FILADORO - El Concepto de Excedente

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36 El concepto de excedente El concepto de excedente económico: económico: una r una r eapr eapr opiación crítica opiación crítica Teoría económica Ariel Filadoro* * Docente de la Universidad de Buenos Aires. El presente artículo es una versión resumida de un documento de trabajo más extenso. El correo electrónico del autor es [email protected] Ante la crítica realidad por la que atraviesan los países subdesarrollados, los enfoques teóricos que prevalecen en la actualidad –tanto en la literatura del crecimiento como del desarrollo económico– ofrecen dispositivos con- ceptuales que, en gran medida, dificultan más de lo que contribuyen al es- clarecimiento de los problemas. En este marco, el presente artículo pretende reeditar el concepto de exce- dente económico. Se sostiene que este concepto contiene características que permiten abordar los procesos de desarrollo y crecimiento económico desde un enfoque integral. En efecto, la noción de excedente económico reincorpora –y permite tratar en simultáneo– dimensiones como la puja dis- tributiva, los usos alternativos del excedente, el rol del Estado en el proce- so social de acumulación y las relaciones centro-periferia en el sistema mundo. El trabajo contiene reflexiones teóricas, propone un modo de medición del excedente y detalla, sintéticamente, aquellas dimensiones que son aborda- bles a partir de la utilización del concepto de excedente económico.

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El concepto de excedenteEl concepto de excedenteeconómico: económico: una runa reapreapropiación críticaopiación crítica

Teoría económica

Ar ie l Fi ladoro*

* Docente de la Universidad de Buenos Aires. El presente artículo es una versión resumida de undocumento de trabajo más extenso. El correo electrónico del autor es [email protected]

Ante la crítica realidad por la que atraviesan los países subdesarrollados,los enfoques teóricos que prevalecen en la actualidad –tanto en la literaturadel crecimiento como del desarrollo económico– ofrecen dispositivos con-ceptuales que, en gran medida, dificultan más de lo que contribuyen al es-clarecimiento de los problemas.

En este marco, el presente artículo pretende reeditar el concepto de exce-dente económico. Se sostiene que este concepto contiene característicasque permiten abordar los procesos de desarrollo y crecimiento económicodesde un enfoque integral. En efecto, la noción de excedente económicoreincorpora –y permite tratar en simultáneo– dimensiones como la puja dis-tributiva, los usos alternativos del excedente, el rol del Estado en el proce-so social de acumulación y las relaciones centro-periferia en el sistemamundo.

El trabajo contiene reflexiones teóricas, propone un modo de medición delexcedente y detalla, sintéticamente, aquellas dimensiones que son aborda-bles a partir de la utilización del concepto de excedente económico.

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Querían paz. Y la paz, para mis amigos,era la próspera y tranquila prosecución de

sus negocios prósperos y tranquilos. Ypara los otros, para los infelices, […] paz

era siesta y mate.

Andrés Rivera, El farmer

La crisis y la oscura teoríaeconómica

Los momentos de crisis aceleran loscuestionamientos, pues, en la medidaen que se tengan pretensiones demodificar aquello que atraviesa un es-tado crítico, será necesario abando-nar las representaciones vigentes eincorporar otras que permitan la trans-formación de la realidad. Sería opor-tuno esperar que estas representacio-nes contengan, mínimamente, ele-mentos que permitan, por una parte,explicar la situación y, por otra, ilumi-nar cursos de acción para el pasajede un estado crítico a uno más salu-dable. El proceso de dar cuenta de losproblemas es crucial para su solucióny, sin duda, las teorías encuentran allísu razón de ser; incluso es decisivo elmismo acto de dar nombre a los fac-tores claves de la problemática.

La realidad económica por la queatraviesa el capitalismo argentinodesde hace tres largas décadas vieneacusando sucesivas crisis. Lo mássustancial de ellas radica en un soste-nido proceso de deterioro en los nive-les de vida de la mayor parte de la po-blación. Valga como indicador del ca-so citar que la pobreza ha trepadodesde niveles inferiores al 5% de lapoblación hacia principios de los ’70 amás de un 50% en la actualidad. En elsentido esencialmente material deltérmino, se trata de un problema eco-nómico, en la medida en que esa po-blación está privada de los recursosmás elementales para su reproduc-

ción. Este problema de regresividaden la distribución del ingreso estáacompañado por bajas tasas de creci-miento y acumulación de capital, pri-marización de la producción y des-trucción de empleo, por nombrar losemergentes más importantes.

Ante esta situación, el estudio de ladinámica económica que condujo a laprofunda crisis actual se impone porla fuerza de los hechos. Indudable-mente, forma parte de un desafío deprimer orden para los estudios econó-micos dar cuenta de estos fenóme-nos, si es que aún conservan algunapretensión de contribuir a la construc-ción de un orden más justo y susten-table económica y socialmente en eltiempo. Sin embargo, desde los enfo-ques tradicionales que abordan losprocesos de crecimiento, distribucióny acumulación, son pocas las lucesque permiten iluminar esta realidad.Se trata, más bien, utilizando una ex-presión de Joan Robinson, de lucesque confunden. En la medida en quese piense que la teoría económica de-be brindar elementos para la com-prensión y transformación económicay social, la incapacidad para com-prender estos fenómenos se traduceinmediatamente en una incapacidadpara su superación; en otras pala-bras: mal se puede revertir -a menosque sea azarosamente- aquello queno se alcanza a entender. Poco sepuede hacer desde la práctica sinciertos principios -teóricos- ordenado-res que permitan entender el desafíoy diferenciar lo principal de lo acceso-rio. De allí que todo esfuerzo teóricoque no consigue habilitar acciones su-peradoras termina por contribuir a lareproducción del orden existente y almantenimiento del statu quo.

En esto es preciso ser claro: si setrata de un orden que reproduce po-

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breza, hambre y exclusión social parala mayoría de la población, por unaparte, y crecimiento económico en be-neficio de una minoría, por otra, repro-ducir el statu quo, implica contribuir ala reproducción de esa realidad.

Dada la naturaleza del problema dela acumulación y la distribución, y co-mo forma de contribuir a la compren-sión de la dinámica económica, nues-tro universo de estudio incluye pre-guntas en torno de la manera en queel mercado ordena y asigna recursosa partir de la búsqueda privada del be-neficio; la relación entre los fenóme-nos económicos, las decisiones políti-cas y el poder, así como cuestionesvinculadas con el rol del Estado.

Constituye el objetivo central de es-te trabajo contribuir a la reflexión con-ceptual para abordar el problema delcrecimiento, la acumulación de capitaly la distribución del ingreso. Para ello,se propone recuperar la noción de ex-cedente económico1. En principio, seproblematizará la relación entre acu-mulación, distribución, poder econó-mico y poder político. A continuaciónse repasará, sintéticamente, la contri-bución del trabajo de Paul Baran(1959), así como las implicancias quetuvo en materia de estudios que sedesarrollaron a partir de entonces enla Escuela de la Dependencia. En elsiguiente apartado, se abordará condetenimiento el concepto de exceden-te económico propiamente dicho. Sepropone una definición del excedenteeconómico, un modo de cálculo y seapuntan los principales elementosque permiten sostener la pertinenciadel concepto para el estudio del creci-miento, la acumulación y la distribu-ción desde una perspectiva estructu-ralista.

Poder económico, poder político y acumulación

Furtado señala que en todas las so-ciedades han surgido grupos minori-tarios que de una u otra manera su-pieron apropiarse del excedente de laproducción:

“Por el lado de la producción, apare-ce la creación del excedente; por elde la distribución, la apropiación deese excedente por parte de un grupominoritario; y por el lado de la acu-mulación, la posibilidad de aumentarla productividad con la incorporacióndel excedente al proceso productivo.Si observamos este proceso en eltiempo, vemos que la tercera fase sereencuentra con la primera: el incre-mento de productividad, causadopor la incorporación de nuevo capi-tal, da lugar a la creación de un nue-vo excedente, el cual, al pasar a ma-nos del grupo minoritario, se trans-formará en nuevo capital, etc.” (Fur-tado, 1964, p. 108)

Cuando nos acercamos al análisisdel capitalismo, vemos que este cir-cuito de acumulación reposa sobre lacapacidad de apropiación y reinver-sión del excedente por parte de aque-llos que, persiguiendo beneficios, rei-nivierten su capital: los empresarioscapitalistas. La reproducción de esteesquema tiene como resultado, gene-ralmente, la ampliación de la escalaproductiva, aumentos en la productivi-dad y crecimiento económico.

En este sentido resulta decisivo eldestino del excedente que se generaen cada período, pue puede ser con-sumido, acumulado para ampliar laescala de producción o, tal como su-cede recurrentemente en la Argenti-

1 A modo de definición preliminar se considerará excedente económico el producto que excede elvalor necesario para la reproducción de los trabajadores en una sociedad.

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na, mantenido en forma de inversio-nes financieras en el exterior. De ahíque cuanto mayor la cantidad de ex-cedente que la clase capitalista desti-ne a la inversión productiva, tanto me-jor para la acumulación.

