Experimentos en Apoc

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Experimentos en la enseñanza del Apocalipsis Es casi seguro que el Apocalipsis fue uno de los libros del Nuevo Testamento más fáciles de entender para sus primeros lectores. Ese tipo de escrito, conocido como el género apocalíptico, era familiar para la mayoria de ellos, como también eran conocidas las tradiciones mitológicas greco- romanas. Eso facilitaba mucho la comprensión del Apocalipsis de Juan. Además, este libro no contiene muchas ideas abstractas o argumentos teológicos, como los que podrían dificultar la lectura de Romanos o Hebreos. Otra ventaja de ellos fue que conocían de primera mano todo el contexto histórico (político, social, económico), al cual Juan alude con frecuencia. Y finalmente, es muy probable que Juan era el pastor de ellos y conocían personalmente al autor, su pensamiento, su manera de expresarse y hasta su humor. Hoy día es muy diferente la situación. Para nosotros, muchos siglos despues, el Apocalipsis se considera el libro más difícil de entender y, lo que es peor, el más fácil de malentender. Por eso, algunos predicadores y maestros prefieren no tocarlo del todo, mientras muchos otros, durante los siglos y hoy también, lo malinterpretan especulaciones totalmente arbitrarias. Lamentablemente, esas fantasías sensacionales apelan a mucho público y llenan los estantes de nuestras librerías evangélicas. "Pobre Apocalipsis", para parafrasear una frase de Martín Lutero; "es uno de los mártires más grandes de la historia". Hace casi cuarenta años, cuando comencé a concentrarme en la enseñaza del Apocalipsis, traté de analizar los bloqueos que nos impiden entender bien este libro. En una hoja grande de papel, puse por un lado "nuestras barreras" y por el otro lado, "¿cómo superarlas?". Sobre la marcha, he experimentado con algunos métodos (digamos "trucos") para ayudarnos a entender mejor el último libro de nuestra Biblia. Obstaculos que nos impiden hoy entender el Apocalipsis: (1) Un primer obstáculo son las tradiciones proféticas especulativas , que ni se basan en el texto ni nos obligan a escudriñar el texto. Esas tradiciones nos hacen llegar al texto con a prioris, presupuestos que no nacen del texto 1sino que los imponemos sobre el texto. Hacen que decidimos de antemano lo que el texto debe de significar y después creemos encontrarlo en el texto, o si no, nos quedamos en la confusión. La madre de toda esa confusión es un malentendido de lo que significa "profecía", entendida como esencial y exclusivamente vaticinio (oráculos griegos, Nostradamus) y no como "palabra viva y exigente de Dios a su

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Experimentos en la enseanza del Apocalipsis

Es casi seguro que el Apocalipsis fue uno de los libros del Nuevo Testamento ms fciles de entender para sus primeros lectores. Ese tipo de escrito, conocido como el gnero apocalptico, era familiar para la mayoria de ellos, como tambin eran conocidas las tradiciones mitolgicas greco-romanas. Eso facilitaba mucho la comprensin del Apocalipsis de Juan. Adems, este libro no contiene muchas ideas abstractas o argumentos teolgicos, como los que podran dificultar la lectura de Romanos o Hebreos. Otra ventaja de ellos fue que conocan de primera mano todo el contexto histrico (poltico, social, econmico), al cual Juan alude con frecuencia. Y finalmente, es muy probable que Juan era el pastor de ellos y conocan personalmente al autor, su pensamiento, su manera de expresarse y hasta su humor.

Hoy da es muy diferente la situacin. Para nosotros, muchos siglos despues, el Apocalipsis se considera el libro ms difcil de entender y, lo que es peor, el ms fcil de malentender. Por eso, algunos predicadores y maestros prefieren no tocarlo del todo, mientras muchos otros, durante los siglos y hoy tambin, lo malinterpretan especulaciones totalmente arbitrarias. Lamentablemente, esas fantasas sensacionales apelan a mucho pblico y llenan los estantes de nuestras libreras evanglicas. "Pobre Apocalipsis", para parafrasear una frase de Martn Lutero; "es uno de los mrtires ms grandes de la historia".

