f

16
Bacterias autóctonas se dan "festines" contra la contaminación ambiental Investigadores de la Universidad de Buenos Aires diseñaron un reactor continuo y de lecho fijo donde “invitan a comer” a microorganismos que se dan panzadas con desechos tóxicos, medicamentos y metales pesados Alicia Elizabeth Dalterio/UBA/DICYT Los compuestos orgánicos vertidos a los ecosistemas desde fuentes industriales, urbanas o agrícolas ocasionan serios riesgos ambientales. A fin de disminuir las causas que provocan contaminación, expertos en Higiene y Sanidad de la Universidad de Buenos Aires desarrollan estrategias de bajo costo y alta eficacia que podrían ser aplicadas, en un futuro próximo, al pretratamiento de efluentes contaminados, antes de ser vertidos a los cursos de agua. Por varias décadas, los expertos mundiales en control de la contaminación ambiental se concentraron en estudiar y buscar estrategias de detoxificación y de biorremediación de los contaminantes químicos más “pesados”, como los contaminantes apolares, tóxicos, persistentes (COPs) y bioacumulables, por ejemplo, los hidrocarburos aromáticos policíclicos, los policlorobifenilos (PCBs) o las dioxinas. Sin embargo, en el último decenio, gracias al desarrollo de nuevos métodos de análisis, que son notablemente más sensibles, se ha podido detectar la presencia de otros contaminantes, potencialmente peligrosos, que se conocen como emergentes, y de los que aún se sabe poco y nada. Así, por ejemplo, algunos desinfectantes y medicamentos de amplio uso.

description

f

Transcript of f

Page 1: f

Bacterias autóctonas se dan "festines" contra la contaminación ambiental

Investigadores de la Universidad de Buenos Aires diseñaron un reactor continuo y de lecho fijo donde “invitan a comer” a microorganismos que se dan panzadas con desechos tóxicos, medicamentos y metales pesados

Alicia Elizabeth Dalterio/UBA/DICYT Los compuestos orgánicos vertidos a los ecosistemas desde

fuentes industriales, urbanas o agrícolas ocasionan serios riesgos ambientales. A fin de disminuir las

causas que provocan contaminación, expertos en Higiene y Sanidad de la Universidad de Buenos

Aires desarrollan estrategias de bajo costo y alta eficacia que podrían ser aplicadas, en un futuro

próximo, al pretratamiento de efluentes contaminados, antes de ser vertidos a los cursos de agua.

Por varias décadas, los expertos mundiales en control de la contaminación ambiental se concentraron

en estudiar y buscar estrategias de detoxificación y de biorremediación de los contaminantes

químicos más “pesados”, como los contaminantes apolares, tóxicos, persistentes (COPs) y

bioacumulables, por ejemplo, los hidrocarburos aromáticos policíclicos, los policlorobifenilos

(PCBs) o las dioxinas.

Sin embargo, en el último decenio, gracias al desarrollo de nuevos métodos de análisis, que son

notablemente más sensibles, se ha podido detectar la presencia de otros contaminantes,

potencialmente peligrosos, que se conocen como emergentes, y de los que aún se sabe poco y nada.

Así, por ejemplo, algunos desinfectantes y medicamentos de amplio uso.

 

Investigadores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires estudian

bacterias aisladas en aguas de ríos altamente contaminados de Buenos Aires, capaces de degradar y

detoxificar cloruro de benzalconio y medicamentos de uso masivo, contaminantes que se conocen

actualmente como “emergentes”; y también capaces de transformar metales pesados, tal el cromo.

Como parte de los desarrrollos, generaron un reactor económico y de diseño sencillo.

El cloruro de benzalconio, un detergente tensioactivo de uso cotidiano, se analiza especialmente por

su capacidad de generar, junto a los antibióticos, resistencia en cepas antes sensibles.

