Factor R Enero 2015

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Factor R. Factor R es el órgano oficial de difusión política de la Juventud Guevarista de Chile. Decimos, R de reivindicación obrera, estudiantil, campesina, territorial, indígena, feminista y de la diversidad sexual, que son los motivos que empujan a nuestra clase a la movilización y el conflicto con los explotadores y opresores, desarrollando las contradicciones de la sociedad de clases; R de rebeldía popular, la movilización radical de masas que en este país contribuirá a desestabilizar la democracia burguesa y romper la dominación de clase; y R de Revolución Socialista, el objetivo programático por excelencia que, desde la doctrina guevarista, poseerá un contenido esencialmente humanista y emancipador.

Transcript of Factor R Enero 2015

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De cara a la clase obrera y el pueblo trabajador chi-

leno, los oprimidos y marginados, los pueblos indígenas, el

movimiento de masas y sus sectores de vanguardia que lu-

chan en las filas de avanzada, los más dispuestos y combati-

vos, los explotados y expoliados de toda Nuestra América; la

Juventud Guevarista de Chile busca convertirse en una alter-

nativa real de organización y movilización de las fuerzas re-

volucionarias de la clase trabajadora.

Con la mira puesta claramente en el Socialismo, esta-

mos decididos a intervenir la realidad concreta para dar

cuerpo y vida al proyecto revolucionario de América Latina y

el mundo. Pero este proyecto no será en modo alguno un

retorno a las experiencias caducas y fenecidas de los

"socialismos reales" del hemisferio norte como la URSS, Chi-

na, la RDA, Corea del Norte y algunas naciones de Indochi-

na, las cuales junto con restablecer el modo de producción

capitalista y conservar sus categorías fundamentales -la mer-

cancía, la ley del valor, el cálculo económico, la competencia,

el estímulo material como palanca de la producción-, blo-

quearon todo camino a la emancipación humana y, con ello,

toda perspectiva al comunismo.

Quienes nos proclamamos guevaristas, en cambio,

aspiramos a la conquista de un Socialismo que destruya to-

dos los cimientos de la sociedad capitalista y ponga en pie las

bases de un orden radicalmente nuevo, profundamente revo-

lucionario; que así como lo pensara originalmente Marx y

también Lenin, alimente y multiplique los caudales de la

creatividad humana y saque a la luz todo el potencial y todas

las virtudes del hombre y la mujer libres, las que dormitaban

aplastadas durante siglos bajo el yugo de la explotación y el

embrutecimiento. En este sentido, luchamos por un Socialis-

mo que combine el máximo desarrollo de la técnica, la pro-

ducción y la tecnología con el máximo despliegue espiritual,

moral y cultural de los seres humanos en relación armoniosa

con su medio natural. Entendemos que el comunismo es,

fundamentalmente, un fenómeno de conciencia.

En este momento tenemos el honor de presentarles el

primer número de nuestro boletín llamado Factor R. Factor

R es el órgano oficial de difusión política de la Juventud Gue-

varista de Chile. Decimos, R de reivindicación obrera, estu-

diantil, campesina, territorial, indígena, feminista y de la

diversidad sexual, que son los motivos que empujan a nues-

tra clase a la movilización y el conflicto con los explotadores

y opresores, desarrollando las contradicciones de la sociedad

de clases; R de rebeldía popular, la movilización radical de

masas que en este país contribuirá a desestabilizar la demo-

cracia burguesa y romper la dominación de clase; y R de Re-

volución Socialista, el objetivo programático por excelencia

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que, desde la doctrina guevarista, poseerá un contenido

esencialmente humanista y emancipador.

En esta edición haremos un recorrido, en primer tér-

mino, por la coyuntura política chilena. Repasamos algunas

de las relaciones fundamentales que a nuestro parecer ayu-

dan a comprender la coyuntura actual, que es el modo en

que el agotamiento del patrón de acumulación neoliberal se

asocia con la crisis de hegemonía que padece el bloque domi-

nante, y cómo un resultado de aquello es que el bloque en el

poder va sufriendo una agudización de sus contradicciones

internas, conflictos, tensiones y desacuerdos que merman

una óptima conducción del proyecto burgués. La Juventud

Guevarista de Chile prevé un escenario político caracteriza-

do -tal vez durante todos estos años del gobierno de Bache-

let- por una derecha duramente resistente frente a las refor-

mas impulsadas por el Ejecutivo y la Nueva Mayoría, tensión

de la cual, como un producto del consenso, se obtendrán

unos misérrimos acomodos del patrón de acumulación y el

régimen de democracia restringida. Ante esto, nuestra políti-

ca es hincar en las demandas de la clase que más directa-

mente afectan los intereses de la burguesía monopolista y

los grandes grupos económicos, tal de profundizar esa con-

tradicción. Finalmente, un espacio organizativo al que apos-

tamos, el cual creemos necesario proyectar políticamente, es

el Congreso por la Educación para los Pueblos.

La sección Internacionalismo está reservada para el

comunicado de la Coordinadora Guevarista Internacionalista

-CGI- sobre el Octubre Revolucionario. Con este motivo re-

cordamos a dos gigantes caídos en combate durante este

mes: el Comandante Ernesto Guevara de la Serna y el Secre-

tario General del MIR de Chile, Miguel Enríquez Espinosa.

