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COLLIER, George A.; ROSALDO, Renato l., WIRTH, John D., eds. The Inca and Aztec States, 1400-1800, Anthropology and History, Studies in Anthropology, New York, Academic Press, 1982, 475 pp. Es siempre bienvenida la iniciativa de publicar los textos de las reuniones, colo- quios científicos o congresos, porque mu- chas veces son ocasiones únicas para hacer el balance de una disciplina, de un tema o de la situación por la que atraviesa la inves- tigación científica en un detemünado país. En buena hora, Collier, Rosaldo y Wirth reunieron un grupo de estudiosos de Me- soamérica y de los Andes en torno a los pro- blemas del Estado azteca y del Estado inca. Esto ocurrió en 197 8, en Stanford, Estados Unidos. La intención primera de los organi- zadores fue hacer un balance general de la investigación estadounidense acerca del anunciado tema. Del exterior fueron invita- No . 1, setiembre 1983 dos F. Pease, de la Universidad Católica de Lima (Perú) y N. Wachtel, del Centre de Recherches Historiques de París (Francia). El libro contiene 16 estudios, más una introducción y una palabra final, la prime- ra a cargo de Collier y la segunda de Rosal- do. Los estudios son muy variados y mere: cen un análisis cuidadoso ( que esta reseña no puede realizar). Los temas tratados difi- cultan los razonamientos sintéticos y las afirmaciones generalizadoras. La misma di- fi cultad tuvieron los organizadores para orientar los textos hacia una perspectiva comparativa, que era también uno de los objetivos del coloquio. En verdad, las preo- cupaciones comparativas no están siempre presentes en los textos y pocos son los qlXe se orientan hacia esos linderos. La reunión de Stanford no logró establecer sus cáno- nes, quedándose por las ramas en lo que se refiere a ese importante objetivo. Pero no habrá sido inútil el esfuerzo. Con el tiempo se llegará a mejores resultados que aquellos 273

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COLLIER, George A.; ROSALDO, Renato l., WIRTH, John D., eds. The Inca and Aztec States, 1400-1800, Anthropology and History, Studies in Anthropology, New York, Academic Press, 1982, 475 pp.

Es siempre bienvenida la iniciativa de publicar los textos de las reuniones, colo­quios científicos o congresos, porque mu­chas veces son ocasiones únicas para hacer el balance de una disciplina, de un tema o de la situación por la que atraviesa la inves­tigación científica en un detemünado país. En buena hora, Collier, Rosaldo y Wirth reunieron un grupo de estudiosos de Me­soamérica y de los Andes en torno a los pro­blemas del Estado azteca y del Estado inca. Esto ocurrió en 197 8, en Stanford, Estados Unidos. La intención primera de los organi­zadores fue hacer un balance general de la investigación estadounidense acerca del anunciado tema. Del exterior fueron invita-

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dos F. Pease, de la Universidad Católica de Lima (Perú) y N . Wachtel, del Centre de Recherches Historiques de París (Francia).

El libro contiene 16 estudios, más una introducción y una palabra final , la prime­ra a cargo de Collier y la segunda de Rosal­do. Los estudios son muy variados y mere: cen un análisis cuidadoso ( que esta reseña no puede realizar). Los temas tratados difi­cultan los razonamientos sintéticos y las afirmaciones generalizadoras. La misma di­ficultad tuvieron los organizadores para orientar los textos hacia una perspectiva comparativa, que era también uno de los objetivos del coloquio. En verdad, las preo­cupaciones comparativas no están siempre presentes en los textos y pocos son los qlXe se orientan hacia esos linderos. La reunión de Stanford no logró establecer sus cáno­nes, quedándose por las ramas en lo que se refiere a ese importante objetivo. Pero no habrá sido inútil el esfuerzo. Con el tiempo se llegará a mejores resultados que aquellos

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que nos proporciona el libro editado por Collier y sus colegas. Para lograr efectos más sustanciales no estaría demás pensar, en el futuro, en prolongar las lecturas del texto en discusiones apropiadas en las que se garantizaría la presencia de objetivos es­pecíficamente comparativos.

Collier, en pocas páginas, resume las nue­vas perspectivas relativas a la investigación etnohistórica mesoamericana y andina vi­gentes en los Estados Unidos de América. Carrasco publica un texto en el que el lec­tor encuentra una visión esquemática de la economía política de los Estados inca y azteca. Visión muy general que tiene algu­nos inconvenientes,pero que posee también la virtud de orientar a los participantes, y ahora a los lectores, por caminos muchas veces ignorados , incluso por especialistas. Sin embargo, los riesgos de comparaciones fáciles son reales. Basta referir lo que Ca­rrasco escribe acerca del ayllu andino y del calpulli azteca (pp. 29-30).

Calnek escribió un extraordinario texto acerca de la formación del imperio en el va­lle de México, 1200-1521. Las fuentes me­soamericanas son más ricas que las prehis­pánicas andinas. No obstante, el enfoque de Calnek sobre el papel desempeñado por los Estados-ciudades en la formación de un modelo global de Estado azteca (constmi­do en base al control de esos núcleos políti­cos urbanos que guardaban en ciertos as­pectos su autonomía), puede eventualmen­te servir de base a una lectura del desarro­llo poli tico que culminó en el' Estado inca. Completa la sección acerca de las formas políticas en el valle de México, el análisis de Rounds sobre la sucesión dinástica y el poder centralizador en Tenochtitlán. Los trabajos de Goody acerca de los problemas de sucesión dinástica guían al autor en su análisis de los textos mesoamericanos.

Mucho más numerosos fueron los estu­dios consagrados a los Andes en la reunión de Stanford. Rowe analiza las políticas y las instituciones incaicas de la unificación cultural del imperio, y su alumna, J ulien, la administración decimal incaica en la re­gión del Titicaca. Pease hace un resumen prolijo acerca de las opiniones conocidas y difundidas sobre la formación del Tawan­tinsuyo; Morris registra los problemas de la infraestructura del control inca en los

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Andes centrales; W ach te! publica los resul­tados del análisis de los documentos sobre los mitimaes de Cochabamba, y Murra, las obligaciones de mit'a de los grupos étnicos frente al Estado inca. Varios de estos tex­tos circulan en versión castellana, y algunas de las ideas vertidas en el coloquio son par­te de la mercadería distribuida en las últi­mas décadas de estudios andinos.

Una lectura rápida deja inmediatamente entrever que las páginas de Rowe no guían al lector hacia las "nuevas perspectivas et­n ohistóricas". El autor repite lo que escri­bió 35 años atrás en el Handbook, mien­tras que resume escuetamente a los cronis­tas del siglo XVI. Las investigaciones ar­queológicas de Morris en la zona de Huánu­co le proporcionan algunas evidencias acer­ca de la manera como los Incas trataron los centros regionales andinos. El caso estudia­do, Huánuco Pampa, refleja las preocupa­ciones hospitalarias incaicas y la manera de ~stablecer lazos políticos a través de la be­bida y de los productos alimenticios. Mo­rris podría darse cuenta de ello también, en la lectura de datos etnográficos recogidos por los cronistas, en los cuales, con desusa­da insistencia, se afirma que los indios se consagraban a "borracheras" interminables. A ese tema alude Morris cuando habla del papel ritual de la chicha. Finalmente,la ar­queóloga Julien , estudia la administración decimal incaica en la región del Titicaca, llegando a afirmaciones que se alejan de las posiciones conocidas de Murra.

