo a su mujer diciéndole “malo”, pues la molestaba con bromas que la hacían rabiar, y

también los recuerdo siendo cariñosos y muy cercanos.

Mis recuerdos son ahora lejanos y muy puntuales, muchos de ellos han rebrotado en alguna charla con mis hermanos

que le sobrevivieron en este largo y penoso viaje de historia negra de nuestro país. Tal vez, por mi poca edad no

dimensionaba la crudeza de los momentos que debían enfrentar, fundamentalmente, mis hermanos mayores por su

condición de jóvenes en ese entonces y sus militancias personales. Pese a que entendía que las repercusiones del golpe

eran un peligro constante para mi familia, veía cierta normalidad en el vivir cotidiano, y cuando Sergio nos visitaba

sentía la tensión por los acontecimientos que ellos comentaban, pero seguíamos en una normalidad que intuíamos,

desde las distintas visiones, que no era cómoda y algo oscuro anunciaba. Todo se me confirmó el día que detuvieron a

Sergio, desde ahí hasta hoy mis recuerdos ligados a mi Hermano son de carácter inefable, y se entrelazan en un pasado

indefinible que me cuesta ordenar. Aquel día de su desaparición, me aprestaba para ir a la casa de unos amigos

contemporáneos míos a una fiesta, y escuché , a medias, que a Sergio lo habían sacado esposado de su casa en el

Centro de Santiago. Esa noche, me fui con un dejo de amargura pero sin entender que ya no lo vería más, luego se

fueron acumulando los años sin él y esa pregunta que es un sufijo del desaparecido, ¿Dónde está? , fue pasando a ser

parte de la imagen mental que tengo de él aprisionada en una foto en blanco y negro que hoy, para mí, es un concepto

de tristeza.

Patricio Reyes, Hermano

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Mis vivencias de Sergio, desde que lo conocí hasta el último día que estuve con él.

1.-Conocimiento.-

Lo conocí en el pensionado universitario de la Universidad de Chile, “Paulina Star”, ubicado en Av. España con

Grajales, en que yo residía junto con mi hermana, siendo él residente universitario, del Pensionado de Economía,

también de la Universidad de Chile ubicado en Av. República.

La convivencia en cada uno de estos pensionados y también entre ambos era bastante democrática y horizontal Si bien

recibían financiamiento de la Universidad de Chile, la administración era de cargo de los residentes. Por eso tal vez, a

veces se hacían excepciones y se autorizaba en determinados casos, como sucedió con Sergio, residentes que eran de

Santiago y no de provincias.

Cuando me lo presentaron formalmente, que parece fue su amigo Julio Abarca que un día vino con otros amigos más de

ese pensionado, me di cuenta que lo ubicaba de vista, porque antes había pololeado con otra niña de nuestro

pensionado. Esto me parece fue a fines de 1971 o comienzos de 1972. Lo que más se comentaba de él y probablemente

me haya llamado la atención era que venía llegando de cuba, que había estado un mes en la Isla. Luego empezó a ir

más seguido al “Paulina”, a salir, a ir al cine, a conversar, etc. y dentro de poco estábamos pololeando.

Empezamos una relación muy bonita y también bastante rupturista para la época, porque junto con otra amiga

“Paulina” casi habitualmente nos íbamos a dormir al anexo del Pensionado de Economía.

De entre sus actividades estaba terminar el último año de la carrera de Economía ya que estaba próximo a egresar,

meta que alcanzó a cumplir, ya que obtuvo un titulo de bachillerato en Ciencias Económicas.

Lo que más me llamó la atención fue su inteligencia, sensibilidad y gran amor por la lectura y el gusto por la filosofía.

Cuando lo conocí estaba leyendo las obras completas de Proust. Me decía que al comienzo todo lo veía desde la óptica o

dialéctica marxista de Marx, pero después se dio cuenta que había otras ramas del saber que quería conocer. También

me dí cuenta que le gustaba estudio de las plantas y los animales. (Había estudiado un año de agronomía ). De hecho

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se suscribió y yo después la continué a una colección muy hermosa sobre “El mundo de los Animales”. Además estaba

suscrito a editoriales españolas que le enviaban libros y revistas.

También al comienzo lo acompañe una o dos veces al Bafona, ya que asesoraba y llevaba algunas contabilidades del

ballet. Allí tenía un amigo mexicano quién le hizo los contactos para el viaje a Cuba. A esta persona no lo conocí

personalmente, porque no siempre estaba en Chile.

