Fiesta 1146

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DIGITAL Semanario de las Iglesias de Granada y Guadix 15 de mayo de 2016 1146 AÑO XXIV EN EL CORAZÓN DEL MISTERIO PRESENTACIÓN EN GRANADA DE LA COLECCIÓN “PERLAS” PUEBLO SANTO DE DIOS

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Revista diocesana Fiesta digital, Semanario de actualidad de las Iglesias de Granada y de Guadix.

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DIGITAL

S e m a n a r i o d e l a s I g l e s i a s d e G r a n a d a y G u a d i x

15 de mayo de 2016Nº 1146 • AÑO XXIV

EN EL CORAZÓN DEL MISTERIO

PRESENTACIÓN EN GRANADADE LA COLECCIÓN “PERLAS”

PUEBLO SANTO DE DIOS

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En su última Audiencia General, el Santo Pa-dre reflexiona sobre la parábola del Padre mi-sericordioso. Una parábola que habla de un padre y de sus dos hijos, y nos hace conocer la misericordia infinita de Dios.

La misericordia del padre es desbordante, incondi-cional, y se manifiesta incluso antes de que el hijo hable. Cierto, el hijo sabe que se ha equivocado y lo reconoce: “He pecado... trátame como a uno de tus jornaleros” (v. 19). Pero estas palabras se disuelven ante el perdón del padre. El abrazo y el beso de su papá le hacen comprender que siem-pre ha sido considerado hijo, a pesar de todo. Es importante esta enseñanza de Jesús: nuestra con-dición de hijos de Dios es fruto del amor del co-razón del Padre; no depende de nuestros méritos o de nuestras acciones, y, por lo tanto, nadie nos la puede quitar, ni siquiera el diablo. Nadie puede quitarnos esta dignidad.

Esta palabra de Jesús nos alienta a no desesperar jamás. Pienso en las madres y en los padres preocu-pados cuando ven a los hijos alejarse siguiendo caminos peligrosos. Pienso en los párrocos y ca-tequistas que a veces se preguntan si su trabajo ha sido en vano. Pero pienso también en quien se encuentra en la cárcel, y le parece que su vida se haya acabado; en quienes han hecho elecciones equivocadas y no logran mirar hacia el futuro; en todos aquellos que tienen hambre de misericordia y de perdón y creen no merecerlo... En cualquier

situación de la vida, no debo olvidar que no dejaré nunca de ser hijo de Dios, ser hijo de un Padre que me ama y espera mi regreso. Incluso en la situación más fea de la vida, Dios me espera, Dios quiere abrazarme, Dios me espera.

En la parábola hay otro hijo, el mayor; también él necesita descubrir la misericordia del padre. (…)

El hijo mayor, también él necesita misericordia. Los justos, los que se creen justos, también ellos nece-sitan misericordia. Este hijo nos representa a noso-tros cuando nos preguntamos si vale la pena hacer tanto si luego no recibimos nada a cambio. Jesús nos recuerda que en la casa del Padre no se per-manece para tener un compensación, sino porque se tiene la dignidad de hijos corresponsables. No se trata de “trocar” con Dios, sino de permanecer en el seguimiento de Jesús que se entregó en la cruz sin medida. (…)

“Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrar-se” (v. 31). Así dice el Padre al hijo mayor. Su lógica es la de la misericordia. (…)

Este Evangelio nos enseña que todos necesitamos entrar en la casa del Padre y participar en su ale-gría, en su fiesta de la misericordia y de la fraterni-dad. Hermanos y hermanas, ¡abramos nuestro co-razón, para ser “misericordiosos como el Padre”!

“Dios quiere abrazarme,Dios me espera” Misericordia del Padre

vozdelPapa

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Hoy es una fiesta preciosa, en la que se consuma, por así decirlo, lo que venimos celebrando a lo largo de todo el año, desde el comienzo del Adviento. Y no os oculto que tiene un puntito de nostalgia, en el senti-do de que esa luz que nos ha estado, frágil pero fiel, acompañando durante toda la noche de Pascua, se apagará y volveremos a empezar después otro ciclo. Pero el gozo del Aleluya pascual y de todo lo que lleva consigo la celebración de que Cristo vive, que es lo que llena de contenido todas las Eucaristías del año, eso no nos falta.

Quisiéramos que este gran domingo de 50 días, siguie-se, siguiese… y de hecho, en la fiesta del Corpus lo que celebramos es que sigue, y que sigue todos los días, que sigue permanentemente fiel a nuestro lado. El amor -que cantamos los cristianos siempre que nos reunimos-, que nos es dado permanentemente en la Palabra del Señor, en los Sacramentos de la Iglesia -de una manera especialísima en la Eucaristía-, permanece con nosotros; y permanece con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Decía que hoy se consuma de alguna manera el Mis-terio Pascual, el don del Espíritu. En cierto modo, nos lo da el Señor cuando, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Y el evangelista San Juan (que es muy fino, y muchas veces dice cosas que tienen dos interpretaciones o que se pueden leer de dos maneras, que está cargado a veces de un espesor en su lenguaje, que no es el len-

guaje ordinario), a pesar de que su lenguaje es muy sencillo, muy sencillo, en la muerte de Jesús, emplea una expresión casi técnica para decir en lugar de decir que murió o que exhaló el aliento, dice “entregó el es-píritu”. Y ese “entregar el espíritu” se puede entender sencillamente que murió, pero la frase y el verbo que usa San Juan, “entregar”, expresa que si Jesús no nos hubiera amado hasta la muerte, no habría espíritu; es decir, Él se sembró en nuestra tierra. Si el grano de trigo no muere, no da fruto, pero si el grano de trigo muere, produce un fruto abundante.

El Hijo de Dios se ha sembrado en nuestra tierra, se sembró en las entrañas purísimas de la Virgen y salió a la luz como un brote. Los antiguos cristianos usa-ban mucho ese pasaje de Isaías que habla de un brote que nace en la tierra sedienta; como un brote en la tierra sedienta aflora el Hijo de Dios el día de Navidad, y nosotros celebramos el día de Navidad, y nosotros celebramos su Amor cada vez que escuchamos la Bue-na Noticia del Evangelio y cada vez que recibimos su Cuerpo. (…)

+ Mons. Javier MartínezArzobispo de Granada

8 de junio de 2014Solemnidad de Pentecostés

Santa Iglesia Catedral de GranadaHomilía completa en www.arzobispodegranada.es

Pentecostés,consumación del don del Espíritu

Editorial

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Sumario

SumarioDirectora:Paqui Pallarés García

Redacción:Rosa Die AlcoleaPedro Flores Medina

Colaboradores: Antonio Gómez Casas (Guadix)José Antonio Vinuesa GarcíaIgnacio Fernández González

Edita: ARZOBISPADO DE GRANADAPlaza Alonso Cano, s/n18001 GRANADA tel.: 958 215 675 e-mail: [email protected]ño y maquetación:Secretariado de Medios de Comunicación de la Archidiócesis de Granada

