FILOSOFIA 9º

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LA OBRA DE ARISTÓTELES A diferencia de lo que ocurría con Platón, de quien conservamos prácticamente todos sus diálogos, es decir, las obras llamadas exotéricas por estar dedicadas al gran público, y no las lecciones internas de la Academia, de Aristóteles nos han llegado las obras escritas para uso interno del Liceo, pero no las destinadas a la difusión de sus doctrinas entre público en general. Conservamos, en efecto, muchas de sus obras esotéricas, es decir, lo que probablemente fueron las notas y apuntes de las lecciones impartidas en el Liceo, destinadas a un círculo reducido de alumnos, habiéndose perdido la práctica totalidad de las obras destinadas al gran público, (o de las que sólo conservamos algunos fragmentos), escritas, al igual que las de Platón, en forma de diálogo. Por lo general se tiende a contraponer Platón y Aristóteles en cuanto al estilo utilizado en sus obras: más fluido y literario en Platón, más tosco y abstruso en Aristóteles. Hemos de tener en cuenta, sin embargo, que las obras que conservamos de Aristóteles, al ser resúmenes de las lecciones impartidas en el Liceo, no pueden presentar las características de una obra cuidada y dirigida al gran público; pero sí encontramos esa fluidez en sus diálogos, obras de juventud realizadas a la sombra de su maestro Platón y que no están exentas de ciertas gracias literarias. La contraposición de estilos procede, pues, de la comparación de obras destinadas a públicos diferentes y elaboradas con criterios pedagógicos o literarios, también diferentes. Además de esta distinción entre obras esotéricas y exotéricas, se suele clasificar la obra de Aristóteles en función de los períodos en los que fue elaborada, CONCEPTUALIZACION

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LA OBRA DE ARISTÓTELES

A diferencia de lo que ocurría con Platón, de quien conservamos prácticamente

todos sus diálogos, es decir, las obras llamadas exotéricas por estar dedicadas al

gran público, y no las lecciones internas de la Academia, de Aristóteles nos han

llegado las obras escritas para uso interno del Liceo, pero no las destinadas a la

difusión de sus doctrinas entre público en general. Conservamos, en efecto,

muchas de sus obras esotéricas, es decir, lo que probablemente fueron las notas

y apuntes de las lecciones impartidas en el Liceo, destinadas a un círculo reducido

de alumnos, habiéndose perdido la práctica totalidad de las obras destinadas al

gran público, (o de las que sólo conservamos algunos fragmentos), escritas, al

igual que las de Platón, en forma de diálogo.

Por lo general se tiende a contraponer Platón y Aristóteles en cuanto al estilo

utilizado en sus obras: más fluido y literario en Platón, más tosco y abstruso en

Aristóteles. Hemos de tener en cuenta, sin embargo, que las obras que

conservamos de Aristóteles, al ser resúmenes de las lecciones impartidas en el

Liceo, no pueden presentar las características de una obra cuidada y dirigida al

gran público; pero sí encontramos esa fluidez en sus diálogos, obras de juventud

realizadas a la sombra de su maestro Platón y que no están exentas de ciertas

gracias literarias. La contraposición de estilos procede, pues, de la comparación

de obras destinadas a públicos diferentes y elaboradas con criterios pedagógicos

o literarios, también diferentes.

Además de esta distinción entre obras esotéricas y exotéricas, se suele clasificar

la obra de Aristóteles en función de los períodos en los que fue elaborada,

C O N C E P T U A L I Z A C I O N

siguiendo, por lo tanto, un orden cronológico. Dichas obras eran conocidas por los

miembros del Liceo, pero no fueron dadas a conocer al público hasta el siglo I

antes de Cristo por Andrónico de Rodas, estableciendo una clasificación que se

mantuvo posteriormente durante siglos. Los estudios realizados por los

especialistas ( W. Jaeger o P. Aubenque, entre otros) a lo largo de los siglos XIX y

XX han permitido esclarecer la evolución sufrida por el pensamiento aristotélico,

así como la correcta datación de algunos libros que fueron agrupados por

Andrónico de Rodas en la misma obra y que pertenecen a periodos distintos. De

acuerdo, pues, con esta datación cronológica, podemos clasificar las principales

obras de Aristóteles como sigue.

