Feudalismo Profe

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8.marzo

Alejandra Carmona Pineros,

Cristina López de Lerma Puñal,

Sandra Magallares Bachiller

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8.marzo2012

Alejandra Carmona Pineros,

Cristina López de Lerma Puñal,

Sandra Magallares Bachiller

El feudalismo en Europa, La España de los castillos

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Índice

Feudalismo.................................................................................................................... 1

Origen de la sociedad feudal ...................................................................................... 1-3

La economía feudal ...................................................................................................3-4

La sociedad feudal.............................................................................................. 4-6

La vida en el feudo ....................................................................................................6-8

La iglesia controladora de la vida social..................................................................... 11

La España de los castillos.......................................................................................11-13

Bibliografía .................................................................................................................14

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Feudalismo

Según el Diccionario de términos básicos para la Historia, la palabra feudalismo

proviene de la palabra latina foedus, que significa pacto o trato. Se trata de un sistema en el

que, dentro de una economía cerrada y autosuficiente, de predominio agrario y baja

producción, los grupos sociales se estructuran de acuerdo con la posesión de la tierra, siendo

la relación señor/siervo (servidumbre) la que determina la manera de producir, y que, al

establecer vínculos de dependencia personal, da lugar a una fragmentación extrema del poder

político y a una escasa movilidad social, propiciando una mentalidad dominada por lo religioso.

El feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI y tuvo su máximo apogeo en los siglos

XII y XIII. Su cuna fue la región comprendida entre los ríos Rin y Loira, dominada por el ducado

de Normandía. Al conquistar sus soberanos, a fines del siglo XI, el sur de Italia, Sicilia e

Inglaterra y ocupar Tierra Santa en la primera Cruzada, establecieron en todas estas zonas las

instituciones feudales. España también adoptó un cierto tipo de feudalismo en el siglo XII, al

igual que el sur de Francia, el norte de Italia y los territorios alemanes.

Origen de la sociedad feudal y vasallaje

� Desintegración del poder central y vasallajeDesintegración del poder central y vasallajeDesintegración del poder central y vasallajeDesintegración del poder central y vasallaje

El imperio de Carlomagno (742-814) constituyó el primer intento de crear un nuevo orden después de los graves trastornos que se habían producido a raíz de las invasiones de los pueblos germánicos y la decadencia y caída final del imperio romano.

A la muerte de Carlomagno (814) siguieron nuevas conmociones producidas en gran parte por nuevas migraciones e invasiones: los germanos del norte o normandos, provenientes de Escandinavia, se dirigieron a Rusia, Inglaterra, el norte de Francia y el Mediterráneo.

Los pueblos eslavos se extendieron por la Europa centro-oriental. Los húngaros o magiares, jinetes nómades provenientes del centro de Asia, recorrieron la cuenca del Danubio. En el curso del siglo X estos pueblos se hicieron sedentarios y se convirtieron al cristianismo. Empezaron a formarse los pueblos que en definitiva determinarían la fisonomía de Europa.

Todos estos cambios se produjeron en medio de una transformación general de las formas económicas, sociales y políticas. Decayeron las ciudades, disminuyó y casi desapareció el comercio internacional, se redujo el uso de la moneda y la tierra quedó como la principal riqueza. Los poderes centrales perdieron toda autoridad y desapareció la organización administrativa burocrática.

Lentamente se formó un nuevo orden que ha recibido el nombre de feudalismo.

En medio de las interminables guerras los hombres anhelaron por encima de todo poder disfrutar de protección y seguridad. Como los poderes centrales perdieron toda autoridad se tuvo que recurrir a los poderes locales. Se generalizó la costumbre de que los vecinos de un lugar se sometieron a quien los podía defender mejor: a veces un conde, pero muchas veces también algún particular que no poseía ningún título o cargo oficial, pero que se imponía a los demás por su valentía y su sentido de la autoridad.

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A estos hombres se les empezó a llamar señores, mientras que las personas que se encomendaban a su protección recibieron el nombre de vasallos.

Entre señor y vasallo se estableció una especie de contrato: el señor prometía protección a su vasallo; éste se comprometía, mediante un juramento de fidelidad, a ciertos servicios. El régimen vasálico se generalizó a través de toda la sociedad: el rey encabezaba la pirámide: sus vasallos eran los duques, condes y otros señores poderosos. Éstos, por su parte, recibían la "fidelidad" de las personas más ricas e influyentes de su región las cuales, a su vez, recibían los servicios de vasallos más modestos. De esta manera, desde la cima hasta la base de la sociedad, toda persona estaba vinculada a otra.

� Régimen feudalRégimen feudalRégimen feudalRégimen feudal

Este sistema de tenencia de la tierra y servicio personal se generalizó en la mayor parte de Europa, si bien sus formas específicas variaron mucho de un país a otro y, de un siglo a otro.

