Fe en Cada Paso - Biografia de Gordon b. Hinckley

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FE EN CADA PASOLa Biografa de

Gordon B. Hinckley

PREFACIOA nadie que conozca al presidente Gordon B. Hinckley habr de extraarle saber que l era la ltima persona en querer que se publicara esta obra. Por varios aos se opuso a la insistencia de muchos compaeros y familiares y rechaz a varios editores que trataron de persuadirlo a que permitiera la publicacin de la historia de su vida. Y aunque finalmente transigi y consinti en colaborar con este proyecto, sin duda que preferira que su historia No se contara. Su reticencia se debe a varias razones. Una de ellas es que No le agrada la notoriedad y No cree realmente que alguien tenga necesidad de saber lo que l ha logrado durante las seis dcadas de servicio a la Iglesia y a la comunidad. Otra razn es que el hecho de ser descrito en una resea literaria como algo ms de lo que l se considera a s mismo ha sido muy poco atractivo y un tanto riguroso. "Nadie puede transformar quince centavos en un dlar", me ha dicho ms de una vez. Nunca habr de olvidarme de la reunin que tuve con l despus de que leyera las tres primeras partes del manuscrito. Al cabo de una pausa algo incmoda, durante la cual pareca estar buscando la manera adecuada para rebatirme con delicadeza, comenz a decir: "Estoy hastiado, muy hastiado de leer acerca de Gordon Hinckley. Es demasiado lo que este manuscrito contiene acerca de Gordon Hinckley". Tratando de buscar una respuesta, pens en decirle: "Y a quin cree que debiera referirme en su biografa?", pero No encontr palabras lo suficientemente respetuosas para verbalizar mi pensamiento y me qued callada. Fue entonces que recib el primer sermoncito que, en los meses subsiguientes, habra de repetirme por lo menos una docena de veces. "La adulacin es algo venenoso", dijo, recalcando cada palabra. "La adulacin ha arruinado a mucha gente buena y No quiero que este libro me describa como algo que No soy". Finalmente, le respond: "Presidente, me parece que tenemos aqu un pequeo problema. Usted quiere que yo escriba un libro que diga que usted es simplemente una persona comn y corriente". "Es que lo soy", dijo, interrumpindome. "Yo fui un muchacho normal que jugaba con canicas, sola tomarme a los puetazos con otros muchachos y les meta en un tintero las trenzas a la jovencita que se sentaba adelante de m en la escuela. No he hecho nada ms que tratar de hacer siempre lo que se peda y de hacerlo de la mejor manera posible. No quiero que haga de mi vida mucho ms de lo que realmente ha sido". As que tal es mi cometido. Mi personaje No quiso que lo presentara como alguien extraordinario, pero desde el principio me di cuenta de que eso era precisamente lo que l era. George W. Durham II, el hijo del lder G. Homer Durham, cuya amistad con el presidente Hinckley data de los das de su adolescencia, lo resumi con elocuencia al decirme: "No la envidio en absoluto. Se le ha pedido que describa un retrato cuando en realidad se trata de todo un panorama. No puedo imaginar cmo habr de lograrlo". sa fue una afirmacin desafiante. Cierto poeta ha dicho: "Aqu y all, y de cuando en cuando, Dios pone a un gigante entre los hombres". Y cunto ms notable es cuando ese gigante No se considera como tal a s mismo, que es lo que sucede con el presidente Hinckley. Por ms que he tratado y con todo lo que he investigado, No he podido encontrar nada que sugiera que l es una persona comn y corriente. Por supuesto que ha experimentado los desafos de la vida mortal. Ha redo y ha llorado, ha padecido sinsabores y logrado triunfos, ha cometido errores y ha sabido esforzarse por corregirlos. Tambin ha mantenido un paso febril, ha conservado la serenidad ante la oposicin, ha encarado diligentemente

cada asignacin que se le ha encomendado y, en general, ha procedido en base a una simple mxima que l mismo ha predicado durante toda su vida: que la nica manera de llevar a cabo lo que deba hacerse consiste en doblar las rodillas y orar al Seor pidindole ayuda para despus ponerse de pie y dedicarse a la tarea. Fue John Ruskin el que dijo que "la mayor recompensa No est en lo que recibimos por nuestra labor, sino en lo que nos convertimos al realizarla". Si jams ha habido un verdadero ejemplo de ello, se es el presidente Hinckley. Cuando lleg a ser el Presidente de la Iglesia, ya haba trabajado durante casi seis dcadas en las Oficinas Generales de la misma, los primeros veintin aos en relativo anonimato. Pero ahora, al cabo de treinta y ocho aos como Autoridad General y de quince de ellos en la Primera Presidencia, su influencia en cuestiones tan importantes como la obra misional, la construccin de templos, la obra que se realiza en ellos, las finanzas de la Iglesia y los asuntos pblicos est muy bien documentada. Su segundo consejero, el presidente James E. Faust, ha sugerido que quizs ningn otro hombre haya llegado a ser Presidente de la Iglesia ms ampliamente o mejor preparado para el oficio. En efecto, No es exagerado afirmar que el presidente Hinckley ha ejercido una extraordinaria influencia en cuanto al progreso del reino del Evangelio que muy pocos han igualado. Y al hacerlo, ha sabido modelar una vida digna de emulacin. En otras palabras, ste es un hombre cuya historia merece ser relatada. El mismo presidente Hinckley dijo una vez que "el prospecto ms persuasivo del Evangelio es la vida ejemplar de un Santo de los ltimos Das". No dudo que todo lector habr de encontrar en esta biografa la historia de un hombre cuya vida constituye un prospecto indiscutible del Evangelio. Esto No quiere decir que el presidente Hinckley haya resultado ser una persona fcil de convencer. Aun me ha parecido ser toda una serie de contrastes. Es un hombre profundamente espiritual y sin embargo No hace ostentacin de su testimonio. Sus colegas afirman que es una persona brillante pero, ms que eso, es pragmtico y sabio. Su inmenso respeto por el pasado lo relaciona casi de manera tangible con los fundadores de esta dispensacin; No obstante, es un hombre vigoroso, No intimidado por reglas convencionales ni por las tradiciones, un verdadero pionero por derecho propio siempre dispuesto a aventurarse en territorios inexplorados. Tiene pasin por el Evangelio y por la gente, y aun as No es excesivamente sentimental. Tiene un profundo conocimiento de las Escrituras y de la doctrina de la Iglesia, pero compone sus discursos de modo que nunca aflijan o atemoricen a nadie. Es muy elocuente, pero emplea con precaucin su lenguaje y de tal manera que No llame la atencin en s mismo. Toma con seriedad todo lo que hace, pero No es demasiado serio consigo mismo-de ah que su modesto ingenio atraiga a la gente de cualquier condicin social. No sera muy fcil encontrar que alguien haya defendido con mayor diligencia la posicin de Presidente de la Iglesia mas, sin embargo, se siente incmodo cuando se le presta indebida atencin ahora que ocupa ese cargo. Y aunque posee una gran habilidad natural, nunca se ha entregado a la tendencia humana de gloriarse en su propia fortaleza. Ha centrado su fe en un poder ms grande que el suyo propio. A pesar de toda su renuencia en permitir la realizacin de este proyecto-demostrando en ello tanto la disponibilidad como la inmensidad de su carcter personal-el presidente Hinckley ha sido accesible y cooperativo en todo momento. Ha ledo varios bosquejos del manuscrito, ofrecido sugerencias y hecho correcciones a la vez que me han permitido la libertad de conservar la integridad de esta obra. Estoy muy agradecida por su paciencia, su buen humor y su ejemplo. Adems, todos aquellos que

trabajan en la oficina del presidente Hinckley me han sido de gran ayuda. Agradezco en particular a Lowell R. Hardy, su secretario personal, quien ha sabido responder a innumerables pedidos y, al hacerlo, ha contribuido enormemente a este proyecto, y a Debbie Burnett, tambin de la oficina del Presidente, quien me ha suministrado una interminable cantidad de documentos, transcripciones y otros materiales informativos. Siento una inmensa gratitud para con la familia Hinckley, especialmente hacia la hermana Marjorie P. Hinckley, quien con tanta voluntad me concedi varias entrevistas y siempre me ofreci su apoyo con gran amabilidad. El presidente Hinckley tiene a su lado una mujer de comparable estatura, fortaleza, conviccin y buen humor. Cada minuto que pas con ella fue verdaderamente placentero. Los hijos de los hermanos Hinckley-Kathleen Barnes, Richard Hinckley, Virginia Pearce, Clark Hinckley y Jane Dudley-no podran haber sido ms cooperantes, alentadores y pacientes. Cada uno de ellos consinti en mantener entrevistas, me suministr materiales relacionados con la familia y, en general, me proporcion gran ayuda. Estoy muy agradecida por su amistad. La familia Hinckley es muy especial. A pesar del encandilamiento propio de la popularidad a travs de los aos, nada ha alterado su sencillez. Ambos consejeros del Presidente Hinckley, los presidentes Thomas S. Monson y James E. Faust, accedieron a mis entrevistas, como as tambin cada uno de los miembros del Qurum de los Doce y muchas otras Autoridades Generales. Estoy agradecida por su discernimiento y su ayuda. En especial, expreso mi gratitud al lder M. Russell Ballard, quien ha patrocinado esta obra desde el principio, y al lder Yoshihiko Kikuchi, presidente del Templo de Tokio en la actualidad, quien hizo los arreglos para importantes entrevistas con miembros asiticos de la Iglesia cuyos lazos de amistad personal con el presidente Hinckley datan de principios de la dcada de 1960. Finalmente, agradezco a mis padres, JoAnn y Charles Dew, y a mis hermanos y hermanas quienes con sus respectivas familias constituyen mis ms entusiastas alentadores. Tanto ellos como varios de mis ntimos amigos, me han rescatado una y otra vez durante casi dos aos, llevando con frecuencia sobre sus hombros parte de mi yugo a fin de que yo pudiera dedicar cada posible minuto extra a un proyecto que, por lgica, requiri una dedicacin total. Su apoyo ha sido emocional, espiritual y, a veces, extremadamente prctico. Una simple expresin de agradecimiento no podr jams ser suficiente. Aunque muchas personas me han ayudado de varias maneras significativas e importantes, yo soy la nica autora de esta biografa y en consecuencia asumo completa responsabilidad por esta interpretacin de la vida del presidente Hinckley. Lo que he aprendido acerca del presidente Hinckley durante este proyecto abarca varias fases. He ledo cada una de las pginas de su diario personal, lo cual me proporcion una incomparable idea de sus actividades, motivos y sentimientos. A travs de unas treinta entrevistas le hice innumerables preguntas sobre cada aspecto de su vida, preguntas que l siempre contest con candidez y consideracin. Yo le he visto personalmente animar a los misioneros e inspirar a los miembros en media docena de pases, como as tambin presidir o dirigir las ceremonias dedicatorias de dos templos en cada una de las cuales habl sin la ayuda de notas declarando diferentes mensajes. Su preparacin y sus geniales expresiones se han puesto de manifiesto al ser entrevistado por periodistas en muchos pases y ha sabido explicar la obra de la Iglesia a reporteros que No eran miembros de ella, y a otros que ni siquiera eran cristianos, sin nimo de predicarles, de serles condescendiente o de manifestar