Un segundo tema de estudio de los investigadores de la UBA, y que consiste actualmente en una

preocupación mundial, es la contaminación emergente por descarte de fármacos encontrados en

Page 2: f

aguas superficiales. Realizan ensayos de biodegradabilidad sobre un grupo de cinco medicamentos

de uso frecuente con efectos analgésicos, como el ibuprofeno, el diclofenac y el naproxeno;

anticonvulsivantes, como la carbamacepina; y un hipolipemiante, como el clofibrato.

El estudio de estos contaminantes está entre las líneas de investigación prioritarias de los principales

organismos dedicados a la protección de la salud pública y medioambiental, tales como la

Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia para la Protección del Medio Ambiente

(EPA) de los EE.UU., entre otras instituciones.

Recientemente, L. Damiá Barceló y María José López de Alda, del Instituto de Investigaciones

Químicas y Ambientales (CSIC-Barcelona) advirtieron que los fármacos detectados en el medio

ambiente acuático, ya sea directamente o sus metabolitos, son varios. “Pero lo que ha despertado una

mayor preocupación –enfatizaron-- ha sido el hallazgo de algunos de ellos, como el ibuprofeno, el

diclofenac, la carbamacepina, o el ácido clofífrico, en aguas potables. En muchos casos, las

consecuencias de su presencia no están aún claras, pero en otros el riesgo parece evidente y

alarmante”.

Una tercera línea de estudio de los investigadores argentinos está abocada a realizar ensayos con

bacterias resistentes a los metales pesados, en este caso el cromo, y que además son capaces de

alimentarse exclusivamente con ese metal, que es un contaminante de alta peligrosidad.

En este informe de divulgación se reseñan los resultados más relevantes de esas tres líneas de

investigación de los expertos de la UBA.

 

Las líneas de investigación sobre descarte de desechos industriales o domiciliarios que pueden tener

compuestos persistentes tóxicos, se basan en la conveniencia de separarlos del efluente, ya que su

presencia cuando son vertidos “en crudo” a los cursos de agua puede afectar a las personas y al

ambiente.

En la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA los ensayos de degradación de compuestos

orgánicos tóxicos y persistentes fueron iniciados hace más de 25 años por la directora del proyecto,

doctora Sonia Korol, cuya tesis doctoral versó sobre detoxificación de fenoles, compuestos que se

encuentran con frecuencia en los efluentes de industrias como las papeleras y las textiles.

Posteriomente, los estudios de degradación de clorofenoles constituyeron la materia de análisis de la

Page 3: f

tesis doctoral de Alfredo Gallego, actualmente codirector del proyecto. Ahora el interés de los

investigadores se concentra en otros compuestos tóxicos, como los nitrofenoles y los herbicidas.

“Pero también, recientemente, hemos sumado nuevas líneas que acometen el estudio de otras causas

de contaminación, como la denominada contaminación emergente, que por su masividad son

difíciles de tratar; tal el descarte de medicamentos de uso frecuente, de los que aún se desconoce su

impacto en el medio ambiente y los seres humanos”, explica la doctora Sonia Koorol, profesora

asociada de la Cátedra de Higiene y Sanidad.

Los contaminantes emergentes son compuestos de distinto origen y naturaleza química cuya

presencia en el medio ambiente, o sus posibles consecuencias, han pasado en gran parte inadvertidas.

Es decir que se sabe relativamente poco o nada acerca de su presencia e impacto en el ambiente y en

el hombre y que, por tanto, requieren de investigación.

“En muchos casos, las consecuencias de su presencia en el medio ambiente no están aún claras, pero

en otros, el riesgo parece evidente y alarmante. Así por ejemplo el diclofenac, aparte de afectar los

riñones en los mamíferos, se ha asociado –como consecuencia de su uso en veterinaria— con la

desaparición de los buitres blancos en la India y en Pakistán, lo que ha supuesto (según el autor de

este estudio, el investigador K. Fent, 2006) un desastre ecológico comparable al acontecido en el

pasado con el DDT”, advirtieron los expertos catalanes L. Damiá Barceló y María José López de

Alda, del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales, del Consejo Superior de

Investigaciones Científicas (CSIC) de España, con sede en Barcelona.

