Feynman Richard Que Te Importa Lo Que Piensen Los Demas PDF

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  • QU TE IMPORTA LO QUE PIENSEN LOS DEMS?QU TE IMPORTA LO QUE PIENSEN LOS DEMS? es una transcripcin de las conversaciones que el genial fsico mantuviera con Ralph Leighton. Las

    divertidsimas ancdotas que ponen de manifiesto el sentido del humor de Feynman, se completan con un fascinante relato de la investigacin que sigui a laexplosin del transbordador espacial Challenger en 1986 y cmo Feynman ilustr las causas del desastre mediante un elegante experimento consistente enalgo tan sencillo como sumergir un anillo de goma en un vaso de agua fra. El libro, junto con ESTA USTED DE BROMA, SR. FEYNMAN?, constituye el mejorejemplo de como los genios de la ciencia pueden ser sumamente atractivos y divertidos.

    Ttulo Original: What Do You Care What Other People Think?Traductor: Bou Garca, Luis1988, Feynman, Richard Phillips1990, Alianza Editorial, S.A.Coleccin: Libros Singulares (ls)ISBN: 9788420696034Generado con: QualityEPUB v0.32

  • PREFACIOLa publicacin de Est Vd. de broma, Sr. Feynman? hace necesario explicar aqu un par de cosas.Primera, aunque el personaje de este libro es el mismo de entonces, las aventuras de un curioso personaje son aqu un tanto diferentes: aunque las hay ligeras y las hay

    trgicas, es seguro que el Sr. Feynman casi nunca est de broma si bien muchas veces resulta difcil saberlo.En segundo lugar, la ilacin de las historias de este libro es ms laxa que en Est Vd. de broma, donde fueron dispuestas cronolgicamente para darles apariencia de orden

    (lo cual produjo en algunos lectores la errnea impresin de que se trataba de una autobiografa. Los motivos que me inspiran son sencillos: desde que empec a or ancdotas deFeynman, he sentido siempre un fuerte deseo de compartirlas con otras personas.

    Finalmente, a diferencia de las anteriores, pocas de estas historias me fueron referidas durante sesiones de tambor. Desarrollar este aspecto en el breve resumen siguiente.La primera parte, Un curioso personaje, comienza describiendo la influencia de quienes ms conformaron la personalidad de Feynman su padre, Mel, y su primer amor,

    Arlene. La primera historia es adaptacin de The Pleasure of Finding Things Out, (El placer del descubrimiento), un programa de la BBC producido por Christopher Sykes. AFeynman le resultaba penoso referir la historia de Arlene, de la cual ha sido tomado el ttulo de este libro. Por ello, fue ensamblada a lo largo de los ltimos diez aos, a partir defragmentos de seis historias diferentes. Cuando por fin qued completa, Feynman la encontr especialmente de su agrado, y estuvo gozosamente dispuesto a compartirla con otros.

    Las otras historias de Feynman de que consta la primera parte, ms ligeras de tono en general, figuran aqu porque ya no podr haber un segundo volumen de Est Vd. debroma. Feynman estaba particularmente orgulloso de Tan sencillo como contar, que tuvo en ocasiones intencin de publicar con carcter de artculo de psicologa. Las cartasdel ltimo captulo de la primera parte me fueron amablemente facilitadas por Gweneth Feynman, Freeman Dyson y Henry Bethe.

    La segunda parte, El Sr. Feynman va a Washington es, por desdicha, la ltima de sus aventuras. La historia es particularmente larga porque su contenido an conservaactualidad. (Han aparecido versiones abreviadas en Engineering and Science y en Physics Today). No fue publicada antes porque Feynman hubo de sufrir su tercera y cuartaoperaciones quirrgicas ms radiacin, hipertermia y otros tratamientos despus de prestar servicios en la Comisin Rogers.

    La batalla de Feynman contra el cncer, que se prolong todo un decenio, dio fin el 15 de Febrero de 1988, dos semanas despus de impartir su ltima clase en Caltech. Hequerido incluir uno de sus ms elocuentes e inspiradores discursos, titulado El valor de la ciencia, a modo de eplogo.

    Ralph LeightonMarzo de 1988

  • PARTE 1UN CURIOSO PERSONAJE

  • AS SE HACE UN CIENTFICOTengo un amigo pintor; a veces sostiene opiniones que no comparto. Toma una flor y te dice, Mira qu hermosa es, y yo me muestro de acuerdo. Pero entonces aade, Yo,

    como pintor que soy, puedo ver cun hermosa es una flor. En cambio t, como cientfico, la analizas y haces pedazos, y su belleza se esfuma. A m me parece que est un pocochiflado.

    Ante todo, la belleza que l ve est al alcance de otras personas, y tambin de m, estoy seguro. Aunque es muy posible que estticamente yo no sea tan refinado como l, sapreciar la belleza de una flor. Pero, al mismo tiempo, veo en la flor mucho ms que l. Puedo imaginarme las clulas de su interior, que tambin tienen una cierta belleza. Pues noslo hay belleza a la dimensin de centmetros; existe igualmente belleza en dimensin mucho menor.

    Estn las complicadas acciones de las clulas y otros procesos. El hecho de que el colorido de las flores haya evolucionado con el fin de atraer insectos que las polinicen esinteresante: comporta que los insectos pueden ver los colores. Lo cual plantea una cuestin: existe tambin en los seres inferiores el sentido esttico que nosotros poseemos? Delconocimiento de la ciencia emanan toda clase de preguntas interesantes, que aportan a la flor misterio, excitacin y sobrecogida admiracin. La ciencia siempre suma. No se mealcanza cmo puede restar.

    Ya desde nio he sido muy parcial en lo tocante a la ciencia. Cuando era ms joven concentr en ella casi todo mi esfuerzo. En aquellos tiempos no tena tiempo, ni tampocomucha disposicin, para aprender lo que se conoce por humanidades. A pesar incluso de que haba en la universidad cursos de humanidades, que era preciso aprobar paragraduarse, hice todo cuanto pude por escapar de ellos. Slo ms tarde, ms maduro y relajado, me he dispersado un poquito. He aprendido a dibujar y he ledo un poquitn, pero laverdad es que sigo siendo una persona muy polarizada y lo que s no es gran cosa. Mi inteligencia es limitada y yo la utilizo en una direccin concreta.

    Antes de nacer yo, mi padre le dijo a mi madre, Si es chico, ser cientfico1. Siendo yo un mocosuelo muy pequen, sentadito en mi silla alta, mi padre trajo a casa un montn debaldosines de cuarto de bao, de diversos colores. Jugbamos con ellos. Mi padre los colocaba verticalmente, como domins, y yo derribaba el de un extremo para ver cmo secaan todos.

    Despus, pasado algn tiempo, yo le ayudaba a colocarlos. Muy pronto estuvimos disponindolos de formas ms complicadas: dos losetas blancas y una azul, dos blancas y unaazul, y as sucesivamente. Cuando mi madre vio aquello, dijo: Deja en paz al pobre nio. Si le apetece poner una azul, que la ponga.

    Pero mi padre dijo, No, quiero hacerle ver cmo son las regularidades y lo muy interesantes que son. Es una especie de matemtica elemental. As que comenz muy pronto ahablarme del mundo y de lo interesante que es.

    Tenamos en casa la Enciclopedia Britnica. De pequeo, mi padre sola sentarme en sus rodillas y leerme fragmentos de la Britanica. A lo mejor estaba leyndome sobre losdinosaurios. La enciclopedia hablaba por ejemplo del Tyrannosaurus rex, y deca algo as como, Este dinosaurio tiene siete metros y medio de alto y su cabeza, un metro ochentade ancha.

    Entonces mi padre interrumpa la lectura y deca, Bueno, veamos ahora qu significa eso. Quiere decir que si el dinosaurio estuviera en el jardincito que hay delante de casa,sera lo bastante alto para meter la cabeza por nuestra ventana, aqu arriba. (Estbamos en el segundo piso.) Pero la cabeza sera demasiado ancha para entrar por el hueco.Procuraba traducir a alguna realidad todo cuanto me lea.

    Resultaba apasionante y muy, muy interesante, pensar que hubiera animales de semejante magnitud, que todos hubieran muerto y que nadie supiera por qu. A m no me dabamiedo el que a consecuencia de esto pudiera llegar uno hasta mi ventana. En cambio, aprend de mi padre a traducir; en todo cuanto leo procuro averiguar lo que de verdad significa,lo que realmente se est diciendo.

    Solamos ir a los Montes Catskill, que era un lugar frecuentado por la gente de Nueva York durante el verano. Los padres de familia tenan todos que volver a la ciudad, a trabajar, yslo pasaban all los fines de semana. En los fines de semana, mi padre me llevaba de paseo por los bosques y me contaba las muchas cosas interesantes que ocurran en ellos.Cuando las otras madres vieron aquello, les pareci algo maravilloso y pensaron que los dems padres deberan tambin llevar a sus hijos de paseo. Trataron de convencerles, peroal principio no consiguieron nada. Entonces quisieron que mi padre se llevase a todos los chiquillos, pero l no acept, porque tena conmigo una relacin muy especial. La cosaacab en que los otros padres tuvieron que sacar de paseo a sus hijos el fin de semana siguiente.

    El lunes, despus de que todos los padres hubieran vuelto al trabajo, nosotros los nios estbamos jugando en un campo. Uno de los chicos va y me dice, Ves aquel pjaro? Aver, qu clase de pjaro es se?

    Yo respond, No tengo la menor idea de qu clase de pjaro es se.Y el otro dice, Es un tordo petimarrn. Tu padre no te ensea nada!Pero era exactamente lo contrario. l ya me haba enseado: Ves aquel pjaro?, me deca. Es un gorjeador de Spencer. (Yo saba ya que l no conoca su verdadero

    nombre.) Bueno, en italiano es un Chutto Lapittida. En portugus, un Bon da Peida. En chino, es un Chun-lon-tah, y en japons, es un Katano Tekeda. Puedes conocer el nombre deese pjaro en todos los idiomas del mundo, pero cuando termines de aprendrtelos no sabrs absolutamente nada del pajarillo. Tan slo sabrs algo acerca de los humanos dediferentes lugares: cmo le llaman al pjaro. As que observemos el pjaro y veamos qu est haciendo, eso es lo que importa. (Aprend muy pronto la diferencia entre el nombre dealgo y saber algo.)

    Me deca, Por ejemplo, fjate: el pjaro est constantemente picando entre sus plumas. Ves cmo hace, ves que va caminando y al mismo tiempo picndose el plumaje? S.Y entonces me preguntaba, Por qu piensas que los pjaros se picotean entre las plumas?Bueno, responda yo, a lo mejor es que se les desordenan al volar, y luego vuelven a colocrselas con el pico.Muy bien, me deca, Si as fuera, se picaran las plumas justo despus de haber estado volando. Entonces, despus de haber estado un rato posados en el suelo, ya no se las

    picaran tanto. Entiendes lo que quiero decir?S.Fijmonos a ver si se picotean ms cuando se posan en el suelo.Era difcil de decir: no pareca haber mucha diferencia entre los pjaros que llevaban un ratito andando por el suelo y los que acababan de aterrizar. As que dije, Me rindo. Por

    qu se pican los pjaros las plumas?Porque les molestan los piojos, me contesta. Los piojos se comen los copos de protenas que se desprenden de las plumas.Y continuo, Cada piojo tiene en las patas una sustancia cerosa, que sirve de alimento a otros caros ms pequeos. Los caros no pueden digerirla por completo, por lo que

    emiten por su extremo posterior una sustancia parecida al azcar, donde se cran bacterias.Finalmente me dice, As que ya ves, all donde hay una fuente de sustento hay alguna forma de vida que la descubre y la aprovecha.Ahora, yo saba que tal vez no fueran exactamente piojos lo que tuviera el pjaro, que tal vez no fuera del todo exacto que en las patas del piojo se criasen caros. Esa historia era,

    probablemente, incorrecta en detalle, pero la explicacin era correcta en principio.En otra ocasin, siendo yo mayor, arranc una hoja de un rbol. Tena esta hoja un defecto, algo en lo que no solemos fijarnos. La hoja daba la impresin de estropeada; tena una

    pequea lnea marrn en forma de C, que arrancaba ms o menos del centro de la hoja y se diriga hacia el borde formando un rizo.Fjate en esta lnea marrn, me dice. Es estrecha al principio, y se va ensanchando conforme avanza hacia el borde. La causa de esto es una mosca, una mosca azul, de ojos

    amarillos y alas verdes, que ha venido y ha puesto un huevo en esta hoja. Despus, cuando el huevo hace eclosin, sale una larva (un ser parecido a una oruga), que se pasa toda lavida comindose esta hoja porque en ella es donde encuentra su comida. Conforme se la va comiendo va dejando en pos un rastro de hoja comida.

