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    Michael David-Fox

    QU ES UNA REVOLUCIN CULTURAL?

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    QU ES UNA REVOLUCIN CULTURAL?

    Michael David-Fox

    Traduccin: Martn Baa

    Serie Estudios Rusos, no. 9.

    Serie editada por la Ctedra de Historia de Rusia de la Facultad de Filosofa y Letras de laUniversidad de Buenos Aires.

    Fuente original: Michael David-Fox, What Is Cultural Revolution?, en Russian Review,Vol. 58, N 2, 1999, pp. 181-201.

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    QU ES UNA REVOLUCIN CULTURAL?Michael David-Fox

    Sera un cortocircuito terico irreparable si la historia fuese construida a partir de sus propios conceptos,estableciendo una especie de identidad entre unZeitgeistlingsticamente articulado y la conjuncin de

    eventos. Es preferible que exista entre el concepto y la materialidad una tensin que sea ahora trascendente,que ahora estalle de nuevo, que ahora aparezca insoluble.

    Reinhart Kosellek

    Los viejos paradigmas histricos nunca mueren; se simplifican y se codifican en loslibros de texto. El colapso de la Unin Sovitica motiv a varios historiadores a reexaminarla experiencia sovitica. Sin embargo, quienes discutieron la revolucin culturalcontinuaron abordando el problema -crucial en la Revolucin rusa y en las interpretacionesoccidentales de la temprana poca sovitica- en los modos en que fueron dominantes en losestudios acadmicos anglo-norteamericanos desde fines de la dcada de 1970.1

    En primer lugar, se nos ensea, la revolucin cultural fue un episodio limitado, enbuena parte, a los aos del Primer plan quinquenal. Una nueva explicacin comienza eltema, previsiblemente, con el juicio de Shakhty de 1928 y slo asocia la revolucin culturalcon unos pocos temas selectos de los aos que siguieron: la purga de la intelligentsia, elepisodio proletario en la literatura, el vydvizhenie.2 En segundo lugar, cuando lasinterpretaciones de la revolucin cultural se basan en los actores histricos, se traza unafamiliar oposicin entre la definicin de Lenin, frecuentemente reducida a la educacin delas masas y el cultivo de la conducta civilizada y la repentina y abrupta introduccin delas militantes definiciones de guerra de clases luego de 1928. Otra nueva explicacin, a lavez que discute esa dicotoma de la dcada de 1920, sostiene que el perodo de 1928-1931en la cultura y la literatura llega a ser conocido como Revolucin Cultural -negndosea agregar que adquiri esa etiqueta en la historiografa occidental slo hacia 1978!-.3

    Las ubicuas referencias a la revolucin cultural de 1928-1931, ya sea en lashistorias generales o en la historiografa especializada, conllevan la impresin de queestamos tratando con un fenmeno concreto y particular o incluso con una periodizacin. Elttulo de este artculo, por el contrario, deliberadamente recuerda las perpetuas cuestionesmalditas del movimiento revolucionario ruso, tales como A quin culpar?, Quhacer? y la ms evocativa Qu es la intelligentsia?. Debatir tales cuestiones suponehablar, al mismo tiempo, sobre la transformacin de uno y la ilustracin de los otros, sobreel entrecruzamiento de sujeto y objeto, sobre uno mismo y el otro. Esto subraya mi objetivocentral en el contexto sovitico temprano: ahondar los intrincados vnculos entre unarevolucin cultural interna, dirigida hacia el interior y que moldeaba a la vanguardiarevolucionaria y al revolucionario individual, y una revolucin cultural externa, que

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    apuntaba hacia afuera, civilizando y sovietizando, simultneamente, a las masas atrasadas yan sin conciencia.

    Dirigirse hacia una historia conceptual de la revolucin cultural significa, pues,

    recuperar una categora impugnada y remarcadamente amplia, la cual une una mirada deproyectos de transformacin interna y externa y que ilumina las dinmicas entre ellas en elcambio de la dcada de 1920 a la de 1930. Tambin, significa explorar los vnculos entreuna dimensin cultural de la revolucin, concebida en la socialdemocracia de preguerra yefectivizada a escala masiva luego de 1917 y una construccin ideolgica que se extendiampliamente slo en los primeros aos de la dcada de 1920. Finalmente, significaconsiderar un trmino clave dentro del vocabulario y el repertorio de la transformacincultural.

    En otro nivel, sin embargo, este artculo es ms que una historia de una idea, en tantoque la revolucin cultural ser examinada como parte de una interpretacin del proyectocultural bolchevique. Con esto hago referencia a la conceptualizacin de una dimensin

    cultural para la revolucin y su implementacin en las prcticas del temprano frentecultural sovitico. El anlisis de estas dos trayectorias entrelazadas -el concepto derevolucin cultural y el proyecto cultural sovitico- forman el marco de este artculo. Conl, insisto en una interpretacin multidimensional de la revolucin cultural. Si uno de losejes en que yo analizo el concepto es su direccin hacia afuera y hacia adentro, el otro es elmodo en el cual su significado histricamente entreteji un programa (positivo)civilizatorio e ilustrador y una agenda (negativa) militante, antiburguesa, antiespecialista yantepassiste. Las dos tendencias estuvieron presentes antes y despus de 1928, aunque labalanza se inclin decisivamente y fue la primera la que devendra tan coercitiva como lasegunda.

    A grandes rasgos, la historia que emerge es la siguiente: la socialdemocracia

    tradicionalmente vio a los problemas culturales como una cuestin secundaria. Pero en elprimer perodo postrevolucionario de retirada e introspeccin luego de la fallidarevolucin de 1905, los intelectuales bolcheviques de izquierda (Vpered) elaboraron unadimensin cultural para la revolucin. Ellos inventaron una discreta constelacin demisiones culturales bolcheviques, aunque el concepto mismo de revolucin cultural nohaba sido an ejecutado.4 Luego de 1917, sin embargo, se lanz ms seriamente unarevolucin cultural avant la lettre. Una verdadera explosin de prcticas culturales-ilustradoras se pusieron en marcha por una constitucin ms formal del proyecto culturalbolchevique en 1920 y despus, cuando el ataque a la Proletkult supuso una apropiacincontinua de las misiones culturales originales de Vpereden el mainstreambolchevique.5

    Fue solamente despus de esto que, tardamente, Lenin lleg a su influyente nocin

    de revolucin cultural. Su abrumador nfasis en los elementos civilizatorios-ilustradores sedebi en parte a su respuesta a las fantasas de la cultura proletaria. Pero el leninismopronto extendi la nocin ms all de la elite terica bolchevique y los trazos de unprograma negativo, incluso en la definicin de Lenin, abrieron la puerta a una aplicacinextensiva y una redefinicin del concepto a mediados de la dcada de 1920. No slo lasdefiniciones de revolucin cultural como guerra de clases se volvieron ms recurrentesentre los militantes culturales bolcheviques de esos aos, sino que la tendencia civilizatoria-ilustradora se desarroll tambin -proveyendo un ropaje revolucionario para lainculcacin sovitica de conductas culturales, urbanas, rusas, elitistas y respetables-.

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    La retirada de la NEP constri el avance revolucionario de varias maneras, peroal mismo tiempo estimul misiones de construccin cultural y una crisis de purezarevolucionaria, garantizando que el proyecto cultural sovitico fuera implementado en

    mayor grado en las posiciones del partido. En 1928, en tanto la revolucin cultural devinoparte de una campaa de toda la unin ligada al giro de izquierda del partido, lasformulaciones extremas de mediados de la dcada de 1920 se convirtieron en la nuevacorriente dominante. La balanza se inclin precipitadamente hacia una aplicacin inmediatade los componentes negativos de la revolucin cultural. Simultneamente, los rasgosasociados a la mirada hacia adentro, lo interior al partido y el automodelamiento tanprominentes en el proyecto cultural bolchevique de la era NEP repentinamente encontraronnuevas aplicaciones hacia afuera, anunciando los cataclismos de masa que siguieron.

    Norbert Elias se refiri a la expansin de los estndares occidentales de la civilizacina travs de la colonizacin como la ltima ola de un proceso civilizatorio medieval-moderno temprano, el cual haba sido previamente diseminado dentro de las naciones desde

    las elites hacia los rdenes ms bajos.6La revolucin cultural sovitica, por supuesto, fueenormemente ms deliberada y, como veremos, ms ambiciosa que un procesocivilizatorio. Podra ser llamada una variante sovitica y revolucionaria de lo que Eisenstadtllam el programa cultural de la modernidad, en el cual no slo la sociedad sino la culturaen s misma se convierte en sujeto de una reconstruccin activa.7Pero mi punto aqu es quela direccin de la revolucin cultural hacia afuera no fue una instancia final ni discreta. Enuna variacin revolucionaria cultural sobre el tema ruso-sovitico de la colonizacin interna-en la cual las poblaciones internas poco conocidas deban ser integradas a lasadquisiciones nuevas y externas- la auto-ilustracin se convirti en una parte integral de losintentos bolcheviques de llevar conciencia a las masas. Los revolucionarios culturales queimaginaron la cultura del futuro debieron haberse confrontado as con la exclamacin de

    Marx enEl Capital: De te fabula narratur!-Esta historia es sobre vos!-.