Sin embargo, esta dinámica de acu-mulación no sólo depende del quan-tum de excedente acumulado; tam-bién puede asumir muy distintas mo-dalidades según la estructura de dis-tribución del ingreso vigente en cadasociedad, la cual, a su vez, condicio-na el destino de las inversiones. Paradecirlo más claramente: en el marcode una distribución regresiva del in-greso, las inversiones se destinarán acaptar los ingresos de las clases másaltas, fundamentalmente a la produc-ción de bienes de lujo. En contraste,en el marco de una distribución másequitativa del ingreso, como resultadode la búsqueda de maximizar benefi-cios por parte de la clase capitalista,las inversiones se destinarán a bienesde consumo masivo contribuyendo adelinear otra estructura productiva.

Joan Robinson es categórica en re-lación con el tema:

“Es un hecho muy notable que en lateoría económica ortodoxa no sediscute para nada cuál forma de in-versión es la más deseable, desde elpunto de vista de la sociedad. […]Los economistas por lo general pa-recen aceptar el principio capitalistade que es correcto lo que es lucrati-vo. La aplicación de este concepto alTercer Mundo ocasiona que granparte de cualquier excedente que seobtenga se dedique al tipo de pro-ducción menos propicio para un pro-greso económico bien estructurado.Los que se benefician con esta clase

de consumo y con las ganancias quede ahí se derivan, son los que tienenmás poder político (junto con los te-rratenientes y los agricultores capita-listas), y no es probable que esténdispuestos a dar su apoyo a una cla-se diferente de desarrollo”. (Robin-son, 1981, p.54)

Es preciso atender la magnitud delcuestionamiento; si se abandona elcriterio que homologa la maximiza-ción de beneficios a la maximizacióndel bienestar social, la problemáticadel destino del excedente que se diri-me como resultado de la dinámica delmercado capitalista, cobra otro senti-do.

Tanto la porción de excedente apro-piado por cada una de las clases so-ciales como las inversiones destina-das a la transformación de la estructu-ra productiva dependen, así, de facto-res institucionales. En última instan-cia, de factores políticos y sociales.

Aparecen, de este modo, riesgos decaer en dinámicas de acumulación deexcedente económico poco saluda-bles para la mayoría de la población,en la medida en que marcos distribu-tivos regresivos estimulan que buenaparte del trabajo y esfuerzo social -enfin, del producto- se dirija a la satisfac-ción de necesidades “sofisticadas” degrupos de altos ingresos; sin que seatienda el hecho de que pueden coe-xistir necesidades básicas insatisfe-chas de amplios sectores de la pobla-ción excluidos de esta dinámica. Loque resulta particularmente importan-te es que precisamente esta dinámicadel sistema, al cobrar estas caracte-rísticas, puede tender a reforzar el es-quema regresivo2.

2 Cabe apuntar que desde la perspectiva de la teoría neoclásica poco se puede decir al respecto,en la medida en que, se sostiene, no se puede saber lo suficiente de la utilidad –subjetiva– queel consumo reporta a cada individuo. El análisis sistémico –la utilidad y función de bienestar so-cial– pasará por la agregación de utilidades individuales pensadas según estos principios.

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Este mismo cuestionamiento a la re-lación entre beneficios y bienestar so-cial, que determina la modalidad deacumulación de capital, tiene su co-rrelato en el tipo de Estado que mol-dea, cuando los gobiernos reducentoda política económica a la maximi-zación del crecimiento del producto,sin importar su composición ni estruc-tura. Muchas veces, para salvar esteproblema, se apela a la estimación depromedios, por lo que la medida delbienestar de un país pasa a ser el PIBper cápita.

Es preciso, entonces, ahondar en larelación entre la estructura de acumu-lación y la toma de decisiones políti-cas, la relación entre poder económi-co y poder político. Para estudiar estarelación vale la pena subrayar que lasgrandes empresas -decisivamente in-fluyentes sobre el poder político- “nonecesitan preocuparse por el signifi-cado del bienestar, pues operan deacuerdo con la sencilla máxima deque lo que rinde ganancias es bueno”(Robinson, 1981, p.14)

Siguiendo este razonamiento, seproyectan ciertas dudas sobre la ca-pacidad que tiene el libre juego de laoferta y la demanda para contribuir albienestar. Tanto menos cuanto másconcentrado se encuentra el poder demercado de grandes corporaciones.La maximización de beneficios y lascampañas de ventas de estas empre-sas resultan determinantes en la diná-mica de los mercados.

Para establecer relaciones entre elpoder económico y el poder políticose requiere tener en cuenta la desi-gual capacidad que poseen los acto-res económicos para conducir las de-cisiones políticas. Según lo apuntadopor Furtado, podemos decir que en elcapitalismo los grupos minoritariosque se apropian del excedente tien-

den a conducir las decisiones de losgobiernos y las funciones que desem-peña el Estado, en particular en tornode la regulación y capacidad de apro-piación y uso de excedente. El proble-ma de la autonomía -“relativa” segúnNicos Poulantzas- del Estado respec-to del capital es puesta, así, en cues-tión.

Es en este sentido en que puedecomprenderse la afirmación de JoanRobinson a propósito de la resistenciade los grupos que acumulan poderpara conformar un patrón distinto dedesarrollo. Desde una óptica distintapero convergente con esta discusiónJosé Nun sostiene que:

Hablar del Estado nunca es hablarde un dato sino de una construcción,de un artefacto cultural que aparece,a la vez, como el producto y la ex-presión de determinados conflictos ytradiciones, cristalizados en conjun-tos históricamente específicos deinstituciones y de prácticas. […] De-cir Estado, entonces, connota siem-pre experiencias particulares. (Nun,2000, p.63)

El núcleo de la conflictividad pasapor la acumulación económica y depoder. En este marco de conflictividadentre los diferentes sectores socialesse va conformando el Estado comoinstitución histórica, como construc-ción.

Pero vale decir que en los paísessubdesarrollados las presiones de lossectores más concentrados del capi-tal sobre los Estados son aún mayo-res que en los países desarrollados, ainstancias de una doble debilidad. Porun lado, la debilidad del empresariadode los países subdesarrollados en re-lación con las fracciones más concen-tradas del capital internacional; la es-tructura de acumulación de los paísesdependientes se articula subsidiaria-

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mente en el capitalismo como siste-ma-mundo.

Por otro lado, tiene lugar la debilidadde los Estados de estos países perifé-ricos para, aunque más no sea, limitarel poder del capital más concentrado(local e internacional). Estos Estadosresultan débiles porque la forma Esta-do es una construcción que resulta dela conflictividad económica, social,cultural y política.

La peculiaridad de que distintas frac-ciones (locales y extranjeras) confor-men el bloque de poder introducenuevas complejidades. En efecto elcarácter que asume el Estado en losdiferentes patrones de acumulaciónestá relacionado con la manera enque dichas fracciones detentan el pre-dominio estructural y la conducciónpolítica; que no necesariamente sonejercidas simultáneamente por todasellas, sino que pueden estar disocia-das y ser patrimonio de alguna deellas exclusivamente. De allí que N.Poulantzas (1970) destaque que:

El Estado capitalista presenta tam-bién, por su estructura específica, yen sus relaciones con las clases yfracciones dominantes una particu-laridad respecto de los otros tipos deEstado. [...] En efecto, se comprue-ba, en el caso de este tipo de Esta-do [el capitalista], una relación espe-cífica entre las clases o fracciones acuyos intereses políticos respondeese Estado. Esto permite precisa-mente situar las relaciones entre lasformas de Estado de estas carac-terísticas y la configuración típicaque presenta la relación entre clasesy fracciones dominantes en un esta-dio de una formación capitalista. [...]Si esa coexistencia de varias clases

es un carácter general de toda for-mación social, reviste formas espe-cíficas en las formaciones capitalis-tas. Puede establecerse, en esasformaciones, la relación entre, poruna parte, un juego institucional par-ticular inscripto en la estructura delEstado capitalista, juego que funcio-na en el sentido de una unidad es-pecíficamente política del poder delEstado, y, por otra parte, una confi-guración particular de las relacionesentre las clases dominantes: esasrelaciones, en su relación con el Es-tado, funcionan en el seno de unaunidad política específica recubiertapor el concepto de bloque de poder.(Poulantzas, 1970, pp. 295 y 296).

A los efectos de nuestro trabajo, loque nos interesa subrayar es que eldireccionamiento del excedente eco-nómico hacia un patrón de acumula-ción que beneficie al conjunto de lasociedad -por lo menos a las mayo-rías- difícilmente se desprenda es-pontáneamente de la interacción delos empresarios en búsqueda de be-neficios, y tanto menos cuanto másconcentrada y dependiente sea la es-tructura económica.

Ejemplo claro de lo que estamos se-ñalando son las presiones de los or-ganismos multilaterales de crédito y elcapital financiero para la redefiniciónde los Estados periféricos3.