Hace casi cuarenta aos, cuando comenc a concentrarme en la enseaza del Apocalipsis, trat de analizar los bloqueos que nos impiden entender bien este libro. En una hoja grande de papel, puse por un lado "nuestras barreras" y por el otro lado, "cmo superarlas?". Sobre la marcha, he experimentado con algunos mtodos (digamos "trucos") para ayudarnos a entender mejor el ltimo libro de nuestra Biblia.

Obstaculos que nos impiden hoy entender el Apocalipsis:

(1) Un primer obstculo son las tradiciones profticas especulativas, que ni se basan en el texto ni nos obligan a escudriar el texto. Esas tradiciones nos hacen llegar al texto con a prioris, presupuestos que no nacen del texto 1sino que los imponemos sobre el texto. Hacen que decidimos de antemano lo que el texto debe de significar y despus creemos encontrarlo en el texto, o si no, nos quedamos en la confusin.

La madre de toda esa confusin es un malentendido de lo que significa "profeca", entendida como esencial y exclusivamente vaticinio (orculos griegos, Nostradamus) y no como "palabra viva y exigente de Dios a su pueblo" (Moiss, Ams, todos los profetas), incluya o no incluya predicciones futuras. Eso hace a los y las lectores buscar en el Apocalipsis slo vaticinios futuristas ("Eventos del futuro"), sin captar el verdadero mensaje proftico (no slo predictivo) del libro.

Otros presupuestos perjudiciales son el literalismo exagerado (el error de presumir que el sentido literal es siempre preferible), el futurismo (buscar un mximo de referentes externos futuros e ignorar o minimizar las constantes referencias histricas), y el "verticalismo", derivado bsicamente de la filosofa griega (todo lo bueno tiene que ser "hacia arriba"). Por eso, es muy natural dar por sentado que en sus ltimos captulos, el Apocalipsis tiene que terminar llevndonos al cielo. De hecho, en Apocalipsis 21-22 no sube nada ni nadie, sino la Nueva Jerusaln desciende a la nueva tierra. Estudiando esto en Chinandega, Nicaragua, un pastor se puso muy nervioso y dijo, "S, pero va a descender p'arriba". Estaba sufriendo un fuerte choque entre el texto y sus propios presupuestos.

Los vicios hermenuticos, como por ejemplo el abuso de textos de prueba y el uso selectivo de unos textos sin tomar en cuenta otros, son especialmente dainos cuando se trata de los temas de profeca predictiva. Como nos manda Apocalipsis 22:18-19, tenemos que captar con exactitud lo que dice el texto, sin aadirle nada ni quitarle nada. Pocas personas observan, por ejemplo, que el pasaje sobre la venida de Cristo y nuestro encuentro con l (1 Tes 4:15-17) slo nos lleva hasta la nube, "en el aire" (nuestra atmsfera), no hasta el cielo de Dios. El contexto del pasaje muestra que el problema era la muerte de creyentes, no la gran tribulacin (de la que el pasaje no dice nada) ni tampoco menciona nada de siete aos, como se suele malinterpretar el texto.

(2) Un segundo problema es la falta de sentido histrico que nos hace interpretar el Apocalipsis como si hubiera cado del cielo ayer mismo y como si pudiera entenderse sin ninguna relacin con su contexto original en el primer siglo. He encontrado que la mayora de la gente hoy no slo carecen de la empata histrica con el primer siglo, para poder entender el Apocalipsis en la dinmica de su contexto antiguo, sino que sufren de un dficit de sentido histrico en general. Por eso, uno de los grandes desafos al ensear el Apocalipsis es ayudar a la gente a entrar empticamente en el mundo de fines del primer siglo.

