Febrero 2010

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Edicion de Febrero 2010

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MARIANA PÉREZ DUARTE

ANGÉLICA SANTA OLAYA

MOIS BENARROCH

DORA GONZÁLEZ CORTINA

JOSÉ EUGENIO SÁNCHEZ

T.S. ELIOT (VERSIÓN

DE SERGIO CORDERO

JORGE OSWALDO MARTÍNEZ

GUILLERMO SAMPERIO

LUCÍA YÉPEZ

REMITENTE

Otras víctimas, sin tumores, sin delirios, sin dolores y sin erupciones se miran orgullosamente al espejo, con espléndida salud, según piensan, y luego de

pronto caen muertas sosteniendo aún los utensilios de afeitar en la mano, henchidas de menosprecio

por las otras víctimas.

A. Artaud. Le Théâtre.Año 8 / Número 2/ Febrero 2010DIRECTOR GENERALJosé Jaime [email protected]

EDITORA RESPONSABLEZaira [email protected]

DIRECTOR CONCEPTUALÓscar Estrada

REDACCIÓNGenaro Huacal

DISEÑOVioletta [email protected]

PUBLICIDAD YRELACIONES PÚBLICAS

MonterreyGerardo [email protected]

Zaira [email protected]

Argentina, Uruguay, ParaguayJosé Luis [email protected]

Imagen de portada: Corona, Diana Moreno

Fotografía: Diana [email protected]

POSDATA es una publicación de divulgación cultural gratuita editada

por Buró Blanco, con oficinas en Urano 251, Col. Contry, Monterrey,

N.L., México. CP 64860.Redacción y publicidad: 83 4938 52Registro: 04-2001-03129505000-01A

Año 7 / Número 3 / Marzo 2009. Los artículos firmados son

responsabilidad de sus autores y no necesariamente reflejan la línea

editorial de POSDATA.

ÍNDICE

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REMITENTE

Otras víctimas, sin tumores, sin delirios, sin dolores y sin erupciones se miran orgullosamente al espejo, con espléndida salud, según piensan, y luego de

pronto caen muertas sosteniendo aún los utensilios de afeitar en la mano, henchidas de menosprecio

por las otras víctimas.

A. Artaud. Le Théâtre.

POSDATA 5

MARIANA

PÉREZ DUARTE

CINEFui con Cristóbal al ciclo de cine africano. En la pantalla un hombre que estudiaba en Europa volvía a su aldea y se preguntaba pensando en su padre: ¿vale lo que aprendo lejos de ti, lo que olvido de nosotros? Cristóbal y yo nos miramos entre las sombras, sacamos nuestras plumas otoñales y tomamos nota.

**EL JOVEN DE LA PERLA

Dicen que contar cuentos ajenos es contar siempre los propios. Un joven príncipe viajó a una región oscura para recuperar la perla. Allí bebió una pócima que le hizo olvidarse. Pasado el tiempo se encontró con un guía y recordó. Entonces se despojó de sus harapos, recuperó la perla y volvió a casa.

**CORBIN

Niño: tengo una clase que me aterra: Literatura visionaria, es demasiado luminosa. No me había dado cuenta hasta qué punto mi vida está en mis textos, cómo vivo y cómo olvido y cómo sobrevivo en el texto, cómo me escondo y me revelo y me guardo para cuando pueda verme. ¿Puedes creer que hoy entendí un poema que escribí hace seis años? ¿Puedes creer que me hizo reencontrarme con la que era entonces? Siento como si mi vida hubiera dado una vuelta completa, como si se hubiera cerrado por fin un círculo largo y doloroso. Se anunciaba desde las primeras clases pero hoy, mientras la maestra leía un párrafo de Henry Corbin, se me saltaron las lágrimas y no sabía por qué pero regresaron todos los recuerdos. Fue como si en segundos rescribiera la historia de mi vida, la viera con ojos totalmente distintos. Pude escuchar cómo se cerraban mis heridas, pude ver el mundo sin cicatrices.

**DE CHIRICO

Niño: esto sigue húmedo y cada vez más frío, parece que en vez de cambiarme de ciudad me hubiera cambiado de estación, pleno otoño. El curso pinta mucho más interesante de lo que yo esperaba: medieval, siglo de oro (a tu salud), latinoamericana y algo de lo nuevo. La ciudad es bonita y está rodeada de mar por todas partes, una lengua de tierra metida en el mar aunque técnicamente no alcanza a ser una península, en fin, poco importa, se siente la sal y el abrazo del agua. Me traje cien años de soledad. No es una novela, es un poema, se me queda por dentro como música de fondo y estos dos días he hecho mis cosas con la prisa de volver cuanto antes a la lectura.

De Chirico contraataca: en un poema de Guillermo Carnero “Plaza de Italia” en diálogo con tres cuadros suyos. Alucinante: losas lavadas, vaho de luna, pórticos, calor compartido, rodear despacio y abrazar la frágil reciedumbre de las cosas. No sigo. Todo está en el poema, no entrecomillo por pereza. La reproducción de los cuadros es bastante mala, pero la plaza está ahí y esas dos personas que caminan juntas o se detienen juntas

EL RABINODE

VARSOVIA

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(¿hablan, se despiden, se descubren, sólo pasean?) al borde de la plaza (como en La angustia ante la partida) y los pórticos con su sombra protectora. Me revive este último viernes (qué intensos pueden ser algunos recuerdos) y me impacta que esté todo junto ahí. Ya sé que más bien está todo junto aquí, en mí, y no ahí, pero igual impresiona. Ya me extendí y no te he dicho nada de la nostalgia anticipada: yo también (no me alargo en la evocación). Beso.

**EL SECRETO DE LOS SECRETOS

Un Shaykh me decía: “Ven, voy a entregarte el secreto” y yo le decía que no podía recibirlo, pero él caminaba hacia mí. A medida que se acercaba rejuvenecía hasta volverse un niño. Entonces me tomaba de las manos y hacía un gesto de llevar hacia adentro de sí toda la creación en una inhalación. El shaykh niño se iba haciendo más y más joven hasta ser un bebé al terminar de reunir el secreto. Una vez que tenía todo dentro lo convertía en una cifra de cuatro o cinco dígitos, se acercaba a mi oído y me la susurraba. Como era muy pequeñito se echaba en mis brazos, él me abrazaba y yo lo abrazaba, él me protegía y yo lo protegía. Mi cuerpo se sintonizó por dentro, fue una sensación física, de entrañas, como si mi cuerpo hubiera estado desenfocado hasta entonces y encontrara por fin su expresión más nítida y clara.

