P.62: ¿Qué efectos ha producido en ti la formación religiosa que has

recibido en el colegio? 2 respuestas como máximo

Me ha ayudado a sentir a Dios más cerca de mí

No sabe / No responde

Me intereso por problemas de los demás.

Da sentido cristiano a mi vida.

Me ha hecho descubrir a Jesucristo, a amarlo y seguirlo.

Me impulsa a luchar contra la injusticia.

Ha despertado interés por la lectura y estudio de temas religiosos.

Me ha llevado a frecuentar más los sacramentos

Estoy superando la indiferencia religiosa.

No me ha servido para nada.

No me interesa lo religioso.

Me ha traído un efecto perjudicial. Aquí sí parece que hay un vacío y un vacío grande. El porcentaje más alto

está un 33,5%. Son los que afirman que me ayudó a sentir a Dios más cerca de mí pero el siguiente 25,5% no saben, no responden.

Lo referente al salir de sí mismo en orden a servir a los demás se encuentra entre el 24,8 y el 10,5%

Hay un porcentaje de jóvenes que sienten que no le ha servido para nada 9,1% o que les ha traído un efecto perjudicial 2,9%.

Finalmente el 7,8% afirma que no le interesa lo religioso.

Como siempre la mujer supera ampliamente al hombre en los efectos positivos producidos.

Contrasta mucho las respuestas de la pregunta 61 con la de la 62. Una percepción favorable de la Iglesia y no así de la formación religiosa del colegio.

Se percibe que hay un grave vacío en este aspecto. Se está fallando en el cultivo de la dimensión religiosa de los estudiantes. Valdría preguntarnos para qué es la ERE en la academia, en el Colegio. Cómo se concreta en la propuesta curricular del colegio. Necesitamos por tanto captar bien el núcleo del mensaje de Jesús, entender mejor su Proyecto del Reino de Dios, contagiarnos de su pasión por Dios y por el ser humano. A no ser que la verdad religiosa incida de algún modo en nuestra imaginación, no se hará personalmente viva. Al corazón se llega habitualmente no a través de la razón sino a través de la imaginación.

La escuela está trasladando las lógicas de la parroquia al colegio reduciendo lo religioso a ritos y sacramentos lo que produce un vacío epistemológico?

Se ve que la formación religiosa no está partiendo de sus intereses y preguntas sino de los intereses y respuestas de la Iglesia jerárquica. Qué decir de los contenidos propuestos por los señores obispos para la ERE? No es necesario una conversión en este sentido? Seguimos corriendo paralelos no convergentes?

¿Cómo aprovechar las nuevas sensibilidades de los jóvenes para que lo religioso les porte un sentido de vida humana y humanizante?

¿De qué manera puede una pedagogía del cuidado Luc 10, 25-37 y una pedagogía del

acompañamiento Luc 24, 13-31 convertirse en ejes transversales del PEI?

¿De qué manera lograr que nuestros colegios pasen de una pastoral religiosa a

una pastoral académica que integra el Proyecto de Dios con las ciencias naturales, humanas y sociales – en orden a producir vida plena y abundante?

Tenemos que volver a colocar en la mente y el corazón de todos nosotros en

especial de nuestros jóvenes la imagen comprometida y sanadora del Dios de Jesús de Nazareth y su Proyecto del Reino. Es algo fundamental en colegios. Nos va en ello el ser cristiano y el honor de Dios. En nuestros colegios “hay que hacerle sitio al Evangelio, “abrir los oídos al Dios de Jesús de Nazareth”, tener fe con naturalidad, entregar un contenido fuerte sobre su persona y su proyecto, ofrecer suelo firme al respecto. Darle al Evangelio la oportunidad de que despliegue su frescura y su fuerza salvadora penetrando en la vida de nuestros jóvenes con sus problemas, crisis, miedos y esperanzas. Crear las condiciones para que el Evangelio irrumpa en nuestros colegios. No el Evangelio como libro de religión sino como un programa de vida más sano, digno, justo que pretende hacernos más humanos y más felices.

En este momento en nuestros colegios debe ser cuestión decisiva el cuidado de

“la educación de la interioridad” que puede definirse como “la capacidad de trascender el yo, separando la conciencia de los pensamientos”, “la capacidad de leer la realidad desde su dimensión más profunda y vivir en coherencia con esto”.

Esta “educación interior” que potencia “la inteligencia espiritual” produce

capacidades como: serenidad, atención y concentración, observación desapegada de lo que ocurre, ecuanimidad, libertad interior, compasión, entrañas de misericordia, vivir en el presente, reconocer nuestra identidad más profunda.

Esta “educación de la interioridad” nos introduce en un cambio de modelo de

cognición. Probablemente el giro más revolucionario de esto que llamamos

“postmodernidad” para pasar de un modelo mental, dual, egoico y cartesiano a otro modo de ver, desde la no-dualidad, la solidaridad, la razón cordial.

¿Conocemos a fondo las nuevas sensibilidades de nuestros niños y jóvenes?

¿Proponemos procesos con creatividad educativa que partan de sus propias visiones del mundo?

¿O nos contentamos con proponer ideas enmarcadas en normas educativas o

en caminos formativos? ¿Avanzamos hacia un nuevo modelo de enseñanza religiosa escolar?

¿Cómo dirigirse a los jóvenes de nuestros días que se manifiestan dueños de

una moral de libertades, cuando poco les interesa una moral o una ética de normas?

En una palabra estamos viviendo importantes transformaciones en la

experiencia religiosa, nuevas preguntas de espiritualidad, nuevas necesidades y propuestas religiosas.

