Fábulas de Samaniego

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Fábulas de Samaniego El pastor y las ovejas Pastando un Joven su ganado, gritó desde la cima de un collado: "¡Auxilio que viene el Lobo amigos labradores!" Éstos al oírlo, abandonando sus labores, y acuden prontamente, pero hallan una broma solamente. Vuelve a llamar el bromista, y temen la desgracia. Pero por segunda vez, los burla. ¡Que linda gracia! Pero, ¿qué sucedió la vez tercera? Que vino en realidad la hambrienta fiera. El Joven se alborota, y por más que patea, llora y grita, no se mueve la gente desengañada, y así, el Lobo devoró su manada. Moraleja Cuantas veces resulta de un engaño, contra el engañador el mayor daño. El perro y el cocodrilo Bebiendo estaba un Perro en el Nilo, al mismo tiempo corría. "Bebe quieto" le decía un astuto Cocodrilo. Le dijo el Perro prudente: "Dañoso es beber y andar; pero, ¿es sano el aguardar; a que me claves el diente?" Moraleja ¡Oh!, que sabio perro viejo. Yo venero su sentir, en esto de no seguir del enemigo su consejo.

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Samaniego

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Fbulas de Samaniego El pastor y las ovejas Pastando un J oven su ganado, grit desde la cima de un collado: "Auxilio que viene el Lobo amigos labradores!" stos al orlo, abandonando sus labores, y acuden prontamente, pero hallan una broma solamente. Vuelve a llamar el bromista, y temen la desgracia. Pero porsegundavez,losburla.Quelindagracia!Pero,qusucedilavez tercera? Que vino en realidad la hambrienta fiera.El J oven se alborota, y por ms que patea, llora y grita, no se mueve la gente desengaada, y as, el Lobo devor su manada. Moraleja Cuantas veces resulta de un engao, contra el engaador el mayor dao. El perro y el cocodrilo Bebiendo estaba un Perro en el Nilo, al mismo tiempo corra. "Bebe quieto" le deca un astuto Cocodrilo.Le dijo el Perro prudente: "Daoso es beber y andar; pero, es sano el aguardar; a que me claves el diente?" Moraleja Oh!, que sabio perro viejo. Yo venero su sentir, en esto de no seguir del enemigo su consejo. El Len y el Ratoncito Estaba un Ratoncito atrapado en las garras de un Len; el desdichado, en tal ratonera no fue presopor ladrn de tocino ni de queso,sino porque con otros molestaba al Len,que en su retiro descansaba. Pide perdn el Ratoncito, llorando por su insolencia, al or implorar la realclemencia,respondeelReyenmajestuosotono:"Estabien,yote perdono". Poco despus, cazando el Len, tropieza en una red oculta en la maleza. Quiere salir; mas es intil, ya queda prisionero. Resonando la selva, ruge muy fiero.EllibreRatoncito,quelosiente,corriendollega,yroediligentelos nudos de la red, de tal manera que al fin rompi los grillos de la fiera. Moraleja: Conviene al poderoso para los infelices ser piadoso, tal vez se pueda ver necesitado del auxilio de aquel ms desdichado. Fbulas de Esopo La zorra y el len ancianoUn anciano len, incapaz ya de obtener por supropia fuerza la comida, decidi hacerlo usando la astucia. Para ello se dirigi a una cueva y se tendienelsuelo,gimiendoyfingiendoqueestabaenfermo.Deeste modo,cuandolosotrosanimalespasabanparavisitarle,losatrapaba inmediatamente para su comida. Habanllegadoyperecidoyabastantesanimales,cuandolazorra, adivinandoculerasuardid,sepresenttambin,ydetenindosea prudentedistanciadelacaverna,preguntallencmoleibaconsu salud. -- Mal -- contest el len, invitndole amablemente a entrar. -- Claro que hubiera entrado -- le dijo la zorra -- si no viera que todas las huellas entran, pero no hay ningunaque llegara a salir.

Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y as evitars que te dae El toro y las cabras amigas Un da en un hermoso prado, un toro y tres cabras jugaban muy contentos. Conelpasardelosdas,sehicieronbuenosamigos.Alolejos,unperro vagabundolosobservabaperoalavez,nocomprendaquehacanjuntos aquellos animales. Luego, se dijo: "Pero que hace un toro grande y robusto conviviendo con aquellas cabras esculidas y fetas?" Al da siguiente, el toro se encontraba solo, as que el perro se acerc a l y le dijo: "Estimado toro, usted que es tan fuerte y grande, qu hace al lado de aquellas flacas y desagradables cabras? Todo el mundo creer que eres un toro dbil." El toro, pens sobre lo dicho por el perro, as que se alej de sus amigascabras.Mientrasseguasinrumbo,pensativosedijo:"Ellaseran buenas y tambin me diverta mucho. Por qu me aleje de ellas e hice caso a un perro vagabundo a quien no conoca?" Tras esto, el toro regres con sus amigas para disculpase, y les prometi una gran y bonita amistad eterna. Alaamistadlaalejaquienconenvidiaaconseja. El perro y el reflejo en el roPaseaba un perro cerca de un ro llevando en su hocico un sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del ro y crey que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo. Y deseando aduearse del pedazo ajeno, solt el suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre.Pero el resultado fue que se qued sin el propio y sin el ajeno: ste porque no exista, slo era un reflejo,y el otro, el verdadero, porque se lo llev la corriente. Nunca codicies el bien ajeno, pues puedes perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo. La zorra y el leadorUna zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando lleg al sitio de un leador y le suplic que la escondiera. El hombre le aconsej que ingresara a su cabaa.Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leador si haba visto a la zorra.El leador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente sealaba la cabaa donde se haba escondido. Loscazadoresnocomprendieronlaseasdelamanoyseconfiaron nicamente en lo dicho con la palabra.La zorra al verlos marcharse, sali sin decir nada. Le reproch el leador por qu a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondi: --Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo. No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras. Las habichuelas mgicas Hans C. Andersen Haba una vez, una pobre viuda que viva en una pequea cabaa, sola con su hijo J uan. Tenan como nico bien una vaca lechera. Era la mejor vaca de toda la comarca, daba siempre buena leche fresca para ella y el muchacho. Pero ocurri que la viuda enferm y no pudo trabajar en su huerta, ni cuidar su casa por mucho tiempo. Empezarona pasar hambre y decidieron vender la vaca para sobrevivir. Un da en que haba feria en el pueblo, J uan se ofreci a llevar la vaca al mercado. J uan sali temprano, pues la feria se encontraba lejos. En medio del camino, se encontr con un hombre extrao que quiso saber por qu iba el joven con una vaca atada tan apurado. Voy a venderla al mercado, para que podamos sobrevivir mi madre y yo le respondi J uan confiado en la mirada y el aspecto amigable del anciano. Entonces, tengo una maravillosa propuesta para hacerte le dijo el anciano mientras le acercaba el puo de la mano. Te cambio estas semillas de habichuelas por la vaca, son habichuelas mgicas, crecern de la noche a la maana y darn la planta de habichuelas ms grande que hayas visto, con ella no pasars ms hambre ni te faltar nada. J uan se entusiasm con la idea de la planta maravillosa y le acept el cambio. Cerca del atardecer, J uan regres a su casa. Su madre se sorprendi de que hubiera vuelto tan pronto, pero como no vio la vaca crey que haba podido venderla. Cuando J uan le cont que la haba cambiado por las habichuelas se enoj mucho con el muchacho: Veaacostartesincomer!legritmientrastirabalassemillasde habichuela por la ventana. J uan se fue muy triste a dormir. Durante esa noche so que las semillas del jardn crecan y sacudan su casa. El tallo de la planta de habichuelas creca y creca tan grande que golpeaba su ventana Cuando el muchacho se despert descubri que el sueo era realidad, desde su ventana vio una enorme planta que suba hasta el cielo y se perda entre las nubes. Antes de que su madre pudiera llamarlo, se escap por la ventana y se trep en la enorme planta. Subi y subi, y subi y subi, hasta pasar las nubes.All