**LECHUZA DE LOS MARES

Niño: acabo de regresar de Hualahuises, éste se encuentra en la esquina del mediterráneo, en la isla del cobre. Los chipriotas le llaman Lefke. Ahí vive un maestro que enseña a sus discípulos el arte de caminar alegremente por la vida y el espacio sideral. En vez del río tiene mar y playas de piedritas. Llega gente de todo el mundo, conocí a una chica de Bosnia avecindada en Noruega, unas irlandesas cantadoras, unas señoras del Chykytystán que primero fueron en sueños y luego desplazaron sus asiáticos cuerpos, unas alemanas grandotas pero muy dulces, unas hermanitas indias que son lo más cercano que he visto a la perfección, una indonesia de Houston, unas árabes graaaaandes y reidoras, una siria mal encarada que cuida de todo el mundo, un gran shaykh de tres años con toda su familia. Una abuela tártara nos contaba cada día historias del principio del mundo y lloraba acordándose, una turca bailaba la danza de los planetas cada lunes. Tuve noticia de una colombiana que vive en Colonia dedicada a repetir los nombres de Dios. Mi misión es contactarla a ver si le ponemos salsa al sistema solar.

En la casa de las mujeres había cada noche lechuzas blancas y agua corriendo por las acequias. De regreso comí pan negro en Frankfurt y queso con azúcar en un avión.Ya estoy de vuelta en casa, pero mi cabeza sigue girando.

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PAUL AUSTERVerito: empiezo a estudiarlo y es como si me estuviera estudiando a mí misma, cada texto me interpela y ¿qué hacer con eso? El camino está puesto para mí, pero ¿es el mío? Y de nuevo Paul Auster: “...al momento en que un hombre se descubre por primera vez reacciona con temor y confusión; es presa del pánico (...) el descubrimiento de lo que uno es sólo se da en relación con los otros. Esta es la gran paradoja”. ¿Ves cómo todo está conectado? Vi hace años Lulu on the Bridge y me dijo algo tan fuerte que no fui capaz de comprenderlo. Ahora recojo el guión desde la academia para hacer un trabajo hermenéutico, pero me dice cosas sobre mi propia vida, sobre mi vida más íntima. Pues esto igual y así todo. De pronto puedo comprender mi vida en este código y es alucinante.

**ATRAPASUEÑOS

En sueños Víctor se acerca a mi cama. Se inclina un poco y me dice al oído lo más bajo que puede: ¿sabes cómo va a terminar esto, verdad? Me doy cuenta entonces que sí, lo recuerdo. Encontrarían el auto abandonado, lleno de sangre. Sus huesos, algunas sobras de su cuerpo despedazado, roído. La pantera plácidamente recostada sobre el asiento trasero, satisfecha. Pero también sé que ese no sería él, que era solamente la manera de salir, de fugarse.

Sobre mi cabeza cuelga el atrapasueños. Ahora estoy soñando que he despertado y que vivo en un departamento en el que siempre he vivido. Pronto olvidaré que el guardián me sigue mirando con mis manos apretadas contra su pecho. Soñaré que estoy despierta hasta que encuentre mi voz y el guardián, escuchando, me sacuda un poco, me arrebate de mi ensueño y me deje volver.

**MI CORAZÓN ES MONTERREY

Mi corazón es Monterrey, un túnel sin tren; todo eso es mi corazón.1 Tengo el terruño atorado. Me siento como un cabrito abierto en canal, atravesado de parte a parte y puesto al fuego. Voy llorando grasa y sangre sobre las brasas.

**EL HAREM

Durante el tiempo que viví en la Casa de las Mujeres tuve la sensación de estar viendo por dentro un harem. Las mujeres salían a la calle completamente cubiertas, pero dentro se quitaban las djilabas, se deprendían de los hishabs y se soltaban las melenas. Nunca una mata de cabello me había parecido más hermosa, mágica, espectacular.

1 Felipe Montes, Sólido Azul, CONACULTA Monterrey 2003

MANDALAEl mapa de mi vida está marcado por tus besos, por los besos que nos dimos y los que nos quedamos a deber. Hoy me imaginaba mi vida como un mandala con muchas vueltas que al final llevan al centro: a Monterrey. Cada esquina y cada muro señalado: un beso aquí cuando viniste de fuera, un beso que no te pedí una noche después del Vips, un beso que me hizo falta antes de bajar al metro, un beso que me dejó en las nubes frente al museo. Lástima que sean más los besos que no llegamos a dar.

**AD INFINITUM

En una larga mesa del patio nos entregábamos a la amena charla mientras pelábamos y cortábamos toda clase de verduras. A las 12:30 venía Hajjana y nos contaba cuentos en árabe que traducía al vuelo una chica egipcia angloparlante mejor conocida (por mí) como Wonderwoman. Yo a mi vez traducía al español y así infinitamente.

**BRASA DE MEZQUITE

Y ahora pregunto: ¿vale para algo este corazón hecho brasa, si no puedes sentir el calor que desprende, si tus ojos no pueden llorar con el humo? ¿Vale buscarme a mí misma en un laberinto tras otro?

Repetiría esta frase mil veces: Mi corazón en Monterrey, un túnel sin tren; todo esto es mi corazón.Mi corazón es Monterrey, arde como el asfalto de avenida Juárez a las dos de la tarde.Mi corazón es Monterrey, cuando reposa se sienta en el cerro del Obispado.Mi corazón es Monterrey, una herida abierta que no acaba de sangrar.Mi corazón es Monterrey, la voz de Rosario sale volando desde un sótano del barrio antiguo.Mi corazón es Monterrey, mi cuerpo se cimbra al paso de los camiones y del lecho del río vuelto marea.Mi corazón es Monterrey, llueve cuando deja de arder.Mi corazón es Monterrey, el aullido del crepúsculo en los cerros.¿Qué hago tan lejos?

**LISBOA

A LuzPor el pasillo que bordea el enorme jardín me topé inesperadamente con la tumba de Pessoa. El sol caía en todo su esplendor sobre el monasterio de los jerónimos. Desde la planta alta las gárgolas y los garigoles de la época permanecían expectantes como estatuas de sal, como si en el último instante, ya puestos en movimiento, se hubieran vuelto a mirar atrás. El claustro, abierto al cielo limpio del verano, aparecía inundado de turistas con sus cámaras, sus pantalones cortos y sus conversaciones multilingües.

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Pero en ese momento todo cesó. Se hizo el silencio más hondo y yo de piedra ante el pequeño obelisco. En cada una de sus caras, una de sus caras: Reis, de Campos, Caeiro. Alcancé el muro enano que delimita el pasillo del claustro y de donde nacen las columnas que se doblan en arco bajo el peso del corredor de arriba. Sabía, ¿cómo no?, que Pessoa estaba muerto. Pero siempre lo había sentido vivo entre las páginas de sus libros. Sus latidos en Alcínoo, sus paseos por Lisboa no eran los paseos, los latidos de un muerto. Yo lo vi fumar con la boca de de Campos, me senté con Reis y con Lidia a la orilla del río, con los ojos de Caeiro descubrí a Dios durmiendo.

