FIDEL EN MÉXICO, 1955 En 1956 seremos libres o mártires

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13 de noviembre de 2020 54 F UE Julio Antonio Mella el primero que, en el si- glo XX, tuvo la idea de or- ganizar una expedición con el fin de desembarcar en el este cubano para desarrollar allí la insurrección popular arma- da. Con ese objetivo, fundó en México la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cu- banos (Anerc), una especie de frente amplio al estilo del Partido Revolucionario Cubano fundado por José Martí, que aunara a to- dos los patriotas de la Isla que as- piraran a derrocar la tiranía ma- chadista y eliminar los males de la neocolonia en nuestro país. La emboscada realizada en la calle Abraham González, perpetrada por agentes del sátrapa, le impi- dieron en 1929 realizar su plan. FIDEL EN MÉXICO, 1955 En 1956 seremos libres o mártires Hubo quien dudó de la palabra empeñada por el joven abogado en el acto del Palm Garden Por PEDRO ANTONIO GARCÍA Fotos: OFICINA DE ASUNTOS HISTÓRICOS Seis años después, Antonio Guiteras emprendió ese camino. En el fortín de El Morrillo aguar- daba la llegada del yate Amalia, que lo trasladaría a la patria de Benito Juárez, cuando la traición de alguien a quien consideraba amigo lo denunció a la soldades- ca. Murió en combate, mientras enfrentaba a una fuerza muy su- perior en efectivos y armamento. La tercera tentativa la enca- bezó Fidel Castro. El 7 de julio de 1955, acompañado por familiares y amigos, partió para México. Vestía un traje gris, a simple vista muy usado. Solo portaba una vie- ja maleta con ropa y libros. Días atrás había declarado a la revis- ta BOHEMIA: “Ya no creo ni en elecciones generales. Cerradas al pueblo todas las puertas para la lucha cívica, no queda más solu- ción que la del 68 y el 95”. Se refería a la implacable per- secución de la cual eran objeto los oposicionistas: la paliza policial sin motivo alguno a Juan Manuel Márquez, el asesinato de Jorge Agostini; la interrupción, por el Gobierno, de un acto en la uni- versidad habanera, con corte del uido eléctrico y balacera contra al Alma Mater incluidos; el acoso a los moncadistas; la acusación a su hermano Raúl de colocar una bomba en un cine, cuando en esos momentos el hoy general de ejér- cito se hallaba en Birán con su familia. Ante la partida, redactó unas declaraciones que ninguna publi- cación tuvo el coraje de difundir: “Como martiano, pienso que ha llegado la hora de tomar los de- rechos y no de pedirlos, de arran- carlos en vez de mendigarlos. Residiré en un lugar del Caribe. De viajes como estos no se regre- sa o se regresa con la tiranía des- cabezada a los pies”. Unas horas después llegó al aeropuerto de Mérida. Tomó un autobús hacia Veracruz para visi- tar a su amigo, el escultor cubano José Manuel Fidalgo. Para este fue toda una sorpresa encontrar- se, al regreso de un cine con su esposa, al jefe de los moncadistas sentado en el murito a la puerta, con la maleta al lado, leyendo un libro. Hablaron durante horas. Años después recordaría la cantidad de veces que el joven abogado le reiteró su propósito: hacer lo que Guiteras no pudo realizar. Y para ello seguiría la ruta de José Martí recabando el apoyo de la emigración revolucionaria. El escultor aceptó la encomienda: enviar cartas al Comité Cívico de Nueva York y a Tampa, con los cuales mantenía frecuentes contactos, con el fin de ir ganan- do esos núcleos para la causa del Movimiento 26 de Julio. Al día siguiente ya Fidel se hallaba en Ciudad de México. Se instaló en el pequeño cuar- to que ocupaba hasta entonces Raúl, quien se había mudado a Junto a María Antonia González y el mexicano Arsacio Vanegas.

