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Nº 213 / septiembre 2017 ISSN 1657-0987 www.unperiodico.unal.edu.co [email protected] Bogotá, Colombia U N I V E R S I D A D N A C I O N A L D E C O L O M B I A S E S Q U I C E N T E N A R I O Patrimonio de todos los colombianos 1867-2017 Edición especial SESQUICENTENARIO RectoRes UN: 1868-2018 3 UNiveRsidad de la NacióN y paRa la NacióN colombiaNa 4 “No basta coN la exceleNcia, tambiéN se debe seR NacioNal” 14 peama tRaNsfoRma vida de jóveNes eN zoNas apaRtadas 17

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Nº 213 / septiembre 2017ISSN 1657-0987

www.unperiodico.unal.edu.co [email protected]á, Colombia

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Patrimonio de todos los colombianos

1867-2017

Edición especial SESQUICENTENARIO

RectoRes UN: 1868-20183 UNiveRsidad de la NacióN y paRa la NacióN colombiaNa

4 “No basta coN la exceleNcia, tambiéN se debe seR NacioNal”

14 peama tRaNsfoRma vida de jóveNes eN zoNas apaRtadas

17

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septiembre 2017 | 2 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

palabras clave: Sesquicentenario, Hospital Universitario Nacional, Sede La Paz, Peama. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos

En el país no existe otro centro universitario que

reúna tanta diversidad cultural como la

Universidad Nacional de Colombia. Desde

sus aulas se fomenta la tolerancia y el respeto a la diferencia. En ella

tendremos cabida todos aquellos que

compartamos el hábito de la excelencia.

La Universidad conserva intacto su carácter nacional, ya que con el paso de los años ha profundizado aún más y de forma constante su influencia regional con una clara vocación investigativa.

igNacio maNtilla pRada, rectorUniversidad Nacional de Colombia

Comparto con todos los lectores de UN Periódico el sentimiento de alegría que me embarga por tener la fortuna de estar al frente de la Universidad Nacional de Colombia para celebrar los 150 años de vida de esta institución que nos ha brindado a tantos colombianos una formación privilegiada, la mayoría de los cuales no hubiésemos podido ser profesionales de no haber obtenido un cupo en ella.

Conmemorar este importante aniversario representa para todos sus estudiantes, profesores, egresados, empleados, padres de familia y amigos, celebrar un cumpleaños en el seno de una numerosa familia que se llena de alegría y que con respeto y cariño expresa gratitud y respaldo a su alma mater.

Durante 15 décadas, la Universidad Nacional de Colombia se ha abierto un camino para llegar a ocupar un lugar de lide-razgo en la educación superior y en la investigación científica

del país; hoy es un importante referente de calidad en estos campos. Pero sin duda lo más valioso es que nos hemos hecho merecedores del afecto y la confianza de la sociedad colombiana.

La celebración de estos 150 años de existencia también coincide con el loable esfuerzo de los co-lombianos por dejar atrás las últimas cinco décadas de conflicto armado. Los integrantes de nuestra comunidad han estado a la altura de este momento histórico, participando activamente en este proceso y contribuyendo con las herramientas y los métodos necesarios para el éxito del Acuerdo Final de Paz; por lo tanto, como muchas veces en estos años de existencia institucional, nos espera de nuevo el reto de apoyar el desarrollo del país desde el pensa-miento crítico universitario, tras el fin del conflicto armado.

La Universidad Nacional de Colombia, que fue y es testigo y protagonista de los principales he-chos políticos del país, no va a ensimismarse en

su historia, por el contrario, y en honor a ese glorioso pasado, debe esforzarse por seguir siendo impulsora de la producción científica y estudiosa de la realidad social.

Hoy la universidad pública más importante del país atien-de los dos niveles extremos de la educación universitaria: la profesional básica y la doctoral, el nivel más alto de formación. Dichos extremos se cubren por medio de una amplia oferta de programas de pregrado y posgrado que la Institución ha venido creando y consolidando a lo largo de su historia y que nacieron de las seis escuelas originales sobre las que se erigió la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia en septiembre de 1867: la Escuela de Medicina, de Jurisprudencia, de Ciencias Naturales, de Ingeniería, de Artes y Oficios y de Literatura y Filosofía.

Pero además la Universidad conserva intacto su carácter nacional, ya que con el paso de los años ha profundizado aún más y de forma constante su influencia regional con una clara vocación investigativa. Es así como podemos combinar el desarrollo de importantes proyectos de investigación en nuestras sedes de frontera, por ejemplo, con el despliegue de actividades docentes dirigidas a estudiantes que apenas inician su carrera.

En concordancia con esta realidad, y conscientes de nuestro papel en la construcción de país, en la Universidad Nacional de Colombia hemos fortalecido la inclusión social facilitando el ingreso a los habitantes más vulnerables del territorio na-cional –que en muchos casos han sido relegados por el sistema escolar y excluidos de oportunidades de acceso a la educación superior–, tarea prioritaria que se hace a través del Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica (Peama) y de los

Programas de Admisión Especial (Paes), que cada vez toman más fuerza y sentido en nuestras actividades misionales.

Con una población cercana a los 54.000 estudiantes pro-venientes de todos los departamentos y seleccionados entre aspirantes de unos 1.000 municipios, la Institución representa hoy la mayor y mejor universidad del país. En la actualidad un 50 % de sus casi 3.000 profesores están formados a nivel doctoral, lo que a su vez refleja la gran capacidad humana para abordar la investigación y la innovación que se requiere.

Este protagonismo que hoy tenemos no está medido a la luz de la banalidad mediática sino por la producción de herra-mientas que permiten mejorar la calidad de vida de todos los colombianos, y cuando me refiero a todos incluyo a quienes están lejos de las cabeceras municipales, a los que deben ca-minar horas y hasta días para llegar a un salón de clases, y a las víctimas de la guerra. También a los habitantes de los bordes y las periferias de las ciudades, y a los excluidos por su condición religiosa, sexual o política.

En el país no existe otro centro universitario que reúna tanta diversidad cultural como la Universidad Nacional de Colombia. Desde sus aulas se fomenta la tolerancia y el respeto a la diferencia. En ella tendremos cabida todos aquellos que compartamos el hábito de la excelencia.

Con el Sesquicentenario la comunidad universitaria tiene el reto de contribuir al fortalecimiento de la Institución y de cuidar juiciosamente los nuevos espacios físicos puestos a su disposición para garantizar una mejor formación, entre ellos el edificio de Ciencias en Manizales, el Ágora de Medellín, la Sede Tumaco, el moderno edificio de Enfermería o el nuevo Hospital Universitario Nacional. Este último les ha posibilitado a más de 1.500 estudiantes de pregrado y posgrado de Medicina, Nutrición, Enfermería y Farmacia rea-lizar sus prácticas generando un alto impacto en el sistema de salud capitalino, pues ya se han contabili-zado 2.400 cirugías practicadas en él. La Universidad Nacional de Colombia –que por primera vez en 150 años cuenta con su propio hospital– ha realizado una inversión que supera los 100.000 millones de pesos para la primera fase, y espera impulsar la siguiente.

Se avecina ahora un nuevo gran reto para respon-der a la comunidad del Cesar en su deseo de tener allí una sede de la Universidad, la Sede de La Paz. De la mano de las autoridades regionales y nacionales, la construcción de este nuevo campus para la Universi-dad –entre Valledupar y el municipio de La Paz– está a punto de concluir y la Institución lo recibirá para responder a la formación profesional de los jóvenes de esta zona del país, buscando una estrecha conexión entre los programas profesionales y de posgrado para satisfacer las necesidades de formación de alta calidad que aquejan a la región.

Por supuesto, estos grandes esfuerzos son necesarios, y contamos con cada uno de ustedes para que la Universidad Nacional de Colombia siga siendo el faro indiscutible de la educación superior del país.

Los invito a que lean con atención esta edición especial de un Periódico, que desde el presente se sumerge en el pasado evidenciando de forma contundente que nuestra Universidad tiene un gran futuro, porque –retomando las palabras del ex-presidente Alfonso López Pumarejo– “no hemos dejado de ser la Universidad de la Nación”.

director: Fredy Chaparro S.

coordinación editorial: Blanca Nelly Mendivelso Rodríguez • coordinación periodística: Diana Manrique Horta

comité editorial: Astrid Ulloa, Jorge Echavarría Carvajal, Horacio Torres, Luis Carlos Colón, André-Noël Roth, Juan Álvaro Echeverri y Álvaro Zerda

corrección de estilo: Liliana Ortiz Fonseca • diagramación: Ricardo González Angulo • impresión: ceet, Casa Editorial El Tiempo

Las opiniones expresadas por los autores y sus fuentes no comprometen los principios de la Universidad Nacional de Colombia ni las políticas de UN Periódico.

Versión digital: www.unperiodico.unal.edu.co • Correo electrónico: [email protected] • Teléfonos: 3165348 y 3165000, extensión 18338

Edificio Uriel Gutiérrez, carrera 45 no. 26-85, piso 5o. • issn 1657-0987

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septiembre 2017 | 3 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

Rectores un: 1868-2018

Manuel Ancízar Basterra1868-1870

Francisco Javier Zaldúa y Racines 1872-1873

Roberto Franco Franco1937-1938

Ramón Atalaya Varela1957

Jorge Antonio Méndez Munévar1967-1969

Luis Eduardo Mesa Velásquez1975-1976

Ricardo Mosquera Mesa1988-1990

Jacobo Sánchez Chaves1873-1874

Agustín Nieto Caballero1938-1941

Guillermo Amaya Ramírez1957-1958

Enrique Carvajal Arjona1969-1970

Osmar Correal Cabral1977

Darío Valencia Restrepo1990-1991

Januario Salgar Moreno1874-1877

Julio Carrizosa Valenzuela1942-1944 y 1950-1954

Mario Laserna Pinzón1958-1960

Mario Latorre Rueda1970-1971

Emilio Aljure Nasser1977-1978

Antanas Mockus Sivickas1991-1993

Santiago Pérez Manosalva1877

Gerardo Molina Ramírez1944-1948

Arturo Ramírez Montúfar1961-1962

Diego López Arango1971

Ramsés Hakim Murad1978-1980

Guillermo Páramo Rocha1994-1997

Manuel Plata Azuero1877-1878

Luis López de Mesa Gómez1948-1949

Hernando Morales Molina1963-1964

Santiago Fonseca Martínez1971-1972

Eduardo Brieva Bustillo1980-1982

Víctor Moncayo Cruz1997-2000 y 2000-2003

Carlos Martín Gaitán1878-1880

Jorge Vergara Delgado1954-1957

José Félix Patiño Restrepo1964-1966

Luis Duque Gómez1972-1974

Fernando Sánchez Torres1982-1984

Moisés Wasserman Lerner2006-2009 y 2009-2012

Gabriel Durana Camacho1936-1937

Castor Jaramillo Arrubla1957

Guillermo Rueda Montaña1966-1967

Luis Carlos Pérez Velasco1974-1975

Marco Palacios Rozo1984-1988 y 2003-2005

Ignacio Mantilla Prada2012-2015 y 2015-2018

Investigación: Fernando Carrasco Zaldúa.

Este es un homenaje público a aquellos intelectuales que han aceptado el reto de dirigir la Institución soportando las tensiones e intentando superar las dificultades surgidas en la construcción de una sociedad moderna y en paz. Durante este tiempo, algunos de ellos fueron encargados provisionalmente de la Rectoría, y entre 1880 y 1935, bajo la Hegemonía Conservadora, las funciones de rector las asumieron los ministros de Instrucción Pública de cada gobierno. Hasta hoy, 43 rectores en propiedad han guiado el destino de la Universidad Nacional de Colombia.

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septiembre 2017 | 4 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

palabras clave: calidad académica, innovación, universidad pública. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

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Universidad de la Nación y para la Nación colombianajoRge iváN bUla escobaR*, profesor asociado, Facultad de Ciencias EconómicasUniversidad Nacional de Colombia

La Universidad Nacional de Colombia (un) debe seguir abierta a la formación de todos los sectores, en especial de aquellos con menores oportunidades de acceso a la educación superior; debe mantener su esfuerzo por consolidarse como un espacio intensivo en investigación y contribuir a procesos de innovación que se traduzcan tanto en mayor bienestar para los colombianos como en desarrollo para el país.

La un cumple 150 años de permanencia en la vida académica, social y política del país; durante este tiempo no ha sido ajena a los devenires de la sociedad colom-biana ni a los de las dinámicas mundiales. Como señalé en un artículo de 2012 (con ocasión de las reformas previstas por el Ministerio de Educación en 2011, que suscitaron la movilización del estudiantado en el país), las universidades responden a las dinámicas y relaciones sociales sobre las cuales se han instituido, en medio de las tensiones y los conflictos políticos y sociales que han caracterizado su trasegar a lo largo de la historia nacional. Este Sesquicentenario señala entonces no solo la capacidad de sobrevivir sino de incidir positivamente sobre el destino de nuestro país.

La Institución ha jugado un papel central por la manera como ha contribuido a establecer prácticas y saberes dentro de la sociedad colombiana. De ahí nuestro leitmotiv de hace una década: “140 años construyendo Nación”.

Fiel a su lema inter aulas academiae quaere verum (busca la verdad en las aulas de la academia), la Institución ha mantenido un quehacer académico y científico carac-terizado por su disciplina, rigurosidad y perseverancia, además de la pertinencia en medio de las adversidades que en no pocas ocasiones ha debido afrontar.

En un entorno que se transformó en muchas di-mensiones en el campo de la educación superior en Colombia, con la expedición de la Ley 30 de 1992, nuevos actores llegaron al sistema, y con ellos nuevos desafíos y demandas sociales. La Universidad supo mantener su estatus como buque insignia del sistema con la expedi-ción del Decreto 1210 de 1993, que le reconoce su papel como la entidad que le permitirá al Estado “promover el desarrollo de la educación superior hasta los más altos niveles”.