En un mismo segundo lo encontré y lo perdí de nuevo. Nos topamos de frente, pero él ya se había ido. Yo me quedé con el desasosiego.

**ELLA SIGUE DE VIAJE O MAMÁ: ¿LUCÍA EXISTE?

Lloraba en Paseo de la Reforma y tuve la certeza de que estaba harto de partir, de siempre ser recuerdo, de dejar atrás a las personas que amo.2 Yo también, dijo una voz dentro de mí cuando terminé de leer el párrafo. Yo también estoy harta de dejar atrás lo que amo, de que mi familia sea una voz en el teléfono, de que los olores, los sabores de mi vida sean un mero recuerdo, de poder sentir la textura del aire sólo con la memoria, de no poder acariciar mi acento y mis palabras, de tenerlas encerradas dentro. Una noche antes de irse a la cama, el hijito de mi hermana le preguntó: “Mamá ¿Lucía existe?” Existo, pero vivir aquí es como vivir en un sueño, como ser una amiga imaginaria, una hermana, una hija imaginaria. Yo también estoy harta de dejar a los que amo.

**MISR OMU DUNIA

Tomar un taxi en el Cairo es arriesgar la vida, cada taxista es un asesino a sueldo. En sus avenidas se cruzan lo mismo un Mercedes que una carreta de burros o un hombre en bicicleta con una enorme canasta de pan en la cabeza. Por las aceras no se puede andar y para cruzar la calle es necesario extender la mano en señal de alto, encomendarse al ángel de la guarda y lanzarse al vacío, o mejor dicho, al lleno infinito.

A la hora de la oración, todas las bocinas del Cairo gritan que Allah es más grande. La gente reza por las calles en rezaderos comunitarios o en su propio puesto de trabajo, junto a su caseta de vigilancia, detrás del mostrador, al lado de su escritorio.Los antiguos palacios del imperio otomano son ahora sede de los nuevos imperios turísticos: el Sheraton, el Hilton, el Marriot. En el cielo Coca-cola, Sanyo, General Electric, Sony, y otras grandes estrellas multinacionales brillan con una potencia de muchísimos watts de neón. Un poco más abajo, los minaretes de las mezquitas en verde fosforescente. El Nilo se pierde entre el mar de cochEs como Ciudad de México, pero en árabe.

2 Luis Felipe Lomelí, Ella sigue de viaje, Tusquets, México 2005

CANCIÓN NOCTURNATú, tú de todos los chubascos, de todas las fiestas, de todos los acantilados. Querido tú de los temores profundos y de las esperanzas, de las canciones que hacen daño, de los días que avanzan. ¿Qué se contesta a todo esto? ¿quizá no necesita contestación?

Te descubro grande y a tu vuelta de correo no te veo grande sino enorme y me veo pequeña a tu lado, pero también grande. Sí que hemos crecido juntos, sí que hemos compartido nuestros hallazgos. Me volviste a sentar en la mesa de la Casa del Maíz bebiendo agua de jamaica, me volviste a llevar a una macroplaza llena de charcos, a bailar con una orquesta de danzón, a helarme en un cine, a recorrer las calles de la Consti para hablar con una tus novias, a mirarte con recelo, a mirarte con alegría infinita, a tratar de mirarte más allá de la careta cuando la careta que tenía que caer era la mía, a bailar en una cancha de básquet donde yo no veía más allá de mis narices, a moquear con una canción de Laura Pausini, a brincar sobre piedras finas, a improvisar pasos de baile en una azotea de la ciudad o en un pasillo chorreado de alcohol con luz ultravioleta, a mirar una pared enorme del otro lado de avenida Universidad, a distinguir los sonidos de las batallas callejeras, a escapar en la noche, a brincar entre los cerros, a comer en Las Águilas, a navegar entre los montes, a reír a reír a reír y a llorar. Sabía que veías en mí más que los demás, pero no me había dado cuenta. Me despertaste, ahora como antes me despertaste. Me estaba ahogando en la tristeza y ya no. Voy saliendo nueva, otra que estaba adentro y no se atrevía a asomarse. No sé si lograste ver por mis ojos las cosas nuevas y diferentes que tú querías, pero yo puedo ver a través de tus ojos cosas esenciales de mi ciudad geográfica y de mi ciudad interior. Ahora sí, creo que podré llegar puntual a casa.

**PAN ÁRABE Y TORTILLAS DE HARINA

En El Cairo aprendí a comer con tortillas, es decir, a usar la torilla como extensión de la propia mano y prescindir de cuchara y tenedor. En casa éramos tantos que los cubiertos apenas alcanzaban, lo que había de sobra era pan. Un pan finito, redondo y suave, casi como una tortilla de harina que los árabes usan con la mayor destreza para llevarse la comida a la boca, sin importar qué tan caldoso sea el guiso.En México muchas veces vi a gente cercana cortar un trozo de tortilla, hacerlo cucharita, recoger una buena porción de comida y engullirla felizmente, pero nunca me vi con la habilidad suficiente para repetir el gesto. En cambio ahora me salió bastante bien. Tal parece que a mí me ha sido necesario, como al rabino de Varsovia, irme de casa para aprender lo que tengo en casa.

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LA BELLEZA ESCONDIDAEn El Cairo la belleza está escondida, permanece silenciosa o silenciada, hace falta mirar más allá de las cosas para encontrarla. Una antigua madraza en desuso, una gran mezquita del otro lado de la calle, una puerta, un arco, una media bóveda totalmente ornamentada.

Mi lugar favorito, sin duda alguna, es el makam de Seida Zainab, una isla en medio del tráfico. Entrar ahí es entrar en otro mundo. Es grande, luminosa, blanca; es suave y perfecta. Sobre los biombos de madera oscura que resguardan el recinto de las mujeres puede verse la totalidad de la mezquita, sus columnas, sus arcos, sus cúpulas. Dentro la gente duerme, come, medita, reza.

Estar ahí es sencillamente hermoso, pero la verdadera belleza de este lugar tiene una especie de velo porque cuando uno se va de ahí el makam empieza a crecer dentro del corazón y a brillar con su verdadera luz, a desprender su verdadero perfume y su verdadera dulzura. Y cada vez que regreso por el camino de la memoria no encuentro ya la mezquita enraizada en Egipto, sino que entro directamente a la mezquita que tengo en mi corazón. A su belleza sólo le conviene el silencio.