Facebook:Archidiócesis Granada

Twiter:@Archigranada

02. Voz del Papa“Dios quiere abrazarme, Dios me espera”

Misericordia del Padre

03. Editorial Pentecostés, consumación del don del Espíritu

05. Mirada

• “Perlas”, testimonio de la experiencia humana

• ... Se hace camino al andar

•Descanse en paz, D. Javier Alaminos

• 25 y 50 años de vocación sacerdotal

•Concierto de Pentecostés en la Catedral

•Agenda

11. Textos En el corazón del Misterio Georges Bernanos

13. A fondoTodos formamos el Santo Pueblo fiel de Dios Laicos en la vida pública y el peligro del clericalismo

18. Cultura La Iglesia contribuye al crecimiento económico Impacto socioeconómico de la actividad cultural de la Iglesia

20. Testimonio “Virtuoso sacerdote y apóstol de la caridad” Valentín Palencia

22. Signo y Gracia Plenitud del Misterio Pascual Pentecostés

23. Luz de la Palabra “Paz a vosotros” Solemnidad de Pentecostés

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“Perlas”, testimonio extraordinariode la experiencia humana

Presentación en Granada, con Mons. Javier Martínez

Mirada

La Colección Perlas, de la Editorial Nuevo Inicio, saca a la luz un tesoro cultural y artístico de la Iglesia en un formato accesible y de valor excep-cional. Un testimonio extraordinario de la expe-riencia humana, tocada en todas sus dimensio-nes por un hecho único: Jesucristo. Estos libros son un bien cultural que merece ser compartido.

La Colección Perlas es la iniciativa puesta en marcha por nuestro Arzobispo de breves y sencillos libros que contienen oraciones y extractos de escritos de pensa-dores cristianos, para ayudar en el crecimiento de la fe y la experiencia humana. La Colección se presentará en la Archidiócesis el próximo día 19, a las 20 ho-ras, en el Centro Cultural Nuevo Inicio (Plaza Alonso Cano. Edificio Curia Metropolitana) del Arzobispado,

a cargo de nuestro Arzobispo Mons. Javier Martí-nez, en un acto organizado por la Editorial Nuevo Ini-cio, fundada en Granada por el Arzobispo.

La colección quiere poner al alcance del mayor nú-mero posible de lectores algunas joyas de la tradición cristiana, que nos permitan, a unos y a otros, cambiar nuestra mirada, en primer lugar, sobre el cristianismo y sobre lo que es la vida cristiana, porque nuestra idea del cristianismo y de la vida cristiana es con frecuencia muy pobre, y precisamente lo es en buena medida porque desconocemos la tradición cristiana y la fres-cura que tiene; y también quiere cambiar nuestra mi-rada sobre la realidad, aprendiendo, junto a grandes testigos y maestros de la fe, a mirar todo desde Cristo, y desde nuestro destino en Cristo. Esto, concretamen-

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Mirada

te, es lo que más necesitamos los cristianos de hoy. En esta búsqueda de recuperar la “música” olvidada de la gran tradición de la Iglesia, damos una importancia especial a nuestros hermanos de Oriente. En primer lugar, porque ellos fueron los primeros en transmitir-nos el conocimiento de Cristo y el amor a Cristo. En segundo lugar, como testimonio de comunión con ellos, especialmente con aquellos que, en Siria y en Irak, y en otras partes del Medio Oriente, sufren hoy persecución, igual que su Maestro, y testimonian al mundo que es verdad el dicho del Salmo: “Tu gracia vale más que la vida” (Salmo 62, 4).La colección tiene un formato accesible, para que esos tesoros puedan obtenerse con facilidad, y llegar a todas partes: repartirse en grupos y comunidades cristianas, u ofrecerse como regalos a la familia, a la comunidad del colegio o de la parroquia con motivo de un sacramento o de otras celebraciones.

La Colección Perlas ha publicado los siguientes títulos: 1. Justicia y misericordia. Cuatro himnos de San Efrén el sirio. 2. Salmos de la misericordia. 3. De la primera colección de villancicos. Antología de himnos de Na-vidad de San Efrén el sirio (siglo IV). 4. Del agua y del

espíritu. Himnos bautismales de la antigua tradición siríaca. 5. Un mar de símbolos: la perla. Los himnos sobre la perla de San Efrén el sirio. 6. Una guirnalda de cantos a Cristo. Himnos de San Efrén el sirio. 7. ¡Aquí hay perdón para ti! Y al alcance de tu mano… 8. La pecadora perdonada. De la homilía sobre Nues-tro Señor de San Efrén el sirio. 9. Semana Santa y Pascua en la antigua Iglesia de lengua siríaca. Himnos del ciclo pascual de San Efrén el sirio. 10. La muerte y la resurrección de Jesús vistas por sus enemigos. De San Efrén el sirio, Carmina Nisibena, 35-42.

De próxima aparición son: 11. Santo Domingo. Geor-ges Bernanos. 12. Antología. San Ireneo de Lyon. 13. Elogio de la noche y del sueño. Charles Péguy. 14. Jonás: el profeta que huía de la misericordia divi-na. San Efrén el Sirio. 15. Los coros de ‘La Roca’. T. S. Eliot. 16. Del comentario al Cantar de los Cantares. San Bernardo de Claraval. 17. Los martirios de las Santas Perpetua y Felicidad. 18. Sobre la Pascua. Me-litón de Sardes. 19. De la Sabiduría del desierto. 20. Esposa de la luz. Himnos sobre la Virgen María. San Efrén el sirio.

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Mirada

En la diócesis de Guadix, con motivo del Año de la Misericordia, se ha puesto en marcha un taller de sen-derismo y oración, al pie de Sierra Nevada.

La Delegación de Apostolado Seglar de la diócesis de Gua-dix ofrece, desde hace unos meses, un taller de senderismo y oración entre las localidades de Jérez del Marquesado y Cogollos. Son dos parroquias de la diócesis de Guadix, si-tuadas al pie de Sierra Nevada, que ofrecen un espacio ma-ravilloso para elevar la mirada a las altas cumbre y, al mismo tiempo, elevar el espíritu.

Comenzaron al tiempo que se preparaba en la Iglesia el Año de la Misericordia. Por eso han querido llamar a esta experiencia Caminando en misericordia. Con este senderis-mo, se acoge la idea de que el ser humano es caminante, siempre está en camino. El Año Jubilar, con su invitación a peregrinar y a atravesar la puerta santa, es una invitación a ponerse en marcha y a hacer el camino.

En este taller se reza y se anda, entre naturaleza, entre hue-llas de otras generaciones, entre dos parroquias que son iglesia. El entorno favorece el recogimiento, al tiempo que invita a la contemplación, a la acción de gracias,… a la ora-ción sincera. Pero también a la convivencia, al compartir. Es una experiencia rica porque da tiempo para todo. Hasta para visitar la ermita de la Virgen de la Cabeza de Cogollos, en lo alto de un pequeño monte, donde es obligada una oración a la Virgen, nuestra madre.

La experiencia se programó para hacerla una vez al mes o cuando un grupo lo solicitase. Y son varios los grupos que en estos meses han realizado el camino y han compartido la oración: los jóvenes del Secretariado de Infancia y Juventud, varios grupos de matrimonios de Baza, grupos de jóvenes que han participado en las parroquias durante la Semana

Santa. Siempre que un grupo lo solicite, desde la parroquia de Jérez o desde la Delegación de Apostolado Seglar, se puede repetir la experiencia. No cuesta nada.