Pero enfatizamos, por sobre todo, el complejo entramado

histórico que da a luz al guevarismo como una corriente pro-

pia y como un sistema de pensamiento, que hoy nos importa

recuperar y recrear. Retomando algunos de los principios

estratégicos y programáticos del guevarismo, por ejemplo la

independencia de clase respecto a las burguesías

"nacionales" o "progresistas" o la necesidad e inevitabilidad

de la violencia revolucionaria para barrer con la burguesía y

el imperialismo, llegamos a donde más nos interesa: la nece-

sidad de desarrollar una economía-política de transición

dirigida no tan sólo a erradicar la explotación del hombre

por el hombre, sino a constituir una base para la transforma-

ción profunda del ser humano. Tal concepción humanista

del Socialismo afirma con fuerzas que éste "debe ser ante

todo una nueva fase histórica, donde la tarea central, respec-

to al desarrollo del ser humano emancipado de la explota-

ción y la enajenación, está ubicada en la concreción integral

del Hombre y la Mujer Nueva", los hombres y mujeres auto-

concientes y auténticamente comunistas.

En Todas nuestras luchas abordamos la brillante obra

del revolucionario peruano José Carlos Mariátegui, leyendo

su artículo "Las reivindicaciones feministas" donde arroja

luces sobre el problema de la mujer y la cuestión feminista

en la sociedad capitalista. En pleno Siglo XXI, donde se vuel-

ve agudamente urgente reconstruir un marxismo humanista,

totalizante, omnilateral y anti-dogmático, el legado de Ma-

riátegui nos sirve de arma para erigir una política clasista y

revolucionaria que comprenda y asimile todos los problemas

que aquejan al conjunto de los explotados y los oprimidos.

Mariátegui nos enseña a los revolucionarios la necesidad de

levantar las banderas de un feminismo proletario y socialista

-contrario al contenido de clase y los objetivos políticos del

feminismo burgués y pequeño-burgués-, o mejor aún, de

construir un Socialismo intrínseca y esencialmente emanci-

pador, y por ende, proletario, feminista, indigenista, latinoa-

mericanista.

Para terminar, en la sección Cultura Socialista trabaja-mos la obra y figura del genial escri-tor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano Gabriel García Márquez, sin duda desde una óptica políticamente novedosa y relevante: leemos un García Már-quez quien mediante su literatura desarrolla un realismo crítico acerca de la situación de violencia, colonización, opresión y explotación que sufren nuestros pueblos de Lati-noamérica y el Caribe. A través de sus pasajes nos sumerge en la identidad latinoamericana, su memoria, su presente y su futuro, colocando al frente la tarea histórica de la libera-ción. Esto lo consagra, a nuestros ojos, como un pensador político de Nuestra América, lo cual no es frecuentemente reconocido como tal. Pero más concretamente, nos importa destacar que para García Márquez la opción era una: el So-cialismo. Y nos decía: “Yo sigo creyendo que el Socialismo es una posibilidad real, que es la buena solución para América Latina y que hay que tener una militancia más activa”.

¡ACOMPÁÑANOS A TRANSITAR LA SENDA DE MIGUEL Y GUEVARA!

¡PORQUE SERÁ REVOLUCIÓN SOCIALISTA O CA-RICATURA DE REVOLUCIÓN!

¡CONTRA EL IMPERIALISMO Y LA BURGUESÍA, HAY QUE HACER LA REVOLUCIÓN!

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1. El patrón de acumulación neoliberal sigue

brindando señales de desgaste y desequili-

brio.

Hacia finales de los 90' e inicios del 2.000 se produce,

de manera más o menos generalizada, un agotamiento del

patrón de acumulación neoliberal en América Latina, fenó-

meno definido por el deterioro "estructural" del desarrollo

productivo y financiero de una nación. Este es un proceso

que se manifiesta, de manera desigual, en una serie de crisis

económicas, sociales e institucionales -políticas- en medio

de un ascenso de la movilización de masas y la lucha reivin-

dicativa de obreros, campesinos, indígenas y estudiantes.

En algunos países la convulsión social, alimentada por

terribles deficiencias productivas, comerciales y distributi-

vas, llevó al derrumbe de sus gobiernos y de todo el aparato

institucional como sucedió en Argentina, Bolivia y Ecuador.

No resulta posible comprender las actuales correlaciones de

fuerza en Nuestra América y el mundo -y en este contexto, en

Chile- sin atender a esta tendencia prolongada de desgaste del

patrón de acumulación, que en algunos casos azota brusca-

mente la estructura de clases mientras que en otros, como

en Chile, contribuye poco a poco a su desestabilización.

[...] La economía en Chile aproximadamente hace 15

años sufrió una crisis desastrosamente profunda e intensa,

que a posteriori se fue regulando institucionalmente. De ahí

en más, se han ido alternando ciclos de aceleración y desace-

leración del crecimiento. Es preciso entender, y lo enfatiza-

mos, que el agotamiento del patrón de acumulación implica

una repercusión en todas las esferas de la lucha de clases, es

decir, no es un fenómeno exclusivamente económico sino que

se acompaña de un deterioro de la estabilidad política, social y

cultural que ostenta la clase dirigente.

[...] Actualmente se atraviesa una coyuntura de des-

aceleración económica. Nos interesa destacar que éste es un

escenario desfavorable para sacar adelante casi cualquier

tipo de reforma social, la gran mayoría de las cuales requiere

el desembolso adicional de dineros fiscales y el apoyo mayo-

ritario del parlamento. En medio de una crisis de hegemonía

del bloque dominante caracterizada por una desafección o

desapego subjetivo de las masas trabajadoras respecto a sus

instrumentos de conducción y representación política, la

Concertación con el Partido Comunista están mandatados -

por la burguesía monopólica y los grupos económicos domi-

nantes- a desarrollar un conjunto de reformas económicas,

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políticas y sociales de acuerdo a la necesidad de robustecer

la dominación-contención sobre la clase trabajadora. A la

base se encuentra un desgaste del patrón de acumulación

neoliberal que remece toda la súperestructura política, so-

cial y cultural y genera grietas en la dominación de clase.