    MS ALL DE LA REVOLUCIN CULTURAL COMO GUERRA DE CLASES:LEGADOS HISTORIOGRFICOS

    Los historiadores, no menos que los vencedores, pueden hacer la historia. Ladefinicin reinante en la academia occidental descripta al comienzo deriva claramente de lacoleccin Cultural Revolution in Russia, 1928-1931 de 1978. En particular, se desarroll

    desde lo que debe contarse entre los trabajos cortos ms influyentes en los estudiosmodernos sobre Rusia: el ensayo introductorio y el artculo de Sheila Fitzpatrick incluidosen ese volumen. Fitzpatrick us el trmino revolucin cultural como una denominacin queevocaba a un discreto episodio en la historia sovitica, cuando la propia frase estabaimbuida de un significado de guerra de clases. Como tal, englobaba los estallidos demilitancia e iconoclastia, los enfrentamientos generacionales en las profesiones, laexperimentacin radical, las intrigas disparatadas en varias reas de la cultura y losinfluyentes intentos de formar rpidamente una nueva intelligentsia.8

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    Fitzpatrick dej en claro que el episodio de 1928-1931 estuvo atado a un gran cambioen el uso del concepto, una transformacin abrupta de su encarnacin leninista hacia unarevolucin cultural de guerras de clases. Una vez realizada esta distincin, una gran

    cantidad de historiadores se sinti libre para explorar los aspectos de la revolucincultural como un episodio en gran parte ligado a los aos 1928-1931. Hubo muchas lneasde investigacin abiertas por el dispositivo heurstico de examinar a la revolucin culturalcomo una guerra de clases. En primer lugar, indujo a los historiadores a abordar el Granviraje de 1928-1932 como un episodio distintivo con sus propias dinmicas. Que esteavance haya sido uno de los propios objetivos de Fitzpatrick al utilizar la denominacin losugiere un artculo previo menos conocido de 1978 en el cual sostiene que todo el episodiode la revolucin cultural proletaria evade la compacta etiqueta de estalinismo, ya que Stalinutiliz el arma proletaria slo y en tanto le fue til.9

    A pesar de su agenda diferente de esos tiempos, Fitzpatrick estaba ms en armonacon los usos contemporneos del trmino que otros historiadores. Pero en esta sensibilidad

    naturalmente centrada alrededor del cambio en los usos de la revolucin cultural alrededorde 1928 y en la conexin de ese giro al nuevo fenmeno del perodo 1928-1931, ella y otroshistoriadores estaban en un proceso de identificacin (tales como vydvizhenie, revueltageneracional, utopismo iconoclasta). Como resultado, el acto de denominar el episodio de1928-1931 recorri un largo camino hacia una tcita definicin de la revolucin cultural enRusia. Por la misma razn, el mantener el trmino sin modificacin alguna continuentrampndolo, de modos apenas explcitos, dentro del marco del fenmeno del planquinquenal descubierto historiogrficamente hacia 1978.

    La controversia bram con tanta fuerza sobre si la revolucin cultural vino desdearriba o desde abajo que apenas se reconoci: la particular formulacin historiogrficade Fitzpatrick se internaliz ampliamente por los historiadores de Rusia sin dejar lugar a

    cualquier debate sobre el concepto de revolucin cultural mismo. Sin embargo, un campode enfoques menos conocidos desafi la interpretacin de Fitzpatrick de un modo reactivo,desde el momento en que las agendas de los desafiantes implcitamente trataron demodificar el plan bsico. El primero de estos intentos debera ser llamado la revolucincultural como problema ideolgico. John Biggart sostiene convincentemente que Bujarin(principalmente en sus escritos de 1923 y 1928) at la revolucin cultural sobre todo a loscuadros avanzados del partido y a la ideologa de clase, ms que a la ilustracin de lasmasas y la educacin elemental propuesta por Lenin. Esto lleva el problema ms atrs que1928. Pero sigue la vieja tradicin de interrogar slo a unas pocas figuras importantes comoBogdnov, Lenin y Bujarin de manera aislada y en los trminos de la alta ideologa. Msque reflejar e interactuar con la situacin cambiante en el frente cultural de la dcada de

    1920, por ejemplo, el Bujarin de Biggart aboga por una ruptura radical con el sistema de laNEP; ms que un ejemplar prominente de una amplia apropiacin de la nocin en ladcada de 1920, Bujarin se convierte aparentemente en el nico intermediario entre larevolucin cultural de las eras leninista y estalinista.10

    Ha habido otros intentos de localizar a la revolucin cultural en los primeros aos quesiguieron a 1917, los cuales variaron significativamente en cmo identificaban a los agentes-los revolucionarios culturales- y por lo tanto la naturaleza del fenmeno. En una tradicinno influenciada por Fitzpatrick, una rama de la academia alemana tomaba el trminorevolucin cultural proletaria para describir las iniciativas de la Proletkult, atando as la

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    revolucin cultural a la teora y la prctica del movimiento cultural proletario inicial y,casi exclusivamente, a Bogdnov.11 Otros realizaron importantes contribuciones a laconcepcin de Lenin sobre revolucin cultural pero, desafortunadamente, sin considerarla

    relacionalmente no slo con su recepcin y diseminacin en la dcada de 1920 sinotambin con Vpered, Proletkulto el Gran viraje.12

    La mucho ms ambiciosa historia de la cultura revolucionaria de Stefan Plaggenborg,que se centra en los intentos de reorganizacin del pueblo como el leitmotivde un ampliorango de iniciales diseadores culturales soviticos, promisoriamente intenta moversems all tanto de la revolucin cultural como un fenmeno de la Proletkult como de larevolucin cultural como una guerra de clases. Y lo hace proponiendo una teora dualista dela revolucin cultural. Una primera revolucin cultural incluye a la Proletkult y a unamirada de otras tempranas iniciativas culturales soviticas en la dcada posterior a 1917 enlas que todas intentaron remodelar al pueblo, tanto mentalmente como fsicamente. A estose le otorga el status de una revolucin cultural real (eigentlich): fue seguida luego de

    1928 por una revolucin cultural como una segunda revolucin social que cruz, a laFitzpatrick y Vera Dunham, la movilidad social con los valores de clase media. Estasegunda y simplificada revolucin cultural fitzpatrickiana se separa de la primera en elhecho de que supuestamente no fomenta la transformacin humana intensiva sinomeramente los filisteos frutos culturales de las fuerzas sociales.13

    Lo esencial de las dos revoluciones culturales de Plaggenborg, pues, es una retiradaen la dcada de 1930 de la ingeniera social, que abiertamente entra en conflicto con unrango de trabajo nuevo en las dcadas de 1930 y 1940 y muestra la fuerza, lainternalizacin y posibilidades ampliadas de la confianza en crear una nueva personaestalinista.14 Coqueteando con una idealizacin ms convencional de la tempranaexperimentacin cultural sovitica, pero con un resultado aproximadamente comprable,

    William G. Rosenberg, en un ensayo de 1984, tambin present a la revolucin cultural enun modelo de dos etapas llamando a las visiones culturales bolcheviques entre 1917 y 1928su primera fase. En lugar de la reorganizacin del pueblo de Plaggenborg, sin embargo,Rosenberg asociaba ms vagamente la revolucin cultural con una creatividad culturalextraordinaria, esfuerzos heroicos e imaginacin y experimentacin creativa. Enbreve, lo que Rosenberg abiertamente separaba eran las aspiraciones culturales(mencionado reiteradamente a continuacin como factores sociales y apoyo social) y lapoltica, las desalentadoras aunque supuestamente bien conocidas prcticas bolcheviquesreales.15

    La demarcacin firme de las esferas cultural, social y poltica implcita en talesabordajes representan una imposicin post hoc que impide ms que una parcial

    modificacin de los esquemas de periodizacin tradicionales de la historia sovitica.Desentona con la textura antiliberal, dialctica y holstica del pensamiento bolchevique y laendmica superposicin de jurisdicciones de la poltica cultural del partido-estado. Esteartculo intentar leer a travs de ejemplos concretos cmo la revolucin cultural estuvoampliamente vinculada a una variada seleccin de otras agendas revolucionarias en lostrabajos de autores individuales.

    Hubo dos intentos occidentales, diferentes y originales, de concebir la revolucincultural como un proceso en desarrollo que trascenda tanto los subperodos de la historiasovitica y la alta teora bolchevique: se trata de los trabajos de David Joravsky y Katerina

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    Clark. En muchos puntos estn en las antpodas: mientras que el uso de Joravsky deltrmino se refiere a un proceso rigurosamente definido, algunos dirn histricamentedeterminado, la revolucin cultural de Clark es alusiva y oblicua, merodeando en medio de

    la flora y la fauna de un exuberante ecosistema sovitico.El desacuerdo de Joravsky con el hito del volumen de Fitzpatrick de 1978 insiste en

    que la revolucin cultural fue un proceso nico y de larga duracin y condena laconfusin y la cuestin pendiente que podra resultar de identificar 1928-1931 como larevolucin cultural.16Joravsky ve ese nico proceso como un choque entre el comunismoy la alta cultura moderna enraizada en los anhelos de los lderes bolcheviques por unacultura unificada y los consecuentes intentos para superar su fragmentacin. El conflictocomienza con incipientes tensiones revolucionarias; gira hacia arranques de controversialuego de la revolucin poltica; alcanza un escenario tormentoso de prolongado bienestarbajo el estalinismo, el maosmo, el castrismo y dems; y luego declina lentamente hacia lahosca tolerancia de pensadores y artistas autnomos.17

    El libro de Clark Petersburgo est basado en la metfora de una ecologa de larevolucin, trazada desde la guerra mundial hasta el establecimiento de la culturaestalinista. Est diseado para sacar a la luz las interconexiones inesperadas en un sistemacultural y explicar las variadas velocidades de cambio en las diferentes avanzadas de lacultura esttica y la vida intelectual. Los revolucionarios culturales por excelencia no son,as, los comunistas que confrontan la cultura sino los intelectuales de Petersburgo cuyoethos antimercado, antifilisteo y organicista les permita ayudar a construir la culturasovitica. La inmersin en un sistema cultural complejo trasciende lo que Clark denominael de algn modo trillado marco de continuidad o cambio? y el misticismo de ladcada en la discusin sobre las dcadas de 1920 y 1930.18Estas observaciones, mutatismutandis, tienen ramificaciones para el misticismo de los historiadores del subperdo

    -comunismo de guerra, NEP, revolucin cultural-. En el ecosistema revolucionario culturalde Clark, las formas de la cultura revolucionaria crecen, se transforman y declinan y sepuede aplicar un enfoque similar a cada uno de los conceptos que Clark emplea en el ttulopero que no interroga sistemticamente.

    El maremoto revolucionario cultural de Joravsky est inexorablemente propagado porel movimiento comunista aunque su demiurga conduccin bolchevique permanece ciega avarios de sus contornos, incluso como actos. En el ecosistemtico ocultamiento de laagencia de Clark, los comunistas son usualmente retratados como respondiendo oreaccionando a tendencias culturales ms profundas. Ninguno, sin embargo, se preocupapor la evolucin contempornea del concepto de revolucin cultural. La historizacin derevolucin cultural no conduce a una tercera va del dilema.

    Por un lado, el concepto en s mismo como est trazado aqu muestra haber sido unconcepto abiertamente bolchevique. Pero como una rbrica envolvente y continua parallevar la revolucin al campo de la cultura esta revolucin cultural bolchevique abrazvarios proyectos de transformacin que fueron ms all del partido, los cuales fueronperseguidos por una mirada de profesionales e intelectuales que no pertenecan al l. Almismo tiempo, la evolucin del concepto lo vincul a un revolucin cultural interna de laNEP que estaba siendo ejecutada sobre todo en el medio del partido. La revolucin culturalfue por lo tanto impulsada hacia soluciones bolcheviques y revolucionarias, minando sus

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    propias encarnaciones gradualistas y trayendo enfoques aliados y extra-bolcheviques conella.