Además, se trata de un sendero que trascurre por el anti-guo Camino Mozárabe, desde Almería a Santiago de Com-postela, que se había olvidado y que se está recuperando. Bordeando la falda de Sierra Nevada, este camino, que sale de Almería buscando la ciudad de Granada, atraviesa la diócesis de Guadix por el Marquesado del Cenete y pasa por Jerez y por Cogollos, antes de dejarse caer a la ciudad accitana.

Es un taller abierto a todas las edades. El recorrido es corto, casi llano, entre acequias y muchos árboles. La caminante más joven, hasta el momento, solo tiene 3 años. Se llama Nuria e hizo el camino de ida y vuelta, aunque por momen-tos le tuvo que ayudar su padre subiéndola en los hombros.

La idea de organizar este taller salió del párroco de Jérez del Marquesado y Cogollos, el sacerdote José María Tortosa, al que le gusta pasear y subir a la sierra, por encima de los tres mil metros. José María ha puesto su experiencia, tanto de caminante como de sacerdote, al servicio de todos aquellos que quieran abrir el espíritu y encontrase con Dios, al tiempo que se disfruta de su obra y de las maravillas que nos ha regalado.

En este Año Santo de la Misericordia, en el que se nos invita a peregrinar y a pasar por la puesta santa, este taller de senderismo es un ejercicio de preparación, sobre todo inte-rior, que nos ayuda a sentirnos peregrinos en esta vida, ca-minantes de nuestra propia historia, en busca de una meta que sí es alcanzable, porque Dios ha querido hacerse acce-sible. Y la oración nos ayuda a sentir esa cercanía de Dios.

Antonio Gómez

… Se hace camino al rezar

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A la edad de 89 años falleció en Granada el pa-sado día 8 el sacerdote granadino D. Javier Ala-minos.

Su funeral se celebró el lunes, 9 de mayo, en la parro-quia Virgen de Gracia, en una celebración presidida por nuestro Arzobispo Mons. Javier Martínez y en la que participaron más de 70 sacerdotes y muchos fieles.

D. Javier Alaminos nació en Otívar el 13 de abril de 1927, hijo de Concepción Pérez y Miguel Alami-nos. Se ordenó el 4 de noviembre de 1956 y su primer destino como sacerdote fue Guatemala, donde sirvió al pueblo cristiano durante 40 años como misionero secular.

Cuando regresó de Guatemala, desempañó su tarea pastoral en diferentes parroquias de 1998 a 2001: pa-rroquia de la Encarnación de Almuñécar, parroquia de San Antonio de Jete, parroquia de Nuestra Señora del Rosario en Lentejí, y parroquia de San José en Otívar.Desde 2001 hasta su fallecimiento, D. Javier Alaminos ha sido párroco en la iglesia de San José, en el barrio del Albaicín, y ha desarrollado laborales pastorales en el colegio de arciprestes e instituciones diocesanas.Era muy querido en Granada, cercano a la gente y de-licado en el trato con las personas. A su funeral asistió muchísima gente, incluida una familia de Guatemala, donde también se le quería mucho, por todo el cariño y el sacrificio que dedicó en aquellas tierras durante 40 años.

D. Santiago Hoces, sacerdote de Granada, fue com-pañero suyo en el bienio de Filosofía durante los años de estudios en el Seminario. D. Santiago Hoces le recuerda con mucho afecto y destaca de él que era “hombre muy cariñoso”, que saludaba a todos. Asi-mismo, señaló que le llamó la atención cómo estando D. Javier Alaminos ejerciendo de párroco en San José, en el barrio del Albaicín, trataba con mucho cariño a todas las personas, también a los numerosos musul-manes del barrio.

COFRADÍA DEL SILENCIO

D. Javier Alaminos fue también director espiritual de la Cofradía del Silencio durante sus últimos años de vida. Los hermanos de la Cofradía le recuerdan como “un hombre bueno, a un auténtico hombre de Dios que quiso permanecer, hasta el final y en momentos extremadamente delicados, siempre presente en su Parroquia de San José”.

D. Javier Alaminos fue un sacerdote “constante en la oración y en la atención al prójimo, siempre desde la sencillez y con su breviario en la mano, sus homi-lías y charlas en todo momento se presentaban como enriquecedores estudios de las Sagradas Escrituras repletos de implicaciones en la vida personal de cada cual”, señala la cofradía en una carta de despedida publicada en su web.

Mirada

Descanse en paz, D. Javier Alaminos

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Mirada

Con motivo de la fiesta de San Juan de Ávila, patrón del clero español, Mons. Javier Martínez felicitó a los sacerdotes diocesanos que celebran este año sus bodas de oro y plata.

La fiesta de San Juan de Ávila se celebra el 10 de mayo, y en nuestra Diócesis, coincidiendo con los lu-nes en los que la Pastoral del clero celebra las jornadas para presbíteros, se festejaron estos aniversarios en el Seminario San Cecilio, al que asistieron los sacerdotes diocesanos junto al Arzobispo Mons. Javier Martínez.Tras el rezo de la Hora Intermedia y unas palabras de Mons. Martínez, tuvo lugar la conferencia que, con el título La Encíclica Laudato Si´ de Francisco: Todo está conectado, ofreció sobre la Encíclica del Papa el Doctor Ingeniero de Montes y Profesor Titular de Sel-vicultura en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid Pablo Martínez de Anguita.

Tras las preguntas y respuestas finales, Mons. Javier Martínez felicitó y entregó un regalo a los sacerdotes que cumplen en este año los 25 y 50 años de Orde-nación sacerdotal: D. José Rodríguez Quirantes, D. Manuel Lara Arcos, D. José Hernández Callejas, D. Juan Álvarez García, D. Santiago Arribas Pérez y D. Francisco Molina Carretero, que celebran sus bodas de oro; y D. Juan Carlos Navarro Fernández, D. Felipe Javier Molina Núñez, D. Emilio López Jiménez, D. Jesús María Gómez García, D. Daniel García Miranda, D. Manuel García Hernández, D. Manuel García Gálvez, D. Alberto Espinar Lara,

D. Juan José Cara Tarifa y D. Juan Enrique Alonso Ruiz, que celebran este año sus bodas de plata sa-cerdotales.

Antes de la comida fraterna, todos juntos celebraron la Eucaristía, en la que el Arzobispo dio gracias a Dios por el ministerio y animó a los sacerdotes a continuar con la misión “tan grande” que tienen en medio del pueblo de Dios: “En realidad es muy sencilla esta ce-lebración nuestra. Sólo se trata de dar gracias a Dios por nuestro ministerio, especialmente por aquellos que hoy cumplís vuestros 50 y 25 años de ministerio. Pero para todos nosotros”. “La posibilidad de conce-der a una sola persona el perdón de los pecados, la posibilidad de ayudar a un matrimonio en dificultades a salir adelante y que pueda recuperar su amor y su alegría y estar juntos, la posibilidad de incorporar a nuevos cristianos a la vida de la Iglesia, o de distribuir el Cuerpo de Jesucristo a los fieles, de bendecir sim-plemente una casa o un coche, un taller de trabajo, dices, ‘Señor, ¿qué méritos puedo presentar ante Ti, para merecer algo tan grande y tan bello? Ninguno, sólo tu Gracia’”, señaló Mons. Martínez.

