FERRO, Marc (1985) - La Gran Guerra (1914- 1918) (cap. 1-6) (1)

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Introducción 16 cabo desde. este punto de vista. Nada más normal en este segundo nivel de análisis, puesto que los hechos son va- lorados en una historia que cuenta tres o cuatro genera- ciones. Pero, si bien era legítimo poner los· hechos así, en perspectiva, cincuenta años después del gigantesco acontecimiento, me era imposible llegar a un tercer esta- dio -al estudio propiamente científico del primer con- flicto mundial-, fuera de algunos dominios en los que se dispone de instrumentos de trabajo suficientes como para aplicar el método estadístico, y aun el método es- tructural. De este modo, a tres enfoques corresponden tres ni- veles de explicación. Su presentación planteaba proble- mas tanto más insuperables cuanto que, según nuestra opinión, el orden lineal y cronológico rompe a menudo la complejidad de ciertos fenómenos históricos. ¿Es que la guerra, tal como la han comprendido dirigentes políticos y jefes militares, no difiere de la guerra vivida por los combatientes, por la retaguardia o por los con- . trarios? Cada drama vivido tiene su propia cronología, su respiración, sus crisis, sus tiempos muertos, su pro- gresión, que no coinciden con las divisiones en períodos abstractos que varían conforme a las ideologías. Pues bien, contranamente a lo que se esperal:ra,···esas--------- - rupturas voluntarias me han abierto el camino en lugar de obstrtiírlo. Utilizando una expresión de Fern:and Braudel, puedo decir que, apenas comenzado, el libro se me ha escapado de las manos y ha corrido por de- lante de mí. Yo había partido al estudio de la Gran Guerra y en el camino he tropezado con el fascismo, he visto apuntar las formas del totalitarismo y dí;;ociarse el sentimiento patriótico. Mucho antes de Versailes, sur- gían en filigrana las causas de la segunda guerra mun- dial e incluso de la guerra fría: antes de Brest-Litovsk. ¿Me atrevería a añadir que la primera parte de este li- bro, escrito hace un año, me ha ayudado a comprender y a vivir la crisis de nuestro tiempo? Septiembre 1966-septiembre 1968 Parte I ¿POR QUE TUVO LUGAR LA GUERRA?

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Transcript of FERRO, Marc (1985) - La Gran Guerra (1914- 1918) (cap. 1-6) (1)

  • Introduccin 16

    cabo desde. este punto de vista. Nada ms normal en este segundo nivel de anlisis, puesto que los hechos son va-lorados en una historia que cuenta tres o cuatro genera-ciones. Pero, si bien era legtimo poner los hechos as, en perspectiva, cincuenta aos despus del gigantesco acontecimiento, me era imposible llegar a un tercer esta-dio -al estudio propiamente cientfico del primer con-flicto mundial-, fuera de algunos dominios en los que se dispone de instrumentos de trabajo suficientes como para aplicar el mtodo estadstico, y aun el mtodo es-tructural.

    De este modo, a tres enfoques corresponden tres ni-veles de explicacin. Su presentacin planteaba proble-mas tanto ms insuperables cuanto que, segn nuestra opinin, el orden lineal y cronolgico rompe a menudo la complejidad de ciertos fenmenos histricos. Es que la guerra, tal como la han comprendido dirigentes polticos y jefes militares, no difiere de la guerra vivida por los combatientes, por la retaguardia o por los con-

    . trarios? Cada drama vivido tiene su propia cronologa, su respiracin, sus crisis, sus tiempos muertos, su pro-gresin, que no coinciden con las divisiones en perodos abstractos que varan conforme a las ideologas.

    Pues bien, contranamente a lo que se esperal:ra,esas--------- -rupturas voluntarias me han abierto el camino en lugar de obstrtirlo. Utilizando una expresin de Fern:and Braudel, puedo decir que, apenas comenzado, el libro se me ha escapado de las manos y ha corrido por de-lante de m. Y o haba partido al estudio de la Gran Guerra y en el camino he tropezado con el fascismo, he visto apuntar las formas del totalitarismo y d;;ociarse el sentimiento patritico. Mucho antes de Versailes, sur-gan en filigrana las causas de la segunda guerra mun-dial e incluso de la guerra fra: antes de Brest-Litovsk. Me atrevera a aadir que la primera parte de este li-bro, escrito hace un ao, me ha ayudado a comprender y a vivir la crisis de nuestro tiempo?

    Septiembre 1966-septiembre 1968

    Parte I POR QUE TUVO LUGAR LA GUERRA?

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    pcCuadro de textoFERRO, Marc, La Gran Guerra (1914- 1918), Ed. Hyspamrica, 1985 (cap. 1-6).

  • Larga, dolorosa, mortfera, la Gran Guerra mostr cmo se mataban unos a otros millones de hombres que todava la vspera juraban guerra a la guerra>>. Fueron compaeros de armas de aquellos a quienes acusaban de ser militaristas, patrioteros, belicistas, e igualmen-

    ---~----te-de-millones_de_o~ro~_homl:>J:~~-gue hicieron la guerra i por deber o incluso sin saber muchos por que.---------1 Despus de 1918, convertidos en ex combatientes, ni

    1

    1 ru;o_s . ni otro~ pusieron _en duda la legitimidad d~ sir sa-crilioo: habtan combattdo en defensa de la patria, y la

    1 guerra que haban hecho era una . Durante ' cincuenta aos no han cesado de repetir lo mismo. ' Sin embargo, durante las hostilidades mismas naci en

    algunos la duda de si.Ia continuacin de la guerra tena sentido. Era verdaderamente necesaria tan terrible he-catombe? Los medios dirigentes as lo aseguraban, pero eran sinceros?

    En 1914 los llamados a filas no se haban planteado la pregunta; partieron todos, y c1ando desfilaban, sus ros-tros resplandecientes mostraban cul era su espritu. La imagen es engaosa, no cabe duda, y un anlisis ms fino nos hablara del desgarramiento de un_ padre, de un no-vio o de un esposo, pero eso no dur, en contraste sor-

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  • 20 Parte !. Por qu tuvo lugar la guerra?

    prendente con 1939, donde, salvo en Alemania, el rostro de los movilizados expresa consternacin y desesperacin.

    Es verdad que en 1914 se crea que la guerra iba a ser corta y que retornaran para Navidad aureolados con los laureles de la victoria; pero el caso es que en Pars, como en Londres o en Berln, los soldados partieron cantando, llenos de ardor v con la flor en el fusil>>.

    Este fenmen~ no puede ser disociado de los orgenes de la guerra, del recuerdo que ha dejado, y por eso qui-siramos dar cuenta de l, tanto como de las causas pro-piamente econmicas o polticas.

    Cules eran las aspiraciones de la sociedad en vspe-ras de la guerra? Cmo poda desear la paz y partir al mismo tiempo alegremente a la guerra? Cul era la na-turaleza del sentimiento patritico? Qu fuerzas eco-nmicas o polticas mandaban en los estados, en las naciones y en las sociedades? A estas preguntas se asocia otra, y es de qu modo se encontraron, de repente, como desarmados, los que queran impedir la guerra.

    BIBLIOGRAFIA

    Segn Dedijer, se han -consagrado ms de tres mil obras a la crisis de Sarajevo. Esta cifra, que da una medida, revela la in-mensidad de literatura dedicada a la Gran Guerra. En Pars la Biblioteca de Documentacin Internacional Contempornea con-serva ms de cincuenta mil ttulos sobre el primer conflicto mun~ dalt a los que hay que aadir los peridicos, artculos de revis~ tas, archivos impresos o manuscritos, documentos cinematogr-ficos e iconogrficos, etc.

    La obra capital de Pierre Renouvin, La Crise europenne et la Premiere Guerre Mondiale (Pars, 4.-a. ed., 1962, p. 779), com-prende una excelente seleccin bibliogrfica a la que remitimos al lector, as como a las otras obras del mismo autor.

    Conviene recordar el inters excepcional de dos trabajos: Fischer (Fritz), Griff nach der Weltmacbt, die Kriegszielpolitik des Kaiserlichen Deutschland 1914-1918, Dsseldorf, 1961, 902 p. Existe una traduccin inglesa Gem:any's Aims in the First World War, Londres, Chatto & Windus, 1967, 652 p.

    Meyer (J), Ducass (A) et Perreux (G), Vie et mort des Fran-fais, Pars, 1959, 510 p., as como las otras obras de J. Meyer y de A. Ducass.

    Captulo 1 LA GUERRA LIBERADORA

    U na sociedad bloqueada>>

    Es preferible la guerra a esta eter-na espera.

    Encuesta sobre la juventud, 1913

    . 184~-1914. Ms an que en el siglo precedente. las distar:-aas dismi~m~en, el mundo se encoge, los _;,ter-cafa.mbws se mulnplcan y la unidad de los hemisferios se

    mna. ------Tiene-csncie:'cia de eilorasocieaad europea? En------

    todo caso, SI a~VIerte otros cambios, como, por ejemplo, que a 1~. autoridades reconocidas y declaradas de la po-ca tr_adiaonal :-:-el rey, el sacerdote, la ley, la fanrilia, el p~tron o ~1 ofiaal- se hayan aadido nuevos amos an-rumos e mcontrolables; son los que bajan brutalmente los precios agrcolas de Europa, provocando la ruina del campo; los que desencadenan las crisis econmicas los que hacen o_ deshacen la moda y la opinin. En' este mu;:r~o extrar:o, en. transformacin, desaparecen muchas actiVIdades milenarras y nacen y mueren oficios en me-nos .de una generacin; una patente de invencin o una tcruca de explotacin destierra a la otra para morir a su ve.z, Y surgen empresas mientras se desmoronan otras. Lo n;usmo ocurr~ en gran nmero de hogares humanos, y Siempre en nombre de la ley, del progreso o de la liber-tad.

    Parece que- hay un hilo tenue entre esta opresin y la 21

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  • 22 Parte I. Por qu ruvo lugar la guerra? 1. La guerra liberadora 23

    antigua, que es el ejrcito ascendente de los funcionarios. ms que una ilusin y poco cambio producen en ellas

    En los estados laicos, esta burocracia es el equivalente de las reformas. Cierto es que estas reformas han dado paso

    la Iglesia; protege a los propietarios contra la presin a una mejora global de las condiciones de la vida, del

    que viene de abajo. En otros, su accin se suma a la atuendo, de la instruccin o de las condiciones sanitarias

    del clero, y las clases populares contemplan su desarrollo y ocupan y estimulan a las clases educadas al mismo

    con poca simpata. En 1870 haba en Alemania un fun-tiempo que las enriquecen y aumentan su dominio sobre

    cionario por cada 825 habitantes; en 1905 hay uno por la sociedad; pero ello poco hace participar a las clases

    cada 216. Como en la Rusia de Chjov, no cesan de ere- populares en la gestin de sus propios asunros.

  • 24 Parte l. Por qu tuvo lugar la guerra?

    Entre los intelectuales, algunos encuentran apoyo en la fe religiosa; sta tiene un nuevo despertar en algunos pases en los albores del siglo XX, y su renacimiento ms-tico lo ilustra e: renombre de un Pguy, de un Solovev o de un Bergson.

  • 26 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra?

    demcratas- se indignan; pero en Rusia, como fuera

    de ella, manipulan a los militantes y a los electores lo

    mismo_ que los estados mayores al soldado o las iglesias

    a sus rieles. Y no tienen ni siquiera la excusa de querer

    realizar plenamente la revolucin proletaria.

    Sobre todo, los jefes de los partidos e....:tremistas no

    perciben que, cuanto ms numerosos son sus miembros,

    ms significa esto que la sociedad se transforma, evolu-

    ciona, se diferencia, lo cual disminuye las probabilidades

    de un alineamiento verdaderamente revolucionario.