    Y al crecer la larva, el rastro se ensancha, hasta que crece al tamao mximo cuando llega al extremo de la hoja, donde se convierte en una mosca una mosca azul, de ojos

  • amarillos y alas verdes que se aleja volando y pone un huevo en otra hoja.Lo mismo que antes, yo saba que los detalles no eran exactamente correctos poda incluso haber sido un escarabajo pero la idea que estaba tratando de comunicarme era la

    parte amena de la vida: que toda ella consiste en la reproduccin. Poco importa cun complicado sea el asunto, lo fundamental es hacerlo otra vez!Careciendo yo de experiencia con muchos padres, no me daba cuenta de lo muy notable que era el mo. Cmo pudo aprender los principios profundos de la ciencia y adquirir el

    amor por ella, lo que se encuentra tras ella, el por qu de su valor y su importancia? Nunca se lo pregunt, porque daba por supuesto, sencillamente, qu sas eran cosas que lospadres saban.

    Mi padre me ense a fijarme en las cosas. Un da estaba yo jugando con un vagn expreso, que era una especie de carrito o vagoneta provisto de barandilla todo a sualrededor. Tena dentro una pelota, y cuando tiraba del vagn, observ algo referente al movimiento de la pelota. Me fui a mi padre y le dije, Oye, pap, me he fijado en una cosa.Cuando tiro del vagn, la pelota rueda hasta el fondo del carrito. Y cuando lo estoy arrastrando y me paro de pronto, la bola rueda hasta la parte delantera. Por qu es eso?

    Eso, nadie lo sabe, me respondi. El principio general es que las cosas que estn en movimiento tienden a seguir movindose, y las cosas inmviles tienden a quedarsequietas, a menos que se las empuje con fuerza. Esa tendencia se llama inercia, pero nadie sabe por qu es verdadera. Ahora, eso se llama comprender las cosas a fondo. Mipadre no se limit a darme un nombre.

    Y sigui diciendo, Si se mira desde el costado, vers que es el fondo del vagn lo que empujas contra la pelota, y que la bola se est quieta. En realidad, a causa del rozamiento,la pelota ha empezado ya a moverse un poquito con relacin al suelo. La bola no se mueve hacia atrs.

    Volv corriendo con mi vagoncito, coloqu otra vez la pelota y tir del vagn. Al mirar desde el costado, Comprob que mi padre, efectivamente, tena razn. Con respecto a laacera, la pelota se haba movido un poquitn.

    As es como fui educado por mi padre, con ejemplos y explicaciones como aquellos. No haba presin; slo explicaciones amables e interesantes. Me han motivado para el restode mi vida, y me han hecho interesarme por todas las ciencias. (Lo que pasa es que soy ms diestro haciendo fsica.)

    He sido atrapado, por as decirlo lo mismo que alguien a quien se le ha dado de nio algo maravilloso, y luego se pasa la vida buscndolo otra vez. Estoy siempre buscando,como un nio; buscando las maravillas que s que he de encontrar no siempre, quizs, pero s de vez en cuando.

    Ms o menos por entonces, mi primo, que era tres aos mayor que yo, estaba haciendo el ltimo ao de secundaria. El lgebra le resultaba de una dificultad considerable, por loque fue preciso ponerle profesor particular. A m me dejaban quedarme sentado en un rincn mientras el profesor trataba de ensearle lgebra a mi primo. Yo les oa hablar de x.

    Le dije a mi primo, Qu tratas de hacer?Estoy tratando de averiguar cunto vale x, como en 2x +7= 15.Yo le digo, Quieres decir 4.S, pero t lo hiciste por aritmtica. Hay que hacerlo por lgebra.Aprend lgebra pero, afortunadamente, no fue yendo a la escuela, sino porque descubr un viejo texto escolar de mi ta all en el tico, gracias al cual comprend que lo importante

    es averiguar cunto vale la x, y que es indiferente cmo se haga. Para m no haba diferencia entre hacerlo por aritmtica y hacerlo por lgebra.Hacerlo por lgebra consista en aplicar un sistema de reglas, que seguidas ciegamente producan la solucin: restar 7 de ambos miembros; si hay coeficiente, dividir los dos

    trminos por el coeficiente, y as sucesivamente una serie de pasos mediante los cuales poda uno obtener la solucin aunque no comprendiera qu se pretenda hacer. Las reglashaban sido inventadas con el fin de que todos los nios que tienen que estudiar lgebra puedan aprobarla todos. Y por eso mi primo nunca fue capaz de hacer clculos algebraicos.

    Haba en la biblioteca local una serie de libros de matemticas que empezaban por Aritmtica para personas prcticas. Despus vena Algebra para personas prcticas yTrigonometra para personas prcticas. (Yo aprend trigonometra con ese libro, pero pronto la olvid, porque no la comprenda muy bien). Cuando tena yo unos trece aos, labiblioteca estaba a punto de recibir Clculo diferencial para personas prcticas. Para entonces ya saba, por haberlo ledo en la enciclopedia, que el clculo diferencial era unamateria de importancia e inters, y que yo deba aprenderlo.

    Cuando por fin vi el libro de clculo en la biblioteca, me entr una gran inquietud. Fui a pedrselo a la bibliotecaria, pero ella me mir y me dijo, No eres ms que un nio. Paraqu te vas a llevar este libro?

    Fue una de las pocas veces en que tanta incomodidad me han hecho sentir que he mentido. Dije que era para mi padre.Me llev el libro a casa y comenc a estudiar el clculo diferencial en l. Me pareci relativamente sencillo y directo. Mi padre empez a leerlo, pero lo encontr confuso y no logr

    entenderlo. As que intent explicarle el clculo diferencial. No saba yo que l fuera limitado, y eso me irrit un poquito. Por primera vez me daba cuenta de que en ciertos aspectoshaba aprendido ms que l.

    Adems de la fsica fuese correcta o no, otra de las enseanzas de mi padre consisti en hacerme desdear cierta clase de cosas. Por ejemplo, cuando yo era pequeo, lme sentaba en sus rodillas y me mostraba los fotograbados del New York Times, que eran las figuras impresas que acababan de aparecer en los peridicos.

    En una ocasin estbamos mirando una imagen del Papa, con todo el mundo inclinndose ante l. Mi padre dijo, Fjate ahora en esos humanos. He aqu un humano plantado ahen medio, y todos los dems doblndose ante l. Y en qu consiste la diferencia? En que ste es el Papa por la razn que fuere, mi padre odiaba al Papa y toda la diferenciaes esa especie de sombrero que lleva. (Si se trataba de un general, la diferencia seran las charreteras. Siempre era la vestimenta, el uniforme, la posicin.) Pero, dijo, estehombre tiene los mismos problemas que todos los dems: tiene que comer, tiene que ir al aseo, como los dems. No es ms que un ser humano. (Incidentalmente, mi padretrabajaba en el negocio de confeccin de uniformes, por lo que saba cul era la diferencia entre un hombre sin uniforme y un hombre con el uniforme puesto: para l eran el mismohombre.)

    Estaba contento de m, estoy convencido. Una vez, empero, cuando volv del MIT2 (donde fui estudiante varios aos), me dijo, Ahora que eres una persona bien enterada de estosasuntos, hay una cuestin que siempre se me ha planteado y que nunca he entendido muy bien.

    Le pregunt qu cuestin era sa.Me dijo, Segn entiendo, cuando un tomo efecta una transicin de un estado a otro emite una partcula de luz, llamada fotn.As es, le respond.Me dice entonces, Y est previamente el fotn en el tomo?No, el fotn no est de antemano.Bueno, me dice, de dnde sale, entonces? Cmo es que sale?Me esforc en explicrselo, en explicarle que el nmero de fotones no se conserva; que son creados justamente por el movimiento del electrn pero no consegu explicrselo

    muy bien. Dije, Es como el sonido que estoy produciendo ahora: no se hallaba previamente en m. (No le pasa as a mi nio pequeo, quien sbitamente anunci un buen da que yano poda decir una cierta palabra palabra que result ser gato porque en su saco de palabras se le haba acabado esa palabra. No hay un saco de palabras que haga quelas palabras se agoten al ir saliendo de l; de igual manera, no hay en los tomos un saco de fotones.)

    No qued satisfecho conmigo en ese aspecto. Jams pude explicarle ninguna cosa que l no comprenda por s mismo. Mi padre no tuvo xito en eso: me envi a todas aquellasuniversidades para averiguar aquellas cosas, pero nunca lleg a poder saberlas.

    Aunque mi madre no saba nada de ciencia, tambin ejerci sobre m una gran influencia. Tena, en particular, un maravilloso sentido del humor, y aprend de ella que las ms altasformas de comprensin que podemos alcanzar son la risa y la compasin humana.

  • QUE TE IMPORTA LO QUE PIENSEN LOS DEMS?Siendo yo un mozalbete, ms o menos de trece aos, me enred con un grupo de muchachos algo mayores que yo y ms sabidillos. Conocan a un montn de chicas, con las

    cuales solan salir. Muchas veces, a la playa.En cierta ocasin en que estbamos en la playa, sucedi que casi todos los chicos se fueron con las mozas a un rompeolas. Yo estaba un poquito interesado por una chica en

    particular, y me parece que pens en voz alta Jo, ya me gustara ir al cine con BrbaraAunque eso era todo lo que tena que decir, el chaval que est a mi lado va y se pone todo excitado. Sale corriendo por las rocas a buscar a la chica. La trae de vuelta a

    empujones, diciendo a voces todo el camino, Brbara, Feynman te quiere decir una cosa!. Fue de lo ms embarazoso.Bueno, enseguida todos los muchachos aquellos estn apiados a mi alrededor, diciendo, Venga, Feynman, sultalo ya!. As que la invit al cine. Fue mi primera cita.Al llegar a casa se lo cont a mi madre. Ella me dio toda clase de consejos de cmo hacer esto y cmo hacer aquello. Por ejemplo, si tombamos el autobs, yo tena que bajar

    antes y ofrecerle a Brbara mi mano. O bien, si tenamos que andar por la calle, yo tena que ir por la parte exterior. Mi madre me explic incluso qu clase de cosas decir. Me estabatraspasando una tradicin cultural; las mujeres ensean a sus hijos a tratar bien a la siguiente generacin de mujeres.

    Despus de la cena, me emperejil de pies a cabeza y me voy a buscar a Brbara a su casa. Ella todava no est lista (siempre pasa igual), por lo que su familia me haceesperarla en el comedor, donde estn cenando con amigos un montn de gente! Dicen de m cosas como Qu rico es! y otros comentarios por el estilo. No me senta nadarico. Fue absolutamente horrible!