El acto mediante el cual una persona se convertía en vasallo y recibía un feudo era solemne, lleno de colorido. El vasallo debía prestar el homenaje: se arrodillaba, con la cabeza descubierta y sin armas, y colocaba sus manos juntas entre las manos del señor. Luego decía: "Señor, yo seré vuestro hombre". Al homenaje seguía la fe, el juramento de fidelidad que se prestaba poniendo el vasallo sus manos sobre las Sagradas Escrituras o una reliquia. Luego seguía la investidura: el señor investía al vasallo del feudo y con este fin le entregaba un objeto simbólico, una rama o un terrón que representaba la tierra enfeudada.

Mediante el homenaje y la investidura se establecía un contrato que imponía obligaciones recíprocas.

El señor debía al vasallo protección y mantención. El vasallo debía ayuda y consejo. La ayuda más importante era el servicio militar: el vasallo debía presentarse con armadura y caballo y debía mantenerse con sus propios medios.

Como un señor poderoso tenía a muchos vasallos, el vasallaje le proporcionaba las fuerzas armadas necesarias para defender sus propiedades y las de sus vasallos y siervos. Con el tiempo, el servicio militar quedó reducido a cuarenta días al año. El vasallo debía prestar ayuda pecuniaria: para pagar el rescate del señor que había caído prisionero, para dotar de armadura al hijo primogénito del señor que era armado caballero, para el matrimonio de la mayor, y para la partida del señor a Tierra Santa. El servicio de consejo comprendía, ante todo, la asistencia al tribunal del señor.

Con el tiempo no sólo las tierras, sino también toda clase de funciones y derechos públicos fueron entregados en feudos. Los condes, que una vez habían sido funcionarios nombrados por el rey, se convirtieron en vasallos que ejercían las funciones públicas por derecho feudal. El rey feudal gozaba de un poder muy limitado. Sólo ejercía autoridad sobre sus dominios propios y los vasallos inmediatos, pero no tenía ningún poder directo sobre la gran masa de la población.

Cada señor gobernaba en sus dominios. Los grandes señores, los duques y condes, eran verdaderos reyes en sus dominios: mantenían sus propias fuerzas militares, administraban justicia, percibían impuestos y acuñaban monedas. Y también los vasallos inferiores ejercían funciones públicas que en el imperio romano habían sido desempeñadas por la administración imperial y que en el Estado moderno serían desempeñados por los organismos propios del Estado.

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El régimen feudo-vasálico fue, pues, una organización del poder político que correspondió a las condiciones especiales de la Edad Media. El sistema feudal no pudo garantizar plena estabilidad política. Sin embargo, en tiempos de escaso desarrollo económico y técnico y de mucha violencia, ofreció ciertas condiciones de paz y justicia e inculcó a los hombres ciertos valores que conservan su sentido hasta la fecha: el sentido del honor, la virtud de la lealtad, el respeto por la dignidad de la persona, la estimación de la mujer, la fe en la palabra dada.

La economía feudal

La economía de la sociedad feudal era eminentemente agraria y de autoconsumo. Sin apenas relaciones comerciales ni movilidad personal, la vida giraba en torno al feudo, dedicada al cultivo del campo y al mercado local.

� La agriculturaLa agriculturaLa agriculturaLa agricultura

La agricultura y la gran propiedad fueron las bases de la economía feudal. Mientras la población se mantuvo en cifras bajas no fue necesario ampliar la superficie de cultivo, pero a partir del siglo XII se hicieron necesarias nuevas roturaciones. Las técnicas de cultivo continuaron siendo las utilizadas en la época romana, con el predominio de sistemas de rotación de cultivo (técnica de barbecho).

En torno a los pueblos se estableció un sistema de explotación de la tierra, muy parecido en todas partes. En los alrededores inmediatos del pueblo se encontraban las huertas de frutas y hortalizas, las mejores regadas y abonadas, que se cultivaban de forma intensiva. Luego se situaban las tierras dedicadas a las leguminosas y los cultivos de regadío, más lejos estaba el cereal de secano, trigo y escanda, más allá los pastos y baldíos, y por último el bosque, que proporcionaba leña y caza.

Los productos básicos fueron los cereales, la vid y las hortalizas, pero también, el aceite, la miel, la sal y la pesca. La sal y las especias eran fundamentales para la conservación de los alimentos. Estas eran las principales mercancías de los mercados.

� El artesanadoEl artesanadoEl artesanadoEl artesanado

El artesano es una figura vital en las comunidades medievales; ya que la mayoría de ellas deben procurarse sus propios aperos de labranza, paños y los útiles cotidianos. En ésta época, los artesanos comenzaron a agruparse en cofradías alentadas por la Iglesia. Paralelamente se crearon los gremios, con artesanos del mismo oficio o complementarios, regidos por los reglamentos que regulaban desde cómo y con qué se debían hacer los productos, hasta los precios, para evitar el fraude y la competencia irresponsable.