“Como resultado de las investigaciones llevadas a cabo hasta ahora, algunos fármacos están siendo

considerados por la United State Enviromental Protection Agency (US EPA) “como posibles

candidatos a ser incluidos en una lsita de contaminantes orgánicos prioritarios en el agua potable, tal

el caso del diclofenac, la carbamacepina y el cloranfenicol (que es un antibiótico). En la Unión

Europea, por el momento, no se han fijado límites máximos en el agua potable, (…) pero lo más

probable es que un futuro próximo sean regulados”, señalaron Damiá Barceló y López de Alda, en el

Panel Científico de Seguimiento de la Política de Aguas, realizado bajo un convenio entre la

Universidad de Sevilla y el Ministerio de Medio Ambiente español.

 

Cómo trabajan los investigadores de la UBA

En los estudios de campo, los investigadores de Facultad de Farmacia y Bioquímica “rastrean” y

Page 4: f

“capturan”, a cielo abierto, bacterias que hayan logrado adaptarse y sobrevivir a un ambiente hostil,

altamente contaminado. Una vez en el laboratorio, las identifican y las cultivan durante un mes.

Luego, mediante bioensayos determinan su capacidad de biodegradar un tóxico determinado, no solo

“in vitro”, es decir en condiciones normales de laboratorio, sino en circunstancias lo más semejantes

posible a la situación de descarte industrial. Para ello, generan variadas situaciones e, incluso las

intensifican para simular la vida en escenarios de suma hostilidad. Hasta lograr, por fin, esa especie

de sucursal del infierno, como puede ser desarrollarse en cursos ultracontaminados, así el Riachuelo,

uno de los 10 cursos de agua más contaminados del mundo.

La cuenca Matanza-Riachuelo, llamado Riachuelo en su desembocadura y río Matanza en la mayor

parte de su desarrollo, es un curso de agua de 64 km, que nace en la provincia de Buenos Aires,

constituye el límite Sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y desemboca en el Río de la Plata.

Un relevamiento realizado por el Instituto Blacksmith y la Cruz Verde Suiza, que se publicó a

principios de noviembre de 2013, presentó la nueva lista de los diez sitios de mayor contaminación

del mundo sobre la base de 2.000 riesgos estimados en sitios contaminados de 49 países. Sobre la

cuenca Matanza-Riachuelo, que atraviesa 14 municipios bonaerenses, el informe señala que unas

"15.000 industrias lanzan efluentes en el río y que los fabricantes de químicos son responsables de

más de un tercio de la contaminación". En 2008, el suelo en las orillas del río contenía niveles de

zinc, plomo, cobre, níquel y cromo por encima de los niveles recomendados.

“Así, luego de cuatro meses de cultivo, logramos identificar por secuenciación parcial del gen del

rRNA 16S, una cepa de Pseudomonas putida, capaz de degradar ácido 3-clorobenzoico (3CB)

incluso en presencia de otras sustancias tóxicas”, señala, por su parte, Alfredo Gallego, docente de la

Cátedra de Higiene y Sanidad de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. En este caso, los

científicos obtienen como resultado la eliminación casi completa del compuesto tóxico. Es decir que

las bacterias, puestas a comer esos “manjares”, no dejan casi nada en el plato.

En cambio, con los nitrofenoles, que como ya se dijo son compuestos persistentes, la experiencia

final difiere, ya que las bacterias al degradar compuestos nitrogenados, generan otra molécula

nitrogenada, como amoníaco o nitrito, que también es tóxica. Entonces, liberar este nuevo

compuesto dañino al ambiente constituye un nuevo problema, más que una solución. Esto obliga a

los investigadores a pensar en cómo tratar esos remanentes.

 

El reactor que diseñaron

Page 5: f

El doctor Alfredo Gallego desarrolló un reactor continuo y de lecho fijo, en el que, en pasos

sucesivos, se enriquecen e incuban muestras de agua contaminada en un soporte de material plástico

de relleno, donde posteriormente se evalúan el desarrollo microbiano y la degradación de los

contaminantes (Ver figuras al final del texto).