    Me acuerdo perfectamente de aquella cita. Mientras nos dirigamos a pie hacia el cine nuevo que acababan de abrir en el pueblo, hablbamos de tocar el piano. Yo le cont quesiendo ms pequeo me haban hecho estudiar piano durante un tiempo, pero que despus de seis meses an segua tocando El baile de las margaritas, y que no poda resistirms. Y es que, saben?, estaba muy ansioso por no parecer afeminado, y tener que estar clavado durante semanas, tocando El baile de las margaritas era demasiado para m, asque lo dej. Tan preocupado estaba por no parecer mariquita que me molestaba incluso que mi madre me enviase al mercado a comprar unos bocatines que se llamaban Bollitos alpipermint o Delicias tostadas.

    Vimos la pelcula y la acompa de vuelta a su casa. Yo la felicit por los finos y bonitos que eran sus guantes. Finalmente, me desped en la puerta de su casa.Brbara me dice. Muchas gracias por haberme hecho pasar una tarde encantadora.Bienvenida seas!, respond yo. Me sent fantsticamente.En mi siguiente cita fue con una chica distinta yo le deseo buenas noches y ella me contesta Muchas gracias por haberme hecho pasar una tarde encantadora.Ya no me sent tan fantsticamente.Cuando me desped de la tercera chica con la que sal, ella abre la boca a punto de hablar, y yo digo, Muchas gracias por haberme hecho pasar una tarde encantadora.Ella dice, Muchas gracias uh Oh! S uh yo tambin he pasado una tarde encantadora, muchas gracias!En cierta ocasin estaba en una fiesta con la panda de la playa, y uno de los chicos mayores estaba en la cocina ensendonos a besar, valindose de su chica para hacernos la

    exhibicin: Tenis que poner los labios as, en ngulo recto, para que no os choquen las narices, y dems detalles. As que vuelvo a la sala de estar y busco una chica. All estoy yo,sentado en un sof, rodendola con un brazo y practicando este nuevo arte, cuando de pronto se produce un revuelo por todas partes. Viene Arlene! Viene Arlene!. Yo no sabaquin era Arlene.

    Entonces alguien dice: Ya est aqu! Ya est aqu! y todo el mundo deja de hacer lo que haca y salta para ver a esta reina. Arlene era muy guapa, y aunque yo podacomprender por qu era objeto de toda aquella admiracin bien merecida no crea en la antidemocrtica conducta de dejar de hacer lo que uno estuviera haciendo slo porqueentrase la reina.

    As que mientras todo el mundo sale corriendo a ver a Arlene, yo sigo sentado con mi chica en el sof.(Arlene me dijo ms tarde, despus de haber logrado conocerla, que ella se acordaba de aquella fiesta, donde todos eran tan agradables excepto un to que estaba en un rincn

    morreando con una chica. Lo que ella no saba es que dos minutos antes todos los dems estaban haciendo lo propio!).La primera vez que le dirig la palabra a Arlene fue en un baile. Era una chica muy popular, y todo el mundo terciaba continuamente para bailar con ella. Recuerdo que pens que

    tambin me gustara bailar con ella, tratando de decidirme a terciar yo. Siempre tena dificultad en ese problema: ante todo, cuando ella acababa de bailar con otro chico estabasiempre en la otra punta de la sala y resultaba demasiado complicado as que uno espera a que ella se acerque. Entonces, cuando por fin est cerca, uno piensa, Bueno, yo nodomino este baile, y espera a que cambie la msica. Cuando la msica es del tipo que a uno le gusta, uno hace algo as como dar un paso al frente al menos, uno piensa haberdado un paso para pedir cambio de pareja justo cuando otro tipo se te cuela. As que hay que esperar unos cuantos minutos, porque es descorts cortar demasiado pronto despusde haberlo hecho otro. Y para cuando han pasado esos minutos, se encuentran en el otro extremo de la sala, o ha cambiado la msica, o lo que sea!

    Despus de una buena dosis de inseguridad y de ir de ac para all, finalmente murmuro algo relativo a que me gustara bailar con Arlene. Uno de los tipos con los que yo mejuntaba me oye y les hace un gran anuncio a los otros, Eh, tos, prestad odo! Feynman quiere bailar con Arlene!. Pronto est uno de ellos bailando con Arlene y movindose hacianuestro grupo. Los compaeros me empujan a la pista y por fin yo tercio. Pueden ustedes darse cuenta de mi estado de nimo en las primeras palabras que le dije, que por ciertono tenan segunda intencin: Qu se siente al ser tan popular?. Bailamos nada ms unos minutos, porque enseguida alguien terci.

    Mis amigos y yo habamos estado yendo a clases de baile, aunque ninguno de nosotros estaba dispuesto a admitirlo jams. En aquellos das de la Depresin, una amiga de mimadre trataba de ganarse la vida ensendonos a bailar por las tardes, en un estudio de baile que haba montado en el piso de arriba. La casa tena una puerta trasera, y en ella habadispuesto las cosas para que los chicos jvenes pudieran subir por atrs sin ser vistos.

    De cuando en cuando s celebraba un bailecito de sociedad en el estudio de esta seora. No tuve valor para comprobar si era verdad el anlisis siguiente, pero tengo laimpresin de que las chicas pasaban mucho peor rato que los chicos. En aquellos tiempos, las chicas no podan pedir cambio de pareja y bailar con los chicos; eso no estaba bien.As que las chicas que no eran muy bonitas podan pasarse horas sentadas junto a la pared, ms tristes que el infierno.

    Yo pens, Los chicos lo tienen fcil; tienen libertad para terciar cuando quieran. Pero no era fcil. Uno puede tener libertad, pero no el coraje, o el sentido, o lo que haga faltapara relajarse y disfrutar del baile. En lugar de eso, te haces un manojo de nervios, angustiado ante la perspectiva de pedir cambio de pareja o de tener que invitar a una chica.

    Por ejemplo, si se vea a una chica que no estaba bailando, y con la que te gustara bailar, uno poda pensar, Bueno! Por lo menos ahora tengo una oportunidad!. Pero deordinario era muy difcil. La chica sola decir, No, gracias, estoy cansada. Me parece que en esta pieza me voy a quedar sentada. As que uno se aleja un tanto derrotado aunqueno por completo, porque a lo mejor s que est cansada de verdad pero cuando te vuelves se le acerca algn otro chico, y ella sale a bailar con l! A lo mejor ese chico es su novioy ella estaba esperando que viniera, o a lo mejor no le gusta tu aspecto, o es alguna otra cosa. Para ser cosa tan sencilla, resultaba muy complicada.

    En cierta ocasin decid invitar a Arlene a uno de esos bailes. Era la primera vez que sala con ella. Tambin mis mejores amigos estaban all; mi madre les haba invitado, paraque el estudio de baile de su amiga tuviera ms clientes. Estos chicos eran contemporneos mos, chicos de mi edad y de mi escuela. Harold Gast y David Leff eran tipos deinclinaciones literarias; las de Robert Stapler, en cambio, eran cientficas. Pasbamos juntos muchsimo tiempo al salir del cole, paseando y discutiendo de lo divino y lo humano.

    Sea como fuere, mis mejores amigos estaban en el baile, y en cuanto me vieron con Arlene me llamaron al guardarropa y dijeron, Oye, Feynman, queremos que comprendas quenosotros nos damos cuenta de que esta noche Arlene es tu chica, y ninguno de nosotros va a molestarte por lo que a ella respecta. Para nosotros, como si estuviera en vedado, yotras lindezas por el estilo. Pero un momento ms tarde, no haba ms que rivalidades y cambios de pareja, provocados precisamente por aquellos tos! Aprend entonces elsignificado de la frase de Shakespeare, Creo que protestis demasiado.

    El lector tiene que comprender cmo era yo por entonces: un personaje muy tmido, siempre incmodo, siempre inseguro, porque todo el mundo era ms fuerte que yo; siempre

  • temeroso de parecer afeminado. Todos los dems jugaban al bisbol; todos hacan toda clase de cosas atlticas. Si en algn sitio estaban jugando, se les escapaba una pelota yvena hacia m, me quedaba petrificado, porque a lo peor tena que devolverla y si la lanzaba, iba a desviarse por lo menos un radin de la direccin correcta, y no iba a llegar ni a lamitad de la distancia! Entonces todos se reiran de m. Era algo terrible; yo me senta muy desgraciado.

    Un da me invitaron a una fiesta en casa de Arlene. All estaba absolutamente todo el mundo, porque Arlene era la chica ms popular de la zona: ella era la nmero uno, la mssimptica, y le caa muy bien a todos. Bueno, all estoy yo sentado en un silln, sin nada que hacer, cuando llega Arlene y se sienta en el brazo del silln para hablar conmigo. Fue elcomienzo de ese sentimiento de Ahora s que el mundo es verdaderamente maravilloso! Alguien que me gustaba se ha fijado en m!

    Por aquellos das, haba en la sinagoga de Far Rockaway un centro juvenil para chicos judos. Era un club grande, con muchas actividades. Haba un grupo literario que escriba

    cuentos, que se los lean unos a otros; haba un grupo teatral que preparaba y representaba obras; haba un grupo cientfico y un grupo de arte. A m tan slo me interesaba lo cientfico,pero como Arlene estaba en el grupo de arte, tambin yo me apunt a eso. All estuve luchando con la cosa artstica, aprendiendo a hacer moldes de escayola del rostro y cosas as(que me sirvieron luego, mucho ms adelante en mi vida), sin ms objeto que poder estar en el mismo grupo que Arlene.

    Pero Arlene tena en l un noviecito llamado Jerome, por lo que yo no tena la menor posibilidad. Yo andaba rondando por all, siempre en segundo trmino.Un da, no encontrndome presente, alguien me propuso para presidente del club juvenil. Los mayores comenzaron a inquietarse, pues a la sazn yo era ateo declarado.Me haba criado en la religin juda. Mi familia iba a la sinagoga todos los viernes, y a m me enviaban a lo que llambamos la escuela dominical; incluso llegu a estudiar hebreo

    durante algn tiempo. Pero al mismo tiempo, mi padre me hablaba del mundo. Cuando yo oa al rabino referir algn milagro como el del arbusto cuyas hojas se agitaban a pesar de nohaber viento, yo me esforzaba en hacer encajar el milagro dentro del mundo real y explicar el milagro por medio de fenmenos naturales.

    Algunos milagros resultaban ms difciles de explicar que otros. El del arbusto era fcil. Un da, yendo de camino a la escuela o un ruidito: aunque el viento era apenas perceptible,las hojas de un arbusto oscilaban un poquito porque se encontraban justamente en la posicin adecuada para entrar en una especie de resonancia. Y yo me dije, Aj! He aqu unabuena explicacin para la visin del arbusto que tuvo Elias!.

    Pero haba otros milagros que nunca consegu aclarar. Por ejemplo, estaba la historia de cuando Moiss arroj su bculo y ste se convirti en serpiente. No lograba imaginarmequ podran ver los testigos que pudiera hacerles pensar que el bastn de Moiss era una serpiente.

    Si me hubiera acordado de cuando era mucho ms nio, la historia de Santa Claus podra haberme dado una pista. Pero a la sazn no me haba causado tanto impacto comopara suscitar la posibilidad de que uno debiera dudar de la veracidad de las historias que no encajan con la naturaleza. Al descubrir que Santa Claus no era real no me disgust; porel contrario, supuso un alivio saber que la explicacin del fenmeno de que tantos nios de todo el mundo recibieran regalos la misma noche era mucho ms sencilla. El cuento seestaba haciendo francamente complicado, se les estaba yendo de las manos.

