Fausto Gutiérrez-Zenón de Elea y Las Aporías Contra El Movimiento
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Zenón de Elea y las aporías contra el movimiento
Fausto Cadmo Gutiérrez ÁlvarezTextos selectos de filosofía antiguaProf. José Antonio Arvizu Valencia
9 de diciembre de 2014
En este ensayo hablaré de la vida y el pensamiento de Zenón de Elea, teniendo como
objetivo explicar sus aporías, en particular las del movimiento. Haré un recorrido por
algunos de los escasos fragmentos y fuentes que hay de su vida y pensamiento. Me basaré
en un par de obras de Giorgio Colli y Gustavo Bueno que exploran el pensamiento de
Zenón. Me tomaré un tiempo extra para explicar la aporía de “Aquiles”, que encuentro
interesante por su relación con la mitología. Al final, explicaré, sin profundizar demasiado,
la relación de las aporías con las ciencias modernas que presumen haberlas solucionado. No
abordaré las reflexiones de Kant sobre Zenón, ni de otros tantos pensadores. En cambio
mencionaré en varias ocasiones la postura de Aristóteles debido a que sus textos son una de
las principales fuentes de Zenón. Aristóteles debe ser tratado con cuidado como fuente
porque suele hacer referencia a los filósofos previos a él para apoyar sus propias teorías,
aunque parece tener un especial interés en Zenón.
La fecha de nacimiento de Zenón de Elea no es exacta, hay variaciones entre las diferentes
fuentes, pero se puede ubicar alrededor del año 500 a.C. Este acercamiento se hace por las
fechas del acmé (florecimiento o madurez) de Zenón que nos proporcionan algunas fuentes.
El acmé se solía situar a los 40 años de edad, aunque no parecía ser una regla estricta. En el
caso de Zenón las fuentes ubican su acmé entre los años 450 y 468 a.C. Hay bastante
margen entre estas fechas, por ejemplo, en el diálogo de Parménides de Platón lo ubica en
el 460 a.C., mientras Diógenes Laercio dice “Zenón alcanzó su madurez durante la
Olimpiada 79ª (464-1 a. C.)”1. Elea (actualmente Velia) es una ciudad al sur de Italia, en
aquel entonces Magna Grecia. Elea fue fundada alrededor del año 540 a.C., según se sabe,
por jonios procedentes de la ciudad de Focea, que huyeron del avance de la dominación
persa sobre la Grecia Asiática En un principio, Córcega fue la nueva patria de los foceos,
pero después de la batalla naval de Alalia se fueron a Elea. 1 (CORDER, OLIVIERI, LA CROCE, & EGGERS Lan, 1985, pág. 24 frag. 2)
1
Se sabe que fue discípulo de Parménides, pero difieren algunas fuentes con respecto a su
relación. Platón y otras fuentes, probablemente influenciadas por él, mencionan que era el
favorito de Parménides e incluso su amante. De aquí deriva la antigua visión de que Zenón
era un simple seguidor de la doctrina de Parménides y que sus aporías son tan solo
ejercicios mentales que servían para defender a su maestro. Platón escribe en el diálogo de
Parménides:
Comprendo, Parménides –prosiguió Sócrates–, que Zenón, que está aquí con nosotros, no
quiere que se lo vincule a ti sólo por esa amistad que os une, sino también por su obra.
Porque lo que él ha escrito es, en cierto modo, lo mismo que tú, pero, al presentarlo de otra
manera, pretende hacemos creer que está diciendo algo diferente. (128a)
Esta escena sucede después de que Zenón lee su libro al joven Sócrates. Este último lo
acusa de no ser original y de querer ocultarlo. Zenón, posteriormente en el diálogo, niega
que esa sea su intención, y nos dice que él solo intenta defender a su maestro contra quienes
lo atacan. En un fragmento de Ateneo de Náucratis podemos leer: “Afirmar, sin estar
apremiado por ninguna necesidad, que Zenón, conciudadano de Parménides, había llegado
a ser su favorito, es lo más abominable y falso.”2 Platón no es una fuente del todo confiable,
quien al igual que Aristóteles, suele subordinar la fidelidad de sus citas al planteamiento de
sus propias teorías. Aun así, no se puede negar la relación de Parménides con Zenón y que
de alguna forma pretendía defender su doctrina.