    Entre 1840 y 1914 no es en los primeros pases llega-

    dos al desarrollo capitalista ms caracterizado --es decir,

    Gran Breraiia, Francia y Alemania- donde aumentan

    las posibilidades de un trastorn social violento, sino en

    Rusia. El retraso econmico de este pas se traduce, en

    el plano soci-al, por la debilidad de sus clases medias,

    incapaces de neutralizar la voluntad consciente de las

    clases populares, que desean una subversin total de

    las reglas de funcionamiento de la sociedad. Estas proba-

    bilidades aumentan del mismo modo en Italia; pero, en

    ------s1Lcam. el espe.ismo americano o

    pera ms que en ningn

    otro sitio, en vsperas e Ia guerra, Ja:ITlli.""iC.:t-al---mev-i,~-

    miento revolucionario y a los futuros soldados de la re-

    volucin los elementos ms dinmicos, ms activos o

    ms emprendedores. Emigracin o revolucin: se ha

    establecido suficien-

    temente la relacin entre estos dos fenmenos? Adems,

    la alternativa es tambin vlida despus. Nadie es ms

    conformista en los Estados Unidos, o donde sea, que el

    nuevo inmigrante, que juzga sacrlega toda crtica sobre

    su patria de adopcin ', que representa para l la liber-

    tad, la justicia y la virtud. Todo predispone as a los ele-

    mentos ms nuevos de la sociedad americana para con-

    vertirse en conservadores e incluso en patrioteros. En

    Estados Unidos fue donde se ejecut por primera vez a

    unos anarquistas (1886). Por un proceso a la vez seme-

    jante, inverso, pero simtrico, toda crtica viene a ser

    t Excepto los anarqui~tas.

    l. La guerra liberadora 27

    sacrlega despus de 1917 en la patria de la revolucin,

    y as ocurre que la Rusia de los Soviets prohibir la emi-

    gracin, signo de no-satisfaccin.

    Las vibraciones de la sociedad

    Volvamos a la vieja Europa, donde, desde hace ms o

    menos tiempo, las vibraciones de la sociedad se debilitan

    lentamente, el paro se reabsorbe y la seguridad de todos

    parece asegurada. Tal es el caso de Francia, que no ha

    snfrido jams grandes corrientes de emigracin y donde

    las probabilidades de revolucin social disminuyen des-

    pus de la experiencia de la Comuna de Pars. Lo mismo

    ocurre en Inglaterra despus del fracaso del cartismo;

    a principios del siglo xx las huelgas son especialmente

    potentes, pero las manifestaciones violentas son menos

    amplias, y, de all en adelante, no son ms que los esco-

    ceses y los irlandeses quienes cruzarn los mares. En In-

    glaterra misma la nica revuelta abierta es la de las

    mujeres: las sufragistas. En la Alemania gnillermina, a

    -----principios de siglo, todo el mundo cree que, si algn da

    tiene lugar crn

  • r .. (.,.~

    28 Parte I. Por qu ruvo lugar la guerra?

    zacin y a quienes la poltica imperialista apenas ha enriquecido, las vibraciones de la sociedad siguep. siendo muy amplias; la multiplicacin de las marchas a Stbena o a Amrica atestiguan, lo mismo que la de los gestos de revuelta e11 las ciudades o en los campos, que se rue-gan a seguir sometidos. Rusia e Italia son la patria de los anarquistas, de Bakunin y de Malatesta.

    Es precisamente en Rusia y en Italia donde la oposi-cin a la guerra atae a la sociedad en toda su amplitud. Antes de fundar el comunismo y el fascismo -los dos

    re~menes que han marcado la primera mitad del si-rrl~ xx-, l"s rusos han firmado la paz en Brest-Litovsk, y los italianos han pronunciado su en Caporetro. Unicamente ms tarde, cuando fue eviden-te que la tierra nativa estaba efectivamente amenazada, estas naciones se mostraron unnimes en batirse: la gue-

    , . ,

    rra ten1a entonces un sennoo. Para los combatiences frar1ceses, ingleses o alemanes

    no exista el equvoco: la guerra tena por objetivo la salvaguardia de los intereses reales de la nacin. Pero tena, adems, otro signiicado: al marchar a la .guerra ~

    __ o __ las>uklaoos--cle--1-9-1-4--hallah'"'--'.!I'~i.d~o 1 ...d.e_recambiO qu.-,e,_ __ _ en cierta manera, sustitua las aspiraciones revoluciona-rias. As ocurra con los ms desgraciados _y los menos conscientes que, recluidos en el ghetto de la sociedad, se reinteoraban a ella gracias a la guerra, pero, por ello mismo, ;e desmovilizaban en el plano revolucionario.

    La guerra liberadora

    Por otro lado, estos hombres iban a cambiar de exis-tencia, como lo soaban en secreto. Cierro es que en toda Europa sus condiciones de vida mejoraban, pero lentamente y no al mismo ritmo para todos. Puede cons-tatarse que durante el mismo perodo en que el mundo de los negocios conoce, por ejemplo, en Francia una ver-dadera resurreccin, entre 1900 y 1914 -La Belle poque-, y en que el salario real de la masa de los

    l. La guerra libei"adora 29

    obreros casi se duplica entre 1890 v la guerra, el n-mero de imposiciones baja en el Monte de Piedad y nunca esta institucin ha registrado tantos empeos como en vsperas de la Gran Guerra. La difusin de la prensa, el desarrollo de la instruccin, la publicidad, han creado necesidades materiales nuevas, tales como una alimenta-cin ms variada, vestimenta ciudadana, vajilla, bicicle-ta, etc. Adems, les han revelado la posibilidad de vivir una existencia ms interesante, ms rica, ms valiosa, y se sienten con un derecho imprescriptible a subir en la escala sociaL Y a en Pars, el artesano del barrio de Saint-Antoine o de Bellevlle atraviesa el canal de la Bastille todos los domingos y, vestido de burgus, va por los Grandes Bulevares al caf-concierto y despus a la Ope-ra Cmica. Desde la ouerra Saint-Marn a la Bolsa la distancia no es mayor~ que de la Bolsa a la calle de la Paix, donde los especuladores se codean ya con los nota-bles. De arriba abajo de la sociedad todos se sienten impacientes por subir rpidamente y cada vez ms arri ba. El mismo fenmeno se produce en Berln e incluso en Londres. Caroline E. Playne, una americana que re-sida entonces en Londres, constataba gue: Las dificul-tades v las preswnes delaViaa han proaucrdoumr-g

  • 30 Parte L Por qu ruvo lu

    gar la guerra?

    De este modo, la guerra de 1914 a 1918, en lugar de

    haber sido padecida, sufrida, liber energas y fue aco-

    gida con entusiasmo por la mayora de los hombres en

    edad de batirse 1

    Basta con ver el comportamiento de

    los movilizados que marchaban a la guerra, alerta todos,

    los franceses, los alemanes, los ingleses. Los rusos, ms

    viejos, estn menos alegres, y los italianos son ms len-

    tos en moverse, pero ya sabemos que vivan de otro

    sueo: los unos, el espejismo de Amrica; los otros, de

    la espera de la Revolucin. Incluso en Rusia fueron p

    ocos los refractarios a la

    movilizacin, y en Francia slo hubo un 1 ,5% de deser-

    tores, cuando las autoridades militares prevean de un 5

    a un 13 '1o Se ha dicho que el espritu i

    nternacionalista haba fra-

    casado, que los socialistas no lograron mpedir la guerra

    y que todos faltaron a sus juramentos. Este hecho, por

    otra parte, choc a los contemporneos; pero, sin embar-

    go, cada ciudadano estaba persuadido de lo contrario,

    de que, respondiendo a la llamada de su pas, cumplia

    de revolucionario. No les ca-

    ba duda de que su que, al hacer la guerra, los

    y los

    dems combatientes habran de ser los artfices de la paz

    eterna; bello ideal este de la utopa de la der des der

    2

    que animaba a todos los poilus.

    As, pues, el pacifismo y el internacionalismo se con-

    fundieron con el individualismo y el patriotismo, hecho

    bastante excepcional y que slo se explica por la su-

    puesta naturaleza de esm guerra: era para todos una

    guerra de defensa patritica y, por consiguiente, justa;

    y, en cualquier caso, una guerra ineluctable.

    1 En InglaLerra.. donde no haba servicio milita

    r obligato!'io, hubo

    cerca de un milln de volunta.rlos, y lo mismo o

    curri ms tarde en

    los Estados Unidos. 2 'Dern!re des de,snieres

    ,: la !ti.n:la, sin duda. a-lguna.. (N. del T.J

    1

    i,i

    Captulo 2

    LA GUERRA PATRIOTICA Y EMANCIPADORA

    .Francia --como podria constatar un hi d .

    llllsta- tiene menos el g ni d 1

    stona or pesr-

    guerra civil y, a excepcin e d~ l9eldas has qu~ el de ]a

    la experiencia de una lara d d no a surndo nunca

    Basta con echar una mir"d y v~r a erahi~erra patritica. a a sacre su stona reciente o para quede claro que ca

    da una de las luchas

    ha estado teida ""'"O 0 d 1

    "d ' .. ~~ e ucha civil.

    es evr ente en 1939-1945 , .d . , ' o que

    volucin y el Imperio ~ l 0 ?a Sl d tambren en la Re-

    de los Boraoones en cl casa ,JP'Ea . e Juana de Arco y

    Y en los dempos de Richelio e I ~rque IV Y de la Liga

    un partido que, secreta o abi~~~ n uso en 1870 existi

    ta de los que dirigan el , amente, deseaba la derro-

    N fu prus.

    0 e as sin embar 19 no hubo >.

    rerto es que la Gran Guerr .

    stos no eran solidarios del a ~vo su~ contranos, pero

    ~~b: fociC:]~~ ;e~~;~rc!~~:~~~~ss%~ :~:U~~~: mente la guerra imperialista>

    > ? con ena ru; .=ca-defensa del territorio naci a

    l ' pero JUZdgaban legrt:l1na Ja

    y ' fu on amenaza o de agresin

    asr e para todos y cada uno de los pueblos; inclu-

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  • 1

    1

    32 Parte L Por qu tuvo lu~ar la guerra? 1

    50 en Rusia, domle el odio a la autocracia era campar- > no tuvo ninmn eco. Por derrotismo se entiende, entre 1914-19l8, no el pesimismo descorazonador, que debilira la [,

    2. La guerra patritica y emancipadora

    o muerte, rasgo ste que la naturaleza esta guerra no bastara a explicar.

    La unanimidad patritica

    JJ

    imperialista de

    moral del pais y le. conduce adla derrota, smollel doeds~oa f.,:.. de que su propio pa1s sea venc1 o, porque en e o p, r" ir su salvacin. As, tanto en Franela como despues en A los pueblos les vena esta pasin de una historia le-I talla, hubo algunos grupos de clericales que, hostiles al jana, pero su unanimidad patritica tena un origen ms rgimen y a su inspiracin laica, deseaban para esa ~u r! ... reciente.

  • 34 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra?

    a la vieja Rusia se hizo tanto ms sensible .cuanto que, con la puesta en valor de los yacimientos de, Ucrania o con la explotacin del Transtbenano, eran mas numero-sos en poblar y regentar esos terntonos del contorno, donde antao se comentaban con ejercer un control. Su presencia y la poli rica de rus~icacin ... que preconiZaron fue padecida como un acto ae agreswn y, de rechazo, los movimientos nacionales se desarrollaron con v1gor, no solamente entre los que no se haba."l considerado nunca como rusos (tales como los baltos, los fioeses, etc.), smo tambin entre los ucranianos, pequeos-rusos. mordvos, mari, etc.