Clasificación de las obras de Aristóteles

Las obras de Aristóteles se suelen agrupar en función de sus contenidos, no en

función de su probable fecha de creación, dadas las dificultades que rodean su

datación exacta, e incluso la autoría de algunas de ellas. No obstante, los

estudiosos de Aristóteles, aunque con matices de mayor o menor calado, suelen

aceptar la división cronológica de su actividad filosófica en tres períodos.

1) Primer período

(368-348): la época de la permanencia en la Academia. Se caracteriza por la

aceptación de la filosofía platónica y pertenecen a él:

- "Eudemo" o "Sobre el alma" (un diálogo en el que se mantiene la teoría de

las Ideas y la inmortalidad del alma).

- "Protréptico" (carta en la que también se mantiene la teoría de las Ideas).

2) Segundo período

(348-335): desde el abandono de la Academia hasta su retorno a Atenas. En este

periodo Aristóteles comienza a apartarse de la de las tesis predominantemente

platónicas y comienza a elaborar su propio pensamiento, aun considerándose

todavía un "académico", al menos en su primera fase.

- "Sobre la filosofía" (crítica la teoría de las Ideas, al menos en su

interpretación matemática que las identifica con los números).

- "Ética a Eudemo" (se atribuye a sus años en Assos, ateniéndose aún a la

concepción platónica de la virtud. Los libros V, VI y VII son idénticos a los

de la ética a Nicómaco. Algunos estudiosos de Aristóteles la consideran

una obra que reproduce la Ética a Nicómaco, o la versiona, modificando

algunos elementos, pero con una orientación más práctica, por lo que

pertenecería al tercer período).

- "Del cielo" (Cosmología).

- "De la generación y la corrupción".

- Se atribuyen también a esta época algunos de los libros de la "Metafísica"

(W. Jaeger) y de la "Política".

3) Tercer período

(335-322): desde su retorno a Atenas, coincidiendo con su actividad en el Liceo. A

este período pertenecen la mayor parte de las obras conservadas, destacando

claramente la orientación empirista y científica de su pensamiento en

contraposición a la filosofía de Platón. A pesar de la unidad con la que se nos han

presentado por los recopiladores posteriores, las obras de Aristóteles de este

período, tal como las conocemos, son el resultado de las lecciones impartidas en

el Liceo, y fueron publicadas aisladamente como tales; sólo posteriormente se las

fue agrupando en tales obras, en un trabajo de composición quizá iniciado ya por

Aristóteles pero continuado, con seguridad, por sus discípulos en el Liceo.

Podemos clasificarlas en cinco grupos, ateniéndonos a las más significativas:

A) Lógica

- "Categorías" (Sobre los géneros supremos del ser y del decir).

- "Sobre la interpretación" (Sobre el enunciado y la proposición).

- "Primeros analíticos" (Los silogismos).

- "Analíticos posteriores" o "segundos" (La demostración científica).

- "Tópicos" (Los recursos silogísticos para solventar cualquier dificultad).

B) Metafísica

- Los libros "Metafísicos" . Componen el tratado del ser en cuanto ser, es

decir, la ontología aristotélica. Se puede acceder a la Metafísica de

Aristóteles, en traducción del gijonés Patricio de Azcárate (1800-1886) en la

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

C) Obras científicas

- "Física" (Tratado sobre la naturaleza. Análisis del cambio).

- "Meteorológicos".

- "Historias de los animales" (Zoología: un conjunto de estudios a los que

dedicó la mayor parte de su actividad y que para algunos es su obra

maestra).

- "Del movimiento de los animales".

- "De la generación de los animales".

- "Sobre el alma" (La psicología).

- "Parva naturalia" (conjunto de pequeños tratados sobre la percepción, la

memoria, el sueño, entre otros).

D) Ética y política

- "Gran moral" (Según algunos especialistas, como P. Aubenque, no sería

una obra de Aristóteles; otros, como J. Ll. Ackrill, consideran que sí).

- "Ética a Nicómaco" (Obra que contiene la doctrina ética de Aristóteles).