Las narraciones de su vida no parecen indicar que Zenón fuera alguien sin ideas propias. Se
dice que durante su estancia en Atenas fue maestro de Pericles, político que llevo a su
apogeo a esta ciudad. Igualmente son impresionantes los relatos de la muerte de Zenón.
Diógenes Laercio menciona:
[Zenón] fue el hombre más excelente, tanto en filosofía como en política... Cuando quiso
derrocar al tirano Nearco (otros dicen que fue Diomedón) fue encarcelado, según cuenta
Heráclides en el Epitomé de Sátiro. Al ser interrogado, le hizo saber al tirano que, acerca de
ciertos asuntos, tenía que decirle algo al oído, y entonces le mordió la oreja. No la soltó
hasta que fue lanceado... Finalmente se mordió la lengua y se la escupió al tirano en la cara.
Entonces sus conciudadanos envalentonados, lapidaron al tirano.
2 (CORDER, OLIVIERI, LA CROCE, & EGGERS Lan, 1985, pág. 26 frag. 8)
2
Los relatos de su muerte son varios y cambian según sus fuentes. Uno de ellos nos muestra
la inteligencia de Zenón, que cuando fue cuestionado sobre los aliados de su rebelión,
nombró a los allegados del tirano para sembrar la discordia en su gobierno. Probablemente
sean exagerados los relatos. El cambio del nombre del tirano en ellos no permite saber su
identidad, pero las historias concuerdan con los sucesos de la zona en esa época. Había una
tendencia hacia la democracia en las ciudades griegas, y su choque con la aristocracia
produjo tiranías en varias ciudades.3
El Zenón que describe estas fuentes no era alguien que viviera bajo la sombra de otro
filósofo. El mismo Aristóteles le concede a él la invención de la dialéctica (aunque no lo
dijera como un halago). Las aporías de Zenón se caracterizan por su argumentación, en
donde se enfrentan a dos conceptos contrarios para llegar a una situación sin salida. Estas
aporías hacen dudar a sus oyentes de las cosas más cotidianas y evidentes, como el
movimiento, la pluralidad de las cosas y el mismo espacio. Pero esta es solo una forma de
ver a la dialéctica, también la podemos ver como discusión o diálogo. Colli nos dice que los
griegos ya eran aficionados a discutir antes de Zenón. Sin embargo, nos menciona que
Zenón pudo haber influenciado en el éxito posterior del “arte dialéctico” en Atenas, del que
formó parte Sócrates4. No debemos confundir la dialéctica Zenón con la de los sofistas
atenienses. Aristóteles menciona que la dialéctica de los sofistas introduce errores o falacias
en su discurso, intentando que sus oyentes no se den cuenta. Por su parte, las aporías de
Zenón no tienen errores y producen una reflexión en quien las escucha.5
Parménides, el maestro de Zenón, nació cerca del 540 a.C., fecha de la fundación de Elea.
La filosofía eleata debió recibir influencia de los jonios. Como ya mencioné, los
inmigrantes de Focea, ciudad jónica, fundaron Elea. Se puede también considerar
importante la llegada del filósofo jonio Jenófanes, y quizás de otros pensadores,
provenientes de Mileto, que había sido destruida en el 494 a.C. Sin embargo, algunos
coinciden en que la influencia de Jenófanes fue limitada en los eleatas.6 En cambio, varias
fuentes hablan de una influencia de los pitagóricos en Parménides y quizás en Zenón. El
3 Cfr. (GIORGIO, 2006, pág. 32)4 Cfr.(2006, pág. 28 y 29)5 Cfr. (2006, pág. 59)6 Cfr. (REALE & ANTISERI, 1995, pág. 53)
3
pensamiento jonio y el pitagórico tienen varias diferencias. A grandes rasgos, se suele decir
que los jonios se inclinan por el estudio de la naturaleza (physis) y son escépticos con los
dioses (Jenófanes representa esto último), mientras los pitagóricos son esotéricos y se
dedican al estudio de los números. La doctrina del maestro de Zenón se aleja del estudio de
la naturaleza propio de los jonios y dedica su estudio a los asuntos metafísicos (aunque no
se llamaran así en esos tiempos), a un nivel superior del ser, donde los contrarios
desaparecen. Este pensamiento se acercaría más a la doctrina mística y ordenada de los
pitagóricos. Aun así las diferencias entre Parménides y los pitagóricos son varias.