El aporte de Murra al coloquio de Stan­ford recuerda sus tradicionales tesis acerca de la articulación de los poderes regionales frente al poder central inca. Las informa­ciones que nos legaron los cronistas y los documentos administrativos son conocidos de todos los investigadores. Falta una vi­sión de conjunto que dé razón de la diversi­dad de los datos andinos. La tarea es ardua. Habrá, pues, que retomar las tesis económi­cas de Murra y replantearlas en un contex­to más conforme con las corrientes antro­pológicas contemporáneas. El esfuerzo que Murra ha hecho en ese campo es digno de aprecio. Sin embargo, es tiempo también de oxigenar los caminos por él recorridos y abrir nuevas fronteras a los estudios socio­económicos e históricos prehispánicos. Ba­jo ese aspecto son interesantes los datos

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analizados por Wachtel que, de cierta ma­nera, contrastan con las investigaciones ar­queológicas de Morris. Según el profesor francés, gran parte de la producción de maíz de Cochabamba era destinada a la manutención de los ejércitos y estaba bajo la dirección de dos señores designados por los Incas. Merecen atención del lector las notas comparativas de Wachtel acerca de los valles de Yucay, Abancay y Cochabam­ba.

El análisis de la época colonial, tanto de México como de los Andes, estuvo a cargo de algunos especialistas norteamericanos más o menos conocidos. Borah compara el derecho indio al derecho español En lo que se refiere a los Andes, Spalding hace el inventario de sus propias investigaciones, y Sterri resume también su trabajo acerca de la región de ·Ayacucho. Los dos autores son apreciados por sus aportes históricos. El estudio de Klor de Alva acerca de la res­puesta azteca al trabajo evangelizador es­pañol está relacionado también con algu­nos de los aspectos de la vida colonial, y la producción muy superficial de Lockhart sobre el desarrollo de la conciencia históri­ca , con el período colonial. Karttunen es­cribió sobre la literatura nahuatl. Y un tan­to fuera del contexto aparece el estudio de Zuidema acerca de la burocracia y el cono­cimiento sistemático en la civilización in­caica.

Entre los organizadores del coloquio de Stanford no hubo ningún especialista en los Andes. De alguna manera, el hecho se re­fleja en las introducciones y en el epílogo. Pero, el libro da una pequeña idea de lo que fue la investigación andina y azteca en los últimos 30 ó 40 años en los Estados Unidos de América. En relación a lo que actualmente parece emerger en las nuevas generaciones de investigadores norteameri­canos, el coloquio de Stanford no abre nuevas perspectivas u orientaciones. Más bien, recuerda los años 40 y 50, con raras excepciones, por lo menos en lo que se re­fiere a los Andes. En cuanto al campo me­soarnericano, son particularmente impor­tantes los trabajos de Calnek.

Quedaron excluidos de este coloquio mu­chas perspectivas y muchos caminos que la antropología estadounidense conoce y que los historiadores ignoran. Sin embargo, ese

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tipo de coloquio, aunque se proponga obje­tivos que no alcanza, son siempre útiles pa­ra dar cuenta de los límites o de los logros de la investigación en un país determinado.

Hemique Urbano

PIEL, J ean, Crise agtaire el conscience créole au Pérou, Centre regional de publi­cations de Toulouse, CNRS, 1982, 122 pp.

Este libro que "prolonga y de alguna manera concluye" sus estudios sobre "la expansión y los límites del capitalismo agrario en el Perú", Jean Piel pretende se­ñalar los síntomas de la crisis agraria que se forja en la centuria ulterior a la Indepen­dencia, y los reflejos de esta crisis de la conciencia de la élite política e intelectual criolla hasta 1930.

En menos de 100 páginas, reúne tres capítulos : l. Los movimientos agrarios en el Perú:

1820-1914. 2. Inquietudes indigenistas y agrarias des­

pués de 1900. 3. El siglo XX, siglo de crisis agraria.

Piel distingue, entre 1820 y 1914, tres secuencias de conflictos en la sociedad ru­ral, los que prolongan los antagonismos co­loniales : bandolerismo costeño vinculado a los esclavos negros de las plantaciones, que terminaría con la abolición de la escla­vitud por Castilla en 1854; los movimientos antifiscales de los campesinos andinos de comunidades; y los conflictos entre fami­lias por el control del poder local.

Estos conflictos se agravarían con la ex­pansión del latifundio republicano en per­juicio de las tierras comunales, y con el pi­llaje de los campesinos, consecuencia de la penetración de los comerciantes, principal­mente en las tierras altas productoras de fi­bras y lanas. En este contexto de agresión mercantil y terrateniente, de reducción y depresión de los espacios comuneros, cun­de un bandolerismo endémico, especial­mente bajo la forma de abigeato.

La tercera secuencia de conflictos deri­va de la penetración del capital en el cam­po : rebeliones de los trabajadores chinos en

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las plantaciones costeñas, posteriores a las de los yanaconas y braceros andinos. Piel ubica en esta secuencia los levantamientos cacerístas contra los chilenos en la sierra central.

Este conjunto de conflictos, los únicos mencionados por el autor, prueban la pre­sencia activa de las masas campesinas, participando en las diversas situaciones conflictivas de una sociedad rural que sufre transformaciones importantes en la costa y sierra del Perú.

Esta presencia beligerante del campesi­nado, que motiva represiones salvajes por parte del Estado oligárquico y del poder lo­cal gamonalista, facilitando la monopoliza­ción de la tierra y la expansión mercantil, provoca diversas reacciones entre los inte­lectuales criollos.

El segundo capítulo está dedicado al es­tudio de estas reacciones, desde González Prada y A. Maguiña hasta A. Quiroga y J. A. Encinas, pasando por la Asociación pro­Indígena de Mayer y Zúlen, Capelo,Tudela y Varela, M. Villarán y Villena.

Curiosamente, Piel, que comenta am­pliamente la rebelión de Gutiérrez-Rumi Maqui, no menciona la acción del Comité Tawantinsuyu, al que no se le ha dedicado hasta la fecha la investigación detallada que merece.

El tercer capítulo versa sobre el indige­nismo leguiísta, desenmascarado por los conflictos agrarios, tanto en la sierra sur co­mo en las haciendas azucareras de la costa norte, que resultan de la inadecuación de la estructura agraria para atender, en caso de crisis internacional, las necesidades de un mercado interno cuyos requerimientos cre­cen con la demografía urbana.

El autor examina brevemente los análi­sis de Abelardo Solís y J .C. Mariátegui,re­sumidos en estas dos proposiciones : "el la­tifundio es el primer y principal factor de la ecuación agraria" (Solís); "el problema agrario se presenta, ante todo, como el pro­blema de la liquidación de la feudalidad en el Perú" (Mariátegui).

El problema agrario se asume entonces como problema económico y nacional: in­capacidad de la producción latifundista en asegurar la alimentación del país,y arcaiza­ción de millones de campesinos por la do­minación ejercida sobre ellos por la hacien-

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da. Ambos, problemas que la reforma agra­ria de l 969 in tentaría, sin éxito, resolver.

Según las conclusiones de Piel, en la ac­tualidad, el problema agrario seguiría bási­camente condicionado por la ecuación la­tifundio-minifundio. Las CAPs y SAIS, producto de la reforma velasquista ( l 969-1975 ), monopolizan de manera improduc­tiva las mejores tierras del país y mantie­nen en espacios marginales, indefinidamen­te parcelados, a un campesinado en paupe­rización creciente. Es interesante anotar que los análisis recientes de algunos econo­mistas peruanos y los efectuados por la Confederación Campesina del Perú desde 19 80, restan importancia al problema de la tierra (sin desconocer la necesidad de "reestructuración democrática" de las em­presas colindantes con comunidades defi­citarias), para centrar su crítica sobre la política económica general y la política agraria que de ella deriva, como factor de­terminante del problema agrario, condi­cionante decisivo del uso de las tierras dis­ponibles en el Perú.