    Lo de Santa Claus era una costumbre particular que celebrbamos en nuestra casa, y la cosa no era muy seria. Pero los milagros de los que estaba oyendo hablar tenan conexincon cosas reales: estaba la sinagoga, a la que iba la gente todas las semanas; estaba la escuela dominical, donde los rabinos les enseaban a los nios los milagros; era una cosamucho ms dramtica. En Santa Claus no intervenan grandes instituciones como la sinagoga, que yo saba que eran reales.

    As que todo el tiempo que estuve yendo a la escuela dominical, por una parte yo me lo crea todo, y por otra no consegua que las piezas encajasen. Y, claro, antes o despusaquello tena que desembocar en una crisis.

    La autntica crisis debi producirse teniendo yo once o doce aos. El rabino estaba contndonos una historia de la Inquisicin espaola, en la cual los judos sufran horriblestorturas. Nos habl de una persona determinada, llamada Ruth, nos dijo exactamente de qu se la acusaban, cules fueron los argumentos en su contra y en su favor, la historia entera,con pelos y detalles, como si hubiera sido recogida por el secretario del tribunal. Yo no era ms que un chiquillo inocente, escuchando todo aquello, convencido de que era comentarioautntico, porque el rabino nunca haba indicado que no lo fuera.

    Al final, el rabino describi cmo mora Ruth en prisin: Y cuando se estaba muriendo, ella pensaba bla, bla, bla.Aquello fue para m un autntico golpe. Terminada la leccin fui a verle y le dije, Cmo saban ellos lo que Ruth pensaba cuando se estaba muriendo?Y l me dice, Bueno, claro, preparamos la historia de Ruth para poder explicar ms vividamente lo que sufrieron los judos. No era una persona de carne y hueso.Aquello fue demasiado para m. Me sent terriblemente decepcionado: yo quera una historia autntica, no arreglada ni amaada por nadie, para poder decidir por s mismo lo que

    significaba. Pero a m me resultaba difcil discutir con adultos. Lo nico que consegua era que los ojos se me llenaran de lgrimas. Tanto me enfad aquello que me ech a llorar.El rabino me dijo, Qu te pasa?Trat de explicrselo. He estado escuchando todas esas historias, y ahora no s, de todo lo que me ha contado, qu cosas eran verdaderas y cules no! No s qu hacer con

    todo lo que he aprendido! Yo quera explicarle que en aquel momento lo estaba perdiendo todo, porque, por as decirlo, no estaba seguro de los datos. Yo haba estado luchando yesforzndome por entender todos aquellos milagros, y ahora bueno, aquello resolva un montn de milagros, desde luego! Pero me senta desdichado.

    El rabino dijo, Si te resulta tan traumtico, por qu vienes a la escuela dominical?Porque mis madres me envan.Yo nunca les habl de aquello a mis padres, y nunca averig si el rabino se comunic con ellos o no, pero mis padres nunca ms me hicieron volver. Y eso era justamente antes

    de mi confirmacin como creyente.En cualquier caso, aquella crisis resolvi bastante rpidamente mi dificultad, en favor de la teora de que todos los milagros eran historias preparadas para hacerle entender ms

    vividamente las cosas a la gente, an cuando los milagros estuvieran en conflicto con los fenmenos naturales. Mas a m me pareca que la propia naturaleza era demasiadointeresante para admitir que fuera distorsionada de aquel modo. As que gradualmente llegu a desconfiar de toda la religin.

    Sea como fuere, los judos mayores haban organizado este club y todas sus actividades no slo para sacar de la calle a los chicos, sino para interesarles por la forma de vida delos judos. Y de resultar elegido presidente alguien como yo se hubieran encontrado en situacin muy embarazosa. Para mutuo alivio suyo y mo, no lo fui; por otra parte, el centroacab por fallar. Ya iba de capa cada cuando me propusieron y de haber resultado elegido, sin duda me hubieran culpado a m de su defuncin.

    Un da, Arlene me dijo que Jerome ya no era su novio. Ya no estaba ligada a l. Eso me anim muchsimo, era el principio de la esperanza! Ella me invit a ir a su casa, en el 154

    de la Avenida Westminster, en la cercana Cedarhurst.Cuando fui a su casa aquel da ya haba cado la oscuridad, y el porche no estaba iluminado. No poda ver los nmeros. No queriendo molestar a nadie preguntando si era la casa

    que buscaba, me acerqu sigilosamente y palp los nmeros de la puerta: 154.Arlene tena dificultades con los deberes de la clase de filosofa. Estamos estudiando a Descartes, dijo. Empieza por Cogito, ergo sum, (Pienso, luego existo) y termina

    demostrando la existencia de Dios.Imposible!, dije yo, sin pararme a pensar que estaba poniendo en tela de juicio al gran Descartes. (Era una reaccin que yo haba aprendido de mi padre: no tener respeto

    alguno a la autoridad; prescindir de quien lo dijo y en lugar de eso mirar de qu parte, adonde llega, y preguntarse a uno mismo, Es razonable?). Entonces quise saber, Cmopuede llegar a deducir una cosa de la otra?

    No lo s, dijo ella.Bueno, vamos a verlo, repuse. En qu consiste el razonamiento?. As que lo estudiamos, y vemos que el axioma de Descartes, Cogito, ergo sum pretende decirnos que

    hay una cosa que no puede dudarse, a saber, la propia duda. Por qu no lo dice directamente?, me quej. Lo nico que quiere decir es que de un modo u otro, hay un hecho queconoce.

    Despus prosigue diciendo cosas como, Yo slo puedo imaginar pensamientos imperfectos, mas lo imperfecto solamente puede ser comprendido en oposicin a lo perfecto.Por consiguiente, lo perfecto ha de existir en algn lugar. (Ahora se est abriendo camino en direccin a Dios.)

    De ninguna manera!, digo yo. En ciencia se puede hablar de grados relativos de aproximacin sin tener una teora perfecta. No s de qu va todo esto. Me parece a m que noson ms que un montn de cuentos chinos.

    Arlene me comprendi. Comprendi, cuando examin la cuestin, que a pesar de lo muy importante e impresionante que se supone que es todo este asunto filosfico, resultaposible tomrselo a la ligera, que uno puede ir reflexionando en las palabras en lugar de preocuparse de que hubiera sido Descartes quien las dijo. Bueno, me parece que no habrnada de malo en ver las cosas desde otro lado, dijo ella. Mi profesor no hace ms que decirnos que toda cuestin tiene dos caras, lo mismo que tiene dos caras una hoja depapel.

    Tambin sa es cuestin debatible, dije yo.Qu quieres decir?Yo haba ledo en la Britannica mi maravillosa Britannica! acerca de la banda de Mbius. En aquellos das, las cosas como la cinta de Mbius no le eran tan conocidas a todo

    el mundo como lo son hoy, pero s les resultaban tan comprensibles a los chicos de entonces como a los de nuestros das. La existencia de semejante superficie era tan real ymanifiesta! No era una de esas resbaladizas y opinables polticas, no era nada cuya comprensin exigiese conocer la historia. Leer sobre tales cosas era como perderse en un

  • mundo maravilloso del que nadie oa hablar; nos causa un tremendo placer no slo por el goce de aprender la materia, sino porque su lectura nos hace sentirnos nicos.Cort una tira de papel, le di media vuelta y la cerr formando un bucle. Arlene estaba encantada.Al da siguiente, en clase, ella estaba al acecho de su profesor. Y, claro, como era de esperar, l sostiene en alto una hoja de papel suelta, Toda cuestin tiene dos caras, lo

    mismo que hay dos caras en cada hoja de papel. Arlene sostiene entonces en alto su propia tira de papel retorcida media vuelta y cerrada en bucle y dice, Profesor, inclusoeso que dice tiene dos caras: hay papel que slo tiene una cara! El profesor y toda la clase se ponen todos nerviosos, y Arlene disfrut tanto ensendoles la cinta de Mbius queme parece que a partir de entonces me prest ms atencin a causa de aquello.

    Pero despus de Jerome tuve un nuevo competidor: mi buen amigo Harold Gast. Arlene estaba continuamente decidindose por una cosa u otra. Cuando lleg el da de mi

    graduacin en la escuela, fue con Harold al baile de gala, pero se sent con mis padres para la ceremonia de entrega de ttulos. Yo era el mejor alumno en matemticas, el mejor enfsica, el mejor en qumica, por lo que tuve que ir y venir del estrado muchas veces durante la ceremonia, para recibir honores. Harold era el mejor en lengua inglesa y en historia yadems haba escrito la obra teatral de la escuela, as que aquello era muy impresionante.

    Yo iba fatal en lengua inglesa. Era una asignatura que no poda aguantar. Me pareca ridculo deletrear o no correctamente las palabras, porque la ortografa inglesa no es ms queun convenio humano; no tiene nada que ver con las cosas reales, con nada de la naturaleza. Cualquier palabra podra deletrearse igualmente bien de otro modo. A m me fastidiaba almximo toda aquella bobada de la lengua.

    Haba una serie de exmenes llamados Regentes, a los que tenan que someterse todos los alumnos de ltimo ao de secundaria del Estado de Nueva York. Unos cuantosmeses antes, cuando todos nosotros estbamos examinndonos de ingls en los Regentes, Harold y mi otro amigo literato, David Leff que era redactor jefe de la revista de laescuela me preguntaron acerca de qu libro haba decidido escribir. David haba elegido algo con profundas inclinaciones sociales, de Sinclair Lewis, y Harold haba optado porcierto dramaturgo. Yo dije que haba elegido La isla del tesoro porque habamos tenido que leer aquel libro en el primer ao de ingls, y les cont lo que haba escrito.

    Se echaron a rer. Chaval, con esas simplezas sobre un libro tan sencillo seguro que vas a cargar!Haba tambin una lista de temas para una redaccin. El que yo eleg se titulaba La importancia de la ciencia en la aviacin. Yo pens, Qu tema ms bobo! La importancia

    de la ciencia en la aviacin salta a la vista!Estaba a punto de redactar una cosa sencilla sobre un tema idiota, cuando record que mis amigos literatos estaban siempre rizando el rizo, siempre construyendo frases que

    sonasen complejas y refinadas. Decid hacer la prueba, slo por ver qu diablos pasaba. Pens, si los examinadores de los Regentes son tan bobos como para poner temas comola importancia de la ciencia en la aviacin, lo voy a hacer.

    As que les escrib perogrulladas como La ciencia aeronutica desempea un importante papel en el anlisis de los remolinos, vrtices y turbulencias que se forman en laatmsfera tras el avin Yo saba que remolinos, vrtices y turbulencias son lo mismo, pero al mencionar los tres suena mejor! Esa fue la nica cosa que ordinariamente no hubierahecho en el examen.

    El profesor que corrigi mi examen tuvo que haber quedado impresionado por los remolinos, vrtices y turbulencias, porque obtuve un 91 en el examen mientras que mis amigosliteratos, que eligieron temas que los profesores de lengua podan juzgar ms fcilmente, obtuvieron ambos 88.

    Aquel ao sacaron una norma nueva: si uno obtena 90 o ms en un examen de Regentes, automticamente se tena matrcula de honor en esa materia en el momento de lagraduacin! As que mientras el dramaturgo y el redactor de la revista de la escuela tuvieron que quedarse en sus asientos, aquel estudiante de fsica medio analfabeto es llamadouna vez ms al estrado a recibir su matrcula de honor en lengua inglesa!

    Despus de la ceremonia de graduacin, Arlene estaba en el vestbulo con mis padres y los padres de Harold cuando se nos acerc el jefe del departamento de matemticas. Eraun hombre muy fuerte era tambin el encargado de aplicar los castigos en la escuela, un tipo alto, dominante. La Sra. Gast le dice, Hola, Dr. Augsberry! Soy la madre de HaroldGast. Le present a la Sra. Feynman

    El profesor ignora completamente a la Sra. Gast e inmediatamente se vuelve hacia mi madre. Sra. Feynman, quiero que le conste con toda claridad que jvenes como su hijoslo se dan muy raramente. El Estado debera mantener a los hombres de tan gran talento. Es preciso que le manden ustedes a la universidad, a la mejor que puedan permitirse!. Al le preocupaba que mis padres pudieran estar pensando en no enviarme a la universidad, porque en aquellos tiempos eran muchsimos los chicos que tenan que buscarse untrabajo inmediatamente despus de graduarse en la escuela, para ayudar a la familia.