Parménides concibe al ser como una unidad indivisible, que no admite a la multiplicidad,
los pitagóricos, por el contrario, conciben al cosmos dividido en unidades mínimas y
múltiples7.
La influencia de la hermandad o “secta” de los pitagóricos era grande en Grecia, gracias en
parte a que aparentaban tener conocimientos secretos del funcionamiento del cosmos. En el
área de la política, tenían una amplia influencia en el sur de Italia, principalmente en
Crotona. Se sabe que tenían relación con la aristocracia, su concepción del carácter
jerárquico de la “igualdad proporcional”8 que justificaba la desigualdad en las sociedades,
servía de apoyo a la oligarquía, que estaba temerosa ante los nuevos aires de insurrección
democrática. Las argumentaciones de Zenón parecen contener una crítica a las teorías
pitagóricas, lo cual no parecería raro después de lo que he mencionado. La forma en que
murió Zenón y su relación con Pericles, defensor de la democracia, mostraría un posible
rechazo de su parte a la aristocracia, que se relacionaba íntimamente con la tiranía contra la
que él luchó. Esta confrontación entre Zenón y los pitagóricos la he argumentado en gran
parte gracias al texto de Bueno, aunque tendría que tomar también en cuenta la opinión de
Colli, quien menciona que Zenón probablemente fuera a su vez un aristócrata9 (algo que no
tendría que refutar su rechazo hacia ellos) y que los pitagóricos pudieron no influenciar a la
aristocracia de Elea.10
7 Cfr. (BUENO, 1974, pág. 162)8 Cfr. (1974, pág. 119)9 Cfr. (GIORGIO, 2006, pág. 33)10 Cfr. (2006, pág. 32)
4
Otra razón para creer que Zenón criticaba a los pitagóricos, es la crisis interna por la que
pasaban en esa época, esta se debía a la incapacidad de los pitagóricos de concebir un
mundo inexacto. El descubrimiento de los, ahora llamados, números irracionales,
mostraban un cosmos inconmensurable e inexacto. Entre estos números se encuentran el
número π, la raíz cuadrada de 2 y la relación de la diagonal con los lados de un cuadrado.
La incapacidad de calcular estos números inexactos, rompía con su concepción de las
unidades mínimas indivisibles. Para que esto no afectara al carácter místico de su
hermandad y su influencia en los gobiernos (como el de Crotona), intentaron ocultarlo a
toda costa. Era tanta su obsesión por esconderlo que castigaban con la muerte a aquel que
osara divulgar estos cálculos secretos e inexactos.11 Es difícil no ver cierta relación de esta
crisis con las aporías de Zenón, las cuales muestran la inconmensurabilidad del mundo y
pudieron contribuir a los problemas del culto pitagórico.
En este punto comenzaré a explicar las argumentaciones o aporías de Zenón. Entre ellas
están las aporías contra la multiplicidad y contra el espacio. Las del movimiento serán las
que intentaré ahondar más en este ensayo. La mayoría de las aporías, aun las de
movimiento, niegan la multiplicidad, se podría suponer que su motivo era la defensa de su
maestro. Las que son en contra de la unidad, se refieren a la unidad mínima como la que
plantearon los pitagóricos y los atomistas, y no a la unidad del ser de Parménides. Todas
las aporías parecen compartir la reducción al absurdo por el infinito.
Un ejemplo de aporía contra la multiplicidad es el de un probable fragmento auténtico de
Zenón, recuperado por Simplicio:
Si existe la multiplicidad, es necesario que sus integrantes sean tantos cuantos son: ni más
que ellos, ni menos. Pero si fuesen tantos cuantos son, serían ilimitados. Si existe la
multiplicidad, los entes son ilimitados, pues en medio de los entes siempre hay otros, y
nuevamente, en medio de éstos, otros más. Y así, los entes son ilimitados.12
Esta aporía demuestra que si los entes de la multiplicidad son también múltiples,
compuestos de partes múltiples a su vez, los entes serían infinitos. En las aporías se puede
ver un manejo de la lógica, Zenón pudo haber influenciado al posterior desarrollo de la
11 Cfr. (BUENO, 1974, pág. 120)12 (CORDER, OLIVIERI, LA CROCE, & EGGERS Lan, 1985, pág. 63 frag. 90)
5
lógica formal por parte de Aristóteles. Colli menciona con respecto a las aporías de Zenón:
“Están presentes aquí dos elementos fundamentales para la historia de la lógica en general:
el primero es la aplicación del principio de contradicción […] El segundo es la aplicación
de la demostración por el absurdo.”13 El principio de contradicción busca descartar uno de
los dos contrarios aplicados a un mismo sujeto, en este caso los contrarios son la unidad y
la multiplicidad. La demostración por el absurdo se utiliza cuando se intenta dar por
verdaderos dos contradictorios, en este argumento de Zenón, el absurdo proviene del
infinito como algo inconmensurable e irracional, el cual se deduce por la aporía y es
contrario al finito conmensurable y racional propio de la unidad.