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� El comercioEl comercioEl comercioEl comercio

La actividad comercial disminuyó, sobre todo la internacional, organizado en torno a dos ejes fundamentales: el Mediterráneo y el Báltico e interior del continente. Desde el siglo XII mejoran notablemente los métodos de navegación, por la adopción de la brújula, el astrolabio y el timón fijo. El comercio al por menor se organizó en torno a un sistema de ferias y

mercados locales en distintas ciudades. El mercado, o la feria, era una concesión real, que se

desarrollaba en unos días concretos. Los mercados se montaban en planicies, o al pie de las

murallas y puertas de las ciudades, ya que no había lugares abiertos dentro.

La sociedad feudal

La sociedad medieval tenía una estructura estamental que basaba su estabilidad en los vínculos de fidelidad personal, vasallaje y feudo, a través del homenaje. Esta sociedad estamental está organizada de forma piramidal. Hay tres estamentos básicos la nobleza, el clero y el estado llano.

� La noblezaLa noblezaLa noblezaLa nobleza

La nobleza forma la cima de la sociedad feudal. La cúspide la ocupa el rey, el único legitimado para hacer leyes, dirigir campañas militares, pedir impuestos en caso de guerras o eventos importantes y ejercer de juez supremo en litigios o pleitos. Junto a él se encuentra la Curia, Consejo Real o Corte Real, formada por un conjunto de notables (obispos, abades, condes, duques o marqueses) que le aconsejaban a la hora de tomar decisiones. Sin embargo el rey no podía interferir en los feudos de sus nobles o de la iglesia, por lo que la nobleza medieval controlaba la vida económica, y tras la desaparición del Imperio germánico ejerció el poder de manera absoluta, en la plena Edad Media.

Desde el siglo XIII, tras el fin de las cruzadas y la Reconquista, los reyes tienden a recuperar su poder, la nobleza se transforma en aristocracia de sangre y las desigualdades internas aumentan. Aparecen las diferencias entre señorío territorial y jurisdiccional: que no tienen poder sobre los súbditos de las tierras y pueden volver a la corona, una vez muerto el señor. Aparece una alta y una baja nobleza, en función de sus ingresos y de su proximidad al rey. Con la tendencia al realengo el poder del rey se hace autoritario, a finales de la Edad Media. La nobleza tendrá sus propias leyes y jueces.

Con el tiempo, la nobleza tiende a emparentarse con la alta burguesía, tan rica o más que ella.

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� El cleroEl cleroEl cleroEl clero

El clero es una institución plenamente feudalizada. Las órdenes religiosas son terratenientes, y aumentan sus posesiones gracias a las donaciones. Son auténticos señores feudales con idéntico papel económico y político que la nobleza. Durante la Alta Edad Media, el control de Roma sobre las órdenes religiosas es muy escaso, y se dedican a ejercer su poder con autoritarismo. La ausencia de una regla que regule la vida en los monasterios favorece la corrupción y la degeneración de la espiritualidad.

Serán san Benito y Gregorio VI quienes emprenderán la tarea de reformar la Iglesia: Gregorio VI dando normas y sometiendo a la autoridad de Roma a todas las iglesias nacionales, y san Benito instituyendo una rígida regla en la abadía de Cluny, que se extenderá por todo el mundo. Gregorio VI convocará el Concilio de Pavía y el Sínodo de Sutri, en el 1046. Para iniciar la reforma de las costumbres de la Iglesia, en donde se condenará la simonía y el matrimonio sacerdotal.

El clero también tenía su propia legislación, por la que regirse, y estaba exento de pagar impuestos, además de ser perceptor del diezmo. Sin embargo, la Iglesia, como institución, pagaba tributos al rey. No obstante, el nivel de rentas no era el mismo para todo el clero. Las órdenes monacales eran muy ricas, así como los obispados, como el de Toledo, mientras que los curas de parroquias campesinas eran muy pobres. Existe una red de parroquias que sostienen tanto la Iglesia como el Estado. Las órdenes monásticas eran rurales; las órdenes urbanas no aparecerán hasta la Edad Moderna.

� El estado llanoEl estado llanoEl estado llanoEl estado llano

El estado llano es el más abundante (comprende el 90 por ciento de la población), complejo y variado, fundamentalmente campesino y pobre. Existen hombres libres y esclavos, o siervos de la gleba, vinculados a la tierra y que se pueden vender con ella. Eran los que trabajaban y pagaban los impuestos, y estaban sometidos al derecho común, que no será el derecho romano hasta la recepción después del año 1000. Algunos de los campesinos libres tenía derecho a elegir señor: será la behetría.

La vinculación a la tierra generalizó los malos usos feudales, que el señor imponía a los campesinos en virtud de sus derechos de posesión. Los malos usos son: la intestia, por la que el señor cobrará la tercera parte, o más, de los muebles del labriego si moría sin testamento; la exorquia, por la que el señor recibía parte de los bienes del labriego si no dejaba descendencia en el manso, al morir; la cugucia, por la que el señor tenía derecho a parte de los bienes, o su totalidad, del labriego si su mujer era adúltera; la arsina, o indemnización al señor en caso de incendio del manso; la firma de spoli, por la que el señor recibía una cantidad para autorizar una dote; y la remensa, por la que el campesino no podía abandonar el manso si no pagaba una redención.