2. El bloque en el poder va sufriendo una

agudización de sus contradicciones internas.

El bloque dominante continúa sustentándose en

firmes consensos básicos, tal como fue conformado a fines

de la década de los 80': un modelo de explotación-

acumulación neoliberal, extractivista, primario-

exportador; y un régimen político de democracia restringi-

da, policial y contrainsurgente. Sobre estos pilares, el pro-

yecto capitalista no está desde ningún ángulo puesto en

duda; muy por el contrario, es resguardado celosamente

por todos los componentes del bloque en el poder, en fé-

rreo pacto a través del Estado.

No obstante, al interior del bloque en el poder se

van produciendo ciertas diferencias y abriéndose algunas

brechas. Podría bien decirse, al respecto, que tiene relati-

vamente claros los elementos de dirección ideológica y

política, pero que se abren distancias en cuanto a los ele-

mentos de conducción: ¿cómo y hasta qué punto regular -a

través de las instituciones del Estado- los mercados y las

inversiones?, ¿abrir la democracia y permitir la participa-

ción popular?, ¿en qué grado y de qué manera?, ¿cómo

perfeccionar el aparato represivo en el marco de la demo-

cracia burguesa?, ¿cómo realizar una reforma educativa

que no perjudique a los grandes grupos económicos y a -

demasiados- medianos empresarios y pequeños

sostenedores, que al mismo tiempo contenga la

movilización estudiantil y de trabajadores de la

educación?

Estas son solo algunas de las interrogan-

tes acerca de las cuales los distintos compo-

nentes del bloque en el poder, por el momento,

no consiguen acuerdo. Están sujetos a una con-

tradicción no antagónica, que podrían resolver.

Por esta razón es que la reforma educacional,

por ejemplo, está trabada, atrapada en medio

de una tendencia más socialdemócrata y otra

más reaccionaria y conservadora.

Creemos que lo más probable, más allá de la disputa

coyuntural entre socialdemócratas y conservadores por la

conducción política, es que la pugna se resuelva, en cual-

quier caso, a favor del status quo. Es decir, que se zanjen

reformas en ciertos aspectos "modernizadoras", que en lo

esencial mantengan absolutamente protegidas y garantiza-

das las ganancias de la burguesía monopolista y otros sec-

tores de la gran burguesía.

[...] Pero estas medidas, a lo sumo, lograrán conte-

ner el movimiento de masas en el corto y mediano plazo.

O sea, no resuelven y, al contrario, agudizan las contradic-

ciones de clase del capitalismo, por lo que -nada más- ga-

nan tiempo los dueños del Poder posponiendo estallidos

de masas de mayor magnitud. Como sus políticas no al-

canzan ni por lejos la raíz de los conflictos no se recompo-

ne la hegemonía de la clase dominante y, fuera de aquello,

se profundiza la explotación y la súperexplotación sobre la

clase obrera; es decir, aumenta irreparablemente al me-

diano plazo la polarización de clases.

3. El reformismo, en general, redoblará su

apoyo a las políticas del gobierno concerta-

cionista.

A propósito de la oposición activa que surge en ma-

teria educacional desde la derecha y los sectores más reac-

cionarios, seguramente la socialdemocracia y el reformis-

mo de toda calaña afirmarán su discurso de que es obliga-

torio defender la Reforma Educacional del gobierno. Que

es la reforma de Bachelet-Eyzaguirre o perderlo todo a

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manos de la derecha reaccionaria.

Nos referimos, como contexto, a

las marchas convocadas por la CONFE-

PA y las declaraciones de la CONACEP

en favor de la educación privada y el

lucro, las pugnas parlamentarias [...] la

campaña comunicacional de la derecha

[...]

Creemos que este escenario, en

que efectivamente la derecha golpea la

mesa e irrumpe desde el punto de vista

político y doctrinario en el debate sobre

educación, tiene mucho que ver con el

acuerdo precipitado que hace un par de

semanas sellaron el MINEDUC junto

con la Directiva del Colegio de Profeso-

res, acordando cinco puntos de una

"agenda corta" que vagamente conside-

ra las reivindicaciones integrales del

gremio docente y los trabajadores de la

educación. El gobierno está en proble-

mas, está apresurado y con suma pre-

sión por sostener en pie su programa -

particularmente en materia educativa-.

[...]] Pero el problema que se

produce, el quiebre que se genera, es

que el Partido Comunista ha demostra-

do consistentemente a lo largo de este

año que no posee la capacidad de con-

ducción de masas que el gobierno nece-

sita para respaldarse. No la tiene al in-

terior del movimiento estudiantil y la

CONFECH, ni en el gremio docente en

virtud de la dirección del Colegio de

Profesores, ni tampoco en alguna por-

ción importante del conjunto del movi-

miento obrero gracias a la dirección de

la CUT. De hecho, ya durante el mes de

agosto las bases afiliadas al Colegio de

Profesores habían votado mayoritaria-

mente en contra de la agenda corta

propuesta por el MINEDUC, lo que

constituye un precedente relevante

para entender por qué hoy día la Direc-

tiva decide no consultar a sus bases y

zanjar el acuerdo "por arriba". Y más

aún, el conflicto en el que se encuentra

inmerso a propósito de la crisis de la

Universidad ARCIS perjudica ostensi-

blemente su prestigio y, por ende, su

capacidad de conducción.