    Lo cual, en efecto, le ocurri a mi amigo Robert. Tambin l tena un laboratorio, y me haba enseado todo sobre lentes y ptica. (Un da sufri un accidente en su laboratorio.Estaba abriendo una botella de cido fnico; la botella se le escap de las manos, y se le derram algo de cido sobre la cara. Fue al mdico y hubo de llevar el rostro vendadodurante unas semanas. Lo ms curioso fue que cuando le retiraron las vendas tena la piel lisa y suave por debajo, ms fina y tersa de lo que haba sido antes, con muchos menosgranos y defectos. He averiguado despus que se us durante cierto tiempo una especie de tratamiento de belleza que utilizaba cido fnico, pero ms diluido). La madre de Robertera pobre, y l tuvo que ponerse a trabajar enseguida para ayudarla, por lo que no pudo continuar con su inters por las ciencias.

    En cualquier caso, mi madre tranquiliz al Dr. Augsberry: Estamos ahorrando todo lo que podemos, y procuraremos mandarle a Columbia o al MIT3. Y Arlene lo estaba oyendotodo, por lo que despus de eso yo iba un poquito por delante.

    Arlene era una chica maravillosa. Era la redactora de la revista de la Escuela Superior Lawrence, de Nassau County. Tocaba el piano divinamente y era de inclinaciones artsticas.

    Hizo algunos adornos para nuestra casa, como el loro que adornaba por dentro nuestro gabinete. Al pasar el tiempo e ir mi familia conocindola mejor, Arlene sala algunas veces albosque a pintar en compaa de mi padre, a quien, como a tantas personas mayores, le haba dado por la pintura en los aos maduros de su vida.

    Arlene y yo comenzamos cada uno a moldear la personalidad del otro. La familia de ella era muy fina y corts, muy sensible a los sentimientos de los dems. Ella me ense a ma ser tambin un poco ms sensible a ese tipo de cosas. Por otra parte, su familia consideraba que las mentiras piadosas eran perfectamente aceptables.

    A m me pareca que la actitud que uno deba tener era la de Qu te importa lo que piensen los dems!. Yo deca, Debemos escuchar las opiniones de otras personas yreflexionar sobre ellas. Despus, si resultan absurdas o nos parece que son equivocadas, pues al traste con ellas!.

    Arlene asumi esta idea inmediatamente. Fue fcil convencerla de que en nuestras relaciones deberamos ser muy sinceros uno con otro y decirlo todo claramente, con absolutafranqueza. Funcion muy bien, y nos enamoramos muy profundamente, con un amor como ningn otro que yo haya conocido.

    Tras aquel verano yo me fui a la universidad, al MIT. (No pude ingresar en Columbia a causa de la cuota juda 4). Empec a recibir cartitas de mis amigos diciendo cosas del estilode Deberas ver cmo sale Arlene con Harold, o Ella hace esto y lo otro, mientras t ests solo all en Boston. Bueno, yo sala con chicas all en Boston, que no significabannada para m, y saba que otro tanto vala para Arlene.

    Llegado el verano, me qued en Boston con un empleo de temporada, y estuve trabajando en la medicin de fricciones. La Compaa Chrysler haba desarrollado un nuevomtodo de pulimentacin, para obtener un sper acabado de las piezas, y nosotros estbamos encargados de medir hasta qu punto era superior. (Result que el sper acabadono era significativamente mejor.)

    De todos modos, Arlene busc el medio de estar cerca de m. Encontr un trabajo estival cuidando nios en Scituate, a unos treinta kilmetros. Pero a mi padre le preocupaba queyo pudiera implicarme demasiado con Arlene y descarriarme de los estudios, as que la disuadi o me disuadi a m, no lo recuerdo bien. Aquellos tiempos eran muy, muydiferentes de stos. En aquellos tiempos haba que tener la carrera bien lista y rematada antes de pensar en casarse.

    Slo pude ver a Arlene unas pocas veces en todo aquel verano, pero prometimos que nos casaramos en cuanto yo terminase los estudios. Para entonces haca ya seis aos quenos conocamos. Me cuesta un poco tratar de expresar hasta qu punto se desarroll nuestro mutuo amor, pero ambos estbamos seguros de ser el uno para el otro.

    Despus de graduarme en el MIT fui a Princeton, y durante las vacaciones iba a casa, a ver a Arlene. En una de las veces en que fui a verla, a Arlene se le haba desarrollado un

    bulto en un lado del cuello. Ella era una muchacha muy hermosa, por lo que aquello la preocup un poquito, pero como no le dola supuso que no tendra mucha importancia. Fue a vera un to suyo, que era mdico, quien le dijo que se lo frotase con aceite omega.

    Entonces, algn tiempo despus, el bulto empez a cambiar. Se hizo ms grande quiz fue ms pequeo, no s y le dio fiebre. La fiebre se agrav, por lo que la familia juzgque Arlene deba ir al hospital. Le dijeron que tena fiebres tifoideas. Inmediatamente, como sigo haciendo hoy, consult la enfermedad en los libros de medicina y le todo lo que habaal respecto.

    Cuando fui a ver a Arlene al hospital, ella estaba en cuarentena tuvimos que ponernos batas especiales para entrar en su habitacin, y cosas as. El mdico se encontrabapresente, por lo que le pregunt por los resultados de la prueba de Wydell era una prueba absoluta para las tifoideas, que supona el estudio de las bacterias de las heces. Me dice,Fue negativo.

    Qu me dice? Cmo es posible?, protest yo. A qu vienen todas estas batas, cuando ni siquiera han podido ustedes hallar las bacterias en un experimento? A lo mejores que no tiene tifus!

  • El resultado fue que el mdico habl con los padres de Arlene, quienes me dijeron que no interviniera ni estorbara el trabajo de los mdicos. Despus de todo, el mdico es l. Tslo eres su novio.

    He descubierto desde entonces que tales personas no saben lo que se hacen, y se sienten insultadas cuando se les hace una sugerencia o una crtica. Ahora me doy cuenta deeso, y bien quisiera haber sido entonces mucho ms enrgico y haberles dicho a los padres de Arlene que tal mdico era un idiota que lo era y que no saba lo que haca. Pero,tal como eran las cosas, eran los padres de ella quienes la tenan a su cargo.

    Sea como fuere, al cabo de poco tiempo Arlene mejor, en apariencia: le baj la hinchazn y se le fue la fiebre. Pero algunas semanas despus volvi a salir el bulto, y esta vez fuea otro mdico. Este tipo le palpa las axilas y las ingles y otros lugares, y observa que tambin all hay hinchazones. Afirma entonces que la enfermedad est en sus glndulas linfticas,pero que todava no sabe qu enfermedad especfica es. Lo va a consultar con otros mdicos.

    Al or aquello me voy derecho a la biblioteca de Princeton y consulto lo que hay sobre enfermedades linfticas, y encuentro, Hinchazn de las glndulas linfticas. (1) Tuberculosisde las glndulas linfticas. Se trata de una enfermedad muy fcil de diagnosticar as que doy por hecho que la enfermedad de Arlene no puede ser sta, porque los mdicosestn teniendo dificultades para diagnosticarla.

    Empiezo a leer sobre otras enfermedades: linfodenema, linfodenoma, enfermedad de Hodgkin, toda clase de otras enfermedades; todas ellas, cnceres de una cosa u otra.Despus de leer muy cuidadosamente, la nica diferencia que pude encontrar entre el linfodenema y el linfodenoma fue que, si el paciente muere, es linfodenoma; si el pacientesobrevive al menos, durante cierto tiempo entonces se trata de linfodenema.

    Sea como fuere, tras leer de cabo a rabo todas las enfermedades linfticas, llegu a la conclusin de que lo ms probable era que Arlene tuviera una enfermedad incurable. Mediome sonre para mis adentros, pensando, Seguro que todo el mundo que lee un libro de medicina se piensa que tiene una enfermedad fatal. Y sin embargo, despus de leer todomuy cuidadosamente, no poda encontrar otra posibilidad. El asunto era serio.

    Entonces acud al t semanal de Palmer Hall, y me encontr hablando con los matemticos lo mismo que siempre, a pesar incluso de acabar de descubrir que probablementeArlene tena una enfermedad mortal. Era algo muy raro, como tener dos mentes.

    Cuando fui a visitarla, le cont a Arlene el chiste de quienes sin saber nada de medicina leen los libros de patologa y luego se imaginaban tener enfermedades incurables. Perotambin le dije que nos encontrbamos en una gran dificultad, y que por lo que yo haba podido averiguar, ella tena una enfermedad incurable. Estuvimos repasando las diversasenfermedades, y yo le dije en qu consista cada una.

    Una de las enfermedades que le mencion a Arlene fue el mal de Hodgkin. La siguiente vez que ella vio a su mdico, le pregunt directamente: Podra ser que yo tuviera el malde Hodgkin?

    l dijo, Bueno, s, es una posibilidad.Cuando ella fue al hospital del condado, el mdico escribi el siguiente diagnstico: Mal de Hodgkin?. Comprend entonces que el mdico no saba de este problema ms de

    lo que saba yo.El hospital del condado someti a Arlene a pruebas de todas clases y a tratamientos de rayos X para aquel Mal de Hodgkin? y hubo reuniones especiales de mdicos para

    analizar este caso peculiar. Recuerdo encontrarme yo afuera, en el vestbulo, esperndola. Al terminar la reunin, la enfermera la conduca en una silla de ruedas. De repente, un tipopequeito sale corriendo de la sala de reuniones y nos alcanza. Dgame, le dice a Arlene, Escupe usted sangre? Ha espectorado sangre al toser?

    La enfermera le dice, Vyase! Vyase! Cmo se le puede hacer esa pregunta a una paciente! y le echa de all. Despus se volvi hacia nosotros y dijo, Ese hombre es unmdico de la vecindad, que viene siempre a las reuniones y no hace ms que crear problemas. No es la clase de preguntas que est bien hacerle a los pacientes!

    Pero yo no cog onda. El mdico estaba considerando una cierta posibilidad, y si yo hubiera sido listo, le hubiera preguntado cul era.Finalmente, tras mucha discusin, uno de los mdicos del hospital me dice que, segn estiman, la posibilidad ms verosmil es el mal de Hodgkin. Me dice, Habr algunos

    periodos de mejora y periodos que ser preciso pasar en el hospital. La enfermedad tiene altibajos, aunque se agravar cada vez ms. No tenemos manera de invertir por completosu curso. Es fatal al cabo de pocos aos.

    Lamento mucho lo que me dice, le respondo. Ir a explicarle lo que me ha dicho.No, no!, me dice el mdico. No hay necesidad de preocupar e inquietar a la paciente. Le diremos que es fiebre glandular.No, no!, le replico yo. Ya hemos comentado entre nosotros la posibilidad de que fuera mal de Hodgkin. S que ella es capaz de aceptarlo.Sus padres no quieren que lo sepa. Ser mejor que antes hable usted con ellos.En casa, todo el mundo se pone a trabajarme: mis padres, mis dos tas, nuestro mdico de cabecera; todos se me echan encima, diciendo que no soy ms que un joven insensato

    incapaz de darse cuenta del dolor que va a causarle a esa joven maravillosa al decirle que tiene una enfermedad letal. Cmo puedes ser capaz de algo tan terrible?, mepreguntaban, horrorizados.