En lo político, cuando lo conocí me dijo que se estaba saliendo del partido socialista para empezar a trabajar en el Mir.

Hay que destacar que en ese tiempo parte importante de la actividad política universitaria se hacía en los pensionados.

En ese tiempo, comienzos del 72, yo había egresado de Derecho y estaba haciendo la práctica en un consultorio jurídico

del Centro de Santiago, al que Sergio a menudo me pasaba a buscar.

También en esa época me invitó por primera vez a su casa, para que conociera a su familia, un día domingo a almorzar.

Así fue como conocí a su mama, la Sra. Magdalena Navarrete, a su papa, Don Jorge Reyes y sus otros tres hermanos,

Jorge, Víctor y Patricio, en que Sergio era el tercero, con quienes empecé a compartir habitualmente los almuerzos del

día Domingo.

2.- Consolidación, vida en pareja.

La práctica jurídica fueron 8 meses muy entretenidos, pero a su término ya debía salir del pensionado, como lo exigía el

Reglamento. Me fui a vivir con mi hermana a un departamento de calle Vergara, que ya había arrendando meses antes

con otras amigas ex residentes del Pensionado.

Ya estábamos en el comienzo del año 1973 yo estaba trabajando en el MOP. Sergio, por su parte, también comenzó a trabajar en la Corfo. La realidad político social se comenzó a complicar, vino el “tancaso” del 29 de junio de 1973, y aunque después aparentemente la situación se normalizó las diferencias y el antagonismo se intensificaban cada vez más.

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También me recuerdo que las otras compañeras que habitaban el Departamento comenzaron a irse y a buscar sus propios destinos. Nos quedamos solas con mi hermana y el Departamento de calle Vergara 24 fue lugar de encuentro de los amigos de ambos pensionados. Sergio en ese tiempo como que de a poco fue dejando el pensionado y comenzó a quedarse más con nosotras. Al poco tiempo ocurrió el “golpe” y ese día los dos con Sergio fuimos a trabajar, pero a mi me tocó justo el avión que hizo la advertencia a la Moneda con un tremendo ruido por pasar la barrera del sonido, nos hicieron devolver de inmediato. Además no se podía entrar al Ministerio, porque en el 5° piso el GAP estaba combatiendo. Con los nervios que nos invadían a todos, a mi se me intensificó más la angustia, con la espera que Sergio no aparecía, ya que regresó pasada las tres de la tarde, y con tres amigos. Esa noche dormimos en el pasillo, porque hubo balacera

en el edificio. Nos alimentamos de fideos y cociné un pan en la sartén que quedó bien bueno, porque no teníamos cocina con horno. Mi hermana no estoy segura si estaba de vacaciones o estaba de turno en la Posta Central y tuvo que seguir de largo; me ha comentado que en esos días ocurrieron cosas terribles en ese lugar que algún día contará. Después del golpe vino el miedo, en la semana siguiente, los que llevaban un brazalete en el brazo empezaron a llamar a la gente que debía bajar a los buses Para llevarlas el Estadio Nacional. A los dos no nos pasó nada. Luego como mi mamá había anunciado visita desde Ovalle y no veía con buenos ojos esto de la convivencia sin matrimonio, Sergio recogió el mensaje e hizo los trámites en el Registro Civil sin decirle a nadie; yo también por mi parte no hice nada, ningún comentario. Solo una compañera de curso de Derecho y su marido nos sirvieron de testigos de la boda que fue el 19 de Noviembre de 1973. Transcurrido un tiempo, Sergio les contó a los amigos más cercanos y su mamá supo la noticia después de desaparecido. Tanto Sergio como yo no fuimos despedidos de nuestros trabajos, pero por mi parte lo percibía difícil ya que la desconfianza siempre estaba presente y había muchos mirones. Llegó el año 1974 y comenzaron las detenciones de personas cercanas, y otros partían al exilio. Nosotros no comentamos el punto.

Su ánimo cambió se puso mucho más retraído que lo habitual. Con el conocimiento de ahora pienso que estaba deprimido, pues comenzó aparecerle vitiligo alrededor de los ojos y se veía muy pálido. En ese tiempo apareció Alicia ( Alias … no me acuerdo ), una compañera del Pensionado que según ella ocupaba un cargo importante en el Mir, con distintos disfraces.