Hoy, más de dos décadas después, la un no ha sido inferior a ese mandato. No solo posee la oferta disciplinar más amplia del país –con 95 programas de pregrado–, sino que desde hace varias administraciones se ha propuesto consolidar la formación de posgrado con una oferta actual de 349 programas entre doctorados, maestrías, especialidades médicas y especializaciones, todo ello manteniendo los niveles de calidad como lo certifica la acreditación de sus programas de pregrado y los de posgrado que ya han surtido dicho proceso ante el Comité Nacional de Acreditación (el 61 % de los progra-mas de doctorado acreditados en el país son de la un).

Además es la única universidad con real presencia regional, no solo por la diversidad en el origen geográfico de sus estudiantes, sino también por el desarrollo de sus ochos sedes en los cuatro puntos cardinales. Son de resaltar el Programa de Admisión Especial (Paes) y el Programa Especial de Admisión y Movilidad Acadé-mica (Peama) que le han permitido llegar tanto a las regiones más desatendidas como a las poblaciones más vulnerables, en consonancia con su compromiso de inclusión social.

Con más de mil grupos de investigación, 535 cate-gorizados por Colciencias, la un se mantiene a la van-guardia en la investigación universitaria del país. La Institución es un espacio plural en miradas disciplinares,

enfoques conceptuales y diversidad cultural, que es quizás su mayor riqueza. Gracias a ello por dos años consecutivos ha sido considerada como la primera universidad del país en el qs Quacquarelli Symonds y la mejor en investigación en el ranking scimago.

Afirmar que en el campo de la educación superior el contexto es distinto hoy, supone reconocer que existen otras universidades públicas y privadas que sobresalen igualmente por su quehacer acadé-mico e investigativo. Como lo muestra el estudio del Banco de la República, de febrero del presente año, las primeras son las que mayor valor agregado generan en los estudiantes potenciando sus logros académicos. De ahí la importancia que adquiere la educación pública.

la historia cuenta

¿Cómo pensar el futuro de la un dada su trayectoria y el contexto en el que hoy se mueve? Permítaseme abordar el primer aspecto. Un concepto ampliamente utilizado en las ciencias sociales, y en particular en economía, es el de las “trayectorias dependientes”, que, en un resumen apretado, como lo definen sus especialistas, significa “la historia cuenta”.

El acumulado del saber y del desarrollo insti-tucional de la un son sus mejores apuestas para proyectarse a futuro. Dicho de otro modo, aunque el contexto puede afectar el devenir de la Universidad, una característica propia es la búsqueda permanente de la excelencia académica.

Otro aspecto no menos importante es el interés por lo público, que le ha valido el reconocimiento para ser llamada a dirimir conflictos de distintos órdenes, y cuya mejor expresión fue el papel que jugó en las negociaciones de La Habana como faci-litadora de los diálogos. Ese legado de las distintas áreas del saber, que en un esfuerzo mancomunado y monumental de más de 160 autores será recogido en una pronta publicación de la actual Rectoría, muestra las huellas que abrirán los cursos sobre los cuales habrá de transitar la universidad pública más importante del país.

La un, como cualquier otra universidad, afronta un contexto internacional que, en resumen, se le conoce como la “sociedad –o economía– del conocimiento” y que ha conducido a una serie de presiones en el ámbito de la globalización en torno a las mediciones sobre el desempeño de las instituciones de educación superior (ies) y de sus comunidades. La expresión de ello son los llamados rankings, que se traducen para los docentes en una serie de requisitos como el tipo de publicación en la cual son editados sus

artículos o trabajos académicos; las cualidades que deben tener los profesores y los egresados; y cómo debe ser su relación con la sociedad, entre otros.

Lo anterior ha obligado a las ies a moverse en medio de un dilema entre satisfacer las demandas de un entorno en el que no están ausentes las visio-nes productivistas, o mantener sus tradiciones de formación académica y las de su propia comunidad científica. Si hace solo unos años se hablaba de las universidades intensivas en investigación, hoy se habla igualmente de universidades para la innova-ción. Sin duda el desarrollo científico-técnico ha estado en la base de estas nuevas dinámicas que hoy se traducen en trasformaciones no desdeñables en estilos de vida, en los procesos de toma de decisión, y en el mismo quehacer docente e investigativo. El sector de las nuevas tecnologías genera un entorno distinto a la manera como se hacían las cosas hace tan solo unas décadas.

El futuro de la un depende de la manera como acopie los frutos de toda su trayectoria institucio-nal y académica; así como ha estado a la altura de responderle a la sociedad colombiana fiel a su lema de buscar la verdad, hoy debe –con la misma inde-pendencia intelectual y científica–, responder a las nuevas demandas sociales, con apertura intelectual y haciendo uso de su capacidad de resiliencia para seguir sirviendo al interés público y garantizando su calidad académica.

En otras palabras, se trata de hacer del dilema entorno internacional vs. tradición institucional un proceso de “selectividad estratégica”, como lo llama el sociólogo Bob Jessop, para mantener el rol de buque insignia. Esto supone, a mi juicio, hacer de las tres funciones misionales un continuum entre investigación, formación y extensión. La formación de calidad supone estar en la frontera del conoci-miento, y la contribución o extensión social no se puede pensar hoy sin procesos de innovación que apunten a resolver demandas sociales, económicas y políticas.

Esos son los senderos recorridos que en la cele-bración de los 150 años de existencia nos muestran el futuro.

*Coordinador general de los eventos del Sesquicentenario.

Innovaciones como la del domo portátil de la UN intentan responder a los retos que marca el futuro de las insti-tuciones de educación superior, y al que la un no es ajena.

foto: Ovidio González/Unimedios

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septiembre 2017 | 5 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

Hito de la Modernidadfabio zambRaNo paNtoja, profesor titular, Instituto de Estudios Urbanos (ieu)Universidad Nacional de Colombia

La fortaleza institucional que ha apuntalado desde 1867 le ha permitido a la Universidad Nacional de Colombia consolidarse como un símbolo de la Modernidad en el país.

A partir de 1819, la aparición de una sociedad civil como nexo entre el Estado y la comunidad fue el fenó-meno resultante del proyecto de un pequeño grupo de pensadores y estadistas que estaban impulsando el pro-yecto republicano y actuaban como los dirigentes. Eran personajes de pensamiento moderno y manifestaban el propósito de ser contemporáneos a la sociedad que se estaba desarrollando en Europa y los Estados Unidos. Resultado de este esfuerzo, empezó a surgir un “público crítico” que empujó la disolución de la herencia colonial. El intercambio de ideas, la creación de vínculos culturales y la invención de ceremonias civiles se constituyeron en nuevos acontecimientos sociales que prepararon al país para el flujo de capitales y la integración a los mercados mundiales.

A partir de ese año, un número cada vez mayor de personas participaba en la vida expresada en los códi-gos que acarreaba el mundo moderno, de los cuales los derechos políticos del individuo y la secularización eran parte esencial de ser moderno. Abarcaba además el estable-cimiento del Estado-nación, que estaba acompañado de la centralización del poder, la expansión de las redes de comercio y la economía internacional, y todo ello produjo un cambio, totalmente irreversible, en la organi-zación de la naciente sociedad que se hallaba en tránsito de abandonar los códigos del mundo tradicional que se había configurado en la época Colonial.

En esta mutación cultural la educación se convirtió en el aparato ideológico más importante con el que con-taba el Estado para el diseño que se hacía de la sociedad moderna. El triunfo de la República y la imperiosa nece-sidad de legitimarla requería de la convocatoria al voto de los ciudadanos, lo cual exigía un nuevo actor político que supiera leer y escribir, entre otros requisitos. Fue por ello que la educación se convirtió en un instrumento de ampliación de las bases políticas del Estado moderno, en la cual Francisco de Paula Santander se va a convertir en el impulsor de la construcción del primer sistema educativo moderno con que contó nuestro país.

En este primer momento, la educación tenía, de manera prioritaria, el carácter de ser un instrumento político para ampliar la ciudadanía. La alfabetización era un requisito indispensable para el ejercicio de la nacionalidad y para la formación de los individuos, cambios que iban a ayudar a desvertebrar la sociedad tradicional colonial. Como re-sultado, en 1827 ya funcionaba una red conformada por 434 escuelas, 21 colegios y la Universidad Central, primera universidad pública de Colombia.

De manera muy temprana se trazó el camino que el país, poco a poco, ha ido construyendo en la conformación de un sistema nacional de educación pública, quizá el primer componente de la esfera pública. Esta red –es necesario subrayarlo– tenía la característica de ser pública y laica, y por lo tanto entraba en competencia con la activa y

palabras clave: Modernidad, Manuel Ancízar, Francisco de Paula Santander. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

El diseño del campus de la Universidad Nacional en Bogotá, conoci-do como Ciudad Blanca, es un ejemplo de la in-cursión del país a la Modernidad.

foto: archivo Unimedios

organizada red de la Iglesia católica. Lamentablemente, en 1850 la Universidad Central fue clausurada.

de fábrica de liberales a fábrica de conservadores

En 1864, por iniciativa de José María Samper, el Congreso de la República consideró el proyecto de fundación de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Co-lombia, hasta que pocos años después, mediante la Ley 66 del 22 de septiembre de 1867, finalmente fue creada (el país estaba organizado bajo el sistema federal, de allí el nombre de Estados Unidos). En esta segunda etapa, la educación superior va a estar al servicio de los proyectos de los partidos políticos, primero del Partido Liberal y más tarde del Conservador.

En 1868 abrió sus puertas la Universidad Nacional, bajo el rectorado de Manuel Ancízar, luego de haber creado el periódico El Neogranadino –que fue la tribuna de proyección del Romanticismo–, de haber fundado la Masonería en Bogotá en 1848, de haber participado en la Comisión Corográfica, y de haber publicado el relato de su participación en esta empresa, Peregrinación de Alpha, era uno de los hombres públicos más respetados en Colombia desde entonces.

Ancízar fue uno de los impulsores más importante del pensamiento moderno que tuvo nuestro país en el siglo xix. Como la dirigencia liberal radical decidió que la Uni-versidad Nacional era el semillero del pensamiento liberal, donde debían formarse los dirigentes de la sociedad, y particularmente blindar a esta institución de la injeren-cia de los clericales, esta decisión iba a convertirse en la causa de la primera crisis de la Institución. Para el Partido Liberal la Universidad era el reducto de la educación laica y de la enseñanza moderna.

El uso exclusivo de los textos liberales en los cursos que se impartían en la Universidad, aprobado por el Con-greso, se convirtió en tema del debate político y llevó a Ancízar a renunciar a la Rectoría en 1870, con el argumento de que se estaba violando la libertad de cátedra; en su co-metido estuvo acompañado de los profesores de filiación conservadora.

Años después, en la República Conservadora (1880-1930), los conservadores trataron de que la Institución

fuera una fábrica de conservadores. Todavía hacía falta que la transformación del país permitiera que se estable-cieran entidades nacionales, por encima de las políticas partidistas, y que la modernización resultante de la eco-nomía exportadora, la industrialización y la urbanización extendieran las ideas modernas más allá de los controles ideológicos.

En este primer momento de la Universidad, más allá de los disensos entre liberales y conservadores, en sus aulas se enseñó, hasta donde sabemos, por primera vez la teoría de evolución de Darwin, como lo testimonia las memorias del profesor suizo Ernst Röthlisberger, coetáneo de Salvador Camacho Roldán, quien inauguró la cátedra de sociología. Este empuje de las ideas modernas desde sus aulas produjo una fuerte reacción de la Iglesia católica y los conservadores ultramontanos.

autonomía y primer campus universitario

Cuando concluyó la República Conservadora –y en el gobierno de Alfonso López Pumarejo (1934-1938)– fue cuando la Universidad Nacional inició su transcurrir como institución por encima de las políticas que se trazaban en los partidos tradicionales.

La inauguración del campus, como parte de una sim-bología nacional que estaba representada en edificios y espacios públicos –como el Parque Nacional, la Biblioteca Nacional, o los edificios de los ministerios–, se constituía en otro proyecto de definición del Estado por encima de los partidos políticos. La fortaleza institucional de la un ha permitido superar las dificultades y consolidarse como un símbolo de la Modernidad, como fue el proyecto ori-ginal de Francisco de Paula Santander y continuado por Manuel Ancízar, hombres públicos que habían decidido ser modernos.

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septiembre 2017 | 6 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

política & sociedadCentro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de paz, en lista mundial de Think Tank

En 2016, este Centro de la un fue incluido en el Global Go To Think Tank Index de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos). En este índice, y dentro de la categoría de los mejores tanques de pensamiento vinculados a universidades, el de la Universidad Nacional de Colombia fue el único del país, y se registó en el puesto 62.

Aportes a la construcción de paz en Colombiaalejo vaRgas velásqUez, director, Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de PazUniversidad Nacional de Colombia

En este breve recorrido se muestran algunos de los aportes más relevantes realizados por la Universidad Nacional de Colombia (un) desde los años sesenta del siglo xx y hasta la segunda década del siglo xxi, entre ellos la contribución al Acuerdo Final de Paz entre el Gobierno y las Farc, a través de su Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz.

Como principal centro de formación universi-taria, la un ha estado lista para aportar soluciones a los grandes problemas del país, como por ejemplo a la superación de la violencia que ha acompañado de manera tan persistente nuestra evolución histórica.

Algunos de sus aportes más relevantes al tema de la paz iniciaron en los años sesenta del siglo pasado, cuando los profesores Eduardo Umaña Luna y Orlando Fals Borda –fundadores de la Facultad de Sociología de la un–, junto con monseñor Germán Guzmán –en ese entonces párroco de El Líbano (Tolima)– produjeron en 1962 La violencia en Colombia. Estudio de un proceso social, el más importante estudio analítico sobre la violencia liberal-conservadora. Esta fue una gran contribución a la necesaria mirada analítica que un periodo tan violento requería.