    LA EMERGENCIA DE UN PROYECTO CULTURAL BOLCHEVIQUE: VPERED,PROLETKULTY EL FRENTE CULTURAL

    Desde el momento en que el bolchevismo emergi como tendencia, por supuesto, lasocialdemocracia rusa ya estaba envuelta en reas de la cultura que podan ser consideradasnuevas, socialistas o proletarias. No slo tenan una rica cultura de partido nacida en elmovimiento revolucionario y en los kruzhki,19 sino que tambin los socialdemcratasparticipaban como una minora en el amplio espectro de las actividades ilustradoras de laintelligentsia tales como las universidades del pueblo. Los cuadros bolcheviques estabantambin atados por varios hilos a fenmenos tales como la nueva intelligentsia de lostrabajadores y su literatura y teatro de los trabajadores. Pero todo esto difcilmenteimplicaba que la cultura fuese considerada un ingrediente crucial de la revolucin. Elmarxismo enseaba la primaca de la clase y el modo de produccin; el leninismo predicabala centralidad de la lucha poltica. El lanzamiento de misiones culturales en el campo de lacultura fue entonces, de varias maneras, predicado en una autoconsciente conceptualizacinde una dimensin cultural de la revolucin. Aquellos bolcheviques que pelearon porreconciliar la primaca de la cultura y la conciencia con el determinismo econmicomarxista y la lucha poltica bolchevique fueron, principalmente, el grupo Vpered y susherederos. En el perodo de preguerra tomaron la postura, inusual para los bolcheviques

    pero no para la mayora de los anticapitalista no marxistas de la intelligentsia, que elcambio cultural deba preceder a la revolucin socialista.20

    Esto permiti a los intelectuales de Vpered convertirse en pioneros dentro delbolchevismo en la articulacin de una serie influyente de cuestiones que para los primerosaos de la dcada de 1920 devinieron centrales para las agendas comunistas agrupadasalrededor del tercer frente o el frente cultural -un arte y una literatura socialista, escuelasdel partido para entrenar a la gente nueva y a la intelligentsia, una nueva ciencia, tica ymodo de vida-. Lo ms importante es que estas misiones eran consideradas explcitamenteesenciales para la emergencia de una nueva cultura. Los vperedistas propusieron elslogan de cultura proletaria en su plataforma de 1909. La nueva cultura socialista quesera creada y diseminada entre las masas, sostena el manifiesto, sera parte de una

    reconstruccin deliberada de la entera superestructura.21Dos tipos de genealogas han estructurado la vasta literatura sobre Vpered y

    Bogdnov. Una lleva a la alternativa del movimiento de cultura proletaria de Bogdnov,la Proletkult; una contra-genealoga, ya sea portada a travs de los grupos culturalesproletarios comunistas de la dcada de 1920, intermediarios como Bujarin o elvoluntarismo del Gran viraje, se estructura en trminos de una lnea directa hacia elestalinismo.22 Esta familiar dicotoma desde tanto las prcticas como la interaccinvperedistas y leninistas. En tanto las misiones culturales crecieron en importancia dentro

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    del movimiento, su influencia aument en el mainstreambolchevique, en tanto interactucon el campo proletario en cada uno de los niveles.

    Los vperedistas no slo desarrollaron nuevas misiones culturales sino tambin

    organizaron su propio vehculo para ponerlas en prctica -las escuelas del partido de Capriy de Bologna-. En otro lugar suger que cierto grado de intercambio puede ser discernidocuando comparamos las iniciativas de Vperedy las escuelas de Lenin en Longjumeau y quedistintivamente las innovaciones vperedistas pasaron y formaron parte de las tradicionesbolcheviques. Por ejemplo, todas las agendas educativas establecidas combinaban,definidos de modo similar, campos de teora de partido, polticas actuales y entrenamientorevolucionario prctico; los aspectos utilitarios y poltico-partidarios no estuvieron menospresentes en las escuelas vperedistas. De la misma manera, los leninistas examinaron a susrivales tan cercanamente que parece como si mucho de lo de Longjumeau hubiese sidomodelado en la experiencia de Capri; hay evidencia tambin de que algunos leninistasrepitieron la retrica vperedista de crear una nueva intelligentsiaproletaria. El resultado fue

    un nmero de precedentes bolcheviques que todas las facciones podan encontrar tiles.Ciertamente, el resultado de esta interaccin -la combinacin de visin utpica y poltica decuadros- debe ser vista como esencialmente bolchevique. Permiti la simultnea bsquedade aspiraciones culturales tales como la creacin de una nueva intelligentsiay un rangode tareas cruciales para las inmediatas preocupaciones polticas del partido, tales como elentrenamiento rpido de cuadros necesitados.23Enfatizaba la transformacin en curso de laconciencia de los nuevos cuadros an cuando se los mandaba a reclutar a otros.

    A pesar de la importancia de esta interaccin, la articulacin inicial del proyectocultural bolchevique por un estrecho crculo de intelectuales de Vpered aislados en suemigracin europea garantiz que su ideas derivaran ms de sus propias representacionesde una intelligentsia de los trabajadores y de la nueva poca cultural que de un

    existente movimiento laboral o de instituciones culturales de la clase obrera, las cuales eranrelativamente pocas en Rusia. Como sugiri Jutta Scherrer, la animosidad personal deBogdnov hacia el individualismo autoritario y burgus que percibi en Lenin y Plejanovdurante sus conflictos personales y polticos molde las concepciones sobre la educacinsocialista total que la plataforma de Vpereddemandaba para la cultura proletaria.24

    Una mirada de reojo a la socialdemocracia alemana evoca un camino extraamentefamiliar aunque marcadamente diferente en la conceptualizacin de la cultura socialista.Para muchos de los socialdemcratas, como para su contraparte rusa, reas comoeducacin, artes y valores culturales tampoco parecan ser la ms alta prioridad. Y a pesarde la glorificacin del proletariado, las nociones de la futura cultura socialista difcilmentegiraban en torno de las vidas y las costumbres de los trabajadores reales. En contraste con

    el caso de los vperedistas rusos, sin embargo, fue el ala reformista y revisionista del partidoalemn la que ms se preocup por los asuntos culturales; y se poda preocupar con unverdadero movimiento cultural de masas, legal y realmente existente. Un medio social-cultural de los trabajadores surgi en las dcadas de 1860 y 1870, perme los sindicatoshacia la dcada de 1890 y ms tarde se convirti en algo ms importante para el partido. 25Si la socialdemocracia era conducida hacia el fomento de una cultura alternativa, en Rusiaesta avanzada fue formulada virtualmente como una invencin ab novopor un puado detericos.

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    Si los vperedistas insistan en que la transformacin cultural era una precondicinpara la revolucin antes de 1917, la conduccin central de Proletkultclamaba a los gritosque la rpida diseminacin de una nueva cultura era esencial para su supervivencia.26Sin

    embargo, un lder de Proletkult y luego partcipe de las discusiones de la revolucincultural durante la era de la NEP, Platon Mijailovich Kerzhentsev, demuestra cmo an elmaximalismo cultural proletario contena su lado anverso. En 1919, habl de una base deilustracin en literatura y educacin primaria, la cual aliviara el horror de la ignorancia;en 1921 reconoci que el cambio cultural tomara largas dcadas. Pero tambin continula tendencia vperedista de universalizar el cambio cultural y, dado que Proletkult estabatan explcitamente interesada con una verdadera vanguardia proletaria, la dirigi haciaadentro. Por lo tanto, la nueva cultura alterara todas las reas del alma humana -ciencia,arte, vida cotidiana. Moralidad, relaciones de camaradera, pensamientos, sentimientos,byt socialistas, la nueva persona con sus nuevos sentimientos y humores -estos eran losvastos espacios alrededor de los cuales los proletkultistas estiraron la elstica piel de la

    cultura nueva o proletaria.27Sin embargo, la revolucin cultural de la era de la Guerra civil avant la lettre fue

    mucho ms amplia y mucho ms profunda que Proletkult ya que por primera vez seincrustaba un entero repertorio de misiones culturales en el poder y en las prcticas de unestado en ciernes. El ejrcito rojo fue el locus esencial del trabajo ilustrador-cultural enesos aos, aunque este intercambio del trmino con trabajo poltico-ilustrador revela unacontinua fusin y expansin de lo cultural y lo poltico. El enfoque en desarrollo respectode la ilustracin cultural, al cual el ejrcito rojo destin recursos masivos, tambinentrelazaba el inters con reas tales como educacin general y respeto por la ciencia;educacin poltica y sentimiento revolucionario; la inculcacin de un sentido esttico y laelevacin del nivel espiritual-cultural y la formacin de defensores conscientes de la

    repblica sovitica.28 Los pronunciamientos de la conduccin del partido sobre el tercerfrente de la cultura como la siguiente rea principal de la actividad revolucionaria, la cualslo ocurri luego de la victoria del ejrcito rojo en 1920, siguieron un verdadero boomilustrador en el cual incluso el Comisariado para el suministro de alimentos se jactaba detener una seccin teatral y de conducir un trabajo poltico-ilustrador.29

    Los aos 1920-1922 pueden ser considerados como el momento en el cual unproyecto cultural sovitico dominante se lanz. Esto fue difcil, no porque todos lostericos bolcheviques pudieran acordar qu era la cultura o qu debera ser. Fue difcilporque fue un momento en el cual el partido se equipar a s mismo con la revolucin comoun todo de manera mucho ms fuerte; y un repertorio masivo e identificable de misiones yprcticas culturales estuvieron conectadas explcitamente con el tercer frente o frente

    cultural que a su vez estaba promocionado como el prximo campo para la avanzadarevolucionaria siguiendo los pasos de las victorias en los frentes poltico y militar. Dada laexperiencia de preguerra de las escuelas de Capri y Bologna no es sorprendente que lacooptacin hostil de Proletkultse probara como una causa no slo para la denuncia de unadesviacin sino tambin para la apropiacin de aspectos de la condenada razn de ser delmovimiento.

