Fin De Semana

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FEDERICO EN SU BALCÓN Obra póstuma de Carlos Fuentes LAS GRANDES CIUDADES ¿La mejor opción para el planeta? EL JAZZ EN EL AGRIDULCE BLUES DE LA VIDA Wynton Marsalis y Carl Vigeland OFRECE PEÑA NIETO DEMOCRATIZAR LA CULTURA La cultura si no es popular, no es cultura POESÍA CARTAS A UNA DESCONOCIDA NICANOR PARRA

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Tiene frente a sus ojos el número 32 del suplemento cultural Findesemana. Este número lo iniciamos analizando la promesa de Enrique Peña Nieto de democratizar la cultura. Federico en su balcón es la última novela de Carlos Fuentes, aparecida un mes después de la muerte del escritor, le hacemos unos comentarios. Las ciudades pueden ser, para algunos investigadores, el mejor lugar para vivir, veamos qué dicen. El escritor Carl Vigeland acompañó en una gira al trompetista de jazz Wynton Marsalis con su septeto, tuvieron tiempo de hablar de muchos temas, mismos que volcó en un libro. En la poesía tenemos al chileno Nicanor Parra. Disfrútenlo.

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FEDERICO EN SU BALCÓN Obra póstuma de Carlos Fuentes

LAS GRANDES CIUDADES ¿La mejor opción para el planeta?

EL JAZZ EN EL AGRIDULCE BLUES DE LA VIDA Wynton Marsalis y Carl Vigeland

OFRECE PEÑA NIETODEMOCRATIZAR LA CULTURA

La cultura si no es popular, no es cultura

POESÍA CARTAS A UNADESCONOCIDA

NICANORPARRA

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CONTENIDO

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Primero vamos a leer la nota periodística: El presidente de la República, Enrique Peña Nieto ofreció “la democratización de la cultura” y acercar a todos los mexicanos a sus...

Aparecida en junio del 2012, un mes después de su fallecimiento, bajo el sello de Alfaguara, la novela póstuma, en este caso sí podemos escribir la última novela, de...

Con las crisis económicas, desempleo y aumento de la delincuencia, muchos seres humanos están optando por un regreso a la naturaleza, por abandonar sus vidas pasada...

La emoción de estar en un Club de Jazz o en un concierto escuchando como se fragua esta música, es un lujo habitual para la mayoría de los aficionados. Pero ¿y si se...

Cuando pasen los años, cuando pasenlos años y el aire hayan cavado un fosoentre tu alma y la mía; cuando pasen los años...

Por Víctor Arellano

Tiene frente a sus ojos el número 32 del suplemento cultural Findesemana. Este número lo iniciamos analizando la promesa de Enrique Peña Nieto de democratizar la cultura. Federico en su balcón es la última novela de Carlos Fuentes, aparecida un mes después de la muerte del escritor, le hacemos unos comentarios. Las ciudades pueden ser, para algunos investigadores, el mejor lugar para vivir, veamos qué dicen. El escritor Carl Vigeland acompañó en una gira al trompetista de jazz Wynton Marsalis con su septeto, tuvieron tiempo de hablar de muchos temas, mismos que volcó en un libro. En la poesía tenemos al chileno Nicanor Parra. Disfrútenlo.

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DEMOCRATIZAR LA CULTURAPrimero vamos a leer la nota periodística: El presidente de la República, Enrique Peña Nieto ofreció “la democratización de la cultura” y acercar a todos los mexicanos a sus manifestaciones y espacios como una forma de hacer que los sueños de cada persona se cumplan. “Las artes son un derecho social y el gobierno debe garantizar su materialización plena”, afirmó tras inaugurar el Centro de Artes Musicales de la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California Norte.

En el segundo y último acto de su agenda en esta entidad gobernada por el PAN, desde hace tres dé-cadas, el titular del Ejecutivo resaltó que su administración ha solicitado para el paquete económico de 2013, 115 mil mil-

lones de pesos para diversos programas orientados a afianzar una cultu-ra de prevención del delito.