Estos replanteos recientes podrían a su vez,motivar una reconsideración de lama­nera como se analizó el problema agrario en el Perú desde Mariátegui; la monopoli­zación de las tierras no parece haber sido tan extrema como Piel lo recuerda en la primera página de su libro, retomando 50 años de afirmaciones que,estudios empíri­cos minuciosos cuestionan actualmente,en lo que concierne a la sierra.

Guido Delran

MOLINIE FIORA V ANTI, A. , "La vallée sacrée des Andes", Recherches américaines, 4, París, Société d'étnographie, 1982, 239 pp.

Se trata de un es-tu dio etnográfico y so­cioeconómico del pueblo de Yucay, situa­do a orillas del Vilcanota, a unas decenas de kilómetros de la ciudad del Cusco. Fue tierra incaica, conocida por su temperatu­ra agradable, su clima primaveral y sus tie­rras productivas. Las investigaciones que en él realizó Molinié Fioravanti sirvieron

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para redactar una tesis académica en Fran­cia, y para alimentar con datos estadísticos y observaciones etnográficas las páginas del libro que reseñamos. Los propósitos de la autora quedan claros desde las primeras pá­ginas : Yucay es , simultáneamente, una co­munidad integrada a una economía de mer­cado y un pueblo con una cultura tradicio­nal propia , cuyas raíces se remontan a épo­cas lejanas, prehispánicas.

A través de las páginas del libro de Moli­nié F ioravanti, distribuidas en las tres par­tes que lo componen, la hipótesis de lectu­ra es casi una obsesión. En la primera parte, la autora explica cómo Yucay es una socie­dad tradicional, con dos grupos sociales: hacendados y campesinos, socioeconómica­mente diferenciados, con dos culturas y conformada por extranjeros e indígenas. La segunda parte es consagrada a la terrible descomposición de la sociedad campesina, vista a través de la diferenciación económi­ca de los campesinos y de las manifestacio­nes sociales que traducen la quiebra de los vínculos tradicionales y comunitarios. Fi­nalmente, la tercera parte, analiza lo que fu e la aplicación regional de la nueva polí­tica agraria , en tiempos del velasquismo.

Con toda modestia , la autora confiesa que la "sociedad yucaína" , mirada desde perspectivas tradicionales y contemporá­neas, es difícil de explicar. Su futuro es in­cierto. ¿Por qué? Porque Yucay está cons­tituido por la contradicción entre dos es­tructuras sociales, una tradicional y la otra en formación ( p. 207). El "ideal vertical" de Murra anima a la primera,y la segunda no tiene definición satisfactoria (pp. 212-2 13). El cambio es siempre difí cil de expli­car y aún más cuando se tiene por funda­mento que el "ideal vertical" y la reciproci­dad son los dos principios de la organiza­ción social andina.

Molinié Fioravanti permanece fiel a un estilo de literatura etnográfica que tiene en sus haberes muchos méritos pero que no re­siste algunas críticas. Las observaciones que ella recogió y seleccionó confirman Jo que otros autores averigua.ron en muchos pue­blos andinos. Siempre que la ocasión se Je ofrece, Molinié Fioravanti Jo recuerda. No estamos ante un caso único. Yucay refleja las contradicciones del mundo andino con­temporáneo, dividido entre dos prácticas

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socioeconómicas, entre dos culturas o dos maneras de abordar el mundo y las cosas. Sin encontrar el camino teórico que la ilu­mine, Molinié Fioravanti se resigna a suge­rir que Yucay es un pueblo que busca un lugar en un mundo dominado por los peli­gros de una economía de mercado. Feliz­mente, los yucaínos celebran aún rituales que los protegen contra los desórdenes que amenazan " el ideal vertical" de Murra y la tradicional reciprocidad ( p. 21 7) .

Henrique Urbano

FOLADORI, Guillermo. Polémica en torno a las teorías del campesinado. Colección Cuicuilco. Escuela Nacional de Antropolo­gía e Historia. Instituto Nacional de Antro­pología e Historia. México.

En México, al igual que en otros países de latinoamérica, uno de los problemas más debatidos entre los estudiosos de la proble­mática rural "es la forma en que se desarro­lla el capitalismo en la agricultura y su inci­dencia sobre el campesinado". La preocu­pación por el desarrollo de esta idea y sus connotaciones políticas constituye el eje temático y motivador del libro que reseña­mos.

Por un lado, el texto señala que existe un conjunto de autores denominados "ca.m­pesinistas" que sostienen la idea que el avance del capitalismo en México no es ca­paz de destruir las formas de producción campesina, debido a un conjunto de barre­ras. Por otro lado, indica la presencia de otro grupo, los "descampesinistas" que plantean exacta.mente lo contrario, vale de­cir, que el avance del capitalismo destmye la producción campesina y consiguiente­mente lleva a la proletarización de los cam­pesinos . La oposición de estas ideas cons­tituye la polémica, por cierto no concluida, que el autor trata de explicitar, para luego criticar y finalmente dar su propia opinión. Sin embargo , en términos positivos, el au­tor sólo presenta las ideas de los campesi­nistas y la crítica ; la ausencia de la presen­tación sistemática de las ideas de los des-

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Reseí'ías

campesinistas y consiguientemente la falta de crítica a las mismas, no permite un ba­lance , de modo que el lector, en cierto sen­tido debe aceptar las ideas del autor, por cierto descarnpesinistas. El que quizás sin proponérselo, da a entender ,que las críti­cas a los campesinistas constituyen las ideas de los descampesinistas, lo cual puede no ser cierto, o por lo menos ser incomple­to, ya que los argumentos de los descampe­sinistas trascienden seguramente más allá de la crítica a sus opositores.

Los autores que a juicio de Foladori me­recen atención y que examina en el libro son: Stavenhagen, Warman, Díaz Polanco y Gustavo Estevan.

Al primero de los citados le reconoce haber sido el pionero en exponer las ideas campesinistas y ser el maestro de los de­más. Este reconocin1iento le permite afir­mar que las críticas a Stavenhagen atañen a sus discípulos y viceversa.

La crítica más importante a Stavenha­gen es su concepción estática del capitalis­mo y la dicotomía entre la economía capi­talista y la economía campesina, la cual considera que está "incluida' 'en la prin1era, Estas dos ideas permiten que el desarrollo del capitalismo no tenga gran influencia so­bre el proceso de proletarización, y por tanto que los campesinos no sean amenaza­dos por el avance del capital.

El primer paso que Foladori emprende es demostrar que el capitalismo no es está­tico, que avanza. Inmediatamente después, utilizando pruebas empíricas, muestra que los campesinos, en el largo plazo están cada día más articulados al mercado, lo cual im­plica transformaciones en su interior que hacen "que sus propias condiciones gene­ren pennanentemente capitalismo", de ma­nera que su " inclusión"dentro de ese siste­ma no es cierta, y pmeba que tampoco existe la dicotomía señalada anteriormen­te.

