Fichaje Apocalípticos e Integrados

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Sociologia

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APOCALPTICOS E INTEGRADOSUmberto Eco

Introduccin

Si la cultura es un hecho aristocrtico, la mera idea de una cultura compartida por todos es un contrasentido monstruoso. La cultura de masas es la anticultura.

Llega a constituir el signo de una cada irrecuperable, ante la cual solo queda el Apocalipsis.

La reaccin optimista del Integrado: la televisin, los peridicos, la radio, el cine () ponen los bienes culturales a disposicin de todos, por lo que estamos viviendo una poca de ampliacin del campo cultural.

Mientras los apocalpticos sobreviven precisamente elaborando teoras sobre la decadencia, los integrados raramente teorizan, sino que prefieren actuar.

El Apocalipsis es una obsesin del dissenter, la integracin es la realidad concreta de aquellos que no disienten.

El Apocalipsis es una lectura sobre la cultura de masas; la imagen de la integracin es una lectura de los textos de la cultura de masas.

La frmula apocalpticos e integrados no planteara la oposicin entre dos actitudes, sino la predicacin de dos adjetivos complementarios, adaptables a los mismos productores de una crtica popular de la cultura popular.

El apocalptico consuela al lector con la existencia de una comunidad de superhombres, por encima de la banalidad media.

El precio a pagar consiste en que ese Ubermenschen[footnoteRef:1] se ocupe de una infinidad de pequeos problemas, conservando el orden fundamental de las cosas. [1: Sperhombre Nietzschiano, persona capaz de generar su propio sistema de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder.]

Es el ideal de absoluta pasividad, convirtindose en ejemplo de una honrada conciencia tica, desprovista de toda dimensin poltica.

El Superhombre propuesto por el crtico apocalptico: opone el rechazo y el silencio a la banalidad imperante, nutrido por la desconfianza total en cualquier accin que pueda modificar el orden de las cosas se formula aqu tambin una invitacin a la pasividad.

El mundo del Superhombre es tambin el mundo de los hombres de hoy. El universo de las comunicaciones de masa es nuestro universo nadie escapa a estas condiciones.

Al tipo apocalptico recalcitrante se deben algunos conceptos fetiche, como industria cultural.

Gutenberg inventa los caracteres mviles, y nace el libro. Un objeto de serie que debe uniformar el propio lenguaje a las posibilidades receptivas de un pblico alfabetizado () el libro, al crear un pblico, produce lectores que, a su vez, van a condicionarlo.

La primera caracterstica de la cultura de masas, ser efmeros () producto de masas poseen la connotacin primaria: ofrecen sentimientos y pasiones, amores y muerte presentados ya en funcin del efecto que deben producir.

La reproduccin en serie, el aumento de los clientes y la ampliacin del rango social tiende una red de condiciones que crean un gnero propio, adecuado al gusto y al ethos de in consumidor medio. Difundiendo entre el pueblo las normas de una moral oficial, esta literatura realiz una obra de pacificacin y de control.

La industria cultural como un sistema de condicionamientos con los que todo operador de cultura deber contar, si quiere comunicarse con sus semejantes.

El difusor de cultura ha dejado de ser el funcionario de un destinatario para convertirse en funcionario de la humanidad.

Concomitancia entre civilizacin del peridico y civilizacin democrtica. No es tampoco casual que la polmica contra la industria cultural site el mal no en la primera emisin de televisin, sino en la invencin de la imprenta.

El empleo indiscriminado de un concepto fetiche como el de industria cultural implica la incapacidad misma de aceptar estos acontecimientos histricos.

La profeca massmeditica encuentra sus autnticas races en una visin pesimista del Hombre, de este Antropos eterno, dividido entre Eros y Tnatos.

Los profetas () no saben escoger entre el proclamado amor hacia las masas amenazadas por la catstrofe y el secreto amor por la propia catstrofe (Bourdieu y Passeron).

El sistema de la industria cultural extiende una red tal de condicionamientos recprocos, que incluso la idea de cultura se ve afectada. Si la expresin cultura de masas es un hbrido impreciso en el que no se sabe qu significa cultura ni qu se entiende por masa. La nocin de cultura exige una reelaboracin y una reformulacin.

Cultura de masas se convierte entonces en una definicin de ndole antropolgica, apta para indicar un contexto histrico preciso en el que todos los fenmenos de comunicacin aparecen dialcticamente conexos.

