FOTOGRAFÍAS Y ESCENAS MUSICALES DE LOS ALREDEDORES DEL

ANTIGUO PALACIO DEL AYUNTAMIENTO (SIGLOS XIX Y XX)

“Hagámoslo hoy que es tiempo, antes de que se pierdan los vestigios que quedan, antes de que las centurias y la polilla destruyan los

papeles preciosos y el olvido hagan que se pierdan tradiciones y leyendas de un antaño por tantos motivos interesante y prócer.”

Julio Sesto (1871-1960)

En 2019 se conmemoró el 180 aniversario del lanzamiento científico y comercial de uno de los inventos que revolucionaría la forma de mirar el mundo: el daguerrotipo. Este descubrimien-to fue mostrado por los científicos franceses François Arago y Louis Mandé Daguerre, su creador, ante un selecto auditorio parisino en 1839. Así comenzaba la era de la fotografía. Poco a poco, el innovador invento estaría presente en todo el mun-do; México no fue la excepción, aunque con algunas limitantes por su costo, fragilidad y exclusividad. En las décadas de 1850 y 1860 tuvo varias mejoras que permitieron la multirreproduc-ción de las imágenes, lo cual conllevaría a su popularización en las principales ciudades de nuestro territorio.

Con el cambio de siglo la actividad musical sería captada por la lente de diversos fotógrafos, retratando bandas militares, orquestas típicas, instrumentos musicales, espacios públicos y domésticos, comercio de partituras, celebridades del teatro, instrumentistas, tertulias, fandangos, trajes e indumentarias, días de campo, serenatas, entre otras más. Estas actividades serían eternizadas por los principios de la alquimia del daguerro-tipo, cuyos seguidores decimonónicos entregarían la estafeta a nuevas generaciones para el alba del siglo XX.

Como testigos silenciosos de múltiples sucesos, los muros del Antiguo Palacio del Ayuntamiento resguardan la memoria de aquella capital coloreada por el festín musical y capturada por

FOTOGRAFÍAS Y ESCENAS MUSICALES DE LOS ALREDEDORES DEL ANTIGUO PALACIO DEL AYUNTAMIENTO (SIGLOS XIX Y XX)

las cámaras de aventurados artistas de la fotografía. Bajo esta premisa, la presente exposición pretende mostrar un esbozo de las prácticas sonoras desarrolladas en los alrededores del recinto entre los límites de los siglos XIX y XX, agrupaciones musicales que estuvieron involucradas, tanto en la profesiona-lización de los músicos como en el lienzo sonoro vernáculo y popular. La Orquesta del Conservatorio en 1884, el Conjun-to Típico Juvenil, la Banda de Alientos de la Primera Jefatura de Operaciones de 1925 y el legendario Mariachi Coculense de 1934, son ejemplo de ello.

Desde tiempos novohispanos hasta la llegada del cine a México en 1896, la actividad teatral -operística y zarzuelística, principal-mente- se convirtió en una de las costumbres recreativas más queridas por nuestra sociedad, en la que bellas y famosas lumi-narias desfilaron ante numerosos “estudios de poses”. Tal es el caso de la cantatriz y empresaria Mimí Derba quien se muestra como una señorita violonchelista del “bello sexo”, siendo acom-pañada por una pianista en una escena que representa la música de salón de las casonas burguesas capitalinas. En otra imagen podemos admirar un cuadro por demás costumbrista y nacio-nalista, donde “La Derba” reaparece ante nuestra mirada pero ahora vestida de “China” y portando la emblemática guitarra séptima mexicana, actualmente un instrumento en desuso.

La música, como parte de las buenas costumbres inculcadas en el seno de familias de clase media y acomodadas, tampoco escaparía a la mirada de profesionales de la fotografía. Ejem-plo de ello son la terna de infantes, liderados por la pequeña aprendiz de mandolina, y la arpista, hija del empresario capita-lino Manuel Briseño, retratadas en la intimidad de su hogar en 1905.

Realizar un ejercicio de retrospección al pasado cultural nacio-nal resulta una labor verdaderamente complicada; sin embargo, los obstáculos se vuelven menos frente a la imperiosa necesidad de explorar nuestros orígenes que dan sentido a nuestro pre-sente y que a su vez nos ayudan a construir una mejor sociedad futura. Así, los preciados vestigios sobrevivientes al tiempo se convierten en nuestra memoria visual y sonora, formando en consecuencia la vasta herencia histórica que es, hoy por hoy, patrimonio de toda una nación.

Jorge Martín Valencia Rosas

La Orquesta del Conservatorio Nacional de Música en 1884 cuando se encontraba en la Antigua Universidad, edificio hoy desaparecido. Se ubicaba en la actual calle de Erasmo Castellanos, entre Corregidora y Venustiano Carranza. De la lente de Manuel Lara, hijo.

Del estudio “Fotografía Hispano-mexicana” de Manuel Gaviño ubicado en la calle del Consuelo, actualmente Talavera, los hijos de doña Carmen Gaviño en 1899.

De la lente de Guillermo Kahlo, Conjunto Típico Juvenil de carpa hacia 1900. El estudio del artista estaba ubicado en Plaza de Juan

Carbonero esquina 5ª. de Mina, actualmente calle 2 de abril.

Del estudio fotográfico de Solórzano, la señorita Briseño en 1905. La toma fue hecha en la casa del empresario Manuel Briseño, ubicada en la actual colonia Guerrero.

Escena de un salón de música representada en el estudio de los hermanos Valleto, ubicado en la calle de San Francisco, hoy Madero, hacia 1908.

De la lente de Francisco Lavillette, gerente de la Compañía Industrial de Fotografía, la célebre cantatriz Mimí Derba con la guitarra séptima mexicana. Ca. 1920.

Banda de la Primera Jefatura de Operaciones de la República ca. 1925, captada por la lente del estudio fotográfico Marst, en el icónico Hemiciclo a Juárez.

El mariachi Coculense de Cirilo Marmolejo en 1934. Fotografía de la lente del estudio fotográfico Yáñez en algún lugar de la capital, posiblemente el bosque de Chapultepec.