En cuanto a las características de ladinámica de acumulación, queremos,siguiendo a Yeldan (1995), precisarciertos elementos recuperando nues-tra argumentación: la resolución delconflicto distributivo por la apropia-ción del excedente económico se dapreviamente a la acumulación y laproducción. El excedente se crea y

3 Para el estudio del caso argentino, ver en Basualdo (2001) las presiones de distintas fraccionesdel capital para la remodelación del Estado luego de la crisis hiperinflacionaria de 1989.

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extrae a través de varios mecanismoseconómicos y sociopolíticos que exi-gen un determinado tipo de Estado.

En el apartado que sigue se recupe-ra el análisis de la acumulación y ladistribución desde la óptica de PaulBaran, quien fue el encargado de ree-ditar la noción de excedente económi-co a mediados del siglo XX.

El aporte de Paul Baran

La publicación de La economía polí-tica del crecimiento en 1957 influyófuertemente sobre la teoría del desa-rrollo, en particular, la teoría de la de-pendencia de los años ‘60 y ’70. Conuna impronta marxista fuertementecrítica en relación con el conocimien-to económico de su época, Baran en-fatiza que la búsqueda del desarrolloeconómico necesariamente se opon-drá a los intereses de aquellos quegozan de las virtudes de la situaciónimperante, quienes prefieren el man-tenimiento de orden.

En el trabajo de Baran se articulandos dimensiones analíticas: el enfo-que desde el excedente económico yuna teoría del imperialismo. En cuan-to a la categoría de excedente econó-mico, Baran distingue tres tipos:

1. Excedente económico real: “es ladiferencia entre la producción realgenerada por la sociedad y su con-sumo efectivo corriente”. (Baran,1959, p. 39) Señala que es menorque el concepto de plusvalía deMarx puesto que se trata de laplusvalía realmente acumulada, esdecir, luego del consumo de los ca-pitalistas. Es idéntico al concepto

de ahorro corriente o acumulación.Incluye instalaciones productivas yequipo, atesoramiento de oro y sal-dos en el exterior.

2. Excedente económico potencial:“es la diferencia entre la produc-ción que podría obtenerse en unambiente técnico y natural dadocon la ayuda de los recursos pro-ductivos utilizables, y lo que podríaconsiderarse como consumo esen-cial.” (Ibidem, p.40). Correspondeal consumo excesivo, los trabaja-dores improductivos, la mala orga-nización y el desempleo. Este ex-cedente aparecería bajo cuatro for-mas:

a) El consumo excesivo de la so-ciedad, que representa aquélpor encima de lo que puedeconsiderarse una cesta de con-sumo esencial.

b) el producto que perdería la so-ciedad por la existencia de tra-bajadores improductivos, cons-tituido por bienes que son resul-tado de la irracionalidad del sis-tema capitalista

c) el producto perdido a causa dela organización dispendiosa delaparato productivo existente,por ejemplo, en una absurda di-ferenciación de productos queatenta contra la productividad ylas economías de escala y,

d) el producto no materializado porla existencia de desempleo, vin-culado con la insuficiente de-manda efectiva4.

Como forma de graficar el exce-dente económico potencial formulacálculos que estiman la cantidad

4 A propósito, señala que los momentos del ciclo económico tienen una desocupación mayor quelo que arrojan las cifras oficiales puesto que comparan dos momentos donde existe ya subutili-zación; por ejemplo, en el auge, las empresas consideran que pueden venir tiempos malos y sonprudentes en el uso de los recursos moderando su producción.

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de producto que hubiera sido ge-nerado si los trabajadores desem-pleados que arrojó la crisis del 30hubieran continuado en sus pues-tos. Citando a un miembro del Co-mité de Trabajo de Estados Unidosapunta que “si los que trabajaronen 1929 hubieran continuado en suempleo durante los últimos nueveaños, todos los que ahora estamostrabajando podríamos tomar unasvacaciones de un año y dos mesesy la pérdida en el ingreso nacionalno sería mayor de lo que en reali-dad ha sido” (Baran, 1959, p.58).Del mismo modo, señala que entiempos de guerra, el aumento delproducto y la subordinación de losmecanismos de mercado a un cri-terio como es el ordenamiento deltrabajo para la producción de ar-mamentos, evidencian la disponibi-lidad potencial de recursos en lassociedades capitalistas.

3. Excedente económico planificado:se trata del excedente tal como to-maría cuerpo en una economía so-cialista. Nada dice que tiene queser la máxima producción posible,ni que el consumo sea el mínimoimprescindible. Estas magnitudesdependen de las decisiones queracionalmente tomaría la sociedad,atendiendo la innecesariedad deciertos productos, del trabajo im-productivo, etc.

Luego de formular las tres definicio-nes de excedente económico, pasa aanalizar la dinámica del capitalismoque, por cierto, ve con ojos pesimis-tas. Las nociones de excedente lasutilizará en su argumentación parademostrar que el capitalismo mono-polista ya no contiene las fuerzas quepropulsaron al capitalismo competiti-vo hacia la acumulación del exceden-te y el crecimiento económico.

En efecto, analiza cómo los vectoresque conducen a la inversión en el ca-pitalismo competitivo dejan de operaren el marco del capitalismo monopo-lista. La competencia y la ética capita-lista contribuían a la acumulación enla medida en que la reinversión de ex-cedentes representaba la mejor op-ción para maximizar beneficios.

En cambio, en el marco de una eco-nomía capitalista concentrada, la ma-ximización de beneficios se funda,frecuentemente, sobre la discrimina-ción de precios (su imposición a loscapitales de menor tamaño) y la dosi-ficación de las innovaciones, con elobjeto de extender la vigencia de ren-tas tecnológicas. Como resultado deesta dinámica, el excedente económi-co deja de ser repartido entre peque-ñas empresas y es principalmentecaptado por corporaciones que alte-ran la lógica de reinversión de utilida-des disminuyendo sus inversiones enlas ramas que controlan.

“En la fase monopólica del desarro-llo capitalista, el mecanismo de igua-lación de las tasas de ganancia ope-ra sólo en el sector competitivo -queestá fuertemente comprimido- delsistema económico. Allí, las tasas debeneficio son bajas y la masa de ga-nancias disponible para la inversiónrelativamente pequeña. En las esfe-ras monopolistas y oligopolistas dela economía, las tasas de gananciadel capital invertido son desiguales,pero predominantemente altas, y lamasa de ganancia disponible para lainversión prodigiosamente grande.Esto tiende a reducir el volumen dela inversión total, puesto que las re-lativamente pocas empresas mono-polísticas y oligopolísticas a las quecorresponde la mayor parte de lasutilidades no encuentran lucrativo in-vertirlas en sus propias empresas y

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se hace cada vez más difícil invertir-las en otras esferas de la econo-mía.” (Ibidem, p.106)

Del mismo modo en que analiza elcomportamiento de la inversión,atiende el comportamiento del consu-mo y sus restricciones. Descarta laposibilidad de que los capitalistas au-menten tanto los salarios individual-mente -porque esto implicaría su ban-carrota-como su propio consumo.

En consonancia con los aires keyne-sianos de los años ’50 ve en el accio-nar del Estado la única posibilidad deabsorber los excedentes; análisis quecontiene una lectura particular sobreel Estado y su relación con el capitalmonopolista. Señala que el gasto mi-litar será el que adquiera mayor im-portancia -bajo la forma de consumopúblico- para la absorción de exce-dentes5.

También en relación con la funciónque desempeña el Estado, apunta di-ferencias entre el capitalismo compe-titivo y el monopólico; mientras queotrora el Estado era de “la burguesíaen su conjunto” ya que cada capitalindividualmente no poseía poder sufi-ciente como para subordinar al Esta-do, con la consolidación de las corpo-raciones, el Estado pasó a ser el Es-

tado de las corporaciones. Formulaque se mantuvieron en ciernes losdiscursos vinculados con la neutrali-dad del Estado, el rudo individualismoy la competencia. En efecto, citando aHorkheimer apunta que “el valor delindividuo ha sido exaltado por aque-llos que tuvieron una posibilidad dedesarrollar su individualidad a expen-sas de los otros” (ibidem, p.116). Así,la ideología de la competencia conti-núa vigente aun en un marco de con-centración económica.

En cuanto al vínculo entre las corpo-raciones y el Estado, señala que és-tas hacen uso del gobierno para de-sarrollar sus inversiones, para dismi-nuir sus riesgos vinculados con pro-blemas económicos e incertidumbrespolíticas en las economías depen-dientes -donde venden sus productoso se aprovisionan de materias pri-mas-. Los gobiernos imperialistastambién gestionan los préstamos deorganismos a los países dependien-tes de manera que se hagan efectivaslas inversiones que ellos requierenpara su desarrollo. Del mismo modo,ya no opera el mecanismo de ajustedel balance de pagos que forzaba de-valuaciones ante déficits en el balan-ce comercial de los países depen-dientes, pues las corporaciones fuer-

5 A su vez, añade que para sostener el aparato militar –principal destino del excedente en los paí-ses centrales– es necesaria la preparación ideológica que “se tiende sobre toda la vida políticay cultural del país imperialista, eliminando los principios, la honradez, el humanismo y el valor.[…] El énfasis en un pragmatismo brutal, en la ‘ciencia’ del control y de la manipulación, mata to-da preocupación sobre los propósitos y objetivos de la actividad humana y eleva a la eficacia co-mo fin en sí, sin importar qué es lo que debe realizarse ‘eficazmente’. En caso de que la propa-ganda, el adoctrinamiento y las presiones sociales y administrativas no logren mantener al pue-blo en consonancia con las exigencias del imperialismo, se provocan incidentes para dar base alos temores cultivados, para dar fundamento a una histeria sistemáticamente mantenida. Talesincidentes se producen fácilmente. Rodeados por naciones coloniales y dependientes, subdesa-rrolladas, hambrientas y en continua ebullición, las potencias imperialistas se enfrentan ininte-rrumpidamente con desafíos a su autoridad y a su hegemonía. La oferta de incidentes es, por lotanto, muy grande y las oportunidades para acciones de policía, grandes o chicas, se presentantodo el tiempo.” (ibídem, p.153-4).

