Fernando de Herrera Canción

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Fernando de Herrera Canción en alabanza de la divina majestad, por la victoria del Señor don Juan (1572) Cantemos al Señor, que en la llanura venció del ancho mar al enemigo fiero. Tú, Dios de las batallas, tú eres diestra, salud y gloria nuestra. Tú rompiste las fuerzas, y la dura 5 frente de Faraón, feroz guerrero. Sus escogidos príncipes cubrieron los abismos del mar, y descendieron, cual piedra, en el profundo, y tu ira luego los tragó, como arista seca el fuego. 10 El soberbio tirano, confiado en el grande aparato de sus naves, que de los nuestros la cerviz cautiva, y las manos aviva al ministerio de su duro estado, 15 derribó, con los brazos suyos graves los cedros más excelsos de la cima y el árbol que más yerto se sublima, bebiendo ajenas aguas, y pisando el más cerrado y apartado vando. 20 Temblaron los pequeños, confundidos del impío furor suyo; alzó la frente contra ti, Señor Dios, y enfurecido ya contra ti se vido, con los armados brazos extendidos, 25 el arrogante cuello del potente. Cercó su corazón de ardiente saña contra las dos Hesperias, que el mar baña, porque en ti confiadas le resisten, y de armas de tu fe y amor se visten. 30 Dijo aquel insolente y desdeñoso:

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Fernando de Herrera

Canción en alabanza de la divina majestad,por la victoria del Señor don Juan

(1572)

Cantemos al Señor, que en la llanuravenció del ancho mar al enemigo fiero.Tú, Dios de las batallas, tú eres diestra,salud y gloria nuestra.Tú rompiste las fuerzas, y la dura 5frente de Faraón, feroz guerrero.Sus escogidos príncipes cubrieronlos abismos del mar, y descendieron,cual piedra, en el profundo, y tu ira luegolos tragó, como arista seca el fuego. 10

El soberbio tirano, confiadoen el grande aparato de sus naves,que de los nuestros la cerviz cautiva,y las manos avivaal ministerio de su duro estado, 15derribó, con los brazos suyos graveslos cedros más excelsos de la cimay el árbol que más yerto se sublima,bebiendo ajenas aguas, y pisandoel más cerrado y apartado vando. 20

Temblaron los pequeños, confundidosdel impío furor suyo; alzó la frentecontra ti, Señor Dios, y enfurecidoya contra ti se vido, con los armados brazos extendidos, 25el arrogante cuello del potente.Cercó su corazón de ardiente sañacontra las dos Hesperias, que el mar baña,porque en ti confiadas le resisten,y de armas de tu fe y amor se visten. 30

Dijo aquel insolente y desdeñoso:“¿No conocen mis iras estas tierras,y de mis padres los ilustres hechos?¿O valieron sus pechoscontra ellos con el húngaro dudoso, 35y de Dalmacia y Rodas en las guerras?¿Pudo su Dios librallos de sus manos?

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¿Qué Dios salvó a los de Austria y los germanos?¿Por ventura podrá su Dios ahoraguardallos de mi diestra vencedora? 40

“Su Roma; temerosa y humillada,los cánticos en lágrimas convierte;Ella y sus hijos mi furor esperancuando, vencidos, mueran;Francia está con discordia quebrantada, 45y en España amenaza horrible muertequien honra de la luna las banderas;Y aquellas gentes, en la guerra fieras,ocupadas están en su defensa,y aunque no, ¿quién podrá hacerme ofensa? 50

“Los poderosos pueblos me obedecen,y con su daño el yugo han consentidoy me dan, por salvarse, ya la mano.Y su valor es vano;que sus luces, muriendo, se oscurecen. 55Sus fuertes en batalla han perecido,sus vírgenes están en cautiverio,su gloria ha vuelto al cetro de mi imperio.Del Nilo a Éufrates y al Danubio frío,Cuanto el sol alto mira todo es mío.” 60

Tú, Señor, que no sufres que tu gloriausurpe quien confía en su grandeza,prevaleciendo en vanidad y en ira,a este soberbio mira,que tus templos afea en su victoria [… ] 65y en sus cuerpos, crüel, las fieras ceba,y en su esparcida sangre el odio prueba;y hecho ya su oprobio, dice: “¿Dóndeel Dios de éstos está? ¿De quién se esconde?” 70

Por la gloria debida de tu nombre,por la venganza de tu muerta gente,y de los presos por aquel gemido,vuelve el brazo tendidoContra aquél, que aborrece ya ser hombre; 75y las honras que a ti se dan consiente;y tres y cuatro veces su castigodobla, con fortaleza, al enemigoy la injuria a tu nombre cometidasea el duro cuchillo de su vida. 80

Levantó la cabeza el poderoso

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que tanto odio te tiene, en nuestro estrago;juntó el consilio, y contra nos pensaronlos que en él se hallaron.“Venid”, dijeron,” y en el mar undoso 85hagamos de su sangre un grande lago.Deshagamos a éstos de la gente,y el nombre de su Cristo juntamente.Y, dividiendo de ellos los despojos,hártense en muerte suya nuestros ojos.” 90