Hacia el siglo XIII los campesinos se liberan de los «malos usos» y comienzan a tener libertad de movimientos. Se empieza a hacer negocios y aparece la burguesía, urbana, y las diferencias económicas entre ellos. La burguesía alcanza gran poder en las ciudades y aspira a su gobierno.

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Con la aparición de la burguesía la sociedad se hace más urbana y los artesanos se instalan en las ciudades. Aparece, así, un pequeño proletariado artesanal.

La Edad Media fue un período muy largo y complejo en el que la sociedad se

transformó desde una comunidad rural hasta una sociedad urbana, los señores se hicieron con

el poder y lo perdieron en lucha contra los reyes, el comercio se detuvo y volvió a resurgir, la

población creció y cayó, y los logros culturales fueron mucho mayores de lo que se quiere

reconocer. No en vano esta época duró unos mil años.

La vida en el feudo

� La villa, núcleo básico de la economía medievalLa villa, núcleo básico de la economía medievalLa villa, núcleo básico de la economía medievalLa villa, núcleo básico de la economía medieval

El régimen feudal constituía una organización del poder político que regulaba los derechos y deberes de los señores y los vasallos. Su base económica era la villa, organización del trabajo agrícola, de la vida de los campesinos y de las relaciones entre éstos y el señor de la villa.

La villa tuvo sus orígenes en las formas de explotación de los últimos tiempos del Imperio Romano y en las condiciones que se produjeron a raíz de las invasiones. Durante aquellos tiempos calamitosos muchos pequeños propietarios prefirieron entregar su tierra a algún propietario poderoso y convertirse en siervos de éste con el fin de recibir su protección.

El feudo de un gran señor podía comprender a cientos de villas, mientras que un feudo pequeño podía estar formado por una sola villa. La parte más importante de la villa estaba formada por la casa señorial que muchas veces era un castillo fortificado. A su lado se elevaban los almacenes, talleres, establos, los hornos y los molinos.

Cerca del castillo estaban la capilla o iglesia, la casa del sacerdote y la aldea con sus angostas callejuelas y las modestas casas de los campesinos o villanos. Las tierras de la villa estaban divididas en dos partes: una parte, la tierra señorial o "reserva", era explotada directamente por el señor a quien correspondían todos los productos. El trabajo era ejercido por los siervos domésticos y por los villanos que estaban obligados a prestar servicios personales. La otra parte estaba dividida en lotes o "mansus" que eran concedidos a los villanos quienes los explotaban en beneficio propio a cambio de lo cual debían pagar un censo y prestar servicios personales.

El censo se pagaba en especies: granos, carnes, aves, huevos, miel, telas. Los siervos debían trabajar en las tierras del señor dos o tres días de la semana y debían aportar sus herramientas y su propia yunta de bueyes. Además estaban las praderas y los bosques comunes, sobre los cuales el señor se reservaba algunos privilegios, como el derecho de caza, pero que por lo demás podían ser aprovechados por todos los villanos para que pudieran llevar allá sus animales y sacar leña.

El señor de la villa ejercía sobre los villanos una autoridad patriarcal y una jurisdicción privada. El siervo de la gleba estaba, por nacimiento y herencia, ligado a la tierra. No podía abandonar la villa y trasladarse a otra parte. No podía casarse sin el permiso del señor. Si bien en teoría se encontraban acogidos a la protección y la justicia del rey, de hecho dependían casi totalmente del señor de la villa.

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La villa trataba de ser autosuficiente, esto es, producía lo que necesitaba y consumía lo que producía. Los mismos villanos hacían el pan, preparaban la cerveza y el vino, hilaban, tejían confeccionaban sus sencillos muebles. El trabajo tenía el fin de sustentar a todos los habitantes de la villa, pero no servía al lucro.

Los instrumentos y las técnicas agrícolas eran primitivos: la guadaña, la echona, el molino de piedras, el arado de palo sin ruedas. No se practicaba una rotación de los cultivos. La mitad o la tercera parte de las tierras quedaban cada año en barbecho para que el suelo pudiera descansar. El rendimiento era muy bajo. Por cada grano que se sembraba sólo se cosechaban 4 ó 5 granos. La alimentación era muy poco variada. El pan era el alimento más importante. A veces se comía carne de ave o chancho. El ganado vacuno era escaso. Con la poca leche se hacía queso. Las bebidas más importantes eran la sidra, la cerveza y el vino.

� Los castillos feudalesLos castillos feudalesLos castillos feudalesLos castillos feudales

La residencia de los nobles eran los castillos, residencias fortificadas y lugar de refugio

para los habitantes del feudo (campesinos, artesanos y clérigos) en caso de ataques o

invasiones.

Muchos castillos en sus inicios fueron simples torres rodeadas de un muro o

empalizada que primero se construyeron en madera y después se ampliaron y se edificaron en

piedra.