Entre las categoras fetiche ms peligrosas estn masa y hombre masa; dan cuenta de una contraposicin maniquea entre la soledad, la lucidez del intelectual y la torpeza del hombre masa.

Las formulaciones pseudomarxistas de la escuela de Frankfurt sealan al pensador crtico sin una funcin remedial: () no quiere poseer ningn partido para s, sino hallarse sola, sola cuando se sumerja en su objeto ()

El integrado, al igual que el apocalptico, asume con mxima desenvoltura el concepto fetiche de masa.

La existencia de una categora de operadores culturales que producen para las masas, utilizando en realidad a las masas para fines de propio lucro en lugar de ofrecerles realizaciones de experiencia crtica, es un hecho evidente.

Si el hombre s formado por las circunstancias, las circunstancias deben volverse humanas (Marx).

El apocalptico no slo reduce los consumidores a aquel fetiche indiferenciado que es el hombre masa, sino que l mismo reduce a fetiche el producto de masa. Y en lugar de analizarlo caso por caso para hacer que emerjan sus caractersticas estructurales, lo niega en bloque.

Es ste uno de los fenmenos ms curiosos y apasionados de aquel fenmeno de industria cultural que es la crtica apocalptica de la industria cultural.

Lo que emerge de la crtica en primer plano es una forma de atraccin morbosa por el mysterium televisionis. El crtico no nos ayuda a sustraernos a la fascinacin, sino a sucumbir an ms a ella.

Al acusar, manifiesta ante todo la turbacin de quien ha sido oprimido y seducido por aquellas imgenes.

En la sociedad medieval, una clase produca una cultura elaborada a su propia medida y la comunicaba a las clases subalternas.

La situacin conocida como cultura de masas tiene lugar en el momento histrico en que las masas entran como protagonistas en la vida social y participan en las cuestiones pblicas.

Las masas han impuesto a menudo un ethos propio, un lenguaje propio, con proposiciones que emergen de abajo. Pero su modo de divertirse, de pensar, de imaginar, no nace de abajo: a travs de las comunicaciones de masa, todo ello le viene propuesto en forma de mensajes formulados segn el cdigo de la clase hegemnica.

Tenemos una cultura de masas en que un proletariado consume modelos culturales burgueses creyndolos una expresin propia. Y por otro lado, una cultura burguesa que identifica en la cultura de masas una subcultura con la que nada la une, sin advertir que las matrices de la cultura siguen siendo las de la cultura superior.

Ante la revolucin de un mundo posible y todava no actual, nace un movimiento de rebelin, una interpretacin del mensaje segn un cdigo que no es aqul de quien lo comunica (contraproducto?).

La preocupante paradoja de una cultura para las masas que proviene de arriba en lugar de surgir de abajo: los xitos son imprevisibles y a menudo contradicen las premisas y las intenciones.

Toda definicin del fenmeno en trminos generales corre el riesgo de ser una nueva contribucin a aquel carcter genrico tpico del mensaje de masa.

G. Anders nos advierte que la nica vez que se dio el caso de examinar concretamente el fenmeno de la transmisin de imgenes, lo hizo de mala gana. El crtico apocalptico se ha negado desde un principio a examinar el instrumento y a ensear sus posibilidades.

El ascenso de las clases subalternas a la participacin activa en la vida pblica,el ensanchamiento del rea de consumo de las informaciones, ha creado la nueva situacin antropolgica de la civilizacin de masas.

Todos los que pertenecen a la comunidad son consumidores de una produccin intensiva de mensajes a chorro continuo, elaborados industrialmente y regidos por la oferta y la demanda.

Anlisis de la estructura: No debe limitarse a la forma del mensaje, definiendo tambin en qu medida la forma es determinada por las condiciones objetivas de la emisin. En segundo lugar, establecer por va emprica las diferentes modalidades de recepcin y las diferenciaciones del pblico. En tercer lugar, estableciendo en qu medida la saturacin de los varios mensajes colabora a imponer un modelo de hombre- masa.

Porque no es posible adscribir estos fenmenos bajo una frmula terica unitaria, es preciso hacerlos objeto de una investigacin.

La suma de estos mensajes mnimos que acompaan nuestra vida cotidiana constituye el fenmeno cultural ms notable de la civilizacin en la que hemos sido llamados a operar, no existiendo instrumento inadecuado para ello.