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zan, vía préstamos, el financiamientode estos déficits.

A continuación, pasa a concentraseen el estudio de las economías sub-desarrolladas en particular. Realizauna genealogía del atraso capitalistaen estos países subdesarrollados,apelando a ejemplos históricos. Deeste modo, se concentra creciente-mente en el estudio del imperialismo,particularmente señala los elementosque justifican la imposibilidad del de-sarrollo en los países atrasados.

El excedente en estos países -fun-damentalmente proveniente del sec-tor agrícola- va a parar a manos de in-termediarios, comerciantes, burgue-sías industriales débiles o empresasextranjeras6. Señala que estas últi-mas gastan una pequeña parte de es-te excedente localmente, remitiendosus utilidades a las casas matrices.Se concentran fundamentalmente enla explotación de materias primas, to-da vez que requieren infraestructura ola sanción de regulaciones, movilizanrecursos -por medio de los Estados-para conseguir estos objetivos. Lasinversiones iniciales suelen ser pe-queñas en relación con las tasas deretorno que alimentan el grueso delas inversiones futuras; éstas, sin em-bargo, son realizadas en los paísesde origen. El pago en salarios en lospaíses dependientes representa unaporción menor de los ingresos.

Asimismo, desestima argumentacio-nes que defienden los efectos de lasinversiones extranjeras en los paísesdependientes tales como que sin elimpulso exterior nunca serían movili-zados los recursos en la periferia; quealgo reparten y aumentan la capaci-dad productiva en estos países, queexisten externalidades o que dejanregalías al Estado.

A su vez, la influencia de las empre-sas extranjeras tiende a fortalecerseporque en la economía subdesarrolla-da se consolidan intereses localesvinculados con la comercialización yprovisión de las transnacionales, por-que los industriales monopolistas te-men el desarrollo del capitalismo in-dustrial ante el riesgo de perder susprivilegios y porque los terratenienteslocales se atrincheran en el atraso desus sociedades.

Como forma de cerrar esta lógicaestancacionista, apunta que el capitalindustrial local es un riesgo para lascorporaciones porque sube la amena-za de la nacionalización, podría au-mentar relativamente los deprimidossalarios de los países retrasados, asícomo tendería a incrementar la inter-vención gubernamental para financiarel desarrollo industrial -podrían subirlos tributos que tiene que pagar laempresa extranjera, se podrían esta-blecer controles de cambios y regula-ciones al giro de utilidades a las ca-sas matrices-.

6 “El excedente económico de los países subdesarrollados, de cuya parte más importante se apo-deran los consorcios monopolistas, no se utiliza para fines productivos. No se reinvierte en suspropias empresas ni tampoco sirve para desarrollar otras. Aquel que no fluye al exterior a manode accionistas extranjeros, se utiliza en forma casi igual a cómo lo hace la aristocracia terrate-niente. Sirve para mantener una vida ostentosa de los que lo reciben, se gasta en la construc-ción de residencias urbanas y rurales, en sirvientes, en consumo excesivo, etc. Lo que queda seinvierte en la adquisición de tierras rentables, en el financiamiento de actividades mercantiles detoda clase, en la usura y la especulación. Por último, aunque no por ello menos importante, sellevan al exterior fuertes cantidades, donde se tienen como protección contra una devaluación delas monedas nacionales o bien como una reserva que asegure a sus propietarios un retiro deco-roso en caso de que surjan disturbios sociales y políticos en esos países” (Ibídem, p.204)

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Las corporaciones despliegan todassus palancas para detener estos pro-cesos y ponen en marcha todo tipo derecursos para sostener este statu quo-por ejemplo, promueven intervencio-nes militares así como el acceso acréditos para aquietar disturbios so-ciales-.

Del mismo modo como desecha lasposibilidades de direccionar el exce-dente económico para el desarrollopor parte de terratenientes, burgue-sías industriales débiles y empresasextranjeras, desecha que los gobier-nos de los países dependientes lide-ren procesos de acumulación de capi-tal absorbiendo el excedente. Ni lascolonias, ni los que llama “gobiernosde carácter mercenario”, ni aquelloscon orientación New Deal -tal seria elcaso de la Argentina, el Brasil o Méxi-co- tienen chances de completar es-tos procesos. En el primer caso, por-que la política de los países colo-niales continúa priorizando el aprovi-sionamiento de materias primas, en elsegundo, porque países como Ku-wait, Arabia Saudita o Afganistán, de-rivan todo su excedente a los paísesdesarrollados y tienen muy baja capa-cidad para cobrar impuestos a las em-presas extranjeras. Por último, lospaíses con orientación New Deal seencuentran atravesados tanto porfuerzas progresistas como por fuer-zas conservadoras, por lo que el sal-do final termina impidiendo el desa-rrollo.

A modo de balance del aporte deBaran cabe apuntar el mérito de re-significar la noción de excedente eco-nómico -en relación con el significadoque le atribuían los clásicos-, así co-mo su uso a la luz de las relacioneseconómicas internacionales. Captóelementos que dan cuenta de lo dis-pendioso e inequitativo del sistema,

elementos que hoy se han radicaliza-do tal como lo muestra la concentra-ción de riqueza vigente, así como laproliferación de la pobreza. Del mis-mo modo, sentó bases para la discu-sión de los efectos de la empresa ex-tranjera en las economías dependien-tes. Formuló una exposición de la di-námica de acumulación y distribucióndel excedente económico, apuntó lasrelaciones entre clases y precisó có-mo interactúan el poder económico ylos Estados.

Sin embargo, como señala Lippit(1996), la modalidad en que Barantrabaja el imperialismo y los efectosestancacionistas que trae aparejado,hacen que la categoría de excedenteeconómico quede subordinada a larelación entre países desarrollados ysubdesarrollados. Bloquea, de estamanera, el uso del concepto cuandohistoriza el proceso y deriva el subde-sarrollo como consecuencia ineludi-ble del desarrollo de los países másadelantados. Dificulta, en fin, una me-dición del excedente económico.

Otros inconvenientes vinculadoscon el uso de la categoría de exce-dente económico en Baran pasan porla imprecisión en su formulación en lamedida en que se hace difícil su me-dición. Dado que el excedente econó-mico real poco se diferencia de la in-versión o ahorro corriente, es el po-tencial el que reviste interés; sin em-bargo aquí es donde más se complicasu medición. Aparecen problemasvinculados con la consideración decategorías que corresponden al pro-ducto y coexisten con otras que co-rresponden al ingreso.

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La dependencia y el estruc-turalismo latinoamericano

Tal como señala Palma (1987), pue-de considerarse a Baran como el “pa-dre” de la Teoría de la Dependencia.Nos interesa agregar aquí hacia dón-de fueron conducidos los estudios deesta escuela, como forma de mostrarlas derivaciones que tuvo el uso delenfoque de Baran. Seguiremos la ca-racterización de Palma, según la cual:

La mayoría de los trabajos que ana-lizan las distintas contribuciones a laescuela de la dependencia tienden adistinguir tres grandes enfoquesdentro de ella. El primero consisteen aquellos trabajos que niegan laposibilidad de desarrollo capitalistaen la periferia, porque este sistemasólo puede llevar al “desarrollo delsubdesarrollo”; el segundo, sonaquellos estudios que se concentranen el análisis de los obstáculos queenfrenta el desarrollo capitalista enla periferia (particularmente por laslimitaciones de una economía demercado); y el tercero, aquellos queaceptan la posibilidad de desarrollocapitalista en la periferia, pero ha-cen hincapié en la forma dependien-te que adopta en relación con el ca-pitalismo del centro. (Ibidem, p. 48)

El primer enfoque es el que se des-prende directamente de Baran. Losautores que forman parte de este gru-po son André Gunder Frank y Theoto-nio Dos Santos, como los expositoresmás importantes, así como Rui Mau-ro Marini y Orlando Caputo, entreotros. Las trabas al desarrollo del ca-pitalismo en la periferia que encuen-tran estos autores -tal como vimos enel estudio de Baran- vienen dadas porla misma dinámica del capitalismo co-mo sistema. Las relaciones entre laselites locales y las burguesías de paí-

ses centrales dan como resultado laimposibilidad estructural de sortearestos obstáculos. De esta manera,existe un determinismo desde lascondiciones internacionales -impues-tas por los países desarrollados- ha-cia las condiciones locales de los paí-ses dependientes que es imposiblede superar. La salida del esquemadependentista sólo podía tener lugarmediante transformaciones revolucio-narias en el mismo modo de produc-ción capitalista.