    El Politbur formul planes en octubre de 1920 para efectivizar la subordinacin deProletkult al partido. Entre el otoo y el invierno de 1920, precisamente el momento en elcual se tomaron acciones contra Proletkult, el partido se movi hacia la consolidacin de

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    las escuelas del partido y del ejrcito rojo ya existentes y hacia el desarrollo de un programaunificado (edinaia) por las instituciones del partido constituidas en una escala jerrquica.30La Universidad Comunista Sverdlov, lanzada como una alternativa escuela secundaria

    comunista de tres aos el mismo ao, absorbi a la universidad de Proletkulten ese mismomomento. Ms an, el nuevo nfasis en el tercer frente tambin supuso un reconocimientoms grande de lo que Vpered y Proletkult haban venido sosteniendo: la cultura era elcampo primario del cambio revolucionario. El perodo 1920-1922, en el cual el cambio a lareconstruccin pacfica y la introduccin de la NEP se superpusieron, fue as el momentoen el cual un amplio rango de iniciativas didcticas, culturales e ilustradoras se movieronmucho ms arriba en la agenda revolucionaria. Esto abarc desde la creacin de una nuevaintelligentsia, el desarrollo de la educacin del partido, la formulacin de una ticacomunista, la bsqueda de una nueva clase de ciencia hasta una revolucin en los hbitos,las costumbres y el byt.

    La formulacin de Lenin de esta nocin de revolucin cultural, principalmente en sus

    ltimos escritos de 1922 y 1923 vino por lo tanto luego de toda esta nueva atencin altercer frente de la cultura. La torpe asociacin de Lenin del trmino con la inculcacin delos hbitos de las sociedades civilizadas, la superacin del barbarismo y la dominacinde la ciencia y la tecnologa -lo que Claudin-Urondo distingue como culture-civilizsationyculture-savoire- vino como respuestaa las corrientes ms constructivistas e iconoclastas yaincrustadas en el proyecto cultural bolchevique.31Sin importar cmo la extrada revolucincultural de Lenin apareca desde el significado dado por aquellas fuerzas que instaban, aunentonces, a la destruccin de la cultura burguesa a travs de la confrontacin, habadefinidos puntos de contacto entre ellas (lo que Urondo llama culture-idologie). Esto vieneincluso a travs de sus bien conocidas tesis contra Proletkultde 1920: No es la invencinde una nueva cultura proletaria, sino el desarrollo de los mejores modelos [] de la culturaexistente, desde unpunto de vistamarxista y las condiciones de lucha del proletariado en elperodo de su dictadura.32Esta ltima calificacin dej la nocin de revolucin cultural deLenin abierta a manipulacin y apropiacin por otros muy pronto luego de ser formulada.

    CULTURA, POLTICA Y REVOLUCIN CULTURAL: EL EXPANSIONISMOCONCEPTUAL DE MEDIADOS DE LA DCADA DE 1920

    La circulacin de una nocin de revolucin cultural fuertemente desarrollista a

    mediados de la dcada de 1920, enrgicamente vinculada a las misiones civilizadoras,asegur que aquellos que se alistaban en el trmino no lo asociasen automticamente con elfermento cultural de la era de la NEP dentro del campo revolucionario sino con aquellosgrupos que estaba lejos de l. Esto era porque la elevacin del nivel cultural significabafocalizarse en aquellos que estaban rezagados; Lenin eficazmente intercal referencias a loscampesinos, las minoras nacionales y las mujeres.33 Djennos notar la paradojametodolgica que fluye desde estas dimensiones de clase, nacionales y de gneroincrustadas en la revolucin cultural civilizadora: porque la mayora en necesidad de ayudafueron los ms obviamente eliminados, la vanguardia revolucionaria tuvo el mnimo punto

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    de apoyo entre ellos; por lo tanto, se dio por asegurado que la elevacin tena que venirdesde arriba y desde afuera. Mientras el proletario, pace Marx, tena que emanciparse lmismo, los programas civilizatorios mas graduales para los oprimidos podan parecer en

    este sentido, slo implcitamente, los ms manifiestamente autoritarios. Esto exacerbabaotra tensin inherente a las formulaciones de Lenin desde el principio: qu clase de culturadeba ser llevada a las masas en las condiciones de la dictadura del proletariado?

    Exploremos esto en aquellos que ya posean las ms notablemente diferentes yusualmente ms autoevidentes culturas atrasadas. La aplicacin de la revolucin culturala la cuestin nacional trajo la misma ambigedad presente en el desarrollismo de Lenin: noera slo la llama de la cultura rusa, europea o prerrevolucionaria que el partido prometeicobajara desde el cielo sino necesariamente, en algn grado, una cultura socialista, sovitica,marxista o de clase. Un artculo en el diario terico lder del partido en 1925, por ejemplo,ilustra la atraccin del nfasis gradualista de Lenin sobre los niveles culturales, tcnicos yeducativos para justificar la reeducacin socialista de las nacionalidades atrasadas a

    mediados de la dcada de 1920. En un artculo titulado En la senda de la revolucincultural los escritos de Lenin son primero interpretados simplemente como un mandatopara un amplio trabajo cultural entre los pueblos culturalmente atrasados de la URSS.Entre aquellos con las costumbres ideolgicas y religiosas mas salvajes, es imperativoarar el suelo local con un tractor cultural. Pero incluso aqu la vieja hostilidadrevolucionaria hacia la cultura por s misma, kulturtregerstvo, es muy evidente tambin: larevolucin cultural entre los no rusos significa la elevacin del nivel cultural no slo de lasmasas sino de los elementos ms progresivos en particular -batraks- para forjar laconciencia del proletariado revolucionario y socialista-pensante.34

    Las partes positivas de la revolucin cultural frecuentemente derivadas del uso deLenin -la ilustracin del pueblo a travs del alfabetismo y la higiene y de la inculcacin de

    conductas modernas y civilizadas como la puntualidad- se aplicaron simultneamente alcampesinado primitivo y las nacionalidades atrasadas. Esto se puede observar en la obra deKrupskaya En el camino a la Revolucin cultural de 1927. Antes de la prxima guerraentre los poderes burgueses, escribi, nuestra tarea es civilizarnos (tsivilizirovatsia),repitiendo el verbo reflexivo una y otra vez. El organismo de Krupskaya, el Glavolitprovestdel Narkomprs,35 que haba perdido mucho poder a manos del Agitprop36 del ComitCentral en 1920 haba tomado la responsabilidad por el trabajo cultural-ilustrador en elcampo y el libro citaba cartas de los campesinos recibidas por el organismo. Krupskaya,tambin, comenzaba de manera convencional: las medidas culturales eran cruciales paraalcanzar el alfabetismo en el campo y la propaganda de produccin era una precondicinpara la industrializacin. Pero cuando invoc a las ms escabrosas imgenes del atraso -la

    suciedad y la enfermedad- gir hacia el 93% de ndices de infeccin de la sfiliscotidiana en Buriat, Mongolia. Causada supuestamente por la falta de una higieneelemental en vez de por la transmisin sexual, esta enfermedad que frecuentementealcanzaba pueblos enteros era el resultado de nuestra falta de cultura y la falta delconocimiento ms elemental acerca del cuerpo humano.37El imaginario de la infeccin yla enfermedad sirvi para reforzar la urgencia de resaltar el byt, ya que la sfilis cotidianapoda ser curada slo a travs de la higiene de la nueva vida cotidiana.

    La revolucin cultural como una misin civilizadora socialista se encontr as, en unvnculo enteramente tpico hacia afuera, con la gran preocupacin de la era de la NEP de

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    remodelar la vida cotidiana (byt) -un trmino con gran resonancia que usualmenteconnotaba una rutina filistea, rutinaria y domstica (femenina) que tena que sersolucionada.38En una disputa de 1924 sobre arte y byt, el crtico de la RAPP39Lelevich

    invoc la grandiosa revolucin cultural de Lenin para convocar por una revolucin de lavida cotidiana (bytovaia revoliutsiia) la cual traera el herosmo de la era de la Guerra civilhacia un nuevo frente. En cuanto el herosmo del Comunismo de guerra conquistara lomundano la construccin de nuevas formas de vida destruira a la bestia de la vieja vidacotidiana.40

    El acento de Lenin en los hbitos de trabajo, la puntualidad y la prolijidad tambinpodan ser apuntados en varias direcciones: poda ser aplicado tanto a las poblacionesrurales como urbanas como tambin a los miembros del partido y esas temticas se hicieronsentir en otros escritores de la revolucin cultural. Aqu la mission civilatrice del estadosocialista en la revolucin cultural no era sino un hilo en un tapiz mucho ms grande -noslo el debate sobre un nuevo modo de vida sino tambin los valores y conductas de una

    persona nueva-. Por ejemplo, el influyente texto de Trotsky de 1923, Voprosy byta, abordlos mismos temas, sin usar el trmino de revolucin cultural, describindolos como lalucha por la cultura del lenguaje, la sobriedad, la disciplina del trabajo y la inculcacin deuna nueva vida racional como las principales tareas revolucionarias. El rechazo de Trotskya la cultura proletaria -nuestra poca no es an la poca de una nueva cultura sino elprefacio de ella- es bien conocido. Sin embargo, l enmarc esta posicin condenando lasupuesta separacin de las tareas polticas del campo de la cultura proletaria de aquellas dela cultura y la vida cotidiana, presentando as su posicin como total y revolucionaria.41

    La hermana de Trotsky y esposa de Kamenev, Olga Davidovna Kameneva, muestramejor el rostro de Jano de la participacin de la elite bolchevique con las cuestionesculturales. Como jefa de la Sociedad para la Relaciones Culturales Extranjeras de Toda la

    Unin (VOKS), desde su base en esa pieza maestra de la arquitectura art noveauque era lamansin moscovita de Riabushinsky, arreglaba tours culturales para visitar a las elitesintelectuales europeas. Sin embargo, uno de los nicos libros de Madame Kameneva fue unvolumen editado en 1926 sobre el trabajo cultural en las cantinas de los trabajadores.Aqu ella vinculaba la creacin de un nuevo byt a la consecucin de la cultura, la cualdefini no slo como alfabetismo y libros sino como algo ms -prolijidad, limpieza,disciplina, respeto, reconocimiento de los derechos del otro, inters hacia la vida social.Tal falta de cultura y sentimiento colectivo era tambin evidente entre los miembros delpartido, notaba, una circunstancia que la futura organizacin masiva de cantinas-showmodelo deban ayudar a aliviar.42

    La revolucin cultural devino as en una parte integral de un vocabulario mucho ms

    amplio de transformacin que englobaba a la vida cotidiana, la conducta y la nueva personasovitica. En esta perspectiva, la revolucin cultural era una importante avenida en la cuallas concepciones de la intelligentsiarespecto de la respetabilidad por los otros atrasados seabrieron camino en la ideologa revolucionaria bolchevique. Tal conducta modelo sirvicomo el anlogo cultural de conciencia poltica. Irnicamente, focaliza tambin algunosprejuicios de clase de los dictadores del proletariado. El tratamiento de Joan Neubergerde la categora cultural de preguerra de respetabilidad discute cmo los reformistasliberales, los intelectuales de Vekhi43 y los socialdemcratas asumieron que sus cdigoscultuales y polticos provean modelos deficientes para ser adoptados por las clases ms

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    bajas [] Los proyectos culturales del nuevo rgimen englobaron una serie de valores ymtodos didcticos ms parecidos al culturalismo de la intelligentsia prerrevolucionaria ylas clases medias respetables. Como otro historiador not, iniciativas tales como la

    Sociedad para la lucha contra el alcoholismo, fundada en 1928 por lderes del partido queincluan a Bujarin, Larin, Semashko y Podvoisky, fcilmente podan tener un sabor alreformismo burgus prerrevolucionario.44Incluso luego de que las tendencias negativasy anti-especialistas de la revolucin cultural devinieran ms prominentes en 1928, losaspectos civilizatorios y de estilo de vida permanecieron.