En 1987, durante el gobierno de Virgilio Barco Vargas, la Comisión de Estudios sobre la Violencia –conformada entre otros por académicos de la un y coordinada desde el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Interna-cionales (Iepri) de la Institución– produjo el valioso do-cumento Colombia: violencia y democracia, una radiografía de las múltiples violencias que atravesaban el país en ese momento, lo que lo ha convertido en uno de los hitos de los estudios recientes sobre el conflicto colombiano y una de las referencias obligadas en las investigaciones que se han adelantado sobre el tema desde entonces.

Durante el gobierno de Andrés Pastrana Arango, en el Proceso de Negociación de El Caguán (1998-2002), la un ofreció sus aportes con respecto a este fallido esfuerzo de llegar a un acuerdo de paz; lo mismo hizo durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez con las conversaciones truncadas con el Ejército de Liberación Nacional (eln). Por ejemplo, en ese momento se creó el Observatorio de Seguimiento a la Desmovilización y a la Búsqueda de la Paz de la Facultad de Ciencias Humanas.

Una vez se conoció el inicio formal de las conversacio-nes entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc, la un creó el Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz con la intención de acompañar, de diver-sas maneras, este esfuerzo de terminación del extenso conflicto armado colombiano.

acompañamiento decisivo

El Centro fue invitado por la Mesa de Conversaciones –junto con las Naciones Unidas– a organizar los Foros de Participación Ciudadana, de los cuales se desarrollaron

palabras clave: Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz, posacuerdo, Acuerdo Final de Paz. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

El Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz fue uno de los organizadores de los nueve Foros de Participación Ciudadana, realizados por solicitud de la Mesa de Conver-saciones de La Habana.

foto: archivo Unimedios

nueve, en los que se abordaron diversos temas de la agenda; después se llevaron las propuestas y conclu-siones debidamente organizadas y sistematizadas. En dicha tarea participaron profesores de varias facultades y sedes de la un. Así mismo contribuyó de manera reservada en la selección y el envío de expertos en los distintos temas de la agenda para que expusieran sus puntos de vista a la Mesa de Conversaciones.

De igual manera, al Centro de Pensamiento y Se-guimiento al Diálogo de Paz, a las Naciones Unidas y a la Conferencia Episcopal Colombiana se les solicitó seleccionar a las sesenta víctimas del conflicto armado que irían a reunirse –en cinco delegaciones de doce víctimas cada una– con la Mesa de Conversaciones; este fue un momento decisivo de los diálogos.

También se ha adelantado una tarea de divulgación, análisis, debate y pedagogía de paz, por medio de diversos eventos académicos –cátedras, seminarios, foros, conferencias, conversatorios– en las sedes de la un y por medio del programa La Paz en Foco, produ-cido por el Centro de Pensamiento y un Televisión.

Posteriormente, en el “Acuerdo final para la ter-minación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, se le encargó a la un la realización del primer “Censo socioeconómico de los miembros de las Farc-ep” una vez estuvieran ubicados en la zonas veredales de transición hacia la normalización. Dicha tarea se realizó con la seriedad que caracterizan los estudios a cargo de nuestra Universidad.

Los resultados del Censo van a ser una de las bases para la definición, por parte del Consejo Nacional de Reincorporación, de las políticas de reincorporación de los miembros de las Farc en la vida civil, en lo social, lo económico y lo cultural. En esa dirección, el Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz, en coordinación con las sedes de Tumaco y Orinoquia, viene adelantando un proceso de acom-pañamiento a los líderes sociales e institucionales para que estén mejor preparados para incidir en los procesos de implementación de los acuerdos en sus territorios.

la academia construye la colombia del posconflicto

Como parte de sus tareas de contribuir a la cons-trucción de paz, tanto el Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz, como las Naciones

Unidas, colaboran con el Ejército Nacional en el proceso de diálogos territoriales con la sociedad.

El objetivo es que las sociedades regio-nales manifiesten de manera clara, precisa y franca lo que consideran como los princi-pales riesgos de seguridad en los territorios, y cuál creen ellos que debería ser el rol del Ejército ahora.

Así mismo, con el Ministerio de Educación Nacional se viene adelantado un proceso de análisis y capacitación con universidades es-tatales e instituciones de educación superior regionales, tendientes a compartir modalida-des de trabajo en sus áreas de influencia para contribuir en la construcción de paz; de igual manera se está promoviendo la creación de una red de instituciones de educación superior para trabajar sinérgicamente con la mirada puesta en el mismo objetivo.

Teniendo en cuenta lo anterior, desde dis-tintas sedes, facultades y dependencias de la un, a partir de la diversidad de sus programas y enfoques, se adelantan tareas de formación, investigación y extensión que apuntan a con-tribuir tanto a los procesos de implementación de los acuerdos entre el Gobierno y las Farc como a la construcción de paz.

En ese sentido, es fundamental destacar las múltiples publicaciones, cursos y cátedras, además de los proyectos de investigación y extensión que adelanta la comunidad docen-te y estudiantil de la Universidad Nacional de Colombia para continuar ofreciendo sus aportes a la tarea colectiva de construir la Colombia del posacuerdo.

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septiembre 2017 | 7 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

fotos: archivo Unimedios

A la vanguardia del conocimiento

PatentesTensiómetro para riego de precisión en agricultura. A diferencia del convencional, que utiliza una cerámica, este posee dos, una ubicada en la mitad y otra en la punta del objeto. Además tiene dos vacuómetros que miden las raíces (para saber cuándo regar las plantas) y su profundidad (la cantidad de riego).

Aplicación certera de plaguicidas. Con esta especie de lanza se asegura que el plaguicida llegue con un solo disparo al cuello de la planta, en la dosis requerida, evitando su dispersión.

Perforador eléctrico de láminas. Perfora en diferentes tamaños láminas de cuero, caucho y plástico utilizadas en la manufactura de zapatos, correas o carteras, reduciendo las quemaduras que se presentan en los bordes con la técnica convencional.

Compuesto contra la leishmaniasis. La adecuación de antimoniato de meglumina –ingrediente farmacéutico activo con el que se trata la enfermedad– se formuló en una película polimérica a base de quitosán (presente en las paredes celulares de insectos, crustáceos y hongos), que al aplicarse en la úlcera infectada disminuye los efectos adversos del medicamento, elimina el parásito y favorece la cicatrización del área afectada.

Biodiésel en menos tiempo. Con este prototipo se elimina la etapa de separación (transesterificación continua) y alcanza rendimientos cercanos al 99 % en un solo ciclo, lo cual implica menor tiempo de producción.

Diseño de péptidos con potencial antibiótico y para controlar la leucemia. 1. Fabricar un insecticida para eliminar las larvas del mosquito que transmite paludismo o zika; combatir bacterias que producen infecciones intestinales, o desarrollar tratamientos contra algunos tipos de cáncer sería posible gracias a estas pequeñas proteínas obtenidas en laboratorio.

2. Por primera vez se consiguió que una molécula llegue hasta los compartimentos más especializados de la membrana celular e inhiba una enzima responsable del crecimiento de algunos tipos de leucemia.

Polvo de uchuva. Para elaborar refrescos, néctares, helados o gelatinas. El polvo fue obtenido mediante secado por aspersión, operación que transforma un alimento líquido en sólido, al entrar en contacto con calor.

Equipo para cultivar piel. El biorreactor ofrece las condiciones ambientales de aislamiento para cultivar células propias de tejidos conectivos del cuerpo como la epidermis, la dermis y los cartílagos, entre otras, conocidas como fibroblastos. En él se cultivan células y soportes de colágeno para crear sustitutos que reemplacen tejidos dañados.

Hielo a partir del sol. El prototipo congela y refrigera entre uno y cinco litros de agua por medio del calor de la luz solar, mediante el proceso de adsorción de metanol en carbón activado. Así, las comunidades más apartadas del país podrán refrigerar alimentos y medicinas.

Reparación rápida de turbinas hidroeléctricas. Para no mover estos generadores que pesan hasta seis toneladas, cuando sus cangilones (similares a cántaros que transportan el agua) se averían, se desarrolló un tratamiento térmico localizado a partir de un software y un hardware que los repara.

3invenciones producidas en Colombia son de la UN.

de cada 10 innovaciones tecnológicas produce la UN al año.

Más de 50

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septiembre 2017 | 8 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

La cultura: un poderoso dispositivo de mediacióncaRlos albeRto patiño villa, director, Instituto de Estudios Urbanos (ieu), Sede BogotáóscaR almaRio gaRcía, director, Centro de Investigación e Innovación Social (ciis), Sede MedellínUniversidad Nacional de Colombia

Desde su fundación y hasta el presente, la Universidad Nacional de Colombia (un) ha actuado como un poderoso dispositivo científico-técnico y cultural que media entre el proyecto inconcluso del Estado nacional y una sociedad dividida por múltiples factores pero que pugna por ser viable.

A lo largo del siglo XIX y durante las primeras décadas del xx, cuando tomaron forma las disciplinas que hoy se agrupan con el nombre de Ciencias Sociales y Humanas, estas se perfilaron como tales apoyándose en las nociones de Sociedad, Estado-nación y Civilización.

La noción Sociedad pretendía dar cuenta de los entra-mados humanos surgidos del choque con las estructuras tradicionales; con Estado-nación se entronizó el sujeto institucional por excelencia de la Modernidad, mientras que con Civilización se reconocía la condición universal de la especie y se exaltaba a Europa como el epicentro de dicho proceso.

Por su parte, la noción de Cultura se reservó para distintos usos: marcar las diferencias de identidad colectiva entre los países modernos; imponer cánones de autoridad estética, literaria e institucional; legitimar la expansión imperialista de las potencias europeas sobre la geografía y los pueblos del mundo considerados inferiores, y reconocer la diversidad de la especie en medio de su universalidad.

Desde entonces la cultura debe ser entendida como otra dimensión de los conflictos y tensiones sociales, pero también como una posibilidad de lectura de hegemonías y resistencias; de oposiciones y transacciones; de prueba de fuerzas entre distintas formas de identificarse y diferen-ciarse; de exclusión e inclusión, y de representación de lo colectivo y lo singular.

Si se acepta que Colombia forma parte de la experiencia moderna en la periferia, cabe preguntarse entonces por la relación entre la un y la cultura nacional, desde las claves antes señaladas.

epicentro de la cultura

La apuesta de Manuel Ancízar y otros liberales y progre-sistas de la época en que se fundó la un, en 1867, tenía mucho de acción temeraria, porque era una decisión política que desafiaba a un conjunto de sociedades regio-nales y locales que llevaban casi siete décadas luchando frontalmente para dar lugar a un país que solo podía surgir rompiendo las referencias políticas, sociales e incluso económicas de la pequeña comarca y, en muchísimos casos, del villorrio.

El proyecto que encarnaba esta Institución consistía en crear una Nación basada en la idea de un proyecto ilustrado, toda una transformación social que suponía la introducción de nuevas tecnologías de producción económica; cam-bios culturales; la aparición de nuevas ideas políticas y el creciente protagonismo de las disciplinas científicas. Las innovaciones culturales propuestas –como la separación

Iglesia-Estado; el reconocimiento de las fuerzas sociales emergentes y los derechos laborales; la condición produc-tiva de la tierra; una educación laica y la formación de una opinión pública– tensionaron los poderes establecidos.

La sociedad en la que esta Universidad se podía crear se enfrentaba al hecho de una Nación en construcción, ya que las pugnas y el conflicto en las diversas regiones, o entre las diversas unidades políticas, no permitieron sino hasta finales del siglo xix el surgimiento de algunos referentes comunes. Pese a ello, desde sus inicios la influencia cultural de la un se sintió en muchas regiones.

El apoyo económico de los gobiernos liberales hizo que durante las primeras décadas del siglo xx hubiera egresa-dos de la Costa Atlántica, del Pacífico, del centro del país y del suroccidente. Así mismo la Institución se convirtió en el centro de educación superior en el que estudiaban sectores de diverso origen socioeconómico, incluidos los miembros de las clases dirigentes.

A pesar del surgimiento de universidades regionales públicas y del aumento del número de universidades pri-vadas en la segunda mitad del siglo pasado, la un se man-tuvo como referente cultural al ofrecer un espacio para el debate y la divergencia con respecto a distintos problemas nacionales, lo que demuestra su compromiso por conservar una orientación sobre la Modernidad, asumida como una experiencia múltiple, centrada en la formación avanzada, la investigación científica y la cultura ilustrada.

el contexto contemporáneo

En la primera mitad del siglo xx se promovieron dos gran-des proyectos para redefinir la Institución: el Proyecto de Reorganización de la un, en 1909, y su Gobierno Uni-versitario –propuesto por el representante al Congreso y líder liberal Rafael Uribe Uribe– y la Ley Orgánica de 1935, aprobada durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo.

Sin embargo el proyecto de la “República Liberal”, de la invención del pueblo y ruptura con la tradición, desembocó en otra fase de confrontación por la oposición conservadora y católica, conocida como La Violencia.

En un país dividido, frente a exclusiones territoriales, étnicas, políticas y culturales, la un fue una de las pocas instituciones capaces de mantener vivo un talante crítico e imaginativo que le permitía comprender la complejidad que nos constituye y reconocer la potencial unidad de su

diversidad. Tales fueron las condiciones para su transición institucional en la segunda mitad del siglo xx.