    - d h Entre la obligacin por parte de los ucramanos e a blar ruso y la prohibicin para los escolares ~rances~s de expresarse en patois, no hay ms)ue. ';lila diferenCia de grado, lo mismo que entre la rusmcacron llevada ~ ca~o por los burcratas de _San Petersbur~o- y la centralizacwn realizada oor los prusranos o los parlSlenses. La resurrec

    11 11

    l t

    2. La guerra patritica y emancipadora 35

    aadido el que se aprenda en la escuela y repeta el pe-ridico, puesto que, desde hada treiota aos, la difusin de la instruccin, el apogeo de la prensa y la resurrec-cin de los deportes contribuan, sobre todo, a exaltar la fe en el pas propio.

    El segundo catecismo

    A partir de 1880, la difusin de la iostruccin, muy avanzada ya en Inglaterra y en Alemania, fue particular-mente rpida en Francia y en Rusia y fue acompaada del conocimiento del pasado nacional, que en lo sucesivo penetra el cuerpo social entero. Cules eran sus ense-anzas?

    En Francia cin del ~egionalismo prov=al o bretn (en 1877 se 1 celebr el p~er co:"~reso interc~ltic?), la supervrvenc1~ ~ara ~~s fr~ce_s~~- ~~jn~asor_ ~~-;enido ,_siem~re ~el __

    ------- --------de--I-a--y--m-as--~1:ill-del-pr:ohlema_~---------------------Estc;---dc~de-Feder:tuT .Lr,----- 1a-trtrmelun-arrtr-prusrana- se-ciliano en Italia son fenmenos de la misma ';'aruraleza; nutre de una historia que muestra a los dos pueblos en es decir, un patriotismo, pero disociado del tiempo pre i conflicto. Desde Alfred de Musset a Hansi, la imagioera sente. . . popular ha sustituido al iogls por el alemn como ene

    De hecllo, la presencia de funcionarios pamrenses, pru migo nacional. La guerra de 1870 y la cesin de Alsacia-sianos 0 rusos aseguraba el reforzamiento de la umdad Lorena, las iocitaciones de Maurice Barres a la revancha nacional en mayor medida que la disolva, porque e~ po y los toques de clario de Droulede, recuerdan todos .los der central representaba la lucha contra la~ supervlven das a los franceses que y que cas feudales y la defensa contra el extranero. Sus me ). no puede haber jams perdn para los raptores. Los esco-dios muy acrecentados, le permitan igualmente ~acer lares lo saben, puesto que desde la ms tierna edad han cree; en la democratizacin de las instituciones polt1~as; visto en su primer libro de historia lanzarse al guila pero, en realidad, se trataba ms bien de una c_:msolida prusiana sobre el gallo galo y arrancarle sus mejores plu-cin del Estado aunque los ciudadanos del ano 14 se mas, mientras que el pueblo de Pars, hambriento por el imagioasen que,' en lo ~ucesivo, eran. libres en f~ll;ma bloqueo, el bombardeo y la guerra, esperaba su racio-irreversible y que bastarra con perfecCionar o moclificar ' narniento en las calles heladas y, en su miseria, se vea el rgimen social o poltico para que la ley asegurase a reducido a comer ratas. Estas imgenes, grabadas desde la democracia un funcionamiento perfecto. No se dab";l entonces en la conciencia de los ftanceses, alimentan su cuenta de que las clases dirigentes no hablar: hecllo n;as patriotismo y les ensean que, desde Bouvines a Sedn, que perfeccionar su religin; al primer catecrsmo hablan la derrota o la muerte vienen siempre del Prusiano.

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  • 36 Parte I. Por qu tuvo lugar In guerra?

    En Alemania

    En Alemania, los jvenes han aprendido que el terri-torio nacional es un cementerio de eslavos y que el pueblo alemn ha padecido de siempre la obsesin de la resurreccin. La nacin germnica, antao conquistadora v colonizadora, se considera en lo sucesivo guardiana de a civilizacin occidental frente a la multitud v~nida del Este y no ve sin inquietud que los eslavos ~cc1dentales afirmen su personalidad, crezcan y se mulnp11quen; tra-ta de borrar toda huella de su paso en los territorios que antmamente pertenecieron a los lusacios y a los kachu-cos "en Sajoni;, Prusia, Pomerania. Lo mismo que los franceses, los alemanes consideran que el peligro est en el Este, y por eso la idea de ,una vuelta al Drang nach Osten toma cuerpo para sat1sracer a la vez a las necesi-dades de la economa alemana y para garant1zar la pe-rennidad de la presencia germnica en toda la Europa central. Pero los nios saben tambin que si los alema- J nes han de vigilar al Este, han de estar igualmente en 1 guardia frente al Oeste. Goe~he lo ha escnto en st;s M~- __ _

    -------mvrtas:--err-d:-tfemn-u-de--su-ruventud;-J:-a:-p-eor-c.rrasrrore-----fue la ocupacin de Coblenza por los solda??s de Fr~-cia. En el momento presente, el mercannhsmo mg1es v el odio francs se unen a las ambiciones de los rusos

    ~n contra del pobre Imperio alemn>>. La patria est cercada.:. Pero Dios ha derribado siempre a los ene-mi~os de Alemania... Dios castig a Napolen en 1 18l2 ... Por eso, nosotros, los alemanes, no tememos nada en el mundo, excepto a Dios. Sano y vigoroso, el J pueblo alemn no tiene nada que ten;er de sus vecmos del Oeste, y todos los aos, en septiembre, celebra el Sedanfeier en recuerdo de la derrota del pue.blo ve~no,

    1.

    disminuido en lo sucesivo, y al que se considera fnvo-lo ... La guerra que quiz estalle, Alemania no la qmer~, v el Kaiser hace todo por evitarla. Eduardo VII habu ~rganizado la asfixia de Alemania porque estaba celoso de s.u prosperidad comercial. Su muerte ha hecho retro-

    2. La guerra patritica y emancipadora 37

    ceder el espritu guerrero en Gran Bretaa, pero en Fran-cia ha ganado terreno con la llegada de Poincar.>> As, los rusos como la de Ernesto Lavisse para los franceses, Kovalevski cuenta que mil aos atrs la tierra rusa estaba cubierta de bos-ques y pantanos. Las gentes que poblaban esta tierra se llamaban eslavos; eran altos, con pelo castao y ojos brillantes; vivan agrupados en grandes familias: el pa-dre-anciano con sus hermanos, hijos, sobrinos, nietos, cultivando todos la tierra v oracticando la caza. Varias familias formaban un d;:m~y _ _:a_lgunas_ __ v:eces_var:ics.-cla-n5-----se reunan para decidir sobre un asunto importante. Esa reunin se llamaba vetche; se convocaba al oueblo a to-que de campana, h cual reciba el nombre de campana-vetche.

    Ocurra a menudo que los eslavos combatan a los pue-blos que queran invadir su territorio, y en su lucha saban esconderse tras las altas hierbas v caer de imoro-viso sobre el enemigo; incluso se sum~rgan, cab,;a y todo, en las aguas del ro, respirando por una caa que sostenan en la boca. Pero era un pueblo hosoitalario el de los eslavos, que no amaba la g;,erra; cu~do un es-lavo. sala de su casa, dejaba alimentos sobre la mesa y no cerraba nunca la puerta para que los extranjeros pu-diesen entrar, comer y descansar.

    Sin embargo, no cesaron de afluir invasores; uno tras otro, vineron del Norte primero, y del Este despus. Guerreros escandinavos en primer trmino, despus po-

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  • 38 Parte I. Por qu ruvo lugar la guerra?

    Jacos y alemanes -esos caballeros teutnicos que Ale-jandro Nevski rechaz en 1242 e? combate sobre _el hielo-. De la estepa llegaron los tartaros, que unpusle-ron su yugo al pueblo ruso e incluso se aliaron con los polacos.

    Por un lado, los trtaros, confundidos despus con los moncroles v los turcos; por otro, los polacos y los ale-man;s: do.s azotes conjugados contra ella, que Rusia en~ cuentra a !o largo de toda su historia. En 1905, resucita, desde Oriente, el peligro amarillo>>, con rostro japons. El tema mongol inspira la poesa de Merejkovski y de Biehi revivificando una pesadilla en el alma de Rusia>>, de u~os fantasmas necesit varios siglos para librarse. Una vez ms, en el siglo x.x, los dos enemigos tradiciona-les se hallaban asociados: Alemara para atacar al Oeste, y el oriental para hacerlo por el Sur.

    '

    2. La gue!Ta patricitica y emancipadora 39

    El deporte y el sentimiento nacional

    _Tenemos _que sealar una innovacin que acru en el rms~o s~ntldo: la resurreccin de los deportes. Con ocas1n de la primera Olimpiada, en 1896: no se dej de recordar la naturale:=a pacifica de los juegos, durante los ~ales los gnegos mterrumpan la guerra. Pero los orgaruzadores y promotores emplearon tambin otro len-guae: De los deportes surgen la resistencia fsica la ~angre fra, las virtudes milftares, m~nteniendo a la' ju-

    entud dentro de una atmostera belir.osa>> escriba en 1913, bajo el :eudnimo de Agathon, Henri Massis, uno de los paladmes de la . En idnticas ideas abundaba Charles Maurr~s en Anthinea, y en Francia, a! menos, fueron los militares quienes escribieron glori-

    As, pues, el destino de cada uno de los pueblos est~ba ficando los deportes. En 1912, el Comit Internacional marcado por su lucha defensiva contra el enermgo ne- d~ _los Juegos Olmpicos contaba con 28 aristcratas 0 reditario: los franceses contra los alemanes, y stos con- rmhtares entre sus 44 miembros.

    - ---rra-os--es-laves-s-lQs-f-:r;ar:H.;eseS-;-----los_m_.ms_c_Qutr__a~Qs__Jl.l;Q_?._ ----~----------~~De este mod~ antes -_e .. r~s~~!-~L~Qfritu~gona_:_ rillos y los alemanes. Pronto ocurri lo mismo con los lista? ~rc!eport: represento e1 papel de estimulanre del italianos adversarios de Austria, enemiga de siempre, sentlmlento naaonal, como dan cuenta de ello sus prime-o con l~s turcos, adversarios de los pueblos eslavos. La ros cant~res. El _depor:=e :>. ba sido el infiel, pero como, desde haca un siglo, el Imperio otomano se haba descompuesto, no tenan ya fronteras comunes ni incluso pretexto para odiarse.

    En todos los pases, los maestros haban enseado es-tas verdades, aunque quiz abrigasen en s mismos con-vicciones pacifistas. Pero su enseanza tena efectos contrarios, puesto que, glorificando a Juana de Aico o a Alejandro Nevski, alimentaban involuntariamente el es-pritu guerrero. Por lo dems, de acuerdo con la lgica de sus lecciones, dieron de 1914 a 1918 ejemplo de pa-triotismo.

    En Eu;opa o:cidental, los progresos de la instruccin, las transrormaaones de la prensa, el desarrollo del de-porte, :J renacimiento mstico, contribuyeron a resucitar ~ sentl.mJ.er:to del deber y de una obediencia a la auto-r;d,ad super:or, en este ,caso, la patria. R: Girardet ana-lizo muy bren este fenomeno en Francia donde resulta espe?alm~te claro en vsperas de la gderra. Heredero d-:J J_acoblnls_mo Y de la tradicin de la derecha, el pa-tnotlsmo anuna a la sociedad entera hasta el punto de que, en Bellevill~, los hij'?s de los comuneros postulan para q~e el hamo no dee de desfilar el 14 de julio. A Jaures, por otra parte, no se le ocurre en absoluto negar la necesidad del deber militar ni condenar el re-

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  • 40 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra?

    curso a la guerra, siempre que sta sea justa y en defensa del pas. imili' . . d 1 En 1914, por tanto, el ant tansmo e _a epoca post-dreyfusiana ha perdido su fuerza; vemte anos. antes Lucien Descaves escriba: Personalmente, no dana P_:>r esas tierras olvidadas (Alsacla-Lorena) rn el dedc: merni

    ue de la mano derecha, pues me s1rve para suJetar e ~apel cuando escribo, ni d de la_ mano 1zqmerda, pues lo uso para sacudir la cernza del crgarro.>>

    En 1912 es otra generacin la que e~t ~~esente: una generacin que no ha conocido la hurnillac1on de la de-rrota y que desprecia. la _de~ilidad de sus mayores Y su timidez ame la expenenc1a oe la v1da. .