arrogancia. Yo le he escuchado orar en un pas donde ninguno de sus anfitriones era cristiano y hacerlo de una manera que suscit el agradecimiento y el evidente respeto de ellos. Yo he presenciado el inmenso afecto que siente por los pueblos del mundo, como asimismo el amor que ellos le han manifestado a l. He ledo miles de pginas de los discursos, artculos y libros que l ha escrito durante los ltimos sesenta aos y he podido percibir cun espiritualmente sagaz era cuando, como misionero, sola escribir a mediados de la dcada de 1930 para el Millennial Star, as como tambin me ha maravillado la amplitud y profundidad de la sabidura de sus consejos en aos ms recientes. Aprovechando esas experiencias y los esfuerzos de mi investigacin, he tratado de poner en palabras la vida del presidente Hinckley. Probablemente alguien me preguntar si esta biografa es un tratamiento ecunime. A tal pregunta yo, sin disculparme y con sencillez, respondo que "No". En primer lugar, dudo que tal proeza sea posible. Muchos bigrafos se abocan a la difcil tarea de seleccionar y asimilar toda una montaa de informaciones para decidir entonces cunto material abreviado tendran que incluir. A la misma vez, determinan en cuanto a las contribuciones, los sueos, las aspiraciones y aun los propsitos que motivan a los personajes de sus obras. En todo esfuerzo biogrfico, tal responsabilidad es algo muy serio-pero cuando el personaje es el Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, eso implica una sagrada obligacin. Teniendo esto en cuenta, reconozco que ha sido imposible para m separar de esta obra mi bsica creencia personal de que, en tanto que admiro al presidente Gordon B. Hinckley y considero que es un hombre extraordinario, tal opinin es superada por mi conviccin de que l es an mucho, mucho ms que eso. Aunque furamos a evaluarlo basndonos solamente en una lista de realizaciones, el presidente Hinckley ocupara un lugar preponderante entre los grandes contribuidores del mundo. Pero todo lo que l ha hecho, todo lo que ha experimentado-en fin, todo lo que a l respecta-da testimonio de que No se trata simplemente de un hombre de xito. Ms bien, ste es un hombre que el Seor ha cuidado y conservado durante toda su vida, un hombre cuya labor transciende su curriculum vitae, un hombre que fue preordenado para asumir una gran responsabilidad y que ha sido refinado, preparado y alistado por un Tutor Divino para ocupar el cargo que hoy desempea y cuyo programa ha sido completo e integral. Dicho sencillamente, el presidente Gordon B. Hinckley es un Profeta de Dios. Una presidenta de Sociedad de Socorro de California me cont una vez acerca de un grupo de mujeres No miembros de la Iglesia con quienes sala a caminar todas las maanas. Una de ellas era una persona muy amable que se lamentaba profundamente en cuanto a los problemas sociales y la decadencia moral. Cierta maana, a medida que se esforzaban cuesta arriba por una colina, aquella mujer se refiri a un problema que pareca No tener solucin. De pronto, en medio de la conversacin, se dirigi a la presidenta de la Sociedad de Socorro y dijo: "Sabe usted lo que este mundo necesita? Necesitamos un profeta. Tal como en las pocas bblicas. Necesitamos a alguien que nos explique este embrollo que hemos creado aqu abajo, alguien que hable con Dios". Mi amiga suspir profundamente y se qued en silencio por un breve momento antes de responderle: "Nosotros tenemos un profeta. Y l se comunica con los cielos". Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, quienes creen que el presidente Hinckley es un Profeta de Dios, hacen esta significativa pregunta: Qu ms da que haya un profeta en la tierra? Una experiencia que tuve

durante la preparacin de esta biografa grab en mi alma esta pregunta y su respuesta. Yo he disfrutado la bendicin de tener un testimonio del Evangelio durante toda mi vida. A travs de los aos, los susurros que me ha dado el Espritu han sido muy dulces y alentadores. Aunque he vivido momentos de desaliento, soledad y dificultades, nunca he sentido el peso del descreimiento y siento una gratitud indescriptible por el don del testimonio. Yo s que Jos Smith fue un Profeta. He caminado por la Arboleda Sagrada y entrado al pequeo cuarto en el segundo piso de la Crcel de Carthage donde l sell su testimonio con su sangre. En esos lugares y en muchos otros, he recibido una confirmacin de que la obra que l ayud a restaurar es la obra del Maestro. Nunca, sin embargo, haba sentido yo tanta gratitud por los profetas actuales como desde el da en que, pocos meses atrs, recib un llamado telefnico temprano en la maana con la horrible noticia de que mi hermano menor acababa de fallecer a consecuencia de una ataque cardaco. Nunca se me haba ocurrido pensar que en mi existencia en este mundo la compaa de mi vigoroso y aparentemente saludable hermano de treinta y nueve aos de edad iba a, ser tan breve. Siempre pens que bamos a envejecer juntos, disfrutando de las bromas, la camaradera y el respeto mutuo que caracterizaba nuestra relacin. Pero No haba de ser as. El fallecimiento de mi hermano ha causado un vaco indescriptible en m. sa es la parte ms difcil. Pero tambin me ha hecho pensar profundamente en cuanto a la fe que he abrigado durante toda mi vida, porque en los momentos de angustia que resultan de tales experiencias uno llega a descubrir las cosas en las que realmente cree-y esas creencias nos fortalecen o nos engaan. Qu ms da el saber que en la actualidad tengamos un profeta que preside en el reino del Seor, restaurado hoy en la tierra? Tiene mucha importancia. Una de las primeras cosas que pens despus del fallecimiento de mi hermano Steve fue en lo inmensamente agradecida que estoy por el profeta Jos Smith, por cuyo intermedio se restaur el Evangelio con un total entendimiento del plan de nuestro Padre Celestial. Cun agradecida estoy por saber que la vida tiene un propsito, que No termina en el sepulcro y que se han restaurado sagradas ordenanzas que se extienden ms all de nuestra esfera terrenal y nos unen para siempre a nuestras familias! Cun reconfortante es, en un mundo de "inestables valores morales", como el presidente Hinckley ha descrito repetidamente el ambiente actual de moralidad, estar aferrados a la slida roca de fundamentos morales y teolgicos que No fluctan con los aos, las tendencias u opiniones polticas del momento! Cun alentador es saber que los cielos estn abiertos, que Dios No nos ha abandonado y que se comunica con los que acuden a l! Cun trascendente es el don de saber que Jesucristo, el Creador de este mundo, est a la cabeza de esta Iglesia y que Su misin, y en realidad la razn misma de Su existencia, es ayudamos para que regresemos a una esfera ms sagrada! Y qu privilegio es ser dirigidos por un Profeta que se comunica con los cielos y cuyas splicas y admoniciones nunca denotan la ms mnima muestra de inters propio, predileccin personal o impostura. Tal como el presidente Hinckley lo ha dicho muchas veces, si tenemos un Profeta, lo tenemos todo, y si No, nada tenemos. Mi conviccin es que Jos Smith vio lo que dijo haber visto en aquella arboleda en el norte de Nueva York, y que l fue un instrumento en las manos del Todopoderoso para restaurar el Evangelio en la tierra. Y al haber

tenido yo el privilegio de estar frecuentemente en la presencia del actual Presidente de la Iglesia y podido explorar en detalle su vida, declaro sin vacilar que tambin l es un Profeta, que toda su existencia da testimonio de su bondad, su preordenacin y su preparacin para dirigir la Iglesia en estos das. Ciertamente, lo tenemos todo una gua segura, una voz clara y un siervo ecunime cuyo nico objetivo es llevar almas a Cristo. "No tengo ninguna duda en cuanto a que el hombre que llega a ser el Presidente de la Iglesia ha sido educado y disciplinado por el Seor durante largo tiempo para tal responsabilidad", dijo el presidente Hinckley hace ya ms de diez aos. "En dicho proceso, No se le quita la individualidad, sino que ms bien se le agudiza. El Seor capacita y disciplina al hombre. Pone a prueba su corazn y su misma esencia. Y mediante un proceso natural, lo dirige, lo adelanta a travs del Qurum de los Doce hasta que llega a ser el Apstol mayor quien, cuando muere el Presidente, pasa entonces a ser el Presidente de la Iglesia. No hay tal cosa como una campaa electoral, sino solamente el silencioso proceder de un plan divino que proporciona un liderazgo inspirado y comprobado. El Seor est a la cabeza de esta obra y el Presidente de la Iglesia es un instrumento en Sus manos para llevarla a cabo y fortalecer Su reino". Es esta jornada la jornada de la vida del presidente Gordon B. Hinckley, el ms singular de todos los hombres comunes y corrientes lo que me he propuesto a relatar.

RECONOCIMIENTOS

Aunque para escribir un libro de esta naturaleza es necesario hacerlo en plena soledad, su publicacin ha sido una tarea de equipo. Las exigencias del tiempo hicieron que fuera imposible para m llevar a cabo por m misma toda la investigacin primordial. Ariel Silver, Camille Lots, Joan Willes Peterson y Blake Johnson me ayudaron, cada uno de ellos, en varios aspectos de esta importante funcin. Siendo que determinadas partes de mi investigacin requirieron que viajara a otros pases, estoy muy agradecida a Peter Trebilcock, de Preston (Inglaterra), Hanno Luschin, del Templo de Preston (Inglaterra), el presidente Pak Byung Kyu, de Sel (Corea), y David Fewster, de las Filipinas. Tambin agradezco a Bruce Olsen, Director General del Departamento de Asuntos Pblicos de la Iglesia, por haberme ayudado a coordinar importantes entrevistas y tener acceso a conferencias de prensa. Compaeros de confianza leyeron varias versiones o secciones del manuscrito. Agradezco las constructivas opiniones y las provechosas ideas que recib de Eleanor Knowles, Robert L. Millet y Richard Turley. Finalmente, estoy inmensamente agradecida por el apoyo que he recibido de mis colegas en Deseret Book. Ron Millet, nuestro presidente, me ha alentado y reconfortado desde el principio. Aprecio inmensamente sus expresiones de estmulo. Mis colegas vicepresidentes Gary Swapp, Keith Hunter y Roger Toone me han brindado gran respaldo y entusiasmo. Y el personal del Departamento Editorial supo acudir a mi rescate una y otra vez. En particular, agradezco a Jack Lyon por su constante optimismo, a Suzanne Brady por su gran capacidad tcnica como editora, a Anne Sheffield por su sagacidad en supervisar eficazmente la produccin de esta obra tan compleja, y a Elsha Ulberg por brindarme su continua colaboracin. Mayormente, quiero expresar mi ms sincera gratitud a Emily Watts, mi editora, a Kent Ware, nuestro director grfico, y a Tonya Facemyer, nuestra tipgrafa, quien proces miles de cambios y correcciones. Estas tres personas convirtieron el manuscrito en un producto total y, al hacerlo, dieron forma a un libro mucho mejor de lo que, de otra manera, podra haber sido. Estoy agradecida no slo por sus excelentes aptitudes profesionales, sino tambin por su paciencia, perseverancia y amistad.