El Apocalipsis es probablemente el libro del Nuevo Testamento que ms se relaciona con su contexto histrico, poltico y econmico. Hace referencias frecuentes a los emperadores y sus reyes sbditos (17:9-12; 18:9-10)), al comercio internacional (18:11-19), los precios de la canasta bsica y la agroexportacin (6:5-6) y el arma oficial del legionario romano (6:3-4). Hay muchos pasajes que slo pueden entenderse a la luz de esas realidades histricas.

Si no situamos el libro en su contexto histrico, tampoco podremos captar su marcado caracter pastoral. Todo el libro es una larga carta pastoral a las siete iglesias de Asia Menor. Es ms, era un mensaje pastoral para cristianos que se hallaban entre la tentacin de conformarse a la idolatra imperial (los nicolatas) yla amenaza de perder la vida por su fidelidad al evangelio. El libro slo se entiende cuando se lee como un manual para mrtires. Cuando eruditos cmodos, en la tranquilidad de sus escritorios, interpretan el Apocalipsis olvidando por completo esa situacin de peligro, jams lo van a entender como lo entendan los primeros lectores.

(3) Una tercera barrera es nuestro poco entendimiento del Antiguo Testamento y peor, malentendimiento de su significado. El Apocalipsis es en gran parte un comentario y una relectura de las escrituras hebreas. El problema afecta especialmente a los libros profticos, de los que muchos sacan versculos aislados con supuestos sentidos predictivos, sin buscar el mensaje de dichos libros a sus propios contemporneos y sin dar el debido nfasis al mensaje tico y socio-poltico de los profetas.

(4) Tambin nuestra pobreza de imaginacin creativa nos impide captar el mensaje del Apocalipsis. Pocos se dan cuenta de que la literatura apocalptica es un gnero imaginativo, con preferencia a sentidos simblicos sobre los literales. El Apocalipsis apela constantemente a los sentidos de percepcin: la vista, el odo (trompetas, truenos, estruendos), el olfato (incienso, azufre), el gusto (agridulce 10:10; vmito 3:16, pero una cena 3:20), el tacto (puso su mano sobre m). Ms que slo explicar este libro, el libro nos invito a experimentarlo y vivirlo sensorialmente.

Mientras los sabios expertos en profeca buscan mensajes crpticos en este libro, los que aprenden a volverse como nios comienzan a penetrar su mensaje. De los nios es tambin este reino, pero las ms de las veces resistimos ese llamado del Seor de seores.

Tcnicas experimentales para superar las barreras de comprensin

Ir contra las corrientas y ayudar a la gente a ver el Apocalipsis de una manera nueva y fresca, es un tremendo desafo pedaggico y sicolgico. Durante mis dcadas en esta tarea, a veces desesperado por lograr comunicarme mejor, algunos experimentos didcticos me han dado buenos resultados. Se me ha pedido informar sobre estas experiencias:

(1) Las tres herramientas son una tcnica pedaggica para provocar a la gente a analizar el texto cuidadosa y crticamente y, sobre todo, estar dispuestos a cambiar cuando el texto lo requiere. Este mtodo casi siempre agrada al pblico, los convence, los motiva a investigar y los dispone a cambiar de mentalidad -- un logro no pequeo!

Digo a los participantes que necesitarn tres herramientas para el cursillo, y saco primero una lupa, para examinar el texto con sumo cuidado. Una cosa es la lectura bblica, buscando textos que inspiran; eso es necesario y edificante pero inadecuado para comprender el mensaje bblico ms amplio y encontrar verdades doctrinales. Otra cosa es el estudio bblico, con la lupa, investigando con esmero y profundizando en el mensaje del texto inspirado.

Depsus levanto un borrador de pizarra. Para qu? Para borrar de nuestra mente toda idea que no aparezca bajo la lupa. Si estudiamos la Palabra de Dios, es para que nos transforme y cambie nuestras ideas. Jams querramos tener en la mente algo que no est en la Palabra. Entonces, tenemos que estar dispuestos a borrar, cuando sea necesario, He hallado que esto ayuda grandemente a la gente a comenzar a ser ms bblicos.