    Sin embargo los bolcheviques no fueron meramente reformadores culturales; larevolucin no era una fiesta. Una tendencia en la reutilizacin de la revolucin cultural deLenin a mediados de la dcada de 1929 puede ser identificada como un barniz mscoercitivo, subjetivista y voluntarista de las tareas de la construccin cultural. Esto quedaclaro en el escrito del prominente filsofo deborinita Ivn Kaptonovich Luppol, quiensostuvo en 1925 que la resistencia a la revolucin cultural es an ms cruel que a la

    revolucin social o poltica porque la revolucin cultural abarcaba la reeducacin de lasmasas. El lado marcial del voluntarismo de Luppol es ms evidente en su interpretacin dela relacin entre la revolucin cultural y los especialistas burgueses. Mientras apenasasenta con la ortodoxia de la era de la NEP de que la cultura no poda ser reorganizada porla violencia revolucionaria, el dialctico reconoca que es necesario tomar (vziat) toda laciencia, la tecnologa, todo el conocimiento y el arte que est actualmente en las manosde los especialistas.45Colocando la revolucin cultural en el contexto de la reeducacin,adems, apunt a los modos en el cual el concepto iba ms all de conductas y valores paracapturar la reformulacin de la conciencia, la psyche y el alma, como la suma de losprocesos psquicos del hombre eran frecuentemente denominados. La ampliamentediscutida resolucin de 1925 del Politbur sobre la literatura preparada por Bujarin

    comenzaba con un lugar comn materialista -las condiciones econmicas objetivas habanerigido nuevas demandas-. Pero rpidamente se mova para hablar de una revolucin(perevorot) dentro de las mentes del pueblo que ahora haca de la revolucin cultural unaprecondicin para la creacin de una sociedad comunista.46

    La apropiacin de Lenin de varios grupos luego de su muerte en 1924 tambinincluy la articulacin temprana de una revolucin cultural mucho ms negativa y durapor miembros de los bolcheviques de izquierda y el campo cultural proletario. Un ejemploprincipal de esto es la simple afirmacin de Lepold Averbakh de 1925 que anticip porvarios aos la famosa formulacin del Gran viraje de Stalin de que la revolucin culturales una intensificacin de la lucha de clases en el campo de la ideologa. En un escrito delao siguiente, el joven polemista juraba que la cuestin de la proletcultura era idntica a

    la concepcin de Lenin de la revolucin cultural. Pero no englobaba meramente laenseanza de la lectura y la escritura -la revolucin cultural significaba la reutilizacinmilitante de la entera superestructura ideolgica a travs de la lucha de clases, el resultadodel cual sera la hegemona cultural del proletariado.47

    Se asuma frecuentemente que las interpretaciones de cultura tanto de losbolcheviques como de la intelligentsiaen este perodo giraban en torno de la alta cultura.Pero, como hemos visto, el desarrollo de un concepto de revolucin cultural en la dcada de1920 tambin formaba parte de una rpida ampliacin de los entendimientos respecto de locultural y lo poltico. Los escritos de Luppol sobre la revolucin cultural de Lenin sirven

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    como un excelente ejemplo nuevamente, en tanto l est explcitamente preocupado con laexpansin de una definicin tradicional de cultura que comprendiera la ciencia, el arte y laliteratura. Basndose en Lenin, insiste en que la cultura deba englobar tradiciones, hbitos,

    ideas, costumbres y prejuicios. La intervencin de Bujarin en el debate acerca de la moralde los jvenes lleg a la misma conclusin, aunque no desde una ampliacin explcita de lacategora de cultura sino de la vinculacin entre revolucin cultural y el nuevo byt y lanueva persona: qu significa revolucin cultural? Una revolucin en las caractersticasdel pueblo, en sus hbitos cotidianos, en sus sentimientos y deseos, en su estilo de vida, ensu byt-el tipo de revolucin que los transformar en un nuevo pueblo.48De modo similar,el importante filsofo marxista de la dcada de 1920, Abram Moiseevich Deborin lleg a laconclusin de que cultura en el sentido amplio de la palabra englobaba tanto a la base dela sociedad y la superestructura en tanto implicaba un cultivo consciente de lanaturaleza. La reelaboracin de la naturaleza est inextricablemente intercalada con lareelaboracin del hombre mismo, su cerebro, sus fuerzas mentales y morales y

    capacidades. Por lo tanto, la actual revolucin cultural en el sentido amplio del trminosignifica el cambio de la pisque humana.49 Hemos cerrado el crculo: el discurso msobjetivista de la elevacin de los estndares poda reemerger, viajando a travs de losnuevos senderos abiertos entre cultura, byt y la nueva persona, como lo que Stalin mstarde llamara la ingeniera de las almas humanas.

    LA REVOLUCIN CULTURAL INTERNA DE LA NEP

    En tanto la nocin de revolucin cultural de Lenin estaba siendo reconfigurada amediados de la dcada de 1920, los compromisos ms intensivos con el entero rango demisiones culturales trados al frente por el tercer frente estaban ocurriendo en lasposiciones revolucionarias y del partido, en el contexto de un ambiente de invernaderorevolucionario y de las relaciones de poder del nuevo rgimen. El desarrollo abiertamenteirregular del proyecto cultural bolchevique arm el escenario para la radicalizacin delconcepto de revolucin cultural al final de la dcada.

    La primera serie de razones para esta revolucin cultural interna puede serconsiderada estructural e institucional, teniendo que ver con la naturaleza del partido-estadoemergente y su poltica cultural. Esferas separadas, sectoralismo y principios dediferenciacin fueron endmicos al orden cultural de la dcada de 1920. En parte esto sali

    del intrincado y desarrollado dualismo del corazn del nuevo sistema poltico y su polticacultural. La cacofona burocrtica y el hecho de de las fuertes tendencias de izquierda yderecha ejemplificadas por el Glavlit50y elAgitpropfueron construidas en la formulacincotidiana de la poltica cultural oficial. Las actividades ilustradoras, todas clases detrabajo social, educacin cultural y poltica, obligaciones culturales, la revolucin de lavida cotidiana -todas estaban siendo ansiosamente y en muchos casos fcilmente adoptadaspor cuadros, entornos e instituciones del partido como el partido de vanguardia se molde as mismo al menos un paso delante de la sociedad que estaba tratando de construir.51

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    Al mismo tiempo, el dualismo del partido-estado en la dcada de 1920 tambinlevant considerables limitaciones, barreras y restricciones a las misiones revolucionariaspor fuera del campo revolucionario. Algunas salieron directamente desde las polticas

    conectadas con la introduccin de la NEP en 1921 y despus: los principios dediferenciacin fueron intrnsecos a la NEP, la teora econmica que fue en s mismapredicada como una nocin de esferas diferenciadas (entre los sectores estatal, rural yeconmicamente cooperativos). En las regiones remotas de la poltica cultural, las barreras,las distinciones y la compartimentalizacin tomaron lugar. Uno podra apuntar, porejemplo, a las diferencias polticas dibujadas entre la ciencia natural y social, en laenseanza y la investigacin avanzada, publicaciones de masa y de baja circulacin,zonas e instituciones fijadas y protegidas, las bases y las estrellas excepcionales. 52Simultneamente, en una cultura esttica una puedo hablar de un quiebre parcial de labsqueda de un edintsvo (unidad, n. del t.) cultural. Clark incluso se refiere a unapartheiden crecimiento entre la cultura alta, la popular y la proletaria que superaba el

    sueo del comunismo de guerra de una cultura revolucionaria integral, en tanto reinaba laespecializacin y la bsqueda de lmites.53

    Una segunda serie de explicaciones para la canalizacin interna de los proyectosculturales de la era de la NEP tiene que ver con la ideologa, el discurso y la culturapoltica. La retirada forzada de la NEP y la idealizacin comunista de un heroico pasadode Comunismo de guerra hicieron de las tareas cotidianas y culturales dentro delcampo revolucionario un modo de encuadrar el crculo, de revolucionar la retirada.Tambin foment una crisis de pureza revolucionaria, manifestada en una limpieza deelementos extraos a travs de purgas del partido instituidas, en el combate de ladeclasificacin del proletariado, en el enfrentamiento de la nueva burguesa de losnepmeny kulaks, en un medicalizado discurso de infeccin de todo tipo de desviaciones en

    la poltica y el estilo de vida. Bajo la materialista y positivista apariencia de la ideologamarxista-leninista fermentaba un caldo de imaginarios escabrosos, peligrosos y horriblesque alcanzaron el espectro de una corrupcin endmica.54 Si la espada vengadora delproletariado iba a contenerse de atacar a los enemigos sociales y polticos por fuera, elbistur cultural de la auto-transformacin poda extirpar a los desviacionistas por dentro.