    Porque nos hemos hecho el pacto de hablarnos con total franqueza y de mirar todas las cosas de frente y por derecho. De nada vale andarse con rodeos. Ella va a preguntarmequ es lo que tiene, y yo no puedo mentirle!.

    Lo que ests diciendo es una niera!, me dicen, y bla, bla, bla. Todo el mundo machacndome, todos a decirme que estoy haciendo mal. Y yo pensaba decididamente que miactitud era la correcta, porque ya le haba hablado a Arlene de la enfermedad y saba que ella poda encajarlo, que decirle la verdad era la forma correcta de afrontar el problema.

    Pero, finalmente, se acerc a m mi hermana pequea que tendra por entonces once o doce aos con el rostro arrasado en llanto. S puso a darme puetazos en el pecho,dicindome la chica tan maravillosa que es Arlene y que yo soy un hermano estpido y cabezota. Ya no pude aguantar ms; aquello me hizo venirme abajo.

    As que le escrib a Arlene una carta de amor y despedida, imaginando que si ella llegaba a descubrir la verdad despus de decirle yo que tena fiebre glandular, eso marcara elfinal de nuestras relaciones. Yo llevaba la carta encima en todo momento.

    Los dioses nunca te lo hacen ms fcil; siempre ms difcil. Voy al hospital a ver a Arlene una vez tomada esta decisin y hla all, sentada en la cama, entre sus padres, untanto aturdida. Al verme, se le ilumina el rostro y dice, Ahora me doy cuenta del grandsimo valor de que nos digamos la verdad el uno al otro!. Y haciendo a sus padres un gestoafirmativo, prosigue, Me estn diciendo que tengo fiebre glandular, y no s si creerles o no. Dime, Richard, tengo mal de Hodgkin o fiebre glandular?

    Tienes fiebre glandular, dije sintindome morir por dentro. Fue terrible, sencillamente terrible!Su reaccin fue de lo ms simple: Oh! Magnfico! Entonces les creo. Tan grande era la fe y la confianza que habamos llegado a tener el uno en el otro, que ella se sinti

    completamente aliviada. Todo resuelto, todo muy bonito. Arlene mejor un poco y volvi a su casa temporalmente. Cosa de una semana despus, me llama por telfono. Richard, me dice, quiero hablar contigo. Ven a casa, por

    favor.Perfectamente. Me cercior de llevar la carta conmigo. Me di cuenta de que pasaba algo.Subo hasta su habitacin y ella me dice, Sintate. Me sent a los pies de su cama. Muy bien, dime ahora, tengo fiebre glandular o mal de Hodgkin?Tienes la enfermedad de Hodgkin, le respondo, y, echo mano de la carta.Dios mo! Han debido hacerte pasar un infierno! dice ella.Acababa de decirle que tena una enfermedad mortal, confesndole al mismo tiempo que la haba mentido, y qu es lo que ella piensa? Ella se preocupa por m! Me sent

    terriblemente avergonzado de m mismo. Le di la carta a Arlene.Debas haber resistido. Ahora sabemos lo que estamos haciendo; estamos en lo cierto!Lo lamento. Me siento horriblemente.Lo comprendo, Richard. Pero no vuelvas a hacerlo.Y es que, saben?, ella estaba all arriba en cama e hizo algo que sola cuando era pequea: salir de puntillas de la cama y bajar algunos peldaos de la escalera para saber qu

    hacan los dems en la planta baja. Oy llorar mucho a su madre, y volvi a la cama pensando, Si slo tengo fiebre glandular, por qu est llorando tanto mi madre? Pero Richarddijo que yo tena fiebre glandular, as que tiene que ser verdad!

    Ms tarde pens, Sera posible que Richard me hubiera mentido?, y comenz a preguntarse cmo podra haber sido posible. Lleg a la conclusin de que, por increble quepareciese, alguien podra haberme apretado los tornillos de algn modo.

    Era tan capaz de afrontar situaciones difciles que pas sin ms al problema siguiente. Muy bien, me dice. Tengo la enfermedad de Hodgkin. Qu vamos a hacer ahora?Yo tena una beca en Princeton, que no podra seguir disfrutando si me casaba. Yo saba ya cmo evolucionara la enfermedad: a veces mejorara durante unos meses, y Arlene

    podra estar en casa; otras, tendra que estar en el hospital durante meses y as, peridicamente, durante cosa, tal vez, de un par de aos.As que calculo que aunque estoy a mitad de mi tesis doctoral, tal vez pudiera lograr un empleo en los Bell Telephone Laboratories un lugar magnfico para trabajar y encontrar

    un pisito en Queens que no estuviera muy lejos del hospital ni de los Laboratorios. Podramos casarnos en Nueva York, dentro de pocos meses. Lo dejamos todo planeado aquellatarde.

    Haca ya algunos meses que los mdicos de Arlene queran hacer una biopsia de la hinchazn del cuello, pero sus padres no lo permitan no queran molestar a la pobre niaenferma. Pero ahora, con renovada determinacin, empec a insistirles, explicndoles que era importante disponer de tanta informacin como fuera posible. Con ayuda de Arlene,

  • logr finalmente convencer a sus padres.Algunos das despus, Arlene me telefonea y me dice, Ya tienen el resultado de la biopsia.S? Y es bueno o malo?No lo s. Ven y hablaremos de ello.Cuando llegu a su casa me mostr el informe. Deca, La biopsia muestra tuberculosis de la glndula linftica.Aquello s que me pill por sorpresa. Quiero decir que era la primera maldita enfermedad de la lista. La pas por encima porque el libro deca que era muy fcil de diagnosticar y a

    los mdicos les estaba costando diagnosticar la enfermedad de Arlene. D por hecho que habran comprobado la posibilidad ms evidente. Y aquel era el caso evidente: el hombreque haba salido corriendo de la sala de reuniones, preguntando, Escupe usted sangre? haba tenido la idea correcta. Probablemente supiera de qu se trataba!

    Me sent como un imbcil, porque haba despreciado la posibilidad obvia fundndome en pruebas circunstanciales (lo que no est nada bien) y atribuyndoles a los mdicos unainteligencia superior a la que tenan. De lo contrario, yo la habra sugerido inmediatamente, y tal vez el mdico que trataba a Arlene hubiera diagnosticado largo atrs que suenfermedad era tuberculosis de la glndula linftica. Haba sido un bobo. Algo he aprendido, desde entonces.

    Sea como fuere, Arlene dice, As que tal vez llegue a vivir hasta siete aos ms. Incluso puede que me ponga bien.Qu quieres decir, entonces, con eso de que no sabes si la noticia es buena o mala?Bueno, ahora no podremos casarnos hasta ms tarde.Sabiendo que solamente le quedaban dos aos de vida, lo habamos resuelto todo tan perfectamente, desde su punto de vista, que ahora le molestaba descubrir que podra vivir

    ms! Pero no me cost mucho convencerla de que era mejor as.Supimos de este modo que desde entonces podramos encarar las cosas juntos. Despus de pasar por aquello no tuvimos dificultad para afrontar ningn otro problema.Cuando empez la guerra fui reclutado all en Princeton para trabajar en el Proyecto Manhattan, donde yo estaba rematando mi tesis. Pocos meses despus, en cuanto me

    doctor, anunci a mi familia qu iba a casarme.Mi padre qued horrorizado, porque desde el primer momento, al verme crecer, pens que yo sera feliz como cientfico. En su opinin era todava demasiado pronto para

    casarme, que el matrimonio sera un estorbo en mi carrera. Tena tambin la absurda idea de que si un hombre estaba en apuros, la culpa haba qu buscarla en una mujer. Cherchezla femme, deca continuamente. Estaba convencido de que las mujeres eran el gran peligro de los hombres, que los hombres tenan que estar siempre alerta y mostrarse firmes en lotocante a mujeres. Y al verme a punto de casarme con una muchacha tuberculosa, piensa en la posibilidad de que tambin yo contraiga la enfermedad.

    Toda mi familia tena esa preocupacin mis tas, mis tos, todo el mundo. Hicieron venir a casa al mdico de cabecera. El mdico se esforz en explicarme que la tuberculosisera una enfermedad peligrosa, que es muy probable, casi seguro, que fuera a contraerla.

    Le dije, Basta que me diga cmo se trasmite, y nos las arreglaremos. Ya ramos muy, muy cuidadosos; sabamos que no debamos besarnos, porque la boca est llena debacterias.

    Entonces me explicaron muy delicadamente que cuando yo haba prometido casarme con Arlene yo ignoraba la situacin. Todo el mundo comprendera que entonces yo no podasaber lo que pasaba y que mi promesa no supona una verdadera promesa.

    Nunca tuve el sentimiento, la absurda idea que se les haba metido en la cabeza, de que yo fuera a casarme porque lo hubiera prometido. Ni siquiera se me haba ocurrido. No eracuestin de que yo hubiera prometido nada; habamos tenido que esperar, sin poder casarnos formalmente, sin un pedazo de papel que lo acreditase, pero estbamosenamorados, y estbamos casados ya el uno con el otro, emocionalmente.

    Les dije entonces, Sera lgico que un marido abandonase a su mujer al saber que sta tiene tuberculosis?.Mi ta, la que regenta el hotel, era la nica que opinaba que tal vez fuera correcto que nos casramos. Todos los dems seguan oponindose. Pero ahora, como mi familia me

    haba dado antes ya consejos de este tipo y se haba equivocado tanto, mi posicin era mucho ms slida. Fue muy fcil resistir y seguir adelante. As que no hubo problema, enrealidad. Aunque fuera una circunstancia parecida, ya no iban a convencerme de nada ms. Arlene y yo sabamos que acertbamos en lo que hacamos.

    Arlene y yo lo preparamos todo. Haba un hospital en New Jersey, justo al sur de Fort Dix, donde ella poda quedarse mientras yo estuviera en Princeton. Era un hospital debeneficencia, llamado Deborah, sostenido por el Sindicato de Trabajadoras de la Confeccin de Nueva York. Arlene no trabajaba en la confeccin, pero eso no importaba. Y yo no erams que un chico joven que trabajaba en no s qu proyecto del gobierno, por lo que mi paga era muy pequea. Pero, al menos, de esta forma poda encargarme de cuidarla.

    Decidimos casarnos de camino al Hospital Deborah. Fui a Princeton a recoger un coche; Bill Woodward, uno de los estudiantes postgraduados de all me prest su ranchera. Yo laprepar como si fuera una pequea ambulancia, y puse en la parte trasera un colchn y mantas, para que Arlene pudiera acostarse si se fatigaba. Aunque estaba pasando uno deesos periodos en los que la enfermedad no aparentaba tanta gravedad y estaba en casa de sus padres, Arlene haba permanecido mucho tiempo en el hospital del Condado y seencontraba un poco dbil.

    Conduje hasta Cedarhurst y recog a la novia. La familia de Arlene la despidi agitando los brazos, y nos fuimos. Cruzamos Queens y Broklyn, y fuimos despus a Staten Island enel ferry tal fue nuestro romntico viaje en barco y nos encaminamos hacia la tenencia de alcalda de Richmond para casarnos.

    Subimos la escalinata, lentamente, y fuimos hasta el registro civil. El funcionario que all haba era muy agradable. Nos atendi inmediatamente. Nos dijo, No tienen ustedestestigos, as que llam a un oficinista y a un contable que estaban en un despacho vecino, y fuimos casados segn las leyes del Estado de Nueva York. Nos sentamos muy dichosos,y nos sonreamos felices, tomados de las manos.