Finalmente, me pongo sobre la cabeza un par de audfonos, para sintonizar la voz de Dios. No estudiamos las escrituras slo para ser expertos en conocimiento bblico, sino para escuchar al Seor, ser discpulos fieles y obedecer su voluntad. No bastan la lupa y el borrdador; necesitamos audfonos espirituales. Este ltimo paso casi siempre termina de convencer a los que todava podran sentir reservas con la lupa y el borrador.

(2) La entrevista con Juan de Patmos. El problema ms difcil de superar es la miopa histrica de la gran mayora de las personas. Meras palabras pocas veces logran crear una conciencia histrica; hacen falta mtodos dramticos y atrevidos. Luch con esto por muchos aos. Una vez, tratando de cruzar una avenida en la ciudad de Mxico, me preguntaba cmo se sentira San Pablo si cruzara conmigo. Otra vez prend un televisor, y trataba mentalmente de explicarle a Juan de Patmos lo que estaba haciendo. Qu sorprendidos estaran ellos al conocer nuestro mundo moderno, o nosotros a insertarnos en el mundo de ellos.

Para tratar de comunicar esta brecha hisrica de tantos siglos, decid llevar a Juan mismo al escenario y realizar una conversacin con l. No era del todo nuevo, porque yo muchas veces conversaba con Juan en mi propia fantasa. Hice la entrevista pblica por primera vez con los menonitas de Guatemala. Puse una silla para Juan, anim a todos a "ver" al autor sentado ah (por supuesto, muy anciano y delgadsimo), y comenc a conversar con l. Esa vez una nia, la hija de nuestro querido amigo Mario Higueros, dijo en voz audible, "Papi, don Juan est loco, mir, est hablando con una silla!"

Le hago a Juan diferentes preguntas de la interpretacin de su libro, buscando en especial las que destacan las grandes diferencias entre el mundo de Juan y el nuestro. Cuando le pregunto si el caballo blanco simboliza el gran edificio blanco de las Naciones Unidas en Nueva York, Juan saca su mapa mundi y busca Nueva York -- en Europa! Y el caballo negro, sera el petroleo crudo, como dicen algunos? Cuando Juan no tiene idea de que es esa cosa de "petro-lo", le explico que es lo que l echa a su carro en la gasolinera. "Qu va", me contesta, "yo ando en burro y si le echo eso que tu me dices, seguro se me muere el burro". Cuando le pregunto si la marca de la bestia es una computadora, descubro que no tiene la menor idea de la corriente elctrica, mucho menos de una computadora. Por supuesto, el texto de Apocalipsis 13:18 tampoco dice nada de aparatos electrnicos.

La entrevista siempre sale distinta. A veces los participantes comienzan a hacerle preguntas al anciano autor. A veces Juan se aburre, y una que otra vez se me duerme. Otras veces Juan se molesta, hasta enojarse, por las interpretaciones que abusan de su texto; se va de su silla, y cerrando la puerta con fuerza (y quedo yo, "Hermano Juan, hermano Juan, no se nos vaya, Perdnanos"). Este ejercicio siempre ayuda a la gente a transportarse a travs de los siglos e insertarse en los tiempos del libro.,

(3) El bombardeo: Este consiste en interrogar al pasaje, asaltarlo con cunta pregunta que sea posible. Muchas veces perdemos el sentido del texto, o importantes aspectos de su significado, por no haberle planteado ms preguntas al texto. Entonces, en la pizarra, la computadora o una hola de papel, hacemos una lista de preguntas. Por el momento no debe preocuparnos lo acertada o no de cada pregunta, ni tampoco las posibles respuestas. Slo estamos interrogando al texto, en esperanzas de "obligarle" despus a rendir su sentido. El documento en la computadora puede llamarse "Apoc14v4 bomba" o algo parecido, segn el caso.

Hace falta una lectura agresiva e interrogativa del texto. Leer es examinar, cuestionar, buscar. Como Jacob luch con el ngel en Peniel, queremos luchar con el texto hasta que nos rinda su mensaje.