Con la segunda posguerra, en medio de un mundo bi-polar y de creciente inestabilidad económica y política, las universidades occidentales entraron en procesos de cambios y ajustes de sus modelos tradicionales, que inno-varon al articular facultades e institutos de investigación, indicadores de nuevos términos, velocidades y relaciones entre conocimiento, aplicaciones y economía de merca-do. Esta tendencia se acentúa con la Modernidad tardía, al configurarse un nuevo ciclo de acumulación a escala global basado en procesos de alta densidad tecnológica y uso intensivo del conocimiento, la llamada “sociedad del conocimiento”. El mundo, los países, las sociedades y las regiones están así expuestas a presiones inéditas.

Así las cosas, la un tendrá que enfrentar en el inmediato futuro la siguiente cuestión crucial: ¿cómo seguir siendo en un mundo que ha dejado de ser? Lo que remite de inmediato a la imperiosa necesidad de redefinirse y reinventarse a partir de su legado como universidad pública –patrimonio de la Nación– y del uso responsable de su autonomía.

Tanto el Acuerdo Final de Paz entre el Gobierno y las Farc como las expectativas de negociación con el eln y el escenario del posconflicto plantean grandes desafíos a la sociedad e institucionalidad del país en general y a la un en particular. Uno de esos desafíos tiene que ver con el lugar y el valor que en el futuro se le asigne a la educación, a la cultura, a la ciencia y a la tecnología como aspecto sus-tantivo del proyecto colectivo. De esa decisión dependerá también el futuro mismo de esta Universidad.

La un, como dispositivo mediador entre el ideal nacio-nal inconcluso y un nuevo proyecto colectivo, se valida por la vigencia de sus principios trascendentales: ser la universidad del Estado y no de los gobiernos, estar al ser-vicio de la Nación y no de grupos particulares, y reconocer en el conocimiento y el arte patrimonios comunes. Cabe ahora traducir ese legado haciéndolo socialmente útil e institucionalmente integrador para beneficio de las futuras generaciones de estudiosos y de todos los colombianos.

palabras clave: cultura, mediación cultural. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

La UN se man-tiene como referente cultural al ofrecer un espacio para el debate y la divergencia con respecto a dis-tintos problemas nacionales.

foto: archivo Unimedios

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septiembre 2017 | 9 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

*

58 REVISTAS ACADÉMICAS EDITADAS POR LA UN

45 REVISTAS INDEXADAS EN PUBLINDEX

2.034ARTÍCULOS PUBLICADOS EN Scopus (2016)

Centro académico líder del país*

FORMACIÓN

INVESTIGACIÓN, PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTOY PATENTES

RANKING MERCOEMPRESAS

INTERNACIONALIZACIÓN

PROGRAMAS PAES Y PEAMA

CALIDAD ACADÉMICA

130

36

ACUERDOS de cooperación nacional e internacional suscritos en el último año.

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A Dos años consecutivos en el primer puesto en el sector de la educación superior.

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349Programas de posgrado

Estudiantes del ProgramaEspecial de Admisión y MovilidadAcadémica (Peama).

Estudiantes en otrosProgramas de AdmisiónEspecial (Paes).

• Villagarzón (Sede Tumaco)• Guaviare (Sede Orinoquia)

• Sumapaz (Sede Bogotá)• Caldas (Sede Manizales)

95

1.431110

4

883

486

529428

17

2.343

Programas de pregrado

1 doctorado4 maestrías2 especializaciones

Ciencias de la ComputaciónNUEVO PROGRAMA DE PREGRADO

NUEVOS PROGRAMAS DE POSGRADO

52

PROGRAMASDE POSGRADO ACREDITADOS

14doctorados

1

RANKINGSPosiciones logradas por la UN en los principales rankings en el país y en Latinoamérica:

QS World University Rankings

Scimago Institutions Rankings

Ranking Web of World Universities Webometrics

1 10

2 21

2 17

NACIONAL LATINOAMÉRICA

* Los datos publicados forman parte del Balance Social 2016.

de los grupos de investigación está categorizado por Colciencias en A1 y A.

38 %

GRADUADOS(Peama)

NUEVASREGIONES

PATENTES APROBADASEN 2016

ESPECIALIDADES

0

50 100 150 200

165

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64

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DOCTORADOS

ESPECIALIZACIONES

PALMIRA

MANIZALES

MEDELLÍN

BOGOTÁ

MAESTRÍAS

0 10 20 30 40 50

50

27

11

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397 estudiantes

1.034 estudiantes sedes andinas

sedes de presencia nacional

43.555en pregrado

10.027en posgrado

Estudiantesmatriculados

53.582

9.408

3.701en posgrado

5.707en pregrado

por admisión de bachilleres de comunidadesindígenas.por admisión especial para mejores bachilleres de municipios de bajos ingresos.por admisión especial para mejores bachilleres del país.

por admisión de bachilleres de población negra,afrocolombiana, palenquera y raizal.por admisión especial para bachilleres víctimas delconflicto armado interno en Colombia.

LOS ESTUDIANTESproceden del 53 % de los municipios del país.

LOS ESTUDIANTESproceden del 78 % de los municipios del país.

Estudiantesgraduados

38MAESTRÍAS

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septiembre 2017 | 10 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

palabras clave: reformas académicas, calidad académica, Reforma Patiño. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

La voluntad de construir una institución de excelenciagUstavo silva caRReRo, filósofoUniversidad Nacional de Colombia

La Universidad Nacional de Colombia (un) ha experimentado reformas suscitadas gracias a una amplia gama de motivaciones que han coincidido en un lineamiento general: buscar que la Universidad responda de manera adecuada a las necesidades de la sociedad colombiana, en especial a las de sus estudiantes, provenientes de todas las regiones del país.

La fundación de la un se constituyó en un esfuerzo reformador de gran alcance para la educación del país. Después del vacío en el que había caído la Nación en la década de 1850 con la decisión extrema de los liberales en el Gobierno de eliminar los títulos para ejercer profe-siones, la creación de la Universidad en 1867 se convirtió en un esfuerzo por poner las cosas en orden y, de paso, fortalecer la incipiente educación superior existente. Tris-temente las guerras civiles de finales del siglo xix y la línea conservadora –inaugurada con los gobiernos de la Regeneración– interrumpieron por cerca de cinco décadas el desarrollo de este proyecto educativo.

A partir de 1935 la Universidad sale del letargo en el que se había postrado y se convierte en estandarte de una reforma educativa más amplia que intentará modernizar el país apoyando la formación superior, el desarrollo de la industria y la urbanización. Durante el gobierno de Al-fonso López Pumarejo el presupuesto para la educación creció cuatro veces al pasar de 2,6 % a 8,2 %. Así, la un se vio beneficiada, pues el Gobierno adquirió los terrenos e inició la construcción del campus que hoy ocupa la Ciu-dad Universitaria de Bogotá. Además, según la Ley 68 de 1935, la Institución tuvo una nueva estructura académica y administrativa. Después de varias décadas volvía a tener un rector en propiedad –Gabriel Durana Camacho (1936-1937)– y se reorganizaban las facultades dispersas por la capital del país.

Durante las décadas posteriores que interrumpieron por algunos años la modernización educativa, una nueva

noche de violencia partidista cubrió al país. A pesar de ello, a finales de los años cincuenta el proyecto se retomó con el rector Mario Laserna Pinzón (1958-1960), quien intentó romper la incomunicación entre facultades y sentar las bases para iniciar prácticas investigativas. Lamentablemente el éxito de su iniciativa fue muy limitado y la reforma que se esperaba solo pudo concretarse cuatro años después, con el liderazgo del médico José Félix Patiño Restrepo (1964-1966).

reforma estructural

La Reforma Patiño, como se le conoce desde entonces, ha sido tal vez la construcción institucional más integral y de mayor alcance que ha experimentado la un en estos 150 años.

Dicha iniciativa buscó convertir a la Institución en un instrumento efectivo para el desarrollo del país. Así, sus lineamientos consolidaban la formación con calidad mediante la integración en varios niveles. En el ámbito académico tuvo como núcleo principal los estudios ge-nerales para la formación de ciudadanos libres, críticos y altamente competentes; también consideró la integración administrativa para ejecutar los recursos de manera racio-nal y con altos niveles de planeación, y además pretendió construir un ambiente más armonioso entre estudiantes y docentes que permitiera una integración indispensable frente a los intereses de la sociedad.

Otra apuesta consistió en agrupar grandes facultades que soportaran los estudios generales y que lograran romper con la dinámica de una universidad profesionalista cen-trada en expedir títulos sin tener en cuenta la formación pertinente y de calidad. Sin embargo, a los pocos años de la salida de profesor Patiño de la Rectoría las contrarre-formas eliminaron los estudios generales.

la idea de universidad

El interés por la formación integral de los estudiantes de la Universidad y por una revalorización de la cultura académica soportada en la razón, la argumentación y las prácticas in-vestigativas tuvo un nuevo espacio de reforma entre finales de los años ochenta y principios de los noventa.

En el rectorado de Ricardo Mosquera Mesa (1988-1990) se inició la discusión –suscitada principalmente por su joven vicerrector académico Antanas Mockus– acerca de las prácticas pedagógicas en la formación universitaria.

En ese momento se creía que la Institución se había que-dado con una educación libresca en la que si no se tenían en

cuenta los intereses de los estudiantes, mucho menos las necesidades de la sociedad. Además el profesor Mockus –pri-mero como vicerrector y después como rector (1991-1993)– buscó fortalecer las prácticas investigativas, enriqueciendo por esta vía la docencia y generando condiciones para las pedagogías intensivas que reconocían relaciones más au-tónomas y activas entre los estudiantes y el conocimiento.

Entre 1994 y 1997 el rector Guillermo Páramo continuó la reforma infundiéndole nuevas perspectivas. El académico consideraba que la especificidad de la Institución como universidad de la Nación implicaba una formación integral para sus estudiantes que comprendiera tanto el contex-to como las problemáticas sociales, los cuales deberían abordarse desde una perspectiva interdisciplinaria en la investigación y con un compromiso institucional para hacer presencia en el territorio nacional.

A pesar de que la reforma Mockus-Páramo se gestionó en varias administraciones, su éxito se enfrentó –como las anteriores– a la fuerza de las calladas contrarreformas que mediante pequeños cambios acumulados en el tiempo buscaban retornar al estado inicial.

mejoras para los estudiantes

En 2006 las dificultades seguían siendo las mismas iden-tificadas por el profesor Mockus y el diagnóstico era cada vez más dramático: altas tasas de deserción, desconexión entre los niveles de pregrado y posgrado, y un paulatino aislamiento de la Universidad frente a las lógicas acadé-micas del mundo.

Lo anterior provocó que el equipo del rector Moisés Wasserman (2006-2009 y 2009-2012) iniciara nuevamente las discusiones para consolidar una reforma académica en la un. Esta se presentó como el despliegue académico de una apuesta de mayor aliento que se podría rastrear desde la época del profesor Patiño Restrepo.

Dicho despliegue le entregó al estudiante herramientas adecuadas para administrar y diseñar su tránsito por la Universidad: mayor autonomía y programas calculados en créditos académicos, estructurados con la premisa de la flexibilidad y la articulación con los niveles de posgrado.

De igual manera se modificó el obsoleto Estatuto Es-tudiantil que por más de 30 años había experimentado retoques que lo llevaron a la desfiguración. El nuevo Esta-tuto, que estimulaba los buenos resultados académicos, le entregó a los estudiantes posibilidades para doble titulación y la continuación de su carrera como un paso natural en los posgrados. Todo esto le otorgó a la Institución una nueva estructura curricular, más moderna y coordinada con la mayoría de las instituciones de educación del país y del exterior.

Las reformas en la Institución se han visto como pasos necesarios para corresponder a una sociedad en perma-nente cambio. Sin embargo dichas iniciativas parecen ser más bien esfuerzos excepcionales, hitos, para tratar de consolidar la tantas veces postergada reforma estructural e integral de la Universidad Nacional de Colombia.

Desde su fundación la UN se ha constituido en un proyecto de renovación y modernización educativa para el país.

foto: Nicolás Bojacá/Unimedios

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septiembre 2017 | 11 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

Siempre cerca de los problemas del paísfeRNaNdo cUbides c., profesor titular, Facultad de Ciencias HumanasUniversidad Nacional de Colombia

Además de contribuir al análisis de la violencia, su recurrencia, sus variables, sus protagonistas y sus víctimas, las ciencias sociales han permitido comprender tanto la diversidad étnica y regional de los países como su cartografía y su dimensión de la pobreza o de las desigualdades sociales. La Universidad Nacional de Colombia (un) ha jugado un papel trascendental en la construcción de ese conocimiento de la sociedad colombiana.

Desde la fundación de la un las ciencias sociales han estado presentes en su trayectoria, a pesar de algunos altibajos. El hecho de que su primer rector, Manuel Ancízar, hubiese sido secretario de la Comisión Coro-gráfica, y además etnógrafo y geógrafo por vocación, resulta significativo. Precisamente que la Institución se definiera como “un templo laico de saber” indicaba esa tendencia.

Las maneras de organizar ese saber varían según los estímulos externos; los condicionantes y las restricciones que han existido para la educación pública; y las decisiones internas a medida que se aclimatan las disciplinas que hoy contiene la Facultad de Ciencias Humanas y que se configuran como profesiones.

Bien entrado el siglo xx, al optar por la denominación de “ciencias humanas” se está subrayando que todas las disciplinas se integran no por agregación, pues tienen como sustrato común una tradición humanista. El nom-bre cuenta, claro está, y lo iremos comprobando en los momentos críticos y decisivos.

Dicha tradición humanista en la que se ubicaban los pioneros –y a la que, por agregación, se iban adscribiendo las disciplinas particulares– es la que explica la natura-leza de sus contribuciones. Esto se puede constar, por ejemplo, en la importancia que adquirió el debate de 1882 entre Salvador Camacho Roldán –liberal radical– y Rafael Núñez, liberal en tránsito a un conservatismo moderado y uno de los artífices de la Regeneración conservadora y de la Constitución de 1886. Si se miran las piezas de tal debate es muy significativo que entre ellos se perciba un cierto acuerdo, más allá de sus diferencias ideológicas y de partido.