**COLOMBIANAS Y RANCHERAS

Vero: no puedo creer que este fuera mi ritmo de toda la vida, ya me acostumbré al agua profunda del doctorado, a la pausa, a la lectura, a la reflexión, al texto. Aquí corro de un lado a otro, hablo con todos, tengo que pensar las cosas en segundos, dar respuestas inmediatas. Siento vértigo. A diferencia de la visita anterior, ahora siento que este es mi lugar y que el otro también es mi lugar y ahora no veo un abismo entre dos vidas, veo una sola vida: la mía, y un puente entre mis dos lugares: yo misma. Sobre todo le he dedicado tiempo a mi familia (a la de Luz). Qué rico tener hermanas, hermanos, papás, parientes, gente que me conoce desde niña, historia viva y encarnada. No he ido a ver a mi mamá. Es duro enfrentarse a ese estar y no estar de ella, pero también me alivia la materialidad de su cripta, me hace darme cuenta que ahí está su ser físico o lo que queda de él, pero que todo el resto de su ser está conmigo y está por ahí y no me dejará nunca. Es un tema inevitable ¿cierto?

**EL CUENTO DEL HOMBRE QUE SE BUSCABA A SÍ

MISMO¿Cómo se narra el viaje de uno hacia uno mismo? ¿Es posible poner en palabras semejante trayectoria?

Lo conocí una tarde inesperada y casi por error. Era muy difícil precisar su edad o su lugar de origen. Para entonces había viajado mucho y estaba a punto de tocar su destino. Soñé que volvía a su sembrar, su casa, ahí donde había nacido. Debe ser que estoy volviendo a casa, dijo.

Buscó durante mucho tiempo hasta que, pasados los años, encontró por fin una puerta y entró. Vio una escalera y bajó. Dentro había gente sentada bebiendo luz y bebió. Yo también bebí, pero miré primero: por las paredes subían enredaderas tejiendo canciones. Las teteras tenían la panza quemada y en una esquina se encontraba la puerta a la habitación donde el ángel besó a María.

Cuando pudo volver a casa se dio cuenta de que ahí había estado siempre el objeto de su búsqueda y que si ahora podía reconocerlo era porque lo tenía, desde el principio del tiempo, impreso en su corazón.

**EL RABINO DE VARSOVIA

A Silvia que me lo contó

El rabino de Varsovia sueña repetidamente que bajo el Puente de Carlos de Praga hay un tesoro enterrado. De tanto soñar se dice a sí mismo que debe ser un mensaje del cielo y se dirige a Praga. El puente está vigilado por soldados así que se dedica a rondar preguntándose cómo bajar a buscar su tesoro, hasta que un soldado lo detiene y lo interroga. Cuando el rabino le cuenta por qué está ahí, el soldado le contesta con sorna: “Ay abuelo, si viera la de veces que yo he soñado que detrás de la estufa del rabino de Varsovia hay un tesoro enterrado...” Con lo cual el rabino de Varsovia regresa a su casa y encuentra efectivamente el tesoro detrás de la estufa.

**ESQUINA

Tuerzo en una calle y me encuentro de frente conmigo misma, me paro en un semáforo y me miro a mí misma a los ojos. Dicen que los encuentros con el pasado siempre son encuentros con el futuro. Uno y otro lado se juntan en mí.

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ANGÉLICA

SANTA OLAYA

NARCISO 2050Se deseaba demasiado. Ya no era posible esperar más tiempo. Su cuerpo temblaba anhelando la imagen que podía únicamente acariciar sobre el cristal. Malditos científicos. Se suponía que aquella libertad para mutar testículos por ovarios y tetillas por senos debía ejercerse por placer. El mecanismo de transmutación genérica servía para amplificar las posibilidades del goce, no para inducir el sufrimiento. Se miró nuevamente a los ojos. Sólo tenía que oprimir el lóbulo de la oreja; punto exacto en que se ubicaba el interruptor. Apretó los labios. Su sueño era imposible. Nunca podría poseerse, pero había que despedirse. Accionó el botón. Una corriente eléctrica sacudió su cuerpo. Las últimas partículas hormonales se reinstalaron en las células. El cabello, largo y sedoso, le cubrió la espalda. Admiró la perfección de sus caderas y acarició con la mirada la piel libre de vellos. Se dijo que se amaba. El puño se estrelló contra los labios que sonreían con amargura. Observó sus mejillas fracturadas. Tomó un trozo de cristal que intentaba desprenderse de la imagen y lo hundió en el vientre con decisión. La falta de uno de los fragmentos propició la caída de los otros. Uno a uno cayeron al piso como haces de luz sobre la enrojecida superficie. Cerró los ojos y pensó en otr@s que, como él, caerían en la trampa. El inventor de aquella maravilla biotecnológica tuvo que haber ordenado, también, la destrucción

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ANGÉLICA

SANTA OLAYA

POSDATA 11

EPIFANÍAEra tan hermoso que decidió vigilarlo para que no se fuera. Se sentó en una piedra y no le quitó los ojos de encima ni un solo segundo. Ese día no comió ni bebió ni se preocupó de resguardarse para calmar el calor. De pronto el Sol, aburrido de sentirse observado, corrió a esconderse en el único lugar donde no podría ser visto por el hombre; dentro de él. El hombre, inundado de luz, encegueció. Entonces vino la noche y ambos, hombre y sol, pudieron descansar. Al día siguiente el hombre sabía que, aún ciego, no estaba solo.

LA LUNA SALE PARA TODOSCuando le empezaron a crecer los colmillos su madre la encerró en la habitación más alejada de la calle. Su papá mandó construir una ventanita abatible en la puerta para proporcionarle alimento. Ella prefería las lombrices que entraban por el orificio del muro que daba al jardín en tiempo de lluvias y los murciélagos que su hermanito atrapaba y le llevaba a escondidas en verano.

Una noche, un rayo de luna tocó sus mejillas. Se agarró de él con todas sus fuerzas y dejó la casa con el primer asomo del sol. Caminó entre troncos caídos hasta encontrar un mar que engrosaba a cada paso bajo sus piernas. Las olas venían de ambos lados de sus brazos y se unían en un techo líquido que ella podía tocar con la punta de sus dedos. Adentro todo era fresco y azul. Una pequeña barca llegó hasta ella y le ofreció una mano que no dudó en tomar. Tenía las garras más hermosas que jamás hubiera visto.

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12 POSDATA

MOIS

BENARROCH

POEMA DE AMOR EN HOJA DE BANCO

Te escribí un poema en una hoja de banco

llena de números insensibles sin sentido

llena de deudas y de esperanza

como tú los días húmedos

como yo los días de nieve

me dijiste que los números

te recuerdan campos de concentraciones

y que no puedes hacer cuentas

por eso no hay quien pare ese descubierto

por eso te escribí un poema en una hoja de banco.

Quería comprender.