- "Política" (Exposición del pensamiento aristotélico sobre la organización

social y política).

- "Constituciones" (Análisis de numerosas constituciones de las polis de su

época).

E) Estética

-"Retórica" (El arte de convencer).

-"Poética" (Sobre la creación artística, obra perdida en su mayor parte).

LA CUESTIÓN DEL SER

La cuestión del Ser, ha sido tema fundamental de muchas de las más grandes e

influyentes filosofías de la historia de la humanidad, por lo tanto, no es de extrañar

que reconocidos autores como el francés Jean-Paul Sartre tocara esta

problemática y escribiera su obra L’Être et le Néant. Essai d’ontologie

phénoménologique (El ser y la nada. Ensayo de ontología fenomenológica). Y

como no mencionar el filósofo alemán Martin Heidegger con su más reconocida

obra: (Sein und Zeit) El ser y el tiempo, se preocuparan e intentaran dar luz a la

arraigada relación entre el Ser y el mundo. En este punto surge una problemática

que a su vez es el tema principal del presente trabajo, la cuestión del ser ¿debe

tomarse como pregunta? ¿O sería correctamente denominada como disciplina?

La idea principal de una antropología filosófica es básicamente hallar las

características del ser humano, teniendo en cuenta cada aspecto de la realidad

que lo rodea, lo cual, para nada quiere decir que sea la unión o combinación de

varias disciplinas, dicha antropología filosófica no debe considerarse como una

ciencia social, está mas aferrada a la disciplina filosófica, es decir, continúa con el

deber de comprender y entender al hombre más allá de los límites de las ciencias

básicas.

Uno de los más grandes errores de las ciencias razonablemente denominadas

“humanas” como la sicología --en mayor medida--, radica en el hecho de su

excesiva especialización científica, cada vez más éstas áreas de estudio dejan de

lado su objeto de investigación y pasan a preocuparse en demasía por un método

en lugar de encargarse del hombre. Las preguntas por las cuales debiera

ocuparse podrían ser, en primera instancia, por el origen del ser humano, su

proceso de aparición y asentamiento en el conjunto de la realidad, esta cuestión

puede condensarse en la pregunta:

¿Cómo surgió el hombre? El análisis del ser, debe necesariamente hacerse

dentro de las carreras sociales y humanas, por lo tanto uno de sus fines es

procurar dar respuesta a las preguntas ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde

vamos? ¿Qué es el hombre?

Puede decirse que alcanzar el conocimiento del hombre acerca de sí mismo ha

sido tal vez el objeto primario y principal de la investigación. La propia

constatación de la existencia del pensamiento filosófico constituyó el aliciente de

los filósofos para procurar un auténtico conocimiento de la esencia del hombre;

incluso como un medio de liberarse de los condicionamientos que le impone el

mundo exterior y alcanzar una verdadera libertad.

Las respuestas a las preguntas antropológicas por el ser, pueden tener una

variedad de interpretaciones dependiendo del campo o área del estudio desde el

cual se le analice, así pues, puede desarrollarse desde el aspecto complejo de la

literatura, y por qué no, dar respuesta del inicio, fin, y razón del hombre desde un

punto meramente científico, biológico, sicológico, social, etc. Pero las

interrogantes que se plantea la antropología, apuntan a determinar qué es el

hombre, qué lo diferencia de las demás entidades que existen en la realidad,

cuáles son los componentes fundamentales de su ser; no en el sentido material o

funcional físico con que pueden estudiarlo, sea la anatomía o la fisiología, sino con

referencia a lo que constituye lo más diferencial y personal de su ser, los

determinantes de su condición espiritual y racional.

Aún así, en esencia, estas preguntas no poseen la variedad o diversidad

necesaria para que puedan tener una verdadera cabida en lo que llamaríamos

disciplinas, dichas incógnitas correspondientes al hombre no tienen un verdadero

lugar allí, hecho que se refleja en el surgimiento tardío de la idea de una posible

disciplina filosófica.

Las preguntas de la antropología sobre el hombre yacen inherentes a la ocupación

filosófica, es decir, la duda del Ser por parte de la filosofía debe existir en todas y

cada una de las ciencias humanas, por lo que especializar al filósofo en los

estudios que respectan al ser humano, equivaldría a quitarle importancia a las

demás ciencias encargadas de estudiar cada aspecto concerniente al ser humano.