Las primeras generaciones de científicos sociales esta-ban conformadas por aficionados y practicantes empíricos cuya formación básica era el derecho. Por lo general el conocimiento y la enseñanza que esas materias transmi-tían eran descripciones del territorio y del conjunto de sus pobladores, con lo que se va difundiendo un interés por lo que se denominaba de manera genérica “la cues-tión social”.

Por ejemplo un ingeniero como Alejandro López Res-trepo se interesa por los problemas de la organización del trabajo, pero también por la distribución del recurso tierra y su uso racional, por eso su libro Problemas colom-

palabras clave: ciencias sociales, La Violencia en Colombia, interdisciplinariedad. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

bianos (1927) sigue siendo antológico, de referencia para historiadores, economistas y científicos sociales.

En el siglo xx, la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, con su propia denominación comprensiva, de-notaba la intención de albergar la enseñanza de la filosofía y también acogía en sus cátedras versiones preliminares de otras disciplinas.

La introducción del marxismo en la enseñanza universi-taria fue la que propició disensiones, condicionamientos y críticas externas. El libro Sociología americana (un, 1950), de Diego Montaña Cuéllar, dará cuenta de tales desacuerdos y del propósito de innovación. Para ese momento, en el balance del conjunto de disciplinas no se puede perder de vista el aporte de los inmigrantes Paul Rivet (etnólogo francés), Juozas Zaranka (filólogo lituano), Ernesto Guhl (geógrafo alemán), Vytautas Mankeliunas (psicólogo li-tuano) y Tomás Ducay (filósofo español), quienes en algún momento fungieron como docentes de la un.

En las generaciones sucesivas y en la medida en que las disciplinas se “aclimatan” y se conforman como saberes especializados, el análisis se refina y procura sopesar y entender tanto la diversidad regional y étnica como la paulatina diferenciación social y sus dimensiones nega-tivas: la desigualdad, el conflicto y, en fin, la violencia y sus secuelas.

carácter interdisciplinar

Las contribuciones de las ciencias sociales no han sido continuas: ha habido intermitencias. Dentro de las con-tribuciones es necesario considerar –cómo no–, las de sus egresados. Los momentos de alza se han caracterizado por la calidad de sus producciones, las cuales han respondido de manera nítida a demandas externas y a un reconoci-miento claro de la necesidad, de la validez y la pertinencia del conocimiento que producen nuestras disciplinas.

Los textos producidos se han convertido en clásicos, y como tales siguen siendo leídos y estudiados. Una de las obras más emblemáticas, La Violencia en Colombia. Estudio de un proceso social (un, 1962), se escribió hace más de medio siglo. Con ella la sociología adquiere su primer reconocimiento como disciplina académica.

Una de las razones de la paulatina recepción de la obra –recordemos que la primera edición fue censurada por el

Gobierno– se debió en parte al debate suscitado acerca del margen de objetividad posible y la demostración de los dividendos intelectuales que produce integración de disciplinas.

Los autores, provenientes de distintas corrientes, apelan a varias más, acuciados por ofrecer un diagnóstico y una terapéutica (el uso de los términos, prestados a la medi-cina, no es inocente) que les permita establecer la causa de un fenómeno multiforme, de muy diversa intensidad según la región donde se dio.

El listado de personas consultadas equivaldría a un directorio de los pioneros de las disciplinas y profesiones que hoy integran la Facultad. Puede decirse que en las etapas sucesivas y hasta la actualidad quienes investigan sobre la cuestión están emulando consciente o incons-cientemente aquella obra emblemática. Para ello basta examinar las diversas contribuciones sobre las violencias, los actores armados, la mensurabilidad de la victimización, el restablecimiento de la dignidad de las víctimas que pasa por construir un estimativo fiable de la magnitud del problema, y las mediciones de pobreza y desigualdad.

Así mismo, La Violencia en Colombia. Estudio de un proce-so social es una muestra de la eficacia comunicativa, del ejercicio de hacer comprensibles los resultados para que su eco traspase las paredes de las aulas. En ese sentido es importante resaltar el esmero especial en la factura y calidad de los textos.

En conclusión, es necesario revisar el inadecuado símil “que sea una torre de marfil” para referirse a la universi-dad pública. La Universidad Nacional de Colombia nunca ha estado alejada de los problemas del país: para bien y para mal todos los problemas se expresan en sus campus, incluyendo los presupuestales y de administración de los recursos humanos y materiales.

La UN ha he-cho importan-tes aportes al estudio de las ciencias sociales en Colombia.

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septiembre 2017 | 12 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

Historia de la vida

Conocimiento aplicado

Planchas de Anatomía de Francesco Antommarchi. Sede BogotáEstas láminas litográficas, pertenecientes al médico de Napoleón y de las cuales solo existen tres juegos en el mundo, fueron encontradas en un sótano de la UN en 1984.

Museo de Ciencias Forenses José María Garavito BarayaSede BogotáExhibe 800 piezas que permiten estudiar estupefacientes, objetos de medicina legal y falsificación de documentos a partir de casos reales abordados por este bacteriólogo de la UN.

Instituto de Ciencias Naturales (ICN). Sede BogotáCon 940.000 especímenes, es la colección biológica más grande del país. Su Museo de Historia Natural alberga 2.000 ejemplares en zoología, paleontología y arqueología. Colección Peces

Colección Aves

Colección Reptiles

Colección Mamíferos

Herbario Medel. Sede MedellínPosee 54.000 ejemplares distribuidos en cerca de 8.500 especies.

Colecciones BiológicasSede OrinoquiaSu Colección Entomológica con-tiene 3.300 insectos de 17 munici-pios de Arauca, Boyacá, Casanare y Norte de Santander.

Observatorio Astronómico NacionalSede BogotáPionero en América Latina. Pertenecea la Facultad de Ciencias de la UN y su construcción (en 1803) fue iniciativa de José Celestino Mutis. Custodia manuscritos del ingeniero Julio Ga-ravito.Estación Roberto Franco. Villavicencio. Alberga la mayor colección de tortugas de todas las regiones del país

y tres especies de grandes lagartos: babilla, cachirre y cocodrilo llanero, este último en riesgo de extinción.

Museo de Historia de la MedicinaSede BogotáTiene seis colecciones, incluidas lasdel Hospital San Juan de Dios. Se destaca la de ceroplástica, más-caras en cera para estudiar enfer-medades cutáneas.

Xiloteca de la UN. Sede MedellínLa integran 3.088 muestras. El 15 % son maderas de Colombia y el 85 % de otros lugares del mundo.

Herbario Nacional Colombiano. Sede BogotáSus 540.000 ejemplares revelan las claves del pasado botánico del país, partiendo de la Expedición Botánica.

Museos y colecciones, memoria y soporte del desarrollo del país

Saber, ocio y memoria forman parte del patrimonio que custodia la Universidad Nacional de Colombia desde su creación. Los museos y colecciones científicas que reposan en todo el territorio nacional son el resultado de siglo y medio de historia. Durante este tiempo la ciencia, representada en disciplinas como biología, medicina, arquitectura, astronomía, arqueología y arte, entre otras, ha contribuido al desarrollo del país y ha acrecentado un legado patrimonial de gran importancia para la memoria histórica y actual de la sociedad colombiana.

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Historiade la Tierra

Cultura

Campus Universitario. Sede BogotáCon un área total de 1.213.500 metros cuadrados, el campus de la UN en Bogotá es uno de los componentes patrimoniales más importantes de la Universidad Nacional de Colombia.

Colección Pizano. Sede Bogotá. En la Biblioteca Central y en la Hemero-teca Nacional Universitaria reposan reproducciones de piezas que van desde el Antiguo Egipto hasta el siglo XX. A finales de los años veinte la UN trajo de Europa los yesos y grabados.

Arboretum y Palmetum. Sede Medellín. Esta riqueza natural cuenta con 412 especies pertenecientes a 64 familias botánicas, y con una amplia varie-dad de insectos. Las mayoría de las especies nativas procede de la Amazonia, Chocó, Urabá, Magdalena Medio, Bajo Cauca y Nordeste Antioqueño.

Frescos de Pedro Nel Gómez. Sede MedellínPedro Nel Gómez plasmó su Homenaje al hombre en frescos de la cúpula parabólica del Aula Máxima, declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 1994.

Auditorio León de Greiff. Sede BogotáEn 1996 fue declarado Monumento de la Nación. Por su diseño recibió el Premio Nacional de Arquitectura, en 1974.

Jardín Botánico.Sede Caribe

Jardín Botánico.Sede Caribe

Museo Paleontológico. Villa de Leyva. En 23 vitrinas exhibe 542 fósiles de hace 130 millones de años (periodo Cretácico inferior).

Museo OrganológicoSede BogotáLo conforman 211 instrumentos musicales como el maguaré, de in-dígenas de Amazonas y Putumayo, o el arco de boca, de San Basilio de Palenque.

Colección Patiño. Sede BogotáLa invaluable colección de 11.000 libros contiene la primera edición en español de Historia Natural, obra del naturalista romano Plinio el Viejo, y la primera traducción europea de Las mil y una noches.

Museo de Suelos de la UNSede Palmira

Museo de Arte. Sede Bogotá.Exhibe más de 380 obras donadas por artistas como Carlos Rojas, Feliza Bursztyn, Bernardo Salcedo, Luis Caballero, Santiago Cárdenas y Beatriz González. La colección está en el Museo de Arte y en la Biblioteca Central.

Libros raros y curiososSede BogotáLa quinta partida del Rey (de 1587) es el ejemplar más antiguo de los 3.899 títulos que conforman la colección.

Bosque de YotocoSede Palmira

Un granJardín Botánico

Arte

Museo de Suelos de la UNSede PalmiraConserva 20 perfiles de suelo, 288 minerales y más de 100 rocas ígneas, metamórficas y sedimentarias.

Articula el Jardín Botánico de San Andrés, la Reserva Natural ForestalBosque de Yotoco del Valle del Cauca, y el Sendero Ecológico del Amazonas.

Museo de GeocienciasSede MedellínCerca de 3.000 piezas resumen más de 100 años de historia minera.

Colección de ArqueologíaSede Bogotá. Es la más completa del país, con 100.000 vestigios de 250 yacimientos.

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septiembre 2017 | 14 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

“No basta con la excelencia, también se debe ser nacional”maRía lUzdaRy ayala v., Unimedios Bogotá

Después de muchos años de haber creado y robustecido sus sedes andinas, la Universidad Nacional de Colombia (un) logró establecerse en las fronteras del país con cuatro sedes ubicadas estratégicamente en Leticia, Arauca, San Andrés y Tumaco. El exrector Guillermo Páramo Rocha, gestor de esta iniciativa, se refiere a esta importante ampliación de la presencia institucional. Entre tanto, la Sede de La Paz se abre paso en Valledupar.

De su paso por la Rectoría de la un entre 1994 y 1997, uno de los mayores orgullos que ostenta el profesor Guillermo Páramo Rocha es el de haber logrado –contra viento y marea– la aprobación por parte del Gobierno de cuatro sedes de frontera para la Institución, que hoy se suman a las ya históricas sedes andinas de Bogotá, Mede-llín, Palmira y Manizales.

Personalmente viajó a Leticia, San Andrés, Tumaco y Arauca a buscar los terrenos ideales. También se apersonó

El 16 de febrero de 1994, el Consejo Superior Universitario de la un convierte la Estación Científica de Leticia en la quinta sede de la Ins-titución. En los rectorados de Víctor Moncayo y de Moisés Wasserman se abrieron los progra-mas académicos de pregrado (Lingüística) y de posgrado (Maestría en Estudios Amazónicos) y se inició el Programa Especial de Admisión por Áreas, con la oferta de carreras en las áreas de ciencias sociales, naturales y agropecua-rias. Desde allí se promueven investigaciones alrededor del ecoturismo, de enfermedades propias de la región –especialmente entre co-munidades indígenas– y de estudios de la rica biodiversidad amazónica.

Fue creada mediante el Acuerdo 06 del 30 de enero de 1997, en desarrollo del Decreto-Ley 1210 del 28 de junio de 1993. Los estudios ade-lantados están relacionados con el estado de especies marinas amenazadas, la caracterización de plantas medicinales en el Jardín Botánico y el impacto ambiental por actividades extractivas, turísticas y de pesca intensiva.

Aunque esta Sede fue creada por el Consejo Su-perior Universitario mediante el Acuerdo 14 de 1997, solo hasta 2008 se empezó a concretar el proyecto, para beneficio de la comunidad del Pacífico colombiano. Cuenta con los diseños de la primera fase de sus instalaciones en 14.000 m2, con cuatro edificios de última tecnología y alta calidad ambiental, además de un auditorio con capacidad para 270 personas. Sus estu-dios están dirigidos a temas como seguridad alimentaria, fenómenos naturales como los tsunamis y aprovechamiento de la pesca.

Sede Caribe Sede TumacoSede Amazonia

del documento Conpes que se debió elaborar para lograr la aprobación de estas sedes, y gestionó los recursos con la Comisión correspondiente en el Congreso de la República.

Hoy, desde su apacible y amplia casona colonial, que sobresale en el corazón de La Candelaria y que por su im-pecable restauración remite a sus visitantes a la época de los virreyes y otros títulos españoles, reflexiona y reitera que solo quedó pendiente la sede de La Guajira.

un Periódico (unp): ¿cómo logra concretar la creación de las sedes fronterizas?