Se tienen en cuenta en la ERE los diversos tipos de cultura que impregnan a los

niñ@s y jóvenes: de las redes sociales, pluralista, autónoma. Experimentamos a todo nivel una cultura del debate. De una cultura de la austeridad, a la cultura del deseo; de la cultura de la fraternidad a la cultura de la indiferencia religiosa; de una cultura de los valores tradicionales a la cultura del bienestar, en fin, de una cultura rural a una cultura urbana y por lo tanto de una cultura etnocéntrica blanca, a un multiculturalismo étnico.

Todo lo dicho debe conducir a superar lo instantáneo y acentuar en lo

procesual. La ERE trabaja en esta dirección? Se abre a la realidad dinámica de los

procesos que exigen paciencia, inteligente planeación, que no admiten separaciones dualistas

de blanco – negro y sobre todo, van creando algo cualitativamente nuevo a medida que

avanzan, en vez de desarrollar mecánicamente algo previsto desde el comienzo.

Los procesos exigen que los cuidemos. Lo estamos haciendo en la ERE y en la Catequesis?

De qué manera la ERE puede ser un eje transversal que de sentido

trascendente a las Ciencias naturales, humanas y sociales. Cómo ayuda a entregar una cosmovisión de referencia a la que pueda uno atenerse? ¿Cómo hacer una fundamentación epistemológica, pedagógica, teológica y bíblica desde el Proyecto de Dios sobre las ciencias?

El problema escolar no es solo si hay religión como asignatura o no en la formación, aunque está opción es importante, sino si este sistema se limita a informar y memorizar. Hay que generar convicciones en los alumnos, ayudarles a pensar por si mismos y ejercitarlos en enjuiciar la sociedad con espíritu crítico. La escuela no es solo transmisión de conocimientos sino de valores. San Pablo amonestaba a los cristianos de Galicia a superar la mentalidad infantil y

aprender a discernir en conciencia: estamos llamados a la libertad, pero que no sirva de pretexto para agredirnos unos a otros sino para crecer en la caridad Gal 5, 13 – 15. El problema está en que la Iglesia no está exenta de la indoctrinación y privilegia una moral de obediencia más que un discernimiento crítico y las opciones de conciencia.

Creemos que en lo referente al horizonte para una nueva visión de la ERE nos

puede ayudar lo siguiente:

La finalidad de la educación es la humanización, eje que puede expresar la tarea educativa de personalizar, culturizar y socializar a partir de las ciencias humanas, sociales y naturales. En otras palabras cabría preguntarnos ¿Qué tipo de persona, sociedad, y naturaleza se ayuda a formar con el conocimiento religioso? Entonces, el problema no es de una adhesión cultural sino de qué tipo de ser humano se teje en ese grupo humano, para qué tipo de sociedad y cómo se relaciona con la naturaleza.

Junto con lo anterior tendríamos que pensar y repensar sobre el sentido ético de lo religioso, asumido como un CREER SENSATO que nos ayude abrir los ojos frente a ciertas concepciones y prácticas del hecho religioso que deshumanizan. Ejemplo: pietismo, espiritualismo, fanatismo, dogmatismo.

La pregunta fundamental que amarra las demás preguntas de un currículo pertinente para la ERE es ¿para qué va la Educación Religiosa a la academia?

La Educación Religiosa es un área de conocimiento, como tal reclama una postura epistemológica que se deje interrogar por su objeto de estudio, su método y su horizonte. Pasar de largo por la cuestión epistemológica es reducirla o convertirla en un área de piedad, moral, catequesis.

Es fundamental partir de los interrogantes, necesidades, búsquedas e intereses de las niñas, niños y jóvenes. Es decir el punto de partida son los contextos más que los textos. Sin invalidar los segundos, habría que anotar que la validez del texto descansa en su pertinencia y respuesta a los contextos.

Llama la atención que a lo largo del tiempo ha habido sed de Dios. El problema está en las imágenes de Dios que se han trabajado en la escuela y la experiencia que brota de dichas imágenes.

La imagen o imágenes de Dios determinan el sentido de la Enseñanza, aprendizaje y evaluación de la Educación Religiosa Escolar. ¿Qué circula en los textos, en los discursos, en los libros, en las prácticas escolares?

Una alternativa es la ERE como eje transversal que da un sentido humano a las ciencias naturales, humanas y sociales. Proyecto de Dios sobre las Ciencias.

Nota: Para entender mejor el reconocimiento de los efectos del colegio sobre la persona de los alumnos, conviene distinguir tres campos: 1) los que reconocen efectos positivos o su formación religiosa: 64.44%; 2) los que “no les interesa lo religioso” y consideran “perjudicial” al colegio porque “no les ha servido para nada” 10.0% equivalente a 842 respuestas correspondientes a 3 ítems negativos. 3) los que “no saben, no responden” 25.56% con 1.076 respuestas. En síntesis: No es fácil determinar porcentajes exactos para las respuestas relacionadas con ítems positivos – 8 – y los negativos – 4 -.

Se pidieron dos opciones y aparecen 6.500 opiniones positivas correspondientes a 8 items. Qué porcentaje promedio correspondería a cada ítem? 6.500/2 = 3.250. Autores de respuesta, cuyo porcentaje frente al total de encuestados 4.209, daría un 77.21%, lo cual superaría al 100%. Y permite pensar que hubo algunos que marcaron más de 2 ítems, porque la suma de porcentaje promedio supera el 100%. En presunción para definir porcentajes más exactos, se prefiere tomar como fijos: las respuestas de los cuatro últimos ítems -842- dividirlas por dos opciones / 2 = 141 y buscar el porcentaje correspondiente entre los 4.209 participantes, lo que da un porcentaje de 10%. La suma del 25.56% de no respuestas sumadas al 10% de respuestas negativas da: 35.56% lo que deja un 64.44% hipotético a las respuestas positivas.