    El contable me dice, Ahora ya estn casados. Debera usted besar a la novia.As que el sonrojado personaje bes levemente a la novia en la mejilla.Les d a todos una propina y les agradec mucho sus atenciones. Volvimos al coche y conduje hasta el Hospital Deborah. Todos los fines de semana yo bajaba desde Princeton para visitar a Arlene. En una ocasin el autobs se retras y no pude entrar en el hospital. No haba hoteles por los

    alrededores, pero llevaba puesto mi viejo abrigo de piel de cordero (por lo que estaba bastante calentito) y busqu un solar vaco donde dormir. Estaba un poco preocupado por loque pudiera pensar la gente que se asomase a la ventana, por lo que eleg un lugar que estuviera suficientemente alejado de las casas.

    Al da siguiente, al despertarme, descubr que haba estado durmiendo en un vertedero de basura una escombrera! Me sent estpido y me ech a rer.El mdico de Arlene era muy agradable, pero se enfadaba todos los meses, cada vez que le llevaba un bono de guerra por 18 dlares. Se daba cuenta de que no tenamos mucho

    dinero, e insista en que no haba necesidad de que contribuyramos con nada al hospital, pero de todas formas lo hice.En una ocasin, en Princeton, me lleg por el correo una caja de lpices. Eran de color verde oscuro, y llevaban grabado en letras de oro, RICHARD, QUERIDSIMO, TE AMO!

    PUTSY. Me los haba enviado Arlene (yo la llamaba Putsy).Bueno, aquello era un detalle muy bonito, y yo la quera tambin, pero ya se sabe lo distradamente que va uno dejndose los lpices por ah. A lo mejor le ests enseando al

    profesor Winger una frmula, u otra cosa, y te olvidas el lpiz en su mesa.En aquellos das no nos sobraba de nada, as que quise aprovechar los lpices. Busqu una cuchilla de afeitar en el cuarto de bao y recort el grabado de uno de ellos, para ver

    si me era posible usarlos.A la maana siguiente, una carta. Comienza, PARA QUE ESTAS BORRANDO EL NOMBRE DE LOS LPICES?Y contina: No te sientes orgulloso de que te ame?. Y despus, QUE TE IMPORTA LO QUE PIENSEN LOS DEMS?Y despus, un versillo: Si te avergenzas de m, de m, Que te den morcilla!. Y la siguiente estrofa era por el estilo, con el ltimo verso, Que te den tortilla! Cada uno era

    Que te den morcilla!, expresado de diferente forma.As que tuve que usar los lpices grabados con mi nombre. Qu otra cosa poda hacer? Al poco tuve que irme a Los lamos. Robert Oppenheimer, que estaba al cargo del proyecto, hizo los arreglos para que Arlene pudiera permanecer en el hospital ms cercano, en

    Albuquerque, a unos 150 kilmetros. Yo tena un poco de tiempo libre todos los fines de semana para ir a verla, por lo que los sbados buscaba alguien que me llevase all, vea aArlene por la tarde y pasaba la noche en un hotel, all en Albuquerque. Despus, volva a ver a Arlene el domingo por la maana, y por la tarde volva otra vez haciendo dedo.

    Era corriente que recibiera cartas suyas a lo largo de la semana. Algunas de ellas, como la escrita en un rompecabezas en blanco, descompuesto en piezas y enviado en unabolsa tuvieron por resultado notitas del censor militar del estilo de, Por favor, dgale a su esposa que aqu no tenemos tiempo para andarnos con jueguecitos. Yo no le dije nada. Am me gustaba que ella inventase juegos, a pesar de que ello me puso algunas veces en situaciones tan divertidas como embarazosas, de las que no poda escaparme.

    Un da, casi a principios de Mayo, en los buzones de correos de casi todo el mundo, en Los lamos, aparecieron unos boletines impresos. Todo aquel condenado lugar estaballeno de ellos. Eran de esos que uno despliega y aparece un titular que en gruesas letras impresas sobre la portada dicen: TODO EL PAS CELEBRA EL CUMPLEAOS DE R. P.FEYNMAN!.

    Arlene estaba jugando su partida con el mundo. Tena muchsimo tiempo para pensar. Lea revistas, y enviaba a por esto y a por aquello. Siempre estaba maquinando algo.

  • (Seguro que tuvieron que ayudarla a poner las direcciones Nick Metrpolis o alguno de los compaeros de Los lamos que solan ir a visitarla). Arlene estaba en su cuarto delhospital, pero estaba en el mundo, escribindome cartas disparatadas y pidiendo toda clase de cosas.

    En una ocasin me envi un gran catlogo de equipo de cocina, del tipo necesario para instituciones enormes, como las prisiones, que albergan en ellas a un montn de gente.Haba all de todo, desde soplantes y campanas para hornos hasta inmensas ollas y sartenes. Yo me pregunto, A qu diablos viene esto?

    Lo cual me hace acordarme de cuando yo estaba en el MIT y Arlene me envi un catlogo donde se describan grandes navos, desde barcos de guerra a transatlnticos, barcosgrandes de verdad. Yo le escrib, Qu pretendes con esto?

    Ella responde a vuelta de correo, Se me ocurri que tal vez, cuando nos casemos, podramos comprarnos un barco.Le contesto, Ests loca? No tienes sentido de la proporcin!.Entonces me llega otro catlogo: ahora son grandes yates, veleros de 12 metros y cosas as, para gentes muy ricas. Ella me escribe, Dado que los otros no te gustaron, tal vez

    pudiramos quedarnos uno de estos.Le escribo: Mira: te sales completamente de escala!Pronto me llega otro catlogo. Son diversos tipos de motoras, Chriscraft esto y Chriscraft lo otro.Escribo, Demasiado caros!Finalmente, recibo una nota: Richard, sta es tu ltima oportunidad. Slo sabes decir que no. Resulta que un amigo suyo tiene un bote de remos que desea vender por 15

    dlares es un bote usado y quizs pudiramos comprrnoslo para poder ir a remar el prximo verano.Luego, s. Cmo decir no tras todo aquello?Bueno, todava estoy tratando de imaginarme a dnde conduce este catlogo de equipos de cocina para instituciones cuando me llega otro: ste, para hoteles y restaurantes;

    suministros para hoteles y restaurantes de tamao de medio a pequeo. Despus, a los pocos das, recibo un catlogo para la cocina de tu nuevo hogar.Por fin, el sbado siguiente en Albuquerque logro averiguar de qu va todo aquello. Hay en su habitacin una pequea asadora de carbn, que ha comprado por correo en Sears.

    Tiene unos 50 cm. de dimetro y patas blancas.Se me ocurri que podamos hacernos unas chuletas a la parrilla, dice Arlene.Pero cmo diablos vamos a usarla en la habitacin, aqu, con el humo que se har y todo lo dems?Oh, no!, me dice. No tienes ms que salir ah afuera, al csped. As podrs asar chuletas todos los domingos.El hospital estaba justo en la Ruta 66, la carretera principal que atraviesa los Estados Unidos. No puedo hacer eso, le respondo. A ver si me entiendes, cmo voy a ponerme

    a asar chuletas ah afuera mientras pasan continuamente los coches y los camiones, y toda la gente que va y viene por los arcenes? Sencillamente, no puedo salir ah afuera yponerme a cocinar en el csped!

    Qu te importa lo que piensen los dems? (Arlene me torturaba continuamente con aquello!). Bueno, vale, me dice, mientras abre un cajn. Vamos a llegar a un acuerdo: noser preciso que te pongas el gorro de chef ni los guantes.

    Y levanta un gorro de chef, un gorro autntico, y unos guantes de cocina. Y entonces aade, Prubate el delantal, y lo despliega. A mayores, el delantal lleva escrita algunabobada como BAR-B-Q KING5, o algo por el estilo.

    Ya basta, ya basta!, digo yo, horrorizado. Preparar la carne en el csped!. As que cada sbado o domingo, me tocaba bajar a la Ruta 66 y asar chuletas. Est despus lo de las tarjetas de navidad. Un da, apenas unas semanas despus de llegar a Los lamos, Arlene dice, He pensado que sera bonito mandarle tarjetas de

    navidad a todo el mundo. Quieres ver las que he elegido?Eran tarjetas muy bonitas, desde luego, pero dentro decan Feliz Navidad, les desean Rich & Putsy. No puedo enviarles stas a Fermi o a Bethe!, protest. Apenas si les

    conozco!Qu te importa lo que piensen los dems? como era de esperar. Las enviamos.Llega el ao siguiente, y para entonces ya he conocido a Fermi. Ya conozco a Bethe. He estado en sus casas. He cuidado de sus hijos. Todos somos muy amigos.En cierto momento, Arlene me dice, con tono de la mayor formalidad, Richard, todava no me has preguntado por nuestras tarjetas navideas de este aoSiento que el MIEDO me llena de pies a cabeza. Uh, bueno, veamos las tarjetas.Las tarjetas dicen: Feliz Navidad y Prspero Ao Nuevo, les desean Richard y Arlene Feynman. Muy bien, esplndidas, le digo. Son muy bonitas y servirn para todo el

    mundo.Oh, no!, dice ella. No sirven para Fermi, y Bethe y todos esos sabios tan famosos. Y, no faltaba ms, tena otra caja de tarjetas.Saca una de muestra. Junto al texto habitual: Les desean el Dr. y la Sra. R. P. Feynman.No me qued ms remedio que enviarles estas otras.A qu viene este trato tan formal, Dick?, se rean. Les alegr saber que Arlene se estuviera divirtiendo tanto, y que yo no pudiera hacer nada al respecto. Arlene no pasaba todo el tiempo inventando juegos. Haba mandado pedir un libro titulado Sonidos y smbolos del chino. Era un libro precioso, que todava conservo, con unos

    cincuenta smbolos trazados con preciosa caligrafa y explicaciones como Tormenta: tres mujeres en una casa. Se haba provisto de papel adecuado, de pinceles y tinta, ypracticaba la caligrafa. Se haba comprado tambin un diccionario de chino, para disponer de muchos otros smbolos ms.

    Un da, cuando fui a visitarla, Arlene estaba practicando estas cosas. Ella murmuraba para s, No. Ese otro est mal.As que yo, el gran cientfico, digo, Y qu entiendes por mal? No es ms que un convenio humano. No hay ninguna ley de la naturaleza que diga qu aspecto han de tener;

    puedes dibujarlos del modo que quieras.Quiero decir que artsticamente est mal. Es una cuestin de equilibrio, de esttica.Pero una forma es tan buena como otra, protesto yo.Toma, dice ella, y me pasa el pincel. Haz uno t mismo.Hice uno, pues, y dije, Espera un momento. Voy a hacer otro; ste est demasiado emborronado. (Despus de todo, no poda decir que estaba mal.)Y cmo sabes lo poco o mucho emborronado que ha de ser?, me dice.Comprend lo que me quera decir. Para que tenga un aspecto bonito es preciso hacer los trazos de determinada forma. Las cosas estticas tienen un algo, un carcter, que no

    puedo definir. Y como tal cosa no poda ser definida, yo lo consideraba inexistente. Pero he aprendido por experiencia que s hay algo y desde entonces, he sentido por el arte unacierta fascinacin.

    Justo entonces, mi hermana me enva una postal desde Oberlin, donde ella asiste a la universidad. Est escrita a lpiz, con smbolos pequeitos y est en chino.Joan es nueve aos menor que yo, y tambin estudiaba fsica. Tenerme a m por hermano mayor le resultaba duro. Siempre estaba buscando algo que supiera hacer, y

    secretamente iba a clases de chino.Bueno, yo no saba una palabra de chino; ahora, una cosa que se me da bien es gastar una infinidad de tiempo en resolver un rompecabezas. El fin de semana siguiente me llev

    la tarjeta a Albuquerque. Arlene me ense a consultar los smbolos. Hay que empezar por la categora correcta en la parte final del diccionario y contar el nmero de trazos. Despusse va a la parte principal del diccionario. Resulta que cada smbolo tiene varios significados posibles, por lo cual es preciso agrupar varios smbolos antes de poder comprenderlos.