Guillermo Páramo (g.p.): no era una idea nueva, pero había que sacarla adelante. En poco más de tres años creamos cuatro sedes y pusimos a funcionar tres: Leticia, Arauca y San Andrés. La de Tumaco quedó estancada hasta que en 2008 la revivió el exrector Moisés Wasserman. La primera consideración es que ya existía un programa que se fundaba en la idea de la Universidad y su historia. La Institución debe ser una universidad real, no basta con la excelencia, también se debe ser nacional.

unp: en un país en el que escasean los recursos para educación, ¿cómo obtuvo la aprobación de esta iniciativa?

g.p.: fue muy difícil, pues al mismo tiempo tuvimos que pelear presupuesto para sueldos de profesores y emplea-dos. El primer aliado fue el Ministerio de Educación, por ejemplo las exministras Maruja Pachón (1993-1994) y María Emma Mejía (1995-1996) se mostraron interesadas. También tuvimos el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores; incluso el presidente Ernesto Samper me nombró en comi-siones internacionales de frontera en Venezuela, Panamá y Cuba, las cuales me permitieron firmar convenios. Así

mismo hubo un acuerdo del Consejo Superior Universitario, con apoyo del exviceministro de Educación Antonio José Lizarazo, para crear la primera sede de frontera en Leticia. Para entonces solo había una estación hundida en la selva, con dos profesores. Ahí nació la idea de llevar la un más allá de las sedes andinas, con docencia. Que en vez de que ella se asomara ocasionalmente a ver qué estaba pasando, estuviera presente en las fronteras abandonadas del país para conocer de primera mano cómo estaba la gente y sus derechos, algo fundamental para instaurar soberanía.

unp: ¿y en San Andrés?g.p.: allá se creó por interés nacional, porque se decía

que unos estadounidenses estaban fundando una univer-sidad protestante. Fuimos a la Isla y nos dimos cuenta de que la idea era de un pastor sanandresano que reclamaba educación para su gente. Apoyamos la iniciativa con la idea de que la Sede fuera manejada por los propios isleños, igual que pasa con las sedes andinas. San Andrés estaba tomada por el Cartel de Cali, entonces con mucho trabajo conseguimos recursos de Findeter, más presupuesto de la Universidad y un poco del local, y compramos un terreno. Allí había una de las casas más antiguas de la isla, con mucha historia, bella dentro de la arquitectura nativa y con uno de los poquísimos nacederos de agua dulce. Inicialmente se creó un jardín botánico.

unp: ¿cómo se crea la Sede Orinoquia?g.p.: nos donaron unas tierras, había apoyo de la región,

de la gente y de parlamentarios interesados. Cuando co-menzó a funcionar la Sede llegaron profesores de la región y se robusteció el equipo. La un tiene gente muy buena, de la más valiosa del país. En ese momento logramos que

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septiembre 2017 | 15 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

el Estado descubriera que la Nación necesitaba una Uni-versidad que hiciera lo que estábamos haciendo.

unp: ¿qué pasó con la iniciativa de la sede en La Guajira?g.p.: con el equipo de la Sede Bogotá creímos que La

Guajira se podría crear con la Sede Medellín, que tenía un doctorado en recursos hídricos y la Escuela de Minas, fun-damentales para ese departamento de explotación minera y de sequías. Infortunadamente se abandonó la idea… ¡que pesar!, porque si la Nacional hubiera estado allá las cosas serían distintas, al menos no estaríamos viendo que los niños se mueren de hambre, y una minería incontrolada en la región.

unp: ¿cómo ve hoy el avance de su iniciativa en las sedes de frontera?

g.p.: con mucho optimismo y muy satisfecho de ha-ber concebido la idea de que la Universidad saliera de la Región Andina, porque Colombia es un país amazónico, marítimo, de la Orinoquia, de la cuenca del Pacífico... Para mí siempre ha sido muy dolorosa la pérdida de Panamá, que se produjo porque los gobernantes no sabían qué era esa tierra, y porque los panameños se desesperaron con un país que los había abandonado. Eso es lo mismo que nos pasa con el mar y lo que nos puede pasar en cualquier lugar si no hay presencia del Estado y si la gente de allá no se siente orgullosamente colombiana. La Universidad está llamada a hacer presencia nacional por ley y por la Carta Magna, que determina que la Institución es territorio nacional y por eso le pone la tarea de defender los recursos naturales. Tiene la capacidad, la gente y la claridad; es una Institución que no se va a robar los recursos del Estado.

unp: ¿hasta dónde se amplía el aporte investigativo con las sedes de frontera?

g.p.: desde todo punto de vista Colombia es un enorme laboratorio; ¿qué no darían países como Francia, Inglate-

rra o Estados Unidos por tener una estación en Leticia, en Tumaco, en el Pacífico, o en el Caribe? Nosotros no tenemos aceleradores de partículas ni radiotelescopios, pero tenemos un punto en la selva más grande del mun-do, donde se produce la mayor cantidad de oxígeno del planeta y donde fluye más agua que en cualquier otro lugar de la Tierra. Tenemos que pensar en grande, no somos incapaces, tenemos cerebros iguales a los de los humanos de todo el mundo, y si los laboratorios están mal distribuidos, los cerebros no.

unp: haciendo presencia nacional, ¿usted cree que la un puede contribuir a crear una cultura anticorrupción?

g.p.: eso también es fundamental, todos los días siento que la Nacional tiene que llegar a ser capaz de controlar las políticas del Estado, como lo fue en el pasado. Creo que todavía hay un esfuerzo por convertirla en un gueto, no tenemos casi ministros. La Universidad debería tener los ministerios de Relaciones Exteriores, de Educación, de Cultura, de Hacienda, no monopolizando el poder ni haciendo politiquería, sino con un trabajo académico, técnico, muy respetable. La un tiene talento y trans-parencia y no ve el país como otras universidades que forman yuppies cuyo sueño es hacer plata e irse al exterior.

unp: si tuviera que dar un discurso con ocasión del Sesquicentenario de la un, ¿cuál sería su mensaje?

g.p.: que es necesario continuar fortaleciendo las sedes de frontera, porque la presencia nacional va más allá de Bogotá, Manizales, Palmira o Medellín. Es muy buena la idea de tener una sede en Valledupar, que también es casi frontera, pero hay que volver a pensar en La Gua-jira, otro laboratorio importantísimo y tan estratégico que desde allí se podría controlar una de las potencias petroleras más grande del mundo.

El núcleo histórico de la Sede Bogotá, conocido como Ciudad Universitaria o Ciudad Blanca, se constituye en un laboratorio de la arquitectura nacional, pues 17 de sus construcciones han sido declaradas monumentos nacionales y representan el legado arquitectónico del país de los últimos sesenta años. A este se han sumado edificios de las nuevas corrientes arquitectónicas, como los de las facultades de Ciencias Humanas y Ciencias Económicas. Bogotá, como sede central, al-berga el mayor número tanto de estudiantes como de programas académicos, además de institutos de investigación y laboratorios.

Su creación en 1937 estuvo marcada por hechos como haber tenido el primer computador asignado a una institución de educación superior en Colombia, la primera ingeniera y el primer doctorado en Ingeniería. Entre los pioneros figuran Sonny Jiménez, quien abrió las puertas de la educación universitaria a las mujeres a mediados del siglo xx. La Facultad de Minas es uno de los referentes de esta Sede, con amplios estudios en la industria extractiva, en infraestructura vial y en hidroeléctricas.

Mediante la Ley 326 de 1996 del Congreso de la República, y el Acuerdo 40 del Consejo Superior Universitario de 1996, se crea la Sede Orinoquia. Para el primer semestre de 1998 inició labores académicas con 74 estudiantes para las nuevas facultades de Enfermería e Ingeniería Ambiental. En esta sede se ha fortalecido el estudio tanto de los hatos ganaderos de la región como de las nuevas variedades de pasto y de las técnicas de agroforestería. También se han adelantado procesos de reciclaje para aprovechar residuos orgánicos de cultivos como el plátano, y estudios en resolución de conflictos.

Sus inicios se remiten a la Escuela Superior de Agricul-tura Tropical fundada en 1934 mediante el Decreto 262. En sus 83 años ha enfrentado diversas transformacio-nes, todas encaminadas a fortalecer la investigación en mejoramiento de distintos productos agrícolas, entre los que sobresalen especies de zapallo, tomate, habichuela y cilantro. También ha liderado procesos ambientales que la posicionan en ese campo, por medio de diferentes trabajos en el campus y en la Reserva Natural Yotoco.

Sede Bogotá

Sede Medellín

Sede Orinoquia Sede PalmiraCreada en marzo de 1948, su primer programa acadé-mico fue Ingeniería Electromecánica, que en 1949 dio paso a Ingeniería Civil. En 1966 se crea Administración de Empresas, luego nace Arquitectura y en los años setenta, las ingenierías Industrial, Química y Eléctrica. Hoy, en sus campus de La Nubia, Palogrande y El Cable (patrimonio arquitectónico) cuenta con 11 pregrados, 11 especializaciones, 16 maestrías y seis doctorados: Ingeniería; Química; Industria y Organizaciones; In-geniería Automática Matemáticas; Ingeniería Civil y Administración. Es un referente internacional en gestión del riesgo y manejo de desastres, así como en el impulso a iniciativas empresariales.

Sede Manizales

La vida académica y familiar del exrector Guillermo Páramo está atada a la un.

foto: Ovidio González/Unimedios

foto: Ovidio González/Unimedios

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septiembre 2017 | 16 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

palabras clave: ciencias, formación, investigación. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

La cultura de la ciencia en la uncaRlos aUgUsto HeRNáNdez, profesor asociado, Facultad de CienciasUniversidad Nacional de Colombia

La creación, a mediados del siglo xx, de la Facultad de Ciencias fue un acontecimiento decisivo en la apuesta de la Universidad Nacional de Colombia (un) por formar la comunidad científica que asiste desde entonces al encuentro definitivo con la voluntad de saber. Esto le ha permitido para liderar durante varios años la investigación que se realiza en el país.

Una conciencia común de que nos hemos asociado para aprender atraviesa la un, tan diversa étnica y cul-turalmente como la misma nación colombiana. Nos hemos dado cita para enseñarnos mutuamente, para intercambiar saberes antiguos y nuevos, y para producir conocimiento.

El deseo de saber forma parte de la naturaleza misma del ser humano. No en balde Aristóteles inicia su Metafísica con una frase impactante: “Todo ser humano, por natura-leza, desea saber”. Por el deseo de saber se ven noticieros, se recorren los mundos imaginarios de las novelas y se permanece conectado a las imágenes en movimiento de una película hasta cuando las luces vuelven a encenderse. Pero disciplinas como las ciencias, la literatura y la filo-sofía responden de manera especial a ese deseo. Existen porque hay preguntas que aparecen insistentemente, que exigen respuesta, que se consideran legítimas y acuciantes; preguntas cuyas respuestas pueden transformar la vida de las personas y de las sociedades.

Las preguntas alrededor de las cuales se reúnen las comunidades académicas de la Universidad tienen una característica especial, y es que se mantienen abiertas. Las respuestas que se ofrecen a esas preguntas son más valiosas cuando generan nuevas preguntas. En todos los campos del saber y de la formación universitaria existen preguntas que abren caminos a la reflexión y a la acción. Es lo que ocurre de manera especialmente visible en el campo de las ciencias, pero es propio de toda la Universidad.

investigación y construcción de nación

El trabajo de quienes se dedican a las matemáticas y a las ciencias de la naturaleza no es tan distinto del trabajo de los filósofos, los ingenieros o los antropólogos; por ello cuando se habla de la pasión por las preguntas de los profesores y estudiantes de ciencias se está hablando en realidad de un aspecto esencial de la cultura propia de la Universidad.

Quien se dedica a la ciencia busca respuestas porque previamente se ha enamorado de las preguntas, ama esa forma de la belleza que es la resolución de un enigma, y quien ama los misterios también ama el camino que lleva a develarlos, por difícil y penoso que este sea.

Con mucha frecuencia las preguntas más valiosas de las ciencias son preguntas difíciles; para resolverlas se requiere, como decía el humanista Coluccio Salutati, la ayuda de las musas que inspiran la ambición de dejar una huella propia en la obra admirable de la humanidad y que enseñan la constancia y el placer del propio esfuerzo. Quien se forma como científico aprende a amar la belleza de la obra de la ciencia y también ama lo que George Steiner llamaba “esa arista áspera de la belleza que se llama dificultad”.

Pero a pesar de su alta exigencia, la disciplina de la ciencia no es un camino de sacrificio: como en cualquier juego, el dominio de las reglas y de las estrategias hace cada vez más placentero el trabajo implicado en la solu-ción de un problema. La comprensión de los fenómenos

es, empleando una expresión de Galileo, “una experien-cia exquisita”. Así, la disciplina inicialmente penosa se transforma en pasión, en vocación, en goce del trabajo que conduce a la propia realización. La ciencia es un trabajo de construcción de conocimientos, un trabajo de investigadores. Enseñar una ciencia es abrir las puertas de un horizonte para la investigación.

Parafraseando al exrector Guillermo Páramo, se puede decir que la historia de la un también es la historia de una voluntad de saber comprometida con la construcción de una Nación. Desde su fundación, hace 150 años, la Institu-ción adquirió un enorme compromiso con la producción de conocimiento ligada a su misión.

La Universidad heredó los proyectos de la Expedición Botánica y de la Expedición Corográfica en la que participó su primer rector, Manuel Ancízar. Es verdad que la urgencia de formar los profesionales que necesitaba el país hizo me-nos visible la necesidad de un campo propio para la ciencia, pero unos cuantos profesores aislados mantuvieron viva la llama de la investigación.

La ciencia había avanzado lentamente, a la sombra de las profesiones, cuando el presidente Alfonso López Pumarejo, en su mensaje al Congreso de la República de 1935, propuso reunir la un dispersa “en un solo foco, creando departamentos científicos que sirvan a todas las facultades”.

