Forn - Una Historia Roja

3
Viernes, 10 de agosto de 2012 Una historia roja Por Juan Forn Esta historia empieza con un cuadro todo pintado de rojo, que se titula La pintura se ha suicidado o, según versiones más moderadas, La última imagen ya ha sido pintada. Lo hizo Rodchenko. En realidad era un tríptico, las otras dos telas estaban igual de uniformemente pintadas, una amarilla y la otra azul, pero la roja, dice Bruce Chatwin (que logró verlas en Moscú, en 1973, después de mucho insistirle a la hija de Rodchenko, que las tenía sin bastidor, enrolladas y archivadas en un ropero de su infame departamento moscovita, el mismo donde había muerto su padre), ah, la roja era especial. Es cierto que nada le gustaba más a Chatwin que hacer como que encontraba perlas en el barro, y que en el Moscú de los años ’70 la única manera de ver una pieza de constructivismo ruso era pidiéndole a alguien que la tuviera escondida en el fondo de un ropero, razón por la cual después costó fortunas restaurarlas. Pero Rodchenko es inmortal por ese rojo, por haberle dado a ese rojo el mismo protagonismo del blanco y negro en la iconografía más potente de este siglo: la de la primera época de la revolución bolchevique. Rodchenko creía que los pintores eran un prejuicio del pasado cuando expuso su tríptico, que en realidad era un ajuste de cuentas dentro de la Guerra de los Ismos que hubo en ese período extraordinariamente fructífero del arte que fueron los años 1915-1925 en Moscú. Rodchenko, que era constructivista, se la tenía jurada a Malevich, que era suprematista. Malevich había expuesto una tela blanca con un cuadrado pintado de negro en el medio y se había autoproclamado padre de la abstracción. Rodchenko y su compadre Maiacovski, la nube en pantalones, no podían soportar que nadie fuera más vanguardista que ellos, así que urdieron aquel suicidio de la pintura, y así fue cómo el constructivismo borró del mapa al suprematismo y ganó la Guerra de los Ismos en la URSS y fue elegido para representar a la URSS en la Exposición de París de 1925. La Exposición Universal de 1925 fue la gran oportunidad de los soviéticos para mostrarse al mundo después de la revolución, la guerra civil, la hambruna posterior y el bloqueo occidental. Había que mostrar que, en el Sueño Socialista, la utopía era realidad. Y allá fueron Rodchenko y el arquitecto Melnikov y el loco Tatlin en un tren con dos toneladas de madera barata de los Urales, porque la URSS no estaba para gastos: necesitaba máximo impacto con mínimo presupuesto, la especialidad de Rodchenko. El Pabellón Soviético, hecho enteramente de vidrio por fuera y de esa madera de los Urales por dentro, incluido todo el mobiliario, y pintado en sólo tres colores (rojo, gris y blanco), causó sensación, o quizás habría que decir estupor, en aquella exposición que era un canto a la opulencia kitsch. Hicieron

description

Forn - Una Historia Roja

Transcript of Forn - Una Historia Roja

Viernes, 10 de agosto de 2012Una historia roja

PorJuan Forn

Esta historia empieza con un cuadro todo pintado de rojo, que se titula La pintura se ha suicidado o, segn versiones ms moderadas, La ltima imagen ya ha sido pintada. Lo hizo Rodchenko. En realidad era un trptico, las otras dos telas estaban igual de uniformemente pintadas, una amarilla y la otra azul, pero la roja, dice Bruce Chatwin (que logr verlas en Mosc, en 1973, despus de mucho insistirle a la hija de Rodchenko, que las tena sin bastidor, enrolladas y archivadas en un ropero de su infame departamento moscovita, el mismo donde haba muerto su padre), ah, la roja era especial. Es cierto que nada le gustaba ms a Chatwin que hacer como que encontraba perlas en el barro, y que en el Mosc de los aos 70 la nica manera de ver una pieza de constructivismo ruso era pidindole a alguien que la tuviera escondida en el fondo de un ropero, razn por la cual despus cost fortunas restaurarlas. Pero Rodchenko es inmortal por ese rojo, por haberle dado a ese rojo el mismo protagonismo del blanco y negro en la iconografa ms potente de este siglo: la de la primera poca de la revolucin bolchevique.

Rodchenko crea que los pintores eran un prejuicio del pasado cuando expuso su trptico, que en realidad era un ajuste de cuentas dentro de la Guerra de los Ismos que hubo en ese perodo extraordinariamente fructfero del arte que fueron los aos 1915-1925 en Mosc. Rodchenko, que era constructivista, se la tena jurada a Malevich, que era suprematista. Malevich haba expuesto una tela blanca con un cuadrado pintado de negro en el medio y se haba autoproclamado padre de la abstraccin. Rodchenko y su compadre Maiacovski, la nube en pantalones, no podan soportar que nadie fuera ms vanguardista que ellos, as que urdieron aquel suicidio de la pintura, y as fue cmo el constructivismo borr del mapa al suprematismo y gan la Guerra de los Ismos en la URSS y fue elegido para representar a la URSS en la Exposicin de Pars de 1925.