Las aporías de Zenón contra el movimiento nos llegan principalmente a través de
Aristóteles en la Física y las divide en cuatro. La primera que mencionaré será la de “la
dicotomía”: “[…] el movimiento es imposible, porque lo que se moviese tendría que llegar
a la mitad antes de llegar al término final.” (239b-10). Esta aporía contra el movimiento, a
diferencia de las demás que mencionaré después, no tiene una clara visualización, es más
abstracta. Nos plantea un espacio que debe recorrer un objeto, dividido en infinitas partes.
Aquí se plantea el absurdo y lo inconmensurable del infinito como refutación del
movimiento. El móvil debe recorrer una cantidad infinita de fracciones del espacio en un
tiempo finito para llegar a su meta. Igualmente, el tiempo puede ser fraccionado y aplicaría
la misma aporía, se debe recorrer un espacio finito en un tiempo fraccionado en infinitas
partes. Con esta aporía se llega a la conclusión de que lo que se mueve no puede llegar al
final de su recorrido, algo que refuta la experiencia sensible.
“La dicotomía” planteada como lo hice antes, no niega el movimiento desde un principio,
solo se niega la posibilidad de llegar a una meta, pero esta podría aplicarse de forma
inversa, el móvil tiene que recorrer una fracción infinitamente pequeña para poder iniciar su
movimiento. La aporía de “la dicotomía”, al igual que las demás del movimiento, refuta la
pluralidad “ordinal”, que está ordenada en una serie consecutiva, en comparación con la
pluralidad “cardinal” que no se encuentra en este orden y se refuta en las llamadas aporías
contra la multiplicidad.14
13 (2006, pág. 44)14 Cfr. (BUENO, 1974, pág. 251)
6
La segunda aporía contra el movimiento es la de “Aquiles”. Aristóteles menciona:
El segundo argumento, conocido como “Aquiles”, es éste: el corredor más lento nunca
podrá ser alcanzado por el más veloz, pues el perseguidor tendría que llegar primero al
punto desde donde partió el perseguido, de tal manera que el corredor más lento mantendrá
siempre la delantera. (239b 15)
Aunque Aristóteles escribe que esta aporía es tan solo la ejemplificación de la anterior, de
“la dicotomía”, existen varias diferencias. En “Aquiles” encontramos a dos móviles con la
misma dirección y diferentes velocidades. En el fragmento de Simplicio, el segundo móvil
es una tortuga.15 El fraccionamiento del espacio se da por la interacción de los dos
corredores, dependerá de sus respectivas velocidades y la ventaja inicial del más lento.
Aquiles debe llegar primero al punto de partida de la tortuga, pero en ese momento la
tortuga ya ha avanzado otro tramo, cuando Aquiles recorre ese nuevo tramo, la tortuga ya
está más adelante y así sucesivamente hasta el infinito. Aquí se fragmenta tanto el espacio
como el tiempo, la situación se analiza a partir de la distancia entre los móviles que se debe
alcanzar en cada momento.