Algo equivalente a construir un confortable edificio en torre para alojar bacterias, que además de

ofrecerles cómodas habitaciones, cuenta entre sus “amenities” con un “restarurante” que les prepara

sus manjares predilectos. Nada que envidiar a un “all inclusive”.

Las bacterias se alimentan continuamente. Pero, con el fin de mejorar todavía más su “voracidad”, es

decir su capacidad de biodegradación, y analizar sus posibilidades de aplicación real, se comienza el

proceso creándoles un ambiente “agradable”. “Porque, ya sabemos que la bacteria “come” un tóxico,

pero hay que ver si deja de comer eso y pasa a consumir preferencialmente otro alimento. Es decir, si

en las condiciones cambiantes de la vida real, que van a ser por ejemplo los efluentes que deberán

detoxificar, continúan degradando el tóxico”, grafica Gallego. Así es que se las expone a

condiciones variables de pH, temperatura, presencia de colorantes, de otros contaminantes, de flora

acompañante, entre otros. También se las tienta con algo “rico”, por ejemplo glucosa, que vendría a

ser como un exquisito tiramisú para las bacterias. Es para comprobar si resisten a la tentación.

 

Cloruro de benzalconio

Podría preguntarse cuál es el interés de investigar el efecto de descarte de desinfectantes poco

contaminantes como el cloruro de benzalconio; es decir, poco contaminante si se lo compara con

otros tóxicos más potentes. Pero, ocurre que, en el largo plazo, pueden generar cepas de bacterias

que, habiendo logrado sobrevivir en su presencia, al igual que ocurre en presencia de antibióticos, se

adaptan mutando en microorganismos resistentes a los tratamientos médicos convencionales. Se las

suele llamar vulgarmente “superbacterias” y originan, cada vez más, serios problemas de salud

pública.

El cloruro de benzalconio tiene efecto detergente tensioactivo, es germicida e inhibidor de la

corrosión. Se lo usa cotidianamente en ámbitos domésticos y hospitalarios, agrícolas e industriales.

Por ejemplo, es el aditivo de elección para las piscinas por su efecto alguicida.

“Un modo de evaluar si el cloruro de benzalconio se degradó totalmente consiste en medir la

Page 6: f

toxicidad en un bioensayo realizado con algas. Inicialmente, expuestas a elevadas concentraciones

de cloruro de benzalconio, las algas son incapaces de sobrevivir”, explica Gallego. Y agrega: “Pero,

al final del recorrido del reactor, se encuentra que las algas sí pueden crecer, debido a que las

bacterias que habitan en él se encargan de limpiar el agua del contaminante, dejando niveles muy

bajos del tóxico”.

 

Medicamentos de uso frecuente

Otro problema de creciente preocupación mundial --continúa Gallego-- es la contaminación difusa

en la que incurren tanto los productores, en la industria farmacéutica, como, pasivamente, los

consumidores de medicamentos a través de sus excretas.

Si bien nuestro organismo y el de las bacterias pueden degradar remedios, sus moléculas están

diseñadas para hacerlo luego de un complejo proceso que permite su correcta absorción y disolución

para alcanzar el efecto deseado, luego del cual, son eliminados por la orina y la materia fecal,

llegando a las cloacas y a las plantas de tratamiento, sin ser previamente degradados.

Así, los medicamentos que más se toman son, en consecuencia, los que más aparecen en las aguas:

por ejemplo, el ibuprofeno, las hormonas y los antibióticos son los que se hallan con mayor

frecuencia.

Los investigadores de la FFyB estudian la biodegradabilidad en un grupo de cinco medicamentos de

uso frecuente: ibuprofeno, diclofenac y naproxeno, carbamacepina y clofibrato. De ellos, el

ibuprofeno es el que resulta más degradable.

Por otra parte, cabe destacar con respecto de la eliminación de anticonceptivos orales en las aguas,

que su peligrosidad reside en generar igual efecto en el hombre como en los peces, lo cual produce la

feminización de estos últimos y podría afectar su supervivencia.