    La evolucin de Charles Pguy ilustra este cambo: este catlico, antao pacifista y dreyfus1ano, publica Notre Patrie, donde se califica a los soc1ahstas de .agen-tes del imperialismo alemn; usa un _lenguaJe mas na-cionalista todava que patritico, el m1smo, que Charles Maurras y Maurice Barres, cuyo d1ano, L Actwn !ran-qaise conquista a la juventud de las escuelas supenor~s. L~s nuevas generaciones se inflaman ante cualq:uer

    ___ incidente franco-alemn. Una sufragista in~~esa h~-~eJa_~orr __ es!e testimonio de su paso por ~ans:

  • 42 Parte I. Por qu mvo lugar la guerra?

    en vsperas de la Gran Guerra. La liga se propona, se an sus estatutos, estimular el pensamiento nacional ilemn ( ... ) y preconizar por todas partes una vigorosa ooltica en favor de los intereses alemanes. Los senti-!nientos pangermanistas eran compartidos por una mi-nora, reducida, pero activa e int1uyente, de jefes mili-tares, cuadros econmicos y universitarios. Dio rienda suelta a su espritu anexionista, apuntancio a una expa..'1~ sin que rebasaba el dominio lin,ostico alemn y llegaba hasta ultramar. Su programa iba a nutrir los objetivos de la guerra del gobierno Betbmann-Hollweg en cuanto se iPiciaron las hostilidades.

    De 1900 a 1914, al no obtener ventajas en Marruecos o en Otros sitios, el espritu belicoso gan terreno en Alemania, mantenido voluntariamente por los medios di-riaentes:

  • 44 Parre L Por qu tuvo lugar la guerra?

    actitud de las organizaciones revolucionarias rusas, quie-nes, antao favorables al derecho a la independencia de los pueblos sometidos, desaprobaban estas aspiraciones en el momento en que stas se expresaban. dentro del marco de los partidos socialistas, pues los objetivos propiamente nacionales dividen al proletariado en lugar de unirlo. Inducidos, pues, por necesidades tcticas a aliarse con las organizaciones y a reconocer la legitimidad de su vocacin, los partidos revolucionarios conservaban, sin embargo, con respecto a ellas, una acti-tud suspicaz, que se trasluca en el momento en que se trataba de los problemas de la revolucin. En vsperas de la guerra, Lenln era casi el nico revolucionario que re-conoca el derecho absoluto de una nacin a divorciarse del Estado opresor, pero, aun as, acompaaba su juicio de una reserva, a saber: que el derecho al divorcio no implicaba su necesidad.

    2. La guerra patritica y emancipadora 45

    tado ruso. Turbulentas en tiempo de paz, no se haban movido en 1908; en el ejrcito no se agitaron ni en el momento de la movilizacin ni durante los aos de la guerra. Bien es verdad que el alto mando tom la pre-caucin de no colocar frente a los rusos a las tropas de origen eslavo, precaucin sensata, porque los contingen-tes checos se dejaron hacer prisioneros con ms facilidad que las tropas austracas; sin -embargo, permanecieron leales, y a los rusos no se les .pas por la cabeza la idea de utilizarlos, una vez prisioneros, en contra de sus an-tiguos opresores. Incluso tratndose de los enemigos, los estados no utilizaban, los unos contra los otros, ciertos tioos de armas .

    Esta actitud de los elementos algenos se explica f-cilmente; en efecto, al romperse las hostilidades, su es-tatuto cambia, se convierten en soldados, como todos los ciudadanos del Imperio, y bajo su uniforme participan en la misma aventura. Esta promocin les exalta y !es ilu-mina: un checo uniformado es un soldado como los dems.

    Por tanto, en vsperas de la guerra, las organizaciones algenas del Imperio ruso se encontraban en una posi-cin equvoca. Hostiles al Estado zarista y mal compren-didas por los revolucionarios, se vean abocadas a buscar su propia va. Las poblaciones mismas, sin embargo, con- El caso de la minora serva era diferente. Le era di-tinuaban obedeciendo a las autoridades tradicionales, Y J fcil resistirse a la llamada de Belgrado, a los campeones ----------asf,-los-eler:J:entes-alge:aes-,bien-am-algam-ades-E0n---la-~--------------J-1--:1-G-Fa..~gr-v-ia--.-AEle.ms-,-Ja-. --a..s~-.fl8n--Ele-Eesilla~He.~e------

    tropas rusas, se batieron a su lado como hermanos de gavina por Austria en 1908 era una cuestin parecida a armas. Adems, la guerra emancipaba al judo, al balto, la de Alsacia-Lorena; convena sus sueos en ilusorios al ucranio, que, como el ruso, participaban en la defensa . y contrariaba igualmente el ideal paneslavo. Las organi-de su nas. ; zaciones secretas servas, alentadoras de la lucha contra

    los Habsburgo, estaban subvencionadas por San Peters-

    En Austria-Hungra

    Las organizaciones nacionales haban adoptado, en el seno del Imperio austro-hngaro, una actitud ms radi-cal, y as, el checo Masaryk se refugi en Londres, des-de donde anim la lucha contra Austria-Hungra. Sin embargo, las poblaciones mostraron un comportamiento semejante al de las minoras situadas en el seno del Es-

    burgo y desde 1908 practicaban el terrorismo contra los funcionarios austracos en territorio ocupado; es decir, en Bosnia. Su objetivo declarado era conseguir que la presencia austraca resultase insostenible. El Gobierno servio no lo ignoraba, puesto que los jefes de la Mano Negra, principal organizacin terrorista, ocupaban pues-tos de alta responsabilidad en los servicios secretos y reclutaban a los terroristas dentro de la minora serva del Imperio, de modo que el Gobierno de Belgrado pu-diese declararse irresponsable. Las autoridades austra-

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    Parte l. Por qu ruvo lugar la guerra? 2. La guerra patritica y emancipadora 47

    cas no se dejaban engaar, y el ejrcito reclamaba el cas- podian alborotar el ejrcito en tiempo de paz, obedecan

    tigo de los verdaderos culpables por boca de su jefe, a sus efes en el campo de batalla.

    Conrad von Hotzendorf. La guerra era, pues, para el alto mando, una manera

    Estos problemas eran vitales para el Imperio, que, de re;olver el probb~a nacional y de volver a poner a

    multinacional por naturaleza, no poda ceder ante los mo-los hungaros ~n su smo. Estos lo saban y se hadan los

    vimientos centrfugos. Desde 1867, al menos, un compro-levantiscos caaa vez que se planteaba la cuestin de au-

    miso con los hngaros haba permitido resolver el proble-mentar los crditos militares_ Como resultado de esca

    ma de su estatuto, y, desde esa fecha, stos representaban obstruccin, el ejrcito austraco estaba en 1914 menos

    un papel esencial en la direccin de sus propios asuntos preparado que sus rivales para hacer una ruerra larga.

    di , o '

    e igualmente en los de la doble monarqua. Por tanto, el no po a asegurar caaa ao ms que el adiestramiento

    separatismo les seduca ya merlos que la hegemona sobre del 29 olo de los habitantes de la doble monaraua. cuan-

    las otras miooras, especialmente eslavas y rumanas. In-do para Rusia, Italia y Francia la proporcin ~ra de

    virtiendo los papeles, los hngaros se oponan, ahora ms 35 /~, 37 ~o Y 7? /"o (en Alem~na, el 47-~

  • 48 Parte l. Por qu tuvo lugar la guerra?

    guerra continental y menos an que pudiese convertirse en una guerra mundial, hasta tal punto estaba lejos de los espritus -en Viena como en San Pertersburgo, en Pars o en Berln- la idea de una guerra en la que In-glaterra pudiese efectivamente participar. Bien es verdad que la necesidad de una guerra entre Inglaterra y Ale-mania no surga del fondo de la historia de los pueblos, sino que perteneca a un pasado ms inmediato, que la conciencia nacional no haba asumido an enteramente; su necesidad estaba ligada con el desarrollo reciente de las rivalidades de carcter imperialista.

    Captulo 3 LA GUERRA INEVITABLE

    La composicin de las coaliciones nos revela otro as-pecto de la guerra de 1914: su carcter imperialista; da cuenta igualmente de algunas de sus causas. Los dos sis-temas de alianza no fueron, en efecto, fortuiros; su l-gca estaba ligada con el desarrollo desigual de las na-ciones y con la rivalidad, que era su consecuencia.

    En Europa~ca_da_n_acirLhaha_ejercido_ontao..sU-he.---gemona. A mediados del siglo XVI fue Espaa, en el XVII fueron Francia y despus Inglaterra quienes ejer-cieron la preponderancia. Despus de la Revolucin y del Imperio comenz una especie de nuevo ciclo histrico, definido por el desarrollo industrial de las naciones. In-glaterra realiz entonces un avance excepcional y a me-diados del siglo XIX su potencia era igual a la de todos los dems pases reunidos.

    Se advierte, sin embargo, una diferencia con la segun-da mitad de nuestro siglo xx, en la que no cesa de cre-cer el avance tcnco de los Estados Unidos en relacin con el resto del mundo; en el siglo xrx, la distancia que separa a Gran Bretaa de las otras potencias industriales iba reducindose decenio tras decenio; nadan otras na-ciones industriales que lograron crecer, prosperar y no dejarse dominar por Inglaterra. Fueron primero Fran-cia- y despus Blgica, naciones que haban emprendido

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  • 50 Parte l. Por qu mvo lugar la guerra?

    en segundo lugar la carrera industrial; seguidamente los Estados Unidos, Rusia, el Japn y, por fin ,y sobre todo, Alemania.