Vinieron de Asia y de la antigua Egitolos árabes y fieros africanos,y los que Grecia junta mal con ellos,con levantados cuellos,Con gran potencia y número infinito, 95y prometieron con sus duras manosencender nuestros fines, y dar muertecon hierro a nuestra juventud más fuertenuestros niños prender y las doncellas,y la gloria ofender y la luz dellas. 100

Ocuparon del mar los largos senos,en silencio y temor puesta la tierray nuestros fuertes súbito cesaron,y medrosos callaron,Hasta que a los feroces agarenos 105el Señor eligiendo nueva guerra,se opuso el joven de Austria valerosocon el claro español y belicoso;que Dios no sufre en Babilonia vivasu querida Sión siempre cautiva. 110

Cual león a la presa apercibido,esperaban los impíos confiadosal os que tú, Señor, eras escudoque el corazón desnudode temor, y de y de fe todo vestido, 115de tu espíritu estaban confortados.Sus manos a la guerra compusiste,y sus brazos fortísimos pusistecomo el arco acerado, y con la espadamostraste en su favor la diestra armada. 120

Turbáronse los grandes, los robustosrindiéronse temblando y desmayaron;y tú pusiste, Dios, como la rueda,como la arista queda

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al ímpetu del viento, a estos injustos, 125que, mil huyendo de uno, se pasmaron.Cual fuego abrasa selvas, y cual llamaque en las espesas cumbres se derrama,tal en tu ira y tempestad seguistey su faz de ignominia confundiste. 130

Quebrantaste al dragón fiero, cortandolas alas de su cuerpo temerosasy sus brazos terribles no vencidos;que con hondos gemidosse retira a su cueva, silbos dando, 135y tiembla con sus sierpes venenosas,lleno de miedo torpe sus entrañas,de tu león temiendo las hazañas,que, saliendo de España, dio un rugidoque, con espanto, lo dejó aturdido. 140

Hoy los ojos se vieron humilladosdel sublime varón y su grandeza,y tú solo, Señor, fuiste exaltado:que tu día es llegado,Señor de los ejércitos armados, 145sobre la alta cerviz y su dureza,sobre derechos cedros y extendidos,sobre empinados montes y crecidos,sobre torres y muros, y las navesde Tiro, que a los suyos fueron graves. 150

Babilonia y Egito, amedrentada,del fuego y asta temblará sangrienta,y el humo subirá a la luz del cielo,y, faltos de consuelo,con rostro oscuro y soledad turbada 155tus enemigos llorarán su afrenta;y tú, Grecia, concorde a la esperanzade Egito y gloria de su confianza,triste que a ella pareces, no temiendoa Dios y a tu remedio no atendiendo, 160

¿por qué, ingrata, tus hijas adornasteen adulterio con tan impía gente,que deseaba profanar tus frutos,y con ojos enjutossus odiosos pasos imitaste, 165su aborrecible vida y mal presente?Por eso Dios se vengará en tu muerte;

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que llega a tu cerviz su diestra fuertela aguda espada; ¿quién será que pueda,tener su mano poderosa queda? 170

Mas tú, fuerza del mar, tú, excelsa Tiro,que en tus naves estabas gloriosa,y el término espantabas de la tierra,y, si hacías guerra,de temor la cubrías con suspiro, 175¿cómo acabaste, fiera y orgullosa?¿Quién pensó a tu cabeza daño tanto?Dios, para convertir tu gloria en llanto,y derribar tus ínclitos, y fuerteste hizo perecer con tantas muertes. 180

Llorad, naves del mar; que es destruidatoda vuestra soberbia y fortaleza.¿Quién ya tendrá de ti lástima alguna,tú, que sigues la Luna,Asia adúltera, en vicios sumergida? 185¿Quién mostrará por ti alguna tristeza?¿Quién rogará por ti? Que Dios entiendetu ira, y la soberbia que te ofende,y tus antiguas culpas y mudanzahan vuelto contra ti a pedir venganza. 190

Los que vieron tus brazos quebrantados,y de tus pinos ir el mar desnudo,que sus ondas turbaron y llanura,viendo tu muerte oscura,dirán, de tus estragos espantados: 195“¿Quién contra la espantosa tanto pudo?”El Señor, que mostró su fuerte mano,por la fe de su príncipe cristianoy por el nombre santo de su gloria,a España le concede esta victoria. 200

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Bendita, Señor, sea tu grandezaque después de los daños padecidos,después de nuestras culpas y castigo,rompiste al enemigode la antigua soberbia la dureza. 205Adórente, Señor, tus escogidos,Confiese, cuanto cerca el ancho cielotu nombre ¡oh nuestro Dios, nuestro consuelo!y la cerviz rebelde, condenada,padezca en bravas llamas abrasada. 210

A ti solo la gloriapor siglos de los siglos, a ti damosla honra, y humillados, te adoramos. 213