En 1946, durante la rectoría de Gerardo Molina, se creó la Facultad de Ciencias orientada a “estimular el estudio de las ciencias básicas y la filosofía” y a preparar a los estudiantes para la “alta investigación”. Después de diez años desapareció esta Facultad, pero ello no significó la renuncia a la voluntad de hacer ciencia con la que se ha-bían comprometido algunos profesores nacionales y otros provenientes de otros países, como Antonio García Banús y Carlo Federici. Estos profesores, que encendieron en sus estudiantes la pasión por el saber, insistían desde aquellos tiempos en la necesidad de formar a las comunidades científicas nacionales con un campo propio de trabajo y no solo como apéndices de las profesiones.

En 1964, con la reforma del rector José Félix Patiño se creó nuevamente la Facultad de Ciencias, cuyos depar-tamentos, distinguidos como campos específicos de las ciencias, quedaron definidos en 1965. Se abrió así el espacio para formar a las comunidades científicas nacionales. Un nuevo modelo de universidad, el de la universidad de la

ciencia de Wilhelm von Humboldt, surgió en el interior de la Institución napoleónica centrada en las profesiones.

El gran salto de la producción académica debía esperar más tiempo: se ha producido en los últimos 30 años. Durante estos tres decenios se han multiplicado los posgrados, han aparecido y se han consolidado los doctorados, y todos los docentes de la Facultad han comprendido la importancia de la investigación. Se ha dado así el encuentro definitivo de la Universidad con la voluntad de saber.

A lo largo de la historia de la Universidad son muchos los que han conocido la pasión que distingue a los profesores investigadores. Ellos han sido los artífices de lo que hoy es la ciencia en la Universidad Nacional de Colombia, cuya característica esencial es la investigación.

Ninguna universidad del país realiza tanta investigación como la Nacional. En esta institución los investigadores conocen el placer de enseñar, y tanto los profesores como los estudiantes conocen las emociones de la investigación, lo cual transforma cualitativamente los procesos de for-mación y constituye una nota específica de la un.

Es posible contemplar el panorama de una ciencia es-tudiando las teorías; es posible, por decirlo así, conocer “desde lo alto” el territorio de una ciencia si se aprenden los fundamentos de su lenguaje y el significado de los conceptos dentro de las teorías y si se ha hecho el ejerci-cio de resolver algunos problemas paradigmáticos de esa ciencia. Pero solo se entra realmente en ese territorio, solo se forma el espíritu científico y se encarna la ciencia, cuando se investiga, cuando se participa en el diálogo de los investigadores, cuando se vive y se comparte la pasión por la pregunta, cuando el deseo natural de saber se con-vierte en voluntad de saber, como ocurre en la Universidad Nacional de Colombia.

La Facultad de Ciencias ha liderado la formación de la comunidad científica del país.

foto: archivo Unimedios

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septiembre 2017 | 17 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

Peama transforma vida de jóvenes en zonas apartadasvaNessa caRdoNa péRez, Unimedios Bogotá

Hasta hace una década, para los bachilleres que habitan en las fronteras colombianas acceder a la educación superior era una utopía. Hoy, la perspectiva de vida de 1.740 jóvenes de esas regiones ha cambiado gracias al Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica (Peama) de la Universidad Nacional de Colombia (un).

A partir del primer semestre de 2008 el Peama em-pezó a recibir bachilleres en tres de las sedes de presen-cia nacional de la un, primero en la Orinoquia (Arauca) y luego en el Caribe (San Andrés Isla) y en la Amazonia (Leticia); en el primer semestre de 2015 las puertas de la educación superior pública de calidad se abrieron para los jóvenes de Tumaco (Nariño). La misión, tan necesaria como compleja, es facilitar el ingreso a la universidad de los jóvenes que viven en regiones geográficamente distantes de los principales centros urbanos.

Los aspirantes a uno de los 580 cupos que ofrece la Ins-titución dentro del Programa solo compiten con los demás jóvenes del área de influencia de cada sede, no con los demás inscritos en el resto del país. Si bien el examen de admisión es el mismo para todos, en las sedes de presencia nacional el puntaje exigido es más bajo: por ejemplo mientras en Bogotá se requieren 720 puntos, en Tumaco son 500; aun así los candidatos siguen presentando dificultades para ingresar.

La tumaqueña Karol Jiménez es una de las beneficiadas del Peama. La gran sonrisa y mirada luminosa de esta joven de 20 años constata lo que ha significado para ella acceder a la educación superior gracias a la un: “estudiar una carrera universitaria era una de mis ilusiones; por eso, saber que nos exigían menos puntaje a quienes vivimos en zonas como Tumaco, donde no es un secreto que existe bajo nivel académico, me animó intentarlo”, relata la futura ingeniera química.

Precisamente por conocer la situación narrada por la joven, la un tiene una sólida oferta de cursos de nivelación intensivos en matemáticas, lectoescritura e inglés, con el fin de recortar las diferencias y disminuir la brecha entre el capital académico de los estudiantes de las sedes de presencia nacional y las sedes andinas (Bogotá, Medellín, Manizales y Palmira). Según la carrera, los estudiantes se formarán entre uno y tres semestres en sus lugares de origen, después de los cuales se deben desplazar hacia alguna de las sedes andinas para continuar con sus estudios. Karol, estudiante de quinto semestre, llegó en enero pasado a Bogotá.

Para Juan Manuel Tejeiro, vicerrector Académico de la un, una muestra de que el Peama se ha convertido en una extraordinaria iniciativa está en las estadísticas: mientras en 2012 se inscribieron 1.797 estudiantes, en 2017 lo hicie-ron 4.025. Al respecto comenta: “seguramente antes era muy frecuente que al preguntar en el salón de clases de alguna institución educativa quién quería estudiar en la universidad, no eran muchas las manos que se levantaban,

Desde su creación, el Peama ha beneficiado a 1.740 jóvenes colombianos.

porque la educación superior no era una opción; hoy la realidad es diferente en las regiones más apartadas del país”.

Karol es un ejemplo para sus hermanos de 16, 13 y 4 años, y un orgullo para sus padres, quienes están con-vencidos de que el paso de su hija por la Universidad le permitirá construir un mejor futuro para ella, su familia y Tumaco: “cuando sea profesional quiero aportarle a mi comunidad; en la un no solo estoy aprendiendo las bases del conocimiento propias del área que escogí, sino que aquí también nos motivan a contribuir y mejorar la situación actual del país”.

Por eso desde ya Karol concentra una parte de su interés profesional en darle un nuevo uso a los residuos sólidos; concretamente quiere elaborar “ladrillos” para construir casas palafíticas que optimicen las viviendas de la población del Pacífico colombiano y a la vez se contribuya a reducir la contaminación.

En ese anhelo la acompaña su paisana y compañera Yu-liana Ramírez, de 22 años, quien aprovecha la improvisada tertulia en la plaza de La Perola del campus de la un en Bogotá para expresar que formar parte de la comunidad universitaria de la Nacional ha transformado por completo su vida. Aunque la adaptación no ha sido fácil, Karol y Yuliana ya son unas “habitantes” más de la Ciudad Blanca.

Otros beneficiarios del Peama son Óscar Mesa, estudiante de Ingeniería Civil; Darío Moreno, quien se prepara para ser economista; Harry Chávez, cuyo motivo de alegría, afirma, es ser un gran lingüista; y Jhon Brandon Muñoz, estudiante de Ingeniería Mecatrónica, quien después de la charla se encontrará con unos compañeros en la Biblioteca Central Gabriel García Márquez para avanzar en algunos trabajos que deben entregar en los próximos días.

acompañamiento: la clave

El vicerrector Tejeiro explica que después de superar la etapa inicial el rendimiento académico de los estudiantes que llegan de las zonas de frontera es similar al de los demás. Detrás de

eso hay un concepto claro: “todos los jóvenes tienen la misma capacidad, pero algunos no tuvieron la oportunidad de recibir una buena educación media”. El Peama ha graduado a 111 profesionales, varios de los cuales han continuado estudios de posgrado, otros han hecho movilidad internacional y dos estudiantes de pregrado reportan promedios superiores a 4,8.

La un ha llevado el número máximo de programas de pregrado a las sedes de presencia nacional, según su infraes-tructura particular. Al respecto, el profesor Luis Eduardo Gallego, director Nacional de Programas de Pregrado, señala que en la Sede Tumaco se ofrecen 64 programas, y en las demás sedes 75. Además se ha creado el Peama Regional en Sumapaz y Caldas para atender a los jóvenes que aunque no viven en zonas de fronteras tienen dificultades para acceder a educación de calidad.

Un aspecto esencial en el éxito del Peama es el acompa-ñamiento que reciben los estudiantes antes y durante su movilidad a las sedes andinas. El profesor Luis Enrique Gil, director de la Sede Tumaco, menciona que desde la semana de inducción los jóvenes reciben talleres sobre la universi-dad y su exigencia: “para ellos todo esto es novedoso, por eso hacemos un seguimiento en los semestres posteriores, para garantizar su continuidad. En la actualidad las sedes andinas acogen a 134 estudiantes de Tumaco”.

En las regiones todos perciben que su realidad está cambiando. Los jóvenes en los colegios ahora estudian pensando en que quieren y pueden proyectar su futuro porque la posibilidad de acceder a una buena universidad está ahora a su alcance y no piensan desaprovecharla.

palabras clave: Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica, educación superior, inclusión social. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

foto: Ovidio González/Unimedios

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septiembre 2017 | 18 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

Los campus de la unRodRigo coRtés, docente, Facultad de ArtesUniversidad Nacional de Colombia

En la creación y el desarrollo de las sedes de la Universidad Nacional de Colombia (un) se ha impuesto un sello de modernidad en el que prima el verde. El espacio libre es predominante y la cualidad de ciudad-parque una constante en la infraestructura, lo que la convierte en punto de referencia en su relación con las ciudades.

Mientras la Sede Bogotá surgió en 1867, las de Medellín, Palmira y Manizales lo hicieron en la primera mitad del siglo xx para apoyar cambios en la estructura productiva, minera y agraria mediante la formación profesional y la asistencia técnica. Las otras cuatro sedes –Amazonia, Orinoquia, Ca-ribe y Tumaco– son el resultado de una estrategia precisa, aprobada a finales de los años noventa por la Universidad del Estado, para consolidar la presencia nacional en áreas de frontera por medio de la palanca fundamental de la educación superior y la investigación.

Durante sus primeros 70 años (1867-1937), las escuelas, institutos y facultades profesionales que fueron conformando la un ocuparon numerosos predios repartidos en el centro de Bogotá. Al principio en edificaciones construidas por comu-nidades religiosas, nacionalizadas por el Estado con base en la expropiación conocida como “manumisión de bienes de manos muertas”.

En las primeras décadas del siglo xx, aunque se mantuvo la dispersión espacial, las tres facultades principales se trasladaron a edificaciones construidas o reestructuradas específicamente para albergarlas: Medicina (con Ciencias Naturales, Odontología, Farmacia y la administración central de la Universidad) al cos-tado sur del Parque de Los Mártires; Ingeniería y Matemáticas a una casa ampliada en la carrera 5a con calle 10a y también al Instituto Técnico Central (que fuera de la comunidad de La Salle), vecino de la Estación de la Sabana; y Derecho al edificio que reemplazó una parte del claustro de Santa Clara en la calle 9a entre carreras 8a y 9a.

un solo espacio físico

Con la aprobación de la Ley 68 de 1935 se abrió una nueva eta-pa en la vida de la Universidad; su principal instrumento fue crear la primera ciudad universitaria en Bogotá, para agrupar paulatinamente en un solo espacio físico todas las facultades existentes y los nuevos departamentos que dieran soporte a las carreras que debían diversificar y modernizar los distintos campos de la enseñanza y la investigación.

La misma Ley establecía que el proceso de centralización de la educación superior cubría todo el territorio nacional. Por eso se integraron a la un en Medellín dos instituciones educativas existentes y con una trayectoria económicamente muy accidentada: el Instituto Agrícola Nacional, en 1937, y la Escuela Nacional de Minas, en 1941. El primero venía funcionando en la granja Otrabanda en un edificio construi-do específicamente para esta escuela, y para la segunda se construyó una sede en Robledo, hacia mediados de los años cuarenta. Los dos predios fueron el soporte para el desarrollo de los campus de El Volador, El Río y Robledo en esa ciudad.

En 1946 se integró a la Universidad la Facultad de Agro-nomía de la Universidad Industrial del Valle del Cauca que funcionaba en Cali, para localizarla en edificaciones que

palabras clave: infraestructura, ciudades universitarias, campus universitarios. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co

debían construirse en el predio adquirido en ese entonces en Palmira. A principios de 1948 entró en funcionamiento la nueva Facultad de Ingeniería de Manizales, provisionalmente en el Palacio de Bellas Artes que era propiedad del Municipio, y en 1955 se inició la construcción de la primera de las tres ciudades universitarias que existen hoy: Palogran-de, El Cable y La Nubia. El primer edificio para esa sede se inauguró a finales de 1959 en la de Palogrande.

La creación de los emplazamientos para las otras cuatro sedes, las de presencia nacional, se ha nutrido de iniciativas locales, del apoyo internacional y del trabajo de planeación y diseño impulsados desde la Sede Bogotá.

El inicio de la edificación de la sede de Amazonia data de 1986 como estación científica, y las de Orinoquia y Caribe iniciaron a mediados de los años noventa como sedes de institutos de investigación de sus ámbitos geográficos y naturales, lo mismo que la de Tumaco, pero que se empezó solo hacia 2009.

gestión controlada del suelo

A pesar de su distancia en el tiempo y de sus diferentes orígenes, la creación y el desarrollo de las ocho sedes de la Universidad ha man-tenido, a la larga, un patrón común: establecer una o más ciudades universitarias (con frecuencia llamadas campus) de dimensiones muy diversas y al principio alejadas del área urbanizada, pero siempre como un emplazamiento con densidades de construcción bajas o muy bajas y con una combinación de usos que emula los principales componentes de una aglomeración urbana, así sea de mínima dimensión.