El espacio central del castillo era la torre del homenaje, de dos o tres pisos, que servía

como lugar de vigilancia y residencia.

En los sótanos estaban las caballerizas y servicios; en la primera planta, la zona de

recepción; en la segunda, las habitaciones y en la última se situaban los soldados de guardia,

que vigilaban desde allí el conjunto del territorio.

La torre estaba rodeada de otras dependencias: graneros, herrería, viviendas para los

servidores, horno, etc. Una muralla rodeaba todo el recinto y, en ocasiones, existía un foso en

torno al castillo, y para acceder a la entrada se colocaba un puente levadizo.

� Las viviendas del campesinadoLas viviendas del campesinadoLas viviendas del campesinadoLas viviendas del campesinado

La vivienda del campesino era residencia y centro de trabajo. Cumplía las funciones de

granero, almacén y establo para los animales. Se trataba de una única pieza: allí se cocinaba,

se comía y se dormía. La chimenea era el único medio para lograr caldear la casa y poder

sobrevivir. Por ese motivo era fundamental. Tenía una gran importancia como punto de

reunión social.

La casa estuvo primeramente construida de madera y con el paso del tiempo se

empezó a utilizar los mismos materiales con los que se empleaba en la construcción del

castillo.

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Poco a poco aparecieron los pisos:

la planta baja se habilitaba para la cocina y el comedor; el primero piso para los dormitorios;

bajo el techo aparecen los graneros y en el sótano, las bodegas y las despensas.

Más tarde aparece el cristal, las baldosas y las letrinas. Sin embargo, los baños no

aparecen más que en las casas de los nobles.

El mobiliario era bastante simple: la cama, la mesa, los bancos y el arcón. La cama era

de gran tamaño. En ella dormían a veces hasta 6 personas. Los colchones podían ser de paja o

de plumas en función de la posición económica.

En la mesa el sitio del padre era muy respetado. El arca de mueble tenía una gran

importancia, porque era el lugar de recogida de todas los vestidos, las sábanas ...

Otra parte del mobiliario eran los braseros, los candelabros y espejos, las calderas, las

ollas, las jarras, las tinajas, las escudillas, las cubas para baños, las alfombras y las cortinas.

� RopasRopasRopasRopas

Eran largas para la mujer. Para el hombre, sin embargo, eran cortas. Ambos,

hombres y mujeres debían presentarse con ropas largas y especiales a los actos de

ceremonias y a las manifestaciones de la Iglesia.

Los nobles hacen ostentación de prendas de vestir al utilizar paños de calidad

de colores vivos, mientras que los campesinos se ven obligados a utilizar tejidos bastos

y de poco colorido.

En el siglo XII las modas se realizaban en las ciudades y comenzaban a

distinguir claramente el vestido del hombre del de la mujer, pues se comenzaba a

ceñirle las ropas, marcar la cintura...

� AlimentosAlimentosAlimentosAlimentos

La base del sustento del hombre medieval son el pan y el vino. La confección del pan

era hecha a base de múltiples cereales, cocidos en una olla con agua, leche y sal. La masa

obtenida, era aplastada y cocida al horno. Se convertía en una hogaza. No se conocía la

levadura.

El pan resultaba tan importante que conseguía que la carne, el pescado o las legumbres fueran

consideradas “companagium”, lo que acompaña.

El pescado fresco sólo podía comerse en los puertos costeros o en las cercanías de los

ríos. Se practicaba la técnica de la salazón y del ahumado para la conservación de los

alimentos.

Un tema muy importante eran las especias, traídas de Oriente. Con ellas se conseguía

condimentar los platos e incluso mantenerlos, pero su uso estaba restringido a las clases

sociales poderosas.

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La iglesia controladora de la vida social

La Iglesia Católica fue el más poderoso pilar de la sociedad en la época feudal. Tuvo una injerencia ilimitada en todos los órdenes de la vida.

• La unidad y la universalidad de la fe, que caracterizaron la vida medieval. Ninguna religión disputó, en efecto, al catolicismo durante la edad media el gobierno de las almas en la Europa de occidente.

• El predominio cultural del clero. Este constituyó en la edad media la única clase letrada. Ser laico era estar al margen del saber. Las escuelas fueron, además anexos de las catedrales y de los monasterios y en ellas oficiaban de maestros los sacerdotes y los monjes que impartían gratuitamente los sencillos conocimientos de lectura, escritura, doctrina cristiana y canto. El monopolio cultural del clero y la eficacia de su actividad docente arraigaron, sólidamente, su autoridad y su prestigio.

La Iglesia procuro hacer del catolicismo el eje de la vida espiritual en la edad media. Para imponer obediencia a sus mandamientos disponía de dos armas poderosas, la excomunión y la interdicción.

Toda la autoridad de la iglesia no impidió, sin embargo, el surgimiento de herejías, o sea,

disidencias de opinión con respecto a los dogmas católicos.

La España de los castillos

El Medievo fue una época marcada por las continuas luchas, por el poder y el control de la tierra, que influyeron notablemente en las edificaciones de la época.