INDICEC A P T U L O 1 ADELANTE! C A P T U L O 2 DE PEREGRINOS A PIONEROS C A P T U L O 3 NACIMIENTO Y ADOLESCENCIA C A P T U L O 4 EL MUCHACHO SE CONVIERTE EN HOMBRE C A P T U L O 5 UNA MISION Y MAS ALL C A P T U L O 6 PONIENDOSE EN CAMINO: COMIENZAN LAS DIFICULTADES C A P T U L O 7 MARJORIE Y EL ARTE DE FORMAR UN HOGAR C A P T U L O 8 LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y SUS CONSECUENCIAS C A P T U L O 9 EN LA LINEA DE FUEGO C A P T U L O 1 0 LA VIDA CON PAP C A P T U L O 1 1 TEMPLOS PARA CUBRIR LA TIERRA C A P T U L O 1 2 AYUDANTE DE LOS DOCE C A P T U L O 1 3 EL OCCIDENTE SE ENTRELAZA CON EL ORIENTE C A P T U L O 1 4 EL OUORUM DE LOS DOCE C A P T U L O 1 5 EL PROGRESO EN ASIA C A P T U L O 16 NUEVAS TIERRAS NUEVOS DESAFOS C A P T U L O 1 7 CONSTANCIA EN LOS CAMBIOS C A P T U L O 1 8 LA IGLESIA PROGRESA C A P T U L O 1 9 LA PRIMERA PRESIDENCIA C A P T U L O 2 0 SIEMPRE ADELANTE SIN DAR PASO ATRAS C A P T U L O 2 1 PRIMER CONSEJERO C A P T U L O 2 2 SE ABREN NUEVAS PUERTAS

C A P T U L O 2 3 PRIMER CONSEJERO POR SEGUNDA VEZ C A P T U L O 2 4 PRESIDENTE DE LA IGLESIA C A P T U L O 2 5 DE LA LUZ A LA OBSCURIDAD APENDICE RESEA HISTORICA NOTAS Y FUENTES DE INFORMACION

CAPTULO1 ADELANTE!El lunes 13 de marzo de 1995, exactamente a las 9 de la maana, el presidente Gordon B. Hinckley encabez una procesin de catorce hombres distinguidos que salan del llamado Saln Nauvoo del histrico Edificio Conmemorativo Jos Smith, en el centro de Salt Lake City, y se dirigieron a la elegante antecmara en la que se hallaba un gran nmero de periodistas locales, nacionales e internacionales. Una vez que todos se hubieron sentado y que fue presentado formalmente al grupo, el presidente Hinckley se acerc al micrfono. A su izquierda se encontraban los presidentes Thomas S. Monson y James E. Faust; sentados en semicrculo detrs de ellos, estaban los miembros del Qurum de los Doce Apstoles. Todos se hallaban ante una magnfica escena: una impresionante estatua del profeta Jos Smith que pareca estar presidiendo la ocasin. El propsito de la asamblea era presentar formalmente ante la prensa y el mundo a Gordon Bitner Hinckley como el decimoquinto Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das. Durante aproximadamente catorce aos, el presidente Hinckley se haba sentado junto a tres distintos Presidentes de la Iglesia, haba asumido responsabilidades adicionales a medida que cada uno de ellos fue experimentando las deficiencias propias de una edad avanzada y haba ayudado a afianzar el progreso de la Iglesia como consejero en la Primera Presidencia. Pero a raz del fallecimiento del presidente Howard W. Hunter, acaecido diez das antes, ahora pasaba a ser el Apstol de mayor antigedad. Y de acuerdo con la norma establecida por el Seor y rigurosamente observada un siglo y medio antes desde que Brigham Young pas a ocupar la sagrada posicin que haba quedado vacante al morir Jos Smith, Gordon B. Hinckley fue ordenado y apartado por las dems Autoridades Generales como Presidente de la Iglesia en solemne asamblea realizada en el Templo de Salt Lake. Con breves palabras, el presidente Hinckley prometi dedicarse con mayor determinacin al progreso de la obra de Dios y expres un sincero reconocimiento por sus consejeros, por su querido amigo y colega de tanto tiempo, el presidente Howard W. Hunter, y por los nueve millones de miembros de la Iglesia en todo el mundo. Tambin declar que la obra del Seor continuara avanzando y, de la manera en que pasara a ser distintiva su presidencia, expres un gran optimismo en cuanto al futuro, diciendo: "Nos sentimos particularmente orgullosos de nuestros jvenes. Yo creo que nunca hemos tenido una generacin tan fuerte de hombres y mujeres jvenes como la que hoy tenemos... Rodeados de fuerzas que podran arrastrarlos y de tremendas presiones que podran alejarlos de virtudes ya comprobadas, siguen avanzando con una existencia productiva y fortalecindose tanto intelectual como espiritualmente. No tenemos temores ni duda alguna en cuanto al futuro de esta obra".1 A continuacin de su discurso, tambin hablaron brevemente los presidentes Monson y Faust. Luego, y por primera vez desde que el presidente Spencer W. Kimball lo haba hecho en 1973, invit a los periodistas a que le formularan preguntas. Durante treinta minutos, el presidente Hinckley respondi a una variedad de interrogantes relacionados principalmente con la condicin y el futuro de la Iglesia. Con marcada serenidad desde el comienzo, puso de manifiesto su calidez, su ingenio y la vastedad de sus conocimientos. Fue de inmediato evidente que ste es un hombre que comprende cabalmente la enorme y heterognea organizacin que hoy preside.

Un prominente reportero calific la ocasin como "vigorizante"; otro describi el "debut" el presidente Hinckley como impresionante.2 Tomadas en conjunto, sus respuestas no slo destacaron su fe y su devocin en cuanto a la obra a la que haba estado dedicndose por casi sesenta aos, sino que tambin revelaron las cualidades, virtudes y actitudes tan especiales con las que ha contribuido a su nuevo llamamiento. El presidente Hinckley demostr sentirse cmodo ante los periodistas y contest aun las ms comprometedoras preguntas con destreza y afabilidad. En respuesta al corresponsal en asuntos religiosos de Radio Londres, quien le pregunt si la Iglesia estaba dispuesta a reinterpretar su posicin con referencia a temas esenciales, tal como otras importantes organizaciones religiosas lo han hecho, el presidente Hinckley fue muy respetuoso al afirmar nuevamente la posicin de la Iglesia diciendo: "Toda iglesia hace lo que desea hacer y tienen la libertad para hacerlo. Nosotros esperamos no ser desviados por cada viento de doctrina y cada cambio social que se produzca... sino que esta Iglesia se mantenga como un ancla de fe y de verdad en este mundo de cambiantes valores. Como guas, contamos con las Escrituras la palabra del Seor recibidas en la antigedad y en la actualidad. Creemos en el principio de la revelacin contempornea y proclamamos que es una funcin fundamental de la Iglesia bajo su sistema ejecutivo y dependeremos de ella a medida que sigamos adelante con nuestro programa, aqu y en todo el mundo". Cuando un reportero de televisin local le pregunt si proclamara algn lema especial durante su administracin, el presidente Hinckley le respondi: "S. 'Avanzara' Nuestro lema ser el de adelantar la gran obra que promovieron nuestros antecesores, quienes han servido tan admirable y fielmente, y con tanta eficacia. Fomentar valores familiares? Si. Impulsar la educacin? S. Fortalecer un espritu de tolerancia y condescendencia entre la gente de todo el mundo? S. Y proclamar el Evangelio de Jesucristo. Es Su nombre lo que esta Iglesia lleva y de l son las enseanzas y los ideales que procuramos emular y promover. Y continuaremos hacindolo". Durante casi sesenta aos desde el verano de 1935, cuando regres de su misin en Inglaterra y acept una designacin en las Oficinas Generales el presidente Hinckley ha dedicado toda su vida a algn determinado servicio en la Iglesia. Con frecuencia, sus labores han requerido que abriera camino por territorios inexplorados y que perseverara ante el desaliento y aun el fracaso. Algunas de sus tareas fueron llevadas a cabo en el anonimato, reconocidas y atestiguadas por solamente las pocas personas con quienes trabajaba; otros servicios, en particular como Autoridad General y finalmente como consejero en la Primera Presidencia, han sido cada vez ms notables y expuestos al escrutinio pblico. A lo largo de todo eso, al viajar por todo el mundo y superar las dificultades propias de una Iglesia progresista, ha sabido demostrar su carcter como hombre cuyos cimientos nunca fueron sacudidos ni siquiera en momentos inestables, como lder que confa en un rumbo del cual no se desviar aunque su posicin no fuere popular, como visionario que puede ver en lontananza y que sin embargo realza con un reconfortante sentido de estabilidad todo lo que toca, y como devoto discpulo de Dios el Padre y de Su Hijo Jesucristo, en Quienes tiene una fe inquebrantable. Una y otra vez ha demostrado su incesante optimismo en cuanto a que el reino del Evangelio continuar progresando sin jams dar un paso hacia atrs. "sta es la mejor poca en los anales de esta obra", declar en cierta ocasin como en tantas otras. "Cun maravilloso es el privilegio y qu grande es la responsabilidad que tenemos de ser parte importante de esta obra de Dios en los ltimos das! No permitan que les afecten las artimaas de Satans, tan desenfrenadas en estos tiempos... Ms bien, sigamos adelante con fe y con la visin del extraordinario y magnfico futuro que nos aguarda a medida que esta obra se fortalece y engrandece" 3

Fue con tal concepto y marco de referencia que Gordon B. Hinckley asumi sus nuevas responsabilidades como el Apstol de mayor antigedad y Presidente de la Iglesia. Y aunque con toda seriedad se consideraba incompetente, como se describi a s mismo en la conferencia de prensa, y haba esperado que este llamamiento nunca cayera sobre sus hombros, lo acept con la firme determinacin de continuar edificando sobre los fundamentos del pasado y seguir avanzando. En tal sentido, ahora se encontraba en una cmoda posicin porque es el beneficiario del constante ejemplo de sus padres, de sus antepasados y de los lderes de la Iglesia a travs de las edades todos quienes influyeron en su vida y le dejaron ejemplos de dedicacin, perseverancia y fe. Treinta y siete aos antes, el 6 de abril de 1958, el da en que, a la edad de cuarenta y siete aos, fue sostenido como Ayudante de los Doce, Gordon B. Hinckley haba dicho: "He estado pensando en el sendero que me ha conducido hasta aqu. Yo s que no lo he recorrido por m mismo y estoy muy agradecido por el sinnmero de hombres y mujeres... que me han ayudado. Lo mismo sucede con cada uno de nosotros en la Iglesia. Ninguna persona procede por s sola... Todos somos mayormente el producto de otras vidas que han afectado la nuestra, y hoy me siento profundamente agradecido por todos aquellos que han influido sobre mi vida".' En aquel lejano da, l haba pronunciado esas palabras con sinceridad y emocin. Con cunto ardor las senta ahora, porque no haba llegado a este momento y lugar, a este alto y sagrado llamamiento, por s solo.4