    La ascensin de Alemania

    3. La guerra inevitable 51

    El desafo Inglaterra se senta amenazada ms que cualquier otra

    nacin oor esta voluntad de desafo de Alemania, estimu-lada p,;r el orgullo de un xito sin igual. Desde 1895, Joe Chamberlain sealaba los. en el

    Alemania, una de las ltimas naciones en unificarse horizonte. En China como en Africa del Sur, Gran Bretaa y ponerse en marcha, tuvo aue adaotar su desarrollo a tropezaba en su camino con la Alemania de Guillermo II. las necesidades de un mundo que ;e haba organizado Desnus de 1900, sobre todo, el aumento de la porencra sin ella y donde cada uno tenia ya su lugar y su papel nav~ de Alemania, bajo la influencia de los pangerma-definido, sus mercados reservados, su materia prima ga- rustas como el almirante Tirpitz, despertaba vivas in-rantizada y sus proyectos de futuro elaborados. Para po- quie~des al otro lado del canal de la Mancha. Los in-der resistir la competencia y para vencerla, la concentra- gleses queran mantener a toda costa el Two powers cin fue para Alemania una necesidad an mayor que standard 1 y construir superacorazados, los Dreadnoughts, para los Estados Unidos, y lo mismo ocurri con la coor- presumiendo que Alemania no podra seguirlos, ya que dinacin de la ciencia y de la industra. Entre 1880 y el canal de Kiel era demasiado estrecho para navos de 1914, gracias a esos imperativos y al trunfo del espritu este porte. Pero, sin inmutarse por esta pugna, los ale-tecnocr:rico, Alemania consigui llevar a cabo el salto manes ensancharon el canal y construyeron, a su vez, ms prodigioso que la Historia ha conocido jams. Pudo , suoeracorazados. En lo sucesivo, la rivalidad anglo-ale-senrirse orgullosa porque, en ciertos terrenos, haca la ) m:illa se convirti en un enfrentamiento pblic? que

    ________ competencia-a--Inglate:r-:ra-,--maG"-El~-las-naEie!!es-inElu:r-------+-----------corearon--y-a-1:entaron--1a--gran-preRsa---y---las--a-tl1-ahdades----triales, hasta en su propia casa. Siguiendo el ejemplo cinematogrficas. franco-ingls, Alemania se convirti, a su vez, a la idea La idea de un acuerdo roz, sin duda, la mente de al-de la expansin en ultramar, fuese para la obtencin de gunos hombres de Estado ingleses o alemanes, pero el materias primas a buen precio o para extender sus mer- movimiento mismo de la rivalidad imperiali_sta, tanto cados. Pero casi todo el planeta estaba ya conquistado como el carcter de los hombres, empujaban a los dos y repartido, y Alemania no poda obtener su lugar bajo pases al antagonismo. Durante los veinte a?s qu~ pre-el sol. Con su enorme potencia econmica concentrada cedieron a la guerra, Alemania manifest ms rmpacrenoa en un territorio relativamente pequeo y su campo de y agresividad que su rival; Inglaterra, afianzada Y abas-expansin estrechamente delimitado por las posiciones tecida ya, era necesariamente conservadora Y contempo-ya adquiridas por sus rivales, Alemania no pudo satis- rizadora, s no abiertamente pacifista, como lo manifest facer las ~aordinarias necesidades de s;' cuerpo en algunos das antes de "entrar en la guerra. Su ~c?tud ex-pleno creCltulento cuando su economa llego a ser plena- presaba nicamente su voluntad de no modificar una mente competitiva; no tuvo la posibilidad de extender situacin de hecho. Pero si sta se viese amenazada en sus zonas de influencia ni de conquistar nuevos merca- su realidad 0 en sus posibilidades virtuales, los intereses dos, ni tenia, adems, una base financiera a la medida de su expansin econmica. 1 Poltica. que aseguraba. a. Gran Bretaa. una potencia nayal supe-

    rior o igual a ta. de tos dos pases que poseian la flota mas impor ea.nte despus _s:te la suya.

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  • 52 Parte L Por qu tuvo lugar la guerra?

    del pueblo ingls llevaran a Inglaterra a reconsiderar su posicin. Es cierto que sus dirigentes cm;tsideraron la posibilidad de hacer concesiones al expansionismo ale-mn, pero incluso si se le concedan a Alemana com-pensaciones de orden territorial (a cuenra de las colo-nias belgas o portuguesas), esta poltica no garantizaba los intereses futuros de Inglaterra, que, inevitablemente, se vera cada vez ms amenazada por el crecimiento de las posibilidades de la potencia alemana.

    As, pues, desde principios de siglo, Gran Bretaa practic la poltica del containment (Eindammung). Abandon definitivamente su poltica de aislamiento, estrech los lazos establecidos con Francia y Rusia en-tre 1904 y 1907 y consinti igualmente en sacrificios mi-litares extremos cuando se vio claro que Alemana ame-nazaba efectivamente su hegemona.

  • 54 Paree I. Por qu ruvo lugar la guerra?

    Toma a sueldo a folo:\ los mr:blos de fd tierra. Construye fortificaciones con Lingot~s de oro. Cubre con naves y naves la superficie de los mares. Haces bien :us clculos, pero no suficientemente. Qu nos importan los rusos y los franceses? Golpe por golpe y bota por bota. Concluiremos la paz cualquier da. A ti te odiaremos con un odio largo y profundo. Y no renunciaremos a nuestro odio,

    odio en las aguas, odio en la tierra, odio del cerebro, odio de nuestras manos, odio de los martillos y odio de las coronas, odio asesino de setenta millones de hombres.

    Aman en comn, odian en comn. No tienen todos ms que un memigo: Inglaterra.

    3. L:1 guerra inevitable 55

    que separaban a los dos pases, y los intereses del otro lado del Rhin se hacan ya presentes hasta en el inte rior de las fronteras francesas.

    Cierto es que a principios de siglo la Repblica fran cesa segua desempeando un papel sobresaliente en el mercado fina.;J.ciero y econmico mUI'.dial. Francia es la caja>>, gustaba de repetir Nicols li. Con el juego de los emprstitos privados y sobre tado de los del ES[ado (que juzgaba ms seguros), el ahorro francs iba a se-pultarse ms all de sus fronteras y sobre todo en Rusia, donde el tipo de inters era ms ventajoso. Los bancos obraban de concierto con los medios gubernamentales, asegurando as al capital francs una autntica posicin de rbitro, casi una hegemona. Los franceses tropezaban rara vez con los ingleses en su camino, puesto que stos tenan tendencia a suscribir preferentemente los emprs-titos privados, emitidos sobre todo en Amrica, en los Dominions o en China. Por el contrario, se encontraban

    Los conflictos secundarios L cada vez ms frecuentemente con los alemanes, quienes, ~~-~--~---- ~

    como ellos, hacan intervenir al Estado en sus negocios

    Junto a este antagonismo principal, se allnearon otros--------1 --~en-R:usia,en-Pdo>ma.cia,-en_Senlia,_e_tc. En_conflictos paralelos y de la misma naturaleza. As, el que l ciero, sin embargo, Alemania no tenia talla para vencer,

    se opona a Francia y Alemania, aninladas de una hosti-1 pero manifestaba su omnipresencia, y hacia 1910-191

    4

    lidad ancestraL Hacia principios de siglo, el resurgir 1 poda observarse en Francia una indudable voluntad d

    e

    econmico de Francia haba recobrado vigor, pero, en contrarrestarla. Los medios dirigentes no tardaron en dar-

    comparacin con el de Alemania o con el de los Estados se cuenta de que el capital francs serva muchas veces a

    Unidos, mostraba seales de cansancio. Como la curva los pases clientes para hacer compras en f.Jemania y

    demogrfica bajaba peligrosamente, Pars no poda ver que, por tanto, este dinero beneficiaba, en cierta med-

    sin temblar la sombra creciente del enemigo hereditario. da, a la industria del pas rival; el caso de Serva era un

    Haba pasado el tiempo en que, para compensar>> la ejemplo de ello.

    prdida de Alsacia-Lorena -querella antigua-, la Ale-De la misma manera, Rusia, otro enemigo heredlta-

    mania de Bismarck alentaba a Francia a que se exten-rio de Alemania, se senta amenazada a la vez por el

    diese en los pases de ultramar. La rivalidad franco-ale-tradicional Drang nach Osten y por la expansin de los

    mana se manifestaba en todo el mundo, desde Marruecos productos alemanes. En una poca en que se era ms

    al Congo y a la China; se manifestaba en todos los ni-sensible a la invasin de los objetos que a la penetracin

    veles: expansin colonial, exportacin de productos, con-de los capitales, los rusos midieron mal los peligros de

    quista de los mercados financieros. Desde haca algunos la colonizacin financiera como la practicaban los ingle-

    aos, la penetracin de los intereses alemanes en los ses, los belgas o los franceses. Y a la inversa, la ubicui-

    negocios francess se aada a las cuestiones contenciosas dad de las mercancas alemanas hizo sensible ante sus

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  • 56 Parre L Por qu tuvo lugar la guerra?

    ojos la amenaza que Alemania haca pesar sobre el futuro del pas. As, a mediados del siglo xrx, Gran Bretaa exportaba a Rusia el doble de productos que' Alemania, pero en 1913 tres veces menos. Alemania, que no con-taba en 1846 ms que con el 16 'l'o de las importaciones rusas, alcanz el 32 % en 1896 y el 44 /o durante el perodo 1909-1913. Copiando el procedimiento de Williams en Made in Germany, el publicista ruso Kuli-cher ilustraba as la invasin de productos alemanes en Rusia:

    Los ju~_etes, _las muecas, los libres de estampas que leen vuestros runos VIenen de Alemania, e incluso el papel en aue se imprime la prensa ms patri-rica. Volved a vuestra casa"" v en cualquier rincn veris objetos }Jade in Germany, desde el Piano del saln hasta la olla de la cocina.

    B~~jad al_ jardn y en la bomba con que se riegan las flores vere!s es~nt~ Made in Germany, como en los impresos que se

    que~an nra~os . en el cest? de los papeles. Tiradlos al fuego y vereis que eJ. anzador ha sido soldado en Alemania ... Al volverlo a colo;ar~ de ~ pun.tapi, ~acis caer un bibelot y, al reunir los peaazos, verers escnto Maae in Germawy.

    3. La guerra inevitable 57

    donde el zarismo y el movmnento paneslavista tenan miras declaradas sobre los estrechos. Ahora bien, Ingla. terra, antigua protectora de Turqua, se encontraba en el presente asociada con el zarismo. Doblemente ame nazado, el hombre enfermo acept la proteccin de la Alemania de Guillermo II, la cual sustituy rpidamen-te a Inglaterra, represent el papel de sta y para emprendi la colonizacin del Imperio del Sultn. Sin embargo, Alemania consigui obrar con habi-lidad durante mucho tiempo: se dedicaba a construir el ferrocarril de Bagdad y educaba al ejrcito turco, pero con cuidado de no reivindicar bases como antao lo hiciera Gran Bretaa en Chipre y, sobre todo, no exiga el izar su bandera ni el envo de guarniciones.

    Tras las guerras balcnicas (1912-1913 ), Turqua sin-ti, pese a su debilitacin, que la proteccin de Alema-nia empezaba a parecerse bastanre a un protectorado. Y, en efecto, Jagow confiaba a los austracos que era inevitable un reparto del Imperio otomano y se prepa-raron mapas de Asia Menor donde se indicaban, con colores diferentes, las zonas de trabajo>> ( Arbeitszone,

    En suma --conclua este nublicista rn~n_ ~l"tfrnln._ __________________ tPnnino__nreferidQ_aLde_esferas__de_influencia}~)_ __ r_e_s_en!a:-_____________ _ es-trescriro--~--;:;~~~~,;-;-de 1917._...,-l;~g~;r;;-;;--;;; --- -;;;a Itaia, Austria, etc. oportunidad para el comercio ingls si ste sabe sacar Informada Rusia de ello, y como no le interesaba la leccin de su fracaso pasado.>> - tener a Alemania de vecina en Oriente, intent un acer-

    As, pues, tanto la historia reciente como la ms le- camiento a Turqua, alentada por la diplomacia y el di-jana daba sentido y coherencia a los sistemas de alianzas nero franceses. Austria y Alemania comprendieron la cuya lgica era pertinente: Alemania contra Gran Bre necesidad de prevenir esa mudanza de las alianzas con traa Y sta asociada a Francia y a Rusia gracias a la una accin vigorosa. , declaraba el gran visir al embajador mayor parte de los dems protaaonistas de la Gran de Francisco Jos. Efectivamente, el mismo dia que si-Guerra. o aui al ultimtum austraco, despus de Sarajevo, Tur-

    Austra-Hungra -sobre la cual el juego de la fuerza ~ua solicitaba formalmente su entrada en la Triple centrfuga de las nacionalidades haca pesar la amenaza Alianza. de un estallido desde dentro-- y Turqua estaban ne Posteriormente, y puesto que no haba conseguido cesariamente asociadas a Alemania, y, por vez primera, constituir a tiempo un verdadero imperio colonial, Ale-la amenaza principal vena de los eslavos del Sur, soste mania se sirvi -de esta situacin para proclamar que nidos por Rusia. Para Turqua segua viniendo de Rusia, ella era la nica que respetaba la independencia de-los

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  • 58 Parte !. Por qu tuvo lug2r b. guerra?

    pueblos de Ultramar. Se convirti en el abogado del de-recho de los pueblos coloniales a la indeoendencia v sus palabras fueron escuchadas gracias al 'refuerzo de la alianza turca, hasta por los musulmanes de Rusia, del Imperio britnico o de Africa del Norte. Los efectos de esta propaganda se hicieron sentir, en primer lugar, entre las grandes tribus nmadas de Tripolitania, pose-sin entonces icaliana, y su xiro prest una dimensin mundial a la nocin del derec..l:!o de los pueblos, que concebida por europeos haba sido destinada, primera-mente, slo para los europeos. Alemania gan con ello no pocas simpatas desde el Cucaso al Cairo y a Marra-kex, simpatas que ha conservado.