En cuanto a Warman, manifiesta que añade algunos elementos importantes al ra­zonamiento de Stavenhagen. En primer lu­gar, mantiene el supuesto carácter comuni­tario del campesino impidiendo su indivi­dualización; en segundo lugar, el papel de la explosión demográfica sobre la ruptura del ciclo ecológico, que ha obligado al cam­pesinado a reforzar su permanencia en base

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al uso más intensivo de la fuerza de trabajo familiar. Seguidamente, Foladori se dedica a refutar estas dos ideas: respecto a la pri­mera, dice que el carácter comunitario y de reciprocidad no es simétrico y que se ha "recreado" debido a la introducción de cul­tivos mercantiles y a la falta de oferta de trabajo en los momentos claves de la pro­ducción . En este sentido la ayuda mutua no es signo de "salud comunitaria" sino de pau perización y diferenciación social. En cuanto a la segunda, opina que no es nin­gún mérito, sino al contrario , es una pmeba de la manera como el capital explota a las economías campesinas y que ello no impi­de que el proceso de descampesinización continúe.

Esta última idea lleva directamente a analizar los conceptos de Gustavo Estevan, complementados por las ideas de Warman. Foladori resume las ideas de ambos, las que se pueden ~ntetizar en: 1) los campesinos "son cada día más" y 2) la población dedi­cada a la agricultura crece a un ritmo de 1.40/0 cada año.

Utilizando datos censales recientes y es­timaciones, Foladori demuestra dos hechos centrales que refutan los planteamientos de Estevan y Warman. En primer lugar, que el hecho "que la población dedicada a la agri­cultura crezca a un ritmo de 1.40/0 no sig­nifica que lo haga la población campesina", y en segundo lugar, "que los campesinos le­jos de crecer han disminuido" de 2'950,000 en 1950 pasan a un 1'800,000 en 1975. Es decir que los campesinos en vez de ser cada día más, sor. menos.

Al margen de la relevancia de los temas tratados por el autor y de las condiciones de la agricultura mexicana, conviene pre­guntarse sobre la importancia del libro para el Perú y particularmente para la agricultu­ra asentada en los Andes.

Partiremos de una idea que parece ob­via, pero que muchas veces es olvidada : El avance del capitalismo en el Perú y la zona andina es un hecho, tanto sectorial como globalmente. En este sentido, es importan­te considerar las ideas que se plantean en el texto reseñado, en su contenido y metodo­logía.

Esta importancia es mayor, sobre todo después de la Reforma Agraria efectuada en el país y las tendencias que se observan

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en la actualidad. Los últimos estudios sobre la agricultu­

ra serrana del país, parecen demostrar que antes de la Refonna Agraria las economías campesinas habían avanzado mucho, tanto en la propiedad como en la conducción de las tierras de las haciendas.

Los comuneros y feudatarios o colonos de las haciendas controlaban la mayor par­te de la tierra. La Reforma Agraria sólo dis­tribuye las tierras conducidas directamen­te por los hacendados y simultáneamente legaliza la posesión de los campesinos so­bre las tierras de las ex-haciendas. La for­mación de cooperativas en las tierras afec­tadas por la Reforma Agraria introdujo va­riaciones en la organización productiva, que en síntesis implicaba un cambio de ra­cionalidad. Lo más importante no era ya asegurar la subsistencia sino negociar exce­dentes, lo que indudablemente condujo al empleo de los socios como proletarios de su propia empresa, proletarizó a los campe­sinos sin tierra y recurrió al empleo even­tual de campesinos de comunidades. El en­sayo sin embargo no duró muchos años. Los campesinos se resistían a ello , muchas cooperativas fueron invadidas y sus tierras redistribuidas, las cooperativas que ·aún subsisten sólo mantienen el nombre ya que la mayoría de ellas han sido parceladas tá­citamente y otras se debaten entre parce­lar o no. La conclusión de este proceso es que la más importante forma de organiza­ción productiva es la economía campesina, en Comunidades Campesinas o fuera de ellas.

Si esto es verdad, las ideas y conceptos del libro reseñado resultan útiles. En pri­mer lugar, porque es posible identificar un futuro probable para los campesinos, es dable su reforzamiento como forma de producción, o su destrucción en cuestión de tiempo. En segundo Jugar, permite eva­luar la real resistencia del campesinado al avance del capitalismo. No obstante , hay que dejar bien establecido que el capitalis­mo peruano es cuantitativa y cualitativa­mente diferente al mexicano, Jo que puede hacer variar los términos de la evaluación. En tercer Jugar, según se evalúen las ten­dencias es posible establecer planes econó­micos, sea para reforzar la economía cam­pesina o , desde el punto de vista gu?erna-

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mental, para acelerar su destrucción a tra­vés de instrumentos legales y de polític¡ts económicas. Finahnente, para establecer la forma en que estas economías campesinas puedan participar en un proceso político diferente y/o la forma como puedan ser transformadas para constituir parte de un nuevo orden económico y político.

·Estas razones hacen que los interesados en la problemática andina y rural deban consultar el trabajo de Foladori. Sin embar­go, creemos que como toda polémica, el libro merece una respuesta, esta vez de par­te, no tanto de los campesinistas como doc­trinarios, sino de los analistas del movi­miento campesino real, en México y Perú.

Jesús Guillén M.

AVENI F ., Anthony and URTON, Gary, eds., Ethnoastronomy and Archaeoastrono­my in the American Tropics, Annals of the New York Academy of Sciences, vol. 385 , New York, 1982, 365 pp.

En 1981, tuvo lugar en Nueva York, un congreso que estudió diferentes temas de la etnoastronomía y de la arqueoastronomía, dirigido por los profesores Aveni y Urton de la Universidad Colgate (Hamilton, Nue­va York). No es la primera vez que Aveni publica estudios acerca de estos temas. Son conocidas sus publicaciones acerca de la ar­queoastronomía americana y, particular­mente, sobre México. Urton también publi­có anteriormente su tesis doctoral, fruto de sus investigaciones astronómicas en una co­munidad cercana a la ciudad de Cusco (Pe­rú). En este nuevo libro, los editores reu­nieron a un grupo de especialistas antropó­logos, historiadores de arte y astrónomos, para en tablar un diálogo acerca de materias etnológicas e históricas, relacionadas con los problemas astronómicos. Para los orga­nizadores del encuentro, el objetivo era de­finir la lógica amerindia que rige los ciclos y fenómenos percibidos en su medio am­biente , tan to terrestre como celeste.

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Sin estar exclusivamente dedicadas a las áreas culturales americanas, gran parte del coloquio fue consagrado a ellas. Las pers­pectivas comparativas están presentes en los trabajos de síntesis del congreso y en algunas de las ponencias. Con ellas empieza a vislumbrarse en el horizonte de la investi­gación astronómica, la posibilidad de un lenguaje común o, por lo menos, de un dis­curso capaz de alimentar un diálogo entre diferentes disciplinas científicas. Quedó claro, sin embargo, que el camino a re­correr para asegurar un diálogo permanente y fructífero entre materias tan diversas es aún largo y penoso. Algunas señales de esas dificultades están presentes en las pá­ginas de este libro. Las tendencias descrip­tivas y genéricas, ligadas a los datos etno­gráficos de la metodología vigente entre especialistas de las ciencias humanas, con­trastan con las preocupaciones de rigor que los especialistas en las ciencias físicas impri­mena sus lenguajes.