 

Metales pesados

Al extenso menú de nutrientes tóxicos, el equipo de investigadores suman ensayos que amplíen la

“carta” con metales pesados, como el cromo, esperando que sea del gusto de estas bacterias

sobrevivientes de ríos ultracontaminados para que, entonces, sean ellas mismas quienes se encarguen

del proceso de detoxificación.

Page 7: f

En ese sentido, respecto al cromo, que es comúnmente utilizado en procesos químicos de

curtiembres y la industria del cromado, los expertos de Higiene y Sanidad han logrado identificar

una bacteria que modifica la molécula de cromo. Es decir, la transforma de cromo seis (Cr6) a cromo

tres (Cr3), al modificar la valencia de este elemento químico. El Cr3 es una variable no soluble en

agua, que sedimenta, esto hace posible que pueda separárselo del efluente, y luego pueda

depositárselo en sitios de resguardo.

La Universidad de Aveiro evalúa los riesgos ambientales por metales pesados en Cabo Verde

Los investigadores contribuyen al objetivo de un proyecto promovido por la UNESCO y la Unión Internacional de Ciencias Geológicas de crear un atlas geoquímico mundial

José Pichel Andrés/DICYT El Departamento de Geociencias de la Universidad de Aveiro ha

realizado un estudio sobre metales pesados en las islas de Cabo Verde con el objetivo de realizar

mapas geoquímicos de las islas y evaluar posibles riesgos ambientales. Este estudio, basado en las

recomendaciones de un proyecto internacional de la UNESCO, permitirá tomar mejores decisiones

sobre los usos del suelo y sobre la protección del medio ambiente y de la salud de la población,

además de servir de referencia para otros países.

 

El equipo de investigación de Marina Cabral Pinto realiza estudios de campo en los que recoge

muestras de rocas, suelos, sedimentos de arroyos y aguas para analizarlas en el laboratorio y

determinar las concentraciones de elementos potencialmente nocivos para la salud humana, como los

metales pesados. A partir de ahí, los científicos elaboran mapas y evalúan si estas concentraciones

tienen un origen natural, antropogénico o ambos.

 

“Al estudiar las concentraciones químicas en los sedimentos, en los suelos o en las aguas,

analizamos si hay algún tipo de riesgo de exposición a elementos potencialmente tóxicos debido a

altas concentraciones o a una prolongada exposición a concentraciones bajas. Un ejemplo es el

riesgo provocado por las exposiciones a metales cancerígenos”, explica a DiCYT la investigadora.

Asimismo, el equipo también estudia la presencia de esos elementos en muestras biológicas

humanas, como orina, sangre o pelo, tomadas en zonas de riesgo.

Page 8: f

 

Uno de sus trabajos más recientes, publicado en la revista científica Journal of African Earth

Sciences, ha llevado a este grupo de investigación a Cabo Verde en el marco del Programa

Internacional de Geociencias promovido por la UNESCO y la Unión Internacional de Ciencias

Geológicas, cuyo objetivo es crear una base de datos geoquímicos universal y elaborar un atlas

mundial geoquímico. Estos estudios permitirían distinguir la contaminación causada por el ser

humano de la que no lo es. Esto es especialmente útil en países como Cabo Verde, donde aún no

existe normativa con respecto a los usos del suelo.

 

Los resultados de los análisis realizados en la isla de Santiago, la mayor del archipiélago, revelan

que la distribución de metales nocivos está muy vinculada a la cartografía geológica, es decir, que

probablemente tienen un origen natural. Sin embargo, “no está completamente descartado” que la

concentración de algunos elementos tenga relación con actividades humanas en algunos núcleos de

población o por actividades agrícolas. Sería el caso del arsénico, el mercurio, el cadmio, el zinc y el

plomo.

 

Geomedicina

 

Elementos como el cobalto, el cromo, el níquel, el cobre y el vanadio son los que pueden representar

mayores riesgos para el medio ambiente y para la agricultura, pero el equipo de investigación de

Marina Cabral Pinto también está muy interesado en conocer la influencia de los metales en la salud

humana. Es lo que se conoce como geomedicina. “Se sabe que algunas enfermedades pueden estar

causadas o favorecidas por el exceso o la ausencia de ciertos elementos”, comenta la investigadora.