    El caso de. Italia

    El caso de I talla viene a acusar con ms fuerza los trazos de este esquema. La alianza concluida desde haca ms de veinte aos con Austria y Alemania obedeca, hacia 1900, a los intereses de cierres medios especuladores y e.."(pansionistas controlados, en

    _____ Q~!_~t__por el qu:?_ij_~ aler:g_n. P

  • 60 Parte I. Por qu ruvo lugar la guerra?

    las que la siguieron. Reaparecieron ms tarde. No as en Italia, donde se impuso la necesidad de seducir a la opi-nin para ganar su adhesin a la idea de una guerra. Los nacionalistas ya estaban preparados, pero el resto de la poblacin viva de otros sueos; haba que apartarla de ellos, de lo cual se encarg la prensa. Cierto era que la expansin poda aportar una solucin al problema de la emigracin y que, para todo un sector de los socialistas, la guerra era la alumbradora de las verdaderas revolu-aones.

    Se trataba en los Balcanes de la misma guerra? Las hostilidades haban comenzado all mucho antes del atentado de Sarajevo y contnuaron despus de la paz de Versalles 1. Era otro mundo, otro conflicto, que se insert en la Gran Guerra, pero que se desarroll a su ritmo y por sus propios medios. Cierro es que la Gran Guerra naci en los Balcanes y es legtimo establecer la cadena de hechos que lleva de Sarajevo a la Paz de V ersalles; pero los asesinos de Francisco Fernando y los que guiaron sus actos lo que premeditaban era a lo

    _________ suiD.-O-U-ll-GGill-llG-t9-a-us-t-re.:.s-er-v-.i:e,-nur.rL"'

  • Captulo 4

    LA GUERRA IMAGINARIA

    4. La guerra imaginaria 6}

    guerra con Francia; era el eco Jc Fachoda. En b poca de la Entell/e Cordiale y la carrera de los

  • 64 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra?

    ' '.,:-' 1 Se clina una compcucwn entre eclllpos acporttvos en la que toman parte los pantalones-rojos, los 'feldgrau, el verde de los italianos. Inglaterra suprime el color, Y siempre con una idea de adelanto inventa el caqui>>, pero no prepara ms que algunas decenas de millares de uniformes.

    En suma, la ilusin es general y a excepcin del ex-travagante H. G. Wells, del dibujante Albert Robida v del terico ruso Ivan Stanislovich Bloch, nadie pens ~n que la guerra que se avecinaba haba de ser la guerra de la era industrial, que causara millones de muertos y aue movilizara a las naciones enteras. " Las obras sobre la guerra eran tan numerosas a par-

    tir de 1906, que dieron lugar a una literatura secundaria, la de la sensata armada de los crticos, que empezaban a interrogarse gravemente sObre fenmeno tal cuando es-tall la guerra.

    La guerra ser corta

    Los espntus estaban preparados, pero cmo enfoca-ban la pn:ieba los responsables?

    Lo mismo que los autores de guerra-ficcin, los ele-mentos responsables no asociaban la guerra con los pro-o:resos de la revolucin industrial. En Alemania, hacia ~1 final de 1912, el secretario de Estado Delbrck no reconoca ningn valor prctico al proyecto de creacin de un Estado Mayor Econmico que hubiera poclido mo-vilizar y reglamentar la actividad de las fbricas del Rhur. En julio de 1914, el secretario de Estado para las Finan-zas se negaba a comprar las provisiones de trigo alma-cenadas en Rotterdam porque los civiles no tenlan que mezclarse en la situacin que prevalecera en caso de guerra: eso era cuestin de los militares.

    En Francia, como en Alemania o en los dems pases, los militares pensaban ms en el nmero de hombres susceptibles de ser movilizados, y aun en su equipo, que en las nuevas caractersticas que pucliese adquirir la fu-

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    4. La guerra imaginaria 65

    tura guerra; nicamente los espmtus retardados podan imaginar que la guerra durara ms de una estacin, por-' que con el servicio militar obligatorio (y la eventuali-dad de la conscripcin en Inglaterra), la vida del pas quedara totalmeme perturbada y la situacin no podra durar mucho.

    As, pues, prevaleca la idea de que una guerra mo-derna tenla que ser necesariamente corta, lo que explica los planes de los militares y da cuenta de sus concep-oones.

    Alemania no imagina una guerra contra Inglaterra

    En sus Memorias, escritas en 1960, el almirante Rae-der, bajo cuyo mando estuvo la flota nazi, indica que en 1914 el Estado Mayor alemn no tena un plan de guerra contra Gran Bretaa, y el mismo testigo informa de que tampoco haba previsto ningn plan para sustentar la marcha de un ejrcito alemn contra Francia. Ignoraba

    'W----tGdG--00-1---r-l--;-A-p-esa.rde-hrs--apari-encl-a-s, --este rasgo refuerza ms que invalida el precedente; la ausencia de coorclinacin entre el Estado Mayor Naval y el Ejrcito de Tierra no es inverosmil. A la inversa, es sorprendente que no hubiese sido prevista ninguna ope-racin naval al Oeste. Quiere decir esto que el Estado Mayor General pensaba vencer antes de que llegase un cuerpo ingls al continente, o significaba que para la marina alemana no exista en el horizonte ningn con-flicto con Inglaterra? Es verdad que ciertos meclios atacados del complejo de Copenhague>> teman que el Almirantazgo ingls reiterase el golpe de 1802 con un bombardeo preventivo de la flota alemana en el mar del Norte, pero lo crean verdaderamente? La otra hiptesis nos llevara lejos; confirmara que los armamentos na-vales tenan en Alemania como objeto ltimo no la gue-rra, sino una negociacin que se impondra de este modo

    t- Vase p. 70.

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  • 66 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra?

    a Inglaterra, lo cual arroja una luz especial sobre la po-ltica de Bethmann-Hollweg durante la crisis estival de 1914.

    Por su lado, los ingleses se preparaban desde 1911 a la eventualidad de un desembarco en las costas de Jmlan-dia. Posteriormente decidieron aproximar su cuerpo ex-pedicionario al probable frente de los ejrciros principa-les, estableciendo primero un punto de fijacin en Am-beres y enlazando despus con la exrrema izquierda de los franceses, cerca de Maubeuge. Ellos saban que haran la guerra en caso necesario, pero saban tambin que los alemanes no lo crean? En cualquier caso, pacifistas de palabra establecan planes ofensivos, al menos contr_a Alemania, tan significativos como los sueos de sus li-teratos y ms realistas que los del adversario, que se hada grandes ilusiones acerca de los sentimientos que abriga-ban con respecto a l los medios responsables. Bien es verdad aue en Gran Bretaa las fuerzas armadas estaban al servicio del business, mientras que en Alemania eran las herederas de una larga tradicin rural.

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    Un siglo ms tarde, todos los problemas tcticos se si-tan en Champaa, en Borgoa o en el Franco-Condado. No se le ocurre a nadie que se pueda combatir en te-rritorio enemigo, salvo en Alsacia-Lorena; el horizonte francs no llega ms all del Rhin.

    El otro rasgo caracterstico es sabido. Al enterarse del proyecto ingls de desembarcar en el continente sus tropas metropolitanas y los contingentes coloniales, un estratega francs comenta: Los ingleses razonan como si la campaa hubiese de durar aos enteros. Este concepto no tiene ms que un defecto: lleva un siglo de retraso. La certeza de todos es de que se trata de ~una guerra cor-ta; aunque Kitchener, Gallieni y hasta Joffre han mos-trado a veces su escepticismo, nunca han sacado las con-secuencias, porque comparten la creencia general de sus camaradas, compaeros o enemigos.

    La idea comn es que la guerra se acabar tras una o

    * * *

    dos grandes batallas; por tanta, los estrategas se dividen esencialmente en cuanto a la manera de ganarlas: frentes estrechos o alargados; ataque en orden ligero o codo ----------------~---------Gs.a-eede-;-fu-t-illerfa:pesada-o-d-e-c-an:rpana; UfiiiGadOIDu-=-----

    ' tilidad de la ametralladora, la cual fue finalmente juz-gada de inutilizable tanto por los franceses corno por los alemanes, ganados a la idea de un orden di! nido. Cmo imaginan los franceses la futura guerra

    Abramos un manual de Eiercicios y problemas plantea-dos en las escuelas militares francesas entre 1890 y 1914. Cules son los temas de reflexin? La evolucin es sen-sible de una edicin a otra. Hasta 1906 son numerosos los ejercicios que se refieren a la rplica en caso de un desembarco ingls en el pas de Caux; despus de esta fecha desaparecen, y despus de 1912 desaparecen a su vez los que apuntan a rechazar un ataque italiano en Bizerta o en los Alpes. Ya no hay ms que un enemigo imaginable: el alemn.

    Pero hay que constatar otra cosa. Antao, Bonaparte, en la Escuela de Brienne, hada sus ejercicios sobre ma-pas de Alemani.a del Sur, de los Pases Bajos o de Italia.

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    En La Revancbe, Henry Contamine observa que en Francia los medios militares juzgan, a diferencia de los hombres polticos, que la situacin general de Francia es ms grave, despus de 1906, que lo era antes, pues la alianza inglesa carece de inters militar inmediato, mien-tras que la de los rusos ha perdido valor despus de las derrotas de Manchuria_

    Adems, relativamente a su rival alemn, el ejrcito francs es menos fuerte, en esta fecha, que lo era diez aos antes. As, pues, en 1911 los militares son menos optimistas que antao y desde luego no lo son tanto como los diplomticos_ Pero la gran cuestin se centra so-bre !a utilizacin de los reservistas y la amplitud o la natu-raleza de la contraofensiva, dos problemas que van asocia-dos. Joffre ha explicado muy bien la emocin que pudo

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  • 68 Parte :. Por qu tuvo lugar la guerra?

    causar el proyecto de adscripcin de un regimiento de reserva a cada regimiento activo.

    j 4. La guerra imaginaria 69 categrico>>, observa H. Contamine. De este modo se fue retrasando el plazo del contraataque y se decidi agru-, par a las fuerzas francesas lejos de las fronteras, hacia

    Para poder comprender la ereccin que una proposicin tal el interior, para poder distribuirlas ms fcilmente en los poda entonces suscitar es necesario referirse a la mentalidad po- lugares y plazas del ataque escogido por el enemw. En ltica de aquella poca, pues por extrao que parezca esa cuestin ..... de las reservas se haba convertido en una cuestin poltica. resumen, se pens ms en ganar la guerra en las orillas

    Por una parte, los partidos de la derecha sostenan que el del Mame que en llevarla tras el Rhin. ejrcito activo era la nica fuerza verdadera sobre la que poda Sin embargo, despus de 1906, las lecciones de la gue descansar la defensa de la patria; se declaraban hostiles al prin rra ruso-japonesa convirtieron las mentes a la idea de cipio de la nacin en armas, en el que vean el principio de un f posible ejrcito de milicianos; no permitan que se considerase a o ensiva, Y el nombre del coronel Grandmaison est el emoleo de reservistas ms que como un aadido, necesario, asociado con este cambio: Hay que prepararse y pre-al ej;cito en tiempo de paz para que ste pudiese alcanzar sus parar a los dems cultivando con pasin} y hasta el ms efectivos de guerra; y, convencidos de que sta sera corta, no nfimo detalle de la instruccin, todo lo que lleve la consentan en contar ms que con este ejrcito activo que cons tituan en pilar de rodo e! edificio nacional. De aqu que ningn marca -por pequea que sta sea- del espritu ofen-sacrificio destinado a reforzarlo pareciese demasiado grande. Ne sivo. Uevmoslo hasta el exceso y quiz no sea sufi-gaban a las formaciones de reserva la solidez y la aptitud nece- dente. sarias para participar en operaciones de guerra propiamente di- En realidad no se trataba tanto de adelantarse al fue-chas, en razn de su mediocre encuadramiento, y de la necesidad en que nos veamos en echar mano de todos los reservistas y, por go como de no dejar la iniciativa del ataque al adversa-consiguiente, de hombres de edad relativamente avanzada; no ro. No debemos contar ni con nuestras reservas, ni con vean oosible el emoleo de estas fuerzas ms que en faenas se- nuestros aliados, ni con nuestros esclavos, escriba otro cundarlas y despus

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    de sometidas a un entrenamiento previo. af ______________ Lo,;_nartido;_de_Zauierda~_t>or__eL> En el reglamento de 1913 no' estaba previsto el combate en retirada.