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14 POSDATA

ENCUENTRO

Si vienes un viernes

antes del Shabbatt

y me dices lo que quiero oír

y me cuentas cuentos de los nuestros

si vienes

y no estoy en casa

ese mismo día

después de esperarte tanto

de añorarte tanto

si has venido ya muchas veces

siempre el día que no estoy

y me llamas por teléfono

cuando estoy hablando

es porque nuestro encuentro

es imposible

porque el tiempo

es lo que nos separa

te amé en el siglo doce

tú me amaste en el veinte.

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POSDATA 15

MALICIA

Había escrito más de cuatro hojas cuando al releer para mejorar lo hilvanado se le figuró que la tercera línea del último párrafo no encajaba bien. Buscó la hora en el reloj de pared comprado en una subasta para el comedor de los niños pobres en la primera y última vez que asistió. El conocimiento lo alteró un poco: 2:00 a.m., la hora en que los muñecos se paran a bailar –se dijo malhumorado.

De lejos le venía una idea absurda, más que cualquiera de las mentiras que se cuentan a los padres, a la esposa, al hermano mayor o al que quiera oírlas. Pensó ya con coraje efervescente: No es posible. La línea no encajaba con la anécdota ni con el relato, ni siquiera con el uso popular del lenguaje que usaban los personajes inventados para que luego los críticos digan que se parecen a los del escritor Fulano, mengano o perengano. Comenzó a creer que alguien, otro, quienquiera la había puesto ahí de modo clandestino.

Estaba ansioso por terminar la historia. Al principio vio la tarea como pan comido, pero después se dio cuenta de la serie de dificultades lingüísticas que surgen en el proceso de creación: evitar repeticiones, no abusar de los adjetivos, cuidado con los verbos, lo principal el comienzo, impactar para enganchar al lector sin olvidar el final: nada predecible y anular lo obvio como si fuese la peste. Recordaba cada palabra recogida como semilla en tantos cursos y estaba dispuesto a merecer el premio.

Releyó por tercera vez y le chocó advertir que la línea seguía exacta, un fuera de lugar como pasa con frecuencia en el futbol. Pensó en dos opciones: rehacer todo el párrafo o dejarlo como estaba. Ninguna le gustó. Se trataba de evitarse más desvelos por una parte, dejar esa línea absurda podría costarle la pérdida del premio, por la otra. De repente se le ocurrió leerlo en voz alta y buscando el ritmo de la prosa, esa fluidez tan buscada por los escritores, se encontró con las palabras precisas.

Comparó el nuevo párrafo con el anterior y quedó más que conforme. Apenas podía creer que habiendo cambiado sólo la línea obtusa todo parecía haberse arreglado. El párrafo inicial quedaba: “Después de la última discusión con su esposa. Pedro Galindo, se vio obligado a pedir el divorcio. Las sospechas de que ella se estaba viendo con un antiguo novio le fueron confirmadas por un detective privado. Cuando éste le informó

DORA GONZÁLEZ

CORTINA

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lugares, momentos y escenas comprometedoras en fotografías que hablaban por sí solas, dejó de dudarlo. Se prometió castigarla en lo económico. Su posición de abogado de prestigio y a punto de obtener un puesto en la esfera gubernamental le impedía castigarla de otra forma. Ella merecía pagar su traición y él quedaría contento de devolverla a la pobreza de donde hacía cinco años la sacó. En cuanto a su rival no pensaba hacer nada, no tenía caso. Si iba tras dinero como el que fue por lana saldría trasquilado. Mujeres hay muchas y no batallaré en dar con su reemplazo –se dijo convencido. Sonrió al pensar en todo lo que ella perdería: casa, carro, joyas, tarjetas bancarias, chequera y todo el bienestar material que siempre le brindó. Lo que no le quedaba muy claro es lo que él perdería pero se negó a pensar en ello. El matrimonio no lo es todo –se aleccionó. Lo único que le apenaba es haber alargado su soltería para terminar en un cuarentón que no supo escoger una mujer fiel”.

El párrafo dos apareció igual excepto en la línea marcada con script que quedó así: “Si en verdad la quiere que copie mi hazaña y si no que la deje donde yo la encontré”.

En su mente la vanidad encontró eco. Esta vez al observar la hora su alteración había cesado. No son más que las 4:30 a.m. –se dijo y suspiró tranquilo. Se encaminó casi sonriente a su recámara donde la amplitud de una cama silenciosa prometía un buen descanso. Lamentablemente no fue así. Tardó horas en conciliar el sueño pensando en que la ciencia se vale de ocurrencias y la literatura también. Abrazó la almohada como si se tratase de una mujer y este recurso le ayudó un poco. Afuera estaba amaneciendo pero en la oscuridad de su cuarto forjó la ilusión de que había mucha noche por delante. No le costó esfuerzo. En eso consistía su trabajo: revestir los personajes con las altibajas de la vida en un mundo a punto de terminarse porque sólo unos cuantos han aprendido a respetar la naturaleza y el bien ajeno. El sol apareció por el oriente cuando por fin pudo pegar los ojos y olvidarse por unos instantes de todas sus visiones mientras los que se levantan al alba iniciaban mecánicamente sus labores. Era un día nuevo y había que vivirlo haciendo a un lado el temor de que fuese el último. Los ronquidos del escritor no molestaban a nadie porque en su recámara como en su casa estaba solo.

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GORDAS SUMAS POR UNA DELGADA CREDIBILIDAD calientes gritamos en medio del desierto pasando cigarro mano en mano

somos los más imbéciles para los imbéciles que ocupan grandes puestos

una redada una evidencia

un hipódromo con las mejores apuestas

: un ácido

un solo de guitarra largo e intenso que todos tararean

nuestro engrudo adhiere el presente en la línea punteada del pasado

construyendo en la papiroflexia un alarido

porque entre nosotros

:los pioneros del crack la web el código binario

algunos cambiando de look

o de copilotos en un brilloso convertible estirando el brazo de picnic

o en una raya en lo profundo de los hoyos nasales

somos una flor en la ventana

un baño de vapor cerca de la terminal de autobuses

un plato humeante saliendo del microondas

y pasamos entre el polvo del cielo

como una máquina sofisticada y moderna

que siempre ha estado obsoleta

JOSÉ

EU

GEN

IO

SÁN

CH

EZ

POSDATA 17

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THE HIPPOPOTAMUSAnd when this epistle is read among you,

cause that it be read also in the church of the Laodiceans.

The broad-backed hippopotamus

Rests on his belly in the mud;

Although he seems so firm to us

He is merely flesh and blood.

Flesh-and-blood is weak and frail,

Susceptible to nervous shock;

While the True Church can never fail

For it is based upon a rock.