La Exposicin Universal de 1925 fue la gran oportunidad de los soviticos para mostrarse al mundo despus de la revolucin, la guerra civil, la hambruna posterior y el bloqueo occidental. Haba que mostrar que, en el Sueo Socialista, la utopa era realidad. Y all fueron Rodchenko y el arquitecto Melnikov y el loco Tatlin en un tren con dos toneladas de madera barata de los Urales, porque la URSS no estaba para gastos: necesitaba mximo impacto con mnimo presupuesto, la especialidad de Rodchenko. El Pabelln Sovitico, hecho enteramente de vidrio por fuera y de esa madera de los Urales por dentro, incluido todo el mobiliario, y pintado en slo tres colores (rojo, gris y blanco), caus sensacin, o quizs habra que decir estupor, en aquella exposicin que era un canto a la opulencia kitsch. Hicieron todo en tres meses, hasta los muebles, serruchando y pintando como energmenos, al menos Rodchenko y el loco Tatlin, que crean de verdad que el arte deba ser colectivo. Ejemplo hermoso de eso es cuando, en su parada en Berln, antes de Pars, se enteran de que el Kiser va a pasar con su comitiva delante de la estacin, y el loco Tatlin saca su balalaika, se hace el ciego y se pone a tocar melodas delante de la carroza del monarca. El Kiser, que adora el folklore ucraniano, se emociona y le tira al msico ciego su reloj de oro. Tatlin lo vende para que Rodchenko pueda comprar la cmara Leica con la que revolucionar la fotografa y despus se condenar a s mismo. Pero no nos adelantemos.

Adems de decorar trenes, envolver monumentos zaristas con trapos rojos, cubrir frontispicios de palacios con carteles monumentales y hacer que saliera msica por las sirenas de las fbricas, Rodchenko haba hecho cosas asombrosas en collage. Esa misma maestra compositiva aplic a sus fotos, en cuanto el loco Tatlin le dio la plata para comprar la Leica en Pars. Mientras sus compaeros de delegacin peregrinaban del atelier de Picasso al de Lger, Rodchenko descubra por las suyas que el ojo de la cmara era la forma perfecta para mostrar las cosas desde un ngulo socialista, es decir desde un ngulo nuevo. Fascinado por la manuabilidad de la Leica, que permita hacer tomas desde ngulos insospechados, explot al mximo la toma cenital, desde arriba, o ponindose a los pies del retratado. Sus fotos parecan esculturas, eran casi tridimensionales, se venan encima. Y, cuando les agregaba tipografa y las converta en propaganda revolucionaria, convenca hasta a las piedras de que se vena el Hombre Nuevo, la realidad detrs de la utopa.

Pero Marx ya alertaba sobre los desvaros del pensamiento abstracto. Y a Lenin le empez a pasar lo mismo con el arte abstracto cuando los avangardistas pintaron de colores brillantes (e indelebles) los rboles del Paseo Alexandrovski frente al Kremlin, y por supuesto los secaron. El constructivismo ruso fue a Pars sabiendo ya que era pstumo. Tenan los das contados antes de que muriera Lenin, Stalin no se ocup de ellos antes porque estaba dedicado a Trotsky, pero los tena inequvocamente en la mira. Maiacovski le gan de mano. Su suicidio es la fecha oficial de defuncin del constructivismo. Fue apenas volvi Rodchenko de la Expo de Pars. La foto que le hizo a su compaero de correras es archiconocida: Maiacovski parado con las piernas muy abiertas y un tormento en la cara que mete miedo. Antes de volarse los sesos dej estas lneas junto a su cadver: Lo difcil no es morir sino seguir viviendo. Rodchenko no pensaba lo mismo. Es ms: crea ilusamente que la frase de Stalin (La URSS necesita que sus artistas sean ingenieros de almas) se basaba en una frase suya (El Hombre Nuevo vendr de la unin del arte con la ingeniera). Logr clemencia, cuando fueron por l, a cambio de fotos. Sus imgenes fueron el equivalente sovitico de lo que haban sido las imgenes de Leni Riefenstahl para el Reich: la verdadera estatuaria del rgimen, su propaganda ms contundente. Cuando uno piensa en las proezas hidrulicas, elctricas, arquitectnicas y atlticas del stalinismo, son fotos de Rodchenko lo que est viendo en su cabeza.

Nadie se miraba mucho a los ojos en la URSS en aquella poca. Como escribi Ajmtova: Fue la poca en que slo los muertos podan sonrer, felices de descansar al fin. As que Rodchenko pas ms o menos inadvertido en su ignominia, desde 1926 hasta que muri, treinta aos despus. Vaya a saberse si como autocastigo, en los aos finales de su vida, cuando ya no lo dejaban ni sacar fotos, volvi a pintar. A pintar figurativo: pintaba payasos. El hombre que le puso la lpida a la pintura, el hombre que reformul la fotografa y la propaganda poltica, el iconoclasta por excelencia de su tiempo, termin sus das pintando payasos tristes que no se atreva a mostrar a nadie, en el mismo departamento moscovita donde tena enrollado en el fondo de un ropero el lienzo en rojo que dejara a Chatwin sin respiracin veinte aos despus.