El Secretariado de Medios de Comunicación Social del Arzobispado ha elaborado un vídeo, disponible en nuestro canal de Youtube (Archidiócesis Ganada), que recoge el momento de felicitaciones por parte de nuestro Arzobispo a los presbíteros que cumplen este año sus aniversarios de ordenación sacerdotal.

Ver vídeo

25 y 50 años de vocación sacerdotal

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El domingo día 15, Solemnidad de Pentecostés, la Santa Iglesia Catedral acoge un nuevo concier-to del Ciclo Música y Tiempo Litúrgico, organiza-do por el templo catedralicio y el Centro Cultural Nuevo Inicio del Arzobispado.

Dedicado a Pentecostés, las piezas serán interpreta-das por el Coro de Cámara de la Capilla Real y la orga-nista de la Catedral Concepción Fernández Vivas. El concierto tendrá lugar a las 20 horas y la entrada es gratuita.

El concierto abrirá con el Veni Sancte Spiritus, en can-to gregoriano, una secuencia de Pentecostés que es una oración para rogar la asistencia del Espíritu Santo. En el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles se

relata la primera venida sobre los Apóstoles en Pen-tecostés. El texto se atribuye a Stephen Langton (ca.1150-1228), Arzobispo de Canterbury, aunque suele aplicarse la autoría al rey de Francia Roberto II el Piadoso (970-1031) y al Papa Inocencio III (ca. 1161-1216). Veni Sancte Spiritus es una de las cuatro secuencias que se mantuvieron tras la reforma litúrgi-ca realizada por el Concilio de Trento.

El concierto también recoge obras de Tomás Luis de Victoria y el canónigo de la Catedral fallecido en Gra-nada D. Juan-Alfonso García, de quien se ofrecerán dos piezas, siendo una de ellas, titulada Himno de Pentecostés, con coro y órgano, que pondrá el broche final a este concierto.

Mirada

Concierto de Pentecostés gratuito en la Catedral

• Pastoral de la salud. Charla-coloquio el día 19 dedica-da a María, Madre de Misericordia, a cargo de la hermana Francisca Barragán, a las 18 horas, en la residencia de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús (C/ Arabial, 59).

• Cáritas. Aula de Formación Permanente de Cáritas Gra-nada, dedicada a la Encíclica Laudato Si’, sobre el cuidado de la casa común, que tendrá lugar el día 18 en el Centro Cultural Nuevo Inicio del Arzobispado, a las 19 horas, a cargo de Luis Ventura, de Cooperación Internacional de Cáritas Española.

• Mater Christi. Retiro el día 21 organizado por Mater Christi, de 17:30 a 19:30 horas, en el convento de las Sier-vas del Evangelio (C/ Obispo Hurtado, 6). Más información en el teléfono 958-162-799.

• Hermandad Concepción. La Hermandad de la Purísi-ma Concepción dedicará solemne Triduo a su Titular, cu-yos cultos se celebrarán en la Iglesia del Monasterio de la Concepción, sede canónica de la Hermandad, los días 18,19 y 20 de mayo, dando comienzo el rezo del Santo Rosario a las 19:30 horas y la Santa Misa y Ejercicio de Triduo a las 20 horas.

• Ntra. Sra. de las Angustias. La Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias Coronada de Santa María de la Alhambra celebra el día 22 función principal de instituto, a las 12 horas, en su Sede Canónica. En esta celebración se les impondrá la insignia de Oro a los Hermanos de la Corporación que han cumplido 50 años de pertenencia a la misma.

• Noticias diocesanas. Más noticias en www.archidio-cesisgranada.es y en nuestras redes sociales de Facebook: Archidiócesis Granada, y Twitter: @Archigranada.

AGENDA

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El escándalo del universo no es el sufrimiento, sino la libertad. Dios ha hecho la creación libre, y éste es el escándalo de los escándalos, porque todos los demás proceden de él.

¡Ay! Bastante cuenta me doy que parece que nos des-envolvemos aquí en plena metafísica. ¿Qué le voy a hacer? Si me hago comprender bien por alguno de vosotros, es que me he explicado mal, eso es todo. ¿Para qué sirve explicar? En este preciso momento hay en el mundo, en un rincón de cualquier iglesia perdida, o tal vez de una casa cualquiera, o el recodo de algún camino desierto, algún pobre hombre que junta sus manos y desde lo profundo de su miseria, sin saber bien lo que dice, o sin decir tal vez nada, da gracias a Dios de haberlo hecho libre, de haberlo hecho capaz de amar.

En el corazón del misterio

Textos

Georges Bernanos

En algún otro sitio, no sé dónde, hay una madre que apoya por última vez su cabeza sobre un cuerpo pe-queñito que no palpitará más, una madre junto a su hijo muerto que ofrece a Dios el gemido de una re-signación extenuada, como si la Voz que ha lanzado los soles al espacio, como una mano que esparce el grano, la Voz que hace temblar los mundos, le aca-bara de murmurar dulcemente al oído: “Perdóna-me. Algún día lo sabrás, lo comprenderás, me darás gracias. Pero ahora lo que espero de ti es tu perdón, perdóname”. Estos, esta mujer agobiada, este pobre hombre, se encuentran en el corazón del misterio, en el corazón de la creación universal y en el secreto mis-mo de Dios.

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Textos

¿Qué deciros? El lenguaje está al servicio de la inte-ligencia. Y lo que estas personas han comprendido, lo han comprendido por una facultad superior a la inteligencia, aunque de ninguna manera esta en con-tradicción con ella –o más bien por un movimiento profundo e irresistible del alma que compromete a fondo toda su naturaleza. Sí, en el momento en que este hombre, esta mujer aceptaban su destino, se aceptaban a sí mismos, humildemente-, el Misterio de la Creación se realizaba en ellos, mientras corrían así, sin saberlo, todo el riesgo de su conducta huma-na, se realizaban plenamente en la caridad de Cristo, haciéndose sus miembros, según la palabra de San Pablo, otros Cristo. En resumen, eran santos.

Comprometerse totalmente… Lo sabéis bien, la ma-yor parte de nosotros no compromete en la vida más que una débil parte, una pequeña parte, una parte ridículamente pequeña de su ser, como esos avaros opulentos de antes que solamente gastaban la renta

de sus rentas. Un santo no vive de las rentas de sus rentas, ni aun siquiera de sus rentas, sino que vive de su capital y compromete su alma totalmente…

¿No consistirá la condenación en descubrir demasiado tarde, muy demasiado tarde, después de la muerte, un alma absolutamente inutilizada, muy cuidadosa-mente replegada, y echada a perder como algunas se-das preciosas que se conservan guardadas sin usarlas?

Cualquiera que utiliza su alma, por muy desacerta-damente que lo haga, participa enseguida en la Vida universal, se acomoda a su ritmo inmenso, entra a ni-vel, de un solo golpe, en esta comunión de los santos, que es la de todos los hombres de buena voluntad a los que se prometió la Paz, esta santa Iglesia invisible, en la que sabemos que hay paganos, herejes, cismá-ticos o incrédulos, cuyos nombres solamente Dios los sabe.