El segundo enfoque es el que co-rresponde a los estudios de la CE-PAL, entre los que Palma distingue aOsvaldo Sunkel y Celso Furtado.Puede decirse que estos estudios in-virtieron los términos del análisis. Lastrabas al desarrollo -concebidas alamparo de la diferenciación entre paí-ses centrales y países periféricos deRaúl Prebisch- fueron atribuidas a laspropias características de las econo-mías dependientes. Estos estudiosfueron originalmente formulados des-de una crítica a las nociones tradicio-nales del comercio internacional, esdecir, a las nociones vinculadas conlas ventajas comparativas de DavidRicardo y sus continuadores. Precisa-mente la crítica radicaba en que lasnociones clásicas desestimaban laasimetría existente entre los paísescentrales y los periféricos, cuestiónsobre la que ahondó Prebisch. Laseconomías centrales cuentan conuna estructura productiva homogéneay diversificada, mientras que las eco-nomías dependientes tienen una es-tructura heterogénea y especializada.

Los procesos de sustitución de im-portaciones se inspiraron en este tipode visiones, atendiendo la posibilidaddel desarrollo económico nacional su-jeta a la superación de la heteroge-neidad estructural y los desequilibrios

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externos. El proteccionismo, el controlde cambios, las acciones del Estadocomo agente productivo, así como elestímulo a la suba de salarios comoforma de generar espacios de acumu-lación internos, fueron algunas de lasmedidas propuestas por los estudio-sos de la Cepal.

Sin embargo, los problemas con quese enfrentaron estas economías mos-traron que el proceso de desarrollocontaba con aristas que no podían serresueltas exclusivamente desde lospaíses periféricos. No consideraronque las “fuerzas productivas actúandentro del marco de un proceso degeneración, de apropiación y de utili-zación del excedente y que dicho pro-ceso -y las relaciones de explotaciónsobre las que se apoya- no se produ-cen exclusivamente dentro de cadapolo, sino también entre los dos polosde la economía mundial” (Palma,1987, p. 67), es decir, entre el centroy la periferia.

El tercer enfoque, asociado con Fer-nando Henrique Cardoso y Enzo Fa-letto, en cambio, se concentra en es-tudios de caso donde se analizan, dia-lécticamente, las relaciones entre elcentro y la periferia. Apuntan que lascondiciones del sistema capitalistaasumen formas particulares en los ca-sos nacionales, la dominación externaaparece como fenómeno interno. Porlo tanto, existe una mutua constitucióndel todo y las partes. Fija la atenciónen los dos polos, ya no en el centro ysu determinismo hacia la periferia -alestilo Frank-, ni en la periferia que seautonomiza de la lógica del sistema -como los cepalinos-.

Se requiere, por consiguiente, y ello

es fundamental, una perspectivaque, al poner de manifiesto las men-cionadas condiciones concretas -decarácter estructural- y al destacar losmóviles de los movimientos sociales-objetivos, valores, ideologías- anali-ce aquéllas y éstos en sus determi-naciones recíprocas. […] De esamanera se considera al desarrollocomo resultado de la interacción degrupos y clases sociales que tienenun modo de relación que les es pro-pio y por tanto intereses y valoresdistintos, cuya oposición, concilia-ción o superación da vida al sistemasocioeconómico. La estructura so-cial y política se va modificando enla medida en que distintas clases ygrupos sociales logran imponer susintereses, su fuerza y su dominaciónal conjunto de la sociedad” (Cardo-so, F. y Faletto, E. 1996, p.18).

El resultado de estas interaccionespuede explicar, por ejemplo, las con-secuencias de los patrones de consu-mo imitativo, los limitantes que se de-rivan de las restricciones del balancede pagos, o bien la dinámica que ladistribución del ingreso impone al cre-cimiento económico.

Será en este marco, en el que nosinteresará inscribir el estudio de lospaíses periféricos desde la categoríade excedente económico.

De todas maneras, vale reconocer alas tres corrientes su capacidad paraabordar el problema del desarrollodesde una mirada originada en lospaíses subdesarrollados7 y bajo unaperspectiva estructural, enfoque quefue abandonado por la teoría del de-sarrollo a partir de los años ’80.

7 Para un análisis sobre las dificultades de los países periféricos para desarrollar conocimientosque atiendan a sus realidades, véase Lander, Edgardo (comp.) (2000): La colonialidad del saber:eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas, Clacso-Unesco, Buenos Ai-res.

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El excedente económico

Del mismo modo que en la teoría delas relaciones internacionales el tra-bajo de Paul Baran estableció basespara la proliferación de nuevos traba-jos teóricos, el uso del concepto deexcedente económico comenzó a serreformulado y redefinido por distintosautores.

Uno de los primeros que se propusocontinuar el desarrollo conceptual,contemporáneo a Baran, fue CharlesBattelheim (1965). En particular seencargó de precisar una definición delexcedente económico pensando en laeconomía planificada de la Unión So-viética.

En nivel internacional, luego de lapublicación de El capital monopolistapor Baran y Sweezy en 1966, en queutilizan el excedente económico demanera análoga -aunque no idéntica-a como había sido planteado por Ba-ran en 1957, aparecen escasos regis-tros de la utilización del concepto -opor lo menos resulta marginal en elámbito de las publicaciones académi-cas-. No obstante, Cem Somel (2003)apunta que fue utilizado para distintasmediciones en Estados Unidos porStanfield8 y Dawson and Foster9.

Hacia 1996, con la publicación deVíctor Lippit en la Review of RadicalPolitical Economy, el concepto de ex-cedente económico vuelve a ser con-siderado10. Tal como señalamos ante-riormente, Lippit propone -tomandodistancia de lo realizado por Baran- lautilización de este concepto para la

problemática del desarrollo, priorizan-do los aspectos internos de la acumu-lación y apropiación del excedentedejando para una segunda etapa lavinculación con el sistema-mundo ca-pitalista. Según señala, la mayor par-te del excedente económico en lospaíses subdesarrollados no es remiti-da al exterior, sino que es apropiadapor las élites locales. Mediante la me-dición y seguimiento del excedenteeconómico, Lippit plantea que puedenesclarecerse elementos clave paracomprender el atraso de muchos paí-ses subdesarrollados.

El trabajo que tomaremos como re-ferente es el que desarrolló Erinç Yel-dan (1995), Surplus Creation and ex-traction under structural adjustment:Turkey, 1980-1992 (Creación y extrac-ción de excedente bajo ajuste estruc-tural: Turquía, 1980-1992), quien reto-ma la propuesta de Danielson de me-dir el excedente económico a partir delas estadísticas tal como aparecen enel Sistema de Cuentas Nacionales.Vale mencionar que, recientemente,en el año 2003, Cem Somel publicóEstimating the surplus in the perip-hery: an application to Turkey (Esti-mando el excedente en la periferia:una aplicación a Turquía) en el Cam-bridge Journal of Economics dondeutiliza un cálculo alternativo para lamedición del excedente.

En cuanto al uso del concepto en laArgentina, vale decir que se ha utiliza-do con distintos propósitos. MiguelTeubal publicó en 1975 “Estimacionesdel excedente financiero del sector

8 Stanfield (1973): The economic surplus and Neo-Marxism, Lexington, MA, Lexington Books9 Dawson and Foster (1992): The tendency of the surplus to rise 1963-1988, pp.42-70, en Davis,

J.B.(ed), The economic surplus in advanced economics, Aldershot, Edward Elgar. 10 Existe un trabajo –no disponible en el país– de Danielson (1994), The economic Surplus: Theory,

Measurment, Applications, publicado por Praeger Publishers que lamentablemente no hemos po-dido consultar.

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agropecuario argentino” donde pro-blematizaba que el ahorro del sectoragropecuario no se transforma en in-versión productiva. Durante los años’80 el concepto de excedente econó-mico fue utilizado en el marco delanálisis regional (Rofman, 1984) don-de la atención se centró sobre la ca-pacidad de los distintos agentes eco-nómicos regionales de retener -o no-excedente dentro de los circuitos deacumulación regionales. Por su parte,cabe destacar que Sbatella (2001)publicó “El excedente económico enla República Argentina” en RealidadEconómica formulando una estima-ción para el período 1980-2000.

Qué es y cómo cuantificarloAl retomar lo dicho al principio de

este trabajo, denominaremos exce-dente económico al producto que ex-cede el valor necesario para la repro-ducción de los trabajadores en unasociedad determinada.

EE = Y - ws * L - dK (1)

Donde EE representa el excedenteeconómico, Y el producto bruto inter-no, ws el salario de subsistencia, L lacantidad de trabajadores y dK la de-preciación de los bienes de capital.