El espacio libre es predominante y la cualidad de ciudad-parque es una constante, sin importar que el conjunto se haya emplazado en áreas definitivamente rurales (Tumaco, Orinoquia). Esta opción por un tipo urbanístico definido ha sido más bien empírica y condicionada, tal vez por un raciocinio elemental en relación con el uso educativo, investi-gativo y experimental: se debe contar siempre con un área de reserva de suelo suficiente para eventuales expansiones de la infraestructura y de las actividades.

Con el paso del tiempo, cada uno de estos reductos ha ido sumando nuevas instalaciones que diversifican y consolidan las actividades académicas –docencia, investigación y extensión–, administrativas y de bienestar propias de la Universidad. Así mismo, en el espacio verde se han consolidado ámbitos favorables para la diversidad y riqueza en especies locales de fauna y flora, como por ejemplo el arboretum y el palmetum en el campus Robledo de Medellín.

En algunos casos, como complemento de las ciudades universitarias, se han mantenido áreas de bosques endémicos instructivos e investiga-tivos que sirven de soporte para implantar colecciones vivas –jardines botánicos–, como sucede con el Jardín Botánico de San Andrés, en Palmira con la Reserva de Yotoco y, en menor escala, con los arboretum de las sedes de Bogotá y Medellín.

El proceso común a todas las sedes las ha convertido en paradigma para otras instituciones no solo educativas sino productivas o de ser-vicios, en términos de su modalidad de baja ocupación y de gestión controlada del suelo, sin importar si es rural o urbano.

Allí donde se ha emplazado, cada sede se ha abierto a condiciones que tienden a una configuración equilibrada entre edificaciones y espacios libres, con una circulación y un equipamiento crecientemente peatonal. Los sistemas de plazas, recorridos, jardines y bosques son componentes espaciales de disfrute colectivo con buenas condiciones ambientales, situación que ha hecho que en tiempos de crisis urbanas se conviertan en elementos determinantes del paisaje y los ecosistemas, a la vez que en referentes del sistema ambiental de cada ciudad.

Sede Amazonia

Sede Medellín

Sede Caribe fotos: archivo Unimedios

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septiembre 2017 | 19 Periódico – N.º 213 – Universidad Nacional de Colombia

Volumen 7Patrimonio inmueble (un tomo)

Esta obra nos descubre los distintos campus de la Institución con sus particularidades, fortalezas y limitaciones; pero, sobre todo, con su asom-brosa capacidad para hacer de la Universidad la mejor apuesta por el futuro del país. Desde el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina hasta Leticia, en el Amazonas, la Universidad se enriquece de los saberes locales, extiende a su vez los límites del conocimiento y hace presencia académica en todas las regiones del territorio nacional.

Volumen 6Patrimonio de la Nación (un tomo)

La cultura misma de la un, su ethos académico, ha hecho de ella un bastión del arte, la escritura, la ciencia y, en general, un centro en el que se crea y preserva el patrimonio cultural e intelectual del país. En este volumen son abordados los museos de la Institución, en todo su esplendor e importancia, y las colecciones hemerográficas, que la han convertido en un instrumento de la ciencia y del mantenimiento de la memoria científica del país.

Volumen 2Ciencias de la vida (dos tomos)

Esta obra recoge las principales con-tribuciones de la un al pensamiento sobre la vida, el cuerpo, la salud y el bienestar de los individuos. Los dos tomos de este apartado dan cuenta, de manera general, de las investiga-ciones de gran calado adelantadas por profesores de la Institución sobre diversos temas que han cimentado una concepción más científica y hu-manitaria de la salud en general y sus innumerables ramas de soporte y desarrollo.

Más que contar una historia lineal de la Institución en estos 150 años, el objetivo principal de este proyecto editorial encabezado por la Rectoría de la Universidad Nacional de Colombia (un), en el que participan 167 autores, es resaltar sus aportes a la sociedad desde diferentes áreas de conocimiento.

gUstavo silva, editor general, Colección SesquicentenarioUniversidad Nacional de Colombia

Volumen 3Naturaleza en observación (un tomo)

Desde sus inicios en la decimonónica Escuela de Ciencias Naturales, la un ha dedicado gran parte de sus esfuer-zos a la preservación, justa valoración y permanente enriquecimiento del acervo de la biodiversidad y del tra-bajo agrario en nuestras regiones. En este volumen se presenta esta faceta, muy importante para la construcción de una identidad nacional. En las páginas de esta obra se evidencian los esfuerzos de la Institución por identificar, organizar y proteger el patrimonio natural de los colom-bianos.

Volumen 4Economía, lenguaje, trabajo y sociedad (tres tomos)

Aborda la gran influencia social y cultural que la UN ha tenido en el país durante el siglo y medio de su existencia. En los tres to-mos que conforman esta obra son protago-nistas los movimientos culturales surgidos en sus campus, el esfuerzo fundacional por la formalización de estudios alrededor de los problemas sociales, el descubrimiento de un país de múltiples lenguas, los estudios de género y la visión universal de la filosofía, entre otros. Además se presenta la contribu-ción de la Universidad a la consolidación de profesiones y disciplinas como la ingeniería, la matemática, la física o la química.

Volumen 5Universidad y territorio (dos tomos)

Esboza las principales contribuciones de la UN al reconocimiento del territorio co-lombiano. Así, presenta todo el territorio nacional como la sede legítima de la alma mater de los colombianos. En este título se incluyen algunos de los aportes de sus programas en las ocho sedes, dirigidos a descubrir un país de territorios diversos, poco explorados y ricos en saberes y cul-turas, aportes que se hacen en disciplinas como antropología, etnología, geología, hidráulica, hidrología, hidroelectricidad, arquitectura, medicina tropical y agroeco-logía, entre otras.

Volumen 1Universidad, cultura y Estado (dos tomos)

Se concentra en la contribución de la un a la conformación de la nación colombiana mediante su relación, no siempre fluida, con los actores políticos y la vida cultural, económica y social del país. En los ensayos recogidos en los dos tomos se presenta una universidad en permanente debate, que desde sus orígenes encontró tanto en las múltiples voces como en las creencias diversas, los argumentos potentes y la rigurosidad en el análisis, su definición como universidad del Estado colombiano.

Colección del Sesquicentenario

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Universidad Nacional de Colombia

SesquicentenarioA G E N DA

L U N E S M A R T E S M I É R C O L E S J U E V E S V I E R N E S S Á B A D O

19D E S E P T I E M B R E

20D E S E P T I E M B R E

21D E S E P T I E M B R E

23D E S E P T I E M B R E

18D E S E P T I E M B R E

22D E S E P T I E M B R E

Sede ManizalesCampus La Nubia E

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Encuentro de Colonias

2:00 P.M

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Herencia Timbiquí

Sede OrinoquiaArauca

Salsa y bachata

TALLER DE DANZA

Sede AmazoniaCancha Deportiva Sede

4:00 P.M

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6:00 P.M

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Sede BogotáPlaza Central

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Yuri Buenaventuray su Big Band

Herencia Timbiquí

6:0

0P.

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Sede OrinoquiaArauca

Música de cámara

7:00 P.M

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T E M P O R A D AI N T E R N A C I O N A L

Sede ManizalesCampus Palogrande

Filarmónica de Bogotá

4:00 P.M

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rada

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Sede BogotáAuditorio León de Grei�

Encuentra rápidamente los eventos por Sede siguiendo las convenciones de color:

Sede Amazonia Sede Bogotá Sede Caribe Sede Manizales Sede Medellín Sede Orinoquia Sede Palmira Sede Tumaco

Sede OrinoquiaArauca

X Concurso de Integrales

8:30 A.M

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C O N C U R S OSede MedellínPolideportivo Campus El Volador

Sede MedellínEdificio El Ágora

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Grupos culturales UN

6:00 P.M

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Sede OrinoquiaArauca

8:00 -A.M

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6:00 P.M

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E X P O S I C I Ó NSede AmazoniaHall Sede Amazonia

Arte y expresión en torno alMedio ambiente

Sede MedellínPrevia inscripción

Por Facultades

3:00 P.M

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R E E N C U E N T R OE G R E S A D O S

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TIEN

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Sede BogotáPlaza Central, Edif. 101 - Ala Sur

Apertura Tienda UN

3:30 P.M

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Sede BogotáAuditorio Alfonso López Pumarejo

9:00 A.M

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G A L E R Í A D E R E C T O R E S

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AL

Sede BogotáAuditorio León de Grei�

3:00 P.M

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Ponente Rafael Correa Acto cultural

7:00 P.M

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Sede BogotáAuditorio León de Grei� G

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Orquesta Sinfónicadel Conservatorio de Música de la UN

Sede OrinoquiaArauca

Instant Composers Pool Orchestra

7:00 P.M

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CONCIERTO JAZZ Y MÚSICA IMPROVISADA (entrada libre)

Sede BogotáAuditorio León de Grei�

18,19,21 y 23

S E M A N A U N I V E R S I T A R I A

Sede BogotáMuseo Nacional

Lanzamiento de laColección Sesquicentenario

7:00 P.M

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GR

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ENTO

Sede PalmiraCampus universitario

Pequeña Granja Unal

8:00 A.M

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5:00 P.M

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Sede OrinoquiaPolideportivo UN

Torneo Interinstitucionalde Voleibol

7:00 A.M

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Sede CaribeDeck

Concurso de bailereggaeton y bachata

10:30 A.M

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11:30 A.M

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Sede PalmiraÓvalo Central - Laterales

Nichos

8:00 A.M

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5:00 P.M

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-del 18 al 22

Sede PalmiraPasillo Auditorio Hernando Patiño Cruz

Centro Cultural de la BarraExposición Fotográfica

8:00 A.M

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5:00 P.M

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-del 18 al 19

Sede PalmiraCampus universitario

Carrera atlética IV versión

9:00 A.M

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11:30 A.M

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-

Sede PalmiraAuditorio Hernando Patiño Cruz

Presentación musicalCentro Cultural de la Barra

2:00 P.M

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- 4:00 P.M

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Sede PalmiraAuditorio Hernando Patiño Cruz

Congreso Nacional deFitopatología

8:00 A.M

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5:00 P.M

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-del 20 al 22

Sede PalmiraAuditorio Gary Mintz

Violencia de géneroy rutas de atención

10:00 A.M

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12.00 P.M

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Sede PalmiraAuditorio Hernando Patiño Cruz

Encuentro de danzas folclóricas

4:00 P.M

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P.M

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- 6:00

Sede PalmiraAuditorio Gary Mintz

Reconocimiento a la comunidadUniversitaria

10:00 A.M

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Sede OrinoquiaAuditorio

Jornada saludable

9:00 A.M

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Sede BogotáCampus universitario

Festival “Somos campus”y carrera de observación

1:00 P.M

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Sedes Bogotá, Manizales y Palmira

Distinciones administrativas

10:00 A.M

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Sede BogotáPlaza Central

El universo se toma la UN

2:30 P.M

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Sede Bogotá, Palmira,Medellín y Manizales

Distinciones docentes

5:00 P.M

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Sede BogotáAuditorio Alfonso López Pumarejo

Foro Rectores LatinoamericanosPor la Paz

10:00 A.M

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Sede BogotáFacultad de Derecho

Torneo de discursosGabriel García Márquez

7:00 A.M

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4:00 P.M

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Sede AmazoniaCancha Sede Amazonia

Encuentro deportivoJuegos Autóctonos

3:00 P.M

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P.M

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- 6:00

Sede AmazoniaCancha Deportiva Sede

Taller de danzas hip hop

3:00 P.M

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- 6:00 P.M

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Sede AmazoniaCancha Sede Amazonia

Concierto musical ritmosdel Amazonas

4:00 P.M

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- 12:00 A.M

.Sede CaribeCampo Multifuncional

Encuentro deportivovoleibol y microfútbol

4:00 P.M

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P.M

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- 6:00

Sede MedellínCampus El Volador - Cancha nº.2

Primer Torneo Nacionalde Rugby Masculino 15s.

2.00 P.M

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6.00 P.M

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-

Sede MedellínCampus El Volador

Globo aerostáticoidentidad de ciudad

8:00 A.M

.

- 5:00 P.M

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Sede MedellínEdificio El Ágora

Concierto - Varios artistas

1:00 P.M

.Sede MedellínCancha nº.1 - La Iguaná

Partido Equipo Egresados UNSede Medellín vs. Equipo Externo

1:30 P.M

.

Sede MedellínPolideportivo Campus El Volador

Concierto reencuentroegresados

6:30 P.M

.

Sede ManizalesCampus La Nubia

Encuentro bandas de rock

2:00 P.M

.

Sede ManizalesCampus La Nubia

Encuentro de egresados

10:00 A.M

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Sede TumacoInstalaciones de la Sede

Primer Encuentro deEgresados

9:00 P.M

.

COLECCIÓN SESQUICENTENARIO 150 AÑOS DE LA UN Accede a la agenda completa siguiendo el código QR de Circular UN o conéctate con nuestra celebración en la página web Sesquicentenario

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Sede OrinoquiaArauca E

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Cazador Novato

8:00 -A.M

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5:00 P.M

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Sede BogotáEdificio del Archivo Central e Histórico

Bitácora de un viajeen el tiempo

5:00 P.M

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PROGRAMASTrayectorias comunes.A un clip de historias.

DOCUMENTALESSeres modernos.Camino de agua.Expedición marimba.

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*Agenda sujeta a cambios

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