The hippo’s feeble steps may err

In compassing material ends,

While the True Church need never stir

To gather in its dividends.

The ‘potamus can never reach

The mango on the mango-tree;

But fruits of pomegranate and peach

Refresh the Church from over sea.

At mating time the hippo’s voice

Betrays inflexions hoarse and odd,

But every week we hear rejoice

The Church, at being one with God.

The hippopotamus’s day

Is passed in sleep; at night he hunts;

God works in a mysterious way –

The Church can sleep and feed at once.

T.S Elio

t

18 POSDATA

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EL HIPOPÓTAMOY cuando esta epístola se lea entre ustedes,

que se lea también en la iglesia de los Laodiceos.

De ancho lomo, el hipopótamo

se echa de panza en el cieno.

Aunque parezca muy sólido,

es tan sólo carne y hueso.

Carne débil, hueso frágil

ante la crisis nerviosa.

La Iglesia no se derrumba:

firme está sobre una roca.

El hipo suele desviarse

al buscar bienes concretos.

Imperturbable, la Iglesia

recoge sus dividendos.

El pótamo nunca alcanza

mangos que del mango cuelgan.

Por mar le llegan granadas

y duraznos a la Iglesia.

Al fornicar, brama el hipo

con grotesca y ronca voz.

El domingo oigo a la Iglesia

unirse feliz con Dios.

El hipopótamo duerme

en el día, caza de noche.

Dios trabaja en forma oscura:

la Iglesia durmiendo come.

POSDATA 19

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I saw the ‘potamus take wing

Ascending from the damp savannas,

And quiring angels round him sing

The praise of God, in loud hosannas.

Blood of the Lamb shall wash him clean

And him shall heavenly arms enfold,

Among the saints he shall be seen

Performing on a harp of gold.

He shall be washed as white as snow,

By all the martyr’d virgins kist,

While the True Church remains below

Wrapt in the old miasmal mist.

Bibliografía: T.S. Eliot, The Complete Poems and Plays. Harcourt, Brace and Company, New York, 1952, pp. 30-31.

20 POSDATA

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Vi al pótamo alzar el vuelo

desde la húmeda sabana.

Lo rodeaba un coro de ángeles

cantándole a Dios hosanas.

Limpio en Sangre del Cordero,

sobre celestiales brazos

y tañendo un arpa de oro

será visto entre los santos.

Lo besarán albo, níveo,

vírgenes martirizadas.

La Iglesia se hunde cubierta

de neblina putrefacta.

(Versión de Sergio Cordero)

Nota. Esta sátira juvenil del gran poema anglonorteamericano Thomas Stearns Eliot (1888-1965) se publicó originalmente en su segundo volumen de versos titulado Poemas (1920). Dos talentosos poetas mexicanos la tradujeron antes que yo: Isabel Fraire y José Luis Rivas. La primera incluyó “El hipopótamo” en su canónica antología Seis poetas de lengua inglesa (SEP / Setentas, 1976). El bardo veracruzano hizo lo propio al preparar su traducción de la Poesía completa (1909-1962) de Eliot (Universidad Autónoma Metropolitana, 1990).

Me extraña que ambos, pese a ser traductores muy calificados, no reprodujeran en español un rasgo que me parece esencial en el texto: la ironía. Para demostrarlo, citaré cómo traducen la primera estrofa: “El hipopótamo de ancha espalda / Sobre su panza en lodo descansa; / Aunque nos parezca muy firme / Solamente es carne y hueso” (Fraire), “El hipopótamo de anchas espaldas / se recuesta de panza en el lodo; / aunque se nos antoje muy compacto, / sólo es carne y hueso” (Rivas).

Supongo que los desconcertó esa comparación entre “the True Church” (“la Iglesia Verdadera”) y el hipopótamo, extravagante e incluso irritante para un lector de lengua española. Pero no olvidemos que, en su poema “Gerontion”, que encabeza ese mismo volumen, Eliot expone otra comparación aún más audaz: “Christ the tiger” (“Cristo el tigre”). Jorge Luis Borges conjetura que esta imagen puede derivarse de un pasaje de la Biblia donde se compara a Jesús con una pantera (véase la entrada respectiva de su Manual de zoología fantástica, escrito en colaboración con Margarita Guerrero, FCE, 1957). Mi versión intenta trasladar, hasta donde el español lo permite, esa difícil ironía del poema, darle mayor agilidad a los versos y rescatar parte de la rima. Mi intención es plantear una propuesta de lectura más libre que fuera al mismo tiempo una crítica y una síntesis de las traducciones anteriores. / S.C.

POSDATA 21

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FIN DE VIAJE(Granada, Nicaragua)

En esta tarde en que la lluvia arrulla a la ciudadY la brisa acaricia los árboles y las palmas;En esta tarde en que las tejas cantanY las antenas bailan un rondó al silbo de las aves;En esta tarde de campanarios, balconesY montañas fantasmales,En la que el suave aroma de los mirtos y los azahares se dispersa de los campos a la ciudad;En esta tarde de pocos ojos callejeros,Quiero decirle al mundo: — ¡Cuánto te amé!

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22 POSDATA

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POSDATA 23

EL FARO

La bruma subió hasta la cima de la montaña. La luz del faro sale en ráfagas fosforescentes, temblorosas. El grito de los halcones extraviados en el aire neblinoso me picotea el oído. Voy tal vez por un sendero equívoco, extiendo mi mano y sólo tiento el aire denso, como una masa que se unta a mi cuerpo. Como polvo de carbón, una pregunta sin respuesta, la mirada intensa de un ciego que anhela ver las nubes violetas y moradas de los atardeceres de este viejo mar. Tú no estás, no te encuentro, como si el dragón de la noche te hubiera devorado, el silencio de los viejos que miran por la ventana, como la alacena vacía. Me comprometí a ofrendar mi vida por ti si era necesario. No sé si a esto se le llame amor, pero estoy dispuesto a matar a hombre o mujer, hundir el puñal en cualquier vientre, desbaratar un rostro con perdigones. Pero en esta penumbra húmeda sólo me llegan los enérgicos aleteos de los halcones que vuelan enloquecidos y alguno ha rozado mi sombrero de fieltro, como vueltos murciélagos enormes, flechas con alas, el veneno en el café antes de bebérmelo.