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Un día nos pidió que si podíamos tener por unos días a un compañero que debía viajar al extranjero. Esta persona resultó bien extraña, era moreno claro, pelo negro lacio, mediana estatura, salía siempre de lentes oscuros y escuchaba marchas. Después de un mes y medio de permanencia no grata, se fue. 3.- Ultimo tiempo. Un paréntesis: El año pasado, cuando Alicia fue careada conmigo en la causa Rol 2182-98 Operación Colombo que se instruye por el desaparecimiento de Sergio y de varios más, ella negó toda relación conmigo, que nunca había visitado el

departamento y que no nos había dejado de visita a la persona mencionada. En los meses de septiembre y octubre de ese año 1974, yo pedí permiso sin sueldo, porque estaba preparando el examen de grado, al que me dediqué ciento por ciento, pues el tiempo no era suficiente. Aquí tengo que destacar que Sergio me acompañó mucho en este trance ya que estaba sorprendido de todo lo que tenía que estudiar, a lo que yo le respondía que el examen de grado de los abogados es oral, ante una comisión muy exigente y sobre todo en ese periodo con profesores pro-dictadura que decían abiertamente que los egresados del año 1971 no sabían nada. Me recuerdo que le recitaba algunas materias y la cédula que debía exponer oralmente en el examen cuando ya se acercaba la fecha de éste. El muy receptivo y parece también interesado en tema, me decía que pronto terminaría su carrera. Un día me preguntó si podía asistir al examen, al que yo le dije que nó porque me iba a poner más nerviosa, pero cual fue mi sorpresa cuando por fin aprobé, esa tarde-noche del 29 de octubre de 1974, me estaba esperando con un ramo de flores, junto a mi amiga y compañera Carla y su marido que también traían algo para celebrar. Unos cuatro días antes del fatídico sábado 16 de noviembre de 1974, en mi trabajo me designaron fiscal en un sumario, para que fuera a investigar dos muertes que habían ocurrido por la caída a un canal, en Linares. Sergio me acompañó a la estación de tren y me dijo que probablemente iría a esa zona el fin de semana para conocerla. En esa última despedida lo vi muy bien, estábamos bien como pareja y conversamos en concretar el viaje que teníamos proyectado.

El día lunes siguiente me llamó por teléfono Víctor, su hermano, informándome de la detención de Sergio y que retrasara la vuelta porque corría el mismo peligro de ser detenida. Después me enteré que Gerardo Cáceres otro amigo muy cercano de Sergio, fue al departamento ese día sábado 16 de noviembre y se percató del allanamiento y que Sergio se lo había llevado detenido la Dina liderado por Romo. Esto último se lo confirmó el conserje de edificio Don Juan de la Jara.

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Esta fue mi relación con Sergio, que duró un poco más de tres años que me ha marcado y me marcará por siempre. Estábamos consolidándonos como pareja y también terminando nuestras profesiones, lo cual quedó inconcluso, porque la dictadura no lo permitió y todo se truncó.

Maria Elisa Zepeda Rojas (esposa)

San Felipe, Octubre de 2014

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Sergio

Las murallas del hogar están llenas de fotos de nuestra familia, abuelos, abuelas, tíos, tías, sobrinos, sobrinas, nietos y

nietas. Desde siempre la imagen de Sergio ha estado ahí, es nuestro recuerdo, presente y futuro.

Sergio es vida, es cada recuerdo del tiempo compartido. Imagino su inquieta e impetuosa niñez en las calles de

Valparaíso, en la puerta del Colegio Seminario San Rafael sacándose los zapatos y tirándolos a la calle para ver si así

evitaba entrar a clases según cuenta mi abuela Techi. Inteligente, lo que en su niñez significaba un sinfín de travesuras

propias de un niño en un puerto que invitaba día a día a descubrirlo.

Pasaron los años, Sergio y la familia se trasladan a Viña del Mar y luego a Santiago. Las limitaciones económicas y de

distancia transforman en esporádicos los encuentros con nuestra familia. Los fines de semana que mi madre compartía

con ellos eran momentos para dialogar y verlo leyendo o estudiando sobre el damasco con su característico cigarro en la

mano, encaramado, concentrado y abstraído en sus lecturas, memoria que refleja su personalidad reservada,

contemplativa y silenciosa. Conversando una vez mi madre le contó que estaba participando en política y él le dijo “La

política es muy sucia”… sin duda tu camino fue diferente…

No me permitieron conocerte pero nuestra familia se ha encargado de que conozcamos tu lucha, tu pasión por lograr

que nuestro país fuese un lugar para todos y no para algunos. Te jugaste la vida en eso y esta memoria heredada es un

legado que acogemos trabajando día a día para mirarnos a los ojos como hermanos que somos…

Tu imagen sigue y seguirá con nosotros en la muralla de nuestro hogar y en nuestros corazones, es recuerdo vivo de tu

niñez y juventud, de tu historia y nuestra memoria.