    Con gran paciencia logr descifrarlo todo. Joan me deca cosas como Hoy he pasado un buen da. Slo haba una frase que no poda comprender. Ayer celebramos el da deformar montaas lo que evidentemente tena que estar mal traducido. (Result que all en Oberlin s tenan algo llamado Da de formar montaas, y que yo lo haba traducidocorrectamente!).

    Eran evidentemente las cosas triviales que son de esperar en una postal; pero me di cuenta por la situacin de que Joan estaba tratando de hacerme morder el polvo envindomeel texto en chino.

    Estuve hojeando adelante y atrs el libro de arte chino y seleccion cuatro smbolos que encajaban bien. Despus los practiqu uno por uno, una y otra vez. Tena un gran cuadernoen el que dibuj unos cincuenta de cada uno, hasta que me salieron casi perfectos.

    Cuando ms o menos accidentalmente hube logrado tener un ejemplar correcto de cada smbolo, los guard. Arlene les dio el visto bueno, y los pegamos en columna, uno sobreotro. Pusimos despus un pedacito de madera en cada extremo, para poder colgarlos de la pared. Tom una fotografa de mi obra maestra con la cmara de Nick Metrpolis, enrollla tira, la met en un tubo y se la envi a Joan.

    As que ella lo recibe. Los desenrolla y comprueba que no puede leerlo. A ella le parece como si yo hubiera sencillamente pintado cuatro caracteres en la banda, uno encima deotro. Mi hermana se los lleva a su maestro.

    Lo primero que le dice es, Esta escritura est francamente bien! La hiciste t?

  • Uh No. Qu es lo que dice?Hermano mayor tambin habla.Verdaderamente, soy un mal bicho. Nunca dej a mi hermanita que se marcara un tanto a mi cuenta. Cuando Arlene empeoraba y se pona ms dbil, su padre vena desde Nueva York a visitarla. En aquellos tiempos, durante la guerra, un viaje tan largo era muy costoso y

    complicado, pero su padre vena, porque saba que se acercaba el fin. Un da me telefone a Los lamos. Ms vale que vengas cuanto antes, me dijo.Haca mucho que yo tena acordado con un amigo mo de Los lamos, Klaus Fuchs, que en caso de emergencia tomara prestado su coche, para poder llegar rpidamente a

    Albuquerque. Recog a un par de autoestopistas para que me ayudaran en caso de que ocurriera algn percance por el camino.Como no poda fallar, de camino a Santa Fe pinchamos. Mis pasajeros me ayudaron a cambiar la rueda. Despus, apenas pasada Santa Fe, se nos pinch la rueda de repuesto,

    pero por fortuna estbamos cerca de una gasolinera. Me acuerdo de haber estado esperando pacientemente a que el empleado de la gasolinera terminase con otro coche, cuandolos dos autoestopistas, que conocan la situacin, fueron y le explicaron lo que pasaba. Nos arregl la rueda inmediatamente. Decidimos no reparar tambin la rueda de repuesto,porque ello nos hubiera retrasado ms todava.

    Arrancamos nuevamente en direccin a Albuquerque, sintindome estpido por no habrseme ocurrido decirle nada al mecnico de la gasolinera en un momento en que el tiempoera tan precioso. Y entonces, a unos 50 kilmetros de Albuquerque, otro pinchazo! Tuvimos que abandonar el auto y hacer autoestop el resto del camino. Llam a una gra y leexpliqu la situacin.

    Me encontr al padre de Arlene en el hospital; haca unos das que se encontraba all. No puedo aguantar ms, tengo que irme a casa, dijo. Se senta tan desdichado, que se fuesin ms.

    Cuando por fin vi a Arlene estaba muy dbil y como desorientada. No pareca darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Miraba al frente fijamente, sin ver, desviando la vistaapenas un poquito de cuando en cuando, tratando de respirar. De cuando en cuando se le detena la respiracin, como si se atragantase; luego volva a empezar. As estuvo durantevarias horas.

    Sal un momento a dar un paseo por el exterior. Estaba sorprendido, porque no senta lo que se supona haba que sentir en aquellas circunstancias. Tal vez estuvieraengandome a m mismo. No es que estuviera encantado, pero tampoco me hallaba terriblemente apenado, posiblemente, porque saba desde haca mucho lo que iba a ocurrir.

    Resultaba difcil de explicar. Si los marcianos (quienes, imaginemos, jams mueren salvo por accidente) llegasen a la Tierra y observasen esta peculiar especie de criaturas estos humanos que viven unos setenta u ochenta aos, sabedores de que les ha de llegar la muerte, sin duda les parecera un tremendo problema psicolgico cmo nos es posiblevivir en esa situacin, sabiendo que la vida slo es temporal. Bueno, nosotros los humanos hemos dado con una forma de vivir a pesar de este problema: nos remos, bromeamossobre l, vivimos.

    La nica diferencia fue, por lo que Arlene y a m concierne, que en lugar de cincuenta aos fueron cinco. Se trataba solamente de una diferencia cuantitativa; el problemapsicolgico era exactamente el mismo. La nica forma en que hubiera podido ser algo diferente sera que nos hubiramos dicho a nosotros mismos, Pero tantos otros tienen mejorfortuna, porque podrn vivir cincuenta aos. Pero eso es absurdo. Por qu deprimirse y sentirse miserable diciendo cosas como, Por qu nos ha tocado a nosotros tan malasuerte? Qu nos ha hecho Dios? Qu hemos hecho nosotros para merecernos esto?, todo lo cual, si uno comprende la realidad y la asume plenamente, es irrelevante e irresoluble.Son cosas que nadie puede saber, sencillamente. La situacin de cada cual no es ms que un accidente de la vida.

    Habamos pasado juntos un tiempo endiabladamente bueno.Regres a su habitacin. No haca ms que imaginarme todas las cosas que estaban fisiolgicamente ocurriendo: los pulmones incapaces de aportar suficiente oxgeno a la

    sangre, con lo que se obnubila el cerebro y se debilita el corazn, haciendo a su vez ms difcil la respiracin. Yo esperaba una especie de efecto de avalancha, acumulndose todoen una especie de dramtico desplome. Pero no fue as como pareci producirse la muerte: fue poco a poco perdiendo el conocimiento; su respiracin fue debilitndose ms y ms,gradualmente, hasta que ya no hubo aliento pero justo antes, exhal muy, muy poquito.

    La enfermera, en una de sus rondas, entr, confirm que Arlene estaba muerta, y se fue, pues yo quise quedarme solo un momento. Estuve sentado all durante un rato; despus,me inclin para besarla por ltima vez.

    Me sorprendi mucho descubrir que su cabello ola exactamente igual. Evidentemente, cuando me par despus a pensarlo, no haba razn para que su cabello hubiera de oler demodo diferente en un tiempo tan breve. Pero para m fue una especie de choque, porque en mi mente acababa de ocurrir algo enorme y sin embargo, nada haba pasado.

    Al da siguiente fui a la funeraria. El tipo de all me entrega unos anillos que haba retirado del cadver. Desea usted ver a su esposa una ltima vez?, me pregunta.Qu clase de ! No, no quiero verla, no!, le dije. Acabo de verla!.S, pero ahora est perfectamente arreglada, me dice.Todo lo referente a pompas fnebres me era completamente ajeno.Qu objeto tiene arreglar un cuerpo, si no hay nada en l? No quise volver a ver a Arlene; eso me hubiera trastornado an ms.Llam a la compaa de la gra, recog el coche y cargu las cosas de Arlene en la trasera. Recog un autoestopista y sal de Albuquerque.Apenas llevbamos recorridos ocho kilmetros cuando BANG! Otro reventn. Empec a blasfemar.El autoestopista me mir como si yo fuese un perturbado mental. Despus de todo slo ha sido un neumtico, no?.S! Un neumtico, y otro, y otro, y otro ms!Montamos la rueda de repuesto y seguimos muy despacio, todo el camino de vuelta a Los lamos, sin hacer reparar la rueda pinchada.No saba cmo iba a encararme con mis amigos de Los lamos. No quera ver a mi alrededor caras largas hablndome de la muerte de Arlene. Alguien me pregunt qu haba

    ocurrido.Ha muerto. Qu tal va el programa?Captaron enseguida que no quera entregarme a lamentaciones ni aoranzas. Slo hubo un compaero que me diera el psame, y result que se encontraba fuera cuando yo

    regres a Los lamos.Una noche tuve un sueo, en el que Arlene tomaba parte. Inmediatamente le dije, No, no, t no puedes estar en este sueo. T no ests viva!Despus, ms tarde, tuve otro sueo donde volva a estar Arlene. Le repet lo mismo, No puedes estar en este sueo!No es as, me dice ella. Te he engaado. Estaba harta de ti, por lo que urd esta estratagema para poder seguir mi propio camino. Pero ahora vuelvo a quererte, as que he

    vuelto. Realmente, mi mente estaba luchando contra s misma. Le era preciso explicar, incluso en un maldito sueo, cmo era posible que ella todava se encontrase all!Sin duda me hice, psicolgicamente, algo a m mismo. No llor hasta un mes despus, cuando al pasar junto a unos grandes almacenes de Oak Ridge me fij en un bonito vestido

    del escaparate. Pens, A Arlene le hubiera gustado se. Y aquello me hizo mella.

  • TAN SENCILLO COMO CONTARSiendo yo un muchachuelo, all en Far Rockaway, tena un amigo que se llamaba Bernie Walker. Ambos tenamos laboratorios en nuestras casas, en los que realizbamos

    diversos experimentos. Estbamos en cierta ocasin discutiendo de algo debamos tener once o doce aos por entonces cuando dije, Pero pensar no es ms que hablarse auno mismo por dentro.

    Ah, s?, dijo Bernie. Has visto qu forma tan rara tiene el cigeal de un coche?.S. Qu tiene de rara?Bueno, pues dime: Cmo te la describiste a ti mismo cuando hablabas para tus adentros?.Fue as como aprend de Bernie que los pensamientos tambin pueden ser visuales y no slo verbales.Ms tarde, ya en la universidad, me entr inters por los sueos. Me preguntaba yo cmo en ellos poda todo parecer tan real, como si la luz estuviera alcanzando la retina,

    teniendo uno los ojos cerrados. Estaran tal vez siendo verdaderamente estimulados los nervios de la retina de alguna otra forma por el propio cerebro, acaso o sera quizs queel cerebro tiene un departamento de enjuiciamiento que se desborda durante el sueo? La psicologa nunca me proporcion respuesta satisfactoria a estas preguntas, a pesarde lo mucho que me interes por el funcionamiento del cerebro. De lo que haba mucho, en cambio, era de interpretacin de los sueos y dems.

    Estando en Princeton, preparando el doctorado, apareci un artculo de psicologa, bastante estpido, que suscit un montn de discusiones. El autor haba llegado a la conclusinde que lo que controlaba el sentido del tiempo en el cerebro era una reaccin qumica donde intervena el hierro. Yo dije para mis adentros, Pero, vamos a ver, cmo infiernos hapodido averiguar una cosa as?

    Bueno, he aqu cmo. La esposa del autor pareca de fiebre crnica, que le suba y bajaba mucho. Por alguna razn, al autor se le ocurri comprobar el sentido del tiempo de suesposa; as que la puso a contar segundos para sus adentros (sin mirar el reloj), mientras l cronometraba cunto tardaba en llegar a sesenta. All tuvo a la pobre mujer contando todoel da. Comprob que cuando le suba la fiebre contaba ms rpidamente, y cuando le bajaba, lo haca ms despacio. Por consiguiente, pens lo que controlase el sentido deltiempo en el cerebro tena que estar funcionando ms rpidamente cuando ella se enc