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13 de noviembre de 202054

FUE Julio Antonio Mella el primero que, en el si-glo XX, tuvo la idea de or-

ganizar una expedición con el fi n de desembarcar en el este cubano para desarrollar allí la insurrección popular arma-da. Con ese objetivo, fundó en México la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cu- banos (Anerc), una especie de frente amplio al estilo del Partido Revolucionario Cubano fundado por José Martí, que aunara a to-dos los patriotas de la Isla que as-piraran a derrocar la tiranía ma-chadista y eliminar los males de la neocolonia en nuestro país. La emboscada realizada en la calle Abraham González, perpetrada por agentes del sátrapa, le impi-dieron en 1929 realizar su plan.

FIDEL EN MÉXICO, 1955

En 1956 seremos libres o mártiresHubo quien dudó de la palabra empeñada por el joven abogado en el acto del Palm GardenPor PEDRO ANTONIO GARCÍAFotos: OFICINA DE ASUNTOS HISTÓRICOS

Seis años después, Antonio Guiteras emprendió ese camino. En el fortín de El Morrillo aguar-daba la llegada del yate Amalia, que lo trasladaría a la patria de Benito Juárez, cuando la traición de alguien a quien consideraba amigo lo denunció a la soldades-ca. Murió en combate, mientras enfrentaba a una fuerza muy su-perior en efectivos y armamento.

La tercera tentativa la enca-bezó Fidel Castro. El 7 de julio de 1955, acompañado por familiares y amigos, partió para México. Vestía un traje gris, a simple vista muy usado. Solo portaba una vie-ja maleta con ropa y libros. Días atrás había declarado a la revis-ta BOHEMIA: “Ya no creo ni en elecciones generales. Cerradas al pueblo todas las puertas para la

lucha cívica, no queda más solu-ción que la del 68 y el 95”.

Se refería a la implacable per-secución de la cual eran objeto los oposicionistas: la paliza policial sin motivo alguno a Juan Manuel Márquez, el asesinato de Jorge Agostini; la interrupción, por el Gobierno, de un acto en la uni-versidad habanera, con corte del fl uido eléctrico y balacera contra al Alma Mater incluidos; el acoso a los moncadistas; la acusación a su hermano Raúl de colocar una bomba en un cine, cuando en esos momentos el hoy general de ejér-cito se hallaba en Birán con su familia.

Ante la partida, redactó unas declaraciones que ninguna publi-cación tuvo el coraje de difundir: “Como martiano, pienso que ha llegado la hora de tomar los de-rechos y no de pedirlos, de arran-carlos en vez de mendigarlos. Residiré en un lugar del Caribe. De viajes como estos no se regre-sa o se regresa con la tiranía des-cabezada a los pies”.

Unas horas después llegó al aeropuerto de Mérida. Tomó un autobús hacia Veracruz para visi-tar a su amigo, el escultor cubano José Manuel Fidalgo. Para este fue toda una sorpresa encontrar-se, al regreso de un cine con su esposa, al jefe de los moncadistas sentado en el murito a la puerta, con la maleta al lado, leyendo un libro.

Hablaron durante horas. Años después recordaría la cantidad de veces que el joven abogado le reiteró su propósito: hacer lo que Guiteras no pudo realizar. Y para ello seguiría la ruta de José Martí recabando el apoyo de la emigración revolucionaria. El escultor aceptó la encomienda: enviar cartas al Comité Cívico de Nueva York y a Tampa, con los cuales mantenía frecuentes contactos, con el fi n de ir ganan-do esos núcleos para la causa del Movimiento 26 de Julio.

Al día siguiente ya Fidel se hallaba en Ciudad de México. Se instaló en el pequeño cuar-to que ocupaba hasta entonces Raúl, quien se había mudado a

Junto a María Antonia González

y el mexicano Arsacio Vanegas.

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Año 112/No. 23 55

EFEMÉRIDES DE DICIEMBRE

casa del deportista mexicano Dick Medrano y la cubana María Antonia González. En este hogar conoció, noches más tarde, al mé-dico argentino Ernesto Guevara de la Serna. Bastó una conversa-ción que se prolongó hasta la ma-drugada y ya el sudamericano se había enrolado en la proyectada expedición.