Acerca de toda la situación ante-

rior, afirmamos claramente que no es

verdad que la izquierda deba apostar

sus fuerzas en apoyo a la reforma edu-

cacional de Bachelet, ante la amenaza

de la derecha, puesto que la Nueva Ma-

yoría no posee la capacidad de imponer

ninguna medida transformadora en des-

medro de la oposición al interior del blo-

que en el poder. [...] El carácter mismo

del régimen político, su sistema parla-

mentario y el entramado de compromi-

sos económicos con la burguesía mono-

polista y otras capas de la burguesía

obligan al acuerdo entre Concertación y

Alianza, empujan las definiciones hacia

el "centro" burgués, que es el punto que

el bloque dominante necesita para con-

servar la estabilidad y solidez institu-

cional.

No por aportar apoyo de masas

al programa bacheletista la derecha va

a quedar, en absoluto, desplazada, de-

bilitada o diezmada en sus intenciones,

dado que dicho programa es -por nece-

sidad- negociable, transable con la de-

recha. No es cierto, tampoco, que la

reforma educacional pueda servir como

pivote o punto de apoyo para avanzar

en el sentido de una transformación

profunda del sistema educativo, ya que

para satisfacer las exigencias de capita-

listas bancarios, empresarios de la edu-

cación de todo tipo, rectores y sostene-

dores, necesariamente la parte sustan-

cial de las demandas históricas de estu-

diantes y trabajadores serán mutiladas

a modo de concesión, a cambio de avan-

ces de menor envergadura. ¿O no es

esto lo que acaba de suceder con las

demandas de los profesores, que hoy

día los tiene protestando a lo largo de

todo Chile?

No es correcto que la izquierda

tenga que escoger el "mal menor". Su-

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marse en defensa de la reforma educacional oficialista signi-

fica, inevitablemente, apoyar una medida de consenso al in-

terior del bloque en el poder y los sectores dominantes [...]

No se trata, en fin, de intentar inclinar la Nueva Ma-

yoría a la izquierda ni de fortalecer su "ala progresista" en

contra de la derecha. Se trata de contraponer una platafor-

ma reivindicativa del pueblo trabajador frente al programa

de reformas de la burguesía, en contra el programa de toda

la burguesía, a contrapelo de sus intereses y su orientación

común. Se trata de unificar la

izquierda consecuente con la

capacidad de colocarse al

frente de las luchas de masas,

interpretando de conjunto las

aspiraciones de la clase obrera

y los sectores populares en

confrontación con las aspira-

ciones de la clase dominante.

[...]

4. La izquierda revolu-

cionaria debe luchar

intransigentemente

por las demandas que

afecten los intereses

de los dueños del po-

der y la riqueza.

La izquierda conse-

cuente tiene que sostener una oposición de intransigencia

frente a todas las demandas de los explotados y oprimidos

que afecten directamente los intereses de los ricos y podero-

sos, la burguesía monopólico-financiera, el capital financie-

ro, las cuales en el frente educacional son precisamente las

reivindicaciones históricas del movimiento educacional de

estudiantes y trabajadores, y así, golpear al Ejecutivo y la

Nueva Mayoría por el costado izquierdo.

[...] Pero más allá, las aspiraciones de los explotados

tienen que convertirse en proyecto político el cual se asimi-

le, se inserte, se arraigue y se extienda en la conciencia par-

ticularmente de los sectores más avanzados de la clase, ro-

busteciendo la conciencia de clase para sí. Esa sigue siendo

una parte medular de las tareas de la izquierda en el presen-

te: la construcción del proyecto revolucionario, el proyecto

socialista y la unidad programática y estratégica en torno a

la Revolución Socialista. Sería, si caminamos efectivamente

en su cumplimiento, un desarrollo fundamental para catali-

zar un proceso de recomposición consistente de la concien-

cia de clase.

[...] Mientras seamos capaces de tensionar, vía movili-

zación radical de masas, justamente estos puntos sensibles

de contradicción al interior del bloque dominante, que la

derecha golpee al gobierno

todo lo que quiera; así se

merma -parcialmente- o se

dificulta la capacidad unitaria

del bloque en el poder, lo

cual podría traspasarse al

régimen político como ines-

tabilidad. Así, los revolucio-

narios procuramos que se

ensanche y ahonde el desape-

go de los sectores subalternos

hacia Bachelet y la Nueva

Mayoría -es decir, evitamos

que el actual agente político

de las clases dominantes, la

Nueva Mayoría, vuelva a ser

hegemónico-, manteniendo y

elevando los niveles de movi-

lización, alimentando la lu-

cha reivindicativa. Es preciso

entender que la lucha reivin-

dicativa, según lo hemos ex-

plicado, se dirigirá -de hecho

- contra los dueños del capi-

tal financiero, contra todos los sectores del bloque en el po-

der y contra el régimen político de la burguesía en su con-

junto, debilitándolo.

[...] De este modo, el resquebrajamiento de la domi-

nación, al contrario de las tesis del reformismo, no juega en

favor de la derecha. La profundización de la crisis de legiti-

midad del régimen político no juega a favor de la derecha.

La derecha solamente se puede favorecer, en cambio, pro-

ducto de la concreción de un acuerdo inter-burgués en un

estado de cooptación y desmovilización popular. La derecha

sólo puede beneficiarse de la unidad clasista de la burguesía

y el bloque dominante, arrastrando tras de sí a diversas ca-

pas medias e intentando embotar la conciencia de la clase

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obrera y anular el desarrollo de una política obrera indepen-

diente.

5. Apostamos a proyectar políticamente el

Congreso Nacional por la Educación de los

Pueblos.

Es tarea nuestra construir y fortalecer vínculos políti-

cos y orgánicos entre las luchas del movimiento por la educa-

ción del pueblo y todas las luchas de la clase obrera y los sec-

tores populares. Creemos que es preciso, para avanzar en el

sentido de los desafíos señalados, constituir un referente

organizativo de masas que cumpla la función de unificar las

fuerzas dispersas y articular el activo político que opera en el

campo de la izquierda a nivel nacional. Y en ese sentido,

debemos proyectar política y organizativamente el Congreso

Nacional por la Educación de los Pueblos.