(4) Una nueva visin de las visiones: Ya que una gran parte del Apocalipsis, como de la literatura apocalptica en general, se compone de visiones, es importante entender las caractersticas de la comunicacin visual. Puede ayudar sealar algn cuadro o pinturas que est en el lugar de la reunin y comentar sobre la interpretacin de lo visto. Ayuda mucho compararlo con el caso frecuente en muchos crculos, cuando una persona ha tenido alguna visin y despus la describe con palabras para los dems, para que ellos vean tambin la visin. As tambin Juan vio visiones y despus las describe con palabras. Las palabras de Juan dibujan el cuadro, y el cuadro habla su mensaje. Es el cuadro que habla, ms que las palabras mismas, igual que la Guernica de Picaso o las pinturas de Guayasamn hablan como cuadros que son. Hay que vivir el cuadro.

Hay una gran diferencia entre una visin apocalptica y un orculo pagano. Llama la atencin que en las visiones de Juan, los verbos estn en tiempo pasado, no futuro. Una vez, alguien me dijo, "Verdad que la bestia va a marcar a todos con 666?" Yo tambin haba pensado as. Pero el texto no dice "marcar" sino "marc", o sea, en el momento cuando Juan haba visto esa visin. Somos nosotros que presuponemos que lo que la visin dice en tiempo pretrito es necesariamente futuro y literal en su cumplimiento. Pero Juan slo dijo que l lo haba visto as en su visin; interpretar esa visin como un acontecimiento literal futuro es un paso de interpretacin nuestra, no una revelacin inspirada por Dios.

Muchas de las visiones son claramente simblicas: los candeleros, el trono y los seres vivientes, la media hora de silencio, y otros. Ninguna de esas visiones predice tampoco un acontecimiento futuro. Por otra parte, Apocalipsis 19:11 dice que Juan vio el cielo abierto y un caballo blanco, el que lo montaba se llamaba el Verbo, y tena una espada en su boca. Aunque el texto no trae ningn trmino de comparacin (como si fuera un caballo blanco, parecia un caballo blanco), el caballo blanco es obviamente simblico: Cristo no vendr del cielo a caballo! Pero su venida es real (literal) y futura, aunque todos los verbos estn en tiempo pasado. Y parece que la espada que chupa simboliza su Palabra, no una espada literal en su boca.

Se nos ha enseado que la interpretacin literal es superior al simblico y que debe ser favorecido siempre que se pueda. Eso es lo contrario del gnero apocalptico, que se deleita en simbolismos. La prioridad debe ser siempre por el sentido fiel y exegtico, sea literal o simblico. De ah salen dos axiomas que nos liberan para entender mejor el Apocalipsis: (1) las visiones pueden ser literales, pero suelen tener mucho de simblico y deben entenderse literalmente slo cuando claras razones lo favorcen; (2) las visiones pueden referirse a realidades futuras (como la venida de Cristo), pero no son necesariamente futuras sino pueden ser mensajes teolgicos o espirituales (las trompetas y las copas probablemente simbolizan los juicios de Dios, llamando la gente al arrepentimiento).

(5) La exgesis sensorial del Apocalipsis: Ningn otro escrito del N.T. apela tanto a los sentidos de percepcin como el Apocalipsis. El libro brilla con el resplendor de oro y plata y una gran cantitdad de joyas. Muchsimos pasajes son visiones, que deben de activar nuestro sentido ptico y la imaginacin visual. Las visiones no deben simplemente explicarse, ni mucho menos traducirse de inmediato en equivalentes literales. Deben verse; las palabras del texto deben pintarnos un cuadro, y es el cuadro que nos comunicar fielmente su propio mensaje. Es cierto que hay algunos pasajes, derivados por mtodos alegricos de la literatura apocalptica de textos veterotestamentarios. cuyos vuelos alegricos los llegan ms all de lo visualizable e imaginable (p.ej. Ap 8:7, una lluvia de granizo, fuego y sangre). Pero son la excepcin. En realidad, el Apocalipsis es una verdadera galera de pinturas, una tras otra.