Es siempre difícil resumir y dar cuenta de la diversidad de las ponencias de un con­greso consagrado a diferentes áreas cultura­les. En lo que respecta al espacio cultural mesoamericano, el libro de A veni y Urton publica los estudios de especialistas como Klein, Townsend, Broda, Coggins, Collea, Carlson, Aveni y Hartung. Las tradiciones astronómicas colombianas fueron recorda­das y analizadas por Reichel-Dolmatoff. Hugh-Jones estudió el papel de las Pléyades y Scorpión en la cosmología amazónica de los Barazana; Fabián la etnoastronomía de los Bororo de Mato Grosso (Brasil). Da Silva y Johnson exploraron los dominios de la astronomía popular hawaiana, y King,al­gunos aspectos astronómicos de la arquitec­tura islámica medieval

Pero los an dinólogos tienen también abundante material para refleccionar en es­tas páginas sabiamente editadas por Aveni y Urton. Algunas de ellas fueron consagra­das a los problemas astronómicos prehis­pánicos (Zuidema, Urton, Conklin, Dear­bom y White). Zuidema estudió el papel de las Pléyades de la Cruz del Sur, de Alpha y Betha Centauri en el calendario incaico; Dearborn y White, las observaciones ar­queoastronómicas realizadas en Machu Picchu; Urton incursiona en la etnoastrono­mía y la arqueoastronomía costeña perna-

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na y Conklin analiza el "sistema de infor­mación" de los quipus del Horizonte Me­dio.

En los últimos años, Zuidema y Urton consagraron gran número de investigacio­nes a los problemas astronómicos.obtenien­do resultados significativos. En el trabajo publicado ahora, Zuidema relaciona el sis­tema de ceques con las divisiones calendári­cas, partiendo de algunas premisas algo hi­potéticas. La división ritual del espacio cus­queño en ceques contiene elementos de or­den astronómico atestiguados por las refe­rencias que Cobo (1653) hace a las obser­vaciones realizadas por los especialistas in­caicos. Sin embargo, permanecen sin solu­ción algunas de las incógnitas planteadas por el texto de Cobo (1653). Mencionaré una bien conocida: la que se refiere al nú­mero de wakas consignado por el cronista.

Las conclusiones de Zuidema son, por lo tanto, aproximaciones a un problema. Según él, la palabra Catachillay es el nom­bre quechua incaico para designar las Pléya­des. El texto de Cobo (1653) a que hace re­ferencia Zuidema, Cobo, 1.13, cap. 6, p. 159 en la edición de la BAE, Madrid, supo­ne, me parece, otro nombre para ellas. Pa­ra el cronista, Catachillay se relaciona con Urcuchillay, vocablo que designa la Llama celeste. Polo de Ondegardo (15 71) sugie­re también la misma idea. De igual manera, no queda esclarecido en el texto de Zuide­ma por qué razón las Pléyades son nombra­das con distintos vocablos quechuas.

Sin ser especialista en estas difíciles ma­terias, me permito llamar la atención hacia otro problema que, a mi entender, merece­ría más explicaciones: el del comienzo del calendario incaico. No es la primera vez que Zuidema consagra estudios a ese tema, y en los últimos treinta años, solamente él se atrevió a reformular las preguntas ade­cuadas para solucionar un sinnúmero de problemas planteados por la discordancia de los datos de los cronistas. La correlación entre la fecha de la aparición de las Pléya­des y el inicio del año sideral lunar tiene al­go de probable. Sin embargo, la traducción del himno católico a la Virgen, de Pérez Bocanegra, como argumento parajustificar la tesis que el autor propone, me parece de­masiado hipotética y el razonamiento falaz, mientras no hayan pruebas más rigurosas

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para llegar a conclusiones mejor documen­tadas.

Urton presenta su estudio sobre la astro­nomía costeña como investigación con ca­rácter hipotético. El terreno es casi virgen, si exceptuamos los trabajos generales acer­ca de las líneas de Nazca, realizados, entre otros autores, por María Reiche. Utiliza las observaciones etnográficas de Gillin y de Sabogal W iesse, y los datos recogidos en los siglos XVI y XVII por cronistas co­mo Calancha y Avila. No sé si Urton iden­tifica las Pléyades con Catachillay. Lásti­ma que esa discusión no aparezca en las conclusiones, en general, poco explícitas en lo que se refiere a los problemas con­cretos discutidos en las ponencias del con­greso.

Resumiendo, el texto editado por Avení y Urton merece una amplia difusión por la novedosa problemática y por el interés que los tero as discutidos despiertan entre las nuevas generaciones de andinó!ogos y espe­cialistas de las áreas mesoamericanas. Sería entonces conveniente, que se pueda dispo­ner , lo más pronto posible,de una traduc­ción en lengua castellana de este importan­te texto.

Henrique Urbano

GUTIERREZ, R; De AZEVEDO, P.; VIÑUALES, G. M, De AZEVEDO, E. y VALLIN, R. La Casa Cusqueña. Departa­mento de Historia de la Arquitectura. Uni­versidad Nacional del Nordeste. s/f. 198 pp. ilus.

De AZEVEDO, Paulo O.D. Cusco Ciudad Histórica: continuidad y cambio, UNESCO, Lima 1982, 177 pp.

Los textos La Casa Cusqueña y Cu seo Ciudad Histórica: continuidad y cambio son sólo una muestra de un conjunto más

No. 1, setiembre 1983

amplio de publicaciones, cuya importancia, además del tema específico que tratan, re­side en la manera integral en que los abor­dan, relacionando en todo momento, los elementos arquitectónicos con la historia y la sociedad en la que se encuentran. El . manejo de documentos y la amplia biblio­grafía trabajada respaldan este enfoque, además de ser elementos importantes para los lectores, quienes encuentran de esta ma­nera interesantes pistas a trabajar desde sus propias inquietudes.

A partir de un estudio muestral de las. viviendas, se aborda el problema de la tugus rización, en una perspectiva histórica qué alcanza hasta el Incanato, logrando captar procesos de cambio importantes que tras­cienden las explicaciones eminentemente "técnicas" y ubicando problemas sociales que ilustran la relación entre la ciudad y su región.

Para el estudio muestra} de las viviendas se seleccionó el área de investigación den­tro del centro histórico de la ciudad, lo cual permitió tomar en cuenta conventos, monasterios y edificios públicos, como el Cabildo, la Cárcel, el Teatro de Comedias, la Casa de la Moneda, etc., permitiendo un minucioso análisis de la tipología del in­mue ble, así como de las modificaciones ha­bidas en la estructura misma de la vivienda

Esta manera de proceder permite apre­ciar los cambios habidos desde la segunda mitad del siglo XVII, observándose, en lo que se refiere a la propiedad, una tenden­cia al desplazamiento de los antiguos pro­pietarios en favor de una burguesía comer­cial, profesional, que empieza a hacerse presente en la escena urbana.

Este seguimiento por viviendas permite además, mostrar cómo el problema de la tugurización del centro histórico del Cus­co es un proceso que data del siglo XVIII, y no de este siglo, tal como algunos auto­res han señalado.

De otro lado, las posibilidades explica­tivas del estudio de los usos del suelo y de la vivienda nos abren pistas de trabajo im­portantes. Ya en 1654 se comienza a dar un uso "intensivo" del suelo que lleva a la fragmentación de solares completos, con los consecuentes problemas de titulación y modificaciones en la estructura funcional de la vivienda. Además de la fragmentación

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de viviendas señoriales se comienza a dar otros usos, aparte del residencial; esto a la vez que ubica el problema de la vivienda y de la ciudad en un contexto más amplio, permite preguntarnos por las causas que lo provocan, poniéndonos inmediatamente en contacto con el funcionamiento econó­mico de la región y con los problemas que enfrenta las diferentes funciones que va a cumplir la vivienda, y que estarían, asimis­mo, relacionadas con los diferentes grupos sociales y con las necesidades de su repro­ducción como tales. Así vemos, por ejem­plo, que la existencia y permanencia de los amplios patios de las casas señoriales, que cumplían una función económica impor­tante, sirviendo de "depósito" de la pro­ducción proveniente de la hacienda, deno­ta la pervivencia de una determinada arti­culación entre la ciudad y el campo.