    Joffre, generalisimo desde el ao 1911, no era hostil a las nuevas concepciones, pero stas exigan muchos hombres y la oposicin parlamentaria, alentada por Jaures, permaneca suspicaz; los recuerdos de Boulanger y de la cuestin Dreyfus estaban todava vivos. Los medios de izquierda preconizaban la guerra defensiva, llevada a cabo p_or grandes masas y utilizando lo mejor posible las reservas. Llenos de recuerdos de la historia de la Re-

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  • 70 Parte I. Por qu mvo lugar la guerra?

    volucin francesa y de guerras de defensa nacional, ol-vidaban que la curva demogrfica francesa ceda peligro-samente, que el contingente disminua todos Jos aos y que la ley del nmero jugara cada vez ms en favor de Alemania. En enero de 1913, una ley sometida al Reicbstag pe-da e] aumento de los efectivos y el mejoramiento del material. Ello dio al Estado Mayor francs la ocasin esperada para aumentar la duracin de] servicio militar de dos aos a tres. La oposicin protest, pero dej hacer, y as, a pesar de ser su poblacin casi dos veces menor, Francia podra poner en lnea, en caso de con-flicto, efectivos que slo serian inferiores a los del ad-versario en un 20 %. Los nuevos planes de moviliza-cin tuvieron en cuenta esas nuevas posibilidades. El mando francs esperaba que en Jo sucesivo podra pre-parar la contraofensiva de la victoria y al mismo tiempo atacar sin esperar la llegada de los ingleses o la ayuda de los rusos -lentos en movilizarse y que haban pro-metido atacar al decimocuarto da de la movilizacin-, y sin contar tampoco coJ!la re~isten:k_d_e_los__belgas~o~

    --yas srmpanas-eraiicludosas. Esta fue la variante del Plan XVI. El general J offre ha expuesto con claridad las hipte-sis que l imaginaba en vsperas de la guerra.

    Un ataque por el frente Epinal-Toul era la hiptesis menos verosmil porque no tena muy en cuenta la eventual interven .. cin de los ingleses y enredaba a la masa principal de los ale manes a travs de los macizos b

  • 72 Parte L Por qu tuvo lugar la guerra?

    plazo necesario para la movilizacin y el despliegue del ejrcito ruso, y crean poder prevenir as esta amenaza.

    Otra innovacin preconizada por Schlieffen consista en reforzar el ala derecha del ejrcito que haba de pe-netrar en territorio belga y que tendra la misin de ocu-par Amberes y desbordar y rodear al ejrcito francs, plan que Moltke II adopt con circunspeccin. En cual-quier caso, el nuevo jefe del ejrcito alemn y su conse-jero Ludendorff no desesperaban de tener a su lado al ejrcito belga y no. saban todava si habran de pasar de Lieja. He aqu el informe de Moltke del 13 de marzo de 1913:

    Hay que habituar al pueblo alemn ~eca el autor- a pensar que una guerra ofensiva por nuestra parte es una necesidad para combatir las provocaciones del adversario. Hay que llevar las cuestiones de tal manera que, bajo la penosa mpres'n de ar-mamentos poderosos, de sacrificios considerables y de una situa-cin poltica tensa, se considere como una liberacin el desenca-denamiento de la guerra, y hay que preparar sta desde el punto de vista econmico, pero sin despertar la desconfianza de nues-

    c -t-os .... manc1eros. -Estos son los deberes que incumben a nuestro ejrcito y que

    exigen un e!ecriVOelevaao:-;':::ii nos ataca el enermgo, o si quere-mos domarle, haremos como nuestros hermanos de hace una centuria: el guila provocada emprender el vuelo, apresar al enemigo e~ sus apretadas garras y lo volver inofensivo. Recor-daremos entonces que las provincias del antiguo Imperio alemn --el condado de Borgoa y una buena parre de Lorena- estn todav-a en manos de los francos y que millares de he.."'ID.anos ale-manes de las provincias blticas gimen bajo el yugo eslavo. De-volver a Alemania lo que antao posea es cuestin nacional.

    El Estado Mayor francs conoca este memorndum, pero subestimaba quiz la importancia del movimiento del ala derecha alemana porque pensaba que una amena-za alemana sobre Amberes esmulara el espritu de re-sistencia de los belgas (y no se eqnivoc) y precipi-tara la entrada de los ingleses en la guerra: dos pre-visiones que se realizaron.

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    La fatalidad de la guerra En los ltimos aos se haba acelerado la carrera de

    los armamentos, acrecentando la nerviosidad ambiente y creando una especie de obsesin con la guerra que se avecinaba. En Autre avant-guerre, Brbara Tuchman re-cuerda un incidente significativo con ocasin de la es-tancia en Alemania del circo Barnum:

    Al enterarse el Kaiser de la rapidez con que este circo cargaba los trenes que lo transportaban, envi oficiales que observasen sus mtodos. Las gentes del circo, en lugar de cargar separada-mente cada vagn por el costado, reunan todos los vagones por medio de un camino de circulacin continua, lo que permita car-gar el tren por un extremo y de una sola vez. Gracias a este pro-cedimiento llenaban tres trenes -de veintids vagones en una hora. Esta tcnica ue adoptada rpidamente para aumemar la velocidad de la movilizacin, cosa que deseaban apasionadamente. Los observadores enviados por el Kaiser observaron tambin las cocinas rodanres que utilizaba el circo y retuvieron la idea para usarla en el ejrciw.

    :A.s, pues} nade se lrlterrogaOayaSObre el prillCip~la eventualidad de la guerra, sobre la manera de vencer, sino sobre su oportunidad. Qu era mejor, que estallase ahora o ms tarde? En los medios dirigentes alemanes, donde se descartaba la idea de una intervencin de In-glaterra, la idea de una guerra preventiva contra Francia y Rusia ganaba poco a poco el espritu de todos, y lo mismo ooinaban en Austria los crculos militares. Du-rante la ~risis estival de 1914, Conrad von Hotzendorf confiaba a Mo!tke que, a su modo de ver,

  • 74 Parte: L Por qu tuvo lugar la guerra?

    ~ El 30 de j:rllo vi de_ repente que el enanito iba creciendo, igua4 landose a BlSmarck. l .. ) Me habl, con su implacable lgica, de la idea fija para la que haba vivido y, en un resumen imore-sionante, record toda su obra y expuso sus medios de :1cci6n: el ejrcito francs fuertemente organizado y todo un sistema de alia...f'lZas.

    Y aparecieron ante m la alianza inglesa y la alianza franco-rusa, contadas con el tono de un enamorado, y el esfuerzo for-midable de un hombre que ha vivido su objetivo. ( ... ) Alemania no poda vivir en el mundo que este hombre le haba hech.o, de-masiado estrec...~o para su crecimiento, y entonces comorend. por primera vez que, despus de Bismarck, nadie haba tenido una int1uencia igual a la de este hombrecillo sobre los acontecimien-ws de Europa. Ya no era minisrro, pero las redes estaban tendi-das y Alemania acuda a ellas como un gran moscn zum.bame.

    Captulo 5

    La idea de la guerra dominaba los espritus y, sin embargo, sta haba abortado, por una vez, por dos veces. Los conflictos uacan en los Balcanes v se desarro-llaban despus segn un guin conocido. Los grandes slo. intervenan a travs de otro estado; ellos mismos

    -------------- ----------------- ---------------------- -------------nO-e-ntta-C--an-IHlRGa-gn-liz,

  • 76 Parte I. Por qu ruvo lugar la guerra? 5. Guerra a la guerra>~ 77

    de los medios a emplear. El francs Edouard Vaillant y el ingls Keir Hardie haban propuesto que los trabaja- El patriotismo de los internacionalistas dores recurriesen, en caso de movilizacin, a la huelga general. Esta proposicin no consigui la adhesin de Cuando se leen los discursos y las mociones de los todos los congresistas, porque muchos de ellos hicieron internacionalistas de la poca anterior a la guerra, sor-valer que el xito de esta consigna sera tanto mayor prende constatar que su lucha aspira a la subversin del cuanto ms numerosa y consciente fuese la clase obrera; orden poltico y social, y que, sin embargo, su accin se en consecuencia, los pases polticamente atrasados, co- sita en un marco que reasume ese orden, lo acepta y lo mo la Rusia zarista, podran resultar con ventaja, en perpeta. As, en ocasin de los diferentes congresos, caso de guerra, sobre naciones avanzadas, como Alema- los revolucionarios se distribuan por nacionalidades y nia, a las que las huelgas tornaran vulnerables. no por tendencias (radicales, revisionistas, ere., o ram-

    Por ello, de acuerdo con Jaures, se decidi que no bin marxistas, no-marxistas, etc.). El Bur, que coordi-se encerraran en una frmula y que se opondran a la naba la accin de los diferentes participantes, era un guerra sin excluir ningn medio>>. El papa del socia- simple buzn posrab, sin poder ejecutivo ni incluso lismo , Karl Kautsky, juzgaba esta decisin organizador. En el seno del movimiento