Los castillos, testigos de estas batallas, han perdurado como buenamente han podido a través de los siglos hasta nuestros días, quedando reflejada en sus fachadas la historia y el paso de los años.

Aquí nos centraremos en los castillos pertenecientes a la comunidad de Castilla y León.

� El castillo de PeñafielEl castillo de PeñafielEl castillo de PeñafielEl castillo de Peñafiel

El castillo de Peñafiel (Valladolid), de planta alargada y estrecha, consta de dos recintos. El exterior, regio y liso, que quizá corresponda al siglo XI, presenta una sola puerta defendida por dos cubos que son los únicos construidos en sus muros. El segundo, que mide unos 200 metros de longitud por unos 20 de anchura será de finales del siglo XIII o comienzos del XIV y está formado por una fortísima torre del Homenaje (de planta rectangular y coronada por ocho torrecillas cilíndricas y cuya entrada debió ser a través de un puente levadizo) y cortinas de murallas que se apoyan en 30 torres redondas distanciadas de 10 a 15 metros entre sí.

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Sus orígenes se remontan a la primitiva Reconquista, cuando lo fundó un primo de Fernán González. Por sus aposentos circularon figuras como las de Fernando I, el Cid, Doña Urraca, Alfonso el Batallador; el infante Juan Manuel, que lo reconstruyo; Sancho IV; el infante Juan, cuyo hijo, Carlos de Viana, nació en él; Carlos V, etc.

� El castillo de PonferradaEl castillo de PonferradaEl castillo de PonferradaEl castillo de Ponferrada

El castillo de Ponferrada (León), considerado como el más hermoso de los leoneses, está construido en una colina que domina el río desde sus sesenta metros de altura y tiene la forma de cuadrilátero irregular alargado. Uno de sus lienzos de muralla se desprendía y bajaba hasta el río y remataba en una torre espolonada, en el cauce del mismo. Se trata de una magnífica construcción de los templarios, cuya entrada es de una belleza casi teatral: salvado el foso por un puente y atravesada la puerta, se continúa el puente hasta llegar a otra puerta idéntica a la primera que da paso al patio de armas, trapezoidal, con las celdas de sus flancos y un pozo en el centro. La torre del Homenaje tiene varias entradas precedidas de puentes levadizos.

� Castillo del Alcázar de SegoviaCastillo del Alcázar de SegoviaCastillo del Alcázar de SegoviaCastillo del Alcázar de Segovia

El alcázar de Segovia, emplazado en un espolón que presenta espléndidas condiciones para la defensa, acariciado por las aguas del Eresma y del Clamores, es el elemento más sobresaliente del paisaje segoviano, hasta el punto de constituir la silueta característica de la ciudad. Sus orígenes, primitivísimos, empiezan a sernos conocidos desde finales del siglo XI. A partir de entonces ha ido experimentando modificaciones que le prestan su aspecto actual. Sus construcciones, adaptadas al espolón, están formadas por edificaciones de planta en general alargada, que dejan espacio para dos patios, uno detrás de la torre de Juan II y otro antes de la del Homenaje. La de Juan II, acabada después de su reinado, está sobre la puerta de entrada; es de planta rectangular con garitas salientes y un bellísimo adarve flanqueado de castilletes, cuyo ornamento de escamas nos hace pensar en Juan Guas, que por aquel entonces (1472) trabajaba en la ciudad. En el otro extremo del conjunto de edificaciones se eleva la torre del Homenaje. Es también cuadrilonga, flanqueada por cuatro cubos redondos en los ángulos y por otro que resalta en la torre en forma de semicírculo. Las salas interiores se caracterizaban por su rica ornamentación. Destruidas en un incendio ocurrido a mediados del siglo XIX, se han reconstruido, algunas de ellas excesivamente. Este alcázar ha cobijado a casi todos los reyes de Castilla. Los hechos más sobresalientes que ha presenciado han sido la estancia de Isabel I de Castilla en el momento de su proclamación, las bodas de Felipe II con Ana de Austria y las fiestas que dio en él Felipe III. Como prisión del Estado, guardó entre sus muros al marqués de Ayamonte, el duque de Medinaceli, el barón de Riperdá, etc. Carlos III lo destinó a Academia de Artillería, y en 1890 se instaló en él el Archivo General de Guerra.

� El Castillo de SimancasEl Castillo de SimancasEl Castillo de SimancasEl Castillo de Simancas

El castillo de Simancas (Valladolid), hoy Archivo Histórico Nacional, consta de un primer recinto exterior, que presenta base de pentágono irregular, constituido por elevada muralla reforzada por cubos redondos a los que protegía un foso profundo. Tiene dos puertas defendidas por cubos, cuyos puentes levadizos se han sustituido por otros de piedra.

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El edificio interior ha experimentado sucesivas reconstrucciones y modificaciones para adaptarlo a las necesidades de archivo, efectuadas en tiempos de Felipe II por los arquitectos Herrera y Mora, quienes disminuyeron mucho su aspecto guerrero. Entre los personajes que estuvieron presos entre sus muros destacan Juan II, Álvaro de Luna y Antonio de Acuña, obispo de Zamora y capitán de comuneros, que aquí fue ejecutado.