Se puede resaltar el hecho de que Zenón haya escogido a Aquiles “el de los pies ligeros”,
famoso por su velocidad, para competir con una lenta tortuga. La tradición homérica es
muy fuerte entre los griegos, es obvia la referencia a la persecución entre Aquiles y Héctor
que se relata en la Ilíada. En esa carrera dan tres vueltas a Troya sin que Aquiles alcance a
Héctor. Aun cuando es mucha la diferencia de velocidades, Héctor se las arregla para que
en esa distancia no le dé alcance. Al final, Aquiles realmente no lo atrapa, Héctor decide
enfrentarlo con consecuencias funestas para él.16 En la aporía, la diferencia de velocidades
sería muy grande, sin embargo, cuando la explican diferentes autores se suele manejar
diferencias relativamente pequeñas. Si tomamos en cuenta el carácter divino de Aquiles
(hijo de la diosa Tetis y el descendiente de Zeus, Peleo) la diferencia de velocidades
tendería al infinito. Zenón nos puede estar planteando una aporía en la que se muestra la
infinita serie de distancias que debe recorrer un móvil para alcanzar a un objetivo que es
infinitamente más lento que él, el absurdo se duplica.
15 Cfr. (CORDER, OLIVIERI, LA CROCE, & EGGERS Lan, 1985)16 Cfr. (HOMERO, págs. 369-371)
7
Me atreveré a mencionar que puede haber una metáfora en esta aporía, Aquiles podría
simbolizar la racionalidad humana, que intenta alcanzar a la verdad o a la realidad, pero por
más habilidosa que sea la razón, nunca puede alcanzarla. Me recuerda al poema de
Parménides, donde se habla de la opinión de los “mortales bicéfalos”, que no distinguen el
ser del no-ser y que no pueden conocer la verdad.17 Si esta metáfora tuviera fundamento,
tendría que colocarse al divino Aquiles como la opinión del simple mortal, que no parece
gozar del respaldo de los dioses. A su vez, la común tortuga simbolizaría la “verdad
redonda”, aunque podría tratarse de la comprensión del movimiento lo que se debe
alcanzar, dejando a un lado a la tortuga. Es solo una interpretación basada en textos que no
son del todo fiables, parece en parte contradictoria e implicaría una separación entre
Parménides y Zenón. Sin embargo, la relación entre ambos no es obvia y la referencia de
los “mortales bicéfalos” podría contraponerse con el método dialéctico de Zenón.
En la Física de Aristóteles, donde se mencionan las dos aporías anteriores, se dan dos
posibles soluciones. La primera nos habla de dos tipos de infinitos, el “infinito por la
división” que se da por la partición infinita de las cosas y el “infinito por la cantidad” que
se da cuando las cosas no tienen un límite y se extienden al infinito. El primero es el que se
infiere en las aporías, el espacio es finito en cuanto a su extensión, pero es infinito en
cuanto a su división. El tiempo finito es insuficiente para recorrer una distancia “infinita
por la división”, pero en realidad, el tiempo es también infinito en este aspecto, por lo que
la distancia dividida en infinitas fracciones será recorrida en un tiempo dividido en infinitos
momentos. Esta respuesta no soluciona del todo las aporías, los infinitos no son claramente
diferenciables (la “cantidad” también es divisible) y sigue presente el absurdo de lo
infinito.18
La segunda respuesta que da Aristóteles está basada en sus conceptos de ser en “potencia”
y ser en “acto”. Sin adentrarme mucho en el pensamiento aristotélico, la aporía se
resolvería si se entiende que la división del espacio solo se encuentra en potencia, el móvil
recorre la distancia en la realidad como un entero. Sólo cuando se considera a la distancia
dividida en acto, es cuando surge el problema del recorrido infinito. Esto, a mi forma de
ver, se complica en el caso de “Aquiles”, la interacción entre los dos móviles es la que
17Cfr. (EGGERS Lan & JULIÁ, 1981, pág. 478 frag. 1048)18 Cfr. (GIORGIO, 2006, pág. 105)
8
marca la división de la distancia cómo acto (igual que en el caso de la aporía del estadio,
que mencionaré después). Esta división se da al comparar los diferentes momentos de los
corredores. Si el tiempo no se divide, tampoco se podrá marcar la serie de distancias, cada
vez menores, que separan a los corredores. Es la separación de los momentos la que
permite el fraccionamiento de la distancias. La tortuga parte en un momento dado con
cierta ventaja, la cual se marcaría con un punto imaginario, la tortuga comienza a avanzar,
cuando Aquiles alcanza al punto inicial de la tortuga, se separa otro momento y otra
fracción de la distancia, la tortuga vuelve a dejar un punto imaginario, el cual es el que
ahora debe alcanzar Aquiles. Esta sucesión se da hasta el infinito, la división del tiempo y
la distancias están aquí entrelazadas, si uno de los dos pasa a ser dividido en acto, la otra
también lo hará y esto solo sucederá si alguien analiza la aporía. En el caso de “la
dicotomía”, el tiempo y la distancia no son inseparables en su concepción, la división de la
distancia surge de un simple cálculo de las mitades, la aporía se hace más compleja y más
difícil de resolver al interactuar dos móviles.