Octubre es un mes importantísimo para los

revolucionarios del mundo. Es el mes de la muerte en com-

bate de quien fuese uno de los cuadros revolucionarios más

destacados que nuestras tierras han parido: el Comandante

Ernesto Guevara.

Guevara, junto a los heroicos y valientes cubanos que

desembarcaron desde el Granma, desarrolló exitosamente la

guerra revolucionaria contra un gobierno tiránico, títere del

imperialismo yanqui triunfando contra él. Dicha guerra de

liberación -frente al autoritarismo batisteano- terminó con-

virtiéndose en la primera Revolución Socialista triunfante en

nuestro hemisferio. Dicho triunfo potenció un más intenso

despliegue de la lucha de clases en toda Nuestra América,

abriendo una fase marcada por la disputa directa por el So-

cialismo y por el empleo de todas las formas de lucha en ese

proceso.

Aquella importante fase histórica reorientó el surgi-

miento de vanguardias revolucionarias por toda Nuestra

América, las que asumieron en sus programas y estrategias

parte importante de las lecciones históricas encarnadas por

la joven Revolución cubana, como también la lucha revolu-

cionaria liberada por el pueblo vietnamita y otros pueblos

del mundo que combatían fieramente contra la explotación

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y el colonialismo.

La lucha revolucionaria –bajo preceptos más radicales

- se comenzó a extender por todo el continente. La solidari-

dad activa del Gobierno Revolucionario de Cuba se hizo pre-

sente –directa e indirectamente- en los intentos de nuestro

continente y de otros países del mundo por derrotar al régi-

men burgués. Sin duda, la conformación de la Organización

Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) expresó –

certeramente- dicha voluntad revolucionaria, encarnando

en su seno el internacionalismo proletario que Lenin y los

bolcheviques de las primeras generacio-

nes defendieron con fuerza e ímpetu

ante los traidores de la Segunda Interna-

cional, y posteriores vacilaciones de la

Internacional Comunista.

Guevara fue ejemplo vivo de ese

internacionalismo militante, proletario y

comunista. No dudó en empuñar las

armas en la lejana África para intentar

llevar adelante la revolución desde el

continente más expoliado por el imperialismo. Las condicio-

nes no estaban maduras para desarrollar dicho proceso

emancipatorio, no obstante el ejemplo del Comandante

Guevara perduró.

El siguiente destino internacionalista fue Bolivia. Allí,

en el corazón de Sudamérica, fue donde Guevara encontró la

muerte a manos de los fusileros bolivianos dirigidos por la

CIA. No obstante, pese a la muerte física, su ejemplo nueva-

mente perduró.

La visión programática de Guevara, intransigente con

el reformismo, no perdió nunca de vista el objetivo Socialis-

ta. Tampoco se engañó respecto a las posibilidades nulas de

llevar adelante una “trasformación” profunda del capitalis-

mo en alianza o concomitancia con las burguesías

“nacionales” o “progresistas”, las que desde siempre han op-

tado por subordinarse al imperialismo yanqui.

Guevara fue honesto y claro ante el “problema de la

violencia”. El comandante nunca negó la necesidad de usar

la violencia revolucionaria para barrer con el enemigo de

clase y el imperialismo. Sin embargo, tam-

poco hizo apología de un método que, en

cualquier instancia, es solo un medio –

lamentablemente necesario- para la con-

quista del poder político y la expropiación

de la burguesía.

Por otro lado, el Comandante Gue-

vara no se confundió respecto a la necesi-

dad de desarrollar una economía-política

de transición dirigida; no tan solo a des-

truir la explotación del hombre por el hombre, sino sobre la

cual se pudiera erigir un modelo de transición que aspirara,

en esencia, a la transformación profunda del ser humano,

quien –sin lugar a dudas- es medio y fin de su propia eman-

cipación.

A partir del ejemplo teórico y práctico de Guevara,

como también de otros marxistas ejemplares, los revolucio-

narios del mundo retomamos con fuerza una concepción

humanista del Socialismo, la que define, entre otros aspec-

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tos, que la abolición de la explotación debe ser necesaria-

mente acompañada de la lucha contra la enajenación. Afir-

mamos, sin vacilaciones, que a partir de la economía-política

guevarista, el ser humano y la liberación de su consciencia

creadora se convirtió nuevamente en una centralidad pro-

gramática para los revolucionarios consecuentes del mundo,

tal como lo fuese para Marx y Lenin desde un principio.

El Socialismo, desde el punto de vista guevarista, no

puede ser solamente un “modelo” de “repartición” de

“ganancias”. El Socialismo debe ser ante todo una nueva fase

histórica, donde la tarea central, respecto al desarrollo del

ser humano emancipado de la explotación y la enajenación,

está ubicada en la concreción integral del Hombre y la Mujer

Nueva.

Solo sobre aquellos hombros emancipados y liberados

se podrá erigir una sociedad de hombres y mujeres auténti-

camente comunistas. Cuestión que no se resuelve sobre las

frías y gélidas “fuerzas productivas” que supuestamente de-

terminan la conformación de una conciencia socialista libe-

rada de toda enajenación. El Socialismo, el Comunismo, la

Revolución misma, para el guevarismo, es ante todo un he-

cho de conciencia.