� El castillo de TuréganoEl castillo de TuréganoEl castillo de TuréganoEl castillo de Turégano

El castillo de Turégano (Segovia) se construyó en una pequeña eminencia que domina la villa del mismo nombre. Es de planta rectangular y en otros tiempos poseyó dos circuitos de murallas, el primero de los cuales casi ha desaparecido. El segundo posee cubos en los ángulos y tanto las murallas como las torres están provistas de almenas. El castillo propiamente dicho, en el interior del segundo recinto, de muros de elevada altura, presenta una característica original por completo, y es que el antiguo patio de armas se cubrió durante el episcopado de Juan Arias Dávila (1474) para ampliar la capilla, con lo cual la totalidad del castillo se transformó en iglesia. Una airosa espadaña contribuye a dar a esta fortaleza-iglesia su fisonomía actual. La tradición le atribuye un origen prerrománico. Fernán González arrebató la villa a los moros y ordenó a su hijo que reedificara el castillo, el cual, por otra parte, presenció las disputas conyugales de Alfonso I el Batallador y doña Urraca, quien donó la villa y la fortaleza al obispado de Segovia. Juan II se reconcilió con Álvaro de Luna cabe sus murallas y allí se hospedó Fernando el Católico hasta que pudo entrar en Segovia a coronarse. En uno de sus calabozos estuvo preso durante años Antonio Pérez, el secretario de Felipe II.

� Castillo de Don JuanCastillo de Don JuanCastillo de Don JuanCastillo de Don Juan

Las ruinas del castillo de Valencia de Don Juan (León) se elevan junta al río Esla, que lo protege por la parte que da al mismo. Estaba provisto de un foso y un antemuro de cubos macizos. Los lienzos de la muralla están flanqueados por estrechos cubos dispuestos de tres en tres. La torre del Homenaje está toda ceñida por cubos también estrechos y tenía decoración gótica de yesería en su ventanal; a su sombra se abre una puerta entre dos cubos y una escalera de caracol. La fortificación debe de ser muy antigua; también fue plaza fuerte de la monarquía leonesa y sufrió los embates de Almanzor. Allí se reunió el concilio de Coyanza (nombre primitivo de la población) en el año 1050. A partir 1281, fue posesión del infante Don Juan, hijo de Alfonso X el Sabio.

� El castillo de AmpudiaEl castillo de AmpudiaEl castillo de AmpudiaEl castillo de Ampudia

El castillo de Ampudia (Palencia) fue construido en el siglo XV sobre las ruinas de un lujoso alcázar que se había levantado en el mismo sitio doscientos años antes. Se trata de un castillo gótico, de proporciones equilibradas, rodeado por una muralla semiderruida. La construcción, de sólida sillería, es de planta cuadrada y está flanqueada por torres angulares también cuadradas y cubiertas de almenas. Por sus proporciones sobresale la torre del Homenaje, que constituye uno de los mejores puestos de observación de la Tierra de Campos.

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La puerta central está coronada por altos matacanes cilíndricos de elegante relieve. En el interior del castillo hay un patio rodeado de columnas y salones altos muy grandes, con artesonado de madera. A principios del siglo XVI los comuneros de Castilla tomaron el castillo y se fortificaron en él, suplantando la bandera del señor territorial, pero al poco tiempo fueron derrotados y expulsados.

� Castillo de CastilnovoCastillo de CastilnovoCastillo de CastilnovoCastillo de Castilnovo

Desechada la leyenda según la cual el castillo habría sido construido por un rey moro de Sepúlveda en el año 755, hay que pensar que Castilnovo es una construcción mudéjar, levantada en el siglo XIV. Su traza es singular y difiere notablemente de la arquitectura usual en la región. Tiene planta trapezoidal, y se guarnece un frente con tres torres circulares, y el opuesto con torres cuadradas. Los muros son de mampostería con cintas de ladrillo. Este castillo ha estado habitado siempre y por eso ha llegado en buen estado hasta nuestros días. Entre sus sucesivos poseedores hay que mencionar a don Álvaro de Luna, al marqués de Villena, a Enrique IV, a los Reyes Católicos, a los duques de Frías e incluso a los príncipes de Hohenzollern. Estos lo vendieron en el siglo pasado a don José Galofre, secretario de Isabel II y artista, quien acondicionó el castillo y su parque. En la actualidad es de los marqueses de Quintanar, que mantienen dignamente el rango de la señorial mansión.