Por la tanto la pregunta del ser no debe superar dicho estatus, aun en nuestros

días no debe ser considerada como disciplina filosófica, dado que, podría caer en

el error de una especialización científica tan reprochado en la sicología actual.

1. ¿Cuál es la idea central del texto anterior?

2. ¿Qué es el ser? investigar el concepto para algunos de los filósofos

importantes de la historia

3. Investigar los principales aportes filosóficos de Aristóteles y preparar una

exposición al respecto

4. Investigar los conceptos de: dualismo y monismo.

5. Explicar las cuatro causas de Aristóteles

6. ¿Qué es la metafísica?

7. ¿Qué es el idealismo?

8. ¿Qué es la teleología?

ARISTÓTELES, es un filósofo griego del siglo IV

a.J que se opuso al idealismo metafísico de su

maestro Platón con la teoría hilemórfica según la cual

la esencia de los entes es inmanente a su forma y no

hay que buscarla en un mundo ideal. Coincide con su

preceptor al considerar que la ética busca la felicidad

individual mientras que el fin de la política es alcanzar

la felicidad del cuerpo político; la ética depende de la política. Sin

embargo, frente al utopismo político de Platón, Aristóteles elabora una

reflexión política posibilista basada en su concepto del hombre como

animal político.

NATURALEZA, TELEOLOGISMO Y TEORÍA HILEMÓRFICA:

La noción de naturaleza fue central en el pensamiento griego, pero la

reflexión de Aristóteles sobre la physis ha sido la más sistemática y

detallada que conservamos. Mientras que Platón centró su especulación

en las Ideas, Aristóteles la centró en la Naturaleza, por ello debemos

definir qué entendía el de Estagira por naturaleza. Para el filósofo griego

naturaleza es el principio y causa esencial del movimiento y del reposo

de una cosa; por tanto, la naturaleza ya no es entendida como materia

sino como causa del movimiento. La implicación más evidente de esta

concepción de la naturaleza es que esta no será una realidad estática

sino que el movimiento será su rasgo definitorio. Dada la importancia

que otorgaba Aristóteles al cambio y al movimiento en su teoría sobre la

naturaleza debemos estudiar su teoría del cambio.

Según la teoría hilemórfica de Aristóteles, todos los entes que vemos en

el universo están formados de materia. La materia es la masa amorfa de

la que está compuesto todo el universo, pero solo puede aparecer con

determinada forma, no existe la materia en sí misma más que como

abstracción teórica. Toda materia bruta aparece con la forma de los

cinco elementos clásicos: tierra, agua, aire, fuego (en el mundo

sublunar) y éter (en el mundo supralunar). Estos entes naturales están

sujetos a transformación.

Las cosas cambian de dos maneras. Una mesa redonda puede ser

recortada y ser cambiada a una mesa cuadrada. Este cambio no altera

al ser de la mesa, que sigue siendo una mesa, y por lo tanto es un

cambio accidental. Los cambios accidentales pueden ser de tres tipos:

de cantidad (aumento o disminución), lugar o cualidad (alteración). Otra

forma diferente de cambio es el substancial que ocurre cuando una

substancia primera es transformada en otra, por ejemplo, cuando la

mesa se transforma en cenizas.

Aristóteles se pregunta por qué las cosas pueden dejar de ser lo que son

y llegar a ser otras. Según el filósofo las cosas físicas son lo que son en

acto, por ejemplo una mesa ahora es una mesa en acto; pero además

de ser en acto las substancias son en potencia otras muchas cosas. Ser

en potencia significa que las cosas que son en acto tienen

potencialidades para llegar a ser otras cosas. Por ejemplo, una bellota

es un roble potencial.

Como existe el cambio debemos preguntarnos por las causas de este

cambio. El discípulo de Platón encuentra cuatro causas:

– La causa material: es lo que permite que un objeto físico pueda ser

cambiado en otro. Por ejemplo, la materia que da lugar a un manzano

es tanto su semilla como los nutrientes que va a tomar del subsuelo.