The First Mourning Digital Art. William Bouguereau.

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Todos formamos elSanto Pueblo fiel de Dios Laicos en la vida pública y

los peligros del clericalismo

La Iglesia está formada por hombres que profe-san la fe desde su vocación del Orden Sacerdo-tal y episcopal; de hombres y mujeres desde la vida religiosa y consagrada. No son los únicos. La Iglesia también está formada de hombres y mu-jeres laicos, que viven y profesan la fe desde sus distintos ámbitos de vida y trabajo, para testi-monio en medio del mundo del amor infinito de Dios por todos los seres humanos, desde su con-cepción hasta su muerte. Todos somos Pueblo de Dios. A todos “nos han bautizado laicos”, dice el Papa. Ofrecemos la Carta que el Santo Padre ha dirigido al Cardenal Marc Quellet, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, sobre la actividad pública de los laicos en la vida lati-noamericana. Unas palabras que sirven también para todos nosotros.

Al finalizar el encuentro de la Comisión para Améri-ca Latina y el Caribe tuve la oportunidad de encon-trarme con todos los participantes de la asamblea donde se intercambiaron ideas e impresiones sobre la participación pública del laicado en la vida de nuestros pueblos.

Quisiera recoger lo compartido en esa instancia y continuar por este medio la reflexión vivida en esos días para que el espíritu de discernimiento y reflexión “no caiga en saco roto”; nos ayude y siga estimulan-do a servir mejor al Santo Pueblo fiel de Dios.

Precisamente, es desde esta imagen desde donde me gustaría partir para nuestra reflexión sobre la actividad pública de los laicos en nuestro contex-to latinoamericano. Evocar al Santo Pueblo fiel de

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Page 14: Fiesta 1146

aFondoDios es evocar el horizonte al que estamos invitados a mirar y desde donde reflexionar. El Santo Pueblo fiel de Dios es al que, como pastores, estamos con-tinuamente invitados a mirar, proteger, acompañar, sostener y servir. Un padre no se entiende a sí mis-mo sin sus hijos. Puede ser un muy buen trabajador, profesional, esposo, amigo pero lo que lo hace pa-dre tiene rostro: son sus hijos. Lo mismo sucede con nosotros. Somos pastores. Un pastor no se concibe sin un rebaño al que está llamado a servir. El pastor es pastor de un pueblo, y al pueblo se le sirve desde dentro. Muchas veces se va adelante marcando el camino; otras, detrás para que ninguno quede re-zagado; y no pocas veces se está en el medio para sentir bien el palpitar de la gente.

Mirar al Santo Pueblo fiel de Dios y sentirnos parte integrante del mismo nos posiciona en la vida y, por lo tanto, en los temas que tratamos de una manera diferente. Esto nos ayuda a no caer en reflexiones que pueden, en sí mismas, ser muy buenas pero que terminan funcionalizando la vida de nuestra gen-te, o teorizando tanto que la especulación termina matando la acción. Mirar continuamente al Pueblo de Dios nos salva de ciertos nominalismos declara-cionistas (slogans), que son bellas frases pero no lo-gran sostener la vida de nuestras comunidades. Por ejemplo, recuerdo ahora la famosa expresión: “Es la hora de los laicos”, pero pareciera que el reloj se ha parado.

Mirar al Pueblo de Dios es recordar que todos ingre-samos a la Iglesia como laicos. El primer sacramento, el que sella para siempre nuestra identidad y del que tendríamos que estar siempre orgullosos es el del

bautismo. Por él y con “la unción del Espíritu Santo, (los fieles) quedan consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo” (LG 10). Nuestra primera y fun-damental consagración hunde sus raíces en nuestro bautismo. A nadie han bautizado cura, ni obispo. Nos han bautizados laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá eliminar. Nos hace bien recordar que la Iglesia no es una elite de los sacerdotes, de los consagrados, de los obispos, sino que todos for-mamos el Santo Pueblo fiel de Dios. Olvidarnos de esto acarrea varios riesgos y deformaciones, tanto en nuestra propia vivencia personal como comuni-taria del ministerio que la Iglesia nos ha confiado. Somos, como bien lo señala el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, cuya “identidad es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo” (LG 9). El Santo Pueblo fiel de Dios está ungido con la gracia del Espíritu Santo, por tanto, a la hora de reflexionar, pensar, evaluar, discernir, debemos estar muy aten-tos a esta unción.

A su vez, debo sumar otro elemento que considero fruto de una mala vivencia de la eclesiología plantea-da por el Vaticano II. No podemos reflexionar el tema del laicado ignorando una de las deformaciones más fuertes que América Latina tiene que enfrentar -y a las que les pido una especial atención-: el clericalis-mo. Esta actitud no sólo anula la personalidad de los cristianos, sino que tiene una tendencia a disminuir y desvalorizar la gracia bautismal que el Espíritu Santo puso en el corazón de nuestra gente. El clericalis-mo lleva a la funcionalización del laicado; tratándolo como “mandaderos”, coarta las distintas iniciativas, esfuerzos y, hasta me animo a decir,

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osadías necesarias para poder llevar la Buena Nue-va del Evangelio a todos los ámbitos del quehacer social y especialmente político. El clericalismo lejos de impulsar los distintos aportes, propuestas, poco a poco va apagando el fuego profético que la Iglesia toda está llamada a testimoniar en el corazón de sus pueblos. El clericalismo se olvida que la visibilidad y la sacramentalidad de la Iglesia pertenece a todo el Pueblo de Dios (cfr. LG 9-14) Y no sólo a unos pocos elegidos e iluminados.

Hay un fenómeno muy interesante que se ha produ-cido en nuestra América Latina y, me animo a decir, creo que uno de los pocos espacios donde el Pueblo de Dios fue soberano de la influencia del clericalismo: me refiero a la pastoral popular. Ha sido de los pocos espacios donde el pueblo (incluyendo a sus pastores) y el Espíritu Santo se han podido encontrar sin el clericalismo que busca controlar y frenar la unción de Dios sobre los suyos. Sabemos que la pastoral po-pular, como bien lo ha escrito Pablo VI en la exhor-tación apostólica Evangelii nuntiandi, “tiene cierta-mente sus límites. Está expuesta frecuentemente a muchas deformaciones de la religión, pero prosigue, cuando está bien orientada, sobre todo mediante una pedagogía de evangelización, contiene muchos valores. Refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. Hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe. Comporta un hondo sentido de los atributos profundos de Dios: la pater-nidad, la providencia, la presencia amorosa y cons-tante. Engendra actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no

poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los de-más, devoción. Teniendo en cuenta esos aspectos, la llamamos gustosamente ‘piedad popular’, es decir, religión del pueblo, más bien que religiosidad... Bien orientada, esta religiosidad popular puede ser cada vez más, para nuestras masas populares, un verda-dero encuentro con Dios en Jesucristo”. (EN 48). El Papa Pablo VI usa una expresión que considero cla-ve, la fe de nuestro pueblo, sus orientaciones, bús-quedas, deseo, anhelos, cuando se logran escuchar y “orientar” nos terminan manifestando una genuina presencia del Espíritu. Confiemos en nuestro Pueblo, en su memoria y en su “olfato”, confiemos que el Espíritu Santo actúa en y con ellos, y que este Espí-ritu no es sólo “propiedad” de la jerarquía eclesial.

