Formiguera, Fontserè, Salvans: tres perspectivas de la fotografía antropológica

Tolo Llabrés

Publicado: 25/ 4/2002

En este momento de seducción digital al que muchos se han adscrito, acaso por lo de lo "facile e divertente" que resulta crear fotografía, continúa habiendo fotógrafos "de papel y lápiz" que en el equivalente visual sería de "cámara manual y película blanco y negro". Muchos de éstos (ya podíamos llamarles "clásicos") recuperan la fotografía como una herramienta de exploración geográfica y científica, volcando su mirada a la fotografía antropológica, aquella que estudia el ser humano y su entorno. Su cámara, a modo de cuaderno de campo, trata de indagar y recoger el carácter de un pueblo o persona.

En este punto se sitúan algunos fotógrafos catalanes como Pere Formiguera, Carles Fontserè y Txema Salvans que, en estos días, exponen dentro de la 11ª Primavera Fotogràfica de Catalunya. Tienen en común que trabajan con una técnica parecida y con un concepto similar de la fotografía como documento y como herramienta de estudio de la especie. Sin embargo, su tratamiento de este concepto enfoca en un ámbito diferente del universo humano. Así, Formiguera estudia al individuo "per se", Salvans se centra en las actividades del individuo y Fontserè analiza el entorno de éstos.

PERE FORMIGUERA

Fotografía de Pere Formiguera, de su trabajo "Ulls clucs".

Formiguera vuelve a ser uno de los grandes protagonistas de la Primavera. En la edición pasada le concedieron la sala principal del Centro de Arte Santa Mónica para que expusiera su trabajo "Cronos" y ahora muestra su nueva obra, "Ulls Clucs" (ojos cerrados), en el MNAC (Museu Nacional d´art contemporani). Ambos trabajos resultan estéticamente similares: en los dos, utiliza el retrato frontal en estudio como lenguaje. Sin embargo, el concepto es bien distinto.

"Ulls Clucs" se trata de una serie de 71 retratos de personalidades ligados al mundo de la cultura catalana que aparecen con los ojos cerrados. Físicos, periodistas, escritores, fotógrafos, poetas y hasta algún superviviente de campos de refugiados nazis ceden su imagen a Formiguera. En esta obra el tiempo deja de ser la esencia del trabajo, aunque sí está presente. De hecho, la sensación es como si el reloj se hubiera detenido. El silencio se confunde con la paz, el reposo con la muerte, y el binomio presencia/ausencia se apoderara de la sala. Estos aspectos descubren una nueva dimensión del personaje que adquiere una presencia ingrávida, de hibernación, entre vital y fúnebre.

Otro de los elementos importantes es el del voyeurismo de los visitantes frente a decenas de personajes desarmados, con los ojos cerrados, esperando a ser diseccionados visualmente. No obstante, hay cierta intranquilidad, cierta tensión y cierta sensación de que estos retratos pueden revivir en cualquier momento y convertirse en la persona que fueron, emulando la relación de Dorian Gray con su retrato.

El montaje en la sala es estupendo. Las fotografías están colocadas con un ritmo muy sutil que nos conduce hasta el final mediante las fotos diferentes (retratos dobles, retratos con elementos extraños como cigarrillos o nariz de payaso,...) situadas entre el resto de imágenes.

Como curiosidad hay que preguntarse que por qué solo hay 10 mujeres entre 61 hombres y por qué 6 de ellas van con los hombros desnudos (sólo 5 hombres desnudan sus hombros).

CARLES FONTSERÈ

Fotografía de Carles Fontserè. Forma parte del trabajo inédito "ciutat de Mèxic 1966-1967".

Fontserè aborda su estudio antropológico desde el entorno, situado en este caso concreto en la ciudad de México. El trabajo "Ciutat de Mèxic 1966-1967" es el resultado de los tres viajes que realizó el fotógrafo catalán al país centroamericano a mediados de los 60´. El motivo de tal viaje era editar un libro dentro de la colección "El hormigón y las hormigas" sobre ciudades que pretendía sacar adelante Camilo José Cela. Este proyecto fracasó y el fruto de ese esfuerzo ha sido rescatado en 80 imágenes originales, con las que Fontserè pretende descubrir suburbios desconocidos incluso para habitantes de México D.F.

La exposición se muestra en el Centro de arte Santa Mónica, uno de los estandartes de la Primavera. Quizá un lugar que le viene grande al fotógrafo y que extrae más los defectos que las virtudes de este trabajo. Otro hándicap es que esta exposición se ve eclipsada por la visión genial de Manuel Álvarez Bravo sobre México que se expone en el nuevo centro FotoColectania y que resulta mucho más interesante que ésta.

TXEMA SALVANS

Fotografía de Txema Salvans. Del trabajo "Como la vida misma".

"Como la vida misma" es el título de esta muestra que Salvans expone en una tienda Camper. En ella el fotógrafo muestra con ironía y humor la forma de ocio y diversión de la gente común. Son imágenes totalmente cotidianas y reconocibles, pero que raramente se muestran.

Y precisamente ésa es la gran virtud de Salvans, rescatar las imágenes que, de tan repetitivas que son, pasan desapercibidas.

Salvans desvela la cruda realidad del ocio y lo desmitifica para convertirlo en escenas diarias y cutres en las que la gente se agobia tomando el sol, donde hay perros paseando entre los bañistas y los críos se divierten con cualquier cosa en piscinas vulgares. Los personajes de las imágenes siguen esa misma pauta de mostrar lo que realmente es y no lo que nos tratan de convencer que es. Por eso aparece todo un batallón de "freakies", de esos que siempre te sorprenden (ciclistas domingueros, comedores playeros, obesos orgullosos jugando al tiro con arco, buzos paseando, ...).

La muestra va acompañada de un texto de Pepe Baeza muy explicito. En él dice "(...) La exploración de las modalidades de ocio que propone Txema Salvans desde la espontaneidad de su estilo es una posibilidad de ocio en sí misma y, además, una herramienta de reflexión sobre el desarrollo de formas más ricas y más solidarias de vivir este tiempo que históricamente le hemos arrebatado al trabajo y a la lucha de la supervivencia".

En definitiva una exposición muy recomendable.