Sube también el sonido gutural y agónico del mar que se recarga contra los riscos, de seguro lamiendo con desesperación la arena gruesa, con una sed planetaria, con el deseo inútil de meterse en las casas por las rendijas de las puertas, arrastrase hasta las recámaras y acurrucarse junto a los zapatos y la ropa desperdigada, entre los juguetes de los niños. En la falda de la montaña encontré una de tus sandalias, doncella mía, como hallar uno de tus rizos, la fotografía que te tomé en el templo abandonado, el perico cuello amarillo que tomó su libertad, el mañoso, dejando el eco hueco de su habla en la jaula; no sé si el viento te llevó, si el filo de las rocas te acuchilló, o si las hienas han hecho su comida de tu pálida carne. Escucho un aleteo fuerte, de alas perturbadas, y se estrella contra mi sombrero, el de fieltro, el café, el que me regalaste, el que sólo me ponía los domingos, apenas escucho que rueda hacia la distante falda de la montaña. Caigo de espaldas y una saliente filosa se hunde entre mis costillas; giro para deshacerme del puñal de piedra, mi espalda derrama la tibieza de mi sangre hacia mi costado. Quiero respirar y me ahogo en cada intento hasta que consigo una inhalación breve y otra más. Intento incorporarme, resbalo, quedo tendido sobre el sendero no sé si equivocado, o el que me llevará hasta el faro o al precipicio; quedo tendido hacia abajo, hacia el viejo pueblo. Desde aquí veo el faro y su lumbre parpadear, como un ojo incendiado que alumbra la nada, la cólera de un dios tuerto, el cañón de una nave desesperada. Los barcos se han detenido en puntos equidistantes, esperando el amanecer, me dijo Aurelio, el del bar.

Pienso en los carretes de hilos sepias y naranjas del chaleco que me

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24 POSDATA

estabas tejiendo, el sonido de la cafetera borboteando café amargo, como nos gusta, el cuadro de las amapolas, el que pintó Renato; pienso en las sábanas azul oscuro y uno de tus pies de fuera, los almohadones azul profundo y tu cabellera rubia sobre ellos, las cortinas blancas, deshiladas, la noche en que te quedaste dormida contra tu mesa de trabajo y se paró en tu brazo una catarina verde. Pienso en mi mano sobre tu vientre como una mariposa trigueña sobre el mantel blanco, el de los festejos, un guante calloso raspando madera sin peso, la ternura torpe de unos dedos de corteza.

Ahora puedo respirar mejor, pero se me acaban de ir ya las fuerzas para levantarme. La sangre me ha entibiado las piernas, la espalda, los cabellos. En este aire frío de puntas de alfileres, estalactitas de hielo como punzones chinos para despegar las uñas, la tibieza es un alivio. Te dije, me comprometí, a morir a tu nombre, doncella mía. Tal vez tú estés protegida en el faro que apenas vislumbro. El primer halcón percibe mi sangre, baja en picada como murciélago hambriento, se encaja en mi abdomen, picotea varias veces y cobra vuelo. Apenas percibí su ansiedad devorando parte de mis entrañas. Pienso en mis chanclas de rayas cafés y naranjas, junto a las tuyas, las de tela ocre, en el gato amarillo de madera, de cuyas manos brota un caña de pescar y un pez se agita ante sus bigotes, el gato que te traje de Turquía, junto con aquel vestido de tono canela y los collares maples y turquesas. Escucho, no tan distantes, los aleteos severos de los halcones que se acercan en grupo. Te lo prometí y debido a ello silencio mi dolor. Los pescadores decían que a esta montaña vinieron a sufrir los enamorados en la antigüedad. Eso mismo dirán dentro de dos siglos, sin recordar tu nombre ni el mío. Los halcones ya están muy cerca; deseo que te encuentres en el faro, que tus mejillas encendidas sigan en su calidez, aquí tengo una de tus sandalias. Mañana, cuando bajes, espero que encuentres mi cadáver y te la pongas. Estoy seguro de que no te importará que esté manchada como jitomate podrido, pañoleta de humedades cárdenas, mi última carta, a tus pies. Parece que el faro ha perdido su fuego. Los halcones se picotean unos a otros para obtener un poco de lo que fue tuyo.

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POSDATA 25

SIETE POEMAS

BAJO EL SIGNO DE LENNON

Siempre te lo he dicho recargarse en un árbol acariciar un gato escuchar a Lennon a la medianoche nos hundeno sé cuantas resacasen interminable crescendo de negruras

Lennon enroscado deslizándose por mi pierna que tienes trenzada tú

Te lo dije en la yerba no duele revuélcate de nuevo las gatas chillan también hembras de la especie final

LUCÍA

YÉPEZ

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POSDATA 27

LA CAÍDA DE LAS CEREZAS

Dormir con gatos o con niños no es cosa fácil de cualquier manera oír a Stravinsky con una copa de pernodninguna oportunidad ofrece para explicaciones aunque siempre se necesita algo más que el mar algo más que la caída de las cerezas por eso te digo le lloran los niños a la Luna se montan los gatos we all live in a yellow submarine

Sobre el lomo naranja de una tigra me estremece la aparición de una niña

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CRUZ O CARA

Tras el ventanal un girasol

El fulgor de un rayo los cristales atraviesacruzando el hueco de tu espalda gira el girasol?

No hay una sola isla bañada por el Sol saltan las sombras como félidos salvajes cisnes rasgan el poniente

Escríbeme un poema japonés del siglo XII dicesen los acantilados una rugosa tristeza te nombra y bajo la lluvia repentina de una paloma el grito afónico

Para qué el mar si dentro de ti un ángel llama

A la distancia un solo de Charlie Parker o el ruido de árboles en pedazos c a y e n d o A ras de piel no silba el viento el azar con una moneda juega

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POSDATA 29

DICES OCTUBRE Para Héctor Carreto

Se encienden las luces de neónno es asunto de mirarse al espejobebes whisky on the rocks dices octubrey hay en tus oídos trozos de un tango de Piazollapoco hace falta recordar que de otras maneras te has equivocadodespués de todo un ángel desnudo es un ángel desnudoun alcatraz es un alcatraz y un leopardo albino un albino leopardoes un hecho que a las plantas la música les gustay que de algún modo quizá mirabas de la esquina aquelbalcóndonde tomada por la Luna la piel de tus gatos brillaEstá nublado respiremos hondoy aunque me gustaría brindar contigovámonos a la cama el whisky por tus pezones escurretú y yo somos cristianos

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30 POSDATA

ORACIÓN

Llegaste con las corrientes desdeñosas que trajeron del norte tiempos malos estás aquí provocando el éxodo dónde tu gato negrísimo dejaste?sabor de bocamarga coge el vino los gatos de noviembre llenan de pelusa la camano habrá yerbas de olor que los ahuyenteaunque uno nunca sabe en qué momento será necesario un gato para encontrarnos Señor olvídate de nosotrosel recuerdo es una daga que en la carne se hundeme duelen ¬en la yugular¬ las marcas de tus dientes y en este larguísimo combate sin puentes colgantes sin ningún cambio de pielen el borde oscuro de tu sexo la más secreta de mis oraciones susurro