Daniela Calzia Saldaño (sobrina)

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Sentados en el suelo del balcón, nerviosos. ya habían pasado un par de horas...

Flaco! dice Sergio. Escullaste la ultima de los Biitles!

Si, guena! ...yu lav mi yeee yeee yeaaah!, contesta el Bigote....pucha que se demoran!

Que ira a ser?, murmuro...

Teníamos el optimismo de juventud y pensábamos que era posible cambiar el mundo. Mirábamos alrededor y veíamos

un viento pujante de energías esperanzadas, mostrando con los dedos la señal de la paz, la de la cruz o empuñando la

mano, manifestábamos el deseo de un mundo mejor.

En el Colegio tu presencia se notaba. Tus agudas preguntas, nunca pasaban desapercibidas, centrabas siempre la

atención en forma diferente. Con ese cura de blue jeans, tu amigo, tuviste el acercamiento a lo espiritual, que

justamente lleva a la sensibilidad ante la pobreza y ante la desigualdad..aquella que no se puede encubrir, ni cubrir con

diarios, latas ni ramas, del cual todos terminamos mojados.

Tu franca curiosidad nos dio una nueva visión, nos adherimos a la búsqueda de un hombre nuevo. En la literatura, tu

en duelo con el El Flaco, las aclaraciones acerca de la existencia de la familia, de la propiedad y de las relaciones

humanas hervían en la olla de la discusión y del lápiz. Queríamos amar y hacer. Experimentábamos ese florecimiento de

ideas, que con tu rostro picaron, nos dabas vuelta el entendimiento colocando innumerables interrogantes.

Elegiste estudiar economía y con esto pudiste profundizar en las raíces de esta injusta sociedad, desmenuzar el

materialismo que nos envuelve, el cual repudiabas al grado indisoluble de tu deificación por el

cambio, concretizacion que tuvo su maduración como todos nosotros en el deseo político de luchar.

El futuro es nuestro, el presente es de lucha nos dijimos, vivamos!

No tuvimos la verdadera dimensión del egoísmo, amenazamos intereses mezquinos y la reacción fue tal.

Balas, tanques, camionetas armadas abrieron paso a la bestial violencia, encerrados, vendados, cruzaron cuerpos e

ideas. Nos mandaron al destierro, al silencio, como si con ello acallarían la verdad y el deseo.

Sumergidos para sobrevivir, en solidaridad y en cariño, la historia se repite, brotan nuevamente en todas partes nuevas

ideas fuertes, la memoria se hace permanente, tu picardía se incrusta.

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Seguimos siendo amigo, compañera o hermano, y como exiges! exiges como siempre lo has hecho, pero también

contagias. Con ambición, nuevos rostros te siguen.Sergio sonríe;

Fue una niña!!!

Félix Vidal (amigo)

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Chico Reyes:

Aunque no sé dónde estás, igual te escribo para contarte algunas cosas. Las cartas todavía son una manera de hablar entre amigos que se encuentran en ciudades, países o lugares distintos. La última vez que fui a verte a tu departamento no estabas. “El Guatón” Romo y sus secuaces habían pasado minutos antes para llevarte en sus camionetas, así que cuando entré al edificio el conserje me detuvo y me contó lo que había pasado. Tiempo después ese valiente caballero incluso atestiguó en la causa que se abrió por tu detención. Muchos amigos debieron salir de Chile porque tenían que salvar su vida o se les hizo intolerable quedarse en el país. Yo me quedé por una frase medio absurda: “nadie me echó”, aunque creo que mucho tuvo que ver el que me pusiera a estudiar cine después del golpe, cosa que alentaste y que compartimos más de una vez en nuestros encuentros con los