Y entre estos, insistió, se encuentra los relacionados con la educación, las bellas artes y la cultura porque de esa manera se podrá evitar que los jóvenes sean víctimas y sean secuestrados por el crimen organizado.

“Vivimos en un México que alberga en el ánimo social una gran esperanza de paz y de oportunidades para las nuevas generaciones que esperan tener espacios de crecimiento y de realización personal y que corresponde al gobierno propiciarlos”, indicó.

Ahora vamos a opinar al respecto. La cultura si no es popular, no es cultura. En el olvido han quedado aquellas ideas de que hay alta cultura, cultura popular, cultura indígena, cultura para unos pocos: la cultura es para todo o no es cultura y esto no lo determina un gobierno, un or-ganismo cultural gubernamental o una institución académica pública o privada, lo determina la misma cultura que es el conjunto de obras que hace un grupo social, tangibles e intangibles.

Decir que una persona es culta o inculta no significa absolutamente nada, por sí misma una persona no es culta, forma parte de una cultura, quiera o no, está inmerso en ella. Decir que una persona tiene una gran cultura no significa, tampoco, nada, es un error, nada más, así haya leído a los clásicos, escuchado todas las sinfonías y leídos miles de poemas. Se puede ser ilustrado, sabio, conocedor, culto no.

Nadie, nada, puede democratizar la cultura, si la cultura no es democrática, no es cultura. Un gobernante puede ayudar mucho, poco o nada a los organismos culturales de su gobierno, pero nada más, de-mocratizar la cultura no puede hacerlo y si Peña Nieto considera que puede hacerlo, que nos diga cómo, porque nada más dijo que destinará más dinero a los programas que previenen el delito y la cultura, con todo y sus grandes valores humanos, por sí sola no previene y, mucho menos, evita el delito.

Por supuesto que los jóvenes necesitan contacto, tanto como actores como espectadores, de la cultura, el deporte, las bellas artes y la edu-cación, al igual que el resto de la población, especialmente los niños. Más que los jóvenes, los niños necesitan del contacto directo y con-stante con el arte y la cultura, porque ellos serán los jóvenes, adultos y viejos del mañana.

Sabemos que los presupuestos para desarrollo social, deporte y cultu-ra nunca son suficientes, que gran parte de ellos se queda en gastos de operación, en los sueldos y prestaciones de la burocracia que los admin-istra y si encima se desvía, pues se jodió la patria. Pues habrá que esperar y observar detenidamente el desarrollo del sexenio de Peña Nieto que apenas arranca, otorguémosle el privilegio de la duda.

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Obra póstuma deCarlos FuentesAparecida en junio del 2012, un mes después de su fallecimiento, bajo el sello de Alfaguara, la novela póstuma, en este caso sí podemos escribir la última novela, de Carlos Fuentes Federico en su balcón, una novela dedicada a Friedrich Nietzche, el filósofo alemán que tuvo una vida interesante y cuya obra filosófica sigue estudiándose en todos los rumbos del planeta y que interesó en sus últimos días al escritor mexicano.

Carlos Fuentes se distinguió por ser un escritor que estaba en constante búsqueda de nuevas formas narrativas, después de que la primera parte de su obra transcurrió con un estilo uniforme, con Cambio de piel, ambientada la primera parte en San Pe-dro Cholula, dio un giro diametral a su narrativa, giro que, por cierto, no le satisfizo y no siguió en él y siguió buscando incansablemente por otros rumbos, llevando su voz, inquieta y curiosa, por todos los géneros literarios, excepto la poesía, sorprendiendo con su lucidez, prosa e inteligencia para contar y abordar los grandes problemas de la humanidad y presentarlos como historias.

Federico en el balcón es una novela de las llamadas espejo, recurso estilístico y nar-rativo muy usado a mediados del siglo pasado y que consiste en que dos personajes literarios son una sola persona real. En este caso un Federico común y corriente sale al balcón de su habitación de una ciudad calurosa y se encuentra al filósofo del mismo nombre, pero de apellido Nietzche, en el balcón de su habitación observando la ciu-dad, esa imagen dispara la novela.