CAPTULO2 DE PEREGRINOS A PIONEROSPara poder comprender a Gordon B. Hinckley, es menester saber algo acerca de los Hinckley que le precedieron. Fue en 1635 que Samuel Hinckley sali de su pueblo natal en Inglaterra y se dirigi a Amrica, donde se radic en Cape Cod, Massachusetts. Su hijo mayor, Thomas, haba de distinguirse ms tarde como gobernador de la Colonia de Plymouth, entre 1681 y 1692. Ira Nathaniel, el sexto biznieto del gobernador Thomas Hinckley, naci en Ontario, Canad, el 30 de octubre de 1828. A la edad de 14 aos, Ira qued hurfano de padre y madre' y debi mantenerse a s mismo con trabajos ocasionales en Springfield, Illinois. Habiendo tenido la oportunidad de conocer las enseanzas de la Iglesia, camin casi 200 kilmetros desde Springfield a Nauvoo, donde escuch predicar al profeta Jos Smith y a su hermano Hyrum. El espritu del Evangelio restaurado comenz a henchir y sanar su alma, y el primer da de julio de 1843, tres meses antes de cumplir sus quince aos, fue bautizado. En el Evangelio, Ira encontr una gran paz interior y el propsito del que su vida haba carecido. Pero los ataques y las persecuciones quebrantaron la paz en Nauvoo y al ao siguiente causaron que Jos y Hyrum fueran brutalmente asesinados en la crcel de Carthage. Ira y el resto de los Santos lamentaron la prdida de su profeta y lder, pero no demoraron en responder a la direccin de Brigham Young y reanudaron el trabajo a fin de completar el templo y prepararse para una intensa emigracin hacia el Oeste. A medida que los miembros de la Iglesia se alistaban para salir de Nauvoo, fueron construyendo carros a pasos agigantados y la destreza de Ira como herrero demostr ser muy valiosa? Ira demor en partir debido a ciertas razones econmicas y personales. A mediados de 1848 contrajo matrimonio con Eliza Jane Evans y en julio del ao siguiente naci su hija Eliza Jane. No fue sino hasta abril de 1850 que Ira y Eliza, habiendo acumulado bastantes suministros, pudieron iniciar su xodo hacia el Oeste. Su grupo cruz el ro Misuri en Council Bluffs y se hallaban viajando por el ro Platte en direccin a Sweetwater cuando se desencaden una plaga de clera en su campamento. Eliza cay violentamente enferma y falleci. Abrumado por la tragedia, Ira sepult a su esposa en una tumba sin marca. No haba cumplido todava veintids aos de edad y ya haba perdido a sus padres y quedado ahora viudo con una hija de once meses, con quien arrib al Valle del Lago Salado en septiembre de 1850. 3 Ira construy una casa en Salt Lake City y en 1853 se cas con Adelaide Noble. Dieciocho meses despus contrajo enlace polgamo con Angelina, hermana de Adelaide. 4 En 1867, Brigham Young encomend a Ira Hinckley la construccin de un fuerte y la supervisin de una granja de la Iglesia en Cove Creek, en la regin central de Utah. Sin vacilar, a los veintiocho aos de edad, aquel esposo y padre de doce hijos abandon la idea de residir en un hogar permanente y volvi su atencin a la perspectiva de edificar un fuerte en las solitarias y ventosas llanuras del Condado de

Millard. Ira dej atrs por un tiempo a sus esposas e hijos hasta poder prepararles una cmoda vivienda en el proyectado fuerte. El presidente Brigham Young tena un doble propsito en construir aquella ciudadela en Cove Fort: proteger la diligencia, los portadores de correos y los operadores y las lneas del telgrafo, y tambin facilitar a la gente que viajaba a lo largo del "Corredor Mormn" desde y hacia el sur de Utah un refugio contra las inclemencias del tiempo y los ataques de indgenas. A poco de ausentarse Ira del hogar, Angelina dio a luz a otro hijo-Bryant Stringham Hinckley que tena cuatro meses de edad cuando su padre regres para llevar consigo a su familia a Cove Fort, el cual ya estaba listo para brindarles albergue. Bryant Hinckley recuerda cmo era la vida en Cove Fort, donde l y sus hermanos aprendieron a cabalgar tan pronto como haban aprendido a caminar. En numerosas ocasiones durante las tardes se encaramaban sobre la muralla del fuerte, con prismticos en sus manos, para observar cmo los vaqueros en sus veloces potrillos acorralaban los caballos y el ganado salvaje que correteaban por las colinas hacia el este. A pesar de su aislada existencia, a los nios les pareca estar viviendo en el centro mismo del universo territorial. Las noticias acerca del floreciente territorio colmaban las lneas de la oficina telegrfica del fuerte y los nios se sentaban por largas horas para observar cmo los operadores pulsaban los mensajes. La diligencia paraba all dos veces por da llevando pasajeros hacia y desde la costa occidental y el sur de Utah. Por los cuatro portales del fuerte pasaban exploradores de minas, funcionarios de gobierno y aristcratas.' Para todo viajero, el fuerte era un agradable oasis en el desrtico territorio. Bryant Hinckley pas los primeros diez aos de su vida en Cove Fort, hasta que su familia se mud a Fillmore. A la edad de diecisis aos se inscribi en la Academia Brigham Young, en Provo, donde habra de recibir la influencia del Dr. Karl G. Maeser, el director de la misma. El Dr. Maeser era muy conocido por su talento como orador y Bryant, que se perfilaba ya como muy comunicativo, se esforz conscientemente por emular los mtodos de su maestro. Despus de su graduacin en 1890, Bryant viaj a Nueva York y asisti a la Facultad de Comercio Eastman, de la que se gradu dos aos ms tarde. Tambin complet sus estudios en la Universidad de Comercio Rochester antes de regresar a Utah para ensear en la Academia Brigham Young. Eso fue en 1893, el mismo ao en que contrajo matrimonio con Christine Johnson, con quien tuvo nueve hijos y juntos pasaron una vida muy feliz.5 Bryant fue nombrado director del flamante Instituto Superior de Comercio LDS, en Salt Lake City. Sus instintos naturales para los negocios, como tambin su capacidad para la enseanza y la comunicacin, beneficiaron enormemente al instituto. Como maestro, saba cmo captar la atencin tanto de los jvenes como de los adultos, y lleg a ser difcil conseguir asiento en sus clases de historia, ciencias polticas, lgebra, ciencias econmicas y sobre el Antiguo Testamento. En 1904, Bryant fue llamado a servir en la mesa directiva de la Asociacin de Mejoramiento Mutuo de los Hombres jvenes. Desde tal posicin inst a la Iglesia en 1913 que adoptara el programa de los Boy Scouts como parte integral del programa para sus hombres jvenes. Tambin se estima que Bryant escribi ms manuales de la

A.M.M. que ningn otro hombre en la historia de la Iglesia . 6 Sus varias actividades y su prestigio pusieron a Bryant en contacto directo con lderes de la Iglesia y funcionarios cvicos. Pero la relativa insignificancia de sus realizaciones se le manifest angustiosamente en 1908, cuando su amada esposa Christine enferm y luego falleci. Despus de quince aos de casado, Bryant se encontr entonces solo y el dolor de la separacin fue abrumador. La muerte de Christine lo dej muy desconsolado; as tambin quedaron sin madre sus hijos, el menor de los cuales tena apenas dos meses de edad. Dos de los hijos fueron a vivir con sus abuelos maternos en Provo, mientras que los dems permanecieron en su hogar merced a la ayuda de amas de llave y algunos familiares. Pasado cierto tiempo, Bryant consider casarse nuevamente. Comenz entonces a pensar en Ada Bitner, una hermosa y muy culta mujer que integraba el cuerpo docente del colegio y enseaba ingls y estenografa. Durante el cortejo, Ada "se enamor locamente" de Bryant, quien era trece aos mayor que ella. El 4 de agosto de 1904 se casaron en el Templo de Salt Lake y desde ese instante pasaron a ser, mutuamente, el centro de atencin de su vida .7 Con su casamiento a los veintinueve aos de edad, Ada obtuvo no solamente un esposo sino tambin una casa llena de hijos que todava sufran la prdida de su madre. Sin tener el lujo de contar con el tiempo necesario para adaptarse a la vida de casada, debi encarar la responsabilidad de satisfacer las necesidades tanto fsicas como emocionales de "sus" hijos. En una bendicin patriarcal, se le haba prometido que encontrara un esposo "a quien honrara con mucho agrado". Ella estaba segura de que Bryant Hinckley era ese hombre y estaba dispuesta a aceptar todo-y a cada uno que con l viniera. Esa misma bendicin concluy con una significante profeca: "La mirada del Seor ha estado sobre ti desde tu nacimiento y el Padre ha decretado que t tendrs una misin para cumplir, una obra que realizar... Tu nombre ser conservado y vivir en el recuerdo de los Santos".'8 Tambin Bryant tuvo una promesa en su bendicin patriarcal: "No solamente llegars a ser grande sino tambin tu posteridad; de tus lomos provendrn estadistas, profetas, sacerdotes y Reyes para el Ms Alto Dios. El Sacerdocio nunca se desprender de tu familia, jams. Tu posteridad no tendr fin... y el nombre Hinckley llegar a ser honrado en toda nacin bajo los cielos".` 9 Dos aos despus de su matrimonio, Ada y Bryant Hinckey dieron la bienvenida a su primer vstago. No podran haber previsto entonces que ese hijo cumplira en gran manera las profecas de aquellas bendiciones patriarcales. Nacido el 23 de junio de 1910 y habiendo recibido el apellido de soltera de su madre, habra de conocrsele como Gordon Bitner Hinckley.

CAPTULO3 NACIMIENTO Y ADOLESCENCIAAqulla era una poca muy interesante para hacer su entrada en el escenario mundial. El siglo veinte haba comenzado slo una dcada antes de que Gordon llegara al hogar de los Hinckley, y los Estados Unidos eran una nacin muy diferente de lo que llegara a ser. En 1910, el ndice de longevidad de un hombre nacido en Estados Unidos era de cincuenta aos. Una lata de sopa Campbell costaba diez centavos, una camisa para hombre vala menos de un dlar y el kilo de carne se venda a 65 centavos.'1 Los estadounidenses se encontraban al borde de una transformacin fenomenal. Apenas dos aos antes, Henry Ford haba fabricado su primer automvil Modelo T. Y el da en que naci Gordon, los peridicos anunciaron la inauguracin del "primer servicio areo regular de pasajeros" del mundo entre dos ciudades de Alemania.' El presidente Joseph F. Smith diriga la Iglesia que entonces alardeaba tener casi 400.000 miembros, con 993 misioneros en el campo mundial. Los cuatro templos en funcionamiento se encontraban en el estado de Utah: St. George, Logan, Manti y Salt Lake City. Slo veinte aos antes, el presidente Wilford Woodruff haba declarado con el "Manifiesto" la finalizacin del matrimonio plural y habran de pasar dos dcadas antes de que la Iglesia celebrara el centenario de su organizacin. Poco a poco, sin embargo, iba progresando desde su era inaugural de persecuciones a una de prosperidad y moderado respeto. El reino del Evangelio se preparaba para un gran impulso despus de haber soportado ochenta aos de dificultades. Tal era el ambiente que esperaba al joven Gordon Hinckley, quien, aunque era el primer vstago de su madre, fue bienvenido por una numerosa familia de hermanos y hermanas. Con el correr de los aos, no haba tal cosa como hermanastros o hermanastras, ni se trataba de "la familia de Christine" o "la familia de Ada". Eran todos una sola familia, los Hinckley, sin distincin de quin haba nacido de quin. Diecisis meses despus, naci Sherman, a quien siguieron tres hermanas: Ruth, Ramona y Sylvia. Aunque todos los de la familia Hinckley eran muy unidos, Gordon y Sherman, por ser varones de edad semejante, eran casi inseparables. Gordon era mayor, pero Sherman era ms grande, ms veloz y ms fuerte que l. Gordon era un muchacho delgado y dbil, susceptible a dolores de odo y otras enfermedades. Tambin padeca alergias, asma y fiebre del heno. A la edad de dos aos contrajo un grave caso de tos convulsa, tanto que un mdico le dijo a Ada, su madre, que el nico remedio era el aire libre del campo. Bryant decidi entonces comprar una granja de unas dos hectreas en la regin de East Millcreek en el Valle del Lago Salado, donde construy una pequea casa de veraneo. Y as empez-en 1914-la tradicin de los Hinckley de pasar los inviernos en el centro de la ciudad y los veranos en East Millcreek.'2 Gordon y Sherman disfrutaban inmensamente la vida rural. Tenan libertad para explorar y jugar en el badn que haba al sur de la propiedad. Saltaban desde las parvas de heno, tomaban leche de vaca recin ordeada, jugaban a las escondidas en