otros amigos del pensionado de economía. El año pasado, que fue el 2013, un tribunal logró que Alicia Gómez, sí, “la Rucia”, se enfrentara con nosotros. Quiso ser simpática como quién se reencuentra con compañeros de estudio, después se hizo la víctima, pero al final mostró quién es realmente: una delatora, cómplice hasta hoy de varios crímenes de DDHH. Fue muy fuerte encontrarse con ella de esa manera, la muerte vestida de traje y cartera. Tu esposa Elisa y su hermana Soledad han terminado siendo parte de mi familia en una bonita relación que sobre todo formaron con mis padres y mi hermana. Elisa hoy tiene un hijo que lleva tu nombre completo, Sergio Reyes. Cuando nació mi primer hijo no dudé en ponerle Sergio en memoria tuya, aunque le agregué Alfonso, por Alfonso Bellenguer, “el Pocho”, ese otro amigo que después de un tiempo largo en el Estadio Nacional y Chacabuco logró exiliarse en Francia, donde murió en los „80. La verdad no supe que tu segundo nombre también era Alfonso, así que perdona el exceso de confianza pero fue coincidencia. Este mes se cumplen 40 años desde aquella tarde en que caminé hasta tu casa y no te encontré. Han sido 40 años de vida personal, de historia colectiva pero sobre todo de emociones imprescindibles, todas ellas ligadas de algún modo al recuerdo de tu amistad. En vez de transformarte en un recuerdo te hemos convertido en un amigo presente en nuestras familias, en nuestras conversaciones, en nuestras pequeñas valentías o en las inevitables cobardías. Pero tu madre, la señora Nena, desde ese día de Noviembre del ‟74 ha encabezado una lucha por una verdad que finalmente se ha hecho vida para nosotros: aunque te llevaron no te hicieron desaparecer porque sigues presente por siempre no sólo en nuestros pensamientos sino que sobre todo en nuestros corazones.

Gerardo Cáceres (amigo)

16 de Noviembre de 2014.

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SERGIO ES VIDA ESTÁ EN NUESTRA MEMORIA

La VIDA y la Protección a la Vida es un DDHH INVIOLABLE, y así lo gritamos a los cuatro vientos, la mayoría de

Mujeres y Hombres que habitan este país.

A partir del golpe militar la ciudadanía la puso al centro de la perspectiva de construcción social cotidiana y civilizatoria:

¡vida sin restricciones!, ¡la vida con todas las consideraciones!, ¡la vida sin justificaciones, sin atenuantes!… es más, le

puso voz y palabras, rostros e imágenes instalándola con ello en NUESTRA MEMORIA, para que nuestras hijas/hijos,

nietas/nietos la incorporen –con todo- a su propia construcción histórica personal y social.

Yo cambié mi perspectiva de la Vida, cuando vinculé mi VIDA, la Vida de SERGIO, la Vida de Mujeres y Hombres que a

partir del golpe militar no estan con nosotros en esta MEMORIA NUESTRA indeleble.

Conocí a Sergio en los inicios de mi vida política, eran momentos de cambios acelerados, que generaría grandes

transformaciones orientadas al desarrollo y a la igualdad social. Cambios en manos de un fuerte, estructurado y

consolidado movimiento de trabajadores, pobladores, campesinos, estudiantes, profesionales, técnicos, intelectuales de

las artes y la cultura que visualizan un proyecto socialista de mayorías.

Sergio era parte de este movimiento y con generosidad, entusiasmo y humor aportaba a las largas, profundas y

continuas reflexiones ideológicas. Aportaba con análisis, información, materiales escritos y textos que ponía a

disposición de quiénes nos allegábamos a la Escuela de Economía en la calle República. Cercana físicamente estaba la

Escolatina, instituto de nivel internacional, que quedaba al lado de mi escuela, y que proporcionaba valioso material de

intelectuales latinoamericanos avecinados en Chile desde fines de los sesenta, a esta reflexión fundamental.

El debate en Santiago de la Universidad de Chile se focalizaba en algunas Escuelas de las Facultad de Ciencias

Sociales, Economía y Medicina -Servicio Social, Derecho, Ciencias Políticas y Administrativas, y la Escuela y el Instituto

de Economía se van esbozando y formulando cuestionamientos a las orientaciones ideológicas, prácticas académicas,

contenidos curriculares imperantes dando curso a una reforma universitaria en lo educativo-académico unido a las

propuestas de cambio y transformaciones sociales, todo ello con una fuerte influencia y por ende inserción en algunos

movimientos estudiantiles europeos y latinoamericanos.

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Fueron tres años de estudio, intenso trabajo político/social,

ensayos de vínculos afectivos que se armaron/desarmaron y todo

ello requería para transitar sin restricciones, enconos o

prohibiciones dejar y desplazarse desde el hogar familiar. Vi en

Sergio a un par que había resuelto de este modo los nuevos desafíos

que se avecinaban. Una afirmación frecuente, mientras exhalaba

sonriente el humo de su cigarrillo ¿“Y porqué no”? ante lo inusual,

ante lo que no se acostumbra. Y partí del hogar materno a un

pensionado y luego, a arrendar departamento con el Lucho, un

compañero de escuela que necesitaba con quien promediar gastos.