En mi opinión el gran novelista mexicano es, por mucho, Carlos Fuentes, no sólo por la cantidad de novelas que escribió, sino por la calidad, sobre todo, desde mi punto de vista, la primera parte de su corpus novelístico, mismo que se cierra con Cristóbal Nonato, extraordinaria novela, broche de oro de la primera parte de su obra, misma que le permitió formar parte del boom latinoamericano y lo puso en la palestra de la literatura contemporánea.

FEDERICO EN SU BALCÓN

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Obra póstuma deCarlos Fuentes

Como lector aficionado que soy, lo que escribió Fuentes después de Cristóbal Non-ato no me gustó plenamente, por lo cual me alejé de su producción literaria y no porque lo haya visto en la revista Hola codeándose con la burguesía hispanoameri-cana, sino porque no llenó mis chuecas expectativas literarias, sobre todo con Esto creo, La silla del águila y Adán en Edén, que me parecieron escritas por otro escritor y se me cayeron de las manos y fueron regalo obligado para los seguidores leales y fieles de Fuentes que conozco.

No sé, y no importa, si Fuentes escribió Federico en su balcón sabiendo que la muerte estaba cerca de él, pero considero que decidió arriesgar y meterse en la con-strucción de una novela complicada, intrincada, de la cual, según mi lectura, salió victorioso y reconciliado conmigo como lector caprichoso y espero que también con todo el resto de sus lectores.

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LAS GRANDES CIUDADES

¿LA MEJOR OPCIÓN

PARA EL PLANETA?

Con las crisis económicas, desempleo y aumento de la delincuencia, muchos seres humanos están optando por un regreso a la naturaleza, por aban-donar sus vidas pasadas en las ciudades buscan-

do la paz, la tranquilidad y la sencillez en el campo, en la auto manutención cultivando frutas, legumbres, vegetales, criando animales de granja, lejos de la depresión, neurosis, estrés, que producen las ciudades y sus ritmos desenfrena-dos de sobrevivencia.

Sin embargo hay una corriente contraria que señala, con base en es-tudios y experimentos repetidos y comprobables, que la ciudad puede tener efectos terapéuticos, ahora sí que todo depende de las condiciones, en lo que se llama La solución urbana. Teoría que parte de la idea de que el problema son, primero, las ciudades y en segundo lugar los seres que las habitan. Es decir, si la ciudad está enferma, enferma a sus hab-itantes, pero si construimos una ciudad sana, tendrá habitantes sanos. La premisa es: las ciudades son la mejor cura para las dolencias cada vez mayores de nuestro planeta. Dicho con otras palabras, primero salvemos a las ciudades y en consecuencia sus habitantes se salvarán.

En 1898 un inglés llamado Ebenezer Howard escribió y publicó un librito con su visión de los barrios marginales de Londres, que un con-cejal describió como un tumor, una elefantiasis que alimenta su saturado sistema con la mitad de la vida, la sangre y los huesos de los distritos rurales. Howard escribió su idea de cómo debía vivir ese segmento de la humanidad, una visión tan convincente que medio siglo después Lewis Mumford, arquitecto estadounidense señaló que ese librito sentó las bases de un nuevo ciclo en la civilización urbana.

En el siglo XIX Londres era la única ciudad de más de cinco mil-lones de habitantes, hoy hay 54, la mayoría en Asia. La urbanización hoy se considera benéfica, la opinión de los expertos ha cambiado profun-damente en la última década, aunque los barrios depauperados se han extendido, el cáncer no parece ser la analogía correcta, con la población mundial acercándose a los 10 mil millones de habitantes, las ciudades densas parecen ser cada vez más una solución: la mejor esperanza para sacar a la gente de la pobreza sin arruinar el planeta.