Las dos aporías contra el movimiento restantes las explicaré de forma más breve. La aporía
de “la flecha” dice: “[…] todo lo que está en algún lugar igual a sí mismo está en reposo, y
si lo que se desplaza está siempre en un “ahora” entonces la flecha que vuela está inmóvil”
(239b 5). Esta aporía parece partir de la idea de que el tiempo está dividido en instantes y
de que un objeto no se puede mover en ellos. El movimiento no podría surgir del reposo de
la flecha atrapada en uno de esos instantes inmóviles. El instante inmutable no corresponde
a la unidad del todo de Parménides, más bien, podría ser una crítica a las unidades mínimas
de los pitagóricos, como nos hace ver en su texto Bueno.19
La última aporía es la “del estadio”. Es muy largo y confuso el fragmento que describe este
argumento, pero se puede encontrar, junto con las otras aporías del movimiento, en el
capítulo nueve del libro VI de la Física de Aristóteles. Básicamente, nos describe una
situación que incluye a tres cuerpos compuestos de varias masas idénticas entre ellas (como
los vagones de un tren). Dos de ellos se acercan en direcciones contrarias a la misma
velocidad, para nosotros, que crecimos con la física moderna, es fácil comprender que la
velocidad de los dos cuerpos se suma y por lo tanto tendrán el doble de velocidad. El
19 Cfr. (1974, pág. 259)
9
tercero esta en reposo, por lo que a la velocidad de los otros cuerpos no se le suma nada,
resultando la mitad de la velocidad previamente duplicada. Tiempo y distancia se
encuentran relacionados en la velocidad, por lo que Zenón nos hace ver que “la mitad de un
tiempo es igual al doble de ese tiempo.” (240a). Colli maneja “el estadio” como un
argumento débil y duda de su autenticidad por ser más fácil de refutar y más torpe en su
explicación. Pero se puede apreciar que este argumento va en contra de las unidades
indivisibles que manejan los pitagóricos (que ya había mencionado). Tanto el argumento de
“la flecha” como este prueban la imposibilidad de una unidad mínima entera, en el primero
por su incompatibilidad con la realidad y en el segundo porque el argumento prueba que
toda unidad de tiempo y distancia puede ser dividida.
Existe otra posible interpretación de la aporía “del estadio”, pero está relacionada con la
ciencia moderna. Bueno y Pasquinelli (autor que menciona Colli) ven en este argumento los
principios de la relatividad del movimiento de Galileo (Colli menciona a Einstein, pero fue
Galileo el que descubrió la relatividad del movimiento). A grandes rasgos, Galileo nos dice
que la percepción del movimiento de un objeto depende de nuestra relación con él, si el
objeto y nosotros nos acercamos a velocidades constantes en direcciones contrarias, nos
parecerá que el objeto viaja al doble de la velocidad, en comparación con la velocidad del
objeto en relación a un observador en reposo. Pero esta interpretación se dificulta porque en
la aporía de Zenón el observador está fuera del planteamiento.
Muchos han supuesto que las aporías solo lo eran en la época de Zenón y que actualmente
son problemas con una solución gracias al cálculo de los infinitésimos.20 Sin tener un gran
conocimiento matemático, intentaré explicar porque, según Bueno, la solución del cálculo
no resuelve las aporías. Mi explicación parte de la lógica. Las aporías de Zenón solo se
basan en la argumentación misma, poniendo entre dicho la propia realidad. En
comparación, la lógica formal instituida por Aristóteles depende de premisas verdaderas
verificables por un sistema exterior al de la misma lógica. Bueno compara esto,
paradójicamente, con una falacia de petición de principio, que usa una premisa como
conclusión. En la lógica de Aristóteles se parte de la verdad para llegar a la verdad. En este
aspecto, la lógica de Zenón es aun más formal que la de Aristóteles.21
20 Cfr. (BUENO, 1974, pág. 240)21 Cfr. (BUENO, 1974, pág. 266)
10
Los cálculos infinitesimales son semejantes a la lógica de Aristóteles, depende de los
enteros para llegar a los mismos enteros. Resuelven las series infinitas de fracciones
regulares de un entero, pero requieren en un principio del entero para fraccionarlo. Este
cálculo no resuelve en realidad la aporía, solo la reduce. La aporía de Zenón no presupone
la existencia de un entero dentro de su argumento, no da por hecho que el móvil de la
dicotomía alcance la meta o que Aquiles supera a la tortuga, quiere llegar a esto por el puro
razonamiento. Los argumentos de Zenón solo logran la descomposición inconmensurable
de la distancia y el tiempo, no la recomposición en un entero conmensurable. Para Bueno,
el cálculo infinitesimal, al igual que la lógica de Aristóteles, es un argumento circular, una
falacia de petición de principio. En su libro, Bueno hace una extensa revisión de la relación
de las aporías de Zenón y el cálculo de los infinitésimos.