Todas y todos los que estábamos en la reflexión y la acción para el

cambio, para las profundas transformaciones sociales que se

avecinaban sabíamos que se requería implementar medidas

destinadas a cambiar la estructura de propiedad de las empresas y

del cobre (en manos de capitales norteamericanos desde comienzos

de siglo).

A fines del 70 tuve de nuevo su risa amplia cuando se enteró que

me había casado. Una rutina de almuerzo dominical en su hogar

familiar posibilitó más encuentros. Su soltura ante la vida hacian

de él una persona que sorprendía con sus gestos y salidas.

Guardo en mi corazón su sorpresa ingenua casi infantil cuando

conoció a mi hija Verónica que nació un 16 de noviembre y la

humildad con que me entregó dos presentes que trajo de la Isla una

muñeca para mi hija y una figura de piedra rosada para mí.

En estos cuarenta años, cada 16 de noviembre querido Sergio haz

estado con nosotras y en nuestra Memoria Siempre.

Ruth Álvarez, (ex cuñada)

Santiago de Chile, 16 de Noviembre de 2014

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Sergio:

Tus vecinos, amigos y hermanos de lucha del Pasaje Fresia del Cerro Larraín de Valparaíso te recuerdan, en especial los

hermanos Solís que te conocieron desde niño, fuiste ahijado de nuestro padre Carlos Roberto, nuestras familias

compartieron grandes momentos y similares aspiraciones de justicia y democracia. Fuiste uno de los nuestros, crecimos

juntos entre "palomilladas" y estudios. Tu familia se trasladó a Santiago, donde te sorprendió el inicio de la tiranía

fascista. Hasta hoy mantenemos contacto con tu madre, periódicamente recibimos la visita de tu hermano "Calolo"

(Jorge) y conocemos de lo vivido por tu hermano "Toco" (Víctor) con quien estuve exiliado en un país hermano de

América. "Negrito" estés donde estés, con el trabajo, la lucha y los deseos de justicia de los chilenos con el corazón bien

puesto... te encontraremos!!! En nombre de Carlos, Mario, Angélica (QEPD), Rosa, Beto, Pancho, Andres (QEPD), Eliana,

Mito, Choche, Tona, Nano, Hilda, Elias, Juani, Darío (QEPD), Julio, Barbarita, Hugo, Nora, Chila y muchos más te digo

que jamás te olvidamos.... Tu vecino que cuidó de ti y tus hermanos en noches de fin de semana en que nuestros padres

salían a disfrutar merecidas horas de descanso...Te recuerda fraternalmente

Manuel (Tito) Solís. (Amigo de infancia)

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Me emociona mucho hablar de mi primo hermano Sergio, compartimos muchos momentos juntos cuando chicos como

de juventud y adultez que van a estar en mi corazón.

Cuando chicos íbamos seguido a la Playa Montemar y hacíamos competencias en tirarnos por las dunas, pero como

siempre, mis queridos primos ganaban. También para las fiestas patrias era momento de encontrarnos en las famosas

ramadas; íbamos a la Subida Santos Ossas al “paseo Los Gringos”, llevábamos comida, bebidas… Recuerdo que corría

agua que estaba llena de ranas y pirigüines, ahí Sergio los juntaba y nos perseguía a mí y a mi hermana Patricia, para

echarnos los bichos por la espalda. Era súper travieso, nos molestaba mucho pero a la vez también nos cuidaba dado

que somos sus únicas primas. Siempre nos asustaba con algún bicho. ¡Qué travieso era!

Ya con el pasar de los años, estando más grandes compartíamos los cumpleaños cuando aún vivían en Viña del Mar, en

la calle Echevers, población Empar. Esos malones entretenidos, conversados profundamente en ese departamento tan

hermoso de dos pisos.

La última vez que lo vi fue en el casamiento de mi hermana que fue el 4 de mayo del año 1974; el ya estaba casado con

María Elisa y vivía en Santiago; lo pasamos muy bien, nos reímos como nunca, compartimos momentos muy lindos,

bailamos, sacamos muchas fotos. Ese es el último recuerdo que tengo de Sergio.

El era una persona totalmente auténtica, cariñoso, muy inteligente.

Yo lo quise, lo quiero y lo querré siempre.

Tu prima Mary

Maria Saldaña, Prima

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ASIGNATURA PENDIENTE

Sueño la esperanza, la utopía.