el sembrado de maz, se acoplaban a un carro tirado por caballos y volaban en una hamaca sobre la frondosa hondonada. La vida agreste cultiv el ingenio de Gordon y Sherman, que aun como nios demostraron tener talento en cuestiones mecnicas y aprovecharon su inventiva natural para una serie de artefactos. Fabricaron toda clase de aparatos con ruedas y tablas, incluso un carro tirado a caballo y una ducha con un viejo tanque expuesto de modo que el sol calentara el agua. Con el tiempo, sus proyectos fueron siendo cada vez ms complicados y tal como le sucede a todo inventor, algunas veces les fracasaban-tal como les pas el da en que decidieron construir una bomba de carburo con una lata. Los muchachos entendan lo suficiente sobre qumica para preparar un dispositivo incendiario que explot al prenderle un fsforo. No se les hiri ni fractur nada, excepto el orgullo y su reputacin como ingenieros. Sin embargo, eso no impidi que Sherman utilizara dinamita para romper una porcin de terreno que crean no poder cultivar de ninguna otra manera. Y nuevamente los resultados fueron explosivos. En numerosas ocasiones, los muchachos dorman de noche en un carro al aire libre, bajo un cielo tachonado de estrellas. Cuando llova, juntaban apresuradamente sus mantas y corran hasta el prtico en busca de proteccin, donde a la maana siguiente los encontrara Ada, su madre, profundamente dormidos despus de una agitada aventura nocturna. La granja ofreca tambin a los hijos de la familia Hinckley oportunidades de trabajo. Comnmente, Bryant se levantaba a las 5 de la maana y esperaba que el resto hiciera lo mismo. Siembre haba muchas tareas para los muchachos y a diario esperaban recibir una lista de cosas que deban completar antes del medioda. Una vez terminadas esas tareas, podan entonces hacer lo que quisieran por el resto del da, pero durante las horas frescas de la maana tenan que librar de malezas el enorme jardn, irrigar el extenso terreno, excavar hoyos donde colocar postes, recoger frutas, juntar huevos, cuidar caballos y atender dos vacas-una lechera Guernesey llamada Polly y otra Jersey de pura raza y vivaracha llamada Babe. Los muchachos tenan que vaciar el agua de la nevera en el stano, pero con frecuencia se olvidaban de hacerlo y terminaban secando y limpiando el piso inundado. Los Hinckley cultivaban la mayora de las cosas que consuman. Las vacas les daban toda la leche que la familia poda tomar y un extenso huerto con una gran variedad de rboles frutales-manzanas, melocotones, cerezas, peras, albaricoques y ciruelas-les provean de abundantes cosechas. Cuando Gordon y Sherman fueron creciendo, su padre requera que le ayudaran en el huerto y los llevaba a demostraciones de poda presentadas por el colegio de agricultura. La mayora de los das sbado en enero y febrero, Bryant y sus hijos iban a la granja y podaban los rboles. No era una tarea muy agradable, pero los muchachos volvan a demostrar su naturaleza inventiva al construir andamios con piso de madera de arce para alcanzar las ramas ms altas. Todas esas tareas, ao tras ao, les ensearon a Gordon una importante leccin que haba de quedarle embebida en el subconsciente: la calidad de la fruta recogida en septiembre es determinada por la manera en que se moldean y podan los rboles en febrero.3 Los muchachos participaban en el proceso desde el principio hasta el fin, aunque no les agradaba mucho cosechar las frutas, tarea que les resultaba cansadora y rigurosa.

Pero a los melocotones haba que recogerlos, clasificarlos, empaquetarlos y venderlos, y requera que todos colaboraran en ello.' Ciertamente, la granja ofreca un ambiente muy frtil para un sinnmero de lecciones, y quizs ninguna de ellas fue ms eficaz que la de que slo cosechamos lo que sembramos. Los jvenes Hinckley percibieron que esta leccin se repeta de una temporada a otra a medida que araban la tierra y la sembraban en la primavera, cuidaban los sembrados en el verano y obtenan la recompensa de las cosechas en el otoo. El da en que la energa elctrica lleg a la granja result ser un verdadero acontecimiento. Para Ada, el contar con luces y una pequea cocina elctrica era como estar en el cielo. Traer agua a la casa era ms difcil pero, con el tiempo, Bryant solucion tambin ese problema.4 No obstante el notable adelanto que signific tener electricidad y agua corriente, la seal ms emocionante de progreso en el hogar de los Hinckley se produjo aquel da en el verano de 1916 cuando Bryant manej un auto negro Modelo T con un refulgente radiador de bronce. Al verlo llegar, los muchachos lo contemplaron con ojos azorados. Aunque el Modelo T fue un gran paso adelante en materia de transporte, tambin result ser una mquina rstica y temperamental. Requera que dos personas le plegaran o desplegaran la capota y el parabrisas estaba dispuesto de manera que, cuando llova, el agua se escurra adentro del condensador elctrico y era entonces poco menos que imposible hacer arrancar el motor, lo cual resultaba ser toda una aventura aun en las mejores circunstancias. Siendo que el auto no tena arranque elctrico, Bryant llamaba frecuentemente a los muchachos para que le dieran vuelta a la manija en la parte delantera tarea bastante peligrosa si no se ejecuta apropiadamente. Ellos aprendieron rigurosamente que si no atrasaban la chispa y mantenan el dedo pulgar extendido en forma indebida, la manija poda retroceder y fracturarles un dedo o toda la mano. Algunas veces, despus de que los muchachos hubieran dado vuelta en vano a la manija, solan empujar el caprichoso vehculo cuesta abajo para hacerlo arrancar. Puesto que el auto careca de batera, reciba la electricidad de un magneto, cuyo rendimiento dependa de la velocidad del motor. Si el motor disminua su marcha, las luces se volvan de un color amarillo plido y eran casi inservibles. La persona que manejaba el vehculo durante la noche tena que mantener el funcionamiento del motor a paso firme. De su experiencia al manejar aquel Modelo T, Gordon destac tiempo despus cierta analoga al decir: "La industriosidad, el entusiasmo y el trabajo afanoso nos conducen hacia un brillante progreso. Para obtener luz en la vida, uno tiene que permanecer con pie firme y continuar movindose".5 Aunque a todos en la familia les encantaba la vida de campo, tambin les agradaba mucho regresar a su hogar en el centro de la ciudad durante el otoo. Despus de su ausencia en el verano, los muchachos estaban ansiosos por visitar otros lugares predilectos y volver a reunirse con sus amigos del vecindario. Una de las ventajas de regresar a la ciudad era que a Bryant su trabajo le quedaba ms cerca. Hasta 1910, fue el director del Instituto Superior de Comercio LDS. Ese ao, cuando la Iglesia edific el Gimnasio Deseret como centro de recreo para la comunidad, se le design gerente general de esa empresa y encargado de sus operaciones diarias. Bryant era un hombre de negocios muy capacitado y mantuvo el gimnasio en constate operacin aun en pocas de dificultades econmicas.

Bryant y Ada fomentaron mucho la educacin en su familia. Habiendo sido maestra de ingls, Ada era muy instruida y tambin exigente en cuanto a la gramtica. No toleraba ningn lenguaje inapropiado y sus hijos aprendieron a hablar con precisin y cuidado. El que pronunciaran mal una palabra o que emplearan palabras de jerga era algo prcticamente imperdonable. Ada haba sido una alumna excepcional y lo mismo esperaba de sus hijos. Los libros y la educacin eran tambin muy importantes para Bryant, y entonces transform en biblioteca uno de los amplios cuartos de la casa. Sus estantes estaban repletos con ms de mil libros. Lo que es de sorprender, con todo el nfasis que los Hinckley ponan en la literatura y la enseanza, a Gordon no le agradaba ir a la escuela. A los seis aos de edad, cuando tena que empezar con el primer grado, el primer da de clases se escondi para que sus padres no lo vieran. Puesto que era un pequeo nio de salud delicada, Bryant y Ada decidieron que sera mejor esperar entonces hasta el ao siguiente para que asistiera a la escuela junto con Sherman. Cuando lleg el primer da de clases al ao siguiente, Gordon se escap corriendo alrededor de la casa tratando de evitar que su madre lo alcanzara, pero Ada lo alcanz. Ambos nios iniciaron juntos el primer grado en la Escuela Hamilton. No pas mucho tiempo hasta que Gordon se uni con los de su propia edad en el segundo grado, pero a pesar de todo el esfuerzo de sus padres y hermanos, continu sin mucho entusiasmo en cuanto a su educacin formal durante sus aos de escuela primaria. Aunque los primeros antecedentes acadmicos de Gordon no eran muy sobresalientes, en el hogar de los Hinckley se establecieron, y se esperaba que se cumplieran, ciertas normas de conducta y rendimiento. Bryant y Ada no eran muy estrictos; Bryant nunca le levant la mano a ninguno de sus hijos. Alguna reprimenda era, por supuesto, necesaria en ciertas ocasiones. Un da, cuando tena siete u ocho aos de edad, Gordon se hallaba conversando con algunos de sus amigos en el prtico de la casa e hizo unos comentarios despreciativos acerca de una familia de personas negras que venan por la calle. Ada, al orle, se horroriz y orden que l y sus amigos pasaran a la sala de estar y les dio un serio sermn sobre el respeto y la bondad.6 Aunque Gordon y Sherman eran buenos amigos y se habran defendido mutuamente contra cualquier amenaza o insulto exterior, la semejanza de sus edades fue creando una cierta rivalidad que sola provocar rias entre ellos. Sherman, siendo el ms fuerte de los dos, tena la ventaja fsica, pero su hermano mayor era ms agresivo y obstinado. Ninguno sala fcilmente victorioso de esas refriegas. Aos ms tarde, Gordon dijo: "Yo sola andar siempre bien. Con la cabeza sangrando, pero sin doblegarme". Finalmente, cansado ya por las peleas de sus hijos, Bryant trajo a casa unos guantes de boxeo y les dijo que resolvieran de una vez por todas sus problemas. "Lo hicimos", dijo Gordon, "y desde entonces hemos sido buenos amigos".`7 En efecto, la personalidad de Gordon tena un cierto rasgo impetuoso. Al prepararse para iniciar el sptimo grado, l y sus amigos esperaban ser la primera clase en entrar a la Escuela Intermedia Roosevelt. Pero cuando llegaron all, se les dijo que el edificio ya estaba repleto y que su clase deba retornar a la escuela primaria por un ao ms. Gordon y sus amigos pensaban que merecan algo ms que pasar otro ao con los