Las anteriores concepciones políticas (programáticas,

estratégicas, tácticas, económicas, morales, etc.) inspiraron a

gran parte de las fuerzas revolucionarias que a partir de los

años sesenta se convirtieron en protagonistas de la confron-

tación de clases por toda Nuestra América. Allí, en ese pro-

ceso de intensas luchas, fue que nacieron organizaciones

importantes tales como: el Movimiento Revolucionario

Oriental del Uruguay, el Movimiento de Izquierda Revolu-

cionaria de Chile, el Partido Revolucionario de los Trabaja-

dores de Argentina, el Ejército de Liberación Nacional de

Colombia, las Fuerzas Populares de Liberación – Farabundo

Martí de El Salvador, el Ejército Guerrilleros de los Pobres de

Guatemala y decenas más. Entre esa nueva generación de

organizaciones guevarianas se ubicaría uno de los revolucio-

narios más destacados de Nuestra América: Miguel Enrí-

quez, quien caería en combate un 5 de octubre de 1974.

El legado de Miguel es el legado guevarista. El Secre-

tario General del MIR se ha convertido en ejemplo vivo de

inteligencia, audacia, coraje y lucha para todas las generacio-

nes posteriores de revolucionarios chilenos y de Nuestra

América.

El MIR construyó una estrategia fundada sobre el he-

cho histórico objetivo de que el enfrentamiento armado en-

tre clases es inevitable. Junto a esta visión estratégica y pro-

gramática fue desarrollada una concepción política que enfa-

tizaba la necesidad de la continentalidad de la lucha por el

Socialismo. Dicha visión se materializaría –bajo el impulso

unitario de Miguel- en la conformación de la Junta Coordi-

nadora Revolucionaria (JCR). La Coordinadora estaría cons-

tituida por revolucionarios de Uruguay, Argentina, Bolivia y

Chile. Este intento, después de la OLAS, sería el más impor-

tante esfuerzo unitario de la izquierda revolucionaria sud-

americana. El ejemplo de la JCR inspira, actualmente, al in-

tento unitario de la Coordinadora Guevarista Internaciona-

lista.

Hoy día recordamos a estos brillantes revolucionarios

con orgullo militante, con orgullo proletario. Somos gueva-

ristas porque seguimos en el camino del Che, de Miguel, de

Santucho, de Sendic, y de todos aquellos que dieron la vida

por el Socialismo sin claudicar ante el reformismo entreguis-

ta. También recordamos que todos estos compañeros y com-

pañeras mostraron con nitidez y consecuencia que la lucha

por el Socialismo y contra la enajenación están indestructi-

blemente unidas, cuestión que hoy día definimos como clave

para construir nuevamente un proyecto revolucionario so-

cialista para el mundo entero. La sociedad Socialista será

una construcción social e histórica que no superará tan solo

la pre-historia capitalista, sino que ante todo la enajenación

del ser humano a manos del capital y su dominación de cla-

se.

¡VIVA EL COMANDANTE GUEVARA!

¡VIVA MIGUEL!

¡VIVA EL GUEVARISMO!

¡VIVA EL OCTUBRE REVOLUCIONARIO!

¡CONTRA EL IMPERIALISMO Y LA BURGUESÍA, HAY

QUE HACER LA REVOLUCIÓN!

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José Carlos Mariátegui, 1924

Brillante. Esa es la categoría con la que podríamos englobar el desarrollo de praxis revolucionaria del peruano José Carlos Mariátegui. Como marxista ortodoxo[1], el fun-dador del Partido Socialista Peruano desarrolló una vasta obra intelectual que recorre las principales contradicciones –capital-trabajo, etnia-nación-, que se manifiestan desde una mirada profundamente latinoamericanista, de forma muy sutil -y por qué no plantear- adelantado a su tiempo histórico[2]. A su vez, una de las características de “El Amauta” es que dejó expresado un vivo pensamiento mar-xista en las formas más corrientes –Filosofía, Historia, Eco-nómica-, pero también a través de la literatura, artículos periodísticos y conferencias hacia el pueblo latinoameri-cano.

Es en este sentido que Mariátegui, desde la realidad

concreta del pueblo latinoamericano, sumado a todo su

dominio de la literatura marxista occidental, logra una abs-

tracción fundamental para el desarrollo de una guía para la

acción revolucionaria de los pueblos que se alcen en comba-

te contra el capitalismo. Entre tales concepciones, Mariáte-

gui no olvidó una contradicción fundamental en el desarro-

llo teórico del marxismo, y de su instauración como forma

de superación del capitalismo: el socialismo. Nos referimos

al problema de la mujer, la posición feminista. Al respecto,

que hable Mariátegui:

‘’No hay que ver en el feminismo una idea exótica, una idea

extranjera. Hay que ver, simplemente, una idea humana.’’

“Nadie debe sorprenderse de que todas las mujeres no se reú-

nan en un movimiento feminista único. El feminismo tiene,

necesariamente, varios colores, diversas tendencias. Se puede

distinguir en el feminismo tres tendencias fundamentales,

tres colores sustantivos: feminismo burgués, feminismo pe-

queño-burgués y feminismo proletario.”

“En el actual panorama humano, la clase diferencia a los in-

dividuos más que el sexo.”[3]

Creemos que la importancia que da Mariátegui al

desarrollo de un posicionamiento feminista es sumamente

importante para que los marxistas, quienes se plantean co-

mo revolucionarios, desarrollen una política que en todos

sus aspectos tenga la concepción intrínseca de la ética mili-

tante, la senda del hombre y la mujer nueva.

Trataremos de sintetizar las ideas principales de

este pequeño artículo de Mariátegui, escrito para la

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revista Mundial en 1924.

1) El feminismo es un problema mundial, no particular ni

local, por ende sus luchas tienen un carácter universal. En

este sentido, consideramos que tal desarrollo político parte

principalmente en las luchas burguesas por destruir la vieja

sociedad feudal y absolutista. Las consideraciones que po-

dríamos reconocer como feministas, las ubicamos como an-

títesis de fenómenos que manifestaba la política de la bur-

guesía durante el proceso de la revolución francesa de 1789,

principalmente.