El producto de ws por L constituye elvalor de reproducción de la fuerza detrabajo. Existe una discusión en cuan-to a la población (L) que debe serconsiderada: algunos autores seña-lan, tal como Somel (2003), que paraeste cálculo debe tomarse en consi-deración al conjunto de la población yno solamente a la clase trabajadora.Siguiendo a Yeldan, solamente consi-deraremos -al menos de manera pre-liminar- a la población empleada (ysus familias).

Un elemento más controvertido re-sulta la magnitud a considerar como

salario de subsistencia (ws). Segúnnociones presentes en los autoresclásicos (Smith, Ricardo, Marx, Mill,etc.), vale recordar que no se trata deun mínimo fisiológico, sino que se en-cuentra constituido por un monto quecambia según las condiciones históri-cas.

Las necesidades naturales, el ali-mento, el vestido, la calefacción, lavivienda, etc., varían con arreglo alas condiciones del clima y a las de-más condiciones naturales de cadapaís. Además, el volumen de las lla-madas necesidades naturales, asícomo el modo de satisfacerlas, sonde suyo un producto histórico quedepende, por tanto, en gran parte,del nivel de cultura de un país y, so-bre todo, entre otras cosas, de lascondiciones, los hábitos y las exi-gencias con que se haya formado laclase de los obreros libres. A dife-rencia de las otras mercancías, lavaloración de la fuerza de trabajoencierra, pues, un elemento históri-co-moral. Sin embargo, en un país yen una época determinados, la su-ma media de los medios de vida ne-cesarios constituye un factor fijo.[…] La suma de los medios de vidanecesarios para la producción de lafuerza de trabajo incluye, por tanto,los medios de vida de los sustitutos,es decir, de los hijos de los obreros,para que esta raza especial de po-seedores de mercancías pueda per-petuarse en el mercado. (Marx,2000, p.124-5)

En la actualidad, las estimacionesefectuadas por los organismos de es-tadísticas -en la Argentina el Indec-de la Canasta Básica de Alimentos re-cogen este indicador. Otra posibilidadante la falta de información -y es laque considera Yeldan para Turquía-,consiste en considerar como salario

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de subsistencia aquel que pagan lasempresas manufactureras de menortamaño (Pymes industriales). No setoman los salarios de las grandespuesto que tienden a ser relativamen-te elevados y no reflejan la nómina desalarios vigentes en las sociedadesde los países subdesarrollados.

Cabe señalar que, al deducir del pro-ducto solamente los salarios de sub-sistencia -y la depreciación-, es per-fectamente posible que los trabajado-res se apropien de parte del exceden-te toda vez que sus salarios se en-cuentren por encima del salario desubsistencia. También vale señalarque puede existir un aumento de sala-rios reales sin que ello implique, li-nealmente, un descenso en los bene-ficios. Esto depende del momento delciclo económico que se esté conside-rando. Para decirlo en otras palabras,el tamaño de la torta puede aumentarlo suficiente, en determinado período,como para sostener un aumento desalarios y beneficios a la par. Recípro-camente, puede suceder que, en mo-mentos de ajuste y recesión, ambosdesciendan a la vez. Obviamente,también puede darse el caso -típico-de que uno aumente en desmedro delotro (Yeldan, 1995).

Es preciso puntualizar que los com-ponentes del presupuesto público queatienden a la salud, la educación y eltransporte -de la clase trabajadora- seconsideran apropiación de excedentepor parte de esta clase11. Por lo con-trario, y retomando aspectos analiza-dos en Baran, otros gastos de gobier-no, por ejemplo, los gastos militares,no formarán parte del consumo de lostrabajadores.

Siguiendo a Yeldan (1995), efectua-mos una apertura del producto brutointerno (a precios de productor) desdeel punto de vista de los ingresos y ve-mos que se compone de:

Y = W + B + N + dK + Ti - Z (2)

donde, como dijimos, Y es el produc-to, W la nómina total de salarios, B losbeneficios, N los intereses, dK la de-preciación del capital, Ti los impues-tos indirectos y Z los subsidios.

A su vez, consideramos que la nómi-na total de salarios (W), puede desa-gregarse en

W = ws * L + wns * L (3)

Es decir, entre lo que representa lanómina salarial de subsistencia (ws *L) y la nómina salarial que se encuen-tra por encima del valor de reproduc-ción de la fuerza de trabajo (wns * L).Con lo cual, si sustituimos (3) en (2),nos queda:

Y = ws * L + wns * Lns + B + N + dK+ Ti - Z (2’)

Efectuando el pasaje de términoscorrespondiente, podemos reexpresar(2’) de la siguiente manera:

Y - ws * L - dK = Wns + B + N +Ti -Z (4)

De modo tal que se obtiene el exce-dente económico en el miembro de laizquierda, mientras que en el miembrode la derecha se ven reflejados tantolos distintos componentes que resul-tan del conflicto distributivo entre lasdiferentes clases por el excedenteeconómico como la intervención delEstado. En efecto, B y N representanapropiación de excedente por partede las clases capitalistas, quienestambién disputan entre ellas su repar-

11 También podrían ser considerados como parte del valor de reproducción de la fuerza de trabajo.Sin embargo, incluirlos como excedente apropiado por los trabajadores via Estado, subraya la fi-gura del Estado dentro del conflicto distributivo.

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to. Por otro lado, Wns refleja la nómi-na de salarios que se encuentra porencima del valor de reproducción dela fuerza de trabajo. Dentro de estamagnitud (Wns) pueden individuali-zarse los siguientes componentes:

- Los salarios correspondientes a lasalud, educación y transporte públi-co, información que se desprendedel análisis del presupuesto del Es-tado.

- El valor de la nómina salarial queexcede a la canasta básica de ali-mento. Este componente tambiénexigirá discriminar hacia dentro delos asalariados, en la medida enque el mercado laboral se encuen-tra fuertemente segmentado y lossueldos de los técnicos y profesio-nales se distancian crecientementede los salarios de los trabajadoresno calificados.

- Otros salarios pagados por el sectorpúblico

De la misma forma, puede expresar-se el destino del excedente segúntenga como finalidad el consumo o lainversión. Es decir, se puede discrimi-nar qué porción se destina a una am-pliación de la capacidad productiva yqué porción se consume -así como sepuede discriminar cuánto consumecada clase social-. Al visualizar estaapertura es posible detectar los com-portamientos empresariales que re-dundan en dinámicas de crecimientoo de estancamiento, o bien esquemasdistributivos regresivos o progresivos.Asimismo, puede discriminarse, porejemplo, qué porción de excedente esextraído del circuito de acumulaciónlocal ya sea mediante los beneficiosque remiten las empresas extranjerasa sus casas matrices o por fuga decapitales al exterior.

El seguimiento de los impuestos ysubsidios (Ti y Z), a su vez, permite vi-sualizar cómo, mediante la interven-ción del Estado, existen modalidadesde redireccionamiento del excedenteeconómico. De hecho, el apoyo delEstado a la industria, a la exportacióno a la radicación empresarial en deter-minados territorios, implica capturarexcedente y transferirlo a favor de de-terminada fracción de la clase capita-lista.

En este sentido, también será de in-terés distinguir entre el excedente delque se apropian las clases dominan-tes como resultado de la dinámicaproductiva, de aquel que es apropiadopor estas clases por intermedio delEstado en su rol de “redireccionadorde recursos”. A tales efectos, nos inte-resa recuperar la distinción de Yeldanentre creación y extracción de exce-dente económico:

1. Creación de EE: es el que se origi-na en el proceso productivo bajo laevolución natural del sistema en elmarco de la propiedad privada delcapital y otros medios de produc-ción. Se basa sobre el poder delcapitalista de retener el valor agre-gado residual, es decir, luego dededucir todos los costos en que in-curre al comandar el proceso pro-ductivo.

2. Extracción de EE: es el que se ori-gina fundamentalmente bajo la in-tervención del Estado o a través derelaciones secundarias de distribu-ción. En esta modalidad no es ne-cesario que el excedente provengade la producción, puesto que pue-de proceder del endeudamientopúblico. Tanto los subsidios comolas intermediaciones forman partede esta modalidad de apropiaciónde excedente económico.

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La potencia heurística de unenfoque teórico centradosobre el excedente econó-mico

A esta altura, nos interesa recapitu-lar los usos posibles de la categoríade excedente económico, destacandoaquellas dimensiones del análisiseconómico sobre las que puede echarluz.

En efecto, existen distintas proble-máticas del desarrollo que pueden serabordadas satisfactoriamente a partirde la aplicación del concepto de exce-dente económico. En particular se tra-ta de brindar herramientas para avan-zar en torno del problema de la distri-bución y la acumulación, así como lasrelaciones entre el poder económico yel poder político, y la problemática delEstado como espacio donde conflu-yen lógicas de muy distinta naturale-za. Al mismo tiempo, se puede contri-buir al esclarecimiento de usos realesy potenciales de aquello que constitu-ye la capacidad productiva en una so-ciedad.

Veamos, entonces, para qué puedeservir y qué puede mostrar esta cate-goría teórica.