grados inferiores y al da siguiente se pusieron en huelga y no fueron a clase. Cuando regresaron a la escuela un da despus, el director de la misma, Harold J. Stearns (quien segn Gordon era muy estricto), los recibi a la entrada y les dijo que solamente se les admitira de nuevo si presentaban una carta explicativa de sus padres. Ada no se sinti muy complacida cuando se enter de lo que haba acontecido y su carta al director manifest un reproche que perturb a su hijo mayor: "Estimado Sr. Stearns, tenga a bien disculpar la ausencia de Gordon en el da de ayer. Su proceder se debi a un impulso de hacer lo que hacen los dems". Tiempo despus, Gordon habra de explicar por qu el comentario de su madre fue tan punzante: "No fue un impulso de hacer lo que hacen los dems. Yo fui uno de los instigadores. Pero que mi propia madre me calificara como alguien que hizo algo slo para imitar a otros me llam a la realidad, y decid entonces que jams hara nada simplemente porque otros lo hacen".'8 En otra ocasin, despus de un da particularmente dificultoso en la escuela, Gordon regres a su casa, arroj los libros sobre la mesa dirigindose hacia la cocina y dej escapar una mala palabra. Ada, horrorizada por tal lenguaje, le dijo que jams, bajo ninguna circunstancia, tal palabra habra de salir otra vez de su boca y lo llev al cuarto de bao donde empap abundantemente con jabn una toallita con la cual le refreg la lengua y los dientes. l escupi, se encoleriz y sinti como que quera blasfemar, pero resisti la tentacin.'9 Los Hinckley vivan en la Estaca Liberty y su barrio, el Barrio Primero, era para ellos el centro del universo. No slo era un importante centro espiritual, sino tambin social. El obispo John C. Durham, cuyo barrio tena ms de mil miembros, sirvi a su congregacin durante un cuarto de siglo. A pesar del nmero de familias en ese barrio, el hermano Durham era no solamente su obispo pero asimismo su amigo y consejero. l estuvo presente cuando a Gordon y sus hermanos y hermanas se les dio un nombre y fueron bendecidos. Ms tarde, el obispo Durham entrevist a Gordon y lo encontr digno de ser ordenado dicono, lo llam a ocupar su primera asignacin como miembro de la presidencia del qurum de diconos, lo recomend luego para que recibiera el Sacerdocio de Melquisedec y confirm su dignidad para que sirviera una misin. Gordon amaba y respetaba mucho a su obispo, quien ejerci una gran influencia sobre l durante su adolescencia.` Era la casa del obispo Durham, enfrente a su hogar, a donde anualmente los Hinckley iban a entrevistarse con l para el ajuste de diezmos. En el caso de Gordon, su diezmo total de todo un ao podra haber sido apenas veinticinco o treinta centavos, pero se le haba enseado a pagarlo de todos modos.10 El centro de reuniones del barrio estaba casi siempre ocupado en las noches de semana con bailes, obras teatrales, concursos de oratoria y otros programas de la A.M.M., y desde temprana edad Gordon participaba en todo lo que all se ofreca y le interesaba. Cuando tena cinco aos, su padre le escribi una carta a Ada, quien en ese momento se encontraba visitando familiares en la costa occidental del pas, dicindole: "Los nios [Gordon y Sherman] asistieron hoy a la Primaria y esta noche Gordon ha estado hacindome algunas preguntas muy interesantes"." En el hogar, Bryant y Ada siempre encontraron maneras de mantener los principios del Evangelio frente a sus hijos. Con frecuencia, antes de irse cada cual a su cama, Ada reuna a todos y de la obra Mother Stories from the Book of Mormon (Relatos maternales del Libro de Mormn), publicada por primera vez alrededor del ao 1911

por William Albert Morton, les lea en cuanto a Nefi, Lehi y otros hroes del Libro de Mormn. En 1915, cuando el presidente Joseph F. Smith aconsej a las familias de la Iglesia que se reunieran por lo menos una vez por semana para efectuar una noche de hogar, Ada y Bryant respondieron: "El Presidente de la Iglesia nos ha pedido que tengamos una noche de hogar. Por lo tanto, tendremos una noche de hogar". El anuncio fue recibido con desagrado por los nios, quienes pocas ganas tenan de que se les acorralara para otra reunin ms, pero desde ese momento en adelante la noche de los lunes era reservada para la familia. Bryant o Ada les daban una leccin y alentaban a los nios para que actuaran, cosa que les incitaba a las imitaciones, la farsa o las risas. Los nios no eran artistas por naturaleza y pedirle a uno que cantara frente a los dems era, como Gordon dira tiempo despus, "como pedirle a un helado que se conserve congelado sobre la estufa de la cocina. Nos llev mucho tiempo llegar al punto en que pudimos cantar en conjunto sin rernos. Tiene que haber sido algo mortificante para nuestros padres que nos riramos de ese modo".`11 Pero Bryant y Ada perseveraron. Todos participaban de la oracin familiar con regularidad y frecuentemente escuchaban historias aparentemente inextinguibles que Bryant les relataba para cultivarles la fe. El efecto cabal de ello fue positivo. Aquellas sencillas reuniones fueron creando slidos lazos entre padres e hijos, y entre hermanos y hermanas-un elemento muy importante para la unificacin de esa familia. A travs de stas y otras experiencias, Gordon comenz a aprender por s mismo que era mucho lo que sus padres crean tan profundamente en cuanto a la Iglesia. Ya para el momento de ser bautizado por su padre, Gordon quera ser miembro de la organizacin. "Asistamos a la Iglesia, pero no bajo compulsin", coment aos despus. "De alguna manera nuestros padres nos hacan saber lo que esperaban de nosotros, y nosotros les seguamos sin mucho reparo".` 12 Una experiencia en particular influy grandemente en Gordon. No mucho tiempo despus de haber sido ordenado dicono, asisti con su padre a su primera reunin del sacerdocio de la estaca. Para comenzar la reunin, los trescientos o cuatrocientos hombres all presentes se pusieron de pie y cantaron el himno de William W. Phelps en honor al profeta Jos Smith: "Al gran profeta rindamos honores. Fue ordenado por Cristo Jess a restaurar la verdad a los hombres y entregar a los pueblos la luz"." Gordon no estaba preparado para lo que experiment. Tiempo despus coment: "Algo sucedi en mi interior cuando escuch cantar a aquellos fieles hombres. Me lleg al corazn. Me produjo un sentimiento difcil de describir. Sent un gran poder conmovedor, tanto emocional como espiritual. Nunca antes lo haba sentido en ninguna otra experiencia en la Iglesia. Sent que mi corazn se hencha con la conviccin de que el hombre en cuanto a quien cantaban fue realmente un Profeta de Dios. Supe entonces, por el poder del Espritu Santo, que Jos Smith fue verdaderamente un Profeta de Dios"."13 Con frecuencia, Gordon haba escuchado a su padre hablar con respeto y reverencia acerca de los Presidentes de la Iglesia, a la mayora de los cuales conoci personalmente. Bryant consideraba al profeta Jos Smith como el hombre de mayor trascendencia, con excepcin del Salvador, que jams haya vivido, y tambin senta tener una relacin personal con Brigham Young, sobre cuyas rodillas se haba sentado cuando era nio. stos y los dems Presidentes de la Iglesia eran los hroes de Bryant Hinckley. Y tambin llegaron a serlo de Gordon.

Los Hinckley disfrutaban de bienestar y estabilidad en su hogar. Varias dcadas ms tarde, Gordon record: "En realidad no hablbamos abiertamente del amor entre unos y otros con frecuencia en aquellos das. No tenamos necesidad de hacerlo. Podamos sentir esa seguridad, esa paz, y la tcita fortaleza que poseen las familias que oran en conjunto, trabajan juntas y se ayudan mutuamente"." Los hijos saban que sus padres los amaban, tenan fe en ellos y los consideraban, no una molestia, sino una inversin para el futuro.14 La inherente disposicin positiva de Bryant y de Ada impregnaba el ambiente familiar. Ada crea-y lo aseveraba con frecuencia-que una actitud feliz y un semblante alegre contribuyen a superar cualquier contratiempo, y que cada persona es responsable de su propia felicidad. Los hijos solan escuchar a su padre decir: "Los cnicos nada contribuyen; los escpticos nada crean; los que dudan nada logran". A pesar de las comunes frustraciones relacionadas con la crianza de una familia numerosa, aquella combinacin de optimismo y responsabilidad individual que ejemplificaban cre un hogar emocionalmente sano y equilibrado. As y todo, haba momentos de sufrimiento y angustia. Ninguna experiencia durante los primeros ocho aos de la vida de Gordon fue ms lamentable que la de cuando recibieron la noticia, a fines de noviembre de 1918, de que Stanford, el hijo mayor de Bryant, quien se haba alistado en el ejrcito durante la Primera Guerra Mundial, haba fallecido en un hospital de Francia a causa de pulmona. Su muerte haba acaecido menos de un mes antes de que se firmara el Armisticio, y Stanford fue sepultado en un cementerio americano en las afueras de Pars. Fue la primera vez que Gordon y Sherman vieron a su padre llorar, y tambin ellos lloraron. Fue un momento muy penoso que dej en Gordon una marca indeleble. Aquella experiencia fue algo que jams olvidara.15

CAPTULO4 EL MUCHACHO SE CONVIERTE EN HOMBRELa vida era realmente buena para los adolescentes que vivan en Salt Lake City en la dcada de 1920. Aunque a Gordon le correspondan algunas tareas y otras responsabilidades, tanto en la granja como en la casona de la familia en el centro de la ciudad, pocas eran las exigencias y muchas las oportunidades. Quizs Gordon haya tratado de eludir su asistencia al primer grado escolar, pero ya cuando ingres a la Escuela Secundaria LDS, su actitud acerca de la educacin cambi notablemente. Exista un gran espritu y armona entre los alumnos y al comenzar a reconocer sus propios intereses y talentos, la enseanza adquiri para l un nuevo atractivo. Aun cuando era un adolescente, Gordon revelaba una evidente inclinacin hacia el lenguaje. Su apetito por la literatura fue desarrollndose naturalmente y no era extrao encontrarlo sentado ante la extensa mesa de la biblioteca asimilando algn otro libro ms. Sin embargo, no todos sus talentos eran intelectuales porque tambin posea excelentes instintos mecnicos. Le encantaba tratar de reparar casi cualquier cosa. Cuando el gramfono se averiaba, siempre consegua hacerlo funcionar otra vez. Su maestro de carpintera en el taller de la escuela fue inculcndole una pasin por las herramientas bien afiladas y el dulce aroma de la madera, y Gordon lleg a tallar y producir una gran variedad de figuras. En la escuela intermedia tom una clase de dibujo y descubri entonces que le gustaba hacer bocetos de automviles y de casas, dibujndolos en proporcin y con cada detalle. Trabajaba por largas horas en el auto Modelo T de la familia, sacndolo a probar por el camino para entonces intentar nuevamente repararle algo ms. Como acontece con la mayora de los adolescentes, lo que suceda fuera del hogar fue convirtindose en algo cada vez ms importante para Gordon. El Barrio 1 de la Estaca Liberty ofreca a los jvenes del vecindario un lugar donde reunirse. Los teatros ambulantes, las obras teatrales, los concursos de oratoria, los bailes y una variedad casi interminable de actividades les proporcionaban oportunidades para pasar momentos juntos y a la vez mantenerse activos en la Iglesia. El barrio era, en verdad, el centro de reunin para ellos. Enfrente al hogar de los Hinckley viva la familia de Georgetta y LeRoy Pay, cuya hija Marjorie se granje el inters de Gordon desde aquel momento en que, cuando todava era una nia que peinaba trencitas, ofreci una lectura en una reunin social del barrio. Gordon not el obscuro y ondulado cabello de la jovencita y sus grandes ojos pardos, pero tambin percibi con cunto talento se comport ante el auditorio. Ramona, la hermana de Gordon, dijo en otra ocasin: "Pese a ser tan joven, Marge siempre se mostr muy primorosa y agradable en sus lecturas y presentaciones en nuestro barrio. Todos los otros jovencitos se quedaban en silencio y murmuraban algo, pero Marjorie actuaba siempre con mucha propiedad".' 1 En el barrio haba muchas familias que eran numerosas y tenan dificultades para subsistir. Pero en su mayora eran gente honrada y devota que viva en sus propios hogares y trataba de criar familias responsables. Los entretenimientos fuera del hogar eran pocos y a Gordon le encant cuando su familia adquiri su primer receptor de