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31 POSDATA

LONG NIGHT

Qué haré con tanto deseo en la garganta con tanta humedad entre los muslos

Demiurgo con AK47 al hombro hazme temblar despierta tus garras de jaguaresta noche de luna contráctil soy tu mala suerte

Doce gritos azules rezan al infiernoal reino del gato a tu Cristo negro y hay un latir de garras llenándome de pronto deja que nos crezca la hierba al pie de la ventana el agua que cae de tus piernas a mi boca en paz muere

Qué haré con tanta humedad con tanto deseo

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COLABORADORES

LICANTROPÍA

Pardo el crepúsculo se desploma al fondo de la calle

Maúllan las gatas y se desgreña la luna entre los árboles

Al otro lado del puente no sé si desangrar una gata o cantar un tango mi licantropía extrema odia las gatas negras

32 POSDATA

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Angélica Santa Olaya (Ciudad de México, 1962). Es licenciada en periodismo y comunicación colectiva por la UNAM. Es egresada de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem). Ha publicado Habitar el tiempo, Miro la tarde, El sollozo, Dedos de agua y El lado oscuro del espejo. Pertenece a los colectivos artísticos Ollin Xóchitl e In-mural. Es maestra de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Mariana Pérez-Duarte (Monterrey, N.L. 1976) Estudió letras españolas en la UANL. Fue becaria del Centro de Escritores y del Fondo para la Cultura y las Artes de N.L. en el área de literatura. Sus poemas han aparecido en diversas publicaciones periódicas mexicanas. Colaboró con la revista Armas y Letras (UANL, 2000). Su primer libro de poemas, Barcos, fue publicado por la colección Cuadernos de la Resolana, UANL, 2000. En el 2005, la editorial Diáfora en serie Atajo, le publica Miel. En el 2002 se trasladó a España para estudiar el doctorado en humanidades en la Universidad de Pompeu Fabra de Barcelona. Actualmente reside en Madrid.

Dora González Cortina. Poeta regiomontana autora de los libros: Poemas y narraciones, Palabras al viento, A mi madre, Volver a Pellicer.

Guillermo Samperio (México DF, 1948) Cuentista, novelista, ensayista, antologador y promotor cultural. Con más de una veintena de libros publicados sobresalen: Gente de la Ciudad (FCE, 1985 y con varias reediciones), Cualquier día sábado ( INBA/Editorial Nueva Imagen, 1974/1994) y Cuando el tacto toma la palabra (Cuentos 1974-1994, FCE, 1999). Ha sido también Director de Literatura del INBA y Director de Difusión Cultural de la Universidad de las Américas y del IPN, conferencista y maestro de varias universidades nacionales y extranjeras.

Mois (Moshe) Benarroch (Tetuán, Marruecos, 1959). Poeta, narrador y traductor. A los trece años emigra con sus padres a Israel y desde entonces vive en Jerusalén. Escribe su obra en inglés, hebreo y en su lengua materna, el castellano. En los años 80 forma parte de varios grupos de vanguardia y edita la revista Marot. Ha publicado su poesía y cuentos en publicaciones literarias de diversos países y ha sido incluido en numeras antologías. Es autor de Coplas del inmigrante (hebreo, 1994), Esquina en Tetuán (Esquío, 2000), Lucena (novela, Lf ediciones, 2005), En las puertas de Tánger (novela, 2008), entre muchos otros títulos la mayoría en hebreo. http://www.moisbenarroch.com

Jorge Oswaldo Martínez. Escritor, periodista, traductor e intérprete salvadoreño residente en Montreal, Canadá desde 1984. Músico compositor (cantautor). Estudios en humanidades en la Universidad Concordia en Montreal. Sus títulos inéditos incluyen: Cuscatlán (narrativa), Cuba: la isla del “Por-venir” (narrativa), La jodarria (narrativa), La Espiral Rota: poesía de la memoria.

José Eugenio Sánchez (Guadalajara, Jalisco, 1965) Es autor de Physical graffiti (Visor 1998) y La felicidad es una pistola caliente (Visor 2004). Obtuvo el X Premio Internacional de Poesía de la Fundación Loewe en Madrid. Fue becario del sistema jóvenes creadores del FONCA en dos ocasiones. Ganó el Grant de Honorary Fellow Writter de la University of Iowa. Obtuvo la residencia por parte del US State Departament del International Writting Program y fue miembro del Sistema Nacional de Creadores.

Lucía Yépez (México, D.F.). Poeta. Licenciada en Letras Españolas. Obtuvo el Premio Nuevo León de Literatura, en el rubro de poesía, 1998. Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León. Ha publicado los poemarios: Con cicatrices pero a salvo (Conarte ,1998), Nosotros los maditos y el resto (Coedición: Verdehalago y Conarte, 2000), Raíz de gata negra (Editorial Homoscriptum , 2008) Además, textos suyos han aparecido en antologías españolas, argentinas y peruanas. Coordina talleres de creación.

Sergio Cordero (Guadalajara, Jalisco, 1961). Es poeta, crítico literario, narrador, dramaturgo, traductor y editor. Sus principales obras son el ensayo Jorge Cuesta: viaje poético de la inteligencia (1981), los poemarios, Vivir al margen (1987), Oscura lucidez (1996) y Toda la lluvia (2004), la novela Hermano Abel (2000) y el libro de relatos Los ojos de Anya (2002). Acaba de publicar el volumen de ensayos y entrevistas Escrito en el noreste (COnArTE, 2008). Ha sido becario del INBA en poesía (1982), del Centro de Escritores de Nuevo León en narrativa (1987) y de El Colegio de México para el doctorado en Literatura Hispánica (generación 1990-1993). La Universidad Autónoma de Nuevo León publicó Enemigo interior (2008). Los impostores de la crítica, compilación suya de ensayos y artículos será publicada bajo el sello de Posdata Ediciones / UANL.

T.S. Eliot (Gran Bretaña, 1888-1965). Poeta, crítico literario y dramaturgo inglés nacido en Estados Unidos. Premio Nobel de Literatura y autor del famoso poema Tierra Baldía, una de las obras más discutidas e importantes de comienzos del siglo XX.

Diana Moreno (Monterrey, 1981). Fotógrafa y diseñadora (www.tintaypixel.com) ha sido Directora de Arte y Diseño de la revista La Tempestad y Directora de la disciplina fotográfica en el colectivo de arte independiente Movimiento Urbano. Cuenta con varias exposiciones indivi-duales y colectivas como: Noche de Arte Casa Amarilla Barrio Antiguo;“LadyFest 2006”, ‘Fe-tish, Diana Moreno’; Fotofilia Movimiento Urbano, La Caldera Espacio Cultural; Caleidoscopio, Macro Plaza, Mty.

COLABORADORES

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