Fábula
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La Fábula El león, el tigre y el conejo.
En un pueblo llamado Nordland, había un león que era el rey del pueblo, tenía
un palacio enorme, era querido y apreciado por todos. En el mismo pueblo
existía un tigre, que era de una familia noble, le apoya a su amigo: el león en
todo lo que hacía. Y existía un conejo que era de clase media, dueño de una
panadería, orgulloso de ser tan trabajador, respetuoso y honesto. El león y el
tigre eran muy amigos desde la infancia, su amistad era sincera y
desinteresada.
El león se caracterizaba por ser un ejemplo a seguir, ayudaba a los
necesitados y tenía una conducta intachable para dirigir a su reino. Un día el
león fue al pueblo, todos al verlo le rendían homenaje y respeto por ser una
excelencia al gobernar y ayudar a la ciudadanía. El león se sentía orgulloso de
ser reconocido y querido por su trabajo, esmero, pasaba junto a su amigo el
tigre por cada lugar y eran bien recibidos por el pueblo.
Pronto, llegaron a la panadería del conejo, el león acostumbrado a que le
regalen las cosas como ofrenda por ser quien era, tomó dos pasteles y se lo
llevó; el conejo al verlo le reclamó que le pagará, el león se río y le dijo: ¿Qué
no sabes que yo soy el rey?- el conejo le contestó: Si lo sé, pero debe
cancelarme, con ese dinero sobrevivo. El león enojado le lanzó el pastel y se
retiró furioso, el tigre enfurecido por lo sucedido botó todos los pasteles y los
panes y se fue junto a su amigo. El conejo se puso triste y comenzó a llorar,
todo el pueblo vio lo que pasó y estaban decepcionados por la actitud del león
y el tigre.
Mientras tanto el león regresó a su palacio, comenzó a pensar sobre su
conducta y el trato que le dio aquel pequeño conejo, su amigo el tigre le contó
que destrozo la panadería del conejo para apoyarlo. El león le reclamó y le dijo:
¡Que has hecho!, le arruinaste su local y ahora el conejo no tendrá dinero para
sobrevivir y mi reputación quedara arruinada ante el pueblo.
Entonces el león junto al tigre decidieron enmendar su error; llegaron al pueblo
y nadie les tomaba atención, todos les miraban mal. El león y el tigre llegaron a
la panadería, le ayudaron al conejo a arreglar su negocio, le dieron dinero por
los destrozos que ocasionaron y le ofrecieron disculpas por todo. El conejo
sonriendo les perdonó y nuevamente el pueblo volvió a la normalidad, les
respetaban aún más por reconocer su error.
Moraleja: No por ser el rey, hay que abusar y tomar algo que no es suyo; debe
dar algo a cambio para recibir ese bien o servicio. Todo tiene un precio en la
vida, nada es gratis.