Sin embargo, continuando con el estu­dio de las viviendas seleccionadas, se en­contró que en muchos casos se comienza a alquilar los patios y las habitaciones que dan a la calle, con fines comerciales y re­sidenciales. Esto señala nuevas necesidades de los propietarios y pone de manifiesto algunas modificaciones en la estructura misma de la vivienda, que van a provocar un mayor y más rápido deterioro de la mis­ma.

El estudio de las funciones de la ciudad ofrece variadas posibilidades de interpreta­ción y permite vincular técnicas de análi­sis, como pueden ser los "vectores de cre­cimiento urbano" o "tipo de restauracio­nes" a los procesos sociales de cambio que se dan en el Cusco. Se establece así la re­lación entre expresión urbana y función so­cio-económica de la ciudad, logrando llevar al terreno práctico muchos de los aportes teóricos de la sociología urbana.

La permanente vinculación entre los as­pectos arquitectónicos y urbanísticos con los aspectos histórico-sociales, permite ade­más plantear una reconstrucción de la ciu­dad que, sin olvidar su valor monumental y cultural, toma en cuenta las necesidades de la población, para lo cual se vincula el trabajo de restauración con un plan regula­dor urbano y un plan sectorial para el cen­tro histórico, evitando de esta manera que los trabajos de reconstrucción se conviertan en "acciones aisladas" que olvidan la arqui-

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tectura corriente y la función habitacional, que debe ser el soporte fundamental para la revitalización del centro histórico.

De Azevedo plantea la necesidad de "re­vitalizar" el centro histórico del Cusco pa­ra sus habitantes, en función de sus necesi­dades y de acuerdo al programa que plani­fique la expansión de la ciudad y la infraes­tructura requerida. Nuevamente,la vincula­ción entre arquitectura, historia y sociedad permite no sólo una mejor interpretación de los fenómenos urbanos, sino también la elaboración de propuestas futuras.

El estudio de los usos del suelo y su vin­culación con la ubicación de los grupos so­ciales y sus actividades económicas en un determinado espacio territorial es expresa­do en los últimos capítulos de Cusco Ciu­dad Histórica: continuidad y cambio . Es importante recalcar que en el marco de la "Ecología Urbana" se puede obtener va­liosa información sobre el control que los diferentes sectores sociales ejercen sobre el espacio. Así tenemos ,por ejemplo, que los barrios satélites, ocupados por los sectores de menor renta y que, desde el Incanato se ubicaban en cuestas y colinas, siguen sien­do sede del mismo grupo social, observán­dose a la vez una tendencia a la expansión a través de la formación de pueblos jóvenes y urbanizaciones populares que se sitúan en las· colinas, al lado de las dos vertientes del Huatanay. Los sectores de más altos ingre­sos siguen controlando, por su parte, los es­pacios planos del valle , pues si bien abando­nan el "centro histórico" pasan a ocupar las partes bajas del Valle del Huatanay que, en términos de calidad de terrenos signifi­ca la permanencia de una determinada ma­nera de uso y control del suelo en función de sus intereses económicos.

Tenemos, pues, dos textos importantes, que partiendo del estudio de la ciudad y la vivienda, tienen la virtud de conducirnos a "problemas" teóricos y prácticos.

Patricia Ruiz Bravo.

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ALLAIGRE, C!aude, ed., Marginalités dans les pays andins, Actes du Seme. colloque de J' Association fran~aise pour (J'étude) et la recherche sur les pays andins (AFERFA) Centre d'études et de recherches sur Je Pé: rou et les pays andins (CERPA), Université des langues et lettres de Grenoble. 1982, 204 rP.

El coloquio realizado en noviembre de 1981 en Grenob!e, reunió en torno al tema de la "marginalidad en los países andinos" a especialistas franceses y latinoamericanos. Los temas discutidos en las cuatro mesas redondas del congreso fueron los siguien­tes : marginalidad y sociedad en el Perú, con la ponencia de Forgues sobre " la es­critura subversiva de Gregorio Martínez y el renacer de los marginados" y la de Me­lis sobre "la marginalidad del hombre andi­no en la última novela de Arguedas" · mar­ginalidad y literatura en el Perú, con ' el es­tu<lio de Cirillo sobre la marginalidad del serrano en la interpretación de Arguedas y el de Nouhauct -sobre las " ambigüedades de la Virgen 'María · o de la tradición judía en la novela del colombiano Isaacs" culturas marginalizadas, y minorías cultur¡les en los países andinos, en las que se analizaron los conceptos de marginalidad y sus aplicacio­nes (Allaigre y Cros) .

El tono del coloquio fue dado por Bri­sseau-Loayza con una ponencia acerca del " espacio y marginalización en el Perú" y con las palabras de H. Neira acerca de la sociedad peruana en los años J 980 y 1981. Se puede, pu es, concluir que el coloquio fue consagrado casi totalmente a los pro­blema~ culturales peruanos, y las animadas d1scus1ones del coloquio se desarrollaron al­rededor de obse rvaciones de la realidad pe­rua1;1~-, El púb)ico francés tiene ya a su dis­pos1c!o!1 . un mstrumento modesto y útil para 1mciarse en los problemas de margina-lidad en el Perú. ·

Henrique Urbano

No . 1, setiembre 1983

MORLON, Pierre ; ORLOVE, Benjamín; HIBON , Alberic Tecnologías Agrícolas Tra­dicionales en los Andes Centrales: Perspec­tivas para el desarrollo. Proyecto Regional de Patrimonio Cultural PNUD/UNESCO. COFIDE, s.l. , s/f. Mimeo. 139 p., ilus.

En el presente trabajo los autores coin­ciden en señalar que la actual situación téc­nico-productiva del agro andino es el largo resultado de un proceso de experimenta­ción, adaptación de nuevas especies crea­ción de nuevas técnicas herramient~ etc desde épocas preincaica~. La utilizaci6n d~ variadas fuentes de información como las crónicas y textos de la época colonial los trabajos de Guamán Poma de Ayala ' los restos arqueológicos, el contacto co~ los actuales portadores de la tecnología andina y el manejo de los numerosos trabajos de investigación sobre las prácticas producti­vas en los Andes, hace del libro un instru­mento útil para quienes se interesan en el conocimiento y comprensión de los siste­mas y organización productiva en los An­des y en las posibles propuestas y alterna­tivas estratégicas de un verdadero y original desarrollo rural.

El texto cuenta con siete capítulos siste­máticamente trabajados, obras de consul­tas y referencia, más una larga y laboriosa revisión bibliográfica que complementa el estudio.

Los capítulos I y II se refieren a la valo­ración y comprensión de la diversidad eco­lógica, los sistemas de producción y el es­pacio rural andino. Asimismo, contribuyen con definiciones teóricas sobre las caracte­rísticas y componentes de lo que es el pai­saje agrícola como expresión concreta re­sultante de la adaptación de una sociedad al medio ambiente y del dominio y utiliza­ción que de él hacen sus poblaciones. Com­pletando los dos capítulos se hace referen­cia a los sistemas de producción rurales donde la tarea agropecuaria está ligada ; otras actividades que el autor llama "para­agrícolas" como artesanía_, _transformación

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y valoración de los productos y subproduc­tos agropecuarios, empleo temporal, etc., que ayudan a entender la estrategia de dis­persión de riesgos y mejor utilización de re­cursos.

El capítulo III enfoca un estudio sobre las técpjcas tradicionales de la utilización de la sal en la sierra peruana, esbozando los aspectos vinculados entre técnicas tradicio­nales no agropecuarias que caracterizan a una economía mixta y de au tosubsistencia propia a la mayoría de los campesinos andi­nos.