He tomado este ejemplo de la pastoral popular como clave hermenéutica que nos puede ayudar a comprender mejor la acción que se genera cuando el Santo Pueblo fiel de Dios reza y actúa. Una acción que no queda ligada a la esfera íntima de la persona, sino, por el contrario, se transforma en cultura; “una cultura popular evangelizada contiene valores de fe y de solidaridad que pueden provocar el desarrollo de una sociedad más justa y creyente, y posee una sabiduría peculiar que hay que saber reconocer con una mirada agradecida (EG 68).

LAICOS EN LA VIDA PÚBLICA

Entonces, desde aquí, podemos preguntarnos, ¿qué significa que los laicos estén trabajando en la vida pública?

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Hoy en día muchas de nuestras ciudades se han convertidos en verdaderos lugares de supervivencia. Lugares donde la cultura del descarte parece haber-se instalado y deja poco espacio para una aparente esperanza. Ahí encontramos a nuestros hermanos, inmersos en esas luchas, con sus familias, intentan-do no sólo sobrevivir, sino que, en medio de las con-tradicciones e injusticias, buscan al Señor y quieren testimoniarlo.

¿Qué significa para nosotros pastores que los laicos estén trabajando en la vida pública? Significa buscar la manera de poder alentar, acompañar y estimular todo los intentos, esfuerzos que ya hoy se hacen por mantener viva la esperanza y la fe en un mundo lle-no de contradicciones, especialmente para los más pobres, especialmente con los más pobres. Signifi-ca, como pastores, comprometernos en medio de nuestro pueblo y, con nuestro pueblo, sostener la fe y su esperanza. Abriendo puertas, trabajando con ellos, soñando con ellos, reflexionando y especial-mente rezando con ellos. “Necesitamos reconocer la ciudad -y por lo tanto, todos los espacios donde se desarrolla la vida de nuestra gente- desde una mira-da contemplativa, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas... Él vive entre los ciudadanos promoviendo la caridad, la fraternidad, el deseo del bien, de verdad, de justicia. Esa presencia no debe ser fabricada, sino descubierta, develada. Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero” (EG 71). No

es nunca el pastor el que le dice al laico lo que tiene que hacer o decir. Ellos lo saben tanto o mejor que nosotros. No es el pastor el que tiene que determinar lo que tienen que decir en los distintos ámbitos los fieles. Como pastores, unidos a nuestro pueblo, nos hace bien preguntamos cómo estamos estimulando y promoviendo la caridad y la fraternidad, el deseo del bien, de la verdad y la justicia. Cómo hacemos para que la corrupción no anide en nuestros cora-zones.

Muchas veces hemos caído en la tentación de pen-sar que el laico comprometido es aquel que trabaja en las obras de la Iglesia y/o en las cosas de la pa-rroquia o de la diócesis, y poco hemos reflexionado cómo acompañar a un bautizado en su vida públi-ca y cotidiana; cómo él, en su quehacer cotidiano, con las responsabilidades que tiene se compromete como cristiano en la vida pública. Sin darnos cuenta, hemos generado una elite laical creyendo que son laicos comprometidos sólo aquellos que trabajan en cosas “de los curas” y hemos olvidado, descuidado al creyente que muchas veces quema su esperanza en la lucha cotidiana por vivir la fe. Estas son las si-tuaciones que el clericalismo no puede ver, ya que está muy preocupado por dominar espacios más que por generar procesos. Por eso, debemos reconocer que el laico por su propia realidad, por su propia identidad, por estar inmerso en el corazón de la vida social, pública y política, por estar en medio de nue-vas formas culturales que se gestan continuamente

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tiene exigencias de nuevas formas de organización y de celebración de la fe. ¡Los ritmos actuales son tan distintos (no digo mejor o peor) a los que se vivían 30 años atrás! “Esto requiere imaginar espacios de oración y de comunión con características novedo-sas, más atractivas y significativas -especialmente- para los habitantes urbanos”. (EG 73) Es obvio, y hasta imposible, pensar que nosotros como pastores tendríamos que tener el monopolio de las soluciones para los múltiples desafíos que la vida contemporá-nea nos presenta. Al contrario, tenemos que estar al lado de nuestra gente, acompañándolos en sus búsquedas y estimulando esta imaginación capaz de responder a la problemática actual. Y esto dis-cerniendo con nuestra gente, y nunca por nuestra gente o sin nuestra gente. Como diría San Ignacio, “según los lugares, tiempos y personas”. Es decir, no uniformizando. No se pueden dar directivas genera-les para una organización del pueblo de Dios al in-terno de su vida pública. La inculturación es un pro-ceso que los pastores estamos llamados a estimular alentado a la gente a vivir su fe en donde está y con quién está. La inculturación es aprender a descubrir cómo una determinada porción del pueblo de hoy, en el aquí y ahora de la historia, vive, celebra y anun-cia su fe. Con la idiosincrasia particular y de acuerdo a los problemas que tiene que enfrentar, así como todos los motivos que tiene para celebrar. La incultu-ración es un trabajo de artesanos y no una fábrica de producción en serie de procesos que se dedicarían a “fabricar mundos o espacios cristianos”.

Dos memorias se nos pide cuidar en nuestro pueblo. La memoria de Jesucristo y la memoria de nuestros antepasados. La fe, la hemos recibido, ha sido un regalo que nos ha llegado en muchos casos de las manos de nuestras madres, de nuestras abuelas. Ellas han sido la memoria viva de Jesucristo en el seno de nuestros hogares. Fue en el silencio de la vida familiar donde la mayoría de nosotros aprendió a rezar, a amar, a vivir la fe. Fue al interno de una vida familiar, que después tomó forma de parroquia, colegio, comunidades, como la fe fue llegando a nuestra vida y haciéndose carne. Ha sido también esa fe sencilla la que muchas veces nos ha acom-pañado en los distintos avatares del camino. Perder la memoria es desarraigarnos de donde venimos y, por lo tanto, nos sabremos tampoco a dónde vamos. Esto es clave, cuando desarraigamos a un laico de su fe, de la de sus orígenes; cuando lo desarraigamos del Santo Pueblo fiel de Dios, lo desarraigamos de su identidad bautismal y así le privamos la gracia del Es-píritu Santo. Lo mismo nos pasa a nosotros: cuando

nos desarraigamos como pastores de nuestro pue-blo, nos perdemos.

Nuestro rol, nuestra alegría, la alegría del pastor está precisamente en ayudar y estimular, al igual que hi-cieron muchos antes que nosotros, sean las madres, las abuelas, los padres los verdaderos protagonistas de la historia. No por una concesión nuestra de bue-na voluntad, sino por propio derecho y estatuto. Los laicos son parte del Santo Pueblo fiel de Dios y, por lo tanto, los protagonistas de la Iglesia y del mundo; a los que nosotros estamos llamados a servir y no de los cuales tenemos que servirnos.

En mi reciente viaje a la tierra de México tuve la oportunidad de estar a solas con la Madre, deján-dome mirar por ella. En ese espacio de oración pude presentarle también mi corazón de hijo. En ese mo-mento estuvieron también ustedes con sus comuni-dades. En ese momento de oración, le pedí a Ma-ría que no dejara de sostener, como lo hizo con la primera comunidad, la fe de nuestro pueblo. Que la Virgen Santa interceda por ustedes, los cuide y acompañe siempre.