I. Quién se lo apropia: la puja distri-butiva

El análisis del excedente económicoesclarece el conflicto distributivo en lamedida en que se ve a las distintasclases sociales disputar su apropia-ción12. Vale decir que esta disputa nosólo existe entre el capital y el trabajo,sino que también se da entre los dis-tintos sectores que componen la clasecapitalista.

Recuperando lo señalado por Furta-

do, históricamente ha sido siempre ungrupo minoritario el que ha consegui-do apropiarse del mismo. En el marcodel capitalismo, estos grupos minori-tarios han cambiado según el tiempoy lugar a considerar. Por ejemplo, enla historia argentina, en el marco delmodelo agroexportador vigente hasta1930, la burguesía agropampeanajunto con el capital británico fueron losgrupos minoritarios que mayor partici-pación tuvieron en la apropiación delexcedente económico configurandoun régimen de acumulación particular.Durante los años en que estuvo vi-gente la Industrialización por sustitu-ción de importaciones (ISI), el exce-dente se repartía fundamentalmenteentre distintas fracciones de la bur-guesía industrial -local y extranjera- yla clase trabajadora. A partir de 1976,se reprimirá el consumo de la clasetrabajadora a la par que aumentaráproporcionalmente la porción de ex-cedente destinado a la burguesía,donde, a su vez, la puja hacia dentrode este sector, reposicionará cadavez más al capital financiero.

Incluso si se trata de excedente eco-nómico que redirecciona el Estado,pueden efectuarse estimaciones desu magnitud, según el sector que locapte.

La apertura de la información que sepropone mediante el uso de la catego-ría de excedente económico facilita lavisualización del juego en que los di-ferentes actores económicos disputansu participación por acceder a mayo-res niveles de recursos. La produc-ción parece, de este modo, una “torta”que se genera en un marco de natura-leza social. En este sentido, tanto Bat-

12 De este modo, toma distancia de nociones de tipo neoclásico como que la remuneración a losfactores productivos –capital y trabajo– se da conforme con su productividad marginal; las queen su pretensión de neutralidad valorativa terminan siendo, en el mejor de los casos, ingenuas.

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telheim (1965) como Lippit (1996) serefieren al excedente como la porcióndel producto que se encuentra “libre”para un uso “discrecional”, sujeta a lalucha de clases.

La capacidad de cuantificar el resul-tado de estas disputas representa in-dudablemente un aporte muy signifi-cativo a la comprensión de la dinámi-ca económica, en particular en la me-dida en que se puedan individualizarlos mecanismos de creación y extrac-ción, así como los distintos marcosinstitucionales en que tienen lugar es-tos procesos.

II. Para qué se usa: el destino

Tal como sabemos, la capacidad deaumentar la escala de la producciónen una sociedad está estrechamenteasociada con la tasa de inversión o deacumulación de capital. De manera talque existirán diferencias sustancialesen la trayectoria económica de largoplazo según el excedente económicosea acumulado o consumido. Asimis-mo, si se trata de consumo, es de in-terés discriminar si es consumo popu-lar o de las élites, de consumo masivoo suntuoso. A su vez, también será deinterés apuntar si existen fugas de ex-cedente al exterior, en tanto seránotro destino posible -por cierto degran importancia en el marco de la va-lorización financiera-.

Tal como resulta de esperar, el des-tino del excedente, cuando se anali-

zan los datos de manera agregada,está vinculado con la disputa distribu-tiva señalada anteriormente, pues laracionalidad de los distintos actoreseconómicos permite comprender eluso que harán del mismo. Sin embar-go, tiene sentido diferenciarlas analíti-camente en la medida en que conocerel destinatario del excedente no esidéntico a conocer su destino. Paradecirlo en otras palabras: que el exce-dente vaya a parar al empresariadoindustrial nacional no determina sudestino a priori; de hecho, han existi-do períodos en que estos sectoresreinvirtieron sus beneficios en el cir-cuito de acumulación local -por ejem-plo la década de los ‘50- y otros en losque fugaron excedente económico alexterior -tal como sucedió en la se-gunda parte de los años ‘9013-. Consi-derando conjuntamente la disputa y eluso del excedente se pueden estable-cer relaciones entre distribución delingreso y acumulación de capital.

Según apunta Lippit (1996), a pesarde que el ahorro y la inversión en lospaíses subdesarrollados aparecen co-mo problemáticos, es decir, registranbajos niveles, para la mayoría de es-tos países se detecta una cantidadimportante -y mensurable- de exce-dente económico disponible para eldesarrollo. De hecho, esta es una delas conclusiones que hacia 1957 sedesprendían de La economía políticadel crecimiento de Baran. Somel14

13 Véase Basualdo, Eduardo (2003): ”Las reformas estructurales y el Plan de Convertibilidad duran-te la década de los noventa. El auge y crisis de la valorización financiera”, Realidad Económica,Nº 200, IADE, Buenos Aires.

14 Somel efectúa, tal como mencionamos, una medición alternativa del excedente económico. Incor-pora una apertura que apunta a captar un traspaso de excedente económico entre países centra-les y periféricos por medio del comercio exterior. Siguiendo a Köhler, G. (1998): “The structure ofglobal money and world tables of anequal exchange”, en Journal of World System Research, vol.4, Nº 2, 145-68, plantea la posibilidad de medir un intercambio desigual entre economías desa-rrolladas y subdesarrolladas. Este intercambio se basa sobre la existencia de tipos de cambio dis-torsionados en la periferia en relación con la Paridad del Poder Adquisitivo (PPA) que calcula Na-ciones Unidas. Esta “distorsión” se da como resultado de los flujos de capitales especulativos

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55El excedente económico

(2003) apunta, en la misma línea queLippit y Baran, la existencia de exce-dente disponible en los países atrasa-dos; incluso avanza sobre este tema yseñala cuatro modalidades de repro-ducción del subdesarrollo como resul-tado de los distintos destinos hacia losque se direcciona el excedente.

En primer lugar señala que la acu-mulación de reservas en los BancosCentrales junto con los flujos de divi-sas al exterior son una fuente de dre-naje de excedente. De hecho, es elcapital financiero especulativo el queprecipita esta dinámica. Esta lógicapresiona los tipos de cambio haciaabajo para mantener las reservas queexige el capital financiero. Para teneruna medida de los efectos, puedencontrastarse los niveles de tipo decambio de las monedas de paísessubdesarrollados con los tipos decambio que arroja la paridad del po-der adquisitivo.

En segundo lugar, el patrón imitativode consumo refuerza la dependenciay debilita la capacidad de acumularexcedente direccionando el consumohacia bienes importados. Resulta in-teresante el señalamiento de que losestratos de más altos ingresos son losque imitan el consumo de los paísesdesarrollados y que esto tambiénatraviesa el resto de los estratos so-ciales de menor poder adquisitivo.

En tercer lugar, se produce un dete-rioro en la formación de capital fijo -esdecir, baja la inversión productiva-producto de la liberalización financie-ra. Adicionalmente los países subde-sarrollados se ven presionados amantener tasas de interés altas para

atraer capitales y ello refuerza la lógi-ca que conspira contra la formaciónde capital fijo y el aumento de la tasade acumulación.

Por último, los destinos sectorialesde la inversión también son condicio-nados por la desregulación financieraen los países subdesarrollados. Lavolatilidad de las tasas de cambio ter-mina favoreciendo la inversión paraproducir bienes no transables, en sec-tores que ostentan ventajas compara-tivas naturales, protección del Estado,o bien en sectores cuya dinámica res-ponde a las estrategias de aprovisio-namiento de las empresas transnacio-nales. Así, los proyectos en sectorestransables sujetos a la competenciainternacional tienden a ser desestima-dos a medida que aumenta la desre-gulación financiera.

Vale apuntar, sin embargo, que So-mel señala que, por lo menos en Tur-quía, es mayor el excedente económi-co gastado en consumo no esencialque aquel que se fuga.

El problema que surge, precisamen-te, es dar respuesta a por qué el exce-dente económico es usado de la ma-nera en que se usa; y se pueden de-mostrar -y cuantificar- las consecuen-cias que esto acarrea. Por ejemplo, laformulación de indicadores que refle-jen qué proporción del excedente tie-ne como destino el consumo de bie-nes de lujo puede habilitar medidasde política económica criteriosamentedirigidas. Del mismo modo, si se veri-fica que la inversión se destina a man-siones en lugar de aumentar capaci-dad productiva, aparecen criterios declasificación de las inversiones.

–que persiguen altas tasas de interés– y de las presiones que existen sobre los gobiernos depaíses subdesarrollados para la acumulación de reservas. La diferencia entre estas dos parida-des –tipo de cambio oficial versus PPA- multiplicada por los flujos de exportaciones a los paísescentrales, representaría la magnitud del intercambio desigual que Somel incorpora al cálculo deexcedente económico.

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El destino del excedente, en estesentido, es decisivo para la trayectoriade la sociedad bajo análisis. De he-cho, una de las potencialidades delconcepto de excedente económico esque apunta a mostrar usos alternati-vos de los recursos.