“Nosotros hemos estado estudiando los vínculos entre algunas neuropatologías, como el alzhéimer y

el párkinson, así como los riesgos de sufrir cáncer, con algunos elementos químicos con los que la

población está en contacto en su entorno”, añade.

 

El estudio tiene importantes aplicaciones locales, ya que proporciona datos de referencia para futuras

investigaciones en Cabo Verde, así como para el desarrollo de su legislación, pero también permite

la comparación con otros países que tengan contextos geológicos y climáticos similares. Los

científicos esperan completar el trabajo en otras islas del archipiélago.

 

Referencia bibliográfica 

 

Heavy metals of Santiago Island (Cape Verde) top soils: Estimated Background Value maps and

Page 9: f

environmental risk assessment. M.M.S. Cabral Pinto, E. Ferreira da Silva, M.M.V.G. Silva, P.

Melo-Gonçalves. Journal of African Earth Sciences, Volume 101, January 2015, Pages 162–176.

doi:10.1016/j.jafrearsci.2014.09.011

“Las baterías de calcio podrían tener capacidades más altas que las de litio”

Entrevista con Jean-Yves Sánchez, investigador del programa CONEX de la Universidad Carlos III de Madrid, que trata de desarrollar baterías de calcio

UC3M/DICYT Desarrollar baterías de calcio que compitan con las de litio. Eso es lo que investiga

Jean-Yves Sánchez en el marco de CONEX, un programa de atracción de talento para contratar

investigadores experimentados internacionales que está financiado por la Universidad Carlos III de

Madrid (UC3M), la Unión Europea (acciones Marie Curie del programa People del Séptimo

Programa Marco), el Ministerio de Economía y Competitividad y el Banco Santander. Autor de más

de 140 artículos científicos y 43 patentes internacionales, ha dirigido 32 tesis doctorales y liderado

tres proyectos europeos y más de una decena de proyectos nacionales y regionales en el ámbito de la

energía electroquímica.

 

¿En qué consiste su proyecto de investigación?

El proyecto ACABA (Advanced CAlcium BAtteries) trata de desarrollar baterías de calcio que

compitan con las de litio. Para ello se pretende mantener estrechas colaboraciones entre laboratorios

españoles y franceses. El proyecto se ajusta a los retos actuales de mejora en la gestión de la energía

limpia y de su almacenamiento.

 

Pero, ya existen baterías de calcio en el mercado, ¿no? 

Sí, existen pilas de calcio, pero no se recargan. El objetivo del proyecto ACABA es precisamente

desarrollar una batería de calcio que sí se pueda recargar sin problemas.

 

¿Qué problema tienen las baterías convencionales? 

Las baterías de ion-litio son actualmente los principales sistemas de almacenamiento electroquímico

en dispositivos electrónicos y en el ámbito creciente del transporte. Los recursos de litio son, sin

embargo, limitados y están ubicados en zonas políticamente conflictivas. Además, se espera que su

precio aumente al aumentar el número de baterías en el mercado. Por ello la búsqueda de sistemas

alternativos es necesaria.

Page 10: f

 

¿Y qué ventajas tienen las baterías de calcio?

A pesar de que hasta la fecha las baterías de calcio no han sido consideradas, sin embargo, la gran

disponibilidad de calcio, su capacidad y su potencial redox las convierten en un candidato

prometedor. Además, se podrían obtener capacidades similares a las baterías de litio o, quizás, más

altas.

 

¿Qué es el potencial redox? 

Es el potencial electroquímico de reducción-oxidación. Para que exista una reacción redox, debe

haber un elemento que ceda electrones y otro que los acepte. En el caso del calcio el potencial

estándar del calcium: Ca => Ca2+ + 2 e- es cerca de – 2,8 V vs ESH.

 

¿Qué hace falta para construir una batería de calcio? 