    Todas las misiones civilizadoras, ilustradoras y sovietizadoras que vimos conectadasal concepto de revolucin cultural se superpusieron con el desarrollo del invernadero de lasmisiones culturales intrapartido. No slo el partido en expansin constante se fij en elatraso y en los no iniciados, sino que siempre hubo un nivel ms avanzado y revolucionariopara alcanzar en el forjamiento de un nuevo estilo de vida y la nueva persona. Djennosusar como ejemplo un rea de este avance de la era de la NEP -la tica comunista y un

    nuevo estilo de vida-. En 1927 un activista del Konsomol55escribi un manifiesto sobre elnuevo byt en el cual condenaba el choque de manos como una fuente antisanitaria einfecciosa, un invento criminal de los predicadores y de la burguesa; los bailes y elchoque de piernas eran peligrosos porque fomentaban el ascenso del polvo y una filisteay pequeo burguesa eliminacin de las masas. El ensayo se escribi como stira, peromuchos lectores se perdieron esa irona y escribieron una inundacin de cartas expresandola solidaridad. A mediados de la dcada de 1920 varias organizaciones del Konsomolpasaron normas de conducta, reglas ticas o, en el caso de un comit provincial del

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    Konsomol, principios de educacin moral-sexual [] o una moralidad del perodo detransicin.56

    Los estudiantes del partido y la juventud del Konsomoldebatieron el nuevo estilo de

    vida y las cuestiones de conducta con una intensidad que hizo que varios lderes del partidoy moralistas oficiales se sintieran incmodos, al punto tal que mucha atencin a lascuestiones de vida personal era tildada como un signo de degeneracin. Un activista de laUniversidad Comunista Sverdlov repiti esta posicin cuando marc el compromiso a losintereses sociales y los ideales revolucionarios como la preocupacin moral apropiada delos estudiantes proletarios, como opuesto a la cuestin sexual o la vida personal.57Sinembargo, la elaboracin de una tica comunista luego de 1917, tan estrechamenterelacionada con el nuevo byt, se enred desde el comienzo en el sistema de relaciones depoder del partido. El mayor moralista oficial de la dcada de 1920 fue Emelian Iaroslavsky,quien alcanz la posicin a travs de su puesto en la polica interna del partido, la Comisinde Control Central (TsKK). En sus actividades cotidianas el TsKK estuvo desde el

    principio preocupado no slo con cazar las desviaciones polticas sino tambin con lasinfracciones del estilo de vida comunista y las violaciones de la tica del partido.58 Elindividualismo, la posesividad, el libertinaje sexual, la bohemia y una docena ms: todaseran violaciones a la tica del partido y podan convertirse en infracciones de la disciplinadel partido. As, la tica y el estilo de vida fueron construidos en la fbrica del nacientergimen disciplinario del partido. En la estructura de poder comunista, lo que eraconsiderado poltico era empujado hacia los campos que previamente no estaban marcadoso eran privados y este crecimiento de lo poltico se cruz con la correspondiente expansinde la cultura.

    El alto oficial del TsKK, A. A. Solts, dijo al XI Congreso del partido en 1922 queesa preocupacin sistemtica con la moralidad y el estilo de vida era algo nuevo en la lucha

    del partido. Pero ahora era necesaria porque una masa de elementos no bolcheviqueshaba infiltrado el exitoso partido gobernante y los obstculos de la NEP crearon unasituacin en la cual el enemigo no est tan claro ante nosotros.59 Alcanzar el proyectocultural bolchevique tambin significaba purgar al enemigo interno.

    LA REVOLUCIN CULTURAL Y EL GRAN VIRAJE, 1928-1929

    Finalmente podemos observar cmo el concepto de revolucin cultural fuereformulado y liberado en 1928 al comienzo del Gran viraje de Stalin. Mientras el juiciode Shakhty proceda, una conferencia de Agitpropde fines de mayo y comienzos de juniode 1928 se reuni para discutir las tareas de la construccin cultural. En los influyentespronunciamientos del miembro de Agitprop, A. I. Krinitsky, la revolucin cultural fueremodelada como una lucha contra los avances burgueses en el frente cultural, desde el artea la vida cotidiana. Los intentos neutrales de clase para alcanzar el nivel cultural -comoFitzpatrick ha notado, atado a los ataques institucionales al Narkompros- fueron

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    contrapuestos a la tarea de construir una cultura proletaria. El rango de posiciones demediados de la dcada de 1920 acerca de qu tan lejos remodelar crticamente la culturadel pasado estuvo ahora claramente subsumido por la posicin previamente articulada por

    el alternativo campo cultural proletario. La lucha contra la cultura burguesa y susportadores se convirti en la nueva ortodoxia. Uno puede trazar fcilmente la rpidadiseminacin del icnico texto deAgitpropen la altamente ritualizada cultura poltica.60

    El contexto inmediato para este episodio, tan crucial en la historia conceptual de larevolucin cultural, fue una gran reconfiguracin de la poltica cultural de la era de la NEP.Englob un giro ssmico en el dualismo del partido-estado, en tanto las posiciones delpartido dentro de la burocracia cultural y sus agendas institucionales estuvieron en laavanzada. Los lmites y las zonas especiales que haban persistido hasta entonces fueronsbitamente socavadas. Para citar un solo ejemplo, se sugiri convincentemente que laOGPU61plane la Academia de asuntos cientficos como parte de una serie de procesos-el proceso del partido industrial con los ingenieros, el proceso del partido campesino

    poniendo de relieve a los agronomistas- para apuntar a aquellos segmentos de laintelligentsiano pertenecientes al partido que haban sido beneficiarios de un estatus antesprotegido.62 El propio Agitprop, para citar nuevamente un ejemplo, estuvo directamenteemparentado en la vinculacin del Narkompros con la desviacin de derecha y a losviejos pecados de la Kulturtrger; pronto el ex militante delAgitpropBubnov reemplaza Lunacharsky como el jefe del Comisariado para la Educacin. Los organismos del estadoestaban purgados y en crisis.

    No slo los revolucionarios culturales irrumpieron sobre las lneas desdibujadas en laarena; se propusieron, como los pronunciamientos oficiales de esos das declaraban,construir el socialismo en el menor tiempo posible. Pero la nueva ofensiva socialista entodas las esferas fue promulgada en el contexto de impulsos gemelos en la industrializacin

    y la colectivizacin. En espritu de hiptesis, ofrezco una imagen instantnea de un giroparticularmente dramtico desde la revolucin cultural interna de la NEP al gran impulsode la nueva era. En la dcada de 1920 el movimiento de comunas de arreglos de viviendafue frecuentemente identificado con el comunismo en s mismo, especialmente por lajuventud urbana, los estudiantes y los miembros del partido. Esto fue as porque lapropiedad era compartida, se proclamaban valores colectivistas y anti-privados, se llevaba acabo una educacin poltica y un trabajo de cultura fsica y, ms usual en el contexto delpartido, se sostenan algunos juramentos abiertos al orden poltico. Cuando los comunistasurbanos fueron al campo en 1929-1930 usualmente usaron el modelo de la kommunaparacolectivizar y requisar toda la propiedad. Librados a seguir sus propios instintos losactivistas desplegaron el catico mix de violencia, persuasin desenfrenada y utopismo

    tpico del Gran viraje.63La imagen de los colectivizadores del partido quitndoles las ropasa los campesinos junto con la justificacin del modelo de comunas sugiere cun rpidopoda ser el cambio desde los extremos de una revolucin cultural positiva e interna a los deuna negativa y externa.

    Sin embargo, la revolucin cultural antiburguesa delAgitpropfue formulada como unataque sobre la burguesa cultural sustituta sovitica (la intelligentsia no perteneciente alpartido); no fue primariamente una incursin contra una cultura burguesa universal quepoda, por ejemplo, poner en cuestin el impulso por conductas civilizadas. Qudeberamos entender por revolucin cultural? se preguntaba en 1929 un texto de un

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    sindicato. Imitando la fraseologa de Agitprop y promocionando la intensificacin de lalucha de clases, el libro mostraba tres direcciones de la revolucin cultural: elremodelamiento de las masas, el remodelamiento de los cuadros y la autocrtica. El

    remodelamiento de los cuadros, presumiblemente los estudiantes ms bajos a los que ellibro apuntaba, significaba la adquisicin de conocimiento, cultura y habilidades degobierno. La reeducacin del campesinado incluira la higiene de las mujeres y tcnicasde costura como tambin una campaa antirreligiosa. Y el remodelamiento de las masasincumba no slo a la clase obrera y el campesinado sino primero y principal a unomismo. La dinmica interna-externa de la revolucin cultural estuvo an ms en juegodurante el gran impulso para los cuadros de esta era. De modo similar, un folleto de unteatro de Proletkult de 1929 se diriga a las tareas prcticas de la revolucin cultural:disciplina en el trabajo, relaciones con el tiempo, normas morales y nuevos mtodos pararegular la vida cotidiana. En 1930, en la cima del Gran viraje, la lucha por una educacinprimaria universal poda an permitir que la alfabetizacin de masas sea retratada como la

    tarea principal de la revolucin cultural.64Como antes, entonces, la revolucin cultural permaneci como un gruesa aunque

    plstica rbrica que los autores individuales podan sutilmente remodelar, que poda seradaptada a toda clase de tareas del momento (como lo sugiere la mencionada referencia ala campaa de autocritica de 1928-1929) y que estaba incrustada en un vocabulario detransformacin ms amplio. Sin embargo el reciente lenguaje prominentemente coercitivo,destructivo y de asalto forzoso -formulado en el caso de la revolucin cultural como partede una ofensiva general contra la intelligentsia que no perteneca al partido- sostuvoramificaciones fatdicas como enfoques bien fundados hacia las masas. En ningn ladoesto es ms aparente como en la literatura sobre las nacionalidades primitivas. Los artculossobre Asia Central, por ejemplo, continuaron aplicando la revolucin cultural como la

    adquisicin de una alfabetizacin bsica y educacin, la erradicacin de prejuicios y viejoshbitos, pero ahora la nueva cultura a adquirir era inequvocamente la ideologa de laclase obrera en lucha. La superacin de los salvajes prejuicios ideolgicos, psicolgicos yreligiosos requerira un asalto forzoso.65 El estudio de Yuri Slezkine del lejano Norteanaliza con dantescos y graciosos detalles la mecnica transferencia de programascoercitivos formulados en el centro a las condiciones de las ms remotas y atrasadasperiferias de todas. Sin embargo, concluye que no fue el impulso al reemplazo de losmodos de vida anticuados lo nuevo del Gran viraje, sino la velocidad y la voluntad parausar la fuerza. De igual modo, en este campo las polticas principales de la revolucincultural no terminaron en 1931-1932 cuando la direccin central del partido comenz areafirmar la estabilidad.66

    A lo largo de este artculo discut varias maneras en las cuales la auto-creacinrevolucionaria y la transformacin de los otros estuvieron intercaladas. La primera debe serllamada superposicin: no slo los propios miembros del partido se elevaron desde lasmasas atrasadas sino que todas las mayores misiones culturales podan ser refractadas desdeuna vanguardia, desde el cristal del partido. La segunda debe ser pensada comoreflexividad: los enfoques hacia el otro fueron formulados en trminos del uno, la periferiaen trminos del centro, las masas en trminos de la elite. El tercero podra ser etiquetadocomo desarrollo irregular: el proyecto cultural bolchevique se implement y se foment

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    ms atentamente dentro del campo revolucionario, afectando continuamente su aplicacindonde sea; esta dinmica devino ms pronunciada en la sbita trascendencia de los lmitesalrededor de 1928. La ltima debera ser llamada exorcismo: el dirigirse a los enemigos y

    las desviaciones que estaban alrededor estuvo vinculado a la lucha internalizada contra elenemigo dentro.