Que renazca la historia,

el legado político

de los que ayer cayeron.

Que los que aún en estos tiempos,

siguen con los ideales, los valores

y el deseo de reinventar y cumplir

la asignatura pendiente que tenemos con

Miguel Enríquez,

Víctor Jara

Sergio Reyes

y todos los caídos y desaparecidos en la lucha,

se multipliquen como

los peces, los panes,

las semillas de las flores silvestres.

Que se remuevan las consciencias,

que la gente despierte

de este falso sueño de

espacios vacíos,

laberintos sin sentidos

valores de hojarascas.

Soñamos con tenerte a nuestro lado,

junto a las gentes,

en medio de las banderas,

cantos, consignas.

Gritando rebeldía

desde el alma.

Sembrando

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futuros

estelares

en las profundidades

de la vida.

De donde nos contempla

a través de los hijos del futuro

una nueva alborada germinada.

Sueño con semillas

en tu alma,

con frutos que nacen

de tu vientre.

María Teresa Aguilera D.

Primavera del 2014/ Octubre

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SERGIO REYES NAVARRETE: Hombre Color del Silencio

Militante del MIR, miembro de una “estructura centralizada” del MIR, la cual trabajaba en directa relación con la

dirección de la organización. Dirección Centra y Comité Central.

Ingresó al MIR en los comienzos del año 1969, en la Escuela de Economía, frecuentaba el pensionado de economía y el

pensionado Paulina Star (de mujeres). En el año 1970, ingresa a una unidad centralizada encargada de labores de

inteligencia e informaciones operativas, asumiendo tareas de analista. Estas unidades tenían a cargo tareas de

informaciones operativas, inteligencia, el trabajo en “F” y todo lo que dijera relación con ello. A principios de 1971 el MIR

asume tareas de protección del Presidente Salvador Allende, GAP. Allende solicita una reunión a la dirección del MIR,

para la ayuda en las tareas de seguridad interior e inteligencia; el MIR acepta esta tarea, creando para ello el “Grupo

Cero” (G.0.), seleccionando para ellos los mejores hombres de las unidades de información, entre ellos estaba el chico

Reyes.

Después del golpe del 11 de septiembre, el G.0. pasa a realizar tareas relacionadas con la resistencia y el enemigo,

trabajando siempre en relación directa con la dirección del MIR.

Después del golpe, Sergio sigue en sus tareas de analista tomando además la tarea de organizar con otros camaradas,

los grupos de ayudistas que facilitaban los medios, vehículos y casas para los militantes y dirigentes perseguidos. El

G.0. continuó sus tareas, esta vez tratando de obtener información sobre los detenidos y los centros clandestinos de la

DINA y centros militares, ayudados por militares, carabineros y detectives patrióticos opositores al régimen militar.

A mediados de 1974, la represión se entera de la existencia de este trabajo y lanza una feroz cacería contra los

miembros del G.0. y de los grupos de información del MIR, creando para ello, las unidades de “búsqueda y destrucción”

de la DINA. En estos se encontraban Moren Brito, Osvaldo Romo y Miguel Krassnoff entre otros.

A partir de ese momento y dado la peligrosidad de las tareas, fueron cayendo decenas de militantes y entre ellos,

muchos de las estructuras de informaciones, los otros continuaban con sus tareas a pesar del peligro y las malas

noticias de compas que caían presos o muertos. En octubre, el día de la muerte de Miguel Enríquez, recuerdo que varios

militantes llegamos al departamento del chico en la calle Vergara, entre ellos “La Carola”, lo supimos casi

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inmediatamente, pues alguna gente nos informó, además escuchábamos las radiocomunicaciones de la DINA. Cuando

se dio la noticia, a pesar de la pena, nadie bajó los brazos, salvo La carola que exclamaba “¡se acabó el MIR!”, siendo

rápidamente puesta en su lugar por el chico Sergio y otro de los camaradas presentes. Algunos intuimos que era el

principio del quiebre de la Carola.

El 12 de noviembre de 1974, caminando por calle Irarrázaval la Carola fue reconocida por la “Flaca Alejandra” quien la

apuntó con la mano, siendo detenida por agentes de la DINA. A pesar de lo que la Carola declare, tenemos conocimiento

que comenzó a declarar desde el segundo día de su detención, comenzando a entregar información sobre locales y

posibles lugares donde vivían camaradas en la clandestinidad.