En el capítulo IV, Pierre Morlon plantea la interrogante : ¿Qué alternativas tecnoló­gicas para los Andes'?, resaltando la visión polar en las diferentes tendencias y enfo­ques sobre el futurb tecnológico, que se sintetiza en la frecuente contradicción en­tre lo "modernista-extranjerizante" y lo "tradicionalista-indigenista", presentándose la discusión muchas veces como una dis­yuntiva entre dos " soluciones", cargadas en ambos casos más de especulaciones ideoló­gicas que de propuestas científicas y técni­cas viables.

El autor señala también la evolución permanente de tecnologías que tuvieron lu­gar en los Andes, y añade temas o aspectos que deberían tomarse en cuenta en las fu­turas elecciones tecnológicas como: agri­cultura andina e importación de especies y técnicas, revalorización de las especies na­tivas o introducción de nuevas especies, tra­hajo del suelo y mecanización agrícola, ca­lidad de la preparación del suelo, desigual­dad de las regiones y topografía, producti­vidad del trabajo, políticas de desarrollo tecnológico, etc.

El siguiente capítulo, trabajado por Al­beric Hibon sobre una experiencia de inves­tigación agrícola fuera de las estaciones ex­perimentales, basada en el seguimiento agroeconómico plurianual del cultivo de maíz en parcelas de pequeños productores en Cusco, Huancayo y el Callejón de Huay­las; es decir, en "condiciones de produc­ción" entendidas como las condiciones agroclimáticas y económicas arriesgadas que enfrentan los agricultores, en oposi; ción a las condiciones privilegiadas de las estaciones experimentales.

El trabajo continúa con algunos resulta­dos experimentales sobre: la importancia

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de las variedades locales, el uso que hacen los campesinos del manejo y fertilización de los suelos, métodos de siembra, etc.; asi­mismo, sobre la necesidad de establecer ti­pologías de los sistemas de producción de una región , tomando en cuenta la utiliza­ción de la tierra en los diferentes cultivos y producciones, las técnicas de producción empleadas y el nivel actual de producción, el calendario de trabajos a lo largo del año y la contabilidad de los intercambios mo­netarios. Concluye con un anexo sobre el papel de las llamadas "malas hierbas" en los sistemas de producción de la región an­dina.

El último capítulo es una reflexión me­todológica y de aproximación en la pers­pectiva de Investigación· para el Desarrollo como una necesidad de complementación entre la comprensión de las prácticas y téc­nicas productivas y las propuestas y mejo­ras futuras en las decisiones tecnológicas.

Vida! Pino Zambrano.

KAHLE, G., KELLENBENZ, H., PIETSCH­MAN, H. und POHL, H. Jahrbuch für Ge­schichte von Staat, W irtschaft und Gesell­schaft Lateinamerikas, gegründet von KO­NETZKE, R.{+) und KELLENBENZ, H. Sonderdruck irn Buchhandei nicht erhalt­lich , Band 19, Bohlau Ver!ag Koln-Wien, 1982.

Se trata de diversos estudios consagra­dos a los' diferentes países latinoamerica­nos y a la política americanista de la Coro­na española. Los colaboradores v,ienen de diferentes países. En lo qúe se refiere al área andina, hay que destacar los estudios de Lohmann Villena acerca de la presencia de alemanes en el Perú vineinal y el de Acosta Rodríguez sobre los doctrineros y la extirpación de la religión indígena en el arzobispado de Lima, 1600-1620. Señálese también algunos estudios de carácter gene­ral que tienen incidencias en el área andi-

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na : 1) el de García Fuentes acerca de las "licencias para la introducción de esclavos en Indias y envíos desde Sevilla en el siglo XVI"; 2) el de Muro Romero sobre "la re­forma del pacto colonial en Indias" o "las instituciones de gobierno y sociedad en el siglo XVII".

Es, indudablemente, el texto de Acosta Rodríguez el que más se acerca a los pro­blemas andinos bajo el aspecto del estudio de las prácticas idolátricas y de las opcio­nes pastorales de los doctrineros del siglo XVII, para no hablar de los finales del siglo XVI. El estudio clásico en esa materia es aún el de Duviols acerca de la lucha contra las religiones autóctonas en el Perú colo­nial, del cual existe una edición en francés y otra en castellano, ésta ;mblicada en Mé­xico, en 1977, bajo el titulo, La destruc­ción de las religiones andinas. Es también interesante la investigación que Lorenzo Huertas dedicó al tema y que Acosta Ro­dríguez no parece conocer: Religión indí­gena colonial en Canta, Chancay y Caja­tambo, Siglo XVII, edición de la Universi­dad de San Marcos (Lima), 1970.

Acosta Rodríguez plantea el problema del origen de la persecución de las religio­nes indígenas. El autor no se contenta con las explicaciones hasta ahora presentadas, opta por el camino poco explorado de los pleitos en que se vieron envueltos muchos doctrineros ante los tribunales eclesiásti­cos, a partir de la primera década del siglo XVII. Por un lado, los indios acusaron a muchos curas de abuso tanto en lo que se refiere a la utilización de los indígenas co­mo mano de obra, como en las prácticas tributarias excesivas impuestas por ellos a las poblaciones serranas. Como ejemplo de la explotación eclesiástica, Acosta Ro­dríguez se refiere al pleito de los indios de San Damián de Huarochirí contra su doc­trinero, Francisco de Avila, autor de la se­lección de mitos de Huarochirí y de ser­mones en quechua y castellano. El autor aporta otros casos de disputa por razones idénticas, sugiriendo entonces que el mo­vimiento de "extirpación de idolatrías" tiene algo que ver con los intereses econó­micos de los doctrineros y con la defensa de los indígenas contra los excesos de los eclesiásticos. No es, sin embargo, la única explicación del origen del movimiento de

No. 1, setiembre 1983

extirpación de idolatrías, afirma Acosta Rodríguez. Quedan, pues, en pie,otras ex­plicaciones complementarias. Y entre ellas, añadiría yo, habría que buscar las razones por las cuales ese movimiento no alcanzó la importancia que aparentemente ha tenido el de la sierra cercana a Lima. No fue por ausencia de abusos ni por falta de doctri­neros más reacios que Avila o Avendaño y mucho menos aún,por la carencia de prác­ticas rituales y mitológicas andinas tradi­cionales. ¿Cómo explicar, entonces, la au­sencia de documentación que abunde en fa­vor de movimientos regionales de "extirpa­ción de idolatrías"?

Hemique Urbano

LAJO, Manuel; SAMANIEGO, Carlos y AMES, Rolando (Editores). Agricultura y Alimentación. Bases de un nuevo enfoque. Introducción de LAJO LAZO, Manuel; Li­ma, 1982. Mapas. Figuras. Notas. Biblio­grafía. 536 pp.

Este libro es el cdnjunto de las ponen­cias y conclusiones del II Seminario sobre Agricultura y Alimentación en el Perú rea­lizado en Chaclacayo (Lima), del 1 O al 13 de octubre de 1979.

Su importancia y valor están dados por­que permite tanto a estudiantes como a un público mayor, reflexionar y tener una imagen-global y crítica (que hacía falta) del grave problema agrícola y alimentario en el Perú actual.

En el Seminario participaron técnicos en recursos naturales, economistas agrarios, sociólogos rurales, antropólogos, funciona­rios públicos, historiadores y políticos.

De las 15 ponencias, hemos destacado a modo de ejemplo, algunas de ellas relacio­nadas con cada una de las grandes seccio­nes.