  • 78 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra? 5. Guerra a la guerra 79

    los ru~os no saban ya llevar a cabo una revolucin, Tenemos que partir de nuevo de las querellas tericas senUJruento que compartan muchos socialistas franceses. que enfrentaban a reformisras y radicales alemanes y Unos Y otros tomaban, frente a los rusos, una actitud rusos. llena de conmiseracin. De este modo ocurra que los La polmica haba nacido alrededor de los aos 1900, revolucionarios franceses se comportaban con los ale- en u11 momento en que se haba disioado la ilusin del m~es y los ruso; exactamente lo mismo que sus diplo- prximo fn del orden establecido. E~ un Estado demo mancos: con espmtu de desquite frente a los primeros crtico moderno -estipulaba la mocin del Cono-reso de Y como ::_migos condesc~ndi~ntes respecto a los segundos. Pars de 1900- la conquista del poder poltic~ por el .. Por anad1dura las discuswnes entre los nternaciona- proletariado no puede ser resultado de un golpe de mano, l!stas repetan las discusiones que animaban el mundo smo de un largo Y penoso trabajo de organizacin pro-de los dirigentes. As, los alemanes v los franceses se le~aria, en el terreno econmico y polrico, de regenera-mostraban en desacuerdo sobre las po"sibilidades de una cwn t!Slca Y moral de la clase obrera y de la conquista guerra que los primeros consideraban poco probable y gradual de los mu.IJicipios y de las asambleas legislativas. los segundos muy posible. Las secciones rusa y polaca se Eduard Bernstein, uno de los tericos de este revisio-enfren,taban en desacuerdo sobre la importancia de la nismo, haca notar que la prctica haba precedido con cuestton. mucho a la enunciacin del prncipio. Los partidos so-

    ro ----='~" _____J ---'1 o-----------(~"';,..1;~+ 1 L" - 1 -----crerto------es-----qu-e-en ecseno cte 1as seCCiones nacionales ==--;;;-..:-a-s----se-----{latrl:illl-ee:llV-er--ri :e----en------m-a-q-u-mas-----e :ecto-ra:.les----

    existan minoras y oposiciones, pero se ao-ruoaban si- cada vez ms absorbidas por la luma parlamentaria. guiendo el modelo inverso de las alianzas ;ntr"e los Es- Integrados en la sociedad poltica, se haban convertido tad?s, y as los bolclleviques rusos eran los aliados de los en una especie de oposicin nstitucional que ftlflciona-radic~es alemanes, asociados, a su vez, con los polacos ba exactamente lo mismo que el rgimen que quera de-enem:Igos de los rusos y de los alemanes. rribar. Exista una corriente de izquierdas que criticaba

    . Por tanto, pese a luchar contra sus gobiemos, los esta nterpretacin y preconizaba la lucha revolucionaria. miembros de la Internacional se ordenaban v reaccio- Pero su radicalismo se quedaba en palabras, puesto que, naban segn una mecnica que obedeca a ra; leyes de lo mismo con Rosa Luxembourg, Karl Kautsky o Le11n, las relaciones entre Estados y de acuerdo con su adscrio- aceptaba el marco parlamentariO>> de la Internacional cin a una patria determinada. No tenan conciencia de para hacer triUnfar sus opiniones. En el seno de cada e~o porque, salvo el caso de los emigrados rusos, no vi- seccin nacional, esta corrie.IJte era netamente mnorita-Vlan al margen de la sociedad, y puesto que no la haban ria; el reparto de tendencias en el seno de la Internacio-rechazado globalmente, no haban disociado su ser revo- nal no tena adems nada que ver ni con las decisiones lucionario de su ser social. tomadas (nacin por nacin como se ha dicllo) ni con las

    aspiraciones reales de las poblaciones en cuyo nombre se

    Itinerario de un fracaso

    y_eamos ~or qu proceso se encontr paralizada la a~cwn consaente contra la guerra, fracaso cuyo irinera-no nos ha descrito muy bien Georges Haupt en Le Congres manqu.

    expresaban las organizaciones polticas. El conflicto se reanud con ms fuerza tras las diver-

    sas crisis de los aos 1906-1911, cuando Hilferdi.IJg y despus Rosa Luxembourg quisieron analizar la natura leza del imperialismo y del mecanismo de los conflictos que suscitaba. Segn Rosa Luxembourg, las contradiccio-nes del capitalismo desembocaran necesariamente en su

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  • 80 Parte L Por qu tuvo lugar la guerra?

    derrumbamiento; los socialistas deban casar a la ofen-siva y precipitar su agona. Rosa Luxe;}bourg criticaba speramente las ilusiones pacifistas de sus camaradas y sealaba que la luc..1a parlamentaria para el arbitraje in-ternacional o para la limitacin de armamentos era total-mente utpica.

    Resumiendo los anlisis de Hillercling, Otto Bauer vea el porvenir de modo cliferente, y partiendo de un ceido anlisis del movimiento de los precios y de los factores de aceleracin del movimiento capitalista, con-clua que clicho sistema no estaba amenazado de crisis, al menos de una manera inmediata, y que tendera a hacerse pacfico, sobre todo en el terreno social. Vliegen llegaba ms lejos y estimaba que ocurrira lo mismo en

    5. Guerra a la guerra 81

    producida entre los dos pases. En esas inversiones in-ternacionales de capital descansaba la mayor garanta para el mantenimiento de la paz mundial>>, punto de vista que reasuma Jaures, el cual, junto con el radical alemn Haase, estimaba que existan tres fuerzas que, en definitiva, militaban en pro de la paz: , hecho que no son movilizadas por ningn movimiento reivindicati-testimoniaba la crisis de Marruecos, puesto que a fin de vo 1, sorprende e inquieta, pero Vctor Adler es el nico cuentas los carteles franceses v alemanes haban encontra-do una va de compromiso despus de la grave tensin l Excepto en Rusia... (vase p. 71).

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  • 82 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra?

    en sentirse realmente abatido, previendo a la vez el re-sultado de la crisis y la incapacidad de la Internacional para evitar la guerra.

    En la reunin de Bruselas, los 29 y 30 de julio, los miembros presentes siguen los acontecimientos al filo de las horas; discuten, pero no actan. Les tranquiliza un telegrama recibido de Berln que les hace saber que se han celebrado veintisiete reuniones contra la guerra.

    Haremos nuestro deber, comenta Haase dirigin-dose a J aures y reconociendo que comienza una prueba difcil. Pero la discusin se refiere esencialmente a las modalidades de la reunin del congreso; dnde y cun-do se celebrara ste y cul habra de ser el orden del da? ... Cuando Balabanova recuerda la mocin V aillant-Keir Hardie sobre la huelga general contra la guerra, Su proposicin causa extraeza y no interesa a nadie. Se reanuda la interminable discusin y se concierta una cita para el prximo congreso, cuya convocatoria se remite a una fecha indeterminada y que jams se reuni. .

    5. Guerra a la guerra 83

    rayaban el peligro que representaba la autocracia zarista para el porvenir del socialismo.

    As, pues, la Unin sagrada estaba en los corazones antes de expresarse en los discursos; ya no era el adver-sario de clase quien quera la guerra, sino el enemigo nacional; claro que no los trabajadores, pero s el Kaiser o el Zar. Esta sutil distincin vol al mismo tiempo que las ilusiones del verano del 14. Para nosotros -obser-vaba el austraco Vctor Adler- la enemistad contra Serva es casi una cosa natural.>> Lo mismo que en Fran-cia, en Alemania o en Rusia existan, en el trasfondo de la conciencia popular, la desconfianza, la inquietud y el odio frente al enemigo hereditario, y el instinto colectivo habl con ms fuerza que el ideal o la razn.

    Cada cual vuelve a su pas para frenar la marcha a la j catstrofe. Pero el 1 de agosto los peridicos anuncian , ____________________ _

    -- --- -ya-la Inovilizacin-gerrera----trhr-muene---a-e-y--aures: el gran- ---~-pacifista haba sido asesinado por un militante de la i Accin Francesa, un eXaltado. 1

    Los dirigentes de la II Inte:nacional no se haban dado cuenta de que aceptaban la 1dea de la guerra ante~ ya de que hubiera estallado. En Bruselas, Jaures denunciaba los clculos y las maniobras del Gobierno alemn; cr~a ~ el 1_la~i-fismo del Gobierno francs y quera que este mtetvl!lle-se cerca de

  • Captulo 6 LA DECLARACION DE GUERRA

    Sa,.ajevo

    6. La declaracin de guerra 85

    Negra estaba en abierto conflicro con el Gobierno servio de N. Pasic, al que acusaba de traicin porque tc con-sideraba sus actos irresponsables y rcma que sus exce-sos provocasen una intervencin armada por parte de Austria. Funcionara la proteccin de Rusia si los ser-vos llegaban a exasperar a los ausrracos?

    Pasic haba sido advertido de que se cometera un atentado con ocasin de la visita de Francisco Fernando a Sarajevo y quiso prevenir la accin de sus servicios secretos, miembros de la .Mano Negra. Por mediacin de su ministro en Viena intent hacer comprender a los austracos que el viaje podra terminar mal y adems dio orden al coronel Apix de que hiciese lo necesario para evitar cualquier incidente. Pero los revolucionarios ser-vos en territorio austraco escaoaban al control de sus servicios, y el grupo de jvenes \osnios que haba deci-dido organizar el atentado, se neg a dejarse doblegar.

    El 28 de junio de 1914, Francisco Fernando, heredero El atentado de Sarajevo no produjo gran emocin en del trono de Austria-Hungra, caa muerto en Sarajevo el seno de la familia imperial; el monarca desconfiaba por los disparos de los te_:t.t_a_ris_tas_s_er_vio.s.~-E.sto&r-siend_

  • 86 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra?

    conde Tisza, lllll1Jstro de Hungra, le apoyaba. Pero sus proposiciones conciliadoras fueron rechazadas con des-dn por los jefes militares. Sin embargo, la mayora de los ministros deseaban conservar fra la cabeza>> v ob-tuvieron de Conrad la concesin de que antes d~ ~brar se consultara con Alemania.

    6. La declaracin de guerra 87

    Durante estas discusiones entre austracos y alema-nes en Viena o en Berln, se trat de la intervencin eventual de Bulgaria o de Rumania, menos de la de Rusia y apenas de la de Francia; jams se trat de la intervencin de Inglaterra. Se trataba de una crisis bal-cnica y nada ms.

    El plan austro-alemn

    Los medios dirigentes de Bedn estaban divididos. Los militares preconizaban una guerra preventiva contra Ser-via, considerando que la cuestin poda ser llevada r-pidamente porque Rusia no estaba dispuesta an a in-tervenir militarmente. Sin embargo, como Rusia admita En Berln como en Viena se haba aceptado ya la idea que Serva tena que pedir perdn, el canciller Bethmann- de un conflicto con Servia, pero quedaban de todos mo-Hollweg estaba inclinado a la conciliacin. A fin de dos unos elemenros imponderables: las reacciones even-cuenta, todo dependa del parecer del Kaiser. Ahora bien, tuales de las potencias. En tan[O que Viena redactaba Francisco Fernando haba sido amigo del Kaiser y ste el ultimtum y preparaba la movilizacin, los medios acogi muy mal el informe del embajador austraco dirigentes fingan no conceder una particular importancia Tschirschky, donde se expresaban opiniones moderadas a estas operaciones. Haba que guardar el secrero para bastante semejantes a las de Berchtold. Ahora o nunca>>, actuar cor, energa y rapidez. Sera buena cosa --deca garabate el Kaiser al margen del informe; no quera , Berchtold a Conrad- que usted y Krobarin (ministro que se pudiese decir despus que . Consult a sus \ impresin de que no pasa nada. Berln se haba reser---~~------i-efeot__militare&~que_opinahan__cp.le_cua_nto_antes-~atacase_----~-~: _______ Y:ad!l __ eLgap_eLde~_mant

  • 88 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra? 6. La declaracin de guerra 89

    en el peridico oficioso Norddeutsche Zeitung, de Berln, cesado de practicar con respecto a sta una poltica agre-daba la alerta a los diplomticos. Sera deseable ---

  • 90 Parte I. Por qu tuvo lugar la guerra? 6. La declaracin de guerra 91

    respuesra servia, que no podia ser ms que neoativa mientras En San Petersburgo, el 28 de julio, contando con el tanto se encargaba de neutralizar las reacciones de !a 'Entente y apoyo de Francia que le aseguraba el embaj"ador Palolo-de ?ar largas a s.u; m1embros para ponerles ante el hecho consu- ...... n;t~cto. Acto segw.ao aconsejaba a Austria que aceotase la media- gue, quien obraba sin instrucciones, pero cuya gran amis-';'0n de Inglaterra y se felicitaba ame so de haber emoleado rad con Poincar era sabida, Sazonov se declar