En cuanto al feminismo revolucionario de la sociedad

capitalista, ubicamos su desarrollo principalmente en la lu-

cha socialista, y en la Unión Soviética bajo la dirección de

Lenin, como un momento profundamente histórico, como

síntesis de la lucha por la situación de la mujer frente al capi-

talismo y su explotación y dominación histórica.

2) El papel del capitalismo en la situación de la mujer es de

suma importancia, como se puede apreciar en los pasajes del

documento. Una mujer que es integrada a la fuerza de traba-

jo, al proceso de acumulación capitalista mundial, que se

incorpora al estudio –es desplazada del trabajo doméstico y

la producción sin valorización-, encuentra también en tales

contradicciones de clase -tal como el trabajador y el obrero

en su particularidad- su lucha reivindicativa, y también su

lucha política. La mujer, por tanto, es doblemente explotada.

3) El feminismo, así como las posiciones en una sociedad

de clase, expresa tal interés y tal realidad concreta. Por ende,

no podemos hablar de un feminismo puro, de un feminismo

neutro –como si se tratara de naturalizar con posiciones de

“género” y de autonomía-. Hay un feminismo proletario y

un feminismo burgués. El primero es profundamente revolu-

cionario y se entiende como parte integrante de una proyec-

ción que supera al capitalismo. El segundo, es meramen-

te reaccionario, un apéndice de la legitimación que la domi-

nación capitaliza.

En este sentido, podemos identificar que las reivindi-

caciones feministas se ubican según sus intereses –lecturas-,

posicionamientos de clase, como también por su factor sub-

jetivo. En este sentido, sumado al feminismo burgués y pro-

letario, podemos ubicar un feminismo que se puede extraer

desde los sectores subalternos, pero que en sus propuestas -y

en su lucha- expresa intereses reaccionarios, un feminismo

desde la cuna posmoderna.

4) El humanismo marxista que rescata Mariátegui, plantea

que la situación en las relaciones de producción y en el siste-

ma de dominación del conjunto de las mujeres, no es una con-

tradicción o un problema que, por tanto, deban asumir las

mujeres por sí solas.

Tal como lo plantea el autor de Siete Ensayos de Inter-

pretación de la Realidad Peruana, el problema del sexo es un

elemento del problema de las clases. Por ende, las banderas

del feminismo proletario son las banderas del conjunto de

hombres y mujeres que plantean una lucha contra el modo

capitalista en su conjunto.

Como Guevaristas nos hacemos parte de dichas posi-

ciones. Nos nutrimos a la hora de pensar en qué cuestiones,

qué elementos tenemos que liquidar con la sociedad socialis-

ta por la cual levantamos un proyecto revolucionario desde

la trinchera del guevarismo: nuestro marxismo-leninismo.

Por ende, es una tarea de suma importancia para este perio-

do de la lucha de clases, que podamos incorporar, y por qué

no, aportar a las ricas concepciones que nos legaron revolu-

cionarios de tanta importancia para Nuestra América, como

lo es José Carlos Mariátegui.

[1] Cuando nos referimos a la ortodoxia marxista ubicamos la

concepción metodológica de la dialéctica como parte sustan-

cial del análisis, abstracción y transformación de la realidad,

entendida como parte integrante de nuestra concepción

científica. Se puede revisar ¿Que es el marxismo Ortodoxo?,

de Georg Lukacs.

[2] En relación directa con los planteamientos anticapitalis-

tas y socialistas –de carácter programático y estratégico para

la revolución continental- existe una relación concreta entre

el desarrollo político de Guevara y Mariátegui, entendiendo

principalmente la contradicción –y la polémica- con el mar-

xismo vulgar, principalmente el estalinista. Cabe apuntar

como antecedente histórico que tras la muerte de Mariáte-

gui, esta concepción vulgar de la doctrina de Marx, Lenin y

Engels comenzó un momento histórico para su desarrollo

hasta los años 50 y 60, principalmente con el proceso revolu-

cionario en Cuba.

[3] José Carlos Mariátegui, "Las reivindicaciones feministas",

Obras Completas, Tomo 14, Temas de Educación, Biblioteca

Amauta.

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Suele hacerse la crítica superflua de que la gente valo-

ra más a los destacados personajes de la historia una vez que

éstos han muerto, cosa que en la mayoría de los casos, no

deja de ser cierta. Este fenómeno, de hecho, explica que al

morir un reconocido cantante o escritor, las ventas de su

obra se disparen. No debiese, por tanto, resultarnos extraño

ver a gente leyendo a García Márquez en la locomoción co-

lectiva, ni ver su obra muy reducida en los estantes de las

librerías a causa de las crecientes ventas. Ahora, más que ser

una conducta criticable, me parece lógica, pues los grandes

pensadores, aquellos imprescindibles y brillantes trabajado-

res del intelecto, al morir físicamente, logran trascender,

alcanzando la única posibilidad de vida eterna que realmen-

te tiene sentido: la de las ideas y convicciones.

Y es que sus obras, por mucho de haber sido publica-

das hace bastantes años, se mantienen vigentes, pues el

mensaje que se transmite cobra sentido aún en nuestros

días. Ocurre con Marx, ocurre con Lenin, con pensadores

latinoamericanos como Mariátegui y Martí, con luchadores

ejemplares como Miguel Enríquez y el Che. Ocurre, por cier-

to, con Gabriel García Márquez, que a pesar de su muerte,

sigue firme en la tierra gracias a su magnífica obra y certero

mensaje a los pueblos de América Latina. ¿Qué intento en

estas líneas?, recuperar algunas de las ideas y reflexiones que

el autor colombiano pensó en torno a los pueblos de Lati-

noamérica y el Caribe. Hacer un rescate memorial de aquello

que no es novela ni cuento, sino nuestra realidad.