    Este nexo interno-externo aqu explorado para la revolucin cultural tiene mayoresimplicancias en la historia sovitica. Esto es as por varias razones: las elites y el partido-estado jugaron roles exagerados en montar proyectos de transformacin; las aspiracionestotalizantes dictaron que era mucho lo que necesitaba ser transformado y de una vez; y elgolfo irregular entre la elite y los atrasados poda aparecer tan grande y sin embargo,dado el partido de nuevo tipo de masas, tan pequeo. Finalmente, varios activistassoviticos compulsivamente evaluaron sus propias biografas o intentaron rehacerse a la luzde los cambios revolucionarios que tomaban lugar alrededor de ellos.67 Uno debeconsiderar, por lo tanto, la agudizada presencia de este nexo en las transformaciones del

    estilo sovitico, ya sea de cultura, territorios o de uno. Este nexo no ha sido an probado enprofundidad por los historiadores pero es apropiado para finalizar con un par de ejemplosparticularmente sugestivos registrados casi al pasar por los historiadores de lasovietizacin. Al explicar la intolerancia coercitiva hacia el atraso por parte de losjvenes soldados de la ofensiva estalinista tales como etngrafos y maestros, Slezkineseala su propia y reciente promocin, entrenamiento rpido y auto-transformacin.Cualquier falta de entusiasmo por la modernidad a la que servan era un insulto personaldeliberado, un rechazo mordaz del reconocimiento de sus logros y sus sacrificios.68 JanGross discute la sovietizacin de los territorios previamente polacos entre 1939 y 1941 entrminos de paralelos fascinantes con mtodos usados dentro de la URSS durante lacolectivizacin una dcada antes y concluye que las polticas y las prcticas de los

    ocupantes soviticos no fueron diferentes de aquellas de la administracin en casa (inusualcomo esto puede ser en la historia de la conquista).69Las transformaciones de la historiasovitica fueron una vez descriptas por la Escuela del totalitarismo como el resultado de unproceso unidireccional, de arriba hacia abajo; la Historia social revisionista replicconstruyendo dicotomas de fuerzas desde arriba y desde abajo. Aqu, pues, est la tareapara la historiografa post sovitica y post revisionista: abrir la calle de doble mano entrelos intentos comunistas de rehacer a los otros y sus bsquedas en curso para transformarseellos mismos.

    NOTAS

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    1Para esta traduccin se prefiri dejar en el idioma en el que aparecan las palabras o frases que no estaban en

    ingls en el texto original. Por otra parte, las palabras en cursiva son aquellas estaban escritas en otro idiomaque no sea el espaol, aquellas han sido transliteradas directamente del ruso y aquellas que el propio autordecidi remarcar en el original (n. del t.).2 Lewis Siegelbaum, "Building Stalinism 1929-1941," en Russia. A History, ed. Gregory Freeze (Oxford,1997), 304-6.3Ronald Grigor Suny, TheSoviet Experiment. Russia, the USSR, and the Successor States(New York, 1998),209.4Una historiadora, por ejemplo, discute la teora de la revolucin cultural proletaria sin hacer siquiera unuso bogdanoviano de la categora. Vase Gabriele Gorzka, "Proletarian Cultural Revolution: The Conceptionof Aleksandr A. Bogdanov," Sbornik: Study Group on the Russian Revolution, no. 9 (1983): 67-82.5 Proletkult es el acrnimo de proletarskaya kultura (cultura proletaria) y hace referencia a laorganizacin cultural que surgi en Rusia poco tiempo antes de la Revolucin de octubre y cuyos objetivostuvieron que ver precisamente con el diseo y la creacin de una nueva cultura basada en el proletariado.Vpered(adelante) fue una organizacin conformada por los bolcheviques de izquierda en el exilio hacia1909 entre los que se encontraban, entre otros, A. Bogdnov y A. Lunacharsky. Este grupo fue uno de losprimeros en postular la primaca de la cultura para la transformacin revolucionaria de la sociedad y encuestionar en parte el modo en el cual Lenin pretenda conducir el partido bolchevique (n. del t.).6 Norbert Elias, The Civilizing Process. The History of Manners and State Formation and Civilization,(Oxford, 1994), 464.7S. N. Eisenstadt, "The Cultural Programme of Modernity and Democracy: Some Tensions and Problems,"en Culture, Modernity and Revolution. Essays in Honour of Zygmunt Bauman, ed. Richard Kilminster e IanVarcoe (London, 1996), 25-41.8Sheila Fitzpatrick, "Editor's Introduction," y "Cultural Revolution as Class War," en Cultural Revolution inRussia, 1928-1931, ed. Fitzpatrick (Bloomington, 1978), 1-40, esp. 2, 8-12.9 Sheila Fitzpatrick, "Cultural Revolution in Russia 1928-32," Journal of Contemporary History 9 (enero1974): 36-37. Me refiero a este periodo como el Gran viraje (velikii perelom) porque este trmino puedeenglobar los giros de la colectivizacin y la industrializacin, porque fue usado en su momento por Stalin y

    porque se convirti en estndar en Rusia.10John Biggart, "Bukharin's Theory of Cultural Revolution, en The Ideas of Nikolai Bukharin, ed. A. Kemp-Welch (Oxford, 1992): 131-58.11Vase especialmente Gabriele Gorzka,A. Bogdanov und der russische Proletkult. Theorie und Praxis elnersozialistischer Kulturrevolution (Frankfurt, 1980), esp. 15-16; y Richard Lorenz, ed., ProletarischeKulturrevolution in Sowjetrussland (1917-1921)(Munich, 1969).12 Gernot Erler, "Die Leninische Kulturrevolution und die NEP," en Kultur und Kulturrevolution in derSowjetunion, ed. Eberhard Knodler-Bunte (Berlin, 1978): 33-45; Carmen Claudin-Urondo, Lnine et larvolution culturelle (Paris, 1975); Maurice Meisner, "Iconoclasm and Cultural Revolution in China andRussia," en Bolshevik Culture. Experiment and Order in the Russian Revolution, ed. Abbott Gleason et al.(Bloomington, 1985), 279-93.13Stefan Plaggenborg, Revolutionskultur Menschenbilder und kulturelle Praxis in Sowjetrussland zwischenOkfoberrevolution und Stalinismus (Colonia, 1996), 21, 23-24, 25, 45-46. La referencia es a Vera S.

    Dunham,In Stalins Time: Middle-Class Values in Soviet Fiction(Cambridge, 1976).14 Plaggenborg, Revolutionskultur, 352. Vase tambin Jochen Hellbeck, "Laboratories of the Soviet Self:Diaries from the Stalin Era" (Ph.D. diss., Columbia University, 1998), esp. 27-28; Anna Krylova, "In TheirOwn Words? Soviet Autobiographies of Women Writers," en Russian Women Writers, ed. Adele Barker andJehanne Gheith (Cambridge, 1999); y Thomas Lahusen, How Life Writes the Book. Real Socialism andSocialist Realism in Stalin's Russia(Ithaca, 1997), esp. 46.15William G. Rosenberg, "Editor's Introduction," enBolshevik Visions. First Phase of the Cultural Revolutionin Soviet Russia, ed. Rosenberg (Ann Arbor, 1984), 18-19, 22-24.16David Joravsky, "The Construction of the Stalinist Psyche," en Cultural Revolution, 107-8. La lectura deesas lneas una dcada atrs me llev por el camino que termin en este artculo.17Joravsky, "Cultural Revolution and the Fortress Mentality," enBolshevik Culture, 95-96.

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    18Katerina Clark, Petersburg, Crucible of Cultural Revolution(Cambridge, MA, 1995), ix.19Esta palabra hace referencia a los crculos que formaba la intelligentsia, en ruso (n. del t.).20

    Ibidem, 21.21"Sovremennoe polozenie i zadachi partii: Platforma, vyrabotannaia gruppoi bol'shevikov," enNeizvestnyiBogdanov, ed. N. S. Antonova y N. V. Drozdova (Mosc, 1995), 2:37-6 1.22La alternativa libertaria del vperedismo fue convincentemente defendida por Zenovia Sochor en Revolutionand Culture. The Bogdanov-Lenin Controversy (Ithaca, 1981). Las races del totalitarismo fueron enfatizadas,por ejemplo, por John Eric Morot, "Alexander Bogdanov, Vpered, and the Role of the Intelligentsia in theWorkers' Movement,"Russian Review49 (julio 1990): 242-48.23Michael David-Fox, Revolution of the Mind. Higher Learning among the Bolsheviks, 1918-1929 (Ithaca,1997): 26-37.24 lutta Sherrer (Jutta Scherrer), "Otnoshenie mezhdu intelligentsiei i rabochimi na primere partiinykhshkol na Kapri i v Bolon'e," y E. Svift (Anthony Swift), "Rabochii teatr i 'proletarskaia kul'tura' vpredrevoliutsionnoi Rossii, 1905-1917," ambos en Rabochie i intelligentsiia Rossii v epokhu reform irevoliutsaii, ed. S. I. Potolov et al. (S. Petersburgo, 1997), 542-48, y 174, 181, respectivamente.25Vernon L. Lidtke, The Alternative Culture. Socialist Labor in Imperial Germany(New York, 1985).26Sobre los vnculos entre la plataforma vperedista en la formulacin de la misin de Proletkul'tvase LynnMally, Culture of the Future. The Proletkult Movement in Revolutionary Russia (Berkeley, 1990), 43, passim.27P. M. Kerzhentsev, Kul'tura i sovetskaia vlast' (Mosc, 1919), 3-20; idem, K novoi kul'ture(Petrogrado,1921), 5-6; "Ot redaktsii," Proletarskaia kul'tura, no. 3 (agosto 1918): 35-36; Valer'ian Polianskii, "Podznamia 'Proletkul'ta,"' ibid, no. 1 (julio 1918): 3-4.28 Sputnik politrabotnika (Mosc, 1919), 87-92,99-100; Kratkii ocherk kul'turno-politicheskoiraboty vKrasnoi Armiiza l9l8 god (Mosc, 1919), 1-5, 8.29Desiatyis "ezd Rossiiskoi kommunisticheskoi partii: Stenograficheskii lotchet(8-16 marta 1921g.) (Mosc,1921), 87.30"Protokol zasedaniia Politicheskogo Biuro Ts.K. ot 9 oktiabria 1920 goda," Rossiiskii tsentr khraneniia iizucheniia dokumentov noveishei istorii, Mosc, f. 17, op. 3, d. 113, 1. 1. Vase tambin ibid., d. 75, 1. 3.31Claudin-Urondo, Lnine et la rvolution culturelle, 27-31.32V. I. Lenin, "Nabrosok rezoliutsii o proletarskoi kul'ture," en Polnoe sobranie sochineni, 5 ed. (Mosc,