En conclusión, las aporías de Zenón no pueden ser tomadas a la ligera. Como menciona
Bueno, la aporía no puede ser vista como un simple puzzle22, que contiene la solución
dentro del mismo y solo es cuestión de tiempo encontrarla. Tampoco es un simple
problema científico a resolver, la ciencia resuelve los problemas desde una sola categoría.23
Las aporías de Zenón son filosóficas, atraviesan todas las categorías y tratan cuestiones
epistemológicas. Es posible que Zenón nos muestre un obstáculo insalvable entre el
lenguaje y la realidad que intentamos comprender. El análisis reduccionista de las ciencias
modernas (en especial la física) procura explicar el universo por medio de sus partes más
pequeñas. Pero no pueden llegar más allá de la inconmensurabilidad del universo. Si cada
parte infinitamente pequeña del universo contiene un fragmento de la información del todo,
entonces lo que se puede conocer del universo es infinito. Aunque no nos guste, al ser
nosotros seres finitos, nunca vamos a poder conocerlo todo. El mundo está lleno de aporías,
y es increíble que Zenón, en el inicio de la filosofía, pudiera encontrar una limitación tan
grande en el conocimiento humano. Quizás sea el encuentro de los contrarios en la
dialéctica la clave para conocer al mundo, aunque nuestro conocimiento nunca sea
completo.
22Cfr. (BUENO, 1974, pág. 247)23 Cfr. (BUENO, 1974, pág. 241)
11
Glosario
Aporía (ἀπορία): Bueno las define como “dificultades sin salida”, es un argumento donde
dos contrarios son aplicados a un mismo sujeto que nos llevan a un razonamiento sin salida.
Dialéctica: Este término es en la actualidad muy amplio. Se puede entender en el caso de
Zenón como el encuentro de dos contrarios, pero por lo general, en la antigua Grecia se
entendía como diálogo. El diálogo es un encuentro entre dos posturas en el que se puede
llegar a algunos acuerdos mediante el cambio en la opinión de ambos lados. Los mayores
ejemplos de diálogos de esa época son los de Platón.
Inconmensurable: es aquello que no es cuantificable en su totalidad, las series infinitas y
los decimales de los números irracionales son inconmensurables.
Infinito: Existen varias concepciones de infinito, pero se puede entender como aquello que
no tiene limites ni fin, que se extiende más allá de lo que se puede percibir. En el caso de
las aporías contra el movimiento, el infinito se da en una serie sin fin de fracciones de una
distancia determinada, estas fracciones no pueden ser enumeradas.
Lógica: Es el estudio de los procesos del pensamiento racional, busca inferir conclusiones
verdaderas a partir de premisas verdaderas. La lógica de Zenón parece buscar conclusiones
falsas a partir de premisas que se creían verdaderas, llega siempre a paradojas que se
contradicen con lo evidente. La lógica formal la manejo como aquella que tiene
establecidas sus reglas y principios.
Movimiento: En la antigua Grecia, el concepto del movimiento no se diferenciaba
claramente del cambio o el devenir. Era una cuestión muy importante en la filosofía. En las
aporías de Zenón contra el movimiento, se entiende a este como un desplazamiento, aun
así, el término abarca cuestiones como el devenir que implica la multiplicidad del ser. El
movimiento como desplazamiento se mide por la velocidad, cuya definición más simple es
la división de la distancia recorrida entre el tiempo que se lleva recorrerla.
Bibliografía
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