FranciscoVaticano, 19 de marzo de 2016

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La actividad desarrollada por la Iglesia supone un ahorro de miles de decenas de millones de euros para las arcas públicas.

La Conferencia Episcopal Española ha presentado un estudio del Impacto socioeconómico de la actividad cultural de la Iglesia católica en España, enmarcado dentro de la Memoria anual de actividades de la Iglesia.

La Memoria recoge datos de las 69 diócesis españolas a las que hay que sumar el arzobispado Castrense.

En conjunto, la Memoria ilustra la gran labor que la Iglesia desarrolla y justifica el empleo de los recursos ob-tenidos mediante las aportaciones libres y voluntarias de los contribuyentes. Con todos estos datos se puede afirmar que, aunque valorar en términos económicos la aportación que realiza la Iglesia a la sociedad es una misión compleja, la actividad desplegada, en todos y cada uno de los ámbitos detallados, supone un ahorro de miles de decenas de millones de euros para las arcas públicas.

La Iglesia contribuye al crecimiento económico de España Impacto socioeconómico de la

actividad cultural de la Iglesia

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EL PATRIMONIO CULTURAL

El patrimonio de la Iglesia es una fuente de riqueza y valor para toda la sociedad. Un patrimonio que anual-mente supone para la Iglesia un gran esfuerzo econó-mico en rehabilitación, conservación y mantenimiento ordinario.

En este escenario, el estudio revela que el impacto total del PIB en el turismo asociado a cada tipo de bien inmueble de interés cultural de la Iglesia genera 22.620 millones de euros de impacto total agregado, lo que supone un 2,17% del PIB de España en 2014.En términos de empleo, se ha valorado que dado su impacto y atractivo sobre el turismo, los bienes in-muebles de interés cultural de la Iglesia estarían sos-teniendo 225.300 empleos, de los cuales el 71% son empleos directos.

CELEBRACIONES y FIESTAS RELIGIOSAS

Existen 40 celebraciones de interés turístico interna-cional y 85 fiestas religiosas declaradas de interés tu-rístico nacional, en España.

Estas fiestas son también fuentes generadoras de impacto económico y empleo: un total de 9.800 mi-llones de euros es el impacto estimado en el PIB de España, y 97.000 empleos sostenidos directamente por esta actividad, llegando en su totalidad a 134.000 empleos generados.

XTANTOS qUE NECESITAN TANTO

Cada año, la Iglesia católica realiza en España un ma-yor esfuerzo por dar a conocer su actividad al servicio de la sociedad española. La presentación de la me-moria de actividades de la Iglesia busca mostrar de forma clara y exhaustiva, en qué invierte la Iglesia el dinero que cada año recibe de los contribuyentes que han marcado la casilla de la Iglesia católica en su De-claración de la Renta. Es el compromiso de la Iglesia a favor de la transparencia y también como muestra de gratitud a quienes manifiestan su confianza en la Iglesia de esta manera.

Cada año son más las personas que marcan la casilla a favor de la Iglesia en su declaración. Es un sencillo gesto que no cuesta nada y que, sin embargo, como podemos comprobar en la Memoria que se presenta cada año, rinde mucho.

Cultura

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Nuevos beatos en Burgos (I) Valentín Palencia

“Virtuoso sacerdote yapóstol de la caridad”

Testimonio

El pasado 23 de abril, la Diócesis de Burgos aco-gía la celebración de beatificación del sacerdote Valentín Palencia y sus cuatro amigos, martiri-zados durante la Guerra Civil Española. Dicen de él que “era misericordia” y por aprecio a D. Andrés Manjón se agrega a las Escuelas del Ave María, teniendo muy arraigada la espiritualidad de la Sagrada Familia.

Valentín Palencia Marquina nace el 26 de julio de 1871. Hijo de Cipriano, de oficio zapatero, y de Vic-toria. Bautizado en la parroquia de San Esteban el 27 de julio y confirmado en San Nicolás el 9 de no-viembre de 1871.

Fue acólito en la parroquia de Santiago (catedral). A los 13 años comienza los estudios eclesiásticos en el Seminario de San Jerónimo (Humanidades, Fi-losofía y Teología), siempre de externo por falta de

medios económicos. Durante los diez cursos, 1884-1894, obtiene notable de calificación media y dos años obtuvo sobresaliente. Su párroco lo califica de “joven ejemplar, aficionado a las cosas de la Iglesia, muy amante de los niños, a quienes procura instruir y educar cristianamente”.

El 1 de febrero de 1896 estrena su ministerio sacer-dotal en la parroquia de Susinos del Páramo hasta el año 1898, en que inicia su actividad caritativa y so-cial en la capital, recogiendo niños huérfanos, mar-ginados y desvalidos. Fue el cardenal Fray Gregorio María Aguirre quien lo nombra director, capellán y profesor del Patronato de San José para la enseñan-za y educación de niños pobres, ubicado en la actual iglesia de San Esteban.

En dicho centro llegó a cobijar a 110 muchachos, 40 internos y unos 60 o 70 externos, a los que ayuda-

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ba, también, en un comedor de invierno. Soportaba horarios extenuantes con gran confianza en la Provi-dencia. Nutría su espiritualidad en el modelo del ho-gar de Nazaret, ofreciendo a los más desprotegidos y con más futuro –los niños– instrucción y afecto. A pesar de las carencias, nunca rechazó a nadie en el Patronato. Su única exigencia es que fueran real-mente necesitados. En momentos de apuro repetía “San José no me abandona”. Los alumnos recorda-ban su amable trato y su gran estatura. Dicen de él que “era misericordia”.

Con constancia y una impresionante laboriosidad, va sorteando dificultades y dando prestigio al cole-gio. En aprecio a don Andrés Manjón se agrega a las Escuelas del Ave María, teniendo muy arraigada la espiritualidad de la Sagrada Familia. Su secreto para poder conducir a tantos niños era la pedagogía acti-va y una educación en la responsabilidad. Procuraba que la instrucción fuese alegre para hacer hombres de provecho y orientarles hacia el amor de Dios.

Dormía al lado de los niños, aseaba a los peque-ños, les enseñaba a rezar, a estudiar, a ejercitarse en oficios manuales y jugaba con ellos. Soñaba con una escuela profesional, pero tuvo que conformarse con un pequeño taller. Refuerza la instrucción esco-lar con dibujo para la habilidad manual; teatro para educar en la expresión, y música para refinar el es-píritu. Tenía un coro y formó una banda de música, actuando en conciertos y procesiones.

Fue capellán de la capilla del Santo Ecce Homo y San Enrique de la catedral, así como hermano espiritual de la cofradía de Santa Lucía y de la de San José del Círculo. Fundó, en el Patronato, la cofradía de la Sa-grada Familia. Con todo necesitado fue en extremo dadivoso.

Por su labor humanitaria, el Gobierno le concedió en 1925 la Cruz de Beneficencia con distintivo blan-co. Se le incendia el edificio y lo reconstruye a base de limosnas en menos de un año. Rechaza cargos, silencia otro distintivo aún más significativo (19 de marzo de 1927) y hace un testamento de profunda humildad: “La dicha por la que siempre ha suspirado mi alma es dar mi vida por Él…”.