Edward Glaeser, economista de Harvard, escribió El triunfo de las ciudades, que parte de una premisa básica: No hay un país urbanizado pobre; no hay un país rural rico y acompaña su premisa con una nube de de nombres de países, sus respectivos PIB y su tasa de urbanización. Para él y otros economistas, las ciudades son motores de prosperidad, al incrementar los ingresos, las ciudades aumentan también el consumo, entonces la alternativa es la urbanización ética, las ciudades permiten a la mitad de la humanidad vivir en el 4 % de la tierra arable, dejando más espacio para el campo abierto, para la agricultura, lo cual se está viviendo ya en Europa y algunas ciudades de Asia como Seul. Discuti-ble, con pros y contras, pero interesante, las investigaciones sobre la vida en las ciudades crecen y no son ocurrencias, son teorías que han tenido éxito, como es el caso de Seul.

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EL JAZZ EN EL AGRIDULCE BLUES DE LA VIDAWynton Marsalis y Carl Vigeland.

La emoción de estar en un Club de Jazz o en un conci-erto escuchando como se fragua esta música, es un lujo habitual para la mayoría de los aficionados. Pero ¿y si se pudiera profundizar aún más, ir un poco más lejos, estar allí,

en la oscuridad de la noche, cuando nace una melodía? ¿O viajar en el autobús de los jazzistas en plena gira, cuando la banda en medio de una jornada larga y aburrida se arranca a tocar espontáneamente en un palomazo? ¿O tras el escenario, cuando el público pide otra? ¿Y si nos pudiéramos sumergir en el mundo del músico de jazz para el cual la creación de la música y su interpretación es una tarea tan profunda y rutinaria como respirar?

Cuando el escritor Carl Vigeland fue invitado a la gira de Wyinton Marsalis y su septeto en el que sería el último viaje que emprenderían juntos, hizo justamente eso. Las agudas observaciones de Vigeland nos permiten entrar en el universo de una banda de la que llegó a formar parte virtualmente, siendo testigo de su relación con el público, de su arte y su amistad. Por su parte, Marsalis.nos lleva al corazón mismo del jazz con sus reflexiones íntimas sobre la vida personal, la familia, la creación y la interpretación en directo, pensamientos que transcribe con la misma cadencia de su sonido inimitable. Ya sea en un escenario, en los estudios de grabación o en ciudades grandes y pequeñas de todo el mundo, este relato refleja, con toda la riqueza de su textura, el alma del jazz, explorando de dónde viene ese tipo de música y cómo se hace hoy en día.

Aparecido en español en el 2002, bajo el sello de la Editorial Paidos, el libro El jazz en el agridulce blues de la vida, describe la percepción directa, epidérmica, que tuvo el escritor Carl Vigeland durante más de un año en lo que es un auténtico diario de carretera, charlando en baños, camiones, restaurantes de hamburguesas, cafeterías, con el gran trom-petista de jazz Wyinton Marsalis y los integrantes de su septeto, en un experimento que dejó de ser periodístico para convertirse en una experiencia vital, humana.

El libro tiene varios registros, por supuesto en primer lugar está esa música maravillosa llamada jazz, después el ser humano que se llama Wynton y que cuando se baja del escenario es común y corriente y en tercer lugar sus opiniones acerca del proceso creativo, del interpretativo y de sus opiniones sobre el mundo que le rodea. Uno y otro lado del mundo del jazz, un documento maravilloso para los que nos apasiona esta música y sus músicos, con la riqueza que da mirarlos bajo otra óp-tica, la que da la vida diaria con sus encuentros y desencuentros, sus choques humanos, porque, como ya sabemos, la vida en un grupo musi-cal dista mucho de ser miel sobre hojuelas en el día a día.

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Nicanor Parra

Cuando pasen los años, cuando pasenlos años y el aire hayan cavado un fosoentre tu alma y la mía; cuando pasen los añosy yo sólo sea un hombre que amó,un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,un pobre hombre cansado de andar por los jardines,¿dónde estarás tú? ¡Dóndeestarás oh hija de mis besos!

Cartas a una desconocida.

EL JAZZ EN EL AGRIDULCE BLUES DE LA VIDA

POESÍA