En el Apocalipsis suenan constantemente sonidos diversos -- trompetas, arpas, truenos, gritos angelicales, coros de millones de voces, cataratas de agua -- que deben resonar en nuestro oido y despertar el sentido acstico. Nada vale leer la palabra "trompeta" sin estar escuchando su pecular resonancia. Es poderoso el olfato en estas pginas: incienso (ahora me huele a rico perfume!), azufre (familiar a todos los que vivimos cerca de volcanes) y otros. Para el gusto de la boca, est el sabor agridulce del rollo que Juan tuvo que comer (10:10; para identificarme con Juan, trat una vez de masticar un poco de papel, y no era nada dulce en mi boca!), el mal sabor del vmito (3:16) y (unos pocos versculos despus!) el sabor anticipado de una buena cena (3:20). Est presente tambin el sentido del tacto, en frases como "puso su mano sobre m" o "tom el libro en sus manos".

Adems, este libro se presta en muchos pasajes para la dramatizacin, que comunica el mensaje por todos los sentidos a la vez. La escenificacin de la primera visin (1:9-20, ms 2:1-3:22) es bien sencilla, pero ayuda a vivir el texto. Ms amplia y rica es una representacin de la visin del trono (4:1-5:14) con una silla en el centro, veinticuatro sillas en un gran crculo alrededor del trono (los ancianos), quiz un nio o una persona pequea junto a cada pata del trono (los cuatro vivientes). Sobre la lectura corrida del pasaje, cada grupo lee los versculos que le corresponden (vivientes, ancianos, ellos dos juntos, y el coro celestial).

Mejor que cien comentarios para aclarar el significado de los dos testigos (11:3-13), es dramatizar ese relato y vivirlo casi como en carne propia. Entran los dos testigos y comienzan a soplar fuego y matar gente (11:5). Apagan las lluvias, cambian el agua en sangre (11:6), y matan por fuego a todos los que protestan., El piso de la sala se llena de cadveres (personas cadas al suelo). En eso entra la bestia, todo furiosa (11:7), paero ellos estn tranquilos y confiados, pues soplan fuego y ya han matado a muchos. Pero ahora les falla a ambos su fuego, y la bestia los mata (11:7). Entonces ellos dos tambin estn en el suelo, juntos con los que haban matado. Los impos hacen una tremenda fiesta sobre sus cdaveres, pero a los tres das ellos resucitan y la multitud da gloria a Dios.

En definitiva, tenemos que leer este libro con todos nuestros sentidos de percepcin y con toda la fuerza de nuestra imaginacin. No basta explicar el Apocalipsis. Lo ms importante es vivirlo.

(6) La hermenutica del restaurante: Una vez convers con un hermano que crea entender perfectamente todo el Apocalipsis. Le confes que haba detalles complicados que no me senta seguro de entenderlos, como por ejemplo los 144,000 vrgenes, "que no se han contaminado con mujeres" (14:4). "Eso es fcil", me replic; "La fundadora de nuestra iglesia lo explic; son los que no han fornicado con las siete mujeres malas del Antiguo Testamento". Sorprendido por su respuesta, contest diplomticamente, "Eso es una posible interpretacin, pero... ", a lo que el amigo se molesto y me corrigi, "No, no es una posible interpretacin, es la verdadera y no hay otras".

Sospecho que la mayora de los lectores del Apocalipsis tienden a optar inmediatamente por la primera interpretacin que se les ocurra, en vez de pensar en la gama de posibilidades que puede tener un texto difcil (los 144 mil vrgenes, los siete ngeles ante el trono, le jinete del caballo blanco). Pocos errores hacen tanto dao a la buena interpretacin; hay que romper ese vicio para que comience un buen proceso de lectura. He desarrollado el siguiente mtodo didctico para superar ese tipo de "mono-polio" o "unitarianismo:":

(a) Hacer un inventario de posibles interpretaciones (y hasta imposibles), para ver toda la gama de opciones. La lista puede formarse de las opiniones de los mismos alumnos, de lo que han odo en el pasado, de las Biblias comentadas que traen, de otros libros que consultan, etc. El inventario debe ser lo ms completo posible, como punto de partida del anlisis del texto.