radio con audfonos. A los doce aos de edad, disfrutaba sobremanera escuchar la estacin KZN Deseret News, precursora de la que es hoy KSL. En el hogar de los Hinckley siempre se estuvo al tanto de lo que aconteca en el mundo que les rodeaba, pero la Iglesia estaba primero. Ada sirvi en varias presidencias de organizaciones auxiliares, tanto a nivel de barrio como de estaca, y Bryant se desempe como segundo consejero de la presidencia de estaca desde 1907 a 1919 y desde entonces hasta 1925 como primer consejero. Ese ao fue llamado a servir como presidente de la Estaca Liberty, la mayor de todas las estacas de la Iglesia, con unos quince mil miembros. Bryant ocup ese cargo hasta 1936.2 La influencia que Bryant Hinckley ejerci se extendi ms all de los confines de su estaca. Era un prolfico autor y un orador elocuente; en ocasiones, hablaba aun en conferencias generales de la Iglesia. Bryant se senta realmente apasionado en cuanto a los sacrificios y las contribuciones de sus antepasados y escribi copiosamente sobre temas de la Restauracin y la labor de los pioneros, y tambin public numerosos artculos acerca de los lderes de la Iglesia. Estas cosas no pasaron desapercibidas para Gordon, puesto que l asimilaba todo lo que su padre tena que decir. Bryant posea una habilidad particular para extraer inspirados ejemplos de aquellos cuya vida estudiaba. Crea que uno debe esperar lo mejor en otras personas, que el hombre comn est dotado de virtudes y de bondad y que hay nobleza de sentimientos en la clase obrera. Si haba algo de nobleza entre los de la clase obrera, a fines de la dcada de 1920 y en los primeros aos de la de 1930 se manifestaba tambin algo extremadamente complicado. El 24 de octubre de 1929 se produjo el derrumbe del mercado de valores, lo cual precipit en los Estados Unidos la llamada Gran Depresin. Ya para la primavera de 1933, aproximadamente una tercera parte de la clase obrera haba quedado sin empleo. Como presidente de estaca, Bryant Hinckley debi encarar el problema de cuidar no solamente a su familia sino tambin de ayudar a quienes estaban bajo su mayordoma, porque la crisis result ser un duro golpe de guadaa en cuanto al bienestar espiritual, temporal y emocional de toda su gente. Muchos hombres con buenos empleos de pronto se encontraron literalmente en la calle. Tanto el empleado de oficina como el obrero de fbrica se vieron obligados a deambular entre una y otra faena. Cierta familia de la vecindad perdi su hogar porque no pudo seguir pagando los ocho dlares mensuales de la hipoteca. Dcadas ms tarde, Gordon coment: "Aquellos fueron das muy, pero muy difciles. Nadie se imagina cun difciles fueron, a menos que los haya experimentado en carne propia".3 Por alguna extraa razn, el Gimnasio Deseret continu funcionando, aunque no sin dificultad. Durante cierto tiempo, Bryant recibi slo una parte de su salario anual de tres mil dlares, distribuyendo el resto del dinero entre algunos empleados que lo necesitaban para vivir. ' l y Ada se dedicaron a componer, remendar y renovar sus cosas o a simplemente privarse de otras. Pero la comida nunca les falt en la mesa y la ropa de la familia estaba siempre limpia y bien planchada, aunque no estuviera de moda. En 1928, justamente un ao antes de la Gran Depresin, Gordon se gradu de la Escuela Secundaria LDS y se matricul en la Universidad de Utah. Tanto su agudeza intelectual como su sagacidad mental eran extraordinarias y, siendo que se haba dispuesto a prepararse para ganarse respetablemente la vida, vislumbraba largos aos de educacin en su futuro. Esperaba trabajar con mucho afn, pero quera hacerlo en

una carrera que pudiera disfrutar y por medio de la cual contribuir algo a la sociedad. Una vez haba considerado la posibilidad de estudiar arquitectura, pero al aproximarse al nivel universitario decidi seguir un curso diferente y obtuvo su asignatura en idioma ingls. Tom difciles cursos de gramtica y composicin, estudi las obras literarias de Milton y Longfellow, Emerson y Carlyle, Shakespeare y otros autores europeos. Tambin tom cursos menores de latn y de griego, y ley La Ilada y La Odisea, como as tambin el Nuevo Testamento, en griego. Su educacin en humanidades le signific un amplio caudal de conocimientos.4 En aquellos das de la Depresin no resultaba fcil continuar estudiando. Los derechos de matriculacin en la Facultad de Humanidades y Ciencias costaba diecinueve dlares por trimestre,' suma difcil de conseguirse. Una taza de trigo hervido con higos, azcar y crema poda comprarse por diez centavos en la cafetera de la universidad y se era el plato preferido de Gordon. Los libros de texto eran caros y, en lo posible, a veces se privaba de ellos; no obstante, compr el de Shakespeare y lo conserv a lo largo de toda su vida. Solvent sus propios estudios universitarios pagando los derechos de matriculacin y dems gastos con lo que ganaba trabajando en tareas de limpieza y mantenimiento en el Gimnasio Deseret. Al ir avanzando en sus estudios, decidi graduarse en periodismo y empez a ahorrar dinero para tal propsito.5 En el transcurso de su carrera universitaria, Gordon, como muchos de sus compaeros, comenz a cuestionar ciertas presu posiciones en cuanto a la vida, el mundo y aun la Iglesia. Sus inquietudes se vieron complicadas por el cinismo propio de la poca. "Slo quienes hayan vivido en aquel perodo podran realmente comprender cun grave fue la catstrofe econmica que azot al pas", explic una vez. "Fue una poca de terrible desaliento, y lo sentimos intensamente en el campo universitario. Yo mismo lo sent. Empec a dudar de algunas cosas, incluso quizs, en cierta medida, de la fe de mis padres. Eso no es nada extrao para los estudiantes universitarios, pero el ambiente era particularmente serio en aquel entonces". Afortunadamente, pudo conversar con su padre acerca de algunas de sus preocupaciones y juntos analizaron las preguntas que formulaba: la natural falibilidad de las Autoridades Generales; por qu padece dificultades la gente que vive de acuerdo con el Evangelio; por qu permite Dios que sufran algunos de Sus hijos, etc. El ambiente pleno de fe que reinaba en su hogar fue algo fundamental para Gordon en aquellos das de introspeccin, y as lo explic tiempo despus: "La fe de mi padre y de mi madre era absolutamente slida. No trataron de imponerme el Evangelio ni de obligarme a participar, pero tampoco vacilaron en manifestarme sus sentimientos. Mi padre era muy sabio y sensato y de ningn modo intransigente. Haba enseado a estudiantes universitarios y entenda a los jvenes con sus diversos puntos de vista y sus problemas. Tena buena disposicin hacia la tolerancia y la comprensin y no vacilaba en hablar sobre cualquier cosa que me interesara".'6 Por debajo de los interrogantes y de la actitud crtica de Gordon exista un hilo de fe que por largo tiempo haba estado enhebrando. Poco a poco, no obstante sus preguntas y su incertidumbre, fue reconociendo un testimonio que no poda negar. Y aunque comenz a entender que no siempre hay una solucin simple o fcil para cada problema, tambin descubri que su fe en Dios sobrepujaba todas sus dudas. Desde aquella noche muchos aos antes en que haba asistido a su primera reunin de sacerdocio en su estaca, supo siempre que Jos Smith fue un profeta de Dios. "El testimonio que recib cuando era muchacho permaneci conmigo y lleg a ser un baluarte al que pude aferrarme durante aquellos aos tan difciles", dijo' Cuando

Gordon era todava un adolescente, los doctores diagnosticaron que su madre tena cncer del seno y entonces su mdico la someti a ciruga. Durante un par de aos, el cncer entr en remisin pero despus le reapareci.7 Ada empez a recibir tratamientos de radioterapia, lo cual agrav an ms enfermedad. Ella y Bryant acostumbraban a sentarse juntos en el prtico de su casa campo en las tardes, y eso a Gordon le apenaba sobremanera. Peor todava, agobiaba el temor de lo que se presenta. Por un lado, trataba desesperadamente ejercer su fe en el Seor y le suplicaba que sanara a su madre; por otro, era difcil temer lo peor. su de le de no

A pesar de que su salud declinaba rpidamente, Ada insisti en acompaar a Beulah, su nuera, en un peregrinaje a Europauna excursin con todos los gastos pagos para las madres y viudas de los soldados que perdieron la vida en la Primera Guerra Mundialcon el fin de visitar la tumba de Stanford. Bryant no estaba muy seguro en cuanto a permitir que su esposa viajara, pero Ada insisti.` A pesar de su mala salud, ella habra de disfrutar inmensamente la aventura.8 El grupo zarp hacia Francia en el barco SS George Washington, y Ada aprovech todo lo que le permiti su energa: Versailles con sus hermosos jardines, el museo Louvre y la catedral de Notre Dame, y otros fascinantes lugares histricos. Las experiencias ms emotivas, sin embargo, fueron sus visitas al Cementerio Militar Americano en las afueras de Pars, donde estaba la tumba de Stanford. El da de su ltima visita a ese lugar, ella escribi en su diario personal: "Sal de all con la satisfaccin de saber que nuestros soldados americanos estaban muy bien cuidados y que no se podra haber levantado un mejor monumento a su memoria".10 Durante el viaje, Ada no mencion a nadie que su salud se estaba deteriorando rpidamente. Cuando regres, Bryant trat desesperadamente de encontrar algo que curara a su esposa o que al menos demorara su empeoramiento. Se enter que en Los ngeles (California) haba dos facultativos que haban desarrollado una posible cura para el cncer. A principios de octubre, dispuso que, acompaada por su hermana Mary, Ada viajara a California para recibir ese tratamiento. Sin embargo, aunque los potentes medicamentos le aliviaron el dolor, no lograron detener el avance de su enfermedad. Ada Bitner Hinckley falleci una hermosa maana de domingo, el 9 de noviembre de 1930. Para Gordon y sus hermanos y hermanas, el tiempo pareci detenerse. Nunca haba sentido Gordon tanta desolacin y angustia. Todos fueron a la estacin del ferrocarril para recibir a su padre que regresaba de California, pero les pareci increble-aun inconcebible-que la carroza fnebre estacionada cerca de la estacin estuviera all para llevar el cuerpo de su madre a la funeraria. Tiempo despus, Gordon coment: "Mi acongojado padre... baj del tren y salud a sus hijos desconsolados. Juntos caminamos hasta el vagn de donde descargaron el fretro para que el personal de la funeraria se lo llevara. Pudimos comprender mucho ms que antes la ternura del corazn de nuestro padre... Asimismo, yo pude comprender algo en cuanto a la muerte-la absoluta angustia de los hijos que pierden a su madre-pero tambin un sentimiento de paz sin dolor y la certidumbre de que la muerte no puede ser el fin del alma"."11 Aquel jueves 30 de noviembre en que sepultaron a Ada fue un da sombro y gris. Ms tarde, Gordon dijo: "Adoptamos una actitud de bravura y tratamos de contener