Uno de los tópicos más recurrentes en los discursos

del Gabo es, sin duda, el de la identidad latinoamericana, el

de la caracterización de nuestros pueblos y el rescate de

nuestra memoria y atributos, pensados al servicio de la lucha

por el Socialismo. En este sentido, al igual que José Martí, el

destacado escritor y periodista colombiano siempre declaró

críticamente que nuestros pueblos debían constituirse polí-

tica y culturalmente desde la originalidad propia de sus raí-

ces. Esto no es más que una negación rotunda a la imitación

de los modelos europeos, que tanto daño han hecho a los

países de nuestro mundo, el denominado “tercero”. La com-

prensión de que estos modelos entraron a sangre y fuego por

la imposición de los propios colonos de Europa, es absoluta,

pero el énfasis de García Márquez está puesto certeramente

en la lucha que como latinoamericanos debemos continuar

dando para romper esa gruesa soga y ser por fin, libres e in-

dependientes.

En su discurso “La soledad de América Lati-

na” (Estocolmo, 1982), el colombiano esclarece su opinión en

una sencilla frase: “La interpretación de nuestra realidad con

esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más

desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solita-

rios”. No podemos, como revolucionarios aspirantes al So-

cialismo, estar en desacuerdo con tal aseveración, pues

“Por fortuna, la reserva determinante de la América

Latina y el Caribe es una energía capaz de mover

el mundo: la peligrosa memoria de nuestros pueblos”

Gabriel García Márquez

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nuestro horizonte es precisamente el de

la libertad de nuestros pueblos, bajo la

interpretación que nuestra propia iden-

tidad considere pertinente, y no acorde

a las imposiciones de nuestros violentos

colonizadores, ni al servicio de los gran-

des grupos económicos que hoy siguen

esclavizando a nuestra gente.

Así, García Márquez se nos pre-

senta no tan sólo como un intelectual

de la ficción literaria -que por cierto,

bastante tiene de base real- sino que se

constituye a la vez, como un pensador

político de Nuestra América. En incon-

tables discursos, entrevistas y conferen-

cias, se dedica a repasar la historia de

los atropellos por parte de los ricos y

poderosos a nuestra gente, haciendo

referencia a la larga cadena de explota-

ción y violencia de la que América Lati-

na ha sido víctima. Pero más allá de

exponer los hechos más terribles a mo-

do de queja, García Márquez los con-

vierte en lecciones, reflexionando críti-

camente e incentivando la lucha por el

impedimento de la repetición, por la

verdadera abolición de la esclavitud en

Latinoamérica y el Caribe.

Ante tal panorama gris del pasa-

do y presente latinoamericano, el Gabo

se mostró siempre crítico, pero optimis-

ta, llegando a declarar en una entrevista

para la revista “Libre”, lo siguiente: “Yo

sigo creyendo que el Socialismo es una

posibilidad real, que es la buena solu-

ción para América Latina y que hay que

tener una militancia más activa”. El

mensaje no puede ser más claro, y los

receptores de éste tenemos que ser pre-

cisamente los convencidos, quienes a su

vez, debemos trabajar arduamente por-

que la consciencia de clase de nuestros

pueblos se forje y fortalezca cada día

más, y así, ir convenciendo a nuestra

gente de que la respuesta y solución, no

es otra que el Socialismo. Por ello, el

deber de quienes militamos en la iz-

quierda revolucionaria es el de seguir

luchando día a día por la disputa de los

espacios que nos permitan instalar y

dar a conocer nuestro discurso ideoló-

gico y llevar a cabo nuestras tácticas

políticas de intervención, para sumar y

avanzar por la senda socialista, que es

nuestra única y legítima opción.

García Márquez lo planteó, y

nosotros estamos seguros de que las

meras reformas no nos llevarán al cam-

bio radical y efectivo que América Lati-

na requiere. Los siglos de atropello, de

muertes, explotación y pobreza no aca-

barán nunca si no somos lo suficiente-

mente inteligentes para hacer crecer la

militancia y el compromiso entre los

convencidos, y este avance sería inútil

si en el camino no vamos convenciendo

al resto de nuestros hermanos explota-

dos. La tarea es

clara, y el Gabo

siempre lo su-

po así, recono-

ciendo en su

oficio de inte-

lectual el deber

de difundir sus

opiniones e

ideas políticas,

de plasmarlas

en servicio y

disposición de

las discusiones

y las luchas de

nuestros pue-

blos. Ahora,

una vez resca-

tado el mensa-

je y la impor-

tancia de éste,

quisiera hacer

hincapié en

dos de las ne-

cesidades más

imperantes

para todo revolucionario: la esperanza y

el optimismo. Elijo, por tanto, dejar que

García Márquez tome la palabra, y con-

cluya estas reflexiones por mí:

Ante esta realidad sobrecogedora que a

través de todo el tiempo humano debió

de parecer una utopía, los inventores de

fábulas que todo lo creemos nos senti-

mos con el derecho de creer que todavía

no es demasiado tarde para emprender

la creación de la utopía contraria. Una

nueva y arrasadora utopía de la vida,

donde nadie pueda decidir por otros has-

ta la forma de morir, donde de veras sea

cierto el amor y sea posible la felicidad, y

donde las estirpes condenadas a cien

años de soledad tengan por fin y para

siempre una segunda oportunidad sobre

la Tierra (La soledad de América Latina,

1982).

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