Mediante un amigo, el jefe de los moncadistas pudo entrevis-tarse a fi nales de julio con Alberto Bayo, coronel del Ejército republi-cano español. “Usted es cubano, usted tiene la ineludible obliga-ción de ayudarnos”, le dijo. Aquel hijo de peninsulares, nacido en Camagüey, oyó pacientemente los planes del joven abogado, que al inicio le parecieron descabella-dos. “Sí, Fidel, prometo instruir a esos muchachos en el momento que sea preciso”, aseguró. “Bien, yo marcho a los Estados Unidos a recoger hombres y dinero, y cuando los tenga dentro de siete u ocho meses, volveré a verle y planearemos lo que hemos de ha-cer para nuestro entrenamiento militar”.

El 8 de agosto Fidel redactó El Manifi esto Número Uno al pueblo de Cuba del Movimiento 26 de Julio, en el que convocaba a luchar contra la tiranía batistia-na y exponía el Programa de la Revolución. Este último abogaba por la proscripción del latifundio, la reivindicación de todas las con-quistas obreras arrebatadas por la dictadura, la industrialización inmediata del país mediante un vasto plan trazado e impulsado por el Estado, la rebaja vertical de todos los alquileres, la nacio-nalización de los servicios públi-

cos: teléfonos, electricidad y gas; y la construcción de 10 ciudades infantiles para albergar y educar integralmente a 200 000 hijos de obreros y campesinos.

No fue hasta octubre que pudo realizar, acompañado por Juan Manuel Márquez, su viaje a Estados Unidos, gracias a la soli-daridad de mexicanos amigos que les costearon el pasaje. En la llu-viosa mañana del 30 de ese mes, los dos revolucionarios hablaron ante unos 800 compatriotas reuni-dos en el neoyorquino hotel Palm Garden. A la entrada, al costo de un dólar, se vendía una edición de La historia me absolverá impresa en esa ciudad norteamericana. Fidel proclamó: “Puedo infor-marles con toda responsabilidad que en el año 1956 seremos libres o seremos mártires. Esta lucha comenzó para nosotros el 10 de marzo, dura ya casi cuatro años y terminará con el último día de la dictadura o el último día nuestro”.

Una gran conmoción provo-có en Cuba la crónica del colega Vicente Cubillas sobre el acto en el Palm Garden, publicada en BOHEMIA el 6 de noviembre de 1955. Fidel empeñaba su palabra: encabezar la insurrección popu-lar armada. Y la cumpliría el 25 de noviembre del siguiente año al partir de Tuxpan con 81 compañe-ros rumbo al oriente cubano.

Los libros La palabra empeñada, de Heberto Norman, y Mi aporte a la Revolución Cubana, de Alberto Bayo. El folleto El Manifi esto Número Uno al pueblo de Cuba del Movimiento 26 de Julio, de Fidel Castro.

Fuentes consultadas

Con Juan Manuel Márquez en el acto del hotel Palm Garden, donde se obtuvo una buena recaudación.

2 (1956) Desembarco de la expedición del yate Granma por Las Coloradas. Día de la fundación de las Fuerzas Ar-madas Revolucionarias.2 (1960) Creación de las Escuelas de Instrucción Revo- lucionaria (EIR), iniciadoras del sistema de enseñanza parti-dista que hoy desarrollan la Escuela Superior del Partido Ñico López y sus fi liales provin-ciales. ANIVERSARIO 60.4 (1975) Combate de Caxito. Se inicia la ofensiva angolano-cubana en el norte de la na-ción africana. ANIVERSARIO 45.5 (1925) Al negarle el tirano Machado el derecho de fi an-za, Mella se declara en huel-ga de hambre. ANIVERSARIO 95.6 (1970) Se constituye la Federación Estudiantil de la Enseñanza Media (FEEM). ANIVERSARIO 50.8 (1980) Asesinan en Nueva York al compositor y guita-rrista John Lennon, exinte-grante de la mítica banda The Beatles. Un parque en el capitalino barrio del Vedado lleva su nombre. ANIVERSARIO 40. 9 (1985) En el hospital Her- manos Ameijeiras se efectúa el primer trasplante de cora-zón en Cuba, al paciente Jorge González Ocaña, por un equipo médico dirigido por el doctor Noel González. ANIVERSARIO 35.11 (1975) Cae mientras lu-chaba por la emancipación del pueblo angolano el in-ternacionalista cubano Raúl Díaz Argüelles. Combatiente contra la tiranía batistiana y comandante del Ejército Rebelde, fue ascendido pós-tumamente a general de bri-gada. ANIVERSARIO 45.

