Fenomenologías

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EDITORIAL Fenomenologías: Husserl, Peirce y Lezama Lima 22/05/2015 / POR SAMUEL M. CABANCHIK En estas reflexiones, el ensayista vuelve sobre el grito fenomenológico que pugna por retroceder “a las cosas mismas” para meditar entonces sobre el sentido y el destino de ese origen. 1. “No pueden satisfacernos significaciones que toman vida –cuando la toman– de intuiciones remotas, confusas, impropias. Queremos retroceder a las ‘cosas mismas’”. Tal es la observación husserliana que devino lema, grito de guerra de la fenomenología. Reducida al tamaño de una bandera, prestó buenos servicios en los campos de batalla, pero una vez evaporado el humo de la combustión, con las armas ya frías, la complejidad de la idea se manifiesta, induciendo búsquedas y asociaciones que arrastran cada término hacia el vértigo de sus múltiples sentidos. Retroceder, ¿pero de dónde y hacia dónde? “De lo confuso, lo remoto y lo impropio” se nos dice, poniéndonos en el aprieto de tener que decidir cómo llegamos a terreno tan incierto y resbaladizo. ¿Con qué confrontarlo? Con una imagen: la del origen. Sin embargo, parece que no hemos sido capaces de permanecer en él… Persigamos el rastro de esa imagen. ¿Encerraba lo originario su pérdida? Nos falta el cómo y el por qué. Habilitemos una hipótesis: lo originario no termina de originarse hasta que no hay fecundación y engendramiento. De allí la inevitable asíntota. Es allí, en esa invaginación, que tiene lugar lo originario. En el origen, “la vida de las cosas mismas” queda envuelta en la intuición, en la vivencia. Husserl pretendió una solución: sumergir la vivencia en la idealidad de una imagen descarnada, esto es, en una conciencia sin significación, o con una significación que rechaza su dimensión simbólica.

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EDITORIALFenomenologas: Husserl, Peirce y Lezama Lima

22/05/2015 /PORSAMUEL M. CABANCHIKEn estas reflexiones, el ensayista vuelve sobre el grito fenomenolgico que pugna por retroceder a las cosas mismas para meditar entonces sobre el sentido y el destino de ese origen.

1. No pueden satisfacernos significaciones que toman vida cuando la toman de intuiciones remotas, confusas, impropias. Queremos retroceder a las cosas mismas. Tal es la observacin husserliana que devino lema, grito de guerra de la fenomenologa. Reducida al tamao de una bandera, prest buenos servicios en los campos de batalla, pero una vez evaporado el humo de la combustin, con las armas ya fras, la complejidad de la idea se manifiesta, induciendo bsquedas y asociaciones que arrastran cada trmino hacia el vrtigo de sus mltiples sentidos.

Retroceder, pero de dnde y hacia dnde? De lo confuso, lo remoto y lo impropio se nos dice, ponindonos en el aprieto de tener que decidir cmo llegamos a terreno tan incierto y resbaladizo. Con qu confrontarlo? Con una imagen: la del origen. Sin embargo, parece que no hemos sido capaces de permanecer en l

Persigamos el rastro de esa imagen. Encerraba lo originario su prdida? Nos falta el cmo y el por qu. Habilitemos una hiptesis: lo originario no termina de originarse hasta que no hay fecundacin y engendramiento. De all la inevitable asntota. Es all, en esa invaginacin, que tiene lugar lo originario.

En el origen, la vida de las cosas mismas queda envuelta en la intuicin, en la vivencia. Husserl pretendi una solucin: sumergir la vivencia en la idealidad de una imagen descarnada, esto es, en una conciencia sin significacin, o con una significacin que rechaza su dimensin simblica.

2. Cuando devolvemos el signo a la conciencia, la vivencia se desplaza y se complica. Se requiere entonces, que la fenomenologa se integre en el proceso semitico, lo que ocurre de modo extraordinario en la obra de Peirce. Primeridad, segundidad y terceridad: he all la trada de la comprensin. Simplificando, diremos cualidad (o posibilidad), existencia (querencia, afeccin, percepcin) y concepto (mentalidad, reflexin, interpretacin).

Si proyectamos el esquema categorial peirciano sobre el retroceder husserliano, somos impelidos siempre hacia adelante, como arrastrados por la corriente semitica pues, al decir del maestro americano, la terceridad fluye a nosotros por todas las avenidas de los sentidos. Luego, si nos entregamos a ella, mandar el concepto y estaremos en el camino del conocimiento, cientfico y filosfico.

En esta perspectiva, la vivencia siempre est envuelta en la semiosis, igual que el mundo mismo que se abre en y por ella. Ya no es una vivencia transparente, pues la mediacin la fecunda hasta hacerla engendrar conceptos, juicios y argumentos. La fenomenologa es aqu, por as decir, una primeridad para el trabajo del lgico. Insiste sin embargo una transparencia prometida: la verdad total que sobrevendr al final del movimiento, que coincidir con la muerte.

3. Pero qu ocurre si el retroceso al que nos conminaba Husserl es operado ahora como una contracorriente? La fuerza de la terceridad se reabsorber en el fulcro de la vivencia en su originarse mismo. Ser el momento de lapiesisque erigir un smbolo, una imagen encarnada. Conocemos ese camino: es el del arte, que tienta con otra promesa, inversa a la regida por el concepto.

Lezama Lima ha articulado esta perspectiva de modo impar, con su propia trada mgica: metfora, imagen y vivencia oblicua. El mundo se transfigura en sistema potico y la historia en series de eras imaginarias que se comunican a travs del coro de las imgenes.

Pero ese coro requiere de la metfora para ser escuchado. Es con la metfora que logramos ser la simiente que fecunda. En esta fenomenologa de la vivencia oblicua perdemos la transparencia, pero ganamos un nuevo sentido, inaudito. Finalmente, el retroceso se completa y llegamos a las cosas mismas, cuando la conciencia acepta hacerse imagen para que la cosa vuelva a originarse, como por primera vez.