En verano, a un grupo de sus músicos y a los niños pequeños que no tenían dónde ir, los llevaba una temporada de descanso a la playa de Suances, don-de los recibía con gozo. Pero el 18 de julio de 1936 se declaró la Guerra Civil. La iglesia fue convertida

en garaje y le prohibieron celebrar la misa a partir de la Asunción de la Virgen (15 de agosto) teniendo que celebrar la eucaristía en un rincón de su habita-ción, así seguía atendiendo a los enfermos y llevan-do la comunión a las monjas Trinitarias. Un alumno indisciplinado, por no haber recibido la propina de una peseta de plata, lo acusó al Frente Popular de Torrelavega. La noche anterior reservó una hostia consagrada para comulgar antes de que lo mataran.Seis muchachos mayores fueron llamados a declarar y cuatro desearon acompañarlo, entregando su vida por Cristo en el monte Tramalón de Ruiloba (Can-tabria) el 15 de enero de 1937. El ayuntamiento de Burgos, al recibir la noticia, hizo constar en el acta el sentimiento de la Corporación Municipal por la muerte “del virtuoso sacerdote y apóstol de la cari-dad cristiana”, y en 1941 le dedicó una calle.

Saturnino López Santidrián Postulador diocesano

de la causa de beatificación de los mártires

Testimonio

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Pentecostés es la solemne conclusión de los cin-cuenta días de Pascua, el día en que Cristo dio el Espíritu Santo desde el Padre para ser sus tes-tigos ante el mundo y construir la Iglesia. Es el broche de oro con que se clausura solemnemen-te este tiempo privilegiado del año litúrgico. Lo peculiar de Pentecostés es celebrar el Misterio Pas-cual en su plenitud. Y la plenitud le viene conferida a la Pascua por la donación del Espíritu.

La venida del Espíritu Santo en Pentecostés es conse-cuencia de la glorificación del Salvador, que se mani-fiesta sobre todo en su Ascensión. Era necesario que Cristo volviera al Padre por su muerte y resurrección, para que pudiera ser enviado el Espíritu Santo. Jesús afirmó: “Si no me voy, el Paráclito no vendrá a voso-tros” (Jn 16,7).

San Pedro, dirigiéndose a la muchedumbre en el pri-mer pentecostés, declaraba: “Exaltado, pues, por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre el Es-píritu Santo, objeto de la promesa, lo ha derramado. Esto es lo que veis y oís” (Hch 2,33).

El don del Espíritu es, por tanto, inseparable de la exaltación del Señor, porque juntos realizan la obra de la redención e inauguran la nueva era que prepara la parusía.

Pentecostés ha sido designado a veces como “el se-llo”. El sello completa y autentifica una carta o docu-mento. Pentecostés completa el misterio de la reden-ción; pone el sello a la obra redentora de Cristo. San

Pablo alude al Espíritu Santo como a un sello (sphra-gis); por ejemplo, en Efesios 1,13: “... Habéis sido se-llados en el Espíritu Santo de la promesa...”

Esta idea de plenitud aparece en el Prefacio de la Misa: “Para llevar a plenitud el misterio pascual en-viaste hoy el Espíritu Santo sobre los que habías adop-tado como hijos por su participación en Cristo”.

Estas consideraciones nos ayudan a ver Pentecostés bajo una luz cristológica. Lo mismo se percibe al leer el evangelio de san Juan (20,19-23). El Señor resuci-tado se aparece aquí a sus discípulos, les desea la paz y les muestra sus manos y su costado. Les confía su misión, y luego, “dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: ̀ Recibid el Espíritu Santo`”. Esto sitúa la fiesta de Pentecostés en el contexto de Pascua y nos ayuda a ver los misterios de la pasión, muerte, resu-rrección, ascensión y venida del Espíritu Santo como un todo unificado.

Vivamos con gozo esta fiesta litúrgica haciendo nues-tra la oración colecta de la Misa Vespertina de la Vi-gilia de Pentecostés: “Dios todopoderoso y eterno, que has querido que celebráramos el misterio pascual durante cincuenta días, renueva entre nosotros el pro-digio de Pentecostés, para que los pueblos divididos por el odio y el pecado se congreguen por medio de tu Espíritu y, reunidos, confiesen tu nombre en la di-versidad de sus lenguas”.

José Antonio Vinuesa GarcíaDelegado episcopal de Liturgia (Granada)

Plenitud del Misterio PascualPentecostés

SignoyGracia

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Pentecostés. El Greco.

luzdelaPalabra

Hechos 2, 1-11Salmo 1031 Corintios 12, 3b-7. 12-13

Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los ju-díos. Y en esto entró Jesús, se puso en me-dio y les dijo: “Paz a vosotros”. Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os en-vío yo”. Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdona-dos; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.

“Paz a vosotros” Solemnidad de Pentecostés

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Hoy celebramos el día de Pentecostés. Cincuenta días después de la resurrección del Señor, Jesús envía al Espíritu Santo sobre los apóstoles y sobre la Iglesia. Con este domingo de Pentecostés terminamos el ciclo litúrgico de la Pascua.

A partir de este día, en el cual los apóstoles recibieron el Espíritu Santo, sus vidas cambiaron totalmente. Los apóstoles dejaron de ocultarse. Dejaron de tener mie-do. Los apóstoles no temían a nada y a nadie gracias al poder que habían recibido del Espíritu Santo.

Muchos de los problemas que tenemos cada día, mucho del odio que oscurece nuestro corazón, gran parte del estrés que padecemos y muchos miedos que nos paralizan tienen como causa nuestra incapacidad de comunicarnos verdaderamente, nuestra incapaci-dad de perdonar de corazón y nuestra indiferencia a

amar y dejarnos amar. Y a causa de toda esa nega-tividad que se apodera de nuestros corazones, noso-tros, al igual que los apóstoles antes de Pentecostés, tenemos miedo.

Tenemos miedo de confiar en la gente y de amar sin esperar nada a cambio. Tenemos miedo de trabajar por la felicidad del prójimo y por nuestra propia felici-dad. Tenemos miedo de aceptar el reto de vivir.

Hay que dejar de tener miedo, hay que dejar de es-conderse. El Señor nos ha dado su Espíritu. Tenemos ahora, gracias a Él, el poder de transformar nuestros corazones.

Ignacio Fernández GonzálezSacerdote Diócesis de Granada

Comentario al Evangelio

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Pentecostés. Duccio di Buoninsegna.

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Zaqueo se frota los ojos tratando de divisar a Jesús que se va acercando. En realidad, desde que entró en Jericó, Jesús solo tuvo ojos para él, como os tiene para todos los Zaqueos que le buscan. Levantó su mirada hacia ese hombrecillo que estaba agazapado en el árbol, y abrió un camino de comunión con él: ¡Zaqueo, baja pronto, he venido a buscarte! El hombre-cillo quedó totalmente descolocado, no era para menos. ¡Nunca nadie le había hecho tan grande, tan enorme…!

Antonio Pavía

Un publicano llamado Zaqueo (Editorial San Pablo)