nuestras lgrimas. Pero, por dentro, nuestras heridas eran profundas y dolorosas"." Bryant no alcanzaba a comprender por qu tena que soportar otra vez una pesadilla tal. A sus hijos, la experiencia les resultaba devastadora; algunos de ellos perdan ahora una segunda madre. Gordon tena veinte aos de edad; su hermana menor, Sylvia, tena diez. Todos, ms all de su edad, lamentaban haber perdido a la mujer que les haba proporcionado un hermoso hogar pleno de alegra y proteccin. Con el fallecimiento de Ada, Bryant se encontr nuevamente ante la angustiosa responsabilidad de criar por s mismo una familia numerosa y soportar la dolorosa separacin de la mujer que tanto amaba y atesoraba, esta vez despus de veintin aos de casados. Para Gordon, los primeros meses subsiguientes parecieron transcurrir lentamente en extremo. El acostumbrarse a la prdida de su madre era mucho ms doloroso de lo que jams haba imaginado. Le pareca que el mundo entero se obscureca y no poda siquiera imaginar que jams volvera a estar contento en su vida. Como hijo mayor de Ada, haba disfrutado de una ntima y afectuosa relacin con su madre. Lo haba atendido de una a otra enfermedad infantil y, en cierto modo, fue transformndose en una reflexin de ella-un joven inteligente y virtuoso a quien le encantaba aprender y que era, a la vez, genuino y lleno de fe. Ahora hubiera querido titubear menos en decirle a su madre cunto la amaba, aunque tales expresiones no eran muy comunes en la familia y tanto l como los dems sufran en silencio su angustia.12 A pesar de lo difcil que era acostumbrarse a vivir sin su querida madre, los Hinckley siguieron, da tras da, hacia adelante. Segn lo recordaba, Gordon escuch decir a su padre que, aunque las cosas no siempre son como uno querra que fueran, haba que seguir andando sin volver atrs la mirada. "Nunca hay que mirar hacia atrs", era un lema de la familia Hinckley. Sin embargo, ante la ausencia de su madre, Gordon sola pensar acerca de la inmensa riqueza del hogar en el que se le haba nutrido-una riqueza no evaluada en dinero, sino en amor, apoyo y esmero. "Para todos qued un remanente que nos dot de fortaleza, gua y disciplina", dijo tiempo despus. "De mi madre aprend muchas cosas, entre ellas el respeto por la mujer y un profundo aprecio por la enorme fuerza que ella posea y que manifest al gozar su vida con entusiasmo y felicidad" .13 Siendo el hijo mayor de su madre, Gordon se senta responsable por ayudar a sus hermanos y hermanas a fin de que se adaptaran a las nuevas circunstancias y pas a ser como un segundo padre para ellos. Por ejemplo, con parte del dinero ahorrado para sus estudios universitarios le compr a Ramona un vestido para que asistiera a un importante evento del colegio. Asimismo, cuando no se cumplan los quehaceres domsticos, l preparaba un programa de trabajo para sus hermanos menores y se aseguraba de que la empleada supiera cules eran las tareas que era necesario realizar." Quizs Gordon supona que la vida continuara como de costumbre, asumiendo l mismo algunas de las responsabilidades del hogar y ayudando a cuidar de sus hermanos y hermanas. As que no estaba en realidad preparado aquel da, a principios de 1932, en que Bryant reuni a sus hijos y les inform que iba a casarse nuevamente. Su prometida era May Green, la administradora de la Clnica Salt Lake. May era una mujer de notable capacidad, una trabajadora muy dedicada que posea un contagioso sentido del humor. Pero a Gordon no le interesaban sus virtudes. Se haba propuesto preservar el recuerdo de su madre y le molest que su padre estuviera dispuesto a reemplazarla.

Los hijos de Bryant no podan siquiera imaginar a su padre junto a otra mujer que no fuera Ada. Una noche, varios das despus, Gordon y su padre hablaron sobre el tema y su conversacin fue muy emotiva. Finalmente, Bryant le pregunt: "Quieres que envejezca completamente solo? Quieres acaso que tus hermanas se sientan responsables por cuidarme cuando llegue a ser un anciano?".. Le asegur a Gordon que amaba profundamente a Ada y que nunca dejara de amarla. Pero tambin le seal cun desolada sera su existencia terrenal si se viera forzado a vivir el resto de ella en soledad. Padre e hijo hablaron durante casi toda la noche y Gordon sinti enternecerse su corazn al reconocer cun devastadora haba resultado para su padre la muerte de su madre. El 22 de febrero de 1931, Bryant y May contrajeron matrimonio. Al principio hubo cierta tirantez y se produjeron algunos momentos desagradables entre los jovencitos y su nueva madrastra. Pero, con el tiempo, la Ta May-como solan llamarla-se gan un rinconcito del corazn de cada uno; y Gordon y sus hermanos y hermanas llegaron a amar a aquella mujer que con tanto afn los amaba a ellos. Entretanto, se acercaba el momento de la graduacin de Gordon. En junio de 1932 recibi de la Universidad de Utah su diploma de Licenciado en Letras, con un grado de especializacin en ingls y una asignatura secundaria en idiomas antiguos. Habindose propuesto continuar su educacin y prepararse mejor para su carrera en la vida, pens en inscribirse en la Facultad de Periodismo de la Universidad Columbia en Nueva York, la que en aquellos das era considerada como quizs la mejor escuela de periodismo en el pas.14 Tal como resultaron las cosas, sin embargo, la preparacin de Gordon haba de ser ms amplia y muy diferente de lo que haba previsto. Un domingo por la tarde, antes de que cumpliera veintitrs aos de edad, el obispo Duncan lo invit a que fuera a su casa. El obispo fue directamente al grano: Haba pensado alguna vez en servir una misin? Gordon se qued pasmado. En aquellos das de depresin econmica, el servicio misional era ms una excepcin que una regla. La abrumadora situacin monetaria haba convertido el compromiso de mantener a un misionero en algo prcticamente imposible para la mayora de las familias; en realidad, muy pocos misioneros eran llamados. No obstante, tan pronto como el obispo Duncan le hizo esa pregunta, Gordon supo cul deba ser su respuesta y le contest que s. Sin embargo, la realidad de tener que financiar su misin era algo muy serio. Bryant asegur a su hijo que encontraran la manera de hacerlo y Sherman se ofreci a ayudar en ello. Gordon plane dedicar los escasos fondos que haba ahorrado para sus estudios. Desafortunadamente, poco despus de haberse comprometido a aceptar el llamamiento, el banco en que guardaba sus ahorros se present en quiebra y Gordon perdi todo lo que tena. Pero algo ms tarde la familia descubri que, durante varios aos, Ada haba acumulado algunos fondos con las monedas que reciba como vuelto al comprar comestibles, con la idea de financiar el servicio misional de sus hijos. Gordon se sinti profundamente impresionado ante los aos de callado sacrificio y la sagaz previsin de su madre. An despus de fallecida continuaba cuidando de l. Ms importante todava era el ejemplo de consagracin que haba sido su madre y por lo tanto consider que ese dinero ahorrado por ella era algo sagrado. En aquella poca, a los misioneros se les preguntaba en qu lugar les agradara servir. El idioma diplomtico internacional era el francs y a raz de su inters particular en el periodismo y de cierta inclinacin personal, Gordon sugiri que se le enviara a Francia.

Pero no habra de ser as. Cuando recibi su llamamiento, se enter de que se lo necesitaba del otro lado del Canal de la Mancha, en el centro mismo de una de las regiones ms literarias del mundo. El lder Gordon B. Hinckley haba sido llamado a servir en la Misin Europea, cuya sede era Londres, Inglaterra.

CAPTULO5 UNA MISION Y MAS ALLLa noticia de que Gordon Hinckley haba sido llamado a la Gran Bretaa provoc gran conmocin en el Barrio 1. El servir una misin no era tema acostumbrado de conversacin en la mayora de los hogares de la Iglesia. Las misiones costaban dinero y en su mayora las familias se consideraban afortunadas con slo mantener un techo sobre s. Muy pocos hombres y mujeres jvenes estaban dispuestos y se crean capaces de aceptar un llamamiento misional. Gordon Hinckley era uno de solamente 525 misioneros que habran de ser llamados ese ao a servir en las 31 misiones existentes. Para mayor complicacin, vivir en Inglaterra era excesivamente caro, costando en esos das el equivalente aproximado a $500 por mes en dlares del ao1990.'1 Para entonces, Gordon y Marjorie Pay, la jovencita que viva enfrente de su casa a quien haba estado cortejando, estaban cada vez ms interesados entre s. Ella quera que l sirviera en una misin, pero a medida que se acercaba la fecha de su partida, senta ms y ms cunto extraara a aquel joven a quien consideraba su mejor amigo y confidente. Ella tendra casi veinticuatro aos de edad cuando l regresara. Estara an soltera? Y cmo se sentir entonces l con respecto a ella? No era posible saber lo que el futuro habra de depararles. En junio de 1933, el lder Hinckley fue a la Casa de la Misin en Salt Lake City. Durante la semana en que permaneci all, fue apartado como misionero regular por el lder George Albert Smith. Junto con sus colegas misioneros, recibi tambin instrucciones de varias Autoridades Generales, entre ellas del lder David O. McKay, quien pidi a cada lder y hermana que escribieran un comentario sobre lo que significaba para ellos ser misioneros. As lo hizo el lder Hinckley y un par de das despus se le pidi que fuera a la oficina del lder McKay. Al presentarse ante el apstol, vio que sobre el escritorio estaba su comentario. El lder McKay lo felicit tanto por el estilo como por el contenido de su escrito y agreg que era el mejor que haba ledo jams. Quera asimismo saber si le permitira referirse alguna vez al mismo. Gordon se sinti muy sorprendido y tambin complacido. Sin embargo, al prepararse das ms tarde a tomar el tren en la estacin de Union Pacific en Salt Lake City, experiment cierta inseguridad y aun temor por lo que le esperaba. Su padre, quien debe haber presentido las preocupaciones de su hijo, le entreg una tarjeta en la que haba escrito las cuatro palabras de Jess que se encuentran en Marcos 5:36: "No temas, cree solamente". Entonces, al cabo de una rpida pero clida despedida de sus familiares y amigos, inclusive Marjorie-quien haba ido a saludar a su mejor amigo sabiendo que no exista compromiso alguno entre ellosse fue. "Aunque yo anhelaba que sirviera en una misin", dijo Marjorie tiempo despus, "nunca olvidar cun vaca y sola me sent al ver el tren alejarse de la estacin".'2 Gordon y sus compaeros de viaje haban comprado boletos de segunda clase en ese tren que se diriga a Chicago (Illinois), donde se estaba llevando a cabo la Feria Mundial de 1933. Pas un da en Chicago, fascinado por la ciudad ms grande que jams haba visto, y asisti a la feria. Le impresion sobremanera el tema futurista de la exposicin y las imaginativas creaciones que mostraba. Tambin disfrut de la exhibicin presentada por la Iglesia. Al da siguiente tom el tren a Nueva York y se

embarc en el S. S. Manhattan para la travesa ocenica de una semana. Fue en altamar que cumpli sus veintitrs aos de edad. Durante el viaje, el lder Hinckley sac la bendicin patriarcal que haba recibido a la edad de once aos y que desde entonces no haba ledo con mucha frecuencia. "Alcanzars tu cabal estatura de madurez y llegars a ser un fuerte y valiente lder en med