Tan solo resultan necesarios unos electrodos negativos, otros positivos y sales de calcio. El calcio, en

su forma iónica, es el quinto elemento y tercer metal más abundante en masa en la corteza terrestre,

en el carbonato de calcio o el yeso, por ejemplo. Además, también se encuentra disuelto en el mar o

en el interior de nuestro organismo en nuestros huesos.

 

¿Qué aplicaciones podrían tener estas baterías de calcio? 

Pues se podrían utilizar de manera similar a como se hace con las de ion-litio, es decir, en la

industria del automóvil, en electrónica y móviles inteligentes, en baterías estacionarias de redes

eléctricas inteligentes (Smart Grids), en sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS, por sus

siglas en inglés), etc.

 

¿Qué otro tipo de baterías alternativas se están desarrollando?

Internacionalmente son numerosos los laboratorios que buscan soluciones alternativas a las baterías

de ion-litio. Las baterías de sodio, por ejemplo, son conocidas desde hace cerca de cuarenta años,

pero los investigadores están revisando el tema. Además, hay otras opciones interesantes, como las

baterías de magnesio o la investigación sobre nuevos electrolitos que está desarrollando Toyota, por

ejemplo.

 

¿Qué metodología piensa plantear en su investigación? 

Lo primero es desarrollar nuevos electrolitos poliméricos y líquidos para obtener una buena interfaz

con el calcio metálico que permite un funcionamiento reversible de este electrodo. Si no se puede,

volveremos a otras alternativas para el electrodo negativo. De hecho, ya he realizado una propuesta a

Page 11: f

la Agencia Nacional de Investigación francesa (ANR, por sus siglas en francés) que ha pasado la

primera etapa de selección. El proyecto se llama ‘Pioneering calcium Batteries’ y he involucrado en

este trabajo a la UC3M.

 

¿Con qué investigadores de la UC3M colabora?

En la actualidad, sobre todo trabajo con el grupo del catedrático Alejandro Várez Álvarez (el director

del departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales e Ingeniería Química de la UC3M), además

de colaborar con el profesor Juan Baselga (también catedrático de este departamento), a través de un

proyecto europeo Marie Curie que estoy proponiendo. En este sentido, la universidad hace muchos

esfuerzos, a través de los programas de Cátedras de Excelencia y de CONEX, para mejorar el nivel

de investigación.

 

¿Qué es lo más complicado a la hora de abordar este reto?

En este caso concreto, falta trabajar en un medio muy anhidro, que no contenga agua. Todavía no

tenemos una caja seca y si la compramos resulta complicado poder ubicarla, por la superficie

limitada de los laboratorios.

 

¿Qué le aporta investigar en la UC3M? 

Es un cambio respecto a hacerlo en Francia. Allí estaba ocupando una cátedra como profesor de

clase excepcional en el Instituto Politécnico de Grenoble y dirigía un grupo de unos 24

investigadores, seis de los cuales eran personal permanente. En España, la estructura de

investigación es muy diferencia a la de Francia. Y al estar en el departamento de Ciencia e Ingeniería

de Materiales e Ingeniería Química de la UC3M, donde hay investigadores de diferentes

especialidades, se favorecen colaboraciones importantes en un campo donde resultan necesarias

muchas competencias.

 

Parece un campo en expansión, ¿no?

El tema de los materiales para la energía es muy importante en Europa y en todo el mundo y creo

que cada año va a incrementarse su financiación. La UC3M tiene el potencial para tomar una

posición de excelencia en Europa y esa es una de mis ambiciones. Pero si no tenemos más espacio y

más seguridad en los laboratorios, no lo podremos conseguir.

 

Si solventan estos problemas, ¿cuándo podrían conseguir esa batería de calcio?

Si se trata de una pila con buenas prestaciones, creo que se podría obtener dentro de tres años. Y si

Page 12: f

hablamos de baterías que se recarguen, diría que se podría obtener un prototipo dentro de tres o

cuatro años, pero con un electrodo positivo que sea una alternativa al calcio metálico.