En la sección "Bases Históricas y Geo­gráficas de la Agricultura y la Alimenta·· ción", Axel Douro Jeanni, analiza los as-

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pectos relacionados "con la oferta de los recursos agua y suelo y la producción agrí­cola, pecuaria y forestal" en la costa y sie­rra peruana. Precisa la situación actual de los recursos, los problemas que presentan y la escasa atención del Est11do. Concluye proponiendo alte.rnativas técnicas, políti­co-legales y socio-culturales que tiendan a preservar y mejorar los recursos renovables, redistribuir la riqueza, incrementar la pro­ducción agrícola, y lograr el au to-abasteci­miento de alimentos básicos, entre otros.

la segunda sección, "Producción y Co­mercialiución Alimentaria" contiene varias ponencias. Allí, Eduardo Grillo, trata sobr~ "La producción agropecuaria de alimen­tos", reflexionando en forma sugerente y rica" las opciones tecnológicas que existen para mejorar la situación alimentaria y nu­tricional de la población nacional".

Contrapone en una visión histórica la técnica "occidental" frente a "una actitud tecnológica 'no occidental' " . Recupera pa­ra la reflexión la experiencia de la tecnolo­gía de la producción agropecuaria pre-co­lom bina y del actual campesinado andino.

Más adelante revisa la presente estructu­ra agraria y sus peculiaridades y constata por un lado que dado el modelo global de la economía peniana, lo rural-agrario ha si­do subordinado y coaccionado a sostener lo urbano-industrial: con alimentos y ma­terias primas baratas.

Por otro lado, enfatiza que en el marco señalado el Estado ha favorecido a la agri­cultura capitalista, con grave perjuicio de la economía campesina que es la que funda­mentalmente alimenta a la población del país.

Las consecuencias de tal situación, en relacioo al desabastecimiento, al deterioro en la alimentaciól) y nutrición del pueblo peruano, llevan a Grillo a proponer un ·con­junto de "bases tétnicas pára el -desarrollo agrario", que suponen lineamientos políti­cos socialistas opuestos al actual sistema económico.

Sobre el consumo de alimentos y niveles de nutrición en el campo y la ciudad,parti­cularmente en los -sectores populares, las ponencias presentadas abren líneas de tra­bajo muy importantes.

Marco Ferroni realiza un valioso trabajo sobre la alimentación del campesinado an-

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dino. Se hace preguntas como : ¿cuál es la alimentación, y qué cambios se dan en la dieta rural?; ¿cuál es su potencial nutricio­nal? Además vincula lo anterior con el mer­cadó y sus implicaciones.

Las conclusiones de Ferroni quiebran mitos sobre el _ tema. Así, señala que "si la desnutrición rural está asociada a la articu­lación campesina con la economía de mer­cado, cabe preguntarse ¿por qué ocurre di­cha articulación y qué medidas de política alimentaria o de desarrollo deben tomarse para mejorar el estado nutricional en el campo bajo estas ·condiciones?" Entre otras medidas sugiere una política de redistribu­ción de tierras que coadyuve a aumentar significativamente las oportunidades de tra­bajo e ingreso campesino.

La enarta sección toca las políticas agra­rias ·y alimentarias. Aquí la ponencia de Jo­sé'"María Caballero : "La situación del cam­pesinado andino y las decisiones de políti­ca económica", basa su argumentación en el campesinado parcelario independiente o agrupado en comunidades, ubicado en la zona cordillerana.

Al examinar la "extrema miseria en que vive la inmensa mayoría del campesinado andino", precisa dos razones básicas: ( 1) "la pobreza de recursos agropecuarios del área andina cordillerana; y (2) las condicio­nes políticas e institucionales".

La transformación de la situación seña­lada exige, necesariamente, entre otras po­líticas -según Caballero-, "garantizar un acceso igualitario a las tierras disponibles" , cambiar los patrones de consumo de ali­mentos, la organización campesina y, eli­minar o reducir la renta diferencial (lo que supone una "ruptura fundamental con el mercado").

Finalmente, del conjunto de conclusio­nes destaca que en cuanto a la situación ali­mentaria más del 50º/o de la población peruana 'tiene un consumo deficitario de alimentos, agudizado en los últimos años.

Respecto a la Política Agraria, se com­prueba que ésta beneficia a los sectores ur­banos perjudicando al campesinado Y, a la población de escasos recursos. Ademas se remarca la ausencia de una política inte-gral sobre la alimentación popular. .

Especial atención merece la urgencia de un proyecto nacional que rescate el uso de

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los recursos agropecuarios en beneficio de la alimentación popular.

Concluyendo, estamos ante una publi­cación necesaria dada la discusión e im­portancia del tema en el país.

Tirso Gonzales.

DE JEREZ, Francisco, La conquéte du Pé­rou, 1534. Présentation par Pierre Duviols, París, A.M. Métailié. 1982, 143 pp.

Esta edjción de la crónica de Francisco De Jérez pu.blica la traducc~ón. francesa de H. Ternaux-Compans (1837), hecha en ba­se a la edición de Salamanca (15 4 7). La in­troducción de Duviols recuerda las imáge­nes que ocuparon la mente de los conquis­tadores, algunos de los problemas que los subyugaron y que muchos pagaron con sus vidas, y las grandes líneas de la visión de los vencidos y vencedores. La brevedad de esas páginas son suficientes para indicar algunas orientaciones en la interpretación de gran­des problemas. Es, por ejemplo, el caso de la lectura de las razones que llevaron a los indios a llan1ar Viracocha a los españoles (p.15) . La leyenda obedece a las exigencias lógicas que crearon en México el mito del retorno de Quetzalcoatl. Duviols sugiere que en el Perú, el relato de la llegada de los españ9les coincide con las luchas entre Huáscar y Atahualpa. Huáscar es tomado prisionero. Sus adeptos, la gente del Cus­ca, mandan celebrar el rito de la Capac hu­cha, para obtener la liberación del Inca. In­mediatamente después del sacrificio, ia nC>­ticia de la llegada de los españoles atraviesa los Andes. La Capac hucha era en honor de Viracocha. Huáscar y sus seguidores creye­ron que habían llegado a la costa sus salva­dores, viracochas o capacochas.

El libro contiene algunos datos que ayu­dan a comprender mejor los problemas de la conquista del Perú, particularmente los acontecimientos de Cajamarca. Las páginas finales mencionan los principales textos o

No. 1, setiembre 1983

estudios publicados acerca de la conquista de América y del Perú, tanto en castellano como en frand:s.

Henrique Urbano

VASCO DE CONTRERAS Y VALVERDE, Relación de la ciudad del Cusco, 1649 ; Pról. y transe. de María del Carmen Martín Rubio, Cusca, 1982, 203. pp.

No es totalmente desconocido el texto de la relación editada ahora por el Comité de Servicios Integrados Turístico-Cultura­les del Cusca. Los primeros cuatro capítu­los habían sido publicados por Jiménes de la Espada en las Relaciones geográficas de Indias, y Santisteban Ochoa editó una co­pia del original, en la que faltan los capítu­los relativos a la vida de los obispos de la diócesis.

Esta relación es un documento admi­nistrativo sumamente escueto. Aun así, Martín Rubio considera que se trata de una obra de mucha importancia para la historia de la ciudad del Cusca. Contiene veinticin­co capítulos con breves notas que descri­ben la ciudad, sus piedras, la fauna y flora, la vida de los obispos, los conventos y mo­nasterios, las parroquias y la iglesia cate­dral. Esperamos que el Comité que acerta­damente publica esta relación , continúe su obra editorial con nuevos documentos refe­rentes a la ciudad y la región.

Henrique Urbano

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