PRIMERA QUINCENA

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A cargo de PEDRO ANTONIOGARCÍA

Fotos: Archivode BOHEMIA

ALEJO Carpentier lo llama en su tiempo “el “temperamento

musical más rico y generoso” que haya nacido en Cuba. Alejandro García Caturla nace en Remedios el 7 de marzo de 1906. Debuta como pianista en 1921. Se gra-dúa de Leyes en la Universidad de

20 DE NOVIEMBRE DE 1945El juicio de NurembergEL genocidio cometido por los nazis

durante la Segunda Guerra Mundial no tiene parangón en la historia. No solo contra los judíos, también habían sido víc-timas los gitanos, polacos, las etnias que componían en 1941 la Unión Soviética, donde de 10 a 20 millones de civiles fueron asesinados. No es de extrañar que al fi nalizar la contienda se conforme un Tribunal Militar Internacional en la ciu-dad alemana de Nuremberg para juzgar los desmanes cometidos por los hitleria-nos. Son llevados a corte solo 22 crimi-nales de guerra, ya que apelaron al sui-cidio Adolf Hitler y Joseph Goebbels, para no caer prisioneros, y Heinrich Himmler y Robert Ley tras ser aprehendidos. El 20 de noviembre de 1945 comienzan las vistas de la causa. El Tribunal celebra 403 sesio-nes públicas en las que se analizan más de 5 000 documentos, comparecen 116 testigos (otros 143 lo hacen por escrito) y se toman en cuenta más de 300 000

testimonios hechos bajo juramento. El 1º de octubre de 1946 fi naliza este proce-so judicial con la condena a muerte de 12 encartados (la de Martin Bormann en rebeldía, al no ser capturado), siete sancionados a distintas penas y tres ab-soluciones. Las sentencias dictadas en Nuremberg no solo sirven de precedente para enjuiciar desde entonces a los crimi-nales de guerra, sino que, además, por primera vez en la historia se aplica en la práctica la responsabilidad penal por el delito de agresión a los pueblos.

13 DE NOVIEMBRE DE 1845

Marta Abreu ADINERADA de nacimiento, al llegar a la adultez se caracte-

riza por sus donaciones a obras de benefi cio social. Construye en su natal Santa Clara el teatro La Caridad, cuyas ganancias desti-na al Asilo de Ancianos, también fundado por ella. Para los niños negros y mulatos marginados de la enseñanza, crea la escuela Gran Cervantes. Suministra instru-mental moderno al Observatorio Astronómico Municipal. Al estallar la guerra del 95, dona parte de su herencia al Ejército mambí y or-

ganiza colectas para la Revolución. Marta Abreu Arencibia nace el 13 de noviembre de 1845. Se casa en 1874 con el patriota Luis Estévez y Romero. Cuando alguien la reprende por sus contribuciones a la causa in-dependentista, responde: “Mi última peseta es para la patria. Y si hace fal-ta más y se me acaba el dinero, ven-deré mis propiedades; y si se acaban también, mis prendas irán a la casa de venta. Y si fuera poco, nos iríamos a pedir limosna por ella”. Regresa a la patria en 1902 y se establece per-manentemente. De visita en París, la sorprende la muerte el 2 de enero de 1909.

12 DE NOVIEMBRE DE 1940

Caturla La Habana (1927). Viaja a París un año después para recibir clases de contrapunto y fuga con Nadia Boulange. Creador de piezas tan conocidas como Mi mamá no quiere que yo baile el son (1923) y Danza del tambor (1927), es igualmente el autor de La rumba (1933), Berceuse para dormir a un negrito (1937), Berceuse campe-

sina (1939) y la ópera Manita en el suelo (1937). Para Carpentier, Caturla ha dejado “una obra con-siderable, sometida íntegramente a un mismo orden de preocupacio-nes: hallar la síntesis de todos los géneros musicales de la Isla, den-tro de una expresión propia”. Juez en su ciudad natal, un antisocial a quien iba a condenar por sus fechorías lo asesina el 12 de noviembre de 1940.