III. Estudio del Estado y suinteracción con las clasesy el proceso de acumula-ción y distribución.

Al recuperar la problemática del Es-tado, es posible analizar la manera enque éste arbitra en el reparto y uso delel excedente económico. En efecto,las distintas políticas llevadas adelan-te por los Estados nacionales habili-tan distintos marcos institucionalespara el reparto y destino del exceden-te económico.

Yeldan (1995) detalla cómo la refor-ma del Estado en Turquía hacia losaños ’80 consolidó el poder de los dis-tintos capitales privados y propició elpasaje de una modalidad de creacióna otra de extracción del excedenteeconómico, caracterizada por la utili-zación del Estado para la apropiaciónde excedente por parte de los distin-tos capitales. En particular, apuntaque el Estado -siguiendo los linea-mientos del FMI- pasó a ser una pie-za clave en esta apropiación de exce-dente por parte de los grupos econó-micos en Turquía, fundamentalmentea través de políticas de subsidios a lasexportaciones. En este sentido, Yel-dan sistematiza cuatro mecanismosde extracción de excedente propicia-dos por el Estado: a través de políti-cas comerciales, a través de repre-sión de salarios, a través de políticafiscal y a través de política de precios.

El estudio del tamaño y funcionesque desarrolle el Estado en determi-nado período contribuye decisivamen-

te a conformar una matriz de distribu-ción y acumulación del excedenteeconómico. El análisis del rol del Es-tado en relación con el mercado per-mite enriquecer e historizar su condi-ción respecto de los distintos actoressociales. Asimismo se puede cuantifi-car el efecto de la interacción de loscapitales en los distintos marcos regu-latorios propiciados por el Estado.

A partir de precisar quiénes captanel excedente que redirecciona el Esta-do, puede comprenderse tanto la na-turaleza de los cambios como la per-manencia de determinadas formas deEstado.

Puesto que, como señala Nun(2000), la forma que asume el Estadoy sus funciones son una construcciónsocial e histórica, también lo son suspreferencias de clase. Así, las relacio-nes entre poder económico y poderpolítico pueden ser abordadas de ma-nera enriquecida.

IV. Como metodología deanálisis para la relaciónentre países centrales yperiféricos

Según el planteo de Palma (1987) alrescatar la necesidad de analizar lainteracción entre las lógicas de acu-mulación globales y las locales, el se-guimiento del excedente económicocontribuye al estudio de las relacionesentre países. Se trata de recuperar laidea de que las características del ca-pitalismo y las relaciones de depen-dencia resultantes se comprendenmejor estudiando las formas especifi-cas que asume el capitalismo en losdistintos países. Subrayando su con-tenido histórico, resulta más prudenteestudiar casos de dependencia queintentar formular teorías mecánico-formales.

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Bajo este prisma, el estudio de lasproblemáticas del desarrollo podríarecuperar su perspectiva estructura-lista y abandonar de una vez los enfo-ques de tipo “asistencia humanitaria alos pobres del mundo”, tan frecuentesen los informes de PNUD.

El estudio de las diferencias de ta-sas de crecimiento del producto entrepaíses -que tanto preocupa a los teó-ricos de la corriente principal (o mainstream) del crecimiento económico-se vería enriquecido a la luz de men-surar los traspasos de excedente dela periferia al centro si, tal como for-mula Baran, efectivamente buenaparte de las inversiones de los paísescentrales provienen del excedente ex-traído en la periferia.

Somel (2003) presta particular aten-ción a la relación entre países y altraspaso de excedente de unos aotros. La cultura del consumo estimu-lada por los países centrales genera-ría dinámicas de alianzas de clasesretardatarias para la periferia. El siste-ma mundo, apunta Somel, influye ycontribuye a delimitar estas formacio-nes a través de la interacción de inte-reses extranjeros con los de las cla-ses gobernantes locales de modo talque conforman los incentivos y res-tricciones al ahorro y la inversión enestas formaciones sociales. Luego, elproblema central para estos países esel reemplazo de estos incentivos yrestricciones que impone el sistemamundo por otros incentivos y regula-ciones basados sobre prioridades na-cionales de desarrollo según los inte-reses de las masas trabajadoras.

Lippit (1996) sostiene que la princi-pal causa del retraso de los países

subdesarrollados, sin embargo, hayque estudiarla dentro de estos paísesen primer término y luego tener encuenta la interacción con el sistemamundo. Por otro lado, también señalaque cuanto más influyen las fuerzasexternas del sistema mundo sobre lospaíses subdesarrollados, peor es eluso interno del excedente económico.

Sobre la base del trabajo de Baran,también puede decirse que, en tiem-pos en que la concentración económi-ca implica que una cuota muy signifi-cativa del comercio mundial se da demodo intrafirma, resulta de gran im-portancia visualizar las modalidadesde extracción, acumulación, localiza-ción y utilización del excedente eco-nómico que las corporaciones trans-nacionales realizan a diario, así comoel modo de relacionamiento que desa-rrollan con los Estados nacionales.

V. Estimaciones e indicado-res

A partir de la cuantificación del exce-dente económico pueden simularselos efectos que tendrían sobre el cre-cimiento económico formas alternati-vas de distribución o de acumulación.

Por ejemplo, Baran (1959) efectúauna estimación que apunta a inferirlas consecuencias del uso de ciertamagnitud de excedente para la acu-mulación de capital. Apunta que, porejemplo, con una relación capital-pro-ducto15 de 3:1, el flujo de ingreso quehubiera generado la inversión deaquel excedente puede estimarse sinmayores problemas. Incluso aclaraque no se trata de una estimaciónaventurada puesto que no incorporael efecto acelerador de la inversión ni

15 La relación capital-producto simplemente es el resultado de realizar el cociente entre el valor delstock de capital y el valor del producto generado en una economía a lo largo de un año. Dadoque este parámetro es relativamente estable a lo largo del tiempo, es posible realizar estimacio-nes de este tipo.

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supuestos “subversivos” como presio-nar para que las empresas producto-ras tributen más.

En otro pasaje, a modo de ejemplo,Baran señala que, para el caso de laIndia, el 15% del excedente puede in-vertirse sin reducir el consumo de lasmasas. Este ejercicio es interesantepara estimar cómo, disminuyendo elconsumo de bienes de lujo de las cla-ses superiores, puede aumentar elbienestar de la población de menoresingresos de manera duradera. Es de-cir, que para crecer no necesariamen-te sería necesario reducir el consumo-muy deprimido- de las masas.

Lippit (1996), con un ejemplo en elmismo sentido, señala cómo en Chi-na, de niveles de ingreso per cápitamuy bajos, se pudo elevar el consumoy la inversión simultáneamente por laexistencia de un excedente económi-co muy alto, sin que ello signifique sa-crificar el consumo de la mayor partede la población. Cita, asimismo, elejemplo de Bangladesh donde los flu-jos de ingresos a la burocracia corrup-ta han condicionado el desarrollo delpaís.

Yeldan (1995), por último, señalaque también el concepto de exceden-te económico guarda potencialidadespara el análisis de problemas del me-dio ambiente.

Economía política y exce-dente económico

A esta altura nos interesaría recapi-tular algunos elementos. Luego deanalizar las potencialidades del con-cepto de excedente económico -enparticular como forma de contribuir a

la reflexión conceptual del crecimientodel producto, la acumulación de capi-tal y la distribución del ingreso- quere-mos explicitar que uno de los elemen-tos más ricos de este concepto con-siste en reposicionar la dimensión po-lítica del proceso económico. Estosignifica que, a partir del estudio delas lógicas de distribución y acumula-ción del excedente, puede visualizar-se cómo en la esfera económica exis-te simultáneamente una cierta organi-zación productiva con una dinámicaconflictiva para resolver la apropia-ción del producto.

En este juego, se ha señalado que laparticipación del Estado resulta deter-minante, en la medida en que ésteprovee el marco institucional para eldesenvolvimiento del proceso. La me-dición del excedente económico cons-tituye un indicador cuantitativo queaporta información muy rica a los es-tudios en torno del Estado que han si-do abordados cualitativamente, tal co-mo se analizó al inicio de este artícu-lo16.

El modo en que se plantea el análi-sis, subrayando este componente po-lítico del proceso económico, es elmismo que puede habilitar la formula-ción e implementación de políticas al-ternativas para el uso del excedente.En efecto, nos interesa subrayar, aesta altura, que el abordaje del exce-dente contribuye a mostrar cómo losconflictos en el marco de la apropia-ción, la dinámica de la acumulación ylas acciones del Estado se encuen-tran atravesados por los intereses declase.

El presente trabajo apuntó a una re-formulación conceptual desde unaperspectiva estructural, atendiendo

16 Para profundizar elementos vinculados con una teoría del Estado véase Poulantzas (1970) yO’Donnell (1984).

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las asimetrías y los conflictos queconstituyen al proceso económico. Lanoción de excedente económico,creemos, puede contribuir a tal objeti-vo, y ser clave tanto para una teoría

integrada del desarrollo económico,como para echar luz sobre esa com-pleja intersección entre economía ypolítica.

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