Los 144 mil pueden ser las tribus de Israel (etnia juda), los judeo-cristianos, todos los cristianos, los mrtires, los testigos de Jehov, etc. Que ellos son vrgenes puede significar que son clibes (curas y monjes), que son esposos fieles, que no han practicado idolatra (adulterio espiritual), que son corderos ritualmente puros para el sacrificio, o que no se han fornicado con las sietes mujeres del Antiguo Testamento. El jinete del caballo blanco se ha interpretado de unas veinte maneras opuestas: como Anti-Cristo, o Cristo, como el evangelio en marcha, como la paz o la la guerra, como los partos del oriente, etc.

(b) Anlisis de los pro y contra de cada opcin, sobre todo de razones exegticas desde el mismo texto que favorecen o desfavorecen cada una de las interpretaciones propuestas. El mismo grupo debe buscar estas evidencias y razones de cada opcin.

(c) Debe seguir una valoracin exgetica y teolgica de cada interpretacin, a la luz de los pro y contra. Lo ms pedaggico es que el grupo las califica: primero eliminar las de nota "F" (falso), despus identificar las de nota "A" (acertado, se pueden dar por aceptados, a falta de nuevas evidencias), nota "B" (bien probable, pero no del todo seguro) y nota "C" (casi posible, a tomarse en cuenta como remota posibilidad). Se podra agregar tambin una "D" (dudoso, aunque aun no es "F").

Este ejercicio tiene dos ventajas. Primero, ensea a los participantes, despus de tomar en cuenta todas las posibilidades, a evaluarlas crticamente. Segundo, nos ensea a mantener nuestras interpretaciones e ideas con una escala de diferentes grados de certeza. No todas las opciones merecen la nota "A", pero tampoco deben descartarse las de menor certiumbre ("B" y "C"). Por ejemplo, personalmente estoy totalmente convencido de que el Cordero es Jesucristo (nota "A"), bastante convencido de que el caballo blanco simboliza el evangelio (quiz nota "B+"), pero nada seguro de mi interpretacin de los 144 mil vrrgenes (nota "C" o "C-"),

(d) Despus de todo ese trabajo exegtico, procedemos a escoger la mejor opcin, siempre con la calificacin y el nivel de certeza que le corresponda. Este paso siempre tendr algo de personal y subjetivo, en mayor o menor grade. Tambin la decisin debe quedar abierta a revisin futura, sobre todo en los niveles de "B" y "C".

(e) El ltimo paso es escuchar la voz de Dios en el texto y obedecer la Palabra estudiada.

Cuando uno va a un restaurante, sabe que va a encontrar un men variado; nadie ira a un restaurante que sirve slo arroz o slo zanahorias. Ante ese inventario de opciones del restaurante uno analiza los pro y contra: las costillas son deliciosas pero mucho colesterol, el pollo no porque com eso en el almuerzo, el pescado no me gusta, entonces pastas, qu ser, espagueti o lazaa? Bueno, tengo que optar, y escojo lazaa que me gusta un poco ms. La pido y me la como. As debe ser tambin el proceso de interpretacin.

Conclusin: El estudio bblico debe ser, y puede ser, una gran aventura, una fiesta espiritual, una vivencia ldica de conversacin con el Amigo. Por eso el Salmista se deleitaba en la ley de Yahv.

El estudio de la Palabra de Dios debe ser, y puede ser, un peregrinaje con el Dios de la Palabra. Es un peregrinaje que dura toda la vida, siempre descubriendo nuevas verdades de las escrituras.

Juan Stam, San Jos, C.R.

diciembre de 2003