descubri que la planta terminaba en un extrao pas. Cerca, sobre una colina blanca, se levantaba un enorme castillo. J uan se acerc al castillo. En la puerta estaba parada una enorme mujer que lo miraba sorprendida. Cuando estuvo casi debajo de ella, J uan le pregunt quin viva en el castillo. La mujer le dijo que era la casa de su esposo, un malvado ogro. J uan tena mucha, mucha hambre y, de manera muy amable, le pregunt si poda comer algo antes de volver a bajar por la gigantesca planta. La mujer se enterneci por las palabras del joven y lo dej pasar, le dio de tomar leche de cabrayunpedazodepan.CuandoJ uanestabadisfrutandodelacomida sintieron un fuerte temblor en el desayuno. La mujer le advirti que llegaba su marido y lo escondi en el horno para que no lo viera. Pum, pum, pum! Mejor es que te marches, muchacho, a mi esposo le gusta comer nios. Cuandollegelogro,lepidiasumujerlacomidadeldaysesenta devorarla. Despus de comer, el ogro se tir a dormir y J uan aprovech para salir.Despacio,enpuntasdepie,seacercalapuerta,peronosali enseguida, porque vio que en la sala el ogro tena muchos tesoros: monedas de oro, estatuas y jarrones de oro Entre ellos, a J uan le llam la atencin un ganso que pona huevos de oro y una pequea arpa, tambin de oro, que se tocaba sola. Antesde irsedecidillevarseunabolsallenademonedas,para darlea su madre una recompensa por no haber vendido la vaca. Lleg hasta la planta y bajo, baj y baj. Por suerte, volvi al jardn de su casa. All lo esperaba su madre muy preocupada. J uan le cont su aventura en el pas de los gigantes y le dio la bolsa. Coneseorovivieronbienporuntiempohastaquevolviafaltarlesel alimento. J uan decidi entonces volver al castillo, esta vez se llevara el ganso de oro y el arpa que tocaba sola. Era una hermosa maana de verano cuando J uan subi y subi y subi por el tallo de habichuelas hasta llegar al pas de los gigantes. El muchacho se dirigi al castillo del ogro. Nuevamente encontr parada en la puerta a su enorme mujer que lo miraba ms que sorprendida. Cuando estuvo casi debajo de ella, J ack le pregunt si el ogro estaba en el castillo. La mujer le respondi: Mejor es que te marches, muchacho, sabes que a mi esposo le gusta comer nios en el desayuno y est por venir. J uan, de manera muy amable, le pregunt si poda comer algo antes de volver a bajar por la gigantesca planta. La mujer se volvi a enternecer por los modales del joven y lo dej pasar, le diodetomarlechedecabrayunpedazodepan.CuandoJ uanestaba disfrutando de la comida sintieron un fuerte temblor: Pum, pum, pum! J uan dej de comer y se escondi en el horno. Cuandollegelogro,lepidiasumujerlacomidadeldaysesenta devorarla. Pero antes de probar bocado, se detuvo y comenz a oler el aire y a resoplar: Fa Fe Fi Fo Fuuu, huelo a carne de nio. No tienes escondido por ah alguno que pueda comer como pan? La mujer le contest que el olor era del nio que se haba comido la noche anterior porque no haba tenido tiempo de limpiar el horno. Despus de comer, el ogro le pidi a su mujer que le trajera su arpa. Cuando tuvo cerca el instrumento le orden: Canta!. El arpa comenz a hacer sonar sus cuerdas y el ogro de a poco se fue durmiendo con la msica En ese momento, J uan aprovech para salir. Despacio, en puntas de pie, se acerc al ogro, que roncaba como un trueno, para llevarse el arpa y el ganso. Tom los tesoros y se encamin a la puerta. Pero el arpa comenz a sonar llamando a su amo, pues no quera ser robada por un extrao hombrecillo y comenz a gritar con voz metlica y muy fuerte: Eh, seor amo, despierte usted, que me roban! Sedespertsobresaltadoelogromientrasseguanoyndoselosgritos acusadores: Seor amo, que me roban! En ese momento, J uan escapaba hacia la planta. Como al ogro le cost trabajo entender lo que suceda, le dio alguna ventaja al joven en la carrera. J uan baj, bajybaj,perodeprontolaplantadehabichuelascomenzasacudirse terriblemente. Antes de llegar a su jardn, J uan le grit a su madre que le alcance un hacha y apenas lleg se puso a cortar con ella el tallo. El ogro segua bajando y ya se poda verlo, aterrador y enfurecido, descolgndose de entre las nubes. En ese momento, el tallo se parti en dos y la planta se quebr. Grande como era el ogro cay en la tierra y se hundi mientras dejaba un hoyo inmenso y sin fondo. Nunca ms nadie lo volvi a ver. En cuanto a J uan se divirti con su nueva arpa y, gracias a los huevos de oro, l y su madre no tuvieron ms necesidades.