El 16 de noviembre, llega hasta la calle Vergara donde muestra el departamento del chico al guatón Romo. Sergio es

detenido y llevado a José Domingo Cañas (esta info es a tomar en condicional) y de allí a 4 Álamos sección de

incomunicados, donde se pierde su rastro.

El Chico Reyes era alguien muy amable, simpático y alegre ¡Callado en las tareas del partido, discreto! Alguien muy

abierto y humanista. A veces conversando sobre cosas de organización y funcionamiento, decía encontrar a algunos de

nosotros sectarios y demasiado militantes, y esto a causa de que lo molestábamos por la música de Pink Floyd y

Emerson Like And Palmer que le encantaba escuchar. Jamás lo vimos enojarse o hablar de tareas con otros camaradas,

a tal punto que eran pocos los que verdaderamente sabían qué hacía como resistente y las tareas que tenía.

En el año 1974 más de 40 oficiales del G.0. cayeron detenidos o en combate; los que conocimos a Sergio y que

sobrevivimos a la feroz máquina de la represión podemos afirmar que se fue como era, en silencio, ninguna de las tareas

o casas de seguridad conocidas por él cayó en manos del enemigo, ninguno de los camaradas que el había puesto en

seguridad fue inquietado, de su boca no salió ningún nombre, ninguna dirección, ningún teléfono. Cumplió su deber de

Oficial del Grupo Cero y de militante del MIR hasta el final.

Sergio Reyes, con su trabajo, salvó muchas vidas; su trabajo como militante del MIR y como oficial del G.0. es tan

desconocida como la historia del Grupo Cero. Algún día alguien escribirá la historia de estos hombres como Sergio y de

este ejército de las sombras, que combatieron la dictadura desde su interior, aun a riesgo de sus vidas. Los hombres

color del silencio.

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Éramos alrededor de 70 oficiales del G.0. a comienzos de 1970, hoy somos solo un puñado de sobrevivientes, pero

también tenemos claro como se comportaron nuestros camaradas frente a la represión, todos protegieron a los hombres

que tenían a su cargo, sin dar un nombre, una seña, ninguna dirección. La mayoría cayó en combate pues sabíamos

que no podíamos caer vivos, los otros como Sergio Reyes ofrendaron sus vidas en silencio; ante la barbarie y la violencia

del enemigo su respuesta y su victoria fue el silencio ¡el valor más apreciado de los hombres que realizaban estas tareas.

HONOR Y GLORIA CAMARADA SERGIO REYES, tus camaradas de armas te recuerdan, te saludan y honoran en este

día.

Honor y gloria camarada Sergio Reyes y a todos nuestros camaradas que osaron tomar los cielos por asalto.

Pablo García, Militante del MIR, Miembro suplente del CC,

Oficial del Grupo Cero, Responsable de tareas en F.

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© SERGIO REYES NAVARRETE por Ximena Gautier Greve.

Niño inquieto de Valparaíso. Adolescente ardiente.

Joven militante de la gesta mirista universitaria

A calle Vergara llegaron los esbirros

te raptaron en tu propio piso

frente al conserje conminado al silencio

quién sin embargo, aterrado dio la alerta

Eras un joven economista de 26 años,

secuestrado, torturado, desaparecido

Tu madre y tu esposa,

de sus lágrimas a las Cortes cómplices,

muestran tu foto por campos de prisioneros.

Alguien te vio en « Cuatro Álamos », pero

es en « Villa Grimaldi » adonde

desapareces, atrozmente torturado.

Luego, solo sombra y terror.

Corre 1975. Debuta la calumnia :

caídos en imaginarios combates, los miristas

se enfrentan en tierras extranjeras.

En feroz cacería, practican venganza y depuración.

Mistificación, fábula culpable y falaz

de asesinos y periodistas serviciales.

Es la Operación Colombo de la policía secreta DINA.

Tu nombre cae junto a otros 119 desaparecidos.

Por las cañadas se llevaron tu alma

desarmada frente al odio

sucia flor de sangre desnuda.

La mirada de luz abierta

y la tormenta golpeando los vientos

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Ahora viajas por los espacios

Eternos de la libertad que defiendes

Eras entusiasmo en la resistencia chilena

pronto estandarte ensangrentado, acribillado.

Eras luna blanca y rayos de tormenta

Compañero Sergio Reyes Navarrete,

patria nueva de agua limpia,

escudo inmortal de la entrega,

cada bandera grita presente

no perdonamos, no olvidamos.

Ximena Gautier Greve. Es propiedad

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Álbum de Fotos…

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