� Castillo de Ciudad RodrigoCastillo de Ciudad RodrigoCastillo de Ciudad RodrigoCastillo de Ciudad Rodrigo

El castillo de Ciudad Rodrigo (Salamanca), situado en la cima de un cerro desde donde se domina toda la ciudad, era una fortaleza señorial de Enrique II de Trastámara. El cuerpo principal del castillo es un torreón cuadrado sobre el que hay otro menor superpuesto, ambos coronados de almenas y defendidos a la entrada por altas barbacanas y matacanes salientes. Sobre el dintel de la puerta mayor, de forma ojival, hay un relieve del escudo real. Durante la Edad Media fue escenario de numerosas luchas entre Castilla y León y acabó casi del todo asolado. Reedificado por Enrique II y convertido en su castillo señorial, volvió a ser atacado y seriamente dañado durante las guerras de Sucesión y de la Independencia española.

� Castillo de CocaCastillo de CocaCastillo de CocaCastillo de Coca

Situado en la provincia de Segovia, fue construido por el arzobispo Alonso de Fonseca, en la confluencia de los ríos Eresma y Voltoya, a principios del XV, aunque se trabajó en él durante todo el siglo. Es el ejemplar más perfecto de la arquitectura militar mudéjar. El núcleo central, rectangular y distribuido alrededor del patio de armas, presenta la almenada torre del homenaje. el recinto exterior está rodeado por un profundo foso, y en sus extremos se yerguen cuatro torres hexagonales que ostentan garitas. El castillo es de ladrillo y en las zonas superiores de murallas, torreones y garitas se ha conseguido imprimir una sorprendente ilusión de movimiento al decorarlas con estrías verticales.

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Era tanto el fausto y riqueza de sus poseedores, que se cuenta que en un banquete dado por Alonso de Fonseca, hizo sacar, al final de aquél, bandejas llenas de joyas para que las damas eligieran las que quisieran. En este castillo estuvo preso don Gaspar Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medinasidonia, en 1645, tras su fracasado intento de proclamarse rey de Andalucía.

� Castillo de CuéllarCastillo de CuéllarCastillo de CuéllarCastillo de Cuéllar

El castillo de Cuéllar (Segovia) fue construido por don Beltran de la Cueva, favorito de Enrique IV, en el siglo XV, pero anteriormente ya existía allí una torre real mandada edificar por Alfonso X. La fortaleza se levanta en lo alto de un cerro y está rodeada de un foso amurallado que la defiende por todas partes, menos por el lado de la villa. Es de planta cuadrada y en cada uno de sus ángulos hay una torre: tres de ellas cilíndricas y una cuadrada. El aspecto exterior del castillo tiene las características generales del estilo gótico con algunos detalles mudéjares, pero las sucesivas reconstrucciones le han dado un aire renacentista. En medio de uno de los lienzos se abre la puerta principal, de arco arábigo peraltado defendida por dos garitas. En otro lugar del mismo lienzo hay un nuevo arco arábigo tapiado y una galería de sencillo estilo renacentista. En el interior de la construcción y en torno a un patio central se levanta el palacio, de posterior edificación. Consta de un claustro con columnas y una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI, a la que dan salida amplios salones con artísticas techumbres, artesonados de estuco y vigas talladas.

A la muerte de Enrique IV, los partidarios de la Beltraneja se agruparon en este castillo en lucha abierta contra el bando de Isabel y Fernando, cuyo cuartel general era el vecino castillo de Coca.

� Castillo de la MotaCastillo de la MotaCastillo de la MotaCastillo de la Mota

El actual castillo de la Mota en Medina del Campo (Valladolid), cuyos orígenes se creen muy antiguos, se edificó, sobre restos anteriores, hacia 1440 y parece que su arquitecto fue Fernando de Carreño; se construyó con hormigón apisonado entre revestimientos de ladrillo. Consta de un primer recinto, al que se llega atravesando un foso mediante un puente levadizo defendido por torres cilíndricas; estas se repiten en los ángulos de este recinto. Dentro está el castillo propiamente dicho, poligonal, del que destaca la robusta torre del homenaje. Este castillo está íntimamente ligado a la historia moderna de España. Perteneció a los Fonseca y moraron en él los Reyes Católicos y su hija Juana la Loca, que en cierta ocasión se creyó en él prisionera; a principios del siglo XVI pasó a ser prisión del Estado, y allí estuvieron encerrados el duque de Calabria; Cesar Borja, que pudo huir gracias a la complicidad del conde de Benavente; Hernando Pizarro, Rodrigo Calderón y otros.

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Bibliografía

Libros:

• A. L. ABOS SANTABARBARA y A. MARCO MARTÍNEZ: Diccionario de términos

básicos para la Historia. Ed. Alhambra.

• FERNANDEZ, LLORENS, ORTEGA y ROIG: Historia de las civilizaciones y del arte. Ed. Vicens-Vives. 1986.

• VICENTE ÁNGEL ÁLVAREZ PALENZUELA. Edad Media. Historia de España. Ed. Ariel 2005

• A. FERNANDEZ, E. BARNECHEA, J. HARO. Historia del Arte. Ed. Vicens- Vives 1981.

Páginas web:

• http://www.arteguias.com/feudalismoeuropa.htm

• http://www.laguia2000.com/edad-media/el-feudalismo

• http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/1060.htm

• http://pastranec.net