– La causa formal: es la esencia formal que el cambio va a producir y

sobre la que va a obrar. En el ejemplo anterior la forma, entiéndase en

sentido didáctico, sería el manzano adulto y plenamente desarrollado.

– La causa agente: es aquello que incide en la materia para producir el

cambio. En el ejemplo sería las transformaciones en el entorno que

harán que la semilla germine.

– La causa final: sería la finalidad, el objetivo final que pretende

alcanzar el cambio. La razón por la que se ha transformado una semilla

en manzano (reproducir la especie y generar más manzanas).

Desde la perspectiva de Aristóteles todo tiene un principio y una causa

de cambio que se puede identificar con la naturaleza. Esta idea de que

todo tiene un fin y que ese fin es el motor de las transformaciones que

suceden en las cosas en particular y en el universo en general se

denomina teleologismo

El primer motor inmóvil

Aristóteles formula el principio de causalidad («Todo principio tiene una causa») y

nos recuerda que no es posible una regresión indefinida

f desde los móviles a sus motores, pues si la regresión fuera en verdad indefinida

(A es movido por B, B es movido por C, C es movido por D, etcétera), entonces

nunca habría un primer motor y, por tanto, no habría llegado a haber movimiento.

Y el hecho de que hay movimiento es una evidencia que no puede ponerse en

cuestión. Por tanto, tiene que haber un primer motor origen del movimiento.

Ahora bien, para ser verdaderamente primero, este primer motor ha de

ser inmóvil (es decir, permanencia sin cambio), pues si se moviese necesitaría a

su vez un motor anterior, y volvería a comenzar la regresión.

Puesto que todo lo que tiene potencia (de cambiar, de moverse) está de hecho

sometido al cambio, ese primer motor inmóvil tiene, además, que ser actualidad

pura, sin potencias. Es decir, el primer motor inmóvil, tiene que ser plena y

enteramente lo que es, sin que quepa que pueda transformarse en otra cosa ni

pueda tender a ello; tiene que estar en plena posesión de su ser y responder

adecuadamente al significado de «sustancia» (ousía, 'presencia plena').

Y como la base de la que se sigue que los seres físicos tengan potencia (es decir,

que no sean únicamente lo que son en acto, sino lo que pueden llegar a ser al

cambiar) es la materia que constituye uno de sus principios, el motor inmóvil y

plenamente actual tiene que ser forma pura sin materia.

Y a esto es a lo que Aristóteles llama «Dios».

Notemos de paso que el «Dios» aristotélico no es creador del mundo, no

conoce el mundo (ni el movimiento) y mucho menos «se preocupa» por él. Solo

puede realizar aquella actividad para la que no es precisa la materia; a saber, el

pensamiento, y su único objeto de pensamiento es el pensamiento

mismo: pensamiento que piensa en el pensamiento.

Al delimitar de este modo el ámbito de la teología, Aristóteles señala que el primer

motor es la causa final del movimiento, que mueve todo lo que se mueve sin

moverse él mismo «como el amado mueve al amante»; es decir, como un objeto

de deseo (todo movimiento aspira al reposo).

Bien es verdad que ese reposo de plenitud que representa el dios aristotélico no le

es dado alcanzarlo a ninguna criatura física, puesto que el movimiento de

la physis no puede tener fin. Pero los seres físicos se mueven, cambian, se

esfuerzan para alcanzar algo equivalente a ese reposo permanente de la divinidad

que posee plenamente su ser.

Esta es la razón de que, en el caso del hombre, la felicidad -que solo puede

lograrse, si se logra, pocas veces en la vida y durante poco tiempo cada vez— sea

para Aristóteles la vida contemplativa; es decir, la actividad teórica, que es el

sustituto terrestre de la beatitud divina.

En un sentido filosóficamente más relevante, digamos que la teología es, para los

mortales, imposible; la ontología (la ciencia del ser en lo que tiene de actual, de

estable, de cognoscible) es el sustituto, siempre en trance de construcción y

reconstrucción, de una ciencia imposible para quienes habitan el mundo.

RESPONDE: ¿Qué es el moto inmovil para Aristóteles?