    1963), 41:462.33 Gernot Erler y Claus D. Kering, "Kulturrevolution," Sowjetsystem und Denzokratische Gesellschaft:Eine Vergleichende Enzyklopddie (Frieberg, 1969), 1160.34 'I. Arkhinicheev, "Na putiakh kul'turnoi revoliutsii," Bol'shevik(30 septiembre 1925): 60-74.35Acrnimo de narodni komissariat prosvescheniia (comisariado para la educacin) Organismo estatal quese encarg durante las primeras dcadas luego de la revolucin de los asuntos relacionados con la educacin ylas artes. Su primer comisario a cargo fue A. Lunacharsky (n. del t.).36 Acrnimo de otdel agitatsii i propagandy (departamento de agitacin y propagada). Organismodependiente del CC del partido que tena a su cargo el control de la propaganda ideolgica (n. del t.).37N. K. Krupskaia,Na putiakh kul'turnoi revoliutsi (Mosc-Leningrado, 1927), 8-16. Sobre la interpretacinde la sfilis no venrea en la cultura rusa mdica y la intelligentsia vase Laura Engelstein, The Keys toHappiness. Sex and the Searchfor Modernity in Fin-de-Siecle Russia(Ithaca, 1992), 165-211. Sobre el interscientfico contemporneo y venerealgico en Buriat, Mongolia, vase Susan Gross Solomon, "The Soviet-

    German Syphilis Expedition to Buriat Mongolia, 1928: Scientific Research on National Minorities," SlavicReview52 (verano 1993): 204-32.38 Sobre los valores byt y meshchanskie vanse las dispersas aunque sugestivas observaciones vertidas enSvetlana Boym, Common Places. Mythologies of Everyday Life in Russia(Cambridge, MA, 1994). Sobre elgnero y el bytvase Eric Naiman, Sex in Public. The Incarnation of Early Soviet Ideology(Princeton, 1997),185-91.39 Iniciales rusas para la Asociacin de Escritores Proletarios de Rusia, organizacin que pretendiestructurar la literatura bajo los preceptos del partido. Funcion entre 1925 y 1932. (n. del t.).40G. Lelevich, "Proletarskaia literatura i bytovaia revoliutsiia," Oktiabr',1925, no. 1: 141-46.41Lev Davydovich Trotskii, "Voprosy byta," en su Sochineniia(Mosc, 1927), 21:3-58, 462-70.

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    42O. D. Kameneva, "K uluchsheniiu byta rabochikh," en Vpomoshch' kul'trabote v rabochem stolovol, ed.Kameneva (Mosc-Leningrado, 1926), 3-6. Mientras la importancia de la nocin de kul'turnost' ha sido

    largamente reconocida en la discusin de la Gran retirada de la dcada de 1930 y posteriormente (SheilaFitzpatrick, "Becoming Cultured: Socialist Realism and the Representation of Privilege and Taste," en TheCultural Front. Power and Culture in Revolutionary Russia[Ithaca, 1992], 216-37), su significacin para ladcada de 1920 no ha sido demasiado explorada.43Vekhi(hitos) hace referencia a una serie de ensayos publicados en Rusia hacia 1909 en los cuales unaseccin de la intelligentsia llam a cuestionar y revisar los valores y las prcticas de su grupo luego de lafallida revolucin de 1905 (n. del t.).44Joan Neuberger, Hooliganism. Crime, Culture, and Power in St Petersburg, 1900-1914(Berkeley, 1993),254,280; Kathy Transchel, "Under the Influence: Drinking, Temperance, and Cultural Revolution in Russia,1900- 1932" (Ph.D. diss., University of North Carolina at Chapel Hill, 1996), 251, passim.45 I. Luppol, "Problema kul'tury v postanovke Lenina," Pechat' i revoliutsiia, no. 5-6 (Junio-Septiembre1925): 18; "Problema kul'tura ... Okonchanie," ibid. no. 7 (octubre-noviembre 1925): 26.46"Postanovlenie Politbiuro TsK RKP(b) 'O politike partii v oblasti khudozhestvennoi literatury.' 18 iiunia1925 g," en "Schast'e literatury". Gosudarstvo i pisateli 1925-1938, ed. D. L. Babichenko (Mosc, 1997), 17.47 Leopol'd Averbakh, "O proletarskoi kul'ture, 'napostovskoi putanitse,' i bol'shevistskikh aksiomakh,"Bol'shevik (31 marzo 1926): 101-14. Kerzhentsev defini abiertamente la revolucin cultural como unalucha contra la cultura burguesa y sus portadores y la creacin de la cultura proletaria ("Ob oshibke tt.Trotskogo, Voronskogo i dr.," Oktiabr', 1925, no. 1: 115-16).48N. Bukharin, "Za uporiadochenie byta molodezhi," en Komsomol'skii byt(Mosc-Leningrado, 1927), 99.49 Luppol, "Problema kul'tury' no. 5-6:3; A. Deborin, "Marksizm i kul'tura' Revoliutsiia i kul'tura (15noviembre 1927): 8-9. En la misma vena vase "Ot redaktsii," ibid., 5; y E. Pashukanis, "Zametki o kul'turei politike," ibid. (15 diciembre 1927): 13-17. El compromiso de mediados de la dcada de 1920 con lo culturalsigui otros dos desarrollos: el tratamiento de la cultura como una forma de ideologa de clase en laProletkultde Bogdnov y un despliegue ms general de entendimientos etnogrficos o antropolgicos dela cultura en Rusia luego del cambio de siglo. (Neuberger, Hooliganism, 10-11). Sobre Bogdnov y laProletkultvase Mally, Culture of the Future, 8-9, 29-30, passim.50Acrnimo de glavnoe upravlenie po delam literatury i izdatelstv(administracin central para la literatura

    y las publicaciones). Organismo estatal que se encargaba de ejercer la censura sobre las publicacionesescritas (n. del t.).51Esta interpretacin de la poltica cultural y la revolucin interna de la NEP est ampliamente desarrolladaen miRevolution of the Mind.Contrstese con el influyente artculo de Fitzpatrick, "The Soft Line on Cultureand Its Enemies," en The Cultural Front, 91-114.52Para un significativo estudio en esta ltima rea vase Daniel Todes, "Pavlov and the Bolsheviks,"Historyand Philosophy of the Life Sciences17:3 (1995): 379-418.53Clark, Petersburg, 143-47.54Naiman, Sex in Public, esp. 148-80.55Acrnimo de kommunisticheski soyuz molodiozhi(unin de la juventud comunista). Organizacin juvenildel PC de la URSS (n. del t.).56 V1. Kuz'min, "Pis'mo o novom byte," Komnsomol'skii byt (Mosc-Leningrado, 1927), 319-21; Ippolit,"Komsomol'skii byt kak on est' (Obzor literatury)," Pechat' i revoliutsii, no.4 (junio-julio 1927): 122;

    Politicheskoe vospitanie Komsomola(Mosc-Leningrado, 1925), 18.57F. W., "Voprosy vospitatel'noi raboty," Sverdlovets, no. 5-6 (marzo-abril 1923): 42.58 Vase especialmente la invaluable coleccin M. A. Makarevich, ed., Partiinaia etika: Dokumenty imaterialy diskussi 20-xgodov(Mosc, 1989).59Ibidem, 144.60Fitzpatrick discute la conferencia deAgitpropen "Cultural Revolution as Class War," 10; e idem, "CulturalRevolution in Russia," 41-42. Para la inmediata influencia de sus formulaciones vase A. Maletskii,"Problema kul'turnoi revoliutsii v programme Kominterna," Revoliutsiia i kul'tura(15 octubre 1928): 9.61Iniciales rusas para el Directorio Poltico Unificado del Estado, la polica secreta del estado sovitico (n.del t.).62F. F. Perchenok, "Akademiia nauk na 'velikom perelome,"'Zven'ia, vyp. 1 (Mosc, 1990), 232-33.

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    63Vase por ejemplo Ibeen-Shrait, "Studencheskie kommuny," Krasnyi student, no. 8-9 (20-21) (agosto-sep-tiembre 1924): 44-45; "Ustav kommuny im. M. N. Liadova," Universidad Comunista Sverdlov, 4 octubre

    1926, Tsentral'nyi gosudarstvennyi arkhiv obshchestvennykh dvizhenii goroda Moskvy, f. 459, op. 1, d. 27,1. 87-95; y Sheila Fitzpatrick, Stalin's Peasants. Resistance and Survival in the Russian Village afterCollectivization (New York, 1994), 50. El estudio ms significativo del movimiento comunal sigue siendoRichard Stites, Revolutionary Dreams. Utopian Vision and Experimental Life in the Russian Revolution(Oxford, 1989), 205-22.64Kul'turnaia revoliutsiia i kul'trabota soiuzov: Po programme raionnoi (uezdnoi) profshkoly (Mosc, 1929),5-8; Kul'turnaia revoliutsiia i zadachi teatra Proletkul'ta (Mosc, 1929), 5-7, 9; A. Vishnevskii, "Okul'turnoi revoliutsii," Revoliutsiia i kul'tura(31 junio 1930): 11-12.65S. Pis'mennyi, "O nekotorykh osnovnykh momentakh kul'turnoi revoliutsii v natsrespublikakh SredneiAzii," Revoliutsaiia i kul'tura, no. 10 (1928): 11-20; I. Arkhincheev, "Na putiakh kul'turnoi revoliutsii,"Bol'shevik(15 junio 1928): 58-70.66Yuri Slezkine,ArcticMirrors. Russia and the Small Peoples of the North(Ithaca, 1994), 198-204, 219-46.67Para un ejemplo particularmente sorprendente sino idiosincrtico vase Jochen Hellbeck, "Care for the Selfin the Time of Terror: Alexander Aginofenov's Diary of 1937" (Paper presentado en el Maryland Workshopin Russian Studies, College Park, MD, 1998).68Slezkine,Arctic Mirrors, 220.69Jan Gross,Revolution from Abroad. Soviet Conquest of Poland's Western Ukraine and Western Belorussia(Princeton, 1988), 230, 115-22.